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AQUEL 68. LAS MOVILIZACIONES ESTUDIANTILES EN LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA' ALBERTO CARRILLO-LINARES Universidad de Sevilla 4. INTRODUCCION Aquel 68 fue el afio de los estudiantes contestatarios que juga- ron a proponer una revolucién. En numerosos paises se vivieron fuer- tes convulsiones sociales provocadas por el enfrentamiento entre jé6- venes universitarios y los diversos gobiernos. Los choques fueron tan duros, tan amplios y tan sincrénicos que hubo quien creyé ver una conspiraci6n internacional’, Si el 68 simbolizo algo fue la actitud criti- ca ante lo dado, las exigencias de liberacién en cualquiera de sus formas (sociales, sexuales, politicas, cientificas, raciales, nacionalis- tas, etc.) que inspiraron buena parte de estos movimientos sociales (ecologismo, pacifismo, feminismo, etc.). Aquel complejo sistema de valores, marcadamente enfrentado con el de sus progenitores, no nacié en 1968 sino que, mas bien, en este afio salieron a la superficie algunas de las corrientes politicas y filoséficas que se habian ido El presente articulo forma parte de una investigacién en curso por lo que las afirmaciones vertidas en el mismo deben entenderse como provisionales y, por supuasto, siempre sujetas a la correspondiente critica y revision. Se detectaron movilizaciones estuciantiles en EEUU, Brasil, México, Japén, India, Portugal, Francia, Espafia, Gran Brelafa, Holanda, Repiblica Federal Alemana, lala, etc. 446 ALBERTO CARRILLO-LINARES gestando desde los primeros afios 60 y que dieron sentido tedrico a la insatisfacci6n vital de muchos de aquellos inquietos jévenes. Creemos que cometeriamos un error interpretativo si analizase- mos el 68 de una manera global y uniforme. En realidad no hay un 68 sino muchus 68, pero impregnados la mayoria de ellos de una per- cepcién basica comtn, producto de las corrientes culturales, sociales y politicas propias de los 60. Las causas explicativas de cada uno de los 68 eran especificas, porque los objetivos asi lo eran; igualmente especifica era la coyuntura nacional en la que tienen lugar los diferen- tes acontecimientos. Pero sin duda, una coincidencia de este grado y naturaleza debia obedecer a estimulos generales similares. Por ello, entendemos que seria un desacierto considerar, historicamente, toda la crisis que tuvo en 1968 su expresién mas depurada como un mero. accidente en la historia, de la misma manera que referirse a una conspiracién internacional es construir sobre absurdos®. Parece claro que los acontecimientos del 68, como punta de iceberg, se inscriben en una corriente mucho mas amplia, caracteristi- ca de las décadas de los 60 y 70. Un primer elemento es coincidente en demasiados de estos movimientos sociales reivindicativos como para que se obvie: la juventud‘. Esta adquiere un protagonismo > Por ejempio, el diario Ef Correo de Andalucia (en adelante, ECA) se hacia eco de esa supuesta ‘conspiracién intemacionalsta de estudiantes que orquestaba el fin del sistema capitalisa, En esta linea informa sobre un documento descubierto en Francia en el que se recogen los planes de accién de los estudiantes. Asegura que existen dos tipos de organizaciones, los flosoviéticos y los guevaristas (maoistas) [sic], siendo éstos diltimos los «més numerosos en cuanto a simpatizantes y miltanies y, sobre todo, poseen la organizacién més intemacionalizads, mejor organizada y la que cuenta con mayores fuentes de financiacié». Mientras que los guevaristas de toda Europa (6 delegados eesparioles) se habrian reunido en Bolonia (Ital), los pro soviéticos lo hicieron en Bélgica, Las acciones {que coordinaban consistian, segiin el citado informe, en marchas pacifistas que procurar&n «incorporar 2 todos fos ingenuos»; «ocupacién de edifcios universitarios, centos oficiales y centros neurélgicos en |as poblaciones». En Espafia, la ocupacin de edificios «debe limitarse este afo-prosigue el lexto- a los. ‘meramente universitarios». Por si no quedara claro, y tratando de disuadir a incrédulos, e! informe teferido por el diario sevilano asegura que slos que van a ser verdaderos cabezas de los movimientos. estudiantiles -y que nunca aparecerdn como lideres de los mismos- han asistido en Cuba a un curso de preparacién revolucionaria celebrado en la denominada «Escuela de guerilaso». Cit, ECA, 18-X-1968, Pp. 6 y 20. ABC reproducia igualmente, con un mayor margen de interpretacin y tipogralia mas destacada, ef cilado documento, al tiempo que deslacaba que el mismo dejaba «clara que los movimientos estudiantes no tienen su raiz en cuestiones puramente universtarias y que éstas son tomadas como base de campaiias de subversiSn politica». ABO, 18-X-68, p. 43 (lodas las referencias futuras a este diario se refieren ala edicién de Andalucia). Que las reuniones de estudiantes exislian es indudable como podremos comprobar (si no éstas, olras); que las movilizaciones habidas en aquellos momentos responcieran a la estimulacion y direccién de las mismas es algo sustancialmente diferente ue no tiene ningin tipo de relacién con la realidad. * Para el viejo Profesor el problema universitario se inscribia en uno de mayores proporciones que englobaba a la juventud como grupo social. A partir de aquf electia una interpretacion tajanle, en AQUEL 68. LAS MOVILIZACIONES ESTUDIANTILES... 447 -como sujeto colectivo con unas particularidades generacionales es- Pecificas- indudable durante buena parte de aquellas décadas, papel que desaparecera considerablemente durante las siguientes. Y preci- samos un poco mas: los componentes politicos impresos en este sector social, claramente marcados, lo convirtieron en una fuerza de choque de primer orden. De ahi que se vislumbre claramente la politizacién, en sentido amplio, de los movimientos sociales en los que la juventud tiene participacién. Si a todo ello le unimos los carac- teres urbanos que definen a la mayorfa de éstos, localizados princi- palmente en paises industrializados, los puntos de unién se empiezan a percibir mas nitidamente. Y en el caso que nos ocupa, los movi- mientos estudiantiles, la variable cultural, adquiere especial relevan- cia, al ser movilizaciones engendradas directamente en los espacios universitarios, en algunas de las Universidades mas importantes de los diferentes paises. Hablamos de respuestas sociales de hijos des- contentos de clases medias, sin problemas de subsistencia y con niveles de instruccién superiores. Los componentes culturales y filo- s6ficos, en estrecha vinculacién con determinadas opciones politicas, vinieron a ser fuentes de inspiracién y estimulantes intelectuales en la agitacién del 685. La intercomunicacién extremadamente rapida, propia de las so- ciedades desarrolladas en las que tienen lugar estos sucesos, sirvid como vehiculo a través del cual se ten/a cierto conocimiento de los sucesos acaecidos en los diferentes puntos del Globo®. Esta fluida comunicacién pudo estimular, al menos en parte, muchos de aquellos levantamientos al mostrar, en términos posibilistas, lo que hasta en- \érminos de lucha de clases, sobre el problema universitaro: «A mi juci, -escribe- la protesta de los. estudiantes -protesta précticamente universal- es un elemento més en el contexto de la protesta juvenil, e intenlar separar ambas cosas no parece admisible, en cuanto los molivos de la protesta no son ~académicos, sino sociales, en el sentido de ser las contradicciones de la sociedad actual en su conjunto Jas que generan la protesta y no sélo un sector de ella». TIERNO GALVAN, E. La rebelién juvenil y ef problema en la Universidad, Madrid, Seminarios y Ediciones, 1972, pp. 11-12 y passim. A nuestro entender las variables explicativas de estos movimientos sociales son algo mis complejas y no tan fineales. + Sobre esta cuestiin puede consultarse Omer De Lucia, D. «Mayo de 1968: Las palabras y el poder» en ‘htpy/weww.herramienta.com.ar/7/7-4.hini, donde se muestra la profunda raigambre filosdfica y lingUisti- ca que subyacia bajo algunos de los padres espirtvales del 68, © Daniel Cohn-Bendit, lider estudiantil en los acontecimientos del Mayo francés de 1968, dejé clara esta vineulacién: «En 1968 el planeta se inflamé, Parecia que surgia una consigna universal. Tanto en Paris ‘como en Berlin, en Roma 0 en Turin, la calle y los adoquines se convirlieron en simbolos de una

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