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Fr UM junio 1999, pp. 87-95 ARTICULOS pei | ign la consuccibn del nimaro racionl se sele hacer @ rows del extablecimiento de frocciones equivalents. Sin ‘embargo, su categoria imolamética de nimero viene goramtizada por la posibildad de ordanocién, Ela swpone que una ‘enonza completa del concep de nimaro racional ‘debe conjuniar lo ‘equivalenca y ordan entra froccionesenglebodas en le ‘ecién de comparor a tomar de las miss. En ceo ofevlo se exominan las dlficuhades de oprendizoje 9 eupone es trea ral fl como v0 exroe ‘dal anise de los Investigaciones y so establecey diseve una ssevencia de ansazonza de Ta comparacién de frocciones que aparece dlvidida en distinas Fases pra av mejor aplicacién en teu, Equivalencia y orden: la ensefianza de la comparacién de fracciones Carlos Maza Gomez Nes, aparentemente, una pareja de ntimeros enteros y no, como nos afirma la Matematica, un solo especial, des +0 oo: 0, como después se populariz6, «quebrado». Pero seguia siendo un ntimero y no dos. Histéricamente era considerado un nimero le luego, y por ello se le denominaba nime- es el lugar de la fraccién? Para entenderlo es imprescindible considerar la relacién de equivalencia que se puede definir sobre dos fracciones, Asi, decimos que 2/3 y 4/6 son equivalentes y que 2/3 y 4/7 no Io son. Si partimos de la idea de que la fracci6n es un par ordens: do de nimeros no se puede entender que las dos pri meas sean equivalentes, Ni2 es igual a 4 ni 3 es igual a 6, Silos considera 2/3 el nimero 4/6 no sera equivalentes sino idénticos, sos como un solo numero, el niimero la idea que justifica la denominacién vequivalentes: resi de, como es conocido, en el hecho de que 2/3 y 4/6 represe tintos como pares ordenados, Tal como lo expresa acer tadamente Ohlsson (1988, 70: al mismo nimero racional aunque sean dis- la salucién de la paredojo de la equivolencia consico on pottular a existencia de vn tee’ tipo de ente abstacto ‘que 6s intermedio, de alguna manero, ent el par orde- nado y el corregpondiente nimero racional. Estos entos iermedios #¢ parecen a los pares ordenados en que su Idontdad es determinada por el primer y segundo ele- mento, pero se porecen a los nimeros en que pueden er ordenados, sumados y muliplicades. Dos enes inter radios tales son equivalentes cuando tienen diferentes propiedades como pores ordenados pero propledades ‘uméricas idénticas. Sugiere que un uso comin del tr tino sraccién» se rfire a estos ents intermedios sta larga cita pone en evidencia que las fracciones tienen. una apariencia (como pares ordenados) y una sola natu- raleza (como niimeros) y que dicha naturaleza s6lo se ‘manifiesta cuando las fracciones se ordenan y se operan centre si. Para la comprensi6n numérica de las fracciones, cs decit, para entenderlas en relacién con el ntimero racional, su equivalencia es importante pero no lo es ‘menos el considerarlas susceptibles de admitir un orden y ‘una operaci6n entre ellas En la ensefanza de fracciones Ia definicién de una rela- ci6n de equivalencia ha sido, casi en exclusiva, el punto ‘mis tratado, Particularmente, desde la introduccién de la Matematica Moderna, uno de los objetivos prioritarios cera el de construir el ntimero racional a partic de esta relaciGn, Las caracteristicas estructuralistas del curricu- lum de los afios sesenta conllevaban una consideracién ‘menor respecto al orden, mientras que las operaciones, ‘cuya importancia era tradicional dentro de la ensenanza de las Matemiéticas, seguian presentes. Ahora bien, la Educacion Matematica actual defiende, entre otras cosas, {que la noci6n de equivalencia de fracciones no debe set el Gnico camino para la comprension numérica de las mismas ya que dicho aspecto debe ser complementado con la concepcién de las fracciones como entes mate- méticos ordenados. El aprendizaje de la equivalencia de fracciones Existen dos fuentes principales de dificultad en el apren- dizaje de la equivalencia de fracciones: en primer lugar, el paso de las representaciones manipulativas o icénicas a las simbélicas y, en segundo lugar, las proveniences de las ‘mismas manipulaciones simbélicas. La segunda depende, de alguna forma, de la primera, En efecto, en el comienzo del aprendizaje y mientras el alumno aén no puede manipular los simbolos por si mis- ‘mos, el reconocimiento o la construccién de fracciones cequivalentes depende de lo que Post y sus colegas (1985) ‘denominan la straslaci6n coordinada de las representacio- ness. Asi, el reconocer que las fracciones 3/4 y 6/8 son equivalentes implica el traslacar ambas formas simbélicas 4 representaciones icdnicas (figura 1), comparar éstas Gilt ‘mas y trasladar la comparaci6n y su resultado, de nuevo, al nivel simbolico, Es por ello que la nocién de equivalencia es adquirida con ms facilidad cuando se comienza con el plegado de ‘papel o, incluso, con el modelo de area que directamen- tea través de una forma simbblica, como es el caso de la ‘multiplicacion por uno (Bohan, 1971; cit. por Dickson, Brown y Gibson, 1991): 348. ane la Bducacién Matemética actual defiende, entre otras cosas, que la nocién de equivalencia de fracciones no debe ser el tinico camino para Ja comprension numérica de las mismas ya que dicho aspecto debe ser complementado con la concepcién de las fracciones como entes ‘matemdaticos ordenados. Figure 1 En este primer momento, por tanto, cexisten dos pasos fundamentales en el aprendizaje de la equivalencia: por un lado, reconocer la equivalencia entre Jas dos representaciones icénicas y, por otro, trasladar adecuadamente esta comparacién a las representaciones simbolicas Respecto al primer paso, la cuestion reside en reconocer que ante un todo con dos particiones distintas, la fraceién expresada es la misma (parte inferior dela figura 1). El planteamiento de esta ccuestién como mero reconocimiento 0 ‘como una operacion a realizar en el todo puede cambiar los resultados del aprendizaje, Ademds, la presencia de sdistractores perceptivos: (Como es el caso de referisse a 3/4 y aparecer el dia ‘grima dividido en cuatro u ocho 0 doce partes) difcultarfa la comparacién centre las dos representaciones icénicas. EI segundo paso se refiere a trasladar a nivel simbélico la comparacién realiza- dda sobre las representaciones manipula tivas (plegado de papel) o icénicas (el modelo de drea). Esta traslacién, desde luego, no es inmediata. Fl mismo Bohan (297 encontraba que, tras un aprendi- zaje efectivo de Ia equivalencia basado en el plegado de papel, menos de fa mitad de los estudiantes de 11 afos eran capaces de simplificar fracciones cen el nivel simbélico (pasar de 9/12 a 3/4, por ejemplo). Esta falta de inme- diatez en la traslaci6n a lo simbélico y, simultineamente, su enorme importan- cia en el aprendizaje de la equivalencia de fracciones, hacen de esta traslacién. un objetivo prioritario de la enseaanza, Sea comentado antes que otra fuente de cerrores y dlfcultades en el aprendizaje de J equivalencia se encuentra en las mis ‘mas manipulaciones simb6licas. A este respecto, traeremos a colacién la distin- ta dificultad de dos tareas aparente- mente basadas en reglas semejantes. ‘Asi, Dickson y sus colegas (1991) citan diferentes estudios que sefalan que: ac Sy? ns es mis cifieil que ate 3*2 ces decir, que es mis fic construir frac iones equivalentes a partir de una mas elemental que al revés, simplificar una fraccion dada. ¢A qué es debido este hecho? Para Biline (1985) la division de numerador_y denominador por el ‘mismo ndmero lleva a confu division de fracciones, donde la regla marca -invertir y multiplicar, Sin des- ccartar esta explicacion ereemos que la distin dificultad de ambas tareas rest de en que el alumno tiene, en general, un deficiente aprendizaje de la regla de ‘multiplicacion por uno (reflejada en lineas anteriores). Sin embargo, posee estrategias incompletas 0 informales para sustituira esta regla. En cambio, la division de numerador y denominador por el mismo njimero depende directa- mente, por inversién, de la regla de ‘muliplicacién por uno. Estas estategias se revelan con bastan- te claridad en tareas de encontrar el cuanto niimero frente a dos fracciones equivalents. Por ejemplo, Hart (981) planteaba encontrar lt incégnita en Liz ren Hl porcentaje de aciertos oscil entre €1 72% a los 12 afos y ol 79% a los 15 aos lo cual podria ser relativamente satisfactorio, Sin embargo, ante el ‘mismo tipo de prueba, Vance (1992) encontraba.alumnos que justifcaban que 1/2 = 2/ 1412 2424 sin que vieran la conexi6n entre lo rea- lizado y la multiplicacién. A este res- ecto (Dickson y otros, 1991:316): es mas facil construir Jfracciones equivalentes a partir de una mds elemental que al revés, simplificar una fraccion dada. Es dificil saber i ls nies que obtwieron resuhados cortectos n estas cuosiones numéricas estén demsron- do avlénica comprensién de la equivalencia y no limi: réndose a detector pouias 0 cegularidades, Otros investigadores (Hart, 1981; Ohlsson y Bee, 1991, por ejemplo) han detectado resultados erroneos en estas pruebas al basarse en pautas o regularidades basadas en la comparaci6n de los némeros, en la suma o en la resta de os mismos. Por ejemplo, se puede afirmar que 3/5 = 7/9 porque 3-5 = 7-9. O que 12/15 = 2/5 dado que a los dos ‘términos de la primera fracciOn les restamos una decena (una generalizacion incorrecta de la regla de que ope- sando ambos términos del mismo modo la fraccién no varia). 2Qué conclusiones se pueden sacar de todos estos datos? 1. La regla de multiplicar una fracci6n por uno no es ni elemental ni inmediata ya que el alumno la va cons- truyendo, muy probablemente, a partir de la suma del numerador y el denominador consigo mismos, tal ‘como detectaba Vance (1992). 2. Existen otros criterios (de comparacion numérica entre numerador y denominador, de falsa generali- zaciOn de las reglas, entre otros) que obstaculizan, seriamente el aprendizaje de la regla de multiplica- ci6n por uno. cA qué se debe la presencia de estos obsticulos? La res- pulesta resiira en la escasa transparencia de los simbolos Y seglas uilizados, es decir, en que el estudiante no reco noce el referente de estas fracciones y reglas y, por ello, este referente no actiia a modo de restriccion de las accio- nes que ejecuta. Es por ello necesario que se refuerce la conexi6n simbolo-referente de modo que se comprucbe que, sobre el segundo, las err6neas manipulaciones sim bolicas carecen de sentido. Por ejemplo, ges posible que 3/4 sea una fraccion equiva- lente a 7/8? Para el alumno que razone en términos de la diferencia entre numerador y denominador, si. Pero si se confrenta a una representaci6n mas elemental (figura 2) se puede comprobar con facilidad que la regla es errénea, Figure 2 Kieren (1992) recuerda que la idea de equivalencia entre fracciones implica, entre otras cosas, la comprensién de dos tipos de igualdades: la srelativas (traducible ala regla de la multiplicaci6n por uno) y la «leductivay, que afirma que dos fracciones son equivalentes cuando es igual el producto de smedlios: y de sextremos.. Esta conocida regla basa su presencia en Ia forma en que los matemiticos definen la relacion de equivalencia entee fracciones pero, cen l priictica, se revela como de dificil aprendizaje y des- ligada de la igualdad anterior (la multiplicacién por uno). En efecto, esta dltima es construida desde la suma de numeradores y denominadores consigo mismos, La igual- dad deductiva, en cambio, es vista antes como una regu. laridad observable que como una regla construida en rela- cidn con las acciones sobre el referente, El aprendizaje del orden de fracciones Las propiedades numéricas de las fracciones implican, no s6lo su posible equivalencia, sino Ia postbilidad de que sean distintas en cuyo caso son susceptibles de ser orde- nadas, El alumno, cuando se enfrenta a la necesidad de cefectuar ese orden, tiene una serie de dificultades que pro- vienen de distintas fuentes: la influencia de los nGmeros naturales, las caracteristicas linglsticas del orden entre fracciones y la constitucion de Ia fraccién como pareja de ‘ndimeros. Examinemos con detalle estas clficultades. En primer lugar, el estudiante ya sabe ordenar niimeros pero su experiencia se reduce a los naturales. Por ello, cenfrentado a dos fracciones como puede llegar a la conclusion de la segunda fraccién es mayor, dado que 4 es mayor que 3. Esta regla es valida cuando se comparan numeradores siendo iguales los denominadores, como en 3,2 ea pero no lo es cuando se comparan denominadores siendo iguales los numeradores, como en el primer caso planteado, Existe también un conjunto de dificultades Ungoisticas «que fomentan la incomprensién entre fo que pide el pro- fesor y lo que entiende el alumno. Post y sus colegas (1985) deseriben una serie de casos donde, ante la pre- ‘gunta ‘Dime cudl es mayor, el alumno manifestaba no entender si se preguntaba por cul fraccién tenia mayor ‘nimero de partes 0 era mayor en su tamaii. Estas dos dificultades (falsa generalizacion del orden de naturales y la lingtifstica) tienen una estrecha relacion on otro obsticulo basico: la incomprensién de que el orden de las fracciones se determina por la consideracién. Las propiedades numéricas de las fracciones implican, no sélo su posible equivalencia, sino la posibilidad de que sean distintas en cuyo caso son susceptibles de ser ordenadas. El alumno, cuando se enfrenta ala necesidad de efectuar ese orden, tiene una serie de dificultades que provienen de distintas fuentes. simultinea de sus numeradores y denominadores entre si. En otras pa- labras, el hecho de que un mayor nix mero de partes (numerador) puede venir compensado por un menor ta- ‘mafio de cada parte (denominador) y Esta incomprensi6n es el origen, pric ccamente, de todas los errores observa bles, en algunos casos de forma evi dente Post y Cramer 1987, 33) Cuando se les pide comparor 3/9 y 4/9, clgunos ergumenten: «3/9 0s mayer que 4/9 porque en ls cuaios los piazos son més pequefas y debe- ‘mos fomer més para iguola la unidad enlera> 0, similarmente, eporque en 3/9 las plazas son mayeres porque hay pocos». Cuando el estudiante no dispone de este conocimiento (a relacién inversa centre el ndmero de divisiones y el tama fio de la fracci6n unitaria) repara esta incomprension con estrategias alternati- vas. Por ejemplo, ante las fracciones 26 39 puede afirmar que son iguales porque si suma cuatro tanto al numerador como al denominador de la primera resulta a segunda, Otra forma de razonar en semejante caso es que Ja diferencia entre los denominadores y numeradores es igual en ambas fracciones, Existen también dos estrategias que son vélidas pero no aplicables 4 todos los casos y que revelan, ademas de un inte- resante conocimiento informal que el profesor debe potenciar y aprovechas, ‘um rechazo a los métodos escolares for- ales, sobre todo cuando persisten a lo largo de los aitos, como luego se vers. Son las siguientes: 1. Presencia de una fraccién interme- da, Aplicable cuando una de las fracciones excede y otra es menor que una fraccion conocida (pre- ferentemente la unidad pero tam- ign 1/2), Por ejemplo, 2.1.8 58284 2, Comparacién del complementario a Ja unidad. Esta estrategia s6lo gDénde situar la equivalencia? es aplicable para fraciones muy EL punto de vista mis tradicional indica que la ensenanaa peOximas ala unidad, como es el sobre Ia equivalencia de facciones debe preceder ala de caso de | suorden aunque éste, en general, es apenas abordado. Ya 4 hhemos comentado que la perspectivaestuctraita de los a3 alos sesentaresltaba la equvalencia como més impor perspectiva | tame, fundamentalmente porque pernite una construc- aa egr @ fp unidad mienias | CSM NATAIIYG | necesidad de ensefr a orenacn de fraccones se ha ae aa send eat 1/5, Dado le los arios | ‘a abrendo paso con cena dieu que V5 es mayor que 1/8, a la ‘sesenta Segunda face le fle ms para ee ay que tener en cuenta que el orden de fraciones slo Nee eae acl resaltal sirve para destacar las propiedades numévieas de las fac- menor, Obsérvese la economia | /@ equivalencia | ciones. La equivalencia, en cambio, es una herramienta eociae Gee ee ea como mas | mprescindible para consruir otros conocimientos fracio- narios: La propia ordenacin,lasmplifcacion de fracio- miento: una comparacién_ entre prop a simp pares de nimevos se ha reducide |g AuPOMtAMHe, | nes, la suma y la rest. Esta utlidad dela equivalenca ha opm ee a ee er ene tilos ox denominadores), labor | POTQUe permite | el alumno tiene que tener antes de abordar el resto de Ge, sin embargo, es conceptual. | tuna construccién | conocimientos. Sin embargo, existe otras opiniones al ‘mente mas comple. rigurosa respecto, Boece | ae Bllerbruch y Payne (1978) defendian que la equivalen- co es eviene que, en euauier | eee | cin ge integra dentro de In ensehanza de la suma de pareja de fracciones, su ordenacién ig nilmeros: fracciones, La creencia que fundamenta esta postura foie earn aia racionales, podria expresarse del siguiente modo: si la equivalen- Silas transformamos en facciones | La necesidad | clade fracciones sirve para resolver con meétodos gene- cauivilenes con el misino deno. | de enseniar __| lesa suma de fracciones,zpor qué aislar un conoc : siento del uo? Abordemos la equivalencia cuando sea Ustctaiia cnretecnaaens, | Mordenacion | necexaia dento de una secuenca de enselana dei ¥ 4/5 se basara en reducir a deno- : ; mminador comén de manera que la | 4@fracciones | suma determinacién de 12 mayor se se ha ido Este enfoque tiene sus limitaciones y condiciona de dedujera de la comparacion de sus | abriendo paso | manera decisiva el tipo de equivalencias que se tratan, nuevos numeradores con cierta | POF siemplo, a simpliicacon de fracciones, ms dif : due la generacion de facciones equivalentes a uavés de ee dificultad. Ja multiplicacién por uno, es simplemente descartada 7 Celeb y Payne, 1978140 | By 3 | 0” @ [Nose inlye en ete put la sinplilacién de cei nase trminos més bojes per la cua que linen los stints conf reducin la confsén que rau de ie aprende con facilidad el mecanis- | o% y a ete ais ae aes eee trator, en el caso general de la sumo, dos lemos dfcles media a otras dos? Por ejemplo, si alee eee pedimos escribir una fraccién situada entre 1/2 y 2/3, la forma de resolver este problema es expresar ambas frac- clones con unas equivalentes que pre- senten un denominador comtin: 3/6 y 4/6 no serdn adecuadas, pero si 6/12 y 8/12 para determinar a 7/12 como frac- cién intermedia, Esta pregunta era planteada por Hart (1981) que encon- traba, entre jévenes de 15 afios, un 21% de acierto, Desde otro punto de vista, sin embargo, se llegarfa ala con- clusién contraria: es mejor ensefiar la simplificacion como procedimiento inverso y, por tanto, estrechamente relacio- nado, con la multiplicacién de una fracci6n por uno. Pagtiendo de la misma base que estos autores tomaremos en. ‘este articulo, no obstante, un camino diferente, Coincidimos fen que la equivalencia no debe ser ensefiada aislada de ‘010s conocimientos sobre fracciones sino en estrecha rela- ‘i6n y, aGn més, incluida en dichos conocimientos. Sin ‘embargo, relacionar la equivalencia con la suma, aunque es luna opcion valida, no parece la mejor habida cuenta de los resultados observados en apartados anteriores En efecto, se puede afirmar que la ordenacién de frac- ciones es un campo lleno de procedimientos intuitivos, Incompletos, informales y de falsas generalizaciones. No existe un conocimiento conceptual que garantice la unificacién de métodos como Ios basados en las frac- ciones equivalentes. Al mismo tiempo, la consideracién numérica de las fracciones es un aprendizaje con nota- bles debilidades, mediatizado por numerosos obstécu- los. El estudiante tiene serias dificultades para entender la relacién entre fracciones y atimeros racionales, Io que conlleva una limitacién de todo su aprendizaje sobre fracciones, Es por ello que entendemos necesario incluir la nocién de equivalencia dentro de la del orden de fracciones. La idea no es nueva, tal como comenta Giménez (1991), pero nunca ha pasado del estado de idea sin concretar. Aqui nos proponemos llegar a una propuesta didactica al respecto, Sera importante, a parti de esta decisién, no limitar el conocimiento de la equivalencia por su mayor ‘© menor dependencia de la ordenacién, como pasaba en el caso de la suma antes tratado. Por otro lado, este plan- {eamiento tiene una ventaja. La interrelacién equivalen- ia/orden permite entender esta fase del aprendizaje sobre fracciones como la eecucién de wna accién gene- ral: la comparaci6n del tamafto de dos fracciones. En unos casos el alumno encontrari que son distintas y habra de determinar cual es menor y mayor y, en otros casos, las dos fracciones seri del mismo tamafo y las llamaremos equivalentes, Secuencia de tareas escolares Con todo lo dicho se hace necesario establecer una se- cuencia de tareas que, puestas en prictica en el aula, con- duzcan a un conocimiento integrado de la equivalencia y cl orden de fracciones y, en suma, a una comprensién del caricter numérico de las fracciones, Las tres primeras corresponderiin preferentemente al tercer ciclo de Educa- cidn Primaria mientras que las restantes tendrfan su mejor ubicacién en el primer cielo de la ESO, (Ordenar fracciones de igual denominador 1. Comparer fracciones ablenides por iteracién de una froc-

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