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REVISTA DE CRITICA LITERARIA LATINOAMERICANA, Ano XVIII Lima, 2do. semestre de 1992 No. 96 janie Languages and. ty of Pittsburgh, aspiciada por el Department wres-Faculty of Arts and Science 4 ISSN-0252-8843 4 4 La Révista de Critica Lit i Latinoamericana es i de Latinoamericana Editors. : 4 Suscripeion_ anual: 4 Tnstituciones : 35.00 délares Individuales : 25.00 délares Las colaboraciones firmadas no re- presentan necesariamente la opinién de la revista. ‘ios giros por concepto de suscripciones deben hacerse #2 rricana Fditores ol Cristina Soto de Cornejo. se ia editorial debe dirigirse la correspondencia O°" den esta revista : 7rS og ven? atinsamerisana : @., TINOAMERICANA Afio XVIII- N° 36 Lima-Peré 2do. semestre HISTORIAS PARALELAS /HISTORIAS EJEMPLARES; LA HISTORIA ¥ LA VOZ DEL OTRO* Hugo Achugar Northwestern University Universidad de la Reptiblica. Uruguay 0. Paul Jay sostenfa, en 1987, que “En anos recientes el estudio nutobiografia, y de'la poesfa y la flccién autobiografiea, se ha frasladado de los oscuros bordes de la eritica al centro del escena- rio"!, Lo mismo podria decirse del testimonio latinoamericano contempordneo y también memorias, biografias, autobiogra- figs e historias de vida. En ese sentido, el testimonio, junto con tex- tes como Recuerdos de provincia de Domingo Sarmiento, ocupa ere cientemente el centro de atencién de los letrados. Elio no significa tun olvido de Ta “gran literatura” sino una reordenacién del campo iterarios latinoamericanos, reciente interés por la oral 8 que se ocupan tanto de Ia hha ganado la aten- ymada literatura co- del siglo pasado y la del presente, Este desplaza. miento puede ser explicado en funcién de varias razones; los tre- ‘mendos cambios politicos y sociales ocurridas durante 1a moderni- transformacién de los parémetros eriticos y teéricos de las atimas década: loracion 0 iteratura” letristica y, por del canon. Este trabajo aspi slgunas preguntas respecto del testimonio latinoat empordneo, al menos de cierto tipo de testimonio, a la vex que ‘punta a plantear algunos problemas respecto de nuestra actual Reeién de literatura; por lo mismo, no se supone que, necesaria- Mente, los responda 0 los resuelva. 1. Historias paratelas| historias confrontadas. = HUGO ACHUGAR, otra (del griego “par: y aléllus, “los unos a los otros" ala ver que “ST piulcocoapar, acoeny dtingue pero dentro de un mo signa general aoaneeclon ge ate dl mio ya egnde ¥ termina constrayendo una historia que eireulard come afieal, al menos para su comunidad: rdadera que, eventualmente, habré de adqui Pero tanto las Vidas eran como el testi nic eontemporéneo cumplen al menos una funcion similar, lade ter elomplon, Eeta similar foncln emplaricents, aan tiene sus especificidades y sus diferencias dada obvia distancia LA HISTORIA ¥ LA voz DEL OTRO a fe un sujeto social complejo (letrado mas voz marginada) en la es- mengeiblica. Ese espacio discursive, sia enaaneTe arece clara- do en la lectura de los letrados, Elandlisis que la lectura letrada he heegs d testimonio latino- americano demuestra no sol ausencia de una nocidn termminacion acy agate bietiva en Ta propia seakien terminacion del corpus, sino tank de las ciencias hum: frecuencia de expre El hecho de que ¥ que, en este senti no implica que se vi Poco es posible proponer el autor de un testimon! rativas de la novela (Gons, Hor a Biografia de un cim Sea posible la fecion: ido, se pueda hablar de 11 La historia desde el Otro, ingreso e institucionalizacién del testimonio, ee aqu ‘aun en que 's decir donde mediador y tes. trados. Como ejemplo de este noches de amor y de guerra de lar que es y no es una autobio. de Jonas de Edgardo Rodriguez '§ una memoria, 'stimonio en tanto préctica discur- igo de la revolucién cu. viene a re- sDhocer que el testim Tegitimo en la lucha Porel poder dentro de la 7 2 HUGO ACHUGAR 4 instituionaicacion y eclosion del testimonio y no a a cin Some prdctica discursiva, al menos en Latinoamérica, pareck ; tr disungulr entre varies lens o tendenciae del dacureo teatime. "Y proponer distintos corpus. Por tn lado, los testimonios que ‘ehicullzan la lucha por el poder de un sector, grupo o comunidad ¢ : itenta desalojar a aquel o aquella en el poder, y por otro, Que, sin neger Wo anterior, aspiran al extablecimien: clase que iménieos sino tambien entre los sectores marginados o que vivlen dicha revolucién desde tos margenes. Pero el testimanio se relaci- nna con la modernidad de una manera ambivalente ya que 8 aD0ya tn tno de mus aspectos para desmontar o desconstrsr otro, Peto, Sigutendo To planteado por Matel C ‘et tl testimonto es una eit dela modernidad y no su negeion oe srecanaiats GePaonnee LA HISTORIA. ¥ LA VOZ DEL OTRO 3 soviética y el movimiento de la. Reforma Universitaria de Cér- doba iniciada en 1918 y, mucho mas recientemente, la guerra civil espafiola. El propio derrumbe del ultimo de los grandes imperios coloniales, dio lugar no sélo a la independeneia de también 2 una serie de movimientos independent los desposefdos 0 marginados!0, As{ como, ¥ para Latinoamériea de un modo particular, rrollo y la aceién de la Teologia de la Liberacin y las “ de base” en favor de los marginados Estos movimientos facili ‘monélogo del per len por diferenciada y plural, quizas mas demoerdt Wdentidades Otras, le tomar como Ifmite méximo la ‘XIX12, Lo anterior se fundamenta en el ‘ituye como una forma de narrar vo al monologico discurso his- sursiva que supone en su pro. 180, el de la historia oficial de do la América hispana se cons- lo XIX junto co ales. Por lo mi espacio letrado de los sectores excluidos o silenci: ticipacion en. dos de y por la historia oficial est escasamente registrada en log" archivos y bibliotecas de los vencedores o de los gobernantes. Salvo storia de quie- rial espan lucha po 8 realistas quedan, tebricamente y de hecho, no sélo fuer archivo sino fuera del espacio social y cultural de Hispancamérica * .gorta diferente: la de extra por entrar en otr: La historia off clufa’en su visién y en su espacio con el propésito y el resultado de disefiar una imagen del Otro que no cuestionara la centralidad del sujeto centrall8. En ese sentido, otro cardcter sino exclusivo, do- i testimonios es el de ser imacién del ‘texto como un testigo del otro. entado representar al Otro, 18 nsayo ta Jo han intentado. Desde Las cartas persas de Montesquieu hasta Me llamo Rigoberta Menchi, ‘en mas de un sentid pectiva desde ef Otro. La biografia, incluso desde Plutarco, ¢8 wna Fistoria sobre et Otro o de Otro que no siempre es un Otro homogé- reo pero al que, generalmente, se le homogeneiza, Bl tastimonio €6, en cambio, una historia y no una biograffa, aparentemente al ™ nas, desde el Ot. Es por eat qu een a porta ser posible toner el carscter heterogéneo!® del testimonio, Tigs textos que son rea dor", sea éate 0 ésta perio Suma un letrado (el erempl To constituye Bios? fle de un cimarron de Mig Ta heterogencidad consis srvacién del Otro sino tambien en el hecho d& reservacién del Ot ‘tambie eho de que Ia nocién del Otro presupone un Yo central homogen vies las at Tus de la vor del Otro. Y que al operar o funcionar como una de ingreso de dicha voz al discurso de la esfera publ funciona como una continuacién del proyecto inacabado de tracién y de sus pretensiones totalizantes?. , sin embargo, no ignoraba al Otro pero lo in- i LA HISTORIA ¥ LA VOZ DEL OTRO co Por otra parte, parece claro que la historia del testimonio corre mas 0 menos pareja no s6lo con la erosién del poder del discurso sujeto central sino también con el proceso de transformacion de ciudad letrada, a otro nivel. En este sentido, se vuelve relevante siderar, en relacin a este tema, el proceso de democratizacién de Ta sociedad y, en particular, ver que la histo de las transformaciones tecnol6gicas de los medios de comi jatino y ereciente acceso de los sectores marginados la ensefianza, 0 en definitiva al espacio letrado, es rrelativo con el crecimiento de los textos que constituyen testi stimonio del Otro durante jlo XX parecerfa deberse ademés y en otro ni to de conocimiento occidental ha realizado du- iglos) acerca del horror y de la cionalizar Ia “desaparici6n”, de la intolerancia, de la tort abuso y el castigo a nifios y mujeres, de la opresion de las di ‘minorias tanto por regimenes fascistas como por parte de capitalis- tas y socialistas supone o permite suponer la necesidad de entender se Otro alienado, marginado, silenciado o exterminado, El hecho ‘no es nuevo en la historia pero el aleance universal y planetario del ‘mismo y sobre todo el conocimiento y Ia divulgacién de tales hechos, st pertenece a esta época, 12, Elotroy el letrado. Tal vez seria exagerado hablar de una especie de seudo-epis. temo que en cierto nivel posibilitaria al letrado solidario la defensa del Otro u Otra, no come un objeto del con {pmo un objeto de conocimiento obligatorio surso hegeménico anterior no posibili- recoger documentos y textos (:testimo- sentido lato y no en tanto género literario?) que desde realizaron o cumplieron una funci jar. Fray Bar- le las Casas podria ser ejemplar al respecto, pero la diferen- ica, me parece, en el hecho de que irria en la época de Las Casas, _ Res86l0 cuenta con el letrado solidario sino con aparatos e instituelo- 5 HUGO ACHUGAR clones de poder que le permiten inseribir su historia en la Histo disputando de ese mode la homogeneidad de la vor de quien sabe. ‘ombargo, si ademés a0 que elimine otros sijetos enunciadores, El letradp tse Otro marginal o silenciado y del que muchas veces ha asumido su representa fecha ociato politica) tambien realizar p de otros individuos de su eotamnia, De hecho ct ieteado fia y la memoria, iografia o de la frado ha hecho posible o ha cutorieadot, Peo tant, gra cone etimon ras, una forma, diseuotv que las practic atriores oe fot Biitaban y que, de hecho, pasa a ser una especie de contracra folk Sutabigrata, Aung I dtobiogatia yl Lstimonio presenta ak unas dieencan, podria avntararae Ta biotete dogue el = faguel que no controla lose oriogratia y de fa. comi- titan, Una de las dereseleg mayores entee ef esbenonio 7 sutobiog as oc la clon pubes Esta inna direc ols que Qa dria acerear, eventualmente, el testimonio.a lo que se ha Hamad? ‘tutobiogratia despersonalzade™S Permflaseme thors LA HISTORIA Y LA Voz DEL OTRO. or religioso. Los evangelistas daban testimonio de la palabra de Jestis como hey los letrados dan testimonio de la palabra genezaimerts recogida, ~avance tecnolégico mediante cinta 0 casette~ de una Re goberta Menchii o de un Esteban Montejo. Lo anterior no supone tuna consciente y necesaria identificacién de los individuos aunque sf de Ia posicién:de los sujetos en el proceso de Hay otros cruzamientos y otras practicas discursivas, como el reportaje, que se vineulan pero no se identifican con el aunque muchas veces sean parte de la mecdnica sirve para elaborar el testimonio, De periodismo, la investigacién 0 timonio. La serie periodismo, trabajo cientifico y even te Ja asuncién bésica de que se trata de la transeripcién de la narra cidn de un hecho verdadero 0, dicho de otro modo, la relacion ao una verdadera historia, Sin entrar de leno en el problema dl estat timonio, y su relacién con la hacer referencia en este momento a lo anotado respecto de la biografia, esa “frontera”™ historia, Sostiene Reyes, en ‘del poder econé- ultural y social que han controlado histericamente EI que haya un discurso testimonial desde el 'a de los casos de Nicaragua y Cuba, no descons- > Vidas eemplares, la voe del Otro el efecto de oralidad/ verdad. Los rasgos que te corresponden al 'mos a estudiar y describir en esta segunda Part rivel de enunciado y también al nivel prag- s HUGO ACHUGAR es posible y factible fe considerar un nivel matico; pero si la distincién, tal como vere teéricamente, en més de un caso es imposi enor en cuenta a rae ‘atico se pueden observar dos elementos fun- ‘Onto; la funeion ejemplarizante o de denun- fa vida y 1a autorizacién letrada de! Historia ofc o auc tion vigente hegem . ‘enunc ‘sontara o en fa transeripelgn ae eat, yarticul: strado, om se juegan del testo Pa rayoe eontrales Jel testimonio, a saber: el regi algunos de Jot fGuro Yel llamado efecto de oraidadverdad. 2, Vidas ejomplares. vv prstement y roe pt un cna re loon mug primp snusable en egeraar ne orl, dnd us rope a cn dee ech ecm primase Be acuparme en ete gene Se ee de la vida de un Otro gue es jas Go Pista sad eon la ek funcion empl iFlutarco en 5 critura ejomplarizante apa sin eS uh “otro homogeneo” lesVidas par sin embargo gnelgcon que ene una cierta upaneD a glo Oe Tal afinided estar en testimonie oe gor ambos Uextos, 0 €o™0 able" dats exclusiva de la biogra eh Sire anyon ane storage rayones que to mueve a esi ° ee ON aioingrf oe creer one-pot Sait Ho acon ducativo que fue poco comin SRT en Gomplareanta o en oil moraimente. nanet fancion cma casts ig situacion de enunciac anes ada nde Geeta raicen one aque teaumonia cera del argomentacently echo gedtin, parte sentra Sega g de una conducta come wn, eh enema ee pacho, de une vica eomplar, alguns ejemplar no necesita, 2 Peel Yestimonio mismo, es decir on LMS casos Jo clerler mance se samme” 0 -wenga el corae” dar 128 che de que el informants rata qu a veces el proposito moral monio, El propio Flaarrnetn de Jos hechos"; es dct, ot 1 bey, realiza “po, 10 ola narra ad do os hechos tae 81a aeumeN, madora evidencia ae (Ey esiaaituacion podrian encnagrety re a narrate delinovontes, drogadictos, "E09 ¥ OU oy tung ln ngcnrnmeni yon coo Setar ividuos cua ida, no Tce areTcags el testimenio no NeCesay, 1a moral hegeménict fe modelo sino, en ciertas opartuale { § | i LA HISTORIA ¥ LA VOZ DEL OTRO = des, en relacién a la dimensién ejemplarizante de lo que podria lamarse “una temporada o una vida en el infierno”. Sin embargo, fain en estos casos podria hablarse de una funcion ejemplarizante, fn tanto se trata de experiencias que “aleceionarfan” sobre los ries gos de vidas o conductas que el grueso de la sociedad o los estratos jstienen peligrosas. Es tam relacion a su propio Ambito y dentro otros testimonios. Es decir, como una narracién de una experienci vivida o de una conducta propuesta como ejemplar o modélica para los “lectores solidarios” 0, como decfa Plutarco, para los “kindly toria etimologica del término; etimologia que es tam- a del testimonio, Originariamente “testimonio" viene del griego “martir”, “aquél que da fe de algo", y supone el hecho de haber vivido o presenciado un determinado hecho. Entre los grie- 0s, sin embargo, el uso de mértir no connota sufrimiento o sacrifi- tio y atiende basieamente al hecho de ser fuente de primera mai ‘Al pasar al latin, y sobre todo con el advenimiento de la era cristi ‘na, martir adquiere el significado hoy vigente de aquel que da te timonio de su fe y sufre o muere por ello, Aqu{ es pues cuando el Uérmino adquiere el sentido de conducta ejemplar. La vida del mér- fir es ofrecida en narracion biografica como un ejemplo a respetar y eventualmente a seguir; es decir, 1a narracién de su vida es ofreci- ducta moral’ ejemplar y ejemplari ‘aspecto moral ejem} testimonial de dicha vida aspira a cumplir, ‘una funcién ejemplarizante en una deter- y muestra que el rel y de hecho asf funci Por otra parte, él hecho mismo de la existencia lleva la existencia de aquel o aquellos que convierten enten amenazados su poder ¥ el testimonio aparecen de este ion de contra historia ejemplarizante que el bidgrafo o mediador del testimonio asumen eonscientemente. La funci6n ejemplarizante es parte de la intencional de la eseritura; esto es evidente para el caso del wutobiografiado. Pero en el caso del testimonio que Ta observacién de que el responsable d @ funcién ¢ intencién. Y, aun mas importante para m linea de pensamiento, en el testimonio la presencia del Otr $00 ietrado, no opera como una reafirmacion del sujeto central del iseurso dominante sino como un elemento erosionador. Un caso ‘puesto puede ser visto en Ia Anabasis de Jenofonte, otro texto que fos llega de la Antiguedad, y que ha sido considerado como cuasi fundacional del género autobiografico. ‘En Anabasis, texto ambiguo entre la historia y la autobiografia donde apenas si en un par de ocasiones se emplea la primera per- sona3, Jenofonte narra la excepcionalidad de un hecho que atiende @ la celebracion del espitira griego y que funciona, consciente o Jnconseientemente, como la proposicién de un modelo de compor- tamiento ejemplar. Al descripcién del Otro, del “parbaro”, funciona aq} ‘ra como ocurre en Hero- doto32, né como una dese: discurso hegeménico sino por el contrario como un modo de reafirmacién del sujeto enuncia- Gor central; en este aso, los griegos similares a Jenofonte. Pero si hemos deserito la funci6n ejemplarizante como consus- tancial al testimonio aunque no exclusiva de él, también debe des cribirse su funcion denunciatoria. El testimonio en la mayorfa de Tas veces es también una denuncia, precisamente por lo-que-antes Sefialaramos acerea de su atencién al Otro y a la historia Otra. De- uneia de excesos del poder, denuncia de la marginacion, denun- ia del silencio oficial ‘en definitiva que va de la mano con ‘extraordinario de que da cuenta el testimonio, das no extraordinarias siempre conlleva un rasgo de excepcién, ya ‘social del informante, ya otro rasgo, pues si un testi- ir (es decir sobre las liamadas “vidas grises”) se reite- ara, perderia “interés"®, ‘La funcién ejemplarizante supone o implica una adhesion a la ideologia del progreso no slo a nivel material sino también moral. sign de vidas ejemplares operaria como un medio de alean. moral y 1a a funcion ejemplarizante no es pat fia, ni de la hagiografia, ni de le his de siquiern ‘oneuontea también en la Hamada lite- Seki de icelgn desde siempre. Supone la concepeién de una “ite- ‘atura elifleante” que se opone a la concepetdn de la literatura eo Ta placar o entretenimiento. La narracion de vidas ejemplares Tirade roduesr placer pero el dar placer esté subordinado en estot Pace Prana funeign que se entiende como previa 9 mas importante we edmenta CP. Jones acerca de las Vids parale: ure was a Subsidiary part of Bhutarch’s pUrPOsé: ‘made instruction easier to absorb". func a8 John Stuart Mill en su Autobiografta deja en claro es ejemplarizante cuando describe no sélo las razones que I {2 publicarla sino la funci6n de la educacién en el progreso: Tas earacteristicas del proceso de educacién y la labor que | LA HISTORIA ¥ LA VOz DEL OTRO atura de fccién de su tiempo en la formacién de u individuo. Esta funcién ejemplanzante del discurgo parte de onvicein que se es poscedor de “la pura y tiniea verdad” Escr hablar eg, en cierto modo, una manifestacion del eardcter mesi 0 del intelectual. O'sea de aquel que por su profesion eree qu palabra, su palabra, la palabra de la verdad. puede cambiar a la Ramanidad, Verdad que puede salvar el alma del projimo, 0 que, por su mismo eardcter intontestado de verdad o documento, puede Sesenmascarar fa contradiceién de otras verdades te- nidas por absolutas hasta plieito cuando Barbara Fe Eimentary novel" ‘efecto que deriva de resentacién de hechos que subvierten ias "commonplace construc Hons of reality" y que inseribe este tipo de “Roan” (en el sentido de Foley) en una tradicion de oposieion®®, ‘Por otra parte, el propio proyecto de la Tlustracién se apoyb,eo- mo todo proyecto 6.como toda utopia, en el deber sory, tn que no ha concluldo o no se tiene como conciuige dentemente no ee To mismo), apuesta a la perfeccion de sf Gabermas). Un proyecto de unve para Otros, del uno para el Otro, un proyecto ideoldgio (en el sentido marxisia fuerte Gel término) en fin, que tupone la existencia de.una verdad. De una verdad que moe ft como tambien de una ora verdad ue ea of fly que niega la del Otro. En este juego del uno y €el Otro, historia y dela contra historia, el test ie vento repertorio dis- 1 por la historia, la er61 rafia y la auto- biografta para operar su desmoni surso homogeneizador el poder. La escritura del testimonio sigue operando, en su fun- cién ejomplarizante, como un pat entre el ha sido y hhomogen silenciada, Sigue Que, paradojalmente, en contra de quienes capitalizaron social, eco- némica y politicamente dicho proyecto. ae Ei dicho proyecto, siznado por la “D lel hombre” y demas textos iluministas de la época, se aposté al de- ber ser del hombre y de la mujer. Un deber ser que implicaba no s6lo un comportamiento ejemplar dé scion y vigentia de est gener torario con el Drovecto de ln lustracon, neste seid, cl fstronio iene a e+ fenmasearar las contradccones del diccurso de la modernidad lstrada ant como desconstrutro parfiondo de las moms Pee" isan moraies fe dicho discurso @ HUGO ACHUGAR sg, 2X Hlefecto de oralidnd/verdad, la wor del Otro y su autora: Las ejemplares Vidas paralelas de Plutarco, ese contrapunto centre heroes griegos y latinos, entre el yo y el otro -el otro y no el ja narracion pre individuo pero no del sujeto yambre” pero bien se podria “Eseritura 0 vidas pai do, el testimonio latinoamericano contemporaneo supone dos enun- iaciones y, sobre todo, dos enunciados. Pero, a diferencia de lo ocu- ‘rrido con Plutarco, el testimonio supone la coineidencia del uno y ael Otro en un mi 7 espacio, una escritura, correr, intentando la mimetizacion o la fusién con el Otro, c = enuneiado “enunciado” por el Otro. El testimoniante y el me fenuneian un discurso que siempre presupone dos textos: el prima Ho o prototestimonio (una suerte de “ur-text”, al decir de harracion y dos enunciados, uno oral y otro escrito, Guizas un sujeto, O como dice Phillipe Lejeune, “Dan graphie de ceux qui n'écrivent pas’, deux font come sis wetaient 1 hecho de que el testimonio original 0 proto-testimonto su Ta casi totalidad de los casos revisados, de una instanc que Tieva a ese efecto de oralidad que ha sido entendido como un Tasgo espectfico del testimonio2?, Rasgo que el testimonio no Pare neon Ia memoria, mi Ia biografi eon Ia autob Siquiera, paraddjicamente, con el oralidad varian de testimonio a testimonio y mientras en slgén feso pueden ser recogidus por medio de la permanencia del dislogo (el ta mareado en el texto, reerenc: o vivido por iueden ser registradas por la permanet™ transrpio eel dt izacion, ete j6n de enunciacién real o fic ‘un interlocutor, Pero no se trata mas que de un ati dio retarico establecido, para nada identifiable, siquiera, con 10s 76° ‘cursos y exigencias propios del género més cercano a la or idad en LA HISTORIA Y LA VOZ DEL OTRO @ Isls yma: me refers ale Orta aque Coin oem | SSSR TAR her ue i de ue Geen ae fit york ya mela alte ae eT Ta sou Vidas parler tea iado el nombre del tu que funciona como interlocutor de su narra- cién, ‘Acosturmbran os hstriadores, oh Sosto Senecién, cuando ona des- tripeidn de fo patees hay putas de que no Gehan converts ‘primase on increas 8 86 0 imientoy El llamado “efecto de oralidad” es centre raz6n: su contribucién al 1 testimonio por otra Ta Confianca de que se trata de un tes | fimonio auténtico, reafirmando de este modo la ilusion @ a-conven. ese estado de receptividad lulidad por parte del recepior por el cual acepta la fiecion y que sonstituye, al decir de Coleridge, ta “te postica”. Una convencion, 0 ijéramos antes una institucién o formacién discursiva, que para el receptor “como si” lo recibido o pereibido fuera imonio también exige una convencién aunque operando lo. Se trata de una voluntaria aceptacién de la verdad, de luna suerte de “natural confianza” del receptor en el discurso recibi- légico-cultural, y esto . El receptor del teatimo- do como una verdad y no como si fuera verdad. LA HISTORIA Y LA VOZ DEL OTRO a trabajo: aquella que tiene que ver con la nocidn actual, fines del se- : novelas de ‘misma fun recurso, podrfa argumentarse, se encuentra en much: Jas Tamadas ficcionales; sin embargo, no cumple ‘contemporsneas7 jota a pie de pagina (en realidad todos los paratextos), 0 la presencia de la vor del mediador funciona como pore tmedio de reafirmar que se trata de un discurso y de una infor- otro .on auténtica. En otros casos inclusive la informacién ofrecida Jor el mediador complomenta la dada por el testimoniante, logran- Be far ubicar y precisar la importancia de la informacion trasmi- fia por el tostimoniante, En el caso de la narrativa, la vor. del me- Hida Polen este caso el personaje narrador) no siempre funciona Gite una apoyatura del Otro sino como un punto de vista diferente come una vor culta, claramente distinguible de lo *foclérico” o 2SStico” de la voz del Otro, Y ha funcionado también, de modo par- Gai en la narrative del “Boom”, como una erosin del narrador 0 Ge la perspectiva del hablante basico. rp reservacion de la vor-del-Otro es la preservacion de la histo- ia del Otro. Al menos eso es lo que intentan aquellos letrados s2} Jarios que transeriben para el Otro la oralidad de su testimonio, darios av caando se trata de testimonios donde el origen no es es- tactamente la oralidad esa preservacién se mantiene. Y con esa preservacion se responde, de hecho, a una problematica central de Prestro tiempo que incluye las cuestiones del funcionamiento y la Tepresantaign de! sujet ¥ Ta vor ‘del Otro, asf como la cuestion de a referenci Bi ‘de In Universidad de la Republica en Montevideo, Uruguay. A orante 1996 y 4a", sean biogral Hrege’ a tin el saps “propio Go dey le verdad” ite eect vera (Ptah a Times, London: Chao Windus, 196) Mas convncente, ©. Jones he ple character sad prove exhaled br 8, Final, “La aspiracién de este trabajo no era tanto deseribir el testimoni y su funeion ideoldgica como tratar de entender une discusién a ¥ Sropésito de éste y otro tipo de textos, se esta dando en la comes Gay Patelectual. Dado el tipo de material de que se trata, sin emba Goan tiene la impresién, més fuerte que en otras oportunidaces, Ae la presente digcusign no sélo no afecta a la propia escritura tet, gue 12 BTcino que le es totalmente indiferente; al menos a parte de ella. El letrado interesa por el testimonio sabe de sobra que su pit rado no es académico y todos sabe wos que el jardin de Ia Academia es cada dia mas exclusive © ie Perante. ¥ como dice una de las testimoniantes, Ramona Carel Fe testa es Ia pura verdad”. Después de todo los testimonios opera ‘no soloen 1a Academia; sabre todo aquellos testime, “en un espacio ajeno al literario: me refiero & 108 1s de Nuremberg, en el Tribunal Russell o en los cNokca Jamas" argentines, uruguayos o brasilenos. Ellos mo $97 panes, aro tentimonics, ahi esta ia diferencia, Exphiear tal teerat eros obligaria a otro ensayo més amplio y tiene que ver €¢> ferent eten cue subyace ¥_ por momentos aflora en el present? (Plutarch and Rome, Oxford: Clarendon Press, 1971 Lives, Theseus 1 (London/New York: Heineman/The cneccrnauesmianianecatesminn einstein, smi mente iturnctonl da Literatura Hcrameicanes mo rican, os Raguol Chang Rodriquer rile dear. Glanover Balcones del Neve 189, Te inc Gara ‘pocién pero tambien de que en Ameri moderne de producsisn, cultural y econémico, ‘diferent, ‘tle Ton desposotdos econémica y poliicamente fs mujeres otros aectores de Ta sociedad que ary novel” on que segin the presentation of facts thet subverts common: pp. 25:26, To que sefiala Tris M. Zavala en “Ropresent. ‘oeogide en 1492-1922: Re discovering Colonial ‘ed, Parafrascando — jet’ brought for sues 4. Minnoapolis: The Prisms Conturnbres come el uso dele lengua de los mores cn Expat. ® descripcisn de los Bacitas realizada por 15. Véase al eepeco y como ejemp Herodoto en Herod. Libro T ny anecedenten de drat ipo; Heredlo¥ Montagne son is esta al rspecta véase’ de Certenu, Heterolagies. heterogencidad vale le pen tists no es suficente para que uns obra sea 0 ata oat ' f ia teoria de ‘Saurect, wherein writer and reader ghare an agreement onder which texts can be composed and comprehended” 3° 1 Tomo I, Tred. de Antonio Rent 0. 20%), pag. 313. B. coven in the Lives, 22. 80), po. 30-8. a 20. ‘panne cuado'y Protarco, por el sistema de compara: nce latino yl grego, incorpare de echo al propio enunciado 2 pron st, Veone Jenofote, Anabase (Paris, Les “3 ¥ traducido por Paul Masqueray. Toso I, Libro Jens pocas oportunidad donde aparece el 30 52, Sesto apace vale la pos eta le refloxi6n de de Certen: Ebro de Hero AAESIGIEGge que adapte la figure de mediadoro de conccimiente Gletén), “ Togosgrewo yu bi nbn se desarola como un Jves6 “6 ‘A nivel do In : | fon; Beue-yombo.0 do Carpentier) como en otran mas recientor {mujer aaa de Puta) eee) falar qve Ia novela docores | del incurs y de i

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