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Partiste con el carnaval

Son los 1809 km que son el (parntesis) de mi viaje, al final la Tirana y al


principio Santiago, entremedio hay un laberinto, el ms rido del mundo, y el nico
lugar en el que uno puede perderse sin existir murallas de concreto por tocar. En
el desierto todo esta varado en un tiempo estacionado, hay palos, rocas, sales y
gentes que algn da -o al menos en mis das ah- fueron muelles de peces y
moluscos, el mar ms grande convertido ahora en sal y arena bajo mis pies.
Si el desierto hablara, qu lo mantendra ah?. Esta todo tan agrietado, tan
corrodo por el calor y la luz, y a la vez sigue todo tan dispuesto a mantenerse en
pie. Las nubes son el techo, su peso hace sombra en el piso, y yo me confundo, y
la gente se confunde, porque de da el cielo te cobija y de noche no hay lnea que
diga si el cielo est arriba o est abajo, y otra vez el desierto de Atacama se
arrastra por el piso, y me arrastra en ello a m.
La casa es desigual, tan espaciosa y tan proclive a hacerme perder, que lleve
das pensando que haca que los colores cambiaran tanto, y cuando llegue a la
Tirana descubr que el desierto es el nico lugar que de tanta hambre atraa a s a
millares de personas, gentes de colores que bailaban en la pampa, dejando en la
boca de la Reina del desierto nada ms que un gracias.
Fui los 18 aos, encontrndose con la fe, que sangra por el Sol y que baila
negrita baila.

Camila Sullivan

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