Al da siguiente Jess baj de la montaa. Y cuando vino a Sus otros nueve discpulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y los escribas los interrogaban. Inmediatamente, cuando la gente lo vio, todos se asombraron grandemente, y corrieron a l y lo saludaron. Pgina 101 Jess pregunt a los escribas qu era lo que hablaban con Sus discpulos. Mientras l hablaba, un hombre de la multitud dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espritu mudo ... y dije a tus discpulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Mateo registra: Seor, ten misericordia de mi hijo, que es luntico, y padece muchsimo.... Y lo he trado a tus discpulos, pero no le han podido sanar. Lucas aadi: Es el nico [hijo] que tengo. Jess respondi: Oh generacin incrdula y perversa! El descontento del Seor aqu era por la incredulidad. Eran la voluntad y el tiempo de Dios para que este muchacho fuese liberado? S! Sin embargo, los nueve discpulos fueron incapaces de traer liberacin por causa de la incredulidad. A veces el problema de la incredulidad est en el ministro, y a veces est en la incredulidad por parte de aquellos que son ministrados (ver Mc. 6:5-6). Reprendi Jess al demonio, el cual sali del muchacho, y ste qued desde aquella hora. Viniendo entonces los discpulos a Jess, aparte, dijeron: Por qu nosotros no pudimos echarlo fuera? Jess les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza [que es muy pequeo], diris a este monte: Psate de aqu all, y se pasar; y nada os ser imposible. En Zacaras, Dios dice que la gigantesca montaa no se mover por la fuerza ni por ningn poder, sino por mi Espritu (ver Zac. 4:6-7, NVI). Aunque el Seor menciona la oracin y el ayuno, el nfasis principal aqu est en la fe. Los tres discpulos (Pedro, Santiago y Juan) que estuvieron en el monte de la
Transfiguracin, tenan un poder mayor. Todos nosotros necesitamos tener
una experiencia mayor del poder y la gloria de Dios, lo cual incrementa nuestra fe.