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EL YO-PIEL DIDIER ANZIEL EL YO-PIEL én espafiola: Soffa Vidarrazaga Zimmermann BIBLIO’ jena: Gérard David, Le supplied age Stsamnds (1498-1458) exist du ee ooo oe Puoeumuede CCeids por Bordas, sis ‘Titulo original: «Le moi-peaw» Cuartaedicién, enero de 2003, © Bordas Dunod 17 rue Rémy-Dumoncel, Parts (Francia) © E cast: Biblioteca Nueva E Almagro, 38 - 28010 Madrid (Espafa) HERG TOIT Depesito Legal: M-S0.153- Impreso en Rogar, 8. A. ;. Printed in Spain Impreso en Espa Seen maaan ee eee ee So He ren eco nm Fa PENH como ren oy Searsrnron Shas oye 2 PRELIMINARES EPISTEMOLOGICOS Algunos principios generales 1) Cerebro o piel; 2) Genesis estructura; 3) Desarvo. Mo légico o renovacién metaférica; 4) Malestar actus] en la eivilizacién; 5) Corteza 0 micleo; 6) Contenidy © continent, El universe téctil y cuténeo 1) Aproximacién lingitistica; 2) Aproximacin fisio. J6gica; 3) Aproximaci cidn epistemolégi evolucionista; 4) Aproxima- i 5) Aproximacién psico - psico- Tégica; 6) Aproximacién interaccionista; 7) Aproxie macién psicoanalitica, CUATRO SERIES DE DATOS Datos etolégicos Datos grupales ... Datos proyectivos . Datos dermatolégicos LA NOCION DE YO-PIEL Pecho-boca y pecho-piel , La idea de Yo-piel La fantasia de una piel comin y sus variantes narci. sisticas y masoquistas EL MITO GRIEGO DE MARSIAS Mareo sociocultural Primer parte del mito ‘Segunda parte: los nueve mitemas PSICOGENESIS DEL YO-PIEL ....., El doble feed-back en el sistema diddico madre-niiio . Divergencias entre los Psicoanalitico ........ Puntos de vista cognitive y Particularidades del Yo-piel considerado como in- Mead aioe ese 2 ejemplos clinicos ... ‘ - OO Gservcibn de Seana cnfite dels papeles sados : Qbservacbn de Leonor, tanita con cabeza de colador NDA PARTE: ESTRUCTURA, FUNCIONES, a SUPERACION DOS PRECURSORES DEL YO-PIEL: FREUD, FEDERN, Freud y la estructura topogrifica del Yo ............ El aparato del lenguaje .........0.00 sss sse El aparato psiquico a ete mo interfaz ..s.eeveeeeeceeeeees : Psccionamiento dl cuca iopoeln el ap rato psiquico pee ‘Federn: sentimientos del Yo, sentimientos de fluctescién de las fronteras del YO... 2.20.00 vee ‘ Observacién de Edgardo Represién de los estados del Yo FUNCIONES DEL YO-PIEL. siones de] Yo-piel ...........0006 a ‘my tenis 2) Contain 3) Paste cién; 4) Individuacién, 5) Intersensorialidad; 6) ¥ tén de la excitacién sexual; 7) Recarga libidinal i, 8) Inscripcién de los trazos; 9) Autodestruccién. ‘Un caso de masoquismo perverso: A Observacién del Senor M. La enyoltura hiimeda: cl pack, las gratas El pack nen pee nevenaienee, TRASTORNOS DE LAS DISTINCIONES SENSOMO- TRICES DE BASE ....... ee eee Sobre Ia confusi6n respiratoria entre plenitud y vacio . .- Observacin de Pandora .....-..0+-++ DIDIER anziEy R 5 15 16 120 120 122 122 124 INDICE 9. ALTERACIONES DE LA ESTRUCTURA DEL Yo. FUEL EN LAS PERSONALIDADES NARCISISTICAS Y EN LOS ESTADOS LIMITE... : pee 1S. Diferencias estructurales entre personalidad narcisis. tica y estado limite ial a ateaies 198 Lin ejemplo literario de personalidad narcsistica, La invencién de Morel, de Bioy Casares |. 138 La fantasia de una doble pared . se 142 Trastomos de la ereencia y estado limite | --/- 2-443 Observacidn de Sebastiana, 0 un caso de conus. nicacién oblicua nace 144 10. LA DOBLE PROHIBICION DEL TOCAR, CONDICION DE SUPERACION DEL YO-PIEL ........- 149 Una prohibicién del tocar implicita en Freud 150 La prohibicién cristica explicita see 154 Tres problematicas del tocar... a5 1ST La prohibicién y sus cuatro dualidades 157 1) Sexualidad y/o agresividad; 2) La prohibicidn exogena, lo prohibido endégeno; 3) Prohibicién de la fusién corporal, prohibicién del tocar ma. nual; 4) Bilateralidad, Observacién de Juanita 161 Del Yo-piel al Yo-pensante asa sgoveaton 062s El acerso a la intersensorialidad y ia constitucién del sentido comin «22... iia 166 TERCERA PARTE: PRINCIPALES CONFIGURACIONES LA ENVOLTURA SONORA ..,.. 11 Observacién de Marsias 172 Auddicién y fonacién en e! lactante 17 Lo sonoro segtin Freud . 180 La semiofonia : 181 El espejo sonora wail 182 Observacicn de Marsias, fin 185 12, LA ENVOLTURA TERMICA .02.0...20.00cccccse5 139 La enyoltura de calor 189 La envoltura fria 190 Observacién de Errénea, 0 la descalifcacion de fa sensacién térmica . 191 to Die 13, LA ENVOLTURA OLFATIVA . JLa secrecién de la agresividad por los poros de fa pie! Observacién de Getsemant : 14. LA CONFUSION DE LAS CUALIDADES OLFATIVAS. El amor de Ia amargura y la confusion de los tubes digesti- vo y respiratorio .. eee Observacién de Rodolfo 15. LA SEGUNDA PIEL MUSCULAR ., El descubrimiento de Esther Bick Observacién de Alicia Observacién de Mary Dos relatos de Sheckley « Observacién de Gerardo 16. LA ENVOLTURA DE SUFRIMIENTO ....... El psicoandlisis del dolor .. Los quemados graves Observaciin de Armando Observacidn de Pauliza eee ee Del cuerpo sufriente al cuerpo de suftimiento ... Observacién de Fanchon ...... ee 11, LA PELICULA DEL SUENO. El sucfio y su pelicula nae Retomo a la teoria freudiana del suefio .........2.. Observacién de Zenobia: de la envoltura de angustia a la piel de palabras por la pelicula de los sueRos ..... % La envoltura de excitacién, fondo histérico de toda neurosis al 18. COMPLEMENTOS . Configuraciones mixtas Observacién de Esteban Las envolturas psiquicas en el autismo De la piel al pensamiento Para terminar , : TABLA DE OBSERVACIONES BIBLIOGRAFIA ............ INDICE DE NOMBRES PROPIOS ....... ANZIEU 193 193 193, 205 205 205 21 241 212 212 214 2is 219 219 200 222 223 224 225 229 229 230 234 241 243 243 244 245 249 249 251 253 268 PROLOGO EL YO-PIEL En 1974, Didier Anziew Publicé en la Nouvelle Revue de Psychana- lyse un articulo titulado «Le Moi-peau», cuyo impacto en el mundo untversitario y clinica fue determinamte. Hoy el autor nos presenta la sintesis de sus investigaciones ¥ propone una teorta de las finciones del Yo-piel La piel es la envoltura dei cuerpo, de la misma forma que ta con- inca tiende a envolver al aparato psiquico, Desde este punto de ving las estructuras y la Junciin de la piel pueden Proporcionar a los psico- analistas ya los psicoterapeutas analogias fecundas que los. gulen en su reflexion y en su técnica, El Yo-piel aparece en Primer lugar como un concepto operatorio que precisa el apoyo del Yo en la piel ¢ implica una homologta entre la funciones del Yo y las de nuestra envoltura corporal (limitar. contener, roteger). Considerar que el Yo, como la Piel, se estructura en wn ine setfaz permite enriquecer las noctones de (rontera», de «limites yde «continenten en una perspectiva psicoanalitica. Por otra parte, la rigue- a conceptual del Yo-piel permite. ‘comprender mejor una realidad clini- ca compleja: mds alld de las relaciones entre las afecciones dermato! sicas y los desérdenes psiquicos, el autor muestra que la sobrecarga ola carencia de tal 0 cual funcién det Yo-piel explican fundamentalmente el masoquismo perverso, ef micleo histérico de la neurosis 0 la distincién entre neurosis narcisistica y estados-limite. A lo largo de este estudio sobre jas «envolturas psiquicas», Didier Anzieu —vicepresidente de la Association Psychanalytique de France y profesor honoraria de Psicologia Clinica de la Universidad de Paris X-Nanterre— desarrolia ideas. fuerza ne solamente dentro de ta co- Iriente actual de la psicologia, sino también en el campo de ta epic ‘mologia cientifica 15 16. TABLA DE OBSERVACIONES BIBLIOGRAFTA ........ INDICE DE NOMBRES PROPIOS 0s... LA ENVOLTURA OLFATIVA ..... [a secrecién de la agresivida por los poros de la pil. Observacién de Getsemant . E LA CONFUSION DE LAS CUALIDADES OLFATIVAS, El amor de la amargura y be confusién de los tubos digesti- voy respiratorio ...... “ Observaciin de Rodolfo |. LA SEGUNDA PIEL MUSCULAR El descubrimiento de Esther Bick . Observacién de Alicia Observacién de Mary Dos relatos de Sheckley ... Observacién de Gerardo LA ENVOLTURA DE SUFRIMIENTO EI psicoandlisis del dolor Los quemados graves ........ Observacién de Armando . Observacién de Pauilita Del cuerpo suftiente al cuerpo de sultimiento Observacién de Fanchon .... LA PELICULA DEL SUENO .. El suefo y su pelicula Retomo a la teoria freudiana del sueio . Observacidn de Zenobia: de la envoltura de angustia a la piel de palabras por la pelicula de los sueios ......2++++ La envoltura de excitacién, fondo histérico de toda neurosis saad v see COMPLEMENTOS. Configuraciones mixtas Observacion de Esteban Las envolturas psiquicas en el autismo De la piel all bevsralecin Para terminar DIDIER anzies 193 193 193 205 205 205 2i1 211 212 212 214 215 219 219 200 222 223 224 225 229 230 234 241 243 243 244 245 249 249 251 253 268 PROLOGO. EL YO-PIEL 1974, Didier Anziex publicé en la Nouvelle Revue de Psychana- lyse un articulo titulado «Le Moi-peaws, cuyo impacto en el mundo universitaria y clinico fue determinante. Hoy el autor nos presenta la siniesis de sus investigaciones y propone una teoria de las funciones del Yo-piel, La piel es la envoltura det cuerpo, de la misma forma que la con- Ciencia tiende a envolver al aparato psiquico. Desde este punto de vista, las estructuras y la funcién de la piel pueden proporcionar a los psico- analistas y a los psicoterapeuias analogias fecundas que los guien en su reflexion y en su técnica. El Yo-piel aparece en primer lugar como wn concepto operatorio que precisa el apoyo del Yo en la piel e implica una homologia entre las funciones del Yo y las de nuestta envoltura corporal (limitar, contener, proteger). Considerar que el Yo, como la piel, se estructura en wn in- terfaz permite enriquecer las nociones de «fronteray, de «limites y de continente» en una perspectiva psicoanalitica. Por oira parte, la rique- za conceptual del Yo-piel permite comprender mejor una realidad clini ca compleja: mds alld de tas relaciones entre las afecciones dermatold- gicas y los desérdenes psiquicos, ef autor muestra que la sobrecarga o la carencia de tal 0 cual funcién del Yo-piel explican fundamentalmente el masoquismno perverso, ef nticleo histérico de la neurosis o la distincién enire neurosis narcisistica y estados-limite, A to largo de este estudio sobre las «envolturas psiquicas», Didier Anzieu —vicepresidente de la Association Psychanalytique de France ¥ profesor honorario de Psicologia Clinica de fa Universidad de Paris X-Nanterre— desarrolla ideas-fuerza no solamente dentro de la co- rriente actual de la psicologia, sino también en el campo de ta episte- mologia cientifica PRELIMINARES EPISTEMOLOGICOS Algunos principios generales L. La dependencia del pensamiento y de la yoluntad con respecto al cortex y a la vida afectiva del tdlamo son conocidas y estén proba- das. La investizacién psicofarmacolégica contemporanea completa, ¢ incluso renueva, nuestros conceimientos sobre estos temas. Los Exitos obtenidos han Mevado consigo un estrechamiento del campo de obser- vacién y también del teérico: el psicofisiSlogo tiende a reducir el cuer- po vivo al sistema nervioso y el comportamiento a las actividades ce- rebrales que lo programarian por recopilacién, andlisis y sintesis de las informaciones. Este modelo, que se reveld fecundo para los bidlogos, se impone cada vez més en los organismos estatales de investigacién, a Ia psicologia, consagrada a convertirse en la pariente pobre de la neurofisiologia cerebral, y a menudo con autoritarismo lo imponen los «cientificosy que en su terreno defienden con inverso ardor Ia libertad de investigacién y, ante todo, de la investigacién fundamental. Ponien- do el acento en la piel, como dato originario de orden orgdnico ¢ ima- ginario a la vez y como sistema de proteccién de nuestra individuali dad al mismo tiempo que como primer instrumento y lugar de inter- cambio con los demés, pretendo hacer emerger otro modelo, con base biolégica asegurada, en el que la interaccién con el entorno encuentra sus cimientos, y que respeta la especificidad de los fenémenos psiqui cos en relacidn con las realidades orgénicas y con los hechos sociales —resumiendo, un modelo que me parece apto para enriquecer la psi- cologia y el psicoandlisis tanto en su teorfa como en su prictica 2. El funcionamiento psiquico consciente e inconsciente tiene sus, propias leyes. Una de elas consiste en que una parte de él pretend ta Independencia, aunque ya desde su origen es doblemente dependiente: del funcionamiento del organismo vivo que le sirve de soporte; de los estimulos, creencias, normas, catexias y representaciones que emanan de los grupos de los que forma parte (empezando por la familis y con- tinuando por el medio cultural). Una teoria del psiquismo tiene como finalidad la de mantener unidas estas dos tendencias, evitando conten tarse con una yustaposicién de determinismos simplistas. Postularé, pues, con René Kaés (1979, b; 1984), un doble apoyo del psiquismo: en el cuerpo biolégico y en el social por una parte; por otra, un apoyo mutuo: tanto Ja vida orginica como la social, al menos en él hombre, {tsa rote tiene nevesidad de un apoyo casi constante en el psiquismo individual (como lo demuestran la aproximacién psicosomatica de las enfe des fisicas y el estudio del fomento de los mitos o de la innovaci cial), al igual que éste necesita un apoyo recfproco en un cuerpo y en un grupo social vivos Sin embargo, a perspective psicoanalitica se distingne profunda- mente de las perspectivas psicofisiolégica y psicosociolégica en el he- cho de que toma en consideracién la exisiencia y la importancia per. maneates de la fantasia individual consciente, preconseiente ¢ incons: ciente y su papel de puente y de pantalla imtermediaria entre el pic quismo y el cuerpo, el mundo y los demas psiquismos. El Yo-piel es uma realidad de orden fantasmitico representada en las fantasias, los suefios, el lenguaje corriente, las actitudes corporales y los trastomos del pensamiento a la vez y, también, proporciona el espacio imagina. rio que constituye la fantasia, el suefto, la reflexién y cada organiza. cién psicopatolégica El pensamiento psicoanalitico se encuentra mareado por un con- jeto interno entre una orientacién empirista, pragmatisla y psicoge- niétiea (mas activa entre los anglosajones), segtin la cual Ia organi- zacién psiquica resulta de las experiencias infantiles inconscientes (fundamentalmente las de la relacién de objeto) y una orientacién es- tructuralista (dominante en Francia durante los iltimos decenios) que contradice que la estructura sea un producto de la experiencia, afir mando, por el contrario, que no existe experiencia que no esté orgeni- zada pot una estructura preexistente. Me niego a tomar parte en este conflicto, Estas son dos actitudes complementarias cuyo antagonismo debe ser preservado en tanto fecunde la investigacién psicoanalitica El Yo-niel es una estructura intermedia del aparato psiquico: interme- dia eronoldgicamente entre la madre y el bebé, intermedia estructural- mente cntre la inclusién mutua de Ios psiquismos en la organizacién fusional primitiva y la diferenefacién de las instancias psiquicas co- rrespondientes a la segunda tpica freudiana, Sin las experiencias ad: cuadas en el momento oportuno no se adquiere Ia estructura 0, mis frecuentemente, ésta se encuentra alterada, Pero las diversas configura- iones del Yo-piel (que describo en la terceza parte) son las variantes de una estructura topogrifica de base, cuyo caricter universal puede hracer pensar que esta inscrita, en el psiquismo naciente, en forma vi- sual (preprogramada) y cuya actualizacién se propone implicitamente 4 este psiquismo como un fin esperado (en este sentido me acerco a la teoria Hamada dc la epigénesis o de Ia espiral interactiva) Freud propuso un «modelo» (no formalizado) del aparato psiauico Como sistema de subsistemas regidos respectivamente por principios de funcionamiento distintos: principio de realidad, principio de pla- cer-displacer, coaccién de repeticién, principio de constancia y princi- PRE pio de Nirvana, El Yo-piel obliga a tomar suplementariamente en consideracién un principio de diferenciacién interna y un principio de continencia, ambos entrevisios ya por Freud (1899). Las patologias mis graves del Yo-piel (las envolturas autisticas, por ejemplo) me parecen incluso offecer la posibilidad de llevar al psicoandlisis el prin- Gipio de auto-organizacién de los sistemas abiertos a los «tuidos», popularizado por los teéricos de los sistemas (ct. H. Atlan, 1979). Sin embargo, este principio que favorece la evolucién de los'seres vivos ‘me parece que se invierte cuando se pasa de la biologia a la psicolo- gia, en la que aparece, sobre todo, como creador de organizaciones psicopatolézicas 3. Las ciencias progresan por un moyimiento de vaivén entie dos actitudes epistemoldgicas, que varian segin la personalidad de los sa- bios y segin las necesidades 0 los estancamientos de una ciencia en un momento dado de su historia, A veces, una ciencia dispone de tuna buena teoria cuyas confirmaciones, aplicaciones y desarrollos ocu- pan y estimulan la inteligencia, la paciencia y el ingenio de los traba Jadores de laboratorio, teorfa que sigue siendo atil mientras que su fe- cundidad no se desmienta y sus enunciados no sean refutados. Otras vyeees, una ciencia se renueva por iluminacién de un investigador (en ocasiones procedente de otra discipline) que pone en duda los enun- ciados que se consideran adquiridos y las nociones que pasan por evi- dentes; su intuicién surge mis de la imaginacién creadora que de razo- namientos 0 cilculos; esta movido por una especie de mito interior {que le despoja de sus escorias fantasmaticas (con riesgo de proyectarlas josas, en una reflexidn filosética, en actividades cone- xas de creavién literaria 0 artistica) de donde saca conceptos que se pueden enunciar en formulas simples, que se pueden verilicar con ciertas condiciones, transformar y transportar a algunos otros campos. Freud coneret6 esta segunda actitud en el estudio del funcionamiento psiquico individual (no por azar, de joven, me interesé por la evolu- cién de su imaginacién creadora durante cl autoandlisis —cf. D. An- ziew, 1975 a—a través de la cual descubrid cl psicoandlisis en su ju- ventud). En el marco, delinido por Freud, de esta nueva disciplina, Jas dos tendencias epistemolégicas han continuado oponiéndose. M. Klein, Winnicott, Bion y Kohut, por, cjemplo, inventaron conceptes nuevos (posicién esquizo-paranoide y depresiva, fendmenos transicio- rales, ataques contra los vinculos, transferencia en espejo y grandiosa), especificos de nuevos campos: el nifio, el psicdtico, los estados limite, las personalidades narcisitas, a los que extendieron a teoria y la pric- tica psicoanaliticas. No obstante, la mayoria de los psicoanalistas vinculan cada vez mis a la primera actitud: retorno @ Freud, comenta- rios incansables, casi talmtidicos, de sus textos; aplicaciones mecénicas DIDIER e sus puntos de vista, 0 sus modificaciones a fa luz no de un campo uevo de practica, sino de los «progresos» de la filosofia y de las cien- as del hombre y de la sociedad, especialmente las del lenguaje (de 1o ue Lacan ha sido en Francia un ejemplo tipico). Me parece que on 06 tiltimos decenios del siglo XX el psicoanilisis tiene mayor nece- dad de pensadores de imagenes que de eruditos, escolisticos, espiri- 1s abstractos y formalistas. Mi idea del Yo-piel es, intencionalmente, ntes que un concepto, una vasta metifora; mas exactamente, me pa- nee que surge de esta oscilacién ‘metéforo-metonimica juiciosamente escrita por Guy Rosolato (1978). Espero que esta idea sea susceptible e estimular la libertad de pensar de los psicoanalistas y de enriquecer | paleta de sus intervenciones con los pacientes en sus tratamientes, sla metafora puede desembocar en enuitciados operatorios dotados de na coherencia regional, verificables de hecho, refutables de derecho: orresponde a este libro convencer al lector. 4. Toda investigacin se insoribe en un contexto personal y se si- ia en un contexto social que ahora conviene precisar. Los idedlogos portaron a Francia y a Europa, a finales del siglo XVII, la idea del rogreso indefinido: del espiritu, la ciencia y la civilizacién, Durante aucho tiempo, ésta fue una idea maestra. Fue necesario abandonarla. i me sintiera obligado a resumir la situacién de los pafses occidenta- :s y quizé de toda Ia humanidad en este siglo XX que termina, pon ria el acento en Ia necesidad de poner limites: a la expansién demo- réfica, a In carrera de armamentos, a las explosiones nucleares, a la celeracion de la historia, al crecimiento econdmico, a un consumis- n9 insaciable, al progresivo distanciamiento entre paises ricos y tercer nundo, al gigantismo de los proyectos cientificos y de las empresas as, a la invasion de la esfera privada por los medios de co- in de masas, a la obligacién de batir sin cesar records al pre~ io del superentrenamiento y del doping, a la ambicién de ir siempre ads répido, mas lejos, siempre a lo més caro a costa de aglomeracio- es, de tensién nerviosa, de enfermedades cardiovasculares, del desa- rado de vivir. Poner limites a la violencia que se cjerce tanto sobre la aturaleza como sobre los seres humanos; a la contaminacién del aire, c la tierra, de las aguas, al despilfacro de la encraia, a la necesidad de ibricar todo aquello de lo que se es téenicamente capaz, aunque sean nonstruos meciinicos, arquitecténicos o bioldgicos: a la liberacién de is leyes morales, de las reglas sociales, a la afirmacién absoluta de los eseos individuales, a las amenazas de los avances tecnologicos contra 1 intogridad del cuerpo, a la libertad de las mentes, a la reproduccion atural de los humanos, a la supervivencia de la especie. Para limitarme a un campo que no solamente me afecta como sim- le ciudadano, sino también en el que yo realizo mi experiencia profe- PRULIMINARLS EFISTRMOLOGICOS a sional casi cotidiana, diré que el cambio de la naturaleza del sufti- miento de los pacientes que solicitan un psicoandlisis es significativo, desde que ejerzo esta terapeiitica hace ya treinta afios; también mis co~ egas me lo han confirmado. En tiempos de Freud y de las dos primeras generaciones de sus continuadores, los psicoanalistas se encontraban con neurosis caracteristicas, histéricas, obsesivas, fobicas o mixtas. Ac- tualmente, més de la mitad de la clientela psicoanalitica esta formada por lo que se llaman estados limite y/o personalidades narcisisticas (si se admite con Kehut la distincién de estas dos categorias). Btimolégi- ‘camente se trata de estadas en el limite de la neurosis y de la psicosis y que reiinen rasgos que proceden de estas dos categorias tradicionales, ‘De hecho, esos enfermos sufren de una falta de limites: incertidumbre so- bre Jas fronteras entre el Yo psiquico y el Yo corporal, entre el Yo realidad y el Yo ideal, entre lo que depende de si mismo y lo que de- pende de los demas; bruscas fluctuaciones de estas fronteras, acompa- fiadas por caidas en la depresion, indiferenciacién de las zonas erdge- sas, confusién de las experiencias agradables y dolorosas, indiferencia- cién pulsional que hace sentir el aumento de una pulsién como vio- Iencia y no como deseo (lo que F. Gantheret llama las Incertitudes @'Eros, 1984), vulnerabilidad a la herida narcisistica por causa de la debilidad 0 de las fallas del envoltorio psiquico, sensacién difusa de malestar, sentimiento de no vivir su vida, de ver funcionar su cuerpo y su pensamiento desde fuera, de ser el espectador de algo que es y no es su propia existencia, El tratamiento psicoanalitico de los estados limi- te y de las personalidades narcisisticas requiere las modificaciones ti nicas y la renovacién conceptual que permita una mejor comprensiGn clinica y la expresin de psicoandlisis transicional, tomada de R. Kags (1979 a), me parece convenirles (D. Anzieu, 1979), 3 No es sorprendente que una civilizacién que cultiva ambiciones desmesuradas, que privilegia la exigencia que el individuo quede bajo 1a responsabilidad global de la pareja, 1a familia, las instituciones s ciales, que incita pasivamente a la abolicién de todo sentimiento de Ii mites en los éxtasis artificiales que se buscan en Jas drogas quimicas y en otras, que expone al niflo, cada vez més frecuentemente inico, a la concentracién traumatizante, sobre él, del inconsciente de sus padres en el marco de un hogar cada vez més restringido en mimero de parti- cipantes y en estabilidad —no es sorprendente, pues, que tal cultura favorezca la inmadurez y que suscite una proliferacién de los trastor~ nos psiquicos limite, A lo que se aflade la impresién pesimista de que, al no poner ya limites en ninguna parte, los humanos se encaminan hacia catdstrofes que pensadores y artistas contemporiineos se empe- fian, en una especie de afin de fo peor, en representar como inevi- tables. Asi, es urgente, psicoldgica y socialmente, a mi parecer, reconstruir 20 ciertos limites, establecer de nuevo fronteras, reconocer los territorios habitables y vivibles —limites y fronteras, a la vez, que instituyan las diferencias y que permitan los intercambios entre las regiones (del psi- quismo, dei saber, de la sociedad y de la humanidad) asi delimitadas, Sin tener clara conciencia de la finalidad de conjunto, los sabios han empezado aqui y alld esta tarea situandola en el campo de su propia competencia. El matemdtico René Thom ha cstudiado las interfaces gue separan, de forma abstracta, tas resiones diferentes del espacio y no por azar ha llamado «teoria de las catAstrofes» a la descripeién y slasificacién de los cambios bruscos de forma de esas interfaces: le Jebo mucho. Mediante instramentos cada vez més perfeccionados, el sjo ¥ el ofdo del astrénomo intentan alcanzar los confines del univer= 30: éste tendria limites en el espacio, limites en continua expansién en os que 1a materia que compone los quasars, al aproximarse a la velo- idad de la luz, se convertiria en energia: limites en el tiempo, con el ig bang original cuyo eco persistiria en cl ruido de fondo del universo ’ cuya deflagracién habria producido la nebulosa primitiva. Los bidlo- 0s llevan su interés desde ef micleo de la cétula a la membrana, en Ia ue descubren como un cerebro activo que programa los intercambios le ioncs entre el protoplasma y el exterior, ya que los fallos del cédigo enético podrian explicar la predisposicién a enfermedades graves ida vez mas extendidas: Ia hipertensién arterial, la diabetes y quiz gunas formas de cincer. La nocién de Yo-piel que propongo en psi indlisis va en el mismo sentido, Cémo se forman las envolturas psi- uicas, cudles son sus estructuras, sus ajustes, sus patologias; cémo, or un desarrollo psicoanalitico «transicional», pueden ser reinstaura- as en ef individuo (incluso extendidas a los grupos y a las institucio- ; tales son las preguntas que me hago y a las que esta obra intenta esponder. 5._A partir del Renacimiento, el pensamiento occidental se obnu- i16 por un tema epistemoldgico: conocer es romper la corteza para cear al niicleo. Este tema se agota después de haber producido algu- 08 éxitos y también graves peligros: (Acaso Ia fisica del nticleo no ha onducido sabios y militares hasta la explosién atémica? Ya en el si- ‘0 XIX Ia neurofisiologia se detuvo sin que ello fuera detectado in- iediatamente. El cerebro es, en efecto, la parte superior del encéfalo, Su vez, cl cértex —palabra latina que quiere decir corteza y que 856 en 1907 al lenguaje de la anatomia— designa la capa externa de sustancia gris que cubre la sustancia blanca. Nos encontramos en resenncia de una paradoja: el centro estd situado en la periferia, El llo- do Nicolis Abraham (1978) bosquejo en un articulo, y después en n libro que lleva este titulo, la dialéctica que se establece entre «la rteza y el niicleo». Su argumentacién confirmé mi propia investiga PRELIMINARBS EPISTEMOLOGICOS cin y sostuvo mi hipétesis:Zy si el pensamiento fuera un asunto tanto de piel como de cerebro? LY si el Yo, definido entonces como Yo-pict, tuviera una estructura de envoltura? La embriologia puede ayudarnos a desprendemos de ciertos habitos de nuestro pensamiento Hamado ldgico. En el estado de la géstrula, el embrién, pot «invaginacién» de uno de sus polos, toma la forma de tun saco y presenta dos hojas, el ectodermo y el endodermo, Por otra parte, éste es un fenémeno biolégico casi universal: cualquier corteza vegetal, cualquier membrana animal, salvo excepciones, se compone de dos capas, una interna y otra extema. Volvamos al embrién: este ectodermo forma a su vez la piel (incluyendo los érganos de los senti- 0s) y el cerebro. El cerebro, superficie sensible protegida por la caja crancana, esti en contacto permanente con esta piel y sus érganos, piel sensible protegida por el espesamicnto y el endurecimiento de sus partes mds superticiales. El cerebro y la piel son seres de superfi- cie, ya que la superficie interna (en relacién con el cuerpo tomado en su conjunto) 0 eértex est en relacién con él mundo exterior por me- dio de una superficie externa o epidermis y cada una de esas dos cor- {ezas se compone por lo menos de dos capas, una protectora, que es la mas exterior, y Ia otra, debajo de la anterior o en sus orificios, suscep- tible de zecoger informacién y de filtrar Jos intercambios. El pensa- miento, siguiendo e modelo de la organizacién nerviosa, aparece ya no como una segregacién, yuxtaposicion y asociacién de nticleos, sino como un asunto de relaciones entre las superficies, con un juego de ajustes entre ellos —como habia visto muy bien N, Abraham que les hhace tomar, a una con respecto a otra, tan pronto una posicién de cor- teza como de niicleo, Invaginacién, dice el lenguajc de la andtomo-fisiologia. Esto nos re- ‘cuerda juiciosamente que la vagina no es un érgano de una contextura Particular sino un pliegue de la piel, como los labios, el ano, la nari y los parpados, sin capa endurecida © cémea protectora que juegue cl papel de para-excitacién, donde la mucosa esta en came viva y donde la sensibilidad y erogeneidad, a flor de piel, culminan por el frota- miento contra una superficie, también sensible, la del glande masculi- no en ereccidn. Es bien conocido que, salvo si uno se entretiene re- duciendo el amor al contacto de dos pieles, lo que no desemboca siempre en la plenitud del placer seguro, el amor presenta esta parado- Ja de proporcionar, a la vez con el mismo ser, el contacto psiquico mis profundo y el mejor contacto epidérmico. Asi, los tres basamen- tos del pensamiento humano, la piel, el cértex y él acoplamiento de los sexos, corresponden a tres configuraciones de la superficie: la en- voltura, la cobertura y la bolsa Toda célula estd rodeada por una membrana citoplésmica. La célu- Ja vegetal posee, ademds, una membrana celuldsica perforada de poros DIDIER ANZIEU para los intercambios; esta membrana cubre la precedente y asegura Cierta rigidez a la célula y, como consecuencia, a las plantas (por ejemplo, la nuez posee una corteza externa dura y una piel fina que rodea el fruto). La célula animal es blanda; se deforma ficilmente por contacto con un obstéculo; asegura a los animales la movilidad. A tra- vés de esta membrana citoplasmica es como se efectiian los intercam- bios fisico-quimicos necesarios para la vida, Las recientes investigaciones han evidenciado la estructura de esta ‘membrana en doble hoja (lo que se une a la intuicién de Freud (1925), en «El bloc maravilloson, sobre la doble pelicula del Yo, una como. para-excitacién, la otra como superficie de inscripcidn). En el micros- copio electrénico las dos hojas son distintas y, quizé, separadas por un vacio intermedio. Se han distinguido dos clases de champifiones, ‘unos con una piel dificil de desdoblar y los otros con una dable piel distinta, Otrd estructura observable es una superposicion de membra- nas «ajustadas» como piel de cebolla, tema que recoge Annie An- zieu (1974), 6. El psicoandlisis se presenta, generalmente, como una teoria de los contenidos psiquicos inconscientes y preconscientes. De ello se desprende una concepcién de la técnica psicoanalitica que apunta a convertir esos contenidos en preconscientes y conscientes respectiva- mente, Pero un contenido no podria existir sin relacién a un continen- te, La teoria psicoanalitica del psiquismo como continente, sin ser ine- xistente, sigue siendo més fragmentaria, aproximativa y dispersa. Si embargo, las formas contemporéneas de patologia, a las que la practi- a del psicoandlisis se enfrenta cada ver mds, procedcn en gran parte de un trastorno de la relacién continente-contenido, por lo que el des- arrollo de las reflexiones post-freudianas sobre Ia situacién psicoana- litica nos Uva a tener en cuenta, con mds interés, las relaciones entre el marco analitico y el proceso analitico, y a examinar eudndo y eémo las variables del marco son susceptibles de ser modificadas por el psi- coanalista; eudndo y cémo el paciente hace que estas variables susti- tuyan a le posibilidad de un proceso y se transformen en un no- Proceso (cf. J. Blexer, 1966). Las consccuencias técnicas de esta inver- sion epistemolégica son importantes: el psicoanalista tiene entonces no sélo que interpretar, en la transferencia, los fallos y las sobrecate~ xias defensivas del continente y «construin» las invasiones precoces, Jos traumatismos acumulativos, las idealizaciones protéticas responsa- bles de estos fallos y sobrecatexias, sino que tiene que oftecer a su paciente una disposiciéa interior y' una forma de comunicar que le aseguren la posibilidad de una funciéa continente, que le permitan una interiorizacién suficiente. Por mi parte, he centrado esta reforma teérica en tomo a la nocién de Yo-piel y al consiguiente reajuste 16 nico en relacién con la nocién ya citada de andlisis transicional. Asi, la teoria psicoanalitica requiere algunos complementos y am- pliaciones. He aqui cinco puntos, entre otros, que me parecen deseables — Completar 1a perspectiva t6pica sobre el aparato psiquico con una més estrictamente topografica, es decir, en relacién con la onganizacién espacial del Yo corporal y del Yo psiquico. — Completar el estudio de las fantasias relativas a los contenidos psiquicos con el de las fantasias que se refieren a los continentes psiquicos. — Completar la comprensién del estado oral como reposando so- bre la actividad de succidn con a toma en consideracién del contacto cuerpo a cuerpo entre el bebé y la madre o la persona ‘maternante, es decir, ampliar la relacién pecho-boca a la rela- cién pecho-piel — Completar la doble prohibicién edipica con una doble prohibi- cidn del tocar que es su precursora. — Completar el setting psicoanalitico tipo, no sélo con adaptacio- nes eventuales (cf. el psicoandlisis transicional), sino con la toma en consideracién de la disposicién de} cuerpo del paciente y su representacién del espacio analitico en el interior del positivo analitico. Un sexto punto es el tema de la pulsién. Sabemos que las concep- ciones de Freud sobre la pulsién han variado. Sucesivamente, opuso las pulsiones de autoconservacién a las pulsiones sexuales, después, la libido de objeto a la libido del Yo; finalmente, las pulsiones de vida a las pulsiones de muerte. Dudé sobre la forma de articular la pulsién con el principio de constancia y despues con el principio de inercia 0 de Nirvana. Si conserv6 siempre los cuatro parimetros de la pulsion (la fuente, Ia potencia, el fin y el objeto), siempre repitié también que la lista de las pulsiones no estaba cerrada y que se podrian descubrir nuevas pulsiones. Esto me autoriza a considerar una pulsién de apego Gegin Bowlby) o de agarramiento (Segin Hermann), no como algo probado, sino como una hipétesis de trabajo util. Si fuera absoluta- ‘mente necesario situarla en relacién con las hip6tesis freudianas, yo la situaria mds bien entre las pulsiones de autoconservacién. Igualmente, Freud ha descrito una pulsién de dominio, de estatus ambiguo ¢ in- termedio en relacién con las parejas de opucstos recordadas anterior- mente. En la medida en que se apoya en la musculatura y mds par- ticularmente en fa actividad de la mano, me parece que Ia pulsién de dominio debe completar a la pulsién de agarramiento que apunta a la constitucidn de una imagen de la piel como superficie continente y pasivamente sensible. Se comprende que estas dificultades teéricas (aunque no he evocado todas) conducen a los analistas a interrogarse, cada vez més, sobre la oportunidad de conservar o no el concepe de pulsién (I). El universo tactil y cutaneo Desde antes de su nacimiento las sensaciones cutdineas introducen a los nifios de 1a especie humana en un universo de gtan riqueza y complefidacl universo difuso atin, pero que despierta el sistema per cepeidn-conciencia que subtiende un sentimiento global y episbiico de existencia y que proporciona la posibilidad de un espacio psiquice originario. La piel permanece como un tema de inyestigacién, de oui, dados y de discursos casi inagotable. Empecemos por una sintesis de los conocimientos que le coneiemen, 1._ El lenguaje, corricnte 0 culto, es especialmente prolijo cuando se refiere a la piel. Examinemos primero el terreno léxico, Cualquier set vivo, érgano 0 célula tiene una piel o una corteza, tinica, envoltu- Ta, caparazén, membrana, meninge, armadura, pelicula, tabique, pleu- ra... La lista de los sinénimos de rrembrana es considerable: amnios, aponeurosis, blastodermo, corién, mesentéreo, corteza, redaio, dia, fragma, endocardio, endocarpio, epéndimo, red, asadura, himen, man- to, opéreulo, pericardio, pericondrio, periostio, peritonco... Un caso Significativo es el de Ia «dura-madren, envoltura inmediata de los cen- ¥Wos neryiosos; es la mis profunda de las meninges: contiene los vasos sanguineos de a médula y del encéfalo: etimoldgicamente el término designa la «madre-pieb»; el lenguaje transmite muy bien la nocién pre- conseiente de que la piel de la madre es la primera piel. En el gran di- sionario francés Roberi, los articulos peau, main, toucher, prendre se enenentran entre los de accpciones més numerosas (en orden cuanti tativo deereciente) con faire, téte y étre. El articulo toucher es el mis largo del Oxyord English Dictionary. Abordemos ahora el campo seméntico, Numerosas acepciones del lenguaje hablado hacen refercncia a la mayor parte de las funciones conjuntas de la piel y del Yo. He aqui una pequefa seleccién: = «Acaticiar una idea» (funeion del placer tictil) = «Sudar la gota gorda» (funcién de eliminacién) ; — «ratar a alguien con mano duray, «Sacarle a alguien la piel a ticas» (funcién defensivo-agresiva), "1 ~ «Meterse en el peliejo de alguien» (funcién de indentificaciéa). (9 Fs acts, editadas port «Association Pychanalyique de France, del ooo hip fa Pasion pour qua faire? (1988), fondamentalments el artealo creo de D. Wid cher «Quel usage faisons-nous du concept de puis LIMINARES EPISTEMOLOGICOS —_ 25 — «Se puede tocar con tos dedos», «Poner el dedo en la Ilaga» (fancién de prueba de Ia realidad), — «Entrar en contacto», «Me lo he olido» (funcién de comunica- cién), Dos palabras que tienen un sentido vago y multiple designan la re- sonancia subjetiva de las cosas en nosotros, y que originalmente se ze. fieren al contacto con la piel: sentir e impresidn, ‘Renuncio a proceder a un estudio de las represcntaciones de la piel en las artes plisticas o en las sociedades diferentes de la nuestra. La obra ricamente ilustrada de Thevoz (1984), le Corps peint, esboza esta investigacién, 2. Por su estructura y sus funciones, la piel es mds que un érga- no, es un conjunto de drganos diferentes. Su complejidad anatomica, fisiolégica y cultural anticipa, en el plano del organismo, la compleji, dad del Yo en el plano "0. De todos los érganos de los sentidos cs el mas vital: se puede vivir ciego, sordo, privado de gusto y de olf. to. Sin Ia integridad de la mayor parte de ia piel no se puede sobrevi. Vir. La piel tiene mas peso (el 20% del peso total del cuerpo en el re, ccién nacido; el 18% en el adulto) y ocupa mayor superficie (2.500 em? en el recién nacido, 18.000 en el adulto) que cualquier otro érgano de los sentidos. Aparece en el embrién con anterioridad a los otros siste- ‘mas sensoriales (hacia el final del segundo mes de la gestacién, prece. diendo a los otros dos sistemas proximales, el olfato y el gusto, al sistema vestibular y a los dos sistemas distales, auditivo y visual) en Virtud de la ley biol6gica sezin la cual cuanto més precoz es una fun- cin, mas posibilidades ticne de ser fundamental. La piel contiene fran cantidad de receptores (50 por cada 100 milimetros cuadrados). La piel, sistema de varios éreanos de los sentidos (tocar, presién, doler, calor... }, esté en estrechia conexién con los demas dganos exter. fos de los sentidos (oido, vista, offato y gusto) y con las sensibilidades kinestésica y de equilibrio, La sensibilidad compleja de la piel (téctl, \érmica y digica) permanece mucho tiempo difusa e indiferenciada en ¢l nifio pequeiio. Transforma al organismo en un sistema sensible, ca- az de experimentar otros tipos de sensaciones (funcién de iniciativa), de relacionarlas con sensaciones cuténeas (funcién asociativa), o de diferenciarlas y localizarlas como figuras que emergen sobre el fondo de una superficie corporal global (funcién de pantalla). A continua- ciéa, aparece una cuarta funcidn en la que la epidermis proporeiona el prototipo y la base de referencia, y que se extiende a la mayor parte de los érganos de los sentidos, de la postura y, en su momento, de la ‘motricidad: el intereambio de seftales con el entorno, en forma de do- ble feed-back que examinaré més adelante. 26 DIDIER ANZIBU La piel aprecia el tiempo (menos que el ofo) y el espacio (menos que el ojo), pero sélo ella combina las dimensiones espaciales y tem- porales. La piel evahia las distancias en su superficie com mas preci- sidn que.el ofdo sitia las distancias de sonidos lejanos. La piel reacciona a estimulos de naturaleza diferente: se ha podido codificar el alfabeto en forma de impulsos eléctricos sobre la piel y en- seftarselo a los ciegos. La piel esté casi siempre disponible a recibir so- fiales, a aprender cédigos sin que interfieran con los demas. La piel no puede rechazar una seflal yibrotéctil 0 electrotéctit: no puede ni cerrar los ojes o 1a boca ni taparse las orejas 0 la nariz. La piel no estd lena de una verborrea excesiva como lo estén la palabra y Ia es- critura, Pero la piel no es solamente Srgano(s) de los sentidos. Realiza pa- peles anexos de muchas otras funciones bioldgicas: respira y transpira, segrega y elimina, mantiene el tono, estimula la respiracién, ta circula- cin, Ia digestién, la excrecién y, por supuesto, actiia sobre la repro- duceién; participa en la funcién metabélica, Al lado de estos papeles sensoriales especificos y del de auxiliar en todos los terrenos respecto a los diversos aparatos orgénicos, la piel cumple una serie de papeles esenciales con relacién al cuerpo vivo considerado ahora en su conjunto, en st continuidad espacio-tem- poral, en su individualidad: sostenimiento del cuerpo en torno al es- ‘queleto y su yerticalidad, proteccién (por su capa eémea superficial, por su bamiz de queratina, por su almohadilla de grasa) contra las agresiones exteriores, captacién y transmisién de excitaciones o de in- formaciones tiles, 3. En numerosos mamiferos, fundamentalmente los insectivoros, y en las descripciones de los fisidlogas, se encuentra Ia existencia de dos érganos distintos y complementarios reunidos en ef mismo apa- rato. — La piel, que recubre 1a casi totalided del cuerpo y que asegura lo que desde Freud se puede lamar fa funcién de para-excita- in; tiene la misma funcién que el plumaje en los pajaros o las eseamas en los peces pero, ademds, posee cualidades téctiles, térmicas y olfativas que hacen de ella uno de los soportes ana~ témicos de la pulsién de agarramiento o de apego, tan impor- tante en los mamiferos, y que convierten asi los lugares en los ue sobrevive el sistema piloso en una de las zonas erdgenas fa- Voritas de la pulsion sexual en los humanos. Los foliculos pilosos o vello (es decir, un pelo largo o un me- chén de ex0s pelos implantado sobre un mamelén carnudo, por iemplo los «bjgotes del gato») en relacién directa con una ter- minacién nerviosa que les dota de una gran sensibilidad téctil. PRELIM Su distribucién sobre el cuerpo varia segiin las especies, los in- dividuos y los estados de desarrollo. En los primates, el vello esta en regresién; desaparece en el hombre, al menos en su esta: do adulto, pero se encuentra en el feto o en el recién nacido; cn estas especies, Ia epidermis es la que ascgura 1a doble funcién de para-excitacion y de sensibilidad tdctil, gracias a una anasto- ‘mosis con la capa endurecida o cémea, protectora de las termi- naciones nerviosas, «El estudio-de 1a estructura de la piel, fun- damentalmente en el orden de los primates, permite atribuir un valor filogenético cierto a algunos caracteres: implantacién de los pelos, espesor de la epidermis, estado de desarrollo de las arrugas epidérmicas y mayor 0 menor complejidad de Jos capi- ares subepidérmicos. (Vincent F., 1972) La piel de un ser humano presenta, para un observador exterior, caracteristicas fisicas variables segiin la edad, el sexo, la etnia, Ia histo- ria personal, etc., que, como las vestidos que la cubren, facilitan (0 complican) la identificacién de la persona: pigmentacién, pliegues, arrugas, surcos; distribucién de los poros; pelos, cabellos, ufias, cicatr ces, espinillas, «lunares»; sin hablar del granulado de la piel, de su olor (reforzado o modificado por los perfumes}, de su suavidad 0 de su rugosidad (acentuada por las cremas, los biilsamos, el género de vida). 4, El andlisis histolégico nos muestra una complejidad atin mayor, un enmaratiamiento considerable de los tejidos de estructuras diferentes, cuyo estrecho ajustamiento contribuye a asegurar el mante- nimiento global del cuerpo, el para-excitacion y la riqueza de Ia sensi dad. y a) La epidermis superficial, o capa cérnea, se compone de una fie ibn compacta (andloga a los morrillos de un muro) de cuatro capas de células en las que la queratina producida por algunas de ellas encapsula a las dems, reducidas a convertirse en cas- carones vacios mucho més sélidos. b) La epidermis subyacente, o cuerpo mucoso, es una estratifica- cién de seis a ocho capas de grandes células poliédricas, con ‘un protoplasma espeso, unidas entre si por los numerosos fila ‘mentos (estructura en malla de red), y la tiltima capa tiene una estructura en erapalizada. ©) La dermis superficial comprende abundantes papilas, ricamen- te vascularizadas, que absorben activamente ciertas sustancias que se encuentran en el higado, las suprarrenales... se articulan al cuerpo mucoso precedente por medio de una estructura en engranaje. El conjunto b y c (cuerpo mucoso y cuerpo capilar) asegura una funcidn regeneradora de las heridas y de lucha aa _ DIDIER Anz contra el envejecimiento (vaciindose de su protoplasma, emp Jan sin cesar hacia el exterior las capas subyacentes’ que se zastan). La dermis 0 corién es un tejido de sostén muy estructurado, Presenta una estructura como de fielir, resistente y eldstica ‘cement amorfo» hecho de haces entrecruzados de fibrillas, ©) La hipodermis es un aislante; tiene una estructura en esponja ‘que permite el paso de los vasos sanguineos y de los nervios hracia la dermis y que separa (sin linea de demarcacién neta) Jos tegumentos de los tejidos subyacentes. La piel cuenta, también, con diferentes glindulas (que seczetan res- pectivamente los olores, el sudor y el sebo lubrificador), nervios sensi- tives con terminaciones libres (dolor, contacto) 0 que desembocan en corpisculos especializados (calor, frio, presiOn...) mervios motores {que gobiernan la mimica) y nervios vasomotores (que gobiernan el funcionamiento glandular) 5, Si se consider ahora su psicofisiologia, no ya su unatomia, la piel proporciona numerosos ejemplos de funcionamiento paradéjico, hasta el punto de que se puede uno preguntar si la condicién paradgj ca psiquica no encuentra en la piel una parte de su soporte. La piel mantiene el equilibrio de nuestro medio interno contra las perturba- Giones exégenas, pero en su forma, textura, coloracién y cicatrices conserva las mareas de esas perturbaciones. A su vez, este estado in- temno que ella debe preservar, en gran parte lo muestra externamente; a Tos ojos de los demas es un reflejo de nuestra buena o mala salud organica y el espejo de nuestra alma. A su vez, también, esos mensajes no verbales emitidos esponténcamente por a piel son intencionada- mente desviados o invertides por los cosméticas, el bronceado, las pinturas, los baflos e incluso por la cirugia estélica. Pocos érzanos solicitan los cuidados o los intereses de un mimero tan grande de expe- cialistas: peluqueros, perfumistas, esteticistas, kinesiterapeutas, fisiote- apeutas, sin contar los publicistas, higienistas, quiromdaticos, curan- eros, dermat6logos, alergélogos, prostitutas, ascetas, ermitaios, poli- cias judiciales (para las huellas dactilares), poctas en busca de una piel de palabras para tejer sobre la pagina blanca o el novelista que descu- bre la psicologfa de sus personajes con la descripcion de sus earas y de sus cuerpos, y —si se afladen las pieles animales— los curtidores, pele~ ter0s y fabricantes de pergamino. tras paradojas. La piel es permeable ¢ impermeable. Es superfi- cial y profunda. Es verfdiea y engatiosa. Es regeneradora en vias de sdesecamiento permanente. Es elistica, pero un trozo de piel separada del conjunto se retrae considerablemente. Atrac las catexias pulsiona- les tanto narcisisticas como sexuales. Es la sede del bienestar y tam- bién de la seduccién, Nos proporciona tanto dolores como placeres Transmite al cerebro las informaciones que provienen del mundo ex- terior, ineluso de los mensajes «impalpables»; una de sus funciones es precisamente la de «palpar» sin que el Yo sea consciente. La piel es Solida y frigil. Esti al servicio del cerebro, pero se regenera mientras {ue las células nerviosas no pueden hacerlo. Materializa nuestra in- digencia por su desnudez, pero también muestra excitacién sexual. Traduce nuestra vulnerabilidad por su finura, nuestro desamparo ori- ginario mayor que el de cualquier otra especie, y, al mismo tiempo, puestra flexibilidad adaptativa y evolutiva, Separ y une las diferentes sensorialidades, En todas estas dimensiones, a las que acabo de pasar Tevisla de forma incompleta, la picl tiene un estatus de intermediaria, de separacién, de transicionalidad, 6. En su obra muy bien documentada La Peau et le soucher, ‘Montagu (1971) pone fundamentalmente en evidencia tres fenémenos gencrales: ‘La influencia precoz y prolongada de las estimulaciones téctiles en al fancionamiento y el desarrollo del organismo. De aqui surgen las ‘ctapas siguientes, en el curso de la evolucién de los mamiferos, del contacto téctil de las madres con sus pequeitos como estimulacién or ginica y como comunicacién social: lameteo con la lengua, peinado de la piel con los dientes, despioje con los dedos, tocamientos y cari- ccias humanos. Estas estimulaciones favorecen la iniciacién de activida- ides nuevas que son, en el momento del nacimiento, la respiracion, la escrecién, las defensas inmunitarias, la vigilancia y después la sociabi- lidad, la confianza y el sentimiento de seguridad, ‘Las efectos de intercambios tdctiles sobre el desarrollo sexual (bis- ‘queda de la pareja, disponibilidad para Ia excitacién, placeres prelimi nares, desencadenamiento del orgasmo o de la lactaneia). 'E] gran abanico de actitudes culturales hacia la epidermis y el taco. El bebe esquimal es Ievado desnudo contra el centro de la espalda de Ja madre, con el vientre contra su calor rodcado por el vestido de piel de ésta, sostenido por un chal anudado en tomo a los dos cuerpos. La madre y el nifio se hablan por la piel. Cuando tiene hambre, el bebé rasca la espalda de su madre y chupa su piel; ella lo pasa hacia delan- te y le da el pecho. La necesidad de moverse se satisface por la activi- dad de la madre. La eliminacién urinaria ¢ intestinal se realiza sin ‘abandonar la espalda de 1a madre; ella lo retira y lo limpia para evitar la incomodidad, mds la de él que la de ella. Va por delante de todas Tas necesidades del nifio que adivina de forma tictil. Es raro que el nifo Hore, Ella le lametea Ia cara y las manos para limpiarle porque es caro hacer fundir el agua hélada, De aqui la serenidad ulterior de jos esquimales frente a la adversidad; su capacidad de vivir con una DIDIER ANZIE confianza bisica fundamental, en un medio fisico host; su comporta coming altrusta; sus aptitudes espaciales y mecdnicas excepcionales. crn numerosos paises se establecen los tabuies del tacto para prote- gor de ln eacitacin sexual, para obligar a renunciar al contacto epi- Eermico global y tiemo, al mismo tiempo que se valoran la rudeza de areontactos manuales y musculares, los empujones, los casts fisi- tes plicados sobre 1a piel. Citas sociedades aun infligen sistemtica- soe ate pricticas dolororsas sobre Ia piel de los nifios (de las que Mon- pau da una lista impresionante), ya sea como rituales iniciticas, va para provocer tn aumento de la talla y/o el embellecimiento del cuer- po, lo que en todos los casos conlleva una elevacidn del estatus social 7. La piel ha intetesado relativamente poco a los psicoanalistas ‘Un articulo muy documentado de la americana Barrie B. Biven (1982), «The role of skin in normal and abnormal development, with ‘2 note on the poet Sylvia Plath», realiza una recensiéa wtil de las pu- blicaciones psiconaliticas sobre este tema. No aporta una verdadera idea directrz, pero enumera una gran cantidad de datos, de interpreta~ ciones o de puntualizaciones, de las que voy a resefiar las mas intere- santes en las paginas siguientes. — La piel ptoporciona un niicleo fantasmatico a los pacientes que han suftido privaciones precoces. Por ejemplo, pueden buscar el suicidio como testablecimiento de una envoltura comin con el objeto de amor. — Para el pequeiio, la boca sirve tanto para tocar los objetos como para absorber el alimento, contribuyendo asi al sentido de la identidad y a la distincién de lo animado y de lo inanimado, La incorporacién del objeto por la piel es, quiz4, anterior a sv ab- soreién por la boca. El deseo de ser incorporada de esta forma fs tan frecuente como el deseo de incorporarse por Ja piel. — EI Si-mismo no coincide necesariamente con el aparato psiqui- ‘co: en numerosos pacientes, partes de su cuerpo y/o de su psi- quismo son vividas como eatrafias. — La piel que el recién nacido aprende a conocer mejor es la de Jas manos y la de los pechos de Ja madre. — La proyeccién de la piel sobre el objeto es un proveso corriente en el nifio pequefio. Esta se reencuentra en Ja pintura cuando el lienzo (a menudo sobrecargado 0 sombreado) proporciona una piel simbélica (a menudo frdgil) que sirve al artista de ba- rrera contra la depresidn. La catexia pulsional autoerdtica de su propia piel aparece mis precozmente en los bebés separados de- Masiado pronto de su madre. —La Biblia sefiala las Tlagas supu- antes de Job, expresion de su depresién, y la supercheria de PRELIMINARES GPISTEMOLOGICOS 3 Rebeca que recubre con piel de cabrito las manos y la nuca de su hijo imberbe Jacob, para que se haga pasar por su hijo vellu- do Esati ante Isaac, su padre era ciego. — Hélene Keller y Laura Bridman, sordas y ciegas, aisladas del mundo, pudieron aprender a comunicarse por la piel. — El tema de la piel domina en la obra de la poetisa y novelista americana Sylvia Plath, que se suicidé en 1963 a la edad de 31 afios. He aqui el recuerdo infantil que evoca cundo su madre volvié de casa con un bebé: Detestaba a los bebés. Yo que durante dos aftos y medio habia sido el centro de un universo de ternura, senti cémo una bofetada y un frio polar inmovilizé mis huesos... atenazando mi reneor... ruin y lena de remordimientos, como un pequetio ‘osezno triste me fui arrastrando las piemnas tristemente, com- pletamente sola, hacia una direccién opuesta, tmcia la prision del olvido. Senti entonces, fria y sobriamente, como si estuviera lejos en una estrella, la separacién de todo... Senti el muro de mi piel. Soy yo. Esta piedra es una piedra: la fusién maravillo- sa que habia existido entre yo misma y las cosas del mundo ya no existia.» Y también: «La piel se pela ficilmente, como si se levantara un papel», — En cuanto @ las dolencias de la piel, el araiiazo es una de la for- mas areaicas de la vuelta de la agresividad contra el propio cuerpo (en lugar de volverse contra el Yo, lo que supone la ins- tauracién de un Superyd mas evolucionado). La vergtienza con- secutiva aparece cuando se siente que si uno empieza a arafiarse no se podrd detener, que a uno lo lleva una fuerza incontro- lable y escondida, que se esta abriendo una brecha en la super- ficie de la piel, A su vez, la vergiienza tiende a desaparever ‘cuando aparece de nuevo Ia excitacién erética que se encuentra ‘en arafiar, de acuerdo con una reaccién circular cada vez mis patologica, — Las mutilaciones de la piel —a yeces reales, mis a menudo imaginarias— son tentativas draméticas para mantener los limi- tes del cuerpo y del Yo, para restablecer el sentimiento de estar intacto y cohesivo. El artista vienés Rudolf Schwarzhogler que pereibia su propio cuerpo como . objeto de su arte, se amputé su propia piel, trozo a trozo, hasta morir. Se le fotografié du- rante esta operacién y las fotografias fueron objeto de una expo- sicién en Kassel, en Alemania, — Las fantasfas de mutilacién de la piel se expresan Tibremente en Ia pintura occidental a partir del siglo XV, bajo Ia justificacién DIDIER dete antimio, Un pro de sn Valverde se arranca la oe ase final del brazo, Olz0 de Toachim Remmelii (1619) Pt tn ot fl zo, Oe oti emnein 11) Hoon ae ay 17S) Gene el eure caballo colaay sobre la eara. El de Van Der Spieghel (1927), separa la pel de scoTfemures para bacerse unas polainas. El de Benetini esti Cegado Por os class de su propia piel. La mujer pintada tc ceaed esa) tates las tubes cetidas por colgjos €o pel ‘que proceden de su espakia. Sena: Termino mi resumen del articulo de B. B. Bi rs ul . Biven subra Fee ert ac irtets latest, Lon por aprendido y representado el vinculo especifico entre el maso a perverso y fa piel. ace 2. CUATRO SERIES DE DATOS En tiempos de Freud lo que se eprimia en los discursos individ: lesen lns representaciones colectivas era el sexo: én (Ve la razén tes gen externa (la otra fue su autoandlisis) que llev6 al invent del fsicoanalisis a poner el acento en 1a sexualidad. Durst’ casi todo el Pe cammarto del siglo XX, el gran ausent, el desconocidos et relegado terest Sncefianza, de la vida cotidiana, de la expansion del exrctirt, de eet fa psicologia de muchos terapeutas y a veces incluso oe la Fervcultur, Tue (y 10 sige siendo en gran medida) ef custre Che aeetreaién vital de 1a realidad humana, como dato globe presexual ¢ cmmnetible, como aquello en Yo que Tas funciones pslguicns emer ire aaevsoporte, No sin motivo, la nocién de imagen de! ver in- tran a opr el psicoanatisia vienés P. Schilder (1950), est nusente ye Vecabulario del psicoandlisis de Laplanehe y Pontalis (1968), muy cy ovgeumentado pot otra parte, y Ia civilizcién occidental Contre Porinea esté marcada por la masaere de los equilbrcs naturales, el bordinea ot entorno y la ignorancia de las leyes de la vida, Tmt serio de ia casvalidad que el teatro de vanguardia de los aiios se oo ata haya querido ser un teatro de gesto y no de texto, Git el éxito de Toe métodos de grupo en los Estados Unidos en esos mistiee afios, ¥ (Oe ropa después, ya no s€ deba a Jos intercambios verbales inspira gn Europa goniea psicoanalitica de las asociaciones libres, 0 © los dos on fe Corporates y en las comunicaciones preverbales aus #7 contactos Gos, Durante este periodo iqué progresos en su ascot {aur=M [origen del funcionaraiento psiquico cumple el stber psicoans: litico? Ta pregunta psicoanalitica sobre los efectos psiguicns de las caren~ 1asereeigs ef el plantcamiento de los investigadores ave, SO de tas iconnalizados 0 al mismo tiempo de seri, eran, SUE siendo 0 Ser Pectin en psiquiatra de nidos © pediatas: Bowlby, Fat de “G40, Winnicott, 2 partir de 1945, y Spitz, 2 partir de 1946, limitan- ping & las fechas de aus primeras publicaciones sobre ese Tee Gin dome Aloe trabajos anteriores de los dos primeros analistas nifios haar eas Melanie Klein y Ana Freud) A partis de se mor manta: pareve que la forma en que un nifo se desarrolla depende, en ment re del conjunto de cuidados que recibe durante su nan § buena parte, oelge in relacion de nutriciOn; que la libido no recor 2O at critas por Freud cuando el psiquismo del bebé ha sux frido violencia; y que una dislocacién mayor de las primeras relacio- nes madre-nifio provoca, en este tiltimo, graves alteraciones de su cquilibrio econdmico y de su organizacién tépica. La metapsicologia freudiana no es suficiente para curar a los nifios carenciales, Spitz, en los Estados Unidos, describe con el término poco acertado «le hospita- lismo las regresiones graves y répidamente irreversibles que sobrevie- nen a Jos nifios a los que una hospitalizacién precoz separa de sus ma- dies, y que son objeto de cuidados rutinarios, incluso escrupulosos por parte del personal, pero sin calor afectivo, sin el libre juego de las comunicaciones olfativas, auditivas, téctles, habitualmente ejercidas a titulo de las manifestaciones de lo que Winnicott ha llamado «solici- ‘ud primaria» materna La comprobacidn de los hechos en un terreno determinado sélo puede llevar a un progreso cientifico si se dispone de una parrilla de observaciones que permita el descubrimiento de los aspectos esenciales (a menudo desconocidos) de esos hechos y s6lo si las conjeturas que se sacan de este terreno, por una parte, se completan con ciertos conoci- mientos adquiridos ya en otro lugar y, por otra, si st encuentran apli caciones 0 transposiciones fecundas en nuevos campos. Cuatro series de datos han alimentado, orientado y cuestionado la investigacién psi- coanalitica sobre la génesis y las alteraciones precoces del aparato psi- quico. Datos etolégicos Hacia 1950 se publicaron en inglés las obras cumbre de Jos etélo- gos Lorenz (1949) y Tinbergen (1951). Bowlby (1961), psicoanalista inglés, conocié entonces el fendmeno de la huella: en la mayor parte de tos pajaros y entre algunos mamiferos, los pequefios estin genética- mente predispuestos a mantener la proximidad con un individuo en articular, diferenciado ya a las pocas horas o dias de su nacimiento Y que es preferido entre todos. Generalmente es la madre, pero la ex- Perimentacin muestra que puede ser una madre de cualquier otra ¢3- ecie: una pelota de espuma, una caja de carton o e! mismo Lorenz, Para el psicoanalista, el interés del experimento esta en que el peque- fio no sélo permanece al lado de su madre o la sigue en sus desplaza- ‘mientos, sino que la busca cuando ella no esti y que entonces la lama con el mayor desconsuclo, Este desconsuelo de la cria (de pajaro o de ‘mamifero) es andlogo a la angustia de separacién de a madre en la ria humana, y desaparece a partir del restablecimiento del contacto con Ja madre. Bowlby se sorprende por el caricter primario de esta manifestacién y por el hecho de que no se relaciona con la problemé- tica oral entendida en su sentido estricto (alimentacién, lactancia, pér- CUATRO DE DATOS lida y después alucinacin del pecho) al que los psicoanalistas se so. Tian Timitar a partir de Freud en cuanto a los nifios pequellitos. Pienss que Spitz, Melanie Klein y Ana Freud, al quedar prisioneros del apa. rato tedrico freudiano, no pudieron o no supicron asumir esta conse. cuencia y,"refiriéndose a los trabajos de Ia escuela hingara sobre el instinto filial y la pulsién de agarramiento (I. Hermann, 1930, reto- mado en Francia por Nicolas Abraham, 1978) y sobre el amor prima, rio (A. y M. Balint, 1965), como propone su teoria sobre una pulsidn de apego. Evoco en sintesis la idea de Hermann. Las ctias de los ma. miferos se agarran a los pelos de su madre para encontrar una doble seguridad fisica y psiquica, La desaparicién casi completa de picles so- bre la superficie del cuerpo humano facilita los intercambios tdctiles primarios significativos entre la madre y el bebé y prepara el acceso de os humanos al lenguaje y a los otros cédigos semicticos, pero hace mis aleatoria Ia satisfaccién de Ja pulsién de agarramiento en el nifio pequefio. Enganchandose al pecho, a las manos, al cuerpo entero y a los vestidos de su madre desencadenaria, como respuesta, conductas hasta entonces atribuidas a un ut6pico instinto maternal, La catastrofe que atormentarfa el psiquismo naciente del bebs humano seria fa del desenganchamiento: su aparicién —precisa més tarde Bion, al que cito— Te sumerge en «un terror incalificable» A partir de estos ‘iltimos decenios la clinica psicoanalitica se en cuentra enfrentada a la necesidad de introducir nuevas categorias no- solégicas, siendo Ia de los casos limites la més prudente y la mas corriente. Se puede considerar que se trata de pacientes mas desengan- chados especificamente, de pacientes que han experimentado alternat cias contradictorias —precoces y repetidas—, enganchamientos exce: vos y desenganchamientos bruscos e imprevisibles que han sido vio- Jentos para su Yo corporal y/o su Yo psiquico. De ahi se desprenden ciertas caracteristicas de su funcionamiento psiquico; no estin seguros de lo que sienten; estén mucho mis preocupados por lo que suponen ue son los deseos y los afectos de los demas; viven en el aqui y ahora y se comunican en forma de narracién; no tienen una disposicién de espiritu que permita, segin'la expresién de Bion (1962), aprender por la experiencia de la vivencia personal, representarse esta experiencia, sacar una perspectiva nueva cuya idea permance inquietante para ellos; les cuesta desengancharse intelectualmente de esta vivencia bo- rrosa, mixta de ellos mismos y del otro, abandonar el contacto tictil, eestructurar sus relaciones con el mundo en tomo a la vista, acceder 2 una «vision» conceptual de las cosas y de la realidad psiquica y les cuesta también el razonamiento abstracto; permanecen pegados a los demés en su vida social, pegados a las sensaciones y a las emociones cen su vida mental; temen la penetracién, ya sea la de la vista o la del coito genital, DIDIER anziEL Volvamos a Bowlby. En su articulo de 1988, The na independiente de la pulsién oral, que seria una pulién pring see: Sexual, Distingue cinco variables fundamentales en le relacign ey” nifio: la succién, el abrazo, el grito, Ia sonrisa y la companin ne, estimula los trabajos de los etélogos que por su parte se emeans hacia una hipstesis andloga y que acababan de consesuir la cclse elegante demostracion experimental de Har 8 publicada igualmente en’ 1968 en un areulo ttulade ees oe the love. Comparando las reacciones de bebés-monos ante mare ficiales constituidas por un soporte revestida de trapos staves cane taban o no (es decir, que presentaban o no un biberdn) y anie meee, autificiles igualmente lactantes 0 10, pero hechas solamente de nace metilicos, comprucba que si se elimina la variable lactancia la rete Pelaje es siempre preferida a la madre-alambre como objsta de nn ¥ que si se toma en consideracién la varible lactancia, ésta no inet. cevuna diferencia esadisticamentesignifcativa. ns partir de aqui, las experiencias de Harlow y su equi afios 1960 intentan'calibrar el peso respectiva de lor tna os apego del niffo pequesito a su madre. El bienestar proporeionads pe el contacto con la suavidad de una piel o de un pelaje resulta set of mas importante. El bienestar no se encontré mas que de forma se- cundaria en los otros tres factores: la lactancia, l ealor Bsico expe mentado por el contacto y el acunamiento del bebé por los merc Imientos de su madre cuando lo lleva o lo tiene agarrado a ella. Si al bienestar del contacto se mantiene, los nifios-monos prefieren una ma. (fe artificial que Jes lacta a la que no les lacta, y esto durante cien ha revelado, en algunos casos, mas fuerte que la del contacto: un bebe percep, bussto en contacto con una madre artificial de trapo suave Teme de ety no Ia abrazé més que una vez y huyé hacia el otro ex. pre ane Jala durante todo el mes que dur ia experiencia; otro de tapenade de alanabre ealentada eléctricamente a una madre Ene abe cmperatura ambiente (cf. también Kaufiman 1.C., 1961). probaron tonreacion clita de los nios humanos normales se com- Bowlby (361 ch®, tempo fendmenes andlogos, por lo. que susceptible de erent una reelaboracién de ia teoria psicoanalitica contol, nesta ay Una explicacién. Adopts como modelo la teoria del us en a necro meranica y desarrollada en la electrdnica y des tensida, y de ee uolowia, La conducta ya no se define en términos de procesos que ceduscion de Ias tensiones, sino de fines esperados, de e805 proces, Conducen a esos fines y de sefiales que activan o inhiben Procesos. La vinculacién aparece, en esta perspectiva, como una SBRIES DE DATOS forma de homeostasis. La finalidad del nifio es mantener a la madre una distancia que la deje accesible. Los procesos son los que conser- yan © aumentan la proximidad (desplazarse hacia, llorar, estrechar) 0 Jos que animan a la madre a hacerlo (sonreir u otro tipe de amabilida- des). La funeién es una funcién de proteccién del pequeio fundamen- talmente frente a los depredadores. Una prueba es que el comporta- miento de apego se observa no solamente en la relacién con la madre, sino también con el meno mache que defiende al grupo contra los de- predadores y protege a lo monos pequefios contra los grandes. El ape- 0 de la madre al nifio se modifica a medida que éste crece, pero la reaccién de desconsuelo cuando lo ha perdido no varia. El niflo sopor- ta ausencias cada vez mis largas de la madre, pero sigue trastornndo- se de la misma forma si no viene en el momento en que la espera, E] adolescente conserva esta reaccién interiorizéndola, porque tiende a escondérsela a los dems, incluso a si mismo. Bowlby ha dedicado tres volimenes al desarrollo de su tesis con el titulo general de Attachement and Loss. Acabo de dar un resumen su- mario del primero, Attachement (1969), El seaundo, La Separacién (1973), explica la sobredependencia, la ansiedad y la fobia. Bl tercero, La perte, tristesse et dépression (1975), esta consagrado a los procesos inconscientes y a los mecanismos de defensa que los mantienen in- conscientes. Winnicott (1951) no ha comparado a los pequefios de los humanos con los de los animales, ni ha intentado teorizar de forma tan sistema- tica, pero los fendmenos transicionales que ha descrito y el espacio tansicional que la madre establece para el nifio, entre ella y el mun- do, podrian ser entendidos muy bien como efectos del apego, La ob- servacién de Helene, proporcionada por Monique Douricz-Pinol (1974), es ilustrativa: Héléne guitia los ojos y frunce la nariz con gesto satisfecho cuando al dormirse explora con el dedo sus pestaftas y lue- g0 extiende esta reaccién a la exploracién de las pestaiias de su madre, de su mufieca, a frotarse la nariz contra la oreja del oso de peluche y, por fin, al contacto o a La evocacién verbal de su madre, de vuelta tras haberse ausentado, o a aproximarse a otros nifios, a un gato, a zapatos forrados de piel o a un pijama mullido, Bl autor fo describe con exac- titud como un fenémeno transicional. Por mi parte, aflado que el de- nomiaador comin a todos estos comportamientos de Héléne es Ia biis- queda del contacto con partes del cuerpo u objetos caracterizados por Ta presencia de pelos especialmente suaves al tacto 0 compuestos por luna materia que proporciona una sensacién téctil andloga. Este con- tacto Ja sumerge en un encantamiento cuya naturaleza crogena parece diffcil afirmarse: cl placer que se encuentra en la satisfaccién de la pulsién de apego parece de una clase distinta de Ia del placer que se encuentra en Ia satisfaccidn de Ia pulsién sexual oral y manitiesta- mente ayuda a Héléne primero a dormirse confiadamente, después a tener confianza en el regreso de su madre y, finalmente, a'proceder a Ia clasificacién de los seres y objetos en los que puede tener confianza, ‘Winnicott prefirié trabajar en una perspectiva etiolégica y articu lar, cont mis precisién que sus predecesores, la gravedad del trastorno ‘mental con la precocidad de la carencia materna. Citemos el resumen ‘que da en «L’enfant en bonne santé et enfant en période de crise. Quelques propos sur les soins requis» (1962 b, pp. 22-23); si la caren. cia sobreviene antes de que el bebé se haya convertido en una perso- na, provoca la esquizofrenia infantil, los trastornos mentales no orgi nicos y la predisposicién a trastornos clinicos mentales posteriores; si la carcncia engendra un traumatismo en un ser lo bastante evoluciona- do como para considerarse susceptible de resultar traumatizado, pro- duce Ia predisposicién a trastornos alectivos y a tendencias antisocia- les; si sobreviene cuando el nifio quicre conquistar su independencia, provoca la dependencia patolégica, la oposicin patologica y las cris de eélera Winnicott (1962 a) ha precisado, igualmente, la diversidad de las necesidades del lactante que, por otra parte, subsiste en todo ser humuno, Junto a las necesidades corporales, el nifio pequeio presenta necesidades psiquicas que son satisfechas por una madre «suliciente- ‘mente buena; la insuficiencia dc las respuestas del entomo a esas ne- scesidades psiquicas acarrea trastornos en la diferenciacién del Yo y det ‘n0-Yo; el exceso de respuesta prepara un hiperdesarrollo intelectual y fantasmatico defensivo, Junto con la necesidad de comunicar, el nifio Pequefio siente la necesidad de no comunicar y de vivir episédicamen- te el bionestar de la no integracidn del psiquismo y del organismo. Después de este reparo historico intentemos reflexionar. Empece- ‘mos por hacer un inventario de los hechos establecidos. En lo teferen- tea la ctologia, pueden resumirse asi: 1. La biisqueda del contacto corporal entre Ia madre y el nifio equefio es un factor esencial del desarrollo afectivo, cognitivo ¥ social de este tiltimo, 2. Es un factor independiente de! don de la alimentacién: un ‘mono joven al que se da libre acceso a un biberén dispuesto Sobre ¢l soporte metilico no se acerca a él y parece asustado; si en el soporte se ponen trapos o pieles (no obligatoriamente icles de mono), se acurruca y su comportamiento muestra cal- ma y seguridad. 3. La privacion de la madre o de su sustituto contleva perturba- ciones que pueden llegar a ser irreversibles. Asi, el joven chim- ancé privado del contacto fisico con sus compaiieros.no llega después a emparejarse. Los monos de cualquier clase no adop- tan actitudes adecuadas en presencia de los estimulos sociales ‘que sus congéneres emiten, lo que desencadena cn ellos toda clase de brutalidades y, en él, accesos de violencia, Los trastornos del comportamiento s¢ pueden prevenir en gran parte si el bebé mono privado de su madre estd en contacto con sus congéneres también privados de sus madres: el grupo de compaiieros ¢s un sustituto materno. Las investigaciones et. nolégicas sobre las civilizaciones negro-africanas ya habian lle. gado al mismo resultado: el grupo de edad reemplaza y susti. tuye a la madre. En el mono, el desarrollo del individuo resulta ser el més favorecido en el caso de los pequefios que su cesivamente se benefician del contacto matemo y grupal Avla edad conveniente, el bebé-mono —tanto en su medio am- biente como en el laboratorio— se separa de su madre y explo- ra el mundo que Je rodea, Comportamiento en el que esti apoyado y guiado por su madre. Al menor peligro real o ima- sinario se precipita en sus brazos 0 se cuelga de sus pelos. El placer del contacto con el cuerpo matemo y el del agarramien- to esté, pues, a Ja vez, en la base del apego y de la separacién Si los estimulos externos son poco hostiles, el bebé se familiari- zard con ellos y cada vez tiene menos necesidad del consuelo de su madre. Si son terrorificos (en el experimento de Harlow se trata de un perro mecdnico o de un oso igualmente mecéni- co que toca un tambor), el bebé-mono continiia buscando el consuelo de su madre, incluso si ha legado a tocar y explorar esos monstruos, Una vez establecida la confianza del nifio en el mundo circundante, la separacién definitiva de 1a madre tiene lugar bien sea por parte de la madre o por: parte del nifio. En los monos, ol acceso a Ia vida sexual se realiza en tres eta- ppas.,La primera es una experiencia de apego satisfactoria —de cardcter no sexual— durante Ia infancia con la madre, Después viene la posibilidad de practicar, en el grupo de compafieros, manipulaciones del cuerpo del compaiiero con un carcter cada vez mds sexual (descubrimiento de la sexualidad infantil) Ese apego y después esos juegos preparan y, en ciertas especies, condicionan el acceso a ia sexuslidad adulia. En los monos y en muchos mamiferos y pdjaros, la madre no es jamds el obje- to de manifestaciones sexuales por parte de sus hijos, Los eté- logos explican este tabii del incesto por el hecho de que Ia ma- dre es y permanece como el animal dominante para el joven macho. El macaco que se convierte en jefe de un grupo en el que sigue estando su madre tiene derecho a poseer a todas las hembras; también prefiere generalmente abandonar el grupo DIDIER anziee antes que copular con ella, La entrada en la sexualidad adulta estd marcada por el fin de la educacién, muy permisiva, que le da el grupo en materia de juegos sexuales infantiles, y por la introduccién de las restricciones brutales por parte de los que dominan que se reservan, repartiéndoselas, la posesidn de las hembras del grupo (1). Datos grupales La observacién dc grupos humanos ocasionales para la formacién 9 Ja psicoterapia ha proporcionado una segunda serie de hechos desde que esta obseryacién se llevé al grupo amplio de treinta y sesenta per- sonas (ya no solamente al grupo restringido), desde que se consideré la forma cn la que el grupo habita su lugar y cual es el espacio imagina io que los miembros del grupo proyectan sobre ese lugar. Ya en el grupo pequeiio se observa la tendencia de los participantes a lenar el vyacio (Ge agrupan en una parte de la habitacidn si es grande o dispo- nen Jas mesas en el medio si han adoptado una disposicién circular) y a tapar los huécos (no les gusta tener sillas vacias entre ellos, amonto- fan [as sillas sobrantes en un rincén del local, la silla vacia de una persona ausente se soporta mal, se cierran puertas y ventanas, aunque ello haga que la atmésfera sea fisicamente irrespirable). En el grupo amplio, en el que el anonimato se acentiia, en el que las angustias de fraccionamiento se reavivan, en el que la amenaza de pérdida de iden- tidad yoica es fuerte, el individuo se siente perdido y tiene tendencia a reservarse replegindose sobre:si mismo y guardando silencio. Los tres principales mecanismos de defensa de la posicién esquizo-paranoide coinciden. La escisién del objeto: 1 objeto malo se proyecta sobre el ztupo amplio en su conjunto, sobre los monitores o sobre un partici- ante tratado como victima expiatorie; el objeto bueno se proyecta so- bbre los grupos pequefios en los que favorece Ja instauracién de Ia ilu- sién grupal. La proyeccién de la agresividad: percibo a los dems como devoradores cuando hablan sin que yo pueda identificar al que habla, 0 cuando me miran sin que yo les vea mirarme. La biisqueda del vinculo: si se deja a los"participantes libres para sentarse, sin di Posicién previa de las sillas, la mayoria tiende a agtutinarse. Mis tarde (1) as dos primeras reflexions sobre este tema publicadas por autores de lengua francesa se deben a F. Duyekaerts, «Objet Carachement: médiateur entre Fenfant et le rilleu», en Miliw et Développement (1972), ¥ a R. Zaz, a’ Attachemsent. Une nouvelle doris sur fe orgines de 'alfecivité» (1972), Dos volimenes colectivosrecngen conte bbucionesfrancesas y extranjeras sobre dversos problemas en relacidn eos el apego: Mo des animaux ds comportement humain, Coloquio del CN. dtigido por R. Chauvin (1970); Attachemen, volumen dirisido por R. Zazr0 (1974), TRO SERIES DE DATOS y defensivamente, adoptan una disposicién en uno o en varios circulos ovales concéntricos: huevo cerrado, seguridad reconstruida de una en. voltura narcisistica colcctiva. Turquet (1974) ha apuntado que la posi. bilidad, para un participante, de emerger como sujeto fuera de Ia si, tuacién del individuo anénimo y aislado pasa por el establecimiento de un contacto (visual, gestual 0 verbal) con sus vecinos 0 eon los dos vecinos més inmediatos. Asi se constituye lo que Turquet llama «la frontera relacional de mi mismo con la piel de mi vecino». «En el gru- po amplio, la ruptura de la frontera de “la piel de mi vecino” es una amenaza siempre presente, no s6lo por la accién de las fuerzas cents fugas ya mencionadas que causan la retirada del mi-mismo lievindolo 4 estar, en sus relaciones, cada ver mis aislado, idiosinerisico y alie. nado. La continuidad con la piel de su vecino tambien esté en peligro porque el grupo amplio promueve numerosos problemas: idénde?, dqué?, ide qué forma? son los vecinos del mi mismo, sobre todo cuan do sus sitios personales cambian en el espacio, como sucede constante- niente, estando el otro préximo, después lejos, tan pronto adelante, tan pronto detrés, antes a la izquierda, ahora a la derecha y asi sucesi- vamente, Estos repetidos cambios de sitio hacen que se planteen las preguatas: Por qué este cambio?, icon qué base?, cen qué direccién se hha marchado mi vecino?, chacia qué?, idénde ir?, etc, Una de las ractaristicas del grupo amplio es la ausencia de estabilidad; una expe- iencia kaleidoscopica la sustituye. El resultado para el mi-mismo es la experiencia de una piel relajada, unida al tiltimo vecino que ha ha- blado pero que esti lejos. Tal extensién puede alcanzar el umbral del estallido de la piel; para evitarlo, el mi-mismo no se hace ya solidario y abandona, se convierte en un “singleton” y asi en un desertom». Aunque Turquet no haga referencia a ella, su descripcidn apoya la teoria de Bowlby demostrando cémo opera Ia pulsién de apezo en Jos humanos: por la bisqueda de un contacto (en el doble sentido corporal y social del término) que asegure una doble proteccién contra Jos peligros exteriores y contra el estado psiquico interno de desampa- Fo, y que hace posible los intercambios de signos en una comunica- cién reciproca en la que cada compatiero se siente reconocido por ¢l otro. El desarrollo, en los grupos, de téenicas de contactos corporales, de expresién corporal y de masajes mutuos va en la misma linea ‘Como en las variables anexas de Harlow para los monos, la investiga- cign del calor y del movimiento que mece desempefia igualmente un Papel. Los cursillistas se quejan del «ftion —fisico y moral— que reina en el grupo amplio. En el psicodrama o en los gjercicios corporates aparece siempre un mimo colectivo de varios participantes apretados {unos contra otros, balanceando su cuerpo juntos. Su fusién termina a veces con un simulacro de una explosién volednica, figuracién de la descarga comin de la tensién ténica acumulada en cada uno, a ima- DIDIER anztt gen y semejanza del bebé acaticiado ritmicamente, que tanto le gusta- ba mencionar a Wallon, que descarga el exceso de tono en risas, cada vez més agudas, que pueden, cuando sobrepasan cierto umbral, con- vertirse en sollozos. Turquet indica que la principal consecuencia del establecimiento, por el yo ps{guico en vias de reconstitucién, de una piel-frontera con su vecino ¢3 la posibilidad de vivir por delegacién: el sujeto que vuel- ve a emerger como tal «desea que otto miembro del grupo hable por él para escuchar algo que Ie parezca semejante a lo que piensa o siente y observar o saber, sustituyendo a si mismo por el otro, qué destino puede tener en el grupo lo que el otro ha dicho por mi», La misma evolucién se realiza con respecto a la mirada. Un participante cuenta que estaba sentado frente a un «dulce rostro» y que eso le hizo confiar en si. Dulzura de un rostro, dulzura de 1a mirada, dulzura también de la voz: «La calidad de la voz de los monitores tiene mis efecto que el contenido de Jo que intentan decir, ya que cl acento dulce, calmado, tranquilizador es introyectado en tanté que las palabras se dejan de lado». Aqui se reconoce la cualidad tipica que persigue la pulsién de apego: Ia dulzura, la blandura, las pieles, lo velludo, cualidad de ori- gen ictil y metaféricamente extendida después a los demiis érganos de Tos semis. Recordemos que en la teoria de Winnicott (1962 a, pp. 12-13) la Integracién del Yo en el tiempo y el espacio depende de la forma que tiene la madre de «sostener» (holding) al lactante, que la personaliza- cién del Yo depende de la forma de «cuidarle» (handling) y que la ins- tauracién, por el Yo, de la relacién de objeto depende de la presenta- ign de los objetos por la madre (pecho, biberén, leche... ), gracias a los cuales el lactante va a poder encontrar la satisfaccién a sus necesi- dades. El segundo proceso es el que aqui nos interesa: «El Yo se basa en un Yo corporal, pero solamente cuando todo se reliza adecuada- mente la persona del lactante empieza a incorporarse al cuerpo y a las funciones corporales, constituyendo la piel Ia membrana-frontera», Y Winnicott aporta una prueba en contra: la despersonalizacién ilustra cuténeo, las antiguas frustraciones con la exhibicién de sus suffimientos y sus céleras reanudadas: la irritaciOn de la piel se con- funde, por la indiferenciacién somatopsiquica a la que los pacientes permanecen fijados, con la irritacién mental, la crotizacion de la parte herida del cuerpo que aparece después para hacer tolerables el dolor y el odio y para intentar convertit el displacer en placer. El eritema lla- ‘mado piidico, no es angustioso tnicamente porque la piel del enfermo Juegue el papel de «espejo del alma», en detrimento del de frontera, permitiendo al interlocutor leer directamente los deseos ,sexuales. y agresivos de los que el enfermo se avergilenza, sino tambien porque la piel se manifiesta entonces a los demés como una envoltura frigil que invita a las penetraciones fisicas y a las intrusiones psiquicas. El eczema generalizado podtia traducir una regresién al estado in- fantil de completa dependencia, una conversién somética de la angus- tia de desfondamiento psiguico, la Hamada muda y desesperada a un Yo auxiliar que proporciona un apoyo total. El eczema de nifios de menos de dos afios afirmaria la fata de un contacto fisico tiemno y en- volvente de la madre. Spitz (1965) duda en su interpretacién: «Nos hemos preguntado si los trastornos cuténeos eran una tentativa de adaptacién 0, por el contrario, una reaccién de defensa. La reaccién del nifio en forma de eczema puede ser tanto una peticién dirigida a la madre para incitarla a tocarle mas a menudo como un modo de ais- lamiento narcisistico en el sentido en que, mediante el eczema, el nifio se proporciona a si mismo en el campo somético los estimulos ‘que la madre le niega. No podemos saberlon. Yo mismo permanezco DIDIER en esta duda desde mis primeras précticas de joven psicdlogo, hacia Wr hos eincuenta, en el servicio de dermatologia del profesor Gra- toe by en el Hospital Saint Louis de Paris. cMabria afveciones de la jel tipicas en pacientes que se bubieran beneficiado —y a la vex hu- pie’ an sulfide precozmente en su infancia— de una sobreestimulacién Me la piel por los cuidados maternos, en oposicidn a otras afecciones Ge repetirian Jos resultados o las huellas de una antigua carencia de atactos con el cuerpo y Ia piel de la madre? En los dos casos, sin Ctabargo, la problematic inconsciente girarfa en tomo a esta prohil ‘fbn primaria del tocar, a la que me referiré mas adelante: Ja carencia Gea caricia y del abrazo maternos seria vivida inconscientemente, por GI psiquismo naciente, como la aplicacién excesiva, prematura y vio- fenta de la prohibicion de pegarse al cuerpo del otro; la sobreestimula~ ion en materia de contactos maternos seria desagradable fisicamente fon la medida en que desbordara el para-excitacion todavia poco segu- fo del nifio, y peligrosa, inconscientemente, en la medida que transere~ diera y pusiera fuera de juego la probibicién del tocar cuya necesidad Siente el aparato psiquico para construir una envoltura psiquica que Ie pertenezca como propia. La hipétesis més simple y Ia més segura, a la luz de las observacio- nes clinieas reunidas, es de momento la siguiente: «La profundidad de Ia alteracién de la piel es proporcional a la profundidad de Ja herida psiquica» (2), Prefiero, por mi parte, reformular esta hipétesis introduciendo mi nocién del Yo-piel que voy a presentar ahora: la gravedad de la alte- racion de la piel (que sc mide por la resistencia creciente del enfermo 4 Los tratamientos quimioterapicos y/o psicoterdpicos) esta en relacién ‘con la importancia cuantitativa y cualitativa de las fallas del Yo-piel. (@) Ch tos aticlon de Denite Pomey-Rey, asstente de psigulacla en el servis de erttologia del Hospital Saint Louis, on, Cutis, especialmente «Pour mourirsuérien, 1979, en donde expoae tn caso tigico l de a snionta P 3. LA NOCION DEL YO-PIEL Las cuatro series de datos —etoldgicos, grupales, proyectivos y der- matolégicos— a las que acabo de pasar revista me han Ilevado a la hi- pétesis de un Yo-piel, publicada ya en 1974 en la Nouvelle Revue de Psychanalyse, Antes de retomar y completar dicha hipétesis, me pare- cce deseable replantear la nocién del estadio oral Pecho-boca y pecho-piel Freud no limitaba la fase que calificaba de oral a la experiencia de Ja zona buco-faringea y al placet de la succién. Siempre subrayd la importancia del placer consecutivo a esta teplecién. Si la boca propor- mna la primera experiencia, viva y breve, de un contacto diferencia: dor, de un lugar de paso ¢ incorporacién, la replecién aporta al lac tante la experiencia més difusa, més duradera de una masa central, de ‘algo pleno, de un centro de gravedad. No ¢s sorprendente que fa psi copatologia contempordnea conceda cada vez mas importancia al sen~ timiento de un vacio interior en ciertos enfermos, ni que un método de relajacién como el de Schulz sugiera que se sienta, en primer Lugar ¥y simultdneamente en todo el cuerpo, el calor (= el paso de la leche) y Ja pesadez (=1a replecién). ¥ ‘Con ocasién de la Tactancia y de los cuidados, el bebé realiza una tercera experiencia concomitante a las dos precedentes: se le tiene en brazos, estrechado por el cuerpo de la madre cuyo calor, olor y movi- mientos siente; se siente levado, manipulado, frotado, lavado, acar ciado, y todo ello acompafiado generalmente de un baiio de palabras y de canturreos, Encontramos aqui las caracteristicas de ta pulsion de apego descritas por Bowlby y Harlow y las que, para Spitz y Balint, evocan la idea de cavidad primitiva. Estas actividades conducen pro- gresivamente al nifio a diferenciar una superficie que se compone de tuna cara interna y otra externa, es decir, una interfaz que permite la distincién del afuera y del adentro, y volumen que le aportan la expe- rienoia de un continente, TE pecho es el vocablo corrientemente utilizado por los psicoana- listas para designar Ia realidad completa vivida entonces por el nifio, donde se mezclan cuatro caracteristicas que, a semejanza del nifto, el psiconalista se siente a veces tentado a confundir: pecho nutricio, por EA NOCION DEL YO-PIEL una parte, que lena; por otta, piel caliente y dulce al contacto, recep- taculo activo y estimulante. El pecho materno global y sinerético es el primer objeto mental. Por ello, el doble mérito de Melanie Klein es el de haber demostrado que éste es apto para las primeras sustituciones ‘metonimicas: pecho-boca, pecho-cavidad, pecho-heces, pecho-orina, pecho-pene, pecho-bebés rivales que despierta las catexias antagonis- tas de las dos, pulsiones fundamentales. El disfrute que aporta a las pulsiones de vida —distrute por participar en su creatividad— provoca gratitud. Contrariamente, la envidia destrvctiva enfoca este pecho en su creatividad misma, cuando frustra al bebé dando el disfrute a otro que n0 es él mismo. Pero, al poner el acento exclusivamente en la fan- tasia, Melanie Klein descuida las cualidades propias de la expericncia corporal (como reaccién a esta negligencia, Winnicott (1962 a) privile- 256 el holding y el handling de la madre real) y, al insistir en las rela- ciones.entre ciertas partes del cuerpo y sus productos (leche, esperma, excrementos) en una dindmica creadora-destructora, descuida Io que une a estas partes entre sien un todo unificador, la piel. La superficie del cuerpo esté ausente en la teoria de Melanie Klein, ausencia tanto mas sorprendente cuanto que uno de fos elementos esenciales de esta teoria, ta oposicién entre la introyeceiéa (Sobre el modelo de lactan- cia) y Ia proyeccién (Sobre 1 modelo de la excrecién) presupone la cconstitucién de un limite que diferencia el adentro del afuera. A partir de aqui s¢ comprenden mejor algunas reservas que suscita la técnica Kleiniana: el bombardco interpretativo corre el riesgo de privar al Yo no solamente de sus defensas, sino también de su envoltura protectora. Si bien es verdad que al hablar de «mundo exteriom y de «objetos in- temos», Melanie Klein presupone la nocién de espacio interno (cf D, Howzel, 1985 a). Algunos de sus discipulos, sensibles a esta omisién, han claborado para paliarla nuevos conceptos (entre los cuales el Yo-piel encuentra naturalmente su lugar): introyeccién, por el pequetio, de la relacién madre-nifio en cuanto relacidn continente-contenido, y constitucién consecutiva de un «espacio emocionab> y de «un espacio del pensa- miento» (el primer pensamiento, el de Ja auseiicia del pecho, hace to- lerable la frustracién que esta ausencia proporciona), desembocando en un aparato para pensa: los pensamientos (Bion, 1962); representa- ciones respectivas de ua Yo pulpo blando y fofo y de un Yo-crusticeo ¥igido en las dos formas, primaria anormal y secundaria con capara- 26n, del autismo infantil (Frances Tustin, 1972); segunda piel muscu- lar como coraza defensiva-ofensiva en los esquizofrénicos (Esther Bick, 1968); constitueién de tres fronteras psiquicas con el espacio interno de los objetos externos, con el espacio interno de los objetos internos, con el mundo exterior, pero que dejan subsistir un «agujero negro» (or analogia con la astrofisica) que engulle cualquier elemento psi- ECC ETE uico que se le aproxima (delirio, torbellino autistico) (Meltzer, 1975). Sin mds demora, debo citar aqui igualmente a cuatro psicoanalistas franceses (de origen hiingato los dos primeros, italiano y egipcio los Jihtimos) cuyas intuiciones clinicas y elaboraciones tedricas, convergen. tes con las mias, me han ilustrado, estimulado y confortado, Cualquier conilicto psiquico inconsciente se despliega no solamente con relacién un eje edipico, sino también y al mismo tiempo con relacién a un ie natcisistico (B, Grunberger, 1971). Cada subsistema de aparato psi. quico y el sistema psiquico en su conjunto obedecen a una interac. cién dialéctica entre corteza y nticleo (N. Abraham, 1978). Existe un fancionamiento originario, de naturaleza pictogramética, del aparato Psiquico més arcaico que los funcionamientos primario y secundario ©. Castoriadis-Aulagnier, 1975). Un espacio imaginario se desarrolla a Partir de la relacién de inclusién mutua de los cuerpos de la madre y del niffo, por un doble proceso de proyeccién sensorial y fantasmatica (Sami-Ali, 1974), Toda figura supone un fondo sobre el cual aparece como figur esta verdad elemental es facilmente desconocida porque la atencién resulta normalmente atraida por la figura que emerge y no por el fon. do sobre el que ella destaca. La experiencia que tiene el bebé de los otificios que permiten el paso en el sentido de la incorporacién 9 en el de la expulsion es seguramente importante, pero solamente existe orificio perceptible por la relacién con una sensacién, aunque sea vaga, de superficie y de volumen. El infans adquiere la percepeica de la piel como superficie por las experiencias de contacto de su cuerpo con el cuerpo de la madre y dentro del cuadro de una relacién aseau. radora de apego con clla, Se llega asi no solamente a la nocién de un limite entre el exterior y el interior, sinb también a la confianza nece- saria para el control progresivo de los otificos, porque no se puede sentir confianza en cuanto a su funcionamiento si no se posee, por otra parte, un sentimiento basico que garantice Ia integridad de su en- voltura corporal. La clinica confirma en esto lo que Bion (1962) ha teorizado con su nocidn de «continente» psiquico (container): los peli gros de despersonalizacién estén ligados a la imagen de una envoltura perforable y a la angustia —primatia segiin Bion— de un derrame de Ja sustancia vital por los agujeros, angustia no de fraccionamiento sino de vaciamiento, bastante bien metaforizada por algunos pacientes que se describen como un huevo con la cdscara agujereada vacidndose de su clara e incluso de su yema. La piel es, por otra parte, la sede de Jas sensaciones propioceptivas, cuya importancia en el desarrollo del ca- ricter y del pensamiento ha subrayado Henri Wallon: es uno de los Sreanos reguladores del tono. El pensar en términos econémicos (acu~ mulacién, desplazamiento y descarga de la tensién) presupone un Yo- piel ANZIBU ken el bebé, [a superficie del conjunto de su cuerpo y del de su ma- arcin Shjto de experiencia tan importantes, por su cualidad emocio arc esa estimiular la confianza, el placer y el pensamiento, como las na Prencas unidas a Ja succién y ala exerecién (Freud) o a la presen- capciplstica de objetos intemos que representan los productos del Gi jonamiento de Tos orificios (M. Klein), Los euidados de la madre fapgizgen estinulos involuntaros de la piel eon ocasion de los bafos, prrndos, fFotamientos, traslados y cuidados. Ademiés, las madres co: sea eeay bien la existencia de los placeres de ta piel en el lactante —y Gem iflas- y, con sus caricias y sus juegos, 10S provocan consciente- en ste, El miho pequefio recibe gestos maternos al principio como ex- mrctsién, después como comunicacién. E] masaje se convierte en men Safe. El aprendizaje de la palabra requiere, fundamencalmente, el esta- bigcimiento previo de dichas comunicaciones preverbales precoces. La povela y pelicula Johnny cogié su fusil lo ilustran bien: un soldado fravernente herido ha perdido la vista, el ofdo y el movimiento; una eefermera llcga a comunicarse con él dibujando letras con la mano so- fpre el pecho del herido —procurindole, después, como respuesta @ tuna peticion muda y por medio de una masturbacién condescendi te, el placer de la descarga sexual. El enfermo vuelve a encontrar ast el gusto por la vida, porque se siente sucesivamente reconocido y satisfe- tho en su deseo de comunicacién y en su deseo viril. Que existe eroti- vacion de la piel en el desarrollo del nifio es un hecho innegable; los placeres de la piel estan integrados en la forma preliminar de la ac! Gad sexual del adulto; conservan un papel primordial en Ta homose- xualidad femenina. No es menos cierto que la sexualidad genital, in- Cluso autoerdtica, sélo es accesible a los que han adquirido minima- fente el sentimiento de una seguridad de base en su propia piel. Ade; mds, como sugirié Federn (1852), la erotizaci6n de las fronteras del cuerpo y del Yo llama a la represi6n y a la amnesia de los estados psi- quicos originarios dl Si-mismo. La idea de Yo-plel La instauracién del Yo-piel responde a la necesidad de una envol- tura narcisistica y asegura el aparato psiquico la certeza y la constan- cia de un bienestar basico. Correlativamente, el aparato psiquico pue Ge intentar las catexias sidicas y Tibidinales de los objetos; el Yo psf Guico se fortalece con las identificaciones a estos objetos y el Yo cor: oral puede gozar de ‘os placeres pregenitales y, después, de los gent tales. ‘Con el término de Yorpiel designo una figuracién de fa que el nifio so Sve, en las fnses precoces de su desarrollo, para representarse @ si LA NOCION DEL. YO-F tnismo como Yo que contiene los contenidos psiquicos a partir de su experiencia de superficie del cuerpo. Esto corresponde al momen’ 68 Sr aue el Yo pslduico se diferencia del Yo corporal en el plano opera Shans ‘permanese confundido con él en el plano figurative. Tausk (1919) ha demostrado especialmente bien que el sindrome del aparato (ara influenciar s6lo se comprendia por Ia distincién de estos dos Yo: PeYo psiquico sigue siendo considerado como suyo por el sujeto (tam= Gign exe Yo pone en prictica mecanismos de defensa conta tas pul- arenes sexuales peligrosas y, Logicamente, interpreta los datos percepti- bes que le llegan), mientras que el Yo corporal ya. no es reconocido por el sujeto como suyo y las sensaciones cutéineas y sexuales que Pevanan de él se atribuyen a la maquinaria del aparato para influen- Siar, dirigida por las maquinaciones de un seductor-perseguidor. “Toda actividad psiquica se apoya en una funcién bioldgica. El Yo- piel encuentra su apoyo en las diversas funciones de la piel. Esperan- fo proceder mis adelante a su estudio sistemitica, sefialo aqui brove- mente tres de ellas (a las que me limitaba en mi mis importante ar- {oulo de 1974). La piel, primera funcién, es el saco que contiene y re tiene en su interior lo bueno y lo pleno que la Tactancia, los cuidados Vel bao de palabras han acumulado en él. La piel, segunda fancién, 2g interfaz que marca el limite con el afuera y lo mantiene en el exterior, es 1a barrera que protege de Ia penetracién de las avideces y Suresiones que provienen de los dems, seres y objetos. La piel, inal- mente, tercera funcién, al mismo tiempo que la boea y por To menos Tato como ella, es un lugar y un medio primario de communicacién fon el prdjimo y de establecimiento de relaciones significantes; es, Sdemis, una superficie de inseripcién de las huellas que ellos dejan. Con este origen epidérmico y propioceptivo, el Yo hereda la doble posibilidad de establecer barreras (que se convierten en mevanismos de refonsn psiquicos) y de fltrar los intercambios (con el Ello, el Supery6 Jel mundo exterior). Seen mi crterio, si la pulsion de apego est Fronio y sufieientemente satisfecha, aporta al lactante Ia base sobre 1a Pal puede manifestarse lo que Luquet (1962) ha llamado el impulso Sntegrador del Yo. Consecuencia ulterior: el Yo-piel proporciona 18 posibilidad del pensamiento. La fantasia de una piel comin y sus variantes narcisisticas y masoquistas La nocién, discutida, de masoquismo primario encontraria aqui angumentos de apoyo ¥ precisién. El suftimiento masoquista, antes de ser secundariamente erotizado y de conducir al masoquismo sexual o jnoral se explica, ante todo, por alternancias bruscas, repetidas y casi rauméticas, antes de andar, del estadio del espejo y de la palabs i in ‘ sapejo ¥ de la palabra, por obreestimulaciones y por privaciones del contacto fisico con la madre + sus sustitutos y asi, también, por satisfacciones y frustraciones de la wecesidad de apezo. ‘La constitueién del Yo-piel es una de las condiciones del doble vaso del narcisismo primario al narcisismo secundario y del masoquis- mo primario al masoquismo secundario, En las curas psicoanaliticas de pacientes que presentan tanto com- portamientos sexuales masoquistas como una fijacion parcial de posi- sién masoquista perversa, he encontrado a menudo el elemento si- guiente: han presentado, en su tierna infancia, un episodio de ataque fisico real de su piel que ha proporcionado un material decisivo a su organizacién fantasmatica, Esta puede ser una intervencién quirirgica superficial: entiendo por ello que fundamentalmente se ha producido en la supecficie del cuerpo. Pede ser una dermatosis, una alopecia Puede ser un choque o una caida accidentales en los que una parte importante de la piel ha sido arrancada. Pueden ser, finalmente, sinto- mas precoces de conversién histérica i La fantasia inconsciente que estas observaciones no han permitido poner al dia no es la del cuerpo «desmembrado», como la hipétesis auc han emitido algunos psiconalistas: esta iltima fantasia me pareeia mis bien tipica de la organizaciones psicdticas. En mi opinién, es la fantasia del cuerpo «desollado» la que subtiende a la conducta del ma- soquismo perverso. ‘A propésito del hombre de las ratas, Freud cvoca «el horror a 1a satisfacci6n ignoraday. El placer del masoquista alcanza el grado mi~ ximo de horror cuando el castigo corporal, aplicado a la superficie de a piel (azotes, flagelacién, inyecciones), se lleva hasta tal punto que hay trozos de piel que resultan desgarrados, agujereados, arrancados. La voluptuosidad masoquista, como es sabido, requiere que los sujetos puedan imaginarse que los golpes han dejado una fuclla on Ia superfi- cie de su cuerpo. Entre los placeres pregenitales que acompafian nor- malmente a la satisfaccién sexual genital, se encuentran bastante a menudo cl de dejar sobre la picl de la pazeja las marcas de mordedu- ra8 0 arafiazos: es éste cl indicio de un elemento fantasmético anexo que pasa a primer término en el masoquista Como veremos en cl capitulo siguiente, consagrado al mito griego de Marsias, Ia protofantasia del masoquismo est4 constituida por la re~ presentacién: 1,*) de que una misma piel pertenece al niflo y a su ma- dre, piel figurativa de su unién simbidtica, y 2.°) de que el proceso de disfusién y de acceso del nifio a la autonomis leva consigo una ruptu- ra y un desgarramiento de esta piel comiin, Esta fantasia de ser deso- llado esté reforzada por las observaciones realizadas en animales do~ 1A NOCION BEI as mésticos muertos y preparados para el consumo o sobre si mismo con ‘casion de azotes de Cuidados de heridas © costras. ‘La mayoria de los pacientes en quienes he encontrado una fijacién. masoquista importante presentaban fantaslas més o menos conscientes Ge fusién cutanea con la madre. El acercamiento de la fantasia incons- ‘iente del cuerpo desollado a la fantasia preconsciente de la fusion me parece esclarecedor. La unién simbidtica con Ia madre esté representa: Ba, en el Ienguaje del pensamiento arcaico, por una imagen téctil (y probablemente olfativa) en ta que los dos cuerpes, el del nino y el de Ta madre, tienen una superficie comin, La separacién de la madre esté representada por el arrancamiento de esta piel comin. Elementos de Tealidad dan crédito a esta representacién fantasmatica. Cuando en ‘una enfermedad, operacion o accidente que ha provocado una herida, el vendaje se pega a la carne, la made o sustituto arranea, o se piensa {que puede arrancar, trozos de piel con el vendaje: la que proporciona fos cuidados es también la que desuella. Pero la que ha desgarrado la cenvoltura comin es también la que puede repararla. En la fantasia masoquista la piel (cf. La Venus de pieles, de Sa- ‘cher-Masoch) aporta la representacién figurada de Ja yuelta a un con- facto piel a piel, aterciopelado, voluptuoso y oloroso (no hay nada ims fuerte que el olor de una piel nueva), a este abrazo de los cuerpos Gue constituye uno de los placeres anexos de la satisfaccién genital. El ue la. Venus flagelante de Secher-Masoch —en su vida como en su aovela— esté desnuda bajo unas pieles, confirma el valor primario de fa piel-pieles como objeto de apego antes de adguirir un valor expresi- vyo'del objeto sexual. ZHay que recordar que las pieles, en la realidad, Son una piel de animal y que su presencia remite a un animal desolla- do y despellejado? El nifio Severin, fascinado por Venus o por Wanda Vestida con pieles, ve, en su imaginacién, a su madre cubierta con tuna piel que significa la fusidn y el desgarramiento al mismo tiem po. Estas pieles representan la dulzura fsica, la termura sensual vic Rida en el contacto con una madre que amorosamente dispensa Sus whlades al nfo, Pero Ia Venus con picles representa también a 1a Sradre que el niflo ha intentado ver desnuda o que ha intentado sed Tir eahibiéndole real o imaginariamente su pene; Ia madre, que en | Sealidad le ha castigado pegdndole y en la imaginacién arrancandole ' piel hasta desollarle vivo y que ahora se envuelve, triunfante, om a piel del veneido como los héroes cazadores de Ja mitologia antiene aiid lay sociedades Llamadas primitivas se visten con las picles de los ‘animales salvajes 0 de los enemigos que han matado. Es hora de introducie una distincién fundamental entre los dos tt pos de contacto’ cjercidos por la madre y el entorno materno sobre el Euerpo y la piel del bebé. Aleunos contactos comunican una excita, ida (por ejemplo, una excitacién fuertemente libidinizada de la ma 4 PIDIBR ANZIEU dre durante fos cuidados corporales que da al nifio, puede transmitirle una estimulacién erégena tan prematura y excesiva, con relacién al grado de desarrollo psiquico del nifio, que éste Ia vive como una se- duecién, traumética). Otros contactos comunican una informacién (en relacidn, por ciemplo, con las nocesidades vitales del lactante, con los afectos cxperimentados por los dos, con los peligros que provienen del mundo eaterior, con la manipulacién de objetos, manipulacién dife- rente segiin sean éstos animados o inanimados...). Estos dos tipos de contactos son al principio indiferenciados para el nifio y tienden a permanecer asi tanto més tiempo cuanto que la madre y el entorno maternante los invierten, los mezclan, los alteran, En el histérico, su confusion tiende a subsistir permanentemente: él (0 ella) emite hacia la pareja, bajo cobertura de excitaciones, informaciones de tal forma disimuladas que la pareja tiene todas las posibilidades de responder a Ja exeitacién, no a la informacién, provocando asi Ja decepcién, el encor, y las quejas del histérico, En algunas formas de depresién se desarrolla una dindmica inversa: el bebé ha recibido los cuidados cor- porales necesarios y suficientes, con su cortejo de excitaciones pulsio- rales; pero la madre, acaparada por el luto por un pariente préximo, por el desconcierto de una ruptura conyugal, por una depresién post Partum, no estd suficientemente interesada por captar ef sentido de las sefiales emitidas por el bebé ni por devolvérselas a su vez. Convertida en adulta, la persona se deprime cada vez que recibe el alimento ma- terial o espiritual que no vaya acompariado de intercambios signifi- antes, y cuya absorcién le hace sentir més intensamente su vacio interior. Los destinos de estos dos tipos de contactos —excitantes y signif cantes— conciemen al masoquismo y al narcisismo respectivamente La paradoja de los contactos excitantes consiste en que la madre, ue sirve al bebé de para-excitacién pulsional de origen interno, cuyo exceso se revela mis 0 menos cpidamente como desagradabie. La construecién de! Yo-piel se encuentra entonces obstaculizada por la instauraci6n duradera de un envoltorio psiquico que cs, a la vez, e7t- voltura de excitacién y envoltorio de suftimiento (en lusar de un Yo- piel a la vez para-excitacién y envoltorio de bienestar), Esta es Ia base econdmica y topogrifica del masoquismo, con la complilsién de repe- tir las experiencias que reactivan 2 la vez la envoltura de excitaciéa y a de suftimiento, La paradoja de los contactos significantes reside en que la madre atenta a las necesidades no solamente corporales sino también psia cas del bebé, no sélo satisfuce esas necesidades, sino que muestra, tan- to por los ecos sensoriales que remi a que cumple, que ha interpretado correctamente esas necesidades. El Bebé estd satisfecho en sus necesidades, y, sobre todo, esti tranquilo en ‘cuanto a Ta necesidad de que se comprendan sus necesidades. De don- de nace Ia construccién de una enyoltura de bienestar, narcisistica- mente cargada, soporte de Ia ilusién, necesaria para fundar un Yo- piel, en el que un ser pegado al otro iado de esta envoltura reacciona inmediatamente en simetria complementaria de sus sefiales. ilusién aseguradora de un doble narcisismo omnisciente @ su permanente dis- posicién. ‘Subyacente a los dos casos, tanto al narcisismo secundario como al ‘masoquismo secundario, se encuentra la fantasia de la superficie de piel comin a la madre y al nifio; superficie en la que domina agui e! intercambio directo de las excitaciones y alli el intereambio directo de las significaciones. Cuando el Yo-piel se desarrolla fundamentalmente sobre la ver- tiente nareisistica, la protofantasia de una piel comin se transforma en la fantasia secundaria de una piel reforzada e invulnerable (caracteri- zada por la doble pared pegada, cf. pp. 142-143), Cuando el Yo-piel se des- arrolla mds en el plan masoquista, la piel comtin es fantaseada como picl desgarrada y herida. Las diversas fantasfas de Ia piel, tal y como la mitologia permite inventarias (cf. D. Anzieu, 1984), jalonan esas dos vertientes: piel escudo (Ia égida de Zeus), piel oropel (Ios trajes celes- tiales y el recubrimiento animal de Piel de Asno) para la primera ver- tiente; piel magullada; piel desollada, piel mortifera para la segunda vertiente, S, Consoli (1) ha expuesto el caso de un paciente (masoquista) que se complace imaginandose victima de humillaciones impuestas por una mujer en las siguientes condiciones: ella esté de pie, revestida con una piel de carnero o de vaca, y él, a cuatro patas a los pies de la mu- jer, se identifica con el carnero o Ja vaca, Existen, pues, representacio- nes de una piel comin al hombre (transformado en animal)’y a la mu- jer que le doma, portadora de la piel del mismo animal, en una com- plementariedad de papeles que acentéa la ilusign de una continuidad narcisistica. En su cuerpo a cuerpo cada uno es, antes que la «pro: ongacién» del otro (como erce S. Consoli), una de las dos caras res~ pectivas de esta interfaz cuténea comtin que acabo de poner en evi- dencia. Conviene afiadir que, en numerosos argumentos perversos © en simples fantasias cr6ticas, las pieles juegan un papel de fetiche por si- militud con los pelos que disimulan la percepcién de los drganos geni- tales y, asi, el reconocimiento de la diferencia de sexos. “G Expuest en las jomadas Peau et Psyehisme (Hospital Tarier, 19 febrero 1983), 4. EL MITO GRIEGO DE MARSIAS Marco sociocultural EI mito griego de Marsias (nombre que se deriva etimolégicamente del verbo griego marnamai y designa «al que combate») evoca, sein los historiadores de las religiones, los combates de los griegos para so- meter a Frigia y a su ciudadela Celene (estado de Asia Menor situado al este de Troya), y para imponer a los habitantes el culta de los dioses griegos (representados por Apolo) como contrapartida de la conserva- cién de sus cultos locales, especialmente los de Cibeles y Marsias. La victoria de Apolo sobre Marsias (que toca una flauta de dos tubos) es seguida y reforzada por Ia victoria en Arcadia, del dios griego sobre Pan (cl inventor de 1a flauta de un solo tubo o siringa) (1). «Las victo- rigs de Apolo sobre Marsias y Pan conmemoran las conquistas heléni- cas de Frigia y Arcadia asi como la sustitucién de los instrumentos de viento por los de cuerda en esas regiones, salvo entre los campesinos, El castigo de Marsias puede ser que se relacione con el rey sagrado a quien se desollaba ritualmente —lo mismo que Atenea retira a Palas su égida mégica—o con la corteza de un brote de aliso que se talla para fabricar un caramillo de pastor, siendo el aliso la personificacién de un dios 0 un semidids» (Graves, R., 1958, p. 71). La competicién musical entre Marsias y Apolo condensa toda una serie de oposiciones: la de los barbaros y los gricgos; la de los pastores de la montaiia con costumbres medio animales y los habitantes cultos de la Ciudad; la de los instrumentos de viento (Ia flauta de uno o de dos tubos) y os instrumentos de cuerdas (la lira tiene siete); la de una (0) Marsias tenia un hermano, Babis, que tocaba la auta de un solo tubo, pero tan ‘mal que Apolo le habria dispensado de tocar: volyemos a encontrar equi el tema de los sampesinos montafleros, extranjeros, groseres y ridiculos a los que los guegos civiliza os ¥ conquistadres foleran el que conserven sus antiauas ercencias eow la condicion de ‘gue honcen igualmente a los diosesgriegos. Pan, con su Mauta ¥ su rama de pino, es el Adoble mitoldgico de Marsias: es un dios de la Arcadia, egién montafiosa del centro del PPeloponeso; Pan simboliza a sus pastores dplesy velludos, de costumbres tudes y bruta- Jes como las de sus rebafos, de formas bestiales, gusts simplisas por scstas sombrea- das, por una misiea ingenua y una sexualided polimorla {pan quiere decir wtodom en ‘rieg; el dios Pan tiene fama de probar indstintamenteplaceres homosexuals, hetero- sexualesy soltaios; una leyenda tardia supone que Penélope habia hocho el amor si ‘csivamente con todos sus pretendientes antes de Ja vuelta de Ulises, y que Pan habria nacido de esos miiiples amore), DIDIER ANZIEW sucesin monirquica y cruel de poder politico (por la mueste periédi- sacyel rey 0 del gran padre y por su desollamiento) y una sucesién de- Poeratiea; la de los cultos dionisiacos y los cultos apolénicos; la de la sitpuancia de la juventud o de las creencias caducas de la vejez, ama as ambas a inciinarse ante el control y la ley de la madurez. Marsias, Gfectivamente, est4 representado tan pronto como por un sileno, es de- fir, un Sitiro viejo, como por un joven compailero de la gran diosa- tnadte de Frigia, Cibeles, inconsolable por la muerte de su servidor, y Sin duda hijo y amante, Atis (2). Marsias calma su pena tocando la flauta, Este poder reparador seductor de Marsias sobre la madre de los doses lo hace ambicioso y pretencioso, Jo que provoca el desafio de ‘Apolo para determinar cul de fos dos producir4 con su instrumento ia mejor musica, Cibeles dio su nombre al monte Cibeleo, en donde nace el rio Marsias, y en cuya cima estaba construida la ciudadela fri- gia de Celene, Un mito —este principio lo he enunciado ya (Anziew D., 1970)— obedece a una doble codificacién, una codificacién de la realidad ex- tema, botinica, cosmolégica, socio-politica, toponimica, religiosa, etc., y wna codificacién de la realidad psiquica interna por su correspon- Gencia con los elementos codificados de la realidad externa. Mi idea es ‘que el mito de Marsias es una codificacién de esta realidad psiquica particular que yo llamo el Yo-piel. Lo que llama mi atencion en el mito de Marsias y constituye su es- pecificidad en relacién con los otros mitos griegos es, primero, el paso de ia envoltura sonora (proporcionada por la misica) a 12 envoltura tictil (proporcionada por la piel); y, segundo, Ia transformacién de un destino malélico (que se inscribe en y por Ja piel desollada) en un des- tino benéfico (esta piel conservada preserva la cesurreecién del Dios, el mantenimiento de la vida y la yuelta de la fecundidad at pais). En mi anélisis de este mito griego no retendré mas que los elementos bi sicos 0 mitemas que se relacionan directamente con la piel (y que se encuentran figurados en las expresiones corrientes del lenguaje actual se triunfa completamente sobre un adversario cuando se conserva la |, se esta a gusto dentro de su piel cuando s¢ la conserva entera; pudiendo ser las mujeres las mejores inseminadas por los hombres por Jo que ellas tienen en la piel). La comparacién con otros mitos griegos, ‘en [os que la piel interviene solamente de forma accesoria, me permuti- ri verificar y completar la lista de mitemas fundamentales de Ia piel y dejar entrever la posibilidad de una clasificacién estructural de estos @) Foe Frazer en fe Rameau d'or (1890-1915, tt. fe fomo 2, cap. ¥) quien avo ta ides de olacionar a Msasiss con Atis (Y también con Adonis y con Osiris). tema co rnin es el del destino trgico del hijo demasiado amado por una madee que quiere eon Servarlo amorosamente para els MITO ORIEGO DB MARSIAS mitos segin la presencia o la ausencia de tal o cual mitema y segiin su sucesin y combinacion. Primera parte del mito ‘Ante todo evocaré brevemente 1a historia de Marsias antes de que la piel entrara en escena, historia bastante comin de rivalidad abierta y de descos incestuosos velados: A mi parecer, esto manifiesta que las Funciones originarias del Yo-piel, en la ontopsicogénesis, resultan cu- biertas, ocultadas y alteradas por los procesos primarios y también por os secundarios relacionados con el desarrollo pregenital y genital y con la edipificacién del funcionamiento psiquico, ‘Un dia, Atenea hizo una flauta de dos tubos con huesos de. ciervo y la tocé en un banguete de los dioses. Se preguntaba por qué Hera y ‘Afrodita refan en silencio, tapdndose la cara con las manos, mientras {os otros dioses estaban encantados con la miisica. Se marché sola a tun bosque de Frigia, al borde de un rio, y miré su imagen soplando la flanta reflejada en el agua: sus mejllas infladas y su cara congestiona- da le daban un aspecto grotesco (3). Tiré la flauta profiriendo wna fmaldicién sobre aquel que la recogiera. Marsias tropez) con esa flauta Y apenas la habia acercado a sus labios cuando la flauta, acordndose de la misica de Atenea, se puso a tocar sola. Marsias recocrié ast Fri- gia siguiendo a Cibeles a quien consolaba por la muerte de Atis, en- Eantando a los campesinos, quienes exclamaban que el mismo Apolo on su lira no habria podido tocar mejor. Marsias tuvo la imprudencia de no contradecirles. De aqui la célera de Apolo que le propuso cl concurso ya citado, concurso cuyo vencedior infligiria al vencido ua fastigo a su eleccidn. El orgulloso Marsias aceptd. El jurado estaba ‘compuesto por las Musas (4). El concurso se desarrollaba sin que se impusiera un vencedor; las Musas estaban encantadas por ambos instrumentos. Entonces Apolo desafzé a Marsias a hacer como él: tocar y cantar al mismo tiempo, “B) Eat epitodio iustra fo que, por conteate con la envidia del pene, convendiia Hamer et boror del pene en la mujer, La vitgen y guerra Atenea se horroriza al ver st ck mane pr Tle on om pone ae ce © 8 1 ‘yergue enc {@)Sépiin algunas veisiones, el jurado estaba presidido por el dios del monte Tmole (ugar de concurs, inclvia también 2 Midas, el re de Fria, introdustor del lta a Dionisio en este pels Cuando Tmolo dio el premio a Apolo, Midas objeté Ia decisiin Par castgare, Apolo le hizo crecer lat famotas ores de aso Geastigg apropindo pare lguien que no ienfa odo musical), econdidas en vano bajo el goo figs auc temic faton por st la causa de una vergtenza mortal para el quc ins Hevaba (Grave, o. lt ‘p 229), Segin otras versiones, el eancirso que Midas abit sefa el concuso siguiente tentre Apolo y Pan DIDISR ANZIEL 6 Poniendo su instrumento al reyés, Evidentemente, Marsias fracasé, mientras que Apolo tocaba su lira vuelta del revés y cantaba himnos tan maravillosos, en honor a los dioses del Olimpo, que las Musas no tuvieron més remedio que darle el premio (Graves, op, cit, pp. 67-58), AJlK empieza la segunda parte del mito, la que concieme especiiica: mente a la piel. Aqui sigo la versién de Frazer (op. cit, pp. 396-400) de la que voy a ir extrayendo los mitemas subyacentes, ‘Segunda parte: los nueve mitemas Primer mitema: Apolo ha colgado de un pino a Marsias. No es que lo.colgara por el cuello, lo que habria provocado su muerte por el es, trangulamiento, sino que lo colg6 por los brazos a una rama del drbol, lo que permite despedazar o sangrar fécilmente a la victima, Frazer ha reunido una serie impresionante de ejemplos de dioses colgados (inclu, 80 de sacerdotes o de mujeres que se'cuelgan voluntaria o ritualmen. {¢), Estos saerilicios, humanos en su origen, fueron reemplazados poco a poco por sacrificios de animales y después de efigies. Este mitema, a mi juicio, esté relacionado con la verticalidad del hombre por oposicién a Is horizontalidad del animal. Habiendo salido de la infancia y de la animalidad, cl hombre se sostiene de. pie apoyindose en el suclo (como el bebé se apoya en la mano de su ma. te para levantarse). Es Ia verticalidad positiva (aumentada por el Pino, el drbol més vertical que existe). El castigo consiste en infligit la verticalidad negativa: la victima permanece vertical pero suspendida en el aire (a veces con Ja cabeza hacia abajo), posicién dolorosa y hu- imillante que la expone sin defensa a todos los suplicios y que repro. duce el desamparo del lactante no sostenido 0 mal sostenido por su madse, Sequndo mitema: La victima suspendida desnuda con la»picl corta- ia © agujereada a golpe de lanza para que se vacie de Ia sangre (ya sea para fertlizar la tierra o para llamar a los vampiros evitando que ata- guen @ los allegados, ctc.). Este mitema, ausente on el mito de Ma Ey, universalmente extendido en conjuncidn con el precedent Eilio, recién nacido, tiene los tobillos agujereados y est colgedo ho- Bzontalmente de un bastén; Edipo Rey se hace saltar los ojos a la vi Giel cadaver de Yocasta que cuelga, estrangulada, de una cuerda, Cristo esté clavado a una cruz; san Sebastidn, atado a un arbol, esti Savesado por flechas; tal santa, en la misma posicidn, tiene los pe- Shes cortados; a los prisioneros de los Aztecas, boca abajo con la espal- da contra wna gran piedra, se les arranca el corazdn, etc iA mi modo de ver, este mitema esta en relacién con la capacidad ela piel para contener el cuerpo y la sangre, y que el suplicio consis EL MITO GRIEGO DE MARSLAS_ te on romper la continuidad de ta superficie continente, agujeredndo- Ia con orificios artificales. Esta capacidad comtinente es respetada por Jos griegos en Marsias, Tercer mitema: Marsias es desollado entero y vivo por Apolo y su piel vacia permanece suspendida clavada al pino. El propiciario del Prisionero sacrificado por los sacerdotes aztecas vestia la piel de éste durante veinte dias. San Bartolomé fue desollado vivo, pero no se con- serv su piel, Octave Mirbeau ha descrito en Le Jardin des supplices (1899) a un hombre desollado que arrastraba su piel detris de él como tuna sombra, ete, A mi modo de ver, si la piel arrancada del cuerpo conserva la in- tegridad, representa la cnvoltura protectora, el para-excitacion que hace falta fantasmaticamente tomar de otro para tenerla o para reves- tir 0 reforzar la suya propia, pero con el peligro de que haya sido recortada. Esta piel para-excitacién es preciosa. Como el Toisén de oro, cus. todiado por un temible dragén, que Jason tiene Ia misién de conquis- tar, piel de oro de un carnero sagrado offecido antafio por Zeus a dos niflos amenazados de muerte por su madrastra; Medea, la hechicera, protege a su amante proporcionéndole un bilsamo con el que se unta todo el cuerpo y que le protese de las llamas y heridas durante veinti- cuatro horas. Y también esté la piel de Aquiles convertida en invulne- rable por su madre, una diosa que, suspendiendo al niffo por un talén (mitema niimero 1), le sumerge en el agua infernal del Estigia Con este mitema es con el que el destino de Marsias, hasta ahora maléfico, se convierte en benélico gracias al mantenimiento de la inte- aridad de su piel. Cuarto mitema: La piel intacta de Marsias se conservaba, aiin en la época histérica, al pie de la ciudadela de Celea; estaba colgada de una gruta de donde brotaba el rio Marsias, un afluente del Meandro. Los frigios veian en ella el signo de la resurreceién de su dios colgado y desollado, Sin duda existe la intuicién de que un alma personal —un Si mismo psiquico— subsiste mientras que una envoltura corporal ga- rantice su individualidad, La égida de Zeus condensa los mitemas uno, tres, cuatro, cinco y seis. Salvado por astucia de la madre de ser devorado por el padre, Zeus es alimentado por la cabra Amaltea que Ie esconde colgindole de un érbol y que, al morir, le lega su piel para que se haga una arma- dura. Protegida a su vez por esta égida, su hija Atenea vence al gigante Palas y le quita la piel. La égida no solamente constituye un escudo perfecto en los combates, sino que permite que la fuerza de Zeus se extienda y cumpla su destino especifico, que es el de convertirse en el sefior del Olimpo. Hay un qsinto mitema, frecuente en los ritos y las leyendas de dife- nia encima de su cabeza, Perseo flecapitarla; en agradecimiento, doné le cabers aA, lizé para ceforzar el poder de la égida, Sexto mitema: Bajo e! emblema de esta piel i ‘mblema de esta piel suspendida e inmortal coh Cis fautista, Marsias brots, impetuoso y ruldoceaarb Marsias res, gue antes aguas, promesas de vida pari le resion ¥ coven & 8 syos frago- miata enmeses de les cavernas hacen repereutin, prodteen we Iilsica que encanta a los frigios, Je vidos, (8%. Por una parte, este rfo representa as pale sional stig 2a; 20% $4 fuerza y sus encéntos. Por alm, la energis bur ‘orrible Gorgona y tenea, quien Ja uti- 'poyado en la envoltura,sonora y en Ia superficie | rio Marsias es también una fuente de fecundi- Gig bars la opin: asogura la germinacion de las pation Ie el alumbramiento de las mujeres. ietdifora es explicita: la realizacién sexual requie- BL MITO ORIBGO DB maRSIAS—__ fi te Ia adquisicion de una seguridad marcsistica ce bane, un sentimiet de bienestar de la piel. EI mito de Marsias permanece mudo con relacién a las eualida de la piel que estimulan el deseo sexual. Otros mitos, cucntos o nan ciones de fieciones se refieren a ella: la piel de la madre deseable el niffo es vivide como Venus com pieles (Sacher-Masoch): la pret padre que tiene proyectos incestuosos es vivida por la nita coms p de asno (Perrault), El exceso de deseo sexual es tan peligroso para la fecundidad con Su carencia. Edipo, que tuvo la desmesura de hacer cuatro ninos 6 madre, sume a Tebas en la esterilidad, Octaro mitema: La piel de Marsias, colgada en la gruta de Cel permaneeia sensible a la misica del rio y a los cantos de los helen braba al son de las melodias frigias, pero permanecia sorda ¢ ind a los sones en honor de Apolo. Este mitema ilustra el hecho de que la comunicacién originaria es {re el bebé y el entomo materno y familiar es un espejo tictil y sone a la vez. Comunicar es, ante todo, entrar en resonancia, vibrar en a monia con el otro, EI mito de Marsias se detiene agui, pero otros mitos me llevan proponer un dltimo mitema. Noyeno mitema: La piel se destruye a si misma o es destruida po otra piel. El primer caso tiene como alegoria a Peau de chagrin (Bal zac); la piel individual se encoge simbélicamente de forma proporeio nal a la energia que ella hace posible gastar para vivie y, paradgjica ‘mente, su buen funcionamiento se acerca y nos acerca a la muerte po un fenémeno de autodesgaste, El segundo caso es el de la piel mortife 1, ilustrado por dos célebre mitos griegos; la ropa y las joyas, volunta. riamente envenenadas que Medea hace Mevar a su cival, la quemar gn el momento en que recubre con ellas su piel, y también a su padr ue corri6 a socorrerla y a todo el palacio real; ia ténica, involuntari- mente envenenada por Deyanira con la sangre y el esperma del pérfi- do cemtauro Neso (que habia abusado de ella fisica y moralmente) se Pega a la piel de su infiel marido Heracles y el yeneno, recalentado Por el contacto, penetra en la piel del héroe y le corroc; intentando arrancar esta segunda piel corrosiva, Heracles arranca jirones de su Propia came; loco de dolor y para librarse de esta envoitura autodes- iructora, no encuentra otra solucién que la de inmolarse por medio del fuego, en una hoguera que por misercordia su. amigo Filoctetes acepta encender, ZA qué corresponde psicolégicamente este mitema? A los ataques fantasmaticos eventualmente acompafiados de actuaciones contra los centenidos del cuerpo y del pensamiento, conviene atadir las nocio~ nes de alaques contra el continente, de vuelta contra el continente, de a DIDIER ANztét ataques contra el contenido, incluso de vuelta del continente contra si mismo, nociones sin las que la problemdtica masoquista no puede explicarse, Las ocho primeros mitemas, cuyo encadenamiento const tuye el mito particular de Marsias son, cada uno a su modo, el lugar de un combate andlogo, de un conflicto interno del que el concurso entre Apolo y Marsias constituye una figuracién, ‘A mi parecer, esta vuelta destructora tiene aparejada una vuelta creadora que consiste, como ha demostrado Guillaumin (1980), en volver imaginariamente Ia piel como un guante, haciendo del conteni- do un continente, del espacio del interior una Have para estructurar el exterior, del sentir interno una realidad cognoscible. Volvamos a la novela de Sacher-Masoch. El episodio final de 1a Venus de las pieles presenta una variante del primer mitema de Mar- sias, Sverin ha asistido, escondido, al comercio sexual entre su aman- te, Wanda, y el amante de ésta, el Gricgo: asi, ¢s el deseo voyerista de Séverin el que va a ser castigado, como el deseo exhibicionista lo ha sido en Marsias. Wanda abandona eritonces a Séverin, sétidamente atado a una columna, a los latigazos del Griego, de la misma forma que Atenea, a causa de su imprecacién, devolvié a Maisias a Apolo para que fuera desollado. En los textos griegos se sobreentiende que clla asiste al suplicio. Esta analogia esté reforzada por otros detalles Sacher-Masoch describe la belleza del Griego comparindolo con una cstatua antigua de Efebo; es una forma indirecta de decir que es tan bello como Apolo. Las tltimas frases de la novela explicitan la re- nuncia de Séverin a su suefio masoquista: ser azotado por una mujer, incluso disfrazada de hombre, puede pasar, pero «ser desollado por Apolo» (esta es 1a pendiltima linea del texto), por un Griego robusto con apariencia ambigua de mujer travestida, por un Griego que pega demasiado fuerte, no puede ser. La satiherin ha legado a un punto ie horror insostenible, Los nueve mitemas del mito griego de Marsias aportan una confir- macién indirecta de la teorfa (que expongo en el capitulo 7) de las nueve funciones del Yo-piel PSICOGENESIS DEL YO-PIEL El doble feed-back en el sistema diidico madre-niiio 'A partir de 1970 se ha desarrollado un interés cientifico considera- tle sobre los recién nacidos. Fundamentalmente los investigaciones del pediatra Berry Brazelton (1981), que s¢ desarrollaron primero en Inglaterra y después en los Estados Unidos paralelamentc a mis pro- pias ellexiones sobre el Yo-piel pero independientemente de ellas, portan una interesante confirmacién ¥ unas precisiones complemen arias, Con la finalidad de estudiar lo més precor.y sisteméticamente posible la diada Jactante-entorno (que prefiero lamar maternante que Fraterno para no limitar el entomo a la madre biolégica), Brazelton ha Duesto a punto en 1973 una Escala de evaluacién del comportamiento el reeién nacido, ampliamente aplicada después en los Estados Uni- ddos, de la que Bazelton saca los siguientes resultados: 1. Ya en el nacimiento y en Jos dias siguientes el nifio presenta tun esbozo de Yo, por las experiencias sensorisies hechas ya hacia el final de la vida intrauterina y, sin duda también, por el eédigo genét ‘co que predeterminaria su desarrollo en este sentido, Para sobrevivit, el recién nacido necesita no slo recibir los cuidados repetidos y ajus- tados de un entomo maternante, sino también: a) emitir, ef relacion con este entomno, las sefiales susceptibles de desencadenar y afinar °s- tos cuidados: b) explorar el entomno fisico en busca de los estimulos necesarios para ejercer sus potencialidades y activar su desarrollo sen- somotor. 2. En la situacién diddica, el bebé no es un compafiero pasivo sino activo (ef. M. Pinol-Douriez, 1984); esté en interaccién constante on el entomo en general y con el entorno maternante en particular, desde que éste esta presente, desarrollando ripidamente las téenicas adecuadas para hacerlo presente cuando lo necesita. 3. El bebé solicita a los adultos que lo rodean (en primer lugar & su madre) en la misma medida en que el adulto solicita al bebé. Esta doble solicitacién (que corresponderia a determinismos epigentticos. revistos o preparados por el cédigo genético) se desarcolla segin un ‘bi aii. ean DIDIER ANzIBY encadenamicnto ci ariezaimicte gue Brazen compara con el fendmeno fsco de eed-back; es decir, en cibemétiea, con el bucle de autorregulacié bop os tema ssid a htacon mtn per al babe aetuar sobre el entomo humano (y, por intermedi de és, ae entome fico adqutr Ia distincén fundamental entre snimago © jnanimado, imitar ls imitaciones de algunos de sus gestos que | aan reenvian, preparindose asi a la adquisicion de la palabre Esto presipone —hablaé de ello mas adelante— el comin bee. ¢ mdretanie como do sna formad po sleet in e luc se comunican informaciones ah bac funciona en Tos ds sentids, desde la made hacia el bs y de de el bebé hacia Ia madre, Seat ae 4. Si el entorno maternante no entra i iis oer cege mecca Staats See oe ee - bebé de tomar iniciativas sensomotrices ane eee yo de responder a las sefiales emitidas con Bae as a * presenta reacciones de retraimiento y/o de céle- weal rae ee sila frialdad, la indiferencia y la ausencia del en- Pees eae te Gomis ems oa eae aes Pee un rostro impasible y que se abstengan_ Rohe pa HS b algunos minutos, de cualquier manifestacién 1 mn sus bebés), Estas reacciones tienden a convertirse en ae ‘manentes, intensas y patolégicas si Imanentes,intnses y patoldgieas sila no respuesta del entomo mater- por ir ® Baie sensible al fei-back enviado por el bsbé se guian por pre atuar para cambiar eventlmente de atid y pam sen- rg spurs one rico desu func paems. Un bob pao © indifeente (como conecuenca de un traumatismo intaterno ode Un flo en el bdigo genético) es la can de Ia incerttdumbre y del des Sanco dele gue se ocupan de hasta el punto como ha detect 4o M. Soulé (1978), de volver loca a su madre cuando esta mad ningin problema de esta clase con sus otros hos, 6. Hay mo suyes iby naislos de comportamiento psicomotor que se const- hata ae bebé como consecuencia de estas interaccio- eae ainibady eatery Tepetidos y aprendidos, se convierten en el See fo Preferido y son precursores de los modelos congniti- os uterine. Asegurn el desarrollo de un eso y de un tempera mento propios dl Itctante, los cuales, a su vez, proporcionan una pa milla gue se convierte, para el enforno, en un medio de prever las mes del bebé (de los ciclos de alimento, por ejemplo, de suefio 0 de tal tipo de actividad) y que determina el nivel de espera de los que {fo maternan (of. Ajuriaguerra: el nifio es «creador de madrey). Enton- ces los miembros del entorno empiezan a considerarlo como una per- Gona, es decir, como poseedor de un Yo individual. Lo rodean, como dice Brazelton, de una cenvoltura de maternaje» constituida por un Conjunto de reacciones adaptadas a su personalidad singular. Brazelton fabla también de un «envoltura de control» que es reciproca de Ta precedente: las reacciones del bebé rodean con una envoltura de con- Piol su entorno humano al que él obliga a tener en cuenta sus reaccio~ Res. Brazelton habla igualmente det sistema de doble feed-back como de una xenvolturay que engloba a la madre y al lactante (lo que co- rresponde a lo que yo llamo Yo-piel). 7, Elestudio experimental de los lactantes ha precisado la natura teza de algunos de los bucles especificos del feed-back que han sido posible’ gracias a las etapas sucesivas de la maduracion nerviosa y Cuya experiencia realiza el bebé si el entomo le da la ocasi — La mirada prolongada del bebé fija en la mirada de ta madre, ‘entre las 6 semanas y los 4 meses aproximadamente (antes de tos 3-4 meses, el bebé atrae Ia atencién del adulto con la mira da; después de los 3-4 meses, por los contactos corporales, ¥ después, las vocalizaciones). — La identificacién precoz que realiza el bebé (de algunos dias 0 semanas) de la melodia habitual de la vox materna, con efectos de cesacion de 1a agitacién y de estimulacién de ciertas activi- dades. ___ $85 amos efectos se producen cuando se le presenta al bebé ‘una tela impregnada del olor materno. — La distinciéa refleja del bebé, scis horas después del’nacimien- to, entre un sabor bueno (azucarado), un sabor neutro (agua sipida) y un sabor malo (en tres grados crecientes, saludo, ¥y amargo), las modulaciones progresivas de esas distinciones © Fejas durante los meses que siguen, de acuerdo con los estiny= log, las prohibiciones, las exhortaciones del entorno matemnante yy al bebs que aprende a leer en la mimica de la madre lo ave ‘lla considera como bueno o como malo para él y que no °o" responde siempre exactamente (incluso en absolute} al esaus- rma reflejo originario del beb¢ (Chiva, 1984). — La percepcién de 10s sonidos verbales como distintos de ottos Sonidos 9 su diferenciacién segimn las mismas categorias que los adultos desde los dos meses. 8. El éxito del bebé en interaccién con el conducir correctamente cualquiera de estos buc back afiade a sus capacidades de discriminacién sensor entorno maternante al ies sucesives de fced- al, de efectos motrices y de emisidn significante, una fuerza que le empuja a experi- ‘mentar otros bucles para intentar nucvos aprendizajes. El bebé adquie- te un poder de control endégeno que va desde un sentimiento de con- fianza en sus empresas hasta un sentimiento euforizante de una omni- potencia ilimitada; en la medida en que cada paso es controlado, la energia, lejos de disiparse por la descarga en la accién, aumenta por el éxito (fendmeno de recarga libidinal, segiin el psicoandlisis) y se carga libidinalmente con anticipacién a la etapa siguiente; este sentimiento de una fuerza interior es indispensable al bebé para cumplir las reor- ganizaciones de sus esquemas senso-motores y afectivos, necesarios para su maduracién y sus experiencias. El éxito del bebé cn sus experiencias sobre el entorno fisico y hu- mano suscita, por parte de éste, no sélo una aprobacién, sino unas tmareas anejas gratificadoras que el bebé intenta volver hacia si para su placer: a la fuerza del deseo de lanzarse a empresas nuevas se afiade la fuerza del deseo de it por delante de los que los mayores esperan, Divergencias entre los puntos de vista cogn i ci voy psicoanalitico Existe acuerdo entre la psicologia experimental y el psicoandli- sis en lo que concieme a la existencia, en el recién nacido, de un pre Yo corporal dotado de un impulso integrador de los diversos datos sensoriales, de una tendencia a ir al reencuentro de los objetos y a rea- lizar estrategias, a establecer relaciones de objeto con las personas del emtorno maternante (entre las que el apego es un caso particular), do- tado de una capacidad de ajuste por la experiencia de las funciones Corporales y psiquicas que el cédigo genético y el desarrollo intraute- tino han puesto a su disposicién, entre ellas la capacidad de discernir los muidos y sonidos no verbales y reconocer, en el interior de estos, las distinciones fonoldgicas pertinentes en la lengua hablada en torno a él, dotado de la capacidad de emitir las sefiales intencionadas hacia el entomo (mimicas y gritos primero y quizd emisién de olores, des- pués mirada y postura y, después, gestos y vocalizaciones), Este pre- Yo corporal es un precursor del sentimiento de la identidad personal y de su sentido de la realidad, que caracterizan al Yo psiquico propia- mente dicho, Da cuenta de dos hechos tanto objetivamente como sub- jetivamente constatables: por una parte, muy poco después del naci- ‘mento, el ser humano es un individuo que posee su estilo particular y Probablemente el sentimiento-de ser un Si-mismo tnico; por otra, sit éxito cn las experiencias anteriormente enumeradas proveen a su pie- Yo de un dinamismo que le empuja a emprender nuevas experiencias Y que va acompafiado de un verdadero sentimiento de jibilo. PSICOGENESIS DI a No son menores las diferencias existentes entre una teoria de tipo cognitive y una de tipo psicoanalitico. La primera acentia la simetria entre el entorno maternante y el laciante que realiza un empareja- fniento que tiende a un sistema homeostético, No me sorprende que el Estudio de los bebés movilice en el observador ilusiones, por el cristal Geformante a través del cual efectia sus observaciones. Ahora resulta Obsoleta la ilusién de un bebé pasivo, con un psiquismo del que se hrace tabla rasa considerado como cera blanda, con un psiquismo del que se prescinde o que cada cual moldea a su manera, Esta ha sido feemplazada por 1a ilusién de un bebé competente, dindmico, compa- ero, casi en igualdad, en las interacciones que forma con su madre si cs también ella una compaiiera competente y dindmica, una pareja peefectamente adaptada y feliz, més préxima a un par de gemelos que 2 Ja diada complementaria pero disimétrica compuesta por un adulto, ‘cuyo desarrollo se supone terminado, y un ser, si no prematuro, por lo menos inacabado, La misma ilusion gemelar se reaviva igual- mente en ef adulto por el enamoramiento: Berenstcin y Puget (1984) hhan demostrado que la ilusién gemelar es el fundamento del empare miento amoroso, Sin embargo, no puede existir simeitia si no estd en relacién con un plano (0 con un eje). Compruebo que cs una fantasia la que proporciona este plano —desconocido para los expesimentalis- tas, el de una piel comtin a ta madre y al nifio; esta fantasia tiene una estructura de interfaz; se trata de una interfaz particular que se~ para dos segiones del espacio que tienen cl mismo régimen y entre las ‘cuales se instaura as{ una simetria (si los regimenes son diferentes, o si son més de dos, Ja estructura de la interfaz se modifica, se enriquece, por ejemplo, con bolsas o con puntos de fractura). Los psicoanalistas insisten (cf. fundamentalmente Piera Aulagnier, 1979) en Ia disimetria entre el paciente y el psicoanalista, entre el lac~ tante y su entomno, entre Ia dependencia primera y el desamparo origi- nal (llamado asi por Freud, 1895) a los que el paciente regresa como consecuencia del proceso psicoanalitico, Winnicott ha comprobado que, junto a los estados de integracién del Yo fisico y del Yo corporal, el bebé experimenta estados de no-integracién que no. son necesaria- ‘mente dolorosos y que pueden acompafiarse de un sentimiento euféri- co de tener un Si-mismo psiquico ilimitado o que, incluso, puede de- sear no comunicar porque se encuentra 0 demasiado bien o demasia- do mal. El pequefio adquiere poco a poco un esbozo de comprensién del lenguaje humano, aunque limitado a la segunda articulacion y sin poscer é| mismo la posibilidad de poder utilizarlo para emitir mensa- jes; la primera articulacion se le escapa; vive este misterio sonoro y su ‘impotencia semistica entre dolor y c6lera, como una violencia psiqui- ca fundamental que se ejerce sobre 1 —lo que Picra Castoriadis- Auulagnier (1975) ha llamado Ja «violericia de la interpretacién»—, sin 70 a DIDIER ANZIE contar la brutalidad de las agresiones fisieas y quimicas a las que su cuerpo est expuesto, sin hablar de la «violencia fundamental» (Berge- ret, 1984) del odio, del rechao, de la indiferencia, de los malos cuida- dos y de los golpes que provienen del entorno humano. Esta depen- ddencia, cada vez peor soportada, de una madre que es el «portavor (Picra ‘Castoriadis-Aulagnier, 1975) necesario para sus necesidades, esta violencia actualiza en su Yo psiquico naciente Ia imagen de la madre persecutora que suscita fantasies terrorificas y que le obliga a movilizar mecanismas de defense inconscientes que van a frenar, parar © destruir el feliz desarrollo esbozado anteriormente: el desmantel: miento detiene el dinamismo integrador de las sensaciones; la identifi- cacién proyectiva impide el leed-back para constituirse en bucl; la ex cisién miiltiple desparrama, en un espacio nebuloso que no es ni in- terno ni externo, aglomerados de partes del Si-mismo y de partes del objeto; un cinturén de rigidez: muscular o de agitacién motriz o de su- Dae aces eT pti paras autistico, 0 una envoltura masoquista que suj seardndolo, al Yo-picl desfalleciemt. Si alt Gat up ohovoone Una segunda divergencia se desprende del hecho de que Brazelton trabaja sobre los comportamientos y de acuerdo con el esquema de es- timulo-respuesta, mientras que el psicoanalista trabaja sobre las fanta- sias relacionadas con conflictos inconscientes y con organizaciones especificas del espacio psiquico, Brazelton llega a considerar, justa- mente, que los miiltiples feed-back puntuales que intervienen en la relacidn lactante-entorno maternante consituyen un sistema dindmnico, incluso econémico, y crean una realidad psiquica nueva de naturaleza topogrifica que llama «envoltura», sin precisar de qué se trata. Envol- tura es una nocién abstracta que expresa el punto de vista de un ob- servador minucioso pero exterior. No obstante, el bebé tiene una representacién concreta de esta envoltura, proporcionada con Ia reali- zacién de una experiencia sensorial frecuente, a saber, la piel, una ‘experiencia sensorial infiltrada de fantasfas. Son estas las fantasias cu- téneas que visten su Yo naciente de una figuracién imaginaria, cierta- mente, pero que moviliza, tomando una expresion de Paul Valery (1), Jo mis profundo que hay cn nosotros que es nuestra superficie. Son cllas fas que jalonan los niveles de estructuracién del Yo v las que tra- a las oe El desarrollo de los demas sentidos estd en relacién con la piel, superficie fantaseada como «originariay (en el senti Epa Cables Aalegales 19) Spoancnte(sloteas coma ye! cursor y fundamento del funcionamiento psiquico primario). {Da a ff: amb rfid del hod finn del homie el pi, e¥ ses rl, ee de a et pty, a prof» eek de es Por mis qv pfuniarnos dota somos edermoo (Val de, tomo 2, pp. 215-216), es SORE HT se Como psicoanalista, encuentro aqui una tercera divergencia en 1a interpretacién de los resultados experimentales. Sesin los psicologos cognitivistas, el sentido del tacto no se encuentra entre los primeros en desarrollarse. Las sensibilidades gustativa, olfativa, auditiva, cuya exis- tencia esti ya probada desde el nacimiento, permiten al bebé Ta identi- ficacién de su madre (y la identificacién consecutiva con su madre), asi como un esbozo de diferenciacién entre lo que es bueno o malo para él. A continuacién, cuando el nifio pequeflo entra en el universo Be las Comunicaciones intencionales, fas ecopraxias, las ecolalias y las corritmias jugarian un papel mas decisivo que lo que yo he propuesto amar ecotactilismos, 0 intercambios significativos de contactos te- tiles, "Tengo que poner algunas objeciones a esta minimizacién del papel de la piel en el desarrollo del. psiquismo. En el embridn, por no decir fen el recién nacido, la sensibilidad téctil es 1a primera en aparecer (ef, p. 24) y abi esta, sin duda, la consecuencia del desarrollo del ecto- ‘denno, fuente neurolégica comiin a la piel y al cerebro. BI aconteci- miento del nacimiento aporta al nifio, en su momento, una experien- Gia de masaje de todo el cuerpo y de frotamiento generalizado de la piel durante las contracciones materas y la expulsidn fuera del envol- {orio vaeinal dilatado hasta Jas dimensiones del nif. Se sabe que estos Contactos téctiles naturales estimulan el desencadenamiento de las fanciones respiratorias y digestivas, en caso de insuficiencia son reem- plazados por contactos artificiales (sacudidas, baflos, envoltorios ca- Fientes, masajes manuales). El desarrollo, después, de las actividades de as comunicaciones sensoriales por el oido, Ia vista, el olfato y el gusto resulta favorecido, en su momento, cuando las personas del entorno sostienen al niffo, le tranguilizan apretando su cuerpo contsa el suyo, Sesteniendo su cabeza a su columna vertebral. Como lo demuestra el enguaje corriente que habla de «contacto» para todos 1os sentides (se contacta por teléfono con alguien que sc escucha a distancia, sin verle; st tiene buen contacto con alguien que se ve pero que no se toca), 1a piel es la referencia bisica a Ia que espontineamente se refieren los Gistintos datos sensoriales. La piel, aun suponiendo que no posee, la anterioridad cronolégica, posee utia primacfa estructural sobre todos Jos otros sentidos, al menos por tres razones. Es el tinico sentido que reeubre todo el cuerpo. En si misma contiene diferentes sentidos (ca Jor, dolor, contacto, presidn...) cuya proximidad fisica entrafia la con- tinuidad ‘psiquica. Finalmente, como sefiala Freud alusivamente (1923), el tacto es el tinico de los cinco sentidos externos que posee tuna estructura reflexiva: el nifio que toca con el dedo las partes de su cuerpo experimenta las dos sensaciones complementarias de ser un ‘r0z0 de picl que toca, al mismo tiempo que de ser un trozo de piel que es tocado. Segtin el modelo de la reflexividad tactil es como se construyen las otras reflexividades sensoriales (escucharse emitir soni- dos, oler su propio olor, mirarse en el espejo), y después Ia reflexivi- dad sensorial del pensamiento. Particularidades del Yo-piel considerado como interfaz Ahora puedo precisar mi concepcién del Yo-piel. Llamo asi al en- tomo maternante porque «rodea» al nifio con una envoltura externa de mensajes que se ajusta con cierta suavidad dejando un espacio dis- ponible a fa envoltura interna, a la superficie del cuerpo del bebé, lu- gar c instrumento de emisién de mensajes: ser un Yo es sentir la capa- ciidad de emitir sefiales que los dems reciben. ‘ Esta envoltura a medida termina la individualizacién del bebé por el reconocimiento que le aporta la confirmacién de su individualidad: tiene su estilo, su temperamento propio, diferente de los dems sobre un fondo de parecido. Ser un Yo es sentirse tinico. La distancia entre la hoja externa y la interna deja al Yo, en su progresivo desarrollo, 1a posibilidad de no hacerse comprendes, de no comunicarse (Winn‘cott). Tener un Yo es poderse replegar sobre si mismo. Si la hoja externa se adhiere demasiado a Ia piel del nifio (cf. el tema de la tiinica envenenada cn la mitologia griega), el Yo del nifio es ahogado por su desarrollo, es invadido por los Yo del entorno; es una de las técnicas para volver loco al otro puesta en evidencia por Searles (1965). cus Si la hoja externa es demasiado laxa, el Yo carece de consistencia. La hoja interna tiende a formar una envoltura lisa, continua, cerrada, mientras que 1a hoja externa tiene una estructura en red de malla (ef. el «tamiz» de las barreras de contacto segiin Freud, que expondré mis adelante, p. 86). Una de las patologias de la enyoltura consiste on tuna inversién de las estructuras: la hoja extema propuesta/impuesta por el entomo se hace rigida, resistente, cerradora (segunda piel muscular), y Ta hoja intema es la que se muestra agujereada, porosa (Yo-piel coladon). Desde mi punto de vista, el doble feed-back observado por Brazel- ton acaba por constituir una interfaz representada en forma de una piel comiin a la madre y al niffo, interfaz en la que la madre sc ea ‘uentra en un extremo y el nifio en el otro. La piel comtin les mantie~ ‘ne unidos pero segiin una simetria que anuncia su préxima separa~ cin, Esta piel comin, que conecta al uno con la otra, asegura a la pa- reja una comunicacién sin intermediarios, una empatia recfproca, una identificacién adhesiva: pantalla nica que entra en resonancia con las sensaciones, afectos, imagenes mentales y ritmos vitales de los dos. Con anterioridad a la constitucion de la fantasia de piel comin, el psiquismo del recién nacido esta dominado por una fantasia intrauteri- nna que niega el nacimiento y que expresa el deseo propio del narcisis. ‘mo primario de un retorno al seno materno —fantasia de inclusion re ciproca, de fusién narcisista primaria a la que arrastra, més o menos, a su propia madre vacia a causa del nacimiento del feto que levaba; fantasia que la experiencia amorosa reaviva més tarde, segin la cual, al abrazarse, cada uno envolveria al otro siendo, al mismo tiempo, en vuelto por él. Las envolturas autisticas (ef. p. 245) traducen Ta fijacion a Ja fantasia intrauterina y ef fracaso del acceso a la fantasia de una piel comin, Mas, precisamente a causa de este fracaso (ya sea debido a un fallo del programa genético, a un feed-back deficiente del entorno 0 @ una incapacidad de fantasmatizacién), cl bebé, por una reaceién prematura y patolégica de auto-organizacién negativa, escapa al fan- cionamiento en sistema abierto, se protege con una envoltura autistica 3 30 fetie dentro de un sistema cerrado, el de un huevo que no se abe. La interfaz transforma el funcionamiento psiquico en sistema cada vex mas abierto, lo que encamina a la madre y al nifio hacia funciona- mientos cada vez. mis separados. Pero la interfaz mantiene a los dos compafieros en una dependencia simbiética mutua. La etapa siguiente requiere la desaparicién de esta piel comin y el reconocimiento de que cada uno tiene su propia piel y su propio Yo, lo que no se efectiia sin resistencia ni dolor. Estas son las fantasias de la piel arrancada, r0- bada, de la piel magullada o mortifera que estén actuando (cf, D. An- zieu, 1984). Si las angustias ligadas a estas Rantasfas Iegan a ser dominadas, cl nifio adquiere un Yo-picl que le es propio, segiin un procese de doble interiorizacion: a) de Ia interfaz, que se convierte en una envoltura psiquica con- tinente de los contenidos psiquicos (de aqui la constitucién, segiin Bion, de un aparato para pensar los pensamientos); b) del entorno matemnante, que se convierte en el mundo interior de los pensamientos, de las imigenes y de los afectos. Esta interiorizacién tiene como condicién lo que he Hamado la do- ble prohibicién del tocar (cf. cap. 10). La fantasia que esti en juego, pica del narcisismo secundario, es la de una piel invulnerable, inmor- tal y heroica, La fijacion a cualquiera de estas fantasias, especialmente a la de la piel arrancada, los mecanismos de defensa puestos en juego para repri- mirlas, proyectarlas, convertirlas en su contrario, sobrecargarlas eréti- camente, juegan un papel especialmente evidente en las afecciones dermatoldgicas y las del masoquisme. ™ am DIDIER anziE Resumiendo los trabajos postkleinianos, D. Houzel (1985, a) deseri- be los estadios cada vez: més complejos de la organizacion del espacio psiquico que convergen con la evolucién del Yo-piel que acabo de es bozar. En el primer estadio (que Houzel denomina de forma discutible amorfo y que, de hegho, esta marcado por la mamada del pecho-leche yy por la fermentacién intestinal), el lactante vive su sustancia psiquica como liquido (de aqui ta angustia de vaciamiento) 0 como gaseosa (de aqui la angustia de explosién); la frustracién provoca fisuras en el para-excitacién que se esboza, que abren la pucrta al vaciamiento o a Ja explosién; Ia falta de consistencia interna del Si-mismo, a mi juicio, debe ser puesta en relacién con la no-constitucién de la primera fun” cidn del Yo-piel (ostenimiento por apoyo en un objeto soporte). En el segundo estadio, la aparicién de los primeros pensamieitos (que son pensamientos de ausencia y de carencia) hace tolerables las chiscencias abiertas cn la envoltura por las frustraciones. «El peasa- ‘miento es como una armazén internay. Pero —afiado— éstos son pen- samientos cuyo ejervicio requiere la seguridad de una continuidad det contacto con el objeto soporte convertido, ademis, en un objeto con- tinente (ef. mi nocién del pecho-piel), continuidad de contacto que en- ‘cuentra su representacién en Ja fantasia de una piel comiin, La rela- cién de objeto se apoya en una identificacién adhesiva (Meltzer, 1975). EI Si-mismo, atin no muy distinto del Yo, aparece como super ficie sensible que permite fa constitucidn de un espacio interno disti to del espacio extero. El espacio psiquico es bidimensional. «El signi- ficado de los objetos es experimentado como inseparable de las cuali- dades sensuales que se pueden percibir en su supericien (Melzer id). En el tercer estadio, con el acceso a [a tridimensionalidad y a la identificacién proyectiva, aparece el espacio interno de los objetos, pa- fecido pero distinto del espacio interno del Si-mismo, espacios en que se pueden proyectar o introyectar pensamientos; el mundo interno cmpieza a organizarse gracias a las fantasias de exploracién del inte- ior del cuerpo de la madre; se constituye el aparato para pensar los pensamiemtos; «se produce el nacimiento psiquico» (M. Mahler, en F, Tustin, 1972). Pero la simbiosis subsiste; el tiempo se para, es repe- Litivo u oscilante, ciclico, En el estadio siguiente, la identificacién introyectiva de los buenos padres combinados en la escena primitiva y fantaseados como fecun- os y ereadores conlleva la adquisicién del tiempo psiquico. Existe ahora un sujeto que tiene una historia anterior y que puede pasar de Ja relacién narcisista a una relacién objetal. Las otras seis funeiones Positivas que yo atribuyo al Yo-piel (después del mantenimiento y la Contineneia), pueden desarrollarse; la funcién, negativa, de autodes- ‘ruceién del continente se hace menos temible. PSICOGRNESIS.D Dos ejemplos clinicos Observacién de Juanito Una colega hispanoamericana, que escuché una de mis con- ferencias sobre el Yo-picl, me cuenta este caso: Juanito, que su- fre una maiformacién congénita, tuvo que ser opcrado en los Estados Unidos poco después de su nacimiento. Su madre, que interrumpié sus actividades familiares y profesionales para acompafiarle, no pudo verlo durante semanas més que a través de un cristal, sin poder tocarlo ni hablarle. La operacién tuvo éxito. Gracias a esas condiciones draconianas la convalecencia se desarrollé correctamente. Después del regreso a su pais de origen, In adquisicién de la palabra se desarrollé normal ¢ in cluso precozmente. Pero el niffito, no fo dudamos, habia con- servado importantes secuelas psiquicas que motivaron Ia reali- zacién de una psicoterapia hacia los cinco 0 seis afios. El cambio decisivo de esta psicoterapia se produce en una sesin en la que Juanito despega de la pared un gran trozo de papel adhesivo lavable y sin utilizar, dispuesto a propésito para que los nifios pudieran pintar en las paredes con toda libertad Corta este gran trozo de papel en trozos pequeiios. Se desviste completamente y pide a su psicoterapeuta que pegue esos tro- 208 por todo su cuerpo, exceptuando sus ojos, ¢ insistiendo mu- cho ea la doble necesidad de utilizar todos los trozos, por una parte y, por otfa, de cubrir toda la superficie de su cuerpo sin dejar espacios libres (alvo para la mirada). A lo largo de las se- siones siguientes repite este juego del envolvimiento integro de su piel por su psicoterapeuta, y luego él realiza la misma ope: racién con un baiiista de celuloide. Asi, Juanito reparé las fallas de su Yo-piel, debidas s la carencia, inevitable durante semejante hospitalizacién, de los contactos tactiles y sonoros y de las manipulaciones corporales de la madre y del entor- no maternante. El mantenimiento de un vinculo visual cotidiano con clla permiti6 salvaguardar el Yo naciente: de aqut que la necesidad, en el juego de empapelamiento con su psicoterapeuta, de mantener los ‘ojos abiertos. Este nifito inteligente, que tiene un buen dominio del lenguaje, supo verbalizar ante su psicoterapeuta las dos necesidades de su Yo corporal: la necesidad de sentir su piel como una superticie continua y la de registrar todos los estimulos recibidos del exterior ¢ integrarlos en sensorium commune (un sentido comin). 2 _DIbIER ANZIEU Observacin de Leonor Colette Destombes, que conoce mi interés por el Yo-piel, me comunica una secuencia de la psicoterapia psicoanalitica de esta nifiita de unos nueve afios cuyo fracaso escolar es patente, La nifia, de inteligencia aparentemente normal, comprende al momento las explicaciones de la maestra, pero es incapaz de retenerlas de un dia para otro. Aprende sus lecciones y las olvi- da inmediatamente. El sintoma se repite en la cura, haciendo ésta cada vez mis dificil; la nifta no se acuerda de lo que ha di- cho 0 dibyjado en la sesién precedente. Se muestra sinceramete desconsolada: «Se da usted cuenta de que no se puede hacer nada conmigo» Su psicoterapeuta esté a punto de abandonar pensando que se habia encontrado con una dificiencia subya- cente, En uma sesidn en la que el,sintoma aparece mas flagrante que nunca, hace ef iiltime intento y dice a Ia nifita: «En resu- ‘men, tu cabeza es un colador», La nifia cambia de semblante y de tono: «Cémo lo ha adivinado usted?» Por primera vez Leo- nor recibe la formulacién justa que ella tiene de su Yo y de st funcionamiento psiquico en Iugar de los reproches explicitos ¢ implicitos de su entorno. Explica que se siente exactamente asi, ‘que tiene miedo de que los demas se den cuenta y que hace todo Jo posible para ocultarlo, agotando su energia mental en el he~ cho de disimular. A partir de este reconocimiento y de esta con- fesidn se acuerda de sus sesiones, En la entrevista siguiente es clla la que propone espontaneamente a su terapeuta dibujar. Di- buja un bolso. Dentro del bolso, una navaja cerrada que abrird mediante los dibujos realizados en las sesiones siguientes. Asi, por fin, Leonor ha podido revelar a alguien, a quien ha encon- trado dispuesto a comprenderla, la pulsién que era su problema. El bolso es 1a envoltura desde ahora contitma de su Yo-piel que le garan- tiza el sentimiento de la continuidad del Si-mismo. La navaja es su agresividad inconsciente, negada, encerrada, vuelta sobre si misma que perfora su envoltura psiquica de una parte a otra, Por los multi piles agujeros puede escaparse su envidia rencorosa y destuctora sin de- masiado peligro porque esti escindida, fragmentada y proyectada en numerosos trozos. Al mismo tiempo, ¥ por los mismos agujeros, su enengia psiquica se vacia, su memoria se pierde, la continuidad de su ‘Si-mismo se pulveriza y su pensamiento no puede contener nada. A partir de aqui, la psicoterapia se desarrollé normalmente, lo que no quiere decir sin dificultad. La nifiita libero una agresividad-cada vez mis abierta y violenta, atacando y amenazando a su psicotera- york: peuta, pero de una forma interpretable que constineis 2 rogreso con ia fase precedente de reaccién terapéntica nepali, Tt rele destruia en silencio a si psicoterapeuta y su aparate fi Pot Tae pensamientos. Esta observacién de Leonor pone en ES i wefiguracién frecuente del Yo-piel que resulta de los ata Sreonscientes contra 1a envoltura psiquica continen 1 Yorpiel co- lador. relacin a 6. DOS PRECURSORES DEL YO-PIEL: FREUD, FEDERN Freud y la estructura topografica del Yo Releyendo a Freud, me sorprende, como ha sorprendido a la mayor parte de sus sucesores, ver cémo las innovaciones que eos aysieron se encuentran en getmen ya en él, como pensamlentos f Pirativos como conceptos prematuramente esbazados ¥ desis spradonados. Voy a intentar demostrar cémo lo que Ta primera des, abariton dada ea 1985 por S. Freud de lo que llamard, en 1896, el crvsrato psiquicos (I) es una anticipacion del Yo-piel gracias o 18 ne- co- rrespondientes a «etapas anteriores de su desarrollo funcionaly y que, bajo ciertas condiciones patol6gicas, libera modos de reaocién de acuer- do con una «involucién funcional» (trad. ft, p. 137). El aparato del len- ssuaje conecta dos sistemas (Freud habla de «complejos», no de siste- mas), el de ia representacién de palabra y el que denominard, a partir de 1915, la representacién de cosas y que en 1891 son para él las «aso- ciaciones del objeto» o la «representacién del objeton. El primero de estos aoomplejom es cerrido (0 cereado), mientras que el segundo es abierto, Reproduzco a continuaci6 fl libro con i eae ce cercesie lelfgaiRl Siraicore! eomenoaio ASOCIACIONES DE OBJETO aNGitivas imivenes visuales para Io impreso Cméfenes Younes. ce eas PALABR ‘A_) imigenes sonoras ‘Hnagen cinestésiea Figura 8 —Esquema psicoligico de le representa de palabra sent presenacion de palabra aparece como un complejo repre- entatiyo cerrado, la representacién de objet c 0 8 belo, por el contrario, como un complejo abierto, La representacién de palabra no conecta con to- tzado al comentario del libre de Freud sobre la alaia). M, Vincent y G, Diatkine propo- (aparerida en 1983) dela obra de Frend sobre Ia asia; mis cites e cin a ext trad ‘DOS PRECURSORES DEL YO-PIFL: FSEUD.FDERN 8 das las partes que constituyen la representacién de objeto, sino ‘inica- aes ate con la imagen sonora. Entre las asociaciones de objeto, son las Misuales las que representan el objeto de Ia misma forma que la ima~ gen sonora representada la palabra. Las relaciones de la imagen sonora Serbal com las otras asociaciones de objeto no estén indicadas (5) Evidentemente, también cl aparato del lenguaje reposa sobre un esquema neurol6gico, «Para representamos la construccién del apara- fo del lenguaje nos basames en la observacién de que dichos centros del Ienguaje son contiguos, hacia el exterior (en el borde), a otros cen- tros corticales importantes para Ja funcién del lenguaje, en tanto que delimitan, hacia el interior (nuclearmente), una regién que no se prue- tba por la localizacién y que probablemente ¢s también un campo del Tenguaje. El aparato del lenguaje se nos revela como una parte conti- tua del cortex en el hemisferio izquicrdo, entre las terminaciones cor- ticales de los nervios actisticos y épticos, y Ta de los haces motores del lenguaje y del brazo. Las partes del campo del lenguaje, contiguas a es- tas tareas corticales, adquicren —con una limitacién necesariamente indeterminads— 1a signifieacién de centros del lenguaje en el sen- tido de la anatomia patolégica y no en el de la funcién» (ibid. pp. 115-116). ‘Las lesiones situadas en esta periferia separan uno de los elementos asociados a la palabra de sus conexiones con los demas; éste no es el caso de las lesiones situadas en el centro. Bs éste ef esquema psicolégico que permite a Freud ver con clari- dad el esquema neurolégico y clasificar las afasias en tres tipos: — Ia afasia verbal, en In que solo las asociaciones entre los cle- mentos de la representacién de palabra son las que.estin pet- turbadas (este es el caso de las lesiones perifricas con destruc- cién completa de uno de los supuestos centros del lenguaje); — a afasia asimbélica, que separa la representacién de palabra de la representacién de objeto (la lesién periférica en este caso enirafia una destruccién incompleta); — Ia afasia agndsica, que afecta al reconocimiento de los objctos y en la que, como rebote, Ia incitacién a hablar esta perturbada por la agnosia (es ésie un desorden puramente funcional del aparato del lenguaje, consecutive a una lesién situada en el centro) (©) Las stocicones aca, vss, ties.) de obco constituent rere Senta de ojto E1915, en fa Slims parte dos aul sabe Bt Iconic Freud modion terminology parr do ag habla de representation de cas, sie wane of epee de pal, tree ean J rennacin de obj al ean Ge cobinacionPepreseiatOn de cosa 3 Pps tacién de palabra. ono i Del trabajo tedrico de Freud sobre el aparato del lenguaje voy a retener tres rasgos importantes en Ta evolucion de su pensamiento: el esfuerzo para separar el estudio del lenguaje de una estrecha correla- n, término a término, con los datos anatémicos y neurofisiolégicos y para buscar la especificidad del pensamiento verbal y del funciona- miento psiquico en general; la necesidad de clasificacion temnaria (Ios tres tipos de afisia son el preludio del aparato psiquico), y una intui cién topogrifica original y de rico porvenir: lo que funciona como ‘centro supuesto» se encuentra situado en la «periferian EL aparato psi En 1895, en los Estudios sobre la histeria escritos en colaboracién con Breuer, Freud utiliza todavia los términos corrientes de «organis- mo> y de «sistema nervioso» (6). En el «Proyecto de una psicologia- cientificay en 1895, diferencia el «sistema nervioso» (7) en tres siste- mas que corresponden a tres tipos ficticios de neuronas, los sistemas @, ¥, @, con el papel clave de «barreras de contacto» entre los sistemas @, W, @; ¥ el conjunto forma el «aparato 9,y, wo, protegido del exte- rior por una pantalla para-cantidades constituida por los «aparatos de las terminaciones nerviosas». En La interpretacién de los sueitos, publicada en 1899 pero con fe- cha de 1900, Freud introduce la expresin original de «aparato psiqui- co» (8). Se Ia habia comunicado ya a Fliess el 6 de diciembre de 1896, relacionéndola con sw trabajo anterior sobre la afasia y, mas precisa mente, con el hecho de que la memoria emerge de un sistema psiquico diferente de la pereepcién, poscyendo no uno sédlo, sino varios regis- ‘ros de los acontecimientos (el «rearreglo» de los trazos constituye una ««reinscripcién»). Este aparato psiquico esté compuesto de tres sistemas gue Freud generalmente Hama instancias (9) (Insianz); consciente, pre- consciente ¢ inconsciente, cuyas interaceiones particulares parten de lun hecho topognifico, esto es, estin separadas por las dos censurss, ¥ de una diferencia de finalidad, es decir, obedecen a principios de funcionamiento distintos, La propiedad esencial de este aparato —aparato del lenguaje; apa- rato 9, Ws 0; aparato psiquico— es establecer asociaciones, conexiones (eis més tan thio hase oes rind 1925, ‘empl sinifcatvamene Nerenytom por Selene (la pln {La tndocsign anes fol sige neurlegs oft Senbeiniintameate pyehacker a sether Apparat ear siuic> £2) La Standard Bion lego para a adc ingen el tsmino lei pra la tac ingles el érmino de ageney (eeencia) por zones qu ein cxpuesiat nel Praia gener Sf 1 XXIII) EREUD, FEDERN 8s y uniones. El término de asociacién» sc repite frecuentemente en la monografia sobre la afasia, texto arduo en el que no es facil distinguir entre el empleo dé dicho término, en el sentido de conexiones nervio- sas, y el de asociaciones de ideas tan apreciado por la psicologia empi- rista inglesa (10). La evolucién tedrica de Freud es concominante no sélo con Ia de sus intereses clinicos, sino también con la de sus técnicas terapetiticas con sus pacientes neuréticos. En la época del aparato del lenguaje practica la electroterapia y la contrasugestién hipnética. El aparato 9, ¥. @ ts contemporinco del paso del método catértico (expuesto en los Estudios sobre la histeria) al de la concentracién mental con la eventual imposicién de Tas manos sobre la frente del paciente despier- to. El aparato psiquico se concibe, poco mas o menos, al mismo tiem- po que la palabra —y la nocién— de «psicoandlisisy que instaura el método de la asociacién libre y que introduce, como uno de los dina- mismos de la cura, Ia interpretacién de los suefios y de las formacio- nes inconscientes andlogas. Estoy sorprendido de ver cémo la doble arborescencia dibujada por el esquema psicolégico de Ta representa- cién de palabra de 1891, podria servic para formar la red de la libre asociacién verbal en el preconsciente y el desdoblamiento de ésta en dos direcciones, la de Ia conciencia (donde se convierte en un sistema abierto) y la del inconsciente (donde compone un sistema cerrado), Durante treinta afios este esquema, de una doble arborescenci disimétrica, permanece como uno de los modelos implicitos de las conceptualizaciones y de la prictica de Freud. «Ms alli del principio del placer» (1920) y «El Yo y el Ello» (1923) marcan Ia ruptura con este esquema: para representar el aparato psiquico In doble arbores- cencia deja paso a la imagen y a la nocién de una vesicula, de una en- voltura. Se ha desplazado la atencién de los contenidos psiquicos conscientes © inconscientes al psiquismo como continente, «El bloc maravilloso» (1925) termina de precisar la estructura toposrifica de esta envoltura y de confirmar implicitamente el apoyo del Yo sobre la piel. En el intervalo, el manuscrito enviado a Fliess en 1895 contintia la inversién epistemologica iniciada por Freud en su monografia sobre La afasia: el aparato psiquico (a punto de ser denominado como tal) no es s6lo un sistema de transformacién de fuerzas; la disposicién re- lativa de los subsistemas que lo componen define un espacio psiquico cuyas configuraciones especificas permanecen atin, en el espiritu y la imaginacién de Freud, muy dependientes de los esquemas anat6micos ¥ neuroldgicos antes de encontrar su asiento topozrafico en la proyee- (10) Por lo que yo conozco, no existe en Freud un estudio sido sobre esta curs tion. Tal estudio podria demestear eémo Frew pasa de az concepetores neurolésicas y Brlcoliics del témino a ocién propizmente picognaiies de las asuciaciones libres cidn de 1a superficie del cuerpo, en cuyo fondo emengen como figuras significantes las experiencias sensoriales, Las barreras de contacto En el «Proyecto de una psicologia cientifica», enviado a Fliess el 8 de octubre de 1895 ¢ inédito hasta su muerte, Freud elabora una no- clén nueva, la de «barrera de contacto» (Kontakisschrank), que no uti Tizard después en ninguno de sus textos publicados y que, hasta ahora, tinicamente Bion ha retomado con importantes miodificaciones (11), El concepto es sorprendente: es la paradoja de una barrera que cierta el paso porque est en contacto y porque, por esta razén, permite el paso parcialmente. Aunque Freud no lo explicita, parece que se ha inspirado en el modelo de la resistencia eléctrica, Este concepto perte- nece a ta especulacién neurofisiolégica, apreciada por él durante el pe- iodo de juventud cientifica y que abandona casi definitivamente con el descubrimiento del complejo de Edipo en octubre de 1897. A partir de 1884, Freud afirma que la célula y las fibras nerviosas constituyen tuna unidad anatémica y fisiolégica, reveldndose asi como precursor de Ja teorfa de Ja neurona, elaborada en 1891 por Waldeyer. De forma parecida, la nocién de barrera de contacto, en 1895, anticipa la de si- ‘apsis emunciada. por Sherrington cn 1897. Nocién que se inventa para responder a necesidades tedricas. La psicologia cientifica, tal como Freud suefia entonces fundazla sobre el modelo de las ciencias fisicoquimicas, parte de lus dos nocio- nes fundamentales de cantidad y de neurona. Es ésta la ciencia de las cantidades psiquicas y de los procesos que les afectan, por ejemplo, la conversiGn histérica, las representacioncs hiperintensas de las neurosis obsesivas. En cuanto a Jas neuronas, obedecen al principio de la iner- cia, ¢s decir, ticnden a desembarazarse de las cantidades. La crisis his- tériea ¢s un ejemplo de abreaccién, casi refleja, de una importante Cantidad de excitacién de origen sexual, que no ha sido descargada de otra forma. «Este proceso de descarga constituye la funcién primaria de los sistemas neuronales» (Freud, S., 1895 a; SE. I, p. 297; O.C., 1, 212) (12), Pero el organismo elabora actividades: (11) En el capitulo 8 de tux sources de lexpérience (1962) Bion Mama barreras de contacto a la frontera entre el inconsciente y el condcient, El stefo es su prototipa, sin embereo, fas se producen también en estado de vziia. Est frontere esta ch perpelua Prossso de formacién, Consste en un acsreamiento y mukiplicacién de elementos all, Puen ser simplemente aglomeradcs o pueden tenet una cohesidn o pueden estar ocde= ‘ados un onten eronoligico,Kuico 0 yeométrico, La pantalla beta ess contraparids pitolépica, (12), En la continuscién de este capitulo, las referencias a la traduccion fancesa 58 refleren a La naissance de la prychanalre, avis, PLE, 1986. PELs EREUD, PEDERN. Dos PR — que son mas complejas que las simples respuestas: reflejas a los Esta complejidad creciente, al servicio de la see ae ne sida vitales, se llama vida psiguicé a ae ee del sistema nervioso que ¢s la ATR una cantidad al- e iC consigue este sistema’ i Ca ein aie des recibidas del mundo exterior y dejan ‘pasar Eee elit srmeables; pucden estar vacias lenas; ise _ ae se ue inhibe la descarga, retiene la cantidad 0 no aes est St i os unc uno of ‘como barreram (S.E., I, p. 298; O.C,, p. 214). Las pw eee miento psiquico. des necesidades vitales internas quiere un almacenamiento reticnen las cantidades. O, empleando un término tn a que asi se hace disponible de Bion, son «contenedores» de encra/ para el sujeto. maleables, las barreras de contacto que, 1a proxima vez, una excitacién de esta forma se hacen cada vez mis 2) Son érganos simples y aceptan una abertura que hace mas pequefia pueda atravesarlas; permeables. i és del paso de ta corriente; ‘blecen fa resistencia después Heteuihic aur peat stablecido una abertura total, persist clerta eset. tia idéntica en todas Ins barreras de contacto; de esta forma, cular cantidad que esté presente no circula; una parte pe ellas son destensoras de energia. 4) Como consecuencia, pueden repartir la cantidad ast controlada de acuerdo con diferentes’ vias de conduccida; son repasigere 1 energia: «Ln estimulo no poderoso sigue una via distinis ave UO Bil, De tal manera, la via nica se traducira por el hecho Ce ek" zat varias neuronas en w en lugar de una sola asi, cantidad e9 97 presa por complejidad en yo. (SE., I, 314-315; O.C. 1 P inaciaso de los tes (13), Doy las aracins a Jean-Michel Petot que, con su estudio minaciosa tos, me ha ayudado a redactar el pasaje siguiente sobre las barreras de

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