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Leonardo Boff | & ve ob Seleccidin de textos espirituales | Ga JM ey Leonardo Boff Una espiritualidad liberadora Seleccién de textos espirituales Recopilacin de Claulia arcs, Jo Savo, Marca Monceio Miranda y Waldemar Bo “Traduclin: Alfonso Ons Gant, Titulo origi Slo de tus eprinas. Istraciones de: Amadeo Valen (ret 9; frais de (Csi Tauer ved (marae de Crem Baral tu, Colom ia) y Stele Vr (pe. 1779183) {© Eiitora Vous Lada - © Editorial Vero Divino, 1992 - Es propie dda «Prone in Spain» onocomposiciin: Lente, S.A. Mt de Oliva, 31 = lmpresion: Graphyems, Cra Estelle Lodos, Kin 6, 31264 Morentin (Navara) »Deposto Leg NA. 480-1992. ISBN: 8471515457" Recordando una fecha rn sus veinte aos de produecién teolgica e inte- Iectual, Leonardo Boff ha escrito 66 libros, de los que se han hecho 147 traducciones en 15 lenguas diferentes. Otros podén ser los que han fundamentado y sis- tematizado las ideas teolégicas que surgieron en el Tercer Mundo y que se amparan bajo el nombre de “teologia de la liberaci6n”. Pero Leonardo es su alma politica, su profeta incandescente, su escritor mas apasionado. Su pluma puede resultar a veces and- quicamente desgarrada, pero su vehemencia tiene toda la naturaleza de un volesn. Como dijo fray Neylor J. Tonin, su colega en la ensefianza, con ocasidn del décimo aniversario de la publicacién del libro Jesucristo el Liberador, en 1982, “el pensamiento teolégico de Leonardo es denso, rico y envolvente, amplio, cuestionador y pastoral. No hay en él una investigacién aséptica de laborato- rio ni'un discurso meramente aciistico y de un sabor eminentemente estético. Sus raices se hunden en el acto de fe, que su teologéa se empefia en iluminar y fortalecer. (...) Mas que a amar lo que ya est sal- vado, Leonardo parece sentirse enviado, como su Maestro y Sefior, a lo que todavia est enfermo y te perdido”. De ahi proviene, como afirms también su colega y hermano en religion, “una dedicacién qui- jotesca alos ideales ut6picos, pero fascinantes” Un grupo de amigos ha leido sus libros, asf como sus articulos en revistas y las entrevistas concedidas a la prensa, ¥, después de haber entresacado més de cuatro mil pérrafos, ha seleccionado un material lo suficientemente rico para Ilenar dos libros que com- pendian y resumen las lineas maestras de su pensa- miento. El autor no ha querido expresamente tener acceso aesta recopilacién. Su produccién teolégica, més que garabateada en sus detalles, debe verse rubricada por su luminosidad. Lo dnico que estos amigos espe- ran es no haber alterado la riqueza de un trabajo tan Claudia Zareos Jimnio Savoldi Mércia Monteiro Miranda Waldemar Boff © | | | L. Boff Leonardo Boff por Leonardo Boff Soy hijo de emigrantesitalianos. Somos 11 hermanos. De mi padre heredé el fuego inte- rior, sin el ewal todo intelectual se vuelve ‘mediocre. En mi familia habia wna sabia tradi- ‘ign anticlerical. Siempre quise_medirme con los grandes y aprender de ellos. Sélo més tarde descubré al pobre, al estigmatizalo por la socie- dad y al predilecto de Dios. Sufri mucho, me vigilan; pero estoy sereno. Hasta hoy no he perdido ni um minuto de suefio por causa de amis problemas con el Vaticano. Segwiné siendo cat6lico aunque me quite la etiqueta. Ser cris- tiano es més importante que ser tedlogo. Pre- fiero estar con la Iglesia que con mi teologia. Como cristiano y franciscano, estoy en favor de las libertades. Todos los dias pido a Dios no sentirme amargado. ;Quiera Dios que nos sea propicio el siempo para ereceren dreccién a él, en direccidn alos otvosy en diveccién a nuestro propio comazén. Il Gs hi de emigrants ittianes Mi buco le ‘garon a finales del siglo XIX a Rfo Grande del sur, Guaporé, Luego mis padtes fueron a Santa Cata- ‘oncéndia. Mis hermanos al Parana, a Curitiba y hasta el Maco Grosso del sur. Esto significa que los motivos que nos hicieron emigrar de Italia, en plena expansidn industrial, se prolongaron en Brasil [Nuestro sistema social, ayer en Italia y hoy en Brasil, expulsa continuamente a los que se consideran exce dentes. Siempre engendra victimas. Lo senti en mi propia familia, Pero me considero privilegiado, ‘Somos 11 hermanos y todos hemos hecho estudios universitarios, cinco con especializacisn en el extranjero, Mi padre fue la persona que més influys cen mi vida. Habia estudiado con los jesuitas. Dejé el seminario. Buseé empleo en Santa Catarina como profesor, farmacéutico, contable, consejero popular. Fue alla para atender a los emigrantes italianos y ale- ‘anes, desprovistos de todo. Ya por los afios 40 tenia su escuela particular, alfabetizando a todos, nifios y adultos, que s6lo hablaban italiano 0 alemén. Yo mismo pricticamente sélo hablé italiano hasta los die: afios de edad. Mi padre utilizaba la radio para ensefiar ef portugués. Reunia al pueblo después de los rezos del domingo. Entendia la vida como servi- cio a la comunidad. Era una persona sumamente recta y amigo de los caboclos (mestizos de blanco € indio), discriminados en la regisn. Murié en pleno trabajo a los 53 afis. En su tumba, que todavia visi- tan los pobres de Concéndia, escribimos: “De su boca 13 ‘oimos, de su vida aprendimos: el que no vive para servir, no sitve para vivir”. De él heredé el fuego interior, sin el cual el intelectual se vuelve mediocre; a opeidn por los pobres, sin la cual nuestra fe no tiene eficacia, y el hambre insaciable de justicia, sin la cual dejamos de ser humanos. (Peritico “Res Publica”, Brasil, octubre 1990) ‘0 mismo slo me acuerdo del dia 9 de mayo de 1949. Hasta entonces no habia pensado nunca en ser sacerdote. Habia una sabia tradicién anticleri- cal en mi familia, una herencia preciosa que todos hemos conservado hasta ahora, Llegs un padre. Era tn carioca. Hablé de las vocaciones sacerdotales. De san Francisco y de san Antonio. De la grandeza de ser otto Cristo en la tierra. Y pasé luego al ataque: jel que quiera ser sacerdote, que levante la mano! Yo Jo of todo. Sentf un calor increfble. Me invadis un fuego en el rostro que convirtis en una eternidad la corta duracisn entre la pregunta y la respuesta con la mano alzada, Alguien dentro de mi levanté mi mano. Me tomaron el nombre. Avisaron a mi padre. Lucgo, en casa, lloré por haber hecho aquello. ;Por qué ser sacerdote? Yo queria ser camionero, la voca- cin mas sublime que habia, pues conducfa y domaba monstruos, como eran, para nosotros, los 14 ntiguos camiones. Pero habfa dado mi palabra y mi vida estaba definia. (Los sacramentos de la vida) Taian or por los 40 ais. Siento ya el peo de una vida curtida en la reflexién y en la biis- queda de la Palabra que todo lo ilumina. A veces me siento viejo. Creo que todo teélogo tiene una vejez venerable, pues toma sobre s{ como tarea los proble- ‘mas més arduos del misterio humano, Pero al mismo tiempo, en la medida en que interioriza a Dios, reconquista, no dirfa la juventud, pero sila joviali- dad y el sabor de todas las cosas. Es lo que le pido a Dios todos los dias: que no caiga yo en la amargura, que no me turbe, que no deje nunca de creer que lo que cuenta en definitiva y lo que tiene futuro es ser limpio, puro, transparente, hondadoso, sincero y bueno. Para mi, lo més importante que se dijo de Jesis en el Nuevo Testamento no es tanto que él es Dios, Hijo de Dios y Mesfas, sino que pasé por el mundo haciendo el bien, curando a unos y conso- lando a ottos. Cémo me gustaria que se dijera eso de todos y también de mi. (Carta dom Pedro Paulo Koop, obispo de Lins Brasil, octubre 1979) 1S Ss hacemos una ripida retrospectiva de estos 25 afios, divisamos la siguiente trayectoria: primero viene el entusiasmo por la orden franciscana, luego por el sacerdacio, mas tarde por la teologéa, de la teologia pasé ala Iglesia, de la Iglesia al pueblo, del pueblo los pobres, de los pobres ala humanidad, de Ja bumanidad al misterio de la creacién. En la ‘medida en que se ensanchaba el abanico y se dila- taba el horizonte, iban creciendo también en mf las dimensiones de universalidad y de auténtica liber: tad. Se fueron interiorizando las oportunidades de ser més humano y, por eso mismo, de sentirse unido al destino de la humanidad entera y de todo lo crea- do, Hoy veo con claridad que el sacendocio, la vida religiosa, la teologia silo tienen sentido radical cuando nos acercan mas directamente a los demas humanos, compaiieros y compafieras de nuestro (Lo que qued6: balance a los 50) Lx aides los elisicos del pensamiento griego ' después cristiano (Platén, todo él, Aristteles, ‘Agustin, Boecio, los maestros medievales y muchos ‘modernos). Siempre quise medirme con los méi grandes y aprender de ellos, no tanto lo que decian, sino cémo Hlegaron a decir lo que decfan. Luego me 16 di cuenta de que son grandes y lo seguirdn siendo Porque tomaban la vida intelectual como un trabajo absolutamente serio, como una vocacién por cuyo amor tenfan que sacrificatlo todo. Por aquella época, me quedaha leyendo hasta muy entrada la noche, aprovechando los dias de vacaci6n para recuperar los retrasos de Ia lectura, huyendo del deporte para dedicarme al estudio de los clisicos. Nunca me gusts leer a los comentaristas ni repetira los epigonos. (Lo que quedb: balance a os 50) G arses pra scmore me sud traded intelectual, y cuando comencé a teologia, aque- Ilo se convirtié en un desafio. ;Csmo pensar en los problemas de nuestra gente, el hambre, el subdesa- trollo? Cémo pensar a la Iglesia dentro de este ‘mundo tan negativo, tan atroz, tan no-mundo? Luego fui a estudiar a Alemania y la teologia era dis- tinta, Pero aquellas cuestiones se habjan quedado dentro de mi y, al comenzar de nuevo, volvia a reco- gerlas.(..) El punto de partida es la perspectiva de la opresisn. Lo vemos todo desde este punto de vista La opresién es el gran desaffo para nosotros, como ctistianos conscientes y como tedlogos. (Revista “Jesus”, Italia, febrero 1985) 17 tsa Bel on febrero de 1970. Eo agent fi 3 predicar un retiro a sacerdotes y religiosos misioneros en la selva amazénica, en Manaus. Fue mi crisis decisiva, Les presentaba mi teologfa por un lado habfa superado cierta alienacion, por otro no habfa definido atin su compromiso. Me di cuenta enseguida de que no Hlegaba a mis oyentes. Ellos hablaban de la miseria de las poblaciones tibe- refias, del abandono de la selva, de los peligeos, de la exigencia de nuevas respuestas para problemas abso- lutamente nuevos. Sentt inmediatamente la dad del desaffo para el pensamiento teolégico. El tercer dia de retiro mi risis se habia hecho tan intensa que ni siquiera podfa fisicamente hablar. Entonces nos distribuimos por grupos. Intentaba, como podta, conjugar las conclusiones con reflexio res semi-teoligicas y semi-espirituales. Pero se h producido el choque existencial necesario para poder seguir pensando. La reflexin posterior sigu siendo un esfuerz0 de domestieaeién de aquella pr mera experiencia: ;cémo ser cristianos en la misetia, cn [a soledad amazénica, en la injusticia de las relae ciones sociales? Hemos de actuar de forma revolu- cionaria y liberadora para dar las razones de nuestra fe y justificar los ritulos de su pretensiGn, que es representar el designio de Dios en la historia (Lo que quedé: balance a los 50) 18 Dich inst del oo 1990 me fu card cin ‘vez mas cuenta de que el verdadero problema teokigico no es realmente la Iglesia, sino el pueblo y la humanidad. En la perspeetiva de la gracia y de la historia de la salvacién, el centro del proyecto de Dios no est constituido por la Iglesia, sino por la ‘humanidad, en razén de la cual existe la Iglesia, El pueblo constituido por toda la humanidad es el pue- bblo de Dios virtual que, por la solidaridad y por los lazos de comunién que van surgiendo en su seno, se convierte en el pueblo de Dios real. La gran cuestién, que se plantea entonces es la siguiente: jesmo cola- bora la Iglesia romano-catélica para que surja en la ‘humanidad La solidaridad, la participaci6n, la comu- y el afecto entre todos? ;Cémo vive ella misma estas realidades, dando ejemplo de que tealiza lo que anuncia? Entonces percibimos, con cierta decep- cidn, que la Iglesia anuncia una gran utopia, pero que son otros los que intentan coneretarla, Ella misma es victima de su organizacién interna de curio feudal, discriminatorio y autoritario. Y el agravante de todo esto es que Hleg6 a dogmatizar este experi- mento hist6rico como si fuera de fundacién divina y, por eso mismo, como principio intocable. Esta con- viceién nos hace recordar a los reyes absolutistas que, para ibrarse de las criticas de los ilustrados y de los librepensadores (nunca esta expresidn declars tan bien la verdad), se autoproclamaban de origen divino y, por tanto, inatacables (Lo que qued: balance a los 50) 19 Pincers aos, debi ola cri ccs: gica mundial, me ocupé del misterio de Ia crea cid. La tradiciGn teokigica y espiritual franciscana es incomparable en esta optica. Entonces me di cuenta de que el verdadero misterio, el realmente radical, ¢s el misterio del mundo. Es admirable que algo exista. Saber cémo es el mundo es tarea de la cciencia; admirarse del hecho de la existencia del mundo es el éxtasis de la mistica, Esto fue lo que dijo uno de los mas aguelos pensadores modemos, Ludwig Wittgenstein, Hemos creado el mito de que somos el centro de la creacisn, de que somos, en cuanto hom- bre y mujer, los reyes del universo. Y en nombre de este atributo nos apropiamos de Ia creacién, avasa- amos los ritmos de la naturaleza y agredimos todos los ecosistemas. Hemos dicho que la naturaleza es nuestra, Y hoy nos damos cuenta de que también nosotros pertenecemos a la naturaleza. Cuando intentamos profundizar en la visién modema de lo creado, con la combinacién de la teoria de la relati- vidad ampliada con la fisica cusntica, nos damos ‘cuenta de hasta qué punto esta penetrada la materia de intencionalidad y de espiritualidad, desde los ele- mentos subatémicos hasta las formas ms complejas de los seres vivos. Todo vive. El ser humano es un subsistema del complejo global de la creacién que avanza a través de formas cada vez mas altas de cone ciencia y de interioridad, Nosotros no somos el cen- tro del universo. Vivimos corriente de vida que salié del seno de ta Trinidad y 20 que vuelve a ella envolviendo la globalidad de la creaci6n. (Lo que qued6: balance a los 50) i ual seria el conflicto de mi concienc i el ics necesitado me pidiese: “Padre, qué- dese con nosotros; porque nadie cuida de nosotros y de nuestra fe"? Me han hecho ya dos o tres veces esta pregunta. Y ante ella me quedé perplejo y profunda- mente confuso en mi interior. Me di cuenta clara- mente de que este pueblo no necesita de nuestra teo- logfa; ésta es un lujo de una Iglesia ilustrada. El pueblo necesita de alguien que vaya junto a él y que lo anime en su fe. {Podria yo negarme a ello? {En nombre de qué? (Qué ocurrica si se me formulase ‘esta pregunta con toda crudeza y seriedad? Seria vil ‘egoismo, biisqueda de mi propia vida, no atender al. nuevo macedonio del que nos hablan los Hechos de los Apdstoles, que vio san Pablo suplicéindole: ";Ven a Macedonia y aytidanos!” (Heh 16,9). (Teologfa a a escucha del pueblo) Nv escribf ningdin texto para convencer a los otros o para edificarlos, excepto el texto de defensa ante el ex Santo Oficio. Produje mi teologia a para poner en limpio mis propias indagaciones de cristiano pensante. El destinatario fui siempre yo (Lo que quedé: balance a las 50) Hittite amish. Estos acoumbrad a 1s0 codificado de la teologia con sus expresio- nes técnicas. (Como hablar a Ia gente semi-alfabeti- zada? (A la gente sin mas presupuestos tesricos que la propia experiencia de la vida? Tendriamos que s lo mas seneillos posible. ;Y qué dificil es ser sencillo! Aqui no vale decir: "sobre esta cuestién existen en teologga cinco posturas distintas y estas otras cinco ‘en moral”. Con el pueblo slo vale una, porque no se trata de saber, sino de vivie. ¥ vivir es tomar posie idan, definirse ante los problemas. Por tanto, sslo vale una postura, la de nuestra decisién. Me di cuenta de que ante el pueblo la teologia pierde su dliletantismo irresponsable. Todo tiene peso y densi- dad, Cada palabra es tomada en serio por el puchlo porque tiene consecuencias en la vida. Nunca me he sentido tan fracasado como en esta discusidn con el pueblo. La gente se descubre desenraizada cultural- mente; nuestro lenguaje es clasista; sélo pueden comprenderto los que han pasado por la escuela y por la universidad. Peor atin, pensamos que nuestro discurso es universal, cientifico, universalmente 22 vlido, Basta una hora de trato con el pueblo para darse cuenta de que el discurso de la teologga es muy particular, de un grupo privilegiado de la Iglesia y de la sociedad. Senti que, de repente, toda mi teologia, cn su formulacién, no valia nada, Es como si fuese a Estados Unidos con el bobillo leno de millones de cruzeiros y quisiera comprar algo con ellos. Pueden ser muchos millones, pero ally no valen nada, (Teologa ala escucha del pueblo) Lainnicion presenta ante a my alt in tancia doctrinal de la Iglesia en Roma no ha constituido un hecho trivial en la biografia de un telogo, especialmente porque procedo de la perife- tia y produzco teologia en condiciones de subdesa- rrollo, muy distintas de las que prevalecen en los grandes centros metropolitanos de reflexién y publi- cacién, (..) Parafraseando al mayor poeta de Amé- rica Latina, Pablo Neruda, diria con humildad que “es digno de recordar y es desgarrador para un tes- logo haber encarnado por un instante, a los ojos de quienes buscan la liberacisn, la esperanza y el des- tino de la fe cristiana por los caminos de los oprimi- dos" (EL Pas", diciembre 1984) 23 I tiempo de silencio fue muy duro en la medida fen que el tedlogo es el hombre de la palabra y nosotros, los latinoamericanos, hablamos mas que mos, a pesar de que yo ya he escrito alguna cosa. Porque nuestra teologia se clabora en grupos, en reuniones con las comunidades, en homilias, en encuentros con los obispos. La palabra es el arma que tenemos y, de pronto, me vi privado de mi ins ‘rumento de trabajo. ¥ esto, evidentemente, me hizo suftir mucho. Sufti por ese método inaceptable usado por los militares en Brasil, criticado hace ya muchos afios por la Iglesia brasilefia. De pronto, Roma hizo lo mismo que los militares. Y yo conside- taba eso inaceptable. Pero lo acepté con espiticu de comunién con los miles de personas silenciadas en este continente, con las culturas acalladas, con las culturas del silencio de los indigenas y de los negros que nunca pueden hablar y, cuando hablan, casi nadie les escucha. Realmente me senti, en parte, en comunién con todo esto, y hasta como un privile- giado, ya que muchos han suftido mas que yo. ("La Jornada", México, diciembre 1986) Ditto slenso a gue me oti, ‘macluré bastante y perdi toda la inocencia teo- logica al percibir que, en los conflictos internos de la Ielesia, prevalecen no sélo intereses religiosos, sino 24 también otros objetivos oscuros y no evangélicos. (..) Antes del castigo, yo pensaba que la reflexién teoligica en la linea de la liberacién era hegeménica en la Iglesia, y no percibia suficientemente que estaba en curso otto proyecto hegemsnico eclesial, de caracter conservador. Aprendi, en el suftimiento, ser mas realista y mas conereto, entendiendo mejor el peso de las diversas tendencias en la Iglesia (Folha de Sao Paulo”, Brasil, mayo 1986) Hirszen sneer deo, como también hay ctras que son de plomo. Creo que el silencio en este caso fue altamente provocador, ya que el apoyo que recibi en diversos niveles, principalmente de las bases, con una media de cien cartas diarias, parece que impresioné mucho al Vaticano, al mismo papa, que no sabfa que esta teologia estaba vincul una marcha de la sociedad, del bloque de los oprit dos. (Gazeta do Acre", Brasil, nero 1987) I sentido del silencio fue para que yo tuviera el tiempo necesario para reflexionar y profundizar mejor en mis responsabilidades de teslogo. E30 es lo 25 nw hice, Me di cuenta de que los temas que tocan eiloyos de la liberacién no tienen que ver sola- mente con nuestra Iglesia latinoamericana, sino también con el destino mismo de la Iglesia univer- sal (Periédico *O Globo”, Brasil, abril 1986) Niger gis sez un hersespresindiende del hecho de que muchos herejes fueron también luego canonizados. Lo que importa no es si seré yo 0 sera Roma (...) quien venza. Lo que importa es la verdad que nos libera. Yo creo en la Iglesia que esta al lado de los pobres. Nosotros, los tedlogos de la liberacion, creemos que la verdad de la Iglesia de los pobres est profundamente arraigada en el Evange- lio, que Roma no puede dejar de comprender. Lo que siento en Roma es la fuerza de la institucién, més que la fuerza de la verdad. (Revista “Der Spiegel”, Alemania, septiembre 1984) M condenaron a once meses de silencio, me cdepusieron de la redacci6n de la “Revista Ecle- istica Brasileira” y final ne apartaron de la editorial Vores. Y hasta hoy soy un hombre perse- 26 guido por el ex Santo Oficio y sus espfas, que se encuentran hasta en Petropolis. (Periddico “Res Publica", Brasil, octubre 1990) E que todo mi trabajo esté siendo observado. Tengo libertad para hablar y escribir; pero sé que ime vigilan. No por eso dejo de hablar. Uno tiene y ejerce el derecho de hablar, sin tener que pedir licencia para ello. También sé que el campo est minado, pero asumo los riesgos de mi misidn, que es cevangelizae. (Jomal do Brasil", Brasil, febrero 1987) i situacién personal es serena, como siempre lo hha sido. Reconozco la funci6n del magisterio, pero también la de la teologia. Al tedlogo le corres- ponde profundizar, abrir nuevas sendas, intentar suministrar un sentido iiltimo a la existencia humana, atravesada por toda clase de conflictos. (Periddico "O Globo", Brasil diciembre 1980) 7 No cess itrescindibe,come otto, ocupar tuna cétedra académica para hacer teologfa: la ccatedra del pueblo y de la vida tiene hoy posible- mente mayor amplitud que la otra, porque alli es donde estan planteados los grandes problemas y los desafios exigentes. Alli reside el sufrimiento. Mas ue la admiracisn, es el sufrimiento lo que hace pen sar. Al menos, eso es lo que nos han ensefiado los pobres (Periddico “O Globo", Brasil, diciembre 1980) Hye terns be perdido nt un minuto de sueho por causa de los problemas con el Vaticano. Realmente no creo que esos problemas merezcan ue se pierda el sueto por ellos. Las cosas que ellos condenan en mi teologia, yo también las condeno, Me atribuyen cosas que no pienso, El problema no es Boff como tedlogo de la liberacin, sino atacar a un movimiento que pone en peligro el poder que existe en la Iglesia y que yo estoy representando, (La Vanguard”, septiembre 1990) is relaciones actuales con el Vaticano son real- mente las relaciones que tiene un cristiano. Es decir, oficialmente, ninguna. Yo sigo mi trabajo, 28 hhago mi teologia. Ellos tienen problemas conmigo, yo nunca tuve problemas con Roma. Sufto conti- nuas interpelaciones y el control de Roma, pero intento Hevar todo esto con espiritu franciscano, de cierta jovialidad, sabiendo que las grandes cuestio nes de la teologéa y de la Iglesia no pasan hoy por esas cuestioncillas que el Vaticano suscita contra mi Por eso no les doy mayor importancia. Sélo me preo- cupa que me quitan tiempo y, de vez en cuando, alguna tranquilidad momenténea, al tener que explic acer que comprendan esas autoridades. Brasil, octubre 1990) carme y hora, lo que me recuenda en cierta forma la ira- cundia profética es que dentro de la Iglesia no haya lugar para una critica, tal como lo permite hoy la sociedad. (...) La prensa es una instancia critica; basta con que informe correctamente, jusgando ella su propia informacién; mientras que en la Iglesia fal- tan mecanismos que hagan circular la informacién y que permitan una eritica a su institucidin, pata su propio beneficio. (...) La Iglesia es todavia muy feu- dal, muy autoritaria, por asf decitlo. ("Dideio de Pemambuco” , Bras, diciembre 1978) 29 Misses ampromiso es con los pobre, Conti iio en la Iglesia porque tengo fe en el Evange- lio y en la Iglesia como espacio en donde vivo y lucho... y porque la Iglesia no es ni el papa ni la Curia Romana ni tampoco el Santo Oficio. La Igle sia representa a las familias pobres que viven con- ‘migo ya los que creen en el Evangelio. (Peviico "Tribuna de Petropolis" Brasil, noviembre 1990) iento un cariio muy grande por la Virgen de ‘Guadalupe, porque nos lanza un desaffo que los crtistianos no hemos tomado en serio ni hemos asu- mido totalmente: la Virgen se aparece y asume |: cultura nshuatl, los simbolos de la mujer nahuatl, el rostro del mestizo mejicano (..) y pide al obispo que ayude a construir un centro, un templo en el que quiere mostrar todo su carifio por los que suften, por los pobres. La Virgen de Guadalupe es una sefial de cémo ha de ser la evangelizacién en América Latina: no europeizante, blanca, dominadora, colo- nizadora, sino encarnada, asumiendo al pueblo que lucha y la dimensisn femenina de Dios, porque ast era la cultura (“La Jomada”, México, diciembre 1986) BO steaiat G sate sere cation ana me romp et quera, (Peviédico *O Globo" , Brasil, diciembre 1970) 4s importante que ser tedlogo es ser cristiano, Aunque me suspendieran, yo jams abandona- glesia de los pobres. ria No considerarta la suspensidn como un drama de conden personal. Hasta la veria como algo propicio para lanzarme mucho més profundamente en el tra bajo de hase. Y no veo esa posibilidad como un fracaso, como un corte en mi vida, como una pérdida en mi trayec toria personal. (Revista "Isto", Brasil, junio 1983) 31 ‘omo cristiano y franciscano, estoy a favor de las libertades, de la libertad teligiosa y de la noble lucha por la justicia en favor de una sociedad nueva, (Jomal do Brasil", febrero 1987) ‘0 hago caso de las eriticas de contenido polé- rico y de las que provienen de personas ocio- sas y vanidosas que se distraen con este tipo de empresas, en vez de pensar en los problemas canden- tes de nuestra realidad social y rligiosa, (Jomal do Brasil”, agosto 1984) Mires ss fos profands democracia, que nunca ha existido en Brasil. Creo que la democracia es la propuesta més revolucionaria que hay y me doy cuenta de que el capitalismo es cada vez més incompatible con la democracia ("Diario da Manha”, Brasil, enero 1988) i situacidn de clase no es la del pueblo, pero mi opcidn de clase es por la clase popular. Y 32 alli nadie, ni siquiera el Vaticano, me puede quitar esta libertad de opcién. (ELPas", diciembre 1984) ‘medida que pasan los afios, crece en mi la per- cepeicn del misterio. El misterio es mucho més que un enigma. Como los antiguos sabfan mucho mejor que nosotros, el misterio consiste en un desig- rio cuyo tltimo sentido se nos escapa, pero que pasa por nosotros, nos usa como un subsistema de algo ‘mayor para proseguir su trayectoria que termina en el corazéin del mismo Dios. Cada uno acta como en tun teatro. No ha escogido la pieza ni el papel ni sabe fundamentalmente cuil serd su término. Solamente vvislumbra que est al servicio de aquel que dijo ser el alfa y la omega, el principio y el fin, en una palabra, cel Sefior de Ta vida y de la historia. (Lo que queds: balance a los 50) € siento un simple siervo que hizo lo que en el fondo tenfa que hacer. ¥ todavia queda mucho por hacer. Quiera Dias que el tiempo nos sea propi- cio para crecer en su direccién, en diteccién a los cottos y en diceccidn a nuestro propio corazdn. En la sinfonia de la vida quizés me toc6 a mi tocar los ins- 33 trumentos de percusién, aquellos que, tomadbs en st mismos, desentonan. Pero la verdad es sinfénica. ‘Tomados en conjunto, hasta los sonidos disonantes componen la sinfonia. En esta sinfonia global, dlonde tos tocamos hajo la baruta de Dios, me ins- piro con jovialidad. Estoy mas atento al todo que a la parte, mas al director de orquesta que a mi mismo. Y yo mismo seré sinféinico en ke medida en que escu- che y ame todos los dems instrumentos y sonidos, iAsf lo quicra y me valga Dios! (Lo que quedé: balance a os 50) Vivir segtin el espfritu Dice san Pablo que hay dos modos de vivir: segtin el espivitu o segtin la carne. Y por carne centiende el principio del mal que desfigura 9 empequeriece al ser humano. El espiritu es nuestro propio modo de vivir y el cuerpo es la expresin del espiitu dentro del tiempo, slendo eespivit el suetio-de-eternidad del cuerpo, ‘que es perecedero. Por tanto, la espirituaidad es una forma de vivir caractertstica del ser humano. Toda experiencia espiritual es wn encuentro con el misterio que nos supera. Los estos esprituales mas completos de la persona se expresan en las vireudes teologales dela fe, la esperanaa y el amor. Si vivimos para relacio- rnarnos, Dios es el gran desafio espivitual de nuestras rlaciones 35 |espiritu no se experimenta como una parte del ser humano, sino como una totalidad vital. Esp ritu es el nombre que se usa para designar la energta y la vitalidad de todas las manifestaciones humanas. En este sentido, espiritu no se opone a cuerpo. Lo incluye. Espiritu se opone a muerte, Por tanto, la gran oposicién no es entre el espiritu y la materia o entre el alma y el cuerpo, sino entre la vida y la (Revisia "Vores", Brasil, septembre-octubre 1990) L sisson no soba de fa in ae discurre de aca para all, sino del recogimiento del espiritu que capta la riqueza de cada situacién. El espiritu no ¢s algo al lado del cuerpo ni la forma mas alta de la raz6n. El espiritu es el modo de ser del hombre que sabe descubrir el sentido de cada cosa, Por eso es propio del espiritu la sabidurfa de la vida, la vivencia del Misterio de Dios descifrado en cada situacién. Es la capacidad de ser todo en todo fo que se hace. Eso es lo propio del Espiritu, Espiritualidad es poder vivir ast. Dios en cada cosa. La espirituali- dad no es una ciencia o una técnica, sino un modo de vivir. (Vida sein el Espiritu) 37 a ual es la estructura esencial del hombre? La tC eaten octal ¥ cristiana nos dice que el espiritu identifica al hombre dentro del universo de los demas seres. Por eso, cuando decimos espiritu, no hemos de pensar que estamos ante una parte del hombre penetrada por otra Hamada cuerpo. El cuerpo y el esprit son cualidades del hombre todo y no dos componentes que se junten y se sumen para dar lugar al hombre. El cuerpo es el hombre entero {por tanto, el cuerpo y el espiritu del lenguaje vul- gar) en cuanto que tiene una dimensién hacia la tie- ma y hacia la sociedad, en cuanto que ocupa un lugar teniendo una infraestructura bioldgica, psicosocial, siendo limitado y mortal. Y el espiritu es el hombre entero en cuanto que tiene una dimensién hacia el cielo, hacia lo transcendente de la alteridad, en cuanto que se abre al misterio del otro y del Gran Otro, transcendiendo los mecanismos del principio de realidad, viviendo una libertad abierta, siendo ili- mitado e inmortal. El espftitu, pot tanto, no significa una parte del hombre, sino una manera de existir del hombre. Es el modo de ser propio de esa realidad llamada hom- bre. (Encamaciin. La hirmanidad + [a jovialidad de nuestro Dios) Thombre es un compuesto de cuerpo y alma. Son esto no se quiere decir que en el hombre 38 2 existan dos cosas, cuerpo mas alma, que unidos den origen al hombre. El cuerpo es el hombre entero (cuerpo + alma), en cuanto que es limitado, en medio de las estrecheves de la situaci6n terrena. El alma es el hombre entero (cuerpo + alma), en ‘cuanto que tiene una dimensién hacia lo Infinito, cen cuanto que es un tropismo insaciable hacia una ‘én plena. El hombre concreto es la unidad iy tensa de estas dos polaridades. El cuerpo no es algo en el hombre y del hombre. Es el hombre entero, como modo de acceder al mundo y de estar- en-el-mundo, Camo decia un fildsofo: “Es el con- junto jerarquizado de las condiciones coneretas met- ced a las cuales me percibo y me realizo” (Troisfontaines). El cuerpo es el modo en que ef espiritu vive en el mundo, encarado en la materia, (Vida mas all de la muerte) | Espiritu se derramé sobre todos. Habita en los ccorazones de las personas, dindoles entusiasmo, coraje y decision, Consuela a fos afligidos. Mantiene viva la utopia en las mentes humanas y en el mundo de la imaginacién social, utopia de una humanidad totalmente redimida, y da fuerzas para anticiparla, incluso por medio de revoluciones dentro de la his toria, Es una Persona divina junto con el Hijo y el Pade, surgiendo simulténeamente con ellos y 39 estando esencialmente unido a ellos por el amor, por Ja comunisn y por la misma vida divina. (La Sanuisima Trinidad es la mejor comunidad) Tat exreionciaepirtual sumtin un encue- tro con un rostro nuevo y desafiante de Dios, que sunge de Tos grandes desaffos de Ia realidad hist rica. Los grandes cambios socio-histéricos llevan en su seno un sentido cltimo, una exigencia suprema {que los espiritus religiosos detectan como proce- dente del misterio de Dios. Dios solo tiene sentido cuando, de hecho, aflora como lo radicalmente importante de una realidad dada en sus sombras y luces. De este modo, Dios no surge solamente como categoria definida dentro del marco religioso, sino como acontecimiento de sentido, de esperanza, de futuro absoluto para el hombre y su historia. Esta situacidn fomenta una experiencia propia y tipica del misterio de Dios. (Vida segin el Espo) i Ps qué vivimos? Para amar y relacionarnos fraternalmente con el otro, hecho projimo y hermano. Vivir asf implica superar todo odio e ins- tinto de egoismo y venganza, que son conereciones 40 del proyecto segiin fa carne. Vivir segtin el espiritu supone una total reconciliacidn incluso con el ene rmigoy el que vive a partir de Dios, comienza a actuar como Dios, que “ama a los ingratos y a los malos” (Lc 6,35) y que “da el sol y la Huvia a justos e injus tos” (Mt5,45). (Vida sequin el Esprieu) Thombre tiene ansias de Absoluto, pero no ‘como presa suya; anhela a ese Dios que se da ‘como don y como libertad. El hombre siente la exi- gencia del amor; pero quiere solamente el amor libre Y gratuito, (La gracia lberadora en el mundo) a fe cristiana profesa que la Realidad primera no es la Vida eterna indiferenciada, sino la Vida ‘eterna latiendo como Pade, Hijo y Espiritu Santo. (La Trinidad ya sociedad) I postulado de la historia y de la fe consiste en. buscar una liberacidn integral que abarque todas 41 las dimensiones de la vida humana corporal-espiri- tual, personal y colectiva, histérica y transcendente. CCualquier reduccionismo, bien por parte del espiritu bien por parte de la materia, no hace justicia a la uunidad del hombre, al tinico designio del ala realidad central del anuncio de Je: de Dios, que abarca la totalidad de la creacién. (El padrenuestro) Eininnes ayer, fos santo son santos de lo natural. La santidad hace que recuperemos la nacuralidad y la bondad original de nuestra naturaleza (7 la Iglesia se hizo pueblo) G section lv ae piensa que os mics etn alejados del mundo, Son los mas comprometidos. (Periédico "O Globo”, Brasil, diciembre 1979) Loney prfano son evelacione del ann -y mismo sol, el Misterio salvifico y liberador de Dios. (Teologia del cauzivero y de a liberacin) 42 iblicamente, el Eypiritu es como un tifon y un vendaval. Es una fuerza transformadora como el amor, que es mas fuerte que la muerte, El Espititu no cs, como en nuestra cultura, algo etéreo e indefini- ble. ;Qué dinamismo tendrfa nuestra espiritualidad si aceptsramos al Espiritu como energéa vital y siem- pre innovadora! (La Sanuisima Trinidad es la mejor comunidad) {ser humano arraigado en el mundo (care) no se pierde en el mundo. Es el tnico ser de la crea- in capaz de superar los limites en los que vive. Guarda la memoria del pasado, se abre en esperanza hacia el futuro y puede enfrentarse con las imposi- ciones del presente. En él existe un deseo infinito. Por eso su pensamiento habita las estrellas los cie~ los. Puede identificar a Dios y establecer una alianza con él. A partir de Dios, vivido como Absoluto, telativiea fos poderes hist6ricos, religiosos, politicos @ ideoldgicos que pretenden presentarse como ‘iltima instancia. El hombre, a partir del Absoluto, que vislumbra, rfe y mira con humor la excesiva seriedad del teatro humano. Esta experiencia no es especificamente biblica. Es universal. Cada uno a su modo hace semejante 43 experiencia. Las Eserituras llaman a esta condicisn “espiritu’, y al hombre “hombre-espititu’. (Vida seg el Espiritu) 1 ser humano presenta una dimension vuelta hacia el mundo y participa del destino del mundo, Todo en el mundo de la naturaleza y de la historia se revela como mortal, caduco y pasajero. Existe la debilidad, las necesidades de todo tipo que, no queda satisfechas, causan sufrimiento y opre- Gn, No hay ninguna realidad que consiga sustraerse de la fuerza corrosiva del tiempo. Por eso la mortali dad caracteriza a todas las realidades y empresas hhumanas. Esta condicién humana es objetiva y no depende de las interpretaciones que hagamos de ella “4 Constituye una experiencia primordial y un hecho primero, Las Escrituras Ilaman a esta situacién existencial vivir en la carne. (Vida sgn el Litton no scompastany también ellas son hermanas nuestras; tenemos que aprender la leccién de la una y la ensefianza de la ora (Lo que qued: balance a los 50) Lives, dramatica, pero no trigica, porque cconoce una salida, percibida en las sombras del presente, En la tragedia griega, el hombre ten manos de la Moira, del Fatum, del Destino impla cable que esta por encima de los mismos dioses, especialmente por encima de la misma Diké, la Justi- siente Desde que Cristo resucit, el sol aleanz6 su cénit; la luz ilumina los recovecos mais oscuros de la casa de la vida humana y deja vislu a lo que que todavia no es, Ilamandolo a ser totalmente, aes, lo ‘ (Vid mas all de la muerte) 45 I sentido secreto de toda creacidn reside precisa- mente en esto: en ser diferente de Dias para poder acoger dentro de sf a Dios; ser diferente de la Trinidad para poder verse incluido dentro de la comunisin de la Trinidad (La Sentisima Trinidad es la mejor comunidad) or tanto, vivir religiosamente consiste en un modo especttico de ser en ef mundo; consiste en verlo y vivirlo todo como penetrado por la presencia de Dios. Si éles el tinico Absoluto, entonces todo lo que existe es revelacidn suya. Buscar su voluntad, detectar su presencia y descifrar el sentido de su actuacién (signos de los tiempos) en todo lo que sucede: tal es fa angustia y la tarea de toda alma ver- daderamente religiosa. (Vida sein el Espiritu) Licensee ate exit Jets no e solamente ‘cambio de conviecién (teoria), sino prineipal- ‘mente cambio de actitud (prictica). (Lafeen la periferia del mundo) 46 Limuntares ‘muda; las piedras hablan, el ‘mar se expresa y el firmamento canta la gloria de Dios. No hay nada yuxtapuesto a lo dems ni acta por casualidad. Todo se relaciona y entra en comu- nin: el viento con la roca, la roca con la tierra, la tierra con el sol y el sol con el universo. Todo esta perijorizado, empapado de la comunién de la Santé- sima Trinidad. (La Sanutsima Trinidad es la mejor comunidad) GGT | camino es largo, escarpado y dificil” se que jiaba un discipulo de Buda. Y éste respondic: “Amigo, el camino es largo y dificil porque ti quie- res llegar enseguida al final del camino. El verdadero fin del camino no es llegar al fin; es el c (Vida segin el Esprit) Anis el hombre tiene que comportarse como hijo. Agut valen las relaciones filiales de amor, de obediencia, de confianza y de entrega. Ante el mundo tiene que ser sefior. No tiene que dejarse csclavizar ni por el trabajo ni por los elementos ene~ migos del hombre, como la enfermedad, la pobreza, el subdesarrollo, etc., que él puede y debe dominar 47 por el trabajo y por la raxin préctica, creando para si un orden mas fraternal y humano. Ante el otro tiene ue comportarse no como sefior ni como hijo, sino como hermano, para que reine la mutua ayuda y el espiritu realmente fraternal y amigo. (Vida seein ef Espiritu) a cruz de Ia vida se hace tanto mis pesada cuanto mas solitaria. ;Y necesitamos tan poco para ali viarla! Basta con que alguien se acerque y simple- mente esté alli, a nuestro lado, Bastan unas pocas palabras, un susucro, una mano sobre el hombro. A veces un simple sentarse juntos, comulgar de un mismo vaso, es lo que restaura la tela rota de nuestra (Vea erucis dela resurrecin) iempre que una situacidn se cierra sobre sf misma, ocultando el futuro y absolutisndose, corta el proceso de liberacién y refuerza los mecanis- ‘mos de opresisn. (La fen a periferia del mundo) 48 Ce uno de los seres existentes conserva la marca del Padre; por eso se presenta siempre como misterio, Conserva la marca del Hijo; por eso, puede ser comprendido y es fraternal. Conserva la ‘marca del Espiritu; por eso puede ser amado y ali- ‘menta nuestra dimensién espiritual, (La Santisima Trinidad es la mejor comunidad) Ersoy sialon de aps cuando hay entusiasmo en el trabajo de la comu- nidad, cuando hay coraje para inventar caminos, nuevos para los problemas nuevos, cuando hay voluntad de liberacién que comienza por la justicia de los pobres, cuando hay hambre y sed de Dios y uneién en el coraain. (La Sanuisima Trinidad es la mejor comunidad) Limes ratabs de Casto no e rus nL tos un reeds nas ltr Sal etre: Loe ea eid El ds dl hombre y ds mn; La de Ceo: mata erecta en ma sen emai Lo fen Epi Sant; lsc Lica Lf en pf (el mend; Teo. Sam Francis de Ad, Tema y i; Encamacin, La bum» sel agar dl ube ta esa eo pcb Fria de reso Dine. Bicones Palin: El patenuesto: Toke del caver y de aac; La Sata Trina sla mejor comurial; La Tra, la rida y a ac

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