Está en la página 1de 17
MEMORIA Y BIOGRAFIA gPARA QUE SIRVE LA HISTORIA ORAL? Lutz Niethammer Un viejo fontanero, nacido en 1900 en una familia de trabajadores de catolicismo estricto, tabajador en el ramo del metal desde 1919, sindicalista desde los aitos 50, miembro del PC desde 1928 y de nuevo desde su jubilacién a finales de los 60, ha trabajado toda su vida en pequefias empresas del ramo del metal, y en la ultima durante 82 afos. Con motivo de la pregunta de sien la fase de la «guerra relimpagon (Blitzkrieg) habia crefdo en una victoria alemana, recuerda (en la entrevista) el discurso de Hitler que daba a conocer el ataque a Polonia y comenta: «Alli tenia yo un colega que estaba en las $A, pero nos entendiamos, él sabia perfectamente que yo pensaba por mi cuenta. Y de pronto nos enteramos de la guerra. El tampoco vive hoy ya: tuvo un accidente, cayé de un tejado. Y entonces nos enteramos de la guerra. Bueno, digo, “Jupp” —se llamaba Joseph, le Hamaba- mos Jupp, mas corto— asi, Jupp, la guerra ya esta perdida», le dije al hombre de las SA. «Hombre», dice, «cémo puedes decir eso», Jupp», digo, «después de esto ya hablaremos». No es que me hubiese hecho algo, © asi, eso no. Me conocia, sabia que yo era un buen colega y todo, también que me gustaba ayudar y eso. Si, y después de la guerra le pregunté ~a él le alistaron atin, fue militar (mientras que nuestro interlocutor fue declarado iniitil; L_ N.), Después de la guerra volvi6, Le digo: Jupp, gqué te dije el I de septiembre del 89?» ~«maldita carrofiay, me dice, atenias razén— «Sin, digo yo, dos alemanes aun no han ganado ninguna guerra. Ni siquiera ganaron la del 70/71 , s6lo 5 millones o billones — qué era?— en cl ataque de julio...r, le digo, «ganar gané el inglés la guerra, nooo, y» —le digo~ «nosotros los alemanes aiin no hemos ganado ninguna guerra. Tenemos las guerras de 1806, Napoleon, yn —le digo— «Y Federico El Grande tampoco gand muchas guerras: la Guerra de les Sicte Afivs, cs0 no eran gucrras ganadas» “le digo- «todo derrotasy, Asi se lo expliqué, historicamente:»' Entrevistar al pueblo no siempre conduce a la verdad en la historia. Algunas informaciones generales demuestran ser erréneas cuando se comparan con las fuentes mas cercanas al tema, de tal forma que hay que delimitar qué es lo que vale la pena preguntar. Pero a menudo uno obtiene respucstas a preguntas que ARTICULOS no se han formulado, y, ademas, apuntan a nuevas preguntas. No es un resultado sino una premisa de la Historia Oral, el hecho de que los historiadores que disponen de fuentes adecuadas a sus preguntas no necesiten crear nuevas fuentes. Ninguin historiador sensato hard entrevistas para echar nueva luz sobre el balance de los éxitos militares de Alemania. Sin embargo la cita invita a observaciones y consideraciones de otro tipo. En primer lugar, documenta la necesidad cotidiana de fundamentacin histérica de prondsticos y juicios politicos aunque en este caso los argumentos hist6ricos falsos respaldan un juicio correcto. Podria invitar a restituir un apren. dizaje en el palimpsesto del recuerdo de un anciano ~a saber, que todas las guerras de los grandes suponen derrotas para el pueblo~ y a preguntar por qué este sentido (sea en la conversacién mantenida entonces, sea en el recuerdo de un ochentén sobre lo que habia dicho afios atras) se convirtis en un modelo de argumentacién nacional: jdespués de todo los alemanes nunca ganamos!. Es esta la voz de un pueblo vencido varias veces pero a pesar de ello sdlo superficialmente enmendado? ¢O refleja la pragmatica comunicativa de un inquierdista ante la esperanza de victoria de su entomo? ;O remite a la irritacion de un comunista alemén frente al pacto de Stalin y Hitler o a la expansion militar y el afianzamiento de la hegemonia rusa como sustituto de la revolucion en el area socialista’, Esta claro que ésto no se puede decidir exclusivamente a partir de este fragmento de conversacién, pero si se podria determinar mejor a partir de la comparacién entre diversas interpretaciones de entrevistas significati vas. La cita también se podria ofrecer como fuente para relativizar el significado de la pertenencia a tendencias politicas (como, en este caso, al pensamienio de tradicin comunista y al séquito del Fihrer fascista) frente ala importancia del medio social y al compasierismo en el trabajo: tanto en el Tercer Reich como posteriormente, el viejo izquierdista y el viejo nazi son, en primer lugar, compa Neros mientras se relacionen como buenos colegas en la empresa. Ya el hecho de que nos haya llegado este testimonio (y que el hombre de las SA tenga que ir a la guerra mientras que nuestro entrevistado puede quedarse en la empresa) sefiala las fuerzas de resistencia de culturas sociales frente a las lealtades politicas y las posibilidades del poder. De este modo se podria fomentar la comprensién de aquellos espacios y relaciones pre-politicos que se expresaban, por ejemplo, en el slogan de desnazificacién del «nazi que se habia mantenido honesto» como una de las bases de integracién social en la postguerra. Finalmente la cita también es adecuada como objecién frente a un prejuicio historico. muy extendido: a saber, que hasta el inicio de la guerra o hasta Stalingrado, casi nadie en Alemania habfa dado con un prondstico correcto de la situacién y que, aquellos que ya habian expresado en Weimar que «Hitler significa la guerra», habfan sido eliminados en su totalidad por el terror nazi ~evidentemente una doble exencién para los muchos que habian aprobado el fascismo en su fase de expansion. Sin embargo, habia en realidad restos de una opinién publica contraria, por ejemplo en los rincones de companerismo en las empresas, y en ellos no sdlo se diagnosticaba que Hitler significaba guerra, sino que esta guerra también se perderia. Una tal intervencién rompe, ademas, con la supuesta amplia aprobacién al Sistema-NS, dejando de lado tépicos, aparente. mente de sentido comin, y abre el terreno a preguntas més profundas. El lector critico alegara con razén que todo esto es demasiado significado para una alocucién claramente confusa de pocas frases. Y, en efecto, desarrollar: la de este modo solamente es posible sobre el fondo de muchas conversaciones, que presentan referencias y datos aislados (0 estructuras de relacién latentes entre la memoria individual y la publica) como experiencias sistematicas de investigacién y asilas validan. Para todo ello existen ahora diferentes fundamen. taciones, A nivel internacional, la practica de la Historia Oral se ha desarrollado con fuerza durante el ultimo decenio y ha producido una conciencia progresiva mente critica del método.’ En esta aportacién quisiera intentar generalizar algunas perspectivas del trabajo con «entrevistas de recuerdo» sugeridas a partir de experiencias hechas con el proyecto «Historia de la vida y cultura social en la zona del Rhur 1930-1960» (a partir de ahora citado como LUSIR).’ Considero que una delimitacién de las expectativas puestas en la Historia Oral y una determina. cién mas estricta de las dimensiones de sus resultados, colaborarian a reforzar los pulsos que puede aportar a la historia contempordnea y a la comunicacion social sobre la historia La palabra codificada «Historia Oral», tomada del americano, se utiliza ~en contra de su significado literal~ no para un determinado tipo de historia que se bastase con Ia tradicién oral, sino para una técnica especifica de investigacion contemporanea.' Es adecuada, por un lado, para la exploracién de deverminados campos fragmentarios para los que no hay 0 a los que no es accesible otro tipo de documentos de transmision y, en este sentido, representa un instrumento de heuristica contempordnea. Pero, por otro lado, permite una concepcién mas amplia del pasado inmediato y de su elaboracién sociocultural como historia, y asi su practica revierte sobre la comprensién de la historia en general. A esto se le enfrentan dos malentendidos muy extendidos. E! uno opina que la Historia Oral es un autoengafio socialroméntico, que se pierde por falta de recuerdos fiables y afirmaciones representativas y no sirve cientificamente para nada. El otro busca en la Historia Oral una especie de acortamiento universal respecto al ayer, una especie de «instant history» propia para todo y que permite comprender los mundos perdidos del abuelo a partir de su ultima casette. En contraposici6n a estos prejuicios globales, la funcion de la Historia Oral para la historia contemporanea se ha de entender mas bien andlogamente como la arqueologia para los historiadores de la historia antigua. Se trata de un campo de métodos especificos para un tiempo determinado y apoyado en un trabajo interdisciplinario, que posibilita una ampliacién de la tradicion y percepcion historica y que se diferencia de otros campos de heuristica, histérica por el hecho de que las fuentes no son directamente accesibles y que la forma de explorarlas determina su caracter. Es cierto que también esta compara cidn es defectuosa, entre otras cosas, porque los restos de lo recordado en la memoria no tienen la calidad de los fragmentos de cerémica en un yacimiento.* Pero es instructiva aun por encima de lo heuristico: la excavacién amplia la comprensién histérica basada en la transmisidn textual, mediante la dimension de lo espacial y rompe proyecciones de la fantasia histérica a su respecto, aportando una nueva posibilidad de percepcién (de lo perceptible, de localizacio nes en planos, etc. ) para realimentarlas de una forma més realista. De forma parecida la induccién interactiva de la «entrevista de recuerdo» estimula la perspectiva de la ciencia histérica, marcada por datos producidos en un proceso, mediante la aproximacién a la perspectiva de la experiencia subjetiva. Favorece, ademiés, atribuciones proyectivas. Por tiltimo, y de forma parecida a la arqueolo: gia, crea a partir de una forma especificamente fragmentaria y ejemplar, bases para una nueva percepcién, en este caso: la de la dimension de la experiencia. Por todo esto, ahora voy a intentar delimitar escuetamente los campos en los que la «entrevista de recuerdo» promete una aportacién heuristica para la historia contemporanea y apuntar, seguidamente, algunos puntos de vista que muestren en qué medida la dimension de la experiencia es historicamente importante y cémo su intervencién puede tener una funcién critica, EL TESTIMONIO DE LOS EXPERTOS Con Ia vista puesta en aquellas élites cuyas memorias, si algun dia se escribiesen, no serian vendibles, se creé la Historia Oral en la América de la inmediata postguerra. Se reconocid que las decisiones socialmente relevantes se producen cada ver menos én cl nivel del liderazgo representative, sino que se pre-forman en gran medida en los altos mandos, las estructuras organizativas y los procesos de votacién; y que a menudo los «responsables» ya s6lo los resiguen y legitiman respecto a la opinion piiblica. Pero las practicas logicas y los procesos institucionales, que estan en la base de estas decisiones, se desarrollan a partir de un tejido de élites participantes (managers, funcionarios, burécratas, expertos), que la mayoria de las veces no producen transmisién hist6rica respecto a sus motivos y relaciones y cuyos testimonios escritos sélo son las «morrenas termina: les» de los procesos de yotacién internos que cada vex necesitan menos de la escritura. Esto era completamente diferente en el siglo XIX y principios del XX cuando, en primer lugar, el mimero de participantes era mucho menor y, en segundo lugar, a éstos no les quedaba mas remedio que comunicarse por escrito sobre sus motivos reales. Es cierto que los aparatos modernos a mediados del siglo XX producen cada vez mas papel -un crecimiento que, sin embargo, deberia disminuir por la telecomunicacién moderna—, pero bajo las condiciones del teléfono y de los grupos de trabajo méviles , esta transmisién basta cada vez menos para un andlisis histérico penetrante.* Las grabaciones de Nixon del trabajo de Estado Mayor en la Casa Blanca y el trabajo de Flick utilizando la camara para el sobomo, no tienen tanto valor de rareza porque hayan transmiti do un comportamiento totalmente desacostumbrado en los negocios, sino por que una forma tal de transmisién de lo acostumbrado por los poderosos es extremadamente inusual. La experiencia ensefia, sin embargo, que sdlo pocos jubilados del circulo de estas élites ampliadas, que una ver fuera de servicio permanecen a menudo en la disciplina de su privilegiado anonimato, pueden y quieren recordar con precisién suficiente los detalles de su actividad anterior. Execepto en casos extraordina ios, la memoria del pasado rehisa de sus servicios cuando se trata de la reconstruccién detallada, una ver pasados decenios, de procesos de decisién concretos. Esto lo han mostrado, una y otra ver, los interrogatorios a testigos en relacién con la persecucién de crimenes nacionalsocialistas después de mas de dos decenios y, también, ha dado mala reputaci6n a las montafias de escritos de testigos y apostillas a informaciones orales contemporaneas.’ Puede ser diferente si los sucesos significan a la vez importantes momentos criticos en la trayectoria vital del memorizante, pero entonces éste tiene a menudo escripulos a exterior zar tales recuerdos. La experiencia hecha con centrevistas dirigidas» a élites, ha conducido a la propuesta de que para la historia politica contemporanea, los interrogatorios a testigos se deberian realizar al poco tiempo de los sucesos importantes. Pero estos proyectos para asegurar preventivamente la transmisién, topiezan muy pronto con barreras de economia investigadora, entre otras Cosas porque implican importantes problemas metodolégicos.* Muchos historiadores contemporaneos, decepcionados del rendimiento y la fiabilidad de las «entrevistas dirigidas» a élites, encontraban sin embargo estos encuentros valiosos como conversaciones ade entorno». Porque la memoria de largo plazo parece mas productiva para las relaciones sociales dentro y entre las organizaciones, para la valoracién de circunstancias que determinaron procesos de decision y para la repeticién del cédigo en que se comunicaba sobre éstos; en una palabra: para historias de los niveles superiores del mundo del trabajo.” Por so se podian realizar, en estos casos, investigaciones antropolégicas y de historia social sobre el mundo cotidiano del «organisation many. Como muleia informati va de la historia politica contemporanea, también hay que considerar estos recuerdos de relaciones organizativas altamente diferenciadas como datos espe cialmente fluidos y subjetivos, que slo se pueden valorar y controlar en relacién con las correspondientes investigaciones en archivos. En este sentido, la entrevis: tainterrogatorio se acerca aqui al procedimiento de investigaciones combinadas para la ilustracién del estado de las cosas tal como se practica judicialmente. & menudo conversaciones «de fondo» («background>), llevadas sin magnetéfono y que por ello tampoco dejan material textual utilizable, son mas fructiferas y sufi cientes. En LUSIR este tipo de enuevistas de élite sobre decisiones y_estructuras politicas, s6lo se realizaron en el marco de entrevistas sobre historias de vida a miembros de comités de empresa y a representantes de la red de élites de base industriales mineras en relacién con investigaciones de actas sindicales. Justa mente, conversaciones «de fondo» al margen de las entrevistas. propiamente dichas, dicron aqui indicios importantes, por cjemplo, para la reconstruccién de interrelaciones politicas." Pero las informaciones sobre contenidos politicos, valores, experiencias y sus cédigos, que van mis lejos de semejantes inlormacio nes reales y planteamientos estructurales, son a menudo especialmente dificiles de interpretar en el campo de las élites politicas, dado que éstas constantemente tenian que repensar la determinacién de sus metas y, en consccucncia, su memoria ha trabajado y reinterpretado sus recuerdos ya en muchos sentidos. Quisiera mostrar esto con el ejemplo de una reflexién retrospectiva de un representante sindical sobre el problema de la socializacién en la inmediata postguerra. Formulé asi sus experiencias: «Aqui el tiempo no estaba maduro para aquel ticmpoy."' En un principio el oyente queda perplejo ante una frase tal. Pero la contradiccién de que esta afirmacién sea por un lado de brevedad formularia, por otro lado borrosa y vestida de conceptos generales («tiempo>), que aqui, ademas, esconden significados diferentes, apunia a un cédigo quietista de la autocomprensidn, en la que se mantiene una certidumbre que ya no es apropiada para ser comunicada. Es cierto que con un minimo de conocimientos sobre la época, es facil descifrar los concepios generales en su significado politico. Pero cl entrevistado parece que no querfa decir la frase resultante: «Aqui las circunstancias sociales no estaban maduras para la socializaciém», ya que s6lo habria sido una manida racionalizacién de una derrota de las izquierdas. A base de decir menos, daba a conocer mas sobre si mismo, escondiéndolo de nuevo enseguida. El entrevistado es hijo de un carpintero que era un decepcionado «viejo luchador» de las SA. Al final de la guerra, convencido «general de adolescentes» en las Juventudes Hitlerianas de la Alemania Central, huyé de la ocupacién rusa del Rhur y ya en 1946 era guia de juventud en su empresa; dos afios después se hizo micmbro del sindicato y mas adelante, se convirtis en funcionario sindical, también del SPD. Su cambio de orientacidn, después de la guerra, le llevé a la izquierda a la vez que Ie aporté un ascenso social vertiginoso; hoy figura como uno de los pocos protagonistas de la izquierda entre los multifuncionarios de su ciudad. La socializacién es una meta que para él, después de la guerra, designa en un principio el contenido de su nuevo tiempo; pero desde la perspectiva de ahora, se identifica con aquel tiempo y, desde esta distancia, la socializacién ya no resulta tan actual. A partir de este concepto temporal de época, diferencia uno espacial («aqui cl tiempon): por lo visio el mismo tiempo en otro lugar si estaba maduro para la socializacén, pero era justamente en la zona de ocupacién soviética, de donde él habia huido. Este complejo cimulo de experiencias, se compone de este cuadro enigmatic en el que se integran condiciones del entorno, historia vital y una orientacién adq) da tardiamente, ahora ya inactual pero, sin embargo, conscrvada. Todo ello, en un principio, se sustrae a la comunicacién porque para el mantenimiento de la propia identidad, el entrevistado esconde las dificiles percepciones de la realidad mediante formulas vacias. Pero como cédigo reducido, estas formulas vacias contienen una oferta comunicativa al interlocutor, que le proponen una confor midad en el marco de un traskicido modelo convencional de racionalizacién de la inquierda, El ejemplo puede mostrar que las entrevistas con politicos estan llenas de alevosias ~especialmente en sociedades con miiltiples lineas politicas quebradas en su pasado inmediato. Incluso, y especialmente alli donde cl objeto del recuerdo no es demasiado efimero para la memoria de largo plazo sino que esta presente por su importancia personal, las entrevistas expresan sdlo raras veces un recuerdo no reelaborado de relaciones politicas valiosas. Esto las convierte en un fondo fructifero para la investigacion de los factores individuales y sociales que interacuian en la formacién y transformacién de la experiencia, pero cn una fuente complicada por lo que hace a la reconstruccién histérica. Sin embargo, esta problematica no es tan determinante en otro tipo de entrevistas de expertos para la reconstruccién de campos de la historia contempordnea deficientes en fuentes, a saber: para la reconstruccién de las condiciones de vida cotidiana. Una gran parte de la vida cotidiana, —en la que los grupos ¢ individuos entablan relaciones sociales y elaboran interpretaciones sobre la coherencia de sus vidas 0 son marcados por interpretaciones heredadas— no produce, por si mismo, ninguna transmisién textual y, a menudo, tampoco de otro tipo. El deficit historico de este campo en él que interfieren esiructuras sociales y procesos politicos con la vida individual, en que la historia se vuelve experiencia vivida, resulta sorprendente para muchos, porque la cotidiancidad parece tan cereana, que sc podria suponer que su Uansmisién sea ubicable y cada cual un experto de su historia inmediata. Pero, de hecho, la historia de la cotidianeidad ¢s especialmente dificil de investigar y necesita, a menudo, mas fundamentacin tedrica que la historia politica o de las ideas." Responsable de ello es, sobre todo, la circunstancia de que la mayor parte de lo cotidiano en la vida diaria se constituye a partir de un gran numero de realizaciones subconscicates, en la costumbre de percepciones y acciones rutinarias y apenas manifiestamente variables, cuya imagen especifica se integré en la socializacén y sélo es visible desde dentro de su especificidad cuando su prictica ya no se da por supuesta. Pero lo subconsciente es chistoria olvidaday."" La elaboracién de sus contenidos cspecificos permancce inconsciente y no s¢ transmite mientras éstos son vilidos. Se hace visible s6lo en tanto estos contenidos ya no son evidentes, es decir por percepcién ajena 0 recuerdo. En esie sentido no es de extrafiar que la aproximacién historica a la praxis de los sujetos suponga problemas heuristicos especificos. Los restos de una cotidia neidad anterior son, dada la oralidad que predomina en la masa de relaciones cotidianas, especialmente fragmentarios, y los elementos acarreados por la cultura material, en tanto que han sido transmitidos y reunidos, no contienen su sentido en cllos mismos, dado que sélo son formas de paso instrumentos de una vida desaparecida. La interpretaci6n histérica depende entonces, normal mente, del caso singular transmitido, que documenta la descomposicién de la praxis cotidiana o la persecucin de un comportamiento discrepante, 0 bien de otros testimonios de observadores profanos. Para dilucidar si estos testimonios acientan 0 no el «sentido propio» de las circunstandas descritas 0 con qué reflejos lo alumbran, son necesarios testimonios controladores «desde dentro». Hoy la mayoria de proyectos de Historia Oral estén orientados a los grupos sociales o a fases de las generaciones actuales que no han producido, o apenas lo han hecho, testimonios subjetivos de transmisién y los quieren introducir en la historia mediante entrevistas sobre historia de vida y cotidianeidad. Pero tampoco para eso hay caminos directos. Si fas relaciones del individuo con la cotidiancidad se abren fundamentalmente a la percepcién externa y al recuerdo, también la induccién interactiva de secuencias cotidianas en las «entre vistas de recuerdo» produce sélo fuentes que inicamente son interpretables, en su totalidad, mediante el control reciproco de ambas dimensiones, la externa y el recuerdo, ya que aqui se habla sobre la cotidianeidad sélo por dos motivos. Bien porque se ha preguntado sobre ella, y entonces el sentido es constituido por cl entrevistador porque su peticién de descripcién exacta de campos pricticos cotidianos solamente puede arrancar de la memoria latente testimonios parcia les. O bien, porque el entrevistado quiere recordar una cotidianeidad que ya no existe y supera el impedimento, por él supuesta, de la trivialidad de lo explicado sélo mediante el sentimiento del pesar o del alivio por un cambio sucedido. Estos sentimientos nostalgicos, presentes en muchas personas ancianas ~y no el significado que tenia en su momento la praxis vital— son los que motivan a la 10 memoria activa a la comunicacién y estructuran su sentido. Pero ambas perspec tivas se pueden complementary controlar. A un entrevistador paciente y ya suficientemente conocedor de los detalles de la vida de su interlocutor como para poder hacer preguntas posteriores concretas, en la «entrevista de recuer do», normalmente, se le suclen describir con exactitud rutinas cotidianas '* —en cualquier caso aquellas que formaban parte del nticleo de actividad del entrevis tado y cuyo dominio era, por tanto, importante para él y un elemento de su autocomprensidn. Segrin mis informaciones, la causa de que estas cotidianas puedan ser actualizadas en la memoria, no ha sido atin investigada. Pero a mi parecer hay dos motivos plausibles: su dominio era fundamental para la realiza Gin vital del trabajo o de otras actividades, de forma que su desarrollo fue exactamente interiorizado y su practica a través del tiempo las hizo «pasar a la sangren, como se dice, Pero, por otro lado, se trata en la mayoria de los casos de conocimientos materiales «inocentesy que, —a diferencia por gemplo de las ntaciones de valores 0 experiencias basicas problematicas— no tuyicron que ser explicadas o reinterpretadas.” La precisién del recuerdo resulta, en gran medida, del hecho de que el interrogado no pueda reconocer una relacién entre la pregunta y el sentido de su historia vital. Y, normalmente, tal relacién tampoco existe, sino que el sentido de la pregunta posterior se constituye analiticamente y concicme a las condiciones de vida de un grupo. Sin embargo, indirectamente puede crearse esta relacién en el momento del andlisis, porque la experiencia y las valoraciones de! entrevisiado se pueden cotejar, respecto a su consistencia, con sus informaciones sobre historia cotidiana. $i tales informacio. nes se adquieren preguntando a un grupo reunido por una praxis comuin, produciran un potencial de recuerdos ingenuos de densa descripcién." En combinacién con recuerdos sobre situaciones comparables, se puede controlar y desarrollar una nutrida descripcion estructural, libre de particularidades indivi duales, o la caracterizacién de un habito de estructuracién social de las disposi ciones para la praxis de los individuos.” La consccucién de estos datos por conversaci investigacién social empirica se trata de entrevistas de expertos— es, sin embar 0, a veces dificil. Por parte del entrevistador es necesaria una gran cantidad de trabajo introductorio para que. por un lado, pueda entender por su parte el sentido de sus preguntas para su investigacién y, por tanto, retina la paciencia necesaria para una tal descripcién de recuerdos y, por otro, para que pueda formular preguntas suficientemente precisas, es decir preinformadas para apoyar el recuerdo de rutinas cotidianas (como la evolucién de actividades en un puesto de trabajo determinado, la organizacién usual del dia, etc.) y ser aceptado por el entrevistado como alguien a quién merece la pena dar una tal informacién. Por parte del entrevistado la dificultad radica, a menudo, en que no pueda compren: der el sentido de la pregunta (por ejemplo cémo estaban amucblados los tres pisos en los que vivid a lo largo de su nifiez) , que le irrite la trivialidad de lo pretendido o que presuponga en el entrevistador un saber quizés no existente en general o en esa especialidad («Bueno, sefiorita, ya sabe el trabajo que hay que hacer en una casa»). Sin embargo el trabajo de recuerdo en descripciones detalladas de la cotidianeidad, presupone la superacin de este tipo de barreras comunicativas por parte de ambos interlocutores. nes —en el lexico de la lad de la experiencia de lo cotidiano y los modelos de interpreta cin del sentido inherente a las situaciones cotidianas, no se pueden reconstruir del mismo modo a partir de combinaciones de recuerdos, porque la mayoria de las veces éstas sucumben al enfrentamiento con interpretaciones postcriores, externas © supuestas, y, por tanto, las informaciones en la entrevista de recuer dos varian respondiendo a la historia de la vida y del pensamiento del entrevista do a lo largo de los tiempos, mas que a su participacién en estas situaciones. Dado que las dimensiones de la vida cotidiana no son solamente clementos de estructuras especificas de grupo, sino que circunscriben también el alcance de la praxis del individu, la percepcién subjetiva de su extensién y de su estructura: cidn interna seria de un especial valor histérico ®: gqué tipo de problemas se pueden resolver, con qué partenaires, en este marco?, gpara qué son necesarias soluciones organizadas 0 institucionales?, cson compatibles las percepciones de sentido con las estructuras cotidianas © son compensatorias respecto a ellas?, gcémo se transmite ¢l mundo inmediato en sus relaciones globales, presentadas por medios de comunicacién de masas, mercados o centros de poder politico?. Por eso es necesario intentar reducir las desfiguraciones del wefecto nostalgia» de la memoria cuando recuerda estructuras de sentido de lo cotidiano para el sujeto. Para ello hay basicamente dos posibilidades. Por lo menos en tanto las interpretaciones narradas se desvien de modelos hoy vigentes 0 considerados ahora como validos por ¢l entrevistado, pueden despertar la sospecha de una «correccién» original. Pero ademas de esto, también se puede controlar la correspondencia entre la descripcién del detalle y la intepretacién de la totali dad, a saber si las interpretaciones organizan en el recuerdo el material transmiti do de las propias rutinas cotidianas y, expecificamente, si éstas son compatibles con otras descripciones transmitidas. Un buen ejemplo para ello se encuentra en las investigaciones de Franz Briiggemeier® sobre la cultura de los mineros en la fase de expansidn de la mineria en el Rhur en el cambio de siglo. Le habia sorprendido, en conversacio. nes con mineros viejos, el hecho de que describiesen sus condiciones de wabajo y de vida continuamente mediante calificativos de independencia, libertad, céleulo razonable y cooperacién. Esto contrastaba con todas las informaciones previas: fuentes de la misma época describen a estos trabajadores como inestables ¢ inadaptados, la bibliografia interpreta este comportamiento como residuo ina daptado de valores agrarios y como modos de comportamiento de inmigrados en choque con las exigencias de disciplina de un modo de vida industrial. Al observador acritico la autointerpretacin de los mineros le parece una deforma: cidn nostalgica. porque percibe sus condiciones de vida y trabajo como extrema: damente miseras ¢ inestables, mientras que él esta acostumbrado a suponer el bicnestar y la seguridad materiales como condiciones previas de independencia, libertad, etc. Una reconstruccién exacta de las condiciones cotidianas de trabajo y vida, permitié reconocer que éstas eran perfectamente compatibles con la autointerpretacién de los mineros, ya que bajo las condiciones especificas de los grupos de trabajo entonces usuales en la mina, de las viviendas necesariamente cooperativas y de la alia movilidad dada la gran demanda de fuerzas de trabajo, las miseras condiciones de vida sélo eran superables mediante el desarrollo de una alta capacidad de cooperacién y autodireccién. u 12 Por tanto si la experiencia de proyectos de Historia Oral evidencia que la «entrevista de recuerdo» aporta realmente posibilidades para la reconstruccién de rutinas y modos de vida cotidianos, que en otro caso se tendrian que considerar histéricamente como perdidos por falta de transmisién , y si también aporta posibilidades para la interpretacién de su sentido por los participantes, también se pueden ganar de ella perspectivas para apreciar los limites de sus pretensiones. Mis conclusiones al respecto parten de observaciones aisladas y no estan empiricamente reforzadas: podria ser perfectamente que el alcance, que yo supongo limitado, de la entrevista para la reconstruccién de la cotidianeidad, se pueda superar en cl marco de una heuristica mas desarrollada para la historia contemporanea Seguin mis observaciones, las rutinas cotidianas son tanto mas faciles de recordar y narrar, cuanto mas concretas y plisticas son, cuanto mas habilidades practicas aparecen en ellas (en contraposicién a conocimientos teéricos) y cuanto ids claramente se infiere su sentido en cl context de experiencias inmediatas (por ejemplo, por la percepcién o utilizacién de un producto). Un trabajador artesano 0 un ama de casa que tiene ingresos accesorios mediante trabajo agricola, parecen ser mucho mas capaces de una narracién ¢ interpretacién de su trabajo en el marco de una entrevista de Historia Oral que, por ejemplo, un trabajador de una cadena de montaje © una trabajadora técnica en una oficina.”” Cuando la cotidianeidad consiste fundamentalmente en acciones triviales en si mismas, cuyos efecios y responsabilidades son abstractos 0 difusos, y cuyo sentido sélo podria ser apreciado en relaciones inabarcables para el afectado (que por eso lo deduce, mayormente de la posicién social y del sueldo) el entrevistado estard, a menudo, desamparado en sus intentos de descripcién y su representaci6n de las relaciones sociales en, por ejemplo, una administracién, se mezcla de modo inextricable con manifestaciones que sirven al mantenimiento de su autoestima. Este proceder aleanza amplios campos en aumento de la modema organizacién del trabajo. Por encima de esto, desde la perspectiva del recuerdo ~es decir, en la narracién destinada a un extraiio mas joven como es el entrevistador— es mas facil describir diferencias que similitudes. Justamente, culturas cotidianas que se apartan de expectaciones y usos actuales, que quiz4s hoy ya son imposibles de encontrar, estimulan la memoria ala comunicacion. Pero lo que en el pasado era parecido a lo actual, tiende a borrarse en la normalidad, que fagocita las diferencias matizadas. Sus contornos no se dejan establecer mediante una dife rencia clara y es dificil mostrar su especificidad en narraciones. No s6lo nuestro proyecto ha hecho la experiencia ® de que los recuerdos y la espontaneidad del entrevistado disminuyen cuando ha alcanzado los 50 afios, y éste no puede mostrar una diferencia de su pasado respecto a la actualidad con una situacién totalmente distinta, sino sélo con similitudes de mayor 0 menor grado. Eso puede tener relacién con el grupo de edad mas entrevistado hoy (por encima de los 60 afios)", pero da también un indicio de que la continuidad sea un impedimento para recuerdos plasticos y dignos de ser comunicados, cosa que coincide con las opiniones arriba cxpuestas sobre la inconsciencia de la normali: dad cotidiana. Formularé ahora lo dicho de una forma mas generalizadora: la reconstruc cién de la cotidianeidad con la ayuda de centrevistas de recuerdon es mas adecuada para condiciones de vida que aun han pertenecido al campo de experiencias de los coetaneos pero que con el tiempo han variado, que no a modalidades que s6lo se han desarrollado desde esa fase y hoy dominan. Esto puede parecer una banalidad histérica; pero la funcién altamente limitadora de esta consideracién, resulta sdlo del hecho de que se refiere a un método histérico especifico contempordneo. Puesto que si se quiere diferenciar realmente la historia contempordnea de la historia de otro tipo, entances se caracteriza por el hecho de investigar sucesos y estructuras con los que los contemporadneos tienen, todavia, una relacién de dominio y de experiencia inmediata. EXPERIENCIA DE LOS SUJETOS. Pero la Historia Oral no cs sélo un instrumento heuristico para llenar vacios en la historia contemporadnea que, sin ser una medicina para curarlo todo, aporta posibilidades en absoluto agotadas mediante una percepcidn diferenciada en la historia social y cultural de las condiciones de vida cotidianas. Antes que nada, la Historia Oral interviene en la ciencia histérica en base a empezar a estimar el caracter y la praxis histérica de la masa de sujetos (abreviando: del pueblo)" Esto la alinea con otros esfuerzos por una historia social cualitativa, influenciada por las ciencias hurmanas, especialmente por la antropologia, y que se muestra cada ver més como potencial critico frente a los Hamados paradigmas, es deci los intentos de dominio de la completa organizacién del saber histérico. Al historicismo tradicional en su forma afin al poder, que valoraba la sociedad como una construccién de oposicién cientifica y que dejaba sin investi: gar al pueblo, considerado «quantité negligeablen, para interpretarlo segin suposiciones generales generosamente comprensivas, los esfuerzos por una histo: ria social cualitativa le oponen perspectivas populares concretizadas (0 hablando académicamente: la relativa autonomia de estructuras parciales socio-culturales), que no se pueden acabar de contabilizar desde la perspectiva central de la alianza entre trono y catedra, a no ser que se integren en la forma marginal de categorias residuales («constantes antropolégicasy)®. Por otra parte, representan. tes lideres de la Hamada ciencia social hist6rica, parecen sentirse provocados por el hecho de que en la historia social cualitativa, su arscnal doméstico macrosocio- logico de teorias resulte cada ver mas envejecido y acritico, que su invocacién de racionalismo critico aparezca como una reduccién estéril y sin consecuencias practicas en los modos de conocimiento histérico y que, en la historia, la obstinacién de los sujetos y de los mundos de experiencias cotidianas, no se demuestre mucho mas apto para la sintetizacién que cn la vida real.” Sin embargo, en ambos casos las trincheras parecen mds profundas de lo que son. La Historia Oral y otros campos de la historia social cualitativa, son necesariamente parte de una tradicén de comprensién centifica histérica y social, ven en la historia un campo cultural que ni se puede ni se debe disolver completamente por la ciencia, y tienen en comin con muchos historicistas tardios el prejuicio de que la historia es hecha por personas, sélo que para ello tienen en observacién a muchas més personas. Al igual que la ciencia social 13 iv hist6rica, realizan una ampliacién de los controles cientificos de las transmisiones historicas, son partidarios de la democracia (incluso entre las elecciones) y la racionalidad (incluso hasta el reconocimiento de sus limites) y se remiten a tradiciones ilustradas, aunque no a las fantasias de grandeza burguesas en ellas racionalizadas y a su alud de expansién modernizamte convertido cn estructura, sino a la entonces reconocida necesidad de autoformacién y autoreflexion social. ¢Qué significa -situado en un horizonte asi ampliado— la aportacion antes mencionada de la Historia Oral a estimar la formacisn y praxis histérica de la masa de sujetos?. No se trata primariamente de la historia sucedida (o la reconstruccién de relaciones en el pasado) que pueda aclarar el saber ya existen: te en la tradicién, sino de aproximaciones empiricas al significado de la historia dentro de la historia. Llamo a esta dimension historia de la experiencia: elabora cién de percepciones anteriores como preestructuraciém de percepciones futuras ~aqui se hallan las perspectivas de investigacién mas interesantes de la Historia Oral en este momento. Si sc sustituye «percepcién», cn cl primer caso, por configuracién y en el segundo por praxis, se nos presenta, mas alld de la transferencia consciente entre el saber por experiencia y la capacidad de com: prension y orientacion, el campo mucho mas amplio de subconsciencia socio: cultural. Este campo de lo subconsciente forma parte de la historia de la experiencia, pero la convierte, también, cn un campo interdisciplinar. Para su investigacién, la «entrevista de recuerdos» siempre puede suponer una aporta ion.” Desde que la historia del pensamiento ha perdido su columna dorsal con ef desgaste del concepto idealista de desarrollo y que el reduccionismo econémico ha sucumbido a la «autonomia relativay de fa superestructura, tal como la postulaba el estructuralismo, ya no existe, segtin mis informes, ninguna teoria que pretenda un sistema aclaratorio extenso para las relaciones entre los cam bios materiales, sociales y espirituales en la historia. En este campo de desidera- tas, se experimenta de momento en la ciencia histérica con un sinntmero de conceptos, en los que se suele tratar normalmente de variantes de la «historia de mentalidades» del modelo de clasificacién de la escuela de los Annales, por ejemplo del tipo de historia de las imaginaciones 0 de las emociones.™ En estos conceptos me parece problematico el hecho de que aislen artificialmente la dimensi6n cultural y, o bien la dejen coagular en un estructura estatica, 0 bien investiguen (culural-) inmanentemente sus cambios: en el primer caso, resultan estructuras sin historia, cuya «larga duracién» postulada no seria convincente en la historia contemporanea; en el segundo, una historia del pensamiento social: mente ampliada, desposcida de su fundamentacién idealista o incluso de cual: quier fundamentacién El concepto de experiencia, tal como cra utilizado en los aiios 60 con criterios de historia social por Edward Thompson *' (y que se convirtié entonces en un concepto basico de la Nueva Izquierda), ofrece ventajas frente a esto, en todo caso si se le vuelve a liberar del optimismo que se le inculcé en su momento. Remite las tradiciones de valores efectivos y las estructuras de pensamiento, a la percepcién de un conjunto de condiciones estructurales y sucesos interpretados como acontecimientos histdricos. Estd abierto a mas interpretaciones en base a nuevas percepciones e interpretaciones, también desde otros campos. Y no apunta al vacio de anticuariado de una mentalidad, sino a la percepcién ¢ interpretacién de futuros sucesos y situaciones por los sujetos de la experiencia, por lo que, por un lado, es capar de relacionarse con su praxis y, por otro, con nuestras propias experiencias. Sin embargo, la Nueva Izquierda, con su concentracién sobre el cfecto creador de experiencias de lucha colectiva para la conciencia colectiva de un grupo, solamente ha tematizado una capa, la superficial, de la experiencia, su historia de sucesos y conflictos. Este nivel es especialmente fascinante tanto para los que han participado activamente en un suceso, como, también, para la reconstruccién histérica de la conciencia, porque aqui, en densa sucesién bajo las exigencias de la lucha comin, la experiencia vivida se ha de expresar, se ha de discutir y convertir en accién a nivel de conciencia, cosa que arrastra los procesos de pensamiento al ritmo de los acontecimientos y levanta auténticos bastiones de material de transmision en los que se puede sepultar la arqueologia de la conciencia. Solamente después de los acontecimientos se puede medir hasta qué punto la productividad de la conciencia, deudora de la lucha y de la colectivizacién, ha expresado también las capas mas profundas de la experiencia de los participantes y jugara un papel importante para la praxis futura o si los participantes se habian embriagado con la situacién de lucha y después habian vucho con resaca a una cotidianeidad totalmente diferente. Si ahora uno introduce conceptos estructurales de las ciencias sociales 0 de la antropologia, para iluminar las «capas més profundas» que relacionan la concien cia actual con las estructuras a més largo plazo de las condiciones de vida. permanece inevitablemente un hueco de pensamiento entre la subjetividad expresiva de la conciencia y la objetividad construida de las estructuras. En este hueco de pensamiento germinan las denuncias de «conciencia falsa» 0 warrogan- cia ilustradoran. Partiendo de una perspectiva diferente de problematizacién —queria superar en sus estudios etnolégicos la contradiccidn entre estructuralismo y fenomenolo: gia~ Pierre Bourdicu * ha intentado cerrar este hueco en la experiencia con su esboro tedrico de chabiton y apraxisy. Su pensamiento es sencillo y convincente, aunque su traductor alemdn, que habla de la adialéctica entre interioridad y exterioridad, esto es entre la interiorizacién de la exterioridad y exteriorizacién de la interioridad»**, intenta, con todos los medios a su alcance, imposi esta comprensién. Bourdicu apunta al hecho de que conformacién y praxis no estan cortocircuitados entre si, sino que son ligados por la historia de la vida. Las estructuras interiorizadas en el proceso de socializacién, validas en el entorno sociocultural del sujeto, se convierten en una segunda naturaleza cuyo cardcter especifico de grupo él llama habito: disposiciones en gran medida inconscientes y perdurables que ordenan actuaciones futuras, pero no como mecinicos reflejos atemporales, sino como una exteriorizacién que «integra todas las experiencias pasadas».* Este canal subterréneo de la segunda naturaleza como historia olvidada, posibilita a Bourdieu evitar el cortocircuito mecanicista sin caer en su opuesto de arbitrariedad subjetivista. Abre las estructuras sociales a la historia y lo hace sélo en aquellos grados de libertad que exige un desvio por la ordenacién de la experiencia de los sujetos y la estructuracién, dependiente de la experien: cia, de su praxis. 15 16 El concepto teérico de Bourdieu encaja perfectamente en el hueco situado entre aquellas dimensiones de experiencia de las que el sujeto es consciente, que refleja en su praxis y que por ello pueden ser transmitidas ¢ histéricamente investigadas, y la estructuras profundas de su conformacién por estructuras socioeconémicas. Es cierto que la inyestigacién histérica y de ciencias sociales también puede investigar esas estructuras, pero sus interrelaciones en el desarro: lo de la vida contimian en la oscuridad. El hecho de que disposiciones temprana mente adquiridas se mantengan inconscientemente y estructuren de caso en caso la actuacidn practica, es una hipétesis informada por el psicoanilisis que esta ampliamente documentada en cl campo de la socializacién primaria (especial: mente por miembros pertenecientes a la dase media de paises industriales del siglo XX). Con el renacimiento del interés. psicoanalitico en la teoria cultural (coneretamente en la socializacién secundaria), se alcanza, sin embargo, un espacio critic, que provoca los esfuermps interdisciplinarios (como el etnopsicoa nilisis) cn tame en cuanto la posicién psicoanalitica, en la que se puede aprehender la verdad de la historia vital, alcanza aqui los limites de sus posibilida des de trasposicién. " También el esbozo de Bourdieu, ganado a partir de situaciones relativamente estaticas y elementales, deja abiertas muchas cuestio nes, a saber: cudles estructuras desarrollan en qué momento esta fuerza de predisposicién; cémo los niveles de socializacion, que pucden estar estructurados a partir de diferentes campos circundantes, se adectian entre si en la experiencia; y qué efectos pueden tener estructuras concurrentes (por ejemplo en desclasa dos) 0 cambios especificos en las estructuras del entorno (por ejemplo en la guerra, o en desterrados) sobre la relacién de caracter y praxis. La lista de guntas se alarga répidamente cuando uno se mete en la investigacién histéri ca de un ahabiton.” Donde queda tanto por determinar, me parece oportuno dirigir la mirada hacia una historia de la experiencia que no caiga rezagada detras de la compro: bacién histérica de estructuras efectivas, pero que se enfrente a la esponjosidad de los conceptos histéricos relacionados con éstas («cambio social») y al aura fatalista de una legalidad propia y elaborada sobre los cambios estructurales, a base de investigar, desde la perspectiva de la historia de la vida, la efectividad de estas estructuras.” Con ello se ganan no s6lo conocimientos sobre los campos de accién practica de los sujetos, sino que se amplian estos mismos campos. Ya que si Bourdieu tiene razén, si la imprimacién de los sujetos que estructura incons cientemente su actuacién, se ha convertido en su segunda naturaleza y con ello la «historia olvidada» forma la mayor parte de su experiencia, se posibilita con su investigacién un aumento en autodeterminacién para los sujetos. La «entrevista de recuerdo» sélo alcanza este campo, sin poder abarcarlo totalmente o estructu rarlo; pero se encuentra con los problemas del psicoandlisis en el umbral de la pubertad, en cierto modo desde el otro lado." Una gran parte del interés por la Historia Oral me parece surgir de expectati- vas todavia no muy claras en esta direccién.

También podría gustarte