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ge. B164 THEATRO VENEZUELA Y CARACAS DISPONELO DE VARIOS INSTRUMENTOS AUTENTICOS Y CONCORDANTES DIVIDIDO EN DOS ERAS EGLESIASTIGA Y POLITICA EL DOCTOR DOW BLAS JOSEPH TERRERO EDICION ORDENADA POR EL GENERAL JUAN VICENTE GOMEZ PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA POR ORGANO DEL DOCTOR PEDRO MANUEL ARCAYA MINISTRO DE RELACIONES INTERIORES ‘ARACAS LITOGRAFIA DEL COMERCIO PREFACIO DEL EDITOR PREFACIO DEL EDITOR EL presente libro, escrito por el Padre Blas Joseph Terrero, por los arios de 1787 a 1800, habia permaneci- do inédito hasta hoy que lo saca a luz el Gobierno de la Repiblica, Y no porque fuese desconocido 0 menospre- ciado. Antes bien, hay muestras evidentes de que mds de un autor de historia patria tomé de él datos sobre ciertos suceses salientes en la vida de la Colonia. Don Aristides Rojas, no solamente lo conocié vy apre- cid; no sélo hizo citas de él, sino que de modo expreso re- comendé la publicacién del manuscrito ¢ hizo el elogio del Padre Terrero, como historiador veraz y probo. Dice asi en la Introduccién a las Leyendas Histéricas de Ve- nezuela: “Nosotros no hemos conocido hasta hoy (1890) nada més salisfactorio sobre esta materia (la lista de los Prelados » Gobernadores de Venezuela), sino los apun- tes manuscritos del Dr. Don Blas José Tertero, que atin no han visto la luz piiblica. Este curioso trabajo, que es un resumen de las noticias que extracté el autor de los ar- chivos de la Metropolitana y del antiguo Ayuntamiento de Caracas, tiene el siguiente titulo: “Theatro de Vene- zuela y Caracas. Dispénelo de varios instrumentos au- va ténticos y concordantes dividido en dos Eras: Eclesidstica v Politica, el Doctor Don Blas Joseph Terrero. Afio de 1787". “En diferentes ocasiones hemos ienido la satisfaccién de palpar la honradez con la cual obré el autor al valerse del estudio de los archives que nos son tan conocidos. Creemos que el volumen manuscrito del sefior Terrero que debia figurar en toda biblioteca, merece la proteccién que presta el gobierno actual de Venezuela a producciones de esie género. Y como hay en la nartacién cuadros que merecen ampliarse, deseariamos ver el trabajo de Terte- ro acompanado de notas ilustrativas y aun de documentos inéditos.” (Obra citada, p. Xx). La presente edicién responde en gran parte al auto- rizado voto de Don Aristides Rojas, a los treintiséis afios de formulado, El manuscrito, adquirido por el Ministe- rio de Relaciones Interiores, de orden del General Juan Vicente Gémez. Presidente de la Repiiblica; interpreta- do con esmero y copiado con escrupulosa fidelidad, entra desde hoy en el acervo de las fuentes histéricas a la dis- posicién de todos. No se ha atendido al desco de Rojas ‘en cuanlo a nolas ilustrativas, porque, de no ser comple- tas, inducirian a error. El lector no bien preparado toma- ria por definitive o incontrovertible todo lo que no se rec- lificase o ilusirase. Y de ser completa esta labor de ilus- tracién y rectificacién, llevaria el volumen a dimensiones exageradas. El hecho fundamental es que el Gobierno de Ta Repiiblica pone al alcance de la consulta y el comen- tario nacional y extranjero, una de las fuentes histéricas de Venezuela, cuyo conocimiento estaba reservado a los poseedores del manuscrito. * Sin duda el libro del Padre Terrero llega a conoci- miento del ptiblico con cierto retardo. Sobre todo, los es- pecialistas encontrarén que muchos hechos relatados por I son cosas sabidas. Esio se debe en primer término, al hecho ya consignado, de que mds de un autor bebid en esa fuente, ocalla por entonces. En segundo término, al progreso sensible que la ciencia de la historia ha hecho en Venezuela, con la organizacién y el estudio de los archi- vos nacionales y copia de documentos en los de Espaita, Pero, precisamente constituye deber de justicia sacar de la oscuridad y el olvido al cronista que hace mds de un siglo emprendié la tarea de nartar los hechos salientes de la Colonia y salvar el recuerdo de sus gobernadores y pre~ lados. Ademés, reconocide Terrero como una buena fuente, aunque no esté exento de errores, es un valioso re- curso para algunos hechos de que no se tiene constancia por otras fuentes. El Padre Blas José Terrero nacié en Caracas el 25 de diciembre de 1735, del matrimonio de Don José Te- rrero y Vasquez y Doia Ana Rosalia Atienza, apellidos que asi unidos han Ievado con brillo, hasta los tiempos presentes, muchos miembros de esa notable familia. Estudié Filosofia y en 23 de diciembre de 1756 ob- tuvo el grado de Bachiller en ella por ante la Real Uni- versidad. Pasé después al estudio de la Sagrada Teolo- gia, en la que acreditando sus conocimientos y teniendo un Acto mayor y otros ejercicios literarics, recibié en ésta, asimismo, el grado de Bachiller. Incorporé uno y otro enda Real Universidad de San- to Domingo, por la cual en el afio de 1770 se le confrie- ron los grados de Licenciado y Doctor en Teologia. En x el de 1765, se ordené de Presbitero, y con las licencias correspondientes se dedicé al Confesionario, con particu- lar asistencia y edificacién de los fieles, segtin acredita una interesante noticia que se ha tenido a la vista. En el de 1769 se le nombré Capelldn de la Igle- sia de Santa Rosalia en esia ciudad de Caracas, donde efercié la cura de almas con el mayor celo, mereciendo la confianza » la estima del Obispo Don Diego Antonio Diez Madroiero, de tan preclara memoria. También merecié el aprecio de la autoridad civil pues en carta de 12 de abril de 1776. informaba a Sut Majestad el Rey, el Gobernador de la Provincia Don José Carlos de Agiiero, “de los servicies, virtud, eapaci- dad y demuis buenas circunstancias” de Terrero, a fin de que “se dignase tenerle presente en las mercedes que dis- pensaba a sus files y celosos vasallos.” Murié el cronista el 12 de marzo de 1802, v hasia poco antes de su fin estuvo trabajando en su Theatro, se- atin puede verse del manuscrito que alcanza hasta el afio de 1800, Sus restos fueron inkumados en el temple de San Francisco de esta ciudad, Tales son los datos veridicos que se poseen respecto de la persona del aulor. Cuanto al libro, que esld aqui de cuerpo presente, bastarén pocas rdpidas consderaciones para precisar algunos de sus caracteres. El criterio religioso del cronista no se desmiente en ningtin caso. Ni por un momento duda de ta intervencién directa de la Divinidad en los sucetos que narra. En ca- da una de las calamidades que afligen a las poblaciones, ve la accién inmediala de la Providencia que envia aque- las como castigo purifdor. La desaparicién de los fla- elos, muestra es de que la justa ira de Dios ha sido cal- mada por el arrepentimiento de los pecadores, merced a la mediacién de los Santos Patronos. Las ruidosas y ridiculas competencias le merecen la reprobacién més explicita, Buen hijo de la Iglesia, tanto como fiel stibdito del Rey, se exhibe respetuoso de las rea- les regalias » condena con equitativa severidad a quien quiera turbe el equilibrio y la armonia de las des potesta- des; asi sea un prelado desprovisto de mansedumbre p pradencia, un provisor inirigante, un gobernador presun- tuoso y arbitrario, o descarriados cabildes. Criollo, no resulta ciertamente adulador de sus com- patriotas, pero tiene el amor de la patria » condena los ma- nejos escandalesos que presidieron el nacimiento, dominio y ruina final de la Compania Guipuzcoana. En suma, es un cronisia honrado que busca la ver- dad confrontando los testimonios y los documentos. Si, a pesar de todo, no logra eximirse de errores, es menos por deficiencia del juicio, que por las dificultades de su labor. No alcanzé ésta la amplitud que se proponia, como lo com- prueban las numercsas hojas en blanco reservadas en el maruscrito para tales ampliaciones. Con todo, el Theatto, dividido en dos series paralelas, que el autor denomina con cierta impropiedad Eras, la Eclesidstica y la Politica, nos da un cuadro fiel y animado de la vida ofcial de la Colonia, con sus enredos y controversias interminables. Sensible es que la muerte no haya permitido al autor revisar con calma su obra, la cual, con vista del manus- tito y de los descuidos de lenguaje, se comprende fué es- aiita de primera intencién. Sin duda hubiera corregido, xn no sdlo ciertos defectos de forma, sino errores de impor- tancia. Asi, da a Triana por ciudad natal del Obispo Rodrigo de Bastidas, negando con énjasis que é&te hu- biera nacido en Santo Domingo, que ¢s lo cierto. Supo- ne a Arias Vaca, hijo del Licenciado Pablo Bernaldes, cuando, a la verdad, lo fué del Licenciado Arias de Vi- Uacinda. Incurre, también, en el mismo error de Herrera » Oviedo » Batos, al consignar que Juan Alemdn (Seis- senhojfer) sucedié en la Gobernacién a Ambrosio Al- finger a la muerte de éste, Lo exacto es que Juan Ale- min s6lo fué interino por corto plazo, en vida de Alfinger, a quen hizo entrega del mando. Estos errores aparecen rectificados, del modo que se deja dicho, por el Doctor Pedro M. Arcaya, en su His- toria del Estado Faleén, (Tomo Primero). La manera peculiar de construir sus cldusulas el Pa- el empleo de arcaismos en que exhibe su den- y Ia letra bastante confusa del manuscrito, han exigido el mayor cuidado en la interpretacién y copia del texto. Se le ha conservado incélume, sin arriesgarse ent correcciones de lenguaje que pudieran mejorarlo, pero a costa de la fidelidad. En cambio, se ha creido indispensa- ble modernizar la ortografia para facilitar la lectura, por cuanto el libro esta destinado a un priblico numeroso Y no a los meros especialistas. Caracas, noviembre de 1926. PRIMERA PARTE Era Eclesiastica OBLACION GRATULATORIA Y DEPRECATIVA A LOS GLORIOSOS PATRONOS EL APOSTOL SANTIAGO ¥ LA SENORA SANTA ANA. A vosotros, esclarecido santo y dichosa madre de la hija mas feliz que ha visto ni vera jams el mundo, se con- sagré desde su origen esta afortunada ciudad y obispado, y desde entonces hasta el presente ha sido indeficiente vues- tra amable proteccién, El Sefior, el duefio absoluto del universo, teniendo siempre presente vuestras apostélicas tareas, vuestras heroicas virtudes, vuestras continuas ora- ciones y, sobre todo, aquel amor especial con que os dis- tinguié sobre la tierra su mismo consubstancial hijo, nunca ha levantado los ojos de su clemencia de esta provincia, para derramar sobre de ella como en otro tiempo lo hizo en Egipto por los méritos del patriarca José, Ia fertilidad y la abundancia: Et multiplicavit, propter Joseph, tam in aedibus quam in agris cunctam efus substantiam. Y la hija del Altisimo mirando como propio el don que se ha ofrecide a vos como a su madte, lo ha tomado bajo su divina proteccin para velar como ha velado continuamen- te sobre de este obispado y capital. Cuéntas veces podria~ ‘mos exclamar, si fuéramos més agradecidos, con los mis- mos sentimientos del real profeta: Nisi Domina nostra custodiert civitatem, frustra vigilat qui custodit eam. Con- tinuad, pues, con ella amables pationes, vuestra visible proteccién, vuestros singulares beneficios, vuestra entrafia~ 4 BLAS José TERRERO ble ternura; interponed incesantemente yuestros ruegos con el Sefior de los cielos y de la tierra, a fin de que nos envie siempre, como hasta aqui, pastores apostdlicos y zelosos que llenen con ejemplaridad y edilicacién, las soberanas funciones de su ministerio; que velen con tesén en la ob- servancia de los divinos preceptos y sobre la reforma de nuestras desarregladas costumbres, para mantener inco- rrupta y sin lesién la santidad y pureza de nuestra fe y religién; jueces habiles y virtuosos escogidos de su mano, llenos de rectitud y desinterés, dotados de vuestra santa integridad y temor, e ilustraddos con las luces del cielo, para mantener en equilibrio la paz de los pueblos, e inviolables y sin tergiversacién Ja santidad de las leyes, mirando siem- pre como sagrados los derechos de vuestra justicia. Con- ducidnos finalmente a Vos por los caminos de la verdad y de nuestra salvacién y haced de su adorable agrado esta despreciable oblacién que pone en vuestras manos el més indigno y més initil de vuestros cliéntulos. Dw. Bias Jost Terrero. DIBUJO DEL TEATRO Y SUS DESIGNIOS Este se compone de dos aspectos o eras: Eclesidstica y Politica, y cada una de ellas de tres series. La primera de obispos, prebendados y curas rectores de esta capital, que son los que inmediatamente ascienden, por lo regular, a las prebendas de esta catedral y de cuyas parroquias hacen Jos demas curas de Ja provincia su escala para este ascenso. La segunda de Gobemadores (hasta el esta~ blecimiento de la Real Audiencia, en que comenzarén éstos a dejarse ver adornados de Ja investidura de presi- dentes), oidores y tenientes de gobernador que son los que como asesores del gobiemo y experimentados en los asun- tos de él, es muy regular asciendan a la Sala. La primera era, aunque posterior en su establecimien- to de esta provincia de Venezuela cislas adyacentes de Cu- razao, Aruba y Bonaire, tuvo su feliz origen en tiempo de la Santidad de Clemente VII. quien por su bula ex- pedida en Roma en 21 de junio de 1531 faculta a la persona que el emperador Carlos V rey de Espaiia, pri- mero de este nombre, presentase por primer prelado de esta nueva diécesis, para que en virtud de su apostélica y soberana autoridad pusiese en planta y abriese los célebres, cimientos de su ereccidn, como de facto se concluyé éta junto a Salamanca, en Medina del Campo, el jueves 4 de junio de 1532 por D, Rodrigo de las Bastidas, pri- (1), No fue de junio sino de jutio—Nota det Battor, 6 BLAS JOSE TERRERO mer prelado de ella, desde cuyo tiempo hasta el presente en que se ha hecho la memorable época de la division de este obispado con el de Mérida, se han contado veinte y seis obispos, 0 veinte y siete en opinién de otros. Dace © trece, sein el diverso sentir, en el primitivo tiempo, que se mantuvo la silla episcopal en la ciudad de Sefiora San- ta Ana de Coro, nombrada por su ereccién la Castilla de Oro, y los demés en esta ciudad de Santiago de Leén de Caracas, a donde se trasladé de aquella cl aiio de 1636, por resolucién del Ilustrisimo sefior don Juan Lépez Agur- to de la Mata, y que después aprobé su Majestad el serior don Felipe IV el Grande, por su real cédula fecha en Madrid a 27 © de junio de 1637. Hasta este tiempo, inculta la Provincia 0 como en su infancia, digamoslo asi, a discresién se le podia tener haber conservado aunque con trabajo la memoria de sus primitivos prelados, cuando no se ha podido encontrar el primer libro capitular con que debié comenzar esta serie. Errantes estos Pastores por su vasta dicesis y algunas ve~ ces, como sienten algunos, hasta en la Corte, cuando sobre- vivian algunos aos, a duras penas tenian tiempo para ve~ Jar continuamente y atender sin reposo a las urgentes ne- cesidades que a cada momento les representaba su recien~ nacida grey. La fe que acababa de prender, tiema atin y come en su cuna, junto con los cuidados de nutrirla, so- lidarla y propagarla on sus conquistas; la mies que se ve- nla con abundancia y los operarios pocos; los. recursos dilatados y las provisiones dificiles, con otras infinitas co- sas que seria prolijo referir, ya se considera, seria esto el inico asunto que apurande dia y noche todas las facul- tades de su ocupado espiritu, los dejarfa sin libertad de tiempo siquiera para hacer escribir y ordenar aquellos acon- tecimientos més recomendables y acreedores de la memoria dela posteridad. | Después que la silla episcopal, a ejem- plo de la gubernativa, pasé a Caracas; que las dificultades (2), Tar verdadera fecha 4 23- ‘TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS fueron cediendo al influjo asociado de las dos cabezas; due la repablica iba aumentando con su culto, su civilidad y su politica, y que sus cosas, aunque no llevaban en este punto todo aquel orden que pedia, por lo menos mudaron de semblante y pudo adquirirse una noticia més exacta y veridica, asi por el menos trabajo que hubo de examinar Jos instrumentos como el de combinarlos; pero siempre en Jos mismos términos y bajo las prevenciones con que con- cluiré este dibuj La segunda era tuvo su més antiguo principio desde el reinado de doa Juana, mujer de don Felipe de Austria el Hermoso y made del emperador Carlos V, desde cuyo tiempo segdn la uniformidad de los historiadores aparecis por los aiios de 1528, en la ciudad de Coro, el primer go- bernador de esta provincia, donde establecieron su asiento hasta el noveno, que la radicd en esta capital de Caracas el aiio de 1577, hasta el presente. conténdose hasta el de 1787, en que igualmente ha hecho su época este gobierno con el referido establecimiento de la Real Audiencia, (de- teriorado) Gobernadores propietarios. esto es por el rey. ocho en la ciudad de Coro y los demés en esta de San- tiago de Leén de Caracas. Asi es preciso advertir con sinceridad que el designio de este TEATRO, sin embargo de darsele el nombre de his- térico y civil, no ha sido otro ni es que el de formar un breve Resumen, con tal cual cosa especial de Jos sujetos, de mayor caricter que han condecorado una y otra era, para conservar su memoria, y no hacer la historia formal de Jos acaecimientos 0 anales de la provincia. Para lo primero basta una instruccién vulgar a quien da su cultura Ja curiosidad; pero para lo segundo serfa necesario talen- tos mas superiores, cultivados de un estudio igualmente universal que prolijo, que jamas he tenido en la materia, junto con una especulacién profunda que haga revivir de los sepulcros del olvido la verdad con todo su vigor; para 8 BLAS JOSE TERRERO lo cual nunca ha ofrecido sus proporciones ni el genio de los naturales, ni la ninguna curia que en este asunto se ha Hevado, Nota: que el campo blanco que a prevencién se deja al pie de cada Ilustrisimo Prelado, es para anotar alli por e] orden de sus llamamientos, las cosas mas memorables, y dignas de atencién que se fueren descubriendo de los instrumentos més veridicos. ERA PRIMERA ECLESIASTICA Introduccién a ella Descubierto este nuevo mundo por el Almirante don Cristdbal Col6n a los fines del siglo XV, como se dird con difusién en la introduccién a la segunda era politica de este TEATRO, los conquistadores de Santo Domingo, sin em- bargo de la lastimosa aniquilacidn a que caminaba esta isla en cuanto a sus naturales, declaman no obstante, por tres ohispos para ella, pensando ast colorear con los Reyes Catélicos el funesto efecto de sus crueldades. Con este motivo crea Julio II el aiio de 1511 los tres primeros cbis- pos que hubo en las Indias: dos para la isla Espafiola, que lo fueron el Ilustrisimo sefior don Pedro de Daza y fray Garcia de Padilla, que murié sin venir, consagrarse ni tener sucesor, por haberse traslucido aquella falacia; y el otro para la isla de San Juan de Puerto Rico, que fué el Ilustrisimo sefior don Alonso Manzo, canénigo de Ja iglesia de Salamanca, quien goz6 siempre de su prebenda, por haber venido al obispado con la condicién de retener- la, Parece que Venezuela, que fué de estas partes de Tierra Firme donde primero se alabé el santisimo nombre del Seftor, atendiendo al orden de sus descubrimientos, debia seguir en el de sus sillas episcopales; pero su misma felicidad labré en el desorden su desgracia, y le usurps el Darign o Panamé la dicha de dar a la luz del Evan- BLAS JOSE TERRERO aclio la primera catedral de Tierra Firme, creando para ella el afio de 1514, la Santidad de Leén X, por su prie mer prelado, al Ilustrisimo seior don fray Juan de Queve- do, religioso del seréfico patriarca san Francisco. México logra después esta fortuna y reconoce en el Ilustrisimo se- jior fray Juan de Zumarraga, religioso del mismo orden, natural de Durango, su primer prelado creado por Cle- mente VII, el aiio de 1527, un varén tan virtuoso como dichoso, pues merecié el singular favor de autorizar y ser testigo ocular de la maravillosa aparicién que hizo a su neofito Juan Diego la santisima virgen de Guadalupe, afio de 1537; entretanto que en Venezuela los intereses del cuerpo, mas bien que los del alma y la religién, se He- vaban todos los cuidados. Aqui no se pensaba entonces mas que en hacer fortuna, como siempre. Con todo, co- mo los decretos de Dios en la distribucién de sus benef cios universales no estén sujetos a la voluntad del hombre, logra por fin el aiio de 1531 la ereccién de su obispado. Mas como las riquezas de Curiana, © que esta como a media legua de la marina, eran las que suministraban sus groseros materiales a los anhelos de la ambicién, establece aqui la silla su primer domicilio, sin darla lugar el incenti- vo que arrastraba el corazén de su rebafio, a premeditar las fatales consecuencias que experiments después con la irrupeién de los pirates y que la obligé a pasarse a Cara cas, Este es el principio que tuvo esta era. Establécese desde luego sobre de estos desmedros. La Divina Pro- videncia es quien la forma. El Seiior la solide y Ia sos- tenga con la virtud infnita de sa poderesa dicstra. (2). Llamabese asf en tos primeros tiempos de Ia. conquista, wna ite Cora. del B. SERIE PRIMERA DE LOS ILUSTRISIMOS SENORES OBISPOS 1+ El primer prelado de esta santa iglesia fué el Ilustrisimo sefior don Rodrigo de las Bastidas, natural de Triana en Sevilla de Espaia, Algunos quieren hacerlo hijo de la isla espaiiola de Santo Domingo, quizés por el adelantado Rodrigo de las Bastidas. natural del mismo Triana, que se avecindé en ella el afio de 1502, después de haber hecho el descubrimiento y dado el nombre a Cartagena; pero habiendo sido este prelado electo el de 1531 parece muy corta edad la de 29 afios para la ardua empresa de establecer uria silla episcopal que, atendidas todas sus circunstancias, pedian sobre de unos talentos na- da comunes, una madurez experimentada ; esto es sin aten- der al tiempo que era forzoso consumir hasta colocarse en la dignidad de deén que actualmente obtenia en dicha iglesia metropolitana. No hay dificultad que pudiese ser hijo del referido adelantado, pero nacido en Triana, co- mo se ha dicho, y no en Santo Domingo como se supone. Hizo la ereccién de esta nueva planta el aito de 1532, en Medina del Campo. Credlo a los ultimos de su pontifi- cado Clemente VII; detiénese algiin tiempo de orden del emperador en la visita de Puerto Rico; entretanto toma posesién por él don Juan Rodriguez de Robledo, primer dean de esta catedral, que Ilegd a Coro el aiio de 1534, quien en virtud de su poder estuvo gobernando este obis- 12 BLAS José TERRERO pado hasta que Ilegé su Tlustrisima el aiio de 1536, y casi al mismo tiempo que Hegaba a Santa Marta eu primer prelado el Ilustrisimo sefior don Juan Fernéndez de An- gulo, creado mucho después por Paulo III, el afio de 1535. Poco después de esto se erigié la célebre pontifi- cia y primera universidad de las Indias en el convento de los padres dominicos de esta isla, en virtud del breve del mismo Paulo II] expedido en Roma a 28 de octubre de 1538, Gobiema este prelado igualmente en Jo politico por comision de a Real Audiencia y muerte del gobema- dor Jorge Spira, como se dird en este lugar. Fué pro- movido para el obispado de Puerto Rico, afto de 1542, y de aqui, habiéndosele pasado al venerable cabildo sede vacante de la isla y ciudad de Santo Domingo, los ocho dias prevenides en el capitulo 16 de reformacién de la scccién 24 del Conecilio de Trento, en una inaccesible ‘competencia sobre Ia eleccién de su vicario capitular, se cligid al mismo sefior Bastidas, donde murié después de haber gobemado este arzobispado largo tiempo. 2'—E! Ilustrisimo sefior don Miguel Gerénimo Ba- Hesteros, deén de la santa iglesia catedral de Cartagena de Levante, ereélo Paulo Til en 1° de mayo de 1543. Toma posesién de su obispado a tiempo que su grey no era mas que una repiblica de escindalos, de diecordias, de sediciones, de injusticias y de violencias. Coro punto de desolarse con Jas continuas reclutas, que se hacian de sus vecinos, para los nuevos y laboriosos descubrimientos. Los pocos que habia en la ciudad no tervian mas que de fomentar las pasiones al resorte odioso de las facciones. En su tiempo fué que suscribiendo atrevidamente las le- tas de su Alteza, se dejé ver como un fendmeno de los gobernadores, el intruso y desalmado Caravajal. Su ca- tedral no se componia de otro ministro que del den, sien- do preciso que hasta el chantre don Juan Frutos de Tude- Ta, que eran las dos jnicas prebendas que habia, estuviese ‘TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS 3B sirviendo de capelldn en las _marciales expediciones de Felipe de Urre. Su Tlustrisima solo, sin operarios, sin sacerdotes, apremiado de tantos y tan urgentes. asuntos, no es de extrafiar que en quince afios que ocupé la silla ce mantuviese en una precisa cuanta dolorosa inaccién, Mu- 1ié ea Coro, afio de 1558. 3°—E] Ilustrisimo sefior don Bartolomé Venezola- no. Creélo Paulo IV, pero ni los documentos de su pre- sentacién, ni las bulas pontificias, ni el dfa de su Hegada, ni el de su posesin, se ha podido rastrear por ninguna parte. De manera que si por rara casualidad no se hu- biera insertado en las bulas del sucetor ou muerte, co- mo dicen algunos, feliz. en Coro, aunque aceleradamente, hubiera quedado este ilustrisimo prelado etermamente se- pultado en el olvido. Y aun en mi sentir, el reverendo padre maestro general fray Tomas Ripoll, en su Bulario del Orden de Prejdicadores, ignoré su apelativo, dindole el de su obispado. El] historiador de la Provincia ign esta noticia y por eso dice gue al seitor Ballesteros sig el que sucede. “” La peregrina noticia de su muerte ace- lerada y feliz, no he podido descubrir de donde la tomé cl Ilustrisimo sefior Madrofiero, para insertarla en su serie, 4°—E] Ilustrisimo seitor don fray Pedro de Agreda (el citado Bulario lo llama Agreza), Colegial del Cole- gio de San Gregorio de Valladolid; religicso del sagrado Orden de Predicadores; prelado a todas luces grande, asi por sus virtudes como por su literatura. Llega a Coro el afio de 1560. Toma posesién de su obispado. Re- cibe las bulas de su creacin, que le habia despachado Pio IV en 27 de junio de 1561, y al punto comienza la tribulacién a ejercitar y refinar su grande espiritu, del mo- LW), Se refiere al nomero 48, at 8. sea al oblepo Agreda—. 5 BLAS JOSE TERRERO do que hablaba San Pablo, asf por afuera con las ruido- sas revoluciones del tirano Aguirre, que -mantuvo a la provincia en una melancélica expectacién, como por den- tro, por la extremada falta de ministros para le propaga- cién del Evangelio y conversiGn de los Indios. Impelido de esta urgencia sale de Coro: recorre can un celo infati- gable todos lot pueblos de la comarca hasta las cercanfas de Carora: predica, bautiza e instruye a un mismo tiempo ‘como si fuera un pérroco particular de cada uno de ellos. ‘Vuelve a Coro llevando su corazén traspasado de una necesidad tan sensible para ou alma. Dedicate, no obe- tante las sublimes y embarazesas funciones de su minis- terio y de su pastoral oficio, a formar operarios por su mano hasta reducirse a ensefiar los primeros rudimentos de la gramética, mientras que usa por otra parte de sus arbitrios. Con efecto, puso en movimiento a los cabildos de la provincia con sus piadosas y paternales exhortacio- nes, a fin de que remitiesen a Espafia persona idénea que representase al rey, junto con éta, las demés urgencias de su diécesis. Conoce que para roborar y perfeccionar Tas costummbres de su tierna grey, es necesatio prescribille iertas reglas fijas, permanentes y précticas, y con este motivo convoca los pocos eclesiésticos que puede encon- trar en su obispado, ¢ implorado el favor de aquel espiritu de verdad que hace cl alma de la Universal Iglesia, celebra en Coro el primer sinodo diocesano con dos curas. dos religiosos dominicos, dos franciscanos, un sacristan mayor, Pero era preciso que nunca le faltara la tribula- ign. Invadide Coro de una chusma de ingleses que entran a saquearla por violencia, libra en el asilo de los rmontes su sagrada persona de sus atrevidos insultos; pero no se redime de sufrir con un dolor indecible, las sacrile- gas abominaciones que ejecutan en las imagenes y en los sagrados vasos, que no dié lugar a preservar la prontitud del asalto. Se acababa de fundar la ciudad de Caracas ¥,ansioso de visitarla, pasa a darle su pastoral bendicién, siendo éste el primer obispo que pisé este suelo. Insta y TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS 15 suplica a su Majestad por la fundacién de los dos con- ventos de nuestro padre Santo Domingo y San Francisco de esta ciudad, teniendo el gusto de ver aqui los primeros religiosos fundadores del de San Francisco, el aio de 1577, que vinieron con el gobernador don Juan de Pi- mentel, que venia a suceder en el gobierno a don Diego Masariego. Emprende el expresado Pimentel su visita politica y cu Ilustrisima pasa al Tocuyo, y de mutuo acuer- do con él traslada el convento de sus religiosos en el sitio donde hoy existe. Nada es capaz de detenerlo: los gra- ves, vastos y diversos asuntos, lejos de abrumarlo, en- cienden su celo y actividad. Reflexiona con provida madurez que la naturaleza de ellos pedia en la corte nada menos que su venerable persona, y con este motivo, dicen los historiadores de su religién. pas6 a Espaiia a tratarlos y que, de regreso, murié en la isla de Santo Domingo el ano de 1580. Otros, sin hacer mencién de este recurso, dicen que murié aqui el mismo afio; pero, del modo que fuere, para que su muerte fuese més sensible, la dispuso este afio la Divina Providencia, que era el vigésimo de su pontificado y cuando la espada de Ia viruela, animada de Ia ira de Dios, arrazaba con a muerte los pueblos enteros, de la provincia. 5°—E] Ilustrisimo sefior don fray Juan Martinez Manzanillo (el reverendo padre maestro general fray Tomés Ripoll lo llama Muzavillo; puede esta variacién provenir del idioma o dialecto toscano, por haber reparado esto mismo en otras partes de su citado Bulario.) Re- ligioso del mismo Orden de predicadores e inquisidor or- dinario. Fué presentado por su Majestad para obispo de esta didcesis el mismo affo de la muerte de su antece- sor, de 1580, después de haber sido provincial de esta provincia de Santa Cruz, de la primada de estas Indias, el aio de 1554. Entra a la ciudad de Coro a gobemar el obispado con la real cédula de ruego y encargo, el dia 16 BLAS JOSE TERRERO 19 de noviembre de 1581. Los Tlustrisimos prelados, desde la invasién de los piratas ingleses el afio de 1567, comenzaron ya a mirar esta ciudad de Coro, desde enton- ces, con sumo disgusto para su residencia, por verla tan expuesta a otras semejantes irrupciones, y por la ninguna seguridad que ofrecia a su venerable y sagrada persona. Comisiona desde luego la visita general de su obispado al reverendo padre prior fray Cristébal de Ojeda, religioso de su mismo Orden de predicadoret, que en la actualidad se hallaba de vicario en Ia ciudad del Tocuyo, entretanto que su Ilustrsima, por la costa, se traslada a la ciudad de Caracas, donde los Gobemadores desde el afio de 1577 habian establecido su domicilio y residencia. Llega a Ia ciudad de Caraballeda que era la que entoncese servia de puerto a su marina, a tiempo que legaba aqui de Es- paiia por eobernador de la provincia, don Luis de Rojas y Mendoza, y junto con él las bulas de su creacién que le habia despachado Gregorio XIII en 22 de mayo de 1583, con las cuales toma posesién de su obispado el dia 8 de enero de 1548, continuando por su provisor y vicario general, al expresado padre prior fray Cristébal de Ojeda. Por este tiempo, al paso que vela crecer su amada grey por la fundacidn de San Sebastian de los Reyes, la vefa por otra arruinarse con la despoblacién de Caraballeda, que se acaba de hacer en este ato de 84. Su pastoral vigilancia, no obstante, no le permite reposo y Jo pone en movimiento para la tier adentio. Lega a la ciudad del Tocuyo: muere aqui el dia 8 de enero, el mismo en que siete afios antes habia tomado posesién del obispado, 1591, y octavo de su pontificado, regulado por el dia de la fecha de sus bulas, y yace su cadaver sepultado en su convento. Desde luego. Gil Gonzélez a quien sigue Oviedo en su primera parte, libro 7, capitulo 10, no tuvo noticia del Tlustrisimo que se sigue, supuesto que dicen sucedié al difunto prelado, el sefior Salinas, precisindose a poner, ‘como la ponen, su muerte, tres afios después de lo que TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS ig 6°—EI Ilustrisime sefior maestro don fray Pedro Mittir Palomino. Religioso del sagrado Orden de pre- dicadores. En Ia mas segura opinién fué natural de Burgos. Entra a gobernar el obispado con Ia real cédu- la de ruego y encargo. Funda en Coro la Cofradia de Nuestra Sefiora de la Soledad. Pasa al Tocuyo el afio de 1595. Da aqui a los religiosos de su Orden, con el gobemador don Diego de Osorio, posesién del sitio don- de hoy se halla su convento y a donde el Tlustrisimo Agre- da, con el gobernador don Juan de Pimentel, lo habjan trasladado en su tiempo, Entretanto que Clemente VIII le despachaba en Roma sus bulas pontifcias con fecha de 10 de octubre de 1595. Pero no le concede Dios el gusto de tomar con ellas la posesién, por haber muerto en el Tocuyo en 22 de febrero de 1596 y primer aiio de su pontifcado; a tiempo que se le pedia de la Corte i forme sobre la fundacidn del convento de monjas concep- ciones, que pretendia la ciudad de Caracas. 7°—E| Mustrisimo seiior don fray Domingo de Sali- nas: natural de Medina del Campo, obispado de Salaman- ca; colegial del Colegio de Valladolid; religioso del sagra- do Orden de predicadores. Este ilustrisimo seior sc frmaba de este modo: Dgo., y de aqut nacié la equivocacién de Hamarlo muchos, Diego; pero lo cierto es lo primero, co- mo consta del inventario de sus bienes que se halla en el archivo del convento de deminicos de la ciudad del To- cuyo. Cuando lo presenté su Majestad estaba siendo actualmente en su corte procurador general de su Orden, ¥ por eso la conclusién de algunas dependencias le retar- daron su venida, Credlo Clemente VIE en 10 de di- c‘embre de 1397. Tomé posesin el dia 14 de marzo de 1599. Murié al tercer afio de su pontificado, en 10 de junio de 1600, y esta sepultado en su convento de la ciudad del Tocuyo. 18 BLAS Jos TERRERO Nota.—Aaui se encuentra entre los documentos que se han tenido presente para la formacién de este TEATRO, tuna tan oscura como notable diversidad de opiniones. Unos dicen que euee 8—E] Ilustrisimo sefior don fray Pedro Palomino. Religioso del mismo Orden de predicadores, natural del mismo Burgos. Creado en Roma por el mismo Clemen- te VIIL, aio de 16015 pero que no consta viniese ni to- mase posesién. Otros dicen ser éste, error de Fontana haber traido tal obispo en este Jugar; sino que este sefior Palomino era el misino que antecede al sefior Salinass que silenciando alli el Palomino y expreséndoselo aqui hicieron dos obispos de uno mismo. El tinico y sélido fundamento que tiene la primera opinién es porque consta del Bulatio dominicano. La segunda se funda en dos razones: la una es sélida, pues constando juridicamente por la licencia que el antece:or del sefior Salinas despachd en Coro, para fundar la Co fradia de la Soledad, llamarse Palomino; la cual sellada y firmada de su puiio dice y principia asi: Nos el mae tro don fray Pedro Mérlir Palomino, cbispo electo de Venezuela, Curazao, Aruba y Bonaire, etc. No deja de hacer fuerza la rara casualidad del mismo nombre apelativo y religidn en dos prelados tan inmediates, prin- cipalmente interviniendo la duda. La otra es que mu- riendo el seiior Salinas el afio de 1600 y recibiéndose el sefior don fray Pedro de Offa, que sucede el afio de 1602, parece que apenas hubo lugar en tan corto tiempo para dar cuenta al Consejo; pero esta razén es débil y Ia des- vanece el ejemplar préctico de otros obispos que han sido electos en Roma atin en el mismo aiio de la muerte de su antecesor, como se podra ver del 5°, 17" y 24° de esta misma erie; méxime cuando en estos asuntos Ia mayor © TEATRO DE VENEZURLA Y CARACAS 19 menor prontitud proviene de las ocasiones, y no habiendo venido, como no vino, el obispo que se disputa. En mi centir, lo mas cierto es que no hubo tal obispo ¥. que, en efecto, fué trabucacién del Fontana, a quien siguié y cita el reverendo padre maestro general fray To- mas Ripoll, porque aunque consta de su Bulario, tomo 5, folio 625, como de estudio lo tengo viste, con todo, en este mismo Apéndice lo he cogido en otras falencias, como la de encontrar al expresado sefior Salinas, de! mismo Orden de predicadores y creado por el mismo sefior Cle- mente VIII, no en el dia 10 de noviembre de 1597, co- mo consta de sus bulas, sino dos afios después, esto es, el afio de_1599, en que tomé aqui posesién; citando igual- mente al expresado Fontana en el capitulo 5, de su pri- mera parte, y al Cavalieri, en uno y otro en su primera parte, con sélo la diferencia de siete fojas, como se pod ver en él; y asi no es de extrafiar la equivocacién de nuestro caso. 9°—El Ilustisimo seiior don fray Pedro de Oia, natural de Burgos, religioso de Nuestra Sefiora de la Merced: credlo el mismo Clemente VIII. Remitié sus bulas y poder a don Pedro del Haya, que tomé la pose- sién afio de 1602, y poco después, en calidad de provisor y Vicario general, a don Pedro Graterol, que después entrS a ser el cuarto arcediano de esta catedral el aiio de 1619: quien goberné el cbispado hasta el afio de 1605, en que promovido su Tlustifsima, sin haber venido a este obispado,, ara el de Gaeta en el reino de Napoles, en donde mu- i6 afio de 1626. Un autor bien fidedigno y de bastante instruccién, suponiendo que vino, dice fundS en la ciudad de ‘Trujillo, en el convento de menores, Ia cofra- dia de la Soledad, aiio de 1604; pero esto puede enten- derse, no por si, sino por su provisor y vicario, que lo era el referido Graterol. 20 BLAS José TERRERO 10"—E! Tlustrfsimo sefior don fray Antonio de Al- cega, prelado verdaderamente prodigioso y trazado por tuna de aquellas maravillosas producciones de la gracia. Estaba siendo contador de Ja real hacienda de Yucatan cuando enviudé, y dando de limosna todo lo que tenia, centr6 religioso del Sagrado Orden de San Francisco, Cre- lo al principio de su_pontificado Paulo V, dia 12 de dicicmbre de 1605. Tomé posesién dia 7'de julio de 1607, de este obispado, para donde lo presenté Felipe IIL, arrobado de sus virtudes y de lo ejemplar que se ha- bia hecho en tan breve tiempo, Treinta y cinco aiios se habian pasado desde que el Ilustrisimo Agreda celebré su primer sfnodo, sin que el inmenso peso de la didcesis le hubiera dado lugar a los sucesores de promaver otto. Con este designio emprende el seiior Alcega su dilatada y laboriosa visita, y espanta el increfble ntimere de més cde mil setecientos {dolos que reduce a cenizas y les des- hace a los indios, en menos de tres afios, como se podré ver en el capitulo 7 de sus Constituciones, titulo de Cons- titulionibus. Llega a la ciudad de Caracas y halla con sumo dolor de su corazén a los conventos de San Fran- cisco y Santo Domingo, después de veinte afios de funda- dos, en una espantosa miseria; de manera que la ciudad viendo que la iglesia que tenian les padres predicadores era pajiza y peligrosa para mantener en ella colocada la Augusta Majestad Sacramentada, resolvieron por cabil- do celebrado en 30 de junio de 1608, darles el sitio e iglesia donde estaba fundada la de San Mauricio; pero nada tuvo efecto por entonces y si lo que poco después acordé el mismo cabildo por su acta celebrada en 19 de abril de 1610, concediéndole al R. P. P. fray Jacinto de Soria, a beneficio del expretado convento, los dos so- Tares que miran al oriente y corren de norte a sur. En- tretanto cue su Iustrisina, implorando del Padre de las luces aquel espiritu creador que vivifica su iglesia, convo- ca aqui a su sinodo diocetano, dando principio a él el dia 5 de octubre de 1609 y lo concluye felizmente el ‘TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS 2 dia 12 del mismo, con asistencia del Gobernador y Ca- pitan general Sancho de Alquiza, de su Teniente general el licenciado Bartolomé de Suérez, de Pedro Gordén de Algazin que cra su provisor y vicatio general, de don Bartolomé de Gémez, tesorero dignidad de la santa igle- sia catedkal, a nombre del venerable deén y cabildo y cu- rat dea ciudad de Coto, y de los prelados, vicarios, curas, oficiales reales y procuradores de las ciudades, compo: niendo el congreso de este sinodo veinticinco sujetos de este cardcter. No tuvo el gusto de verlo aprobado de su Majestad por haber muerto a los siete meses, dia 13 demayo de 1610 y 5° de su pontiicado, logrando Caracas Ia dicha de tener depositadas cn su catedral las cenizas de varén tan ejemplar. TIE] Ilustrisimo sefior don fray Juan Cataneo Bohorquez, natural de México, religioso del sagrado Or- den de predicadores. Credlo Paulo V, afio de 1611. ‘Toms posesién en la ciudad de Coro dia 12 de diciembre de 1612, Puso o trajo por su provisor y vicario general al licenciado Manuel de Olivera. Pasa a la ciudad de Caracas en afio de 1614 a tiempo que el hambre y la necesidad la reducia a una lamentable miseria; pero cuan- do la tribulacién la traza el cielo, lejos de hallar su con- suelo, encuentra en quien podia dérselo, quien agrave su aflicién. Con efecto, sucedié asi: apenas llega su Tlus- trisima cuando se prende el incendio de la discordia entre I, el gobernador don Garcia Girén y su cabildo justicia y regimiento, provenido més bien de la condicin aspera ¢ inflexible del prelado, fomentada de un influjo discolo y turbulento, que de la naturaleza de las competencias. Bien pudo hallar su Tlustrisima en la ciudad y su gobierno suficiente materia para su justa indisposicién. Yo no lo sé, y asf, prescindiendo de los juiciosos motivos que lo precipitaron, slo puedo decir: me parece no se encontra- ria con aquella protervidad y contumacia acreedoras del 2 BLAS José TERRERO formidable rayo de la excomunién y censuras de que usé con tanto exceso, que |lego a contenerlo a él mismo, pre- sumiendo se pudiera aquella terrible sevicia atraer algunas consecuencias funestas: y receloso de estos efectos, mas bien que del escarmiento de su ardiente genio, fué que to- mé el pretexto de desviarse un poco de la ciudad hacia las visitas de las demés ciudades y pueblos de Ja tierra aden- tro, asf para tranquilizar y suavizar el despechado dnimo de] Gobernador y Cabildo, como para divertir el recurso de recusacién y apelacién interpuesto para el real y supremo consejo y real Audiencia de Santo Domingo; pero sélo duraron estas treguas poco més de un aio, que fué en lo que con rapidez consumié la enunciada visita. Cuando volvié del Tocuyo el afio de 1617, habia ya sucedido don Francisco de La Hoz Berrfo,en el go- bierno a don Garcia Girén. Parece que a los sentimientos tan pios como catélicos de este jefe, cederia todo a la paz y reposo de la reptiblica; pero nada aleanzé a contener Ja fogosa complexion de su Ilustrfsima: empuiia en sus manos el dardo de las censuras y encérase igualmente con éste, con el mismo y més rigor que con el otro. Este solo azote bastaria para humillar al pueblo més indécil; pero no debié ser asi, supuesto que agravando su mano justi- ciera, lo entrega en presa a la merced de una cruel sequia que lo devora y lo sepulta entre un lastimoso gemir. Con ‘este motivo el piadoso Gobernador, de acuerdo con su ca- bildo, por acta celebrada en 9 de octubre de 1618, resuel- ven desde luego implorar el indeficiente favor de la cé- lebre Copacabana y tiernecita Madre nuestra, pasindole a su sefiorfa Tlustrisima para hacerlo todo de su maternal agrado, un reverente oficio leno de todas aquellas sumi- siones politicas y cristianas humillaciones que puede ins- pirar la amarga tribulacién de un corazén afligido, a fin de que su sefioria Tlustrisima se dignase concurrir por su parte con sus patemales ruegos, concediéndoles su pasto- ral bendicién y absolucién general, para que expiados del reato de tantas censuras como fulminado y descar- TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS 23 gado sobre ellos, pudiesen de este modo hacer mas pro- picias las del cielo; pero nada de esto y mucho més hizo impresién en el ilustrisimo Animo. No omitiré esta di- grecidn, para dar una nocién més sencilla de los motives que lo habfan lastimado. Se reducfan Jas competencias a ciertos puntos de jurisdiccién que estos jefes miraban co- mo privativas de las soberanas regalfas. Bien pudieran ir en esto extraviados; mas en hacer sus recursos al solio, para impetrar de alli sus reales decisiones, no me parece son estos motivos para una irritacin ¢ indisposicién tan implacable como la que tenia concebida su Tlustrisima, poniéndolo como lo tenia puesto, en disposicién de fijar su entredicho y cesacin a divinis como lo pensaba. De manera que afligida la ciudad con preparativos tan terri- bles toma la resolucién, a nombre de su sindico personero, invitar al Gobernador por su acuerdo de 20 de octubre de 1618, para que en virtud de las facultades con que su Majestad lo autoriza, se aplique a tranquilizar la repablica, conteniendo unos excesos tan afligentes para el alma como ruinosos al pueblo, Para este acuerdo ya se habfa tras- Tucido Ja promocién de su Tustrisima para el obispado de Guaxaca, como asi mismo la noticia de que el sucesor tenia ya aqui remitido los poderes; bien que esta iiltima especie era mas produccién del terror con que se caminaba que de la verosimilitud. Sin embargo, valigndose el Ca- bildo y el Gobemador de estos pretextos, exhorta éste a su Ilustrisima se abstenga en sus procedimientos por con- siderarlo, en virtud de su promocién, incompetente para ellos, con la protesta de elevar este oficio a la soberana mente y a la de su Alteza en Ja real cancilleria de su Pri- mada de estas Indias. Ya se deja concebir el alterable efecto que producirfa en la delicada complexidn del pre- lado un oficio de esta naturaleza: el vivo resentimiento con que se lo atribuyé al Gobemador, como sugerido por éte al Cabildo, con dnimo de sustraer al pueblo de la debida obediencia a su legitimo pastor; las expresiones de indignacién con que se reproduce para abultar y sensibi 24 BLAS JOSE TERRERO lizar su agravio y sus injurias; y finalmente las razones de preponderacién que tiene decididas por el santo concilio de Trento, para no darse por inhibido ni recusado, estan- do como esti entendiendo actualmente en su pastoral vi- sita y en unos errores proscritos por el mismo concilio y de otros contra la fe, dando a conocer su Tlustrisima dema- siadamente por esta respuesta el influjo de aque] espiritu de turbulencia que inguieta y transporta el suyo. ‘A mi no me es honesto ni debido sujetar a mi critica las venerables razones de este prelado; pero ello es que, aungue fueran del mayor peso, seriedad y atencién, el Cabildo se halla en una situacién de no prestar mas ofdos ue a las del aquel increfble terror de que se ve poseido: y estimando por especiosas las razones de su Tlustrisima, le reitera su inhibicién y recusaci6n, interponiéndole para ellas el real auxilio de las fuerzas, por su acta celebrada en 26 de octubre de este mismo aiio. Esto es lo que los historiadores de su religién para justificar el ardiente, vie goreso inflexible genio de su seioria Hustrisima, que sin ser culpable, pudo haberlo contrafdo y heredado de sus padres, que eran catalanes como afirman algunos, lama- ron apear, horribles atentados, ignorantes intentos, para desigurar con estas y otras expresiones apasionadas, exa- gerativas y odiosas, los legales recursos que franquean leyes y derechos e imprimid el Creador en Ja misma na- turaleza a favor de Ja humanidad, principalmente en las recusaciones para refrenar la arrogancia del detpotitmo, que se burla hasta de las inmunidades de lo divine. Con fieso que antes que hubiera visto los acuerdos de este rui- doso suceso, habia creido con honrada sinceridad lo que estos decian; pero Inego que de estudio me hice capaz de ellos, me admiraba de lo audaz y fecundo que es de suti- les artificios, nuestro ingenioso ainor propio cuando se em- pefia en justificar sus propios intereses. Si ellos hubieran examinado las mismas actas que citan, con aquel ingenuo espiritu de indiferencia ¢ imparcialidad, que inspira la ternura de la caridad cristiana, habrian conocido y con- ‘TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS 25 ferado en obsequio de la verdad, que si su Iustrisima no se hubiera dejad predominar demasado del caviloso y seductivo influjo del padre Gabriel Mendeza, su vicatio y comisario de la inquisicién, ni él se hubiera precipitado a tanto, ni el Gobernador justicia y regimiento hubiera legado’a los términos que ilegé. En fin, su Tlustrisima sale para su obispado de Guaxaca Ia vispera de Ia purisi- ma Concepcién del mismo aio de 1618, que era el sexto de su pontificado. 12El Ilustrisimo seftor don fray Gonzalo de Angulo, natural de Valladolid, religioso minimo de San Francisco de Paula. Credlo el mismo Paulo V aio de 1618. Tomé posesién en 29 de junio de 1619. Veinte y tres afios hacia que se le habia pedido in- forme al Ilustrisimo maestro fray Pedro Mértir Palomino sobre la fundacién del monasterio de Concepciones y na~ da se habia resuelto hasta ahora, que lo manda su Ma- jestad poner en ejecucién por su real cédula, fecha en Madrid en 23 de febrero de 1619. La tranquilidad de la repiblica por la promocién del sefior Bohorquez no duré més que aquel tiempo que basté para dominar a su Ilustrisima el vicario Gabriel Mendoza, en cuyo espiritu habia quedado depositada la contagiosa semilla de la dis- cordia, fecunda de tantas desgracias y de unas consecucn- cias tan funestas como se iran viendo en lo sucesivo. Don Juan Trivifio y Guillamas sucede en el gobierno el afio de 1621 a don Francisco de la Hoz Berrio, y en el re- greso que éete hace a Espaita, muere tragicamente aho- gado en los Cayos de Matacumba, junto a la Habana, donde naufragé la flotas y su sefiorfa Ilustrfsima sucede en el terror a su antecesor, armado del trueno de la ex- comunién y del odioso sistema de las censuras, en que lo habia ya hecho entrar el vicario; de manera que para el dia 8 de agosto de 1622 ya tenfa el Cabildo habilitado a uno de sus alcaldes ordinarios para ocurrir al recurso 26 BLAS JOSE TERRERO de fucrzas interpuesto para la real Audiencia y cancille- rfa de Santo Domingo. Exacerbabase més con esto el ani- mo de este prelado, cuando por lo regular todos ellos quieren ser obedecidos sin répliea ni contesta, mirando co- mo ofensivos de su dignidad los recursos mas legales. Le tenia encargado su Majestad, de comin acuerdo con el Gobernador, por su real cédula fecha en Madrid a 23 de febrero de 1619, redujera a poblaciones, instruccién y civilidad, las encomiendas, por la suma ignorancia que Te habfan informado se descubria acerca de los misterios de la fe y doctrina cristiana, en estos miserables natura- les; pero como esto cedia en notable decadencia de los intereses de los encomenderos, hacian éstos los mayores esfuerzos para frustrarlo, Instébale a su Ilustrfsima la visita de la tierra adentro. El padre Mendoza, que ya Je habia inspirado todos sus alientos, vivia satisfecho de Tas confianzas de su Ilustrisima y valiéndose de las coyun- turas que le franqueaba la muerte de Guillamas, que su- cedié el lunes 10 de abril de 1623, sugirié el auto provei- do en la ciudad de Coro en 24 de abril de 1623, en que manda a desalojar de la iglesia los asientos y escaiios del Ayuntamiento, Supo éste el violento despojo que se le iba a hacer, casi a la hora de ir a celebrar la dominica minerva de mayo, como lo tenfa por costumbre, en virtud de la esclavitud que desde el gobierno de Berrio le ha- bian profesado a la Augusta Majestad Sacramentada: procuré no obstante inspeccionarse mas a fondo; pero el vicario, como se explica el mismo Cabildo, deseoso de ver logrado su designio, procuré acelerar la funcién, no dando més lugar sino que los individuos del Ayuntamiento asis- tieran a ella como unas personas particulares, teniendo a Ta sazén prevenidos religiosos de las comunidades para las varas del palio, que hasta alli habjan Ilevado sus ca- pitulares. Eleva éste su queja y agravio a los oidos de su Alteza, resolviendo entretanto celebrar las funciones del apéstol Santiago y San Mauricio en el convento de los padres de San Francisco, por evitar escindalos. La TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS. 27 resolucién de su Alteza en este punto fué bien vergonzosa a su Tlustrisima, y que deberfa Ilenar igualmente de con- fusién que de escarmiento a su vicario, supuesto que de- clarando la fuerza y violencia que habia hecho, le manda reponer con desaire los asientos en e| lugar de siempre. Con estos gloriosos triunfos iban ya los gobernadores y cabildo perdiendo poco a poco aquel respeto, venera- cién y santo terror con que miraban a los prelades, sus- tituyendo a él Ja audacia y la insolencia que después sie- vi6 para su justo rigor y enojo de beneméritos motivos. Por este tiempo habia ya sucedido al difunto Guillamas en dl gobierno, don Juan de Meneses y Padilla, el aio de 1624. Concluyé su Tlustrisima su santa visita y se restituy a Caracas a mediados del afio de 1626, a tiem- po que esta ciudad inspirada de su gratitud, trataba de colocar en su iglesia, que entonces atin era parroauial, al glorioso San Jorge, para cuyo efecto franqueé su Tlustri- sima la licencia, por su auto de 2 de noviembre de 1626; ¥ a los dos meses después aprobé y confirmé los antiguos votos que la justicia y Regimiento tenfan hechos al mismo san Jorge, san Sebastian, san Pablo y san Mauricio, y le hizo ratificar por su acuerdo de 9 y 13 de enero de 1627. En este mismo afio acontecié Ja altercaciSn de su Tlustrisima con el gobernador don Juan de Meneses por haber querido éste darle en la expresada iglesia un asien- to que no le competia a un juez receptor de la Real Au- diencia de Santa Fe. Su Tlustrisima, repugndndole esta preeminencia, no s6lo se la disputé sino que dié cuenta con el hecho a su Majestad, que resuelve por su real cé- dula fecha en Madrid a 10 de mayo de 1629, no debié el expresado Gobemador franquear el dia 13 del afio de 26, el asiento que acertadamente le repugné el reverendo obispo, encargandele a éste no consienta se le dé silla en ninguna de las iglesias de su obispado a ningin juez de comisién que no sea oidor, fiscal 0 alcalde de sus audien- 28 BLAS JOSE TERRERO cias. Casi junto con esta resolucidn Iegé el capitén Francisco Niifiez Melean, que venia a suceder en el go- bierno a Meneses, y comienza desde luego por las alta- nerias de los entusiasmos del oxgullo a exigir de la iglesia de Dios y de sus ministros, hasta para su mujer, unas i- twalidades tan indebidas como extravagantes. Llega el domingo de ramos del siguiente aiio de su llegada, 3 de abril de 1631, y engreido de sf mismo, al reparar que su Thustrisima llevaba en la procesién su caudatario y pajes, se revuelve desde Ja puerta con su cabildo a ocupar sus asientes. Sofocado ya el prelado de las altivas adhe- siones de este jefe y no pudiendo suftir este piblico, es- candaloso y osado desaire, vierte su queja a los ofdos de Ja Real Adiencia y Cancilleria de Santo Domingo, la 4que por su real provisién de 25 de julio de 1631 resuelve: gue el reverendo obispo pueda Hevar y Hleve en las pro- cesiones y actos pablicos, inmediates a su venerable per- sona, los pajes que tuviere y quisiere; que asimismo basta que un didcono o subdiécono dé al expresado Goberna- dor la agua bendita, que queria fuese por uno de los curas: que en la misa que oyere, sea cantada 0 rezada, y no en las otras, el mismo que.la ayudare le dé la paz asi a él como a su mu'er, con el porta paz y no con la patena; que la expresada su mujer se abstenga de llevar a dicha iglesia y a todas las demés, los extravagantes distintivos que ha acostumbrado llevar; mandando asimismo al enunciado Gobernador. justicia y regimiento acompaiien a su Tlustrisima, acabada la misa, hasta que salga de la iglesia. Atarantado el arrogante orgullo de este jefe y sus aliados con la sensibilidad de este golpe, no dejaron de quedar aterrades por algtin tiempo; pero convalecidos con Ja muerte de su Ilustrisima, volvié Ia altivez. a asomar su semblante, encaréndose con el venerable deén y cabildo, haciéndolo sufrir iguales irrupciones y precisindolo, como Io hizo, clevarlas a la real mente, junto con la retolucién ‘TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS 29 dada por su Alteza, que confirm y ratified su Majestad por su real cédula fecha en Madrid a 25 de marzo de 1641. Los accidentes de su Ilustrisima iban tomando su cuerpo hasta que, por tltimo, le quitaron la vida en esta ciudad de Caracas e] dia 17 de mayo de 1633, y el quince de su pontificado, regulado por el de la fecha de sus bulas, 13-—E] Tlustrisimo sefior don Juan Lépez Agurto de la Mata, natural de Tenerife, canénigo de Ia Puebla de los Angeles, magistral de México y rector de su cole- gio y universidad de los Santos; obispo de Puerto Rico de donde fué promovido y reelecto para éste por Urbano VIII, que entré a gobernar sin las bulas el dia 13 de ju- lio de 1635, y aficionado demasiadamente de Caracas por su eélebre situacién, benigno clima y demés aprecia- bles circunstancias, tomada que fué en Coro su posesién por uno de los curas, en virtud de su poder el dia 26 de enero de 1636, sin la previa y necesaria licencia de su Majestad, trasladé de aquella a esta ciudad la catedral, celebrando su cabildo la primera acta el dia 8 de marzo de 1636. _Asomébase por este tiempo al teatro el gene ral Ruiz Fernandez de Fuenmayor, y vuelve a revivir por encima de la real provisién ganada por el Ilustrisimo Angulo, e] mismo sistema de altivez de su antecesor, con mucha més insolencia que Meledn, pretendiendo hasta con violencia sacrflega que dos dignidades, de las tres que tinicamente habia en el coro, saliesen a recibirlo y el uno de ellos le diera e] agua bendita. No hay hombre por caracterizado, justo y docto que sea, que no viva expuesto, dice el Ilustrisimo Cano, al estrago funesto de sus ilusio- nes, El Tlustrisimo sefior don Juan Lépez, de quien vamos hablando, tenia fresca, vigente y casi en sus manos, Ia categérica resolucién de su A\lteza que acaba de ganar su antecesor, y desazonado, tal vez, por la fucrte y vigo- rosa oposicida que le hizo el dean y cabildo a la trasla- cién de la catedral, aliado con Fuenmayor y provocado 30 BLAS JOSE TERRERO por él, le intima a su cabildo por un auto, que la dignidad ‘menos antigua saliera a recibirlo y que por mano de éta se le administrase el agua bendita, cuando por la citada real provisién se manda expresamente que por Ja de un diécono o subdidcono, y que ni por la de los curas se die- se; asi fué que con este robusto apoyo se desmandé el gobernador contra el venerable den y cabildo con unos procedimientos tan increibles como execrables y podrén verse en su era; entretanto que en ésta se conclufa la in- signe obra del convento de la Inmaculada Concepcién, que desde el aio de 1617 habia promovido y dotado do fia Juana de Villela, natural de Palos, viuda del capitén Lorenzo Martinez, natural de Villlacastin, conquistador de esta ciudad, y su hija dofia Maria de Villela, asf mis- mo vida del regidor Bartolomé de Masivel, a quienes con otras ocho religiceas dié su Ilustrisima el hébito y esta- blecié la clausura 1a vispera de la Purisima Concepeidn del afio de 1636, bajo la direccién de Sor Isabel de Tie- dra, que de religiosa de Santa Clara de la ciudad de San- to Domingo, pasé a éste a ser eu primera abadesa, Unos dicen que a los diez y nueve dias después de esta eélebre dedicacién acontecié Ia inopinada muerte de sa Tustrisi- ma, originada del despreciable accidente de una pulguita enconada. Otros dicen que sucedié el afio siguiente de 1637, conviniendo todos en que fué el dia 26 de diciembre del segundo o tercero aio de su pontiicado y a tiempo gue el Gobemador Ruiz Fernandez de Fuenmayor es- forzaba su fervor en la fébrica del convento de la amable Madre de Dios de la Merced. Dichosa ciudad chasta cuando has de ser ingrata al divino atractivo de esta san- tisima Sefiora supuesto que jamés aparta de ti sus miseri- cordiozos ojos en las mée sensibles desgracias! Hallé banse en Ja presente ocasién sus vecinos sin humane con- suelo en sus conflictos a causa de Ja alhorra © que, es- G), Por aljorra, insecto destructor do las plantaciones.— N, dal EL TEATRO DE VENEZUELA Y CARACAS 31 terilizando las labores del cacao, la conducfa a su fatal y miserable ruina; y_no parece sino que esta santiima Madie de las Mercedes establecié entonces su culto para ccurrir a ella. Con efecto, la ciudad humildemente re- conocida a su tierna y afectuosa proteccién, le consagra el solemne voto de celebrarla perennemente todos los afios su festividad, cligiéndola por pationa y abogada de esta calamidad, como consta del acuerdo celebrado en 14 de junio de 1638, que ratificé después toda la ciudad por ‘otro acuerdo en que concurrieron les principales vecinos de ella, el dia 20 de mismo mes y aio. No tuvo el gusto de ver aprobada su resolucin por cédula fecha en Madrid a 20 de junio de 1637. cl venerable dedn y cabildo la citada cédula de traslacién e] dia 7 de marzo de 1638 y mandé celebrar la fiesta de la dedicacién de esta santa iglesia, el dia 20 de junio, por haber sido éte on el que se despaché la mencionada cédula de traslacién, siendo siniestro y qui- mérico aquellos grandes y repetides recursos que tanto ponderan otros, como se colige de la brevedad del real despachos @ no ser que antes Jos hubiese habido sin tras- lucitse. Recibe finalmente el venerable deén y cabildo la real provisi6n de su Alteza fecha en Santo Domingo en 1° de abril de 1639 en que Je manda al Gobernador Fuenmayor se abstenga de sus ruidosos escdndalos, ob- servando y guardando puntualmente lo resuelto en la ex- pedida a su antecesor, bajo las penas contenidas en ella, con més la de mil pesos de oro fino aplicada a su cdmara, ratifcandolo asi su Majestad por sus reales cédulas fe- chas en Madrid y Zaragoza, aquella en 16 de diciembre de 1639 y éta en 17 de diciembre de 1646. Traslacién de la catedral de la ciudad de Coro ala de Caracas 14—E] Ilustrisimo sefor don fray Mauro de To- var, religioso del sagrado orden de san Benito, prior abad del monasterio de Valladolid y del de Monforte, predi- 32 BLAS JOSE TERRERO cador de Felipe IV, natural de Madrid, otros dicen de Villacastin, Creélo Urbano VIII; toma posesin de su obispado el dia 20 de diciembre de 1640, y tan des- graciadamente estrena aqui Ia silla, que atin todavia no hatfa cumplido los seis meses cuando ya habia experi- mentado el primer suceso trégico, como se diré. Traia este Ilustrisimo prelado tan preocupado su énimo con los repetidos recursos de que agitaba esta replica la corte, aque se figuré desde luego vendria a ser el objeto execra- ble de ella. Fabricdbanse las ruidosas competencias que los mo- tivaban, de los materiales de un fanatismo a quien daban su fermentacién las mentecatas sugestiones de una intole- rable elacién, que introdujo el visible castigo de la falta de respeto y veneracién a sus sagrados pastores, a que estos mismos tal vez dieron causa por dejarse llevar de unot influjos nocivos, que los precipitaron a abusar de las armas de Jas censuras sin moderacién. Se habia valido Dios de varias calamidades para hacer entrar en juicio a esta mentecata repiiblica, ense- Randola con ellas, como dice por un profeta, a temer y precaverse de los efectos terribles de su indignacién:De- disti metuentibus te significationem ut fugiant a facie arcus; pero nada habia sido bastante, Va ahora a visitarla en sa célera y Ja sepulta entre sus ruinas con un espantoso terremoto que la sobrevino el dia 11 de junio, entre las ocho y nueve de la maiiana, del aio de 1641, quedando oprimidos bajo los edificios de la mayor parte de sus ca- sas y temples, que a la sazén era dia colendo, més de doscientas personas y entre éstas, mas de ochenta vecinos no regatedndole atin para este castigo sus paternales e it sinuantes anuncios, aunque por la boca de un estulto nom- brado Ropasanta y de un nifio, que son de los que regu- Jarmente se vale Dios para confundir a los sabios, con

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