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 YUYAYKUSUN
 
3 (2010) 57-72
ISSN 2073-6150
URP, Lima, Perú
Elogio y elegía de Fernando Silva Santisteban
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Discurso en su memoria en la Academia Nacional de Historia 
 D󰁡󰁶󰁩󰁤 S󰁯󰁢󰁲󰁥󰁶󰁩󰁬󰁬󰁡 
RESUMEN
El texto es un homenaje a la vida y obra de Fernando Silva Santisteban, un intelectual que manejó con soltura las especialidades de la historia, la antropología y la arqueología, además de otras áreas de las ciencias naturales y la filosofía. No se interesó solamente de temas generales o nacionales, sino también del ámbito local y regional, en este caso, de Cajamarca.
 ABSTRACT
Te following text is a tribute to life and work of Fernando Silva Santisteban, an intellectual who handle with ease the areas of History, Anthropology and Archeology; as well as, other areas. He  was not only interested in general or national themes, but also local and regional ones, in this case, Cajamarca.
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ebo al generoso pedido de la Sra. eresa Guedes de Silva Santisteban y a la benevolencia del Sr. Director de la Academia Nacional de Historia, mi antiguo profesor en la Universidad Católica del Perú, Dr. José Agustín de la Puente Candamo, el inmerecido privilegio de hablar esta noche en esta ceremonia en recuerdo de Fernando Silva Santisteban. Les agradezco el honor, esperando estar a la altura de la responsabilidad de evocar en la forma debida la memoria del gran historiador y antropó-logo peruano.uve la suerte de conocerlo en 1978 cuando Fernando estaba preparando una
Historia del Perú
que editaba junto con Juan Mejía Baca en 12 tomos y para la que me solicitó que colaborara escribiendo la parte destinada a las ideas en el Perú con-temporáneo. Duccio Bonavia lo ha evocado bien con su figura espigada, su mandíbula prominente y su sonrisa bonachona 
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. Era un gran conversador, un profesor carismático y un hombre amante de la vida: de su mujer, sus hijos y nieta, de su trabajo y del Perú, sobre todo del Perú indígena y de Cajamarca, un hombre que apreciaba a sus amigos y alumnos y que adoraba a sus perros —al igual que otro eminente intelectual peruano: don Manuel González Prada—.
1 Discurso pronunciado el 3 de julio de 2007 en la Academia Nacional de Historia en el acto en memoria de Fernando Silva Santisteban. omo el título de este discurso del texto de Jorge Basadre «Elogio y elegía de José María Eguren», en:
Equivocaciones
(1928). En la edición definitiva de este artículo (1977) don Jorge le cambió de título a solo «Elogio de José María Eguren».2 Véase su discurso en honor de Fernando Silva Santisteban al serle concedido póstumamente el doctorado
honoris cau-sa
por la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle - La Cantuta. En:
La insignia 
, 13 de febrero de 2007: http://www.lainsignia.org/2007/febrero/cul-017.htm.
 
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 A continuación me voy a ocupar de la vida y obra de Silva Santisteban, y en una consideración final me referiré a su propósito a las posibilidades de un intelectual con-temporáneo, en especial del ercer Mundo. Por razones obvias sólo voy a tocar los textos mayores del homenajeado.
Infancia y juventud 
Fernando Silva Santisteban Bernal nació en Cajamarca en el barrio de San Pedro el 10 de febrero de 1929 como hijo del abogado y educador Osías Silva Santisteban y de Yolanda Bernal Fusconi. Entre sus ancestros se encontraba el ilustre jurisconsulto José Silva Santisteban. De su padre guardaba Fernando el recuerdo de «un hombre justo, ilustrado y de amplio criterio» que supo imbuir en él el amor por la historia contándole por la noche después de la cena hechos históricos y leyéndole la
Historia de la conquista del Perú
de Guillermo Prescott
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, libro que siempre apreció mucho; y de su madre la memoria de una mujer muy bondadosa, entendida en ungüentos que se los aplicaba a los indios que venían a su casa para que los curara 
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. En una entrevista cuenta Fernando que cuando era muchacho se distinguía en Cajamarca a tres grupos de personas: a los ricos, los decentes y al pueblo, y que a los in-dígenas no se les ubicaba en ninguno de ellos y se les menospreciaba. Así cuando él se les aproximaba, la gente que lo conocía le reprochaba: «¿Qué tienes que meterte tú con los indios?». El entrevistador le pregunta entonces a qué grupo pertenecía él mismo, a lo que Silva Santisteban le responde: «A los decentes venidos a menos»
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.Estudió primaria en el colegio de Carmen Requejo y secundaria en el famoso y tra-dicional plantel cajamarquino San Ramón. Allí hizo algunos amigos de por vida: Róger Guerra-García, Andrés Zevallos, Luis Miranda Sattui, entre otros.Inicialmente Fernando pensó ser pintor y fue así como se aproximó al gran maestro
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 cajamarquino Mario Urteaga. Contaba que en su ciudad natal solo se podía conse-guir algunos colores al óleo, por lo que muchos otros tenía que preparárselos él mismo. Urteaga, a quien ayudaba, le enseñaba las técnicas pictóricas y le mostraba libros acerca de grandes artistas. Entre ellos Silva Santisteban cultivó una gran admiración por el pintor preciosista español del siglo XIX Mariano Fortuny y Marsal
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. Por entonces se dedicó a algunas actividades comerciales como a llevar laurel en un camioncito hacia la costa para venderlo, a fin de poder sostenerse y estudiar. ambién debe haber conocido ya por aque-lla época a través de amigos a Mariano Iberico Rodríguez, quien venía periódicamente a Cajamarca y ya era una reconocida figura de la filosofía y del foro nacionales. Guardó de por vida una gran admiración por don Mariano, y en 1990 hizo que el Instituto Nacional
3 Conversaciones con Hernán Alva Orlandini, en: H. Alva Orlandini,
Un alto en el camino del Perú.
Lima: E. Univer-sitaria, 1979; II: 336.4 Entrevista con Fernando Silva Santisteban en:
El Comercio.
Lima, 9 de mayo de 2005: A12.5 Ibídem.6 Conversaciones con Hernán Alva Orlandini, Ibídem.
 
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E󰁬󰁯󰁧󰁩󰁯 󰁹 󰁥󰁬󰁥󰁧󰃭󰁡 󰁤󰁥 F󰁥󰁲󰁮󰁡󰁮󰁤󰁯 S󰁩󰁬󰁶󰁡 S󰁡󰁮󰁴󰁩󰁳󰁴󰁥󰁢󰁡󰁮
de Cultura de Cajamarca le editara unos poemas que Iberico había escrito pero no había publicado y se los prologó
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.
 Años de aprendizaje
En 1950 Silva Santisteban ingresó a la Universidad Nacional de rujillo para cursar estudios de derecho los cuales interrumpió, pues un año después regresó a Cajamarca continuando con sus actividades comerciales. En 1952 se trasladó a Lima ingresando a la Universidad de San Marcos para proseguir allí sus estudios de leyes, a la vez que asistía al Instituto de Historia. uvo como maestros a Luis E. Valcárcel, Raúl Porras Barrenecha, Jorge Muelle, Ella Dunbar emple, Alberto auro del Pino y a otros más. Su contacto reavivó en Fernando la afición por la historia, abandonando entonces definitivamente los estudios jurídicos. Entre los amigos que por entonces hizo se hallaban Carlos Araníbar, Federico Kaufmann Doig, Pablo Macera, Aníbal Quijano, Raúl Rivera Serna, Vicente Gerbi y Alfredo orero. ambién conoció en San Marcos a Emilio Choy. Mario Urteaga le había dado una carta de recomendación para Camilo Blas, quien a su vez le presentó a José María Arguedas, quien  jugó un papel determinante en su vida y con quien mantuvo una gran amistad.En 1953 Alberto auro lo llevó a la Biblioteca Nacional presentándole a su director Cristóbal de Losada y Puga. Este había sido alumno de don Osías Silva Santisteban y quedó gratamente impresionado al conocer a su hijo, por lo que de inmediato lo contrató para que trabajara en el Departamento de Investigaciones Bibliográficas. Fernando per-maneció allí hasta 1960. De su permanencia en esta institución dan testimonio su tesis de Bachillerato en Humanidades
Contribución al estudio de la Archivología en el Perú,
 sus-tentada en San Marcos el 24 de junio de 1957, y el artículo «Algunos Archivos Históricos y repositorios en Lima» del año siguiente. Silva Santisteban se graduó brillantemente de Doctor en Historia en la misma Universidad el 10 de diciembre de 1958 con la tesis
Los obrajes en el Virreinato del Perú.
La reelaboró en México y seis años después, en 1964, fue publicada por el Museo Nacional de Historia, mereciendo los Premios Nacional de Historia y Nacional de Fomento a la Cultura. Se trata de un trabajo admirable que se inscribe en lo que se denomina historia económica sobre estas instalaciones en que se labraba paños. El autor la elaboró en los archivos y repositorios coloniales de los sitios con los núcleos fabriles más importantes —llegó a ubicar hasta trescientos obrajes—, y visitó algunos lugares donde habían fun-cionado, como, por ejemplo, los situados en Cajamarca. Silva Santisteban estudia en su tesis con todo detalle el origen de los obrajes, el de-sarrollo de la industria fabril, la política española al respecto y sus distintos períodos. Examina también las clases de obrajes, el trabajo que se cumplía en ellos, las técnicas y condiciones laborales. Analiza la legislación del trabajo, la distancia entre las leyes que regían la actividad en los obrajes y su realidad, y los conatos de rebelión que se produje-
7 Mariano Iberico,
Poemas.
Prólogo de Fernando Silva-Santisteban. Cajamarca: INC/Lluvia, 1990.

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