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Caminaron durante varios das, tenan mucha sed y el agua escaseaba. Vena a
su mente el riachuelo que estaba en el tnel como a 500 metros de la entrada de
Pochuta. No podan beber de l por ser el agua azufrada, por este motivo la
entrada al tnel se llamaba La cueva del diablo.
Se acercaban al territorio de Pochuta, estaban agotados. Les haca falta
aproximadamente 3 kilmetros cuando los guerreros que encabezaban el grupo
vieron algo anormal en la estructura del tnel. Probablemente por ser Pochuta un
rea ssmica, la pared estaba agrietada pudiendo observarse de cerca una
enorme bveda.
Acercndose se dieron cuenta que adentro estaba bien iluminado. Una luz
radiante aclaraba toda el rea, estaba a la vista el tesoro buscado y deseado por
los tzutuhiles, el oro acumulado por los ancestros que muy pronto poda estar a la
vista del Rey Pochotl.
Descansaron, y ya repuestos de la agotadora caminata, dispusieron abrir ms ese
boquete para ver de cerca el tesoro, aorado por varias generaciones.
Logrando su objetivo pidieron ingresar al interior algunos guerreros y sacerdotes
para explorar el rea, el resto del grupo y el Rey Pochotl aguardaban el resultado
de la inspeccin.
Pas el tiempo y nadie volvi. El Rey, muy pensativo, demostrando preocupacin,
no encontraba razn para que su gente no volviera a informarle lo que se
encontraba en la bveda.
Podra haber una profunda grieta por la cual cayeron, que poda conectar el lugar
con Ixkanul, el volcn Atitln, o talvez algunos seres siniestros que cuidaban el
tesoro los haban exterminado.
Pochotl haba escuchado una historia que le contaba su abuelo y le deca que en
algn lugar cercano al tnel exista un tesoro, celosamente guardado por
Satahil.la serpiente dorada. Eran historias, pensaba en aquella poca, leyendas
que los ancianos inventaban para entretener a sus nietos.
No recuerda cunto tiempo estuvo meditando, el sueo lo venci. Sin embargo, la
inquietud del tesoro no lo dejaba dormir bien.
Despert sobresaltado por leves movimientos de tierra que pronto se convirtieron
en sacudidas. Qu suceda? Satahil estaba furiosa, dispuesta a defender el
preciado tesoro que los antepasados le haban encargado cuidar. Los guerreros y
sacerdotes haban interrumpido la tranquilidad que reinaba en ese lugar, una
bveda impenetrable durante muchos aos y ahora intrusos violando el territorio.