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BIBLIOTECA SOCIOLOGICA LOS FUNDAMENTOS TEORICOS MARXISMO M, TUGAN-BARANOWSKY R. CARANDE THOVAR, PROLOGO DEL TRADUCTOR Me proponta haber ampliado mi labor precediendo este libro de una introduecion acerca de fos problemas studiados por Tugan-Baranowsky en la ertica de Marx que hoy presento en espaol. Causas diversas han det. nido la obra emprendida, ocasionalmeate, con este obje- to, por lo que no est, todavia, en condiciones de publi. dad, y su aparcion tiene que ser splazada, Ei tiempo que medie, hasta cuando salga 4 luz, servis para poner ma yores exigenciss en el trabajo realizado y completa, en lo posible, las referencias que han de ilustrarle, sobre fo esencial de las controversias sostenidas'entre los econo. ‘mistas mas 6 menos aines & Marx, cou motivo del andliss, y la citca de su sistema, ; No por tener pendiente este proyecto me ju2go dis- pensado de escribir unas lineas, & modo de prélogo, y lo hago movido: primero, por la conveniencia de jusliicar fa elecci6n de este libro, y, ademas, la de afadie unas breves indieaciones referentes & su autor, y al seatido de ss ertca Las palabras co que comienza el prétoxo de Tagan Baranowsky, necesitan entre nosotros algo ms, sin dude, que as atenaacidn, Ea ulugio otto fal vez, parecerdan mis ociosss que cn el nuesto. La po tureza de Ia produccidn cieniica espanola no puede verse ‘deementida, ntwralmente, cuando se trata de los estadios, econsinicos. No es zorprentlente, por lo misino, que el nombre de Marx evoque, para muchos lectores espano~ tes, nada mgs que movimicntos pe proletara: ta Int Iigsoto y econor sabida 6s que, en Espana, apenas se hz escrito (1) ‘lo wrap, (Dee seve donde a ae genta algae de sur probleme arse, pote peda cas, fun compris Sans He mn ee a amplitud: AI sociaismo. Fundomentos do sistoma marsista, Valor tbo (Sai, 1910, debi at Se. Peet Dian Fs wt foo. 3 “astsproporlns, pear de una obra Quen eon pall ‘Shin ttl Sur ea pert aly esponce gum doa estegose tanner cael pescwe eI foci expla Sigu elmente om su expan, orden adop- {odo por Mare EY Capa, sing inj tebsado, hast hota, 1s dos pumeras scons, dees see que ene priner to. 180 piginae das 29| a) Bobo ‘an prlog ts rasan pt de east fa, de Eee tly or gees ad, poly ie pte am Prodn st del va dos execs el ele Sor. Frases Det (Cros Mars Math, I) To ie Perjuicio dle que, mas de una vez, se haya proctamado, en perisdicos y conferencas, como incuestionable, la banca ‘rota del marsismo. En exanto al caudaloso veneto de i= vestigaciones que ha brotado en muchos paises, de la po- mica habida entre marxistas ortodoxos y heterodox0s, ‘quia hi alimentado frato original alguno, como es con. ‘guioute, uf, to que parece previo, kan Mega A ser bien ‘onoctilos 10s feutos ajenos, Siendo asi no corte Tugan-Baranowsky el riesgo que teame, de consar 4 sus lectores por la debatido del asunto De los madernos exiticas de Marx, es ste uno de ios lis apreciados en Alemania y fuera de allt por los mis co Ba dees te atone, oe ine, Pa sD, Allo Posada, Soilismo y teforma soca! (Madd, 100) “ie see de atu beves dead ana sigs on. ‘oie undaentales el maven: somes de tutes melee ‘Sobre sn de os problems captsles dt saan ston contin de airs pull mise Sr Pest cn 1808 ‘etl presi ena radu expt lie de Scbgram, uy ‘ocumetta tobi, Alganor aos ane, en 196 peor DF ‘ie Sinchez Rosin lye un are bre EY matrine Wstrro relacn con algunas de as principales inttacones ets ded ‘roo pica, ngresa en Rene de Cinco Hotes y Pl {assent ne fr. Ardete sigan reves cnscnconea de ‘nts, ote stoi da once strain, No sents i 1 nnn tbo que ete marten ea ws pine fun. ‘ncaa y ters. Ales olor autre ornate Uo y da cues soe, tnd Nore y table de scl, ‘lsc, dl elt, ee, dade un put devs qn no de ‘ra, pore qus se presage de cosa io er na aston oprtna de jugar lo thes snares, sr aaa aos espa pes ella pt, pre termine Et eset ‘asta den adaetone espaol exigent de In gigs tras nocidos economistas, sin distincién de escuelas, Kautsky, el ms autorizado interprete de Marx, juzga que es Tu: gan de los que mis bondo han peuetzado en estos pro- Diemas, y que su nombre se cuenta entre Jos que haw aportudo algo positive a la ciencia (1) Tugau-Baranowsky es profesor en ta Universidad de Petrogrado, y muy ventsjosamente reputado en Alema- nia desde 1900, fecha en que publicé en aleman, 4 la vvex que en ruso, un notable estudio sobre las crisis co merciales en Inglaterra (2). Ya entonces, partiondo de Drincipios marxistas, lega 4 soluciones propias que le = pparan bastante del maestro, ‘Aunque parezca extrano, dado lo abundante de la i= toratura marxista (8), es dilicit encontrar una obra que, de Maps De FY Capt, aunque anicament deprive tomo, bay te Us mie sntigus, abide dD. Palo Coren Zt (Maura, 188), Tefal esp. XI tego. Hay ane cpl, nn fecomendabl, del stvado soca argentina Jose Busta Madr 1838), ae tno, ors el smoxa compend de Deville, hecho T Alvaer (lad, Sempre) Le Crtea dels Benoni. polite, Wada poe Bail (Sarclns, Cranes) La Mer dle fai, revalucln d 188, ido, n aa: Reoleion conrarecoe ‘de, por A. Ramiez Tom (add, 190) iy” Newe Zs XX 32a. {@)_Studien sur Thai sid Geschichte de Handset tn Bre lan te ns sone Gt) PAG), ewer Sombat tbls de 30 xo site Narn oes ona oles eligi dels ea su Are far Solatestnscho nd Sesnipoie aso KAD. Ponconacoe hile en so A no1oee enteo de tan reducido espacio, contenga un estudio tex Jateligible de todo el sistema, como la presente, La gran extensién det excelente libro de Hamma cher (1) dikculta ta empresa de su version, y, mis aia, Ja desu publicacién en nuestra ongua. Obras como ésta encuentran pocos leciores, cuando no han sida precedi- vias de algunas que hayan presentads el tema, facilitando sti comprensién, y ampliando asl cireslo de tos intere- sados en los problemas teéricos que investigan. Couse- uuido esto, su eleccion seria indiscutible. De las demés ‘que atienden, juntamente las doctrinas flossficas y eco: "émicas de Carlos Marx, como la de Wenckstera (2). 24 satyk (@) y Biermann (4), ninguna atree, con tanta cla dad como la de Tugan, una visidn de conjunto de los pro- blemas fandamentales; aunque no puede olvidarse aue, en igin momento, su critica y su exposicién, indebidamente unifleadas, Megan 4 altear el sentido de una interpreta hve (tome XXVI, completa sere com Is bilgi marca te Hina. Festa peedentequt to mas itenso de ln cca el ern ‘eateazs dps del ab TAB. en el gue teri Engel a pul ‘tn de BU Capit, a mt re, en 1609, cuando Bernt, con ‘ot Vracsetzungen des Selma, nln pal srs, "ea sere de Sonor, ademts den sercompet, tne msde oho ‘os de angtdad xe compredee Io cnsderaie de In prtaccion ‘tts dediada Marz, que na frmsdo, it dad, el pute cen "al de spots teilescogdwias de nate di (Q) Die phsapnisenshonamiache Sistem der Marlemus, Llp aig, '2) lars, Letpig, 186. (8). Dee putomphschon ad sorslogisten Grandlagen des or sismas, 1888: De et be, gue exh tac tec aya et ‘it ena vesidnespaols ase de Labi: De matraioms hae uno, Sexpere, Maga (9) Die Wetanschahang der Marsiomar, 1908, iow auténties, 64 prescindi de extremos est wiales, ‘slo explica los juicios severos formulas por marsistas al eriticar este libro, Con estudio deta concepei lista de ts historia que absorbs tas de ta mitad dee bra. Fn primer ler presenta a detcvido analisis de fos factores sociales que, en distints medida, inforiaa et curso de Ta historia. Sin abandonar la cuncepeiou causa- lista, considera decteciente fa importancia det wontento ‘econémico inconsciente en la determivacisn del procesy historico, Megando 4 descubri, Io banjo del atisino, ‘emancipaciou del hombre fente 3 las fuer2as econsnices, ‘como conguista del progreso, especialmente, en cxanto se cexpresa en el aumento de la pro tividad Ue trabajo, a No Liempo que “Ia evolucign social va sumentando et valor de los intereses econsmicos, coma motive ciente de las accioues humanas,.. En esta doble relaci dlesintegra Tugan, la ifiuencia de la ecouini en ta bis loria. El estudio de cada uno de los factores que aporta ¥ sls numerosas referencias doctsinales y de observacion son de gran interés; sin embargo, su mayor mérito res de, tal vez, en la Bjacién del concept de fuerza produc- ‘iva, dill de hallar de un modo preciso en los eseritos dde Marx, de Engels, ni de otras autores que hat estudia do el problema. (Hammacher ha reclifcado este con cepto,) ‘Sw criti de ta interpretacién materialista de la his. toria no ataca la posicidn que han defendido tos marxis las més sigaifcados. Como dice Bernstein, toda la dis- cusidn de Keutsky con los revisionistas ita sobre el xotoco x sentido que tia de darse 4 la palabra determinisme em= bpleada por anos y oltos. Sin pretender separarse del ¢x- pirtu que informa la interpretacién marsista, aceptando- la plenamente, eseribe el mismo Bernstein: “EL m Aetialismo Wos6fico 6 naturalista es determivista; a Interpretacidn materialist de la historia no lo es, ella no alsibuye d la base econdmica de Ia vida de fos pueblos tina iluencia incondicionada y determinante de su e¢- tructura, (I), yy después, anade: *Lainterpretacién eco- ‘uGmica de la historia no pretende decir que sélo deben ser reconocidas fuerzas econdmicas 6 motivos econdii- 05, sino, nicamente, que Ta economia forma la fuerza siempre decisiva de la historia, e ee de sus grandes mo- vimientos. Las palabras interpretacign materiaista de ka historia detienen todas las malas inteigencias que, en eneral, ha despertado ol concept del materialism, 2). Ya se ve lo lejos que estan estas couclusiones de las que Tugan defiende. ‘Cuando del revsionismo fa partido et reconocimien= to de que en ningin momento desconocieron Marx si Engels la influencia de factores no econdmicos en et curso de la historia, sino que siempre los tavieron pre- sentes, y que tan slo se trata de medi el alcance que tna de atribuirse d las fuerza ideologicas en la evolucién dela historia, sorprende que Tugan, buen conocedor de ‘Marx, pueda aceptar la censura fill de Jos que airman ‘que Marx y Engels han partido de ana concepcién muy ay, Voronseacungen de Sciam, ph. (2) tem ide ripe baja de ta naturaleza humana y que “iguoraro {gaton, los mis elevados impulsos de nuestras acciones, Censura doblemente injstificada si se tiene presente que ‘Tugam sostiene que de la concepcisn materilista de 1a historia podria hacers, sn dlicaltad, mediante su recons truccibn, ua doctrina cienties muy utilizable, y toda Ta modificacién propuesta se reduce & am de ecouoinla hasta comprender en él todo trabajo hums no ditigido 4 vencer Ia resistencia de la natutaleza exe Fior; reforma, por otra parte, bien ociosa, puesto que ‘Marx, como Tugen reconoce, ya habia elaborado este coneepto (1) Asi como Tagan acepta, com tas reservas indicadas, lat interpretacisn econsimica de 1a historia, rec lar el concepta cambio, terminantemeate, Ia toria del valortrabajo de Marx como equivocada, y lade la plas-vatia como insu Aciente para explicar Ia explotacién capital 04 Ia teoria del valor-trabajo, que dl llamaabsoluta—por entender que. Marx acepta ese Gnico elemento como constitutivo del trabajo y diferenciarla asi de la relativa de Ricérdo—, la abandona, cediendo su puesto 4 la teorla de la uiildad-limite. Tugan considera ésta como una de las conquistas defiativas de la ciencia esondmica & ia conciliable con la 0 afizmar esta incompatibilidad coincide con Kautsky defensor, en {oda su pureza, del ctterio marxista Para Bernstein, cuya posicign frente al problema scredita su segacidad y también su espictu ecléctico, no (0) Véase Vortioder, Kant nt stare 8 existe semejante incompatbilidad, sina que ambas teo- ras correspond & distintos factores en la determinacion sel valor; factores que, ni se excluyen, ni pueden ser con fundidos: Tos costos y 12 utlidad; lo que podria amar. se la materia, 6 contenido del valor, trabsjo acumulado, seqii fa texminologia marxista, y Ia forma, 6 scala ati dad (valor en uso), segundo factor, que se determina en el mercado. Pero donde reside lo més personal de Berastein fs, seguramente, en proclamae que Marx “ha incluido sempre, resueltamente, en el concepto del tiempo de trabajo social necesario, determinante del valor, el mo: mento de a necesidad (Badarfemoment), (1); y, ‘nica mente, atendiendo & que esta relacién permanece siem Dre indeterminada en la naturaleza de las mercancias, hace Marx abstraccidn de ella, en su determinacion del valor como la suma de trabajo social necesario de que la sociedad dispone; pero en ningin caso desconoce aque lacién, En lo que Tagan y Bernstein concuerdan es en dis- ‘utir A la teorla del vator el eardcter de imprescindible para demostrarlaexplotacin capitalist tas le reconocen. Tugan, Hegando mucho més lejos que Bernstein, afirma que la teoria de la plus-valia es supec- fiua como base explicativa de la explotacin capitalists De aquélla no acepta més que su contenido social; no su fundamentacién econémice. La ley de la plus-valia no cexplica por qué su fotelidad eae en manos de los capita que otrosmarxis- (0) Su anata *Arbetswert aber Natewer? (Zur Theorie wnd Genco es Saialsmas, Tl), ques 9 nop oo. listas. Marx mismo, dice Tugau, tiene que explicar este fendmcno en otra seccidn de EY Capita, al tratar del pro- #80 de Ia acumulacion y es que la distribucion de ta Fiqueza no esta eu relacion de dependencia con ninguna teoria det valor. Este es el punto de partida de uno de sus trabajos mas recientes, donde pretende fj la base social del provecho y del salaro, distancisudose en igual medi «da deta escucla psicoldgica y de ta marsists, cespecti mente, en eada problema, Sit estudio), ha silo may cx ticado por los marsistas; principalmente, por prescinuir del valor como factor determinante de Ia distibucién (2), Precisamente, de lo inadecuado de la teoria del valor como clave de ta economia captalista parte Tugan cuan- do niega al marsismo el caticter de socialisimo cientiico y-defiende, eu su lugar, las anteriores concepciones so- Cialistas Hamadas mpices (2), En la seccion tercera y altima de su libro, Tegan Lismo, Y apoydudose en su propia tcorla de las crisis, presenta puntos de vista sefialadamente personales. Por to pronto rechaza la concepcidn generalmente aceptada pot los eco- homistas, sin distincion de escuelas, de la necesaria co- HHespondencia entre la produccién y el consumo de la quera, y dentro de ella, particularmente, la doctrina dela falta de salida para los productos captalistas-incensante )-Soriate Theorie der Vertsitang Desi, 1913. (@)_Sirva de cetplo de cha, Biee Otoromie one tre ‘Die eve Ze XK BA {AL ‘Sobre parce: La votuede hse det silane mas darn, dl sna seo, pouicte deco clone. y anérquicamente lanzados al mercado—, doctrina que. ‘como es sabido, represeutan no solamente los marxistas, Tugan piensa que aquella correlacidi no es esencial a el capitalismo por ser éste un sistema economico wgonico, es decir, un sistema en el cual el sujeto eco: ‘udmico—capitalista—, no coincide con el trabajador, y posce Ia fuerza de hacer de éste un simple medio eco mica. En su consecuencia, su objetivo, el destino de sus productos, noes el consumo, sino la produccién wna, ¥, siendo ast, no puede darse el anunciado confic- fo por la falta de meteado. El cepitalismo obtiene, ante foo, medios de produccién, y como el incremento de 4a produccién no tiene otto Timite que el de las fuerzas productivas, aun decreciendo el consumo social, puede ‘sumentar la demands social de mercancias, por muy ex- ftano que esto parezea, El hecho se explica porque la vulsma marcha ascendente de la produccién capitalista tea un mercado de medios productivos—materal de ul- {eriores elaboraciones—, como ocurre con las industries Atel hierro y del acero; todo expensas de una reduecion de fos productos dedicados al consumo, y de este modo todo riesgo de una superproduccisn resulta ima broduccin capitalista se crea wn mercado propio ‘ado Ue productores—, el consumo no es més que uno de sus momentos y la acumulacién capitalista, con inde- pendencia de las formas actuales del benelicio y del eon sumo, puede prolongarse hasta el inBito; ef resgo de stuperproduccién s6lo puede aparecer como una mo- ‘mentinea falta de proporctonalided en tas iaversiones de capital puestas en curso. Este es, trazado & grandes ras 4205, cl proceso que sigue y el porvenir libre de tod in- quielud que, segiin Tagan, se preseata 4 la produccién capitalista, ‘Muchos de tos elementos de que Tugan se sirve son puramente marxstas; personal es, en cambio, el empleo. ‘que hace de ellos, y, consiguientemente, las conclusio hes que obtiene. BI incremeuto det capital constante (mx ‘quinas, medios de produccién, ete.) & casta del variable Isalarios), es sna expresisn capitalists de 1a ereciente Productividad del trabajo, fenémeno que se daria ain en ‘mayor escala, dentro de un orden sacialista—armisaico, segin la terminologia de Tuga —descartados alli sus presentes coulictos. Es una ley, la del constante descen- s0 de los medios de consumo, establecida por Marx como escncial, aunque & Tugan corresponde haber lle ado 4 extremos paraddjicos. En cuanto & la proporcio- idad que se da en los esquemas marsistas de la repro ‘duceidn ampliada, presentados por Tugan, iega 4 tener lugar en un caso posible y unica, segin Kautsky; pero ‘Tugan citta en dicha proporcionalidad fa ley inmanente de la evolucion capitaista. Mat ge aviene, desde luego, sa normal proporclonalidad, que Taxan eostiene, con la aparicidn istériea de crisis de superproducciéu que guen indetectiblemente 4 todo periodo de prosperidad ‘industrial en 1os paises en que impera la gran induste fenémeno que no ha Hegado d eliainarse con la expansién el mercado capitalista en paises econdimicamente inferio. res, Ademis, este mismo hecho, el haber intensifcado las industrias capitalists la elaboracidn de medios de producci6a, que se exportan 4 otros palses, en luger de vectoco a0 tos atiulos de consumo, solo muestra que fa sebita del ‘sapitalsmo se ha ampliado, y que muchos de estos pat ses, antes teibuatos,producen hoy ya lo necesario para ‘consumo, y pronto si misma industeiaproduciré Los materiales que hoy compra yse irincetrando asi otros tantlos mereados, hacigndose cada vex ms dil a real- zacidn del capital acumulado. De la confrontaién de sus esquetas com la realidad prescinde Togan, De este modo, aceptando como iimitao et proceso de acumulacion det capita, desecha et supuesto de que cl fin del capitalise pueda estar dcterminado por moti- os ecoudmicos, “La economia capitalsta no leva cons 0 elemento alguno que ea un momento haga su vida imposible, (pig. 258). Contra Toque puciera pensar no es esto proftizar para el capitalism una vida ilimitada; amis ain, el orden econdmico socialist iene que sucedes- lenecestiamente. Esta necesidad fatal la deseubre Tugan ‘era del rundo de la economia; reside, en el antagonis- smo del orden econsmico reinante con concepciones ju Aicosmoraies cada dia mis extendidas. Tugenintenta dar tna fundameatacién ética al socalismo, empresa en que ve acompatian prestigios socalisas que no han renus- lado por eso al marsismo (2). La necesidad impeross de que el capitalismo termine nace de ta contradiecién dl priicipo fundamental cap Iaista, que ace del hombre un simple medio econdmico, (0) Sob e asuato vase, en ro cad de Vornce, aban one igen von a norma ica fundamental, segia a cual, el horabre, como sér de razén, es siempre fin en st (Kau), Lo aug no puede, seguramente, proclamarse, es ef an fagonismo de esta norma con la doctrina do Marx. Au fcumido en 10s escritos de Marx no leyue § formalarse ‘wna cimentacién del soctilisma sabre principivs dticos. ls su fabor fue por muy diverso camino, se encuen, tran en ellos pasajes que revelan su vision del pro blema en términos claisios: “La transfor ‘obrero en wna bestia de trabajo es un andtode para pee Ditar fa propia realizacién del capital: ta produceisn de plus-valio; y humanizar al teabajador en et, produccioires ua detrache, si fn y sin sen El Capitat—tomo Ml, pag. 61—. Algo mis adelante: que ‘la produccion capitaista, mucho mis que ningua ota, es una disipadora de hombres y Ue trabajo vivient; dis. padora, no solo de came y de Sangre, sino de uervios y cerebro,—tomo Ill, pig. 63. Sobre tales alirmaciones, fs aventurado asegurar que Mars haya juzgado demasia do favorablemente al capitalise (1) Hay una serie de postilados éicos de los que uo se puede prescindic al fundamentar et socialismo como aspi acién ideat A un orden social ms justo, ellos prep: s Implantacién, que sélo se realizard mediante condicio- acid al A) Posies citados por Vortade: Kt wn ers Unbro deun ‘mars, onsageio, eh gran pst al polems dey teamtrneon et marino tbve Ir €tca Ge Katy ex Tentacte Doni ‘Sagi 81, Su ante, Hse Ad, anstevs tere sito poste, sho ett rae.900 x nes econsimicas que determinen ta desaparciéa del capi- tatisme. Y aqui termino, pues slo me propuse con estas caciones, seBalar, por el sentido de este libro, principal- sent, la peculiar posicién de Tugan frente al marsismo, ompardndola con fa propia de los marxistas puros y los revisionistas. Solo me resta expresar mii grattud al autor por las facilidades que ha dado para la traduecisa, y mils slescos de que éita sea de uilidad pars los lectores espa oles R. CARANDE THOVAR. Neel, Novembre 191, PROLOGO La apariin de un nuevo libro consagrado A ta cxtica Jel marxismo necesita tal vez una justicacisa. El pabl co esti al parecer cansado de la lucha constante entabia- da entre *ortodoxos, y *revisionistas,,en la que tatnbien han tomado viva parte varios economistas “burgueses,. Cou todo, lacritica del marxismo no puede terminar mien tras esta contienda uo quede defnitivamente restelta, Porque so en vano esté el maraismo en el punto etmtico de las actuates investigdciones, gracias A su enorme teas cendencia como doctrina cieatfiea y como movimiento I. Esto explica por qué “la literatura de polémica de ‘nuestra época es por antonomasia a marxista,, como re. cicntemente dijo un tedricodistinguido y vehetmente ene igo de la misma, Fl presente escrito persigue ao solo fines de polén a, que sien él se hace la crilica de las doctrines de Mars, entando poner, junto 4 la negativa, critica positiva también yaspirando 4 valora y desatollar lo sano yexac to del marxismo. Adopté esta acttud en presencia de las teorias citicas existeates, por lo mismo que queria servit 4 las grandes y nobles causas que el mistno Marx tan biew hha dclendido, Mis ataques polémicos no los dijo & Marx coma sacialista; por et contzario, cuando me pronuncio Contra la fusidamentacin matxista del socialism, ¢8 610 on la intencidn de cooperar 4 una fundamentacioa del Socialismo mejor y ms adccuada al moderno estado dela Ta seleccién que hago de Tas doctrinas de Mars, me fue dictada por la siguiente consideracion: en el sistema ‘atxista,en tanto que no es un sistema de politica suctal, hay que distinguir hx teoria abstracta, social y eco) mica, de la investigacin histérica y de las (eloucios ‘evolutivas del capitalisao. Lo mismo ha de decirse de be ‘iti; la dela parte abstracta del sistema puede fa ddamentarse en consideraciones generales ccondiicas y Socioldgieas, mientras que cl juicio de las constrnecion nes histéricas de Mars, es inseparable de wna investi~ scion de la del capitaismo. En este sctito se trata solamente de lo primero: dela parte ge~ eral del marxismo. EL AuTOR, SECCION PRIMERA CONCEPCION MATERIALISTA DE LA HISTORIA. CAPITULO FRIMERO LAS IDEAS FUNDAMENTALES DE. LA CONCEPCION 1 oe ere pradu aie eine is ‘SEAM et i Le concepeién materilista de ta historia pertenece 4 aquellas consteucciones cientificas cuy jaicio debe co- imenzar con ia fijacion de su contenido, Ninguna otra ex- plicacién filosdica de la historia ha obtenido una liters tur erica ms extensa, ni ha motivado mayores equivo- caciones. Cada expositor 6 cada critica ha dado su pe crliarexplicaciOn de ta eélebre teoria, 1o que es en parte Aebido 4 los defectos de forma en que incurrieron Marx y Engels cuidandose poco de dar una formulaciin precisa sus ideas. Asi se explica que los citicos se vean pre~ cisados a buscar, de cuenta propia, una mayor precision ‘gue sirva de base firme a su trabajo. ‘ eases Conocida es ta importancia que et concepto de las lucraas productivas tiene en Ia filosatia de la historia de ‘Marx, La evolucién social toda, con st complicacidn fie finita, descansa, sexu él, en el desarrollo de tas tucraas Productivas, é mejor, como Marx repite, de las facrens Droductivas materiales, Pero no encontearios en sus es ‘ritos—como tamnpoco en fos de Engels - una detiniciin A de este concepto; ni se puede siquieradiscutir que Marx hays usado este término en divorses y aun cont dictotias acepciones. A veces comprende entre las laeraas productivas los medios de produccidn ¥ cisculacion, en ‘tras ocasiones algo nds indeteriinadoy anplio. Asi,iee ‘os su escrito contra Proudhion que “de todos los ins trumentos de productién, la mayor fuerza produetiva es misma clase revolucionaria, (1). Evidentemente Mata 1 autor aqui fuerza productiva 4 todo aquello que favo- ‘eve la produecin social; silo en este sentide puede de: sia como fuerza productiva 4 una de las clases de la sociedad. En este mismo sentido habla Marx & menudo dle “la fuerza productiva del trabajo, como equivalente 4 1s productividad det misino, Pero dilstado de tal modo et concepto de fuerza pro: uctiva, desaparece toda diferencia entce la concept ruterilista de Mare y tas dominantes explicacioues “ideoldgicas, 6 idealistas de le historia, En este sentido, 24 qué no puede Mamarse fuerza productiva? Relig (Mars, ka misri e osn i,. sane 7 ‘moral, ciencia, constitucién politica, derecho, ete, ejer- ‘cit una inluencia indiscutible sobre la produccin social ¥ san, por to mismo, otras tantas fuereas productive Si lamsamos faerzas productivas 4 os mismo grupos so jles, se convierte al materialisme bistérico en um ‘mera tautologia, en la inocente afrmactn de que la evo. lucidm social esta determinada por la de los grupos s0- ciales Ciertamente que Marx quiso decir otra coss cuando 1 sa escrito contra Proudhon, estampé la siguiente trae: "Con la adguisicidn de nuevas fwerzas productivas trans- forman los hombres su manera de producir,y con esta va Fiacion en el modo de procurarse el sustento, cambiar ‘ova sus relacioues sociales, (1). Cometerlamos el mayor de los exrores si qusiéramos dar al pensamiento de Mars tal signiicacidn, 6 que la edquisicién de nuevos eonoci- rientos, et progreso de la ciencia, formase el momento culminante de la evoluci6n histérics. Con esto quedaria cortado todo el sentido del materaliemo historico, y la peculiar teoria marxista de la evolucidn social, convertida 0 su contraria, en la usual interpretacicn *ideotdgica de a “Al cerebro, —dice Engels—, 4 la evolu ‘id y actividad del entendimiento, se ateibuyeron todos los mnritas de una evilizacion progresiva; los hombres ‘se acostumbraron con ello 4 explicar su vida por su pen samiento, en ver de hacerlo por sus necesidades—ias Que cierlamente en el cerebro Megan 4 hacerse cons- ientes—, y asi nacié con el tiempo aquella concepcién ‘deatista que, desde el o¢aso del mundo antiguo, ha (1) Oe aa, pig, sido dominante (1). En el prologo de su “Critica de ta Economia Politca,, ha formulado Mars la idea fanda- mental de su flosotia de fa historia, cou sus eonocidas palabras: “No es la conviencia del hombre lo que deter ming se sér, sino, por el contrario, su sit social to yue ‘determina su eonciencia,, Qué otra cosa sino una mala intligenca sigvifien a alirmacidn del més saliente representante del modern marsismo, Carlos Kautsky, cuando dice: “el estado actual ‘dc Tas matematicas pertencce tanto & as condiciones cco: némicas de nuestra sociedad, como cf de Ia técnica me canica 6 el del comercio mundial, (2), Con las mateans- ticas cuenta Kautsky la quimics y, sobre todo, la cieucia natural, entre las facr20s econémicas, por la seneilla ra on de que tanto una como otra iatluyen en la economia Com la misma justicia podria considerar al Derecho y tam: bign al Estado, y, en genera, 4 todas las ideoloyias como condiciones econdmicas de la sociedad existette por ser Indiscutible la poderosa influencia que todas ellas cjercen. sobre la economia, Y de este modo se consigue, como ya hemos dicho, suptimir toda distincidn entee las concep- ‘ones materialista é idealist dela historia, [E| mismo Marx parece que no estaba libre de tales re liicaciones.*La Sagrada Familia, descensa ya en su nueva Aiosotia de la historia, , sin embargo, em este estudio en- ‘uéntrase el siguiente pasaje: “20 cree Ia critica haber comenzado siquiera & conocer la realidad histériea mien— {ras exelays del movimiento histoico las relaciones tes ‘Engels La partipacin del trabajo en Ie ransformain det mono. Nace Tempo, NIV, tomo I 51 {2 Kang i pire 9d ogee ong tei stad astro Tipo, XV. ta 1 sicas y pricticas del hombre con fa naturateza, ta cienela natural y fa industea?, (1). Por cousiuicnte 1a ciencia natural y fa industita som 1s fuesvas motoras de ta Este dualismo hace re~ ‘onfar 4 SaintSimon que iyualmente descubria en ta cen cia y la industria las dos bases del orden social. Pero el aerialismo histérieo es una construccién monista y pre- cisumente considera como decisiva la préctica de la vida, ¥’ no el pensamiento te6rico, Si es fa eiencia natural una feria independiente, al lado de la industria, epor qué no hha de serlo también Ia Blosofia cuya historia tan unida std con la dela cieneia? ¥ en este caso, zqué subsiste de fa fase mmarxista sobre la conciencia y el str social? La ciencia natural, como el pensamiento tedrico en ge- eral, cousiderados desde el punto de vista del mate lismo histérieo, som un producto més bien que una causa sle a evolucion histérica. Es, ¢on todo, muy caractersti ca esta vacilacion que reina en derredor de las ideas fun Jamentales de Ia concepeién mates La vagueded del concepto de fuerza produetiva, pone A la mentada doctrina en peligro de perder su debida exac~ situa, [Esta misma cscunstancia ha prestado& algunos marx: tas un servicio uo pequeho, permitiéndoles designar to- das las cosas del mundo como fuerzas produetivas y ex plicar asi facilmente todas las difcultades del materia~ lisma histérico. Asi, por efemplo, estas enigmaticas fuerzas producti- en en Ios escritos de Plechanow, ef mismo papel Cotei6n detas exerts de Mars y Engels, to I 1602, pi las fuerzas vilales en Ia vieja psicologia. Toto se cexplica con ellas, pero callando siempre sobre to que las scan y sus condiciones. Las fuera prosuctivas son Aantepuestas & la evolucion social como su momesta fwaminante, y al mismo tiempo se las design, Drenitente lgica, como fuerzas sociales & histricas mi ables En EI manifesto comunista, y otras escritos hace wonder Marx que las fuerzas productivas no saut otra 6054 ue los meuios de produccisn y ciealacion. Bien podria sceptarse esta fjacién del concepto si fuera el mds ape Piado pura causar nuevos exrores. Por medios de produc nisino, couvenir la eontienda puramente ecoukiniica et una lucha politica, organizar al proletatiada “conto cise ¥, cow ello, come partidy politico, La diferencia entre ef concept de clase, y el miss ge dle gmupo social, esta, por lu pronto, en que tos in lereses ecousmieas de diferentes grupos soctales jester ‘vineidi, mieuteas que los de waa clase se encueutea se ‘esariamente en oposicidn Frente & los de las dems (1). Pero, esobre que descansa esta inevitable oposicién de intereses que forina la caracteristiadecisiva de fa sacie~ ‘dad de clises? La contestacisn marsista 8 claca y preci sa: Toda la oposicidn entre las clases wo es otra, que una cexpresign del anlagonismo lundamental de ta sociedad Imodlenta, que consiste en ta apropiaciéa por sociales del plus ses dela sociedad es, por consiguiente, una expresion so- cial de la reinamte y antagonica forma de la produectin; ov se Kaui, Fess de cng, nies pares mes. Nueeo Tip, XXL. tam og, 2 mientras subsista ot plus-rabajo no pagada, con 1a sociedad su estructura de cases, vaque no cowocta el plus-trabajo festa divislin de cle ses Solo por la violencia, de cualquier suerte que sea, puvle btencrse del tabajador este plus-trabajo, y esta Sina produce el inevitable ehogue de intereses de los cesptotadores y de los explotados. Ast nace la sociedad de lass. Que cs, segiin esto, una clase social? Un grupo 30- ‘ial formido por miembros que sostienen una posicién tcotiimica amtoga en el proceso de la apropiacion que levan d eabo unos grupos sociales del plis-trabajo de ‘tros; en su consecueneia, la elas tiene comunes iutere- ses econbmicos y comunes antagonismos, La explotaciéa onsttuye la eseneia de Ta formacién de clases, pues, la felavidn econémica y social dela apropiacion del plus-teae bo cs una relacién de explotaciéa, Sobre esta base se slivde ta sociedad moderna en clases; unas que prestan sit plusstrabajo y otras que se lo aprapian, En la sociedad prescut, apoyada sobre la producci6n capitalists, forman los asalariados como explotados, y los capitalistas y lox propietarios del suelo como explotadore, lastres grandes clases caracteristieas de nuestra forma de producir. Pero, parte de estas clases fundamentales, dividese la conere= a sociedad eapitalista contempordnea también en otras clases, restos de las anteriores formas de la produccion, do otro grupo econémico particular que exitiese inde- tede las relaciones de exptotacion no seria una sto esdesde luego imposibleen unasociedad cons- "tuida sobre el plus-trabajo no pagado, pues la caracterlsti- evar + c1 de clases es un sello que Hleva la completa vida social or emplo, no formaban tos pequenos produc tores de la sociedad prinitiva clase alguna. Hoy encon trams dentro del eapitatisino, también pequenos produc. lores que lista representan la mayoria dela pablacion en Jos mis de tos Estados europeos, y que han Heyado 4 ser clase gracias al orden econdmico relnaite Las parcelas de tox labradores franceses wo les libra de a. soberaia Atel capital. “Las parcelas de los tabratares son solo et Dretexto que permite 4 los eapitalistas sacar de ty tierra rovecho, iwterés y rentay mostrar al labrador cma sana su salar, La deuda hipotecaria que eabargaha ct suelo impso 4 fos fabradores fraticeses wn interés tau «. Del mismo modo forma Ta pequena burguesia en la so iouad capitalise una clase intermedia eatre dos entre ‘mos. el eapital y el protelariada--, pero una elase con ‘wnlos fox interests y antazonisimos que fe som propio, Aatexanos(Hanuverter) y tenderos, que forinan el espina so de esta clase, son empresatios capitalisas, y. como tales, estan frente a freate de los asalaiados; sin embar. x0, tienen que temer, ms que nadie, de la competencia ol gran capital. Ellos explotan al trabajedor, pero sox artuiniados por ef capital; los mas dichosos ascienden ai tango de burgueses, mieatras los desgraciados bajan sor proletaios. Esta situacign oscilante de la pequcta burguesia, determine el tipo social de esta clase, que n0 capaz de levantarse sobre los antagonisinos de clase y colocarse fuera de las relaciones de explotacidn reinan- tes ex la sociedad modern (0) Mex, £128 Brum, pig, 11. mara a 4s lamados intelectuales y representantes de las pro. tesiones liberales, consagrados af trabajo intelectual, no ‘orman por si una etase independiente, por la razdn ser, ill de que su trabajo no es trabajo econsmico. A peser te ello, no estén fuera dela oposiién de clase, por verae obtigados, mediante fa fuerza de las telaciones geen as, 4 imcorporarse 4 wna 6 4 otra, Los mas de ellos Derlenecen, por su origen, 4 ta barguesia, y estén este, ‘hamente unidos 4 ella por intereses econdmicos: one parle mis reducida, peto siempre creciente, ae adlere ®l prolctarido, De este modo se separa toda la sociedad ‘closes con determinados y opuestos intereses econo: ‘nicos. La oposicién que produce la apropiacién, det Usettabsjo no pagado, esta causa del antagonisme que ‘roina it toda fa vida socal Pero no debe olvidatse que una clase tiene que reco- ‘fet und larga evolucion antes de consttuitse come tt ¥sta evolucion se manifesta en la creciente concteneig dle case que va adguiviendo. A las que todavia no estan onstcuidss falta I conciencia de sus intereses de clase, 4 lo que es 10 mismo, de la oposicién teinante entre clos y tos de las existentes, Por es0 una clase no cone, ‘iuida es incepsz de toda lucha politica, ‘La conciencia de su séres lo que informa & tna clase ¥ 18 constituye. La conciencia cousste no tan sélo en el ‘entimicnto de sotidatidad con los miembros gue la inte. fran, ya que la simpatia por aquéllos-que se encuentias 0 semejantes condiciones dé vida, terminada por el lugar que ocupa en el orn ecoubmico reinante, Asi, ¢8 necesario, para que et proletariado at ‘quiere su coneiencia de clase, no solo que los protetatios sentan 5a solidaridad, sino que se econozcan explotados por el capital. La conciencia de clases es, pues, sinduiino dle ta conciencia de Ia oposicién de clases; de lo inevitw be de fa lucha de cases Toda Incha de clases es una lucha politica, ya que siendo el Estado un érgano de la dominacién de clases, las clases explotadas, solo mediante Ia revolucion social pueden cambiar en su provecho, su situacion en el orden ‘econdmico reinante, La clase dominante utiliza el potes del Estedo como medio de fandar su soberania ecousi- ‘ce, y slo apoderindose de el pueden liberarse econsuica fente Ins clases oprimidas. Ei despertar de la concieacia de clases es, pues, equivalente 4 la transformacidn de la uch econdimica en lucha politica efi qué sentido alirmaba Marx que Ta historia de to- das las sociedades ba sido la historia de Ia lucha de ‘es? Ya sabemos que una clase, slo en cierto periodo de su desarrollo, es capar de una lucha de clases; que este estadio es de menos duracién que aquellos durante los ales aun no posee conciencia alguna, y no puede, por tanto, luchar como clase. ¢Cémo ha de conciliarse esto ‘om It afirmacién marxista? Ciertamente, no quiso Marx deetr que todo movimien- to social fuese una Iaeha de clases. Cuan lejos estaba ‘Mare de este absurdo, lo prueba el misto Manifesto co- -manista, donde se persigue la transformacign de las lcs Tocales de os trabyjadores en una lucha de clases, como 1 fi) nas iumediato del movimiento comunista. Mis bien aparece en la concepeién marxista las luclas de clases. ee tanesno as ‘emo fetes pois ecintes ene cus de ono ae nes sti por Mars denen ces wont tera Togs eanerente, pos ‘itanos tate To sian contest: eval Rac orca cla sade ne, ange enoneres ons exsvamente dela’ tas ch dese sin tos peters de as onmocines poles soo I socead Lode, anaes de as cso cats ‘ise I} coo la Historia no on sl eto moro Ue aya qutno conse exdusivaet dice tecase Sembugo, pute descr contig ue nists nf kde sey qu ets fan sts dconecintents nis impotent y deisnos, stole Ties debe ae considera desdeeste punt devas, ‘Asi cl ovine do abajo dee prec ste de sign IX, sn ser va tae, fa Dreparacn pee ben bs chngues econ de los grapes de oberon desogeisados Con captains sas, no ene eater deface dass, ‘mbar ana parte may porate aecest en s trade case el pla por pepe atone ‘ehucin poeta Ast entendide, scone tds a historia une! en tora dels hc de sree decry en stor lente dearelo de es cle el Paulino despertr dela consti de clase, qe cog ‘Talc de ae y mina en a evlutn so Solo interpreta psd Tee ae ne Na dctina marisa dea ata de ees Fon cona (0) EL manitesto comunit, pig. 10 de tas fuereas produetivas Ia segunda parte inlegeumte de le coneepeisn matesalista de 1a histori anibas teorias sou cuuisideradas y aharcadas por sus tun tun todo inuivisible. Sip focaian en sealidad es lo ye i tentare demostrar en las siguieutesinvestigaciones. CAPITULO IL FL PUNTO DE PARTIDA PSICOLOAICO 1h LA CONCEPCION MATERIALISTA DE LA HISTORIA Mars procede de la escuela hegeliana y es reconocido -generalmente como *joven hegeliano.. No se puede ne- sar, cevtamente, alguna inflwencia de Ta flosofa hegetia- ‘ia sobte las concepeiones de Marx. Esta influencia no ‘s, sin embargo, tan profunda coma algunos erticos pre- fenden. Es, por ejemplo, muy exagerads ta alirmacién de Eugenio Dahring que hace descansar toda la filosofia, de la historia de Marx sobre la negacién de la negscién de Hegel, y que ella subsiste 6 cae con la dialéctica hege- liana (), Con mucha mis cazén afirma Marx, en el protogo a la segunda edicion del primer tomo de El Capital, que su ‘mGtous diséetico, "por su fundamento, es no sélo dile~ (Vase Dag, Hiria etn deta economy maconal y ste otatsmo, 3 ee 1838 peg 17 al de Hegel, y que &1 tat sit a 15 expresiones bg ‘Mars designa al proceso como neyacieit dela negacidii— gels, uo piensa con ello demastratly cour his. ne nee jas, “Auge sari. Por el cantraro: despucs de babes probado hstéricamente que el proceso de hecho eh parte se ha realizado, y en parte tiene que sealizarse, le desig ‘como un proceso que se Heva 8 cabu cunloriie usta Aeterminads ley diakéctica, (1) La observacién de Engole es muy caracteratig 9 escubre Ja verdadera situacion de cada wiv de los fundatores de ta concepelin materiatista de 1a histor frente ta dialéetica heyeliana. Fu ta *neyaeigu de 1a ne acion, mo descubre Engels wna ley de To que realwente sacontece, aunque sl una “ley dilGctia,,.,Esteana ley que ‘to puede ser aportada como prucba, ai autoriza prefjar un supuestot ia 6, acaso, la mejor muestra det papel que ha teu: ‘to ta diaéctica hegeliana en la constrieciénflossfica de Ja historia de Mark. A quedarse completamente libre de esta daléetica no podia decidirse Mar. Hasta sia continia siendo, en cierto modo, hegeliano, aunque, al Sina, solo en la forma de expresarse. Pero con la cubiesta hhegeliana envolvié Marx otra susiancis que na tenia nada de comin con el ideal de ls flosotia de Hegel. No silo cra Hegel un metalisico ideatista, mientras Marx pertene- ‘ced aquellos pensadoses que podiian llamarse metaisicos materialistas, sino que, ademds, en sus concepciones psi coligices y filosdfico-histéricas, fucron ambos pensadores fundamenlelmente distintos. Como psicdlogo y Hésofo (Engels en soba cose Bang i 136 mamas » te la historia, tenfa Hegel de comtn con los pensadores ‘lel siglo XVI, ver como éstos, en e inteleeto, la fuerza iota de la vida consciente y de la historia: "est op om qui gouverne le mande,;A esto se redueie la psicoto sia y la Hlosotia de ta historia del siglo de la gran revo Iucidn. También era para Hegel el proceso del pensamien- to tel demiargo de lo real,, que decla Marx. Esta flosofia. dle Ie historia intolectualista estaba Iatimamente ligada cout la psicologia intelectualista, que reiné asta tiempos ray recientes, ‘A Fichte, y, més aun, 4 Schopenhauer, comesponde la creacién de una nueva corriente en la psicologia cienti- a, A Schopenhauer, que fué el primero en afrmar que, tio ta razén, sino la Yoluntad forma el elemento predomi tanute de la vida consciente, “El conocimiento en gene ral—dico—tonto racional como emplrico, procede of riamente de la voluntad, pertenece dla esencia de los is elevados estadios de su objetivacion, como un mero tevavt utr medio para la conservacién del individuo y de la especie, como otto eualquiers érgano del cuerpo. O: nariamente, pues, at servicio de la voluatad, determinado ‘al complimiento de sus fines, continda también & su ser~ Vico casi wniversal y completo, asfen todos fos animales, ‘como en casi todos los hombres (1). Esto es una inversién completa del punto de vista de Hegel. A la voluntad, y no 4 la raxén, carresponde el primado de la vida humana. Marx, en este terminante punto de vista psicolégico, no esté con Hegel, sino con ‘Schopentauer. 0 cate Schopeshaur, El mundo como eolantad y representcitn, 10H i. No hay motivo para aceptar que Mars haya estado di- Fectamente influido por Schopenhauer; pero esta, fuera de toda duda, que reconocia, tan decididamente conto este, 1 primado de la voluntad Sobre a inteigencia, “La idea — tice, por ejemplo, en su poleiiea can Bruso Bauer—, se compromete siempre que se distiigue de los“ Audeinds,es facil compreuder que cada interés, cusntions bistoricamente logrado, cuando aparece por primeca vee cemel muado coamo “idea, J ~representaciin,, exeede en inucho de sus verdaderos limites y se confide sencral~ ‘mente con los intereses humenos. Esta iasignt forma lo {que Fourier Hama el tono de cada época histrica, (1). EI aspecto psicoldgico de la concepeis matcialists dds la historia tiene su expresida mis. penetrante va ia tess de Marx sobre Feuerbach citada por Engels. “El de ecto capital de todo materiatismo ha sido--dice Mars — ‘concebir la efectividad objetiva y real, sdlo en forma de objeto 6 de intuicion sensible, pero wo como actividad humana y sensible; préctica, no subjetivamente, De aqui procede que la parte activa fu desarcollada por el ideal ‘mo en oposicidn al materialism, pera slo de un modo abstracto, naturalmente, ya que el ieaismo no conoce la ‘actividad real, sensible como ta... El problema de si ‘eutendiniento humano puede lograr la verdad! objetiva, {No es tedrico, sino practico. El hombre tiene que probar fen ta prictca Ia verdad de su pensamiento, es decir, su clectividad y poder, su aplicabilidad 4 los problemas de este mundo. La discusién sobre la realidad 6 no realidad de un pensarhiento que se separa de la prictica, es una (1) a Sagrada Foi, Coecln de sss de Nava y Eas sh 1902, ome pi. 182, varlay hacetla mas digna del hombre. Para as clases pu~ dientes la necesidad de sustentarse no cuenta, naturelmen: fe, entre las causas dela lucha de clases. Un rico no quiere ctriquecerse mds para sustentarse, puesto que sin nece- sidad de ello tiene bastante asegurada su existecia. La aspiracién 4 gozar tiene en este respecto un mayor ¥ lor, aunque es también muy individual y no puede ge- healizarse como explicacidn. Es verosimil que solo los sentimientos ego-lirulstas, los que se manifiestan por as pirar 4 distinguirse y lograr wna fuetza social, sean los funamentos psicoldgicos mas importantes del apetito de riquezas; Ia tiqueza se busca frecuentemente mas bien como medio de dominar, que no, & la inversa, la fuerza ‘coma medio de enriquecerse. Gh) Von Bret dings “lo valores prope (Signet) se tow Soles lest (Wirkngewere) atte Epos pede sur val poplar alae lama), metas que In tguces ‘Shope valor de eal exetinds aa como medio pots obtener Sigur tnt de elias, Vane Sitoma ela oral lr A pesar de Engels, es, por consiguiente, falso que “el oder sea s6lo el medio y la veniajaecondmica el fin; con mayor frecuencia es “la ventaja econdiica, el medio para el “poder, ,—Ia fuerza. Cox otras palabras, ia historia pot. tica no es una historia encubierta de la lucha de clases por intereses econémicas, porque los hombres no slo luchan por Ia riqueza, sino por el poder también, La historia po litca conserva, por tanto, su independencia en ct mismo plano que Ia economica En el primer término del escenario histotico nos en contramos con fa guerta, que tan importante pape! ha te sido siempre en la consolidacign de los diferentes grupos sociales como Estados, unidades politicas onjenizadas, Qué es, pues, la guerra? ¢Solamente una lucha por inte reses econdmicos, 6 algo de mayor complejdad? Para los pueblos salvajes no esta paz, sinola guerea su estado normal. “En teoria—dice Morgan —cata tribu india que no he estipulado con las demés un contro de pa, se encuentra en estado de guerra. Cada una es libre 4e organizar sus tropas de guerra y emprender las cam as & su gusto (1). Otro tanto asegura Spencer, de dite rentes pueblos primitivos (2), Este incesante estado de guerra de los pueblos primic tivos estd favorecido por la caza, que es la forma de si economia. En una y otra ocupacién utilizan las mismas armas y desarrollan y eevcitan la misma capacidad espit. tual y corporal; el mejor cazador es, al mismo ticmpo, el primer guerrero. La economia dominante secunda, en cierto modo, las empresas guerreras (0) Morgen, Le Secedad primis, ph. 1 (2) Spenser, Principia de soli. Sin embargo, es claro que el motive econémico tiene ‘un papel muy reducido en Tas guerras de los pueblos ca- adores, ya que éstos no poseen gran cantidad de subsis- tencias que pudiera apropiarse el vencedor mediante Ia ucrra. Tampoco puede decirge que las guettas se deban cu ellos & oposicidn de intereses de clase, no eaistiendo cn cl estadio de estas tribus semejante diferenciacién, Na. die ha descrito con mayor vigor que Engels el orden so. ‘ial arménico de estos pueblos, Reina en ellos una paz Interior absoluta, ef pueblo no esta dividio en explota- ‘ores y explotados, todos sou libres & iguaes, y esta vida ldilica soto se ve perturbada por le permanente situacion ‘le guerra con las tritus vecinas. El poder no podria set ‘onsiterado eu estos pueblos como medio de “provecho ccondmico,, puesto que ninguno especial nace de al Con todo se muestra en ellos una gran inclinacién al oder. Mas no moviéndolos una oposicidn de intereses, ‘que les impulsa 4 atacarse mutuamente con tanta acim? Primeramente parece que el placer de guetteat. Es Para ellos la guerra una especie de sport. Los juegos de combate forman una buena parte de los preteridos por hombres yanimales. La inclinacién & la lucha estan fuerte entre los hombres que “apenas existe una forma de juego que no pueda tomar tcilmente el earacter de combate, especialmente, si aparecen difcultades que vencer 6 sut- a algin peligro que evitar, (1). Las luchas de fos gladia ddores en Ia antigua Roma, las de los cabelleros germans, los torneos de la Edad Media, lot astitos de nuesttos dias, y muchos otros ejemplos, son buena prueba de lo arraigado que estd en el hombre de todos tiempos el (0) toes, Los jaags dels hombres, pig 27 into de lucha, De aqui que los pueblos primitivos se alaquen prineramente por el placer de luctas Se juntan,saturalmente, oles muchos motivas, entre to de venganza, an poderoso en los pueblos salvajes; con ocasion de los pasados combates nace ok deseo del desquite. La aspiracion & distinguirse 4 la gloria, es acaso la causa mas frecucnte de las ue tras enite los pueblos primitives. La vanidad de los sal vajes es lo primero que sorprende 4 los abservadores Ue su vida, y nda les parece mus adeeuado para satisfacer la que los enitos guerreros. Asi se comprende que a pe sar de 1a relativa inatilidad ecouomica que bs ne para elles, vivan combaticudo coustamtetente, No sor ‘que esta ew estrcelia relacion con Iss eonticiones cou: némicas de su vida usmada, ya que e pastor fcilmente se couvierte en guerrero. Pero enlee ellus tiene cesta mente la guerra un sentido ezousinico mis preciso, No dejan de motivar sus yuerras,cowe las de los anteriores, 4a vanidad, el amor & a lucha y la venganza; mas el fac tor econémico interviene en mayor escala porque a gue: tra entre pueblos némadas tiene en los ganados wa pre ‘ioso bot. “El bandido arabe dice Burckhardt cousi- dora honorable su industri, y el uombre Aarainy (ban ido) es el titulo mas lisonjero que se puede adjudicar un joven caudill. EL arabe roba indistintamente 4 sus ‘enemigos, allegados 6 vecinos, siempre que no se enews then en su propia tienda, donde 1a propiedad es sag da, (1). No extrana, pues, “que las tibus deubes se e perpetuo combate y que sus guetras, de cor menos guesteros muchos pueblos pastors, ly (1) Grosse, Las formar da fami gas $95 ta duracién, se sucedan con breves intervalos de paz, Fotos por el menor motivo,..Eslas mismas cualidades dis: \inguew aos pueblos némadas americanos. *Los pobta ‘ores de tas Pampas viven més de la rapita de ganados que del pastorco. Sus guetas, interminables, emp «das con extraordinaria bravura, tienen casi Como tnico ‘objeto hacer acopio de eaballos (1), ‘Tambign Spencer se ocupa de los robos de ganado en los pueblos ndmadas. “Entre los bechatios—dice es la ‘verguttza por tobos anteriores el motivo mis fecuente de las guerta, y su i robes. Otzo tanto pai ueblos ‘catopeos de la antidedad, @. La guerra entre los pue- los némadas hay que considerala hasta cierto punto ‘com una forma econdmica, de la que sou también moti 0s podrosos la vauidad, el amor & ta lucha, y el senti- ienlo de venganza, Entre los ageicultores primitivos la guerra tiene otros Aistntos motives econdmices, coma el robo de esclavos, Jas disputas sobte los Iimites de sus tierra, ete. No se puede olvidar que también en algunas tribus el hombre objeto de caza, como entre los canibales. “No otta ‘oss. que estas cacerias fueron las llamadas guerras de los satecas, y en carne humana pagaban sus tibutos los so setidos, (3). Con todo no se puede negar que le guerra entre fos pueblos agricultozes sirve con menos frecuencia 4 fines econdmicos que entre fos néimadas, Tgualmente ocurte entee los pueblos civiizados. Los (2) Grom, Las formas ds fami gins» 98. (0) Spent, Principe de scatogiy HAND, pte Vp. 27 ‘esetanbien Lippert Matra del catra pgs Vi (@) Lipper, Historia de enars, |p. 88 mis diversos motivos hacen que estalle una guerra; 4 ve ces hasta el altruismo, como cuando comienza por defsw der a un pueblo de los ataques de que es objet. El fana listo religioso fué ducante largo tiempo una fucute fe~ funda de guerras coustantes y despiadadas. El amor na~ clonal ofendido, el patiotismo, da, hoy mismo, recuente ‘ocasidn las gueras. Peto en general puede decirse que | motivacién psicologica de las guerra entce tos pueblos civilizados esta, predomioantemente, en los seutimen tos egovalirustas. También los motives econsmicos tie tie junto 4 ellos importancia capital; como en las gue tas colouiales contemporineas. Sin embargo, wit gran uerra, considerada econsinicame 0s, au para el mistmo vencedor, una aventura prove- stiosa, Cuesta demasiado dinero, No. sin justica chos socidlogos (St. Simon, Comte, Buckle, Spencer), contraponen el tipo industrial de la sociedad al guerrero Y consideran la guerra como la perturbacion mis honda Mel progeeso industrial. Desde Adatn Smith muchos eco: ‘omistes se han esforzado en probar Ia inatilidad econd- mica de la guerra, eayos perjuicios econémicos superan coi mucho 4 sus ventajas, lo que no disuade, lo msi hin, a los pueblos civilizados de arruinatse en constr tes guerras, dando com ello buena prueba de que no son los intereses econdmicos to que les mueve & guerrear. 2Qué clase social gana con una guerra? Ciertsmente ‘que no es Ta trabajadora. gGanan los capitalists? Sin luda, en algunos casos; pero con mas frecuencia sutren fa industria y el comercio cvantiosas pérdidas, aun 2, eS 0 may rar0s ea los pueblos victorisos. Aus aceptado que la guerra fa= vorece 4 los inlereses econdmicos de las clases podero- sas, esto uo puede explicar por qué las grandes masas, eu manna 1% que evidentemente no constan de capitalistas, son las sis veces belicosas y apoyan con su asentimiento Ia politica guertera de los Gabiernos, Nada puede hasta hoy HTespertar en las masas mayor entusiasmo que los Exitos laucereros, y seria desconocer totalmente fa naturaera hs: ‘mana pretender explicarle por los provechos econsmicos, may dudosos, que ura guerra pudiera reportar al vence- dor, FI soldade moderno no es ef mercenario de otros tiempos, no luchs por la ques, sino por bienesideales, ‘como la honea, fa fama, el poder de su patra, etc FI hecto social de fa querea que no puede explicar. se por Ia doctrina del predominio de los intereses econ. rieos, tanto menos puede ser considerada como una cha de clases; pues precisamente es caracterstico en Ia ‘guerra fa mayor 6 menor soldaridad con que en ella in tervienen todas las clases sacales, 4 pesar del antagouis: mo que existe entie sus respectivos intereses. El senti- Imiento de nacionalidad y ottos de solidaridad semejantes 4 €l, se manifiestan en la guerra demasiado poderosos para que junto ellos puedan prevalecer los debidas & 1a conciencia de la oposicién de clases. Aqui son nototios, tos errores 4 que puede conducir ef desconocer Ia impor tancia del factor politico como poder social, independien te € inconfundible con los intereses econdmicos Ena historia considerads como fade las luchas de los igupos sociales, podemos distinguir luchas de dos tipos lichas de clases dentro de una sociedad politica organiza 4a y lucas de agregados politicos, de conjuntos de cla- ses, de Estados. Ambas son, eu mayor 6 menor grado, I ‘lias por el poder social; peto con la diferencia de ser en {as primeras fa riqueza & menudo un medio, y entonces se lucia primero por conseguitla; en las segundas, por el 6 nsanane contrario, st objeto proximo es raramente la riqueea, sina ‘mis bien la sumision politica inmediata del eneimigo y ba constitucidn sobre él de una sabe todas las clases det riente interesades, La preexistencia de una ciertasolidaridad de iaterescs centre ls diferentes clases de un Estado no puede negar s€ ni aun dentro el dominio econdimico. Ello es expresa- ‘mente reconocido por Kautsky, quien ademas indica "que también fa sociedad eapitalista es coun toa otra una uni lad orginica, en la cual los peruieios que suive waa parte no dejan de danar 3 las restantes, y Hega dla conelusidy dle que fa armona de tntereses de la diferentes clases es “hasta cierto grado ianegable, (1), Por cousiguiente, no tenemos derecho & considerar ul Estado, exclusivamente, como un poder que sive pora la organizacion de la soberania de clases, En ta vonserva- ign de Ia independencia politica del Estado estén iyual- ‘mente interesadas todas las clases sociales, en cuanto tie fe un valor ideal para todas. En cl terreno ecostdmico et Estado no solamente instauea la sobcrania de clases, sino ‘que favorece al desariolloecondiico y acrecienta fa sama dela rigueza nacional, 1o que corresponde 4 los intereses de todas tas clases sociales. A esto acompata la misiSn culturat del Estado, cuya aspicacion primordial esté en tos progresos de la cultura y la elevacion del nivel intclec. tual de sus sibditos, porque la fuerza politica y la cco /émica son inseparables del progreso dela cultur nia politica on fa que slado veuceor se sienten solidat (aay, Etprobema agrarian. 30 sLaamnsio wa En relacign com las mas clevadas actividades del esp: ritu—ciencia, flosofia, arte, moral, religidn-—, tiene to- slavia menos valde: 1a teoria del predominio de los inte- seses de clase. El conocimiento cietiico y filséfico si- ue sus propias Teyes ldgicas, que no tienen comunidad alguna con los intereses de clase. Marx y Engels no se inelinaban & dudar, desde et punto de viste de sus cono- Cimientos to6ricos, de Ia validez objetiva de las ciencias ‘exaclas. Como materalistas crean en la existencia obje- liva de fa materia, cuyas leyes son descubiertas por ln ciencia. “¢Fs nuestro pensamiento capaz—pregunta En- xels—de conocer el mundo exterior; podesos construir ‘on nnestras representaciones y conceptos del mundo ex lerior una imagen fel dela realidad?, (1), Sa contestacisn 5 ferminantemente alirmativa; si podemos probar 1a cexactitud de nuestra coneepcién de un procest natural, aientras nosotros le obtenemos sacdndole de sus propias conilciones, yademts, lohacemos servic & nuestros fines, hhemos terminado con la incognoscible *cosa en si, kenta na, (2), La ciencia que se apoya en los experimentos, co- nce, segin Engels, la verdad objetiva.. Siendo asi el verdadero conocimiento cientifico tiene ‘que ser ambign totalmente independiente de los intere- ses de clase, de lo contrario dejaria de ser objetivo, Exis- fe, por Io tanto, desde el punto de vista mismo de los Juudadores de la doctrina de Tos intereses de clase, por 1o (0) Bagel, £Fexrbach (2) ems, 18 3 18 remain ‘menos un dominio de la actividad social, sobre el cual su sentencia no tiene validez: el del conocimniento cientifco, ‘en euanto es objetivo. Los intereses de clase, siento may. Poderosos, no son capaces de hacer gira al Sol en desce dlor de ta tierra: y como nuestras representaciones y cot eptos cieatifios, segiin la teoria del conocimiento de gels, sou unt refleo de fa ecalidad, frente ellos os in- tereses de clase son igualmente impoteates. El curso de 4 naturaleza, independiente de los intereses de clase, se reproduce objetiva y necesariamente en nuestra coucien- cia. Por mucho interés que tuviésemos en negat la exac~ titud de los axioms gcométrcos, no seriamos capaces de fogratlo. Ningan estuerzo de la Voluntad conseguiria te- presentamos wn tiangulo cuyos dnglos sumasen inis 6 menos de dos rectos Por muy débil que sea la teoria del conocimiento de Engels, porto menos prueba, ciertamente, lo insosteatble el punto de vista de clase come eriterio de verdad. Toda teoria del conocimiento, fuera del esceplicismo sbsoluto, ests obligada 4 reconocer Ia universelidad de ‘uesttos procesos HOgicos y la preexistencia de la verdad objetive independiente de fos intereses pricticos de ta vida, Le nica solucidn consecuente del marxismo seria volver ta fase de Pitiyoras: “El hombre es la medida 4e todas las cosas,. Pero el escepticisia flosofico es ia conciliable con la metatisica materialista de Marx, ya que sta eree conocer Ia naturaloza de tas cosas. Ast que se encuentra ef marxismo ante este dilema; materiligo 6 Iucha de clases. En ambos casos queda arriesgada su suerte qualmente impotente es el punto de vista de clase eu aaa 19 ‘conrclacim 4 fa moral, aunque Engels no fo crea asi, des ‘de Inego, “La teoria moral de Feustbach es, como todas Jas anteriores, propia de todos los tiempos, de todos los pacts y situaciones, y, por to misio, no es aplicable ‘uunca ni en sitio alguno, y pesmanece frente al mundo ‘exterior tan impotente como el imperativo eategstico de ‘Kant, Eu relidad, cada clase y hasta cada profesién tie ‘ne su propia moral la que deja de seguir siempre que pu de hacerlo impunemente; y ast el amor, que todo debe lust, Heya 8 ocasionar guerras,disputas, procesos, ex. ciadalos, divorcios, te.. (I). ‘Aqui habla Engels de dos cosas totalmente distintas. Primero firma que las normas éticas no son cumplidas nuestra sociedad; después que no existen tales nor, ‘as universales. Lo primero es rigurosamente cierto, lo segundo queda desmentido por el mismo Engels cuando atade que cada clase esta dispuesta & quebrantar su pro. ia moral, Para quebrar algo es menester que existe, ‘ealmente cada proesion taviese su moral, lo que no apa ‘rece claro, ¢por qué no fabria de adaptarse de tal modo a los intereses del tespectivo grapo social, que hiclese in ‘necesaria fos posible infracisn? ierto que Tas costumbresy el género de vida son dis tintos ara cada clase social; pera con todo, tcos y po bres coinciden al reconocer lo morsimente bueuo 6 wales sde hace siglos los hombres civlizados consideran Io ‘nora cristina como el ideal ético mis elevado, von to ue,naturalmente,no comulgan los pueblos salvaje, Este ‘0 contradice lo ms minino fa universalidad de tas nor, ‘as éticas, del mismo modo que la renovacién de las (1) Poverbah, pguas 34 ocinas cfentns no desmiente ls uveslided dels ieyes del pentamiento, La opinion de Buckie, de que las docsinss morales no han experimentad cai ningun trace manos ls bechos que In afrmaci oputa de Engels de que no slo ca tpoc, sino cada protein, cos, anlagSnicos con lo de las dissin esto puto; Clase. La exenla dela apobacion 6 desprobacin moral das como buetas 6 malas en a, 0 lo son como mets pate determinados Snes. De ete modo nace consepto Ecler en encode ge cng si propia vader. Electvamente, puede fs nee Ses de Case eseurecr de tal odo ia concena deo moraliad que leguen&serconcetids comme norma por eootenr seta valde moral. El pic oral del fe clase, y ene deber supera& todas las dierencits de clase, y onotinient de deber par coinciden Todos fs how bees de conceniamoralysin itision de cases i pro tesones. "Los deberes individuals pueden ser deter nado eupicamente la concenla del debe sa priori, tm pusde fundase obce bate algina empha,» mis Vike da ell posibildad A oe deberes especiales que re~ Ciben su contenido en cada cao dela experisais (1) ‘Unt moral de else conslente dest misma una centration ajc, porque ln escncia ea rales, (0), Windetand, Prado, pig: 305. Drecisomente, en reconocer el deber y cumpltlo como ta Y desatendiendo los intereses. egoistas. La teorie day bredomini de los intereses de clase estan impotente en 4a fundamentacién de i 10s hechos éticos, como frente 4 la hunivrsalidad de as leyes del pensamiento, La prolongas ‘idm consecuente det punto de vsia de clase es ow reo tmen, equivatente é la negacion de toda moral yde toda iencia objetiva ‘Mas Ia teotia de los intereses de clase contradicetam- Pies, terminantemente, ef contenido empliica deine bechos de la concieacia moral. Cietoqxe som los aiciog morales de fos distitos pueblos diferentes; pero sus ete iyendo con el curso de ta Historia, A medida que progresan cn su evolucidn, van coincidiaade le los pueblos cultos. Exist, por tanto, una direccign firme, en aque se reali la even ‘ion de la moral, y esta es la prueba més palpabte de ig Iyeexistencia de una moral universal. “Quien comets ana sstsa s mds desgraiado que el que la sult. (1), fa Demet, E imperativo categérco de Kant, esd yo ita! Mahabharata casi con ls nismas palabras Gh, Desde los Evangelos, después de diecinueve sigios de brogtesos inconsiderables, la humanidad no ha seoeladc novedades oi dierencas en la dstincion de lo orinan {te bueno 6 malo, ‘Las normas éticas tienen aa valor esceso como motivos felgomercio humane en la sociedad modeina, Pero por oso cumplidas que sean, en la vid social no puede pos, Sindise de ells, y necestan una explicaion cieatees 2) Wont, Bic, ig. 28 (2) Spencer, Lor principin dete ome Lp. is, eicip stesnes, 1979, ‘Ya que Ia dociina de los interesesde clase no puede dal st ve obligada 4 neger las hecos misinos. Sin embargo, fos hechos son mis poderosos que todas Iss teoras. La religida que tan intimamente ligada ests con ta moral, tampoco puede ser explicada por los intereses de tlase. La devocidn, que es el fundamento psicologico de las creencias religioses, pertoncce 4 los sentimientis primordiates del espiritu. Cierto que la composicién de Clases de la sociedad inflaye sobre a fe como sobre fas costumbres de la sociedad; en esto tiene rd el marx 1m; pero se equivoca al determinar el alcance de esta i fiuencia, que no consiste en Ia sustitucidn de la moral y deta relighdn en la conciencia, por intereses de clase, sino fen Ta dependencia del contenido concreto de ambas, de la situacidn econémica del correspondiente grupo social Se puede explicat, por ejemplo, mediante los itereses de clase, por qué fué aceptada Ia religion evstions em la sociedad romana, primero por las clases pobres. Se puede convenit con Nietzehe cuando designa al Cris tianismo como ‘ingreso (Aufstand) de tos eselavos en la moral,, Ahora, que va mucho ms lejas cuando afrma aque la base del Crisianismo origluario le formaban no slo el temor, sino el odio de clase de fos ricos & Jos po bres (1). ¥ en ello se engaha, porque aunque la situacién de los pobres favorecia mucho su entrada en la nueva re ligign del amor, esta circunstancia no signfieaba un mo: five consciente, El interés de clase era totalmente incon: cillable con el elevado entusiasmo religioso de los prime 10s cristianos, que no sél0 reaunciaban & todos los pro (i) Vise Wiehe, La genetogte deta moral Obes de Nea, somo Vi lg 32 mane 0 vechos econdmicos, sino hasta 4 su existencia terrena Todlavia tiene menor valde2 el punto de vita de clase Jo que al arte se refere, La situacisn econdmica infor ma los juicios estéticos de las diferentes clases sociales; cen cierto sentido puede decirse que cada clase tiene st estéica propia; las ricas y eullas encuentra de mal gusto lo que en los pobres y ridos despierta el placer estético. ‘Sin embargo, la esencia de fo bello, como Kant ha mos- trado, esti en que “representa el objeto de una general complacencia,, Sobre lo agradable no se puede discutir; pero si sabre Io bello *y uo se puede decir, por tanto, cada cual tiene su gusto. Ello equivalésia & afirmar que tno hay gusto alguno, esto es, ings juisio estético que Pudiera dar conformided 4 ta pretension legitima de cada tino, (1). La mejor prueba emplrica de la universalided Ae Tos Juiciosestéticos esta en que las creaciones del arte antiguo, después de todas las alteraciones que se han ‘dado en el orden social hasta hoy, siguen despertando la complacencia estética. La teoria del predominio de los imtereses de clase no es, pues, capar de descubrir a esen- cia intima de la mora, de Ta eligi, el arte y la clencia, por no ser el interés de clase criterio de lo verdadero, hermoso y bueno. La historia humana es incomparable. mente mas noble y elevada que la mera obtencién de subsstencias mi Hiay dos tipos de movimientos sociales. En uo se ‘manifiesta vigoroso el caricter de clase, que en ef otro ‘queda encubierto. Ea la historia contemporénes el prime: (0) Kat, Crifin det jee. Kebrseh, pins 62:86

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