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Acumulacién y centralizacién en la industria argentina Eugenio Gastiazoro Elsa Cimillo y Edgardo Lifschitz Afianzamiento del desarroltismo Producido el dosplazamiento de Perén, se atirma nuevamente ef de sarrollo del capitalismo por via mo: nopolista y terrateniente, en desme dro de los postulados de via a ténoma. Los sectores dominantes proponen profundizar la via depen- diente integrndose atin mas al i perialismo. Los sectores de burgues agraria € industrial no monopolis- ta, en su mayoria slo ven como la Gnica via posible de “desarrollo” ¥ procuran amoldarse al proceso de sarrollista. ? La burguesia monopolista y terre: teniente, los sectores dominantes de la clase explotadora local, en fun- cin de sus necesidades de lograr un répido crecimiento econdmico —que asegure su dominio de clase ¥ 84 proyeccion al dmbito latino americano—,conciben Is llamada es- trategia desarrollista. Esta estrategia, que tiene como objetivo un desarro- No acelerado de las fuerzas produc- tivas que por si mismos estos sec- tores no podian asegurar, tiene como ‘componente fundamental la entr dade capital extranjero al pai ‘que es convocado 2 participar como asociado en este plan de “gran po- tencia” La burguesia no monopolista ca: fente de un proyecto alternativo —por falta de bases materiales y po- liticas—, traté de amoldarse a la 1 La posicidn de la CGE, provia 2 i caida dde Peron es ejemplifeativa al rexpecto: "La evolucién del balance de pages, va comentads, sefala el hecho de que con {os seldos provenienter de lor 1ubrot co: ‘ientee no £878 posible stender las neces. ddades de inversién que la economia argen: ‘Wrw tiene para_mantener un titmo. de progreso creciente e intenso. Es, por lo tanto, necesane formentar el ingreso de ‘capital extranjero en la medida en que no #8 puede hacer frente a las necoridados {con las disponibilidades del pais". Conte ‘deracidn Ganeral Econémica. informe Eco: omico, 1956. estrategia desarrollista que, de tener éxito, pudia permitirle un cierto desarrollo, aunque més no fuera de manera subordinada 0 la burguesia monopolista y al capital. monopo: lista internacional. ‘A partir de octubre de 1955 comienzan a desarmarse las “defen sas" colocadas por el gobierno pe ronista en el sector externo. Se or dena Ia liquidsci6n del 1API, y, con la ineorporacién de le Argentina al Fondo Monetario internacional, se climina la politica de cambios dite renciados y se denuncian los acuer dos bilaterales de comercio (trans- forméndose en deuda financiera tos compromisos quo, de conformidad a dichos convenios, debian ser cu biertos con exportaciones) La nueva politica de cambios, a 1a vex que trae una disminucion en las exportociones, provoca un mayor en- deudamiento con el exterior. Las em presas que antes contaban con divi sas a tipos de cambio relativamente baratos, aunque no pudieran com rar todo lo que deseaban del exte fior, ahora se ven compelidas @ pax {gar precios mayores y, en consecuen: la, a endeudarse més con sus pro: voedores. Comparativamente, 10s precios mayoristas de ios bienes importados erecen hasta 1960, en relacion a 1954, en 6710/0, mientras que los precios mayoristas de bienes nacio- rales aumentan un 4919/0. Como ta demanda de los. bienes importados no responde negativamente a! aurnen- to de precios, dada la imprescindi bilidad de la mayor parte de los rmismos para la continuidad del pro- 6050 productivo interno, las empre 528 no tienen otra alternative que recurrir a préstamos do! exterior, credndose una situacion favorable para aquéllas que pueden lograrios en condiciones ventajosas y ensar- cchéndose el camino que conduce a la desnacionalizacién La implementacién en forma mas ‘acabada de la estrategia dosarrollista, se da a partir de 1968 con el ascen- so de Frondizi al gobierno. En tér ‘minos globales, para favorecer al conjunto de la clase capitalista y ‘serecentar su fuente de acumulacion, se acentiia la disminucién de ta par ticipacién det conjunto de tos asala riados en el producto interno, a través de una dristica reduccién de! salario real Para 1958, of porcontaje que ro presenta e! total de salarios y sucldos pagados, en el ingreso nacional, ha caido del 45,6/0 (en 1954) al 43,3, S/o, Esta tendencia recibe un im pulso adicional durante el gobierno frondicista, cayendo dicha participa cién al 37,890 en 1959, y mante niéndose en ese nivel de shi en adelante aunque con altibsios. El mecanismo de traslacion hacia la clase capitalista, que de por si es discriminatorio contra los secto- res donde impera una mayor concu rrencia, reside basicamente en perm tir ef aumento de los precios, con trolando los salarios para que no aumenten al mismo ritmo. Pot ejem: plo, en 1959, ef salario real cae asi en un 300/o a través del aumen: to del costo de la vida en un pro: medio del 1130/0 mientras el pro medio de salarios nominales subia escasamente un 50°/0, Como la clave de la estrategia desa ollista consiste en la expansion det capital monopolista y terrateniente, la gran movilizacion de recursos in ternos se orienta hacia estos sectores Para impulsar la via terrateniente de desarrollo del capitalismo en ef campo, el frondicismo recurre a la liberalizacién de tos arrendamientos y, fundamentalmente, 2 créditos gi gantescos y desgravaciones imposi tivas para los planteles vacunos junto a la mecanizacion y tactorizacion del agro. También se favorece rela- tivamente a los precios agropecua- rigs en el conjunto de la economis mientras los precios mayoristas de Productos agropecuarios. crecen en we 1954 y 1960 en el 531°%o, Jos no agropecuarios aumentan el 381 %o. Y para impuisar la vie monopo Vista de desarrollo del capitaismo industrial se recurre 2 ventajas de todo tipo para ta inversion, fun damentalmetne la extranjera,a raves de la devaluacion de! peso, ventajas crediticias e impositivas y una le sislecion de fomento. La entrada de capital extranjero 5 estimulada por todos los medios. on ella se espera avanzar en el pro eso de sustitucion de importacio- fies en aquellas rarras para las que existe una demanda interna insatis: fecha, debido a la restriccion en la capacided de importar, y agrava por la disminucién de les exports: ciones argentinas. El carécter de este proceso sus titutivo, contrado ahora en la pro- duccion de bienes que requieren una tecnologia mds avanzada, en mo- montos en que se carecia de una ba- Se tecnolgica interna to. suficien temente amplia y de una burgues local capaz de desarroliarla répide Mente, hace de estos sectores un campo fértl para la intromision de! capital monopolista internacional. Diverses condiciones concurren a avalar la decision del capital ex: ttaniero de ingresar al pais. El ma- ado interno preexistente , las ba- ‘reas aduaneras proteccionistas, la posibilidad de revalorizar maquina- Tias y equipos obsoletos para el nivel 2 desarrollo de lor paises impe- rialstas, la accetibilidad a los recur Sos internos a través del crédito, tuna posicién oligopdlica que los permite el manejo de mercados y Drecios, ets., son elemantos que, Uunides a les garantias politicas que les ofrece el gobierno de Frondizi @ través de la Ley de Radicaciones Y. de Promocién Industrial (amplia libertad en ef uso de divisas para Sirar al exterior y posibilidad ies tricta de repatriar el capita, franqui- cias_aduaneras e impositivas, avales del Estado para obtener créditos, te.) le permiten al capital mono. Bolista internacional obtener y ase surar una alta tata de ganancia La fegistacion frondicista La Ley de Radicaciones en 1958 satisface ampliamente ~al_no estar blecer ningtin tipo de regulacion so- bbre el gito de beneficios y reps LOS LIBROS, Junio - Julio de 1973 triacién del capital— las exigencias del capital extranjoro. Ms aUn, ase- ura que todas las operaciones de cambio relacionadas con las radice- ciones se canalizarén por mercado libre, garantizando divisas ain cuan- do la situacion econdmica del pais impusiera la necesidad de estable- cer controles para su utilizacion. Esta folte de regulacion en el movimiento de fondos permite que posteriromente, y con mayor agu deza en los momentos criticos, los iros de utitidades y de capital pro: woquen serios desequilibrios en el balance de pagos, desnaturalizindose asi ob objetivo postulado por la ley de “equilibrar el balance de pagos”. Es interesante comparar esta ley con la que le antecedié, la de 1953, que también se proponia_legislar sobre la radicaci6n de capitales ex tranjeros. En ella se establecian, al igual que en la de 1958, ventajas para dicha radicacion; por ejemplo, la introduccién libre de impuestos ‘de maquinarias, equipos y otros bie- res vineulados a a misme. ‘A diferencia de la ley de 1958, fa ley de 1953 intentabs controlar la radicacin efectiva del capital ex- tranjero, imponiendo restricciones al ito de dividendos a la repatriacion del capital. Asi, un capital que in: gresaba al pais para acogerse a los eneficios de la ley podia + al cabo de dos aiios remitir utilida des al exterior, siempre y cuando éstas no superaran el 89/0 del capi tal originariamente invertido. Si se hubieran reinvertido utilidades que gozaban del derecho de ser giradas. ese porcentaje se aplicaba también sobre el incremento de capital co- trespondiente a las mismas. Las utilidades que excedian dicho tope, asi como las que pudiendo ser transteridas no se registraban como capital de propiedad extranjera, no odian girarse ni acumularse al capi tal originario @ los efectos de compu: tar sobre ellas —las utilidades— las idades pasibles de ser remitidas al exterior © del capital que podia ser objeto de repatriacion. También la repatriacién estaba su jeta a limitaciones. Sélo se permi- tia al cabo de diez aos de le ra dicacion y gradualmente en cuotas que iban de! 19/0 al 20%/0 anual, siempre que no se afectara el normal funcionamiento de la planta. El mon- to de capital que podia repatriarse ‘estaba constituido por el capital oi ginario, incrementado por las util dades que pudiendo girarse se hu- bieran reinvertido. Pero las utilide- des que excedian el porcentaje es tablecido por la ley, y el capital que se formara en base a las mismas, ‘quedarin definitivamente _naciona- lizedos y no podrén ser transferidos ‘al exterior bajo ningin concept’ tras limitaciones pesaban sobre @1 giro de utilidades y la repatris- ion del capital: 1) la radicacion quedaba registrada en moneda na- Gional a los precios que regian al momento de despacho 2 plaza; 2) solo se podian efectuar con fondos propios de la empresa, impidiéndose asi et uso de financiamiento inter- no —baneario © extra-bancario— ps- ra.estos fines. ‘A juzgar por sus resultados, como va dijimos, esta ley no satisfizo al capital monopolista. De ahi ta ne- ccesidad de la ley 14780 en 1958. Esta Gltime establece, ademés, que las inwersiones que ingresan como radicaciones se pueden acoger a las leyes vigentes regulando disminucio- nes 0 excensiones de derechos adua- eros, regimenes impositivos y cam- biarios, tratamiento crediticio € in- dusién en el régimen mis favorable de fomento y defensa de la indus: tra. Unos dias después de la sancion de la ley 14780 se sanciona ta ley 14781, de Promocién Industrial, que, de acuerdo 2 lo manifestado en los antecedentes enviados al Congreso por el Poder Ejecutivo, tiene el pro- pésito de evitar una situacion de inequidad para ta industria nacional, dada la sancién de la ley de radica iones de capital extraniero. Coma las decretos a que da origen esta ley favorece a las ramas donde se producen las radicaciones, tales como petroquimice, celulose, side rurgia, etc.: en realidad son sélo elias las que se benetician adicio- rralmente on relacién a las empresas Nacionales que no tienen posibilidad de acceso a esas ramas. Si bien en 1959 se libera de recargos la importacién de bienes de capital, la desigualdad entre las em- ppresas nacionales y las que se radica ron persiste en lo referente a la im portacion de insumos, situacion que se agudiza ante el aumento general de los impuestos a la importacion de los mismos. Lo liberacion de recargos sélo rige para las ramas promocionadas, en las que predo- rmina el capital extranjero. Es asi que e! régimen de Promo- 2 ion Industrial (ley 14781 y decretos reglamentarios) puede ser calificado ‘con justeza, en funcién del tipo de industria que beneficié, como “re ‘dimen de promocién det capital ex- traniero”. Un elemento no despreciable es {a sujecién de los inversionistas a las eyes. vigentes en el pats. La ley de 1953 lo establece especifica y reiteradamente. No asi la de 1958, que s6lo habla de garantias y dere- chot de los inversionistas extranje- 0s, equiparéndolos a los nscione- les, pero sin especificar en ningin momento que tengan que someterse 2 las leyes nacionales en cuanto a obligaciones, 0 del sometimiento de las empresas radicadas a las leyes rnacionales. De esto no encontramos fi una palabra, y es posible que de esa forma se haya querido dejar las buertas abiertas para la firma de “a cuerdos de garantie” (del tipo que se afirmd con la Agencia para el Desarrollo Internacional del gobier- no de los Estados Unidos, por el que el gobierno nacional garantiza disponibilidad de divisas para todas sus operaciones, atin cuando se es- tableciera el contro! de cambios) (© para que los “radicadores” puedan someter a sus “socios nacionales”” al arbitraje internacional en caso de contlictos. Algunos efectos de las radicaciones Existiendo condiciones econémi- cas favorables y una legislacién que aseguraba su predominio, el capital ‘monopolista avanz6 répidamente en sus posiciones en el mercado inter- no. Esto sobre todo se refleja en las ramas més concentradas de la i dustria, que son las més modernas de la economia argentina, donde e! cay tal extranjero controla lo decisivo de la produccién. Para 1963, por ejemplo, las empresas extranjeras controlan el 95,20/0 de neuméticos, el 720/0 de hilados y fibras sintéticas ¥ artificiales, el 85/0 de vehiculos ¥ automotores, 2 el 87,7 %o de wactores y el 78,0 Oo de petroqui- mica pesada. ‘Al contrario de lo que podria suponerse al ver la importancia que adquiere el capital de propiedad ex: tranjera en el contexto de la indus ‘ria argentina, esto no implicé una atluencia extraordinaria de recursos del exterior. Esto es por cuanto, fen funcién de sus mayores benefi- ios, el capital extranjero procuré canalizar en su provecho los recur sos internos preexistentes, y basar lo decisive de su acumutacion en la explotacion de la mano de obra argentina y en la apropiacién, por via de precios de monopolio, del maximo posible del excedente gene- rado an el conjunto del sistema capi- talista de explotacién. Lo que decimos puede apreciarse Claramente si tenemos en cuenta que el total de los recursos prove rnientes del exterior a través de radi- aciones, s6lo ropresenté un 0,7°/0 del total del producto interno, en el periodo de mayores radicaciones, en- tre 1958 y 1962. Y que en el periodo 1963-68 s6lo_ significaron el 0,1%/0 det producto bruto inter no. Las leyes de radicacion de capita les que se dictan a partir de 1958, determinaron pedides de radicacién que llegan a 407 millones de délares entre 1958 y 1964, que es el periodo més significative ‘en cuanto a fa inversién extranjera. En el periodo inmediato siguiente, 1964-68, las au torizaciones s5lo alcanzan 2 136 mi Hones de délares. Respecto del primer perfodo, una encuesta de Fabricaciones Mititares a aquellas empresas que solicitaron autorizaciones para radicar, revela que el monto ingresado efectivamen- te al pais es de 175,3 millones de dolares; monto muy interior a lo solictado, Los egresos por dividendos de dichas empresas en el periodo, as- ciende a 113,86 millones de délares, lo que representa el 65/0 dal ingre- 0 efectuade por las emprasas acog. das a las leyes de radicacién. Si bien esta remisiOn de utilidades al exte- rior es la computada en las emore- sas encuestades, que podian ex © 70 previamente a la radicacion, 10 deja de sar signiticativo que en el lapso transcurrido entre 1958 y 1964 la entrada real de capital es casi compentads por la salidad de divi dendos, prueba elocuente de la es: casa contribucién del capital extemno al proceso do scumulacién. Esto s@ agrava con Ia salida de beneticios ‘que van al exterior encubiertos como ago de regalias por el uso de marcas ¥ patentes de propiedad extranjera La tendencia observada en este perfodo que Ia entrada de capital puede ser compensada por Is salide de beneficios— no es necesariamen- ‘te una tendencia inevitable, sino que ests regida por la relacion entre las posibilidades de ampliacién de tas ganancias que tiene el capital mono: polista en el pais, y les que tiene fan otros paises. Elio determina que la posibilidad de reinvertir sus bene ficios esta supeditada a las oscilacio. nes en la tasa de ganancia @ nivel mundial; luego, en virtud de dichas coscilaciones, 1a plusvalia generada internamente y apropiada por el ca: pital extraniero puede emigrar o no al exterior. En nuestro caso, como veremos luego, y debido a las restric: ciones del mercado interno determi: nadas por el predominio de le pro. piedad terrateniente y monopolista, 1a reinversién es sumamente baja en relacién al potencial de acumuulacién, giréndose gran parte de la plusval al exterior bajo la forma de utilida des, dividendos, regalias, etc., apar- te de las remesas por servicios finan: ieros que implica el creciente en deudamiento externo de nuestra eco: nomia. Otro elemento interesante que sur- ge de la encuesta de Fabricaciones Militares son los montos de insumos importados originados en las inver siones directas que ingresan en el mismo lapso: éstos se elevan a 550.6 millones de délares. Esta cifra —muy superior a lo de las radicaciones— permite aseverar que el capital mo: nopolista, a més de dominar las ramas industriales mas dindmicas, “que permiten una mayor apropia: cién de plusvalia interna por via de los precios de monopolio— realiza ten el mercado interno y mediante el comercio exterior parte de su pro- duccién en el pais imperialists, la que ingresa a nuestro pais libre de recargos aduaneros (como ya vimos}. Esto no implica necesariamente tuna tendencia a mantener ese ritmo de importacion de insumos en todas las ramas, dado que evidentemente se ha efectuado en algunas de ellas como automotores— una progresi Va integraci6n del proceso producti Vo, con Io que los insumos impor- tados tienden a perder peso relativo. La dependencia que se establece con la sustitucién de importaciones ‘en base a la incorporacién de ca tal extranjero, sumenta la central zacién més sofisticada que la de la simple venta de insumos. Esta de- pendencia pasa por el control de lor ‘Process tecnolégicos més avanzados ¥ el afienzamiento de su monopolio en la estructura productiva interna. La encuesta de Fabricaciones Mi- litares confirma 10 que sosteniamos respecto al hecho de que las inver- siones extranjeras se dirigen a ramras Précticamente nuevas en el pais —las més promocionadas— como ser qui- mica y petroquimica, automotores, minerfa y wactores. En automotores, a pesar det bajo monto efecitvamente radicado (33 millones de délares), para fines de 1964 ya se encontraban instaladas todas las empresas. Esto demuestra {a posibilidad que tuvieron esas em preses de obtener recursos internos para su funcionamiento en forrra mas 0 menos inmediata. Estas empresas, que son el eje de la politica sustitutiva de importa- iones del perfodo, han remitido pa- ra fines de 1964, 52,3 millones de délares en concento de beneficios: ello equivale al 158%o de lo efecti- vamente radicado por las mismes en el periodo 1958-64 y al 469/0 del total de las remesas efectuadas en el periodo por las empresas autori- zades a radicarse. Automotores es smbién la rama que més insumos importados tuvo en el perfodo, lot que ascienden 2 396,1 millones de délares, 0 sea e! 70,8°/0 del total de insumos importados bajo el ‘men promocional de radicaciones. En el cato de quimica y petro- quimica, donde las inversioens son de una’ maduracién més lente, el fective radicado es superior, y tos insumos importados (asi como les remesas al exterior) recién adqui rirén importancia en el periodo pos- terior. Es asf que en el perfodo 1958.64, los insumos importados por tas escasamente aleanzan los 30 millones de délares, en tanto que en 1970 ascienden a los 200 millones de détares. En ramas como neumiticos, ii mentos y bebidas; rradera y papel carton, cuya radicacién es préctica- mente’ nula —entre las tres no lle- gan 2 sumer 6,5 millones de délares— adquieren gran importancia las reme- sas de utilidades que superan los 30 millones de délares en el periodo estudiado.2 El origen de tas inversiones ex tranjeras cefleja en nuestro pats, al 2 por otra parte, lat empresas extranjerss ‘abultan su tadicacion-inflando los precios de los brenes que ingresan: a los efector de Justiticar sus genancias extraorsinarias por jones impositivas y politicas, y de asegu- rae une mayor diaponibilided de divisas fen Ia eventualidad de tener que repatvier capital LOS LIBROS, Junio - Julio de 1973 igual que @ nivel mundial, el domi- io hegeminico del capital mono- polista norteamericano. El capital inglés, que predomina casi totalmen- te en nuestro pars a principio de siglo, va perdiendo paulatinamente importancia, En 1955 s6lo participa del 21/0 del total de! capital ex- tranjero en el pais, en tanto que el 31/0 del mismo era de origen nor- ‘teamericano. En el perfodo 1958-64, @1 7090 de tas inversiones autoriza das son de origen norteamericano, ¥ menos de! 69/o proviene de! Reino Unido, La importancia que asume el ca- pital de propiedad de empresas nor: ‘teamericanas radicadas en el pais, jus- tifiea tomar su evolucién como indi- ativa de to que sucede con el con: junto de las inversiones extranjeras. En el perfodo 1957-69, el valor de los actives de las empresas nor: teamericanas radicedas en el pais pasb de 333 a 1.244 millones de délares. Este incremento se produce or un ingreso neto de capital de 524 millones de dolares, més le reinversion de utilidades equivalen- tes a 387 millones de dolares. Sin embargo se remitieron al exterior, en coneapto de utilidades, 649 mi Hones de délares en este periodo. Todo lo visto hasta aqui, nos per: mite aseverar que el estudio de tas autorizaciones y radicaciones de ca pital efectivamente realizadas ofrece luna gran limitacién para compren- der la importancia real de la pro- Piedad del capital monopolista_in- ternacional en el pais. Esto, pues el grueso de los recursos |o obtienen internamente aumentando su parti- cipacién en el excedente. Generacién del excedente La Argentina acelera su indus: trializacién en la década de los afios sesenta. Esto, como todo proceso que profundiza el desarrollo de las relaciones capitalistas de produccién “aunque s¢ dé dentro del marco de detormaciin y dependencia que ca Facteriza las mismas en nuestro pais—, Neva a un acrecentamiento en el grado de concentracién y centrali- zacion del capital El punto clave para entender este proceso es la acumulacién del capi tal, la cual descansa en Ia vente de {a fuerza de trabajo por parte de te clase obrera a la clase de los capi- talistas. La capacidad del obrero de crear un valor superior al valor de su. propia fuerza de trabajo, permite ‘que se genere un excedente, que et apropiado por el copitalista. Este excedente no es otra cosa que la plusvalia. La conversion de ésta en capital, es decir su inversion, cons tituye la acumulacién. Entonces, la ‘scumulacién queda definida como la masa de plusvalia que el capitalista, afiade al proceso productivo, Y la base de le acumulacion es la explo- tecién de la fuerza de trabajo. La clase capitalista puede incre- mentar de diferentes modos la masa de plusvalia extraida, segin como inviertan le plusvalia. El modo més simple, sin modificar sustancialmen- te las. condiciones de produccién, consiste en contratar un mayor nd: mero de obreros, los que puestos a trabajar proporcionarin al capitalis ta une masa mayor de plusvelia sus ceptible de volver a invertirs, acre- ccontindose asia acumulacion del ca- pital, Este modo de acumulacién con ser importante en determina- dos momentos histéricos— no es el més caractoristico del sistema capi- talista, por la limitaciones que impo- ne a la tasa de ganancia la disminu- clon del ejército de reserva, Enton- 25 adquieren importancia detormi- ante los métodos de intensifice cién de la explotaciin de la fuerza de trabajo vinculados al aumento de su capacidad productiva, que pormi ten, en doterminadas condiciones, aumentar la tasa de plusvalia En el caso conereto de nuestro pais, el modo de acumulacién vin- Yulado a una contratacién ereciente de mano de obra, es més caracteris- tico del periodo anterior al que ana- lizemos, es decit del perfodo pero- nista. De manera global, en ese pe- iodo, la fuente de una mass de plusvalia incrementada estuvo cons tituida fundamentalmente por una reciente absorcién de mano de obra asalariada. En el perfodo actual, al contrario, también de manera global la acumulaci6n no se ha apoyado en una expansién del empleo de mano de obra sino fundamentalmen- te en un mayor grado de explow. €i6n de la mismas. En este perfodo, 3 La fuente de acurulaci6n det capital fn nuestro pals, on este perfodo » peer de a innensidad que esta scumuleci6n tome fen las ramas “extranjeras”, n0 et —como ya 0 ha expuesto- consecuencia de un gran aporte de capital que ingress del exte- Flor. La acumulacion $e id eau exclusive mente invirtiendo pluevalls genersde por la clase obrera argentine a la acumulacian se apoya en un au: mento en la intensidad y en 1a capa: cidad productiva del trabajo, ope. rando con un creciente efército de reserva como garantia de la super: explotacion. Este método de acumulacién, con ser el dominante, no es el unico a que se apeld en este perfodo. Es caracteristico de los sectores don- de predomina el capital monopolis- ta, en tanto que otros métodos ~co- mo la prolongacion de la jornada de trabajo, el pago a la fuerza de trabajo por debsjo de su valor, etc.—, fhan sido dominantes entre los secto res de la burgues{a mediana y menor, que no pueden acceder @ los méto- dos mas modernos de produccién. La modificacién de la tasa de explotacién que se logra mediante el ‘aumento en la capscided productiva del trabajo —llamada plusvalia rel tive, favorece a la clase capitalista fen su conjunto. Pero los capitalistas disponen individualmente de méto- dos para lograr incrementar la tasa de explotacién mediante el creci miento diferencial de la productivi- dad, que es 1o que llamaremos plus- valia extraordinaria. Este método se origina cuando una o algunas em- presas pertenecientes a una misma rama logran, mediante un incremen: to de la productividad, diterenciarse del resto y producir las mercancias fen cuestion a un valor unitario in- ferior al valor medio existente en la rama, Este método de aumentar la tasa de explotacién adquiere una caracte- ristica temporaria cuando las em presas se mueven en un marco con- currencial pues las innovaciones tec- noldgicas que permitieron esas pro- ductividades diferenciales tienden a ser adoptadas por el resto de los ca italistas de la rama, Pero cuando, ‘como en el caso argentino, la com- petencia pierde su carécter concu- frencial, y en una rama subsisten ‘empresas con diversos grados de con- centracién, ese aumento en la tasa de explotacién tiende a perpetuarse. Es en estos casos cuando las em- Presas menos desarrollades de la ra- ma echan mano a otros métodos pera restablecer su cuota de explo- tadén: la disminudén del salario pagando a la fuerza de trabajo por debajo de su valor, e incluso e aumento de las horas trabajadas por sus obreros sin modificar el salario diario. Esto permite al sector de la burguesia mediana y menor elevar su ‘tasa_de explotacén, sin que haya rozon alguna para que se elimi- ne ~como en el caso de concurren- cie~ la mayor tasa de explotacién lograda por via del aumento de la Productividad en las empresas mon- Policas. ‘As(, en clerta manera, Is mayor plusvalfa que otorga la “eficioncia” del monopolio se mantiene, ya que fas empresas. ineficientes imponen a sus obreros un mayor tiempo de trabajo no remunerado, procurando mantener e incluso inerementar su tasa de explotacién segin bo permi- tan las condiciones del mercado de la fuerza de trabajo. Por qué las em- Presas rezagadas tecnolégicamente Pueden apelar a este medio para au mentar su tasa de explotacién? ¢Qué 5 lo que permite que esta situacin Se mantenga por periodos prolonga: dos en nuestro pais? La desocupacién fendmeno incre mentado en la actual etapa en nues- ‘tro pats por las razones que vere: mos luego, enfrenta al obrero con la dificil disyuntiva de tener que vender su fuerza de trabajo @ un precio menor o “morirse de hambre'” Esta situacién permite alas empresas menos productivas, que ademés son las de menor dimension, contratar a la mano de obra marginal, que en su mayoria no esté agremiada, 0 cuando lo estd carece de fuerza de negocia cién, tanto por su condicién como por la “poca preocupacién” que la mayors de las direcciones sindica- les evidencian sobre su situacién. El obrero se somete asi a condicio- res leoninas, aferrndose al nico medio que tiene para subsistir, apor- tando mds horas de trabajo para tedondear un salario igual e induso inferior at salario medio. De esta manera genera un mayor valor exce- dente, que es lo que permite re Producir, y a veces ampliar, et capi tal de las empresas menos’ produc tivas—que son las que pertenecen a la bburguesia mediana y menor, la vez ‘que mantener la plusvalia extraordi- nraria de que se apropia el capital monopolista, que es quien controla Jas empresas mas productivas. Este recurso de la burguesia me diana y menor de reduci dréstica mente los salarios y forzar al in- cremento de las horas. trabsjada No se observa —generalmente— en las grandes empresas. Estas empresas no recurren cominmente a ello, BF ‘mero. por razones técniecas, determi: nadas por turnos fijos de trabajo ¥ por la especialidad del mismo, y segundo porque la mano de obra que ocupan, por las mismas condi ciones de produccién que Mevan a su concentracién, tiene una fuerza de negociacién muy superior a la de los ‘obreros de las empresas menos con- centradas. Todo esto explica cémo, en el caso conereto de nuestra economia, de la que es propia la tendencia 2 la progresiva oligopolizacion de los ‘mercados con el desarrollo del ca- pitalismo, ta obtencién de la plus: valia extraordinaria, ademas de per der su carécter temporario, tiende 2 recrearse continuamente. Esto su- cede en aquellas ramas donde el capital monopolista —nacional o in- ternacional— coexiste con empresas que tienen un nivel tecnolégico in: ferior, y por lo tanto capacidad ‘Menor para equiparar sus productivi- dades a la de aquél. En las ramas donde la competen- cia se da entre “pares”, es decir las ramas donde hay oligopolio con prescindencia de empresas de menor ‘magnitud no existe la posibilidad de mantener ta plusvalfa extraordina- fia. Lo cual no significa que no pueden aumentar su masa de plusva- fa, ya que pueden recurrir a la in- tensificacién del trabajo o benefi ciarse con el mecanismo general de la plusvalia relativa, Es importante destacar que to que decimos sobre variaciones en la tesa de plusvalia ante el aumento en {a productividad, es valido para com Parar empresas de una misma rama, pero no lo es cuando se trata de comparar distintas ramas entre si Puerto que no necesariamente las amas que han desarrollado una ma yor capacidad productiva del trabeio tienen una tasa de explotacion ma ‘yor que las ramas menos productivas Esto no excluye que las primeras estén en mejores condiciones que las otras para aumentar su tasa de ex plotacién, por ejemplo imtensifican- do el trabajo sin aumentar propor cionalmente el salerio*; pero aqui 4 En la Argentina se empiean métodor para incremantar le intensidad, que van \6n do las cintar de fl estricto control det jempo que emples ¢l obrero. En esto las empress monopolister pusden empl decnices mds sofisticadas que no estén al lcance de lo poquefia y medians empress, ‘Ros encontramos con un aumento en la tasa de plusvalia que no esté aso- Giado al aumento en la productivi- dad. Plusvalia relative La clase capitalista en su conjunto Puede aumentar la tasa de plvsvalia mediante el incremento de la capa Gidad productiva del trabajo, es decir, obtener una plusvalia relativa dismi- Auyendo el tiempo social medio ne- cesario para reproducir la fucrza de trabajo. Esto se logra aumentando la productividad de las ramas que producen medios de subsistencia, lo ‘cual implica une disminucién del va- lor de la fuerza de trabajo, porque desciende el valor de las mercanctas ‘consumidas por la clase obrera. Asi la clase capitalista puede de- sembolsar un capital variable menor, sin que se afecte Ia masa de valor generada por la fuerza de trabajo que ella contrata. El aumento en la tasa de explotacién que origina 38 debe a que la masa de valor ge- nerada por el trabajo del obrero ‘no se altera, pero disminuye ta ma: sa de valor destinads a retribuir a esa fuerza de trabajo. De este modo ‘aumenta la relacién entre el trabajo excedente y el trabajo necesario, decir aumenta la tasa de plusvalia. Si observamos el caso argentino, ¥ comparamos la evolucién del sala rio real de los obreros. productivas con la productividad de las ramas que Producen los bienes que entran en la canasta de consumo obrero, vemos que la brecha que separa a ambos ha aumentado, y —por lo tanto— hha aumentado la tasa de explotacién de Ia clase obrera on su conjunto.> El caso argentino, ademas de pr sentar este tendencia inherente al modo de produccién capitalista, pre- senta un fenémeno poco usual, la disminucién por perfodos prolonga- {dos del salario real percibido por la mayoria de los obreros. Esto esté dado especialmente por la disminu- cién de los salarios reales que se opera en las ramas y empresas me- Ros monopolizadas, fadilitada por la desocupacién. Esta desocupacién, co- mo veremos luego, tiene sus causas en el tipo de desarrollo del pai’ en el proceso de centralizacién mo- 8 En ef periodo 1953463, mientras la roductividad de esasramas crecs un 42 9/0 Jog talarion reales aumentan un 19 9/0 (sa larigs de obreros productive} 30 nopolista en condiciones de depen. dencia del imperialismo.6 Esta situacién anémala —porque el salario real no puede bajar “in eternum"— nos indica que en el pe- riodo de andlisie— el reforzamiento de 12 centralizaci6n y acumulacion del capital no sblo s2 logré apelando 2 los métodos usuates que utiliza el capital para extraer la mayor masa 2 plusvalfa posible, sino que se pa96 a la fuerza de trabsjo, a la clase obrera argentina, incluso por debsjo el valor que percibia anteriormente como salario real. Entonces, si en este proceso ve- ‘mos que el capital monopolista ex: tranjero en su mayor parte, es el que ‘obtuvo una posicién relativa superior en la centralizacién —como se vera en detalle mas adelante~ es correcto deducir que es él quien se apropié de la proporcién mayor de la masa de plusvalia producida por la clase obrera del pais. Esta afirmacién no contradice el hecho de que es en Jas ramas que domina el capital im: perialista donde los obreros.perci ieron mejores salarios y obtuvieron mayores aumentos. Como mencionamos més arriba, no podemos determinar con certeza cudl es la rama que explota més a sus obreros, cual es la que extrae una ta 2 superior de plusvalia, porque ésta que se exprosa en valor— aparece oscurecida en la superficie de las ‘elaciones econémicas, donde no apa: recen valores sino precios, y éstos, © EI aumento de la plusvalie relativa, dieminuyendo el salaio teal por periodot prolongados, se dio con un gran aumento fn lor salarioe nominales, puesto que se ‘utli26 Ia inlacién como’ un mecanismo de superexplotacién, que a la vez permnitia desplazar temnporatiamente las. tensiones sociales que este proceso agudiza cont rnuamonte, El po de desarralio de nuestro pais, profundizaso en lat ttima dot cadas, at generar un numeroso ejército de reserva, ha perritido a la clase capita: Vista en 20 conjurte quebrar ~en términos reales of aumento de salarios nominales 2 través de “reajuster” de precios, lagando incluso 9 anular totalmente 0 también Sobrecompensar los aumentos de salario, Por ex0, en fos diltimos aos, los aumentos ‘de precios y selarios da como resultado luna disminucion, en promedio, del satan reat 7 Pero, m fos efectos de analizar ia tasa de explotacién, nada importa el desvio oe erat de los precios respecto de los valores le Ias mercanciae, punta que eto £610 afecta ta redistribueién dele pisvalia entre os seetores explotadores. Por eiemplo 5 la productividad aumonta en las indus {igs productorar de Bienes de consumo al igual que la tasa de ganancia, ocul tan el movimiento real.” Pero si podemos afirmer que en este periodo la acumulacién de ca: pitales —sin ser demasiado significa. tiva por lo que demostraremos més adelante— no se basé en el aumento de la dotacién de la fuerza de traba: jo en los sectores productivos, sino fen la intensificacién en el grado de explotacién de la fuerza de trabajo. Distribucién de la plusvalia Para la comprensién de las leyes ‘que regulan la acumulacion capitalis: ta, es crucial el estudio de los mece: nismos que operan la distribucion de la plusvalia en el seno de las clases explotadoras. Aqui nos re- feriremos a las transferencias que se fealizan entre los sectores produc: tivos y, fundamentalmente, en el ambito ‘de la industria manufactu: rera sobre la que centramos el andlisis de este trabajo— aunque és: tas no se agotan en los sectores que realizan le extraccién de Ia plusva lia® En general, la distribucién de la plusvalia ests. determinada por las eyes de funcionamiento del modo de produccién capitalista, cuya re: nifestacién visible son las distintas formas de mercado en que se cor- ebter0 ¥ los precios no descienden, ati come tampoco descienden los salarios en téeminos ceale, el incremento de Ia tse e explotacién igual se Nabrd ragistraco, Porque en este caso lo que se db es una redistribuci6n de la plusvaliaincrementade capitalistas oe las inaustrias procuctorat de bienes de consumo obsoro. % Aparte de la distribucion de ta plusva lig que #9 opera en el sono de is clate ca- pitalinia entre realizan ta ox spropian de parte de ella os sectores improductivot (0 #68, equellos que no ‘axaen plusvalia). La existencia del Esta ‘0 (comprendierdatoda el aparatopolitico ‘administrative. que asegura. el manten ‘miento de la sociedad capitalistal. de los propietarios torrtoraies (en tanto teciban 40l0 renta de Ia tierra) y ol ceegoramiento {6 cleras funciones del capital comerc: finanzas) que se corporizan en individuos (© entidades juridicamente distintas, hace ‘que dstor particioen de la mata de phisva Tia generade en ol proceso produetio por 42r poteedores oe parte dol capital t0ci. Etta ocurre dentro de lat fronteras del ‘ais. Esta distribucion se completa con ia transterencia de plusvalia al exterior, ala ‘auenos referitemos mat adelante, ¥ lo mis mo también candiciona eb ritmo de ecu Imutacign en Ios sectores productivar, Porizan las relaciones de distribu: cién, Cuando predomina et regimen con- currencial, fa nivelacion de la tasa de ganandia que se establece entre las distintas ramas, impone transfe rencias de plusvalia de las ramas de menor compasicién organica hacia las de mayor composicién organic, ello 2 los efectos de satisfacer Ia condi Gién de que cada capitalista se2 retribuido en funcién de su capital de- sembolsado, En cambio, cuando se trata de mercados de carécter oligopético, con restricciones al libre desplaza miento de capitales entre ramas, se produce un desvio de las transfe rencias de plusvalia hacia aquellos sectores en los que predomina el ‘monopotio. El proceso de concentracion de los medios de produccién que provo: el desarrollo capitalista, y la cen- tralizacién de la propiedad del capital resultante de la lucha competitiva, cerean {as condiciones que obstaculi Zan al libre desplazamianto de capita les entre ramas, deviniendo los mer eados concurrenciales en oligopélicos. Este desarrollo de las formas de mercado es el que caracteriza la historia dei capitalismo en Europa occidental y Estados Unidos, pero fo es el que se rogistré en ta Ar. gentina. En nuestro pais, la exis: tencia de sectores monopélicos no se debe a un desarrollo auténomo, sino que es consecuencia de ia pre: sencia del capital monopolista in- ternacional que se inserta en la eco: omia nacional con su. estructura oligopdlica, y coexiste junto a sec tores donde primman las formas concu rrenciales ‘Vamos @ tomar el caso de nues tro pais, a partir de 1953, para demostrar esta afirmacion. Tomamos el ao 1953 con el fin de no ex cluir lo que viene dado del periodo eronista —y ademés, por existir un ‘eanso industrial en el cual nos ba- samos—, aunque el proceso comien: za a adquirir sus caracteristicas. mas definidas a partir de 1958. Ya en 1953, y a pesar del desa trollo de rames compuestas por ‘empresas medianas y pequefias pro: ducido durante el periodo peronis: ta, ramas que se desenvuelven en mercados altamente competitivos, las amas oligopélicas tenian une im Portancia considerable, Esto se con- firma con et andlisis de los datos del censo industrial de 1953: LOS LIBROS, Junio - Jutio de 1973 Altamonte concentradas 3 Medianamente ‘concentradas 25 Escasamente concantradas 36 Subtotal 94 (En porcentajes. El subtotal sig: nifica la exclusion de 100 ramas y do la industria artesanal, que equi vale al 69/0 de} valor de produccien, Cada una de las divisiones se refiere @ ocho empreses dentro de coda rama)? El proceso de inserci6n del capi tal monopolista internacional, causa de a ereciente oligopolizacion que se produciré en la estructura industrial, ‘comienza —como dijimos— a adaui- ir rasgos especificos a partir de 1958. La insercién y ta oligopoliza cién se profundizan por la transteren cia de plusvalfa que se opera me- diante variaciones en los precios re: lativos y a traws de la capacidad de acceso a las fuentes de financia- ‘miento interno. La base para esta profundizacién la proporciona el mo- opolio tecnolégico que detentan las burquesias imperialistas, Tranforencia de plusvalia a través de las relaciones de intercambio Las variaciones de precios rela tivos que producen transterencias interindustriaies, se explican 2 partir de las caracteristicas oligopblicas del mercado. Estas caracteristicas se agu- dizan a partir de la incorporacion de inversiones extranjerss realizadas bbajo el regimen de radicaciones (ley 14786 de 1958), A través de ostas inversiones se va generando una diferenciacion tec- nolégica entre las empresas de una misma rama, o bien entre ramas cuya produccién puede ser susti- tuible!©, Esta diferenciacion tecno- \egica, que generaimente esta aso- ciade con un tamafo de planta que 9 Tomado de “La cancentracién industria manutecturera at gentina, per fod 1953-63". Conade, 1971 10 La tecnologia que aportan, con ser superior a la existente en el rnecosariermente os la més avenzade del pais imperialists. Més ain, muchos de bia rageaciones evitan, We dewelorizecion det bsolencia es mayor. hace ingccesible 2 capitales media 10s 0 pequefios abordar su produc: ci6n, es la base del oligopolio. El capital monopolista interna: clonal y la burguesia monopolista ative que, como vimos, se aglutina en las ramas donde mayor es 1a oli gopolizacion, lagran ventajas a través de las diferencias de productividad resultantes de su dominio tecnolé ‘gico respecto de las empresas y ra- mas donde actéa la burguesia me diana y menor. E! sector monopolista es ef que cenaliza hacia si la mayor masa de plusvalia generada por 1a explotacion de ta fuerza de trabajo del pais, independientemente de que la haya extraido 0 no de ls mano de obra ‘que ocupa. Hemos dicho que uno de los mecanismos de trastaci6n corsiste en las variaciones de los precios relativos —es decir, en ta relacion de intercambio— que el capital mo- nopolista puede hacer actuar en su favor, dada su capacidad pera ins- trumentar una politica de precios. Pero aim cuando no se pueda apreciar ningun cambio signiticativo en Ia relacion de precios, este meca- nismo de traslacién de plusvalia si- gue subsistiendo en tanto la diferen- cia entre productividad y precios de una rama sea superior a la misma brecha en otra rama, Porque come el valor disminuye en funcién del au: mento de 1a capacidad productiva det trabajo, si se mantiene inaltera: do el precio de la mercancia se pro: duce una transferencia de plusvalia a wavs de Ia relacion de inter: cambio— de 12s ramas donde la bre- cha entre productividad y precios es menor hacia las ramas donde esta brecha es mayor. ‘Asi es como los sectores oligo: polizados usutructian Ia plusvalia ex- traida a sus propios obreros y se apro- pian a su vez, de parte de la que ex- trae la burguesia no monopolista. En los casos en que existe oligopolio di ferenciado —un sector monopolis- tay empresas comperitives dentro de ls misma rama— el capital mo- nopolista agrega a su favor la plus valia extraordinaria, como otra fuer te de acumulacién (de acuerdo con fo explicado anteriormente). Los sectores oligopolizados pue- den instrumentar politicas de precios de manera de incremertar e! volumen de los fondos acumulables y de ex: pandir participacién en el mercado. En tas rames donde slo hay un 3m pequefio numero de grandes empre- sas, éstas goneralmente recurren aquerdos de precios, como es el caso de automotores, neumsticos 0 ciga- rrillos. En cambio, en las ramas don: de las empresas monopolistas com piten con empresas medianas y me: ores, su politica puede ser de eli minacién 0 no de estas empresas, segin resulte conveniente a los fines dela acumulacién. A continuacién, introducimos, con {a finalidad de comprobar lo ante rior una serie de ejemplos: a) En le industria petroquimica, 2 la que se le asigna por ley el apro: visionamiento de insumos internos 2 precios promocionales y de insu ‘mos importados libres de recargo, vemos la participacién de dos sec tores bien diferenciados: la petro- quimrice pesada y la livians, ambes oligopdlicas y con elevado control de! capital extranjero. En la petroquimica pesada, ocho ‘empresas controtaban, en 1963, of 65,19/0 del valor de produccion de la rams, y en ta liviana, otras 9 ‘empresas controlaban el 95,4°/0.11 El control del cepital extraniero en el valor de produccion de estas ramas era del 42,8%/o!? y del 72,90/0 respectivarente —para el mismo afio 1963. La industria petroquimica pesada prove materias primas para la in- dustria de laminacién y articulos plisticos, cuyo mercado adquiere ca- acteristicas bastante competitivas. Estas ramas —constituidas on su ma yoria por capital de origen nacional de dimension medians— se desarro- lan a la sombra de la incorporacién de la petroquimice pesada en el pais 11 Con respecte la petroquimice pesade. vemos en el conto industial que esta rama Inchiye wanto la petroquimica pesada como 2 la industria de laminacion de pléticor, lo que determina que esta participacionesté subvaluade. Este rama, caractorizada como oligopéliea, abarca un universo de hast 40 empresas, de fas cuales sblo 6 estén en | industria de petroquimica pesada rea! mente; ol resto esté on Ia industria de lamninecion de pidsticos. Este dato tiene Vigencia actualmente pues et naimero de ‘empretes que estén en la primera no 50 modifica: en cambio, aumenteron 10s es tablecimientos de la industria de lamina cid de pisstico. 12 Por tas razones apuntades —nota 1— la participacion del capital extraniero tamn- Din estd subvaluada. De las § empresas de Ia industria petroquimica pesace, 4 son totalmente extranierat, y en ta restente hay participscién de erte capital. 32 fen la rama de articulos plasticos, 8 empresas controlan el 32,50/0 del valor de la produccién, y ta partici- pacién del capital extranjero equivale aun 0,3%0). La evolucion de las productivida: des de ambas ramas favorece am pliamente a la petroquimica pesada, y ademés, los precios de ésta cre cen a un ritmo mayor que los de la industria pléstica (laminacién y ar ‘Uiculos plisticos). La difereme evo- lucién de tos precios de esta ultima con respecto a os de sus insumos, implica un drenaje de plusvalia ha ia la petroquimica pesada. De esta forma, la industria plastica, que am: plia su mercado sustituyendo pro- ductos de ramas tradicionales —cue- ro, hojalata, etc.— ve limitada su expansidn. 'b) La petroquimica liviana brinda otro ejemplo de la implementacin de politica: de precios por parte de! monopolio, En este caso, nos en- contramos con dos situaciones; por luna parte, una politica de precios ‘agresiva en funcion de la lucha com- ppetitiva; por otra parte, una politica de precios como mecanismo de transferencia de plusvalia. En la primera situacion la petro- quimica liviana compite con los pro: ductores de hilados de algodén y lana, pero cuenta a su favor con el hecho de que en esta rama (que incluye parte de tejidos) 1a estruc tura del mercado es de oligopotio diferenciado: por un lado, grandes empresas y por otro establecimien- tos medianos y peque‘tos. ‘Ambos compiten en el suminis- tro de materias primas a la industria de tejido textil. En este caso, la pe- troquimica liviana —hilado sintéti- ‘co— busca Ia eliminacién de la com. petencia, A este fin se dirigo su Politica de precios; los precios de sus productos aumentan en 170,1 en ol periodo 1953-63 (base 1960= 100) en tanto que los precios de hhilados de lana y algodén aumentan, en 106,2 durante el mismo periodo. Sin embargo, el aumento de pre- ios por si mismo no es significativo; la importancia ~a los efectos de po der aftontar la lucha competitiva— reside en la diferencia entre las pro- ductividades y los precios de ambas ramas. De ta! modo, en hitados si téticos, alin cuando sus precios cre cen a un ritmo menor, se produce un incremento de la productividad en términos absolutos de 341,3 fren- te a un incremento de 37,3 para os hilados de algodon durante—er mismo periodo. Esta competencia determind la eliminacién de 1as empresas de me: nor dimension y, ademés, le retrac én de algunas grandes empresas que ‘operan en hilados de lana y algodén. Pero su efecto no se detiene aqui, sino que tecae asimismo sobre los productores de lana y algodén, al disminuir la demanda de su produc. En el caso de la produccién a godonera, los minifundios base de la misma, no pueden compensar la dis- minucién de su ingreso con el au mento de los rendimentos, Esto se debe a que las caracteristicas mo nopélicas de su comercializacion =Bunge y Born, principal comercia- lizedor. se desempefia a la vez como capitalista comercial en el algodén y como monopolista en la industria de hilados de algodén y tejidos textiles— determinan una disminucion de pre. ios La provincia det Chaco vive una situacion oritica que lleva a la dis minucién del drea sembrada, 0 une reduccién del salario de los peones recolectores de algodén, y 2 un éxo- do de los obreros rurales y de los campesinos pobres que se desplazan hhacia el litoral a engrosar el ejército de resorva, Esta lucha por imponer su domi ‘rio en el mercado no impide, de niingin modo al capital monopo- lista que actin en la rama hilados sintéticos, apropiarse de plusvalia de los capitalistas de ta rama a la que provee: la industria de tejidos. De esta manera, ya nos encontramos en la segunda situacién descripta al co- mienzo: politica de precios como mecanismo de transterencia de plus valia Esta rama —telidos— es otro caso tipico de oligopolio diferenciado: al lado de grandes empresas pululan tuna multitud de pequo‘ios estable ‘cimentos que son impotentes pora implantar una politics de precios, dada la competencia existente entre ellos. Dado que la reconversion técnica, necesaria para pasar de la produecion de tejidos de algodén a la de sinté tieos, no es demasiado comple estos pequefios establecimientos in: sumen ambos productos. Esta si tuacién beneficia por igual al capital monopolista que esté en las dos ra- ‘mas: a 10s de hilados sintéticos por- ‘que la competencia en el mercado de tejidos les permite apropiarse de la Plusvalia extrafda por las burguesias Ro monopolistas 2 sus obreros; a las grandes empresas textiles algodo- fheras por la existencia, en su rame, de pequetios competidores a los cua: les pueden restar beneficios. Las ra zones de ello estén en que: 1) el precio de los productos tex- tiles debe cubrir los costes de pro: duccién para permitir la subsistencia de la pequefia empresa. Pero la dife- eneia de productividades entre las grandes y las pequefias empresas, da a lag primeras ta posibilidad de obtener tuna plusvalia extraordinaria debida al ‘mecanismo que hemos descripto 2) la existencia de pequefios capi talistas de la rama de tejidos, que no ‘euentan con suficiente capital cir culante para comprar materias pri- ‘mas, y que trabajan para las grandes ‘empresas textiles proveyéndolas de hilas y percibiendo a cambio tejidos ‘que luego comercializan con su pro- duecién. Aqui la transferencia de plusvalia 0 se produce por Ia relacién de intercambio, entre dos ramas dis- tintas, sino entre empresas de una misma rama, 2 través de la produc: én del mismo producto. Lo que su- cede, es que la gran empresa textil ‘cumple la funcién de capital comer- Gial en esta relacion, ‘Ahora bien, la expropiacién de plusvalie a que es sometida la bur- guesfa no monopolista, hace que sta s6lo pueda lograr una reproduc- cién simple de capital descansando en fa superexplotacién de la fuerza de trabajo que contrate. Pero la posibilidad de apropia- cién de plusvalfa de ta gran em ppresa textil no se agota aqui: ello le permite transferir la crisis que representé ls aparicién del sintético en el mercado interno. Esta posibili- dad se origina en la existencia de un mercado altamente competitive en la rama confecciones, a la que abastece. Los talleres de confeccio- nes, al no poder absorber el aumen- to de precios de textiles con un au- mento en su productividad, to tras- lada a los precios de sus productos. Esta traslacion de precios afecta al salario real de la dase obrera de manera tal que, unido a la desocu- acién del periodo, obliga a la re- traccién de la demanda de estos pro- ductos y brinda una explicacién del importante lugar que ocupe esta ra- ma en el total de quebrantos. Hemos visto o6mo, analizando una LOS LIBROS, Junio - Julio de 1973 amorrortu editores La cultura de la pobreza oT USaN cities ROO cum ees ers ae et et MU eT! atest i ie ia CE MC mC Alvin W. Gouldner en ee eae Curl NRC Peers oe cue me ry RE tul mc emad ae ccs mer La crisis del desarrollismo y la nueva dependencia Th. Dos Santos. H. Jaguaribe y otros Poe CREM cur cus Artem eaten ecru) Ogee) it eM Leb id Mihailo Markovic rae) emcees ada Poem Unie ar) Jacques Hochmann El mito de la enfermedad mental BU ur merc rd Vera oue cour ney Rue secur) eee Ideologia y teoria sociologica Meee) Pt lure ley eu Ce aL eee iota eres BOO eet) Marxismo y teoria de la personalidad reuters ee ea un oe ee ers Daniel Guérin y Ernest Mandel patelelclicl diel RiasAi Rh es (We ee ee ee ee sola rama de las que experimentan Ja entrada de! capital monopolista —petroquimica—, se verifica el afian- zamiento de la burgues(a monopo- lista nacional e internacional. Es te proceso también ejemplitica obmo la burguesfa textil, que fue uno de los pilares del crecimiento industrial en la époce peronista, pierde base econémica y poder politico para restaurar las condiciones de la épocs asada. cl en fa rama de cigarrillos y hari na, tenemos otros ejemplos de tras: facién de plusval’a por medio det controt de precios. En el primer caso, se expolia a los campesinos minifundistes de las pro vincias tabacaleras, que no logran ‘compensar mediante el aumento de sus rendimientos la disminucién en @l precio del tabaco, impuesto por a politica monopolista de las em- presas que estén en la rama de Gigarrillos. En @l segundo —harine—, la bur ‘quesia manopolista de la rame haring ‘opera de modo simi po de grandes molinos harineros (los 8 mayores controtan el $8,5°/0 del valor de la produccén) y el resto de la rama son molinos de escasa dimensin, Esta burguesia ejerce su poder tanto en el sector al que ‘compra sus insumos (productores tri- gueros) como con quienes compran sus productos (panaderia, fideos). quienes se encuentran en un régimen ‘oncurrencial. No es tan importante la evolucién de los precios de estos sectores, ~todos aumentan en pro- Porcién’ similar sino tas diferen- as de productividad favorables a {a rama harinera. Esta situacén les permite apropiarse de plusvalia de la burguesia de ambos sectores y ‘contribuir @ la disminucién del sa- lario real. Todos estos ejemplos, nos permi- ten demostrar la direccién que sigue de plusvalfa dentro industrial. La burgues ‘monopolista —fundamentalmente ra- dicada a las ramas a las que se incor- ora en 1968— expropia a través de las diferencias de precios y producti vided, parte de fa plusvalia que la burguesia no monopolista extrae a su fuerza de trabajo, disminuyen- do asi la capacidad de acumular de sta y aumentando, inversamen- te, la correspondiente al capital mo- nopolista, ry CORTAZAR: entre la elipsis y el circulo Scrge Rivera Jutio Cortézar, Libro de Manuel. Ed, Sudamericana, Bs.As. 1973, 1. Susana “la previsora’” pegs no ticias en diversos idiomas para con- feccionar el “libro de lectura” de su hijo Manuel. Se dedica a este proyec: to de “alfabetizacién todavia remo- 1a” (Manuel gatea) y a “militar” con tun grupo de franceses y © latinoamericanos quo planea el de un “personaje importante paso por Paris. Los recortes y las peripecias del grupo convergen y se integan a diversas alturas del relato, € inclusive —por decisién de uno de los protagonistas— el discurso ficticic expone pasa a formar parte bro” de Manuel como un “material de lectura”” més (lo que plantea unas relaciones de denote: cién-connotacién sumamente com lejas y abre, ai mismo tiempo, una nueva direccién al proyecto pedag6: ico de Susana). 2 Libro de Manuel retoma 13s lineas bésicas de Rayuela, 1a idea yo expliciteda del bricolage ‘y del len- quoje segundo que reflexions sobre tun lenguaje-objeto, el problema de la ubicacién del narrador dent:o del lato (que aqui se resuelve mediante la adicién de puntos de vista), 1a euestién de los limites que impone et lenguaje (resuelta en unos casos como mera reduccion nominalista y en otros como desmontaje de! auto- matismo y del papel represivo y alie nante de! lenguaje normativo), el peso que adquiere —como mecanis: mo compositivo— la evocacién del ‘pasado y la reversibilidad del tiempo, la densa presencia de ciertos elemen- tos mneménicos u oniricos, conver: tidos en motivadores y orgenizadores del relato, el manejo de ia causalidad la forma en que se propone romper con las ideas de jerarquizacién, de mediatizacién, de seleccion (pasar “de una esquina a una cama” sin experimentar cambios), los juegos lingiisticos (la jerge de Lonstein), los recursos tipogréficos, ete. 3. Cortézar vuelve 2 retlexionar, ‘como en Rayuela, sobre los mecanis- mos y la organizacién del texto, Pue- de afirmarse, inclusive, que gran parte del libro es un trabajo circular sobre su génesis y desarrollo, que parece roponerse como desfetichizacién de Ja produccion intelectual, de la lectu- ‘9 sutomatizada y “confortadora”. La historia real de la produccién, fepito, esté integrade a la novela co ‘mo trabajo textual y como trama, y en este sentido Cortézar se inscribe en la secular tradicién de quienes problematizaron {como Cervantes, Sterne 0 Joyce) ciertas “convencio- nes” y ““t6picos” del género para “rearmar” ta novela y crear “lo nue- vo". Con la salvedad de que Cortézar parece confiar excesivamente en la “partenogénesis literaria” (como di- ria Gramsci) y en cierta medida solo Problematiza lo novelistico on un iano puramente superestructural (a partir del peso prestigiador de fuen- tes, modelos e influencias y de cierta cconcepcién idealista y enmascaradora de la autonom/a del campo), mien- tras que para construir “io nuevo", Pos el contrario, estos grandes crea- dores twvieron en cuenta el espacio titerario especifico (con sus tradicio- nes y exigencias internas) y la con- vergencia “fecundante” sobre dicho espacio de la Historia y de las rela- iones sociales, con todo lo que esta convergencia supone en cuanto 3 transformacion valorativa de los ma: teriales literarios y seménticos y en cuanto @ dinemizacién de la imagen dol mundo, 4. Cunido Cortdzar habla, por su parte, de la atormentada “convergen- Cia” de lo testimonial y lo imagine Tio. de la militancia y ta literatura ‘pura, reintroduce categorias ye supe- radas por la misma practica de la Hiteratura, y nos revela, fundamental- mente, su tendencia a cuestionar y a dejar al mismo tiempo sin respuesta tegradore, como puede sospecharse ‘con fundadas razones, una vision radicalmente dicotémica de la litera: tura y de la realidad: real/tant6stico, légico/analégico, racional/irracional, testimonial/imaginario, informacién/ ficcién, Paris/Buenos Aires, lenguaje podtico/lenguaje enunciativo, ete. 5. Al elegir la linea de los recortes (especialmente al apelar a los testi monios sobre torturas 0 militantes, que ¢s donde suponemos que se “"juega” su propio compromiso) Cor-

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