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Mantener una judicatura donde un nmero importante de jueces tienen ese estatus implica
afianzar un sistema judicial perverso, no solo para los propios jueces, quienes tienen que
laborar al filo del abismo, entre la permanencia en el cargo y la imparcialidad de sus
decisiones, sino para el simple ciudadano que lo mnimo que espera es un
pronunciamiento justo.
Con esto no quiero decir que la figura del juez provisional o suplente desaparezca; todo lo
contrario, ella es necesaria, pues permite que la actividad judicial no se paralice ante
situaciones coyunturales que impidan que un juez titular intervenga en sus labores.
Lo cuestionable es la alta incidencia de jueces no titulares; esto es, ms de las dos quintas
partes de los jueces en nuestro pas tienen esa condicin.
En efecto, de los 40 jueces, solo 18 son titulares y 22 son provisionales. Vemos aqu un
claro ejemplo de un porcentaje irrazonable y desproporcionado de provisionalidad. Lo
razonable debe establecerse sobre un porcentaje mximo de provisionalidad, el cual no
puede superar ms de la mitad del nmero legal de jueces.
A todo ello agregamos que esta conformacin es una situacin de larga data, lo que nos
lleva a evidenciar, desde una apreciacin acadmica, una situacin de inconstitucionalidad
permanente que afecta a la independencia judicial de los jueces provisionales.
Otro elemento que contempla la Constitucin para garantizar la independencia del juez es
la remuneracin decorosa. Esta es una panacea para todo juez provisional o suplente,
pues en el Poder Judicial lo que menos se cumple es la afirmacin de a igual trabajo,
igual remuneracin.