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carituto | 13 Carl Rogers y la perspectiva centrada en la persona Cort Rogers ha ejercido una influencia indeleble sobre la psicologia y la psico- ferapia, asi como sobre la educaci6n. A él se deben la ceacién y a promocion de ia terapia centrada en la persona, la puesta en marcha del movimiento de fos grupos ce encueato, a funcacién —junto con otros eminent psicdlogos— de Tz paologia humanisa por iltimo, la dreccia de ls primeros grupos centre Gh eae persona dedicat ala resolucién de coafictos politicos intezacionals. ‘Slo largo de su vida profesional, aun cuando sus intereses se enriquecieron al exenderse no solo ala psicoterapa individual y la terapia de grupo, sino am bign alos sistemas educativos, sociales y gubemamentales, os conceptos fil shfcos de Rogers siempre conservaron el optimismo y el humanismo que fos caracterizé desde el principio. No concuerdo con la idea, por demds generalizada, de que el hombre es una criatura esencialmente irracional cuyos impulsos, si no son controlados, prove carfun la destroccién de los demés y de s{ mismo. La conducta del hombre es cx- quisitamente eacional, pues, 2 efecto de alcanzar los objetivos que se plantea sit organismo, procede con un orden y una sutileza de gran complejidad. Nuestra tragedia consiete en que auestros mecanismos defensivos nos impiden apreciar testa racionalidad en su verdadera magnitud, de tal forma que, en el plano cons- cente, tomtamos una direccidn muy diferente dela que nos obligan a seguir las cexigencias del orgarismo. (1969, p. 29) Decidido a no permitir que la popularidad y la aceptacidn de sus primeras obras Par todos sori ovidente que, Emitaran sus inveseigaciones ulreriores, Rogers munca cesé de modificar sus ideas y sels mplcacones de o> ns métodos. Annque invitaba a otros a que probasen sus afirmaciones, nunca _ coreeptes que ha arsertado fomd seriamente la empresa de formar una “cocriente rogeriana”, la cual no ha- ‘Svan baa de ser Bria hecho sino imitar 0 reproducir sus descubrimientos. Fuera del Ambito dela humano, cuando fireiona psicologfa formal, su obra ha sido, para decirlo con las palabras del propio Ro- _Ubremente, e constructive y es, “uno de los faccores que contribuyeron a cambiar los conceptos del lide- dias de cofanza. (Rogen, fargo industrial (y hasta militar), de la prictica del trabajo social, de enfermeria '%49:P-290) y de la misién reigiosa [...] Incluso, ha modificado las ideas de los estudiantes de teologia y filosofia” (19742, p. 118). Lo que para mi comenzé en la década ce 1930 como una forma cambiante pero supuestamente aceptada de ofrecer terapins a las personas, se articuld de mane- ra torpe como creacién mia en la década siguiente (...] Cabria afirmar que fue tuna “técnica” para brindar asesoria lo que se convirti6 en una forma de aplicar la psicotcrapia. Esto, a su vez, dio lugar a una teoria dela terapia y de la perso nalidad, la eval proporcions unas hipstesis que generaron ramas de invest gacion totalmente nuevas. Acrualmente, se extiende a la esfera de la educacién como un método para favorecer el aprendizaje en todos los niveles. Se trata de tuna forma de realizar experiencias grapales intensivas que ha ejercido cierta in fluencia sobre la reoria de la dinémica de grupos. (1970) Durante la década de 1970 y los primeros anos de la de 1980, los intereses de FRogers sc desplazaron de la terapia con los clicntes a una participaci6n interna- ISjonal en la formacién de equipos y en el fomento de las comunidades de gran SScala, También profundizo —con la consecuente adopcién de una zcritud mas olerante— en las expericacias espirituales y misticas. Su empefio en enriquecer 414 _Teorias de la personalidad Ura seal dela represién suit gues ejeice ena esera familiares que tes de ses hos contrajeon eera etemscsl en agin periods ce su vi, (Ropers, 1967, p. 352), sus ideas, aunado a su fe en la capacidad de las personas para ayudarse a sf ‘mas, sigue influyendo en las actividades de los asesores y los psicbloges de 2 ‘el mundo (Caspary, 1991; Macy, 1987). Biografia Carl Rogers, el cuarto de seis hermanos, naci6 el 8 de febrero de 1902 ea G Park, Inois, en el seno de una familia protestante fandamentalista y préspe ‘Su infancia se vio restringida por las ideas y las actitudes de sus padres, as{ com por la forma en que interpretaba el pequefio Rogers dichas ideas: Creo que, de manera esquemitica, la actirad hacia las personat ajenas a nucst tnumeress familia puede resumirse en los siguientes terminos: los demés conducen de formas que, por cuestionables, no son aprobadas por la farm ‘Muchos juegan carts, van al cine, fuman, bailan, been y realizan otras active dlades, a veces inconfesables. Por tal razén, lo mejor es ser tolerante —pues ro sepan lo que hacen—, no intimar con ellos y limitarse a convivir con la milia, (1973a, p. 3) Rogers fue un nif introvertido y un alumno dotado que amaba los libros. Si embargo, no era agresivo, detestaby los deportes y su infanca fine més bien solita fia. “Todo lo gue hoy considerarfa como una relacidn personal estrecha y co nicativa me faltaba por completo en aquellos afios” (1973a, p. 4). Para protcgeg! aiin més 2 sus hijos de “la corruptora influencia de la ciudad y les suburbi (Kirschenbaum, 1980, p. 10), los padres de Rogers se mudaroa a una gt ‘ercarta a Glen Ellyn, Illinois, cuando cursabse el bachillerato. Su desempeiio aca démico siguid siendo destacado; fue entonces cuando comenzé a interesarse indispensable para sentirnos dignos de ser queridos. En la medida en que estas actitades y accio- nes sean forzadas, conformarin éreas de incongruencia personal. En casos extre~ ‘ms, las condiciones de valor se caracterizan por la idea de que “he de ser amado ‘© respetado por quienquiera gue me conozea”. Las condiciones de valor gene- ran una contradicciGn entre el sef'y el concepto de si mismo. Por ejemplo, si se nos dics lo siguiente: “Debes querer a mm nucva herma- rita; si no, papi y mami no te quersan”, el mensaje cs que se debea negar 0 re~ primir cualesquier sentimicntos negativos pero auténticos que se alienten hacia Ie hermana, Sélo cuando el nifio logra ocuitar sa mala voluntad, el deseo de las- timarla y los celox normales, el padre y la madre seguirén amindolo Si se confie= san dichos sentimientos, se corre el riesgo de perder el amor de los padres. Una posible sclucidn (la cual da origen a una condicién de valor) consiste en negar tales sentimientos siempre que amenacen con manifestarse, es decis, bloquear su acceso a la conciencia, Esto implica la posibilidad de que esos sentimientos, en virrud de que deben aflorar de alguna forma, encuentren tna expresién inapro- piada. Se puede comenzar por responder de formas como las signientes: “En yerdad que amo a mi hemnana; la abrazo hasta que grits”, 0 “Mi pic se desliz6 Idcbajo del suyo; por eso tropez6”, o el mis universal: “iElla empezé!”. ‘Atin recuerdo la alegria de mi hermano mayor cuando se le dio la oportu- ‘nidad de golpearme por algo que yo habia hecho. Mi madre, mi hermano y yo ‘905 horrorizames por su violencia, Al reconstrair el incidente, mi hermano rc cuerda que no tenia nada en particular contra mi, pero habia interpretado la ibn como una oportunidad inmejorable para desahogar toda la mala volun- ‘que habie acumulado mientras cuviera permiso. Segrin Rogers, reconocer y expresar estos sentimientos es mucho més sano que negarlos 0 repudiarlos. El crecimiento de la falsa imagen personal. Cuando el nifio madura, el pro- ma puede persist. Se impide el crecimiento en la medida en que fa persona los datos que difieren de un concepto propio “agradable” pero falso. Para gantener une autoimagen fasa, la persona sigue distorsionando las expericncias: Capitulo 13. Cart Rogers y la perspectiva ceneraca en ta persona 427 Me siento satisfecho ya mis anchas cuando puedo dejar pasar loz hochos @ permiime pensar aque alguien me quiere, me acepta. me admira ome valor [en] Esta: ura tares que me ta esultado my aici. (Reyes, 19800, p. 19) 428 _Teorias de la personalidad ‘Quisiera propane ..] que ta barrera mis grande que se opone ‘la comunicadién satisfactora ‘entre personas es a tendercia natural» jgar, evar, & Gesaprobar 0 aprobar too ‘cuanto sie el oro Indvidua 0 et ‘tre supe. (Rogers, 19520) cuanto mis grande es la distorsién, tanto mayor la posibilidad de comecer 15 y Gausar nucyos problemas. Las conductas, los exores y la confusién g sakan son manifestaciones de las distorsiones originales. La situaci¢n se alimenta de si misma. Cada experiencia de incongen reel yo y la realidad se traduce en un desequilibrio cada vez. mayor, lo vez conduce ala adopeidn de mis mecanismos de defense, en lo que ¢ ‘muevas experiencias y se da lagar a nuevas ocasiones de incongruencia. En ocasiones, las maniobras defensivas no funcionan. La persona se: cata de las flagrantes contradicciones ensre las conductas ls ideas. Los tacos son painico, angustia crGnica, aislamiento y hasta psicosis. Rogers obs ue, con frecuencia, cl comporcamiento psicdtico parece expresar un aspS otrora negado de la experiencia individual. Perry (1974) confirma lo anteris presenta prucbas de que el episodio psicético es un intento desesperado 4 personalidad por recobrar el equilbrio y satisfacer las necesidadesinteraas f tradus, La terapia centrada en el cliente se esfuerza por establecer una atmé fn lz que puedan hacerse a un lado las condiciones de valor perjudiciales, modo que las fucrzas benéficas, las cuales Rogers considera inherentes a lap sona, recuperen su dominio original. Estructura Rogers no presta atencién particular 2 la importancia del cuerpo. Pars ‘con sus propias palabras, “mi formacion (aludiendo 2 la dureza de su educacié no fu la més favorable como para hacerme especialmente libre en este do” (1970, p. 58). Aun en sus propios grupos de encuentro, no promovié: favorecié el contacto fsico 0 el trabajo directo con la expresién fisica, al mend hhasta muchos afios después. Relaciones sociales ara Rogers, las relaciones desempefian un papel fundamental. Los primeros 20s brindan apoyo y congruencia 0, por el contrario, generan condiciones de valor y constriccién de la personalidad. En las etapas posteriores, las relacioy rescablece la congruencia o fa disminayen. El trato con Jos demas es crucial para desarrollar Ia concienci y la capacidad de un grado clevado de congruencia. Las relaciones son necesarias para conocer el self. Rogers sostiene que las relaciones permiten al individuo descubrir, develar, experimentar 0 encontraq, todo ello de manera directa, su self real. Nuestra personalidad se torna visible @ aestrs oj0s w aravés de la relacion com las demas. En la verapia, en los grupos dé ‘encuentro y en les interacciones cotidianas, la recroalimentacién de los demas re~ presenta oportanidades para experimentarnos a nosotros mismos. Para Rogers, las relaciones constituyen las mejores ocasiones para desenvol ‘vemos de maners plena, en armonia con el ef, el projimo y el entcrne. Por medio de las relaciones satisfacemos nuestras necesidades orgénicas hésicas. El desea. eed tee EY attics cecoerirtiitece re || Capitulo 13. Cart Rogers y la perspectna centraca en ta persona 429 de plenitud motiva a los seres humanos a invertir energfas increfles en las relacioncs, aun en aquellas que, a primera vista, no parecer‘an adecuadas 0 s2- disfacrorias Matrimonio. Esta cs una relacién especial, puede durar muchos afios, es in- tensa y encierra la posibilidad de un crecimiento y un desarwollo sostenidos. Segiin Rogers, el matrimonio se nig por las misma leyes generals que g0- bicrnan los grupos de cncucntio, la terapia y otras relaciones. Los matrimonios cexitoros son aquellos que se componen de parejas congruentes, con menos con- dicioncs de valor y que aceptan genuinamente alos demas. Cuando se recurre al tnatrimonio para sosencr la ineongrucacia o reforzar tendencias defensivas, re sulta menos sutsfactorio y mis propenso al fracas. Las conchasiones de Rogers en torno a ls relaciones intimas de largo plazo, ‘como el matrimonio, se basan en cvatro elementos bisicos: compromiso conti tuo, expresidn de las emociones, rechazo de los papeles especficos y capacidad para compartir la propia vida interior. Cada uno de estos elementos se plantea Como un ideal al que sc ha tender a fin de aleanzar tna relacién duradera, bené- fica y significative. Porseverancia en el compromise. Cada cényuge ha de ver “la sociedad matrimo- Trial como un proceso continuo, no como un contrato, ‘Todo lo que se hace tie- ‘ne como fin la satisfaccién tanto personal como muia”. Rogers propone que formulemos este compromiso cn los siguientes términos: “Ambos nos compro metemos a colaborar en cl proceso cambiante de nuestra relacién actual, pues “deseamos que crezca en virrad de que enriquece nuestro amor y nuestras vidas” (1972, p. 201). Toda relacién implica trabajo, un trabajo dirigido a conseguii os objetivos tanto personales como de la pare. omunicacion, 0 expresin de las emociones, Rogers insiste en una comunicacién icrta y plena: Me arrieagaré a realizar un esfuerzo continuo por comunicar cualquier sentir persistente, ya sca acgativo o positivo, a mi pareja —en la medica en que mi ca- ppacidad me permita comprenderlo— como si se tratara de una parte viva de En seguida, correré cl riexgo de eratar de entender, con toda la empatia que me ‘se posible reunig, la respuests de mi pareja, y2 ea que se exprese de manera ac satoria y critica 0 solidaria y reveladora de sus propios seatimicntos, (1972, p.204) ea thbbbelootpeitibaes fae nt | Ea comunicacidn se compone de dos etapas igualmente importantes: la prime- ‘consiste cn expresar la emoién; la segunda, en mostrarse sensible y tratar de Ia respuesta de la otra parte. Lo anterior no significa que Rogers pugne por un mero desahiogo de kis jones cmocionales. Mis bien, sc trata de que reparemos en los efectos que cen la otra parte la expresidn de nuestras emociones. De igual forma, de- prestar atencin a las emociones mismas, lo cual es mucho mis dificil que Jementc “desahogar la tensién” © conducirse de manera “honesta y abier- = Ambas partes deben estar dispuestas correr los riesgos que entraiia tal em= sa: rechazo, situaciones equivocas, seasibilidades heridas y retribucion. Todos nuestros problemas, ace tun sabio, se deden a que 20 podemos exter slot, y qué buare que asi se. Deberros adguier la capacied de estar solos, pues de ota forma nes concerames a ser vctinas. Sin ‘embargo, cuando poderos estar 400s, descubrimes que (0 ico ‘que queda per hacer es iiear tna nueva relacin can otro, © Inluso el miso, ser hurr, (ue las perconssdeban regnarse a yr separecas, como postes telegrifcs, es una mentira. 0 FH. Lawrence, 1960, pp. 114-15) 2No-e«l matrimonio un cuestion fo resuelta cuando se ata, ome ae ha vonido hacionds| este et principio de cs tempos, ‘que quones feeman part de ex Trstitucée deseen aie y que ‘quienes se encuentran fuera de ‘lls quideran entrar? Raled ‘aldo Emerson, 1803-1882) 430 _Teorias de la personalidad No obstante, si soma resimonto ‘conscientes, podrems escuchar {os “gritos stenciosos" de las ‘onccones nogaéas rzorar.on las mures de toca as aay los pasilos de toch las Usiveridades ¥ 5 somos lo suficentemente sensbies, pedromes escuchar las Pensamientos e Keas ceatves ‘ue a menuco se oriinany se fexpresan en la manifesacin abierta Ge mustras emociones. (ope, 19720. p. 285) Rechaze de lor papeler. Son muchos los problemas que genera tratar de Jas expectativas de os otros en vez de plantearse metas propias. “Vivi base en nucstras propias decisiones, com las percepciones orgénicas mis das de las que seamos capaces; pero no permitiremos que nos gobic deseos, las reglas y los papeles que otwos quieran imponernos® (1972, p. Rogers explica que muchas parejas enfrentan tensiones intolerables en fuerzos por vivir de acuerdo con imégenes inapcopiadas que los padres sociedad intentan imbuirles. Un matrimonio lleno de expectativas ¢ i poco realstas no puede aspirar a la estabilidad ni, mucho menos, a las pensas que aguardan a las parsjas que rechazan la incongruencia. La formaciin de wn nuevo self. Este compromiso representa un esfxerz0 do por descubric y aceptar la naruraleza propia, sean cuales fucren sus ¥i Y defectos. Se trata de tno de los compromisas més dificiles, el de des miscares en forma expedita y oporcuna. ‘Acavo pueda descubrit y acercarme més alo que soy realmente en la parte profunda de mi —sintiéndome en ocasiones colérco o atestorizado, sensible, bello y fuerte 0 salvaje y feo— sin ocultarme 4 mi mismo cstas clones. Quizd un dia consga valorarme como la persona iamenssmeate {que soy y muestre abiertamente las eualidades de esta ima persona. De see Vivié de acuerdo con mis valores, aunque no escapen a mi coneicncia los 0s por ls que se rige la sociedad. Solo entonces me permitié compartir ‘omplejdad de emociones, sigificados y valores con mi para, ext es, de I iberted sufciente paca brindar cl amiog la cay la ennura que hay dentro ‘mi. Quizé entonces me considere como wa verdadero cényuge, puesto que deg el amino zanjado bacia la realidad personal. Ademés, espero que mi peda tomar su camino hacia la cutentcidad, de la cual eambide me gu participa. (1972, p. 209) Aunque tenemos aqui un conjunto de recomendaciones bastante dificil de aun para las parejas mejor avenicas, lo cierto es que, si se logra conseguir propésitos, se alcanzaré una relaciéa inmejorable y duradera. Emociones Eindividuo sano conoce sus emociones, ya sea que las exprese 0 no. Las autores sefalan que la autozctualizacién no es una caracteristica innata ni ‘deseo aprendido en e! desarrollo humano, ya que proviene de un impulso elemental ain: 1a necesidad de estimulacién (Buder y Rice, 1963). En cl 444 _‘Teorias de la personalidad ‘Austed [Roo May] parece 20 lempertarte que es pleas smaligros del hore sean genetics einberertes 0 que Sean adeuiids con nactmierto[..] Param, es muy Importante coterminae sue ovigenes. Rogers, 19825) centro de estas criticas se percibe cierta descontfianza hacia el optimismo i brantable de Rogers. Su fe incondicional en la bondad innata de les seres ‘manos no parece eoincidir con la experiencia de quienes hacen de su obra 0 Sus investigaciones un blanco de sarcasmo. Las personas que profesan no cn la benevolencia humana rara vez perciben manifestaciones de ésca. Lo {que conceden es que acaso se trate de una caracteristica latente, no activa ‘Maslow, la bondad humana esti condicionada a presiones personales cal Por su parte, Rollo May sefala que “el proyecto de Rogers no toma en deracién los impulsos de poder del terapeuta, de ahi que no juzgar no es real”. Por su parte, Walt Anderson insiste en lo siguiente: “No juzgar, no ular. {No son rasgos especificamente humanos?” (Arons y Harri, 1992). ‘embargo, una lectura atenta ¢ imparcial de los resultados que obtavo Rogers su obra de resolucién de contictos indica que tratar 2 las personas como él ‘mo las traté produce los resultados pronosticados en su eorfa. ‘Allleer las crticas tanto emocionales como equilibradas de Rogers, no ‘demos menos que concluir que los critioos o han visto diferentes tipos de cientcs 0 simplemente no accptan Ja idea rogeriana segin la cual ene confiar en los dems para encontrar el propio camino (Rogecs y Skinner, 1956) Karl Menninger sostiene que la insistencia de Rogers en la tendencia innata a salud es, en el mejor de los casos, a expresi6n de una verdad a medias: “Mi de los pacientes a los que hemos tratado se comportan como si se hubieran rometido, de manera consciente o inconsciente, con ¢l estancamiento 0 con ‘muerte espiritual lenta” (Menninger, 1963, p. 398). En este debate, no hay uns sola parte que presente datos o resultados de vestigaciones; evidentemente, todos se acogen a su experiencia personal. Quinn (1993) opina que “la prictica ce la psicoterapia en cl método ents cen [a persona insiste demasiado en la empatia y el amor en detrimento de autenticidad, en lo que representa un error atribuible a un enfoque demasiat ‘optimista de las cosas” (p. 7). Dejemos a Rogers, en un arviculo descubicrto piblicado después de su deceso, Is ttima palabra: No quisiera que se malinterpretara en este sentido. No tengo un concepto op timista de Is humanidad, Estoy eonscienee de que los mecanismos defensivos y Jos temores inteiores inden a conductas que, como destractvas, inmadaras, regrcsivas, antisociales © malignas, no tienen parangén con ningtin sec de la na= ‘uraleza. No obstante, una de as fceras mis gratficances y clentadorss de mi ‘experiencia consiste en trabajar con personas que poseen dichas carateristicis, 10 ‘ual me permite vislumbrar las tendencias dirccionales positivas que hay en ells, ‘como en todos nosotros, en los estrtos mas profandos. (Rogers, 1995, p. 21) ‘La imagen de la humanidad que presenta Rogers carece de sentido para sus crf ticos. Por consiguiente, dudamos que mucvas investigaciones y pruebas més 66 lias sirvan para hacerles cambiar de opinién. Para Rogers, la prueba de la validea de su postura no depende de la clegancia estilisica, sino de la uilicad: general. Las obras de Rogers cobran una importancia y una difusién cada vez ‘mayor, ademis, su popularidad dentro y fuera de la psicologia clinica aumenta dia con dia. ‘Anngue suene simplista, les ideas de Rogers, al igual que las de Frend, des- pertaron un interés por entender todos los aspectos de la naturaleza humana, con la diferencia de que aquéllas satisfacen una necesidad especificamente esta ‘dounidense. La flosofia rogeriana “encaja a la perfeccién con la tradicién demo- critica de Estados Unidos de América, Fl cliente es tratado como un igual, es decir, como un “adividuo que cuenta con las hcrramicatas necesarias park ‘ox rarse’, sin tener que confiarse a la sabidurfa de una autoridad o un experto” (Harper, 1959, p. 83), La estrecha afinidad de los conceptas rogerianos con Is cosmovisi6n estadonnidense ha favorecido la accptacién generalizada de sus ideas, su forma de concebir la terapia y su afirmacién del deseo y la capacidad individual de aleanzar la plenitud. El intenso interés que expresa Rogers en la persona se manifiesta en una se ric de enunciados de lo que rae counseling therapy, xJoural of Cincal Pcl, 13,1957, pp- 234-244 “Trans, Cy K. Michell, Research on ceri herp n- terpecond sill, en A. Bergin S, Cavfleld (comps), Hondiod of pcetersy and br change, Wey Nox. ta York 1971, p. 299, Van Bele, HA. Baie intent ena the therapeutic approach of Gar! Rogers, Wedge Foundtion, Toronto, 1980.

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