Carta Semanal nº 278
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del Comité Central del POSI - Del 5 al 11 de julio de 2010
Contra la organización de la derrota
¡Huelga general por la retirada del Plan de Ajuste y de todas las contrarreformas!
L
os dirigentes de UGT y CCOO han
decidido, finalmente, convocar
huelga general para el 29 de sep-
tiembre. La convocatoria coincide con la
“jornada europea” convocada por la CES,
por un “reparto equitativo” de las conse-
cuencias de la crisis.
A nadie se le oculta que, en buena me-
dida, es una convocatoria forzada por las
circunstancias, y que Toxo y Méndez se
han resistido durante meses a llegar a con-
vocarla. Incluso, cuando a comienzos de
junio el Consejo Confederal de CCOO y
el Comité Confederal de UGT aprobaron
mandatar a las correspondientes comi-
siones ejecutivas para convocarla, se han
mantenido en las conversaciones del diá-
logo social sobre reforma laboral, permi-
tiendo al gobierno ganar tiempo, hacien-
do imposible la convocatoria en junio y
aplazando todo a septiembre.
Ahora hay una convocatoria, pero
¿cómo pueden preparar la huelga general
si fuerzan a los trabajadores del Metro
de Madrid a que den marcha atrás, a que
desorganicen su huelga? Así no se prepa-
ra una huelga general. Se ha dejado que
los empleados públicos se estrellaran en
solitario en la huelga del 8 de junio, se va
a dejar pasar todo el verano permitiendo
que la contrarreforma se tramite como
ley, e incluso se empeore, en las Cortes. Y
que los recortes de pensiones propuestos
por el gobierno se vayan discutiendo sin
sobresaltos en la comisión parlamentaria
del Pacto de Toledo.
Por este camino se prepara una derrota.
Y sin embargo, los trabajadores, el movi-
miento obrero y sus organizaciones se la
juegan en la lucha por la huelga general.
Y los militantes de la IV Internacional te-
nemos el compromiso de luchar con todas
nuestras fuerzas por el éxito de la huelga,
aunque, evidentemente, no somos respon-
sables de que triunfe o fracase.
Hace falta una Huelga General
La situación de la clase trabajadora y la
ofensiva del capital, no sólo para hacer
que los trabajadores paguen la crisis, sino
para acabar con la mayoría de las conquis-
tas arrancadas por el movimiento obrero,
exige una respuesta del movimiento obre-
ro y de sus organizaciones.
No se trata sólo de la contrarreforma
laboral (que ya por sí sola merecería un
huelga general), sino del conjunto del
Plan de Ajuste, el recorte de pensiones, la
rebaja de salarios de los empleados públi-
cos, el recorte de inversiones públicas y
de los propios servicios públicos, la olea-
da de despidos...
Los capitalistas, sus organismos inter-
nacionales (FMI, Unión Europea, Banco
Central Europeo...) y sus portavoces tie-
nen un programa claro. Para ellos, los tra-
bajadores vivían “por encima de sus posi-
bilidades”, y se trata, por tanto, de rebajar
sus salarios, tanto directos como diferi-
dos. Una espiral que, a su vez, alimenta la
crisis y lleva a un mayor empobrecimien-
to de los trabajadores. Basta con ver lo
que el FMI hizo con Latinoamérica y con
África para ver a dónde quieren llevarnos.
Y a dónde nos llevarán si el movimiento
obrero y sus organizaciones no responden
de manera firme y unida. Al hundimiento
de la sociedad y de las propias bases de la
convivencia.
Por tanto, la Huelga General es nece-
saria, pero sólo puede triunfar si se pre-
para, políticamente, sobre todo (y no sólo
desde el punto de vista “técnico”) sobre
bases claras y firmes. Y la huelga general
es posible. Basta con ver el ejemplo de la
huelga del Metro de Madrid.
El futuro de las organizaciones
está en juego
Los dirigentes de UGT y CCOO han apo-
yado durante meses a la política del Go-
bierno y de la Unión Europea. Aplaudie-
ron el despilfarro de miles de millones de
fondos públicos en ayudas a los banqueros,
base del déficit y la deuda pública que aho-
ra quieren que paguemos los trabajadores.
Permanecieron impasibles ante el drama
de millones de despidos, aprobaron cientos
de ERE, se amodorraron en las mesas del
“diálogo social”. En cierta medida, tienen
razón los compañeros que dicen que la
convocatoria de huelga llega tarde.
Sin embargo, y a pesar de la política de
los dirigentes, para el capital la existen-
aCorrespondencia Internacional nº 3 -
junio de 2010
aLa Verdad nº 67 - junio 2010
aCombate Socialista “Octubre 1934”
cia de organizaciones obreras es un grave
inconveniente. No en vano, durante, 150
años, cada vez que han podido, han prohi-
bido o disuelto los sindicatos o han trata-
do de desnaturalizarlos, integrándolos en
el aparato de estado. Ahora, para ellos, la
convocatoria de huelga general, que pue-
de levantar a todo el movimiento obrero,
es un claro peligro. Y de ahí la furibunda
campaña contra los sindicatos, sus cua-
dros y sus dirigentes, en la que todo vale,
desde la calumnia y la mentira a la falsi-
ficación de documentos. Buscan una vic-
toria como la de la señora Thatcher contra
los sindicatos británicos en los años 1980.
Victoria que se apoyó en el aislamiento en
que los dirigentes sindicales dejaron a los
mineros en huelga. Como hoy se deja a
los trabajadores del Metro de Madrid, a
quienes, además, desde las direcciones de
UGT y CCOO se presiona para que acep-
ten unos servicios “mínimos” que impi-
den que la huelga sea efectiva (¿qué tra-
bajador va a dejar que le quiten 200 euros
de su nómina por hacer huelga, mientras
que los trenes circulan? ¿cómo puede ha-
ber, sobre esas bases, una paralización del
metro el 29 de septiembre?)
Muchos sectores, incluso de la propia
burocracia sindical, son conscientes de
que el propio futuro de las organizaciones
está en peligro. De que, en cierta medida,
en el éxito o fracaso de la huelga del 29 de
septiembre se la juegan. Una derrota de
la huelga no sólo envalentonaría a nues-
tros enemigos de clase y abriría el paso a
nuevos ataques. También desmoralizaría
a muchos militantes y cuadros sindicales.
Por eso se ven obligados a prepararla y a
que tenga la mayor repercusión posible.
Para defender a nuestra clase y a sus or-
ganizaciones hay que trabajar por el pleno
éxito de la huelga general del 29 de sep-
tiembre. Pero para eso, uno de los princi-
pales obstáculos ha sido y es la política
seguida hasta ahora por los dirigentes de
CCOO y UGT, a quienes ningún trabaja-
dor ha elegido para que negocien recor-
tes de derechos, para que nos encaminen
a un fracaso de la Huelga General. Una
política que hoy pone en peligro la propia
existencia de los sindicatos.
 Hay que romper con la política
de diálogo social, exigir
la retirada del Plan de Ajuste
Cuando se preparaba la huelga de em-
pleados públicos del 8 de junio, muchos
de los convocados a la huelga se pre-
guntaban cómo era posible llamarles a
la movilización y seguir sentados con el
Gobierno en las negociaciones sobre la
reforma laboral, cuando, además, todo el
mundo sabía que el Gobierno iba a apli-
car su contrarreforma, dictada por Bruse-
las, con acuerdo o sin acuerdo, y cuándo
ese mismo gobierno con el que “nego-
ciaban” acababa de romper el acuerdo de
función pública firmado con esos mis-
mos sindicatos.
No puede hacerse una huelga para que
el Gobierno vuelva al diálogo social, es
decir, para que los sindicatos vuelvan a
sentarse a negociar cómo recortar los de-
rechos de los trabajadores. No puede ha-
cerse una huelga general para defender a
la Unión Europea y su “verdadera política
social”, que circunstancialmente habrían
traicionado sus actuales dirigentes. La
Unión Europea aparece ahora ante cien-
tos de miles de trabajadores como la res-
ponsable de todos los ataques y todos los
recortes. El diálogo social ha demostrado
que sólo sirve para amarrar a los sindica-
tos para pactar (o facilitar, o dejar pasar)
los recortes.
La Huelga General sólo puede prepa-
rarse sobre la base de un programa cla-
ro. Sólo es posible sobre la exigencia de
retirada del Plan de Ajuste impuesto por
el FMI.
Los cuadros y dirigentes que quieren
trabajar por el éxito de la huelga general
del 29 de septiembre tropiezan con la pro-
pia política impuesta a los sindicatos por
la línea de integración en la aplicación de
las políticas de la Unión Europea, la línea
de diálogo social.
Agruparnos por la victoria
de la Huelga General
Estas reflexiones, que están en la mente y
la conciencia de miles de trabajadores y
de cuadros sindicales, han de convertirse
en una acción práctica. Hay que organizar
en todas partes encuentros y reuniones
para discutir cómo convertirlas en acción
práctica.
Lo que plantea un problema político de
primer orden: el movimiento político de
ruptura con la Unión Europea no puede
hacerse realidad sin trabajar por un agru-
pamiento político que le dé forma organi-
zada. Trabajar por él tiene que ser una de
las cuestiones a integrar en esas reunio-
nes.

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cional está a vuestra disposición.
Recoge en primer término una Declaración del Secretariado Inter-
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pa y la aguda crisis que recorre la Unión Europea, un artículo
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Finalmente, junto con un repaso a la prensa obrera internacional
y unas notas recomendando libros marxístas de interés, cierra la
revista una crónica sobre la huelga que llevan los trabajadores
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cripción en nuestra Web, o pídela por correo electrónico. Infórmate
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res tienen que forzar la retirada del proyecto, la derogación del decreto ley.
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