Capitulo 1. | Trastornos mentales en adultos
‘Aunque los sintomas sugieren un trastorno de ansiedad, este diagnéstico
no se efectiia cuando la alteraci6n esté causada por un factor orgénico espe-
difico conocido.
EL VENDEDOR DE COCHES
Un vendedor de coches de 29 afios de edad fue remitido por su novia, enfer-
_ mera especializada en psiquiatria que sospechaba que podia estar padeciendo un
trastorno del estado de dnimo, aunque él se resistia a considerarse una persona «tris-
te». Segtin él, desde los 14 afios experimentaba de forma repetida ciclos alternati-
‘vos que calificaba como «buenos y malos momentos». En un «mal momento», que
por lo general duraba de 4a 7 dias, dormfa en exceso (10-14 horas diarias), se no-
taba falto de energia, confianza y motivacién, y, en sus propias palabras, «simple-
mente vegeto». Su estado de 4nimo solia cambiar de forma brusca, de tal forma
que una buena mafiana se levantaba con una gran dosis de autoconfianza, hiper-
actividad social, promiscuidad y agudizacién del pensamiento («Las cosas brillan.
en mi mente»), estado qye se prolongaba a lo largo de 3-4 dfas. En periodos asi so-
a excederse con el alcohol para disfrutar de sus efectos, aunque también para po-
der dormiz. En dcasiones,'los «biienos momentos» alcanzaban los 7-10 dias, aun-
que entonces desembocaban finalmente en ataques de irritabilidad y hostilidad,
que solfan anunciar la transici6n a otro perfodo de dias «malos». Admitia el con-
sumo frecuente de marihuana, segtin él como ayuda para «adaptarse» a la rutina
diaria.
En la escuela los sobresalientes y notables alternaban con suficientes e insufi-
cientes, de tal forma que el paciente era considerado como un estudiante brillante
cuyo rendimiento resultaba globalmente mediocre debido a un «grado de motiva-
cién inestable». Como vendedor de coches su rendimiento resultaba igualmente
irregular, de tal modo que los dias «buenos» compensaban los dias «malos»; aun-
que en ocasiones durante los dias «buenos» discutia demasiado con los clientes y
| perdia ventas que parecfan seguras. A pesar de que en muchos circulos sociales se
le consideraba una persona encantadora, cuando se mostraba hostil e irritable sa-
+ caba de quicio a sus amigos. De forma tipica, en los periodos «malos» se le acu-
' mulaban las obligaciones sociales, aunque luego, el primer dia de un periodo
«bueno», las despachaba todas de golpe.
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