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PARA VIVIR CON LOS DEMAS — logo de Gains d Adler ‘Tulo original: nztainc An Astrological Guide to Living with Others Eiicén original: The Aquarian Press, Wellingborough, Northamptonshire, U.K., 1986 © Liz Greene, 1986 Prefacio © Gerhard Adler, 1986 © spccionrs veano, 34. 1987, Barcelona, Espata © Fmd Riitors, SA. 1989 Asia 2062 Buenos Aires - Argentina Inpreso en CompatiaImpresora Argentina S.A., Asia 204149, Buenos Aes, dicen ge 1988 IMPRESO EN LA ARGENTINA PRIVTED TY ARGENTINA Queda hecho el depésito que previene la ley 11.723, ISBN. 950-08-0854-1 45.009 Prefacio Tal vez sea mejor decir lo que este libro, escrito por una astréloga suma- ‘mente experta y mundialmente reconocida, no es. No es un tratado astrol6- gico comiin sobre las relaciones, ni tampoco la doctora Greene se identifica en términos generales con muchas de las interpretaciones astrol6gicas tradi- cionalmente aceptadas. Su enfoque es, en més de un sentido, absolutamente individual. Primero, Liz Greene tiene una manera de analizar sumamente original, y en segundo lugar, sitda en el centro de sus reflexiones al indivi- ‘duo y su eleccién individual En este enfoque le ayuda mucho su profundo conocimiento de la psicolo- ‘fa, ya que se trata de una psicoterapeuta de reconocida formacién, De he- cho, su actitud se caracteriza por el logrado intento de aproximar entre sf la psicologia y la astrologéa, valiéndose siempre de los métodos de ambas para aclarar sus propios argumentos. Yo mismo, como psicdlogo analitico, ‘me he quedado impresionado por el amplio conocimiento de la psicologia —en particular, de la de C. G. Jung— que Liz Greene aplica a todos los aspectos de los problemas individuales, ya se trate del problema de la som- bra, del anima y el animus 0 del s{ mismo. Con excelentes resultados la autora relaciona estos temas psicolbgicos con su material astrolégico Lo que més me impresioné de su enfoque fue su negativa a valerse de la astrologia como si fuera un mapa preciso, capaz de predecit firmemente los acontecimientos de la vida, y su insistencia en que , cuidadosa y creativa, me gusta- fa mencionar el uso astroldgico de la sinastria, la comparacién de dos car- tas individuales. Auf la astrologia tradicional, al comparar los hordscopos de dos personas, se inclina excesivamente a sacar conclusiones definit —y por ende, a dar consejos definitivos— en lo referente a la compatibil dad de dos individuos para una relacién. La doctora Greene, en cambio, pone cuidado en sefialar que jamds se puede basar una decisién tal en dos cartas 9 natales como tinicos elementos de juicio, como si fueran algo previamente dispuesto por decisién divina, sino que se ha de guardar uno de declaracio- nes tales como “‘adecuado"” 0 “‘inadecuado”’, y no hablar de “‘buenos"* 0 “malos” auspicios. Es muy facil que un “buen” matrimonio resulte esté- ril, en tanto que uno ‘malo’, en virtud precisamente de sus conflictos, y del hecho de aceptarlos conscientemente, puede terminar siendo sumamente creativo, En este aspecto, la sintesis de los enfoques psicoldgico y astroldgi- co demuestra ser utlisima cuando le autora relaciona ciertos aspectos astro- I6gicos con la imagen interna que tiene el individuo de la pareja en cuestién, apuntando a una experiencia transpersonal del matrimonio interior, de la co- niunctio. Esto la lleva a destacar cémo ambos mundos, el exterior y el interior, son {imagenes el uno del otro, c6mo han de ser entendidas y vividas ambas reali- dades, la concreta y la simbélica. En relacién con esto, la autora ofrece co- ‘mentarios tan interesantes como informativos sobre la préxima era astrol6- fica (y astronémica), cuando el equinoccio de primavera deje la constelaci6n de Piscis para pasar a la de Acuario. Mucho se ha escrito sobre la naturaleza presunta de la Era de Acuario, Pero también en este punto hallo que la inter- pretacién de la doctora Greene es sumamente util, al combinar una vez ms astrologia y psicologia, No se me ocurre nada mejor que citar sus propias palabras: “‘Acuario simboliza una actitud de la conciencia que se interesa por conocer y entender las Jeyes mediante las cuales operan las energias que estén por detrés de 1a vida manifiesta’’, 1o que implica una nueva actitud de la ciencia, orientada cada vez més en la misma direccién que la religién: hacia el misterio de ta vida ‘Mucho se podria decir sobre esta obra; pues hay en ella tantas intuiciones 328 que tengo la sensacién de no haber hecho mds que mencionar algu- ‘nas reacciones mifas personales. A modo de resumen, querria decir que el libro, bellamente escrito, me parece sumamente gratficante. Constituye un ‘porte auténticamente creativo a la comprensién del dinamismo psfquico, ayentursindose con énimo no ortodoxo —en el mejor sentido de la expresiGn— en territorios todavia inexplorados. Leerlo me ha proporcionado gran pla- Cer, y estoy seguro de que cualquiera que lo estudie lo encontraré sumamen- te enriquecedor. GERHARD ADLER Prélogo Han pasado casi diez aios desde que se publicé por primera vez este libro, ¥ durante ese tiempo, lenta ¢ inexorablemente, el estudio de la astrologta se ha ampliado y profundizado, abriéndose paso hacia sectores de la socie- dad que en otras épocas habrian considerado este tema como un mero deli- rio ocultista. Este incremento gradual de la tendencia a estudiar seriamente la astrologia se debe a varios factores, algunos explicables y otros mas mis- teriosos. Por una parte, los esfuerzos infatigables de personas como Michel Gauguelin han dado como resultado un cuerpo de pruebas estadisticas en favor de la validez.de la astrologfa, que ha empezado a influir sobre los més ragmaticos y escépticos, en campos tales como el de la psicologfa conduc- tista, que en su momento fue el bastin de la especie mas rigida del pensa- miento racional. La justficacién cientifica de la astrologia se ha convertido ‘en una cuestién importante, ¢ incluso en una cruzada, para muchos de sus estudiosos y practicantes que han llegado a hartarse de ver cémo se rechaza- 'ba ciegamente lo que para ellos constituye su propia experiencia positiva; Y @805 esfuerzos han comenzado a fructificar. Unido al hecho de que el rostro cientificamente mas aceptable de la astro- logia esté volvigndose accesible para el profano interesado, se ha producido ‘también un aumento de la buena —y de la no tan buena— bibliografia sobre eltema. La seleccién de obras astroldgicas al alcance de! lector ha aumenta- do en forma espectacular en la sltima década, y lo mismo ha sucedido, en Ja mayoria de los casos, con el nivel literario de los escritos. Hubo momen- tos en que el lector curioso tenfa que contentarse con tres 0 cuatro volme- nes de orientacién marcadamente espiritualista, que con frecuencia contri- bufan més a oscurecer que a aclarar cémo funciona la astrologia, mientras {que en la actualidad podemos escoger entre una diversidad de textos, exce- lentes y escritos desde varias perspectivas diferentes, sin tener la sensacién de que ademés nos estén adoctrinando desde un determinado punto de vista esotérico o espiritual. La astrologia se ha difundido en parte gracias a los esfuerzos individuales de los astrOlogos por expresar y explicar su arte (0 t i su ciencia, segsin el punto de vista del lector) al profano con la mayor clari- dad posible. Pero es probable que también algo mds sutil y més profundo esté operan- do en la base del ereciente interés por la astrologia en cuanto materia de estudio digna de un individuo en sus cabales. Pues la astrologia pertenece 8 un territorio mas vasto, el del estudio de la psique humana; y a medida ‘que ganamos en comprensién y en complejidad psicoldgicas, empezamos también a explorar, al mismo tiempo que nos valemos de las formulas de le psicologia moderna, otras vias de entendimiento més antiguas, relaciona- das con la imagen y ta imaginacidn. Palabras que en su momento pertene- cieron casi exclusivamente al dominio de la préctica analitca y psicotera- péutica —palabras como “‘arquetipico’’, “‘extravertido"’, “introvertido” y “eomplejo"’— han empezado a adentrarse en el lenguaje ordinario, y este hecho refleja una mayor sutileza en nuestra percepcién de los motivos hu- manos y del comportamiento humano. Si bien es cierto que probablemente La interpretacién de los sueios de Freud no llegaré nunca a ser un best- seller, la mayorfa de nosotros sabemos actualmente, aunque con frecuencia fen forma inexacta, qué quiere decir complejo de Edipo; ¢ incluso hemos ‘empezado a usar el término “*inconsciente”’, por més que a menudo seamos inconscientes de su verdadero significado. Quizds esto suceda porque fina ‘mente ha empezado a ocurrirsenos lo que crefa Jung, que ya no hay més fronteras nuevas para explorar, a no ser la del alma humana. O tal vez sea que de alguna manera, en algtin nivel, percibimos que —parafraseando una ez més a Jung— hay algo que anda mal en el individuo, y si hay algo que anda mal en el individuo, pues hay algo que anda mal en mi; y si quiero ayudar a que el mundo sea un lugar mejor, entonces tengo que empezar por ‘mi casa, por mi propio jardin psfquico. Asi, unido a un mayor interés por el mundo interior, ha habido también ‘un mayor interés por lo que se ha denominado astrologia “‘psicol6gica’’. Este enfoque de In astrologia ha abandonado, en mayor o menor medida, 1 antiguo ejercicio de la adivinacin (qué me sucederd el ao préximo?) en favor de la buisqueda —mediante una combinacién del antiguo simbolis- mo de Ia astrologia con la lente que aplica la psicologia profunda a los moti- ‘os y los comportamientos humanos— de por qué nos creamos la vida que ‘nos creamos, y de cémo podemos expresar de manera més creativa lo que Mevamos dentro. Por ello en gran medida no necesitamos ya sentir que la vida es algo que nos sucede, y s{ en cambio que nosotros somos participes de la vida. Esta aproximacién psicoldgica a la astrologla —o, si se prefiere, cesta aproximaciGn astrol6gica a la psicologia— ha empezado ya a hacerse lun lugar en las profesiones terapéuticas como un instrumento eficaz para lograr en forma répida y profunda una vision interior del individuo. Aqui, 4a infiuencia en aumento de la astrologia no se debe tanto a la investigacién estadistica, sino quiz4 al mimero creciente de estudiosos de la astrologia que 12 ‘combinan su practica con una formaciGn en una u otra de las escuelas psico- terapéuticas. Miintencién original al escribir est libro fue enfocar el vasto y complejo dilema de las relaciones humanas a través de una combinacién del simbolis. mo astrol6gico y la psicologia profunda —y en especial de la psicologia dé C. G. Jung—, porque me parecfa obvio, en funcién de mi experiencia de haber trabajado a la vez como astr6loga y como psicoterapeuta, que aquello ‘con que nos encontramos en la vida exterior refleja, en ditima instancia, lo {que hay dentro de nosotros mismos; y que las relaciones que establecemos son el mejor espejo y la mejor ensefianza de cul es el material con que est hecha muestra propia alma. La idea no es nueva; esté implcita en gran parte del pensamiento griego, lo mismo que en las ensefianzas herméticas del Re- ‘nacimiento, Pero era relativamente nueva en la literatura astrol6gica de hace tuna década, por més que Jung —quien se valié constantemente de las intui- cciones de la astrologia— hubiera escrito extensamente sobre el tema, La as- trologia, no obstante, logré entrar en Inglaterra de la mano de la teosofia, que en cuanto sistema filoséfico es benigno, pero sin embargo se aparta con timidez de esa ‘‘naturaleza inferior’’ que Ja psicologia profunda tanto se ha esforzado por devolver al lugar que se merece en la totalidad del individuo. Incluso con enfoques més comprensivos como los de Charles Carter, Mar- Baret Hone, y los de la primera época de la Facultad de Estudios Astrologi- 0s, la astrologia siguid conservando sus inconfundibles antecedentes, en ‘cuanto hablaba de naturaleza superior ¢ inferior, de planetas benéficos y ma leéficos, de aspectos buenos y malos, y mantenia una visién bastante fatalista de las relaciones (Venus en la segunda casa en tr{gono con Jupiter significa {que te casarés con un hombre rico). Dado que la psicologia de Jung es més Circular que vertical, y que da valor a todas las dimensiones de la psique, esta forma de abordar e! hordscopo siempre me ha parecido mds saludable. y en los afios transcurridos desde que escribt esta obra mi trabajo como ana. lista junguiana me ha vuelto a demostrar una y otra vez la importancia que tiene reconocer ¢ integrar las dimensiones inconscientes de la psique, para ‘mantener la salud, la armonta y el equilibrio psicolégicos... por no hablar de ser capaces de dejar que los otros sean los otros, y no extensiones de uno mismo, no vividas y ni siquiera reconocidas. Las conexiones entre ciertos modelos junguianos de la psique y ciertas clasificaciones astrolégicas, que establec{ cuando escribfa este libro, han sido ‘confirmadas muchas veces en la iltima década. Ahora siento, con mii tensidad incluso que entonces, que lo Personalidad si uno empieza la evaluacion del horéscopo con el pecliar equilibrio individual de los elementos, se encuentra con que tiene asf repre- sentada la espina dorsal esencial de la carta, asf como una imagen global 13 Tuz de su aparicién en la conciencia de aspectos previamente incons- cientes de la psique, tanto mas fascinada me siento por la forma notable en ‘que aparentemente ‘‘manifestamos"” en la vida exterior lo que esti entrando ‘en ebullicién en el mundo interior. Este problema de la externalizacién del “talma’’ lleg6 a preocuparme de tal manera que terminé por abordarlo en profundidad en The Astrology of Fate {Astrologfa del destino]; pero las se- nillas de esta obra posterior se encuentran en el capitulo de este mismo li- ‘bro que dedico al ‘infalible reloj interno’ de los trénsitos y las progresio- nies. Tengo la sensacién de que no es posible entender por qué, ahora, y ‘con qué propésito, otro individuo entra en la vida de uno —independientemente de que el contexto sea de amor, sexo, amistad, enemistad, colaboracién pro- fesional 0 lo que fuere—, a no ser en funcién de que la propia psique, y fo que en uno mismo esté emergiendo, necesita ser integrado, y reclama ser vivido, Porque, me parece, es éste el verdadero sentido de nuestros viajes ‘con nuestros compafieros de ruta, y detrds de los frecuentes problemas, st- frimientos, rifias, desilusiones y traiciones, como también de las alegrias de la relacién, se oculta un misterio tremendo: el de aquello, sea lo que fuere interno 6 externo—, que posee la inteligencia y la potencia creativa nece- sarias para llevarnos tan infaliblemente hacia quienes son el reflejo de nues- ‘ro propio destino y de nuestra propia alma. Liz Greene Londres/Zurich, 1986 4 Introduccién No sabes que el cielo y los elementos empezaron siendo uno, y fueron separados entre si por el divino artifico, para que pudieran ites ae apareciéndosele va sea como mus amante, afectuoso, et oe : ntimiento— o como versétil, capricho- Spara.ellos esd bicn ser asi len0 que aprenda algo sobre el mun Ivo —uno de los aspectos del sentimiem teed cane do del sentimiento, y cut pecided de Ee con los Ampredccible; una verdadera encarnacién de la nares lene Gemés en un nivel sentimenial, ta pen i blemenie ciega para alguna, de mucha eru. su fascinacién Fe pereatilidad. El aspecto maternal del sentimiento, ect a persona de aire, también se ven Teflejados en aoe Gan ae he onde, como la Paciente Griselda, tas largos sufsimientoo, apt Ce lina tolerancia; el aspecto mds volt Se enaue el roe we cnamor desespe Mae de una ondina, una sirena u otra eriatura misteriosa eters, ear, 2on cuerpo de mujer y cola de pez, que termine nego por mario o destruirto, ee ns ties de las fantatas de a persona de aire son capac ae a una elegre ronda que la llevard directamente a su eee au Si St Propia naturaleza sentimental, infantil y vulnerable : Poder cretivo del inconsciemte vamos creando nuestro propio destino, Uno de los aspectos més trégicos de todo {£st0 en el nivel personal e& que la personalidad de signo de aire dag {ue Tara vez esté en contacto cont-tug Ine Ps ettimientos més profundos, tempore Suele percibir los de los de~ ‘is, De aif que le caiga como un cut fe, al nativo se le apereceré de alguna manera como uni 1bo de agua fria el que alguien proximo * uy mal ella —o a é1— comienon a -mostTarse insatisfecio con une relacion, 0 se _ BetSonificacicn ideal de! ees Era rp se a i¢ rematando con un rtazo una despedida en jue le eck cara 5 » Porque —1 Bélida insensibilidad. Sies nuestro ami i ‘mientras Eros no lo escoge a él— él Ge SS meester ieee Gn. reer’ por Jo comin que ti segue ~“siendo amigos" todo que= \ qpeaseiente, va no Te queda ningin poder de open Su insistencia nla: até arreglado, y rara ver se Gas muestra mejor és cuando se combina con el pen- ia" en los fantasmas, el “psiquismo” peeve tas OE is cup resultado el cuidadoso pensador enpince, era, 15picos, que no va acomparada de comprensinalgu © bien con el sentimiento, para produciy caciones do “‘supernatural”” ones inherentes en la existencia de esta especie de mundo “st B Es frecuente encontrario corriendo en pos de un objeto amoroso que perso- nifica su idea del médium, el inspirador o el guia que, no se sabe cémo, oxiré compartir con él los secretos del cosmos y aliviar el sordo dolor inte- rior. Lamentablemente, quienes estn en contacto con los misterios més in- timos no pueden partirios en trocitos como pan y queso, porque esas expe- Tiencias intuitivas son totalmente individuales, intensamente personales, y ‘no pueden ser explicadas en la forma concreta que a los individuos de tierra les gusta hallar en cualquier explicacién, Es este un tipo que no puede acep- tar nada que no esté respaldado por el testimonio de sus sentidos. Hay tipos terrestres que parecen perros sujetos a un poste por una larga cadena; dan Yueltas y més vueltas en torno de él, sin poder jamas it més alld de la longi tud determinada por sus eslabones, forjados por su propia insistencia en que los sentidos son el tinico medio de aprehensién de la realidad. El tipo terrestre puede ser estupendo como constructor, proveedor, orga- ior y erie cnclenzca de at wesesdadesde soe amados, En este caso, su peor pecado es su falta de vision, que puede sofocar a quienes estén proximos a él y aplastar, con su. pertinaz insistencia en lo préctico, tanto su propia creatividad naciente como la de otros. ‘*;Por qué estas per- diendo e! tiempo con esas tonterias?””, pregentard el padre terrestre a st hijo, al verlo empefiado en aprender a pintar, tocar el piano, estudiar filosofia © dominar el arte de hacer anillos de humo, “‘Deberias estar aprendiendo a hacer dinero.” Bien conocido es el daiio, verdaderamente grave, que actitudes asf pue- den cousar 2 los nifios; tenemos toda una generacién de inadaptados y fugi- tivos que se han rebelado violentamente contra aquellos valores terrestres que les han sido impuestos por una generacién de pedres bienintencionados: adres que, tras haber vivido dos guerras mundic!es y una depresién econé- mica grave, han olvidedo que el futuro contiene siempre posibilidades nue- vas. La sensacién silo valora aquello que es capaz de percibir, y de resuitas de ello, esté condenada a perderse mucho. El hecho de que alguien quiera derrochar sus iltimas monedas en jacintos para el alma es un wltraje y un insulto para las horas de laborioso esfuerzo que el tipo terrestre ha dedizado & proporcionar a otros les cosas que él eree que quieren, porque é mismo las quiere, Tierra, si tiene un grado razonable de satisfaccién sexual y una sit ve sus necesi ‘estabilidad material, mantendié general- clones que: "om st realidad se basa €n lo que tiene por delante, el hecho de que su pareja se encuentrefisica- ‘Betis resene significa, para 1, que larelai6a existe. Al mismo tiempo, Como sé Te escapan los matices més sutiles, es frecuonte que se le escape también su companero. Por otra parte, habré veces en que el lado intuitivo ‘inconsciente haga erupcién, tomando le forma de una fascinacién por a ‘guien que encarne la vida, la vitalidad y el eaos, y que naturalmente intro- ‘ea0s cn el mundo cuidadosamente ordenado del nativo de tierra. Es {que la fascinacidn se dé con algtin tipo de movimiento espiritual oso, y ésta ¢s una de las expresiones ms exteaflas de 1a intuicién ‘on inferior: un fervor religioso tan intenso y sincero como sim- rédulo. : | Js sentidos estructuran y cristalizan la busqueda inconsciente e in- el significado de la vida configurdndolo cn un dogma, que intenta Dios, dar a la realidad espiritual una forma concreta y traducir lo finoso a objetos sacrosantos; lo cual, dicho de otra manera, es atenerse fila letra de la ley, olvidandose de su espiritu, Es probable que ta Inquisi- ‘spatola sea un buen ejemplo de la intuicién como funcion inferior que ee ‘en una cultura marcadamente orientada hacia lo sensorial: la coer- igurosa y fandtica de la fe en una estructura vinica, fuera de la cual fier individuo es un hereje que debe ser fisicamente destruido, ejem- ‘admirablemente el rostro mas atroz de la intuicidn relegada a la con- icin de funcién inferior. La mayor parte de las cazas de brujas —no im- si quienes las Hlevan a cabo son una banda de puritanos del siglo xvit, fina banda de puritanos del siglo xx enmascarados con el disfraz de un ‘*rea- lismo"’ excesivo, o una banda de ancianitas de ambos sexos que s¢ sienten ilamadas a hacer que los pobres paganos ignorantes se embuchen por la fuerza el mensaje cristiano, lo mismo que sus pobres amigos y vecinos—, saben ‘@intuicion inferior proyectada sobre cualquier chivo emisario adecuado, “Lo més comin es que, en un tipo terrestre mejor equilibrado, ta intuicign “inferior asuma la forma de inciertas corazonadas negativas. Ertipo terrestre ‘procura ver cl futuro, pero ée se Te presenta ennegrecido por el tzne de “SUS propias proyecciones inconscientes, de manera que siempre habré al- fen que "le vaya detrds”” con mala intencin, jamds habré nada que **fun- 3s. que podian inter i a Exos son, no cabe duda, ejemplos extremos. Pero se podria recordar a Richat Nixon, que con el sol en Capricornio y Virgo en el ascendente, tiene una fancidn sensorial fuertemente desarrollada; y no seria desatinado sugerit que la paranoia is sospechas irrazonables de una intuicién inferior lo llevaron f Wtilizar, precisamente, los métodos que inevitablemente acarrearon el fin dde su carrera politica. A la mayoria de los nativos de tierra no les cae ¢” ‘una vida tan dramética, ni son tipos tan extremas; pero el somrio de la fantasia es siempre motivo deteror y de fasetnaci6n para estos fia fengafiosamente simples. La bisqueda de alguna forma de realidad spiritual interior es una necesidad absoluta para que el nativo terresre pue dda encontrar su propia iniegridad, ya que su més profunda necesidad in 7 lente es una avidez de significado que, sino se le concede su espacio vital, erminard por danar los cimientos sobre los cuales el nativo de tierra ha cons, truido su vida. La tierra siente una magnética atraccién hacia el ». ¥ €s comin ver gue. lens tien ens cara ial raion eee et tienen en Su carta natal predominfo de Ta terra buscan Taspira- cién y sentido dramatico en un companiero 0 compafiera de fuego, Es fre- puarae ue las celaciones ene terra y fuego sean menos dffelles que las ‘que se dan entre aire y agua, 3 ¥ que la sensacion y la intuicién son lo que ~ 'os detalles— Fuego tenga vn éxito estupendo en tos negocios, y tam- bis cv» tenga una clara percepcién del profundo manantial de vida esp ‘tual que fuye continuamente en st interior; pero en cambio es probable que no peda salir de casa sin olvidarse las lleves de! coche o la billetera, ni Fevorver una calle sin cometer alguna infraccién de trifico... eso siempre » conseguido hacer arrancar el coche. Este tipo de comportamientp rt esté en conitra s Tos que estén en contra de él. Hay también muchos tipos de 81 ¢. Interrogado, su respuesta habitual es: “*No lo sé, ‘en esta relacidn.”” Lo que falla es su creencia en que ‘quedian més posibilidades por explorar. i igurosa. 0 bien se manifies subyeceme fiesta. como una pién el tipo de fuogo el que tiene miedo de que puedan controlar $0 Sexual, que puede crear seams emente inconsciente— de fraca. ? Math Agee m at etegs mintacsinte anes El ipo de fuego es sumamente Soe HS tac ~ GMparctaciones, porque para protegerse tiene que ser él quien lleve venta q i no, puede tratarse de un sujeto sumamente inhibido para la expre- amar problemas sexuale: s,angue no sens — Finite propia incapacidad (Ta de los dems) pa he initsizsis or uspisede meme iaremrunarperehetaka “das SHEE. revente que lo sexual sgniigue sped a, pero altamente destructivo para un nif, ¢S.un simbolo, como To es todo To que a mute de ba casement chs ease oe eal en o de fuego esté mis expuesto que nadi pasiones fisicas sibi- ‘mds literales les parece un poe entable con- uencia, con el triste descubrimiento de que “‘de noche todos gatos son pardos"’, y de que el nuevo objeto amoroso no es mis satisfac- sque el anterior. Cualquiera que conozca la vida de Enrique VIII reco- esta pauta, que parece armonizar bien con su ascendente Sagitario su temperamento extravertido ¢ intuitivo. también un tipo de fuezo ascético, levado fi ET monje, el cuento clisico de Lewis, es un ejemplo exce- ‘de esta modalidad, y al mismo tiempo, de la venganza tipica de un iente que ha sido violado ‘partir de esta descripeisn se pueden ver con bastante failidad los pro- de las relaciones entre tierra y fuego, un punto que yahhabamos to- W ingots ain lue-puede tener consecuencias desastroeae ~ designaciones de problesce considerar como fisicos— son cor ipOs extremos defiega, pero la sificltad noes realmente fase el eu demostar a capacidad que seer oe os Sree taginacidn, y sino puede llegar a aprecian ince i Sensual como un placer en si misma, es Pareja. Estas personas ron aprender a oe a i rel = ee Poraue de otra manera po. este tipo estard condenado a perder su confianza infantil en el "‘vi- ue las eve de una relacis nie _yieron felices por siempre jamds’’. El resultado serd una sucesién de rela- ‘ue, finalmente, no existe més que dentta fore 8 PO de la imagen ideal Bech micicecms dorustuke hexane a oa GutgN insatisfechos con cada una de tales parciae ens eaues¥ as termi- ente‘en su vida, Si no quiere que sus experiencias sean ‘como un cuento Gap inferior ala expectatva ; ‘contado por un idiota, Ileno de ruido y furia, y que no significa nada’, Eye- render a entender su lado oscuro, para as{ poder anclar sus visio- te que 10s tipos de fue ‘go.debe api $ 20 sobreco lpn EP tice rece Ta cunts de uno ¥ otro sexo, que buscén la confianza en la reiteracign ae , pero para comunicarlos tiene que ajustarse en alguna medida a Facion de Jos-términos del mundo. TY @ menos que pueda establecer cierto contacto con Ia realidad de los bora se puede ver con mis claridad el problema inherente alos cuatro tem- Peramentos: cada uno de ellos ve y valora un aspecto diferente de la reali dad, y cada uno tiende a suponer que su realidad es latinica. Las deseripcio- 83 ‘eS que aqul hemos dado de los cuatro tipo: tiszen tne intencta ceric Rasa tos mcr Porque r inci individ. es totImense Tener aehet tt slo elemento 0 por una dri-e funcién psieclOgie lemony porordar que todos poscemtos las cuntto; pron ace habre weit, blemente un ‘auilibrio en més y un equilfscic en menes. y ue te les fa Glones estard mucho mds desarroliada y cultvada: én tonegie mee ee shee tay eet ei Jn mayoria de nosotros habremos poli Hemos visto cémo cada tipo, y por ende cada elemento astroldgico, se ea- facteriza por la debilidad de la funcién opuesta. Cuando consideramos tna. asa estas cualidades, las juzgamos y las confinamos en el inconseiente, ac 92 ¥ se vuelven precisamente tan malignas como creemos que son. Es tf0 punto de vista sobre el inconsciente lo que produce su aparente ene- 4 El inconsciente s6lo tiene un comportamiento de enemistad o erueldad con el consciente cuando este ultimo adopta una actitud falsa o pretensiosa,* de las actitudes més pretensiosas de que son capaces los seres huma- 6 la creencia en que la culpa es siempre del otro niffos conocen por instnto la autonomia de la sombra, y muchos com- 0s de juego imaginarios son personificaciones de esta. A esas criaturas la “*mera’’ fantasia suele responsabilizar el nifio de todos aquellos aspec- mis desordenados y menos aceptables de su comportamiento; es el com- ‘paiero de juegos e! que rompid todos los platos, pints con los pasteles en ppared, le tid del rabo al gato o le escondis los gemelos a paps, no el {qué duda cabe. Cuando lo acusan de mentiroso, se defiende y se enfa- ¥y Sin embargo, a su manera él estf diciendo la verdad, y tiene razén “el otro” a esa figura, ya que ciertamente él no ejerce sobre ella in control conscicntc. Este tipo de “!doble”” destructivo suele hacer su icin cuando a un nifo lo obligan a ser demasiado tiempo “bueno”, 119s adultos reaccionan de manera similar cuando se los acusa de un com- smiento que es una menifestacién de su propio lado oscuro, pues la som- BB mo es conn, evan poms oe sds om mer el conocimiento que tiene el sujeto de ella, Decirle a alguien que ests Ne etree oes ae eee ‘imagen de s{ mismo, cosa que por lo comiin suscitard una c6lera extrema Yun estallido de rabia justiciera fuera de toda proporcién con la observa- tin hecha, que bien puede haber sido exacta y ofrecida con énimo cons- {muctivo. Si fuéramos tan sinceros como los nifios, podriamos decir, y muy {ustificademente: ‘No he sido yo, fue otra vez mi sombra."” Y, 10 que es ‘més importente, podriamos preguntas: * ;Qué seré lo que quiere?” Como todos los contenidos inconscientes, la sombra busca la conciencia, y quizé fuera mds itil abstenerse de juzgar con demasiada dureza este aspecto de Ta psique, abandonar t1intento de luchar contra él en los otros, y dirigirle ‘una mirada con énimo objetivo, para asf descubrir qué es lo que tiene para ofrecernos. Para muchas personas, la sombra es un secreto vergonzoso que hhay que mantener oculto a evalquier precio; y compartimos la extraordi ia idea de que no debemos mostrarnos unos a otros nuestra comin humani- dad, que después de todo es a medias animal, por miedo a la condenacisn Moral. En consecuencia, intentamos no mostrarnos unos a otros nada mis {Que perfecciones, y la tensiGn del esfuerzo es, al mismo tiempo que ura car- a intolerable, una garantia de que jamas veremos cumplidas nuestras ex- Pectativas.. 93 La sombra es un at erie! Fquetipo; es decir, es una experi i « Cygombrse experiencia interior comin la uma en tos ls sgtn yen fas fs Cv rne ne fdas nos offecen aquf su sabiduria, cuando nos ha 106 fangueado pr cise itv f60 6 haermentemalcone, ov ock boa we ete festa iterates diosa stad svepes Pes Ira es tar n la que sier vi fe aural nsiniva, salva al hoe eada ven us ens oil lems que i u propia desteza nls nobles de ees ae ico esl de Don Quijtey Sancho Pan a a torperay desu ose Iliplescualiades gue, lejos de ser “males” woe pata oelian te, en forma embronari, necesita eyo para Somvetee a els '0 €s posible deshacerse de la sombra intentar ener Que ce raimiento consciente, y si no integramos sus cualided, robable » ¥ Sino integrs y 'egramos sus cualidades, es probat pelgdnger, es decir el doble, cen el lado oscuro de la naturaleza humana se encuentra la semilla de jadera integracidn interior. También podemos encontrar resonancias fe tema en figuras como la de Satan, Lucifer o Mefistofeles, que si se al pie de la letra es el enemigo de Dios, el que reina sobre las legio- el infierno. Secretamente, sin embargo, y a pesar de sf mismo, es la ‘mano derecha de Dios, Ia que pone en préctica el plan divino al ofrever a 1 jdad una opcidn en virtud de la cual ésta puede llegar a su propia ‘manera de entender el problema del bien y el mal, y los opuestos en él im: tos. Es Lucifer, Satin Mefistofeles quien permite que el hombre sea porque aprende gracias al dolor que le causan sus opciones. Tal como Goethe escribe en el Fausto: @ _Abora bien, :quién eres, pues? Soy parte de aquel Poder Que queriendo siempre el mal Por siempre fealiza el bien. % Laposicisn de Saturno en la carta natal hace pensar en una esfera de la vida ‘del individuo en la cual éste se ha visto de alguna manera mutilado o deteni= ido en su crecimiento, una esfera en la cual bien puede sentirse incapaz, [Persensible o torpe, y donde se manifestars propenso a sobrecompensar, in- ‘emtando mostrar un rostro Valiente y, en ocasiones, despiadado. No es posible ‘ftecer una interpretaci6n literal de ningtin elemento de la carta, y Saturno ‘ng es la excepcidn; pero debemos recordar también que e! lado inconsciente dde la personalidad esté hecho parcialmente de aquellas cualidades que, aun- {que nos pertenecen, no podemos 0 no nos atrevemios a expresar. Asf pues, el emplazamiento de Saturno podemos inferir cul es el dominio donde la Sombra se expresard con mayor facilidad, donde uno se muestra quizé mas la defensiva y mAs critico frente a otros, y donde tiene més probabilidades Aeatraer sobre sila hostilidad y la oposicidn del medio, a causa de su propia Actitud inconsciente de inferioridad. La posicién de Saturno sugiere dénde ‘¢5 més probable que uno se muestre mezquino, criticén e intolerante; y, en Ja medida en que esté uno dispuesto a culpar al mundo de sus propias desdi- cchas, Ia posicién natal del planeta le sugerird sin lugar a dudas la direcci6n donde éstas probablemente han de originarse. Sin embargo, si se estf dis- esto a trabajar con la sombra, y a examinar qué es lo que hay dentro de luno mismo que sirve como cebo para atraer tales desdichas, es posible que descubra uno que —como el extrafio compafiero de los cuentos de hadas— Satumno se convierte en fuente de fuerza y en el faro que ilumina la senda ‘que ha de conducirlo a su objetivo. Satumo tiende a destacar las peores cualidades del signo donde se encuentra emplazado en el momento del nacimiento, porque intensifica los miedos aso- ‘Giados con las atributos particulares de dicho signo. Esto genera un senti- 98 miento concomitante de incapacidad, = J, Ia reaccién ante ello es, por lo co. us fpanancy, Sos extemos. O bien el individuo se retre, intimidado poy ita Con ellas, o bien intenta sobre. © ¢l temor ala naturaleza instntiva y su integridad; en Gérnd, Es un ejercicio muy til verificar la posieion de Sa im0 en el propio ho- \sicion ‘0sc0po y examinar después Ins cartas de nucers Pareja y de nuestros fami y amigos, para ver si alguno de los planetas de ellos cae a menos de 9 0 diez grados de distancia de nuestro propio Saturno, en el mismo sig- También soa importantes los planetas que se encuentran en oposicién con el propio Satumno, es decir, a 180 grados. Ipualmente significa dratura— son los que més cominmente se encuentran en la comparacisn las; y es inevitabl> que se produzcan en aquellas relaciones que de ‘modo obligan al individuo cuyo Saturno esté en juego a efectuar un de sf mismo 5 de sus reacciones, que le permitird descubrir algo @rente al funcivtamiento de su sombra. En cualquier relacién en que in- pevengan c*%0s asyectos saturninos entre una y otra carta podemos anticipar grado consijerable de proyeccién de la sombra. LO importante ¢s que jndividuo reconozca que es él la fuente del problema, en viriud de sus fseordia que pueda plantearse. Uno ha de aprender también a expresar en fda el significado del signo de Sacurno, aunque le resulte enibarazoso do, en vez de rehuirlo y después tomarlo a mal cuando se lo en- tra expresado por otros. Aqui por lo menos es posible reconocer a la pra y darle margen para respira, Io cual es un vemedio excelente para “iuchas de sus cualidades menos airayentes. “Las ambigtiedades y paradojas de Saturno se merecen un libro aparte, que cierto ya les he dedicado,® y es una burda y excesiva simplificacion ti tarse a considerar el signo donde se halla emplazado el planeta, Se ha de “fener en cuenta también la casa mundana donde est situado, las relaciones ulares que forma con otros plenetas ea la carta natal y la propia cura ‘natal como una (otalidad, con su propensién inevitable hacia una orienta " idn determinada de la evolucin coasciente, Pero si se concede cierto cui- © dado a lainexpretacién de este planeta, puede uno obtener tina idea adecua- “Ga de los mayores obsticulos que hallard en su vida, porque Saturno es, en “efecto, la hase material a partir de la cuai ~en cuanto atrae hacia si expe- Tiencias conducentes a una mayor comprensién a través de la pugna— la psique intenta alcanzar una, mayor integracién La caria que aparece en la pigina siguiente ejemplifiea en grado notable el funcionatniento auténomo de la sombra, lo mismo que las vias por las ales el indivicuo puede tomar concieneia de su problema y extracr de 61 Aigin significado que le sirva para su propio crecimiento y para la realiza- jn de sus mis caros ideales Paul es un tipo intutivo extravertido, euya visién del Futuro, como la de tantos intuitivas, Jo indujo a embarcarse en una eimpresa que le periitieia fexpresaiia: queria ayudar a los individuos que en su opinién esiaban des- DPotegidos y padecian por obra de una sociedad que, en su sentir, sofocaba Ta ereatividad del individuo, Para ello establecié en Nueva York, su ciudad. 7 os de la escuela eran nominales; Paul dedicé a ella sus propios y tes ahorros, pagando de st bolsillo los salarios de quienes le ayuda- Ia escuela se enseftaba a leer y escribir; habfa una guarderia donde ios estaban atendidos mientras sus padres se ocupaban en sus estu- daban clases de pintura, escultura, modelado, telar, corte y confec- {y habia otras expresiones creativas que podrian ayudar a aquellas per- @aporiar algo de luz y de belleza a la ardua lucha por sobrevivir que mayaria de los casos era su existencia. La idea en que todo ello se ra un reflejo de la aftoranza caracteristicamente intuitiva de Paul TealizaciGn de su funcién opuesta: un retorno a la valoracién de la sania individual en una sociedad que reducfa al individuo a un compo- fnsnimo e inidentificable de una ciudad, sin apreciar de ninguna ma- dignidad de sus propios esfuerzos creativos. 0 los colaboradores de Paul como las personas que acudian a su es- gla en calidad de alunos se acostumbraron pronto a confiar en él, puesto, era para nada condescendiente, y no exhiba la distancia psiquica que entemente se da entre el idcalista bienintencionado y la gente a la fntenta ayudar. La funcidn sentimental, bien desarrollada en Paul, le dG a ver la necesidad de este contacto personal, especialmente teniendo ienta que muchas de las personas que acudfan a tomar sus clases tet ecedentes de violencia y odio en relacidn con aquellas otras provenientes strato social que representaba Paul Bl sol en Sagitario y la luna y Plutén juntos en Leo, ambos signos de fue- flejan la prominencia del lado intutivo en el temperamento de Paul; ascendente Céncer, que es un signo de agua, funciona como simbolo sensibilidad del sentimiento y ln respuesta personal que caracterizaba Su trato con la gente, El emplazamiento del sol en la séptima casa, la de ‘elaciones personales, sugiere que para Paul la realizaciin de s{ mismo ‘sea de dar sirviendo de catalizador para otros y haciendo coincidir opues- 0s entre los cuales él es el puente. En esta carta hay indicios de una energia ‘ereatividad tremendas, y Urano —el planeta que simboliza la necesi- Gad de libertad y la percepcin de un mundo de ideas mas vasto— esté em- Blazado directamente sobre cl ascendente; esto indica una actitud hacia le Vida fuertemente anticonvencional y visionaria, que es una de las caracteris- ticas dominantes de Paul. El agrupamiento de Mercurio, Marte y Jupiter en rnio, un signo de tierra seftala la potencialidad de una autodiscipli- Bivextraorcinaria, Ia capacidad de trabajar largamente y,con tenacidad para ‘leanzar la meta clegida, y el sentido comin y préctico necesario para con- ‘efelar su vision. Potencialmente, es una carta dindmica y creativa. El pro- ‘Blema reside en integrarla, ya que fuego y tierra son opuestos psicolégicos Ys sin embargo, aqui sus fuerzas estin igualadas y no podran menos que, & 9 mis tarde o mis temprano, generar una batalla en el seno de la psique La formacién de milia adinerada, ul era sumamente convencional. Provenia de una fa comprensién del temperamento de su hi ‘como tantos padres de su. nitilo pudiera poseer una individual en la vida; para {08 psiquicos no realizados de sus padres. Como otros de su temperament, Paul percibia que era mucho lo que no andaba bien en el ambiente donde se encontraba. El matrimonio de sus padres era una muestra maravillosa de bien disciplinada hipocresfa, donde el hijo encontraba demasiado estanca miento, autoengafio chaza absolutamente El agrupamiento de planetas en tierra en la carta de Paul equilibra la vi sin autoexpresiva del fuego, pero sin llegar a funcionar como cualidades Conscientemente disponibles en su naturaleza, Quiz4s ello esté relacionado con el hecho de que Satumno, que rige a Capricornio y por ende preside 2 estos planetas, también esté emplazado en un signo de tierra —Virgo— y situado en la casa cuatro, que se relaciona con la vida en el hogar paterno y la relacién con el padre, Las proyecciones de la sombra se expresan generalmente en la esfera de la vida simbolizada por el signo y la casa donde se encuentra emplazado Sa- {urmo en la carta natal. En esta esfera dela vida es donde el enemiigo se obje- tiva y se externaliza. Asf, la funcién inferior de Paul, la sensacicn, que co loreaba intensamemte el lado oscuro de su naturaleza, fue naturalmente Proyectada sobre el padre. La sombra de Paul se expresaba como un pode. Toso materialismo inconsciente, un convencionalismo rigido, hipersensibi- lidad a las opiniones de quienes ocupaban posiciones de autoridad, una sen- -Sualided burda y propensin a la violencia fisica. Paul negaba vehementemente Ja mayor parte de tales cualidades; la tinica que teconocfa era la sensu dad, porque armonizaba con la imagen de sf mismo. Le pareefa, natu mente, que las menos agradables pertenecian a su padre, que se le aparecia onto Saturno: autoritario, convencional, preocupado exclusivamente por el dinero y los valores materiales. La proyecci6n se extendfa, mas alld dl pa Are, ala sociedad, que tanibién se le aparecfa como Saturno, de manera que Odiaba 2 ambos. Aun admitiendo que el padre de Paul era una buena percha Para colgarle la proyeccién de la sombra, no lo era en mayor ni menor me- ida que muchos otros hombres de su generacion, y tenfa muchas cualida- des sobresalientes, Por mediacién del padre y de la sociedad que éste respaldaba, Saturno 100 habia ido a la escuela adecuada, y 10 que se esperaba de élera el conformismo. Pero eso es pedir demasiado de un intitivo de fue. 0, con Urano en el ascendente. El primer obsticulo reside en la falta de jo que demuestran sus padres, pero generacién, los de Paul no tenfan idea de que un | disposicién individual y tener una senda propia ¢ ellos, el hijo era un céntaro vacio que se dejaria Henar con sus valores y que al crecer vivirfa, en nombre de ellos, ios aspec. ¥Y resistencia al cambio; cosas todas que el intitivo re. o simbolizaba también para Paul una inhibicién sofocente y una ad- na reglas sin sentido, detestables para su amor, tipicsmente sagitaria- g la libertad personal. El mundo le parecia lleno de un orden mortal jazaba con petrificar su vida. Jams se le ocurrié que el aspecto o de esas temidas cualidades terrestres era la sabiduria necesaria pera Ja préctica sus suefs. | Serre eye tenia en cuenta el lado sombrio de su naturaleza. Conscientemente, eno de brillantes idcales y auténticamente preocupado por el mejo- nto de su projimo. Inconscientemente, en las rafces de su psique, el Joscuro simbolizado por Saturno lo llevaba a hacer uso de sus capacida- rales con el propdsito de controlar a otros; es0 lo aliend primero ismo y después de sus asociados, por obra de estallidos de comporta- 9 tirdnico, mal genio, agresiones fisicas y cierta ambigtedad en sus con el dinero. Todas ésas eran pautas de comportamiento que él a figuras de autoridad como Ia policia, el gobiemo jcularmente su padre. Esos estallidos, que siempre racionalizaba en a cldsica ("*jNo sé qué me pas6 de pronto!”’) empezaron, natural- , & hacer que se apartase de él la gente cuya ayuda més necesitaba, anizacién empez6 a vacilar porque él se habfa ganado la reputacién srun Hitler en miniatura, incapaz de vivir de acuerdo con los ideales elocuentemente predicaba. El se sentia profundamente herido por ;acusaciones, que consideraba del todo injustificadas. /ausencia de ningtin planeta personal en signos de aire contribuye a exa~ las dificultades de Paul, en cuanto sugiere la carencia de la capacidad {una evaluacidn objetiva e impersonal, y para un andlisis de sus propios tivos y de su comportamiento que le habria permitido darse cuenta de hracfa. Como instrumento de Ia conciencia, Ia funcién pensante de mds confiable que la sensorial. Be jeso acisies Pal Gc hieocesinlloeradn: ‘no podia tener més ol de lo que Ilevaba dentro del que puede tener un niio sobre su aspec 10. Hacia todo lo posible por no enterarse, con lo que no cometia pecado mds grave que la mayoria de nosotros. Pero no es posible, Heonsecuencia alguna, confinar por la fuerza a la sombra en el incons- Al reprimir casi todos los aspectos de su funcién sensorial y negar jez de los valores correspondientes, Paul condenaba a la sombra @ fren el submundo; y como él consideraba ‘‘mala’’ cualquier apreviaci6n slas cosas materiales, la sombra empez6 a mostrarse ‘‘mala’’ en su com- umiento. Fl trato de Paul en sus relaciones con las mujeres era torpe sorio. Al mantener un verdadero harén de mujeres y jactarse pui- mente de sus conquistas, intentaba desesperadamente compensar los vagos limientos de icapacidad sexual que acosan a tants intuitivos. Sin em jamds lleg6 a tener verdadera confianza en su virilidad ni pu 101 mantener mis ald de unos pocos me: acon vl deur hacer un exuio desu cara natal fu porque se stapes oe nll ‘de suefios, que son caracteristicos de una sombra a {ees vee peseguld otra por oxcaros penonls vest inmedinainente con su pate. Que eas igus cre ie Seeessee su propio inconsiene ra un hecho que él no podia nese ot e Sone es dominante en la carta natal, no se Je puede negar expre. Py eres que tal elemento simboliza. Pero, debido a la ‘extre- eee ae ’aul @ aceptar su lado sombrio, los cuatro planetas “terres. ee irta, canalizados todos por mediacién de Saturno, quedaron ie eee como si fuesen una entidad aparte, empefia- da en desturio. ¥ la sombra en este caso estaba efectivament empenada 0) destruc, eo 0 por puro descontoeinconsceteprocuasompe ee eels de la actitud consciente, y en ocasiones recurri- Fi pcaecesario, a quebrantar el yo para asi poder alcanzarelequlibrio la misma manera, en los cuentos de hadas tiene que haber tun enemigo que intente destrui c sts senate desu al hoe, porque slo de eta manera puede En el caso de Paul tenemos un violenta lucha con un aspecto de ejemplo clasico de alguien trabado en una eee pe ° P mmo emplazado en iene eae saute fe, tem em al eee en ane ee wciada; la nifiez que, por tener una fuerte inclinacién sentimental. lento requeria, pero que su familia no supo concederle. En con. secuencia, el nino pequefio y vulnerable sana io pequeto y vulnerable alteaba cnsantemen cone especie de mesias martirizado, un profeta in i i Aen todos perseguian, el rey convertdoenofenda dl scrfcioent sor, {RE todos sus stbditos pudiean patcipar en su poder. Fue rodando eon erapenina ou, y siempre inmpiaaerapia ocmpeaab tener pe, fms con el pago de los honorarios— cuando se legabaaabordar la cues. Goa su sombra, Como un no, queria que alin oto se ocupara de hacer embarecer todo 10 malo. Pero, como nos entefan los cuentos de has, ee como es antes de que pueda convertirse en Como resultado del bia fundado —y que significaba ue podria haber sido imegrada y haberse constituido en una herramienta 102 ioridad hallaron compensacién por la via i avillosamente productiva, la terrible escisiGn entre aspectos oscuros y iminosos que se daba en su naturaleza terminé produciendo la peor de las fituaciones posibles para un individuo que tan intensamente necesitaba de os otros: el aislamiento total. Saturna, en su guisa de Lucifer, se vale de te tipo de experiencia para ponernos de rodillas. ¥ sin embargo, no existe ‘cosa que sea capaz de hacernos caer plenamente en la cuenta del tre- do potencial de la psique. La experiencia de la sombra podria haber servido de trampolin para un intico avance en su crecimiento psicol6gico si Paul hubiera estado dis- sto a asumir la tarea moral de aceptar sus propias oscuridades. Para esta Jlase de problemas no hay solucién facil porque, como dice Jung, llegar a + conciencia de la sombra exige un esfuerzo enorme, y con frecuencia desalentador. Esta figura psfquica es el epitome de todo lo que mas despre " ciamos en nosotros mismos; y para poder reconocer que la somibra es la per- ‘sonificacién de aquella mitad nuestra que nos falta, el centro de ls concien~ tia debe desplazarse desde latipica perspectiva yoica a otra situada més hacia fl centro, entre el tironeo de los opuestos. La empresa es ardua, porque el “Yo siente que un cambio ast lo destruird; pero lo que de hecho resultard des- {ruido no es nuestra propia capacidad, ni nuestra identidad, sino més bien Ja creencia en que el yo es el sefior de la casa. Es una leccién de humildad ‘muy diferente de la que nos ensefiaron en la ética cristiana, ya que el dios “interior a quien debemos rendir homenaje es, como Jano, un dios bifronte En el momento en que esto se escribe, Paul sigue sin poder salir a flote, sintiéndose perseguido, desilusionado y traicionado. No puedé entender por {qué lo han rechazado, y prefiere creer que alguien en la organizaciGn estaba fempefado en ocupar su lugar de poder. Es muy posible que el verdadero ‘significado de esta importante experiencia, potencialmente tan valiosa, no se le haga patente hasta el momento de su retorno de Saturno, cuando el a en su trdnsito haya Vuelto a Virgo, el signo donde estaba emplazado “cuando él naci6. A la edad critica en que esto sucede, como lo ha demostra- “do Mare Robertson en El rrdnsito de Saturno,6 todo lo que hay de falso en “Taestructura yoica comienza a resquebrajarse, y el inconsciente hace un con- ‘ertado esfuerzo en pos,de la integraciGn. A Paul le faltan dos aiios largos ‘ese momento, y hasta que le legue, tiene la oportunidad de aprender Ta leccién que Satumno tiene para ensefiarnos: no por negarse a vivirlas las “cosas mueren, y aunque quiza sea cierto que uno ve lo que mejor puede ver ‘Solo, serd el suyo un punto de vista pobre y estrecho si se lo compara con Sabiduria de una psique integrada. Y aquello que uno no pueda ver segui- siendo el verdadero amo. © Saturno, en cuanto simbolo astrol6gico, es a la vez. nuestro peor enemigo Imuestro mejor amigo, ya que por medio de nuestro dolor y de nuestra frus- Jn aprendemos la esencia de su significado: la sombra es nuestra enc: ga porque nos enemistamos con ella. No podemios liberarnos por comple~ 103 to de mistro lado inferior y primitio: pero quiz sea icamente nuestro pan eal de perfeccin lo que nos lleva a desafiat ala natualera y a fee le incluir en la obra de la creacién aquello que nosotros Hamamosinferiovidad. Una mirada cuidadosa a Saturno en la cara natal ha- sisi exohgeo da pan psc srs parma prgecie n cuada una enerpa psiquica que es escurridiza diel, ea eee Ya, pero que se esfuerza siempre por lograr la integracién. 104 v La pareja interior Légrase ahora la obra de la vista por cierto trabajo que el corazén hizo Sobre todas esas imégenes dentro de ti prisioneras; porque las has vencida, pero no las conoces todavia. ;Contempla, hombre interior, la doncella que dentro llevas! CCriatura arrancada de mit naturalezas, solamente arrancada, pero nunce, todavia, amada Rarner Magia RILKE [No tiene mucha importancia con quign se case uno, ‘ya que seguramente se encontrard a la mafana siguiente con que es otra persona ue, ROGERS ‘Cuando Ridder Haggard escribié sv descripcién de Ayesha en la novela Ella, ‘pensabe evidentemente en una imagen clara y bien definida de la mujer ideal, "en una personificacidn de todo lo que hay de misterioso, fascinante y pode- oso en lo femenino, Mal puede ser Ayesha el retrato de una mujer de carne _y hueso; es un simbolo de todas las mujeres, y dentro de si contiene —como "todos los simbolos— aquellos opuestos aparentemente irreconciliables del principio femenino. Posee la lucida visién de los siglos y, pese a ello, se Conduce de una manera increfbleinente estpida y vengativa; ama con inten~ | sa pasin entrega, y sin embargo es capa. de la frialdad mds extrema y + de la mas altanera renuncia; encarnacién de todo espfritu bondadoso y cura- "tivo, es capaz de realizar actos salvajes de crueldad suma con un escalo- © friante desprecio de la vida humana. Es al mismo tiempo supra y subhuma~ "na; en general, digamos, no se parece demasiado a la chica de la casa de “al lado. Lo mismo cabe decir de los retratos de cualquier artista 0 escritor gue haya conseguido con éxito dar forma a sus fantas{as mas intimas de 10 105 femenino, y de esto se podrian citar innumerables ejemplos (desde la Mona Lisa de Leonardo a la Justine de Durrell, pasando por la dostoievskiana Nas- lasia Ivanovna de EI idiota y por el personaje central que pinta Fowles en La mujer del teniente francés). La imagen complementaria del hombre, pre- sentada por escritoras y artistas, no estd tan bien representada, pero se po- ‘dria considerar como ejemplos a Heathcliffe, la extraordinaria criatura de la fantasia de Emily Bronté, a los héroes de las novelas géticas de Anne Rad- Cliffe, al protagonista de La Pimpinela Escarlata y, mas recientemente, a Francis Crawford de Lymond, personaje de las novelas hist6ricas de Do- frothy Dunnett, todas best-sellers, que quizé no sean “gran literatura” , pero que sirven admirablemente para demostrar el fendmeno. Es probable que estas creaciones artisticas estén basadas en un hombre o en una mujer rea les, pero no son retratos de ninguna persona individual; todas tienen esa cua- lidad curiosamente arcaica, a la vez sobrehumana y subhumana, del arqueti- Bo, ese algo que les da una calidad mitica y una estatura mayor que la normal ‘Son retratos de esa imagen ideal inconsciente que puede ser activada dentro del artista por la presencia de un hombre 0 una mujer viviente. Y de hecho, sa imagen puede ser lo bastante poderosa como para que exija ser expres” da, independientemente de que exista 0 no un individuo real que sirva de catalizador, Quienes no somos artistas también podemos ser portadores de una ima- gen interior asf, y son muchos los hombres y las mujeres capaces de descri- bir un tipo individual que encarna todo Jo que buscan en el sexo opuesto Esas imdgenes interiores tienen una especial fascinacién y autonomia; son contenidos del psiquismo inconsciente y, como todo otro contenido del in- consciente, serin proyectados sobre personas reales que de alguna manera sirven como “perchas"” adecuadas para lo que se les quiere colgar. Esta- ‘mos, por consiguiente, ante la situacién tipica del hombre que tiene una imagen interior'y una interpretacién de la mujer claramente definidas —aunque con frecuencia inconscientes—, y las proyecta continuamente sobre las mujeres ‘a quienes conoce; cuando se enamora, cree haber encontrado esa mujer per- fecta, y cuando la proyeccién se desgasta un poco, y por los agujeros em- Pieza a asomar la mujer real, se ve obligado a reconocer que debe hacer eajustes en su acttud hacia la relacién. Es probable que con frecuencia reac- Clone sintiéndose gravemente decepcionado, como si lo hubieran engafiado © estafado; y en ese caso no llega a darse cuenta de que lo ha decepcionado Su propia proyeccién, Es sorprendente la forma en que muchas personss, después de la luna de miel, acusan a su pareja de haber cambiado, cuando Jo que en realidad ha cambiado no es el compafiero o compaiiera, sino la ProyecciGn. Alternativamente, puede ser que un hombre acepte el reto e in- fente relacionarse con su mujer tal como ella es, en cuanto persona integra, al mismo tiempo que sigue reconociendo como suya propia la imagen inte ior, y que intenta haver conscientes dentro de si mismo las cualidades que 106 simboliza. La imagen, después de todo, pertenece a su propia psique. te dilema cldsico es lo que popularmente se llama dejar de estar enamora- ®, y es una crisis puntual que inevitablemente Se produce en cualquier pa- feja una vez pasado cierto tiempo. Aqui, en sintesis, vemos el curso que intas relaciones siguen; y aqui, sobre todo, ex donde echamos a perder las Osas, porque no alcanzamos a ver el significado de lo que ha sucedido, fenemos dentro de nuestro propio cuerpo, en forma recesiva, los vestigios itarios del sexo opuesto—, sino también psicolégica. Jung ha denomi- do animus y anima a estas imdgenes transexuales inconscientes, y la as- trologia infiere la misma interrelaciGn de lo masculino y lo femenino en et ierior del individuo, de la presencia de planetas y de signos femeninos y gasculinos en la carta natal de éste, No se necesita mucha perspicacia para gue en muchos movimientos actuales orientados hacia la modificacién Tos roles sexuales tradicionales se expresa la creciente conciencia de esta lidad inherente; y por més que para algunas personas pueda ser un poco eémodo reconocerio, la verdad subyacente en tales movimientos se mani en el seno de la propia psique. Pero vivir y expresar la dualidad se- de manera creativa y constructiva, sin ejercer violencia ni sobre la pro- herencia psicol6gica ni sobre el propio inconsciente, es cosa que exige esfuerzo considerable El anima y el animus son dos de las figuras mds misteriosas que explora psicologta analitica; y aunque los términos de Jung sean muy descriptivos ima, el femenino, significa alma, y animus, el masculino, significa viento, ‘0 espiritu— a lo largo de Ia historia humana estas ideas han sido co- con otros nombres, y expresadas durante siglos en el arte, en los Jos cuentos de hadas y los temas reliziosos de todas las culturas, Pese multitud de descripciones que ofrece la obra de Jung, estas imdgenes onscientes siguen siendo conceptos abstractos, salvo para quien haya ex- entado consciente y directamente su poder. Pero, por més abstractas -Puedan parecer, vale la pena hacer el esfuerzo de entenderlas y, mas fin, de establecer con ellas alguna relacién significativa; porque en torno simbolos se articula el mundo entero de Ia relacién entre hombre en toda su complejidad. El animus es un psicopompo, un mediador entre el consciente y el incons- " iente, y una personificacién de este ltimo ... El animus da a la conciencia "de la mujer una capecidad de reflexion, deliberacién y autoconocimiento,? elanimus, y de distinguir de él su conciencia femenina, puede empezar abajar en cooperacién con el aspecto transexual inconsciente de su 107 propia naturaleza; y de este modo, empezar a liberarse del habito comin de proyectarlo sobre un hombre de carne y hueso. Por consiguiente, estard en situacién de relacionarse de manera més significativa con los valores mas- culinos de su pareja, en vez de quedarse azorads ante ellos y ante Rehusarse a reconocer conscientemente el anima y el animus no es solamente ‘una negacidn del movimiento hacia la integridad de la psique humana; es también, por lo comin, sumamente destructivo para las relaciones personales. Cuando el animus y el anima se encuentran, el animus extrae su espada de poder, y el anima expulsa su veneno de ilusién y seduccién.¢ 110 En tanto que Ia nuibe de “‘animosidad’” que rodee al hombre se compone prin- _ cipalmente de sentimentalismo y resentimiento, en la mujer se expresa en la J terquedad de puntos de vista, iterpretacions, insnuaciones y malestend- dos, que obedecen todos al propésito (a veces alcanzado) de cortar la relacign fentre dos seres humanos.3 ods relacién humana, como lo han sefialado muchos escritores, no hay Irons dos personas hay cuatro. El yo conscinte de horbre¥ el 30 ente de la mujer parecen ser los participantes, pero hay también dos rcipantes internos. No es necesario esforzarse demasiado para advert smbio sutil que se produce cuendo estos arquetipos invaden la concien- No que casi siempre ocurre bajo el influjo de una emocién poderose. fora an engorroso, hari uno bien en andar on un pegueriograbaor ts r escucharse durante una discusiGn y oft as la vor del in- reac thes unos pcos minuto de volver a pas a cinta, dif seca ‘anima’ y “animus” siguieran siendo conceptos abstractos. Probable nte, mejor que suponer que estos arquetipos son mera teoria, y que uno ola siempre sus palabras y sus acciones, lo prudente sea tratar a estas inconscientes con el respeto que se merecen, como entidades auts- ‘que coexisten con nosotros y viven dentro de nuestra misma piel, sque ciertamente es asf como se comportan, ‘ a sombra, el anima y el animus suelen ser inicialmente percibidos mo imgenes en los suefios y las fantasfas, que siguen siendo libres y auté- mmos, y estando fuera del control del individuo, puesto que son parte de ida natural del psiquismo inconsciente y jamés se los puede subordinar too a los deseos del yo. De hecho, lo que mas se aproxima a la verdad No inverso, porque el yo es el objeto, y el inconsciente —personificado €l animus 0 el anima el sujeto. Como miembros fisicos de una pareja, os dos arquetipos no se los puede dominar sin incurrir en graves conse- jas de sabotaje inconsciente; y exigen, ademds, que nuestra coopera pc orem EAS EES pero mediante el esfuerzo de reconocer estas figuras puede tener lugar una dadera union interior dentro del individuo, tal que éste sea capar de ex de manera creativa los dos lados de su psique. uw

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