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JUAN MANUEL PÉREZ GARCÍA

EL PATRIOTISMO CRIOLLO
EN JOSÉ MARÍA MORELOS Y PAVÓN

LD
Lemnos Drawing
Primera edición: 2016

Diseño editorial y forros: Juan Manuel Pérez García


Ilustración de cubierta: «José María Morelos y Pavón» (1890)
Francisco de Paula Sánchez. Dominio Público.
Ilustración de portadilla: «José María Morelos, Héroe de la
Independencia Mexicana. Anónimo. Dominio Público.
Wikimedia Commons.

© Juan Manuel Pérez García


© Lemnos Drawing
lemnosdrawing.blogspot.com

Comentarios: lemnosdrawing@gmail.com

CC BY-ND 2.0

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En el año de 1810 se inició un movimiento
social en México que conquistó la indepen-
dencia política del país. Esta se consumó con
la entrada triunfante de Agustín de Iturbide, a
la que hasta entonces había sido la capital del
Virreinato de la Nueva España: la muy noble,
insigne y leal Ciudad de México. Dicho aconte-
cimiento histórico se desarrolló en tres etapas,
las cuales tuvieron cada una la presencia de un
héroe significativo. Sobresalen de esta manera
las figuras de Miguel Hidalgo y Costilla, que dio
inicio a la lucha libertadora, José María Mo-
relos y Pavón, que supo continuar y mantener
el anhelo independentista, y Vicente Guerrero,
quien concretó la gesta uniendo fuerzas con
Iturbide.
Acerca del tema, es común escuchar que
el levantamiento insurgente se inició por in-
fluencia de ideologías importadas de Europa y
El patriotismo criollo
Estado Unidos, tras la independencia de esta
nación como de la Revolución Francesa. Si bien
estos son factores que influyeron en el pensa-
miento de los hombres que llevaron a cabo la
Guerra de Independencia, lo cierto es que en
muchas ocasiones se ha ignorado la verdadera
génesis intelectual y social del movimiento au-
tonomista.
El siglo XVIII fue una centuria en la que
poco a poco fue floreciendo, bajo el mismo
orden absolutista de los Borbones, un sentido
de identidad que se fue diferenciando cada vez
más de lo español. En el mismo año en el que la
nueva dinastía imperial subió al trono con Fe-
lipe V, en 1700, la Compañía de Jesús se cons-
tituía como «el mayor organismo cultural y uno
de los más altos poderes económicos y políticos
de todo el orbe colonial».
En manos de los jesuitas, precisamente, es-
tuvo la educación del virreinato y promovieron,
a través de ella, uno de los principales rasgos
que los caracterizan: «su acendrado mexica-
nismo: criollos todos ellos […] no se sienten ya
españoles sino mexicanos, y así lo proclaman
con noble orgullo en la portada de sus obras;
abogan por el mestizaje entre españoles e indí-
genas como medio de lograr la fusión no solo
física sino espiritual de ambas razas y de forjar
una sola nación; tienen ya conciencia –profé-
tica– de la patria inminente que está gestán-
dose en las entrañas de la Nueva España».
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El patriotismo criollo
En 1767 Carlos III ordenó el extrañamiento
de todos los miembros de la Compañía de
Jesús, en todos los dominios españoles, pri-
vando a los virreinatos americanos de sus me-
jores maestros y educadores. El cumplimiento
de esta orden provocó diversos levantamientos
en Guanajuato, Michoacán y San Luis Potosí.
Estos disturbios se suman a los que se había
presentado un año antes en México, Puebla,
Guanajuato y Michoacán, teniendo como causa
una serie de innovaciones administrativas co-
nocidas como: reformas borbónicas.
Partiendo de estos hechos, es necesario
subrayar la idea de que, antes de considerar a
sucesos externos como la simiente del movi-
miento de independencia, hay que privilegiar
a estos acontecimientos, en los que se ve con
claridad la manifestación de un nacionalismo,
producto de un primer patriotismo que se in-
cubó desde el primer siglo colonial y al que se
ha denominado como: patriotismo criollo; el
cual es el que incitó a los héroes libertadores a
la lucha.
Cuando los miembros de la Compañía de
Jesús abandonaron la tierra a la que Rafael
Landívar enalteció en su Rusticatio, habían de-
jado la semilla de la identidad mexicana en un
adolescente de catorce años, que había iniciado
sus estudios religiosos, en 1765, en el Colegio
Jesuita de San Francisco Javier en Valladolid:
Miguel Hidalgo y Costilla, quien ayudó a di-
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El patriotismo criollo
fundir este sentimiento patriótico, cuando era
rector del Colegio de San Nicolás, en un joven
criollo, pilar fundamental de la insurgencia:
José María Morelos y Pavón.
Para poder comprender a cabalidad la com-
pleja figura de Morelos, es necesario dar segui-
miento, de manera sucinta, al desarrollo que
tuvo este patriotismo a través del virreinato,
con el propósito de definirlo, señalar sus prin-
cipales características y por último, identifi-
carlo en el pensamiento del héroe mexicano,
teniendo como objetivo entender cuál fue el
proyecto de nación por el cual entregó su vida.
Antes de pasar al estudio del pensamiento
de este importante personaje histórico, es in-
dispensable explicar los conceptos de patria
y nación. La idea que actualmente se tiene de
ellos, es muy distinta a la que un habitante de la
Nueva España, de finales del siglo XVIII y prin-
cipios del siglo XIX tenía. En el uso coloquial
que se hace de estos conceptos, son palabras
que vienen a significar casi lo mismo; sin em-
bargo la Real Academia de la Lengua Española
define por patria «tierra natal o adoptiva orde-
nada como nación, a la que se siente ligado el
ser humano por vínculos jurídicos, históricos
y afectivos. Lugar, ciudad o país en que se ha
nacido» y por nación «conjunto de personas de
un mismo origen y que generalmente hablan un
mismo idioma y tienen una tradición común».
Partiendo de esto ¿cuál es la diferencia que
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El patriotismo criollo
existe entre uno y otro, en el pensamiento de
un hombre como Morelos?
Los caudillos insurgentes –Hidalgo, Mo-
relos y Guerrero– tuvieron por patria a la Nueva
España, tierra en la que nacieron y con la cual
crearon un vínculo profundo, por medio del or-
gullo que les inspiraba; mismo que utilizaron
para diferenciarse del español peninsular, con
quien los ligaba la religión y la lengua.
El Imperio Español era su nación, espacio
histórico-cultural en el que confluía una comu-
nidad, que los distinguía de lo indígena, porque
entre ambos existía un muro lingüístico y cul-
tural; sin embargo este sentir fue paulatina-
mente reemplazado por un nuevo sentimiento
nacionalista: «no somos europeos, no somos
indios, sino una especie media entre los aborí-
genes y los españoles» afirmó Simón Bolívar en
el Discurso de Angostura.
De esta manera se constituyó la dialéctica
del hombre criollo en su lucha contra la mo-
narquía española. José María Morelos y Pavón,
Antonio Nariño, José de San Martín, Francisco
Miranda y el mismo Simón Bolívar, entre otros,
comenzaron a forjar la conciencia de una na-
ción hispanoamericana, que después se fue di-
luyendo. Francisco Miranda –quien intentó en
1806 independizar Venezuela sin éxito y des-
pués se unió a Bolívar– «llama compatriotas a
sus corresponsales desde México hasta Buenos
Aires. Así como un chileno –Mandariaga– va a
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El patriotismo criollo
revolucionar en Caracas, un guatemalteco –Iri-
sarri– será uno de los más agudos panfletistas
de la independencia en Santiago de Chile. Para
la idea y la obligación que se estaban gestando
no se conocían fronteras».
El patriotismo criollo, en la Nueva España,
tuvo rasgos particulares que lo diferenciaron
al que se presentó en otros virreinatos; mas no
surgió al inicio del siglo XIX y previo al mo-
vimiento de independencia, sino que se fue
gestando desde el proceso mismo de evangeli-
zación, cuando los miembros de la orden fran-
ciscana, al efectuar el sincretismo religioso, re-
tomaron elementos simbólicos de las culturas
prehispánicas, y se insertaron al ideario de los
españoles nacidos en estas tierras.
Ejemplo de lo anterior es el águila y la ser-
piente, imagen que se empleó con frecuencia en
las portadas palaciegas de la nobleza novohis-
pana. «El tunal y su águila no solo no desapa-
recieron del universo visual, mental y afectivo
de la población indígena capitalina, sino que
incluso se insinuaron y asentaron en el de los
demás vecinos».
Tiempo después la Compañía de Jesús re-
tomó dicho elemento y lo sustrajo del discurso
evangelizador, para orientarlo a un mayor pú-
blico: «los jesuitas parecieron inaugurar un
proceso que consistía en apoderarse de tales
símbolos para elaborar nuevos conjuntos des-
tinados esta vez a los sectores criollos y tal vez
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El patriotismo criollo
mestizos de la población». De esta manera, en
distintos festejos realizados por ellos, la imagen
aparece revestido de un nuevo sentido. Tal es
el caso de un arco triunfal, adornado de com-
plejos símbolos, acompañados estos por sen-
tencias latinas; una de ellas decía: «se veían las
armas de México, y en el pecho de su Águila un
Jesús representando la Compañía Mexicana».
La reconocida investigadora del Colegio del
México, Solange Alberro, fija su atención, en
esta cita, en el término «México», el cual no
solo se emplea para referir a la ciudad sino tam-
bién al virreinato entero. En ello se observa una
conciencia patriótica que comienza a diferen-
ciarse de lo español. Por otra parte, en el sím-
bolo mexica se fusiona completamente la mi-
licia de San Ignacio como algo consustancial. El
mensaje transmitido por medio de esta imagen
al público novohispano, para la historiadora,
es: «la esencia de lo mexicano y la Compañía de
Jesús es una sola y misma cosa. No es posible
identificar mejor lo patriótico con lo religioso ni
expresarlo en una imagen más clara, sencilla y
trascendente».
Por todo lo anterior queda claro por qué,
en 1767, cuando se expulsó a los jesuitas, se
generó la más grave crisis política en el siglo
XVIII. Ellos gozaban de un gran prestigio e in-
fluencia entre todas la capas de la población en
el virreinato, por tal motivo, la ejecución del de-
creto se llevó a cabo con todas las precauciones
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El patriotismo criollo
posibles, ya que, en palabras del visitador José
de Gálvez: «si el secreto se hubiera sabido dos
horas antes todo se habría perdido sin remedio
y la Nueva España estaría hoy hecha teatro
sangriento de las mayores tragedias, pues no se
conocía en general otra verdadera dominación
que la de los regulares de la Compañía».
Otro elemento de enorme importancia en
el desarrollo y consolidación de un patriotismo
propio de los criollos es la figura de la Virgen de
Guadalupe. El culto a esta advocación mariana
fue creciendo poco a poco desde su aparición
hasta las postrimerías del periodo colonial. En
este lapso de tiempo los españoles nacidos en
el virreinato la percibieron como un elemento
que los identificaba y, por lo mismo, los dife-
renciaba de los españoles. Es así que la repre-
sentación se opuso a la Virgen de los Remedios,
ya que esta tenía claros orígenes peninsulares,
mientras que la primera «representa a los na-
cidos en aquesta tierra».
El erudito novohispano Carlos de Sigüenza
y Góngora es ejemplo de que la religiosidad es
base del pensamiento criollo. En su obra Pri-
mavera Indiana (1662) «esboza motivos que
serán constantes en su producción posterior,
como su ferviente guadalupanismo». Por otra
parte, en la obra Infortunios de Alonso Ra-
mírez, el protagonista hace manifestó su devo-
ción por la virgen y confiesa: «Creo hubiera sido
imposible mi libertad, si continuamente no hu-
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El patriotismo criollo
biera ocupado la memoria y afectos en María
Santísima de Guadalupe de México, de quien
siempre protesto viviré esclavo por lo que le
debo». Esto muestra como los elementos crio-
llos identitarios fueron permeando todas las
expresiones artísticas y culturales en la Nueva
España.
Sin embargo, es hasta el siglo XVIII que el
culto a María de Guadalupe adquiere un ca-
rácter popular y «alcanzó su máxima expresión
en 1746 cuando los delegados de todas las dió-
cesis de la Nueva España se juntaron para pro-
clamar a la Virgen mexicana como su patrona
universal, decisión ratificada por la Santa Sede
en 1754».
La guerra por la independencia no se luchó
únicamente en las trincheras, sino también en
el terreno religioso. Fray Servando Teresa de
Mier, fraile dominico, en el Sermón guadalu-
pano de 1794, intentó quitarle a España, por
medio de sus argumentos, los títulos de dominio
sobre América en este campo. En el texto men-
cionado, él afirmó que la imagen de la Virgen de
Guadalupe no se imprimió en el sayal de Juan
Diego, sino en la capa de Santo Tomás, apóstol
que vino a predicar mucho tiempo antes a la lle-
gada de los españoles y que fue conocido entre
los indígena como Quetzalcóatl.
Mediante esta argumentación, fray Ser-
vando intentó justificar religiosa y teológica-
mente los derechos de México a la indepen-
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El patriotismo criollo
dencia absoluta de España, poniendo en duda
los títulos de esta basados en la evangelización:
«los criollos diremos que la religión que hay
en América no la llevasteis los españoles, sino
nosotros, pues fue con nuestro padres» afirmó
Teresa de Mier en la obra Historia de la Revo-
lución de la Nueva España.
El patriotismo criollo tuvo su inicio en el
siglo XVI. Él se alimentó en el proceso evange-
lizador con el sincretismo religioso de símbolos
prehispánicos, con un sentido cristiano dado
por los franciscanos, en un principio, y por los
jesuitas, posteriormente. De manera paulatina
estos elementos fueron secularizándose y se
arraigaron en una conciencia propia e indepen-
diente entre los criollos; mismos que confron-
taron esta nueva identidad con lo español, lo
que los condujo a exigir una mayor autonomía
en el gobierno de la patria y mayor acceso a las
altas dignidades: «Capaces de ellas son, a pesar
de la emulación, los españoles americanos. No
ceden en ingenio, en aplicación, en conducta, ni
honor a otra alguna de las naciones del mundo».
Todos estos elementos, arraigados en la
sociedad novohispana, formaron parte de los
ideales de nación que se gestaba con los cau-
dillos insurgentes. Entre ellos destaca José
María Morelos y Pavón en quien, en los Senti-
mientos de la Nación, principalmente, pueden
verse ejemplificados. De igual forma, en el es-
tandarte empleado por él, se halla represen-
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El patriotismo criollo
tada un águila coronada, con las alas un tanto
caídas, parado en un nopal, sobre un puente de
tres arcos. No es casualidad que esta imagen
la empleara el Siervo de la Nación, pues como
ya se explicó, ella era parte de todo un entra-
mado simbólico que daba sustento a la iden-
tidad criolla.
En otro aspecto, en el artículo primero de
los Sentimientos… se dice: «Que la América es
libre e independiente de España y de toda otra
Nación, Gobierno o Monarquía, y que así se
sancione dando al mundo las razones». En él
se aprecia la idea de una nación hispanoame-
ricana, que engloba a los distintos virreinatos
y no hace distinción alguna entre los ciuda-
danos de uno y otro reino. Esta concepción se
reafirma en el artículo noveno, donde se dice:
«Que los empleos solo los americanos los ob-
tengan». Si bien en Morelos existe un amor por
la patria donde nació y creció, también hay una
identidad mayor que lo hermana con el resto de
los hombres en el continente.
En el mismo texto se hace patente el har-
tazgo por parte de los criollos, de no tener ac-
ceso a los puestos de gobierno y a su exigencia
de autonomía, para poder ser ellos, como na-
turales de esta región del mundo, de marcar
las directrices en su propio destino. Así en el
artículo décimo se dice: «Que no se admitan
extranjeros, sino son artesanos capaces de ins-
truir y libres de toda sospecha».
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El patriotismo criollo
Los criollos padecieron, de manera con-
tinua, constantes ofensas por parte de los es-
pañoles, quienes «orgullosos, altivos, déspotas
[…] veían con supremo desprecio a todos los
demás considerándose dueños de la tierra por
derecho de conquista». De esta forma, vieron
como perdían, ante quienes consideraban ex-
traños en estas tierras, dignidades y empleos.
En las postrimerías del periodo colonial
«Ser español europeo era el mayor de los mé-
ritos». Por esta razón para Morelos, en una
América independiente, sus habitantes tienen
prioridad en el ejercicio de las diversas activi-
dades y solo aquellos extranjeros con capacidad
de instruir serán admitidos en esta utopía.
Esta inconformidad criolla será refor-
zada en el onceavo artículo, donde se expresa:
«Qué los Estados mudan costumbres y, por
consiguiente, la Patria no será del todo libre y
nuestra mientras no se reforme el Gobierno,
abatiendo el tiránico, substituyendo el liberal,
e igualmente echando fuera de nuestro suelo
al enemigo español, que tanto se ha declarado
contra nuestra Patria».
Finalmente, la religión, pero principal-
mente la devoción por la Virgen de Guadalupe,
piedra angular del patriotismo criollo, se hace
patente en el ideal de nación americana creado
por José María Morelos y Pavón y expresado en
los Sentimientos... Siendo él cura de la Iglesia
Católica, Apostólica y Romana, en el artículo
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El patriotismo criollo
segundo establece: «Que la religión católica sea
la única, sin tolerancia de otra». Complementa
a este el artículo cuarto, en el cual se expresa:
«Que el dogma sea sostenido por la jerarquía
de la Iglesia, que son el Papa, los obispos y los
curas, porque se debe arrancar toda planta que
Dios no plantó».
En ambos se observa su fidelidad a la Iglesia
Católica, en oposición a los movimientos sur-
gidos tras la Reforma, extendidos por el viejo
continente. En ello, a diferencia de fray Ser-
vando Teresa de Mier, no busca romper tal lazo
con la metrópoli; sin embargo en el artículo de-
cimonoveno incluye el elemento propiamente
criollo que marca la diferencia con lo español.
En él se establece: «Que en la misma se esta-
blezca por Ley Constitucional la celebración del
día doce de diciembre en todos los Pueblos, de-
dicado a la Patrona de nuestra Libertad, María
Santísima de Guadalupe, encargando a todos
los pueblos la devoción mensual».
A manera de conclusión, queda claro que
el verdadero germen del movimiento de in-
dependencia en México, no fue gracias a la
introducción de ideales provenientes de los
Estados Unidos o Francia, sino de un largo
proceso de identidad patriótica y nacional,
que de forma paulatina se arraigó entre los
criollos, generando sus propios símbolos y
contraponiéndolos a aquellos que pertenecían
a los españoles.
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El patriotismo criollo
A lo anterior se sumó la inconformidad de
este sector social novohispano, quien se sintió
relegado de las posiciones de gobierno. Con
la seguridad de considerarse capaz de tomar
la dirección y mando del destino de América,
iniciaron los movimientos insurgentes, acaudi-
llados por héroes quienes concibieron los pri-
meros programas nacionales. En el caso espe-
cífico de José María Morelos y Pavón, este ideal
estuvo fuertemente influido por un patriotismo
previo, forjado por la conciencia criolla, que se
expresa y se hace patente en los Sentimientos
de la Nación.

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Lemnos Drawing es un proyecto y marca personal
bajo el cual se edita y publica el trabajo creativo y
académico realizado por Juan Manuel Pérez Gar-
cía, escritor, editor y docente, con estudios en Len-
gua y Literaturas Hispánicas, en la Universidad Na-
cional Autónoma de México. Si deseas conocer más
sobre su labor literaria y leer diversas publicaciones
de su autoría, como son microcuentos, cuentos bre-
ves, cuentos, poesías, ensayos y crónicas, accede al
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El patriotismo criollo en José María Morelos y Pa-
vón, de Juan Manuel Pérez García, se terminó el mes
de noviembre de 2016 en los estudios de Lemnos
Drawing. Primera edición. Su composición se rea-
lizó en tipo Georgia en 12:00, 14:00 y 16:00 puntos.
La edición es exclusivamente digital.

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