Poema: «Presencias de invierno»

[Jueves] 20 de diciembre

Y el cielo es rojo
y la luna
y la luz es esta lluvia.
Es todo este el temor que podemos soportar:
el momento entre flama
y donde principia la sombra
mas solo tanto como pueda abarcar
un niño en su palma.

Y aún decir: el ser amado

se ha escurrido en fantasma.

Invierno es vencido por una bandada de gansos volando hacia el sol.

El mar es solo como soledad a una concha sola, un billete en la arena desperdiciado en un sueño
imposible. Incluso esta audaz línea negra.

Los Igbo creen que el sol apenas es el aura de la criatura a la que

no le tenemos nombre. Lo que aquí es canción es
ritual en otro idioma.

Aquella mujer en un café de Nueva York no puede escapar

al significado de sonar como aborígen. Si yo fuera mejor hombre, tendría compasión.
La cosa es esta: los muertos permanecen insepultos. Emilia habló sobre la mujer del autobús. Dijo,
¿vas a la otra orilla?
Cuan fácil es para la luz reflejada en un pulido piso de madera dirigirse a la metáfora.
Fuego, agua y lodo. Que curiosa forma de hacer
cuerpo.

La gravedad no fue la manzana en la cabeza de Newton y aún así reclama el descubrimiento.

Al momento que señalas el perro negro retemblando
en la puerta roja
en la inexorable lluvia, lo pierdes.
Para estar seguros hay líneas, formas y hasta remolinos
de colores.
Como Van Gogh es lo muerto lo que aquí vive.
Árboles imaginarios en los dolores convulsivos
y una compulsión
que es totémica y no atávica. Aunque
hay sacrificio, hay también compasión.
Y así es por qué tememos a la araña. En un pellizco nos
gana en maña.

Un perro negro en una noche de luna.

Un perro negro en una noche de luna.
Un perro negro en una noche de luna.
No, solo es la noche dando vuelta a sus engaños.
Mira este cuchillo. Este cuchillo es pasión. Este cuchillo saca
un deseo dentellado
por aceites gruesos como la manteca. Este cuchillo es sacrificio.
Este cuchillo es el pastor.

El corazón de un hombre sangra en una ventana fija de lienzo blanco.

¿Y más allá? Un perro negro en una noche de luna.

Publicado por © La Redacción de Adentro y Afuera