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Salgo a la calle y me tortura pensar en la mirada.

Porque en ella se encuentran las cosas ms dulces,


pero tambin las ms saladas. En esta poca prenavidea con la mirada uno denota que sabe cosas.
Y el saber, a veces, genera pena. Todos saben lo que hay para comprar. Todos saben que hay una
distancia entre niveles econmicos y sociales. Y el problema de esa mirada es la dosis de
obnubilacin que encierra. Los planos que esconde. La mirada siempre es ideolgica. En el ms
amplio sentido de la palabra. Lo triste

la saciedad nace en el seno de la abundancia y en medio de las


voluptuosidades uno se deleita con los suplicios.
Marqus de Sade, Las ciento veinte jornadas de Sodoma.

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