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El túnel de la muerte

[Martes] 27 de marzo

Has superado el túnel de la muerte, del que tiemblan los arriates de flores blancas o malvas de una
mar perdida donde tú caíste, y en el suave almohadón de sedimento creíste ver los peces de
colores que se esconden en la más hermética ceguera de su flotar. Allí, inconciente, abrías
lentamente en el suave fluir camino de Oropesa, como quien se asoma por una ventana, y
contemplabas el seno verde que surcaba un camino por donde deambulaban los perros. Podías
escuchar el viento, pero entre pájaros y hierba agitada era más un sórdido cántico que, de vez en
cuando, manoseaba tu punto frágil, donde sabías, sin abrir los ojos, que las brumas no eran un
sueño.

Y, después de sufrir con tu armadura las espadas y los sables que nada te han podido cortar,
apenas mostrarte el peso de su filo, regresas, despiertas en este campo de Marte donde las
lápidas surgen de la tierra como lombrices. Donde hallas el solaz de la convalecencia en las tibias
tinieblas, donde el sol es solo un apabullado dios que ciego y mudo, contempla el ocaso. Y aquí
estás, si acaso esto es un renacer, con tus enormes alas, y ay quien te toque, quien en sus dedos
te robe un poco de ese polvo que podría dejarlo ciego y a ti, descolorido.

Sin embargo, cuando llueve, el polvillo mágico es capaz de repeler lo que pretende diluirlo.

Publicado por © La Redacción de Adentro y Afuera   

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