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5. Procesos de comunicacién: cémo facilitar el funcionamiento de la familia «Lo importante es ser eapaz de emocionarse, pero experimentar sola. ‘mente las propias emociones seria una limitacién lamentablen André Gide, Journals ‘Todos coineidiriamos en que la buena comunicecién es vital para el funcionamiento de una familia. Sin embargo, las expectativas con respecto a una sbuena comunicacién» suelen ser vagas y utdpicas; las normas culturales varian considerablemente, Los miembros de la familia, ademas, tienen diferentes pereopciones y prioridades acerca de la comunicacidn. Bl deseo de los padres de que haya una comunieacién franea puede ser visto por los hijos adolescentes como ‘una muestra de fisgoneo e intrusién, La «buena comunieacién» puc- de consistir para los padres en que sus hijos escuchen sus consejos y les digan dénde van, mientras que a los adolescentes les gustaria ‘mas que aquellos eseuchasen sus opiniones y dejaran de decirles qué hacer. En las Uitimas déeadas, los desaffos planteados por las grandes presiones de la vida familiar on los hogares de doble ingreso, el cam- bio en los roles de género, la coparentalidad posterior al divorcio y Jos nuevos matrimonios han hecho que la buena comunieacién sea ‘ain més compleja y dificil de alcanzar que en el pasado, Ante una crisis repentina o una situacién estresante prolongada, es probable que la comunicacién se corte. .. precisamente euaado es mas esen- cial para la resiliencia familiar. En Ifneas generales, la comunicaci6n puede definirse como el intereambio de informacién para la resclucién de problemas tan- to socioemocionales como practico instrumentales (Epstein ot al., 1993). Toda comunicacién cumple dos funciones: 1) un aspecto de «contenido», vinculado con la transmisién de informacién fictica, opiniones o sentimientos, y 2) un aspeeto «relacioral» que define la naturaleza de la relacisn. Por ejemplo, el enunciado «Toma el medi- 160 camento» es una orden con expectativas de cumplimiento, eimplica tuna diferenciacién jerarquica de autoridad o estatus, como la exis- tente entre un progenitor y su hijo. Cualquier conducta verbal o no ‘verbal, ineluido el silencio —o el hecho de escupir el medicamento—, transmite algin mensaje. En el iltimo caso, este seria: «jNo me gus- tal» (expresiGn de una opinién) y «jNo te obedeveré!» (enunciado re- lacional). Bn toda comunicaci6n los participantes afirman o cuestio- nan, ya sea de modo directo o indirecto, la naturaleza de su relacién, Un creciente conjunto de estudios sobre la interaccién en las p rejasy familias ha echado luz sabre los elementos més importantes de una comunicacién sana. Olson (1993), por ejemplo, ha identifica- do varias habilidades especificas de la buena comunicacién, entre «llas la capacidad de habler y escuchar, la apertura, Ja claridad, Ia iisqueda de continuidad, el respeto y la consideracién. Entre las hhabilidades relacionadas con el habla se cuenta la aptitud de hablar por uno mismo y no por otros; entre las habilidades de la escucha de- bon inclufrse la empatia y la atencién, La apertura implica dar a co- nocer los gentimientos sobre uno mismo y la relacién, Dado que la comunicacién facilita el funcionamiento familiar en ‘su conjunto, las intervenciones tendientes a fortalecer la resiliencia familiar procuran aumentar la capacidad de los miembros de la fa- mili para expresarse y responder a distintas necesidades y preocu- paciones, asi como para negociar cambios sistémicos eon el fin de sa- tisfacer nuevas demandas en momentos eriticos. Hay tres aspectos de la comunieacién que son decisivos para la resifiencia familiar: la claridad, la expresién emovional sincera y la resolucién cooperativa de problemas (véase el cuadro 5.1). Claridad Mensajes y conductas claros, directos y coherentes Diversos estudios sobre las familias han comprobado que la cla ridad en la eomunicacién es fundamental para su funcionamiento cficaz (Beavers y Hampson, 1993; Epstein et al., 1993; Olson, 1998). ‘Asimismo, Satir (1988) abservé que, aun cuando se tengan en cuen- ta las diferencias culturales, en las familias sanas la comunicacién es directa, clara, espeeifia y sincera. En sintesi, los miembros de la familia dieen lo que quieren decir y quieren decir lo que dicen. La 161 mayoria de las comunicaciones son bastante directas: los mensajes se transmiten al olos destinatarios previstos, on lugar de desvierlos 8 otros integrantes del grupo familiar o de transmitirlos por via de ‘estos. Los mensajes verbales y conductales son consistentes ¥ con- gruentes, Aun cuando se produzcan interrupciones, hay una com- prensién compartida y los miembros pueden retomar el hilo de la conversacién o reanuidar un dislogo después de un tiempo con resul- tados eficaces. La claridad contextual también es importante para distinguir la realidad de la fantasia, los hechos de las opiniones, la intencién seria del propésito humoristico. La claridad de las reglas imperantes en la familia es tan importante como las reglas mismas, pues ellas organizan la interaccién, fijan las expe:tativas en mate. ria de conducta y definen las relaciones (Minuchin, 1974) Coad 6.1, Process de comuniacin ema flare fuconaninto de af Clarida + ‘Mensajes (palabras y conducts) clarosy coherentes + Clavficcion de la informacion ambigua: bisqueda y enunciacion dela verdad Bxpresisn emosional sincera ‘+ Compartir una amplia gama do sentimiente (legriasy tristezas, fesperanzas y temores) [Empatia mutua; tolerancia de las diferencias Respeabiliad por ln propios sentiments y conta eiaion + Interacciones placenteras; humor Resolucién cooporativa de problemas + Hentiisason dole problemas fatres etresates opines y imitaciones (Capacidad de elaborar ideas ereativas; disponibiidad de recursos Decisiones eompartiday: negociacin, equidad y reciprsidad Resolucion de eonflctos Concentracién en las metas; toma da medidas coneretss Apoyarse en el éxito y aprender del fraasn PPestura pronetiva: preven problemas, anticiparse alas criss y Drepararse para los desafioefuturos Sila comunicacién es vaga, distorsionada o trunca, fomenta los equivocos y la confusién, ya que los miembros de la familia actian sobre la base de supuestos erréneos o tratan de «adivinar el pensa- miento» de loe demas. En particular, debe haber claridad en cuanto alla definicién de las relaciones: qué piensa y espera cada miembra de los demas y cudl es el sentido de sus transacciones. Por ejemplo, 162 para una madre sola es importante aclarar qué quiere decir al lla- mar au hijo mayor «el hombre de la casa» hnego de que su maridola abandoné. La permanente ambigiiedad de los mensajes sobre las, oxpectativas de rol, asi como los limites mal definidos, pueden fo- mentar la depresién ¢ impedir el dominio de las situaciones proble- rticas, por ejemplo cuando hay que atender a un miembro de la fa milia que sufre demencia (Boss, 1991; Boss et al., 1990). Por otra parte, la poea claridad en las comunicaciones puede afectar el curso de las enfermedades fisicas o mentales graves al aumentar la an- gustia y la confusién (véase el capitulo 8). Clarificacion de la situacion erttica En momentos de crisis, ¢s util aclarar lo mejor posible la situa- cin estresante, Con frecuencia los distintos miembros de la familia tionen ideas diferentes sobre los hechos, basadas en fragmentos de informacién o rumores, y llenan las lagunas con sus mejores espe- ranzas 0 sus peores temores. La comprensién compartida y la admi- sign del pronéetico de una enfermedad mortal, la probabilidad de un divorcio inminente o los datos concretos relacionados con un suicidio son importantes para enfrentar la crisis y adaptarse a ella, Si los ‘miembros de la familia han recibido informacién limitada 0 contra- dictoria—por ejemplo, sobre una afeccién potencialmente grave o la suerte corrida por un niflo desaparecido—, puede alentarselos a reunir més informacién, solicitar una reunién familiar con los pro- fesiuuales meédicos, revisar los acclivus péblivus en busca de alin dato o insistir on la realizacién de investigaciones oficiales con el fin de aclarar lo sucedido, Como hemos visto en el capitulo 3, los miem- bros del familia actéan mejor cuando pueden conferir un sentido a lo ocurrido, aclarar lo que pueden esperar en el futuro y determinar Ja mejor manera de manejarlo. Las experiencias de crisis se tornan més comprensibles y manejables cuando se comparte la informa- ion y las percepciones, y los familiares pueden debatir amplia y francamente el sentido de los sucesos y sus consecuencias para alos, Si pretenden protegerse unos a otros de la informacién penosa 0 amenazadora mediante el silencio, el secreto 0 la distorsin, esos bloqueos de la comunicacién crean barreras a la comprensién, Ia to- ma de decisiones bien informadas y la autenticidad de las relaciones (v6ase infra). La mayoria de los familiares suelen ser conscientes de las tensiones silenciadas en la familia. Evan Imber-Black (1995) 163, ‘semeja esta situacién al hecho de tener un elefante en medio del cuarto, una bestia enorme sobre la cual no es posible hablar. Aveces los miembros de la familia postergan cualquier didlogo hasta ostar seguros delos hechos o de un resultado temido, y evitan toda conver. sacién. Por lo comtin es més tranquilizante para ellos compartir la informacién de que disponen y reconocer las insertidumbres a las {que se enfrentan, Podemos prostar un wtil servicio si preparamos a los padres para compartir con sus hijos ciertas noticias potencial- mente perturbadoras —una adopcién, el alecholismo de uno de los padres—y les aconsejamos no suponer que, siloshijos no han hecho preguntas, es porque no les interesa, Decir la verdad es vital para hacer frente a una crisie'y sanar de un trauma, como veremos en el capttulo 10. Expresién emocional sincera Elinterés evidenciado en los tiltimos tiempos por la inteligencia emocional (Goleman, 1995) sefiala ol ereciente reconocimiento de la importancia de la expresién emocional sincera para lograr buenos resultados en los procesos de superacién y adaptacién, Esta capaci- dad se desarrolla en Ja interaccién familiar y puede estimuldrsela en la terapia de parejas y familias, Empatta emocional [En las familias fancionales, a orientacién asceiativa puede ver~ sey ofrse en la conducta, el tono de vor, el conten:do verbal y los pa- trones comunicacionales. Las transaeciones ge earacterizan por su tonode calidez y optimismo entusiasta, y por la alegria y comodidad manifestadas en la relacién. Los miembros de la familia son capaces de mostrar y tolerer una amplia gama de sentimientos, desde la ter- nhura, el amor, la esperanza, la gratitud, e] consuelo, ladicha y el ji- bilo, hasta sentimientos perturbados como la ira, el temor la triste- za y la decepcién. Las familias cuyo funcionamiento es moderada- ‘mente bueno pueden presentar de vez en cuando limitaciones en la expresin de los sentimientos, «tal vez uno de los miembros reaccio- ne en exceso ocon cierta indiferencia, pero nada de esto trastorna el desenvolvimiento de la familia. En una familia que funciona bien, el clima de confianza mutua —piedra angular de una orientacién asociativa (cf. el capitulo 3)— 164 estimula la expresion franca de las emociones y ala vez.es reforzado por esta. Los mensajes son esponténeos pero se los transmite con respeto por las necesidades, sentimientos y diferencias de los de- més. Existen muy pocas inculpaciones, ataques personales o biis- queda de chivos emisarios dentro de la familia (Beavers y Hampson, 1990). Como los miembros aceptan la incertidumbre, la ambivalen- cia ylas diserepaneias, no les euesta mucho dar a conceer su pensa- miento y mostrarse frances. Cada cual tiene interés en lo que dicen Jos demas y abriga la expectativa de ser comprendido, Sin embargo, Gottman (1984) comprobé que una escucha activa no basta, por ejemplo, si una esposa simplemente verbaliza su comprensién de la pena de su pareja («Siento su mismo dolor») sin un cambio conductal coneomitante para abordar la cuestién. Si un miembro de la familia estd molesto 0 manifiesta necesidades insatisfechas, los demas de- ben demostrarle su empatia no sélo con palabras sino también con heehos. En las familias de fancionamiento deficiente, el clima de temor y desconfianza se perpetiia por las critieas, los intentos de coneili cién, las inculpaciones y 1a busqueda de chivos expiatorios (Satir, 1988). La expresién emocional se torna muy reactiva, agresiva y eri- tica (Bowen, 1978; Walsh y Anderson, 1988). El conflicto puede i tensificarse y descontrolarse, El resultado posible es un eirculo vi- cioso, por ejemplo cuando, ante la mala conducta del hijo, el padre lo amenaza con echarlo de la casa, lo cual aumenta la angustia y la conducta provocativa de aquely ello, a su ver, genera la intolerancia de los padres y, como eonsecueneia, la expulsién del hij. Las experiencias previas de violencia o de separacién traumatica cn la familia nuclear, en pasadas relaciones de pareja o en la familia de origen pueden generar temores catastréficos que leven al esta- blecimiento de reglas familiares técitas para eludir todo conflicto. Por desgracia, esta estrategia de protecciin incrementa el riesgo de que las tensiones no resueltas so acumulen y estallen en hechos de ‘violencia o en la ruptura de la familia. Se ha eomprobado que los ci- clos destructivos de criticas y evasivas obstruccionistas, al generar menosprecio y desesperacién, tienen un efecto de cascada en las re- laciones de pareja: con el tiempo originan més retraimiento, pérdida de la esperanza de reparar la relacién y, ala postre, Ia disolucién del vinculo conyugal (Gottman, 1993, 1994) ‘La comunicacién puede ser reservada y sigilosa para evitar com- partir sentimientos dolorosos; aunque a menudo esta actitud tiene la meritoria intencién de proteger a los hijos o a otros miembros vul- nerables de la familia, sus efectos pueden ser desastrosos. Por ejem- 165 plo, Mark, un cuarentén, s6lo informé a sus padres ancianes que te- nia una enfermedad terminal una semana antes de morir; como consecuencia, ellos no tuvieron tiempo de prever y prepararse emo. cionalmente para la pérdida de ou tinico hijo. La rauerte de este fue tan dovastadora que el padre sufti6 un ataque cardiaco. ‘Cuando los padres estan perturbads por algo pero quieren aho- rar a los hijos toda inquietud, para lo cual no aiimiten sus senti- mientos o muestran una fachada alegre, los hijos eaptan los mensa- Jes ambivalentes. Si los padres no les explican la causa de su aflie- ‘ign (por ejemplo, una situaeién laboral precaria o la muerte de un ‘amigo intimo), es probable que los hijos se eulpen por ser malos o po- co dignos de amor. Tal vez se sientan presionados a compensar el do. lory el suftimiento de los padres, oa tener una conducta intachable ara no crearles mayores trastornos. Si los hijos ocultan sus necesi- dades y sentimientos y no los manifiestan, a menudo estos estallan en sintomas de angustia o problemas de conducta, No obstante, na situacién de crisis también puede sacudir a los miembros de la fami- lia y obligarlos a abordar sentimientos inexpresados o necesidades insatisfechas. La sobredosis de una adolescente o a amenaza de di vorcio de una esposa pueden ser el desencadenante de conversacio- nes importantes y cambios. A menudo, cuando una familia no funciona bien, no reconcee ni Juaga suyos sus sentimientos ambivalentes. Tal ver estos dividan a dos eényuges, dos hermanos o dos ramas de la familia. Por ejemplo, los miembros pueden tener opiniones discrepantes en cuanto a des. coneetar o no los aparatos que mantienen con vide a una matriarca que padece tina enfermedad terminal, y tal vez lac pocicionce ec polaricen al calor de la intensa discusion suscitada por el tema. Des- pués de una tragedia, un hermano puede hacerse eargo de toda la tristeza de la familia mientras el otro ee convierte en un payaso para levantar el énimo de los demés. Las familias aglutinadas pueden tratar de suprimir las emociones ambivalentes o desconocer los sen- timientos y conductas negativos, a la vez que insisten sélo en los po- sitivos y muestran un falso frente unido o seudomatualidad. En las familias més desvinculadas, habré individuos cagaces de expresar suiira y sus sentimiontos negativos pero muy remisos al elogio o los ‘mensajes afeetuosos, En todas estas situaciones, las sesiones famni- liares pueden ser de inestimable valor, pues ayudan a los miembros de la familia a ponerse en contacto con sus sentimientos ambiguos y a escuchar y aceptar los variados sentimientos de los otros. La comunieacién franca es particularmente importante cuando se afronta una situacién dolorusa prolongada. Una pareja comenta. 166 pa la importancia de haber compartido todos sus sentimientas tras el diagnéstico de eéncer de eu hijo, los tratamientos correspondien- tes, la remision y el incierto pronéstico a largo plazo. El marido dijo «que la mayor enseftanza para él habia sido no temer el miedo; habia aprendide que el hecho de tapar sus temores no ‘erementarlos, mientras que la expresién franca aliviaba su espiritu y acereaba a la pareja, Esta expresidn es especialmente decisiva cuando existen muchas probabilidades de que los miembros de la familia eviten tomar contacto y bloqueen la comunicacién para protegerse —y proteger a los detnds— de los sentimientos dolorosos odel recuerdo de incidentes traumaticos. Lo indecible queda enton- ces sumergido y se expresa en sintomas emocionales o fisicos a sale ala superficie en otras relaciones o contextos de la vida. En The bo: dy speaks, Griffith y Griffith (1994) presentan vividos estudios elini- ‘cos de problemas psicosomstiens originados en el bloqueo de alguna comunicacién importante. wefa mas que in- Tolerancia afectuosa hacia las diferencias y las emociones negativas A medida que las familias atraviesan diversas fases de adapta- cién a una erisis o desafio prolongado, como una enfermedad grave o una pérdida, sus procesos de comunicacidn se modifican de acuerdo con las prioridades emergentes. En distintos momentos surgirén en cada miembro de la familia diferentes sentimientos y cada cual los expresard a su manera; y si estos sentimientos no armonizan entre si, serd indispensable que prevalezcan la tolerancia afectuosa y el ‘apoyo mutuo. Por ejemplo, la ira de un padre ante el asesinato de uno de sus hijos puede estallar en el momento mismo en que los restantes integrantes de la familia estan dispuestos a seguir ade- lante con la vida. La comunicacién franca no significa «quedarse pe- gaulo> o hablar constantemente del sufrimiento experimentado o de tuna temida catistrofe futura, Es fundamental reconocer la realidad de una situacién critica y que los miembros apelen unos a otros en busca de sentido, apoyo y reorganizacién de su vida; no obstante, con el tiempo también necesitan un respiro y dejar de eoncentrarse ‘en sus padecimientos. Lo esencial es no bloquear la comunicacién, ‘de mado tal que, si se presenta la necesidad, los familiares puedan ‘expresar lo que est en su mente y en su corazén. : La innovadora idea de «adiestramiento de las emociones» surgié de un estudio sobre Ia influeneia de la interaccién padre-hijo en el 167 desarrollo infantil, completado no hace mucho por John Gottman (1998). Este autor se concentré en Ja ayuda que les padres brindan a sus hijos para hacer frente a las emociones. Cuando aquellos son conscientes de sus propias emociones, estén en mejores condiciones de asistir a sus hijos con respecto alos sentimientos de ira y tristeza En su papel de «adiestradores emocionales», consideran que los sentimientos son sanos y dignos de atencién. En cambio, si no se ‘ccupan de sus propias emociones, tal vez procuren proteger a sus hijos (y protegerse ellos mismos) de los sentimientos negativos y dedicarse lo antes posible a los sentimientos positives. Gottman comprobé que el adiestramiento de las emociones ayuda a los nifios en muchos niveles, En primer término, a regular su excitacién fisio- ligica. Adems, silos hijos reciben ese adiestramiento de ambos pro- genitores, muestran mejores relaciones con sus pares, tienen un mejor rendimiento escolar, manifiestan menos problemas de con- dueta y enfermedades fisicas, y ae muestran menos violentos y agre- ssivos que los nifios no expuestos a esa preparacién, Se ha constatado incluso que el adiestramiento eontribuye a reducir en ellos los daiios ‘ocasionados por el fracaso matrimonial de sus pedres. Comunicacién e intimidad en ta pareja Epstein y sus colaboradores (1993) han sefialaclo que el descubri- miento mas importante de su investigacién sobreel funcionamiento de la familia, realizada tres décadas atrds, atin es vélido: la salud ‘emocional de los nifios de una familia es afectada por la relacién ‘emocional exastente entre sus padres, Si la relacisn de pareja es ed- lida y de apoyo, y cada cnyuge se siente queride, valorado y admi- ado, es mas probable que las hijos sean sanos y felices. Esta rela- cién positiva entre los cényuges no dependia ce que individual mente gozaran de salud emocional, aunque, ecmo es obvio, esta ultima condicién hacia que el beneficio fuese éptimo, En las familias funcionales, las necesidades de intimidad y ex- presiin sexual de los adultos son comprendidas y mayormente sa- tisfechas. La intimidad de la pareja se ve robusterida si ambos inte- grantes tienen un poder relativamente similar, Como seiiala Bea- vers (1986), cuando las parejas dejan de lado las luchas por el poder y el control, pueden experimentar mayor intimi¢ad, ya que la con- fianza mutua y la ausencia de temores promueve que cada cual comparta con el otro su ser esencial. Ambos pueden discutir sus ne- cesidades y diferencias, mostrar su propio goce y disfrutar al satis- 168 faceral otro. Los contactos fisicos no sexuales, como Tos abrazos y ca- ricias, son tranquilizadores y refuerzan la proximidad. Vale la pena sseBalar que los miembros de la pareja pueden encontrar satisfac- cin en esa clase de intimidad con poca o ninguna actividad sexual (Epstein et al., 1993). Asi suele suceder, por ejemplo, cuando uno de ellos padece una dolencia fisica erénica que perturba el funciona- miento sexual (Rolland, 1994), i ‘Debido a las diferencias en Ia socializacién de los géneros, las saujeres sienten con mayor frecuencia que su compatiero no quiere hablarde la relacién, no comparte suficientemente sus sentimientos ono las eseucha. Por el contrario, los hombres suelen preferir que su pareja femenina cese de importunarlos todo el tiempo. Cuando un matrimonio busea ayuda porque tienen «problemas de comuni cacién», la queja de la mujer puede ser que el marido no le muestra suficiente afecto, mientras que este dira mas probablemente que la vvida sexual de la pareja le resulta decepcionante. Los psicolingitis- tas han descubierto que las mujeres y los hombres se comunican en longuajes bastante diferentes (Tannen, 1994). Las mujeres buscan construir una afinidad poniendo el énfasis en la comprensién y la conexién, mientras que los hombres suelen destacar Ix comunica- cin de hechos y la resolucién de problemas instrumentales. La so- cializacion hace que la mujer se defina dentro de una relacién, mien- tras que el hombre, por su educacién, se define a través de la indivi- uacién y la eoparacisn respecto de la relacién, No es de sorprender ‘que esto origine diferencias en el grado de aceptacién de la depen- dencia y la intimidad, En époecas de crisis, los hombres que no se sienten cémodos con su vulnerabilidad tienden a distanciarse emo- ionalmente de su pareja y a sexualizar su necesidad de apoyo, con- tacto y sola. ; 1 intimida cxual est ligada a otros aspectoe de a rlacén do En los hogares con dos aportantes econdmicos, los padres co- Tentan que suclen estar demasiado agotados para disfrutar del o- xoy rara vez tienen tiempo libre para alimentar su relacién. En mo- Imentas de grandes transiciones familiares, las necesidades y senti- ‘mientos no expresados en torno de decisiones significativas de la familia pueden tener una influencia negativa sobre la intimidad de la pareja, como en el siguiente caso: Cuando Sheila y Carl acudieron a 1a terapia, haeta cuatro afios que no tenian relaciones sexuales, desde el nacimiento de su toreer hijo, Carl habia perdido todo deseo sexual y cada vez que ‘su esposa le mostraba interés se retraia, La consulta con un tera- 169 peuta sexual, que exploré la emecdnica» y tralé de dar un sem pujon de arranque» asu vida amorosa, no hizo ino empeorar las cosas. Alexaminar eu relacién, Sheila se quejé te que Carl nunca expresaba sus sentimientos; ella siempre teaia quo tratar de adivinarie ol ponsamninto para saber qué gua mordo era ‘igual al padre, quien cada vez que su esposa Iehablaba se escon dia dtr del diario, riado en una fomilia escmdinava, Cat! no estaba acostumbrado a proclamar sus necesidades y sentimien. tos. Para normalizar y contextualizar lo que se me precentaba como un defeeto de Carl les cont ol chiste de ese escandinave aque amaba tanto a su espasa que estuvo a purto de decrsoo, Cuando se fue distpando la tensién en el eurso do nuestro dé logo, Carl admitié que no habia querido tener asu tercer hijo por. aque ge sentia agotado a rafz de la gran presién que significaba para élel hecho de que los dos trabajaran, Ya ccreanos sus dos hi- Jos mayores a aolscencia, Cart habi tera un poriod de cambio tipieo de Ia madures y quiso reduci-su pesada carga Inboraly disfrutar mis la vida con Sheila Ele moss tonics descos de tener atro hijo que él no quiso negarsey,porlo tanto, no dijo nada. Pasaron varios meses sin que Sheila quedara embera zada, por lo eual decidieron recurrir a un prolongado procedi- rionto de fecundacién asistida que convirtis el sexo en un tor mento mecénico totalmente alejado del placer Cuando nacis el Debé, Carl puso cada vez mas distancia, Hn relrospeetiva, se da- ba cuenta de que esa intrusién en la vida de amos la carga cco. pile. stiioaal que habrian de soportar durante otros veinte ‘ios despertaron su rencor. Sheila, que en secreto se hal rarse de que el problema no era su falta de atractivos, y pidi6 dis. eslpas a Carl por haberlo presionado para que tuvieran 70 hijo. Carl reconoci6 que culpar a Sheila no habia sido justo de su par. te, ya quo él nunea le habia dicho realmente lo que sentia sabre tnd es, Bl matrimonio, quehabia stad a punt dedvorsarse cuando aeudicron a la consulta, estaba ahora en vias de recupe: ratee, debido a que procesoscomunicativs de mayor franaves ss snmentaron su mutuacomprensia y profanizaen su in La promoci6n de interacciones positivas La expresién franea de los sentimientos positivos es vital pa contrarrestar las interacciones negativas. Las relaciones toler im grado considerable de conflicto siempre que este sea compensa- do por una comunicacién mucho mas positiva, por medio de expre- siones de amor, valoraciOn y respeto ¢ interacciones placenteras (Markman y Notarius, 1994). Esto destaca la importancia de que los terapeutas vayan més alla del reduecionismo de las transacciones negativas, como las eritieas e inculpaciones, y comiencen a fomentar activamente las interaceiones positivas. Cuando se ayuda a una pa- reja con conflictos crénicos a reducir sus tensiones, sus integrantes pueden tener una impresién mortecina de la relacién, como un re- Hlejo del vacfo que experimentan por no saber eémo vineularse 0 de- jar atrés una ira persistente. Después de una experiencia devasta- dora, es posible que los miembros de la familia se sientan aturdidos; elestrés erénico puede condueir a la meurosis de guerra». En tales circunstancias, puede ser provechoso revivir los placores antafio compartidos e imaginar nuevas posibilidades de conexién satisfiac- toria, No recomiendo de inmediato que una pareja inedmoda consign misma plance una cena a la luz de las velas: es fécil que reeaigan en su dolor y en sus conflictos. Antes bien, se puede instar a parejas y familias a planificar actividades conjuntas que les den un eje comin de accién placentera (como ir al cine o a un espectéculo deportivo), Jes brinden una oportunidad de colahorar (como un partido de béis- ‘bol en familia) o les proponga una experiencia espiritual renovadora ‘(como asistir a la iglesia o ponerse en contacto con la naturaleza). Esto les peruiliré trascender su ofticién inmediata y reunir fnerzas para superar sus problemas. La seftora Lamm era atendida en terapia con sus cuatro hijos, y Ja deprosién compartida por todo el grupo familiar habia estan- cado el tratamiento. Acudieron on busca de ayuda Tuego de que Joffrey, de doce afios, intentara suicidarse bebiendo un liquido de Timpieza. La terapia familiar se centré en la depresin colectiva y la ira contra el padre, quien tres meses antes habia «desapare- ido» sin decir una palabra y sin que la familia supiera su para dero o si algtin dia iba a regresar. Bl padre, que tenia un serio problema de alcoholismo, los habfa abandonado varias veces en el pasado, y en todas las ocasiones habia reaparecido unss sema- nas més tarde como si nada hubiese ocurrido, Pero esta vex pare- cia que nunca volverfa. Cuanto mas se referian los familiares @ a7 su desamparo y desesperanza, més pesada se volvia la terapi: ‘ALigual que a fai erapouta n eta seguro del runbo que tomaban. La terapia parecta estar en un limbo, mientras se aguardaba el retorno del padre descarriads. _ lnvitada a participar como supervisora, peda la madre y los hijos que me contaran eémo habian eambiad> las cosas en ate sencia del padre, y durante un rato eseuché sus dilemas, Noté que esta ausencia, al parecer, los habia privaco de la vida fami- liar. Aunque la partida y el posible retorno del padre no estu. vieran en sus manos, podrian, si hacfan un esfuterzo eonjunto, recuperar esa vida perdida. Les pregunté qué cosas les gustaba Inaeer juntos, Me respondieron que lo mas divartido que habian hhecho era ira pescar. Pregunté sino podrian planear una excur. sin de pesea para alguna fecha préxima, como el siguiente fin do semana. Asintieron con Ia cabeza, pero todos parecian espe- rar que alguien tomase la iniciativa para eone-etarlo. La madre estaba demasiado agotada para ponerse todo al hombros le pre- gunté a cada hijo en qué podria eolaborar para hacerlo posible. Uno dijo que podria limpiar las eafias de pescar que estaban en el s6tano de la casa; otro podia encargaree de suscar lombrices Jos dos restantes dijeron que harian los siindwiches y prepara, rian la eanasta para el pionie, La madre cabré brio y se offecié a Tevarlos el sabadoa la mafiana a uno de sus lugares de pesca fa. voritoe. Los cineo comenzaron a conversar animadamente sobre ss planes, Les pregunté si imaginaban algo que pudiera impo. dines i, con el objeto de ayuclarlos a prever pesibles obetdculos (como el mal tiempo o le incondueta de aletin hijo) y resiurin ol riesgo de desilusién planeando una «alternativa en easo de [la- Vie». Bn esta familia, Ia impredecibiidad del padre, con sus idas ¥y venidas, hacia especialmente importante que los planes y ex. pestativas fuesen comunieados con toda claridad, que cada ‘miembro de la familia ce hiciera responsable de su parte y que todos supieran que contaban unos eon otros para ir hasta elf nal. La familia vino a la sesidn siguiente con una actitud reno- vada. Luogo de esta experiencia, los Lamm fueron eapacos do tomar la iniciativay dar otros pasos para avenivee a la idea de la ambigua pérdida del padre y seguir adelante con su vida. El buen humor compartido también fi ‘ambién puede ser una vital fuente de fortaleza familiar a través de las crisis 0 situaciones penosas, EI humor puede ayudar a desintoxicar situaciones amenazadoras, fa 172 cilitar la conversacién, expresar sentimientos de calideg y afecto, re- Gueir la angustia y sefialar errores. Puede disminuir las tensiones, permitir que los miembros de la familia se sientan més eémodos, hyudarlos a superar cireunstancias estresantes y devolverles una perspectiva positiva. El humor puede aplacar una confrontacién, Girecta, diluir una reaccién defensiva y aliviar una pesada carga. ‘Una historia de vida compartida con pasién y humor puede ejercer ‘un profundo efecto. ‘Los precursores de la terapia familiar sabian perfectamente que siel terapouta es capaz de apreciar Tos aspectos sombrios y abeurdios dela vida, la terapia se torna mas humana y se colma tanto de emo- tones penosas como de risas. Carl Whitaker subrayaba la impor- ‘tancia del humor y la actitnd lidiea de la familia para la fantasia creativa y los procesos experimentales (Whitaker y Keith, 1981), ‘Sin ombargo, el humor puede ser destructivo cuando se lo utiliza para expresar ira, crucldad o desdén a través del sarcasmo mordaz, 6, acompariado de ironia, para degradar a otros o burlarse de ellos. Las familias desoladas por una crisis tal vez pierdan por completo su buen humor, a raiz de su depresién y agobio por la persistencia de Jos problemas. El aliento del humor amable —gracias al cual los miembros de la familia se rien juntos— puede revitalizar a las fami- lias afligidas. Resolucién cooperativa de problemas _Los procesos eficaces de resoluciéu de problemas son evencialcs para el funcionamiento familiar, sobre todo cuandose trata de crisis stibitas o desafios persistentes. Rs cierto que a veces la buena suerte hhace més facil la vida, poro las familias funcionales no se caracteri- zan por carecer de problemas (Beavers y Hampson, 1990). Lo que distingue a las familias resilientes es su capacidad de manejar bien los conflietos. Esto exige tolerar las francas discrepancias y tener aptitudes para la resolucién de problemas. ‘Las familias necesitan desarrollar estrategias eficaces para ma- nejar, sino resolver, los problemas normales de Ta vide cotidiana, asi como las crisis que se presentan, Los aspectos précticos y emociona- les de una situacién critica son mutuamente interactives. Cuando el funcionamiento de la familia es perturbado por problemas instra- mentales basicos (por ejemplo, la pérdida de un empleo y de los in- igresos correspondientes), también resulta comprometica Ia eapaci- 178 dad de enfrontar las necesidades emocionsles, Del mismo modo, un hecho emocional afligente, como la amenaza de ruptura matrimo. nial, puede perjudicar el rendimiento académico delosintegrantes y ‘su desempotio laboral. Un clima emocional negativo entre los mien. bros de la familia —ira, frustracién, desaliento, fracaso—, puede im. pedirles manojar con éxito problemas graves persistentes. En toda transicién importante deben abordarse tanto las cuestiones practi. cas como las cuestiones emocionales. En el caso de un divorcio, por ejemplo, la familia debe tomar decisiones relativas a la zacidn de la casa, el sustento econdmico, la custodia de los hijos y las visitas, y ocuparse también de la solucién emocional del dolor u ‘otros sentimientos complicados ligadas a las pérdidas, como la ira, el agravio, la traicién o el abandono (Walsh, 1991; Walsh et al, 1995), Cuando los miembros de la familia estan limitados por las expecta- tivas tradicionales respecto del género, como el hecho de que los hombres se ocupen de resolver todas las cuestiones instrumentales y las mujeres se hagan cargo de la expresién de las emociones y los ‘euidados afectivos, es preciso estimular una mayor participaci conjunta en estos procesos. Sobre la base de los trabajos de Epstein et al, (1993), pueden es- tablecerse varios pasos para instaurar procesos eficaces de reso. Iucién de problemas. Ante todo, los miembros dela ‘amilia deben re- conccer el problema y comunicarse al respecto eon todos los involt- crados y con quienes puedan constitnir recursos potenciales, La colaboracién creativa en la génesis de ideas les permitiré sopesar y considerar posibles opciones, recursos y limitaciones, y luego decidir um plan, A continuaciOn deben iniciar y poner en préctica eiertas medidae, oupervisar los esfuerzus reulizados y eva'uar gu grado de éxito. Las familias funcionales se las ingenian para solucionar con eficacia la mayoria de los problemas: la comunieacién, Ia toma de de- sisiones y las medidas adoptadas se mueven con rezonable fluidev, La revisién de los resultados les permite afinar o co-regir los esfuer- zos en la medida de Ins necesidades. Identificacion de los problemas y de los fuctores estresantes conexos ‘Cuando una familia solicita ayuda por un problema presentado —la depresién de la esposa, el alecholismo del mario, la mala con- ducta de un hijo—, los terapeutas de los sistemas familiares ponen cuidado en explorar otros estresores reciontes 0 actuales de la vida 14 familia que pueden estar reverborando en tod essen. Lacon ducta de un niiooadoleseete sue sr un bardmetao de ls sent rents de a familia y brinda ato pares amlias oportunidades de echar lefia al fuego, apartando asf la mirada de otras erisis fami- liares penosas o aparentemente insolubles que exigen atencién y asistencia, La sefiora Wolff solicité una terapia para su hijo Paul, de 15 hon dicen que temia que ctuviera quo sr internado- dbido ‘a que'su condueta era incontrolable. En los giltimos meses el mu- cchacho se habia puesto hosco y desafiante, y la madre se sentia cada vez més enojada e impotente para manejarlo, En Ia entre- ‘vista de evaluacién familiar se supo que ocho meses antes se ha- ‘bia mudado a la casa Ja abuela matema de Paul, que mostraba un gran deterioro causado por el mal de Parkinson; la sefora ‘Wolff describis entre légrimas sus erecientes dificultades para cuidar a la madre en la casa, Una mafiana la encontré tirada en elsueloporqueso habia cade durante la noche, y desde entonces Ja sefiora Wolff tenia problemas para dormir. Estaba alarmada por la pérdida progresiva de contro! motor de su madre y se sen- tia desvalida para impedir un accidente potencialmente fatal Cuando se le pregunt si habian considerado la posibilidad de colocar a la madre en un geriatrico, respondié que Ia «interna- cidne estaba descartada y ni siquiera habia sido discutida, ya que un aio atrés, en su lecho de muerte, ol padre la habia hecho pro- ‘meter que siempre cuidaria a su esposa. En la soledad desu dile- ‘ma, la sefiora Wolff habia canalizado sus sentimientos conflict vvos y la sensacién de impotencia hacia las peleas eon su hijo. Atrapada en un eireulo vieioso, cuanto ms intentaba contro- larlo, mas desafiante e ineontrolable se tornaba él ‘Siempre importa examinar de qué manera la re¢ alentar el uso del recurso potencial que su relacién puede constituir para enfrentar el desafio. En los uiltimos tiempos, el sefior Wolff se habia refugiado cada. ‘vez més en su trabajo y evitado el contacto con su familia. Fl te- rapeuta indagé las tensiones que imponian a las relaciones farni- liares los exes brindados Je abuelay pregunta su cliente qué cosas bloqueaban su capacidad de brindar mas apoyo. Con. yor entrecortada, el sefior Wolff dijo que la situacién actual revi- 175 via sus sentimientos de culpa: cuando eu propia madre fue victi- ma de una enfermedad terminal, é! habia delegado toda respon. sabilidad en sus hermanas. Calladamente, se culpaba y atributs larépida declinacién de la madre a su desatencién. Los cuidados que la sefiora Wolff brindaba a su madre reavivaban en él la sen. sacién de haber claudicado y la tristeza por la muerte de la suya, sentimientos nada placenteros que hacia a un lado evitando el contacto con su familia. Intercambio de ideas creativas Una vez identificados los problemas, conviene proponer a los tniembros de Ja familia una sesién de intereambo de ideas ereati- vas. En las familias funcionales, los padres pueden actuar como coordinadores suscitando ideas en los demés, dando a conccer las suyas propias y alentando, en lo posible, las decisiones. Thdos los miembros de La familia manifestarén sus opiniones y se considera rin valiosos los aportes de todos, desde los mds ancianos hasta los mas jvenes (Beavers y Hampson, 1993). Es importante comprender los obstéculos que se oponen a la re- solucién de problemas y la forma de superarlos. Se alentard e los in- tegrantes del grupo familiar @ analizar tanto sus recursos como sus limitaciones, y a completar una gama de opeiones, sopesando los costos y beneficios para todos. La voluntad de probar nuevas solu ciones frente a nuevos desafios es una marea distiativa de las fam. lias bien adaptadas y fancionales. Este enfoque flexible e inventivo aumenta los recursos de la familia, Las intervenciones con la familia Wolff se dirigioron a resolver tanto los aspectos précticos como los aspectos emocionales de la problematica familiar. En consonancia con el deseo de la seviora Wolff de brindar los mejores cuidados a su maire, la terapeuta sugirié que habfa otras formas de lograrlo sin que tuviera que hacerlo todo ella misma, Hstimulé a ambos padres para que tu. vieran un intercambio de ideas creativas y reunieran infor- macién con el fin de considerar una serie de servicios a domicilio ode opciones para albergar a la vabuelay. La participacién del seftor Wolf, quien brindé a su esposa el apoyo que esta necesitaba, se explieé como une oportunidad de que él pudiera verse més involucrado en los cuidados dela ancia- na, como habria queride hacer con su madre. La terapeuta brin. 178 46 un contesto solicito a la resolueién de estos problemas carga- dos de condimentos emotivos, examinando los sentimientos con- flictivos de ambos cényuges y alentando su empatia reciproea, Bn una sesién con la familia se exploraron, asimismo, los senti- sientos encontrados del hijo: su amor por la abuela yl dolor que le provocaba su decadencia fisica, junto con la culpa por la re- nuencia a cederle su habitacién. La normalizacién y eontextu: zacidn de los miiltiples sentimientos de los miembros de la fami- lia contribuyeron, al considerarlos naturales y corrientes en esas dificiles circunstancias, a reducirlas acusaciones, la vergitenza y Inculpa. La terapeuta puso de relieve la sinceridad de la familia y sus intenciones solivitas. Se sefalé que en ese afin de resolver el problema dela familia estaba ausente quien era, tal vez, su miembro més importante: Ja propia «abuelav. Se insté al sefior y la sefiora Wolffa incluir a Ja abuela en la planificacién de su aienciéa, para lo cual debian conversar con ella en la easa y pedirle sus opiniones para llevar- las a nuestra sesién siguiente. Los sorprendié enterarse de que Ia abuela era perfectamente consciente de las eomplicaciones que su cuidadohabfa creado a la familia, pero quese habia abste- ido de hablar sobre eso porque sentia que era una gran carga. ‘Cuando en los planes posteriores se tomaron en cuenta sus senti- mientos y preferencias, se sintié mucho més valorada. Decisiones compartidas: negociacién, concesiones y reciprocidad En los estudios reatizados por Higgins (1994) sobre individuos resilientes, esta autora se sorprendié ante la habilidad de esas per- sonas para «amar bien» en relaciones prolongadas. Entablaban y ‘mantenian relaciones signadas por un alto grado de reciprocidad y de consideracién por el otro y par sf mismos. Hacian intentos cohe- rrentes y en general exitosos de reconocer las necesidades ajenas y diferenciarlas de las propias. Desarrollaban y participaban activa- mente en relaciones capaces de soportar el conflieto, Ia desilusién, Ia fra y la frustracién cuando las necesidades de una u otra parte no eran satisfechas, Estas dificultades eran objeto cle negociaciones activas y exitosas a lo largo de toda la relacién, 7 Los estucliosos han comprobado que los procesos de negociacién son decisivos para un éptimo funcionamiento conyugal y familiar en 177 una amplia gama de familias (Beavers y Hampson, 1990). En lo que hace a Ia resolucidn de problemas, el proceso de negociacién puede ser en sf mismo tan importante como el resultado obtenido. Se pro- cura el aporte de los miembros de la familia en tedas las decisiones trascendentales, Cuando los terapeutas evaltian los procesos de interaccién, es fundamental que observen y tomen debida nota del modo como se aleanzan tales decisiones. Anna solicit terapia individual por su depresién, segdin ella de- sencadenada por la decisién de mudarse a otre lugar del pais pa- ra que su marido, Bob, pudiera conseguir un erapleo mejor. Como su crisis involucraba‘la situacién del matrimonio, pedi a la pare- Je-que al principio vinieran juntos, de manera de hacer una eva- Tuacién conjunta del problema y determinar de qué manera po- dia serles mas ttil. Al preguntarles e6mo se habia tomado la de- cisign del traslado, Bob eontesté: «Le dije a Anna que me habian hhecho ese magnifico ofrecimiento y que les habia respondido que probablemente aceptarfa; ¥ le progunté qué opinabax. Enfren- tada a una decisién que Bob ya habia tomado, Anna accedis por- ‘que el cambio era positivo para él, pese a que no habia tenido en ‘cuenta sus propias necesidades y sentimientes. Cuando ya ha- bian hecho todos los preparativos, Ie sobrevino una gran depre- sidn al ver que iba a dejar a su familia, amigos y vecinos. Bob se ‘enfureei6 con ella por cargarlo con su tristeza y desconsuelo, ‘pues queria que hiciera su parte para resolver as arduas exigen- cias précticas de la transicién, Al principio ambos eugirieron que clla tuviese algunas sesiones individuales de asesoramiento para «adaptarses a la mudanza, Recomendé que alternéramos las sesiones individuales eon cadla uno y las sesiones de pareja. Los insté vigorasamente a re- ver el proceso de toma de decisiones y a reconsiderar juntos las ‘opciones, costos y beneficios. Lograron comprender asi que am- bbos tenian sentimientos encontrados acerca del traslado, pero Bob habia manifestado slo el aspecto positivo, mientras que An- na habia eargado con todo lo negativo. Al polarizarse sus respec- tivas posiciones, la relacién entre ambos se toraé més tirante. B] proceso de comunieaeién era tan importante enmo la decisién fi- nal, Anna debia participar activamente en esta, hacer escuchar sus sentimientos y lograr que sus preferencias también fuesen tomadas en cuenta. Si sélo hubiese tenido sesiones individuales con un terapeuta para «adaptarse» a la mudanza, lo més proba- ble es que luego de esta hubiera seguido resentida. 178 ‘Toda negociacién implica ventilar y aceptar las divergencias, y trabajar en pos de objetivos communes. El hecho de empenarse en es- tablecer una asociacién igualitaria y en elaborar las complcjas de ‘mandas de la vida de una familia de doble ingreso vuelve atin mas valiosa la negociacién, que exige comodiclad y destreza en el manejo de una comunicacion franca y la resolucién de los conflictos. Para ser buenos negociadores, todos los miembros de la familia necessitan aprender a hablar y escuchar al otro eon comprensién y compasién, Deben evitar o interrumpir los ciclos negatives de criticas, acusa- ciones y retraimiento, esos movimientos alternantes de ataque y de- fensa que erosionan las relaciones. Las personas capaces de enta. blar relaciones felices saben cambiar el curso de un diélogo mal en- caminado y apaciguar al otro euando se siente herido o perturbado, Alguien puede decir: «Esto no funciona; tratemos de volver a char- Jarlo», o bien: «Seronémonos y procuremos resolver nuestras discre- pancias con mas calma, cuando podamos escucharnos uno a otro. Este intereambio de afecto, supervisién y apoyo fortalece las relacio nes a medida que los problemas se resuelven. Con frecuencia, las negociaciones y concesiones mutuas se ven obstaculizadas por las disputas en tomo del poder y el control. Estas batallas por el aspecto relacional de la comunicacién impiden tratar y resolver las cuestiones sustanciales. En estos casos, los miembros de la familia consideran que toda concesién 0 adaptacién es una de rrota, y que es preferible tener poder sobre los demés y no ser con- trolado o estar «en inferioridad». Cuando toda concesién se interpre- ta como una renuncia, las posiciones se vuelven rigidas y no nego- rinbles. Rin las relaciones disfirncionales, el equilibrio entre la defe- rencia y el dominio se halla trastocado, y el individuo que cede en ex- ceso sufre un resentimiento creciente con el paso del tiempo, La fal- ta do confianza en la reciprocidad fomenta a corto plazo los inter- cambios «golpe por golper o el retraimiento de una persona hasta que la otra «iguale los tantos» entre ellas. La falta de solicitud y apo- yo contribuye al resentimiento, Fuentes externas de estrés, como los problemas econémicos o Jaborales, intensifican Tas tensiones y con- flictos. Las diferencias de socializacién y de poder de los géneros influ- ‘yen mucho en los procesos de negociacién y su resultado. En situs ciones como la mediacién en un divoreio, si las negociaciones no se evan a eabo en un plano de igualdad los profesionales deben estar alertas a las asimetrias de poder, influencia o recursos econémicos (Walsh e¢ al., 1995). Por otra parte, hombres y mujeres suclen ini- 179

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