estas concepciones estn sometidas a la influencia muy
grande de la subdivisin lgica de la meloda en sus ele mentos primordiales de expresin. Los menores de estos elementos, los ms menudos gestos de la emocin (Nietzsche) exigen la continuidad de concepcin, para la comprensin total de su contenido musical; la despre cian, por el contrario, cuando se trata de marcar los l mites de cada uno de ellos. Comprobaremos fcilmente estos hechos, por ejemplo, en el principio del primer allegro de la sinfona en do menor de Beethoven :
El primer do, prolongado, es un sonido aislado cuya
cualidad de entonacin no tiene al principio valor ms que por s mismo-notemos, de pasada, que se trata de un sonido central por excelencia, puesto que el sonido
do es el verdadero centro del dominio sonoro, y que el
tono de do mayor es, a su vez, el centro de concepcin de todo el sistema tonal; -luego viene, en cuanto gesto ya expresivo, la marcha ascendente reiterada del sol
grave a este mismo do, pasando por el s. En el tercer
comps, cuando el movimiento se hace ms violento, se
desgaja un fragmento del do y desciende al sol, para
volver a subir al do, pasando de nuevo por el s. Yo pre tendo, pues, que en el interior de cada nno de estos so nidos (separados unos de otros por el signo '), la con cepcin en el sentido de un cambio continuo de altura del sonido, de una progresin, est completamente in dicada y que existe de hecho en el msico. Por otra parte, los diferentes motivos estn realmente separados los unos de los 0tros en el signo ' por un momento de indiferencia para el espacio que separa los dos sonidos; se tiene la impresin de la parada del sonido sobre una