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CLASICA GREDOS, 142 BIBLIOTECA ARISTOTELES RETORICA INTRODUCCION, TRADUCCION ¥ NOTAS POR QUINTIN RACIONERO b EDITORIAL GREDOS 152 RETORICA del vol, II, fa obra fue continuada por J. E. SANDYS; Se cita aqui bajo Ia sigla Cope- SANDYS.) Romer, Ad. ROMER, Aristorelis Ars Rhetorica, Léipzig, Teubner, 1898. (Reimp., 1923 y 1936.) W. D, Ross, drs Rhetorica, Oxford, Bibl ‘Oxoniensis, 1959. Cexto base de la presente traduccion.) Tovar: A. Tovar, Retérica, Madrid, Bibl. Clasicos Politicos, 1953. (Reimp., 1971) Durour’ E. Durour, Rhétorigue, 3 vols., Paris, Ass, Bude, 1932, 1938 y 1980. (EI vol. Ill, con- tinuado a partir de la pag. 61 por A. WAR- TELE, a quien se debe también la Introduc- F cién y notas, se cita aqui bajo la sigla LIBRO I Durour-Waerette) Kasset, Text A. Kasse, Der Text der aristotelischen Rhe~ torik. Prolegomeno zu einer kritischen Aus- gabe, Berlin, 1971 Kasset: Id, Ars Rhétorica, Berlin-Nueva York, 1976. Grimacor W. M.A. GRIMALDI, Aristotle, Rhetoric 1 A ‘Commentary, Nueva York, 1980. « Palabras suplidas por la edicién de Ross. > Palabras suplidas por el traductor. a Sectusiones. Od Texto corrupto. er a aerated Fa SUMARIO ViBIA ¥ NUEVA RETORICA 1.1. El arte retérico. Analogia con la dialéctiea. 1.2. Critica de la tradicién. 1.3, Ampliacién del Ambito de la retérica. 14, El método de Ja retérica: los entimemas. 1.5. Utilidad de ta retdrica. 1.6. Objeto de la retérica y relaciones con Ia didlectica. DEFINICION Y ESTRUCTURA LOGICA DE LA RETORICA. 2A, Definicién de la retérica y generalidad de su aplicacién. 312. Clases de pruebas retéricas. Delimitacién de 10 convincente, 273, Paralelismo de la retérica con la dialéctica y la politica 1214, Esquema logico de Ia ret6rica: ejemplos, entimemas y entimemas ‘aparentes. 2.5. Especificidad de ta retérica 26. Materia y forma de los entimemas. Lo probable y los signos. 2.7. BI ejemplo. 218, Entimemas y lugares comunes. DivistOx DE LA RETGRICA: LAS CLASES DE DISCURSOS. 3.1. Criterios de division y géneros oratorios resultantes, 3.2, Fines correspondientes a los tres géneros, 3.3. Enunciados propios de la retérica 156 RETORICA un 4. CONCEPTO Y MATERIAS DE LA DELIBERACION, 4.1, Objeto y mites de la deliberacién. 4.2. Temas de la deliberacién. 5, LA FELICIDAD, FIN DE LA. DBLIBERACION. 5.1, Definicién de la felicidad. 5.2. Partes de la felicidad. 5.3. Definiciones de las partes de la felicidad. 6, BL ORIETO DE LA DELIBERACION: LO BUENO Y LO CONVENIENTE. 6.1, Definiciones y elementos. 6.2. Catélogo de bienes. 6.3. Bienes discutibles y lugares comunes para su discusion 7. GRADOS DE LO BUENO Y 10 CONVENIENTS. 7.1, Definiciones. 7.2. Gradaciones en los géneros. 7.3. Gradaciones de antecedente y consecuente, 7.4, Gradaciones de magnitud. 7.5. Gradaciones de principio y causa. 7.6. Otras gradaciones: diversos criterios 7.1. Criterios de duracién, de relaciores gramaticales, de preferen- cla y de participacién. 7.8. Gradaciones segin criterios formales. 7.9, Criterios de verdad y utilidad, 8. LAS FORMAS DE GOBIERNO. 8.1, Importancia para la oratoria deliberativa del conocimiento de las formas de gobierno 8.2, Finalidad de tas formas de got liberacién no y relaciones con la de- m1 9. LA ORATORIA EPIDicTICA: OBDETO Y saéTODOS, 9.1. Objeto del género epidictico y premisas. 9.2. Definiciones y partes de la virtud. 12. 13 14, Lupo 1 157 9.3. Actos dignos de elogio y hugares comunes para su tratamiento. 9.4, Otros lugares comunes sobre temas que interesan al elogio y ‘a la censura. 9.5. Definiciones en torno al clogio y relacién de la oratoria epi- dictica con la deliberativa. 9.6. La amplificacién, recurso especial del elogi sus lugares co- Vv EL GENERO JUDICIAL: LA INJUSTICIA Y SUS CAUSAS, 10.1. Materias de la oratoria forense. 10.2. Definicién del acto injusto. 10.3. Causas de la injusticia, 10.4, Causas aparentes. 10.5. Analisis particular de las causas de la accién. EL PLACER COMO MATERIA DE IA ORATORIA JUDICIAL: SUS LUGARES ‘COMUNES. I, Definicién de placer: 11.2, Némina de los placeres en relacién con las causas de los actos. 113, Placeres que proceden de la imaginacién y el recuerdo, 11.4, Analisis de otros placeres. Mopos DE SER DE QUIENES COMETEN INTUSTICIA Y DE QUIENES LA PADECEN. 12.1, Agentes de la injusticia: lugares comunes para su tratamiento. 12.2. Modos de permanecer oculto el que comete injusticia 12.3. Vietimas de la injusticia: lugares comunes. CCriTeRI0s DE DISTINCION DE 10 JUSTO Y LO BNTUSTO. 13.1, Primer criterio: la ley. 13.2, Segundo criterio: cardcter voluntario ¢ intencionalidad de tos actos. 13.3. Tercer criterio: la equidad. GRADACIONES EN TA GRAVEDAD DE LOS DELITOS: DIVERSOS CRITERIOS DE USO RETORICO. 158 1s. RETORICA Uso retérico de las pruebas por persuasién no propias del arte. 15.1, Enumeracion de las pruebas, 15.2, Las leyes 15.3. Los testigos. 15.4. Los contratos. 15.5. Las confesiones bajo tortura 15.6. Los juramentos. VARIANTES * DICION DE ROSS S4a8 06g rowelv 55a23 81° adtov 56a21 ravtas 58a8 tods aKpourds 58b4, 5 [oiov) 60a12 [Saxévn} 63a2 0b ph Eorw 63b16 [zd S'oiv... soriv] {63027-28-29-30 64a9 adtapréorepov [68] 64932 Kai pert wi Kailas Kal kaxia wh dpertic GAb1 [WarAOV] 64034 e av bv 65d12 Sndpeer [érya86v] [NUESTRA VERSION @Bonatsiy habent codd. {0. 3] 8¢ ads habent codd. et F [n. 20} ‘pia tatea habent codd. et T fm. 371 [robs axpourds] Spengel [n. 661 ofov restitui. Habent codd. et In. 721 Bud codd. et T fn. 92] 8 um Eotw sicut Z (Spengel et Rémer, apud Rabe) (143] 8 Soi. .Bo7ty restitui sicut cod, [n. 160] 63b27-28-30-29 ab homoioteleuton In. 164) abrapxéotepov (vip) Herm. Bar- anus, habet et Ma (n. 170] xal dperh uA aperiic Kat Kania iy kawiag sicut codd. et T fn. 176) nadAoy restitui sicut codd. (n. 178} tc dv x habent codd et F [n. 188] Smepiyes dyaBov. “Yrepéxe habent AT (Trend.), &ya06v habent codd. et T {n, 205} ~ gato que modifiquen el sentido del texto, no se regstran agu! los cambios die puntuaciin, En parentesis cuadeados se sei la nota én que se da jusificacion de las variantes, 160 RETORICA 6607 fen, on habent codd. [n. 214) 6662 sevdeprseng gpdvneIs Bavkepiéms rpadtng epdmors si- cul @ MA yT [n. 221] 6BbLi &b6teS axovtes habent codd. et I [n. 253] 692-3 Spebis era Aéyou Spetig sicut I (n. 257] 70624 [epdow] inn Rpoovévnta —_Epdawv" Bid Kal Stav Aim RpoG~ ‘yévnrar habent codd. et FT [n. 282] 1. VIBIA ¥ NUEVA RETORICA 73628 bxovoieg Axcovaiws habent cod. et T [n. 319] 7503 (néra] néye habent codd. et F (Grimaldi) La retérica es una antistrofa de ta dialécti- 13540 . ; tn. 335] a. ca ', ya que ambas tratan de aquellas cuestio- T1a6-Tad Ber BE AEyew... Baodvors [Bel BE Myew... Bacdvors} omitt, El arte retorico. nes que petmiten tener conocimientos er. cier- . DEQYZE (Vietorius) [n. 362] ‘Analégia con ; to modo comunes a todos y que no pertenecen a ninguna ciencia determinada. Por ello, todos participan en alguna forma de ambas, puesto que, hasta 5 T7al4 (os) 4g habent codd, (Grimaldi) [n. 364] la dialéctica T La metéfora que hace a la retérica antstrophos de ls dialéetica implisa: 1°, que la retériea es como la dialéetica: un saber de orden formal-l6gico, qu® no se Fefere a «materia de ninguna ciencia determinadan; y, 2°, que, por lo tanto te Fetgrica e3 independiente de la étca, con lo que las objeciones del Gorgias platOnico (quedan siperadas de un golpe (ef, SOLMSEN, 210 y 214). La traduecion de entsro- phos es, de todos modo, difel: creado, segin parece, por el propio Platén sobre {a base de antsiréphein (Rep. VII S22a; Fi. 40d; Tim. 87; Leyes XH 953: ¥ tapeciaimente Gorg. 4640 y 465, 4), ol término designa el movimiento de plisa, Jdentico pero inverso al de la estrofa, con que el coro se desplazaba en las represer faciones teatrales. El sentido de la metAfora es, pues, que entre dialética y retérica te da, a la vez, identidad y oposiciOn. AL valor de identidad se refiere Quint, lst, Drat. 1 17,42, diciendo que una y otra «specie magis quam generedifferunt» FE igualmente Sexto Empitico (en un pirrafo que, sin embargo, no parece aludit teste pusaje: vid. Core, 12) en Ady, Mazh, VIL 6: cantistrophos... vale lo mismo fque iSdstrophos, puesto que (Ja retérica y la diléctica) versan sobre li misma ‘hateria (pen! fon auton hylén)v. Cieer6n, en cambio, atiende al valor de oposiciéa, Cuando setala, en Orat, XXXII 114, que «Aristoreles principio artis rhetorca dit ‘tam ertem quasi ex aliera parte respondere dialectcae». Este doble sigficado who queda recogido, hasta donde yo conczeo, por ninguna de las traducciones awe Se han propuesto del térming —sandlogan, «correspondienten, «correleiven—, das las cuales connotan excesivamente la identidad (conviriendo de paso eninintei- tiles las ulteriores restriceiones de I 2, $6825). En mi opinidn, Jo mas slausble ts respetar el térmifo con su sentido originario, Io que, por otra parte, s ajusta 10 162 RETORICA, lun cierto limite, todos se esfuerzan en descubrir y sostener un argumento e, igualmente, en defenderse y acusar. Ahora bien, Ja mayoria de los hombres hace esto, sea al azar, sea por una costumbre nacida de su modo de ser *, ¥ como de ambas mane- ras es posible, resulta evidente que también en estas (materias) cabe sefalar un camino °, Por tal razén, la causa por la que lo~ gran su objetivo tanto los que obran por costumbre como los ‘que lo hacen espontaneamente puede teorizarse; y todos conven- dran entonces que tal tarea es propia de un arte *. ‘bias prescripciones y andliss que, sabre la metifora, hace AnssTorauss en 111 2, 1bsa2-b20 y 10, 1006-11620. La aplicacién de la metafora antisiroptos esté bien tetudiada en R. Price, «Some antistrophes to the Rhetoric», Phils. Rhet. 1 (1968), 145-64, Y en evanto a su valor epistemoldgico, puede consultarse S. CazzotA, «Lo satute concettuale della rtorica aristotelica», Riv. ert. St Fils. 31 (1976), epee. 414s, La alusiGn a una oratoria fortuita y espontinea (ck, ap0 toi automdtow) punta a que Ia fetériea comporta una facultad (dsnamis), sin cuya exstencia no sabe establocerningin atte: ef. Et. Nic, Ly Pol. {01 12. Por su tado, la formacion dde costumbres (synétheia) @ partic de las disposiciones del modo de ser del sujeto (héxs) sapone también una conditio sine qua non del arte, en cuanto que sobre fal proceso se apoyan-ta formacién de los conceptos inductivos y Ia empitia: vid, tespastivamente, Top. 1 14y EI. Nic, X 9, 1Slal0-11. Asi, pues, esas rferenc pocicben entenderse en oposicién a ls Téchne rheroriké que quiere fundar Aristéte- Ieee por al contrario, constitayen su fundamento de posibilidad en Ia medida en que, como razona etext, son To que hace posible endécheta)) abrir un camino (hodopoiein) por el que Ia causa puede teorizarse (tén aitian theorein) S Leo hodopoiein con los cédices, La conjetura de Brwarsn (hod6t poiein), seguida por Ross y ahora por Kasse, Text, 117-18, resulta poco eonvincent, no Solo por al paralelismo con Met. I 3, 98418, sino, sobre todo, por el hodopovesis de Ret UL 14, 14021 (vid. infra, n, 286 al L. IID). En todo caso, que ef témino Gorresponde a la tradicién aistotélica lo muestra, en sentido contrario al razona~ niente de Kasse, ef fragmento de ZaNOx, Stoic. Vet. Fragm, 1 72 (ARN) eo tl que hodopolein aparece celacionado precisamente con hes: atéchne esti esis hhadopoverieen. Otros argumentos en contra de la conjtura, en GaDatDt, ples. 34 1's propio de un arte por cuanto el saber de la ret6rica, slendo un saber te6rico ‘y de eatuss 10m altantheorein endéchetai), no se ocupa de objeto de pura.contem- Pracion, como tos de la ciencia, sino que tiene una aplicacién prictico-productiva ef. K. Banzmt, «Der Begriff Téchne bei Aristoteles», en Festag. Schadewaldt, Pfo- Tingen, 1965, pégs. 275487). De todos modos, las distribuciones del concepte de léehne son comple en Aristteles: cf, los textos fundamentales, en Tép. 1 3, ToIvs-l0; Anal, Post. 11 19, 100069; Met. 1 2, 98102-98206; y E, Nic. VI 3-7 umRo 1 163, Sin embargo, los que han compuesto Artes acerca de los discursos °, ni siquiera —por asi un sutil argumento para defender La retérica de las erticas platonicas, citando para ello al propio Plat6n (Fedr. 26043. FH argumento parece, no obstante, no ser de Aristteles, sino de Isdca., Anti, f§ 251, de donde lo toman Quavt.y Inst. Ort. I 17, 26 y, modificadamente, Cie, ‘De Onut. 146, 202. (Por otra parte, eo di" autén, cod. y T, en vez de di” hawt, como prefiere Ross, siguiendo a Bywater, y ahora Kassel, 121. Aparte de que to aistorsiona el seatdo obvio-del texto esta lectura no tiene en sv apoyo mis {gue a tesimonio de Diowis, Hause, Ep. ad Amm. 1729, quien, de todas maneras, Gotibe i” hautén, Vid. a este respecto Core, 1 23 y la larga nota de Gxneas, 3528. que reproduce su «Rhetoric anc Truth: a note on Aristotle's Rhet. 135Sa21-24», Philos, Rhet. U1 (1978), pigs. 173-177). De nuevo es éste un argumento tomado de la critica platénica de Fedr. 260e. La conexién entre la «ciencia ms exactan (akribestdvéepist.) y ta «docencia» (ai- Ulnskeria) se alla también en Ref, sof. 2, 1151. Por su parte, en Ei, Nic. VI $ que desarrola las dstinciones de Anal. Pos. (2, Tha y 71b28) Avistoteles razona tata conexion sobre la base de que la cencia es una exis apodeiktiké quey por fo tamo, requiere una eintroduecién del entendimienton (cf. igualmente, Tép. 1 2, 101435-30) 2 probablemente se refiere, como suet anotarse, & Tép. 12, 101a2b-27 y 30-34. ero tambien podria aludir a Tép. VIIE2, que trata especifieamente de la discusiGn. 2 Ein tof syllogismots: como ya he sefalado, supra, en lan. 17, quizds debamos ver en esta expresién el titulo de una ora, en vex de una referencia general. 2 pate es ot punto (ins, 30-37) en que la resonancia platénica en general, y det Gorgias en particular, se hace més notoria, como viene sefialindose desde el tnilisis de Rarvs-Rowens, «References to Platon in Avisiotl's Rhe.», Class. Phi- fol. (1924), 3246, La capacidad para persuadir sobre tesis contrarias es lo que hace de Ia ret6rica una actividad que concicrne exclusivamente al poder (seein | i | | LIBRO T 7 para que, si alguien utiliza injustamente los argumentos, nos sea posible refutarlos con sus mismos términos. De las otras artes, en efecto, ninguna obtiene conclusiones sobre contrarios por me- dio de silogismos, sino que sélo hacen esto la dialéctica y la retérica, puesto que ambas se aplican por igual en los hecho apna el melo de a0 allazeo (Ref of, 34, 18994) 184a6), El cual ergs er con iat cnsideraciones de Ia sofiics, aunque Ea MR podide ath sobre Aristteles por otf0S motivo. come anota Core, 1 25, «la nocion de arte geno el proceso, que con frecuencia es impredecible, sino en ts SO™CTE aplica- 0 ip ueiodon. Lo que define, en ete sentido, af ate o& ol denen intenclonal srenrens) que mucve 1a delberasio, cuyo resultado e519 esc proairesis) de (oes uns para fin que ve busca (et. Et. Ne, 2, MESES ide consste no en el resultado 1 ad 8.0 eicho con ota palabras, el are #6 seasons con POTS ae 2 etal rabjetivn, mds bien que con el echo resultante(T6P. VE 12 149029) Lipo 1 173 que (corresponde) a la dialéctica reconocer et silogismo y el silo- sismo aparente ®. Sin embargo, la sofistica no (reside) en 18 Facultad, sino en la intencién. Y, por lo tanto, en nuestro tema, lino seré retérico por ciencia y otro por intencién, mientras (ques en el otfo caso, uno sera sofista por intencién y otro dialée- tico, no por intencién, sino por facultad *. ‘y ya tratemos de hablar del método mismo: de cémo ¥ & partir de qué nos serd dado alcanzar lo que nos hemos propues- 7. Luego de definir nuevamente, como al principio, qué es 1a retérica, pasaremos a exponer lo que resta 2, DEFINICION Y ESTRUCTURA LOGICA,DE LA RETORICA a Entendamos por retérica la facultad de teo- Defrictin de Tizat To que es adecuado en cada caso para efniien @* convencer *. Esta no es siertamente tarea de y gencatidad de ningin otro arte, puesto que cada uno de Jos fu aplicacién otros versa sobre la ensefianza y persuasion concernientes a su materia propia; como, por ejemplo, 1a medici- Gh Top. WV 5, 126825-D1. Come he dicho en la nota anterior, el arte remite ate exienea de una facultad. Ahora bien, segin este texto de Top. que cio, 2 te Ruled es una cosa deseable» que, sin embargo, puede eer mal empleada ane tiga dexvacin dela intencionn, Esa carectrizacion deta sfitica e sonia toe Masten vid entre O18 texts, Ref, 20f. 165430315 Met, 1M 1004b22-26; Ey. Nic, IV 7, 112TDId; ec 3 La casificacign parece obscura pero sélo porque falta un temino ¢0 el cam po semamico correspondiente del erica, © sea: ena dali, qulen wis ree corre ig facutad 0 capacidad es wdiaéctico» y quien hace un uso desviado sree imencion, wsovistan. En la retéiea, en cambio, of nombre es el mismo ee ae anae casos esto es, ror, retérico—, de modo que solo cabe distinguir ene wo torpor cieeta (equivalents del dialectic) yun réfor por intencion(equvalente aaa erura. Lo que Arisétees pretende, de todos modos, sefialar equi es ae 10s serjucos de la yetdriea, en contra de a cra platSnica, no estan Ugados al ts Pee rmeatad oratoria, sino a la intencién moral del orador. Cf. en el mismo sentido, Met. ML 2, 1004b24-25, ve vate capitulo 2.* pertenece a la ima redaccidn de la Revdrica elaborads por Ariétlen, de modo que la definciin que fo eneabeza debe consierare como 30 5 174 RETORICA na sobre la salud y lo que causa enfermedad, la geometria sobre las alteraciones que afectan a las magnitudes, la aritmética sobre Jos niimeros y lo mismo las demas artes y ciencias. La retérica, sin embargo, parece. que puede establecer tedricamente lo que es convincente en —por asi decirlo— cualquier caso que se pro- ponga, razén por Ia cual afirmamos que lo que a ella concierne como arte no se aplica sobre ningiin género especifico. En cuanto a las pruebas por persuasion 22, “ unas son ajenas al arte y otras son propias Clases de pruebis inst son, Slenas & pice mn propi retoricas. del arte *', Llamo ajenas al arte a cuantas no se obtienen por nosotros, sino que existian de antemano, como los testigos, las confesiones bajo suplicio, los documentos y otras semejantes; y propias del arte, las que pueden prepararse con método y por nosotros mis- mos, de modo que las primeras hay que utilizarlas y las segundas inventarlas *. Delimitacion de To convincente tana definicin defintiva de su Téchne rhetoriké. Sobre las definiciones de retsrica lnteriores a Aristtles y sobre las propias fuentes antiguas de esta definiién, vid Srewort, Uber die Rhetorik des Arisoteles, Munich, 1851, pigs. 32-40. Como destaca Core, Introd., 33, la novedad fundamental de dicha definiién reside en {Lazo que une la djnamis 0 facultad oratoria subjetiva con el sistema y pricipios léxios de la theoria, 1o que, en ef limite de una correcta aplicacién, terminarfa por borrar las fronteras entre téchne y epistéme. Esto es lo que die, en efecto, Tép. 1 3, 101b8-11: «el rétor no empleard cualquier método para persuadir ni el snédico para curar; mas ain: i no omite ninguno de fos métodos pertinentes, dire ‘mos que su intligencia de la ciencia es adecuaday. El programa que asi se sugiere fen Tépicos y que se leva a cabo en la Retériea mediante una progresiva aproxima ‘dn de ella @ los Anatitica, et lo que caracteriza este ukimo perfodo de la investi- sgacién aristotélica. 30 La distinc pisels dtechnoi/éntechno! procede de Platon (f., entre otros textos, Pol. 304) y determina, en Aristles, una diferencia en general eatre 10 (que es suaceptible dl saber de un arte y lo que, pudiendo ser utilizado para fines ddl arte (infra, 75422 ss.) nile cortesponde:ni le cabe a éste establecerto: en este sentido atécnico se aplica, por ejemplo, en Ref. sof. 1, 172a34-35, alas wrefutacio- reso: en Et. Bud. Ik 3, 1220626, a la eprasisy; etc. El significado, pues, de la Gistincidn es, estrictamente, el que recoge Ia tradicion retérica latina bajo los titulos genus arificiale probationum y g,inartfciale probationum (ef. Lavssano, §§ 355-57 ¥ $$ 351-54, donde ae citan los principales texto). % Sobre las p. techno, ef. infra, U1S y n. 342, En cuanto a las p. éntechnoi he dicho ya que corresponden al genus artificiale probationum. Atiora bien, 10 ave upRo 1 115 De entre las pruebas por persuasin, las que pueden’ obte- nerse mediante el discurso son de tres especies: unas residen en cl talante del que habla, otras en predisponer al oyente de alguna manera y, las diltimas, en el discurso mismo, merced a lo que éste demuestra 0 parece demostrar *. define @ su vee a tal genus es su capacidad de «proveerm los medios nevesarios para la prucha que se pide en cada caso, de modo que, en definitiva, equiv II concepto general de inventio (heurein). Quintiliano, por ejemplo, escribe ave Ia invencion «esse probationes... quas ex causa traheretipse orator et quodammodo slgneret» (Inst. Orat. V 1, 1). ¥ CicerOn sefala: «inventio est rerum verarum exco- itatio aut ver! similium, quae causam probabilem reddant» (De Invent. 1 1, 3). {La winvencigny, por consiguiente, en cuanto que connota las prucbas propias del arte, significa el aeto de la faculiad por el que ésta elabora, de acuerdo con un iméiodo, una 1280 ttama de estructuras epistémicas que, o bien hacen la causa ‘probable y persuasiva, 0 bien cierta y demostrativa. En el caso més saturado, es ‘ecir, en el caso en que la contradicein de la prueba sea imposible, se desemboea, ‘si, en la clencia; mientras que en los casos en que la contradiccién es posible, funque no sea probable, se permanece en el dominio de la dialéstica y dela persua- sida. Esto permite interpretar satsfactoriamente el texto de Tép. 1 3 citado en la ‘ns 30. ¥ permite comprender, sobre todo, como recientemente ha puesto de mani Fiesto P. Aubengue, que «la dialétiea no se opone a Ia cincia, sino que es como ta matrz de donde la ciencia se ha desgajado por un proceso de especializaciéa» (eta dialectique chez Aristoten, en Bunrt (ed), L‘attuallta della problematica aris totelica, Padua, 1970, pig. 16), 3 Sobre la reduceién de las pistes a estas tres «especies», véase infra, n. 71 Bl crterio que organiza la divisia de las pruebas es, en todo caso, alo que puede obtenerse mediante e! discurso (ligos)», de modo que no cabe distinguir, como hhace Core (128-29, e Jnr, 56) entre una forma de persuasion basada en argumen- tos (en fols dgois) y otra refeida a factores ajenos o exteriors al argumento (en tai stat / pdt). La difiultad de este pérrafo estriba, ciertamente, en el doble ‘uso —eneral y particular— con que se propone el término Idgas (vid., infra, m. 56) Sin embargo, que Aristtels ext pensando en la comunidad de fas tres pruebas por su referencia al l6g0s, en el sentido de disewrso, lo demuestra el que el propio Filésofo remite a ellas, en 7702324, como «lo que hay que atender pras (On légonm; ¥ en 0366-7, como a las fuentes de donde hay que sacar, por igual, la prucba por persuasion en ¢6i Ide). Pero el argumento mis importante para este punto de vista fo proporciona, a mi juiclo, e pérrafo de Poet. 19, 14560, en el fue Avstdteles caracteriza. sumariamente su Retdriea y que dice ast: «lo que con- GGerne a la inteligencia (didmoia) debe tener sa lugar en los tratados consagrados fla reterca. (..) Pertenecen a la inteligencia todas aquellas cosas que han de sex “ispuestas apd fod Idgou. Partes de est totalidad de cosas son el demostrar y el Telutar, el excitar las pasiones —tales como la compasién, la célera y todas las fotras pasiones de este género— y el amplificar y disminuir». En atencion a estos 13560 5 176 RETORICA Pues bien, (se persuade) por el talante, cuando el discurso es dicho de tal forma que hace al orador digno de erédito. Por- Gque a las personas honradas las creemos mds y con mayor TP aa en general en todas las cosas, pero, desde luego, complet mente en aguéllas en que no cabe la exactitud, sino due s restan a duda; si bien es preciso que también esto acontezct Por obra del discurso y no por tener prejuzgadlo cOmo © el ue habla. Por Jo tanto, no es cierto que), en él arts, COn0 afirman algunos tratadistas, Ia honradez del que habla no incor pore nada en orden a lo convincente, sino alle, POF as{ decirlo, ret on el talante personal quien constituye el mas firme (medio de) persuasion *. Jaros debe conchiree, por 10 tanto, que —al menos en la sistematizacién fia! de angetgrce (id. n. 1) Aristoteles significa con pistes las clases de emunciaos Mune gue intervene en lx demostracign rant, emendidas tales tt co- fmo enunciados del argumento see persuacén por medio del Zolane itroduee 10 que 1a traicion cides tatina tare euctorta; es decit, «da opinién en que el orador esta ante el psbico vi que trata de consegut © asegurar con su dicurson (LAUSBERG, § 327) Sip ypange, hay una diferencia esencial ene estos dos conceptos. La auctoritas se aoreetcilo al info que eer la persona del orador sobre el auitorio, con ante, ainvtad al discurto (ef. QUINT., Inst. Orat. IV 2, § 125, y Cte». De Oras! 4) Foran adda en que al orador et reputado como un hombre ireprockabl (6+ Fovendor de un 2hos moralmente bueno), opin es vomada con més (aida cose, supuesto que no es posible que proceda del propio interés 0 que encierte create algun malcioso. Y asi e3,cirtamente, como Ia persuasién por sl tlanie Gpeese en Puarow, Gorgias S13, en ln Ret @ Ale. § 36, ¥ sn IsGon Ante) persye 8, todo cll en un marco cuyo referents crtio son los retores de Je ese seegiana, quienes, como Licimnio o Polo de Acramas cifraban lo principal d= se teussion en los feeusos de eto al margen de todo presepto moral (t. Ra: oom, 117 9 112, ai como W. Sartisn, «Conceptions of Bios in ancient aan, Speech monogr. V4 (19ST), 35-65). Arisoteles recoge, sin duds, es he- aca gue esta que desemboca en (a auctorilas latina, pero ta transforma 60 rac de de ave la persuasion por el talante debe ser un resultado de! disco 3 emg jac previo sobre el orador (hic 17ai6-22), AL substaerse de a person ae pador, la realidad de su condicion moral pasa a un segundo plano, mientras seer tnvers, a persussién por clan se ace eusepuble de échne: tose ee ie, en efeno, en que el orador haga uso de los procedimientos retéricoy Por aot, Sart de los cuales et auditorio quede convencido de que se halls ane ens vome adigno de crédito en vttudy (hic y 66525). En TIK 7, 08426 ss, donde umRo t 17 De otro lado, (se persuade por la disposicién) de los oyentes, ‘cuando éstos son movidos a una pasién por medio del discurso. Pues no hacemos los mismos juicios estando tristes que estando fleares, 0 bien cuando amamos que cuando odiamos. De esto ts de lo que deciamos que tinicamente buscan ocuparse los actua- les tratadistas. Y de ello trataremos en particular cuando hable- mos de las pasiones *. De otro lado, en fin, 21 ecpresion did fod ldgou aqui traducida «por el dscusom plantea conse ables problemas hermenéuticos. Spengel y Cope, sguiendo a Quivr., Inst, Oras Wo i enienden que se trata dela prueba logic, en est sentido, Ia identiican Soevelcatimema y el ejemplo, Pero contra una tal aribusiSn choca el que Arise: ‘nota en 3606-11 (yexplctamente en $6421; vid. n. 3) el Ambit de Tas oper panes ibico-discursivas a todas las pistes, ampliacion fata para la que tabi Sore de prueba el texto de Poet. tado en tan. 33. A este respecto, GRIMALDI, 35> ha sehalado oportunamente mo II 20, 93822-23, dserimina las prucbas eSPe- ‘afoas thos, patos y I6gos-— dela pracbas comunes —entimemsa y ejemplo, oral mpide desde luego reducir I prueba kéuica en exchusvidad a la p. dit fo@ Tigou, y. al contario, hace de eta skima, claramente, una clase de enunciados eet amo sentido en gue también son clases de enuucados lor que se refleren ios cthe y las pathe (véase supra, n. 33). La argumentacion de Grimaldi, desarro- llada en detale en Studies im the Philosophy of Arisiote’s Rhetoric, Wiesbaden, OTE, exp. 2.7, me parece en este punto definitive. ¥ una importante luz que confi. ‘ona, en efecto, el testimonio de Dionisio de Halicarnaso ara eo idemifica la 3. pists ariatteica con £8 prdgma, Lo que este tering men- sma ete parecer la propo 5 2s 178 RETORICA ‘Ahora bien, puesto que las pruebas por ee persuasion se hacen posibles por estos . Véase tam- tien, para una explicacin diacrénica de este mismo problema, inyra, a. 74 3t einigro tra con la generalidad de os codices (A’: tata tia; BCYZR: ¢ria tadta; DE: taata ti trig), La seclusign s2 debe a Spengel, habida cuenta de que ai ina de Av aparece al margen (de dosde ciertamente han podido copiario los Semis manvscritos), Pero la duda que formula esta interealacién —jolvido del eo- pinta que recfica después, o afadido ce una mano ajena?— no e resoluble ¥. carmbio, queda en pic el hecho de que el témino aparece regularmente en todos ca uhlces, Por lo demas, el motivo skin de la seclusiOn no esta lejos de susten- forse en una mera raz6n doctrinal, como es a de excluir a las ‘pasfones’ del Ambito ide Los razonamientos Higico-rtéricos (vd., supra, nm. 7 y 36). 1 peropiyés, El érmino es una metifore tomads del vocabulario de las cien- cias naturales (ef, Hist. anim, 1153; De part. anim. 111 5, 10 y 14; asi como "TEo- LIBRO 1 179 saber practico sobre Jos caracteres al que es justo denominar po- Iitica ®. Por esta razén, la retérica se reviste también con la for- ma de la politica y (lo mismo sucede con ) los que sobre ella debaten en, parte por falta de educaciéa, en parte por jactancia, en parte, en fin, por otros motivos humanos *?; pero es, sin du- da, una parte de la dialéctica y su semejante, como hemos dicho al principio, puesto que ni una ni otra constituyen ciencias acerca de cOmo ¢s algo determinado, sino simples facultades de propor- cionar razones. aasto, Hist. plant, 1.2 y TI 17), que designa tanto la independencia del véstago del tallo cortado, como"su igual naturaleza respecto del animal o la planta de que procede. El pasaje «5 importantisimo ea cuanto que vincula explicitamente a fa retdriea con los saberes de Ia flosofia préctca:dinlética, ica y politica (vi. fas referencias de Ia nota siguiente). 3 Sobre las relaciones de la dialéctica y la retriea, vid. Introd, epigr. 3 (Con Jos textos de la n. 1 al L. D), asi como, especifcamente, Viawo, «Aristotle ¢ la redenzione della Retorica», Riv. Filos. $8 (1967), 376-86; Le BLOND, Logique et Iméthode chez Aristote, Pari, 1973 (1.* ed. 1939), pigs. 47-50 y Camzoua, «Lo atuto concettuale,..», at cit. pgs. 41-48. Bn cuanto a las relaciones de Ia r= Tica con la fica y la politica, Introd., eplar. 10; Hosrrs, «Praitische Philosophie. Das Modell des Aristotelem, Zpimelela 18 (1971), 289-319; Jounstox, «An ari. trilogy: Ethics, Rhetoric, Politics and the Search for moral Truth», Philos. Rhet. 13 (1980), 2-19; y Aannanot, Aristotle on poltical reasoning: An interpretation of Aristoile's Rhetori, Ulinols, 1981, passim. Btica y politica aparecen, por lo de- més, frecuentemente Identificadas —0 coordinatas— en Aristteles: ef. B, Nic 12, 1095a15, y 13, 1102812; asf como Mag. Mor. 1 1, 1181627. “e Sita retdria se relaciona con la politica, como paraphyés, en cambio In iden- tifcacion de una y otra solo podria implicar,o bien la pérdida del esquemsa racional de la vida pedetica,o bien la subordinacién a la retérca del bien humano y social (ct. £t, Nie. 1139b1-4) Tovan, n. 21, plensa quel frase contene un ataque contra Taderates, aque ensefaba retdrica nada mis y pretendia, sin duda, ensefar filosofia y politica». Pero en realidad se trata de una crica més generalizada, cuyo sitimo feferente es la moral sfista del éxito, como fo prueba el uso del témino alazoneta, “jactancian, tipo del vocabulario antisofstico (PraT., Rep. VI 486; Fil. 65; ys Sobre todo, AnisTOF., Nubeés 102 ¥ 1494; cf, en Anist., Et. Nic. 1V 7, 112709-16), Por lo demés, el concepto sofistico de epistéme incluye Ia.persuasion retdrica en cl Ambito de la actividad politica; y es precisamente esta asimilaciOn la que critica lagu Aristeles, Cf, en este sentido, DURING, Arstoteles, 135; y W. Nes, Hist Get espiritu griego, Barcelona, 1961, pigs. 1145. 0 38 13566 180 RETORICA ‘Asi, pues, poco mds 0 menos queda ya tra- 24, tado suficientemente sobre lo que concierne Cee a la potencialidad de estas (artes) y a como je la retdrica: 2 yelacionan entre si. Por Io demds, en lo ejemplos, egiemplos: | que toca a Ia demostracién y a la demostra uimerens cin aparente, de igual manera que en la ‘parentes _dialéctica ‘" se dan la induccién, el silogismo y el silogismo aparente, aqui acontece también de modo similar, Pues, en efecto: por una parte, el e/emplo es una induccién; por ‘otra parte, el entimema es un silogismio; y, por otra parte, én fin, el entimema aparente es wn silogismo aparente, Llamo, pues, entimema al silogismo ret6rico “ y ejemplo a la induccién retérica *, Y, ciertamente, en orden a demostrar, todos propor- ionan pruebas por persuasién aduciendo ejemplos o entimemas, de modo que) fuera de éstos no hay ninguna otra. Por lo cual, Sf realmente es preciso en términos generales que toda cuestion Sobre una cosa cualquiera [o sobre una persona] se demuesire © bien aportando un silogismo o bien por medio de ejemplos (y esto es claro para nosotros desde los Anaitticos 4), también Sg forzoso que cada uno de estos La noci6n, dialéctica, design (sEmefon) es definida en Anal, Pr. 127, 7087-9 del siguiente modo: «lo que coexiste con algo distinto de ello, 0 Yo que sucede lintes 0 después de que algo distinto haya sucedido, es un signo de que algo ha Tucadido o existe». Por comparacién, pues, con el concepto de probabilidad (ave red basado nla frecuencia regular de-un mismo hecho) el signo, o indiio, supone ane eelacion entre dos hechos en Ia forma de una implicacién simple A > B. Si wa relacign ex necesaia, el signo se ama cekmérion («argumento coneluyente>), Se corresponde con el modo de implicacién propio de tas premisas necesarias en a allopismo demostrativo (ef. Anal. Post. I 3, T3a24) y comporta, también en te retOrca, una demostracion irefutable (vi, infra, Ret. 125, O3al1-18). En cam- tio, si la relacign 0 es necesaria —en cuyo caso el signo «carece de nombre»: coon anduymon sEmeton- la conclusin contiene s6lo una probabilidad, de modo Ge, en ene sentido, se educe también, como ct es, a una regia general plausible (choi did semeion sylloismot: Anal, Post, 1 6, 78433). En realidad, pues, tanto Gleinds como et smefon constituyen modos de la probabilidad real. En el primer cance ata de la probebilidad de un hecho; en el segundo, de Ia probabilidad de una relacion: pro 1 187 la medida en que se aduce algo demostrado y terminado: ‘«coneclusin» y «término» son lo mismo en la lengua antigua Entre los signos, los que guardan una relacién como la de Jo individual a lo universal son del tipo, por ejemplo, de cuando se afirma que e5 .un signo de que los sabios son justos el que ‘Sécrates era efectivamente sabio y justo. Esto es, desde luego, tun signo, pero refutable, aunque fuera verdad lo que afirma (pues ‘no es susceptible de un razonamiento por silogismo), mientras que si alguno dijese que es un signo de que alguien esta enfer- ‘mo el que tiene fiebre, o de que una mujer ha dado a luz el que tiene leche, esa clase (de signos) sf es necesaria. Y éste es fl tinico signo que constituye un argumento concluyente, pues solo él, si es verdadero, es irrefutable. En cuanto a los signos que guardan una relacién como de lo universal a lo particular “on del tipo), por ejemplo, de si alguno dijera que es un signo de que alguien tiene fiebre el hecho de que respira agitadamente. Pero esto es también refutable, aunque fuera verdadero, puesto que también es posible que respire con agitacién el que no tiene fiebre *. ‘Con esto queda ya ahora dicho qué es lo probable, el signo y el argumento concluyente, asi como en qué se diferencian; y, por lo demés, en los Analiticos ® se ha tratado con mayor elari- dad de todos ellos y de cual es 1a causa de que unos no sirvan para. formar silogismos y otros s{ sean adecuados. pues ©. es decir, a lengua de Homero, dado que sékmar («conchusiény) es un térmi- ‘no jonico y podtico, por oposicién a péras («términon), que est tomado de Ia prosa itica (cf. TOvAR, n. 34 y Corr, 144-45, que cita los principale textos sobre cesta correspondencia). “o Come se ve por estos tres ejemplos, el entimema sélo es demostrativo en tun silogismo de Ta 1.* figura (S7b14-17), mientras que, en la 2.* (S7b17-21) y 3.* G7b11-14) figuras, ef entimema es s6lo probable y susceptible de refutacén. Los (Gemplos reproducen cas textualmente los de Amal. Pr. 27. Bn cuanto & los mo- dos dle implicacién, véase, supra, n. 16. © Anal, Pr. IL 27 y Anal. Post, 1 30. Ey 2s 20 188 RETORICA Por lo que se refiere al ejemplo “, también se ha dicho ya qué es una induccién y sobre 21. qué elementos versa esta induccién, Pero no El ejemplo Yay (aqui una relacién) de la parte con el todo, ni det todo con la parte, ni de! todo con el todo, sino de la parte con la parte ¥ de Jo semejante con qo semejante: cuando se dan dos rere cous artsy fauladens (vid supra, nn 1 y 26, ax como el largo Core™” co Sponont, 3340), Esta generaidad, de todos modot, no imide We nls: ca a punciadon que se cefieen a generos¥ especie, fox cuales, aun siendo Pe sos, admiten un uso retérico comin (infra, 0. 70) 13580 10 190 RETORICA oyentes ©] y los que los tratan en un sentido particularizado, se apartan con ello de la (retérica y la dialéctica). Pero lo que deci- mos se haré més claro si lo exponemos mds ampliamente. ‘Digo, pues, que los silogismos dialécticos y retéricos son aqué- los a propésito de los cuales decimos los /ugares comunes *. Y que éstos son los que se refieren en comin lo mismo a cuestio- nes de justicia que de fisica, de potitica 0 de otras muchas mate- 6 Mejor que la sechusién de fos akroards, deberia suponerse, tal vez, con Kes el, ia existoncia aqui de una laguna. En su estado actual el texto carece, en todo aso, de sentido, ya que qilienes ignoran o tratan inadecuadamente los entimemas Son como es obvio, los tratadistas de retérica, no el auclitorio (ef, Coes, ts 49). ‘> Sabre el ugar gomin» (tdpos koinds), uno de tos conceptos més ambigae mente elaborados por Arist6tees, vd., en general, Dx Para, Les Topiques d’Aris. tote et la dialectique platonicienne, Friburge, 1965; y, en particular para la retérica, Cove, intr, 124-7, Gniarnt, Studies, pgs. 129-35; y PHLLETIR, «Aristote et 18 Cteouverte oratoites, art. cit., Ill, $0-66, Cf. también lo que he dicho en ta Srarod., epigr, 3. Tal como el concepto es sugerido en cl programa de Top. I, tooat8.21, y en Ref. sof. 9, 170820-172b8, la remision de un argumento cualquiera ‘aun «lugar comin» constituye un método pot el que es posible susttuir las relaco- hee de inferencias esponténeas, que In razén realiza entre términos particulars, por las relaciones comunes y generale que son de aplicacion a todos los casos Ta fucran del argumento reside entonces, no en la materia a que se refiere, sino tn que tal materia es presentada como expresién de una inferencia univers que todos tienen que admiti. La definiciOn de Teofrasto, que transcribe Ats!. AP in Top. CWatuss, 521), dice que el lugar es «un principio o elemento a partir del cut conocemos los principios de cada cosa particular mediante una deduecion ‘Senttican, Boccio, que sin duda recoge materiales muy elaborados por la tradicién, Sehala también que «ast como un lugar contiene en sla magnitud del cuerpo, ash También estas proposiciones maximas (. ¢., los tdpoi Kinod) contienen en sistas toda la potencalided de las proposiciones que le son posteiores y la propia conse oencia de la conclusion» (De topicis Dferentis, Wt; Patr. Lat., LXIV 1185). Los cttpicos» son, pues, reglas generales de relacidn, de las que se puede echar mano para demostar la validez de todas las formas particulares de relacign entre enuncia- Joos Gea cual sea sa materia), como si tales formas estuviesen, en efecto, clasficadas $ depositadas en determinados habitaculos o lugares Iopicos. El uso de esta metafo- esto que fandamentalmente recoge Is tradicién latina cuando define el «tdpico> ‘Como sedes argumentorum (Ct, T6p. IL; QuIvt., Inst. Orat. V 10, 20-2). Peto, ‘para Avattles, la topica expresa, més en propiedad, un «método de seleceiém> Tindpos 183 ekiogés) de los argumentos pertinentes a un cago propuesto por medio ‘Qc reals 1Osias que srven de instrumentos de control: ef. infra, 1k 22, especiakmen- te 96019, y n. 296; asi como, Tép. TIL 14, passim. LIBRO I 191 rias que difieren por la especie, como ocurre, por ejemplo, con el lugar comin del mas y el menos. Pues de este (lugar comin) no seré mas posible concluir un silogismo que enunciar un entimema sobre cuestiones que tocan a la justicia, la fisica 0 cual- quier otra disciplina, pese a que todas ellas difieren por la espe- cie. En cambio, son propias ® las (ex hon) son interpretadas por Gorn, pég. 134, como una muestra de la sutura entre la nueva retériea de las premisas (que obtiene sus enunciados « propésito de mate Fias como le guerra, la paz, la defensa, etc.) y la antigua retra de los lugares (que, por el contrario, parte de nociones genemales como el fin, el bien, los medios, tte) El uso de esta terminologia, las comparaciones que he seftalado en In n. 87 y la cronologia relativa a que apuntan los catos de lan. 96, permiten suponer {ue este capitulo 4 ha sido esritotardiamente por Arist6teles, una vez ya elaborada ta retérica de enunciados, como medio de concliar esta ditima con la retérica de los lugares. Véase Introd. epigr. 8, espec. pigs. 112 ss. 13600 204 RETORICA 5. LA FELICIDAD, FIN DE LA DELIBERACION Existe un objetivo ™8, mas o menos el mis- mo para cada hombre en particular y para to SA efniciin de 408, en_ comin, mirande al cual se elige y Feitnd | se desecha. ¥ tal (objetivo? eS Pate decirlo gn resumen, la felicidad ®. Por consiguiente, valiéndonos de un ejemplo, consideremos qué es, % absoluto, felicidad y de qué constan sus partes, dado que ¢ sobre ella mis- ma y sobre fo que a ella tiende 0 le es contradictorio sobre qo que versan todos los consejos y disuasiones, Porque, en efec- to, aquellas cosas que procuran, bien sea 18 felicidad, bien sea alguna de sus partes, o también aquéllas qué la acrecen en vez Se disminuirla, esas cosas son las que conviene hacer Y, cam- bio, evitar las que la destruyen o le dificultan 0 proporcionan Jo que es opuesto a ella. WT gropae. En ta Retirica Asses wiza tres wees ete tring atl sanity on 6628, al que Tos interprets, siufendo a Bone, sh ‘considerar ante A mero sini de «fin» (as) Algunos datos me evan © 8 obs. ca a opdeane un capo semantico propio y ave, en determing 0 cae ego os, na. oposcén sigifietiva. AH, en Po VI My 13a1b15, ape desgna el objetivo o proposto general 6m est aso, Geo educacién), mien- Motos ios alude ala finalidad concreta ce a accion humans ‘considerada: pone was fapoe prs hn poioantal 10 tls, Eas mime diterense 90% explicita 13 fo Org, donde, para cumple objetivo de ia delieracion 6 0° A fo aobre To bueno y lo conveniente), los fies Ge lak acne’ To precisamente 3 oeter on favor de los medio. Es plausible pensar, en comecvenss ‘kop asncsplen, en el rmito de la losotia practical mismo PaPS! G¥e ‘Aristdtles| tos cts “Foot torte, lt diiteion ene fin n> ¥ lin OF a cere ue hacen (ch Pi. 12, 1MASS, y Met, XI 7, 1072020 Be oe HOOTDL sy Pol YUE By 1923621 a. donde Aradies eae cia tnd como fin respetivamerte individual y comén, 1 ACE wrt ida como objetivo de a deiperaicn ede todos mages 68 platonic ores aibien en Arttls se consituye a par def cols = idea 2 ge bie fl. Et Ne. 1 6 en telacion com Gore. 9H § 138) Dhani goncepto arisotico de felicidad, vase A. Kent, wAritolls 0? Happ seer er aniles on Aristotle, Landes, 1977, pags, 25-32. LIBRO T 205 ‘Ast, pues, entendamos por felicidad "™° o el éxito acompanay do de virtud, o la independencia ezonémica, o la vida placen'@® apida a la seguridad, o la pujanza de bienes materiales y de sue) po juntamente con ta facultad de conservarios 7 Wt de Mites "2, Pues todos los hombres estén sobre poco mas © menos Tre Bord audaimonia, Con est formula Introduce Arisbteles una clase pastice lar de defnivonen veg repetida muchas veces en te Redrcw (om 1 7 9 ee neon todos los capitulo decados ls pasiones: 210) La conser wei Se de elas adefniciones populares», por contaste on es We ASSE filo aus ace gronan, Specimen, 16; sepido por Cor, 7, ¥ cm MANE Ga ae Oe nun sinaer fle, rena leant, El ekatto k, m3, pio de los bienes es que se pongan en acto ¥ St ‘uso es la riqueza 2 spots de que el kat ex corectvo e por completo fanecesaia Aer a segue dciara Ais, na poten de deterinado ine, - reset concraro, esos blenes en acto ¥, en ee sentido, una parte, fuaimente Gh Po, 16, 12696125, donde Aristtle tata deletes mujeres eh ecto, de la felicidad, en general de las espartanas eo parceul. sobre ta relacion de «virtudn y wfelicidadn, cf, £1 Nic. X 6, 1782+} eee “Scvosicign sistema de Pol 1 3, 12570-58016 En a Revrca eva relacion aparece mediads por la abvena Faman (edad, come wre Ghote ta funcign de la wutliéad> en ta posesion de Faueras of, Bt. Nie aanreige a sistema de las «opiniones cOmUNED WV 1, 112085-10. Tea om el sentido téenico de I 2, STBI (vid n. $9). Sobre el Ronor, como signe NBs i enéraeaetn eno toouton ka hE chris loos propésito de gene fama reputacion, ef. Et, Ne. 1X 14, 116363-10 de ent ee Cores 1, expen que I cigars 6 uPA SO potencian ave a ae ac forma pa dt ado mors soso Pa oe me ca eo. Ahora bien, como seve claramente pars SAS Avistéte Apot, 362 210 RETORICA materiales es aquello que apetecen los que ambicionan riquezas y, el honor, los que persiguen honores. ‘La excelencia del cuerpo reside en la salud, y ésta debe ser de tal naturaleza que sea posible servirse del cuerpo sin enferme- dades. Porque muchos estén sanos al modo de Herédico '*; yy a éstos ciertamente nadie los consideraria felices por su salud, ‘a causa de que deben abstenerse de todos o de la mayor parte de los placeres humanos. En cuanto a la belleza, es diferente en cada una de las eda- des "6, La belleza del joven consiste en tener un cuerpo wtil para los ejercicios fatigosos, asi los de carrera como los de fuerza, y que ademés resulte placentero de ver para disfrute (de los espectadéres) "7, Por tal motivo, los j6venes mas bellos son los ' que actian en el pentatlon, ya que por naturaleza estén igual- mente dotados para los ejercicios de fuerza y de velocidad ‘*, Por su parte, la belleza del hombre maduro (radica en la aptitud) para los trabajos de la guerra; asi como en que parezca ser al mismo tiempo agradable y temible. Finalmente, la belleza del an- ciano (reside) en la suficiencia para resistir las fatigas necesarias 118 Médico oriundo de Mégara y ciudadano de Selimbria, famoso por Ia severi- dad de sus dietas y prescripciones gimastcas, que pracicd consigo mismo. Macs- tro de Hipéerates, es probable que texgamos una reminiscencia de sus doctrinas we at pen diattes del Corpus Hipocraticum (vid. la edicion de C. Gaxcta Guat, ol 1, Madrid, Gredos, 1986, pags. 3-116), si bien este texto no pudo escribirse Thucho antes de 350 a, C, El ejempla de Herédico esta tomado, en todo caso, ide la Uteratura platdnica: ef. Rep. I 406a-c, Protdg. 3166 y Fedr. 2274. 16 Las siguientes caracterzaciones de Ia belleza estan en relaciGn con o wcarde- ter» (éihos) propio de las edades: cf. infra, UL 12, 13 y 14 "a? By habitual esta interpretacion de pros apdlausin, que a ia nocién de belleza Intrinscea o «equilrio entre los miembros» (Tép. TIL 1, 116b21) afade, en el caso dal joven, la del dsfrute que produce su contemplacién en los especticulos. 110 Et pentatldn reunia, en efecto, pruebas de ambas clases. Conciiando ues: tras fuentes, eran étas las cinco que siguen: salto (prédema), carrera (drémos), Tacha (pd), pueilato (pyeme) y lanzamiento de disco (aiskéma, diskobolie) La fucka y el pugilato aparecen con frecuencia unidos en una misma prueba (pankré- lion, panmdchon), que designa entonces 2 un tipo particular de atleta:e! pancrar sdasta, (pankrathisté) LBRO 1 on y en estar libre de dolores por no sufrir ninguno de los inconve- rnientes que afligen a la vejez. La fuerza es la facultad de mover otro cuerpo segiin se quie- 15 ra; y, como necesariamente se mueve otro cuerpo o arrastrandolo fo empujdndolo o elevindolo o apreténdolo u oprimiéndolo, re~ sulta asi que el que es fuerte, lo es porque , puesto mucins Yee Pr ‘Arstoteles como ejemplo cane (ek, $8b12-28 y SOb3I, as como Bi. Ni. ¥ ly 1094a8, y Pol. 19, 1258012). eee a, 10T9al7, aparece, por lo damds, Ia xpresion iaerike anamis. Y oo pe Ny, rotbG te reércn x te mang $= propor ST, paralelas. Tap ta Uae VIM y IX. La fancion de 1s amistad 69 © sristotelicn ex ies nnn en Le Foren Aste on ssa ena ‘Laval Theol. cat ies yar), 23550 Asimame, en AemeNus, Le Prudent ed. it. gs Troses, Vease, ademés, ira, n» $4 ab Le W- Mea ae a2 106, Sobel concepo de wforunay, C07 relacion con a felicidad, ef, HSK, at cit aS: 317-33 “La afirmacion de que Ia forte con eae aca (ai) conti frenalmenté © tice Fis, 6, 197D32 ae rire a ete respesto COPS Ir, 21824 (Append): ‘itimo, en Fi. 11 5-6 nye XL, Astle citing ene fa oman sche) y ol azar (10 ‘autdmaton) 2am isin, La expresion suelo emir a Tos produces anormales © mons- arvsane do te mrareleza Asi por clempbs, ow De Gene Ane TV 3, T67BIS: 12 sin trata. NO ve cimo puede Tfeniec eo 818 “ebuena suerte por 10 LBRO T 213 causa un arte, mientras que de la belleza o del porte lo I$ aturaleza. En términos generales, los bienes procedentes dela fortuna son aquellos de los que se tiene envidia. Y también es Gausa Ja fortuna de aquellos bienes que se producen, sin raz6n, fomo es el caso de que los demds hermanos sean feos ¥ Li Tailor o de que los otros no vieran el tesoro que uno de sles Prcontro; o de que Ia flecha hiriese al que estaba al lado de und, pero no a éste; ode que faltase inicamente el que siempre acudia 10 J. en cambio, perecieran los que s6lo vinieron una ver! O° todos eos casos, en efecto, parece intervenir Ia buena suerte, Eo fin, por lo que atafe a la.virtud, y puesto que ella tl lugar comin mas apropiado para ), para to ave noses expaons evo spmno, Tame las hay en su Notas rare bien puede lal vez inducitse que coasidera It frase como wo de los cca por racones de simeria y homogeneizaién del eto» (péas. 2227 (Poltk® ere infra, 1. 20. ne ye VI 11-4, donde Arties, contra as opiniones ds Parca 4 Paton (en expcal,11530120 en reacon com FH, 6M) define que el placer y Plan hs ae impie gue el bien supremo fet wn ISTE cambio, oe ae oe cs, eae pmo de va et matizado co et sentido de contra cn Ea, Me doo place un Bet, no Ey niet 7, 1ommBL-, De todos modos, y como ye he setalado em 1a». 170, eee aes aut presentada como wna consecuenia del Wen, lo que represent vate el punto de vita platnico: of. Bang. 2058 y Eu. 278¢ ¥ os oencn precedente lista de bien reproduce de une manera may incompleta 5 30 35 13638 218 RETORICA Tales son, pues, poco mas 0 menos, los que unanimemente se reconocen como bienes. En cambio, en los que son discutibles, los silo- gismos ¢han de obtenerse) de las siguientes premisas, Aquello cuyo contrario es malo, es bueno “°, E, igualmente, aquello cuyo contrario conviene a los enemigos“; por ejemplo, si el que uno sea cobarde conviene principalmente a los enemigos, entonces es palmario que la va- entia es (un bien) provechoso en grado sumo a los ciudadanos. Y, asi, en general, aparece como provechoso lo que es contrario a lo que los enemigos desean 0 por lo que se alegran, raz6n por Ja cual suele decirs 63. Bienes discutibles y lugares comunes para su diseusion En verdad que se alegraria Priamo... ‘*. Claro que esto no es asi siempre, sino la mayor parte de las veces, pues nada impide que, en ocasiones, uita misma cosa sea de provecho a los que son contrarios. Por eso se dice que los males unen a los hombres, cuando algo es igualmente perjudicial ‘a uno y otro. También aquello que no constituye un exceso es bueno, y aquello que es mayor de lo que resulta preciso es ma- Jo “*, ¥ lo mismo aquello por cuya causa se han cometido mu- invegular las de Et. Bud. 11 3 y Et, Nie, 17. En cainbio —como Growtor 12S, ha advertido sin obtener ninguna consecuencia—, la lista repite cas iteralmen- te,» poco mis o menos en el mismo orden, los bienes mencionados por PLATOw TS Mendn $7¢-88e. Este testimonio podria avalar ef earécter antiguo del presente capitulo. ‘et imero de los lugares comunes d¢ la Topica minor: infra, WU 23, 9788 ss Sobre la implicacién por los «contrarios», of. Tép. 17 y Cat. 11 vs ge trata de un higer comin frecuente en la oratoria antigua, del que hace uso, en particular, Danést., Embaj. 1 § 299; Olint. 1 § 24; Corona § 176: Quers. 9g 721 MEL 1 25s us AplicaciGn del criterio del «justo medion: ef. Et Nic. U6, exp. 1106828-34 4 1106615 ss, Por otro lado, sigo la leetura de Rabe, de acuerdo con el escoliasta {oy tad hé me estin hyperboté, que acepta también la mayoria de los editors (Spen- Gel Roemer, Tovar, Dufour), en lugar de ka! hod... T, que proponen Ross ¥ ahora Keanel, La leeuura hod es sintdcticamente més dificil, aunque no det todo improba bile: wy aquello de lo que 0 hay exces umRo 1 219 chos trabajos 0 gastos; pues, aunque sdlo se trate de un bien aparente, la cosa en cuestién se toma como una finalidad, incluso como la finalidad de muchos esfuierzos, y, por su parte, ta finalidad constituye un bien “*, De donde se ha dicho aquello de: Para que Priamo tenga de qué gloriarse “* 'Y también aquello de: Seria vergonzoso haber estado tanto tiempo... Y, en fin, ef mismo proverbio de (aue aoa enti posibles, pero sobre las cuales no cabe del 9tGy 5943-36). son oe coronina presupone, em cambiow Jensen 0) 0 ‘de modo ave 1a Sa te en ambos casos «1s posibles gue impale pumana a esp por eo mimo, objeto de ceberacon, De oes ee ‘Ariststeles, son preferibles los més féciles impo | 221 tiempo, ya que lo dificil se define © por +1 pesar © Pat la larga “Joracign, Igualmente “* es digno de_preferencia) Jo que se hhave como se quiere; ¥ se quiere o lo que no és malo en ab- naruto o 10 que es un mal menor que él blen resuliante (y esto sorpntece si el castigo pasa desapercibido 0 ¢8 peaueno)» por causa de otra cosa, mientras que aquello 10 es por causa de si mismo: se hese timmasia, por ejemplo, a fin de tener bien dispuesto el uerDO = E igualmente lo que necesita menos de otro u otras cosas, pus mds autosuficiente; ademds de que implica menos necesidades Siquello que requiere de menos cosas y més fdcles. Y (Jo mismo secede) cuando una cosa o no existe 0 no cabe que llegue 2 ser Sin algo determinado, mientras que otra cosa si, ya que’ 6S nds antosuficiente lo que no necesita de otro, de modo dus aPar rece como un mayor bien. Por la misma razén, ¢es mayor) 10 que 18. es principio que lo que no es principio y lo Gradaeiones que es causa que Io que no es causa; porgue de principio sin causa ni principio es imposible existir 0 y eausd——jtegar a ser 17!. ¥ de dos principios, es mayor to que procede de un principio mayor; igual que de dos causas, = cue ria) por la proporién fandlogon 0 se, sempre que un fi ease fm ae ee) org etn pose Vd ambi, oe ca de proporcionaidad Cat, 6, SbI6 58. tin de pronoronta ot rant el mismo gue en 7p i 1 11605, ers a aj, gue rere (como Ret, nas nese abn) Feo een puanaia, La prefeencia de I fuerza sobre It salud ee cr toi, lg enigmatic y chown cone texto ado de Tap. 14017 a eam ul cae Aris eempliin aga cn deaiags 55). Ls ae spent piensa que Ia [vera cotene 0 tn salud y ave por lo rarvomente mds preterible ens 6 etme oy nota aster: respentvamane Tp Hs 11600228 (argument) ¥ 116430431 (cjemolo) rsa eauido pot Ros, por el dr de Herm. Rarbars, exit cee edo ara ambi por Kase. La superiordad dein canton cn Ma » 7a din de fin (t,Po. 11253: aurea tor kat tito) bas oS ribelonesconceptales de “rinipo’ y ‘aust, consis c- penny yer V'I'y 2. Por comaracon con eos caps © = da gue prot 27 es mayor Jo que se origina de una causa mayor. Y a la inversa, de dos principios, el principio de lo mayor es también mayor, asi como, de dos causas, la causa de lo mayor es también ma- yor "72, De lo dicho resulta, pues, evidente que una cosa puede ‘parecer mayor de dos maneras. Si una cosa es principio y otra no, parecer, en efecto, que la primera) es mayor; y lo mismo, si una cosa no es principio y la otra si, pero el fin es mayor y no el principio. Asi, por ejemplo, Leodamante dijo acusando ‘a Calistrato que el que aconseja comete mds injusticia que el ‘que realiza la accién, ya que ésta no se habria ejecutado si no fuera por quien la aconsej6, Pero a su vez, acusando a Cabrias, dijo que el ejecutor (era més culpable) que el inductor, dado que ¢l crimen no habria llegado a producirse si no hubiera habi- do quien lo realizara, puesto que se aconseja precisamente con ese fin: para que se ejecuten actos "7. ‘principio’ tiene aquf el significado popular de «fuente», acomienzo» w origenn, 4 euya importaneia como pico de Ia jnvencién apuntan también otros varios pasa- jes de Aristoteles: Pot. V 3, 1303029; Et. Nic. 1 7, 1098b6; Ref: sof. 34, 1836 22, ec. El valor de este uso para la hermenéutica de la Retorica debe destacarse. En los textos recién citados el tépico aparece, en efecto, bajo la forma de un aforis- ‘mo, que —como seiala Dmaacima en su comentario a la Bt, Nic. (Darmstadt, 1956, pig. 281)— procede de la transformacién, en el sentido de wn cefrin, del verso de Hiss, Trab, 40, Avistételes utllaa, pues, aqui ‘principio’ con una significacion dvica, que 0 supone sino la utiizacién de una de las opiniones generaimente ‘admitidas en ia forma de un lugar lgico que sirve de base a argumentos dialécticos ‘Lo mismo queda también ilustrado en Ret, a Ale. 3 "CE. Tap, MIL 1, i16bL-4; 3, 1184294, y 5, 119a17-19. © El ejemplo es confuso desde el punto de vista histrico y ao puede descartar- se, come concliye Cove, I, 128, n. 1, que se trate ce un error de Avistéeles. Leoda- rmante actus, en efecto, como acusador de Cabrias, después de la victoria de éste en Naxos en el ato 376 (ef. Danosr., Contra Lepr. §§ 501-02). En cambio, en €! juicio por el intento de rendiciéa de Oropo, que reali Cabrias por instigncion fe Calistrato (y que debe ser Ia materia del ejemplo de Arisétles), Ia acusacion contra Cabri estavo a cargo de Filstrato (ef. otra vex Dawdsr., Contra Mid. 4535) Estos datos no llevan, de todos modos, muy leos, ya que, en primer lugar, Arintteles puede estar refiriéndose a dos juicios diferentes (Io que no hace impr: table el uso de palin): y, en segundo lugar, nada impide que, en el asunto de Oro~ po, Leodamante actuase como acusador de Calistrato, 228 RETORICA, Lo més raro (es también mayor) aque 10 ae abundante, como lo es, por ejemplo, él ore 2s gracelines: gue 6 Hierro, a endo més initil; pues su adaciones: Dosesin constituye un MaYOr bien), por ser diversos ems. difieltad "™, (De otro mou, sin embargo, lo abundante (es mayor) que 10 raf 1 saber, cuando ot so es superior; porque «muchas veces? &% ae de donde se ha dicho aquelto de «lo mejor el agua...» 6) ”*Smismo, hablando en general, ‘0 més dificil (es mayor) que lo mas facil, pues es més Faro, Mientras que, bajo otro so eapecto, lo més facil (es mayor) que 10 mas dificil, porque es conforme a lo que queremos, ‘Lo mismo SNE es mas Teo que un mayor afan de riqueza (de mode, ae el amor @ paremnigos ces preferible) al afd de rigueza) 178, Ynversamente, Ti ie wapico semejante se Toe en TAD. IL 2, 17028 a ere OT ebay 2os, 1, Sea a gia coven BON: (ae bei on eee x aq abr y name puede OTE OT prejicio teria, La totaidad de 10s editors 16m YE, arte me ares pe aT EE I hays a erent el uso Copa (ee las es parece wueree eco de PLAT. Reps ¥ 3513. Sr ee mento aniiogo en Tp. 1 3. THES? oy rar lon, queso Ross seuye (de acuerdo con 1) aS tos edito umRo 1 229 el exceso de las cosas mejores es mejor y el de las cosas mis bellas, més bello. Y lo mismo aquello cuyo deseo '” es mas bello © mejor, pues los mayores apetitos se dirigen a los objetos 5 enayores; asi como también los deseos que se refieren a las casas nds bellas 0 mejores son, por la misma razén, los mejores ¥ ds bellos. Igualmente (Ios objetos) de que tratan las ci ss bos. Lnanete yn ambi es marin de ene fimiento mas bellas y virtuosas, pues asi como ¢s la ciencia, asi fs la verdad. Cada Jo bueno era aquello aio que aspiran todos, de suerte que serd mayor ‘(lo que desean) fos suis, Asi como también lo que . Sor Plictoea dso, Rossy Kassel leen, como yo mismo, fi haplds (sing), imerpretando que tom intoduce el 2 rmino dela eomperasion (ches). Pero iermjices son disconfornies (kal OTLA, Spengel, Romer, Tovar; : A! Dufour; see ce iete modo que la traduccion podria muy bien ser: «y to que (es més diy para alguien 970 en absolutor, Esto tiene a su favor tanto lates g5- ee Pela prevedencia de lo absolute sobre lo relativo, como también el paraels> seton Tap. II 1, 11608: «lo buenc en absoluto es preferible(hairdteron)# le Decne part alguien (ef. las consideractones proclves a esta intepretacin & earn peg, Cort, 146-7 y GRIWALDL, 173-4) No obstante, la ectra de ROSS UBRO 1 235 {que lo imposible, pues lo primero (sirve) para alguien y lo segundo no. ¥ también lo que atafie a la finalidad de la vida *', ya que las cosas que més se refieren al fin son ellas mismas més fines. Asimismo (es mayor) lo que es conforme 79. ala verdad que lo que es conforme a Ia opi- rterios nin 202. Lo que es conforme a la opinién, se dat adie eae comes taeea acaro legirfa si hu: bieta de quedar oculto. Y por eso podria parecer que es preferible recibir un beneficio en vez de hacerlo. Lo primero se elegiria, en efecto, aunque quedase oculto; en cam- bio, no parece que se escogeria hacer un beneficio, si hubiera de quedar oculto. También (son mayores) todas aquellas cosas {que se quiere ser més bien que parecer, pues (se acercan) mas a la verdad; y por eso se dice que la justicia es (un bien) pequefio, ya que es preferible parecer (justo) a serlo, lo que cier- tamente no ocurre con la salud. Igualmente (es mayor) lo que es mas itil a muchas cosas, como, por ejemplo, lo que lo es para la existencia, la buena vida, el placer y las bellas acciones ™™, Por tal razén, la riqueza y la salud parecen ser los {bienes) mas grandes, puesto que contie- {que yo mantengo, no exté falta de sélidas justificaciones. A 0 que se reflere aqui UAristtcles no es tanto a lo preferible cuanto a lo uit (0, mejor dicho, a lo aue ‘ preferible en la dptica de lo més itil, de lo chrésimon): no se trata, pues, del bien considerado fedricamente, sino del bien qu: aparece en laesfera de la flosofia (prictica, en evant que é puede ponerse como un argumento de persuasin dentro Ge Ia oratoria deliberativa. Ahora bien, en este contexto el bien particular es mis, persuasive que el bien en absolute, Y esto es precisamente 10 que se lee, infra, fn 15, TSb19: «nadie eseoge lo bueno en absolito, sino to que es bueno para éby Vid. sobre esta problematica, infra, n. 190 al L. Th. 1! cf. para éste y ef anterior argumento, Tép. UL 1, 116026 y 23, respectiva- 3! Cf, Tép IL 3, 118620-22. El fundamento del tépico es que lo conforme In verdad es lo real o el ser (Met. IL 1, 993030-31). 79 Bs una consecuencia del (pico anterior, pero en si mismo reproduce una tesis soeritico-platénica: ef. Apol, 2ic y Gorg. $27b. El ejemplo que sigue esté razonado en Tép. IL 2, {1721-23 28 Cf. para éste ¥ los dos siguientes argumentos, Tép. IL 3, 118627-20; 2, 197023-24, y 5, 119022, respestivamente 13650 as 236 RETORICA ren todos estos otros, Y también lo que es menos molese & esta weompanado de placer; muchas cosas, son, en efeeicy més que una, y, asi, resulta superior un bien 205 que simultaneamente es placer y ausencia de pesar. Como asimismo, de Gos *01as Ja que eedida ca una tercera) hace mayor al todo. Y lo aie NO cabe ratyar que existe freate a 10 que pasa desapercibido, 8 to primero esta més cerca de la verdads Por e80+ 5 rico parecer Siempre un bien mayor que aparentario. E igualmerss Jo que es tnuy apreciado, ya sea < (1a némina). Esta educacion es tan importante —razona Pol, VIII 1, 1337a11-13— ‘que debe ser wunitariae idéntica pars todos» y de «responsabilidad pibica y no privaday. La correlacin entre aristocracia, pideta y supremacia de la ley constitu ve un tema platénico, que se desarroll simultaneamente en la filosofia y la orato- ria: comparese, por ejemplo, lo que see en Pol II] 10, 12867-12878 con ls6c: Antid, §§ 79-83, ¥ Deu, Contra Aristog. § 15 ss. i | 1 i BRO 1 239 No conviene ignorar el fin de cada una de 8.2. ‘estas formas de gebierno, ya que se elige en glint | relacion con el fin *. Ahora ben, el fin de eas formas ty democracia es In libertad; el de la oligar- y relaciones con quia, la riqueza; el de la aristocracia, la edu- “la deliberacién — cacién y las leyes; y el de la tirania, la de- fensa (de la ciudad) 7!°, Resulta evidente, por Jo tanto, que es con relacién al fin de cada una de estas ». El elogio ™° es un discurso que pone ante 9.5. tos ojos la grandeza de una virtud. Conviene, Definieiones por lo tanto, presentar las acciones como Pro- fn toro pias de tal vittud. A su vez, el encomio se al elogio A y race de te Teher® & las ‘obras (si bien, para la persua- Ce pidicica 98, sirven también las circunstancias que las con la Todean, como, por ejemplo, a nobleza y le deliberative —educaciOn, ya que es efectivamente probable que sean buenos 10s hijos de buenos padres o auc se comporten ae ina determinada manera los que han sido criados asi rs por eso, hacemos el encomio de quienes han realizado

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