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Introduccion a las estructuras de los edificios Interpretaci6n grafico - experimental de su comportamiento Diego Diaz Puertas roe BQ fuk blige DY 5] AQ, A ediciones summa Coleccién Textos 1 © 1989. Copyright Ediciones Summa SA, Peri 689, 7° plso, 1088 Buenos Aires, Argentina, ‘Queda hecho el depésito que previene ta Ley 11.723, Impreso en ta Argentina Printed in Argentine, 1979 La reproduccién total o parcial de este libro, en cusiquior forma que sea, Idéntica o modificada, escrita a maquine, Por al sistema “multigraph", mimeografiado, etzéters, no autorizada por fos editores, viola derechos reservados. Cualquier utlizacion debe ser previamente solicitada. Prélogo La gravedad, esa fuerza misteriosa quo ordena nuos- tro mundo material, es la que a la vez plantea los problemas constructivos. Tiene la virtud de hacer que las cosas caigen y que queden en pie. Esta Blece un orden. El problema téonico-constructivo comienza de artiba hacia abajo, si bien es cierto que construimos de abajo hacia arriba. En el ounto thas alto del edificio comienza el problema: por ejemplo, on San Pedro de Roma, es en la bola y la Cruz que la remetan, donde s0'inicia el juego de fuerzas, resultantes y equilibrio; a medida que des- cendemos, @ esas {uerzas se van sumando las ejer- cidas por iae cargas determinadas por las diferentes Sstructuras que van formando el conjunto. Asi suce- Sivamente hasta que se llega al suelo, donde las ‘cargas concentradas en los cimientos se dispersan y esfuman en la tierra, Es una ley inexorable del Construir que todo ha de terminar en la tierra. Todo Jo que pesa, en una forma u otra, ha de apoyarse en la tierra. Las mismas estructuras infladas deben ser emarradas al suelo. El primer principio didéctico en to que concieme al arte de construit, debe ser aciarar el papel que desempefa la fuerza de la gravedad; fuerza que si bien nos plantea los problemas, nos da el orden necesario para resoiverios. Imaginamos por un mo- mento que le fuerza de la gravedad actuara en forma oblicua y nos sorprenderiamos de ver qué distintos serian nuestras obras y problemas técnicos. EI arte de construir, asi como las técnicas, hasta et Renacimiento dependia de lo que la practica diaria daba, de lo que aportaba el instinto técnico del ser humano, de la experiencia, la intuicion; en una pa- jabra, dependia dal empirismo. A partir de ese mo- mento, y con mayor preponderancia en los tiempos modemos, es el espiritu el que anima el, progreso técnico. Una construccién es un juego de fuerzas en equilibrio, La estatica, esto es el estudio gene- ral del equilibrio de los sélides, que so basa en la experiencia que dan las maquinas simples, como ser fa palanca, fue el punto de partida racional de to- dos los problemas de ia mecanica aplicada. Los si- ‘glos XVII y XVIli son fundamentaies en el desarrotio Gel arte de consiruir. El célculo, en ellos desarro- llado, permite resolver los problemas constructivos en forma analitica, Con el céloulo termina el em- pitismo, ia ensefianza de maestro.a aprendiz; apa- recen las escuelas, las academias, con su pro y-su contra. Una contra es que la ensefianza se aleja cada dia mas de la realidad; se hace mas y mas abstracta, hasta que llega a ser totalmente tedrica. ‘Al quo 86 inicia y llega a la escuela sin la menor nocién de lo que es la construccién y e! calculo, esos esquemas representados por una linea horl- zontal sostenida por dos. V invertidas le resultan un enigma. Tanto més misteriosa os la expresién “mo- mento de inercia”. Muchos reconoceran qué lejos estébamos en aquellos momentos de nuestro estu- dio de poder relacionar esos esquemas tedricos ‘con una realidad; realidad a la que pocos afios mas tarde debiamos enfrentar: construir, proyectar vigas ‘que flexan, columnas que pandean, voladizos que ceden, etc. En esas cirounstancias, ‘al enfrentarnos con tealidades constructives, nos dabamos cuenta de lo abstracta y equivocada que habia sido la en- sefianza técnica en nuestra Facultad de la calle Pert. Esa total falta de objetividad de los esquemas teér os: la falta de asociarlos a cosas reales que nos facilitan una mejor comprensién de lo que se de- seaba inculcamos, es, quiza, Io que me llev6 aftos mas tarde, en mis “charlas a principiantes", a aso- clar aquellos éridos esquemas a ejemplos obje- tivos. Lo hacia en la seguridad de que, en esa for- ma, ayudaba @ esos jévenes principiantes a ver algo que yo, en similares oportunidades, no habia podido comprender. Entre esos principiantes que asistian a mis clases, ‘es probable que estuviera presente alguna vez el autor de este libro. Podemios suponer, no es seguro, que aquellas mis clases ayudaron a Diaz Puertas a formarse un criterio didactico, coincidente con mis Ideas a ese respecto; esto es “hacer tooria ‘objetivamente”, si se me permite la expresién: en fotfos términos, ensefiar ascciando Ia teorla a la realidad, en nuestro caso, asociando los esquemas tedricos, @ vigas, columnes, voladizos, losas, etc. Esa es la primera gran virtud de este libro, resul- tado de una larga oxperiencia docente del autor en la Universidad Nacional de Tucuman. Recuerdo ‘cuando hace afios Diego me explicaba por primera vez un aparato que habla concebido y que permi- tia al alumno ver una realidad y medirla; et alumno vela practicamente cémo so deformaban los elemen- tos estructurales con los que se habia familiarizado y, lo que es més, podia medir las deformaciones, las fuerzas actuantes, etc. Esa lejana experiencia la vemos hoy volcada, en forma evolucionada, en este libro; libro que como hemos sefialado tiene varias virtudes. La primera es la objetividad con que pre- senta los problemas; una segunda, es la forma clara on que esté todo explicado, y la tercera son sus Clatos, ilustrativos y precisos dibujos, de muy fé- il intorpretacion. En esta forma homenajeamos al autor y lo felici- tamos, desedndole el éxito y acogida que, no du- damos, tenéra este libro, y otros, sucesivos, que ‘esperamos. SM. de Tucumén, marzo de 1979 Eduardo Sacriste Advertencia Este trabajo ha side concobido para facilitar al es- tudiante iniciado en los estudios de arquitectura los medios que le permitan adentrarse en ta inter= pretacién y conocimiento de la mecénica estruc- tural de la construccién de edificios, Desde el comienzo de sus estudios, el estudiante de arquitectura debe afrontar el proceso metodo- {6gico del diseio arquitectonico. Para que esta acti- vidad cumpla con su funcin Integradora de los dis- lintos factores intervinientes, las materias del rea tecnolégica tienen precisados, en ese requerimiento, sus objetivos y acotados sus élcances. Consacuentemente, se aborda una tematica global que incluye el tratamiento de ios grandes tépicos Gorrespondientes al estudio de los materiales, de los procedimientos y de la produccién de los ele- ‘mentos constructivos, y de las leyes y principics fi co-mecénicos que regian su comportamiento en ol tiempo y el lugar. Este enunciado tematico corresponde al total de los estudigs tecnolégicos, por lo que adquiere relevan- cia’ ja seleccion y ordenamiento de los temas y, fundamentalmente, a metodologia aplicada, Esta metodologia arranca del presupuesto de proporcio- ‘ar informacién en forma progresiva, encarando las demostraciones conceptuales mediante la presen- tacién de hechos fisicommecénicos, apoyadas en experimentaciones con modelos didacticos, En este sentido nos.ha sido valiosa cierta bibliogratia por su afinidad con este propésito: se trata en general de aquella fuente bibliogrética que cuenta con varios afios de antigiedad, antes de que los pr desarrollo matematicos terminaran casi por relegar @ un segundo plano al fendmeno fisico mismo. Proporcionar un panorama global y totalizador de las distintas disciplinas del area tecnolégica conlleva, ademas, el propésito de ofrecer, integrada y rela- cionadamente, el conocimiento de las estructuras de la construccién, es decir su’ consideracién uni- taria como respuesta, tanto a las exigencias de las leyes fisicas del equilibrio como a las que provie- nen de la naturaleza y propiedades intrinsecas y extrinsecas de los materiales y a las que derivan do los procesos y métodos constructivos. Una ya larga experiencia docente nos atirma en el proposito de continuar y aun acrecentar el uso de modelos didacticos por considerarios un valioso auxiliar para la demostracién y verificacién de los fenémenos estructurales. La comprensién de os- tos fendmenos a través de medios tridimensionales resulta de eficacia incontrovertible y, en ciertos casos, insoslayable, También consideramos conveniente ta utilizacion de la representacién en perspectiva como una insisten- ia en la visualizacién espacial del hecho construc- tivo, sin que por ello se reniegue de la represen- tacién plana convencional. Hubiéramos deseado complementar algunos temas ccon ejercicios de aplicacién. De todos modos, tra- ‘tandose de un texto que protende cuanto mas al canzar un ‘ptedimensionado de los elementos es- tructurales considerados, el lector podré formularlos con el material que se le proporciona. No pocos temas han sido tratados parcialmente y otros han sido excluidos deliberadamente. Hemos Procurado ordenar y desarrollar una tematica que Juzgamos ajustada a este trabajo dedicado a un curso introductorio y, por eso mismo, de caracteris- ticas propedéuticas. S.M. de Tucuman, abril de 1979 Diego Diaz Puertas Reconocimiento Dedicar un trabajo personal presupone atribuirle int mamente cierta valia, 1o que podria calificarse como luna actitud presuntuosa. Pero en este, mi caso par- ticular, aun ante ese riesgo, es mi deseo dedicat este trabajo, en cuanto significative de un proceso de esfuerzos. inquietudes, a Maria Eugenia, a mis hijos y nietos, a todos ellos a quienes muchas ho- ras ~por no decir jormadas— les he retaceado mi atencién absorbido por esta tarea apasionante, De manera muy especial deseo manifestar mi agra- decimiento al profesor ingeniero civil Juan Carlos Reimundin, quien me ha acompafiado colaborando activamente e identificéndose con los objetivos que animan este trabajo. Por ello, nuestra tarea en equi- Po estuvo rodeada de una aimésfera de contagioso ‘entusiasmo frente al desaffo que implica toda publi- cacién, y en especial esta por su enfoque didactico. Permitaseme mencionar con un recuerdo agrade- cido a los arquitectos Eduardo Secriste, Enrico Te- deschi, al doctor ingeniero Alfredo Schegg y al in- geniero Eugenio F. Virla, quienes me alentaron constantemente durante mi actividad docente. Asimismo deseo testimoniar mi reconocimiento a to- dos aquellos que colaboraron en distinto grado: pro- fesores, auxiiares docentes de mi catedra y, en ge- neral, 2 los colegas universitarios con quienes en tantas oportunidades abordamos estos temas moti- vados por un mismo interés académico. Entre ellos, Jamentando alguna posible omision, et arquitecto Horacio Saleme, el ingeniero Luigi Longo, y los arquitectos Rafael Mellace, Hugo Saksonoff y Héc- tor Zarlenga, El equipo que tuvo a su cargo la representacién gréfica estuvo ditigido por el arquitecto Aldo Caso Matta, y lo constituyeron: los arquitectos Ramén Bautista Pez, Maria Eugenia Diaz Puertas de Acuna, Estela Correa, Juan Manuel Bulacio, Ronald Montero y la sefiora Virginia E. de Ledesma. En la ejecucién de los modelos y maquetas intervinieron José Molina, Lindor Méspero, Oscar Fernandez y Oscar Burgos. El trabajo fotografico se encard en el Laboratorio de la Facultad de Arquitectura y Ur- banismo de la Universidad Nacional de Tucumén bajo la direccién de Marcos Heredia, La revisién del texto fue cumplida por la profesora Marla Delia Paladini. Por citimo agradezco a Ediciones Summa el es- ftuerzo y la capacidad demostrada para hacer posi ble esta publicacién que esperamos llegue a ser de utiidad en nuestra tarea, la ensefianza. Planteo general del problema El verdadero arte consiste en poner de acuerdo la be- lleza de la forma con las propiedades det material, y ademés con Tor métodos de trabajo 0 ejecucién que tales propiedades imponen. tale a Cardellach 1 Las soluciones constructivas Las variadas actividades del hombre y de la comu- nidad requieren ambientes arquitectonicos adecua- dos a las diversas funciones correspondientes a aquellas acciones. Generalmente estos ambientes 80n consiructivamente formados por planos hor- zontales y verticales, exteriores ¢ interiores. Las soluciones 0 disposiciones constructivas ~ex- presiones mas amplias que la de elementos cons: fructivos— son ios medios para conoretar aquellas delimitaciones mediante el empleo de materiales y 1a aplicacién de métodos de ejecucién, cumpliendo los principios fundados de la teoria y la préctica de la fisi- 0 aplicada al campo de la construccién de edificios. Los materiales son empleados aprovechando sus pro- piedades intrinsecas y las que resultan en un con- junto al. ser utilizados en forma combinada o inte- grada, Por sus caracteristicas y propiedades son el hecho tangible de la construccién. Los métodos de ejecucién son determinados por ta eleccién del material y, recurrentemente, por la par- ticipacion y modalidad de la mano de obra y del equipamiento mecénico. Los plazos de elecucién, el tipo repetitivo de la operacion, etc., son, entre otros, factores que inciden sobre la conveniencia de ciertos métodos de trabajo. Los principios que deben satisfacer son los estable- cidos por las condiciones que debe cumplir toda construccién: permanecer en el tiempo y en ol lugar contrarrestando la accién de la fuerza de la grave- dad y de los agentes climaticos en general. Esta trilogia de factores determinantes del disofio de las soluciones constructives interviene en forma integral e interdependiente: ef material se elige por sus propiedades y caracteristicas ajustadas al fin propuesto y considerando el proceso de ejocucién correcto y factible dentro del marco general que es- tablecen las condicionantes tecnolégicas del medio. Las soluciones constructivas cumplen basicamente la funcién: a) estructural y b) de cerramiento (Fig. 1 a, 6, 2 La funcién estructural Implica esta funcién la necesidad de ta inmovitidad ‘espacial y temporal de la construccién frente a las, Tres eaquemas de soluciones estrustualee tipo. gue Tespongen a una claslcscién Srdenadora® a) estructura maciza, en la que lz boveca Yel muro astimen la funeién structural y do cerramiont, 5) astructure de entramad, fon Te que ee forma un ‘esqueleto soord Ia base e dlvorsas pioeas areas, tonaores, cor ‘roe elementos ccnstralivos Stabiques 30 dlsponen como ‘erramienos; ¢) estructura {aminar correspondiente @ una Dovede &scara de hermigéa farmado que actoa ome GSrture y eerramiento ‘superior. BIBLIOTECA 9 < Dr. “Egidio Feruglio” 10 tuerzas que actian sobre la misma, provenientes de las cargas debidas: a su propio peso, a las oca- sionadas por el uso y a las provocadas por agentes: ‘externos (empuje del viento, sismo, etcétera). Esta acolén de fuerzas sobre la construccién orien- ta la disposicién de las soluciones constructivas en funclén estructural: se procura obtener del terreno —asiento final— las fuerzas de reaccién equilibran- tes. Estas fuerzas, como acciones y reacciones =llamadas exteras— consideradas en su conjunto, eben satisiacer las condiciones que proporcionen un equilibtio estable a 1a construccién, lo que im- plica la eficlencia del sistema adoptado frente a va- flaciones previsibles de las fuerzas actoras. No solo en su conjunto debe verificarse este equi- librio estable, sino que también es exigible para cada una de las partes integrantes del sistema es- tructural adoptado. Este equilibrio entre las fuerzas externas del con- junto, 0 de cada elemento estructural considerado aisladamente, os llamado equilibrio estdtica y es una ‘ondicién que toda estructura debe satistacer. La materializacién de este equilibrio estético se es- tablece mediante las soluciones constructivas, por lo que estas, al ser sometidas a la accién de las fuerzas, experimentan deformaciones y_generan esfuerzos Internos para contrarrestarias. Estos es- fuorzos internos —también denominados tensiones— deben alcanzar ciertos valores cuantitativos para salisfacer una segunda situacién de equilibrio: el de las fuerzas externas y el de las que debe desarro- llar internamente el material de 1a pieza, elemento o solucién constructiva en funcién estructural. A esta segunda condicin se la denomina de resistencia 0 de equilibrio eléstico, atendiendo a que el material sume esta funcién sobre la base de sus propieda- des elésticas y de resistencia mecénica. Las deformaciones que experimentan las estructuras son aceptables dentro de ciertos limites estabieci- dos experimentalmente y reglamentados ai efecto. De sobrepasarse aquellos limites, podrian provo- ‘case variaciones de las formas constructives que determinarian ef no cumplimiento del objetivo fun- clonal de las mismas. El requerimiento del equilibrio estable se obtiene atendiendo al cumplimiento de leyes estaticas y geo- métricas. La obtencién de la capacidad de resisten- cia, asi como la limitacion de ios valores de defor- ‘macién, gon oxigencias a imponer al material, ef que debera responder en funcién de sus propiedades mecénicas y fisicas. El principio de solucién estruc- tural se dara con el cumplimiento ineludible y simul- téneo do estas condiciones. La funcién de cerramiento Esta funcién implica la respuesta a las exigencies que plantean el o los ambientes a aislar del medio ambiente natural de su emplazamiento. Pueden se- fialarse varios aspectos de estas exigencias: deli- mitacién fisica del espacio; acondicionamiento am- biental y de equipamiento e instalaciones. La delimitactén espacial va més alld del hecho fisico de las dimensiones que lo precisan: interesa la acotacién sensorial que proviene del tratamiento de las superticies de clerre. El acondicionamiento ambiental tiene por objeto pro- porcionar un microclima en procura de! resguardo necesario de la accién climatica —lluvias, viento, humedad, deslumbramiento, etc.— y de las pertur- baciones exteriores provenientes de fuentes ruido- as, polvo, etoétera. Las instalaciones y el equipamiento resuelven el aprovisionamiento, el uso y la eliminacién residual de aguas, fluidos, energia térmica y eléctrica, etc. En cierto modo no son extrafias a la solucién del acondicionamiento ambiental. 4 Propiedades de los materiales segin su funcién Las estructuras responden, en lineas generales, a tres grandes grupos de una clasificacién establecida fen funcién del uso formal de los materiales: maci- ‘as, en las que prevalece el empleo de masas; de en- tramados, soluciones basadas en combinaciones de piezas o barras largas; laminares, soluciones sobre a base de elementos constructivos muy delgados. Las construcciones pueden contar con una solucién estructural de uno de los tipos seftalados preceden- temente, en forma excluyente, 0 bien ser el resul- tado de combinaciones entre ellos. Esta clasificacién también responde a los tipos de tensiones que se generan en cada uno de ellos pare el cumpiimlento del principio estructural y que se- ran dosarrollados por el material en mérito a sus propiedades, denominadas, en general, mecénicas Foto 4 brafema novoeade po i Tele scoraso izquierda~ erga sn experimertar quate Beto memerte doais su," deformacion. Siendo ambas Excmo Inlelon se deforma pleas Gel isto. material fidxindoce itoraimants bays ol cambla det comportamento Teese as una dotorminada deriva de fe epttud adquitda (carga, Torsionandole Sena nv Tome gra Sfetecha™ es poslote que gracias alas caraceristicas Ginoeet ane toma que eenolégleas del material io‘Sapocio pera resower et llzaco y fisicas (Foto 1). Las més propiedades mecénicas y fisicas son: 1 Resistencia al acortemiento (aplastamiento); al alar- gomiento (seccionamiento); al cizallamiento (desga- framiento), 0 sea las capacidades resistentes a los estuerzos de compresién, taccién y corte, respectivar mente. La capecidad do resistencia a ja deflexi6n, 0 32a la do resistir esfuerzos de flexién, puede. in- ferpretarse como una combinacién de los tres esfuerzos antoriores, identificados, por ello, como esfuerzos bésicos. CO Blasticidad: capacidad de admitir deformaciones bajo la accion de fuerzas, y de recuperar la forma original al desaparecer estas. 1 Plastividad: capacidad de admitir deformaciones por la accién de fuorzas, las que permanecen aun después de desaparecer estas. C1 Fragilidad: caracteristica de llegar a la rotura st~ bita sin anunciarse por deformaciones previas. 1D Peso especifico: el peso de la unidad de volu- men, expresién de la accién de la gravedad sobre tos cuerpos. El comportamiento estructural del material est4 con- dicionado por sus caracteristicas intimas: constitu- cién y estabilidad quimica; homo y heterogeneidad Intema; iso y anisotropia, 0 sea la caracteristica de poseer iguales propiedades en cualquier direcctén, © propiedades diferentes en direcciones diferen- tes, respectivamente. En relacién con ta delimitacién del espacio, intere- ‘san propiodades como fa transparencia y la opaci- dad; calidades éptices como brillo, color, reflexién de la luz; texturas de superficies y aun propiedades actsticas que intervienen psicolégicamente en la conformacién vivencial det espacio. Para el acondicionamiento ambiental las propieda- des se agrupan en las cualidades que genérica- mente se designan como’ capacidad aistante © con- dustora: térmica, acistica, hidréfuga, etcétera, Las que deciden su aptitud para las instalaciones ‘0 equipamiento estén inciuidas entre las anteriores: impermeabllidad, conductibitidad, estabilidad quimi- a, resistencia, etcetera. 5 Proceso tecnolégico y economia Las denominadas propiedades tecnolégicas son las que en funcién de tas propledades de los materia~ les —aislados o integrados arificialmente—_per- miten a estos recibir formas fisicas y constituirse internamente para su utllizacion en la construccién. El tratamiento tecnolégico det material define mor- folégicamente: la solucién constructiva: aserrado, labrado, moldeado, cepillado, mezclado, conglome- rado, soldadura, clavado, eteétera. Designamos “trabajabilidad” del material a 1a o las propiedades sefialadas que le permiten adoptar de- terminada presencia fisica. Copacidad de trabajo in- temo designase la propiedad mecénica de generar esfuerzos. Esta decide fomaios y aquella la posibi- lidad de jorma de las soluciones constructivas. La durabitidad de 1a construccién frente al uso y al tiempo esté regida por el principio de economia, condiclonado por el caracter de la obra: precario, transitorio o definitivo, siempre en forma retativa. Los elementos de la construccién experimentan desgaste por el uso, acclonamiento, ataque climé- tico, gases nocivos, insectos, fuego, etcetera. La ponderacién de estas acciones enervantes y la importancia de la obra determinaran la utilizacién de materiales resistentes a esos ataques, o bien se atenderd a su proteccién 0 reemplazo, 'y en todo caso lo més acertado sera el disefio constructivo considerando aquellos factores. El principio de economia se expresa por ol pro- pésito de que “empleando el minimo de material y esfuerzos —mano de obra y equipos~ se ob- tenga el maximo resultado”. En una obra, él enve- iecimiento no es unitorme ni simulténeo, y se dan partes inexorablemente requeridas de reposicién (© de conservacién. Esta cirounstancia le da a la construccién un caréo- fer de esencia orgénica que no se desprende de la naturaleza intima de sus Componentes inertes. " 2 Materiales de construccién Para el artista cada material express su propio mensaje. F, LL Wright 6 Definicion, produccién y clasificacion Se consideran materiales de construccién tos pro- Venientes de clertas materlas primes que, en geno- ral, tras recibir un tratamiento mecanico, térmico © quimico, proporcionan cuerpos solidos, pastas, mezclas fluidas 0 granuladas, ote, que permiton su incorporacién en obra mediante’ diversos. modos y usos para conformar fos elementos o solucio- hes constructiva. Esta incorporacién a le obra responde principal- mente a dos vies operativas muy diferenciadas: “hie meda” y “en seco”. La primera requiere la inter. vencién del -agua —predominantemente en estado Hiquido pero también como vapor— como medio de posibilitar el amasado de pastas y, fundamental- mente, para que se cumplan procesos quimicos, Por el contrario, la via en seco” presupone téo- nicas de ejecucién sin iniervencién de agua, aunque esta pudo haber sido utlizada en la preparacién previa del material Una y otra via operativa implican formas diferenci das de trabajo: la primera se caracteriza por la in dencia de lo artesanal; la segunda apunta a la tecni- ficacién y mecanizacién do la construccién, Puede decirse que aquella es la respuesta tradicional que va dejando paso a la segunda, cuando la industrializa- cién de [a construccién es ia respuesta a los reque- rimientos actuales, fundamentalmente los derivados de la masificacién y economia de la construccién, Por via hiimeda se ejecutan fas disposiciones cons- ‘ructivas que en general se engloben en la deno- minacién de “pétreas” o, més cominmente, de ‘al bafilerias", 0, mas ain, de “mamposterias”, las que constituyen 10 que, como parte de la construccién, se llama “obra gruesa”. Dentro de este agrupamiento distinguiremos las dos formas resultantes mas. ca- racterizadas: 1) soluciones de macizos —volumétri- {0s 0 superticiales— que so obtienen disponiondo piezas que se apilan, traban, yuxtaponen, ete., con el auxilio de tigantes; y 2) las monoliticas, que se obtienen tas mas de las veces, en forma artificial y, excepcionalmente, con une sola pieza natural, Para el primer grupo de mamposterias se emplean jas piedras naturales, las piodras artificiales y los mortoros. Las del segundo grupo son el resultado del ‘moldeo mediante colado de los hormigones. Excep- cionaimente concebiriamos hoy el empleo de una pie- za monolitica natural de gran volumen o superficie. Por ta via “en seco” se realiza la construccién en madera, acero, aluminio, plastico, etc. El hormigén ammado —hormigén y acero en funcién combinada— responderfa a ambas formas de ejecucién: cuando 89 ejecuta “in situ” ~directamente en obra— tiene incuestionablemente las caracteristicas propias del trabajo por via hdmeda. Si por esta via es prepara- do en taller, prefabricando piezas segin métodos industrializados, su incorporacién a la obra llega a tener las caracteristicas predominantes de un tra- bejo “en seco”. Siguiendo este ordenamiento que caracteriza al ma- terial y orienta, ademas, sobre lo producido en cuanto a sus propiedades resultantes, @ sus for- mas y métodos de operar con los mismos, trata- remos: piedres naturales; piedres artificiales; mor- teros; hormigones; maderas; fundicién y aceros; aluminio; hormigén armado; hormigén_pretensado y materiales varios, 7 Piedras naturales EL artista le dio forma, pero Is calidad es algo propio del material, Torroja Las propiedades de tas piedras naturales estan sig- nades por el hecho tecténico de sus origenes. Entre sus componentes mineralégicos mas comunes por su abundancia se encuentran el cuarzo, el teldes- ato, la mica, la caliza, eteétera. La piedra, en su estado natural, es utiizada en ta construccién sin recibir ningin tratamiento (pledra bola, Ia de volumen ovoide por la accién erosiva del arrastre por las aguas de rios), 0 tras recibir un tratamiento mecénico que va desde un rudimen- tario trabajo de labra 0 desbastado (mampuestos, sillares: volumenes de caras pianas), hasta trabajos ‘mas tecnificados y precisos, como el aserrado y pu- lido de superficies y cantos (placas de marmol). Ei granito, el pérfido, el basalto, son muy apro- plados para la construccién de mamposterias por ‘sus propiedades: resistencia al aplastamiento y a la accién abrasiva de desgaste. Son de clevado eso especitico, El uso més trascendente que se hace de las pie- dras naturales, y que permite afirmar su presen- cia en casi toda solucién constructiva, por lo que se las designa “el pan de la construccién”, est dado por su utllizacién como materia basica para la fabricacién de congiomerantes (cales, yesos, cementos) y ademés por su incorporacién como agregados (gruesos, medianos, finos) en mozclas con aquellos, y que permiten preparar pastas (mor- teros) y pastones (hormigones), partes fundamen- tales de las mamposterias. Las calizas, tocas de origen sedimentario, 0 sea originades ‘por la precipitacién de componentes mineralégicos del agua, son las més importantes para la fabricacién de celes, yesos y cementos. EI marmol, clasiticado como roca metamértica, es tuna vatiedad de piedra caliza. Puede destacarse su falencia ante el fuego y debe evitarse su em- pleo en piezas sometidas a un intenso desgaste Por accién abrasiva, Las piedras naturales constituyen también la ma- teria prima basica para la fabricacién de otros ma- feriales como los ceramicos, aceros, aluminios, vi- drios, etc., los que mediante procesos quimicos y térmicos’ de transformacién llegan a adquirir ca- racteristicas y propiedades muy diferentes de las de sus componentes originales, Las denominadas “tierras” 0 “‘suelos", dentro de la lasificacién de las tocas son, en general, resul- tado de la descomposicién de rocas por la accién do agentes naturales: arcillas y limos —materia ba- sica para la fabricacién de ceramicos— material de primera linea dentro de las piedras artficialos, El canto rodado ~producto de aquella descomposi- clén— o la piedra partida por trituracién mecanica, juntaments con la arena, es el material fundamen- tal como agregado pétreo para la preparacién de hormigones, otfo representante importantisimo de las piedras artifciales. 8 Piedras artificiales El ladrillo es el primer material creado por el dominio de ta inteligencia humana sobre los cuatro elementos: tiorra, aire, agua y fuego. Torroja Son aquellas piezas, generalmante de tamafios re- ducidos —adecuadas para su manipuleo—, que se obticnen industrialmente, Distinguense los. cocidos y 108 sin cocimiento. Los mas importantes productos cocidos, por su ex- tendida utilizacion en mamposterias, son el. ladrillo y los cerémicos en general. La materia prima es le arcilla (silicato de alumina) que se amasa con agua, la pasta es moldeada a presién, alreada y some- lida a coccién, Este cocimiento se hace en las "cor- tadas” de fadrillo, apilando las piezas endurecidas previamente al air de manera de formar conduc- tos por los cuales actuaré el fuego de lefia; en fabricas se utllizan hornos especiales para este fin. Cuando {a arcilla es muy pura experimenta gran- des contracciones; deformandose por la coccién. Ala tierra arcillosa grasa se la “desgrasa” afia- diéndole arena. EI ladrillo es un sélido mas o menos compacto y resistente a la accion atmosiérica. Es un mate- fial de buenas aptitudes: volumen estable, porost- dad adecuada para la circulacién del alre, espe- clalmente el necesario para el endurecimiento del mortero, Ofrece buena base para revoques. Su coeti- clente de dilatacién es equivalente, aproximada- mente, al del mortero de cal endurecido (Fig. 2). La Industrializacion proporciona distintos tipos en cuanto a formas, tamafios y constituyentes intimos, de alli sus diferentes propiedades: comin y pren- sado 0 de maquina; refractario, apto para su uso fexpuesto al fuego 0 al calor; macizos, huecos y po- roses en procura de disminuir su peso, 1o que lleva aparejada su disminucién de resistencia a la com- presién, Hay, ademés, otros tipos de cerémicos en funcién principal de revastimientos 0 coberturas: te jas, teluelas, baldosas, terracotas, azulejos, etcétera, Las piedras attificiales sin cocer son materiales ob- tenidos de variadas mezclas amasadas con agua, moldeadas principalmente a presion y “curadas” para su endurecimiento al aire libre, en ambientes hamedos o en cdmaras de vapor, Las mezclas empleades tienen por conglomerantes a la cal, el yeso y el cemento, y como dridos a la arena, la escoria, la grava, fibras vegetales y sinté- ticas, ‘etc. Las piezas obtenidas reciben el nombre Fig. 2. Soluciones onstructves macizas Seluciones. constvctivas el tino macizas, sobre fa base de: a} mamoostorla de ladilos;b) con bloguss hhueoas de cementa y reluerzos do acera, ©) conslrccin, Ean bagaen decsracto 13 “4 de: ladrillos, bloques (entre tos més difundidos, los de cemento), placas o tablas, etc. La coloca- cién y los medios de fijacién pueden ser os mis- mos de los cerémicos cocidos (con morteros 0 adhesivos especiales) y también se resuelven “en seco” (clavado, atomillado, etc.) (Fig. 2b), El adobe es un pétroo artificial obtenido mediante eb amasado de tierras arcillo-arenosas, moldeado y se- cado al aire libre. Para darle mayor cohesién in- terna se incorporan a la masa elementos fibrosos, tales como paja. Es un material apto para ol trabajo ‘a compresién, no asi a traccién. Es de naturaleza muy fragil. Pose buenas condiciones de alslacion térmica y actstica pero no hidréfuga. 9 Morteros Se denominan morieros las mezclas fatimas de un &rido (arena) yun conglomerante (cal, cemento, yeso) que 86 amasan con agua y forman una pasta de aplicar que se adhiere por endurecimianto. Se los llama también simplemente “mezclas”. El arido es una arena cuarzosa, aunque también ‘son apropladas las mezclas de arenes calizas 0 do- lomiticas y las de pledra pémez 0 escorias de altos homos. Las arenas deben ser de granos entremez- clados de diversos tamafios. No deben contener cuerpos extrafios, especialmente los de origen or ganico. EI tamafio y la relacién entre los granos =granulometria— depende de su aplicacin; pudien- do sefialarse tres rangos principales: arenas grue~ sas, medianas y finas. Las cales, como conglomerantes, son de dos tipos: “aéreas” € “hidrdulicas”, Provienen de |a calcinacién de piedras calizas y en su composicién se diferen- cian porque las hidrdulicas contienen mineral de silice, aldmina, éxido de hierro {arcillas en general), que les permiten endurecer en contacto y presen cla de la humedad 0 del agua Las cales aéreas endurecen primero por evapora- Gién y absorcién del agua de amasado, pero fun- damentalmente por fijaclén del anhidrido carbénico del aire, que transforma la cal —éxido de carbono— fen un carbonato. Las cales hidréulicas inician el fraguado al aire libre por fijacién del anhidrido car- bénico y después, bajo el agua, continga el fra guado por formacién del hidrosilicato célcico, una al. Concluido el proceso, llegan a adquirir propie~ dades Impermeabilizantes. El agregado de cemento, tlerras puzolénicas, polvo de ladrilo, escorias de altos homnos, etc, propor ciona propiedades hidraulicas a la cal aérea. El cemento mas utilizado en morteros es el poriland, nombre tomado de la regién inglesa donde se loca- lizé 1a primera explotacién. Es un producto de la coccién a 1500°C de piedras margosas naturales (0 mezcias de calizas y arcillas, hasta llegar a prin- clpios de vitrificacién y posterior molido para ob- tener un polvo de finura de harina. La incorporacién de ciertos minerales da lugar a variados tipos de comentos: de escorias, de altos hornos, supercementos, blanco (reduciendo el oxi- do de hierro a no mas del 1%). El cemento es ef conglomerante de més alto valor hidréulico, lo que Permite emplearlo en trabajos con presencia de humedad y es Insustituible en trabajos con pre sencia de agua. Como conglomerante, el yeso eg quimicamente un Sulfato calcico con un alto porcentaje de agua (20%) de cristalizacién. Para su obtencién es sometido 2 calcinacion a 100°C, con lo que pierde él agua y se transforma en un polvo blanco. Al ser ama- Sado con agua aumenta su volumen y se eleva su temperatura, iniciéndose répidamente el endureci- miento. Si la cochura continua més alla del “rojo cereza", el yeso obtenido es de fraguado lento, dando una masa dura y resistente a lé-humedad. 1 agua a emploar en los morteros interviene para faciltar el amasado de le mezcla y en el proceso quimico del fraguado. Al mezclar los componentes del mortero, et eonglomorante envuelve a fos aridos que quedan fijados al producitse el endurecimiento de la pasta. Por ello debe ser limpia, libte de im- purezas organicas y de sales que pudiefan entor- pacer 0 anular este proceso. La proporcién de agua beta dada por estas doe importantes condiciones de su participacién, En las mamposterias, los morteros resuelven los Fechos de asiento de los mampuestos, ladrillos, ete. y sellan ademas toda otra junta entre piezas. Al ser aplicados en estado pléstico, se amoldan a las su- perficies irregulares, de modo que una vez endu- ecidos proporcionan un lecho apropiado ‘para la transmisién de presiones, y ademés dan juntas es- tancas, La capacidad de una mamposteria para reci- bir presiones esté condicionada por la de sus com- onentes: en general son aptas Gnicamente frente a la compresiOn, no asi a la traccién por la es- casa aptitud del 'mortero, especialmente el de cal; los de cementos, si bien son superiores, tampoco ofrecen mucha resistencia, Los morteros de cal son muy higroscépioos, en ma- yor medida que los ladrillos 0 bloques de cemento. Por esto también, en las mampostertas, el problema de aislacién hidrétuga se atiende principalmente en funcién de las juntas de morteros. Morteros de distintos dosajas y granuiometrias y for. mas de eplicar sobre supericies a cubrr, pormiten acabados de distintas calidades de textura y aun de olor, pudiendo tesolverse. problemas de aislacio- nee, especialmente hidrofugas, 0 ser simplemente Ta base’ para aplicacién de. revestimientos. 10 Hormigones Le piedro y la madera ensefian su estructura fntima y fundamentan en ella su belleza, El hormigén, como el acero, adolece de esa falta de expresién de’ su ex tructura’ interna, Toroja Hormigén simple, 0 simplemente hormigén, se deno- mina la mezcla’de éridos (ripio y arena) con un aglutinante, el comento, la que amasada con agua proporciona un pastén que una vez colado y api- sonado tragua paviatinamente, formendo una pieza mondlitica de caractersticas ‘pétreas. El cemento reacciona con el agua constituyendo inicialmente tuna pasta que envuelve @ los Aridos, los que que- dan consolidados al producirse el endurecimiento posterior. El hormigén simple es un pétreo mal- deado del tipo de las piedras naturales de conglo- merados, pero de origen artificial i al realizarse el colado se intercalan cepas de pie- dras de regular tamatio, de modo que sean envuel- tas por el pastén, se lo denomina horniigén ciclépeo. También suelen incorporarsele trozos de ladrilios ‘0 cascotes, denominandoselo hormigén pobre ‘Cuando se quiere un hornjigén de menor peso uni- tarlo 0 de propiedades aislantes especiales, se reom- Plazan lo éridos por granulado voleénico, esco- fias, ete., 0 bien ge incorporan ciertos productos ue’ al reaccionar quimica o mecénicamente pro- ducen alvéolos 0 pores, obteniéndose hormigones porosos 0 esponjosos. En relacién con la urgencia por la realizacién de clertos trabajos, puede requeritse la disminucién del tiempo del fraguado y endurecimiento del hor- migén, lo que se consigue con aditives que ace- letan el proceso © utllizando cements especiales caracterizados por proporcionar altas resistencias iniciales y también elevando la temperatura durante el curado. Los volimenes resultantes de colar estos pastones fiuidos estan definidos por las cavidades @ llenar: zanjas y excavaciones en general en el terreno; las limitan ottos elementos constructivos a rellenar, 0 bien, las de mayor importancia por sus miltiples aplicaciones, las que se resuelven con moldes pre- parados para este fin, los “encofrados” realizados principalmente en madera. El encofrado es una disposicién estructural auxiiiar y transitoria, Debe inicialmente soportar empujes de fa masa fluida, y en todo momento las cargas de la misma. Si el trabajo de ejecucién del _hormigon se encara directamente en obra, se 10 designa “in situ”, y premoldeado o prefabricado cuando es ejo- cutado en fébricas u obradores y se incorpora a la obra en piezas sélidas. La opelén por uno u otro sistema es resuelta dentro de un cuadro muy am- plio de condicionantes de indole variable: plazos de ejecucién, operaciones repetitivas, etc., todas regi- das por ¢riterios generales de economia (Fig. 3). La calidad de un hormigén, especialmente su resis- tencia s la compresién, esta dada por la calidad del ‘cemento; el dosaje do este, o sea la cantidad de ce- mento en proporcién a los otfos ingredientes para cada metro ctbico de pastén; ta granulometria, o a la adecuada relacién entre los tamafios de tos ridos para lograr un volumen lo mas compacto po- sible; y, fundamentalmente, por la cantidad de agua lacionada con la del cemento que posibilita sus reac- clones quimicas, ademas de facilitar el mezclado ¥ compactacién del pastén, El exceso de agua pue- de provocar desbordes y arrastre del aglomerante y Arido fino, “lavando” ta mezcla y “empobreciéndola”. Pocos materiales-como el hormigén, de tanta dift- sion por sus multiples y a veces exclusives. solu- ciones constructivas, est tan expuesto a fallas de ejecucién que pueden llegar a comprometer sus propiedades y comportamientos. Las cadsas pue- Gen ser: cantidad excesiva de agua, defecto fre ‘cuente que se comete en procura de una mayor facilidad de mezclado y llenado; 0, a la inversa, Cantidad insuficiente de agua, agravada por, cir- cunstancias climéticas destavorables que facilitan Ja evaporacién; les derivadas del empleo de ma- teriales de inferior calidad @ la requerida; uso de aguas contaminadas 0 nocivas; ejecucién deficien: te por falta de compactacién de la masa mediante apisonado, vibracién, etc; dosajes mal proyectades: ‘© mal controlados; ‘condiciones climaticas adver sas y sin adoptar precauciones (casos de tluvia heladas, tomperaturas extremas) durante el hormi gonado 'y posterior “curado”, medidas importantes para garantizar el fraguado. Este cmulo de factores obliga a usar el hormigon con valores de resistencia que cubran estas posi- bles contingencias. La tendencia a la preparacién de pastones en plantas especiales expendedoras y el posterior acarreo al obrador, es una modal Gad de trabajo que asegura un tratamiento tecno- Fig, 9. Encolrado de mat Potapoctiva esquemstica 4 las clsposiciones fer encovrado de madera, dtmaduras de acer, tore ‘de elovacién ce. pastones, softens, correspondiente n't elecueién cel hormigén ‘mado "in situ" " 16 légico adecuado, a la vez que simplifica el equi- pamiento mecénico en obra. Como material de uso estructural, el hormigén finca sus cualidades en su resistencia a le compresign, actuando mal a traccion, Es de natureleza tréai. ‘Su peso especifico es elevado. El moldeo posibilita Gran libertad de formas y tamatios, por lo que pue~ den resulter elementos constructivos de apreciable volumen y de elevado pose propio. Es conductor térmico y tiene caracteristicas cépicas. Puede ser erosionado, como las rocas, por las heladas, Es atacable quimicamente por la ac- clin de gases, sales, acidos, etc. Se los preserva usando cementos especiales 0 aditivos que mejo- an su impermeabilidad. "1 Maderas La fibra le da belleza, su expresividad resstente, su es- ‘ructora vital. Torroja Es casi el Gnico material de origen orgdnico de sig- nificativa utiizacién en ta construccién. Fue em- pleado y atin perdura su empleo en ciertas regio- es, en piezas de formas proporcionadas por el estado natural del vegetal, del que pueden tomarse ensefianzas para su uso racional. El empleo actual, el mas generalizado, es el de la madera aserrada. Este procedimiento industrializado properciona piezas prismaticas rectas y largas en, el sentido de las tibras, prevaleciendo esta con su mayor dimensién. Segin tamafios y proporciones de sus sacciones transversales se designan: tiran- tes, tirantillos, alfajfas, tablas, tablones, etc., las que en general se denominan secciones de “‘escuadrias” (caras escuadradas entre si) Las piezas que se obtienen al subdividir por aserra- do el tronco del érboi cuentan con fibras de carac- teristicas diferentes enire ellas, segin la cantidad de agua de contenido y la edad de las fibras. Al por- der agua se producen retracciones desiguales segin los sentidos de las fibras y, como conseouencia, las piezas se alabean. Se superan estas deformaciones mediante cortes de asetrado apropiados y trata- miento de secado natural o artificial, Las buenas maderas resisten bien tanto a ta trac- ién como a la compresién. Su resistencia en sen- lido normal a sus fibras es muy inferior al que tie- nen en sentido longitudinal, propiedad que datine su naturaleza anisétropa. Es un material de carac- teristicas clastices que acusa deformaciones visi- bles a simple vista Es uno de los materiales estructurales més livianos, Comparativamente con el acero, su peso especitico 8, promediando, la décima parte, y su capacidad resistente es del § al 10% de la de aque. La madera, sélido con sentido geométrico lineal, solo responde estructuralmente a las soluciones del tipo de entramado, io que plantea la solucién construc- tiva de uniones, nudos, enlaces. El clapado es una técnica de unién entre piezas de madeta que permite la solucién de estructuras Fig. 4 Pértco en madera cava erties raeuolto eon Ia técnica fo la madera clave {antes superiores| ordonea~ 29 unon mod {abla clavadae formando Una pioza de seccion hueca Y'de'eje quebrado, de envergadura. Impone condiciones como ser ol disewio de las piezas en secciones compuestes, de fespesores redicidos, y que los encuentros entre barras a unir_proporcionen superfcies en comin de tamafos apropiados para la distrioucién de los Clavos (Fig. 4) Otras unones se realizen mediante anilos y conectores metalicos colocedos en el in: fermedio de las piezas y asegurados con bulo- nes, También se emplean chapas dentadas como intermedio, Soluciones de vieja data fueron las obtenidas con planchuelas metalicas (recortadas 9 estampadas) asaguradas con bulones (Fig. 48) Le técnica de encalado y prensado permite obtener secciones de piezas no comunes por su tamafo, constituides por maderas en tablas que pueden se- leccionarse y ubicarse segin convenga a la mejor eficiencia de la secci6n estructural. Pueden, ademas, variaree las. dimensiones de la seccién a fo largo de la pieza. Muy importante es la otra posivilidad de construlr piezas de ejes no necesariamente rectos como el que resulta con el aserrado— pues la téc- nica de encolado y prensado permite construir pie- zas de ejes quebrados y curvos (Fig. 6). Ademés, mediante la técnica de encolado y pren- ‘sado se. obtionen industrialmente piezas do “contra chapada” 0 “‘placado”, tratando de superar ta limi- ‘acién de la resistencia en un solo sentido, dandole ppropiedotes isétropas en forma artificial, Asimismo 86 BSupera la limitacién de la dimensién unidominante, obteniéndose piezas de dos dimensiones importan- tes. La madera lerciada y ciertos tipos de placados son los representantes do esta técnica. Fig. 5. Portico en mader ‘encolada Ezquema parcial de otro once en madera, reeueto ‘on esto caso can a teenica ‘de! eneolaco do lat Tablas, parti nahos La madera es también utilizada como “cuerpo” de mezclas en forma de virutas, que mediante adit vos, el agregado de resinas, el prensado y trata- mientos de calor y vapor, proporciona conglomera- dos on chapas, placas, eteétera. La madera es un material altamente combustible, Jo quo ta exciuye para determinadas obras. El tra- tamiento sobre la base de pinturas es el més difun- dido como forma de proteccién para retardar la combustion. También, y a favor de su naturaleza orgénica, os atacable por insectos, bacterias, hon- gos. Ciertas imprimaciones 0 pinturas son los me- dios més difundidos para su preservacién, pero lo ms indicado es el uso de la madera en covdi- clones ambientales apropiadas:-evitar la falta de aireacién y el contacto con humedad o aire héme- do, que son los que crean el medio propicio para la proliferacién de aquellos gérmenes depredado- tes de la madera. 12 Sat Fundicién y aceros Es el material de mayor costo volumétrico y de mayor capacidad resistente, pero es al mismo tiempo ol de ds exigente determinismo morfolégico Torroja Son productos del proceso industrial sidertirgico que consiste en la fusién en altos hornos de mi- nerales de hierto —generalmonte éxidos de hierro— mezelados con carbono y un fundente adecuado ~caliza, la més de las veces~, obteniéndose, por colado, el arrabio. Del lingote, mediante tusi6n en cubilotes y mez- ‘lado con un combustible, chatarra y fundente, se Obtiene el hierro de fundicién propiamente dicho, ‘con un contenido de carbono en una proporcién que varia de} 3 al 5%. Se caracteriza por la posi- bilidad de moldeo. Es un material de elevado peso especifico: entre ‘tes y cuatro veces ef del hormigén, simple. No es poriectemente eléstico y la roture se produce con los sintomas de un material frégil, en forma impre- vista. Es un tanto parecido a algunos péireos, pero con resistencias superiores a la tracci6n y la com- presion. También supera a la madera en estas pro- Piedades, pero en cambio no ofrece garantia de un comportamiento elastico. “Es algo asi como un hor- migén simple mucho mas homogéneo resistonte, pero no moldeable in situ”, La utilizacién do ia fundicion en la construccién ha sido desplazeda por el acero y, més atin, entre nosotros, por el hormigén armado. Los aceros son el producto do la fusion y reduccién en convertidores de las impurezas y el carbono (en- tre un 05 al 1,6%) del lingote, o bien de la cha- tarra, Los convertidores son recipientes en los cua- les.se inyecta aire a presién para la combustion reductora. El convertidor Bessemer es uno de los mas conocidos, como también el homo de solera Martin Siemens y et homo eléctrico, La mezcla fgnea de! convertidor es'vertida en mol des que torman piezes prismaticas, las que en es- tado de “rojo vivo” son procesadas en el tren de laminacién —de alli su denominacién de aceros la- minados—, en el que se las moldea a presién, obte- niéndose fundamentalmente dos tipos de piezas para utilizar constructivamente: chapas lisas y onduladas (dos dimensiones dominantes sobre el espesor) y plezas largas y de secciones de formas tlamades planas, redondas y perfiles normales. Se consideran planas las planchuelas y los fiejes; redondas, las circulares (acero para el hormigén armado) y anu lares (cafos); los perfiles normales son de variadas secciones, siendo las principales: T, I, © (Fige. 6, 7). El acero es el material tecnolégicamente mas evo- lucionado durante los afos del desarrollo industrial: la metalurgia, la quimica y la fisica han posibilitado os conocimientos necesarios para avanzar en su perfeccionamiento técnico. Martin Siemens es uno de Jos aceros de uso mas difundido por su clevada resistencia a la traccién y la compresion, y por su tenacidad, manifestada al admitir deformaciones apreciables antes de su rotura. So han obtenido aceros de resistencia que superan cien y doscien- tas veces las de los otros materiales. Cabe esperar resultados an més espectaculares. Los problemas estructurales que se presentan por la necesidad de salvar grandes luces, han tenido las respuestas més significativas con soluciones de acero en estructuras de traccién (puentes y cubler- tas de estadios colgantes). También el desetio del edificio de gran altura ha tenide su respuesta in- superada utilizando el acero en estructuras de en- tramado (edificios-torres) con més de custrocien- tos metros de altura (Fig. 15 a). El disofo estructural sobre la base de perfiles nor- males de acero esta limitado por las posibilidades de “Irabajabilidad” que permite este material de tan alta capacidad resistente, pero también de tanta dureza y elevado peso propio, por lo que las solu- clones Se orientan hacia las formas de entramado en procura del aligeramiento del conjunto y de sus plezas. Los problemas de las uniones entre las arras se resuelven por robionado, abulonado y principalmente por soldadura (Fig. 49). Son trabajos a preparar necesariamente en taller, quedando re- servados para la obra los aspectos del montaja Figs. 67. Datintas eoocionas y ensamble de las partes. Poros temnados Eroroceto toonoiico det En nuestro medio, al no tener el problema de lag acero ~sidenurgia~ prosuce Gargas provocades por acumulacién de nieve, el ‘astiamente plaza de fempleo del acero laminado, de secciones menores seeclonee atadss:macizas y enlace por soldadura ha impuesto las soluciones importantes en la construccion, flamadas de “filigrana”: combinaciones de barras los pales iaminsdos —generalmente muy cortas~ rigidizadas geométrica- _eeeuematizadcs. mente por triangulacién de sus formas y que permi- ten cubrir grandes luces en relacién a su reducido peso propio (Fig. 8) tra variante, también de bastante difusién, en es- pecial para la solucién de cubiertas, es la que se ‘obtiene con el empleo de chapas de acero lisas que gon dobladas con maquinas prensas 0 balancines i ye de gran potencia y van unidas por soldadura, Se ob- e; es tienen asi superfcies plegadas y secciones cerradas huecas de gran resistencia y reducido peso. La cha: 2, por sus caracteristicas fisicas y mecdnicas, es al acero lo que la terciada es a la madere (Fig. 8). I acero puede destruirse por herrumbre, oxidacién 0 hidratacién férrica provocadas por el oxigeno del aite 0 del agua. La proteccién basica se procura ‘mediante pinturas: barnices, alquitranes, cemento 2 La galvanoplastia es un proceso que permite ta a formactén superficial de una cape protectora de zine, slendo esta la forma mas ditundida para las A chapas de cubiertas. La preparacién mediante determinados aditivos per- mite la fabricacién de aceros inoxidables, pero su signadas de ‘fligeana ave eombinan ordones ina rateul, Qo © “planas’o doble te Fis. 8. Chopae plegadas do acer Mediate el plegado, fas napas teas de cero bdguieron raicez Las dos Varantes_prosertadss Fesponden at misma principio elevado costo hace imposible su utilizacién econd- ja en la construccién, En respuesta a este pro- blema que puede signiticar la destruccién de la es- ‘ructura y, en ol mejor de los casos, clevados gastos de proteccién y conservacién, se han perfeccionado aceros que permiten una oxidacién superficial que ‘se convierte en capa protectora impidiendo 1a pro- secucion del proceso. ‘También el fuego, no obstante Ia incombustibilidad del acero, alecta seriamente su resistencia, ponion- do en peligro de colepso las construcciones: a 200°C fa resistencia disminuye sensiolemente, redu- cléndose a la mitad al alcanzar los 600°C. La pro- teccion se basa en revestimientos incombustibios y aislantes térmicos. E| acero no experimenta deformaciones por acci6n higroscépica, pero si es apreciable al efecto de di- latacién térmica. Es ademés un aran conductor tér- mico y eléctrico, El calor localizado de soldaduras puede generar esfuerzos internos que se manifiestan por alabeos, torceduras y fisuramientos, Un comportamiento pa- recido al do la madera por el problema del agua. 13 Aluminio EL aluminio tiene sus propias caractertsticas y métodos de fabricacién dejintdos, y si no se toman en cuenta estos factores este metal serd usado como moro sustituto. Ph, Scholbere Es el mas importante entre fos materiales livianos de construccién. Su origen y desarrollo inicial se vinculan con su valor estratégico militar. Se obtiene por un método electrolitico que posibi lita ta separacion del aluminio y ol oxigeno en all mina. La fusién del mineral que contiene la aldmi na —la bauxita— disuelve a esta, y una corriente eléctrica precipita el aluminio en'el homo. El gran ‘consumo energético hace de este material un ele- mento muy caro, Aleaciones do aluminio y tratamiento especialos per- miten obtener productos como el duroaluminio, el {que llega a tener una resistencia a le traccién igual a la del aceto, poto su peso es la tercora parte. Es tres veces mas deformable que el acero. La produccién de piezas de aluminio responds a pro- esos de laminados, moldeo y, la mas interesante, la de extrusién: piezas de secciones muy precisas que se obtienen por presién de la masa metélica a través de una plantilla (tapa pertorada). Esta posi- bilidad de liberacién de las formas laminadas permite obtener piezas de secciones cerradas (tubos). El aluminio otorga gran precisién a los trabajos. Los enlaces se resuelven por soldadura de gas, de pun- to, del tipo “de costura", torillos, broches, etcétera, Las caracteristicas del aluminio lo aproximan al cero en sus usos constructivos, pero es destaca- ble su bajo peso propio, que lo indica para tra: bajos que requieren transporte dificultoso: alivia miento en favor del trabajo manual; disminucién de cargas en funcién de las condiciones de so- porte del terreno, etcétera. Otte de sus propledades salientes es su gran resis- tencia a la corrosién, muy superior a la de todos los materiales, con excepcién del plomo y el cobre Esa resistencia ge basa on la formacion de una fina pelicula de dxido que lo preserva. La eliminacién de pinturas u otros medios de proteccién_son im- portantes ventajas de orden econémico. Su resis fencia al fuego es la mitad de la del acero. EI aluminio puede recibir distintos tipos de acaba- do de eus superficies: granulado, taponado, sati- nado, etc. El de oxidacién anédica le permite gu- mar el color a la pelicula de oxidacién. También se trata con pinturas, Las mayores posibilidades de uso del aluminio es- tarlan dadas entre nosotros, en vias de produccién, mediante el empleo en forma de chapas y pe para corramiontos. 14 Hormigén armado En el hormigén armado el acero da fibra a la piedsa, mientras el hormigén da masa al acero. Torroja Por hormigén armade se entiende un hormigén sim- ple al que se le incorporan barras de acero —las “armaduras”— especialmente dispusstas, que con- fieren al macizo tesultante nuevas propiedades re- sistentes: la masa de hormigén y las barras de acero se asocian compartiendo solidariamente el trabajo estructural (Fig. 10). | hormig6n trabaja a la compresién y el acero a ta tracel6n, por Jo que resulta ser un pétreo especial ‘con capacidad de trabajo a la flexion, trabajo in- temo requerido por las mas importantes. disposi- clones estructurales. Los pétreos naturales ven restringida su utilizacion en estructuras flexionadas por su limitada capac dad de trabajo 2 la traccién, por su naturaleze fré- gil y por la limitacion de sus dimensiones nece- sariamente monoliticas. EI hormigon armado no 19 Fig, 10. Vige-intel, de hormigén armaco EI hermigan armado, con Sus amplias posiilidades de maldee tanto on obra coma en tabrica, soca faclonalmonte las propiedados Gel howmigan y las del aoe, tiene tedricamente estas restricciones: el moldeo posibilita libertad de formas y de dimensiones, y liberiad también para la distribucién racional de las armaduras, de modo de formar elementos construc- tivos adecuados a las exigancias resistentes. Este nuevo comportamiento resistente entre estos ‘dos materiales asociados, que se basa en las prin- cipales propiedades del hormign y del acero —com- presién y traccién—, exige la adherencia de las barras de acero al hormigon. El anclaje y adheren- cia del acero en la masa del hormigén se asegura mediante ganchos de les barras, o utilizando barras de! tipo nervadas. La masa de hormigén es cohesio- nada por la malla que entretejen las barras. Durante ol fraguado del hormigén se producen re- tracciones de la masa, la que por adherencia so- mete a las barras a esfuerzos de compresién. Este fenémeno es superado en mérito a las pro plasticas del hormigén, que posibilitan su readap- tacién en el tiempo. Las armaduras que se disponen para adsorber los esiuerzos de traccién son designadas “principa- les” 0 ‘resistentes". Otras. generalmente dispues- tas transversalmente y unidas a aquellas son las “secundarias” 0 “constructivas”, y tienen por fin mantenerlas en posicién y construir una trama in- terna que colabora con el hormigén fortaleciendo su naturaleza macize. El encofrado, por su elevado costo, es una limita cién a la libertad de formas, las que ademés deben satisfacer exigencias de orden constructivo: espe- sores minimos y formas adecuadas que permitan el "armado” y sobre tode el “colado” del hormigén. Tanto en la ejacucién “in sity” como en la profa- bricacién ee tiende a la normalizacién y estandari- zacién de encofrados para posibilitar su uso repe- titivo 0 adaptable. Se han desarrollado sistemas, de encofrados incorporados: piezas que se inte- gran al hormigén colaborando las mas de las veces en el trabajo estructural y dando el acabado ferior en algunos sistemas. Giertas formas de superficies alaheadas —de gran rigidez estructural— han sido de ojacucién econé- tmicamente posible por cuanto el encofredo de ma- Gera se dispone aprovechando las generatrices lines- Jes de estas superticies “regiadas El hormigén armado fue inicialmente empleado en soluciones estructurales de entramado, versién or- ginada por la madera, Actualmente este esquema Sigue vigente aunque los perfeccionamientos teo- nolégicos y los conocimientos tedticos lo han lle- vado a tipos estructurales propios, algunos mucho mas complojos. Asi han aparecido las formas lami- nares, a impulsos de ese avance. Para todas estas soluciones, el problema de entaces, cuando existe por interrupciones de la continuidad del hormigén armado, es resuelto asegurando el empalme de las barras de acero y el contacto por tone de las ma- ‘828 de hormigén. Aspectos muy simplificados a re- solver con este matetial, en comparacién con los que plantean los metélicos, y en especial la madera. 15 Hormigén pretensado Bs el material més fino y el mis complicade invento de nuestros dias. Con él la técnica constructive abandona ese cardcter burdo que la distinguid de las otras técnicas. Torroja En el hormigén armado, el hormigén trabaja sola- mente a la compresion, no siendo aprovechada la masa de material ubicada en la parte de las sec- ciones que trabajan a la traccién, esfuerzo absor- ido exclusivamente por el acero. El pretensado permite aprovechar totalmente la sec- cién de hormigén haciéndolo trabajar @ ta com- presién. Esto .se consigue_utilizendo aceros espe- ciales de alta resistencia. Estos aceros son tesados para comprimit al hormigén antes de quo actien las, ‘cargas previstas a soportar. La accién de estas car- gas con su efecto de traccién (en la parte corres- Pondiente de la seccién), produce una descompre- sién del hormigén, el que slempre queda actuando en compresién por el valor residual de fa compre- sion provocada inicialmente, El pretensado es casi exclusivamente trabsjado en taller: para posibilitar 12s operaciones delicadas de tesado y fijacién de las barras de acero. Ya se ha seftalado la conveniencia de esta forma de ope- rar en la preparacion de hormigones al fecilitar los controles tecnolégicos. Comparativamente, con el hormigén armado resul- tan piezas més esbeltas, més floxibles y de mayor resistencia. Hay economia por el menor peso de ma- terialos invertidos a igualdad de capacidad de os- fuorzos. No existe of peligro de fisuracién, ya quo la masa en su totalidad queda comprimida. Et pretensado presupone ol premoideo, 1o que plan- tea los problemas de enlaces, aspecto que carac- teriza las soluciones de entramado en acero y ma- dora. Al trabalarse con piezas premoldaadas se pierde la continuidad, propiedad distintive del hor- mmigén in situ. No obstante, puede rescatarse la continuidad combinando el pretensedo con el pos- tesado: operacién de tesar después de ejecutado y endurecido el hormigén. Por otra parte, la elecdién adecuada de los tipos structurales. puede permit soluciones equivalen- fee a las benoficiadas con la continuidad. Los empalmes se realizan como en el hormigéri ar- mado premoldeade (uniendo los aceros y seliando las juntas con mortero cementicio u hormigén) o me- diante el abulonado, engrampado, etcétera. 16 El terreno Fl terreno ha de considerarse hoy como un material estructural; como un material tan esencial « toda estruc- tura de construccién como lo es el agua para un buque 0 el aire para el ovién, Torroja El terreno debe producir las fuerzas de reaccién que equilibren las acciones de las cargas totales del editicio, El cumplimiento de esta funcién lo so- mete principalmente a esfuerzos de compresién. La capacidad portante del terreno es determina da mediante ensayos de carga, sondeos y estu- dios geoldgicos con muestras extraidas al_efecto © en pozos excavados con ese propésito, Es esta una tarea especializada de la mayor importancia, que ha ido perfecclonendo sus métodos cientifica y experimentalmente. Un terreno es considerado un sélido cuando esta constituido por roca —caso de Manhattan~, pero més comdnmente esta constituide por tierras ar- clillosas y, en olfos casos, son ripiosos-arenosos {antiguos lechos de ios). Zi problema de obtener det terreno las reacciones de soporte puede ser un aspecto relativamente sim- ple, aun para edificios altos © pesados. E! aspecto més importante a cuidar es el de los asentamion- tes como consecuencia del lento aplastamiento del terreno, por sus efectos en el propio eeiicio y, mas ain, por otfos préximos que pueden ser arrastrados y seriamente dafiados. Los terrenos arcillosos pro- vocan deslizamientos y empujes a consecuencia de fas alternancias periédicas de humedad y sequedad. 17 Plasticos No obstante el prodigioso desarrollo de la quimica industrial —que permite afirmar que la nuestra es una era quimica mas que mecénica—, los plasti ‘cos no reemplazan ain a los materiales tradicio- ales de la construcclén, espetialmente en fun- clén estructural. Esto ocurre porque os plésticos acusan deflexiones excesivas y ademas algunos son de naturaleza frégil. No obstante, tienen una elevada capacidad resistente a la traccién en re- Jacion con su peso, Los plasticos son complejos quimicos de muy va- iada composicion; entre los mas difundidos se en- cuentran los quo tienen como base a los fendlidos, caseinas, celulosas, etostera, La produccién de piezas, barras, planchas, laminas, se ejecuta por técnicas de moldeado, estempado, extrusién y laminado. El uso do los plasticos en la construccién se regis- tra como reemplazante de vidrios, chapas de re- vestimientos, unidades de carpinterias, conductos y artefactos sanitarios, etc. Hasta el presente no se tiene absoluta seguridad de su comportamiento in- alterable en el tiempo. Con més espectacularidad que seguridad de su apli- cacién clerta y difundida, se han hecho experiencias de interés de unidades habitacionales integradas. 8 Vidrios EI papel fundamental del vidrio en la construcci6n ha sido, y se mantiene, como la més difundida po- sibilided do cerremiento transparonte o traslicido. Las exigencias arquitecténicas han ilevado hasta [a eliminacion de la armazén (metélica 0 de ma- deta) de sostén, empledndose el tipo de cristal re- forzado o templedo, que no solamente es capez de sostenerse a si mismo sino que también con- trarresta clertas presiones, como ocurre con les grandes vidrieres. Con anterioridad a este uso, s2 empleaban los blo- ques de vidrio en la jecucién de tabiques 0 losas de pisos. En forma de espuma o lana de vidrio se ha difundido su uso por sus excelentes propiedades atérmicas y antisonoras. EA 22 Acciones en la construccién: cargas, pesos y deformaciones spor lo comin las congas son un mal necesario @ inevitable, Saleadori 19 Acciones de las cargas sobre los diversos elementos de la construccién Las soluciones constructivas en funcién de cerra- mientos horizontales 0 verticales, exteriores o inte- Flores, estén exouestas en distinta medida a las fuer- zas que, actuando sobre la construccién, tienden a alterar 0 modificar su ubicacién o posicién (Fig. 11). La situacién de un tabique divisorio interior es mu- cho menos comprometida que la de uno exterior sometido a la accién del viento. A su vez, los que presentan el mayor desatio a la accién de la gravedad son los cerramientos horizontales: entro- pisos y cubiertas. Los entrepisos son fos planos horizontales de la construccién sobre los cuales actdan las cargas pro- vocadas por el uso de los locales: peso de perso- nas, muebies, equipos, etc. y, desde luego, el peso propio del mismo, En el caso de la cubierta, si es accesible, siendo ‘comparable su situacién 2 la del entrepiso, se ve agraveda por la posibilidad de otras cargas, como la de la nieve (si bien la solucién conveniente para este caso sea el diseflo de cubiertas con pen- dionte). Si la cubierta es accesible y ademas esté resuelta como una superficie Gnica, debe conside- rarse la posibilidad de mayores cargas de uso mo- tivadas por el acceso masivo de personas 0 acu- mulacién de cosas. Si no es accesible se tendré una solucién aligerada de las cargas de uso. El viento actda sobre las cubiertas mediante presio- nes y succiones. Los elementos constructivos para entrepisos y cu- diertas, requieren, la mayorla de las veces, apoyos verticales que son proporcionados por muros © co- jumnes, en soluciones exclusivas de uno u otro tipo o bien combinadas. El muro de apoyo, como elemen- to constructivo de clerre vertical, cuenta con su pro- pio peso y las cargas que recibe provenientes de la construccién que apoya sobre el mismo. Si el muro es solamente de cierre —designado comGnmente ta- bique— sera un elemento sometido a la accién de ‘su propio peso. Pero en uno y otto caso, si son exteriores, estardn sometidos a la accién del vien- to: presiones y succiones. Finalmente debe considerarse 1a accién sismica, con su especial caracteristica de fuerza dinamica, en contraste con las fuerzas descriptas que se ca- racterizan 0 son consideradas como fuerzas estéti- cas, 88 decir, sin variaciones en el tiempo, La ac- cién sismica ‘es también del tipo de impact con efecto comparativamente més desfavorable que el correspondiente @ una accién estética. Ante ta fuer- za sismica todos los elementos constructivos deben responder estructuralmente. Los diferentos tipos de fuerzas que se han menclo- inado precedentemente corresponden a tas ilamadas acciones directas sobre la construccién y se sub- dividen en cargas permanentes y cargas variables Fig, 11, Fuerzas sobre Ia conetniesion a conetruccién ost Sometiga a la accion ‘do civorsas luerzan, Sonstantes 0 varstes, {arto por eu Inensi¢ad como por sth tomporalicea, 20 Acciones directas. Cargas permanentes Estes catgas son las correspondientes a! peso pro ppio del elemento constructive de que se trate. Es ol Yalor de la acclén de fa gravedad sobre el cuer- po; producto de su volumen (m') por su peso es- pecifico (Kg/m'), lo que puede ser considerado Some una fuerza aplicada en el centro de grave- dad del cuerpo, y que invariablemente es de direc ccién vertical y de sentido orientado hacia el cen- tro de la tierra, Para las disposiciones constructivas, tales como en- trepisos y cubiertes, el peso propio se determina para la unidad de area: (Kg/m?), es decir, sord el peso de un volumen de base cuadrada de un metro bor un metro, cuya altura 08 la del elemento cons- {ructivo si es macizo, o bien se computan las piezas que intervienen dentro de aquel volumen. Cuando se trata de un muro de caracteristicas geométricas de superficie, no se toma el volumen total, sino que se considera representativo ¢! peso correspon dionte:a la unidad métrica lineal (Kg/m). Es decir. sera el peso de un prisma de base rectangular, de lancho igual al espesor del muro, de un metro de tar- go y de altura igual a la del muro. Este criterio se plica también para Jas plezas de geometria lineal como tirantes y perfiles metalicos (kg/m), 0 sea el peso de un trozo de la pieza de un metro de fon- gitud (Fig. 12, b,c). La determinacién del peso propio de una pleza es- tructural plantea el problema de calcular el peso Ge ia misma sin conocer previamente sus dimen- ‘siones, las que, por otra parte, deben ser calcula das en funcién de las exigencias estructurstes, en- tre ias cuales el peso propio es un factor de la mayor Importancia. Este problema se supera pro- cediendo por aproximacién: sobre la base de infor- maciones y experienclas se presuponen las dimen- slones que posteriormente son cotejadas con las que resultan del ealculo. Si,se han cometide errores apreciables por exceso 0 detecto, especialmente esto Gitimo, se ajustan las dimensiones y se pro- cede nuevamente @ calcularlas, Aparte de la ex- periencia profesional, para que estos tanteos se Teduzcan al minimo, 69 dispone de Informacion orientadora, como por ejemplo, ta estimacion de ‘espesores de losas de hormigon armado que pue~ den prodimensionarse en funcién de ciertos porcen- tajes de fa luz a cubrir. EI peso propio es, en la mayorla de fas situacio- nes, la carga més importante entre todas. Esta im- poriancla radica en su valc: cuantitativo y en su accion dlreccional y de sentido invariablemente ver tical, que le confiere un importante papel como fac tor de estebilizacién esiructural, como en los casos de mutos. somelidos a empujes de tlorras, pre sién de agua o de viento (Fig. 19). Pero no siendo él peso propio el motivo del problema a solucionar, puede sefiaiarse la tendencia a disminuirio, limitén- dolo al necesario para su cometido estructural, Este proceder se transforma en un imperative cuando, por las propiedades resistentes del terreno, so plan- {ea la necesidad de una construcciért liviana. ‘Sobre pesos especiticos aparentes de diversos ma- teriales y de elementos de la construccién, véanse Tas Tablas I y Il 2 Acciones directas. Cargas variables Se las designan también cargas acvidentales y tie- en la particularidad de no actuar constantemente fen el tiempo y en el lugar. Si bien algunas tienen el caracter de moviles 0 dinamicas, las reglameri- taciones constructivas simplifican su consideracion tomandolas @ todas como vargwy vstiteas equfoalen- tes, Esto esta en relacién con la importancia de la obra, traténdose de situaciones corrientes, Fig. 2, Peso propo de Slamenios consrtivos UP valoacton del peso pros as Un airing se once, Sxiouianco 9 pean Corosponcionte an fnes intamo. To que mea Sonora el ance ce ls partes slonnioe aut {e'consutuyen El bes de ‘on peti metalica ~0 de un fe toma como el cetespondiente alm lineal Sel mame, 24 Fig. 13. Poo propio y empule Las esiructuras.abovedaas producen empujes sobre sus Spejos, por lo cue resulta 4s tmporancia. oto propio ‘al muro do apoyo, coma odio astaniizante Entre las cargas accidentales se encuentran las originadas por la explotacién o uso (cargas titles © sobrecargas); las dependientes de factores clima- ticos naturales’ (viento, nieve, sismo); las provoca- das por el terreno por su peso o empuje, etcétera. Los valores de las cargas accidentales son estu- diados y adoptados estadisticamente sobre la base de experiencias. Dado que continuamente se acte- cienta el conocimiento cientifico y experimental, son valores en constante revision en procura de su ajus- te, teniendo en consideracién la seguridad de la co- munided y los valores econémicos comprometidos, tanto por un excésivo celo:o temor como por une temeraria libersiidad o irresponsabilidad. Las cargas de uso se producen principalmente en los entrepisos y cubiertas accesibles. Se establecen on funcion del local —dormitorios, salas de reunién, depésites, etc.— y se miden en cifras por unidad de area (kg/m’). Se supone que actian en toda la ‘superficie del elemento constructive de que se trate. Esto se comprende para el caso de las méviles, que actdan tanto en una como en otra parte, pero también se aplica a las cargas cortespondiontes @ elementos fijos, como mamparas y placares, cuyos pesos son reemplazados por un valor menor por Unidad de area que se supone actéa en toda la su- perficie del local que se considera, La accién del viento es también designada presién del iento. Su velor depende de la velocidad que alcen- za en la zona de emplazamiento del editicio y de la forma, orientacién y suparticie del mismo. También influye ef entorno natural o artificial. Las reglamen- taciones establecen si se consideraré el edificio aislado, o sea en la situacién de mayor exposicién a ia accién det viento, La accién del viento es del tipo de fuerza dind- mica, no obstante so la considera como estatica. En edificios de gran altura se acusan oscilaciones provocadas por la accién del viento, las que son to- leradas dentro de ciertos limites en virtud del com- portamiento eldstico de los materiales. La simpliti- cacién aceptada para edificios como los de nuestro medio, de ocho 0 disz pisos altos, no tiene vigencia para los rascacielos, que exigen estudios especia- Tes de la accién dinémica del viento. El sismo acta como una fuerza de caracteristicas dinémicas y de efectos mas contundentes: el de la carga de impacto. Desde hace unas tres décadas, tras experlencias tragicas como la sufrida por ta ciudad de San Juan en el aflo 1944, se ha creado conciencia de la necesidad del estudio espaciali- zado de la accién sismica, que se lleva adelante 2 través de institutes ¢ instalaciones de sismégra- fos en toda la zona declarada sismica, Las reglamentaciones que califican las zonas por una graduacién de Intensidades sismicas estable- cen criterios para el plantoo estructural y 1a consi- deracién de su accién como una fuerza de direc- cién horizontal, cuyo valor se relaciona con el de las cargas permanentes y accidentales dal edificio en funcién de la calificacion de zona sismica, Para sobrecargas accidentales de locales diversos véase 1a Tabla ill, 22 Fuerzas estabilizadoras e inestabilizadoras Se ha seftalado le importancia de las cargas perma entes por su valor como fuerza estabilizadora, Con las cargas variables, por su movilidad, debe conside- rarse la situacién més desfavorable para la estruc- tura, Las fuerzas provenientes de la accién del viento y las sismicas son las causas fundamentales de la inestabilidad de la estructura. Asi como el peso pro- pio toma fa funcidn estabilizadora, las accidentales causadas por el viento y los sismos asumen el pa- pel de factores de vuelco. Aquelias son las tuerzas invarlablemente verticales, y estas son las desig- nadas de empuje, para identificarlas principalmente Por sus efectos de fuerzas no verticales (Fig. 14). ‘Muchas estructuras resuelven integralmente el pro- blema de la accién de las fuerzas correspondientes a las dos direcciones fundamentales. En otras 80 disponen miembros estructurales principales para la accién de las fuerzas verticales, y elementos es- ‘tructurales para contrartestar la accién de los em- pujes. Estos titimos elementos, cuyo cometido os Impedir ta detormacién geométrica de la estructura del edificio, se designan elementos de “arriostra- miento”, de “contraviento” o de “estabilidad es- pacial” (Fig. 18 y b). Fig. 14 Peso propio como fuerza eatablizadora Te'aeci6n del viento sobre las fausse mae frecuentes do tu 0. Franto a ese peligro, intoresa of peso prople de Iaveonstruceion come fusrea ‘stablzacora, peso props efectodel ciemo 16, Dilataci6n termi. La dllaacien ao los cuerpo Por a accion terme tne per Siecto un emo, resultando por ello equivalente a una fuerza en caso ae no raselverse su libre movimiento, Fig. 18. Ariostramionto fo estructras Las‘estucturas temades de ‘ntramado requieren elementos stucturalee ‘espocialoe 42 “artostaniento™ © *centravierto™ Se sefialé en forma general la accion del viento so- bre fos cierres exteriores. La solucién estructural para esta accién puede ser encarada exclusivamente or el propio elemento constructive de cierre, que fen algunos casos —como el de un muro portante— 8 el Unico de que se dispone para ese fin. En otras situaciones, como es general en edificios altos, la absorcién de la presién del viento es cumplida por todos los elementos congtructivos que para esto asumen un papel estructural integrado: entrama- dos, tabiques interos, entrepisos, cajas de esca- leras y ascensores. 23 Acciones indirectas Ademas de tas cargas calificades como acciones Girectas (permanentes y variables), la edificacion Puede estar sometida a acciones indirectas de car- {gas o fuerzas, que so denominan reoldgioas, térmioas y de asentamiento, Una fuerza reoldgica es la que internamente se ge- nora en materiales —como el hormigén— cuando suffen un proceso de retraccién: contraccién de su volumen por el endurecimiento lento de su masa, originalmente fluida y por ello de mayor volumen, 25 Las variaciones térmicas provocan modificaciones yolumétricas de los elementos constructivos; espe clalmente en los de materiales con propiedades con- ductoras del calor, la dilatacién de una pieza es- tructural puede tener apreciable valor numérico, to ‘quo exige se prevea la posibilidad de su libre mo- Vimiento. Si esto no se ha previsto, las fuerzas interas generadas actdan sobre {as partes que im- piden su corrimiento, y si las mismas no ceden, actiian tomo fuerzas accidentales sobre la propia pleza. La consideracién de estas posibles fuerzas &s un paso ineludible en el estudio y disefio de estructuras importantes expuestas a ia accion tér- mica climatica (Fig. 16) Et terreno de siento de una construccién puede ceder en alguna parte y, como consecuencia, el apoyo que brinda sera distinto: una parte se vera recargada y otra, por el contrario, quedara alige- rada, Esta situacién no implica que la carga total del edificio haya aumentado —no hay nueva carga—, peto si que se dé en la parte del edificio de mal Bpoyo por el asentamiento. En consecuencia se proguciran esiuerzos distintos a los correspondion- fes-a una situacion normal. Estas variaciones de fas acciones sobre la estructura det edificio son las denominadas de asentamiento (Fig. 17). Fig, 17. Modificaciones de les tuorzas do roaccién for aventamientos Gomo consecuencia de fsentamentos eal terren0 10 Bravitos, pueden modiicarse ie las Terzas sobre las bates tyt crtcacine de betes de e0ccionts po enstomanes Fuerzas: principios. Efectos sobre la construccién 24 Definiciones geométricas preliminares Las estructuras de entramado, las de uso més di- fundido en la construccidn de edificios, estin for madas por partes denominadas piezas y, con mayor frecuencia, barras. Las barras son generalmente cuerpos prisméticos con una dimensién predominante sobre tas dos res- tantes. En el sentido de esa dimension predomi- ante se caracteriza geoméiricamente su ele longi- tudinal como la linea —recta, quebrada, curva— que une los centros de gravedad de las sucesivas sec. ciones transversales de la barra, La seccién es la figura plana que resulta de la interseccién de un plano normal al eje longitudinal de ta barra. Por unir Fig, 18. Procisionos ‘geométricas cenvencionales En relscion on dos. piacas primaticas se. formulan Tas procisones ¥" denominaciones Seométricas convencionslee ‘mie frecuentes tos contros de gravadad de estas secciones, se de- rnomina eje baricéntrico al eje longitudinal (Fig. 18) Con frecuencia existe un plano de simetria que con- tiene al eje longitudinal en su interseccién con la batra a lo largo de la misma. Para la genoralidad de los casos de estructuras de ecifcios, este plano 80 orienta verticaimente y contiene las fuerzas que ‘tan sobre la barra, por fo que también 2 lo de signa plano de tas fuersas. La verticalidad de este plano esta determinada geo- métricamente por la accién de la gravedad, tactor ingoslayable en el juego operactonal de las tuerzas actuantes sobre la construccién, La barra puede representarse gréficamente segin SU proyeccién ortogonal sobre el plano do las fust- 28 208 —el del papel o Ia pizarra dei dibujo— y puede reducirse su expresion volumétrica a la linea del efe longitudinal (Fig. 19..b, 0), 25 Prin de inercia Todo cuerpo tiene la propiedad designada inercia, un virlud de Ia cual tiende a oponerse @ abandoner su estado de reposo o a modificar su movimiento ‘cuando esto no es provocado por una causa exterior, Esta propiedad responde al principio de inerota que Teconoce como causes principales de ese compor- tamiento a la accién de la gravedad, al trotamionto entre los cuerpos y @ la resistencia del medio. La fuerza es definida como la causa que moditica 0 tiende a modificar ese estado de reposo o mo- vimiento de un cuerpo: campos de la Estatica y la Dindmica respectivamente. Al actuar una fuerza so- bre un cuerpo provoca efectos en ol interior del mismo, campo de la Resistencia de Materiales, La unidad de medida de las tuerzas es el kilogramo’ peso de un litto de agua destilada a 4°C y a nivel del mar. En construcciones se utiliza como molt plo ta tonelada, La uerza representativa de un cuerpo es su propio peso, 0 sea la accion de la gravedad sobre el mis- ‘mo, que puede ser considerado como una fuerza que acta en su centro de gravedad La magnitud 0 intensidad de una fuerza es su valor tomado en las unidades kg o tm. Recta de acelin $2 denomina la linea recta indefinida que contione el Fig, 19. Represontacion ‘gratia convencional Roprosentacion oratica mediante proyecciones ‘ortogonales go un slemento ‘Setrctural Pata fa ‘orsideracion a las tuerzes ‘Que sobre ol mismo operan se Provede s una representacién ‘onwencional (0 “camino” de la fuerza, El sentido, que se representa con una flecha, indica la orientacién de la accién de [a fuerza, Finalmente, llémase punto de aplicaciin a aquel correspondiente al cuerpo y a partir del cual se considera que la fuerza acta. 26 Operaciones fundamentales Para que un cuerpo prismatico, bajo la accién de su peso propio G, pueda mantenerse en la posicién es- quematizada, sera necesario proveerle un “apoyo ‘ssenténdolo por su base, 0 bien ol apoyo o “vincu- 0” s¢ le proveeré suspendiéndoto (Fig. 20, b). En ambos casos se logrard equilibrar la accién de la fuerza G con una fuerza de reaccién de apoyo, ‘cuya magnitud debera ser igual y de sentido con- trario a la fuerza. En el ejemplo considerado, la recta de acotén de la fuerza G —como la de cualquier fuerza cortespon- diente & todo peso propio de un cuerpo~ tiene su traza vertical. Para establecer el équilibrio del cuer- po, la fuerza G se "‘traslada” sobre su recta de ac- ccién hacia la base inferior, 0 se “‘traslada” hacia fa base superior. Esta posibilidad de trasladar la fuerza a lo largo de su recta de accién es una de les operaciones fun- damentales que se realiza con las fuerzas dentro del campo de estudio de la Estatica, que considera 2 los cuerpos rigidos, indeformables, y establece los principios del equilibrio estatico de los mismos al ser sometidos @ las acciones de las fuerzas. i se considera la propiedad eléstica dol material, fel cuerpo experimentara distintos tipos de deforma: Ciones, coma les indicadas en correspondencia con {as situaciones anteriores (Fig. 21.2,). La consi- deracién de estas deformaciones del cuorpo, ten diendo a sus propiedades elésticas, pertenece al campo de estudio de la Resistencia de Materiales. El equilibrio de la situacién inicial del cuerpo con- sidetado ha sido resuelto con dos variantes para sus vinculos: ambas soluciones impicen que el cuer- po, por la accién de {a fuerza unica, su propio peso, se precipite verticalmente. Esta precipitacién ~o traslucidn del cuerpo para situaciones més genera- Jes— en la direccién de la fuerza o conjunto de fuerzas que actian sobre el mismo, e8 ne de lov ‘efectos fundamentales que producen las fuerzas, Anaiiticamente, el valor de las reacciones de apoyo E debera ser igual el de G. La fuerza se representa como un vector, a escala grafica (kg/cm), sobre una recta paralela a la recta de accién, y con la flecha indicando su sentido. La reaccién de apoyo tendré un trazado de igual medida y sentido con- trario. Este grafico de las fuerzas se denomina “po- igono” de las fuerzas. El grafico del prisma, una Te presentacién ortogonal, se ejecuta a escala lineal (m/om), siendo indispensable para ubicar las rectas de accién y los sentidos de las fuerzas y, en cier- tas situaciones, para procisar sus puntos de apli- cacién, © sea aquelios puntos desde los cuales se ejerce la accién de las fuerzas. 27 Sistemas equivalentes, Paralelogramo Para considerar el caso de fuerzas concurrentes, Fig. 20. Cuetpos y tuer2 Un misiia evergo apoyace en fv baeo (a) 0 avepandice (0) implica ot juego de fasrzae 4 accion y reaccidn nacbsario flor fines de su egulbri, imaginese que el croquis (Fig. 22 8) corresponda a un sector de una pasarela resuelta en made- ta y con una solucién de apoyos sobre pilares de mamposteria. Asimismo considérese que las _barras inclinadas —tornapuntas— tranemitan sendas fuerzas que pro- porcionalmente tes correspondan. Como los torna- puntas y el pilar constituyen un conjunto simétrico, fag rectas de accién de las fuerzas F: y F. tienen or interseccién a 0, punto que a su vez pertenecs la traza vertical de la reota de accién de la fuerza correspondiente al peso propio (G) del pilar. Fl efecto de F. y F., fuerzas concurrentes en 0, serd igual al que produciria su resultante Rix apli- cada también en dicho punto. Para demostrarlo basta aplicar el principio dei_paralelogramo. Del po- ligono de las fuerzas Fs y Fs, 32 obtiene Rea en valor y sentido, la que tendré en 0 un punto de su fecta de accién, la que 2 su vez es paralela a la de su tesuitante’ (Fig. 22 b-d) Esta operacién con las fuerzas se denomina “com- posicién”: F. y F. se denominan componentes y Res resultante. La operacién inversa serd la descom- posicidn de una fuerza en otras dos fuerzas cuyas Fectas de acclén son conocidas. La fuerza Ris €8 colineal con G (peso propio del pilar), de modo que la carga total que el pilar fransmite al terreno seré la suma de dichas fuor- zas (Fig. 22 e). Se traza el poligono de las fuerzas uniendo el fin de una con el origen de la otra: la resultante tendra su origen en el de Ia primera y su fin en el de la segunda. El poligono nos dara la Fla, 21. cuetpos, uerzas 1 deformectones Pera los cusrpos considerages anteriormente, sus stuaciones fe onulbo entre ie fuoreae onen ds mani beeluerzas de. compresion Ytraccién teepoctivamente resultante total Rx, en magnitud, direccién y sen- tido. La recta de accién es la misma quo las de sus componentes, por ser colineales. La fuerza que deberé desarrollar el terreno para establecer 2 equilibrio ser de igual magnitud, igual recta de accion y sentido contrario, y se denomina equi- lbrante E (Fig. 22 ¢). Los sucesives esquemas van presentando el ream- plazo de un conjunto o sistema de fuerzes por otto sistema de fuerzas. En nuestro ejemplo de la pasa- rela, dos fuerzas son reemplazadas por su resul- tante, cuyo efecto sobre el cuerpo que acta es equivalente al que producen aquellas fuerzas, Por esto se los designa sistema de fuerzas equivalentes. 28 Momento de una fuerza. Par de fuerzas. Cupla Supongamos una barra colocada en posicién ver- tical cuyo peso propio sea despreciable. Si desde ‘su extremo A colgamos un cuerpo cuya acclén es representada por la fuerza Pa, en el otro extremo 0, desde el cual esta auspendida y con posiblidades de rotar, se producira una fuerza de reaccidn Pe: en estas condiciones, fa barra se mantiene en equlll- brio y en posicion vertical (Fig. 28.) Si se desea colocar a la barra con su eje en posi- cién horizontal, manteniendo la accién de la fuerza vertical Ps, en el otro extremo se soguiré produ- ciendo la teaccién vertical Ps, pero ia barra girardé alrededor de 0 y retomara a su posicién de equi- librio iniciel después de un periodo de oscilaciones Pendulares (Fig. 23 b). 29 Fg. 22. Fuorzas sobre f par ‘Operaciones con fuetzas ‘concurrentes y eoplenares fsctuantes sobre un pila Go une pasarcla, Para lograr el propésito anterior ser necesario aplicar a la barra un giro alrededor del cento 0, cuyo valor debera ser igual y de sentido contrario, al giro que provoca la fuerza Ps alrededor del mis- ‘mo centro para la posicién horizontal de ta barra. El giro de fa pieza alradedor de 0 es el efecto de a fuerza aplicada en el otro extremo, y en funcién de su distancia normal a ese centro de giro —dis- tancia designada brazo— para el caso considerado Este efecto toma su valor maximo para la posicién horizontal de la barra, cuando su brazo es maximo, y disminuye @ madida’ que disminuye el mismo, anus landose cuando el brazo es nulo, 0 sea cuando la pieza ouelga verticalmente, El producto de une fuerza y su brazo con respecto a un centro de giro se denomina momento de la fuerza (Kam o tm). Si el sentido de giro es coinci- Gente con el de las agujas del reloj, convencional- mente se fo considera de signo positivo, y negativo si es contrario, Para la posicién horizontal de la barra, las fuerzas Ps y P, se mantionen paraletas, de igual intensidad y sentidos contrarios: este sistema de fuerzas se denomina par de fuerzas 0 cupla, y su efecto sobre cuerpo es el de provocarle un giro. Es el mismo ‘efecto que se presenté como el del momento de lo fuerza. Son los mismos valores: ei valor de giro de la cupla tomado con respecto @ un punto de giro situado @ media distancia entre ambas tuerzas eo:P 2+ PV2=P- El efecto de giro descrioto es el otro efecto funda- mental que pueden producir las fuerzas sobre los cuerpos, y qua juntamente con el de traslacidn cons- tituyen en sintesis los efectos posibles de las, tuer- zas sobre los cuerpos. Retornando al propésito de mantener a la barra fen posicién horizontal, tendré que contrarrestarse el efecto de giro provocado por el momenta de la fuerza con respecto al centro de giro: M = Pa +l 286). Para ello deberd intraducirse un giro de igual valor peto de sentido contratio y con centro de rotacién en 0. De esta forma queda contrarres- tado el giro hacia fa derecha con un giro hacia fa izquierda de igual valor: Zz = Ps - I; pero, ademas, et equilibrio de la barra en cuestién impone que siga manteniéndose la igualdad P.=Ps, pues de lo contrario, aunque estuviese neutralizado el giro, la barra se trasladaria verticalmente por efecto de la fuerza aplicada en su extremo. En la secuencia fotogratica presentada (Foto 2), a barra esta suspendida verticalmente y en equilibrio de acuerdo con lo establecido. En las siguientes fotogratias se presenta a la barra en posicién hori- zontal tras haberse introducido el giro Z+z de va- lor y sentido contrario al momento de fa fuerza Ps con respecto a 0; en un caso, las componentes Z tienen sus rectas de accién horizontales (Foto 3); fen otro, son verticales (Foto 4) y, finalmente, son inclinadas (Foto 5). En el modelo puede observarse que siendo el brazo el mismo, necesariamente las Componentes de la cupla son de igual intensidad. Si ge pretends. mantenarla fn a posioion horlzontl 8), rio contrarestar, fue tence a que Ta -Homento de una uerza Fotos 2/5 a volver 2 la pieza a au El meselo reproduce te Dosicién vote pore de signo Bara lo cual en el apoyo fn 0 se ha Inocucide un gio Ge valor igual al que tends a Fuerzas: clasificacion y operaciones 29 Clasificacién por la forma de actuar Este primer ordenamiento de las fuerzas considera su accién ya sea directamente sobre la construc- clon o bien lade un elemento constructiva sobre otro en el que se apoya, o vinoula en general. En este sentido se distinguen las fuerzas o cargas, distribuidas y tas concentradas. Por distribuidas se consideran aquellas fuerzas que actian en toda la superficie del elemento construc tivo, como el caso de la presién del viento sobre tun muro (Kg/m’); el de la carga til de un entrepiso (Kg/m); el peso propio de un muro que actéa ‘tribuido ‘en toda la seccién de apoyo y se toma en funeién de la unidad de medida lineal (kg/m). Las cargas distribuidas pueden estar uniforme o no uni- formemente distribuldas (Fig. 24). Por concentradas se consideran las fuerzas que ac- ‘dan a lo largo de un eje, aplicadas en un punto. Estas situaciones no son reales: ia carga que trans- mite una barra no opera tnicamente sobre el eje, sino que se distribuye por toda la seceién. Un tirante apoyado sobre un muro Ie transmite realmente su carga, distribuyéndola a través de la superficie de ‘apoyo entre ambos. Pero al tratar al muro como un elemento constructivo, teniendo en considera- cidn la relacién de sus medidas con las de apoyo del tirante, se considera que la carga que este le transmite és concentrada, con lo quo so facilitan las operaciones a realizar con el conjunto de las fuer- 22s, Si lo que se quiere es resolver el apoyo desde el punto de vista estructural, aunque la carga del tirente sige consideréndose concentrada, su_accién sobre el muro serd tratada como distribuida (Fig. 25). Para operar con las cargas distribuidas —sumando- las, determinando efectos de_gitos, etc.— se reem- plazan por sus resuitantes; pero siempre se cu daré de diferenciar el efecto de las acciones de las fuerzas distribuidas del que corresponde a las, fuerzas concentradas. 30 Fuerzas colineales, coplanares y espaciales Esta clasificacion se establece en funcién de la ubl. cacién posicional y relativa entre las tuerzas. Las colineales, de las cuales se vieron algunas apli- caciones anterlormente, son aquelias fuerzas que Fig, 2. Fuoreas fon a constrcelon tbs planes varticales y horizonales —muros,‘abiques, ‘ntropisos~ muestran eequemétcoments Tos catntos tipos y formas de accion fp Ins cargas 0 fuarzes Sobre {@ constracein, tienen en comdn la misma recta de accién. Las ope- raciones con las mismas son fundamentalmente las que se plantean como sumas algebraicas de sus valores (Fig. 26). Las fuerzas coplanares son las que estén situadas en el mismo pleno. En la mayorie de los casos la consideracién en un solo plano de las fuerzas ac- tuantes sobre una construccién es una simplitice- cién factible por tratarse de resoluciones en panos paralelos. La solucién estructural en uno de ellos es valida para los otros planos; por esta razén, a este tipo de estructura se la denomina “plana”. Su repe- ticién en planos paraletos al del dibujo y en pro fundidad forma ta Idea de la realidad espacial de toda estructura de la construccién (Fig. 27 a,b). Fig, 25. Fuorse concentads Uaeatga que un tirante fs considerada como ee encerhodali) yy esta a su vez apoyada sobre tupa Base dan lugar 2 una ‘slvabign de Tuer2e0 colinalos. Se llama espacial al conjunto de més de dos fuerzas: contenidas en més de un plano, La mayoria de los sistemas estructurales espaciales permite reducir ta situaclén de sus fuerzas @ casos de fuerzas copla- nares, para lo cual se procede mediante proyec- clones de las fuerzas sobre planos conveniente- mente elegidos (Fig. 26). La mayoria de las estructuras de edificios responde al planteo de las llamadas “planas", las que requie- ren para su estudio y solucién realizar operaciones: ‘con fuerzas colineales y preponderantemente con fuerzas coplanares. Dentro de las segundas —las coplanares~ tendre- mos dos grandes grupos: a) fuerzes paralelas, de igual sentido y magnitud, 0 no, y b) fuerzas con- ourrentes a uno 0 mAs centros. A su vez, como se hha antioipado, las operaciones fundamentales ‘son las de composicién y descomposicién. La operacién de composicién de fuerzas tiene por ‘objeto determinar la resultante de las componen- tos, con la que a su vez se obtiene la equilibrante, también designada fuerza de reaccién de aquelias. Gon le operacién de descomposicidn se determina Fig. 27, Fuerzas en Elemplos ~on muy Gitinten eoaslas~ do fuorzas fon al espacio, espacio 33 Fi. 28. Fueraae coplanares Lae fuergas 3 sobre la armadure osquomatzada (b) Y coneidoradeo ‘en 0 plano fo fa misma ~coplanares— a fe superficie grisaga de la cubierta (a. SRST Soda AB, Beponee alee i la_moditicacién de una fuerza en cuanto toma otras direcciones. Estas operaciones fundamentales con las. fuerzes coplanares son las que se tratardn a través de las si- tuaciones y métodos mas usuales, at Fuerzas paralelas: método de los momentos El uso corriente de poleas, balenzas y, en general, ddo palancas, permite presentar ejemplos de aplica- cién practica y cotidiana de este método, basado fn ef juego ce los valores de los momentos de fas fuerass intervinientes. Cuando se utiliza una polea simple para izar un cuerpo de peso P aplicando una fuerza F en las condiciones que se indican en el croquis (Fig. 23), 8 decir, ambas fuerzas coplanares y paralelas, ver- ticales y necesariamente de igual sentido, si F > P. logramos levantar dicho cuerpo, porque se tendria ‘que el momento de 1a fuerza aplicada (F +1) sera mayor que el que ofrece el cuerpo (P+), por lo que ia polea girara hacia la izquieraa, La polea gira alrededor de su eje con centro en 0, desde donde esté suspendida mediante una abra- zadera a través de la cual se materializa la reacci6n ‘equilibrante K= P+, puesto que en definitiva es por intermedio de esa pieza que se contrarresta el posible efecto de taslacién hacia abajo por parle de F +P. Cuando F =P, e! cuerpo quedard suspendido sin trasladarse verticalmente: ambos momentos de las fuerzas son iguales, pues ademas de la iguatdad do les fuerzas, los brazos r son iguales por la cons- truccién misma de la polea. En el supuesto antetior, so tiene F-r=P-r 0 sea que P-r—F+r=0, y al sor nula la suma de mo- mentos, ef sistema no tiene posibilidades de giro. Esta sifuacién se verifica también tomando momen- tos con respecto a otro centro, como el C, por ejemplo (Fig. 28 b). + Mc=-F-2e+Er y como E=PF+P=2F Fig. 29. Fuerzas paralelas Seoin et uso que fe esquomatiza, pelea Shonen operacions aire fase rca + Mg=—F:2r42F r= 0 En este mecanismo tan simple —la polea— no ca- ben dudas de que a través dol centro de giro 0 pasa Ig recta de accién de la equilibrante E, y que por ariculacin Tambign fo 09 el de fa columns "la base por intermesio 4 la Barna e acer ‘eimpotrada, porgue se parte Ge fa telerancie que. permitan Sus propiodades sldoticas, Si el caso es el de una columna de eje vertical con luna carga axial, es decir coincidente con su ele, el apoyo tiene un comportamiento idéntico al mévil Pefo si la columna cambia de posicién, ta artic lacién permite el giro de modo que la tangencia de las piezas con el rodilio estara siempre ubicada sobre ta recta de accion de la fuerza, a su vez eje de la columna o de la pieza en general (Fig. 42a, 6). Por las caracteristicas mecénicas de la artioulacién se conocerd dnicamente el punto de aplicacién de la reaccién, no asi su direccién 9 intensidad, 10 que se obtendra al considerar en su conjunto a la es- tructura y @ las fuerzas que sobre ella actdan. Con el apoyo articulade ocurre lo mismo qué con el mévil, raramente es resuelto constructivamente alustandose estrictamente a las consideraciones que lo dafinioron: con un eje de gito concretado por un Todillo, llamase pasador, bulén, eto. También para el apoyo atticulado, su’ solucién, ajustada a este principio o en forma aproximada, depender& de le Importancia de fa estructura y del material a utilizar. En 61 caso de un tirante de madera sobre un muro © pllar de mamposteria, el apoyo articulado se con- sidera logrado mediante un apoyo simple, con inter- Fig. 45. Artioulaciones fn columnas de hormiggm armago Aleulaclones entve piezas 4 howmigon armad Srearadas en oportnides {0 colada on obra {) y (Oh 0 bien on plezas Dremoldeadas (c) mediante intermedios metalicos. posicién de dados de apoyo, o directamente sobre la mamposter'a, 0 embutido en esta y anclanda el tiranie mediante un bulén o una grampa, o blen me- diante un tope que impida el desiizamiento de! mis mo por su inclinacién y ante eventuales fuerzas de cempuje (Fig. 43 2, b). Une columna recibida por un intermedio metalico ~abrazadera~ y un tr0z0 de acero de seccién no rigida y empotrado en el cimiento, puede conside- ratse que cuenta con un apoyo articulado, El vinculo entre ef tirante y la columna tesponde a las carac- teristicas de una articulacién (Fig. 44). En tos ejem- plos anteriores se aprovechan las propiedades elés- ticas de los materiales que les petmiten aceptar las pequefias deformaciones que producirian os posi- bles giros de las piezas. Para’el hormigén armado se ejemplifica una articu- lacién ejecutada in situ (Fig. 45 a,b): se secciona parcialmente la masa del hormig6n al moldearlo con al encotrado y se forma un eje de giro entrecru- zando las armaduras de acero. La variante (Fig. 45 c) corresponderia a la articulaci6n de piezas promol- deadas de hormigén armado, las que son vinculadas mediante intermedios metélicos. Una unién en madera como la representada (Fig. 46 no obstante el corte especial de las piezas, y su fljacién mediante bulones, generalmente ¢s considerada una articulacién. Las articulaciones de estos ditimos ejemplos resuel- ven también el anclaje de las piezas apoyadas, por lo que son aptas para absorber acciones de fuer zas de sentidos contrarios, condicién que debe sa- tisfacer toda articulacién, ya que Gnicamente de- ben permitir rotaciones. No obstante se aceptan soluciones de articulaciones que responden a las caracteristicas de apoyos en un solo sentido cuan- do son resueltas en funcién de la preeminencia de fuertes cargas en esa inica direccicn, las de la ac- cién de la gravedad, 38 EI apoyo rigido o empotramiento Es aquel vinculo que por sus caracteristicas cons- tructives inmoviliza completamente al mlembro os- tructural, no pormitiondale que experiment trasle- ciones ni rotaciones. ‘Un masti, un poste de lineas aéroas, etc., nos dan fa idea de_una pieza empotrada: la parte sumergida queda rodeada y aprisionada por el cimiento o di- rectamente por el terreno compacto. Una pieza con este Unico tipo de vinculo queda, no obstante, in- movilizada frente a ta accién de oualquier tipo de fuerza (vertical u*horizontal). En un apoyo empotrado desconocemos todas las caracteristicas de las fuerzas de reaccién. Al tratar Jas propiedades de los pares de fuerzas 0 cuplas se considerd e} comportamiento de! empotramiento. En aquelia oportunidad queria mantenerse horizo talmente una barra sometida a una carga concen- trada en un extremo, para Io cual era menester apli- ‘car en el otro extramo una fuerza y un momento de giro como reacciones: la socuencia fotogréfica an- teriormente presentada registra tres variantes como soluciones estaticas para aquella pieza (Fotos 3, 4, 5). Ese extremo registra un comportamiento de em- Potramiento como el de la viga en voladizo que se trata més adelante (Fig. 54 a,b). Un empotramiento no implica necesariamente que la pieza queda inmovilizada al ser rodeada y apri- sionada en el apoyo. En el caso de una viga (Fig. 47) resuelta constructivamente en el tipo de entramado, las barras de anclaje matorializan las fuerzas de reaccion: una fuerza y una cupla. En la viga pode- mos imaginar que su propio peso se sume a las fuerzas activas. Modiante estos ejemplos es posible precisar el com- portamiento mecanico de los tres tipos de apoyos: mécil, articulado y empotrido. A través de 108 apo- yos mévil y articulado solo se tranemiten fuerzas de teaccién: en el mévil, Gnicamente de direccién vertical 0, en general, normales al plano de 2poyo. E! articulado se adapta a veriaciones de las direc ciones, por lo que transmite fuerzas de cualquier di reccién. El apoyo empotrado —0 rigido~ transmite tanto tuerzas como momentos 39 Nudos articulados Los vinculos entre piezas —barras en generai~ de igual 0 parecida importancia en una estructura, que tienen el caracter de uniones o empalmes, son de- Fla. 46, Union en madera En medera, mato de gran flonbiidad, fa unin sequomatzada permite ‘su consideraoion lnicamante omo une artculacon, Fis. La'perspectiva presanta una wigs envmerala, por fo ave tiene que responder ar lee exigenciae do un fmpotramento, Io goo sp traduce on al ju9g0 de fwazclones que proveca fn ot mismo. Fig, 48. Union 0 mudo fen al cue fundameniaimente ‘icvlado en madera fe requleren plazas metitcas Stes barces. do eles ‘Domo corectores y do asin Ben ia, vnculadas oi desdoblamionto jatag para facia su signados propiamente nudos y responden a los dos tipos enunciados. El nudo articulado acta como el apoyo articulado: Posibilita la rotacién de las barras alrededor de su ee @ Impide traslaciones. El nudo erticulado es necesariamente un vinculo capaz de actuar con barras que pueden accionar y reaccionar sobre el mismo en cualquier direccién, or fo que constructivamente debe responder a esa exigencia. En cambio el apoyo articulado responde tundamentalmente a fuerzas de direcciones més constantes, por lo que pueden tenar, para ciertos casos, las caracteristicas constructivas ya desorip- tas, El esquema (Fig. 48) representa un caso de ‘es barras de madera articuladas: todas tienen sus jos longitudinales concurrentss @ un mismo punto, @l centro de rotacién. Las fuerzas que transmiten las barras, y que constituyen un sistema de fuerzas concurrentes, tienen un poligono de fuerzas cerra- do, es decir'sin resultante, para que esté en equi- Tibtio (Fig. 48). Si alguna de las batras modifica su posicién, a ar- tioulacién permite gus giros y se restablece a través, Fig. 43. Unién © nado lculado on acero aniculaao ofrece Garscteisueas propiae: tas Darras se. sueidan a una ‘hapa intermedia co acopla ‘su comportamienta como el Ge une artleulacion en mérto ‘Fas propledades elésticas Gol material Fo del mado del nudo el equilibrio entre Jas fuerzas concurren- tes: la mecénica del nudo articulado asegura que Jas fuerzas do las barras actlen o reaccionen a tra: ves de los puntos de tangencia, los que siempre estaran ubicados sobre los cjes de las barras, las que por esta condicién serén piezas sometidas ex- clusivamente a fuerzas cuyas direcciones coinciden ‘con sus ejes langitudinales. Son entonces barras s0- metidas a esfuersos axiales, por lo que trabajan dinica- niente @ esfucrzoe de traccidn 9 compresién. Esta disposicién ideal del nudo articulado es sola- mente resuelta asi en estructuras muy importantes. En la practica, como es el caso de las estructuras, metélicas, los’ nudos son resueltos mediante cha- pas de enlace a las que se sueldan las barras (Fig, 49 2, b). No obsiante estas caracteristicas constructivas de rigidez, se lo considera un nudo articulado on mérito a las propiedades elastices del material, que le permiten aceptar, sin peligro, cier- tas deformaciones provocadas por gifos. Esto 08 aceptado, ademés, porque tales deformaciones y gl ros son muy pequenios, dado que las estructuras compuestas por barras vinculadas entre si forman figuras geométricas indeformables- (el tridngulo en las planas, el tetraedro en las espaciales). nt 47 40 Nudo rigido Este nudo tiene las mismas caractoristicas que tas descriptas para el apoyo rigido o empotrado. Apa- tentemente, e| nudo rigido.serla similar al rticu- fado que en te préctica 32 resuelve on forma rigida. El nado rigido ‘adqulere sentido ‘cuando ol disero de la estructura lo plantee como una necesidad de inculo apropiado para asegurar la Indeformabll ad estructural El esquema (Fig. 50a) presenta una estructura de barras articuladas en todos sus nudos, denominado reticular plano (por ser geométricamente una re- ticula contenida en un plano, el de! dibujo). Las barras definen geométricamente triéngulos, que por ser una figura indeformable asegura la indeforma- bilidad del conjunto. Si suprimiéramos una barra quedaria una figura deformable, por lo que el con- junto podria asumir rotaciones que lo llevarian al colapso (Fig. 50 b). Le supresion de diagonales, o lo que es lo mismo, Ja formacién de figuras deformables, impone la rigi- dizaclén de los nudos para asegurar la indeforma- bilidad de la estructura, Es la solucién denominada viga Vierendeel, ingeniero que la desarrollé en nu- merosas aplicaciones (Fig. 50 c). En el esquema (Fig. 50 a), los nudos “articulados’ podrian ser resueltes con caracteristicas de igi dos, como se ejemplificé, pero cuando se especi fican nudos rigidos como los que tequiete el caso (Fig. 0c), el disefio constructive debe responder a las exigencias de una vinculacién capaz de so- portar los efectos de fuerzas y momentos de fuer- 2as, Esto queda debidamente expresado al observar €l disefio de los nudos en los que se advierte ol robustecimiento de les piezes. Los apoyos o nudes méviles o atticulaciones im: plican realmente un vinculo entre diferentes piezas. El apoyo 0 nudo rigido importa la continuidad entre las piczas, le que llevada al extremo alcanza su ma- yor expresién cuando se trata de un mismo material Innecesaria fa contormacién basade en la tangulacion Giga Vierenécal Fig. 0. Estructuras: muds artoulados y rgidos {eg lamedas retcularee panos estén conctiidos bor bavas ericuladas entre Sh y para asequrar 5u Indetormabitdad tas mismas ddebon eontormar Wangules (Grb)'s fos nudes se rasusiven ‘como igidos, osu Equilibrio de las estructuras 41 Condiciones del equilibrio Las disposiciones constructivas en funoién estruce tural deben satistacer dos condiciones de equilibrio, y la'primera, como ya se dijo, corresponde al equi- librio entre las fuerzas externas que actian sobre Ja estructura en su conjunto 0 las que actan so- bre un elemento de la misma (equilibrio estatico), vale decir que la exigencia lo es tanto para el total como para partes de la estructura. La segunda con- dicién de equilibrio es la que se establece entre ios efectos de las fuerzas oxtomnas sobro la estructura, y la reaccién interna del material para neutralizarlos. ‘Como fuersas externas a la estructura —o elementos de fa misme—, se consideran aquellas cargas per- manentes 0 variables que ya han sido tratadas, y entre las cuales queda comprendido el peso propio, no obstante su origen como cualidad intima del ma- terial, porque lo que interesa son fos efectos que ‘sumados a las otras fuerzas puedan producir so- bre la estructura, En su conjunto, estas fuerzas externas tienen el ca- acter de activas en relacién con la estructura, y tienden a producirle alguno 0 ambos de los dos efectos fundamentales ya descriptos: el de traslacién y el de rotacién, Para neutralizar estos efectos posi- ies, puesto que las estructuras de edificios son fundamentalmente estaticas, la estructura debe dis- poner de vinculos (apoyos o nudos) que enlazan la o las plezas entre si hasta descanser finalmente sobre el terreno. A través de estos vinculos surgen las fuerzas de reaccién, 0 reactivas, para establecer el equilibrio necesario. El conjunto totel de fuerzas exlemnas —activas y reactivas— debe satisfacer cler- tas condiciones para establecer y asegurar a la es- tructura el equllibrio estético, que ademas debe ser esiable. El equilibrio estético dé un cuerpo puede ser esto- ble, indiferente © inestable, Las tres situaciones es- quematizadas los ejemplifican: un rodillo cilinérico apoyado sobre una superficie céncava, plana o convexa, representan posibilidades de equilibrio si consideramos Gnicamente el peso propio del rodi- lio, Veamos su comportamiento frente a una tigera accién lateral. En Fig. 51a el rodillo giraria, y al cesar el empuje retomaria a su posicion jinicial; en Fig. 51b se trasladaria lateralmente y edoptaria tuna posicién de equilibrio en el punto donde se en- cuentre al cesar el empuje, y en Fig. Sic se des- plazaria sin posibilidades de asumir una nueva po- sicién de equilibrio. Para las denominadas estructuras planas —por estar contenidas en el plano de las fuerzas que sobre ellas actuan, en principlo— se establecen las condi- ciones de equilibrio on relacién con dicho plano. Pero también deben estar er equilibrio en cusiquier otro plano, es decir que deben tener estabilidad espa- clal; on general esto se encara en un plano normal al principal, lo que 9 efecta en una etapa posterior. En cambio las estructuras denominadas espacia- les se caracterizan por fa resolucién integral de este problema. Las situaciones que se consideraran corresponden a las del primer grupo. 42 Condiciones de equilibrio de una viga De acuerdo con las caracteriticas mecanicas de los apayos considerados, una viga con dos epoyos mo- viles (Fig. 39a), quedaria en libertad para despla- zaree leteralmente: es la solucién estructural de un ‘agon ferraviaro, Puesto que en la conetruccién de edificios la estructura tiene que ser estatico-estable, se hace necesario, por lo menos, que un apoyo sea movil y el otro articulado o fijo. Fig. 51. Equilrios Ejempliteasion det equ (@) establo: (0) Indteron (@)Inesiabie. 49 50 Foto 8 Fig. 82 Modelo de una viga de un Esqueme eréfice de la viga tramo, sometida a una carga del modelo precedente (a) Tnolinads, con un apoyo masll gon su poligona de Tas, mm A'y und eriouacion en 8. uerzea (b) y una varants ae fuerzas aplicadas mediante de fa graficacn para facitar fos piclines permiten que Su salucién por et metodo de através do sus tazas Tos momentos do Tao tuorzs. fo dolore det modelo —oarga vertical ( proviamente equiibrade ‘mediante. municiones™ Galocadae en Toe “tarrite"). La viga esquematizada (Fig. 52a) responde a esa ‘condicién: el vinculo en A se establece como apoyo mévil, y el vinculo en B como apoyo articulado 9 fij. Se Indica actuando una fuerza inclinada R, la que podria ser resultante de otras fuerzas. La foto 8 presenta el modelo de la viga considera. da: mediante piolines se le ha eplicado la fuerza R, y para mantenerla en equilibrio se apiicaron las fuerzas de reacciones. En ol apoyo A, la reaccién Ru tiene su recta de accién de traza vertical, y como las tres {uerzas deben ser concurrentes, la traza de la reacclén Ra en ol otro apoyo B debe pasar por este punto y el punto ( de interseccién entre las, dos fuerzas anteriores. Estas reacciones de apoyo Tu y Ro son fuerzas que tienen las mismas rectas Be aocién, magnitudes y sentidos contrarios que lag tuerzas componentes de Ia fuerza R si se des- compone a esia de manera que sus rectas de ac- cién pasen por los apoyos. Sus valores a escala gratica de tuerzas se determinan por el poligono de las tuerzas (Fig. 62D) Para obtener estos resultados analiticamente, se pro- cede a aplicar momentos de las tuerzas. Para facili- ter el procedimiento se descomponen Ias tuerzas inclinadas en sus componentes horizontales y verti- cales, en este caso a R y Rs. El esquema (Fig. 52) presenta a la viga con el total de tuerzas exter- has —activas y reactivas~ de conformidad con lo anterior. 43 Ecuaciones de equilibrio Para que nuestra pieza, viga en este caso concreto, hho experimente ninguno de los efectos posibles, traslaciones y rolaciones en el plano por efecto elas cargas actuantes, y en consecuencia para que tenga asegurado un equilibrio estitico-estable, se have necesario que 1) La suma de fuerzas 0 sus componentes horizon~ tales debe ser nula, 0 lo que es lo mismo, que no tenga resultante horizontal, vale decir que no se pro- ducira una traslacién horizontal 2) La suma de fuerzas 0 sus componentes verticales debe ser nula 0, lo que es 10 mismo, que no tenga resultante vertical, vale decir que no se producité una trasiacién vertical. 2) La suma de los momentos de todas las tuerzas © de sus componentes horizontales y verticales con respecto a cualquier punto dol plano de las mismas, debe ser nla; vale decir, que no se producirin ro- taciones en ningén sentido. Las dos primeras condiciones explican a conve- niencia de trabajar con las componentes horizonta- les y verticales de las fuerzas: es una forma de organizar las operaciones con las fuerzas desdo- blando el problema en situaciones parciales pero en funcién de dos direcciones fundamentales: la vertical, impuesta por imperio de la ley de la gra- vyedad, 'y la horizontal, por ser normal 2 aquella y corresponder @ la posicién espacial de importan- tes elementos constructivos. En el esquema (Fig, 620) se tienen las fuerzas: Hy P (ecciones); Vs= Ri 28 la reaccién vertical correspondiente al apoyo mévil, y Hs y Va son las componentes horizontal y vertical de la reaccién del apoyo articulado B, Lag fuerzas se consideran actuando sobre el eje de la viga. De acuerdo con la primera condicién: 2H=0, y adoptando 1a ley de signo positive hacia ta dere- cha y negative el contrario, debe cumplirse: 1) + SH=H-Hp De acuerdo con la segunda condicién: 2V=0, y adoptando 1a ley de signo positivo hacia arriba y negativo el contratio, debe cumplirse: 2) + 3V=Vi-P+Ve=0 De acuerdo con la tefcera condicién: 3M=0 con respecto a cualquier punto del plano, y adoptando Ja ley de signos positives pera los giros coinciden- tes con el de las agujas del reloj y negativos en pontratio, y tomando momentos de las fuerzas con Fespecto a un punto cualquiera 0', debe cumplirse 9) ° 2M =—Heb+ He-h-Varat 4Pip—Varb El cumplimionto de estas tres condiciones asegura a toda estructura e} equilibrio estatico-estable on ol plano de la misma. Si conociéramos los valores de fas fuorzas, plantear estas ecuaciones de equilibrio seria un problema de veriticacién. € problema no ge plantea asi: se parte de la exigencia de este equi- Horo, que se resuelve proveyendo los vinculos ne- cesarios, y S@ ullizan las ecuaciones para calcular fos valores de las reacciones (0 sus componentes) que son desconocides y que interesan determinar para conocer todas las fuerzas externas a la estruc- fure —actives y reactivas— en funcién de las cuales cel material a su vez deberd generar reacciones in- temas para establecer el segundo equilibrio (resis- tente). Ademés, la fuerza de reaccién de un vinculo es la fuorza externa a la que queda sometida la pieza que proporciona, como en este cago, el apoyo. De ‘la primera ecuacién podemos establecer que ¥h=H, con lo que determinamos el valor de la componente horizontal de la readcién en B. Si el re- sultado hubiese sido H»=—H (al haber planteado ‘que H+ H»~=0}, el signo negativo indica que inl- cciaimente {ue mal adoptado el sentido de Hs, puesto que es imposible la igualdad de fuerzas con si ‘nos contrarios. De la segunda ecuacién no podemos determinar riingin valor, por cuanto se tienen dos incégni- tas: Va y Ve En cuanto a la tercera ecuacién, tal como esta plan- teada ‘al tomar momentos con respecto a un punto elegido arbitrariamente, tampoco nos permite obte~ ner ningun valor: se tienen dos incdgnitas (Vs y Vs) ‘ya que Hs la consideramos conocida por la primera ecuacién (Hs = H). Puesto que el centro de momentos es elegido arbi- trariamente, puede ser ubicado de manera de elimi- naar alguna incégnita —como se indicé al tratar mo- mentos de las fuerzas— de modo que su brazo sea nulo. Podriamos tomar momentos con respecto a B como centro y se tendria: + Ma = Val—PI/ © yde aqui: + Ves PYE/ Con este valor de Va, puede volverse a la segun- da ecuacién + EVSVi-PH Ves roomplazando V. = P/s y despojando: * 7 + Vea? fa Con este ciltimo valor tenemos calculadas as inten- sidades y verificados los sentidos de las fuerzas ‘ode sus componentes, y. por las caracteristicas de Jos apoyos que precisan los puntos de aplicacién odriamos también determinar analiticamente: las Tectas de accién. Si bien los resultados podrian haberse anticipado por la simplicidad de ta situa- cién planteada, 10 que interesa es la validez del rocedimiento para cualquier otra situacién aparen- tomente més compleja, ia. 53 Una estructura compuesta (a) ‘es considered como una Unidad (2) para plentoar ol ‘equiiore da! conjunto. como fsimismo ol ee aie pares (). Al adoptar un apoyo mévil y otto articulado se decidieron los vinculos indispensables para inmo- vilizar una pieza. En efecto, si !a misma puede te- ner tres posibles movimientos —dos de traslacion ¥ uno de giro—, el. apoyo movil, que restringe uno, y 1a articulacién que réstringe dos, son los vinculos suficientes. Cuando se tenfan dos méviles quedaba Ia posibili- dad de un movimiento. Si como respuesta a otras circunstancias se decidieron dos articulaciones, 1a determinacién de las reacciones no es posible con al procedimiento que se ha des El primer caso —dos apoyos méviles— que ofrece un ‘equilibrio Inditerente, es denominado “hipostdtico”; el segundo caso —un apoyo mévil y otro articulado— que ofrece un equilibrio estético-estable, se denomi- 1a “isostético” y el tercer caso ~dos artjculaciones— ue ofrece un equilibrio con exceso de limitaciones or parte de los vinculos, es denominado “hiperes- tdtico”. En este ditimo grupo se incluiria también Ja viga con dos empotramientos en sus extremos, puesto que con uno solo se cumpliria con las exi- gencias estéticas. También la viga de un tramo con lun apoyo mévil o simple y e! otro empotrado es un caso hiperestatico. 44 Equilibrio interno de una estructura La estructura esquematizada (Fig. 53 a), compuesta de varias barras vinculadas entre si, puede ser con- siderada como un solo elemento con los vinculos Ay Ba travee de los cuales so producen las reac. ciones equilibrantes del conjunto, para lo que se ha 81 532 Fla, 5, Mi on wlaico considerado @ R como Ia resultante de todas las Lorneceien os Seas fuerzas activas, y Re y Ro las reactivas (Fig. 59), ‘atce Cuando se manifiesta que la estructura debe estat fen equilibrio, esto se cumple con las condiciones esquematizadas, pero también se establece la‘ne- cesidad de ese equilibrio para cualquier elemento estructural integrante del conjunto: si se corte’ la Barra CD, los dos sectores principales do la estruc- tura se separan poniendo de manifiesto una situa- cién de desequilibrio, lo que a su vez indica que la barra seccionada esta sometida a la accién de, dos fuerzas externas @ ta misma: , y que para cum, plir la condicién de equilibrio deben ser de igual magnitud y sentidos contrarios (Fig. 53). 45 Barra con un empotramiento: viga en voladizo El ejemplo anterior (Fig. 52a) cortespondié @ una viga con dos apoyos: el esquema (Figs. 84 2, b) pre- senta la situacion de una viga en voladizo, es decir tuna viga empotrada por uno de sus extremos en un muro, pilar 0 columna. Este Gnico vinculo es sufi- ‘ciente para inmovilizar a la viga impidiéndole cual- quier traslacién 0 rotacién. prcion at [Al tratar ef apoyo empotrado se doterminé que en tmportento de ea vga en fl mismo se generan reacciones de fuerzas y mo- Yolasza (ey sus esquomas menos de fuerzas. Pero la interpretacion del em- itltlons, aradoe sabe potramiento en E puede hacerse reemplazando la tstomes Go foeroas entre masa del material que rodea a ese extremo de la viga BLS ES . : por dos apoyos simples A y B distantes entre si por la medida z (Fig. 58 a). Como puede apreciarse, el esquema corresponde al de una palanca de primer grado; las vigas son distintos tipos do palances pero sin posibilidades de giros, La viga en voladizo produce sobre el muro ln efecto de palanca -El esquema adoptado asegura el equilibrio estatioo- estable, La determinacién de las reacciones desco- nocidas Fa y Rr se hard sobre la base de las ecua~ ciones ya descriptas, No corresponds aplicar la primera ecuaclén, puss ol sistema de fuerzas no cuenta con fuerzas hori- zontales. La segunda ecuacién 3V + 2VE—P4+R—Ry ecuacién eon dos incégnitas, por lo que pasamos permite establecer: La tevoera ecuacién: 2M=0. Para lo cual tomamos momentos con respecto a B: + 2Me=-P(lt 2) +Rez= Pea ona) ple Y si tomamos momentos con respecto a A: + Mis —P + Re-z .Festando la reaccién Rs a la Ra, se tiene: PL + + Rio Re gi 9 sea que: + R= RetP fo que indica que la diferencia entre las reacciones Huy Be e8 igual a la fuerza activa P, Los esquemas estéticos que acompafian a la pers pectiva expresan lo siguiente: (Fig. 95) —La carga P y las reacgiones Ra y Re son representadas proporcionalmente @, los valores deducides anteriormente. (Fig. 55 0) —Se mantiene ta representacién propor- cional entre las fuerzas (Re=Pl/2) y se ha representado Re=Ro-+P. De acuer- do con esto titimo, podemes interpre- tar. el comportamiento del empotra- rmisnto segiin el supuesto de la colo- cacién de los rodillos: por una parte las dos reacciones Rx (la del rodillo fen B y [a parte correspondiente en A) ‘constituyen una cupla cuyo valor es el dol momento de empotramionto; y, por otra parte, la fuerza P (resto dela reac- cién en A) es la reaccién vertical del empotramiento. (Fig. 55 d) — En este esquema se mantienen las fuer- zas pero con sentidos contrarios, lo que no modifica la situacién estatico- stable de la viga; en este caso corres- ponde @ una viga de un tramo.y dos apoyos: Rs como fuerza activa y P (en el extremo izqulerdo) y Ro (en el extremo derecho) como las fuerzas reactives. Lo planteado anteriormente se clatitica imaginando lag situaciones mas genersles: cuando z pasa a ser una medida mayor, como seria cuando alcanza a l/2. Esto nos lleva a la importante conclusién de que solamente se da un caso de viga, situacién similar a las palancas en las que las vatiaciones se dan segin as. ubieaciones telativas del apoyo, 1a potencia y la resistencia. 54 Esfuerzos de seccion 46 Tipos de estuerzos El isafo de los elementos constructivos de una es- fructura plantea la necesidad de conocer los efoc- tos que les provocan las fuerzas externas actuantos sobre la misma, y sera en funcion del tipo y la in- tensidad de esos efectos que podré decidirse la conveniencia del uso de delerminado material, asi como disponer formaimente su distribucion con cr terio racional y funcional. Estos efectos —que fundamentalmente son los es- fuerzos de traccién, compresin, corte, flexién— 62 producen separadamente o bien combinados entre si. Sus valores en cuanto a intensidades podran ser constantes o variables, segin la seccién que se considere a cargo da la pieza estructural, y tem- bién variables para una misma seccién, segin el tipo de esfuerzo de que se trate, Las secciones a que se hace referencia son aque- lias que se definieron come la figura plana de la pieza, que resulta de a interseccion de un plano normal al eje longitudinal de Ia misma. Las seccio- hes, en general, tienen dos ejes caracterizados: el vertical, contenido en el plano de simetria —al que ya se ha designado plano de las fuerzas— y el eje horizontal, necesarlamente normal a aquel. 47 Esfuerzos normales de traccién De acuerdo con el esquema constructivo de una cubierta (Fig. $6 a), consideramos que la correspon- diente carga P de la cumbrera, al actuar sobre los pares —las barras I y II— se descompone en sendas empujes E que actian sobre los apoyos Ay B que proporcionen tos pilares, Sobre ambos apoyos, di- chos empujes E pueden descomponerse @ su vez fen las componentes verticales Va y Vs, y horizon- tales Ha y Hn (Fig. 56 b). Estas dos tltimas componentes Hs y Hx actian ex- ternamente sobre los extremos de la barra Ill y de- beran ser fuerzas colineales, de igual magnitud y sentidos contrarios, para asogurar el equilibrio osté- fico de la barra, puesto que de lo contrario la barra se trasladaria en la direccién de la fuerza presunta- mente mayor. Si se considera una seccién man de la barra (Fig. 56 c) imagindndola incluso como una junta que la divide, para que siga manteniéndose el equi- librio seré necesario que sobre ambas caras de la junta actéen las mismas fuerzas Hi y Hs (se ha sue puesto que no intervienen otras cargas, excluyendo or ello el peso propio de la barra horizontal) Si fa seccién fuese otra, la n-n, fa sitvacién es la misma, lag fuerzas se “trasladan” sobre su comdn recta de accién y restablecen e! equilibrio. Sobre dichas secciones, las fuerzas externas actian normalmente y tienden a separar las supuestas dos partes de la barra, es decir que le pravocan esfuer zos de tracciin, por lo que a estos efectos de las fuerzas extemas se los denomina esfueros nor- males de traccién, y se los identifica con Ja tetra mayascula N. La expresion grética de estos estuerzos de seccién se realiza como sigue (Fig. 56 d): sobre el je do ta pieza o linea auxiliar paralela a aquel, se rebate normalmente la fuerza Hs (a una escala grafica a adoptar) a partir de un extremo, generalmente de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba. En el ejemplo de nuestro tensor, este valor se mantione constante al no intervenir otra fuerza normal que se le sume o reste —segin su sentido-, y se cierra en el otro extremo. con Hs. Si Hs so ha tomado con sentido hacia arriba, Hs, de sentido contrario, se tomaré hacia abajo. Para cualquier punto, seccién nen, por ejemplo, el vector cortespondiente en el diagrama de N indicsré a escala grafica el valor del esfuerzo normal de traccién.. 48 Esfuerzos normales de compresién Para el caso de un pilar, si no consideramos el peso propio del mismo y si actuase una sola carga P, tendrlamos una situacién similar a la anterior, y una represontacién similar con P= N, pero de signo no- gativo por tratarse de compresién (Fig. 57 a, b). Pero si'se toma en cuenta el peso propio, a esta ‘carga —que arranca con valor nulo arriba y llega acu maximo G en la bace~ le correspondera. un diagrama variable y, en definitva, la suma algebraica de ambos nos dara el diagrama de los esfuerzos de seccion de compresion del pllar (Fig. 37 b, c, ¢) En el caso esquematizado en Fig. 58a, un pilar re- cibe las cargas P. y P., correspondientes a dos ni voles, y so consideran’ fos pesos propios G: y Gs, que podrian ser de distitos valores. Como en el caso anterior se procede desdoblendo el esquema do os esfuerzos en dos diagramas: uno para cargas tiles det pilar, otro para et peso propio, y ol dia Fig, 58, Esiverzos normales fd waccion (8) Emirvetura tanguler de ura ber fa] _con ol juego Ge tas Wuorzes que afoctan ‘due partes (0) ) que permitea Eonsiderar ios ostverzox fotmales de taccton (8) Ge eu toncor, grama final estara dado por ta suma de ambos Fig. 58 b, 0,0). Cuando se consideran tensores 0 pilares, general- mente no se recurre a la representacién de los es- fuerzos de seccién normeles N+ 0 N— (do traccién Y compresién, respectivamente), los que por ser re- batimientos de fuerzas con respecio a las secciones que 82 consideran se prestan a contusiones. Pero la forma indigada de considerar los osfuerzos de sec- cién y su representacién gréfica, és fundamental para ol analisis de secciones sometidas no a estos es fuerzos basicos o simples —compresion o traccién— sino cuando experimentan esfuerzos como los que se presentan con la flexién. 49 Esfuerzos de corte y momentos flectores EE Los esfuerzos afunciados son los quo corriente- mente se presentan en las viges por efectos de les cargas que actian sobte las mismas. Para su con- sideracion utilizaremos un modelo representative de una viga en voladizo, caso que ya ha sido antici- pado para ejemplificar momentos de fuerzas y tam- bién al considerar el comportamiento de su Gnico vinculo, el designado rigido 0 de empotramiento, Fig, 87. Estuerzos normales de compresion (Ni) Estoorzee normales do cmpresion (N=) en Un pila Fig. 58. Esfuor20s normalos ‘0 compresion (N) Estuerzos rormmales de fcomyyesién (W-) en un fue feclbo carga de doe plantas. BIBLIOTECA 2 Dr. “Egidio Feruglio” En el modelo se ha practicado una junta del tramo (verdaderamente un seccionamiento) de manera que . queda dividido en dos’sectores, el de 1a izquierda con la carga en su extremo, y el de la derecha con el empotramiento en el otro extremo (Foto 8). Por la accién de la carga P, el sector de la izquierda tlende a desplazarse hacia abajo y a girar alrede- Gor del centro de la junta: tales efectos son los de ta flesién, los que por otra parte son del mismo tipo que los que se manifiestan en la secciin de empo- tramiento, aunque no del mismo valor. Esto quiere signiticar que en la situacién de a viga seccionada, al sector deracho viene a propo tramiento” al sector izquierdo. En.una viga real estos efectos se manitiestan inte- gralmente. Nuestro modelo posibilita su considera: cién separadamente: neutralizar ¢! efecto de des- Plazamianto vertical provocado por la fuerza Py: neutralizar el giro que provoca el momento de la fuerza con respecto a esa seccién: P.3m. Con este propésito se aplica una fuerze Q=P en el plano de la junta de igual valor y sentido contrario 2 ta carga exterior y una cupla Cm = "Tm normal a la jun- ta, y cuyo valor tiene que ser igual al momento de ia fuerza exterior y de sentido contrario. Para aplicar estas tuerzas —Ia vertical y las dos compo- nentes de la cupla— se-utilizan pesas que tiran de Piolines ubicados direccionalmente por poleas (pe- ‘quefios rulemanes). En el modelo utilizado, los efectos que provoca el eso propio —aplicado en el centro de gravedad del sector izquierdo— son naturaimente del mismo tipo —desplazamiento y gito— pero son contrarres- tados por cargas variables (municiones) que se apli- can a los “tachitos” de contrapeso, De este modo puede trabajarse con cargas netas y determiner ex- Perimentalmente sus efecios sin que intervenga el eso propio del modelo, En el caso de la fotografia (Foto 9) la carga P= 100g, Por lo que Q= 100g, ef momento de la fuerza P.3m (en la que m es un médulo de 10cm) es contrarres- tado por el momento de la cupla: Cm = Tm. Como los brazos estén en relacién 3:1, las fuerzas lo estaran en relacién inversa, es decir que las com. Ponentes de la cupla sera tres veces mayores que la fuerza P. sos estuerzos on cuanto a sus valores son los pro- duets por le fuerza P en ralecion con esa junta, pero de sentidos contrarios. El modelo nos propor- Gone reacclones ara: poder rostabiscer al ecel Brio, En le secuencia fotogratica se obeerva como te desequlibra la pieze y so produce ol dosplaza. mento vertical dlaminur la reaccion Q, ¥ se acu. 2.un giro al-Gisminul alguna do las conponentes ae la cupla devreaccisn (claro quo en esto caso se tendovia'a product edomée un desplavamionto hors zontal, que apenas se insinia por etecto del foza. min del modelo, y slompre que ecas variaciones do la roacclones sean poquafae (Fotos 40/11), Si imiaginamos ahora una seccién n-n (Fig. 59 a) proxima a la seccién que contiene a la fuerza P, se tendria que el giro sera producido por un momento de la fuerza de valor P- x que tiends a disminuir cuando su brazo tiende a cero, lo que ocurre a me- dida que la seccion considerada se aproxima més a fa de la carga. En cambio el desplazamiento ver- Fotos 9/11, Estuerzos 4 ‘99 Voladizo con un corte prasticado a tes quintas partes de eu extromo libre fn el que se aplica una carga Para costaniecer ef equiio, abla ae par seclnada fn ls peslcion original) debon foliearoo on dicha seccion fae fuerzas indicadas. Sas tuerzas ro guardan las Felacionos apropiadas. podrén roduclce desplazamientes, Vortieaiee (Pola 9010 ites ate 11) ig, 58, Viga en voladize libre (@)y sus correspandlentos bajo carga eoncentiada iagramas. de ‘estueraos Eequoma estatico de una visa de torte (6) y momentos Hectres (M) én {0} ¥ (0) respactvamente fen voladizo bajo una carga oncontrada en su extrema Mee tical sigue sierido provocado por la fuerza tnica P y Se requorira siempre equilibrario por Q. De acuerdo con las demostraciones precedents, se tiene que el efecto de giro va tomando valores recientes de acuérdo con el brazo x, puesto que a carga es constante, Estos efectos de giro, que por tender a flexar a la pieza son designados momentos flectores, se identifican por la letra mayiscula M. Seran nulos sobre el punto de apticacién de la fuer- za, puesto que x= 0 y maximo para x= (Fig. 59 c). En cuanto al efecto de dosplazamiento vertical, pue- de observarse que cuando estan muy proximas las secciones que contienen a la reaccién Q de la sec- cion que contiene a P, tendriamos Ja situacién de dos eecciones paralelas bajo la accién de sendas fuerzas que tienden a desplazerlas en sentidos con- trarios y en planos transversales al eje longitudinal do la viga, ¢s decir que tienden a “cortarlas”, por lo que a este efecto se lo designa como esfuerzo de corte, que se identifica con la letra mayiscula Q. Los estuerzos de corte se represenian gréficamente (Fig. 59 b) sobre-una linea paraleta al oje de la viga, ¥ a partir de la misma se toman las fuerzas con sus sentides y a escala gritica, de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba, de modo general. En este caso el diagrama es de un valor constante, 10 que se comprueba considerando cualquier otra seccién @ lo largo de Ja luz: en todas, la teaocién vertical es la misma, por lo que se define al esfuerzo de corte de una seccién cualaulera de la viga cémo la sume lgebraica de todas las fuerzas externas que normalmente al oje de ta misma estén ubicades a un lado de la secoién, que cominmente se toma a la izquierda, Et adoptar el lado izqulerdo se hizo para ser con- secuente con las esquomatizaciones consideradas. En ciertos casos el tomar desde la derecha permite simplificar el calculo de los estuerzos de seccion, y sus valores seran iguales a los que cortesponden al tomarios desde la izquierda, pero de signos con- trarios, de modo que la suma deré un resultado nulo: obviamente no puede ser de otra manera, puesto que deben cumplirse las condiciones de equilibrio entre tas partes de la estructura, 50 Esfuerzos de seccién de una viga en voladizo bajo carga concentrada e inclinada Si la viga del ejemplo anterior estuviese sometida 2 una Unica fuerza activa S, para poder establecer los estuerzos de seccion N y M —que son normales a la misma— y de corte Q —tangenciales— se pro- cede a operar con las Componentes horizontal y vertical de 1a fuerza para este caso de viga de ele horizontal (Fig. 60 a, b,c). Si el eje fuera inclinado, se tomarian las componentes normal y coincidente con el mismo. La pieza sometida a la accién de la coniponente’ horizontal Hse comporta como el tensor ya anall- zado: provocara una reacclén Ru en el empotra- miento, la que sera una fuerza colineal, de igual magnitud y sentido contrario a H. En cuanto a la componente vertical V plantea una situacién simi- lar al caso Inmediatamente anterior. Pard una seccién cualquiera (o-n), @ una distancia tomada arbitrariamente desde el exiremo libre, se tiene ef esfuerzo normal N=H; el esfuerzo de corte Vy el momento flector M=V-x. Una viga, © pieza en general, sometida a estos tres esiuerzos. de secci6n, esté trabajando a la flexo-traccién, que se designa en general flexién compuesta, para dife- renciar de la flexién cimple, en la que la pleza esta sometida a esfuerzos de corie Q y momento flec- tor M (Fig. 60,4,¢, f) La situacién de la viga en voladizo bajo la accién de aquella tnica carga inclinada se ejemplitica ex- Perimentaimente con nuestro modelo: la inclinacion dada a la fuerza $ la convierte geométricamente en la hipotenusa de un tridngulo recténgulo cuyos: lados estén en la relacién 3:4: 5, por lo que el cateto menor —componente horizontal de la tuerza— resulta Su=0,6 §, y el cateto mayor —componente vertical— resulta $= 0,85, es decir son descom- posiciones segin direcciones previstas que nos fa- cilitan tas lecturas de las reacciones en la junta: +Q=088 y N=06s y + Tem=C-m=08S-2,5m 0 sea que: + T=C=2s La secuencia fotogritica presenta las situaciones: de desequilibrio cuando se alteran —disminuyondo en este ejemplo los valores de las fuerzas de reac- cién de la junta considerada (Fotos 12/18). st Esfuerzos de seccién de una viga en voladizo bajo carga uniformemente distribuida. Si la viga empotrada en un extremo esté sometida ‘@ cargas uniformemente distribuides, segdn el es- 87 fa exberoncia ve aptica al modelo anterlormente, corrasios (Fotos 13, 14 y 18) Fig. 60. Viga en voteaizo bao carga oblicua Groquis de una vioe tn volacize con ‘une carga Inclnaga actuando sobre ‘0 extrem bre (2). Esquemas fetatlcos () yc) y sus on (do ®® ® © © quema (Fig. 61a), se procede a considerar una Secclén arpitraria ubiceda a la distancia x del ex: tremo libre. El estuerzo de corte Qs seré le suma de les car- gas verticales situadas_a la izquierda de la seocién: Gra -x (Kg/m-m= Kg). La expresion q:x es la ecuacién de una recta, por fo que bastaré consi- Gerar los valores extremos para x=0 y x=I que pos dan Q=0 y Q=a-l respectivamente, Con estos valofes extremos se procede a representar fl diagrama de los esfuerzos de corte (Fig. 61 b). £1 momento tlector M. seré la suma de los momen- fos de las fuerzas situades @ la izquierda de la sac- Sion: Mew qx'x/2= qx'/2(Kg/m mm = Kem). La exprosi6n qx’/2 es la ecuacién de una parabola. Para su trazado grafico se puede proceder tomando ‘momentos para valores variables de xy llevando los correspondiente valores de esos momentos @ es- ala gréfica a partir do la linea de referencia; ia unién de los extremos libres de estos valores gré- ficos de los momentos permitiré trazar_ aproxima- damente la parabola, con mayor precision cuanto mayor sea la cantidad de secoiones calculadas (Fig. 61 c). Fig. 61. Viga on voladizo __ecimiemo el métod arico bao carga uniformemente (para el tazado de este fdisributaa fimo estuerze de secclon Viga en voladizo bajo carga Uniformemente disiibulde (a) on cus dagramas do Ice etusrzee ce carte (Q) ‘momentos flectores (8): Indien EI dibujo de la parabola resulta més simple —para un estado de carga como el del ejomplo— tra- zando la curva mediante el ptocedimiento gratico (Fig. 61.4): sobre la ordenada coincidente con el plano del empotramiento se indica a escala de mo- mentos el valor dol Marc, 0 $4 Mnus= al'/2. Eote segmento que representa a Ms momento del em- potramiento— y la abcisa ~eja o paralela al eje de ia viga— se dividen en un némero arbitrario de par- fas iguales; los puntos 1, 2, 3... son unidos ‘por lineas auxiliares en este Srden: 1; 22 3.3... La curva limite det diagrama, la parabola, se’ traza sobre la base de que es tangente a los puntos mo- dios de las lineas auxiliares limitadas por las inter- secciones entre 52 Esfuerzos de seccién de una viga de un tramo simplemente apoyada y bajo carga concentrada Las consideraciones precedentes rigen para la de- terminacién de los esluerzos de seccién de este tipo de viga; después de todo, segin se atirms an- ‘ero, todos los casos do vigas pueden red cirse @ uno solo, Correspondionte a la solucion estructural de un te- cho sobre la bese de piezes que descansan unas sobre olras (Fig. 62 a,b) consideramos la viga de un tramo simplemente apoyada en A y B bajo la accién de la carga dnica P ~despreciaremos ol peso propio~. sistema total de fuerzas externas a la Viga se completara con las reacciones Bs y Ro. El conjunto do fuorzas extemas R., Py Rs serd el ‘que provocara los distintos efectos designados como esiuerzos de seccién. En ol caso planteado, obviamente Rs = Re=P/2 por fratarse de una situacién de simetria. De manera general para otras. siluaciones, podriamos tomar Momentos. de las fuerzas eligiendo un centro que elimine alguna ineégnita, asi por ejemplo: + Me= Ru I-P 0 y despejando Pu_P ae relacién que ya habiamos anticipado. Re Los esfuerzos de corte se representan siguiendo e! ordenamiento aconsejado y fa convencién de sig- nos: sobre el extremo izquierdo se representa, a le escala grafica elegida, el valor de la fuerza de reac- cin Rs; este valor se mantiene constante hasta llegar a'P, de valor doble y sentido contrario, por Jo que el diagrama continda constante por debajo de |e linea de referencia hasta llegar al extremo derecho donde se suma algebraicamente el valor de la reaccion Re (Fig. 62). Si elegimos una seccién ubicada a la distancia x del apoyo en A, o! momento flector en esa seccidn seré M.=R.-x, 9 signo positive segdn convencién, y como expresién es una ecuacién lineal sobre la base de} producto entre la nica fuerza ubioada a la iz- Quierda de dicha seccién y la distancia entre esta la fuorza. Esta situacion considerada a la distan- ‘la V/2 tlene por oxpresion Moo =Ral/2, 0 s2a que el increment lineal responde a fa variablo dada por el brazo, Inmediatamente después, supongamos'a la 59

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