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LA ALIMENT ACTON EN LA PRIMERA INFANCIA VW SUS EFECTOS EN EL DESARROLL® Teresa Lartigue Becerra, Martin Maldonado-Duran y Héctor Avila Rosas (coordinadores) ASOCIACION PSICOANALITICA MEXICANA A.C. ASOCIACION PSICOANALITICA MEXICANA, {De quién es la cuchara? La relacién de alimentacién padres-bebé (Permeabilidad a la emergencia del sujeto incipiente) Juan Miguel Hoffmann Este capftulo esté dedicado a compartir con los colegas en trato con nifios las com- prensiones que pudo hacer su autor a partir de investigaciones empiricas sobre la temprana relacién entre los bebés y su medio ambiente. Estas investigaciones, rea- lizadas desde 1981 a 1996, estudiaron la interaccién del bebé con sus cuidadores en el momento de la alimentacién con semis6lidos y sdlidos desde los cinco hasta los doce meses de edad (Hoffmann, 1992, 1995). Una segunda etapa estudié parte de los mismos bebés en interacciones de juego a los dos y tres afios de edad (Benito Silva y Hoffmann, 1996). Nos limitaremos aqui a las conclusiones derivadas de lo que ocurte en la situa- cién de alimentacién, el comportamiento del bebé y sus cuidadores, durante esas mismas observaciones. Este capitulo no trataré entonces de temas tales como la desnutricién por razones econémicas, sociales y psicolégicas. No hablaremos de los nifios con trastornos de la deglucién o alteraciones fisiologicas y anatémicas. Estos temas han sido tratados por los doctores Maldonado y Sauceda (capitulo 11). Este capitulo aportara entonces tan sélo algunas conclusiones sobre la situacién de alimentacién que dan pie a la comprensién del fenémeno de individuaci6n del su- jeto humano en desarrollo y en interaccién con un medio cuidador. Resulté un descubrimiento comprobar durante la situacién de alimentacién en nuestra muestra, la capacidad del bebé de iniciar una serie de comportamientos de 101 J. Miguel Hoffman diversos tipos: exploraciones, interacciones, complejas experimentaciones y jue- gos, desde el quinto mes de vida en adelante. Estas actividades del bebé eran soste- nidas por él mismo y eran mantenidas a pesar de la presencia de obstaculos puestos por el medio ambiente, aun a riesgo de entrar en situaciones de serio conflicto con sus cuidadores. Este hecho de la conflictividad fue lo que mas fuertemente nos llamé la atencién. Habla de la fuerza que tienen estos eventos tanto para la criatura como también para los cuidadores. No hay conflictos de a uno. Si el adulto enfren- ta a un bebé de pocos meses, si un bebé de pocos meses se atreve a la pérdida de afecto implicita en la confrontacién, algo importante est4 sucediendo para ambas partes. {Qué es eso que produce tanta reaccién, en ambos bandos? José, un bebé de nueve meses de edad, esta sentado en su sillita alta, un babero al cuello, un juguete en la mano. La madre maneja la cuchara evitando la manita libre de José, que persigue la cuchara en manos de mamd. Algo le murmura la madre sobre no tocar la comida, que se va a manchar, Esta interaccion se sucede una cantidad de veces, alternada de vez en cuando con un rato de dejarle tomar la cuchara a José, cuando vuelve vacia. Pero se ve que José no quiere la cuchara vacia, quiere su contenido y sigue la persecucién en el “espacio aéreo” entre ma- dre y bebé. En un momento mamé atiende a un llamado de otro nifio desde el cuarto vecino y es ahi que José planta su palma con todo el envidn en el medio del plato con el puré, que qued6 ahora a su alcance. Salta puré de color naranja para todos lados. La madre da un respingo. Su cuerpo se eleva y a la vez retrocede. Visto en camara lenta se aprecia la elevacién de cejas de la madre, la boca que se va abriendo, el cuerpo retirado mirando fijamente a los ojos de José. Este, inmévil como una esta- tua, los ojos bien grandes y fijos en los de la madre, analiza microsegundo a mi- crosegundo las variaciones en el rostro materno, como tratando de predecir la préxima conducta de ella. Suibitamente se quiebra Ia inmovilidad, la madre bajala cabeza lentamente, acercando su rosiro al de José; la boca abierta se va cerrando y ensanchando en una sonrisa. El cuerpo nuevamente encorvado de mamé le per- mite poner su rostro a unos 20 centimeiros de José quien a medida que se producia el acercamiento materno y la sonrisa esbozaba en su rostro, pasaba de la rigidez petrificada a agitar ambos brazos, saltando dentro de su sillita. La madre le decia: i“ Lo conseguiste ,eh?! ; Finalmente, lo conseguiste! ¢Te gusté? ; Eh! z Es lindo el puré de zapallo (calabaza) ? A ver esa mano, vamos a limpiar un poquito, aver, a ver (mientras con un trapo hiimedo recoge las salpicaduras y limpia las manos de José). Con el resto no removido José ensaya un deslizamiento del dedo sobre la bandeja, toca el puré y levanta el dedo una y otra vez, despegandolo de la bandeja. 102 LA ALIMENTACION EN LA PRIMERA INFANCIA En este ejemplo tenemos los intentos de José de entrar en contacto con la comi- da, la madre que lo evita esquivando con la cuchara la mano persistente del bebé. Se ve que esto va levantando el gradiente del interés en José hasta que toma “por asalto” el plato, en un momento de descuido de la madre. En ese momento podria haber ocurrido la catastrofe de un enojo , un desborde iracundo de la madre, cosa que también hemos visto. Pero no, la mama de José, si bien en un primer instante se paraliza, rapidamente recobra el aplomo, dimensiona la intervencién de José y de- cide que no es una tragedia. En dos 0 tres segundos se jugé el momento del encon- tronazo entre José y la madre, la madre procesa a favor de la inquietud del bebé. Esta tolerancia seguramente incidira en la forma en que José se va haciendo un lugar en la interaccién. Por contraste podriamos decir que si la madre hubiese re- prendido fuertemente a José, le hubiesc retirado el afecto por la intervencién, (por susto o por sorpresa, 0 bien por sentir lesionada su autoridad) se establece un ante- cedente menos propicio para la formacién de un lugar para José en la interaccion. Sin duda, los episodios aislados no son de por si determinantes, slo la sumatoria de los mismos, la “suma algebraica” de respuestas positivas y negativas va deter- minando un patrén de interaccién . Este patrén también puede medirse como “lu- gar o espacio” para el nuevo individuo, emergente dentro de un sistema preexistente. El recién llegado bebé encuentra un mundo ya ocupado por su madre, su padre, sus hermanos, en el circulo familiar intimo, tanto como después encontraré un lu- gar en los campos sociales como el jardin maternal o la escuela. Dentro de ese mundo debera “tallarse un nicho” al decir de Popper! en sus discusiones con Lo- renz. Estamos planteando aqui un tema diferente a lo que habitualmente se considera lo psicoldgico, pero sin duda entrelazado con aquéllo. Lo que se llama la “relacién madre-bebé” o el concepto de vinculo entre seres psicologizados. La teoria de la mentalizacién o de adquisicién de] pensamiento es lo que habitualmente constitu- ye la esencia de los enfoques psicoldgicos y psicoanaliticos. Lo que se plantea aqui es un enfoque que tiene en cuenta el espacio cedido, conquistado, negociado del nuevo ser emergente. Dicho espacio es el que le permite a José lanzar una ofensiva de conquista exploratoria de su medio ambiente: meter la mano en el puré (con fuerza, porque le fue negado) le permite hacer una cantidad de experiencias de texturas, consistencias, viscosidades, temperaturas pero también de conocimiento de las caracteristicas de respuestas de la madre, su principal interlocutor y media- dor en este contacto con el mundo. “Y lomis interesante es que los nichos ecolégicos son construidos desde un principio por los seres vivos...Los seres sin iniciativa, sin curiosided, sin fantasia, se ven obligados a luchar por unos nichos ecoldgicos ya ocupa- dos; porel contrario, aquellos que estén dotados de iniciativas, tienen a su disposicion unos nichos ecoldgicos recién inventados....” Popper, K.; Lorenz, K. El porvenir esté abierio~ Tusquets Ed. 1992 (p. 27). 103 J. Miguel Hoffman El manotazo de José implica una serie de experiencias para él, pongamos por orden (arbitrario tal vez): 1° forzar una iniciativa que le ha sido negada reiterada- mente: entrar en contacto con el puré; 2° el contacto mismo con el puré y su poste- rior exploracién y experimentaciones sobre el mismo; 3° la aceptacién por la madre de su “arranque conquistador”. Analicemos estas tres. La primera sera una experiencia de si mismo como quien persistc, usa una cantidad de estrategias hasta que finalmente triunfa. Es un ejerci- cio de voluntad, una autoafirmacién. Tiene seguramente influencia en la lenta pero continua construccién de una imagen de si, aquel conjunto de autorepresentaciones con las que nos definimos, conocemos, identificamos. La segunda es una experiencia cognoscitiva, relacionada con nuestros impulsos epistemoldgicos, nuestro deseo de conocer al mundo, de apropiarnos perceptual- mente de la informacién relativa a lo que nos rodea, lo que nos interesa, la comida, las personas, los atractivos de distintos tipos, a los que clasificaremos, ordenare- mos por categorias y todo lo demas que hace al conocimiento. De la primera y segunda experiencias podriamos derivar aun una tercera: el camino del cémo, lo que en inglés se llama el know-how, el como Ilegamos a la realizacién de una experiencia. Esto tanto en el plano operativo puro (esquemas motores y sensorio-motrices) como también en el plano interactivo social (la estra- tegia interpersonal aplicada por José, en este caso “toma por asalto ante el descui- do del guardian”). La cuarta experiencia deriva de la tercera formulacién, es en este caso, la acep- tacién por la madre de la conquista de José. Esta experiencia es informativa y for- mativa de las futuras interacciones, hay un dato , un conocimiento sobre el grado de autoafirmacién tolerado en determinadas circunstancias por el medio. Podria- mos llamar a esto “permeabilidad social a la intrusién del individuo emergen- te”. Esto es otra forma de hablar del espacio que se le concede al nuevo ser para sus experiencias. "Esta nocién de un espacio psicolégico para la constitucién del nuevo ser es la novedad del enfoque que presentamos. Es un espacio que se configura progresiva- mente, “dentro de la cabeza” (psiquismo) de la madre. Esto ocurre también en los demés involucrados con el recién Ilegado (padre, abuelos, hermanos, etc). Pero este espacio no sdlo es un lugar psicolégico o mental. Es bien fisico en muchos momentos. Cuando hay que abandonar un lugar preciado por uno 0 varios miembros de la familia para poner la cuna del “nuevo” se puede perder espacio de necesidad para los demas (un cuarto que hacia de expansién y diversién, con la television o los juegos, la biblioteca o la computadora, el hermano que dormia solo, el padre que tenia “su” lugar — hasta cl hecho de poner a dos en una misma cama porque no hay esos espacios “‘sobrantes”). 104 LA ALIMENTACION EN LA PRIMERA INFANCIA El lugar que ocupa el recién llegado también es sonoro, como cuando llora yno deja estudiar o no permite dormir o comer tranquilos. Cada vez seran mayores los requerimientos para ocupar una parte del espacio psico-fisico y social, tanto en la casa, como en el jardin maternal, el juego cn la calle o el colegio, en la considera- cin de Ia maestra, los compajieros, las autoridades. Este tema no ha sido atin suficientemente explicado, pero puede proyectarse hacia el futuro, no ya en la relacién madre-bebé durante la comida, Tal necesidad de espacio se observa en el campo educativo: el alumno con su maestra, en relaci6n con los demas compafieros. También con el adolescente en la calle o en la escuela buscando ampliar su “espacio” no ya con las iniciativas tendientes a logros integra- tivos sino en el batallar de las reacciones, en el “ruido” para hacerse notar, en el quebrar las normas para irrumpir en espacios no concedidos. Esta es una tematica que le es familiar a los psicélogos, pediatras , docentes y la sociedad en general. La diferencia entre José —un bebé de 9 meses— y el mismo José en quince o veinte afios mas, es la capacidad de dafio que adquiere en su arsenal de lucha por el espacio. Si bien los bebés no son del todo “inofensivos”, usan una estrategia de lucha que pasa por la autodestruccién mas que por las agresiones hacia los demas. Esto hace que se los note menos como “‘sujetos enfrentados al otro” y se suele conceptualizar mas como que “son dificiles” o que tienen problemas en el campo fisico: no crecen, no engordan, no progresan, no aprenden. Si un bebé rehusa la comida o no climina las heces con el ritmo necesario y esperado, lo llevamos al médico. Asi hacemos con el bebé llor6n, gritén, rebelde. Es cierto que para muchos cuadros de estos hay patologias que se justifican desde el campo organico. Sin embargo, la divisién “organico-psicolégico” que de- bemos a Descartes es demasiado tajante y no ayuda a la comprensién de lo integral de los temas de salud: un paladar deformado, un labio leporino, o espina bifida son todos problemas de existencia real, pero eso no cambia el hecho que con una mejor adaptacién de la madre, la familia y los médicos, estos problemas se hacen mas Tlevaderos si su componente psicolégico derivado también recibe su atencién. La participacién del agente de salud mental en los equipos perinatales, en la educacién de padres pre y post-parto, el acompafiamiento psicoldgico de la madre durante sus visitas a los consultorios de control o de nifio sano, la asistente social que media en las dificultades ambientales de sostén son todas contribuciones al mejor tratamiento de un problema en principio tan “organico” como una mieolo- meningocele. La consulta médica nos alerta entonces sobre las caracteristicas particulares de ese proceso de crianza; {Qué est ocurriendo entre esa mama y ese bebé en térmi- nos de conflictos alrededor del manejo del espacio que cada uno requiere para si ?. 4Es una mamé que trata de salirse siempre con la suya? gEste bebé da sefiales de no 105 J. Miguel Hoffman conseguir manifestar su interés, curiosidad, desco de contacto y expresividad? zPue- de decirse que hay en esta relacién poco espacio para las iniciativas que toma el pequefio y una exagerada pretensién de los cuidadores de “educar”, de “domesticar al pequefio salvaje”, de “poner limites”? gLa madre se expresa en términos de im- potencia, de no poder més, que esta agotada, que ya la tiene cansada? Para poder aportar algunos elementos a estas situaciones de consulta es que aprovechamos nuestras observaciones en la situacién de alimentacion durante los pasados quince afios. En mas de 400 situaciones de alimentacion filmadas hemos podido apiicar diferentes esquemas de observacién, tanto en poblacién sana como en poblaci6n de alto riesgo.? El grupo central lo constituyeron 40 diadas madre bebe, filmadas durante intervalos mensuales desde el cuarto mes hasta el doceavo mes cumplido. La filmacién tuvo lugar durante la situacién de alimentacién do- méstica, en condiciones habituales para los miembros de la diada: su propia casa, su propia comida, sus propios objetos, sus propios horarios.3 La camara es armada en el momento previo a la comida y el camarégrafo se retira cuando se inicia la comida, Queda el “ojo de la camara” como unico observador. Esto es lo mas cerca que se puede llegar a la situacién “normal” a diferencia de las filmaciones en un laboratorio . De dicho grupo obtuvimos 240 comidas que fueron analizadas con técnicas mi- croanaliticas segtin explicamos en otros trabajos ya mencionados arriba. Lo que estudiamos, en sintesis, fue la iniciativa del nifio pequeiio, la respuesta del medio ambiente ala misma, y las reacciones en el nifio a las respuestas del adulto. Esto es, la actividad espontdnea del bebé, organizada propositivamente, lo que entende- mos por iniciativa. La respuesta ambiental es todo comportamiento despertado por las iniciativas del nifio en la persona cuidadora, ya sea una respuesta verbal (reprimendas, estimulos, advertencias, etc), como también las conductas, a las que clasificamos en cinco ejes de opuestos tales como facilitar-impedir, calmar-exitar, etc. Ante estas respuestas del medio ambiente el pequefio ser puede hacer una canti- dad de reacciones a las que dividimos en dos categorias: las reacciones aversivas, que son manifestaciones individuales del nifio, de rechazo a lo que ocurre, por ejemplo: escupir la comida, cerrar la boca ante la cuchara, girar la cabeza, tirar el cuerpo hacia atrds y otras. El] segundo grupo estan los conflictos 0 reacciones de la > Enire las ultimas incluimos un grupo de 10 mellizos, 6 madres adolescentes solteras en hogares de trénsito, y 10 bebés de guarderias de bajo nivel. 3 Se refiere al uso de vidcograbadores de cuadro por cuadro lo que permite el anilisis de situaciones que ocurren en fracciones de tres centésimas de segundo (el sistema NTSC registra 27 cuadros por segundo). El anélisis tan minucioso es exhaustivo y profundo pero muy costoso en tiempo. El anilisis de cinco minutos seleccionados suele llevar no menos #e dos horas y tiene que ser repetido por otro evaluador, para certificar la correccién de las determinaciones 106 LA ALIMENTACION EN LA PRIMERA INFANCIA relacién, ya que un conflicto no se da de a una persona sola, sino por entrecruza- miento de los comportamientos de al menos dos. En el conflicto, cl bebé reaccionaa la dificultad que le interpone el ambiente, en la persona de la cuidadora 0 cuidador, y a su vez la cuidadora o cuidador reaccio- nan ante la reaccién del bebé. Ejemplo: la madre impide una exploracién de comi- da que cay6 sobre la bandeja y el bebé responde cerrando la boca ante la cuchara que pretende introducir la madre en la boca. Ante esta resistencia del bebé la madre - 0 cuidadora reacciona con enojo reprendiendo al infante y hasta forzando o tratan- do de forzar la cuchara dentro de la boca. Estos forcejeos parecen al principio relativamente inofensivos salvo que uno se detenga a visualizarlos en cémara lenta donde adquieren el dramatismo que s6lo exhiben las mayores reacciones dentro de un escalada que finalmente se hace evidente a todos. Esta falta de dramatismo, inicialmente y al ojo desnudo, se explica por la gran asimetria de fuerzas entre la criatura y el medio ambiente cuidador, al que le bastan pocos esfuerzos fisicos para dominar al pequefio ser en desarrollo. A pesar de esta manificsta asimetria sorprende ver como después de un tiempo de reacciones con- flictivas, el bebé logra una capacidad de exasperacién sobre el ambiente cuidador que se exterioriza en grandes altercados donde el que llora no siempre es el niiio. Mas de una madre confiesa su desesperacién ante estas crisis de desencuentro con el pequefio. GQué es lo que carga de tanta violencia a esta situacién basicamente placentera como es la comida? Pensamos que el significado de la comida es de gran importan- cia para la madre y es cierto que el ambiente* esté muy pendiente del aumento de peso corporal como un indicador de salud del nifio. Esto se ha establecido cultural- mente, aun en proporciones que no son del consenso profesional que hoy por hoy se inclina por nifios(as) que no exterioricen sefiales de obesidad precoz. Lo que nos interesa presentar aqui no es la influencia de estos factores cultura- les y sociales que existen y que reconocemos, sino las razones que entendemos mas profundas y generales sobre el tema de la crianza. Qué idea tiene cada madre ,ola figura rectora del grupo familiar, sobre lo que tiene que ser y hacer el recién Ilegado al grupo familiar. Es un tema de “destino” impuesto sobre el recién nacido por sus figuras rectoras. Ademds del destino genético, que hoy por hoy sabemos que es esencialmente un destino de disposiciones mas que una suerte ineludible de hechos predeterminados— tenemos un destino inscrito en el alma de nuestros ante- pasados y que nos llega por las dos generaciones inmediatas, padres y abuelos. * Alternamos entre “madre” y “cuidadora” 0 “cuidador™ dadas las diferencias culturales que se han dado con este fenémeno del cuidado del nifio, donde la madre muchas veces es reemplazada por el padre o bien por oir figura de la familia y también por persones contratades a tal efecto , lo cual no deja de tener cierta influencia en los acontecimientos de la comida, influencia que no podremos profundizer aqui por razones de espacio. 107 J. Miguel Hoffman Esta “carga” hereditaria esta determinada por componentes en parte conscientes y en parte no conscientes para la misma persona que los transmite. Los verdaderos anhelos de nuestra madre para nuestra vida pueden estar tan ocultos para ella como para nosotros mismos. Se han ido forjando a lo largo de su propia vida, iniciandose en los afios de su infancia, en el juego de “papa y mama”, en esa practica para las funciones de la vida adulta que todas las culturas favorecen (Erikson, 1953). Se fue Juego desarrollando en la adolescencia, el momento de afirmacion de la identidad sexual de la madre y consolidando en la formacién de sus sucesivas parejas hasta la constituyente del embarazo. Este proceso, poco estudiado, de la configuracién pro- gresiva del “modelo” del futuro ser que toda madre espera generar, es de importan- cia clave para la configuracién de la identidad del nuevo ser quien tendra este “modelo” frente a si cuando haga su aparicién en este mundo. El desarrollo de estos dos bebés, el fantasmatico y el imaginario, se encuentran mas descritos en otras publicaciones (Hoffmann, 1994a, 1994b). En esencia son parcial o totalmente desconocidos a la conciencia de la madre, determinados por su historia personal, sus deseos, el desarrollo de su propia identidad, los deseos insa- tisfechos y postergados para el futuro descendiente. En su porcién conocida a la conciencia, son las expresiones de los valores culturales a los que se adhieren la madre y su pareja (padre de la criatura o no, en este caso potencialmente ambos), los padres de la madre y también los padres del padre, el grupo cultural (regional, étnico 0 religioso) al que pertenecen; el grupo social dentro del cual estan asimila- dos (por sus caracteristicas socio-econémicas) y finalmente (y en menor grado) por las presiones e influencias comunitarias ejercidas sobre los miembros de la misma, a través de los planes de gobiernos, programas educativos, campafias de difusién. Faltaria presentar el tercer bebé que habita en la madre y que ser4 de influencia en Ja constitucién del nuevo ser. Hemos llamado a éste bebé, bebé de la percep- cién (Hoffmann, 1994 a), y lo describimos como aquél bebé que llega a la presen- cia materna luego de los afios de preparacién y gestaci6n de los otros dos bebés en ausencia del bebé fisico. El nacimiento produce una presentacién del bebé a la madre, ejercida por la partera, enfermera o padre de la criatura. En dicho momento todo lo que fue suefio, ilusién, imaginacién, deseo, toma forma, se corporaliza y es puesto ante los sentidos (mas o menos embotados 0 liicidos) de la nueva mama. Si el bebé de la imaginacién era rubio de ojos claros y aparece un morochito (moreni- to) de ojos negros, esto puede ser una sorpresa, tolerable o intolerable, grotesca, tragica, risuefia. Si debia ser varén y nace mujer, si debia ser sereno y tranquilo y es enérgico y gritén, si come mucho o poco: hay infinidad de factores que cuentan para la madre y que sorprenden, decepcionan y hasta deprimen si no se cumplen. Pero ese bebé que esta finalmente ahi también es fuente de satisfacciones inespera- das: descubrir que succiona con fuerza, que se amolda bien al cuerpo de la madre 108 LA ALIMENTACION EN LA PRIMERA INFANCIA (un factor muy tenido cn cuenta y llamado “molding” por los autores anglosajo- nes), que se deja confortar por la madre y acepta los mimos y cuidados , quedando en paz o dormido lucgo de Ilanto o gritos, que sonric (aunque aun sea la llamada sonrisa “‘automatica o refleja” de las primeras seis semanas), puede ser un momen- to de plenitud y gozo inesperado para una madre que esperaba muchas cosas, pero que ante la experiencia concreta y real recibe un impacto emocional muy intenso. Este bebé de la percepci6n, sera de ahi en mas el origen de descubrimientos: actitudes, comportamientos inesperados, que le muestran a la mama las capacida- des, la inquietud, la curiosidad, la intcligencia si se quiere, de ese nuevo ser. Si el bebé realiza una iniciativa mientras la mamé est4 conectada con el bebé que le presentan sus cinco sentidos y no con los bebés de su interior, la mamé estara en condiciones de descubrir las necesidades de exploracién, de juego, de contacto que tiene ese chiquitin que para nada es un “conjunto de reflejos”, ni un serautistico 0 simbiético que funciona sdlo en relacién con y por su madre. La recompensa que recibe una madre conectada con el bebé de la percepcidn, 0 sea aquél que esta alli “afuera” haciendo sus cosas, es el descubrimiento de un ser distinto, nuevo, bas- tante inico, con sus particularidades, destrezas, que implica para clla un enriqueci- miento. El precio que paga a su vez esa madre que “ve” al bebé en vez de imaginarlo, €s que tiene que sostener las consecuencias de esa nueva yoluntad, un cierto desor- den, tiempos diferentes a los calculados (como siempre que hacemos algo en socie- dad y no solos), y asumir las caracteristicas personales de esc ser distinto, por ejemplo que es “cabeza dura”, insistente, que quiere salirse con la suya. Si por casualidad la madre también es insistente se produce una necesidad ur- gente de negociacién, un factor del cual se habla poco en la crianza. Ese dar y recibir concesiones, que parte del principio de gsi lo que el bebé pide no es un cambio esencial para mi proyecto materno sino sélo parcial , por qué no dejarlo que se salga con la suya en ésta y guardar la confrontacién para los objetivos que considero irrenunciables? Negociar exige una actitud de reconocimiento del otro como alguien que tiene derecho a su planteo, a su punto de vista. Si parto de la base que el bebé es un ser que debe formarse de acuerdo a mis estrictas normas, cuiplir con un modelo defi- nido de persona, que cuando tiene iniciativas propias se esta “distrayendo” de las metas fijadas para su desarrollo, no hay mucho espacio para la negociacién. {Toda asociacién entre seres humanos lleva 2 esta situacién? ,Es asi por ejem- plo en el matrimonio, en la relacién entre hermanos, ¢] trabajo en una sociedad con pares? En general parece que si hay esta lucha subyacente sobre la voluntad que predo- mina, el deseo de quién se cumple, qué proyecto es Ilevado adelante. Por algo se ha inventando recientemente la figura juridica de la “conciliacién” . Si es un proble- 109 J. Miguel Hoffman ma general entre los humanos, sera mayor 0 menor cuando se trata de chicos? Contrariamente a lo que se declama, los nifios no son nécesariamente respetados en forma automatica, y lo que es peor, no cuentan con muchos instrumentos de pre- sion. Como deciamos mis arriba, las armas de los pequefios son coercitivas por el lado autodestructivo, al faltarles la capacidad de dafio de los mayores, por ejemplo los “terribles” adolescentes. {Qué es entonces el respeto? No encontré trabajos sobre el respeto como una funcién psicolégica que forma parte de las descripciones sobre la crianza. Si se habla sobre el sostén y el manejo (Winnicott, 1971), la sensibilidad y cooperacién (Ainsworth, 1978), darles prioridad (Leach, 1995), conocer sus capacidades natu- rales (Brazelton, 1981), desearlo (Dolto, 1979).y tantas otras cosas. Pero no hay trabajos que se refieran directamente a la funcién que cumple el respeto —siempre invocado pero poco definido— en la crianza del nifio, Hace algunos afios desarrolla- mos este concepto en una publicacién (Hoffmann, 1994c), de donde sintetizamos: “...en una situacién de clara asimetria el respeto es la capacidad de aceptar aquello que es diferente a lo esperado por la persona en condicién de superioridad y conse- cuentemente tolerado, ...en beneficio del sujeto con menores recurso: (p. 86). Esta definicién se contrapone claramente a las descripciones de los diccionarios que hablan de “...veneracién, acatamiento que se hace de uno...” (Real Academia de la Lengua Espafiola). En el sentido corriente se respeta al que es un superior. En el desarrollo humano la direccionalidad del respeto tiene que ser inversa, del que es 0 tiene més al que es 0 tiene menos. Entendido asi, el respeto se torna una parte inseparable del arsenal del parentaje. Poder tolerar las diferencias del hijo, acep- tarlas como dignas de respeto, como validas, son una funcién que contribuye a la constitucion del ser humano. Entendamos bien, que no se est4 aqui hablando de sumisién al deseo del bebé. No sirve que la madre o el padre, la figura cuidadora, se sometan, se dobleguen a todos los deseos del infante. Es necesario que sepan reconocer y distinguir cuando hay una sefial del nifio que indica que algo hay que quiere expresar, conocer, expe- rimentar y aplicando el principio rector de la crianza : si no contraviene aspectos esenciales de mi rol de educador ceder a la voluntad del pequefio puedo negociar esta experiencia a cambio de frustraciones que tendré que imponer en otro momen- to.5 ‘Veamos si podemos ilustrar todo esto con otro ejemplo tomado de nuestras ob- servaciones: $ Los dedos en el enchufe, la mano sobre la plancha, la manija del sartén con aceite hirviendo ~ son “no negociables”. 110 LA ALIMENTACION EN LA PRIMERA INFANCIA Maria tiene ocho meses. Sentada en su sillita recibe la comida y sus intentos de tomar la cuchara o entrar en contacto con la comida en el plato, son evitados cuidadosamente por la madre. Cae un pedacito de comida, una gota de puré sobre la bandeja. La bebé se inclina sobre la misma y comienza a explorar con la punta del dedo indice. La madre toma un trapo y barriendo con el mismo la mesa se lo entrega luego a Maria: “;Tomé! jLimpia! jAsi, asi!” —dice la madre ilustrando con fuertes movimientos sobre la bandeja con el trapo. Lo deposita delante de Maria que lo toma, mira ala madre a la cara, extiende el brazo y lo arroja con fuerza al piso. —“zj Qué es esol? ¢jQué hizo la nena!? jQué hizo Maria! Eh?" exclama levantando el trapo y lo vuelve a poner sobre la bandeja y deslizandole de izquierda a derecha repite -"jAsi limpia Maria! jAsi! jAsi!”- Después recoge el trapo y lo pone a un costado (no sabemos si por temor a que se repita la rebeldia o si por cansancio 0 apuro de terminar la comida) Poco tiempo después se vuelve a dar la secuencia de dar el trapo para limpiar y Maria amaga nuevamente a arrojarlo al piso. Ahi se produce un cambio en la conducta de la madre. Toma el trapo, lo abre, resulta ser un paial de patio, y To arroja sobre la cabeza de Maria, con lo cual le cubre la cabeza, exclamando: —"gDonde esté Maria? 3 Maria no esta ? ;Donde esté Maria? ”— e inmediatamen- te retira el trapo y dice: — ;Ahi esté Maria! jAhi estaba, estaba escondida!" —. Lo inesperado es que, dejando el trapo sobre la mesa, Maria lo toma y con unos pocos movimientos lo hace un bollo que luego lleva hacia su pecho, donde Jo aprieta y mantiene abrazado. Un mes después estos mismos episodios se repiten con las mismas caracteristi- cas, unas cuantas veces. A los dos meses aparece una variante: Maria toma el pafial, lo extiende hacia afuera dela sillita, mira fijo ala madre a los ojos, 0 espera que ésta se fije en ella y entonces se da la siguiente interaccién: Mamd se acerca a Maria, haciendo con- tacto visual: —“zQué va a hacer la beba, eh? {Maria vaa tirar el trapito al piso? gEh? jA mamd! ;A mama!” Maria, con determinacién lo planta en la mano exten- dida de la madre. Al rato la madre reitera la pauta inicial: entrega el trapo a Maria: —“jLimpia! Maria limpia, a ver gedmo limpia Maria?" mientras carga la cuchara con mds comida, Maria con determinacién y sin titubeo alguno toma el trapo y lo arroja al piso. Todo el circuito se recomienza, la madre reprende, se miran a los ojos y el trapo desaparece por un rato. Han pasado tres meses en la vida de Maria. En las tres visitas registramos 26 secuencias con el trapo, en los seis minutos por cada comida seleccionados para las codificaciones. Con las mismas confeccionamos un video ilustrativo y publica- mos algun trabajo (Hoffmann, 1995). lil J. Miguel Hoffman 4Qué conclusiones podemos sacar de estas interacciones, descritas muy breve- mente y sin mas elementos de juicio que las escenas mencionadas?. No sabemos nada de la madre, de su historia, de su propia madre o padre, de sus diferentes fantasias e imaginaciones. Pero podemos reflexionar sobre lo observado y compro- bar que: 1° O bien Maria es muy precoz, o nifias de tan sélo ocho meses de edad ya tienen claros indicios de una voluntad propia que puede desafiar y contrariar a la madre, Ja figura de tanto significado y tan elemental para la propia subsistencia psicolégi- ca, como fuente de afectos y aprobacién. 2° Comprobamos cn Maria una cantidad de intentos de tomar contacto con la comida, los utensilios de la comida y una negativa cerrada de la madre en ese sen- tido. 3° La madre propone una actividad sustitutiva para la curiosidad de Maria, lim- piar la bandeja con un pafial que forma parte del conjunto de elementos de la comi- da. La insistencia de la madre en el uso particular del trapito para limpiar parece irritar a Maria que lo toma y lo arroja al piso, no una vez, varias veces. Podriamos considerar como alternativa que Maria se irrita por a) el hecho de querer “distraer- la” con el trapito para no darle lugar en el proceso de contacto con la comida; b) que la irritacién de Maria se debe al rechazo a la propuesta concreta de limpiar. En todo caso hay dos propuestas : la de Maria, tomar la cuchara o meter la mano en el plato de la comida; la de Mam4, que Maria aprenda a limpiar y que no se distraiga o se ensucie con la comida. {Por qué hablamos de propuestas? Hace muchos afios un ingenioso y agudo observador del nifios, Willy Hoffer® decia en un trabajo (Hoffer, 1949), que si du- rante la alimentacién la mano del nifio de meses estaba dentro del plato de la comi- da podiamos pensar que habia caido dentro del plato por falta de destreza o bien que se trataba de los primeros intentos de autoalimentacién. Han transcurrido casi 50 afios desde este comentario y hemos avanzado lo suficiente para decir que no hay tal torpeza en los nifios y que pocos son los que tienen interés en autoalimen- tarse, en un sentido nutricio. Es més, ni siquiera observamos una cantidad signifi- cativa de actividades de dedos en la boca que permitan hablar de una estimulacién o de una accién autoerética. Si hemos comprobado que muchos nifios en circuns- tancias muy especiales caen en un estado de ensofiacién y durante el mismo suelen tener un dedo dentro de su boca, 0 sobre los labios. A esta actividad, muy definida y clara, hemos llamado actividades privadas (Hoffmann, 1983).’ El nucleo de 6 A quien debemos un cambio radical en los enfoques educativos a raiz de sus descubrimientos y teorizaciones sobre la infancia. 7 Una colega sc ha ocupado de desarrollar este tema en forma més especifica ( Benito Silva, sin publicar). 112 LA ALIMENTACION EN LA PRIMERA INFANCIA nuestras observaciones muestra una cantidad muy importante de iniciativas de un bebé, a partir de los cinco meses de edad, y que apuntan a explorar, interactuar, experimentar o jugar. Cada una de éstas iniciativas estan perfectamente indivi- dualizadas y categorizadas y son muy significativas, oscilando entre 6 y 16 la me- dia de iniciativas observadas en cinco minutos de tiempo de codificacién, segin sed la respuesta materna (Hoffmann, 1996) adversa o favorable a las mismas sobre un total de 240 comidas. Esto significa que si en cinco minutos hay 10 iniciativas, en 30 minutos de comida podria haber un total de aproximadamente 40-50 , ya que en el principio y el final de cada comida hay motivos para realizar menos iniciati- vas (hambre al comienzo, cansancio al final). Si ninguna de estas iniciativas responden a “torpeza” , autoalimentaci6n, ni au- toestimulacién, hay una predominancia significativa de las actividades que no res- ponden a las explicaciones tradicionales sobre las motivaciones conductuales: autoerotismo, instinto de autoconservacion, reflejos sensorio-motrices. Cada una de estas iniciativas seria lo que llamamos una propuesta del mismo bebé para: a) conocer —mediante la exploracién— al mundo; b) conectarse, a los fines afectivos 0 de significacién,® con su interlocutor (més bien “interactuador” ya que la locucién esté en vias de desarrollo); c) ensayar ciertas hipotesis sobre los objetos o sus relaciones, a través de las experimentaciones, una compleja tarea que requiere no s6lo grandes capacidades instrumentales, sino también una o varias hipétesis que son puestas a prueba.? La comida, en tanto alimentacién, esta inte- rrumpida. La madre que hizo vanos esfucrzos de llamar la atencién con la cuchara, se resigna a. esperar la conclusién de la situacién de laboratorio de su hija, una leve sonrisa en sus labios delata si no el orgullo, al menos la diversién de verla tan ensimismada en su esfuerzo, con tanta concentracién y tanto interés. A esto llamamos propuesta del bebé, su proyecto, su interés, su plan. Antes de aventurar las implicaciones que tienen las propuestas queremos dejar establecida claramente su existencia. * Entendemos por significecién al complejo proceso de semantizacién que recorre cada bebé en su afan de “hacer sentido” de las cosas, del mundo, de si mismo, de 12 mamé, de las personas que lo rodean, de sus interrelaciones. 9 Bjemplo: una bebé toma un vaso de plastico y trata de colocarlo sobre una mamadera; el piso o fondo del vaso choca con la tetina. El bebé cambie de mano al vaso, giréndolo al hacer asi, de modo que la boca del mismo ahora queda mirando hacia abajo. De este modo repite lz opcracién y ahora si, el vaso cubre la mamadera.Retira el vaso, comprueba que las mamadera esté inmodificada, en su lugar. Repite el movimiento de cubrirla y descu- brirla con el vaso unas cinco o seis veces. En el interin la madre trata de introducir una cuchara en la boca, pero la beba sacude la cabeza con vehemencia, sin dejar de mirar ni un instante la compleja situacion que esté manejando, ya que en un momento en que acerca un borde demasiado a la tetina de la mamadere ésta tambalea yes “ensartada” por un répido descenso del vaso sobre la misma. La beba tiene 11 meses. ;Cudntos aprendize- jes se derivan de esta experimentacién? 113 J. Miguel Hoffman jDe qué manera podemos certificar su vigencia y peso? Para nosotros el ele- mento mas contundente de verificacion es la respuesta ambiental. Esta no se deja esperar y —diga lo que diga la madre, al estilo de “yo quiero que Pablito tenga toda la libertad” — invariablemente tiene una cuota de vehemencia realmente sorpren- dente. En el mismo acto de expresar verbalmente ante el observador las mejores intenciones la mama puede, de un certero manotén, arrancarle la cuchara que el bebé acaba de apropiarse en un momento de descuido. A lo cual el bebé, ni corto ni perezoso, responde escupiendo la cucharada de comida que le acababan de insertar en la boca. “;Chancho! ; {Qué haces?!” — se sorprende la mama {De quién es la cuchara? Nos preguntamos en el titulo del presente trabajo, y ahora en didlogo imaginario, repito la pregunta: gde quién es la cuchara? Escucho varias respuestas airadas que enfatizan la indiscutible habilitacién materna para el manejo de la cuchara y su absoluta titularidad sobre la misma. Otros, un poco dubi- tativos, ensayan alguna hipotesis mas contemplativa. éPor qué tememos ésta “pérdida de control” sobre los acontecimientos? {Por qué enfatizamos tanto el tema de “los limites”, 0 sea de la limitacion? En los en- cuentros con profesionales invariablemente se nos plantea el tema de la permisivi- dady el peligro de una educacién demasiado permisiva que llevara a los “caprichos” a la imposibilidad de “educar” si no empezamos desde temprano con los buenos modales. El desastre de una comida participativa, con puré por todos lados, sucie- dad, desorden y el peligro de la desnutricién, porque parece ser que la comida es “cosa seria y no de jugar”. Incluso el fantasma de la guerra y la miseria, “otros no tienen comida y ti la tiras al suelo o quieres jugar con ella”. ¢Aplicaremos el mis- mo rigor en el trato que damos a nuestras propias comidas, tanto en cantidad, como en calidad, derroche 0 desidia? gLos adultos siempre comen concentradamente y a los fines nutricios? 40 justamente, no es un ambito de encuentros, festejos, cele- braciones, conquistas y seducciones?'° ;Entonces, los grandes jugamos 0 no juga- mos con la comida? {Que es ese rigor, principista y severo? Una mercaderia “for export” para los pequeiios. “Haz lo que digo, no lo que hago”."! Sin embargo, esta correlacién entre comida-placer-juego es doble en dos senti- dos, una que el placer es directo en tanto comida, satisfaccién, estimulacién, rela- cién con la madre y también placer ltidico de naturaleza diferente, segin Winnicott: “...Podria muy bien resultar que nos perdimos algo por tener estos dos fendmenos (jugar y actividad masturbatoria) tan estrechamente asociados en nuestras mentes ..jugar debe ser estudiado como tema independiente y en todo caso suplementario ‘omo agua para el chocolate” nos cuenta algo al respecto. ‘! Maria Luisa Lehrer, una séxologa amiga, dijo una vez al respecto de estos videos de los niiios con la comida y su madre, que debia poder establecerse una relacién entre la conducta con !2 comida y el futuro comporta~ miento en el juego amoroso-sexual del futuro adolescente 0 adulto, 114 LA ALIMENTACION EN LA PRIMERA INFANCIA al concepto de Ja sublimacién de los instintos...” (Winnicott, 1971). En el otro sentido tenemos todas las derivaciones que ha tenido en los wltimos afios el estudio del desarrollo cognoscitivo asociado a lo lidico, la formacién de simbolos en el mismo proceso de expresién Itidica, constituyendo el “lenguaje de los juegos”. También, el juego esta en relacién con ¢l camino de la mentalizacién 0 compren- sién del mundo a través de estas actividades. Asimismo, con la capacidad para la autoexpresién, el dar de si, canalizando contenidos vivenciales que adquieren por este camino una cualidad experiencial, al volver al psiquismo transformados por el pasaje por la accidn ludica y sus modificaciones por impactos ambientales sobre el proceso mismo (por ejemplo, la significacién materna de la actividad del nifio, ola del terapeuta en la situacién clinica). Mediante el juego creativo, logramos trans- formaciones que son de significacién para el psiquismo en tanto modifican al mis- mo, por ejemplo en situaciones conflictivas.'? Propuestas entonces del bebé, las iniciativas son proyectos de conocimiento, de aprendizaje, de adquisicién de maestria, de experiencias, de dominacién del sufrimiento, de adquisicién de funciones (simbolizacién, pensamiento, creativi- dad, resolucién de conflictos, expresién de penas y dolores, como también de ale- grias y aproximaciones espontancas al mundo y a los objetos humanos que rodean al sujeto y por ultimo no menos importante: la formaci6n progresiva de un conjun- to de representaciones de si que formarén la identidad, la imagen de sf, el concepto de si). Las iniciativas son entonces una molestia y un impedimento para el comple- to desarrollo del acto nutricio en tanto programa de adquisicién de energia y nutri- mentos esenciales. Pero en el terreno psicolégico parecen tener una honda significacion que tendria que hacernos valorar su presencia como importante ins- trumento-canal 0 via de adquisicién de funciones psicoldgicas. Sera por eso entonces que las madres que se oponen mucho a las iniciativas del bebé terminan teniendo una cantidad importante de conflictos durante las comidas con los mismos? En nuestra investigacién pudimos validar las hipétesis de estu- dios pilotos (Hoffmann, 1992, 1995) encontrando que la cantidad de conflictos entre bebés y cuidadores adversos a las iniciativas se triplicaban. En otro estudio, que dio validacién estadistica ligeramente inferior a los estandares metodolégicos més estrictos de las revistas de investigacién, dividimos la misma muestra en cuar- tilos 0 sea cuartos del nimero total, tomando la muestra como un continuo de datos de mayor a menor. En ese caso el cuartilo de maxima adversidad ambiental a las ® Recordemos ¢l episodio del carrctcl, donde el nieto de Freud transforma la salida materna vivida como un abandono cn un juego por cl cual él, el propio nifio, tira el carretel-madre y diciendo “fort” (se ha ido, lejana) se transforma en quien activamente deja ir a la madre, s6lo para recuperarla instantes después mediante cl hilo atado al carretel ,eliminando asi el sufrimiento del abandono. Esto alos 18 meses bien puede ser el anteccdente de Ia cancién o el poema del amante abandonado que mitiga el dolor de la pérdida. 115 J. Miguel Hoffman iniciativas del bebé quintuplicaba las peleas o conflictividad madre-bebé respecto del cuartilo de mayor aceptacién de las iniciativas. Recordemos que como conflicto entendemos a los enfrentamientos, peleas, lu- chas, que se desarrollan entre bebé y cuidador, que en casos extremos lleva hasta la interrupcién de la comida. iPodremos seriamente considerar que lo que ¢s un trastorno por conflictividad durante una comida —que en algunos caso debe ser interrumpida por la intensidad de los fenémenos-— puede no tener ninguna influencia sobre el desarrollo del bebé y de sus funciones, de su relacién con la madre o medio ambiente, de su actitud basica hacia el “afuera” en general? En algunos trabajos anteriores hemos hecho énfasis en que lo que se podria denominar “comidas dificiles” como la antesala de los problemas de indole psico- légica y hasta psiquiatrica (Hoffmann, 1996). En uno de los capitulos de Maldona- do y Sauceda se hace referencia a los mismos estudios que hemos tomado como base para establecer la hipdtesis de “comida dificil”: jentre los casos efectivamen- te hospitalizados y/o considerados para tratamiento psiquiatrico o psicolégico y los que simplemente refieren “dificultades” en la alimentacién hay una diferencia del 2000%! Es la diferencia entre 1.2% del estudio de Lindberg (Lindberg y cols., 1991) que se refiere a la cantidad de nifios que fueron considerados como “proble- mas” psicolégico-psiquiatricos o de consulta y hospitalizacién y el 25% de padres que contesté en encuestas domiciliarias que tenian dificultades en su relacién con los hijos durante la comida (Dahl, 1986-1992). Conclusiones {Que quisiéramos que quede como principales conclusiones de nuestra aportacion en la cabeza de los colegas que se enfrentan dia a dia con las realidades clinicas de los bebés en situaciones de alimentacién? 1° La comida es mas que un acto nutricio, dietético, de adquisicion de nutrimen- tos esenciales. Recordemos para que lo usamos en nuestra vida diaria los adultos: festejos, encuentros, socializacién, seduccién, placer, realizacién estética, agasa- jos, ofrendas. 2° “No solo de pan vive el hombre” significaria que ademas de lo que ingerimos para sobrevivir, est lo que incorporamos para vivir en un sentido psicoldgico, el afecto, el dar y recibir, el expresarnos. 3° El psiquismo, el alma del bebé, esta en desarrollo, tanto como su cuerpo. Este desarrollo no es algo que dependa sélo de nosotros, sus cuidadores. El (ella) tienen 116 LA ALIMENTACION EN LA PRIMERA INFANCIA sus propias propuestas para el qué y el como de su relacién con el mundo. {Y por qué no habrian de expresar esas propuestas dentro del espacio de la comida, con todo el significado simbélico que la comida tiene de todos modos? 4° Nuestro comportamiento (nosotros como ambiente cuidador, madre, padre, médicos, psicdlogos, maestros) nos es conocido en sus motivaciones sdlo parcial- mente. Es decir, que “ con las mejores intencioncs”'} no siempre estamos obrando en el mejor interés del pequefio ser en desarrollo. Hay una parte oculta de nuestras motivaciones, que cuanto mayor conocimiento tengamos de las mismas mayores sera el grado de libertad que tendremos en la conducci6n de tan delicado proceso. Esto es cl motivo del énfasis en hacer uso de los recursos psicolégicos como parte de la preparaci6n para el nacimiento (y embarazo; jcudntos jovenes se gradiian de bachilleres a los 17 0 18 afios, sin tener la mas minima instruccién o formacién en los elementos basicos del desarrollo humano?). Lo mismo vale para los profesiona- les enrelacién con estos procesos, incluyendo sobre todo al pediatra por su enorme peso de influencia, al estar en contacto tan estrecho y perdurable con la madre y el padre. En especial en esta nueva pediatria que se vislumbra mas como de preven- cién, educacién, orientacién que de intervencién quirirgico-clinica en el sentido clasico. 5° Tengamos clara conciencia que lo que est4 frente nuestro, ese chiquitin in- quicto o dormilén, es una vida tinica y especial, Ilena de posibilidades que sdlo podemos arruinar pero no crear y que desconocemos, o deberiamos desconocer en tanto destino futuro, ya que esté en manos del propio interesado (0 interesada), ademas de los avatares de la vida misma. Esto, a lo que Ilamamos la potencialidad de ser un individuo, no es un proceso de “despegarse” de una mama o de una familia, sino de labrar, tallar un nicho ecolégico para sf, con base en una potencia- lidad instrumentada mediante la esponténea generaci6n de iniciativas. 6° Tranquilicémonos, sabiendo que no seremos dominados por esos “loquitos bajitos” al decir del cantante. La permisividad es una debilidad que pretende elimi- nar la dificil tarea de definir en qué situaciones es importante ¢ indelegable la tarea parental de limitar, acotar, postergar un interés, una espontanea bisqueda del pe- quefio conquistador(a). 7° Disfrutemos de las delicias de descubrir cada dia el despliegue de esa indivi- dualidad sorprendente que emerge de todo ser en desarrollo si sabemos cstar con los sentidos bien abiertos a sus manifestaciones, en lugar de usarlos en forma re- 13 Recomiendo el film de igual nombre dirigido por Billie August sobre un libreto de Ingmar Bergman que relata los antecedentes biogrAficos de la constitucién de la pareja parental del propio Bergman. Combinado con Ja lectura de “La Linterna Magica”, autobiografia de Bergman, permite una profunde comprensién de la cons- truccién del destino de un ser humano en el transcurso de las vidas previas de sus padres y familiares mis allegados. Aunque sea con “les mejores intenciones” el resultado no siempre es acorde. 117 J. Miguel Hoffman vertida para proyectar lo que tenemos dentro de nuestra cabeza o alma como mode- lo que queremos imprimir sobre la “arcilla mojada en nuestras manos creativas”. 8° Sepamos acudir a quienes nos orienten en esta dificil tarea de ser y dejar ser, porque no todos los que se nos acercan dispuestos a aconsejar e informar tienen la conviccion interna que cada ser es un destino individual que depende de un am- biente protector pero no moldeador. En muchos consejeros reinan los principios y las ideas por sobre la libertad y el derecho a la propia vida. Sepamos que con eso s6lo contribuimos a un nimero mayor de seres necesitados de por vida del “proce- so de ordenamiento y encauzamiento” que caracteriza a tantas sociedad totalitarias regidas por “iluminados™ que creen tener soluciones absolutas para todos los inte- Trogantes. 9° Sepamos que lo que negamos hoy arbitrariamente el dia de mafiana nos puede ser “arrancado por la fuerza” ; cl ahora indefenso adquiere capacidad de dafio a medida que aumenta su fuerza fisica y algunos recursos. Sumado a su tendencia a reaccionar (conflictivamente) como opucsto a accionar (mediante iniciativas), tenemos todos los ingredientes del futuro “chico problema”, que va pasando de la reversion de la violencia sobre si mismo a la expresion de violencia sobre el medio externo. 10° No esperemos a que se establezca el problema clinico. Prestemos atencién a los padres que hablan de “comidas dificiles”. Si bien sélo un porcentaje de las mismas (aparentemente pequefio, pero sin mucha experiencia aun) se transformara en verdaderos casos-problema, son una sefial de lo que acontece ya en la situacién de alimentacién. Y esto no sélo es preventivo, puede ser curativo de desencuentros aun pequefios, que podrian resolverse con alguna intervencién oportuna. En sintesis, la cuchara como simbolo de la comida, representa la oportunidad de hacer experiencias. Estas experiencias son cl alimento principal del psiquismo, en tanto permiten la via de comunicacion hacia afuera, o sea la expresion de si y hacia adentro, todo aquello que contribuye a un crecimiento progresivo del si mismo, por aprehensién, aposicion, incorporacién del mundo. La incorporacién también es de reflejos de la propia imagen en el espejo materno-ambiental con los cuales el bebé construye su incipiente imagen de si, base y sustento del complejo concepto de identidad. Ser diestro y desarrollar maesiria en una funcién, descubrirse descubri- dor, experimentarse exitoso en la concrecién de una propuesta, verse valorado por la madre en su condicién de habil experimentador 0 avezado explorador, todo va hacia la construccién de esa compleja red de representaciones de si que después llamaremos Yo, identidad, 0 si mismo, 0 sea aquel sujeto de la compleja interac- cién con el mundo de los objetos materiales o humanos, el sujeto cognoscente, el sujeto-agente, el polo interno del propio desarrollo que no es de ninguna manera una simple transformacién desde el exterior. No somos “arcilla en las manos de la 118 LA ALIMENTACION EN LA PRIMERA INFANCIA madre-ambiente” segun la concepcién pigmalionesca de un ser que debe su vida psicologica enteramente a otro ser, su madre. Esta explicaci6n al estilo “de tal palo tal astilla” es mas bien la raz6n de ser de similitudes que de diferencias. Para las Ultimas hay muchas menos razones explicitadas y teorizadas adecuadamente. Es la individualidad lo que esta en juego en este proceso de desarrollo del psiquismo como algo creado entre el propio sujeto y su medio ambiente y no por arte y magia de la “insuflacién del espiritu” por parte de un ser superior al “barro de la creacién divina”. Es el reconocimiento y respeto de la diferencia en el ser que llegé al mun- do, respecto de lo esperado, descado, planificado para esa vida en gestacién. Bibliografia Ainsworth, M.; Blehar, M.; Waters, E.; Wall, S. Patterns of Aitachment. 1978. New Jersey. Lawren- ce Erlbaum Associates. Benito Silva, G. (sin publicar) “Estados de desconexi6n del bebé, sus relaciones con distintos tipos de actitudes maternas”’. Benito Silva, G. , Hoffmann, J.M., “ Iniciativa, crcatividad y jucgo”. Presentacion cn cl VI congreso de la Asociacién Mundial de Salud Mental (WAIMH. World Association for Infant Men- tal Health). Tampere, Finlandia 1996. Brazelton, B. 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