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COLECCION ESCAQUES A. SUETIN COMO DEBE JUGARSE LA APERTURA El primer problema que se presenta al ajedrecista principiante es, fundamental- mente, el planteamiento de la apertura. Se han publicado infinidad de libros y mo- nografias especiaies para cada sistema de apertura, pero intentar aprenderse de memoria las miles y miles de variantes del tenebroso océano de las posibilidades inl- ciales, es improductivo y aun morboso. Con frecuencia se oye decir: «3Cémo Ju- gar la apertura? He lefdo libros sobre la teoria y aprendido muchas variantes, pero en cuanto estoy frente al tablero los re- sultados son tan distintos...» Nada es mas clerto. El «empollén» se queda confundido con cualquier continuacién no prevista por la teorfa. Y es que el ajedrez, como cual- quier otra clencia, también esté sometido a los principlos de la l6gica, una légica cuyo conocimiento permite tamizar toda continuacién inadecuada y estrechar el circulo de posibilidades en el curso de la partida. Es por ello que el gran maestro soviético SUETIN ha escrito este librito en el que nos ofrece las reglas formales para aprender dicha ldgica y facilita en gran ma- nera el trabajo de anilisis. Al confeccionar esta obra, su autor se ha servido de la experlencla adquirida en el adiestramiento de los ajedrecistas princl- piantes de la Unién Soviética. Ha dedica- do una especial atenclén en prevenir de los ataques prematuros y falsamente atra- yentes en la apertura. En los ejemplos que expone para ilustrar los yerros tipicos, no s6lo ha hecho uso de las partidas de los maestros, como suele hacerse, sino que ha introducido varios ejemplos caracterfsticos del modo de jugar de los principiantes, cu- yo estudio evitara los frecuentes errores que se realizan en la etapa inicial de la partida. Confiamos en que este trabajo de la es- cuela soviética ayudar4 a nuestros lecto- res a desentrafiar y asimilar el arido mun- do de la teorfa de las aperturas. Cublerta de G. Mari A. SUETIN COMO DEBE JUGARSE LA APERTURA A. SUETIN COMO DEBE JUGARSE LA APERTURA CUTS EDICIONES MARTINEZ ROCA BARCELONA COMO DEBE JUGARSE LA APERTURA A. Suetin Traduccién directa del ruso por AGUSTIN PUIG Revision técnica por José M.* JusT— BoRRELL © 1968 por EDICIONES MARTINEZ ROCA, S. A. Gran Via, 774, 7° - 08013 Barcelona RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS Este libro no puede ser reproducido en todo, ni en parte, en forma alguna, sin permiso IMPRESO EN ESPANA — PRINTED IN SPAIN ISBN 84-270-01045 Depésito legal: B. 35454-1985 Diagrafic, S. A. - Constitucid, 19 - 08014 Barcelona INDICE Prélogo ... ... ... 5 eaten . Pag. PRINCIPIOS FUNDAMENTALES Y PROBLEMAS DE LA APER- TURA . Espacio ... ... .. Importancia de las casillas centrales en ‘la apertura ; Posicién del rey y de la dama. Los flancos . Linea demarcadora ... ... ... . El tiempo ... La ventaja ‘gel. primer : movimiento La movilizacin en la apertura ... Operaciones activas en la apertura Las fuerzas combativas .. . Cadenas de peones y modo de “detenerlas ose eet Deficiencias estructurales de peones en la apertura ... . Movimientos de peén inoportunos . Accién conjunta de piezas y peones . Transicién de Ja apertura al medio juego .. te pelt Aplicacién tactica de la ventaja losrada en Pia apertura _ Mantenimiento de una prolongada superioridad El ataque en la fase de transicién al medio juego APERTURAS EJEMPLARES . Apertura escocesa ... ... ... ... Apertura italiana ... ... .. Defensa de los dos caballos. Gambito de dama Ejemplos practicos Apertura rusa ... . Gambito de rey Defensa Philidor .. Apertura espaol Defensa siciliana . COMO HAY QUE ESTUDIAR LA TEORIA DE LA APERTURA . PROLOGO La partida de ajedrez consta de tres fases: apertura, .medio juego y final, Comiunmente, la primera fase, o apertura, se prolonga hasta el décimo o decimoquinto movimiento, en el transcurso de los cuales los oponentes movilizan sus fuerzas para la lucha, cuyo cardcter en el medio juego de- pende fundamentalmente del planteamiento de la apertura, la cual no es facil iniciar ni mucho menos y es el primer problema que se plantea al principiante. Con frecuencia, a muchos aficionados con cierta experiencia se les oye decir: «¢Cdémo jugar la apertura? He letdo libros sobre la teoria de la misma y aprendido muchas variantes; pero en cuanto me siento frente al tablero los resultados son tan distintos...» Se han editado muchos libros con miles de variantes que tratan de este asunto; sin embargo, intentar aprendérselas de memoria, es improductivo y aun morboso. El ajedrez es un juego muy complicado. El comienzo de la partida con su integridad numérica de piezas y peones ofrece un ingente ntimero de posibilidades, Pero el ajedrecista estd sometido a los principios de la ldgica intrinseca, cuyo conocimiento permite tamizar toda continuacién inade- cuada y estrechar el circulo de posibilidades que han de analizarse en el transcurso de la partida. Los principios generales de la contienda en este juego actuan desde el comienzo de la partida. Y los ajedrecistas, jugando desde dngulos de mira opuestos, someten a investigacién distintas continuaciones. Lo curioso es que el ajedrecista profundiza mucho mds en una posicién dada al enfren- tarse con un oponente que cuando la analiza solo en casa. Las partidas realizadas en las competiciones no pasan inadvertidas. Y los ajedrecistas se sirven del alenguaje» internacional para tomar nota de ellas, circunstancia que permite luego hacer un estudio de las mismas; por ello, las ideas en este juego son transmisibles. Esto se refiere ante todo a la apertura, en la que muchas posiciones se repiten con frecuencia. Es légico que los métodos de lucha de uno u otro sistema se perfeccionen continuamente, En el proceso de investigacidn se determinan planes estratégicos y se trata de hallar nuevas posibilidades; de ello surgen las llamadas variantes de apertura que unen la teoria con la prdctica, A medida que aumenta el numero de dichas variantes con ideas simi- tee se crean sistemas, los cuales forman una apertura, partida, defensa, etcétera, No se debe, por supuesto, considerar la evolucién de la teoria de la apertura tinicamente como una cuantitativa acumulacién de experiencia. 7 Los tedricos del ajedrez han necesitado mucho tiempo para poder formular las primeras generalizaciones con que crear variantes y sistemas. Y se han necesitado varios siglos para encauzar la enorme experiencia adquirida, conocer los principios generales del juego en la apertura y formularlos. Ast es la fachkada del desarrollo de la teoria de la apertura. Tras ella hay una lucha entre distintas ideas, tendencias y escuelas. El camino que va al descubrimiento de los principios del ajedrez es escabroso y atraviesa muchos errores. No se olvide que el ajedrecista puede contar con el éxito si tiene ini- ciativa, ataca y da pruebas de inventiva, Pues ya en los primeros movi- mientos de la partida sg tienen tantas posibilidades, y no menos tenta- ciones, para manifestar toda suerte de tendencias al ataque. Al analizar las partidas realizadas por los maestros contempordneos, se advierte fdcilmente su tendencia al juego de posicién. Para ellos tiene importancia la tipicamente profunda y previsora estrategia en la que las maniobras «encubiertas» y la defensa ficticia representan un importante papel. En otro tiempo se jugaba distintamente; la estrategia era menos perfecta y los oponentes procuraban desenvolver una contienda abierta y atacar al rey. Por ello, la teorta empezé a elaborarse con las llamadas aper- turas abiertas y particularmente los gambitos, que se originan después de 1, P4R, P4R. En este tipo de aperturas el juego en el centro se descongela, lo que facilita distintos ataques de piezas. Durante mucho tiempo hubo tendencia a operaciones activas desde los primeros movimientos en las aperturas abiertas y no se consideré debida- mente la evolucidn de las piezas. Para sostener la continuidad en los ata- ques contundentes y arriesgados se sacrificaban piezas y peones ya al co- mienzo de la partida y era una cuestién de honor aceptar los sacrificios. Los métodos de defensa quedaban relegados a segundo término por la elaboracién de los principios del ataque. A principios de la segunda mitad del siglo xix se asesté el golpe defi- nitivo al atrayente, aunque no eficaz, juego complicado, En ello contribuyd el genial ajedrecista Pablo Morphy, que en sus partidas mostré evidente- mente cémo desenvolver con precision la partida en las aperturas abiertas; comprendié la importancia de la rdpida y conveniente movilizacién de las fuerzas combativas, relaciondndola estrechamente con el consiguiente ata- que al rey contrario. A partir de aqut, se vio claro que primero es necesario movilizar todas las piezas en virtud de determinadas reglas. El ataque puede tener éxito si las fuerzas combativas han evolucionado y actian conjuntamente. Desde entonces, la teorta de la apertura se ha complicado mucho. El ajedrecista principiante ha de procurar no aficionarse a las variantes que estén de moda, sino asimilar fundamentalmente los principios de la aper- tura y saberlos aplicar en la prdctica; esto es, enlazar la evolucién de las piezas con un plan activo. La concienzuda percepcién de dichos principios, formulados por el trabajo de muchas generaciones de ajedrecistas, no sdélo ahorra fuerzas fisicas; también desarrolla la habitud a analizar. Al dar los primeros pasos por el ajedrez es necesario comprender que la ele ee la apertura es un lance ldgico y en ella no cabe el azar ni el «quizd», Si se dominan estos principios, el ajedrecista puede felizmente «gober- nar» un sinfin de variantes. {Viene a propdsito decir que, en tal caso, las variantes acuden a la memoria con mucha facilidad! El destacado gran maestro checoslovaco Ricardo Reti (1889-1929) en su «Método moderno del juego de ajedrez» subraya que todo ajedrecista en su proceso de formacidn debe seguir la evolucién histdrica de toda idea referente a este juego. Reti estimd que primeramente ha de aprenderse a combinar y, luego, intentar el juego de posicidn. Es necesario adherirse a este ,punto de vista. Acaso no es conveniente que el ajedrecista principiante juegue las escabrosas aperturas cerradas contempordneas. Al principio, cuando lo importante es dominar la «visién combinatoria», lo mds adecuado es jugar las aperturas abiertas y gambitos. No se tema el riesgo y la derrota, pues, ¢cudndo se va a correr riesgo sino al dar los primeros pasos por el ajedrez? Ateniéndonos a esto, y al analizar determinados sistemas de aperturas en la segunda parte de este libro, nos detenemos fundamentalmente en las aperturas abiertas que, aunque bastante simples estratégicamente, ofrecen la posibilidad de un juego movil y combinatorio. Hemos procurado facilitar al principiante el trabajo de andlisis y pre- venirlo de los ataques prematuros y atrayentes en la apertura 0, dicho de otro modo, dar reglas para aprender la teorta de la misma. Se sabe que todas las aperturas, y de ellas hay mds de medio centenar, se dividen en tres grupos fundamentales: abiertas con los movimientos iniciales 1, P4R, P4R; semiabiertas, en que las negras no contestan a 1. P4R con 1. ..., P4R, sino con otro movimiento cualquiera, y las cerradas, en que las blancas efectéan cualquier movimiento y no 1. P4R. Nosotros haremos uso de esta divisién de las aperturas que se han ido complicando histdricamente. Al confeccionar este libro su autor ha procurado servirse de la expe- riencia adquirida en el adiestramiento de ajedrecistas principiantes; por ello, en los ejemplos que se exponen para ilustrar los yerros tipicos en las aperturas no sdlo se hace uso de las partidas de los maestros, como se suele hacer, sino que se han introducido varios ejemplos caractertsticos del modo de jugar de los principiantes; esto se refiere principalmente a la fre- cuente repeticién de errores en la apertura, En esta segunda edicidén se ha procurado dar mds realce al valor del factor tiempo en la apertura; introducido el subcapitulo «Transicion de la apertura al medio juego»; completada la segunda parte «Aperturas ejem- plares», y ampliada en cierto modo la tercera parte «Cédmo hay que estudiar la teoria de la apertura». A. SUETIN PRINCIPIOS FUNDAMENTALES Y PROBLEMAS DE LA APERTURA Los factores que caracterizan 1a posicién inicial son el espacio, el tiempc y las fuerzas combativas, Estos factores estén estrechamente unidos unos con otros, aunque debemos analizar sus variadas particularidades y, asf, conocer la importancla de cada uno de ellos en la apertura, ESPACIO Importancia de las casillas centrales oa la apertura Los escagues del tablero no son equivalentes unos a otros; su valor depende del medio en que se des- envuelve Ja contienda, pero la im- portancia del centro es enorme, el cual lo forman el conjunto de las cuatro casillas 4D y 4R blancas y AD y 4R negras. Toda pieza situada en él ejerce una presién maxima en la posicién del contrario y, ademds, puede ser trasladada al aector en que se des- arrolle la contienda, Esto se com- prende facilmente al comparar la in- fluencia de las piezas que ocupan las posiciones centrales con la de las situadas en los flancos. (Véase diagrama nim. 1) Si_se compara la posicién de los caballos, no es diffcil advertir que el caballo negro, situado en el dn- gulo del tablero, domina solamente dos casillas, y el blanco, dispuesto en el centro del mismo, tiene do- minio sobre ocho casillas, Diagrama nim. I (Véase diagrama nim. 2) Por otra parte, el caballo blanco tiene mds movilidad que su oponen- te y su eficacia puede manifestarse en cualquier parte del tablero. El alfil negro en el extremo del tablero domina siete escaques, v el blanco trece. Como puede apreciarse en estos ejemplos, el dominio del centro fa- cilita la evolucién de las piezas. ll Diagrama nim. 2 Los escaques centrales tienen un valor importantisimo en la apertura. Mientras no se haya determinado dénde se desarrollara la contienda, es conveniente dirigir la accién de las fuerzas combativas al centro del tablero, Este axioma del ajedrez es- tA demostrado por la experiencia de muchas centurias, La desestimacién del centro en la apertura puede traer consecuencias graves y hasta la pér- dida de la partida. Para convencerse de ello nos re- mitimos a la prdctica y ofrecemos un caso de cémo jugaron dos aje- drecistas principiantes la partida ita- iana: 1. P4R P4R 2. C3AR C3AD 3. A4A AIA 4, P3A CA 5. 0-0 ffs Tras esta serie de movimientos, las negras realizaron el inadecuado movimiento 5. ..., P3TD, en vez de tomar el importante peén central del oponente con la jugada 5. ..., CXP! Esto permiti6 a las blancas formar ‘un sdélido centro de peones que no tardaron en hacer evolucionar ade- lJante de un modo contundente. 5. P3TD 6. PxP 12 7. PXP A2T 8. PSD! C2R 9. PSRI tee Diagrama nim. 3 a... csc 10. P3TR C3T ll. P6D! eee Momento aleccionador; las blan- cas no se conforman sélo con su éxi- to en el centro, sino que lo apro- vechan inmediatamente para atacar al rey. ML. ... C3C 12, ASCR! P3AR 13. PRXP PCXP 14. TIR+ RIA 15. AXC y mate, Esto no quiere decir que la des- estimacién del centro se pague tan cara, ni que en las partidas de los maestros sucedan a menudo tales desbaratamientos. No obstante, sea cual sea la par- tida que analicemos, veremos siem- pre que el contenido de la lucha se desarrolla principalmente alrededor del centro. Suele suceder que maestros expe- rimentados presten atencién antes de tiempo al juego en los flancos y olviden la importancia del centro. He aqui un ejemplo en la defen- sa siciliana de una partida Pliater- Neen celebrada en Varsovia en 1, PAR P4AD 2. C3AR C3AD 3. P4D PxP 4. CxP P3CR 5. C3AD A2C 6. AIR CA Las blancas optaron prematura- mente por atacar al rey en vez de reforzar la presién en el centro. 7. CxC PCXP 8. PSR C1C 9. A4D D4T! 10, P6RI? GA 11. PXPA+ ae Era mejor 11. PXPD+ al objeto de evitar Ja superioridad de peones negros en el centro. ik... 12. A4A+ RxXP P4D! El ataque de las blancas se des- concierta ante el sdélido centro del contrario, Diagrama nim. 4 13. A3C TIR 14. P4A P4A! 15. ASR P3R 16. D2D A2C 17. 0-0 A3}A 18. P3TD TDID Tras haber montado un sdlido centro, las negras lo hacen avanzar enérgicamente. 19, RIT D3T 20. D2R DxD 21. CxD csc! 22, AXA RxA 23. C3A COR 24, T2A PSD! 25. CID PSA! 26. A2T P4R! No es dificil convencerse de que las negras tienen una superioridad decisiva. Pronto ganaron la partida. El concepto moderno del centro se ha enriquecido notablemente con ja nueva idea de que «la presién en las casillas centrales puede ser mds efectiva que su posesién», segin Alekhine. Esto significa que, en unos casos, no es necesario ocuparlo con peones para ejercer dominio sobre él. La acci6n coordinada de las piezas pue- de representar un importante papel en los escaques centrales. Analicemos la partida Petrosian- Kozma, celebrada en Munich en 19! 1, C3AR C3AR 2. P4D P3R 3. ASC P4A 4, P3R P3CD? Este error inadvertido permite a Jas blancas formar una poderosa avanzadilla de piezas en el centro, mediante el enérgico movimiento si- guiente: 5. P5D! PXP 6. C3A A2C 7. CXP AXC 8 AXC DxA 9 DXA on 13 Diagrama nim. 5 g Las blancas ocupan sélidamente la casilla critica 5D con sus piezas y atenazan las fuerzas combativas negras en el centro. En esta posi- cién se pondrd de manifiesto la vul- nerabilidad de las negras en la ver- tical de dama. Me C3A Es inferior 9. .... DXP; 10. TID, D4C+; 11. P3Al, DXP+; 12, T2D, D8A+; 13. R2R, pues las blancas ganan la torre, 10. A4A A2R TID 0-0 Cc4T D3R DxD P3D El cambio de damas ha aliviado un poco la situacién de las negras, aunque continia la eficaz presién de Jas piezas contrarias en la vertical de dama; no hay més defensa que cont Jos siguientes movimientos: 17. ... P4A 18. P4AR P3C 19. P3CR T3A 20. P4R PxP 4 21. CxP T3R 22, A3A R2C 23, P3C CA 24, T5-3D tee Las blancas se disponen a situar el alfil en la casilla 5D, de donde actuara con la maxima eficacia. a... C1. 25, C2A P4TR 26. R2D! oo El rey toma parte activa en el juego y, aprovechando el atenaza- miento de las fuerzas de las negras, intenta dirigirse a la casilla 3AR pa- ra apoyar la ofensiva de su ejército. 26. ... AlA 27. ASD T2R 28. C4R C3T 29, R3R C2A Hubiese sido mas eficiente el sa- crificio de peén 29. ..., PSA; 30. PXP, C4A, porque ahora se les pre- senta un juego sin ninguna perspec- tiva. 30. R3A CxA Esto es tanto como capitular, pues se crea una posicién en que un caba- llo importante se ha trocado por un alfil poco valioso. 31. TX€ T2-IR 32, TIR T3R 33. T2R P4CD 34, P3TR PT 35, PACR PXP+ 36. PXP AIR 37. PSA TAR 38, TXT PxT 39. T2D TIAR 40. T7D T2A 41. TXAl Y Jas negras se rindieron. Vencié Ja presién de las piezas; de ello se deduce que la posesién del centro en Ja apertura facilita la accién y mo- vilidad de las fuerzas combativas. Posicién del rey y de la dama. Los flancos En la posicién inicial, el rey y la dama estén situados en las vertica- les centrales y sus flancos los for- man el espacio comprendido entre las verticales de torre, caballo y al- fil de rey y las de dama respectiva- mente. El carécter de la lucha en los flancos varfa a medida que trans- curre la partida. En dicha posicién se observa que los dos puntos 2AR son los més vul- nerables, Posiblemente no hay ningtin aje- drecista que en sus comienzos no intentase atacar al rey contrario des- pués de los movimientos 1, P4R, P4R, mediante D5T y A4A, creando con ello la amenaza de mate en el punto 2AR del contrario. Esta tendencia natural parece dic- tada subconscientemente por la in- tencién de aprovechar la vulnerabi- lidad de dicho punto de las negras, las cuales pueden rechazar facilmen- te este ataque primitivo; es mas, la salida prematura de la dama blanca con el propdsito de amenazar mate, Jes permite ganar tiempo para movi- lizar sus fuerzas y tomar la inicia- tiva. Por ejemplo: 1. P4R, P4R; 2. D5T, C3AD; 3. A4A, P3CR; 4. D3A, C3A; 5. P4CR (admitamos que las blancas insisten en su «activo» pro- pésito), C5DI; 6. DID, P4DI, y las negras tienen la iniciativa. Este ejemplo de ataque frustrado no significa que no se debe atacar el punto de referencia, Pues se co- nocen muchos ataques y combinacio- nes brillantes en este sentido. Ofrecemos al lector unos ejemplos: 1. P4R, P4R; 2, C3AR, P3D; 3. P3TR?; 4, C3A, ASC?; 5. AXD (es relativamente mejor 7 PXxC; 6. DXA); 6. AXP+, R2R; 7. C5D y mate. Este bello, pero no complicado ejemplo de ataque al punto 2AR se llama «Mate de Legal», en la litera- tura del ajedrez. Variante de la partida italiana: 1, P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. A4A, A4A; 4, P3A, C3A; 5, P4D, PXP; 6 PXP, ASC+; 7. C3A, CXPR; 8. 0-0, CXC (es mejor. 8. .., AXC); 9, PXC, AXP?; 10. D3C!, AXT? (la probabilidad de salvacién la ofrece 10, ..., P4DI; 11. AXP, 0-01); 11, AXP+, RIA; 12. ASC, C2R; 13. C5RI, y el ataque de las blancas es irrechazable, Variante de la defensa de los dos eaballos: 1, P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. A4A, C3A; 4. C5C, P4D; 5. PXP, CXP? (lo oportuno es 5, ..., C4TD); 6. CXPA, RXC; 7. D3A+, R3R; 8. 3A, y las blancas llevan a cabo un ataque arrollador. Variantes de la defensa de Caro- Kann: 1. P4R, P3AD; 2. C3AD, P4D; 3. C3A, PXP; 4. CxP, C3A; 5. CxC+, PCXC; 6, A4A, ASC?; 7. C5R!, AXD?; 8. AXP y mate. 1. P4R, P3AD; 2. C3AD, P4D; 3. C3A, PXP; 4. CXP, C2D; 5. A4A, CR3A; 6. C4-5C, P3R; 7, D2R, P3TR? (lo correcto es 7, ..., C4D 0 C30); 8& CXPA, RXC; 9. DXP+, y el ataque de las blancas es irre- chazable, Variante del ataque de Sozin en la defensa siciliana: 1. P4R, P4AD; 2. C3AR, C3AD; 3. P4D, PXP; 4. CXP, C3A; 5. C3AD, P3D; 6. A4AD, P3CR?; 7. CxC, PXxC; 8 PSR, PXP?; 9 AXP-+,y las blancas ganan la dama. A veces, esta combinacién entra- fia la siguiente contracombinacién en la variante del gambito del Norte: 1. P4R, P4R; 2. P4D, PXP; 3. P3AD, PXP; 4. A4AD, PXP; 5. AXP, P4D; 6. AXP, C3ARI; 7. AXP+, RXA; 8 DXD, ASC+; 9. D2D, AXD+, con igualdad de po- sibilidades, Ataques andlogos a los puntos 2AR suelen llevarse a cabo en las aperturas cerradas. Variantes del gambito de dama aceptado: 1, P4D, P4D; 2. P4AD, PXP; 3. C3AR, C3AR; 4. P3R, P3TD; 5. AXP, ASC?; 6. AXP+!, RXA; 7. CSR+, etc. 15 1, P4D, P4D; 2. P4AD, PXP; 3. G3AR, P4AD; 4. PSD, C3AR; 5. C3A, P3R; 6, P4R, PXP; 7, P5RI, P5D; 8. AXP!, PXC!; 9, AXP+! Variante del contragambito de A Ibin: 1, P4D, P4D; 2. P4AD, P4R; 3. PDXP, P5D; 4. P3R?, ASC+!; 5. -A2D, PXPI; 6. AXA?, PXP+I; 7. R2R, Px C=C +}, y la ventaja de las megras es evidente. Se podrian poner muchos ejem- plos mds, aunque con los ofrecidos ‘es suficiente para comprender la ne- cesidad de prestar atencién a los movimientos activos que se realizan en el flanco del rey. Existe cierta diferencia entre las aperturas que originan los movimien- tos de los peones centrales 1. P4R y 1. P4D, a consecuencia de la po- sicién inicial del rey y la dama. En las aperturas de P4R las blan- cas pueden efectuar el enroque y terminar la movilizacién antes que en las de P4D. La lucha por las casillas centrales también tiene caracteres distintos. Particularmente se advierte esto en las aperturas que surgen después de los movimientos 1. P4R, P4R y 1. P4D, P4D, en que las negras pr curan mantener el equilibrio cuanti- tativo en el centro. Sin embargo, la lucha por el cen- tro toma formas distintas y es natu- ral que los dos bandos, especialmen- te el blanco, que tiene la iniciativa en la apertura, traten de eliminar respectivamente el peén central, lo cual, si se logra, da cierta superiori- dad al sector mds importante de la contienda. En la apertura 1, P4R, P4R, pue- den las blancas abrir mds facilmente el juego en el centro, mediante P4D, ‘pues la dama defiende este pedn. Aunque las negras, por su parte, es- tdn en situacién de Mevar a efecto el contramovimiento P4D, Por eso, el centro se abre con ma- yor facilidad, es decir, se eliminan Jos peones situados en é] en las aper- turas que se desarrollan después de 1. P4R, P4R; por lo contrario, el 16 movimiento P4R es dificil de reali- zar en Jas aperturas 1. P4D, P4D. Y asf, la posicién en el centro suele permanecer cerrada bastante tiempo. Después de 1. P4D, P4D, es mas eficaz la socava del centro del con- trario con el movimiento de flan- queo P4AD, respectivamente. En la apertura 1. P4R, P4R, esta socava efectuada con el movimiento P4AR parece mds demoledora para uno y otro bando, porque menosca- ba _sensiblemente el flanco del rey. De lo dicho se deduce que en la apertura 1, P4R,. P4R, es més facil desarrollar un intenso juego de pie- zas y desenvolver el ataque por el flanco del rey que en Ja 1. P4D, P4D; en ésta, la contienda tiene un cardcter mds lento y preventivo, y estratégicamente es mds complicada. Ello ha influido esencialmente en el proceso de desarrollo de la teoria de Ja apertura. Linea demarcadora Se llama linea demarcadora la que divide por las horizontales cuarta y quinta el tablero en dos partes igua- les. El jugador que posea mayor es- pacio tiene mds posibilidades de ma- niobrar con sus piezas; se considera un logro importante si éstas y sus respectivos peones cruzan dicha Ifmea y consolidan sus posiciones tras ella. En cambio, ceder espacio trae a menudo consecuencias desa- gradables. He aqui una muestra de ello en la defensa india de rey de una parti- da entre Suetin y Anischenko, Minsk, 1959. 1, P4D C3AR 2, P4AD P4A 3. PSD P3D 4. C3AD P3CR 5. P4R A2C 6. A2R te En vez de preparar la contraofen- siva en el centro y flanco de dama, con 6. ..., 0-0 y los siguientes movi- mientos P3R, P3TD y P4CD, las ne- gras continuaron asi: 6... C3T? Esto permitié a las blancas alcan- zar una sensible superioridad en el espacio. 7. ASC! D4T 8. D2D C2A 9, P4Al c2D Amenazaba 10, PSR! 10. C3A P3A 11. A4T 0-0 12. 0-0 cIR En esta posicién, las piezas negras carecen de movilidad vy se estorban unas a otras. Las blancas aprove- chan su ventaja espacial para abrir el juego. 13, TDIR P3TD 14. A3C D2A 15. ABD P4cD 16. P3C PXxP 17, PXP A3T 18. D2AD A2CR 19. T2R TIC 20, T1-1R! T3C 21. P4TR! T2A 22, PST! CIA 23. PSR PDXxP 24, PAXP PAXP 25. AXP AXA 26. CXA TR3A 27, PXP PXxP 28. P6D! DxP 29. CSD aie Tras haber abierto con éxito el juego, las blancas obtienen una ven- taja material decisiva? 29. ... c2c 30. CXTA+ DxCc 31. T2A A4A 32. CXP Y las negras abandonaron, La ventaja espacial no se debe con- siderar aislada de la posicién en el tablero. La evaluacién de su impor- tancia depende de la disposicién de las fuerzas, Por ello, todo intento de ganar prematura y precipitadamente espacio lleva con frecuencia a resul- tados poco satisfactorios, Esto puede verse en muchas variantes de aper- turas, como la defensa de Alekhine, la de Gruenfeld y la India de rey, donde las blancas ganan prematura- mente espacio, En este sentido es caracteristica la siguiente variante de la defensa de Alekhine: 1, P4R, C3AR; 2. PSR, C4D; 3. P4AD, C3C; 4. P4D, P3D; 5. P4A (posicién Iamada «variante de los cuatro peones»), A4A. Este movimiento entrafia una pe- quefia celada: si las blancas juegan ahora, al objeto de cambiar este ac- tivo alfil de casillas blancas del con- trario, 6. A3D? y no 6, A3RI, sigue 6. ..., AXA; 7. DXA, PXP; 8. PAXP, P4AD; 9. P5D, P3RI; 10. C3AD, DS5T+; 11. P3CR, DXPA, y las negras eliminan el centro de peones blanco. El espacio adquiere importancia ya en los primeros movimientos y est4 estrechamente ligado con toda situacién en el centro del tablero, cuyo dominio implica la lucha por la conquista de espacio y es efectiva si est asegurada por la accién con- junta de piezas y peones. 7 EL TIEMPO El factor tiempo es de mucha importancia y consecuencia desde el comienzo de la partida. El problema fundamental de la apertura, esto es, la movilizacién de las piezas, muestra evidentemente la importancia de este factor, el cual actiia en cuanto se ha efectuado el primer movimiento; en ello estriba el origen de la iniciativa. La ventaja del primer movimiento En la posicién inicial de la partida las fuerzas y posibilidades son igua- les para uno y otro bando. Un oponente logra una buena po- sicién en la apertura si el otro no juega con exactitud. Desestimar el centro, la movilizacién de las piezas y otras circunstancias por el estilo causan el desequilibrio de las fuer- zas enfrentadas en la contienda. El derecho al primer movimiento influye esencialmente en el cardcter del juego ya al comienzo de éste y_supone cierta iniciativa de las blans que se traduce en amplias posibilidades de elegir diferentes pla- nes y, por consiguiente, en una ten- dencia hacia fines activos. Esto hace que las negras hayan de someterse, en cierto modo, a di- cha iniciativa y que sus planes de- pendan de ella, aunque no significa que estén condenadas a la defensiva y pasividad en la apertura. Las blancas pueden perder la ini- ciativa si cometen cualquier error; mas si les ocurre a las negras puede traer malas consecuencias para ellas. Es natural que las blancas hagan todo lo posible para mantenerla y ampliarla en la primera fase de la partida; por lo contrario, las negras procuran neutralizarla y, si a mano viene, tomarla. En las competiciones en que par- ticipan maestros se considera un éxito si se logra conservar la inicia- tiva, que, como se suele decir en el lenguaje del ajedrez, «asegura una pequeiia y duradera ventaja» y re- presenta un papel importante en la apertura moderna, pues facilita la realizaci6n de todo plan, Por eso, no es dificil advertir que la lucha 18 por ella gira en torno a los escaques centrales, Sus métodos para lograrla o contrarrestarla se suceden cons- tantemente y ello hace que se pro- grese en el campo de la teorfa de la apertura, Las blancas no deben confiarse demasiado en la ventaja que les brinda la primera jugada, si las ne- gras tratan de llevar a efecto un contrajuego activo, ni jugar de modo estereotipado, porque pueden perder Ja iniciativa y hallarse en una situa- cién embarazosa. El factor tiempo también guarda relacién con el siguiente elemento: La movilizacién en la apertura Su objetivo fundamental es mo- vilizar rdpidamente las piezas y si- tuarlas en posiciones eficientes. El tiempo es muy importante en la apertura y en el transcurso de la partida, Ganarlo es una de las pre- misas fundamentales para llevar a cabo una ofensiva. .Cudntas veces nos encontramos con que nos falta un tiempo durante el juego? Un tiempo puede decidir el éxito de una operacién tdctica, de un plan estra- tégico y hasta el resultado de la con- tienda. El destacado maestro sovié- tico Serguei Belavenets, caido en el frente de la segunda guerra mundial, solia decir que la partida de aje- drez «es la tragedia de la falta de un tiempo», De ahf que una pieza no se debe mover dos veces en el transcurso de Ja apertura si no ha de reportar ningtin beneficio, No es conveniente incluir antes de tiempo Jas torres o la dama dentro del juego activo, porque pueden ser objeto de ataque por las piezas ligeras y peones, ade- mds de ser una pérdida de tiempo. Un ejemplo de ello es el ataque 1. P4R, P4R; 2, D5T?, porque puede ser rechazado por las negras con 2, ..., C3AR!, que permite una rdpi- da movilizaci6n de las piezas, aun cuando se sacrifique el peén. Vea- mos: 3. DXP+, A2R; 4. A4A, C3A; 5. D4A, 0-0; 6. C3AR, P4D! Ter- minada la movilizacién, las negras deben iniciar el ataque. Pues la supe- rioridad en el desarrollo puede ser utilizada en caso de que se abra el juego por el centro: 7. PXP, TIR. No es dificil convenverse de que las negras han conseguido un po- deroso ataque por «poco precio», el cual las blancas posiblemente no puedan rechazar, por haber demo- rado la movilizacién de sus fuerzas. Tampoco son recomeadables conti- nuaciones, como 1, P4R, P4R; 2. C3AR, C3AR?, con cuyo movim'en- to las negras ceden la defensa del peén a su dama; esto permite a las blancas, después de 3. C3A, ganar tiempos con la amenaza C5D, etc. Recomendamos a quienes se ini- cian en el juego de ajedrez que, tras el movimiento 1. P4R, sitten ins caballos en posiciones sélidas, es de- cir, en las casillas 3AD y 3AR. Con los alfiles debe hacerse lo mismo. Veamos: luego de 1. P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD, es conve- niente disponer el alfil blanco en el escaque 4A o 5C. Resulta pasivo ¢l movimiento 3. A2R y desacertado el 3, A3D?, porque la situacién de la pieza en esta casilla obstruye la evolucién del flanco de dama. El rey es la pieza mds vulnerable en la apertura y juego medio debido a los ataques de las fuerzas contra- rias. Por esta razén, ha de procu- rarse enrocar antes de que se abra el centro; ademas, permite incluir Ja torre dentro del juego activo. La desestimacién del desarrollo de las piezas y el mantenimiento del rey en el centro son con frecuencia Ja causa de una derrota inminente. En este sentido es aleccionadora la siguiente partida jugada entre dos principiantes: 1, PAR P4D 2. PXP DxP 3. C3AD D4TD 4, P4D C3AD? Esto es un ejemplo de una movi- lizacién desacertada. El ultimo mo- vimiento de las negras facilita a las blancas empezar con tiempo opera- ciones activas en el centro, Lo opor- tuno era 4. ..., CAR. 5. P5D CSC? Otro error; era relativamente me- jor volver el caballo a su posicién inicial. La «actividad» de las negras es evidentemente prematura. 6. P3TD ASA Con ayuda de la amenaza 7. ..., CxP-+, las negras insisten en tomar la iniciativa cueste lo que cueste. Diagrama nim. 6 En casos asf no hay que someterse a las intenciones del contrario y pa- sar a la defensiva con el movimiento, por ejemplo, 7. A3D?, pues la acti- vidad de las negras estarfa totalmen- te justificada tras la respuesta 7. ..., CXA+. Aqui se trata de castigar 1g al contrario por desestimar el des- arrollo de las piezas, La légica del juego del ajedrez indica que es ne- cesario hallar una refutacién, la cual debe buscarse en el contraata- que, que ha de ser enérgico aun cuando entrafie sacrificios. Partiendo de este principio, las blancas rechazaron de un modo con- vincente el prematuro ataque del contrario. 7. ASC+ P3A Era mejor 7. ..., RID, aunque las blancas hubiesen tenido una ventaja importante después de 8. A4T. Aho- ra se va a producir la derrota ful- minante, 8. PxC Las blancas ofrecen el sacrificio de una calidad con objeto de atacar decisivamente al rey. 8... DxT 9. PXP P3TD 10. CSD! Y las negras abandonaron la par- tida, por no poder defenderse de los movimientos 11. C7A mate y Ll, PXP+, En las partidas jugadas entre maestros rara vez se producen de- rrotas tan espectaculares como esta; sin embargo, ajedrecistas muy ex- perimentados descuidan, a veces, la movilizacién y atienden demasiado pronto a cualquier idea activamente estratégica, En este sentido sirve de ensefian- za el contragambito de Falkbeer ju- gado en una partida entre Tolusch y Alatorzev. Moscu, 1948. 1, PAR P4R 2. P4AR P4D 3. PRXP DXxP? Al objeto de reducir la presién en el centro, las negras movilizan de- masiado pronto la dama y pierden unos tiempos, 20 4. C3AD D3R 5. PXP DxP+ 6. A2ZR ASC 7. P4D! D3R 8. D3D P3AD 9. ASA CA 10. 0-0-0 AXA Era mejor 10, .... A2R. Con su Ultimo movimiento, las negras per- miten a su oponente ganar otro tiem- po y poner sus fuerzas principales en accién. El ataque de las blancas es irrechazable. ll. CICXA A3D 12, PSD! Pres Para aprovechar la ventaja logra- da en Ja movilizacién de las piezas es necesario abrir répidamente el juego en el centro, 12... CxP 13. CxC PxCc 14, D3CR AXA+ 15. CXA D3TR 16. TRIR+ RIA 17, D3T+ Y las negras abandonaron. En el desarrollo del juego es necesario situar las piezas en posiciones sdli- das y eficaces con objeto de limitar las posibilidades del adversario, Par- ticularmente hay que evitar todo cambio que facilite e] desenvolvi- miento de las fuerzas contrarias y obstruya la movilizacién de las pro- pias. Veamos: después de 1, P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. P4D, PXP; 4. CXP, las negras no deben ir al cambio de caballo (4. ..., CXC; 5. DxC), porque con ello dan al opo- nente una evidente ventaja de des- arrollo y posicién en el centro. Ade- mds, la dama blanca ocupa una po- sicién activa y, no obstante haber entrado en juego antes de tiempo, no puede ser amenazada de momento por ninguna pieza ligera de las ne- gras, Diagrama nim. 7 7 2. J cTEEREEN oe . sete aoe 2s Es evidente que las negras se van a encontrar con dificultades en el desenvolvimiento de su flanco de rey, pues su alfil de casillas negras no puede moverse de su puesto de- bido a la amenaza 6. DXPC; a 5. ..., C3A sucede la contudente respuesta 6. PSR, tras la cual el caballo ha de volver a su punto de origen. Tam- poco sirve de mucho el movimiento relativamente mejor 5. .... D3A, porque las blancas mantienen una prolongada iniciativa después de 6. P5R! Advertimos asimismo que el des- envolvimients ha de ser armonioso. La movilizaci6n no puede conside- rarse completa si sus elementos han evolucionado solamente en un flanco. Para todo ajedrecista es instruc- tiva la excelente partida Keres-Bot- vinnik, Moscd, 1941. = 1, P4D C3AR 2. P4AD P3R 3. C3AD ASC 4, D2A P4D 5. PXP PxP 6. ASC P3TR! 7. A4T see Como se verd més adelante era mejor 7. AXC; pero el deseo de las blancas fue aprovechar la clavada del caballo. P4AD 0? ae Diagrama nim. 8 % as Ee, ~ a | Sate wil 8 Ts 8 Al parecer, las blancas han re- suelto satisfactoriamente los proble- mas fundamentales de la apertura, pues acaban de efectuar el enroque y presionan activamente en el pun- to 5D; mas al proseguir en su inten- to no han tenido en cuenta el im- portante hecho de que su flanco de rey esté por desarrollar. Esta cir- cunstancia y la posibilidad del juego abierto en el flanco de dama per- mite a las negras empezar una ofen- siva arrolladora contra la posicién del rey. 8... AXC! 9, DXA P4CR! 10. A3C PXPl Con mucha energfa, y sin tener en cuenta Ja vulnerabilidad de su po- sicién, Jas negras Hevan a efecto ei ataque, cuyo objetivo principal es lanzarse cuanto antes sobre la po- sicién del rey adversario, aprove- chando la circunstancia de que el flanco de él permanece «congelado». Obsérvese también que las negras han obligado al alfil de casillas ne- gras a retirarse de su activa posi- cién con el movimiento P4CRI. 11. DxP CA 21 12. D4TD AGA 13. P3R TIAD 14. A3D D2D! Las negras no tardaron en desbara- tar totalmente la posicién del con- trario. 15. RIC AXA+ 16. TXA D4A 17, P4R CxP 18. RIT 0-0 19. TID P4C 20. DXP CcsD 21. D3D C7A+ 22, RIC csc ¥ las blancas se rindieron, Hasta cierto punto no es acon- sejable meterse como norma en operaciones complicadas si no se tiene un considerable mimero de po- sibilidades para elegir un plan, es decir, la movilizacién de las fuerzas combativas ha de ser flexible. Hay que eludir la formacién pre- matura del centro, por perjudicar las funciones fundamentales de la mo- vilizacién, Para ilustrar lo dicho veamos los primeros movimientos de la defensa siciliana: 1. P4R, P4AD; 2. C3AR, C3AD; 3. P4D, PXP; 4. CXP, C3A. Diagrama nim. 9 Las negras han atacado al peén 4R y presionan sobre los escaques centrales. Aquf, la respuesta conve- niente para las blancas es sin duda 5. C3AD; esto sittia el caballo en una posicién mejor y, al propio tiempo, refuerza la accién en el cen- tro. Cualquier otro movimiento es menos eficaz para defender el peén 4R. Por ejemplo: 5. P3AR es de- masiado pasivo y el cambio 5. CXC, PCXC; 6, A3D o 6, C2D contri- buye a reforzar el centro de peones de las negras. La contienda debe desarrollarse nica y exclusivamen- te segtin los movimientos que sefia- Jan las funciones generales de la movilizacién, Prosigamos analizando esta va- riante de la defensa siciliana en el movimiento 5. .... P3D; 6. A4AD y se observard que el juego empieza a tomar un cardcter mds determi- nado. Y en su continuacién ya no podemos guiarnos sdlo de las con- sideraciones generales. Aunque el movimiento 6. A4AD no tiene otro fin que proseguir la movilizacién de las fuerzas, es en cierto modo un futuro y activo plan de las blancas: ejercer influencia en la diagonal 2TD-8CR. Se producen amenazas concretas con los movimientos 7. CXC, PXC; 8 PSR! y, si 8 ...5 PXP, entonces sucede 9% AXP+! Se ha profundizado significativa- mente en el concepto moderno del desarrollo de la apertura. Se con- cede una atencién particular al en- Jace de Ja movilizacién con un de- terminado y activo plan de juego ulterior. Operaciones activas en la apertura Seguin lo que acabamos de decir, no es cierto que al comienzo de la partida haya de atenerse solamente a la movilizacién y dejar las accio- nes activas para cuando ésta haya finalizado, pues la lucha empieza con frecuencia antes de haberla Ie- vado a término. Por movilizacién se entiende los primeros movimien- tos que se efectiian cuando atin es remota la posibilidad de que las fuerzas de ataque de ambos ban- dos choquen. Asi que estas fuerzas han tomado contacto, la movilizacién debe com- binarse con operaciones activas y, a veces, con el ataque al rey. Véanse los ejemplos de ataque en los pun- tos 2AR en el apartado «Situacién del rey y la dama. Los flancos». Por ello es inadmisible la movi- lizacién rutinaria; todo movimiento relativo a ella debe estudiarse cir- cunstanciadamente en orden a las condiciones de la lucha. Es necesa- tio hacer evolucionar cuanto antes las piezas y ligar su evolucién con un activo plan de lucha. Todo mo- vimiento que no corresponda a este plan es una pérdida de tiempo, aun cuando facilite dicha evolucién. He aqui una partida ejemplar que Ricardo Reti jugé con un aficionado: 1, PAR P4aR 2, C3AR C3AD 3. C3A AGA 4. CxP! cxc 5. PAD AXP(?) 6. DXA D3A? Diagrama nim. 10 Ante la amenaza 7. ..., C6A+ es necesario defenderse con 7. A3R y, ademas, se pone en movimiento esta pieza. Pero ello serfa una decisién superficial si se tienen en cuenta las condiciones que determinan la lucha, Realmente, las blancas tienen una superioridad importante que han al- canzado a consecuencia del juego poco activo de su adversario, {Mas el movimiento 7, CSC! amplié las posibilidades de ataque! Tras este movimiento se ve que la pérdida material de las negras es inevitable. Pues a 7. .... RID sigue 8. DSAI. Y las negras abandonaron, por no poder defenderse satisfacto- riamente de las amenazas DX PA+ o D8A mate. También es caracterfstico el si- guiente ejemplo en la variante de la defensa de Caro-Kann: 1. P4R, P3AD; 2, C3AD, P4D; 3. P4D, PXP; 4. CXP. La maniobra 1. A4A; 5. C3C, A3C, es racio- nal, pues las negras sitidan su alfil en la eficaz diagonal 2TR, 8CD. Por lo contrario, esta maniobra en la va- riante andloga 1. P4R, P3AD; 2. C3AD, P4D; 3. C3A, PXP; 4. CXP, A4A?2; 5. C3C, A3C, es mala, por- que, después de 6. P4TR, P3TR; 7. C5R, A2T; 8. DST!, P3CR; 9. A4A!, las negras son objeto de un ataque arrollador. Véamoslo: 9. ..., P3R; 10. D2R, C3A? (es mejor 10. ..., D2A); ll. CxPA!, RXA; 12. DXP+, y se da mate a la jugada siguiente. La unica diferencia entre estas dos variantes es que en la segunda el movimiento 3. C3AR ha creado las condiciones favorables para ata- car los puntos 2AR y 2CR de las negras, mediante los movimientos P4TR, CSR, DST, A4A, etc. Por ello, no siempre se ha de se- guir la regla de que no se debe mover una y otra vez la misma pie- za en la apertura. Pues ocurre a veces aue para castigar al oponente por su juego pasivo o rebuscado es necesario maniobrar enérgicamente varias veces con unas mismas pie- zas:; El arte creador del genial aje- drecista ruso Alekhine. Analicemos una de sus partidas con Wolf, que jugé las negras, ce- lebrada en 1922: 23 1. PAD P4D 2. C3AR P4AD 3. P4A PAXP 4. PAXP C3AR 5. CXP P3TD(?) 6. P4RI CxPR 7. D4T+ A2D 8. D3C C4A 9. D3RI P3CR 10. C3AR! ae Al parecer, las blancas no obser- varon el principio de Ja economia de tiempos en la apertura. Pues de los diez movimientos efectuados seis corresponden a la dama y al caballo; sin embargo, ocupan una posicién preponderante. 2Cémo pudo suce- der? Ello es debido a que Jas negras desarrollaron con pasividad la aper- tura (5. .... P3TD); mas no se podfa rebatir su tdctica si no era con ac- ciones enérgicas. El objeto de las maniobras de las blancas fue des- organizar la evolucién de las negras y detener su rey en el centro. 10. ... D2A 11. D3A TIC 12. A3R P3C 13. C1-2D A2C 14. C4D AXxC 15. DXA A4C 16. AXA+ PXA 17. 0-0 TST 18. P4CD DID 19. P3TD C4-2D 20. TRIR RIA 21. P6D!I Tras lo cual las blancas acometen contra el rey atascado en el centro. En determinadas condiciones, es- to también se refiere a muchas re- glas y principios de la apertura. Cuando se juega al ajedrez convie- ne recordar que «no hay regla sin excepcién», El principiante ha de atender es- pecialmente a los distintos sistemas de gambito, en los que se suele sa- crificar material para acelerar la mo- vilizacién y lanzarse al ataque; por otra parte, el logro de ventaja ma- terial le tienta frecuentemente ya al 24 comienzo de la partida. Hay que eludir esta tentacién, porque una «ganancia» asf va en detrimento del desarrollo de las piezas y puede traer graves consecuencias. jCudn a menudo no pueden los princiviantes superar la tentacién que les ofrece la ventaja material! Particularmente si el oponente juega el gambito ofre- ciendo sacrificios, Antes de aceptar «regalos» hay que mirar muy bien lo que se hace, pues el juego es arriesgado cuando se quiere conser- varlos, Veamos un ejemplo de ello en el gambito'del Norte, de una partida jugada entre dos princi- piantes: 1. PAR PAR 2. PAD PXP 3. P3AD PxXP 4. A4AD PXP 5. AXP ASC+ En este y en los siguientes movi- mientos, las negras quieren mante- ner la ventaja material y no prestan Ta debida atencién al desarrollo de sus piezas. Lo mejor seria devol- verla inmediatamente y movilizar cuanto antes las fuerzas: 5. ..., P4D; 6. AXP, C3AR, etc. 6. C3AD CG3AD 7. C3A D3A? Es un grave error mover la dama en vez de movilizar las piezas li- geras y enrocar, Las blancas estén mejor situadas y en posicién de Ile- var a efecto un ataque contundente. (Véase diagrama nim. 11) 8. D3Cl 9. 0-0 P3D AXC Amenazaba 10, C5DI; més este cambio no mejora la situacién de las negras. 10. AXA D3C 11. C4T DIC 12. P4A DSC 13, P3TR D6C Diagrama mim, 11 14, AXP+ RIA 15. A6C! PXxXA 16. AXP+ RXxA 17. DxD Y las negras tuvieron que aban- donar. Ofrecemos un ejemplo que ilus- tra las consecuencias que trae la «caza» de la ventaja material; ana- licemos la partida vienesa Spiel- mann-Flamberg, celebrada en Man- heim en 1914; en ella, las blancas realizaron el cldésico ataque de las aperturas abiertas después de los siete primeros movimientos: 1. PAR P4R 2. C3AD C3AR 3. P4A Pp4aD 4. PAXP CxP 5. CA ASCR 6. D2R C4A 7. P4D! oe (Véase diagrama nim. 12) Con el propésito de ganar dos peo- nes, las negras continuaron: A AxC 8. DXA DS5T+ 9, P3CR oo Es un poco mejor que el pasivo movimiento 9. D2A, porque sucede Diagrama nim, 12 wer i (a i a2 DXD+; 10. RXD, C3R; 11. CxP, P3AD; 12. C3A, CXP, y las negras consiguen un juego mds desenvuel- to. Con el sacrificio de dos peones, las blancas abren el centro y apro- vechan la importante ventaja que Ievan en el desenvolvimiento de sus piezas. a... DXxPD 10, A3R DxP 11. 0-0-0 P3AD 12. CxP! oe Con este movimiento se inicia una bella combinacién que decide rdpi- damente el resultado de la partida. 12. ... PxC 13. TXP D3R 14. A4AD DSR 15. AXCI Y las negras se rindieron, porque, luego de 15. .... DXD; 16. TIR+, se da mate a su rey. La experiencia muestra que el ma- terial y el tiempo guardan cierta re- lacién en las posiciones abiertas. Un peén de ventaja eauivale aproxima- damente a tres tiempos. Aun cuando esta regla no siempre es cierta, no esté de més recordarla cuando se juega el gambito. Saber aplicarla prdcticamente significa eludir opor- 25 tunamente la ganancia material o restituirla si el igualamiento de la partida lo exija. Esto ya se ha po- dido observar en la variante del gambito del Norte antes mencio- nada: 1, P4R, P4R; 2. P4D, PXP; 3. P3AD, PXP; 4. A4AD, PXP; 5. AXP, P4D; 6 AXP, C3AR; 7. AXP+, RXA; 8. DXD, ASC+; 9. D2D, AXD+; 10. CXA, y las posi- bilidades son equivalentes. También puede servir como ejem- plo la variante de la partida italiana: 1. P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. A4A, A4A; 4. P3A, C3A; 5. P4D, PXP; 6 PXP, ASC+; 7. C3A, CXBR; 8 0-01, CXC; 9. PXC. Diagrama nium. 13 Aqui, en vez de ir a la «caza» de material con 9. .... AXP?; 10. D3C!l, AXT?; 11. AXP+, etc., es indudablemente mejor proseguir 9. +» P4DI; 10. PX A, PX A; 11. PSC, C2R; 12. A3T, 0-0; 13. D2R, TIR, con lo que restituyen el peén de ventaja cuando han terminado fe- lizmente la movilizaci6n de sus piezas. Asi que es necesario desarrollar las piezas y combinar este desarrollo con operaciones activas. Por eso, el juego acertado en la apertura no sdélo requiere el conocimiento de los prin- cipios generales, sino también mu- cha experiencia e inventiva. 26 En los esquemas de apertura mo- dernos es todavia mds caracterfstico el uso del dinamismo, que significa tendencia a trabar una lucha con- tundente desde los primeros movi- mientos y en el que el tiempo y las ideas concretas estén unidos estre- chamente, Los geniales ajedrecistas y cam- peones del mundo, J. R. Capablanca (1888-1942) y Alekhine (1892-1946), hicieron una aportacién apreciable al desarrollo del modo dindmico de tratar la apertura; modo que ac- tualmente es un método de lucha reconocido por todos tras haber lu- chado tenazmente con el dogmatis- mo para alcanzar este reconocimien- to general. Es notable la idea de Capablanca en la siguiente variante de la de- fensa francesa: 1. P4R, P3R; 2. P4D, P4D; 3. C3AD, PXP; 4. CxP, C2D; 5. C3AR, C1-3A; 6. CXC+, CxC; 7. CSRI Al parecer, las blancas faltan a los principios del desarrollo; pero esta maniobra es realmente muy eficaz, por obstruir el flanco de dama del contrario; esto es, el problema prin- cipal en la movilizacién de las ne- gras es la evolucién del alfil de ca- sillas blancas. Pues al légico movi- miento 7. ..., P3CD seguiria 8. ASC+! En determinadas condiciones, Ca- pablanca da de lado al desarrollo es- tereotipado, lo somete a un concien- zudo plan y procura alcanzar una accién conjunta y armoniosa de las piezas, Alekhine nos ha legado muchos ejemplos, aparentemente paraddéjicos, del modo dindmico de tratar la aper- tura semejantes al que acabamos de exponer. Uno de ellos es su partida con Wolf, que hemos analizado an- teriormente. Conviene subrayar que el dinamis- me no significa un cambio de situa- cién arbitrario y casual, sino que afirma la regularidad en la lucha en el ajedrez, LAS FUERZAS COMBATIVAS En el apartado anterior hemos analizado algunas acciones caracteris- ticas de las piezas, Pero los peones también representan un importanti- simo papel. Veamos cémo actian en la apertura. Cadenas de peones y modo de detenerlas Los peones son la fuerza ofensiva principal para la conquista de es- pacio al comienzo de la partida; su avance facilita la movilidad de las piezas y limita la de las fuerzas combativas del contrario. A cada peén activo del contrario hay que oponer el propio; no se de- be permitir la formacién de una po- derosa cadena de peones contrarius. Son totalmente erréneos por parte de las negras los movimientos 1. P4R, P3TR?; 2. P4D, P3D?; 3. P4AD, y asi sucesivamente. Es necesario detener a tiempo la cadena de peones del adversario, En una variante de la partida ita- liana se llega a la siguiente posicién, después de 1. P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. AGA, A4A; 4, P3A, C3A; 5. P4D, PXP 6. PXP, ASC+; 7. A2D, AXA+; 8. CIXA, Diagrama nim. 14 La continuacién més acertada y enérgica es 8. ..., P4D!, con lo que se desbarata el centro de peores blancos «ideal», Tras 9. PXP, CXP, y con los mo- vimientos C3-2R y P3AD, las negras detienen el peén central de las blancas y ejercen una poderosa in- fluencia de piezas en el centro. Suele ocurrir que Jas formaciones de peones se forman o destruyen inesperadamente por medios combi- natorios, En Ja variante de Ufimtsev 1. P4R, P3D; 2. P4D, C3AR; 3. C3AD, P3CR; 4. P4A, P4A; 5. PSD, A2C; 6. A2R, 0-0, y las blancas tienen que andarse con tiento, pues al Idgico movimiento 7. C3A, puede suceder el enérgico contramovimiento 7. ..., P4 Diagrama nim. 15 Con ello, los peones del flanco de Ja dama negra se ponen inesperada- mente en movimiento y avanzan. Ni 8 CXP, CXPRI ni 8 AXP, CXPRI; 9. CXC, D4T+; 10. C3A, AXC+; 11, PXA, DXA, es ven- tajoso para las blancas, porque las negras les destruyen su centro de peones. 27 De esta manera, las blancas han de conformarse con la formacién de una poderosa cadena de peones ne- gros o continuar 8. P5R que, tras 8. .... PXP; 9. PXP, CSC; 10. CxXP, CXP, crea una posicién ten- sa en uno y otro bando. Hubiesen podido, asimismo, des- baratar el movimiento 7. ..., P4CD por medio de 7. P4TD. Actualmente, el concepto de «de- tener la avalancha de peones con- trarios» se ha complicado. No se ataca directamente el centro hasta un momento determinado, sino que se presiona sobre él con las piezas al objeto de inmovilizarlo. Valga como ejemplo la defensa de Griinfeld en que, después de 1. P4D, C3AR; 2. P4AD, P3CR; 3. C3AD, P4D; 4. C3A, A2C; 5. D3C, PXP; 6. DXP, 0-0; 7, P4R, ASC, las ne- gras no atacan directamente los peo- nes centrales del contrario, sino que - limitan indirectamente la movilidad de éste debido a la presién que sus piezas ejercen sobre el centro de él. Deficiencias estructurales de peones en la apertura La estructura de la posicién de peones determina mayormente el curso de la contienda. Al comienzo de la partida hay muchas posiciones de prolongadas deficiencias estructu- rales, como peones doblados, aisla- dos, retrasados, etc., que no estén compensadas, y que la teorfa consi- dera como deficientes y ha desecha- do las variantes que las originan, porque las casillas que ocupan y las que defienden son objeto de ataque por las piezas contrarias. Vedmoslo en una posicién que se produce en la apertura inglesa: 1, P4AD, C3AR; 2. C3AD, P4A; 3. P3CR, P4D; 4. PXP, CXP; 5. A2C, C2A; 6, P3D, 3A? (lo oportuno es 6, ..., P4R!); 7. AXC+, PXA; 8. D4T! Los peones doblados en la verti- cal de alfil son un objetivo ataca- ble. No se puede decir que la po- 28 sicién de las negras sea mala; pero se encontrardn con serias dificulta- des, pues la deficiencia estructural de la posicién de peones serd pro- longada y de momento no se ve nada que pueda compensarla. Diagrama nim. 16 En una partida Taimanov-Suetin. Kiev, 1954, las blancas atenazaron las fuerzas del contrario, empefiadas en la defensa de una posicién de peones deficiente, tras los movimien- tos 8. .... D2D; 9. C3A, P3A; 10. A3R, P4R; 11. C4R, C3R; 12. TIAD, TDIC; 13. D2A. Fue suficiente efec- tuar el movimiento 13. ..., A2ZR? (es relativamente mejor 13. ..., C5D) para que sucediese el fulminante desbaratamiento 14, CX PAD, CxC; 15. AXC, AXA; 16. DXA, Tx P?; 17, CX PI, y las negras perdieron los dos peones. La teorfa moderna de la apertura indica que se puede evaluar debida- mente la estructura de peones si se tiene en cuenta la situacién de éstos y la de las piezas o su accién con- junta. Estas deficiencias estructura- les son admisibles cuando estén com- pensadas por una posicién activa de las piezas. De esta manera, se equi- vocan seriamente aquellos ajedrecis- tas «cautelosos» que, en la apertura, procuran mantener la flexibilidad de su cadena de peones y desbaratar la de su oponente. No se debe olvidar que el tiempo es un factor importantisimo en la contienda del ajedrez; por tanto, se suele pagar caro el que se pierde in- tentando conservar la estructura de peones o deshacer la del contrario. Esto puede verse en la siguiente par- tida que jugaron dos principiantes, 1, PAR PAR 2, C3AD CG3AD 3. A4A C3A 4. P3D P3TR? Intentando al parecer debilitar la cadena de peones blanca, las negras desestiman el desarrollo de sus pie- zas, lo que a la postre les crea una situaci6n embarazosa. 9. CSD! A3D Es un poco mejor 9. ..., AZR. 10, C3C! Las blancas juegan sin «prejui- cios»; su principal objetivo es ac- tivar las piezas para el ataque. 10. CxA 0-0 xc 12, CSAl 13. T3A R2T P3AD Hay que reconocer que el plan pa- ra mantener Ja flexibilidad de la ca- dena de peones no ha sido bien fun- damentado, Las negras se preocupan demasiado por los peones y olvidan el desarrollo de sus piezas; su posi- cién es desesperanzadora debido a que su flanco de dama estd «conge- lado». 14, CXA PxCc 15. PAXP P4TD 16. CXPA D2R 17. P6D DIR 18. DSD TICR 19. CXPR Y las blancas ganaron pronto la partida. Movimientos de pen inoportunos Los aficionados cometen frecuen- temente el grave error de ocuparse en efectuar movimientos inoportu- nos en la apertura. En particular, son censurables las jugadas P3TR?, muy en uso en ambos bandos. Es de suponer aue tal clase de ju- gadas han de hacerse cuando la po- sicién lo requiere; mas hacerlo por temor «a lo que pueda ocurrir» es perder vanamente el tiempo. Hay que cortar a tiempo semejante temor infundado; si no, se convertird en una costumbre perniciosa. El resultado de los movimientos inoportunos de los peones extremos se ha podido comprobar en el mate de Legal 1. P4R, P4R; 2. C3AR, P3D; 3. A4A, P3TR?; 4, C3A, ASC?; 5. CXPI, y as{ sucesivamente, Supongamos que | s negras reali- zan otra jugada mds efectiva que 3. .... P3TR?; pongamos por caso 3. .... C3AD; 0 3. .... AZR. Sdlo asi se descarta la posibilidad del movi- miento 5. CXP, y las blancas no pueden alcanzar ninguna superiori- dad inmediata, 29 Los principiantes suelen efectuar el movimiento P3TR con el fin de evitar el ataque dirigido al escaque 2AR que es posible tras el salto de caballo en la casilla 5CR o de elu- dir la clavada en la diagonal 5T-1D que sucede con el movimiento ASC. Sin embargo, no es dificil compren- der que estas amenazas son evita- bles. Asi, en la variante 1. P4R, P4R; 2, C3AR, C3AD; 3. AGA, A4A; 4. P3D, las negras no tienen por qué te- mer la eficacia de los movimientos 5, C5C, o 5. ASC. Sin perder tiempo con la jugada 4. ..., P3TR?, deben proseguir con 4. ..., P3D, 0 4. C3A. Realmente, si a 4. .... P3D las blancas contestan con 5. C5C, pue- den rechazar el ataque contra el pun- to A2R con 5. .... C3T, y asi, dan por terminada la movilizacién de sus piezas, Y tarde o temprano ten- dra el caballo blanco que abandonar con pérdida de un tiempo la casi- Ila 5C. También es eficaz el movi- miento 4. .... C3A, en vez de 4. ..-» P3D. Aquf contestan las negras a 5, CSC con 5. ..., 0-0, por lo que a las blancas no interesa el cambio en la casilla 7AR (6. AXP+, TXA; 7. CXT, RXC), pues dos piezas li- geras son més valiosas que una to- tre al comienzo de la partida y en el juego medio. Por todo lo cual, el salto de caballo en 5C es perder inutilmente un tiempo. Tampoco hay que temer Ja clava- da que ocasiona la jugada ASC en la diagonal antes citada; en muchos casos se puede pasar por alto este peligro y el ataque al alfil con P3TR. La siguiente partida, en que el gran ajedrecista ruso M. I. Chigorin (Tschigorin) jugé las negras, es una evidente muestra de ello, 1, PAR P4R 2. C3AR C3AD 3. AGA A4A 4. 0-0 GA 5. P3D P3D 6. ASCR(?) one No cabe duda de que la clavada 30 del caballo es muy seductora. Pero las blancas no toman en considera- cién el contrajuego de su oponente en el flanco de rey. 6... P3TR! 7. A4T? on Diagrama nim, 18 Esta jugada es un grave error, aun cuando parezca normal. Las blancas tuvieron que decidir entre el cam- bio 7, AXC 0 7, AIA. 7 P4CR! Atacan el alfil ganando un tiempo y haciendo avanzar sus peones hacia la posicidn del rey contrario. Es muy importante la circunstancia de que atin no han enrocado; por ello pue- den decididamente proseguir en su avance, pues la vulnerabilidad de la posicién de su rey no esta ligada con esta ofensiva. 8. A3CR P4TR! 9. CxP on A 9. P4TR sucedfa 9. ..., A5SCR; 10. PXP, PSF; 11. A2T, C2T, y las negras hubiesen Ilevado a cabo un fuerte ataque, aunque habrfa sido el mal menor para las blancas. 9 PST! Diagrama nim, 19 12. D2D oe Si_ 12 DXA, seguirfa 12. ...5 CXD; 13, CXC, AXP+; 14. TXA, PXP+t; 15, RIT, CxT++. 12. ... c5sD 13. C3A C6A+ 14. PxXC AXP Y las blancas no pueden defender- se del mate, no obstante su enorme ventaja material. El ataque de las negras P3TR y P4CR es caracteristico en muchas variantes de apertura, en la que to- do movimiento de peén ha de estar relacionado con un determinado plan de juego. No se deben mover los peones extremos si no es por un mo- tivo importante. Accién conjunta de piezas y peones Esto es de suma importancia en Ja apertura. Al situarlos en posicio- nes activas ha de procurarse que guarden relacién entre ellos. Veamos un ejemplo en la siguiente variante de la defensa siciliana: 1, P4R, P4AD; 2, C3AR, C3AD; 3. P4D, PXP; 4. CXP, P3CR; 5. C3AD, A2C; 6, A3R, C3A; 7. AFAD, 0-0; 8. A3C. Parece légico el_movi- miento de las negras 8. .... C4TD? con el fin de eliminar el poderoso alfil de casillas blancas adversario; esto quedarfa justificado si sucedie- se la rutinaria respuesta 9. 0-0(?), CXA; 10. PT XC, P3D, y asi suce- sivamente. Pero las blancas disponen de un fino medio de ataque que les permite alcanzar una ventaja decisi- va: 9. P5R!, CIR. Si 9 .... CXA, sucede 10. PXCRI, CXT; 11. PX A, y 12. DxG, con lo que las blancas entregan una torre por dos piezas li- geras. Diagrama nim. 20 10. AXP+I!, RXA; 11, COR, y las negras pierden la dama o se les da mate después de ll. .... RXC; 12. DS5D-+1, etcétera. Se da la curiosa circunstancia de que el maestro Schamkovich «cayé» en esta combinacién, jugando una partida con Bastrikov en Sochi, 1958. Y al gran maestro Reshevsky le su- cedié lo mismo en una partida del Campeonato de Norteamérica que jug6_con Fischer, zCudl es la causa de la rdpida de- trota de las negras? Es facil adver- tir que sus fuerzas perdieron su ac- tividad y se vieron privadas de su accién conjunta después de 9. P5RI. 31 En cambio, las de las blancas actua- ron con una precisién y coordinacién poco frecuentes. Dado el ntimero de piezas y peo- nes, la accién conjunta de las fuer- zas combativas empieza a organizar- se en la apertura, Por eso, es muy importante disponerlas metédica- mente. Los peones pueden comple- tar la accién de las piezas y también limitarla, Veamos unos casos en que los peones limitan la evolucién de las piezas, con lo que se quebranta la accién conjunta de ellas. Esto suele suceder cuando la cadena de peones ocupa casillas de un mismo color y limita la movilidad del alfil corres- pondiente a dicho color. He aquf un ejemplo en la defensa holandesa de una partida Schlechter- Joner, celebrada en Barmen, en 1905. 1. P4D P4D 2, P4AD P3R C3AD P4AR . C3A PA 5. A4A A3D 6. P3R CA 7. A3D D2A Como la cadena de peones 3A- 4D-3R-4A ocupa escaques blancos, Schlechter creyé conveniente blo- quear el alfil de casillas también blancas de su oponente. Diagrama nim. 21 32 8. P3CR! 0-0 9. 0-0 CSR 10. D3C RIT ll. TDIA AXA 12, PRXA D2A 13. C5R DIR 14. AXC PAXA 15, P3A PRXP 16. TDIR D2AD 17. D3T! Las blancas han realizado feliz- mente su plan, esto es, el alfil de casillas blancas del adversario care- ce de movilidad, Jo cual no tardé en menoscabar la accién conjunta de las fuerzas combativas de las ne- gras. Por otra parte, las piezas no han de limitar la movilidad de los peo- nes, particularmente los centrales, en Ja apertura. No se olvide que el peén es el elemento mds importan- te en la lucha por ganar espacio. Los ajedrecistas principiantes sue- len cometer el error de limitar el movimiento de los peones con las piezas, Ofrecemos un ejemplo: 1. P4R, P4R; 2. C3AR, A3D?; esta de- fensa del peén 4R es muy deficien- te, por obstruir el paso al peén 2D y estorbar el desenvolvimiento del flanco de la dama. Luego de 3. A4A, C3AR; 4. P4D!, PXP; 5. PSRI, las negras sufren una importante pérdi- da material. Casos semejantes, aunque no tan simples, se dan también en las par- tidas de los maestros, Un yerro de este tino lo cometie- ron las negras en Ja partida Korch- noi-Szabo, celebrada en Bucarest, en 1954, al no mover los peones desde las primeras jugadas. 1, P4AD PAR 2. C3AD C3AR 3. P3CR A4A 4, A2C 0-0 5. P3R TIR 6. C1-2R C3A 7. 0-0 P3D 8. P4D A3C 9. P3TR A4AR(?) Diagrama nim. 22 Al parecer, las negras han resuel- to el problema de la movilizacién y mantenido su flexible cadena de peo- nes y sus perspectivas no son malas. Pero la verdad es que su posicién es muy delicada y puede ser la cau- sa de su derrota, por haber limitado la movilidad de sus peones, que es- tén indefensos ante la ofensiva de la formacién de los del adversario en el centro y flanco del rey. En cam- bio, las blancas han resuelto feliz- mente el pr blema de la accién con- junta de piezas y peones. 10. PSD cic 11. P4CR! A2D 12, C3C P3TR 13. RIT P4TD 14. P4Al PxP 15. PXP c2T 16. PSC wee Las blancas abren decididamente sus lfneas en el flanco de rey. No se puede aceptar el sacrificio de peén, porque, si 16, .... PXP; 17. PXP, CXP; 18. D5T!, P3AR; 19. AXC, PXA; 20. A4R, el ataque de las blancas es irrechazable, 16. ... C3T 17, PXP DST 18. PXP GA 19. P5AR A6R 20. CD4R! ae Las principales fuerzas combati- vas toman parte en el ataque, Este sacrificio no se puede aceptar si se sigue este orden de jugadas 20. ..., CXC; 21, CXC, TXC; 22. AXT, DXA; 23, AXA, DXA; 24, DSTI, D4R+; 25. RIT, DSR+; 26. T3A, RXP; 26. P6A+, pues se da mate a las negras. Cxc AXA C4A Es lo mas convincente: si 23. ..., DXD, puede suceder 24. C6A+, RXP; 25. CXT+, TXC; 26. PXD y las blancas ganan una calidad. 23... TxCc Las negras truecan una torre por dos piezas ligeras y una posicién de- sesperanzadora. 24, AXT DxD 25. PXD CxA 26. TDIR C4A 27, PoA TIR 28. TXT+ AXT 29. TIR AST 30. T3R ¥ las negras abandonaron, por no poder defenderse de 31. T3TR. Como se ha indicado anteriormen- te, los peones centrales muy avanza- dos pueden ganar espacio si tienen apoyo de las piezas; de lo contrario, su posicién es deficiente, En muchas variantes, un bando deja que los peones centrales det otro avancen para someterlos mds adelante a un fuerte ataque. Esta idea es el contenido de mu- chas variantes de la defensa Alek- hine 1. P4R, C3AR; de la Griienfeld y apertura inglesa 1. P4AD, C3AR; 2, C3AD, P3R; 3. P4R, P4ADI; 4, PSR, CIC, y de otras mas. Los ejemplos expuestos son una muestra de la importancia que tiene la armoniosa accién conjunta de las piezas y los peones, la cual com- 33 pensa mds de una vez las deficien- cias estructurales o la cesién de es- pacio. En este sentido es caracterfs- tica la variante de la apertura es- pafiola 1. P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. ASC, P3TD; 4, A4T, P3D; 5. AXC+, PXA; 6. P4D, P3AI Las negras tienen una estructura de peones deficiente en el flanco de dama y sus piezas estén atenazadas; sin embargo, su posicién es total- mente viable, pues el alfil de esca- ques blancos ejerce dominio sobre algunas casillas mal defendidas del centro; esto es, viene a completar la accién de los peones de su cam- po. Mas adelante, y con mucho es- fuerzo, puede el centro de las ne- gras avanzar, mediante P4D! o P4AR! Diagrama nim, 23 Las negras desenvolvieron un in- tenso juego en el flanco del rey en una partida Bannik-Sajarov, celebra- da en Kiev en 1948: 7. A3R C2R 8. P4A C3C 9. CIA A2R 10. P5A 0-0 11. P5D TIC 12. D2A P4Al 13. PAXP DxP 14, 0-0 PSA! 15, AIA ASC 34 16. D3D P4A 17, P3CD D2D 18, RIT AXxC 19, DXA CST 20. D3D P6A 21, P3C D6T! 22. TICR D7C+! 23. TxD PXT+ Y las negras obtuvieron una enor- me ventaja material. La desacertada disposicién de al- gunas piezas quebranta la accién conjunta, y una pieza mal defendi- da o inactiva puede ser un obstdculo para el logro de la misma en la apertura. Para ilustrar esta afirma- cién ofrecemos un ejemplo del pro- cedimiento estratégico para parali- zar la actividad de un alfil contrario. El notable ajedrecista cubano J. R. Capablanca fue el primero que pres- t6 atencién a esta idea y, en una de sus partidas con Winter, que jugé las blancas, celebrada en Hastings, en 1909, la realizé después de los siguientes movimientos: 1, PAR PAR 2. C3AR C3AD 3. CA C3A 4. ASC ASC 5. 0-0 0-0 6. AXC PDXA 7. P3D A3D 8. ASC P3TR 9. AIT P4A 10. CSD? P4CR (Véase diagrama nim. 24) La ultima jugada de las negras in- moviliza el alfil por un tiempo pro- longado; mds adelante inician la ofensiva en el flanco de dama, don- de pueden aplicar la superioridad lograda en el desenvolvimiento de sus piezas. Observemos que ahora no es posible el movimiento 11. CXPC, pues sucede ll. .... CXC y se gana una pieza. ll, CxC+ DxC 12, A3C ASC! 13. P3TR AXC Diagrama nim. 24 14. DXA 15, PxD DxD P3AR Tras lo cual, el alfil blanco queda «emparedado» y su liberacién entra- fia la pérdida de un peén y unos tiempos, por lo menos. Las blancas emprenden un ataque decisivo. Esta partida ofrece un final muy instruc- tivo. 16. R2C P4TD 17, P4TD R2A 18, TIT R3R 19. P4T TRICD 20. PXP PTXP 21. P3C P3A 22, T2TD P4C 23. TRIT PSAD! 24, PTXP oe Si 24. PDXP, PCXPA; 25. PCXPA, decide répidamente 25. ..., TSC; luego, T1-1CD y TXP, y se recupera el peén, 24... PAXP3C 25. PAXP TXP 26. T4T TxP 27. P4D T4aC 28. T4A TSC 129. TXP TXP Y las blancas se rindieron. Se recomienda al lector que jue- gue las aperturas abiertas, pues, co- munmente, la posicién de peones centrales se abre pronto y empieza una contundente lucha en ellas. En estos sistemas de apertura, la accién conjunta se logra mayormen- te por medio de un rapido desarrollo de las piezas; pero exige mucha pre- cisién en la maniobra, Es muy instructiva la partida Bo- leslavski - Lilienthal, Leningrado, 1941 1. PAR P4R 2. C3AR P4D(?) 3. CXP D2R? Las negras han cometido un error casi inadvertido, aunque muy sensi- ble. El movimiento 3. ..., A3D! ofre- cfa la oportunidad de igualar la po- sicién. 4. PAD P3AR 5. C3D! PxP 6. C4A D2A(?) La jugada 6 ..., P4AR; 7. A4A, C3AR es relativamente mejor. Aho- ra, las negras demoran el desenvol- vimiento y, con ello, quebrantan la accién conjunta de sus fuerzas. 7. CZDI A4AR 8. P4CR! A3C 9, AGA D2D 10. D2R DxPD ll. C6R D3C 12. CXPR “ El ataque de las blancas evolu- ciona répidamente; sus piezas ac- tian con una armonfa y precisién poco frecuentes, (Véase diagrama nim, 25) 12. ... c2D 13. A4A C4R 14, 0-0-0 A2A Aquf se produce una bella com- binacién. 15. C4-5C PxC 35 Diagrama nim. 25 Diagrama num. 26 16. AXC 17, AXPA! Y Jas negras se rindieron, porque el mate es inevitable tras 17. ..., DXA; 18. DXA+. También es instructiva la partida ‘Smislov-Kamischov, Mosci, 1944. 1, PAR P4R 2. C3AR P4AR 3. CxXP D3A 4. C4A PXP 5. C3A D3CR? Lo oportuno era 5. ..., P3A. Pues a las negras ya no les da tiempo a desenvolver sus piezas, circunstancia que permite a las blancas abrir ven- tajosamente el juego en el centro. 6. P3D! ASC 7. A2D AxC 8. AXA P4D 9. CSR D4A 16. PXP DxP+ I. A2R C3AR 12. 0-0 P3A (Véase diagrama nim. 26) Se puede hacer e] resumen de la lucha en la apertura: las blancas al- canzan una enorme ventaja en el desenvolvimiento de sus piezas; des- 36 envolvimiento que emplean para ini- ciar un ataque decisivo contra el rey adversario. 13. AST+ RIA 14. TIR DSTR 15. A6C C3T 16. D2R A6T 17, C3A! Y las negras abandonaron. Cuando uno de los oponentes em- pieza demasiado pronto a realizar operaciones activas, se puede encon- trar con que sus fuerzas combativas no han maniobrado suficientemente para poder organizar la accién con- junta de ellas; esto es la causa de que los ataques prematuros estén condenados al fracaso. Por ello es necesario enlazar la accién activa con el desarrollo ra- pido. En Ja siguiente partida, jugada en- tre dos principiantes intentaron uno y otro bando realizar operaciones ac- tivas en la apertura. El que jugaba Jas blancas las efectué a medida de la rapidez del desarrollo de sus pie- zas; en cambio, su oponente deses- tim6 los principios de la apertura. Y he aqui el resultado: 1, P4R P4AR? Este gambito no es aconsejable en ningun caso, 2. PXP C3AR 3. PACR P3TR 4. PAD P4A? 5. PXP D4T+ 6. C3AD DxPA 7. A2C C3AD 8. P3TR P3CD 9. C1-2R A2C 10. A3R D4R 11, C4A ee Realmente, la contienda esté de- cidida. I... D2A Tras el juego activo, aunque poco contundente, de las negras, las blan- cas empiezan el ataque. 12. C6C TICR 13. C5C DID 14. ASD P3R 15. PXP CxA 16. DXC Cc4aT Diagrama niim. 27 17. D6D! 18. DX A+! Y se da mate a las negras con 19. Cé6D. Por esta misma razén, y no obs- tante ser muy ingenioso, carece de fundamento el siguiente ataque de las blancas en Ja variante de la aper- tura central: 1. PaR P4aR 2. PAD PXP 3. DXP C3AD 4. DIR CA 5. P5RI? C5CR 6. D4R Pap! 7.PxP apt A3R 8. A6TD Diagrama nim. 28 Al parecer, la amenaza de las blancas es muy seria y no es facil contrarrestarla, por supuesto. Pero las negras hallaron la soluci6n 8. ..., DXP; 9. AXP, DSC+I, al cabo de una hora de andlisis en una partida M. Levin-Beilin, celebrada en Lem- berg en 1949, Tras esto se aclara que las negras toman la iniciativa a pe- sar de las serias dificultades en que se encuentran. Por ello, al movilizar las fuerzas en la apertura hay que hacerlo de acuerdo con la accién conjunta y ha de procurarse ligar su desarrollo con un activo plan de juego. Al analizar las distintas posicio- nes que se crean en la primera fase de la partida, hemos querido dar al lector una idea de los principios ge- nerales de la misma e introducirlo 37 en el circulo de estos conceptos. Se- guidamente vamos a formular los principios fundamentales de la mo- vilizacién: 1) La lucha por el centro. 2) La evolucién racional y rdpida de las fuerzas combativas a posicio- nes activas y el enroque. 3) La creacién de una estructura de peones eficiente. De los principios fundamentales de la apertura se deduce una serie de reglas que facilitan el juego en ella: 1) Para ligar una movilizacién raépida es necesario mover los peo- nes centrales y, luego, hacer evolu- cionar Jas piezas ligeras a posiciones centrales activas, 2) El tiempo es el factor mds importante en la apertura. No hay que apresurarse a poner en juego las piezas pesadas, porque pueden ser objeto de ataque por parte de los peones y piezas ligeras del adver- sario. 3) Hay que evitar todo movi- miento de peones si las circunstan- cias no lo requieren, particularmente los peones extremos, pues ello supo- ne una pérdida initil de tiempos. 4) El desarrollo debe ser armo- nioso, es decir, hay gue poner todas las piezas en juego y no una parte de ellas ni desarrollar el juego en un flanco. 5) La movilizacién ha de ser flexible, En el transcurso de los pri- meros movimientos es necesario evi- tar todo plan limitado, pues va en detrimento de los problemas funda- mentales del desarrollo. 6) Al comienzo de la partida, la iniciativa es de las blancas, que tie- nen derecho a efectuar la primera jugada; esto les brinda cierta acti- vidad y ventaja en la eleccién de posibilidades. El mejor método para 38 luchar contra dicha iniciativa es el contrajuego activo. 7) El desarrollo de la apertura no ha de ser rutinario. Todo movi- miento ha de estar relacionado con un activo plan de juego. 8) No hay que ir a la «caza» de material. En las posiciones abiertas, la importancia del tiempo aumenta y disminuye la del material. 9) Los peones son una arma ofensiva muy importante para con- quistar espacio; por ello, es necesa- rio organizar una cadena de peones y, al propio tiempo, desbaratar la que forme el oponente. La lucha por el centro se coliga a menudo con la conquista del espacio. Es importan- te que las piezas no estorben el mo- vimiento de los peones, 10) Las posiciones de apertura, en que se producen prolongadas de- ficiencias estructurales de peones son, en muchos casos, poco satisfac- torias, aun cuando admisibles si es- tén compensadas por una disposicién activa de las piezas. 11) El punto P2AR es el punto més vulnerable al comienzo de la partida. Esta vulnerabilidad es mas sensible en las aperturas abiertas 1. PAR, P4R. 12) La accién conjunta de las piezas y peones tiene una importan- cia extraordinaria. Las formaciones de peones pueden completar la ac- eat de las piezas y también estor- la. 13) El desarrollo répido decide mayormente el logro de Ja accién conjunta y ordenada de las fuerzas combativas en las posiciones abier- tas, cuando no hay cadenas de peo- nes. De ello depende el éxito de las operaciones activas en la apertura. 14) La desacertada disposicién de unas piezas puede quebrantar dicha accién conjunta. TRANSICION DE LA APERTURA AL MEDIO JUEGO Los resuitados de la movilizacién determinan casi siempre el cardcter de la lucha en el medio juego, que est4 estrechamente unido con la apertura. Veamos unos ejemplos caracteristicos del transito al medio juego. Aplicacién tdctica de la ventaja lograda en la apertura El resultado de la partida se suele prever cuando uno de los oponentes ha terminado la primera fase de la misma con ciertas ventayas. En par- tidas asf, la accién tdctica acelera el desenlace y, a veces, es el nico pro- cedimiento para lograr superioridad. Valga como ejemplo una partida Spasski-Korchnoi, celebrada en Mos- cu en 1964, en que las negras opta- ron por la desacertada variante de la defensa india de dama: i. P4D C3AR 2. P4AD P3R 3. C3AR P3CD 4. P3CR A2C 5. A2C A2R 6. 0-0 0-0 7. C3A P4D 8. PXP PXP 9. CSR DIA 10. ASC D3R 11. TIA P4A? Aqui era necesario 11. ..., P3AD, con el fin de oponer una defensa tenaz. El arriesgado avance del peén PA da facilidad a las blancas para refutar el esquema de apertura del contrario, por el procedimiento tac- tico: 12. C3D! PxP 13. AXC AXA 14, CxPI ae Procedimiento simple, pero eficaz, que no tardard en poner fin a la con- tienda. 14... AXxC 15. C4A D3D Las negras pierden si juegan 15, ay AXA; 16. CXD, AXT; 17. CxT, A6T; 18. D3D, RXC; 19. D4R. 16. CXA A4C 17, P4A AID 18. C3A! C3T 19, AXT DIC 20. C5D DxA 21, DxP C4A 22, PACD O3R 23. D3D TIR 24. PAR Y las negras abandonaron. Ofrecemos, de la apertura espaiio- la, en una partida Boleslawski-Stolz, Estocolmo, 1964. 1. PAR PAR 2. C3AR C3AD 3. ASC P3TD 4. AMT CA 5. 0-0 CxP 6. P4D P4cD 7. A3C P4D 8. PXP A3R 9. DIR P4C? Esta jugada amenazadora parece que no ha de traer consecuencias desagradables a las negras. Sin em- bargo, las blancas hallan una répli- ca tactica decisiva y la emplean pa- ra desvanecer el aventurero plan de su oponente. 10. P4A! PCXP 11. A4T A2D 12, P6R PXP 13. AXC AXA 14, CSR D3D 15. D5T+ R2R 16. AXP+ CxA 17, DXC+ RIR 39 18. DST+ R2R 19, D7A+ RID 20. D6A+ Con lo que las blancas han des- baratado la posicién del adversario. Advertimos que, de no ser por la sorprendente réplica tdctica de las blancas, el extravagante plan de las negras estarfa justificado. Pero la fuerza de la légica del ajedrez es- triba precisamente en que se paguen los cerrores» cometidos. Lo dificil es hallar en seguida una réplica co- mo esta, pues se necesita mucha imaginacién y capacidad para el calculo, Mantenimiento de una prolongada superioridad La preponderancia lograda en la apertura se puede consolidar las més de las veces por un constante au- mento de la ventaja de posicién. Asf ocurrié en la defensa siciliana de una partida Suetin-Fhurmann, Le- ningrado, 1963, 1. PAR P4AD 2. C3AR P3R 3. P4D PxP 4, CxP C3AD 5. C3AD P3TD 6. A2R D2A 7. 0-0 C3A 8. ARR ASC 9. C4T P4CD? Aqui se ha cometido un error im- portante, aun cuando no lo parezca, y asi, las blancas irén logrando apre- suradamente el debilitamiento de la configuracién de peones del flanco de la dama negra. 10. CxC PxC Si 10. ..., DXC; 11, C6C, TDIC; 12. PSR, las negras se hubiesen en- contrado asimismo con dificultades. 11, ASA 12. CXA AXA 0-0 40 13. D4D P4R 14, D3A ee Diagrama nim. 29 La posicién ya est4 definida. A las negras les va a ser diffcil hallar un plan activo, mientras que las blan- cas acrecentan metédicamente su ventaja. 14. ... P4TD 1s, TR1ID PSC 16. D3R TID 17. DSC TXT+ 18. TXT D2R 19. D3R P3T 20. C4T A3T 21. AXA TXA 22. P3AR T2T 23. C6C! T2C 24. P3CD TIC 25. C4A oe No obstante la simplificacién del juego, se pone de manifiesto cada vez més la debilidad de las negras y sus pérdidas materiales son inevi- tables. 25. ... TID 26. TXT+ DxT 27, D3D! D2A 28. D6éD D2T+ 29. RIA c2D 30. DXPA C1A 31. D6C D2D 32, D6éD 33. DXPR D2T Y las blancas realizaron fécilmen- te la ventaja. Es curioso el hecho de que la de- ficiencia estructural de los peones del flanco de dama ha representado el fatfdico papel en el destino de Jas negras; deficiencia que se ha producido en la primera fase de la partida. El ataque en la fase de transicién medio juego En esta fase transitiva se presenta a menudo la necesidad de atacar. El ataque suele ir dirigido contra el rey. Es instructivo el siguiente ejemplo en la defensa siciliana de una partida Simagin-Abramson, Bla- dimir, 1960. 1. PAR P4AD 2. C3AR P3D 3. P4D PXP 4, CxXP C3AR 5. C3AD P3CR 6. A3R A2C 7, P3A 0-0 8. D2D C3A 9. 0-0-0 cxc 10. AXC D4T 11. RIC TID La teoria considera mejor el mo- vimiento 11. ..., P4R; 12, A3R, A3R. El que las negras acaban de efec- tuar significa la pérdida de un tiem- po y facilita el ataque de las blan- cas en el flanco de rey. 12, A4A A3R 13. A3C P4CcD 14, P4TR PSC La jugada 14. ..., AXA, a la que siguen 15, PAX A, P5C; 16. AXC, AXA, es relativamente mejor. Aho- ra, las blancas Mevan brillantemente a efecto el ataque. 15. C5D AXxC 16, PXA D4C 17, PST! P4T 18. T4T TDIC El movimiento 18, ..., P5T se de- tiene simplemente con 19, A4A. 19. PXP PITXP 20. TD1T PST 21. A4A D4T 22. D6TH tee Diagrama ntim. 30 Este bello sacrificio de dama cau- sa un final forzado. 22, ... AxD 23. TXA PAC No se puede efectuar el movi- miento 23. ..., RIA, por suceder 24, T8T+, CLC; 25. TXC+! y 26. TST, mate. El 23. .... P4R, es relativa- mente mcior, aunque sigue 24. PXP a.p. y la posicién de las negras es desesperanzadora. 24, T8T+ R2C 25. T1-7T+ R3C 26. A3D+ CSR 27, AXC+ Y las negras se rindieron. Puede parecer que sucedié un caso de aplicacién tdctica del prevaleci- 41 miento alcanzado en la apertura cuando el ataque de las blancas se ha desarrollado forzadamente; pero no es asf ni mucho menos. Es ver- dad que la agudeza y la combinato- ria que entrafia la lucha unen el ata- que y la operacién tactica. Sin em- bargo, el plan de ataque no siempre coincide con la realizacién tdctica de la superioridad lograda; es mas, puede suceder que esta no exista en el momento de transicién de la apertura al medio juego. Dicho de otro modo el plan de ataque es re- c{procamente sutil, aun cuando deri- ve de la evaluacién de la posicién, y asf, es incomparablemente més arriesgado que el modo tactico que se emplea para la realizacién de di- cha superioridad, en la que a me- nudo se pueden calcular con preci- sién las sutilidades de la lucha con- venientes. - Hemos visto unos ejemplos de la fase de transicién al medio juego cuando uno de los dos oponentes da por terminada la apertura tras haber logrado cierta preponderancia o la iniciativa y amenaza peligro. Pero, icémo se desarrollan los aconteci- mientos si ninguno de los oponentes ha alcanzado ventaja? Desde luego, al comienzo de la partida hay mu- chas variantes que simplifican el jue- go de suerte que no es necesario un andlisis circunstanciado, Pero como regla, la igualdad de posibilidades en Ja apertura pone de relieve una lu- cha compleja en el medio juego; en él, se suele optar por un juego de maniobra que exige de los oponen- tes mucha habilidad para ir acumu- lando leritamente «pequefias» venta- jas. Las situaciones saturadas de com- batividad tdctica y recfprocamente sutiles son cada vez més caracterfs- ticas en la apertura moderna; situa- ciones en que la lucha por mantener el statu quo no Ieva el marchamo de la pasividad ni mucho menos. Esto se caracteriza en la defensa Alekhine de una partida Basiukov- Spasski, del XXVI Campeonato de la URS 42 1, PAR C3AR 2. PSR c4D 3. P4AD GC 4. PSA c4D 5S. AGA P3R 6. C3AD P3D 7. CxC PxC 8. AXP Al P3, 9. AXPAR+!? ... A las blancas no puede satisfacer la continuacién menos contundente 9. A3C, PXPR; 10. D5T, D2A; de esta manera, las negras no se en- cuentran con: dificultades. Por esta raz6n, prefieren trabar una lucha te- naz coligada con el sacrificio de una pieza. % RXA 10. PAXP we Diagrama nim. 31 10. ... DIR Serfa un error 10. ..., A3R, por suceder 11. C3T!, Aquf empieza una tremenda lucha por tomar la inicia- tiva. 11. D3A+ RIC 12. D3R A3R 13. C2R c2D 14. 0-0 CxPl Contragolpe caracterfstico; las ne- gras restituyen oportunamente la pieza, por lo que rechazan la presién del contrario. 15. DXC ASA 16. DXD TxD 17. P3D! AXP 18. TID AXC Si 18, ..., TX, seguiria 19. P7D, A2R; 20. A3R, y las blancas ten- drfan un peén de ventaja. 19. P7D TID 20. ASC AXT 21. TXA A2R! iEl camino a las tablas corre uni- camente por el sacrificio material! 22, AXA R2A 23. AXT TXA 24. PAA R2R 25, R2A TxP 26. TXT RXxT iY sucedié un final de peones que acabé en tablas! En los capftulos siguientes anali- zaremos el desarrollo légico de la lucha en Ia apertura. En el juego de los ajedrecistas de categorias superiores es casi imposi- ble variar la marcha consecutiva de los hechos determinados por la aper- tura. Por ello, todo error inadverti- do puede ser la causa de serios pro- blemas en el transcurso de la parti- da. Nuestro deseo es indicar esta circunstancia al lector atin poco ver- sado en la teorfa del ejedrez. Por lo que el objetivo fundamental de todo ajedrecista es la elaboracién de un determinado plan de lucha ulterior en el momento de transi- cién al medio juego, Puede servirnos de lema la idea del genial aj drecista ruso M. I. Chigorin (Tschi- gorin): «Casi en todas las aperturas se pueden hallar movimientos que compiten con los elaborados por la teorfa siempre y cuando sean el pun- to de partida de toda combina- cidn...», 4B APERTURAS EJEMPLARES Como se sabe, existen mds de me- dio centenar de aperturas que se di- viden en tres grupos. 1) Aperturas abiertas: 1. P4R, P4R; y son apertura del centro: 2. P4D; gambito del centro: 2. P4D, PXP; 3. P3AD, PXP; 4. CXP; gam- bito del norte: 2, P4D, PXP; 3. P3AD, PXP; 4. A4A, PXP; defensa Philidor: 2. C3AR, P3D; apertura es- cocesa: 2, C3AR, C3AD; 3. P4D; apertura inglesa: 2, CZAR, C3AD; 3. P3A; apertura italiana: 2. C3AR, C3AD; 3. A4A, A4A; defensa de los dos caballos: 2. C3AR, C3AD; 3. A4A, C3A; apertura htngara: 2. C3AR, C3AD; 3. A4A, A2R; aper- tura de los cuatro caballos: 2. C3AR, C3AD; 3. C3A, C3A; apertura rusa: 2. C3AR, C3AR; gambito letén: 2. C3AR, P4AR; apertura espafiola, que es la mas complicada y actual de todas ellas: 2, C3AR, C3AD; 3. ASC; gambito de rey: 2, P4AR; apertura vienesa: 2. C3AD; apertu- ra de alfil: 2. P4AD. 2) Semi abiertas son todas las que empiezan por 1. P4R sin la res- puesta 1. ..., P4R: defensa sicilia- na: 1. ..., P4AD; defensa Caro-Kann: 3AD; defensa francesa: 1. R; apertura Chigorin: 1 P3R; 2. D2R; defensa Alekhin« .» C3AR; defensa Ufimtsev: 1. P3CR, 0 I. ..., P3D y, luego, P3CR; apertura Niemzowitsch: L C3AD; y defensa escandinava: 7 sy PAD, 3) Cerradas que principian des- pués de cualquier movimiento de las blancas, menos 1. P4R, y particular- mente el 1. P4D. La principal es el gambito de dama 1. P4D, P4D; 2. P4AD, que origina las siguientes: defensa eslava: 2. ..., P3AD; gambi- to de dama aceptado: 2. .... PXPs defensas ortodoxa y Cambridge- Springs: 2, P4AD, P3R; 3. C3AD, C3AR; 4. ASC, A2R, y particular- mente 4, ..., CD2D; defensa Ta- rrasch: 2, P4AD, P3R; 3. C3AD, P4AD; defensa Chigorin: 2. P4AD, C3AD; apertura Catalana: 2, P4AD, P3R; 3. P3CR, y la apertura Colle: 2. C3AR, C3AD; 3. P3R. Y el grupo de las Hamadas defensas indias: 1. P4D, C3AR, en el que el escaque 4R esta sometido a Ja accién de las. piezas negras, y al que pertenecen: la Niemzowitsch: 2, P4AD, P3R; 3. C3AD, ASC; la india de rey moder- na: 2. P4AD, P3R; 3. C3AR, P3D; la india de rey: 2, P4AD, P3CR y, luego, A2C, C2D y PAR; y la Griien— feld: 2. P4AD, P3CR; 3. C3AD, P4D. Después de 1. P4D, pueden asi- mismo originarse la defensa holan- desa: 1. P4D, P4AR; y otras apertu- ras poco divulgadas: 1. P4D, P4AD; 1, P4D, C3AD, y 1. P4D, P4D: 2. C3AD, C3AR; 3. ASC, De las aperturas cerradas que no empiezan por 1, P4D las més nota~ bles son: la inglesa: 1. P4AD; la Re- . C3AR, P4D; 2. P3CR; la Niem- zowitsch: 1, C3AR, P4D; 2. P3CD; la Bird: 1. P4AR, P4D; la 1. PACD; la india: 1. P3CR; y el gambito de From: 1. P4AR, P4R. Los nombres de estas aperturas son antiguos, mayormente conven- 45 cionales y desacertados muchos de ellos. Cada una de las susodichas aperturas ha sido analizada profun- damente y tiene muchos sistemas, la mayoria de los cuales han sido ela- borados de suerte que se las consi- dera aperturas independientes por su contenido y capacidad como el contragambito de Falkbeer en el gambito de rey: 1. P4R, P4R; 2. P4AR, P4D; el gambito Evans en la apertura italiana: 1. P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. A4A, A4A; 4, P4CD; y los sistemas Rubinstein y Botvinnik en el gambito de dama, etcétera, Se pueden escribir mono- graffas sobre la teorfa de todos los sistemas. Las variantes de apertura de uno u otro sistema se distinguen por el cardcter que dan a la contienda. Ademés de las variantes combinato- rias que entrafian sacrificio de mate- rial, hay excelentes esquemas de po- sicién. Tal diversidad de «géneros» se puede hallar también en el arries- gado gambito y en las aperturas de peén de dama. Generalmente, toda apertura tien- de a la lucha de posicién o a la de Ja combinatoria. Por ejemplo, en el gambito de rey la mayorfa de las continuaciones se distinguen por su vehemente juego tdctico, mientras que en las variantes de la defensa ortodoxa predomina la lucha de ma- niobra. Pero tanto en una apertura como en otra hay una serie de variantes, cuyo método combativo las diferen- cia totalmente del «espfritu» de la apertura. Pues en el gambito de Evans hay muchas posibilidades de realizar un juego de posicién; en cambio, la defensa ortodoxa ofrece la posibilidad de agudizar la lucha. Es posible clasificar condicional- mente todas las variantes de aper- tura en dos grupos importantes: las de gambito que implican la répida apertura del centro, sacrificio de ma- terial y vehemente lucha tdctica y las de posicién en que abundan la ac- cién lenta y la maniobra. En las partidas de los maestros contempordneos predominan las aperturas con sélida base de posi- cién en que el centro se abre brus- camente al comienzo de la partida. Su principal mérito lo constituye la complejidad de los problemas estra- tégicos, lo que brinda amplias pers- pectivas a la investigacién. En la apertura moderna, el nuevo tratamiento de las configuraciones acerradas» se caracteriza por la ve- hemencia del juego al comienzo de la partida, También suelen produ- cirse gambitos en los sistemas de posicién, No obstante, los nuevos gambitos en las aperturas cerradas se distinguen por su estrecha liga- z6n con el juego combinatorio y la lucha por el logro de una posicién sélida. Dicho de otro modo, en los siste- mas de apertura modernos el juego de gambito y de posicién forman un todo armonioso. El andlisis de varias estructuras de apertura ayudaré al lector a ha- cer el primer acopio de conocimien- tos de determinadas aperturas. Nos detendremos, aunque breve- mente, en algunas de las vehementes continuaciones de las aperturas es- cocesa e italiana y la defensa de dos caballos; en ellas hay muchas va- riantes de posicién que pueden pro- ducirse si los oponentes lo desean. Pero analizaremos principalmente las variantes y gambitos que se dis- tinguen por su vehemente lucha de piezas y que han representado y re- presentan un papel importante en el desarrollo de Ja teorfa de la apertu- Ta. Por dltimo, haremos un anilisis breve de las principales variantes de la defensa ortodoxa en el gambito de dama, porque muestran cémo se desenvuelve el juego de maniobra. APERTURA ESCOCESA 1, P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. P4D. El nombre de esta apertura tiene su origen en una partida por corres- pondencia entre Edimburgo y Lon- dres, celebrada en 1824. Los ajedre- cistas escoceses jugaron las blancas y alcanzaron la victoria. En ella, las blancas abren inrhe- diatamente el centro, tras lo cual empieza un vehemente juego de pie- zas que, a menudo, lleva en s{ com- plejidad combinatoria. Las negras han de operar con eficacia en el centro e intentar el contramovimien- to P4D; si juegan con precisién, pue- den equilibrar Jas posibilidades. 3. oe PXP 4. CXP I Aquf se originan las dos continua- ciones fundamentales: A 4 CA Ya se ha indicado que no es con- veniente cambiar el caballo 4. . CXC?, porque las blancas domi rian prolongadamente el centro des- pués de 5. DXC, y las negras se en- contrarfan con dificultades en el des- arrollo de su flanco de rey. Por otra parte, parece prematuro el ataque 4. .... DST, aun cuando se suele emplear desde tiempo inme- morial. Si se lleva a efecto, las blan- cas han de oponerse a los planes de las negras, actuando enérgicamente sin reparar en el sacrificio de peén: 5. C5C!, DXPR+; 6. A3R, RID; 7. CD3A, ASC (si no, sucede C5D); 8. P3TD, AXC+; 9, CXA, D3C; 10. A3D!, DXP; 11. A4R, D6T; DSD, D3R; 13. DSC+, C3A; TICR!, con fuerte ataque de blancas. Esta variante pertenece a «Teorfa de aperturas», de V. Panov. 5. C3AD on Este movimiento de desarrollo es légico. Sin embargo, no parece me- nos atrayente el otro plan de las blancas que consiste en iniciar ope- raciones en el centro: 5, CXC, PCXC; 6. P5SR!?, y su vehemente continuacién, elaborada fundamen- talmente por el maestro Kopaiev, se pone de manifiesto en una partida Kopaiev-Poliak, Kiev, 1946: 6. ...5 C4D; 7. A3D, DST(2); 8. 0-0, A4A; 9. C2D, 0-0; 10. C4RI, y las piezas de las blancas actian con actividad y concordancia. Por lo contrario, las fuerzas de las negras mds bien se ven privadas de su accién conjun- ta: 10. .... A2R; 11. TIR, P3D; 12. P4AD, CSC; 13. C6A+!, AXC (no se puede 13. ..., PXP, por 14, T4RI y las negras pierden la dama); 14. T4R, CXA; 15. TXD, AXT; 16. DxC, PXP; 17. D4R, y las blancas alcanzaron la victoria. A 6, P5SRI? lo mejor es contestar con 6, ..., D2R que obliga a efectuar el movimiento 7, D2R. En una partida Pitksaar-Vistanets- kis, Vilna, 1953, sucedié: 7. .... C4D; 8. P4AD, A3T; 9. C2D, C5AI; 10. D4R, C3C; 11. P4A, 0-0-0; 12. A2R, P3A, y las negras consiguieron un excelente contrajuego en el centro. Set ASC 6. CXC PCXxC 7. ABD P4D! Con este movimiento se realiza el plan fundamental de las negras que consiste en ganar espacio para la accién de sus piezas y eliminar el importante peén central blanco, 8. PXP Pert 47 La jugada 8. P5R(?) no es oportu- na, porque el peén blanco avanza- do es objeto de ataque después de aren CSC; 9. 0-0, 0-0; 10. A4AR, 1. 8... PXP 9. 0-0 0-0 10. ASCR on Diagrama nim, 32 En esta posicién, las posibilidades pueden considerarse equivalentes, pues los dos bandos disponen de es- pacio suficiente para la accién de sus piezas, Es instructivo el siguiente curso de los acontecimientos: 10. ---y A3RI; 11, D3A (y no 11. AXC, pues las blancas pierden una pieza luego de 11, .... DXA; 12. CxP, AXC; 13. D5T, TRID), A2R; 12. TD1R, P3TR. Aquf pueden las blan- cas elegir la continuacién 13. A4T, TIC; 14. C1D, que iguala el juego o la bella combinacién 13, AXPI, PXA; 14. TXA, PXT; 15. D3C+, RIT; 16. D6C, que fuerza el empa- te. Asf finaliz6 una partida Alekhine- ‘Lasker, San Petersburgo, 1914. Se ‘da la curiosa circunstancia de que ‘se produjo una combinacién andlo- ga, transcurridos once afios, en una partida Romanovski-Capablanca, ce- Jebrada en Mosc, en 1925. 48 4 AMA Comunmente, las negras continian asf cuando quieren eludir toda sim- plificacién en el centro. 5. C3C on La prdctica contempordnea pone de manifiesto que este movimiento brinda mayores perspectivas a la lu- cha por la iniciativa, La continua- cién 5, A3R, D3A; 6. P3AD, CR2R permite a las negras movilizar des- ahogadamente sus fuerzas combati- yas. Son caracterfsticas las variantes 7. A4AD, C4R; 8. A2R, D3CR; 9. 0-0, P4D!; 10. PXP, A6TR; 11. A3A, 0-0-0 y las negras ocupan una posicién activa y 7. C2A, P3DI; 8. AXA, PXA; 9, C3R, D3C!; 10. C2D, 0-0, y la situacién de las ne- gras es excelente. La breve partida Felldi-Florian, Budapest, 1958, tuvo un bello final: 11. A2R, P4A; 12. D3C+, RIT; 13. PXP, CXP; 14. CXC, AXC; 15. 0-0-07, DXP; 16. DXP?, tras lo cual sucedié el con- tragolpe 16. ..., CSC! y las blancas tuvieron que rendirse. 5. oe A3C 6. P4TD! nee Esta activa continuacién fue intro- ducida en Ja prdctica por Bastrikov; el plan diversivo de las blancas en el flanco tiene por objeto atenazar las piezas del de la dama negra y, si es preciso, poner en juego la to- rre. 6. P3TD Juntamente con esta continuacién muy divulgada son dignas de tener en cuenta la 6. ..., P4TD y la 6. ..., D3A, sin que deba preocupar la ame- naza PST, En una partida Neustad- Sherdiov, Moscu, 1955, se prosiguié 6. .... D3A; 7. D2R, CR2R; 8. PST, SDI, En este movimiento estriba el sentido del plan de las negras que equilibraron el juego después de 9. CXC, AXC; 10, P3AD, A4R; 11. P3CR, P3A; 12, A2C, 0-0. 7. C3A D3A La jugada 7. ..., DST es interesan- te, por forzar el movimiento 8 P3C, aun cuando se ha usado poco en la practica, 8. D2R CR2R 9. CSD! ere Ataque activo y oportuno que mueve el juego hacia el centro; a las negras les va a ser diffcil hallar una defensa conveniente, cxc % 10, PXC+ C2R Diagrama nim. 33 En esta posicién, las blancas pa- recen tener mejores perspectivas; si prosiguen 11, PST, A2T; 12, P4T, segtin el maestro Estrin, pueden Ile- var a cabo el ataque. A 12. ..., P3D puede suceder 13. T4T!, 0-0; 14. T4AR, con lo que esta pieza toma parte activa en el juego. Ofrece interés el transcurso de una partida Jenkin-Bonch-Osmolovs- ki, Mosc, 1955: 12, P4T, P3T (las negras no temen a 13. A5C, porque sucede 13. .... PXA; 14. PXP, DXPA+; 15, DxD, AXD+ y 16. wy TXT); 13, P4CI (otra enérgica continuacién de ataque es 13. TR3T y, luego, T3A), P3D; 14. T4T, RIA; 15. T4R, A2D; 16. P5Cl, PXP; 17. AXPC. Las blancas superaron a las negras en complejidad tdctica. Bag 4. P3AI? Esta moderna variante del gambi- to escocés es muy vehemente. Du- rante mucho tiempo la variante fun- damental ha sido 4. A4AD, A4A; 5. CSC con objeto de dirigir el ataque principal al punto 2AR; pero la prac- tica ha demostrado que las negras pueden facilmente rechazar este ata- que prematuro. En una partida Mic - Morphy, EE.UU., 1855, se prosiguié 5. ..., C3TR (el movimiento 5. ..., C4R es inferior, pues da més poder a la si- guiente| combinacién); 6. CXPA, CXC; 7, AXC+, RXA; 8 D5T+, P3C; 9. DXA (tras lo cual las blan- cas recuperaron el peén, pero el de- senvolvimiento de sus fuerzas quedé6 muy retrasado y su unica pieza en movimiento, la dama es un objetivo facil de atacar por las negras), P3D (el movimiento 9. ..., P4DI, propues- to por el maestro V. Panov, parece més enérgico); 10. DSCD, TIR: Ll. D3C+, P4D; 12. P3AR, C4T; 13. D3D, PXP; 14. PXP, D5T+; 15. P3CR, TXP+; 16. R2A, D2R; 17. C2D, T6R; 18. D5C, P3A; 19. DIA, A6T; 20. DID, TIAR! (tras haber movilizado las tltimas reservas, las negras deciden pronto el resultado de la contienda; es interesante ana- lizar como Morphy combiné la mo- vilizacién con las operaciones acti- vas); 21. C3A, RIR, y las blancas se rindieron. A 4. A4AD se puede contestar con 4, .... C3A que lleva el juego a la va- riante de la defensa de dos caballos favorable a las negras. El movimiento 4, P3A!?, aunque poco analizado, es digno de atencién 49 por originar una lucha vehemente e interesante, 4a. PXP Se puede no aceptar el gambito y jugar 4, ..., P6D. Pero el gran maes- tro Smislov lo califica de «timidez imperdonable», Hay que seguir un camino de principios y no eludir las dificultades que puedan presentarse. 5. CXP ASC 6. ASAD CA 7. 0-0 AXC 8 PXA P3D Diagrama nim. 34 Posicién critica; las blancas han de actuar enérgicamente para compen- sar la pérdida del pedén con un juego activo, Para este fin quizd sirva el movimiento 9, P5R! En una partida Jutchmann - Tal, Tbilisi, 1959, se continud: 9 ...5 PXP; 10. C5CI, 0-0; 11. A3T, DX D; 12. TDXD, A4A; 13, AXT, TX A; 14, TRIR, P3TR; 15. C3A, ASC; 16, ASCI y las blancas mantuvieron una superioridad notable. Acaso 9. ...5 CXP es mejor que 9. ..., PXP. En una partida Jutchmann-Fhur- man, Tbilisi, 1959, se prosiguié: 10. CXC, PXC; 11. DXD+, RXD; 12. AXP, R2R; 13. A3C, A3R; 14. P4AD, TD1D; 15, TIR, P5R, con lo que las negras consiguieron equili- brar el juego, Ya finalizado el and- lisis de las variantes de la apertura escocesa, hacemos constar que en ella se caracteriza el intento de Jas blancas de trabar una ve- hemente lucha combinatoria y de someter las negras a sus activos pro- pésitos, aun cuando sea a fuerza de sacrificios. Las variantes 3, P4D, PXP; 4. CXP, C3A; 5. CXC, PCXC; 6 P5R y 4. ..., A4A; 5. C3Cl, A3C; 6. P4TD o el gambito 4. P3A!? son muy interesantes; por ello, recomendamos que se estudien y se haga uso de ellos en la prac- tica. APERTURA ITALIANA 1. P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. A4A, A4A. Investigada circunstanciadamente por los ajedrecistas italianos del si- glo XVI, esta apertura fue muy popu- lar en el transcurso de varias cen- turias debido a los distintos ataques contra el rey desde el comienzo de la partida, Las blancas pueden pasar de esta posicién inicial al gambito de Evans 4. P4D, el cual tiene tantas varian- tes que se le considera como una apertura independiente. Como se 50 sabe el gran ajedrecista ruso M. I. Chigorin aporté mucho al desarrollo de su teorfa, Muchas variantes de este gambito contintian interesando a los teéricos, aun cuando los maes- tros la usen muy poco en la practica, por ser demasiado simple para la moderna estrategia que se emplea actualmente, Sus variantes han sido estudiadas al detalle y, si se juegan con exactitud, simplifican prematu- ramente el juego. Aunque sus ricas ideas combinatorias hayan cumplido su misién histérica, contintan exis- tiendo en una serie de sistemas de apertura modernos, por lo que todo ajedrecista que desconozca la teorfa debe estudiar la apertura italiana, cuyo estudio circunstanciado jugaré un papel positivo en los encuentros con cualquier oponente. Pues hay ajedrecistas de categorfa que no co- nocen bien ciertas variantes de ella. Analicemos los sistemas que ofre- cen mayor interés, 4. P3A on Con ello se prepara una enérgica ofensiva en el centro, mediante P4DI; luego, las blancas trazardn un plan de ataque contundente en el punto ZAR. Las negras deben poner en juego toda su atencién e inventiva para contrarrestar las amenazas. La variante 4, P3D, P3D; 5. C3A, C3A; 6. ASCR es segura, pero no crea se- rios problemas a las negras, pues logran fécilmente la igualacién si juegan 6. .... A3R; 7, C5D, AXC; 8. AXA, P3TR o 6. ..., P3TR. Este sistema tiene poco interés, porque paraliza la lucha en el centro. aso C3A! Esta respuesta es la mds enérgica; de este modo, las negras ejercen in- fluencia sobre el escaque 4R e ini- cian un contrajuego eficaz. La 4. ..., P3D es menos eficiente, por ofrecer a las blancas cierta ventaja en el centro después de 5. P4D, PXP; 6. PXP, A3C; 7. C3A, C3A; 8. A3R, ASC; 9. A3C!, 0-0; 10. D3D. 5. PAD PXP Las negras pierden una pieza si juegan 5. ol A3C?; 6. PXP, CRXP?; 7. DS5D! 6. PXP ASC+ Este jaque es un importante esla- bén en el plan de las negras y el unico modo de neutralizar la ofen- siva en el centro. Por lo contrario, el movimiento 6. ..., A3C? facilita esta ofensiva: 7, P5D, C2R; 8. PSR, CSC; 9. P6D! y asf sucesivamente. 7. C3A! Diagrama nim. 35 Jugada antigua que el maestro ita- liano Greco propuso y elaboré cir- cunstanciadamente en el siglo xvi, y las complicaciones que de ella se derivan son més interesantes que el pasivo movimiento 7. A2D, pues las negras consiguen una posicién esta- ble en el centro si juegan 7. ... AXA+; 8 CDXA, P4DI; 9, PXP, CRXP; 10. D3C, C3A2R; 11. 0-0, 0-0; 12, TRIR, P3AD. Te wee CxPR 8. 0-0 AXxcCl La continuacién 8 .... CXC; 9. PXC, AXP parece mds légica, pues se gama un peén y se amenaza la torre; pero como se ha visto ante- riormente, este intento se frustra con 10. D3C! y facilita a las blancas un ataque peligroso. Las negras deben jugar 9. .... P4D y no 9 .... AXP, si bien las blancas tienen varias posibilidades de ataque 51 tras 10, PXA, PXA; 11. TIR+, C2R; 12. D2R, A3R; 13. ASC, D4D; 14, AXC, RXA; 15, D2A. Obsérvese que a 9. .... AXP quizd es mds contundente la respuesta 10. A3TI, hallada por el gran maestro Keres, tras la cual el ataque de las blancas es poco menos que irrecha- zable. Los teéricos tardaron en des- cubrir las continuaciones eficientes que vamos exponiendo aquf; el ca- mino que llevé a su descubrimiento fue tan largo como interesante. 9. PSD! tee Este movimiento es el llamado ataque Moller. A 9. PXA sucede 9. ...» P4D! y las negras mantienen el peén de ventaja. % A3A! Los tedéricos consideran esta res- puesta como la mas oportuna; la in- vestigacién ha demostrado que otras respuestas permiten a las blancas mantener la iniciativa en esta situa- cién agudfsima. Si 9. ..., C2R; 10. PXA, 0-0; 11. TIRI, las negras se encuentran con dificultades en Ja evolucién de sus fuerzas. Sin embargo, a los aficiona- dos a la defensa puede que les satis- faga la variante 9. ..., C4R; 10. PXA, CXA; 11. D4D, P4AR; 12. DXCD, P3D; 13. C4D, 0-0; 14. P3A, C4AD, la cual las blancas tie- nen la iniciativa y las negras un peén de ventaja y una posicién sdlida. 10. TIR 11, TXC C2R P3D No es menos eficiente 11. ..., 0-0; porque el avance 12, P6D, PXP; 13. DXP, C4A; 14. D5SD, P3D! no bene- ficia a las blancas, 12. ASCR AXA 13. CXA 0-0 14, CxPT RXC El ataque de las blancas también se puede rechazar con 14, ..., A4Al; 52 15. TXC, DXT; 16. CXT, TXC o 15, T4T, TIR; 16. D5T, C3C; 17. T4D, T4R; 18. P4AR, CXP! (and- lisis del maestro yugoeslavo Vuko- vich); 19. TXC, A3C; 20. D3T, DIAD. 15. D5T+ RIC 16. T4T P4AR Diagrama nim. 36 Esta posicién fue discutida por los tedricos mucho tiempo. Al parecer, la contienda reflejada en ella debe terminar en tablas. I 4. PACD!? AXP 5. P3A ig Al analizar las variantes del mo- vimiento 4, P3A, hemos podido ob- servar que la formacién de un cen- tro «ideal» P4R y P4D es muy importante para las blancas, Pero, iay!, les falt6 un tiempo debido al juego preciso de las negras. Asf que el centro se forma, las negras lo des- baratan con P4D o CRXP. El sentido del gambito 4, P4CD es ganar un tiempo para efectuar el movimiento 5. P3A; con el sacrificio del pedén, las blancas consiguen tra- bar una lucha vehemente. Este gambito fue propuesto por el ajedrecista inglés Evans en 1824, y a cuyo desarrollo los maestros del ataque Labordonnais, Andersen, Morphy y particularmente Chigorin contribuyeron notablemente. La prdctica ha mostrado que resti- tuir oportunamente el peén y desen- volver debidamente las fuerzas son el mejor medio para oponerse a la iniciativa de las blancas. Veamos las dos continuaciones més importantes, A 5B. oe AGA La jugada 5. ..., AJR es un poco pasiva, aunque satisfactoria, pues, luego de 6. P4D, se restituye el peén si se prosigue 6. .... C4T; 7. CXP, CXA; 8 CXC, P4D; y la posicién queda simplificada. 6. P4D 7. 0-0 PXP Con objeto de no permitir simpli- ficaciones desfavorables luego de 7. PXP?, AS5C+ y asf sucesivamente. Tee P3D Aceptar el segundo sacrificio 7. «.» PXP puede traer malas conse- cuencias a las negras, porque sucede 8 AXP+, RXA; 9. D5D+ y el ataque de las blancas es peligroso. 8. PXP A3C (Véase diagrama nim, 37) Posicién critica de esta variante, cuya valoracién no se ha determi- nado definitivamente. ~Se compensa el sacrificio de peén con la inicia- tiva? Actualmente, los teéricos tien- den a considerar que la posicién de las negras es bastante sdlida, incluso después de 9. C3A! propuesto por Morphy. Vedmoslo: 9. ..., ASCI; 10. ASCD, RIA! (es mejor que 10. Diagrama nim, 37 A2D; 11. PSR! y las blancas empie- zan el ataque); 11. A3R, CR2R; 12. P4TD, P4TD; 13. A4AD, A4T; de esta manera, rechazan el ataque 14. AXP y 15, C5SC+ y tiene una posi- cién sdlida. Se see AMT En este movimiento tiene su prin- cipio la defensa propuesta por E. Lasker; su idea es restituir el pedn, pero interceptando los planes de las blancas en el centro, 6, 0-0 oo Probablemente brinde mayores perspectivas 6. P4D! aunque sea a costa de més sacrificios de peones: 6. .... PXP; 7. 0-0, PXP (2); 8. D3C, D3A; 9. PSR!I, D3C; 10, CxP, CR2R; 11. A3TI, tras ello va a ser dificil rechazar el ataque de las blancas. A 6. P4D es mejor contestar con 6. ...) P3D; sin embargo, las blancas. pueden anudar complicaciones, poco analizadas e interesantes, luego de 7. D3C, D2D; 8. PXP, PXP; 9. AST! En este sentido, ofrece interés una partida Jachaturov-Bijovski, Moscu, 53 1957: 9. .... A3C; 10. CD2D, C4T (acaso es mas eficiente 10. ..., C3T; ll. TID, C4T; 12, D4C, P4AD; 13. D2c, 0-01); 11. D4C!, P4AD; 12, D2C, CXA (2); 13. CXC, DOD; 14, C3AXP, DXPR+; 15. RIA, D4D; 16, D3C, D3R; 17, TLR, C2R; 18. CXP! y las blancas atacaron fuertemente, 6. ... P3D 7. P4D A3C (Véase diagrama nim, 38) Posicién fundamental en la va- riante de E, Lasker; las negras resti- tuyen el pedn simplificando el jue- go: 8. PAP, PXP; 9, DXD+, CxD; 10. CXP, A3R. No obstante la au- sencia de las damas, la posicién es todavia compleja. Muchos teéricos estiman que las negras estén mejor situadas. Pero el gran maestro del Diagrama nim, 38 ataque Chigorin demostr6 mds de una vez que las blancas tienen atin mucha «pélvora para quemar» en esta posicién, DEFENSA DE LOS DOS CABALLOS 1, P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. A4A, C3A. Esta defensa empez6 a elaborarse en el siglo xvi al igual que la aper- tura italiana y es actualmente la mds popular de todas las aperturas abier- tas antiguas. Las negras contestan invariablemente a 3. A4A con 3. .... 3A y no con 3. ..., A4A si quieren defenderse, M. I, Chigorin es posiblemente el que mds aporté a la teorfa de esta defensa, En lo presente, uno de los cons- tantes partidarios de ella es el gran maestro Keres, que ha enriquecido con valiosas ideas una serie de sus variantes. Atacando inmediatamente los es- caques 4R y 4D, las negras se dispo- nen a tomar Ja iniciativa sin preocu- parse de un posible ataque del ad- versario en el punto 2AR de ellas. C5C 0 P4D son los tinicos movi- 54 mientos con que las blancas cuentan para luchar por la iniciativa. Vamos a analizarlos, 4. C5C 5. PXP P4D C4TD! Este movimiento brinda mayores perspectivas, aun cuando cuesta el sacrificio de un pedn. El estudio de las complicaciones que ocasiona 5. sy CXPI2; 6, CXPA! es muy util para el ajedrecista principiante. Veamos cémo puede desenvolver- se la contienda en tal caso: 6. ..., RXC; 7 D3A+, R3R; 8. C3A, CSC (las blancas también llevan a cabo un fuerte ataque si 8. P4D, P3A; 10. ASCRI); «+» C2R; . DAR, P3A; 10. P3TD, C3T; 11, P4D, C2A; 12. A4A! En su libro «Teoria de aper- turas», el maestro V. Panov reco- mienda 12. ..., R2A; 13. AXP, A3R. El pequeiio sacrificio de las blancas se compensa con el ataque. 5. .... CXP se puede asimismo contestar con 6. P4D; aqui no es conveniente proseguir PXP?, porque sucede 7. 0-0, AIR; 8. CxPA!, RXC; 9, D3A+, R3R; 10. C3AN, PXC; 11. TIR+, C4R; 12. A4A, A3A; 13. AXCR, AXA; 14. TXA+! y las blancas fuerzan la victoria. Por lo que el movimiento 6. P4D puede ser el «preludio» del sacrificio del caballo en la casilla 2AR de las negras y una situacién muy ventajosa para las blancas, La mejor respuesta a 6. P4D es simpli- ficar el juego, mediante 6. ..., A3R3 7, CXA, PXC; 8 PXP, CXP; 9. DST+, C2A, aunque la iniciativa es de las blancas después de 10. 0-0. 6. ASC+ 7. PXP P3A PXP Diagrama niim. 39 En esta posicién, las blancas han de pasar de momento a la defensiva prosiguiendo 8 A2R, P3TR; 9. C3AR, P5R; 10. C5R, A3D o afron- tar el recrudecimiento de la lucha con 8 D3AI? En el primer caso, 11. P4D, PXP a. pd; 12, CXP, D2A;_ 13. P3TR, 0-0; 14, 0-0, TIC! o 11. P4AR, D2A (también es eficaz 11. ..., PXP a. p.; 12, CxP, D2D); 12. P4D, 0-0; 13. P3A, P4A; 14. C3T, DIDI, las negras tienen la iniciativa que, a nuestro parecer, se compensa con el peén de_desventaja. En el segundo caso 8. D3A!?, la contienda tiene un cardcter muy in- definido. El sacrificio de calidad 8. s+ PXA; 9. DXT es tentador. Re- comendamos insistentemente a nues- tros lectores que verifiquen esta con- tinuacién en la prdctica. El movimiento 8. .... D2A brinda también un juego esperanzador a las_negras, En una partida Paoli-Vitkovski, Lubliana, 1957, se prosiguié: 9. A3D, A2R; 10, C3A, 0-0; 11. ASA, P3TR; 12. CR4R, C4D; 13. P3D, C5C; 14, RID, TID; 15, P3TD, C6C! y las negras consiguieron ventaja. ag 4. PAD Con esta variante, la lucha se traba principalmente en los escaques cen- trales. Para el lector es muy util se- guir con atencién las complejidades que suceden en ella. 4. PXP Tan erréneo es 4. .... CXPD; 5. AXP+ como 4. .... CXPR; 5. PXP, pues sucede la poderosa amenaza DSD! 5. 0-0 También se suele jugar 5. PSR al objeto de atenazar las negras en el centro. Es demostrativa la variante 5. .... P4D; 6. ASCD, C5R; 7. CXP, ‘A2D; 8. AXC, PX A; 9. 0-0, A2R(?); 10. P3AR, C4A; 11. P4ARI, 0-0; 12. P5AR, y las blancas tienen una poderosa avanzadilla en el flanco de rey. ‘Esta variante es una buena ilus- 55 tracién de las consecuencias que pue- de traer el juego rutinario. Sin haber cometido ningtin error sensible, las negras se encuentran en una situa- cién muy diffcil; esto no hubiese sucedido si hubieran tomado opor- tunamente medidas para rechazar la ofensiva en el flanco de rey, tales como 9. ..., A4AD! (en vez de 9. . A2R); 10. A3R, A3CI; 11. P3AR, ‘C4A, movimiento que, ‘coligado con los C3R y P4AD, no sélo obstruye la amenaza P4AR y P5AR; también crea buen contrajuego. 5. we CcxP El movimiento 5. .... A4A lleva a una posicién muy compleja: 6. P5R, P4D; 7. PXC, PX A; 8. TIR+, A3R. Este ataque de Max Lange fue en su tiempo objeto de vehementes discu- siones de los teéricos, Las investiga- ciones analiticas de M. I. Chigorin ‘son un ejemplo; para ilustrarlas ofre- cemos varios movimientos de una de las principales variantes: 9. C5C, D4D; 10. C3AD, D4A; 11. CD4R, A3C; 12. PXP, TICR; 13. P4CR, D3C; 14. CXA, PXC; 15. ASC, TXP; 16. D3Al, P4R; 17. C6A+, R2A; 18. P4TR, P3TR; 19. C4R+, R3R; 20. PST; de esta manera trans- currié una partida Chigorin-Teich- mann, Londres, 1899, en la que Jas blancas alcanzaron ‘una merecida victoria. Posiblemente, las negras han de jugar 11. ..., 0-0-0 en vez de 11, ..., A3C, aunque contintian encontrdn- dose con dificultades. 6. TIR P4D 7, AXP wee Esta lucha por el centro es inte- resante, y el movimiento 7. C3A!? causa no menos impresién que el 7. AXP. Sin embargo, la variante 7... PXC; 8 AXP, A3RI; 9. AXCR, A5CD muestra que la supe- rioridad de las negras es indiscutible. Tee DXA 8. C3A D4TD! 56 Hallar una casilla apropiada para retirar la dama no es nada facil. Por ejemplo, el desacertado movimiento 8. .... D4AR?; 9. CXC, A2R; 10. ASC, A3R; 11. AXA, RXA; 12. CXP hubiese sometido el rey negro a este ataque de piezas. Situada en el escaque 4T de su campo, la dama negra ocupa una po- sicién cémoda y muy activa, pues amenaza la casilla 1R del adversario. 9. CXC A3R 10. C4-5C oe Si 10. ASC, sucede el poderoso contragalope 10. ..., ASCD, y si 10. A2D, lo més conveniente es 10. ..., D4D! 10. ... 0-0-0! 1. CXA PxXC 12, TXP A3D! Diagrama niim, 40 a ‘te a8 Tras la vehemente lucha en la apertura, la posici6n se ha estabili- zado. Las negras han restituido el material sacrificado por su oponente y situado sus piezas de suerte que les ha facilitado equilibrar el juego. Si 13. D2R, las negras tienen buenas perspectivas en el final de la partida ie de 13. ..., D4TR!; 14. P3TR no 14. A’ D?, P6D!; 15. PxP, espn, TDIR; i. A2D, C4R}; 16. TXT+, TXT; 17, CXP, DXD; 18. CXD, CSA. Las variantes de las aperturas abiertas que hemos analizado se ca- racterizan por su juego abierto en el centro y vehemente lucha de pie- zas. El oportuno contragolpe P4D de las negras ha representado un papel muy importante para ellas. Son caracteristicos los ataques pre- maturos, particularmente los diri- gidos al punto 2AR de las negras. Las aperturas cerradas ofrecen un cuadro totalmente distinto. Como resulta diffcil abrir el centro en ellas, las fuerzas combativas de los dos bandos tardan en sostener las pri- meras escaramuzas y la vehemente lucha tdctica se deja para mds ade- lante, pero esto no quiere decir que la precisi6n en el juego carezca de importancia en esta clase de apertu- ras. Al contrario, todo movimiento ha de efectuarse dentro de un plan concreto. GAMBITO DE DAMA Defensa ortodoxa 1, P4D, P4D; 2. P4AD, P3R; 3. C3AD, C3AR; 4. ASC, A2R; 5. P3R, CD2D; 6. C3A, 0-0. Analizaremos unas variantes de la llamada defensa ortodoxa que se pro- ducen después de los movimientos arriba citados. A partir de las primeras jugadas se traba una lucha en torno a las casillas 4R de las blancas y 4D de las negras; aquéllas ejercen una de- terminada presién en el centro de éstas, cuya posicién es muy sélida, lo que dificulta organizar operaciones contra ellas y pueden atacar en cual- quier momento el centro con el movimiento P4AD. Diagrama nim. 41 las negras consiste en cierto atena- zamiento de sus piezas, Particular- mente el alfil de dama estd en situa- cién inactiva. La ultima jugada es el comienzo de una operacién que tiene por objeto simplificar la posi- cién y activar el alfil de referencia. Advertimos que se ha de actuar sin demora alguna y aprovechar la cir- cunstancia de que las blancas atin no han enrocado. 9. AXP c4aD 10. AXA DxA 11. 0-0 cxc 12. TXC PAR La valoracién de la variante de- pende de esta posicidn; las blancas pueden optar por las continuaciones 13, PXP y 13, D2A. Como se puede fécilmente apre- ciar, la deficiencia de la posicién de 1) 13. PXP, CxP; 14. CXC, DXC; 15. P4A. 57 Diagrama nim. 42 Las blancas continuan la simplifi- cacién iniciada por las negras, con- tando con aprovechar su ventaja en el desenvolvimiento de sus piezas y organizar el ataque en el flanco de rey. Para ello es muy importante avanzar los peones 3R y 4A. Hasta ahora, la teorfa no ha dado un and- lisis definitivo de esta posicién apa- rentemente simple. Si se prosigue 15. .... D3A; 16, P5A (el movimien- to 16. P4R, A3R; 17. P5R, D2R; 18. A3D, P4AR no promete nada a las blancas), las negras detienen la ofen- siva de los dos peones e igualan las posibilidades: 16, ..., P3CD; 17, A3D, TID; 18. D2A, A2D y, luego, AIR; de esta manera, consiguen crear una sdlida posicién defensiva, aun cuando Ja iniciativa de las blan- cas es sensible. 2) 13, D2A, PXP; 14. PXP, C3A; 15. TIR. Esta continuacién deja un amplio margen a la comple- jidad combinatoria, Un ejemplo de belleza es la com- binaci6én elaborada por el maestro N. Kopaiev 15. ..., D3D; 16. CSCI, 58 ASC (con la intencién de efectuar la maniobra defensiva A5C, P4TR y P3CR, tras lo cual la posicién de las negras serd muy sélida en este flan- co); 17, T3CR!, A4T; 18. T3TR; Diagrama nim, 43 aqui, si las negras contestan maqui- nalmente con 18. ..., A3C, sucederd 19. DxAll, PTXD; 20. AXP+, TXA; 21. T8T+!, RXT; 22. CXT+! (jmagnffica ilustracién de lo que representa la fuerza del ca- ballo!), RIC; 23. CXD y las blancas tienen muchas posibilidades de llegar a un final victorioso. Toda la sutileza de la posicién en el siguiente diagrama consiste en que las negras, si realizan la jugada de espera 18. ..., D5Cl, alejan a tiempo la dama del doble jaque del caballo adversario y pueden efectuar el mo- vimiento A3C. Asf sucedié en una partida Boleslavski-Moiseiev, Odesa, 1949, que finalizé rdpidamente en tablas, Esta continuacién refleja cémo el juego puede agudizarse inesperada- mente en las aperturas abiertas. EJEMPLOS PRACTICOS Veamos varios ejemplos prdcticos en que la lucha es aguda y alec- cionadora en la apertura. Estas partidas familiarizarén al lector con las aperturas que le recomendamos que estudie. Apertura rusa Stein-Jolmov Moscu, 1964 i. PAR P4R 2. C3AR C3AR Esta defensa se llama apertura rusa y fue elaborada por el notable aje- drecista ruso A. D. Petrov el siglo pasado y, mds tarde, por K, A. Ya- nisch. En ella, la idea de las negras con- siste en contraatacar simétrica e in- mediatamente los puntos P4R y P4D atacados por las blancas. Actualmen- te se usa poco en las competiciones, no obstante ser una defensa eficaz. R. Jolmov, V. Mikenas y I. Vista- netskis muestran con éxito la efi- ciencia de ella en la practica. 3. PAD aa Esta continuacién es la més eficaz. La variante 3. CXP, P3D (y no 3. CxP?; 4, D2RN); 4. CZAR, CXP; 5. D2R, D2R; 6, P3D, C3AR; 7. ASC, DXD+; 8. AXD, A2R 0 CD2D da a las negras muchas posibilidades de equilibrar el juego a consecuencia de simplificarse el mismo. 3. PXxP Se puede también 3. ..., CXP; 4. A3D, P4D; 5. CP, tras lo cual se produce una posicién simétrica en el centro, si bien las blancas tienen un tiempo de mds, 4. PSR CSR 5. DXP Pad! 6. PXP ap. wee Tras esto, el centro ha quedado sin peones; si no, las blancas no hu- biesen podido eludir las amenazas A4AD y C3AD. 6. ... CxP 7. C3A C3A 8. D4AR AGA Diagrama nim. 44 Esta continuacién se ha conside- rado como insuficiente hasta hace poco; pero los anilisis del gran maes- tro Jolmov han hecho que variase sensiblemente su valoracién. Es to- talmente posible 8. ..., P3CR con la consiguiente evolucién del alfil a la casilla 2CR con objeto de organizar una sélida defensa en el flanco de Ja dama. 9. ASC D2R+! Movimiento sutil; la captura del pedn 9. ..., AXP? no es oportuna; asi sucedi6 en una partida Geller- Najlik, 1957, en la que las blancas refutaron decididamente el juego de su oponente, mediante 10. CSR!, P4C; 11. D3R, A2R; 12. CXC, PXC; 13, AXP+, RIA; 14, AXT. La maniobra de dama 9. 2K + 59 sucedié por primera vez en una var- tida Kotov-Efimov, 1958. 10. A3R Curiosas y forzadas complicacio- nes surgieron en una partida Suetin- Jolmov, Mosci, 1964: 10. R1A!?, ASR; 11. AXC+, AXA; 12. CSR, 9-0-0 (no hay otra solucién; todo intento de mantener Ja flexibilidad de las estructuras de peones en el flanco de dama con 12. ... do traer consecuencias tras 13, C5D!); 13. CXA, PXC; 14, D4TD, C4C; 15. A3R, DSC! (las ne- gras se defienden con mucha inge- niosidad; la variante 16, DxD, AXD; 17. CxC, PXC; 18. AXP, T2D; 19. TIA, P4ADI; 20. P3TD, R2C; 21. PXA, RXA; 22. PxP, TIR! no ofrece ninguna ventaja a blancas, y las negras compensan sus dos peones de menos con la inicia- tiva); 16. D6T+, RIC (es peor 16. wy R2D?2; 17. CXC, DXC+; 18. DXxD, PXD; 19. AXP, P4AD; 20. TID+, RIA; 21. TxT+, RXT; 22. A8CI y las blancas llevan un peén de ventaja); 17. DXPA (tampoco ofrece nada a las blancas 17. P3TD, pues sucede 17. ..., D5A+; 18. RIC, A4A; 19. DXPA, C5D! 0 17. P4TD, C5D y las negras logran un poderoso contrajuego ni la transicién a la fase final de la partida después de 17. CxC, DxC+; 18, DXD+, PxD: 19, P4TD, P5C!; 20. R2R, A2R, con la consiguiente introduccién del rey en el juego), C5D; 18, AXC, DXA; 19, TID, DX T+; 20. CXD, TXC+; 21, R2R, TXT. Y la partida terminé en un empate forzoso. jLo curioso es que todo esto es fruto del andlisis del gran maes- tro Jolmov! 10. ... il. CXC CxA D5C+ Ante la simplificacién impuesta, las negras tuvieron que calcular con precisién las consecuencias de sus operaciones. 60 12. DXD 13, P3A AxD+ AAT! El movimiento 13. ..., A3D; 14, CXA+ es peor y, aunque la posi- cién se simplificase mucho, a las negras les serfa dificil hacer tablas, porque el pe6n aislado puede resul- tar deficiente. 14. PACD A6D! No hay otra respuesta, Si 14. ..., P3TD, sucede 15, CD4D y las negras pierden una pieza. 15. P4TD P3TD 16. 0-0-0 A7R 17, PXA PxC 18. TDIR AXxC 19. PXP A4D Las negras operan concienzuda- mente; también se puede jugar 19. -++. CXP; estén decididas a evar el juego hasta el final con alfiles de casillas de distinto color, que es la manera més sencilla de equilibrar el juego. 20. PxXC AXPA 21, ASCR+ RIA 22. A7R+ RIC 23. A4C P3CD 24. PXP PxXP 25, R2C P4aT! Al dar juego a la torre las negras consolidan definitivamente su posi- cién. 26. P3A PST 27. T3R P6T 28. P4C R2T 29. P4AD TST 30. R3C Y empate. Gambito de rey Spasski-Bronstein XXVII Campeonato de la URS.S., Leningrado, 1960 1, PAR PaR 2. P4AR oe Hasta aqui hemos analizado prin- cipalmente las aperturas abiertas, donde las blancas atacan el peén 4R del adversario con P4D, La otra ma- nera de desbaratar el apoyo de las negras en el centro es con el movi- miento P4AR; esta idea estd viva- mente encarnada en el renombrado gambito de rey, que es el arma més contundente de las blancas en las aperturas abiertas. Su florecimiento va unido a la época de] romanticis- mo del ajedrez. En nuestros dias, este gambito se considera como una apertura excelente, aun cuando es muy conocido en las paginas de la teorfa del ajedrez. Sin embargo, va- rios destacados maestros, entre los cuales figuran los autores de la pre- sente partida y los grandes maestros Tal y Keres, defienden este gambito y aportan mucho a las ideas combi- natorias de é), Advertimos que la apertura vie- nesa tiene sistemas parecidos, como 1. P4R, P4R; 2. C3AD, C3AR; 3. P4A! Aunque en ella no surgen com- plicaciones tan diffciles como en él, Bie PXxP También se pueden emplear el contragambito Falkbeer 2. ..., P4D y el gambito de rey rehusado 2. ..., A4A; pero como ya se ha indicado, Ja lucha de principios se traba asf que las negras aceptan el reto. 3. C3AR P4D La continuacién del maestro Ko- Dlentz 3. ..., A2R; 4. A4A, C3AR; 5. PSR, C5C; 6. 0-0, C3AD; 7. P4D, P4DI, es actualmente la m4s popular, por ser el juego favorable a las ne- gras. En una partida del Campeona- to de la U.R.S.S. de 1960, Spasski, jugando las blancas contra Jolmov, respondié a 3. ..., A2R con un nue- vo movimiento 4. C3A. Pero no se comprende por qué las negras elu- dieron su idea fundamental, es decir, no jugaron 4, .... AST+! con objeto de hacer que el rey blanco saliese al centro del tablero. La antigua defensa cldsica es 3. +++» P4CR, tras la cual puede produ- cirse el gambito Muzio, que fue muy célebre en su tiempo, 4. A4A, PSCR; 5. 0-01, PXC; 6. DXP. Aqui toma el juego un cardcter cumpli- cado en extremo. 4. PXP A3D Quiz4 es mds contundente 4. C3AR; 5. A5C+, P3A: 6, P PXP; 7, A4A, C4DI, porque sittia a las negras en buena posicién; asi sucedié en una partida Bronstein Botvinnik, Mosct, 1952. 5. C3A C2R 6. P4D 0-0 7. A3D c2D El natural movimiento 7. ... ASC es mejor. 8. 0-0 P3TR Las negras desestiman la evolucién de sus fuerzas. Era necesario refor zar el flanco con 8. ..., C3AR. 9. CAR CxP 10. P4A C6R Esto es uno de los casos en que la simplificacién no alivia la defen- sa. Por lo demas, 10. ..., C4-3A no es mejor, pues sucede Il. CXA, PXC; 12. AXP. Las consecuencias de ello son el juego impreciso an- terior. ll. AXC PXA 12, P5A A2R 13, AZA TIR 14. D3D P7R? Las negras no sospechan el peli- gro que se avecina. El movimiento 14, ..., CIA hubiese evitado el in- mediato desbaratamiento. Por lo que ahora va a suceder un bello ataque definitivo. 61 Diagrama nim, 45 15. C6D! Cc1A Las negras también perdian si 15. i» PXT=D4+; 16, TXD, C3A; 17. CXPA, RXxC; 18. CSR+, RIC; 19. D7T+, CXD; 20. A3C+, y las blan- cas fuerzan el mate. 16. CXPAW PXT=D+ 17. TxD AGA Ni 17, .... D2D puede salvar la situacién, por 18. C3-5R, y si 17. » RXC, las blancas ganan tras 18. GR+, RIC; 19. TXC+. 18, DXA D2D 19. D4A A3A 20. C3-5R D2R 21, A3C AXC 22, CXA+ R2T 23. D4aR+ ¥ las negras se rindieron. Defensa Philidor Lipnitski-Kolobov Riga, 1954 1, P4R 2. C3AR P4R P3D Esta apertura, elaborada primera- 62 mente por el gran ajedrecista fran- cés Philidor a fines del siglo xvi, es un invitado poco frecuente en las competiciones modernas debido a que el sistema de defensa del peén 4R de las negras es pasivo y permi- te al adversario apoderarse sin obs- t4culo alguno del espacio por medio del peén 4D. 3. P4D c2D 4. A4AD P3AD 5. 0-0 A2R 6. PATD Jugada que obstruye la posible ofensiva de las negras en el flanco de dama, mediante P4CD. 6... CR3A 7. D2R 0-0 8. C3A P3TR 9. TID D2a 10. P3T TIR 11. A3C ClA 12, A3R P4CR Al finalizar la apertura, las blan- cas han conseguido mucho espacio y, por consiguiente, sus piezas tienen libertad de movimiento, Las negras intentan organizar contrajuego en el flanco de rey; pero la complejidad que ello ocasiona es favorable a las blancas. 13. PST C3C 14, D4A! ae Dispuestas sus piezas acertada- mente, las blancas empiezan opera- ciones decisivas; amenazan el punto 2AR del adversario y pueden llevar a término una serie de amenazas tdc- ticas, por estar las damas en la ver- tical AD. Por ejemplo, a 14. .... AIR seguird 15, PSD. 14... AID Esto ocasiona la pérdida de una calidad. Tampoco 14. .... ALA me- joraba la situacién, porque sucedfa 15. PXP, PXP; 16. C5DI, etcétera. 15. PXP PxP 16. A6C! oe Diagrama nim. 46 Golpe brillante que las blancas pre- pararon ya al efectuar el movimien- to 13. PSTI. 16. ... PXA No es dificil convencerse de que las negras pierden una pieza si jue- gan 16, .... D2R; 17. AXA. 17, PXP D2R 18. TXT AXP 19. C4TD A3R 20. TXT+ DxT 21. D4C Las negras se entregaron, La apertura espanola 1, P4R, P4R; 2, C3AR, C3AD; 3. ASC es la mds popular de todas las aperturas abiertas; lleva varios si- glos de existencia y, sin embargo, continia atrayendo Ja atencién de los ajedrecistas. Contiene problemas tacticos y es- tratégicos muy diversos y complejos. En ella, los matices mds vehementes de lucha por el centro estan coliga- dos con un juego flexible en los flancos. La idea fundamental del movi- miento 3. ASC estriba en crear una prolongada presién sobre los apo- yos centrales de las negras v pre- parar consecutivamente el eficaz avance P4D, Aun cuando las blancas no fuerzan momentdneamente los acontecimientos en el centro, el pro- blema estratégico de las negras es mucho mds complicado que en otras aperturas abiertas. La teorfa de esta apertura ha con- seguido su verdadero desarrollo en nuestros dfas. Y no es exagerar ni mucho menos si decimos que los maestros contempordneos crearon y crean verdaderas obras de arte en ella, y, sin duda alguna, los soviéti- cos destacan en este quehacer. Recordando la regla segiin la cual no se puede conocer, lo complicado si se desconocen sus elementos, vea- mos la siguiente partida que ha pa- sado a las paginas de la historia. Capablanca-Vidmar Nueva York, 1957 1. P4R P4R 2. C3AR C3AD 3. ASC P3TD Esta defensa es la que goza de mayor popularidad; en ella, Jas ne- gras hacen que se determine en se- guida la posicién del alfil. Las blan- cas no consiguen nada si contintan 4. AXC, PDXA; 5. C3A, P3A; 6. P4D, PXP; 7. DXP, DXD; 8. CXD, A2D, porque se produce un final fa- vorable a las negras, y atin més si 5. CXP, DS5DI. Por ello, la retirada del alfil a 4TD es légica, Con 3. ..., P3TD, se detiene la presién de las blancas en el centro y se dispone oportunamente del mo- vimiento P4CD! para que el alfil se retire al escaque 3CD, aunque esto debilita un poco la posicién de peo- nes del flanco de dama. Actualmente son bastante popula- res la defensa Yanisch 3. ..., C3A; 3. .y PAARI2, y 3. ..., ASA. En 63 cambio, la defensa Steinitz 3. ..., P3D, arma preferida de los campeo- nes del mundo Steinitz, Lasker y Ca- pablanca, ha perdido totalmente su popularidad, por ser pasiva aun cuando da solidez a la estructura de las negras. La antigua partida Ta- rrasch-Marco, Nuremberg, 1892, es una muestra de los peligros que ace- chan a las negras: 1. P4R, P4R; 2. C3AR, C3AD; 3. ASC, P3D; 4. P4D, A2D; 5. C3A, C3A; 6. 0-0 (también es jugable 6. AXC, AXA; 7. D3D y, luego, 0-0-0!), A2R; 7. TIR, 0-07 (esta jugada natural encuentra una refutacién tactica; 7. .... PXP era relativamente mejor, porque mantie- ne una defensa sélida aun cuando ceda espacio al adversario); 8. AXC, AXA; 9. PXP, PXP; 10. DXD, TDXD; 11. CXP, AXP; 12. CXA, CXC; 13. C3D, P4AR; 14. P3AR, A4A+ (al parecer, salvan la pieza y equilibran el juego, pues a 15, RIA se responde con 15. ..., A3C; 16. PXC, PXP+; 17. C4A, P4Cl, com- binacién que las negras esperaban se realizase tras haber jugado 10. TDXD); 15. CXAl, CXC; 16. ‘ASCH (ivaya sorpresal, pues resulta que los cdlculos de las blancas han ido mu- cho més lejos de lo previsto, lo cual pone de manifiesto la errénea idea de Jas negras de mantener el domi- nio sobre el punto 4R de su cam- po), T4D; 17, A7R! y P4AD!, con Jo que ganan una calidad. Este en- cuentro es muy aleccionador para luchar por el centro en la apertura espafiola. Parece como si las blan- cas no amenazasen seriamente; mas, de pronto, se descubre que su pre- sién en el punto 4R del adversario aumenta y se convierte en un ata- que arrollador. 4, A4T 5. 0-0 C3A A2R En este sistema «cerrado» es muy popular la variante «abierta» 5. ..., CXP; 6. P4D, P4CD; 7. A3C que desemboca en un vehemente juego de piezas. 64 6. TIR P4CD 7. A3C P3D 8. P3A Cc4TD Antiguo esquema del excelente sistema de Chigorin. Hoy dfa, esta maniobra se suele realizar después de 8. ..., 0-0; 9. P3TD, C4TD, con lo que se gana un tiempo importante para el desarrollo, En la presente partida se efecttan en una traspo- sicién de jugadas. 9. AZA P4A 10, P4D D2A 1l. CD2D 0-0 12, P3TD CGA 13. P5D ete El plan del tedrico soviético Rau- zer 13. PXPA, PXP; 14. CIA y el siguiente salto a 3R con el propésito de dominar las importantes casillas 5D y 54R es el que ofrece actualmen- te mayores perspectivas. 13. ... 14. PATD C1D Maniobra caracterfstica para apro- vecharse de la poca solidez del flan- co de dama del adversario, Aqu{ de- berfan Jas negras jugar 14, ..., TIC, cediendo la vertical TD, pero defen- diendo los escaques importantes de este flanco. Pero deciden ceder al adversario la casilla 5AD, lo cual es un grave error de posicién. 14. ... P5C? 15. C4A P4TD 16. C3AXP! Bella jugada que refuerza la su- perioridad de las blancas, 16. ... A3T 17. A3C PXxC 18. P6D AXP 19. DXA DxD 20. CxD C2C 21, CxC AxC 22. PXP PAXP 23. P3A TRID 24. A3R ae Los dos poderosos alfiles blancos y el debilitamiento de la estructura de peones de las negras hacen que la posicién de éstas sea indefendi- ble. 24. ... P3T 25. TRID “ABA 26. TD1A AIR 27, RIA TXT+ 28. TXT TIA 29. P4C A2D 30. A6C A3R Las pérdidas materiales de Jas ne- gras son inevitables; a 30. .... TIT seguia 31, TIA y, luego, T5A, 31. AXA PXA 32. T8D+! os El camino mas facil que leva a la victoria. 32. ... TXT 33. AXT c2D 34. AXP C4A 35. P3C CxPC 36. AXP c5sD 37. PST Las negras abandonaron el juego. Defensa siciliana Alekhine-Botvinnik Nottingham, 1936 1, PAR P4AD Esta apertura leva el nombre del ajedrecista siciliano Polerio, que vi- vid en el siglo xvi y es actualmente una de las defensas mds usadas en la practica como respuesta a 1. P4R. Se han escrito una serie de volumi- nosas monografias sobre ella en el transcurso de estos ultimos ajios. Pe- ro los libros «envejecen», porque la prdctica hace que varfe la valoracién de esta apertura. A continuacién ofrecemos sus sis- temas més importantes: del dragén, empleado en esta partida de Scha- weningen: 1, P4R, P4AD; 2. C3AR, P3D; 3. P4D, PXP; 4. CXP, C3AR; 5. C3AD, P3R; de Paulsen: 1. P4R, P4AD; 2. C3AR, C3AD; 3. P4D, PXP; 4. CXP, D2A, o primeramen- te 4. .... P3R; de Boleslavski y es- tructuras semejantes a él: 1. P4R, P4AD; 2, C3AR, C3AD; 3. P4D, PXP; 4. CXP, C3A; 5. C3AD, P3D; 6. A2R, P4R, o 1. P4R, P4AD; 2. C3AR, P3D; 3. P4D, PXP; 4. CXP, C3AR; 5. C3AD, P3TD; 6. A2R, P4R, y el ataque de Rauzer: 1. P4R, P4AD; 2. C3AR, C3AD; 3. P4D, PXP; 4. CXP, C3A; 5. C3AD, P3D; 6. ASCR, que ocupa un lugar impor- tante en la teorfa. Esta breve relacién de los siste- mas de la defensa siciliana muestra la extraordinaria complejidad estra- tégica de la lucha en esta apertura. Analizaremos un ejemplo, que pro- bablemente ya conocen varios lec- tores; para ello, hemos selecciona- do una partida Alekhine-Botvinnik donde se reflejan claramente los pla- nes de ambos oponentes en la de- fensa siciliana: fuerte ofensiva de las blancas en el flanco de rey, y enérgico contrajuego de las negras en el centro y flanco de dama. Con- fesamos que el resultado de esta par- tida nos encanté; en la defensa si- ciliana, el nivelamiento del juego puede mantenerse cuando el ataque y el contraataque se hallan equili- brados. 2. C3AR P3D 3. P4D PXP 4. CXP C3AR 5. C3AD P3CR Aqui se ha definido la «variante de dragén», Las negras quieren com- binar el juego en la semi abierta ver- tical AD con la presién en la diago- nal 1TR-8TD. Y las blancas intentan atacar el flanco de rey. 6. A2ZR one El ataque de Rauzer 6, P3A y los siguientes movimientos A3R, D2D y 65 0-0-0, con el fin de lanzarse al asal- to en el flanco de rey, estd conside- rado actualmente como el mejor plan, 6... A2C 7. A3R CA 8. C3C A3R 9. P4A 0-0 10. P4C!? P4D! Diagrama nim. 47 Contragolpe caracteristico en el centro para contrarrestar el ataque en el fianco. Toda demora podria significar la «muerte». 66 11. PSA AlA 12. PXPD csc 13. PED oe La variante 13. PXP, PT XP; 14. A3A, CXPC; 15. AXC, AXA; 16. DXA, CXP+; 17, R2A, CXT; 18. TXxC, AXC; 19. PXA, DXP com- plicarfa mds el juego. 13. ... DxP 14. ASA DSA Jugada precisa y unica. Realmen- te, la respuesta de las blancas tam- bién es forzada. 15, TIAR 16. AXC DxPT CxP Este bello sacrificio de una segun- da pieza fuerza e] jaque continuo. 17, AXC D6C+ 18. T2A D8C+ 19. TIA D6C+ 20. T2A D8C+ Y con esto damos por finalizado nuestro paso por determinados es- quemas de apertura. Aconsejamos al lector que, al analizar las variantes y_ ejemplos que le hemos ofrecido, observe cémo se realizan los princi- pios generales expuestos en el cap{- tulo primero. COMO HAY QUE ESTUDIAR LA TEORIA DE LA APERTURA Aqui nos proponemos dar al aje- drecista principiante varios consejos metdédicos con el fin de ayudarle a abordar debidamente el estudio de las variantes de la apertura. Como la victoria en el ajedrez de- pende de regularidades légicas, aprender este juego significa desarro- llar la cualidad del cardcter y el ha- bito a meditar. La visién combinatoria, el aperci- bimiento de posicién y la retentiva constituyen lo que se podria Hamar el «fondo fundamental» o la garan- tia de la fuerza de todo ajedrecista experimentado. En el proceso de desarrollo de es- ta capacidad especffica se debe dis- ciplinar el cardcter y la mente y acostumbrarse a concentrar fija y prolongadamente la atencién, Pues Ja apatfa no tiene cabida en la con- tienda; en ella se ha de mostrar es- pfritu de empresa e inventiva. La aspiraci6n a la victoria acostumbra a orientarse hacia un fin determi- nado. Ello hace que el ajedrecista en proceso de formacié6n profundice ca- da vez més en la estética del ajedrez, Todas estas cualidades se logran tras una prolongada tensién de la voluntad dirigida hacia la realiza- cién del juego. El ajedrecista ha de contar tam- bién con buena salud y sosiego pa- ra alcanzar el éxito en una compe- ticién. El error absurdo o el fraca- so, aparentemente casuales, en un torneo, tienen estrecha relacién con el sistema nervioso del participante; de ahf la importancia que tiene el régimen deportivo y la buena pre- paracién ffsica. El estudio de la teorfa de la aper- tura exige una memoria bien des- arrollada, por el ingente nimero de sus variantes. Desde que se dan los primeros pasos por el ajedrez es necesario ejercitar la memoria; esto no quie- re decir que haya que aprenderse to- das las variantes. Pues ello nos ase- mejarfa al personaje de una come- dia que se propuso aprenderse la enciclopedia, y asf, decidié leer to- dos los tomos. jSe comprende que no hizo sino llegar al absurdol Los ajedrecistas poco experimen- tados intentan a menudo aprenderse las continuaciones teéricas funda- mentales de la apertura y més de una vez se sorprenden de que este intento no les facilite su ulterior ex- periencia prdctica, Téngase en cuen- ta que en un sistema de apertura pueden producirse infinidad de va- riantes, cada una de las cuales tiene’ sus particularidades; aqui presta una gran ayuda saber aplicar los princi- pios generales de ella. Como ya se ha indicado, el ma- terial adecuado para los ajedrecistas principiantes son las variantes de las aperturas abiertas antiguas, don- de la lucha tenaz de posicién trans- curre por medios combinatorios, No cabe duda de que tales variantes pueden ser asimiladas con mayor fa- cilidad, dada su simple estrategia y lucha definida, lo cual agudiza la atencién y la memoria. Por ello, es necesario sobre todo remitirse a los principios generales de las aperturas abiertas y estudiar sus variantes. Recomendamos al lector que pres- te la debida atenci6én en los casos 67 en que la apertura exige flexibilidad para poder orientarse en condiciones desconocidas y llevar debidamente a cabo la movilizacién de sus fuerzas. Supongamos que uno de los opo- nentes empieza pronto e inesperada- mente operaciones activas. En el fra- gor de Ja contienda es necesario te- ner mucha sangre frfa, con el fin de no olvidar los principios de la mo- vilizacién. jIndudablemente es mu- cho mds facil atenerse a los princi- pios generales de la apertura cuando el juego transcurre sosegadamente! Veamos la siguiente variante de la apertura italiana, que los ajedrecis- tas principiantes suelen recordar f4- cilmente: 1. P4R, P4R; 2, C3AR, C3AD; 3. A4A, AGA; 4. P3A, C3A; 5. P4D, PXP; 6. PXP, ASC+; 7. C3A, CXP; 8. 0-0, y asf sucesiva- mente, Las negras han conseguido debi- litar el centro de peones blanco por medio de este jaque. Supongamos que nuestro oponen- te juega 5. 0-0 en vez de 5. P4D, al objeto de evitar este jaque y con- tinuar operando en el centro. Diagrama nim, 48 Si las negras no estén preparadas de antemano para este ultimo mo- vimiento, y se atienen sélo a los prin- cipios generales de la movilizacién, se van a encontrar con problemas 68 diffciles de resolver. Por ejemplo, la jugada légica 5. ..., 0-0 ya no es oportuna y facilita la realizacién del plan de las blancas 6. P4D, PXP; 7. PXP, A3C; 8. PSD! Tras analizar la posicién creada después de 5. 0-0, el que juega las negras llega a la conclusién de que ha de movilizar sus fuerzas y efec- tuar operaciones activas a un tiem- po. Por esta razén, lo oportuno es jugar 5. ..., CXP! No todo ajedre- cista esté dispuesto a meterse en complicaciones en esta fase inicial de la partida; mas, jqué se le va a hacer si el ajedrez es asil Después de 6. P4D, la apertura del centro por mediacién de 6. ..., PXP; 7. PXPI! entraiia peligro para las negras, porque su caballo, en la casilla 5R, puede ser objeto de una clavada en esta vertical. Para hallar la solucién debida, las negras no deben olvidar los princi- pios generales en la busqueda de una solucién concreta, es decir, de- ben tener en cuenta que no han co- metido errores, por lo que el adver- sario no puede lograr ventaja, segin la légica del ajedrez. Otro principio general es que, en la apertura, las amenazas del contrincante se pue- den rechazar con una movilizacién rdpida y operaciones enérgicas en el centro. De ahf se infiere la decisién 6. ..., P4D!, que facilita a las negras el desbaratamiento total de los planes activos de su oponente. Este ejemplo muestra asimismo la importancia del peén central, cuyo sacrificio es oportuno aun sin causa que lo determine. Porque, tras 6. .... P4DI, se ve que a las blancas no les va_a ser fdcil demostrar el motivo del sacrificio del peén 4R. El desarrollo de la habitud a me- ditar es fundamental para llevar a término los principios de la aper- tura. Desde luego, el ajedrecista principiante no siempre puede hallar una solucién adecuada en situacio- nes andlogas a la que acabamos de ver. Esto es inevitable y no debe amilanar a nadie. Hay que evitar toda admisién de pereza en la actividad meditativa, pues esta tendencia es tan perjudi- cial como la mala hierba en un sem- brado; luego, se convierte en una costumbre diffcil de eliminar. Hay muchos ajedrecistas con bastante ex- periencia y no poco vigor deportivo que no Ilegan a progresar debido a las malas costumbres arraigadas en ellos, En el ajedrez, la indecisién y el temor no extirpados desde un prin- cipio pueden llegar a ser un vicio organico. También es muy importante la lu- cha contra la rutina en la esfera de la meditacién, y cuya forma comin es efectuar «maquinalmente» las ju- gadas, es decir, aceptar sacrificios del oponente o situar una pieza en una posicién més activa sin tener en cuenta las condiciones en que la lu- cha se desenvuelve. En esto suelen pecar también ajedrecistas experi- mentados. Veamos un curioso ejem- plo de ello en una partida Keres- Arlamovski, 1950, en la que, des- pués de 1. P4R, P3AD; 2. C3AD, P4D; 3. C3A, PXP; 4. CXP, C2D; 5. D2R, y sin advertir la celada, las negras efectuaron maquinalmente el movimiento légico 5. ..., CR3A? y se les dio mate con 6. C6D. En esta situacién lo oportuno era 5. ..., P3R 0 5... CD3A. Para aumentar los conocimientos de la apertura es imprescindible per- feccionar el nivel del juego; su es- tudio esta relacionado con la asimi- Jacién de los elementos tdcticos y estratégicos del juego medio, fase es- trechamente ligada con la moviliza- cién de las fuerzas combativas. Vamos a tratar de algunos proble- mas prdcticos relacionados con la «técnica» del estudio de la teorfa de Ja apertura. Se recomienda a los aje- drecistas principiantes que empiecen por atenerse a lo de «vale mds poco y bueno». El principiante no ha de apresurarse a recordar muchas va- riantes; basta con que aprenda una y analice su aplicacién en una par- tida determinada; de esta manera, *P3TR; 12, A4A, contesté con 12. podr4 apreciar el resultado de la contienda y su relacién con el juego medio y le ensefiard a no hacer de- masiado uso de unos determinados esquemas de apertura. El modo de trabajar en la teoria de la apertura depende mayormente del cardcter del ajedrecista. Unos, los mas sensibles, se inclinan a las im- presiones exteriores, como la posi- cién y las variantes, y otros se dis- tinguen por su capacidad de concen- traci6n en una cosa determinada. Es probable que no se pueda es- tablecer una norma general, Pero es necesario anotar todas las partidas y, luego, analizarlas en ca- sa; esto ya serd una norma para to- dos; su estudio debe hacerse sobre la base de los propios errores come- tidos en la partida. Muy pocos son los que logran elu- dir la cafda en una celada al co- mienzo de la partida. Suele suceder que el principiante experimenta de- sazén tras haber perdido una partida por motivos como éste, y asf, pro- cura echarlo en el olvido; esto no har4 sino que vuelva a recorrer la calle de la amargura, cayendo en otra celada. He aqui dos ejemplos dignos de atencién, El destacado maestro Rubinstein, jugando con M. Euwe una partida del torneo internacional de 1928, ce- lebrado en Kessingen, y después de los conocidos movimientos de la va- riante de Carlsbad en el gambito de dama 1. P4D, P4D; 2. P4AD, P3R; 3. C3AD, C3AR; 4. ASC, CD2D; 5. P3R, A2R; 6. C3A, 0-0; 7. TILA, P3A; 8. A3D, P3TD; 9. PXP, PRXP; 10. 0-0, TIR; 11. D3C, C4aT? (Véase diagrama nim. 49) Esto causé la pérdida del impor- tante peén central 4D, después de 13. CXPI, y no se puede jugar 13. +.» PXC?, por suceder 14. A7A! Aunque parezca extrafio, el gran maestro olvidé esta leccién, y ain 69

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