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LUCAS BOXACA LUCIANO LUTEREAU INTRODUCCION - A LA = CLINICA PSICOANALITICA ASOCIACION LIBRE — INTERPRETACION TRANSFERENCIA ~ SINTOMA - DUELO Livia SERIES CLINICAS /3 COLECCION Series Clinicas Directores: Lucas Boxaca y Marceto Mazzuca Lucas Boxaca _ Luciano Lutereau INTRODUCCION ALA CLINICA PSICOANALITICA Asociacion libre | Interpretacion Transferencia | Sintoma | Duelo Leta Boxaca, Lucas ; Lutereau, Luciano Introduccida a la clinica psicoanalitica : Asociacién libre, Interpretacion, Transferencia, Sintoma, Duelo ~ }ted, - Buenos Aires ; Letra Viva, 2013, 99 p.323 x16 em, ISBN 978-950-649-420-0 1. Psicoandlisis. f. Titulo CDD 150,195 © 2013, Letra Viva, Libreria y Editorial Ay. Coronel Diaz 1837, (1425) C. A. de Buenos Aires, Argentina -Matt: info@imagoagenda.com / WEB PAGE: www.imagoagenda.com Direccién editorial; Leanpro Sarcano Primera edicién: marzo de 2013 Impreso en Argentina — Printed in Argentina Queda hecho el depésito que marca la Ley 11.723 Prohibida la reproduccién total o parctal de ests obra bajo cualquier método, incluidos la reprogtafia, 1a fotocopia y el tratamiento digital, sin Ja previa y expresa autorizacién por escrito de los titulares del copyright. Indice Prélogo, Gabriel Lombardi . . . . Tntroduccién. (Qué es la clinica psicoanalitica? . La regla fundamental y el decir analizante . El comienzo de un tratamiento analitice . Condiciones de la regia fundamental . . Asociacién libre, sintoma y transferencia . La interpretacion: “entre” cita y enigma . Dos condiciones de la interpretacién . . ElcasoJuana. . 6 6 ee et ee El sujeto de lainterpretacién. . . . . Interpretacién y actingout. . 2... Transferencia y restos transferenciales. . . . La concepcién freudiana: transferencia y resistencia. La elaboracién facaniana: de la relacién dual a un elemento tercero . we Restos transferenciales . . . Losusosdelsintoma .......-. De la ego-sintonfa a la extra-territorialidad Del sfntoma analizable al sintoma analitico . éDel sfntoma analitico al sintoma analizado? Las transformaciones del sintoma en la cura. 11 21 223 +27 .30 37 139 +42 44 47 51 53 56 60 67 69 73 80 +82 El acto del duelo, el duelo como acto Teoria del duelo . Del duelo al acto fo Elacto delduelo. . 2. . - Conclusiones: introduccién a la clinica psicoanalitica . 85 87 90 92 97 Prdlogo Una de las virtudes de esta introduccién a la clinica psicoanalitica es su fuerza performativa. No describe la clinica psicoanalitica desde el exilio universitario, sino que la despliega en el ejercicio mismo de su explica- cién. Tensa lo que se dice hasta hacerlo decir. Habla de una practica al mismo tiempo que la practica. No objetiva al ser hablante, le hace lugar, y con él, el clinico se hace lugar. Sus autores, todavia jovenes pero ya experimentados, no se tientan con el cognitivismo involuntario de los que ya saben, ese saber que retira al sujeto para volverlo objeto de conocimiento. Ensayan la ensefianza de Freud en sus textos, la de Lacan en su seminario, y lo hacen desde una posicién de analizante que les permite saber no saber, preguntar, volver a los maestros para revisar lo que han dicho, y actualizarlo. La clinica psicoanalitica era para Lacan interrogar todo lo que Freud ha dicho, e interrogar al analista, ponerlo en el banquillo, incitarlo a que dé sus Tazones, que confiese sus interpretaciones, sus maniobras, el juicio intimo que se reserva en el ejercicio de su acto, y que registre de algin modo la respuesta del analizante a su intervencién, que extraiga algunas conse- cuencias dichas o ldgicas que den razén u orientacion a su practica. Es el espiritu que encontramos en esta introduccién que proponen Lucas Boxaca y Luciano Lutereau. Su lectura es util, es placentera, y justo cuando por ser placentera podria resultar aburrida, sorprende. Encontré en ella la sorpresa trivial del recuerdo, que permite revivir parcialmente algo ya sabido, pero también la sorpresa de esa verdadera novedad que es la repetici6n, el reencuentro de algo ya experimentado, pero no todavia articulado ni analfticamente disuelto, La aprehensién propiamente clinica de los autores se apoya en el arte de Jas distinciones, que aplican a los conceptos, a los procedimientos, ala INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau lectura, a la elaboracidn del caso cl{nico, Lo que se dice en un anilisis es interrogado discerniendo lo dicho del acto de decirlo. La pregunta quién dice les permite distinguir las diferentes posiciones y responsabilidades que toman analizante y analista en cada momento de la cura. El texto hace presente la regla fundamental destacando lo que ella implica de actividad del analista, pero sin dejar al analizante como mero paciente, en la mera obediencia irresponsable de una regla impuesta por otro. Es incitante la posiciédn de enunciacidn de los autores en el sostén de algunas tesis controversiales que permiten dar vida, en cada uno de los capitulos, a las paradojas que impone la clinica. En uno de ellés explican que la regla fundamental del psicoandlisis promueve la asociacion libre para detectar las determinaciones ya jugadas, que limitan su cumplimiento. Esa determinacion, esa estructura, son sin embargo la condicién del ejercicio de la escasa y enorme libertad que resta, porque alli reside la responsabilidad con que el ser hablante se hace digno de su posicién de ser electivo. La clinica psicoanalftica no sélo es lo imposible de soportar ~predeterminacién estructural-, es también lo imposible a soportar, imperativo ético, para habilitar el pase del dicho que mortifica al decir que vitaliza, ocasién de una dicha nueva, a situar en ese margen de libertad y realizacién posible que resta entre el placer y la muerte -el margen del deseo-, En otro capitulo sefialan que la interpretacién analftica dice a medias, en la cita, en el enigma, incluso entre ellos, lo que le permite escapar de las sujeciones y de las subordinaciones de la oracién. El profesor es alguien que termina sus frases, escribid Barthes lapidariamente. El analista en cambio deja un significante abierto sin cerrar gramatical- mente sus significaciones enigmaticas, cita una secuencia incompleta que extrae del contexto que cerraba su potencial de evocacién o invo- cacién, y tal vez mas de lo que él mismo nota, acta como poate, poeta del destino de otro sujeto, flautista de un Rubicén que al mismo tiempo es intimo y es ajeno. El capitulo sobre la transferencia hace lugar precisamente a ese momento y esa dimensién de la experiencia analitica en que el sujeto se rebela contra la dominacién sugestiva, y revela su estructura afirmando su singularidad en la resistencia, en la negativa, y mas precisamente, en Ja negativa de la intersubjetividad, En la experiencia de la transferencia, él no es ya paciente ni objeto de conocimiento o de tratamiento por PROLOGO parte de otro sujeto, sino que él es el tinico sujeto en actividad en tanto tal. La ubicacién de ese momento es la clave de la renovacién freudiana ~ dela clinica, que abre de otro modo la praxis terapéutica a la dimensién ética. En lugar de hacer lo que el Otro le dice o espera de dl, repite, no asocia, no hace nada de lo esperado, y si hace algo, lo hace anulando lo que hace, como quien jura cruzando por detrds los dedos. Los autores explican de qué modo este obstaculo, concebide desde una perspectiva que es freudiana, deviene el motor de la cura. Eso los conduce al sintoma, la paradoja central de la clinica psicoa- nalitica, la del sujeto tomado en su desgarramiento somatico y moral, que es pasién y accién al mismo tiempo, sin transicién. El sintoma es la division subjetiva sin la mediacién de un pasaje de la pasion a la accién como en el juego, o de la accién a la pasién en el estilo femenino de algunos goces. Este curioso estado del ser, la divisién, admite uses diversos, y en esta Introduccién encontramos un discreto inventario: el uso narcisista, el metodoldgico, el de saber, el de goce, y el uso actual del s{ntoma. Suficiente para advertir que el sujéto que proponen no es efecto de la res cogitans arrojada en la extensién por Descartes, sino mds bien el ser que reacciona a esa operacion, el ser hablante devuelto a su suerte de res eligens. En el caso del s{ntoma, es la dignidad electiva del sujeto lo que esta en juego en su padecer y accionar contradictorio, Desde esta perspectiva puedo entender que Hamlet sea no degradado sino “elevado al caso clinico”, segtin una propuesta de nuestros autores sobre la que Northrop Frye o Harold Bloom dispararian severas diatribas. En su estilo, Boxaca y Lutereau se hacen cargo de ese real del que se ocupa ei psicoanalisis, el reus, el culpable del que el término “real” deriva etimoldégicamente ~ LAREGLA FUNDAMENTAL Y El. DECIR ANALIZANTE por eso mismo deberia ser dicho, no porque fuese “terrible”, “grotesco” o “angustiante” -el deseo del analista no es un deseo de angustiar-, sino porque el analista no puede condescender a la resistencia del yo. En todo caso, se trata de sustituir I nales efectos de liberacién y verdad. que produce-este ultimo. Por eso, esistencia yoica —que preserva de la : divisi6n subjetiva- por Jay resistencia intrinseca al decir, con'ld¢ 0CH8io- © en ultima instancia, sila regla fundamental es un imperativo, no es el imperativo perverso que apunta a la division subjetiva de la angustia (y que, por lo general, deja mudo al otro), sino que el imperativo de la gtica del psicoandlisis puede resumirse en la idea de que la travesfa del decir puede producir efectos sobre el el sfntoma ay, como tinica via_posible, no acepta excusas ni sucedaneos. “Un mods paradigmatico para ejemplificar la forma en que el analista hace cumplir la regla fundamental se encuentra en el historial de Hombre de fas ratas. Ala sesién siguiente de “a en que Freud le comuni- del capitan cruel: un castigo particularmente terrotifico que se aplicaba en Oriente... Entonces, el Hombre de las ratas se detiene y ruega se lo dispense de los detalles. La respuesta de Freud no se hace esperar tLe ascguro que yo mismo no tengo inclinacién alguna por la crueldad, por cierto que no me gusta martirizarlo, pero que naturalmente no puedo ,/regalarle nada sobre lo cual yo no posca poder de disposicién. Lo mismo i podia pedirme que le regalara dos cometas.” 3 ' Distintas inflexiones pueden destacarse de la forma en que Freud hace cumplir la regla fundamental en este momento: por un lado, es interesante cémo interviene poniendo en cuestién cualquier suposicién de goce en el Otro de la transferencia (a pesar de que su posterior refe- rencia al empalamiento demostrase que, quizd, crueldad no le faltara); por otro lado, y mas importante, Freud suscribe = que elanalista ano puede dispensar del cumplimiento de la reglay ya que es condicién de la practica analitica, del ‘dispositive como tal, independientemente de cada analista 12. Freud, S. (1909) A propésito de un casa de neurosis obsesiva (El hombre de las ratas) en Obras completas, Vol. X, Buenos Aires, Amorrortu, 1988, p. 127, 13. Ibid,, p. 133, 29 INTRODUCCIGN A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau particular. No obstante, por tiltimo, es atractivo el matiz final -casi un chiste, a partir de llevar la cuestién al absurdo- con que busca sostener el acto, He aqui un rasgo de Freud como analista en singular, de su propia posiciéti sti saber hacer con el dispositivo: ~ “ De este modo, ‘ésta breve secuencia del historial del Hombre de las ratas demuestra que el cumplimiento de la asociacién libre, en lo que al “} analista respecta, es un acto fundamental, que nada tiene que ver con una recepcion pasiva del discurso del analizante, y mucho menos con un incentivo a que se diga cualquier cosa o se tenga la pretension de decirlo todo, sino -como bien lo demuestra el acto de Freud- que se diga eso que preferiria no decirse, y cuyas consecuencias -por el 1 mero hecho de hablar- se quisieran evitar. La regla fundamental, entonces, denota el acto del analista de sostener el decir del analizante, un decir que tenga estatuto de acto e importe en lo real. ve a Asociaci6n libre, sintoma y transferencia Como hemos dicho en el primer apartado, la situacién inicial de un andlisis ha sido suficientemente subrayada por Lacan en su “Confe- rencia en Yale” (1975) de acuerdo con la presencia, en el consultante, de la demanda de “desembarazarse” de un sintorna. No es vano recor- darlo, en tanto que orienta la clinica psicoanalitica hacia aquello que le da razén de existencia: Ja de acoger una demanda hecha desde un real imposible de soportar. Sabernos, como luego desarrollaremos en el capi- tulo destinado al sintoma, que este ttimo no est ni por lejos definido por su expresion efectiva en una demanda que pueda considerarse “de verdad”. Es esperable inclusive que el padecimiento se encuentre apenas esbozado en la demanda inicial del andalisis. Sin embargo, la demanda “que el analisis puede recibir requiere como condicién necesaria provenir le aquello que ha impedido algo, que se ha puesto en cruz, en la vida de quien solicita el andlisis. El sentido comuin podria inferir, entonces, que al partir de un reque- rimiento tan definido como éste, es aconsejable la prescripcidn de que en adelante el paciente hable de su sintoma sistematicamente. (Como dejar escapar esa oportunidad de hacer hablar de aquello por lo cual el consultante nos ha visitado? Es ante esta situacidn que el analisis 30 > ae th todo un decir “liberado LA REGLA FUNDAMENTAL Y¥ EL DECIR ANALIZANTE Ba . on MA aS ’ realiza su oferta inédita: ir en contra de todo intento de sistematizacién del relato. Surge asi la pregunta acerca del modo en que podria el relato ~que la regla fundamental propugna~ cernir aquello tan especifico que d ha com storb la vida del ujeto, En otras palabras, éde qué deol 08 podria abordar un real especifico iv que hace sufrir? En La interpretacion de los suefios Freud afirma la virtud de este decir que intenta prescindir de un amo rector y vectorizar el relato hacia el padecimiento: “Cuando pido a un paciente que deponga toda reftexién y me cuente todo jo que se le pase por la cabeza, me atengo a la premisa de que no puede deponer las representaciones-meta relativas al tratamiento y me consi- dero con fundamento para inferix que eso que él me cuenta, en apariencia lo mds inofensivo y arbitrario, tiene relacién con su estado patoldgico. Otra representacién-meta de la que el paciente no tiene sospecha es la de mi persona,” ¢Queé asidero tiene la inferencia freudiana? ¢Se sostiene exclusiva- mente en una regularidad clinica que Freud hallo en la experiencia o existe una correspondencia ldgica entre la direccién a Ja que leva la asocia- cidn libre y la estructura intima del sintoma? En otras palabras, éc6mo justificar la afirmacién freudiana de que la regla fundamental permitirfa abordar el estado patoldgico? Adelantamos ya que la asociacion libre es un decir que tiene como correlato una posicién activa del analista para que se sostenga como tal. La regla fundamental reserva una posicion para el analista que no puede pensarse como aqueila pretendida por la ciencia positivista. No se lo puede considerar.un observador objetivo de un experimento. Por el cdtitrario, se espera que lleve adelante lo que Freud Namé “trabajo soli- citante de la cura” y haga aplicar al consultante la regla a partir de la demanda que se le realiza. Lacan, en su intervencién tras el comentario realizado por André Albert (“El placer y Ja regla fundamental”),"° demiuestra una vez mas hasta qué 14, Freud, S. (1900) La interpretacién de los suefios en Obras completas, Vol. V, Buenos Aires, Amorrortu, 1988, p. 525. [Cursiva afiadida] 15, Lacan, J. (1975) “Intervencién tras la exposicién de André Albert: ‘El placer y la regla fundamental’”. Inédito. 31 INTRODUCCION A LA CLENICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau punto su labor se basa eminentemente en un retorno preciso a la obra ’ de Freud. Afirma alli que la regla se orienta en oposicién al principio , del placer, lo cual no implica llevar al analizante a sufrir mas, sino invi- tarlo a adoptar una modalidad de decir que se oriente a decir aquelio que intenta sustraerse de la formulacién, hacia lo que “di place ¢ de ser dicho”. ‘Estas formulaciones, no tnicas en la obra de Lacan, ya habian sido anticipadas en la “La direccién de la cura...” (1958) donde cuestionaba Ja nocién de libertad supuesta en la asociacién libre ~cuestién sufi- cientemente subrayada por Freud-, pero de tal modo que, en el mismo golpe, enrarece lo que los habitos mentales suponen como determi- nismo inconsciente: “E] sujeto invitado a hablar en el andlisis no muestra en lo que dice, a decir verdad, una gran libertad. No es que esté encadenado por el rigor de sus asociaciones: siri duda le oprimen, pero es mas bien que desembocan en.una palabra libre, en una palabra plena que le serfa penosa.””* De esta manera puede sostenerse que la regla fundamental va derecho a estrellarse con la resistencia, aunque no se trata en este caso de una resistencia que pueda atribuirse a la mala voluntad del enfermo, a sus defensas, sino de la resistencia propia de lo que excede al aparato signi- ficante y no permite que la totalidad del afecto se encarrile por la senda del principio del placer. Podemos, entonces, realizar la siguiente reflexion: équé es aquello que para el psicoandlisis se encuentra mas alla del prin- : cipio. del placer sing es el s{ntoma? En el seminarto 10 Lacan circunscribe al sintoma a este terren: “lo que descubrimos en el sintoma, en su esencia, no es un llamado al Otro, no es lo que muestra al Otro; el sintoma, en su naturaleza, es _ goce -no lo olviden~ no tiene necesidad de ustedes como el acting out, cl | s{ntoma se basta; es del orden de lo que les ensefié a distinguir del deseo, el goce, es decir algo que va hacia la cosa habiendo pasado la barrera del bien, es decir, del principio del placer, y por eso dicho goce puede tradu- cirse por un Unlust.”7 46. Lacan, J. (1958) “La direccién de la cura y los principios de su poder” en Escritos 2, op. cit., p. 596. 17. Lacan, J. (1962-63) El seminario 10; La angustia, op. cit., p. 139. 32 ' satisfaccion en juego para el paciente de Freud, ¢ LA REGLA FUNDAMENTAL YEL DECIR ANALIZANTE hee, eh Vk uy nfl Encontramos, entonces, una via que no sostiene la inferencia freu- diana que mencionamos tinicamente de la constatacién de una regula- ridad clinica, sino también de una articulacién metapsicoldgica precisa. En.otros términos, el decir orientado por la regla de decir libremente lleva a,hablar de aquello que displace, es decir, la definicién fundamental de lo que constituye un,sintoma, De esta manera cobra sentido cierta afir- macién de Lacan que, en un inicio, parece un tanto enigmatica “Es el sintoma lo que est4 en el corazén de esta regla, a lo que se apunta en el enunciado de la regla fundamental, es a la cosa de la que el sujeto esté menos dispuesto ; a | hablaz, es decir, dé'sii’sinttéma, de su particularidad.”"3" Como hemos mencionado en un apartado anterior, un ejemplo para- digmatico de esta orientacién se encuentra en el caso del Hombre de las ratas, cuando Freud le indica a éste que complete Ja descripcién del tormento de las ratas en el punto en que para eso faltan las palabras. Relato cuya desagradable vestidura no alcanza a disimular la paradéjica de a partir de “este trabajo solicitante de decir lo que displace? Justamente, la formu- jaciéi"de ‘tna primera aproximacién al gran temor obsesivo: “Inme- diatamente me sacudié la idea de que eso (el castigo) le sucedia auna persona que me es cara”. BE an a A ES: vue , Levar a decir lo que aa de sser-dicho spirit del deseo del ! ia Be aquello que displace a Io’ que es unlusly es por ello que Freud insta al analista a sostener la asociacién libre. Enunciamos que el uso singular de la palabra que se promucve en el didlogo analitico es la via regia para hablar del stntoma, pero ¢qué otras comsecuencias tiene ar la palabra de su uso. habitual? Ta referencia que adelantamos de La interpretacion de los suefios contiene aquella otra consecuencia de la regla fundamental que el psicoandlisis 18. Lacan, J. (1975) “Intervencién tras la exposicién de André Albert: ‘El placer y la regla fundamental’, op. cit. 19, Freud, S. (1909) A propésito de un caso de neurosis obsesiva (El hombre de las ratas) en Obras completas, Vol. X, Buenos Aires, Amorrortu, 1988, p. 133. 33 [eee el INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau descubrié por sorpresa. Parafraseemos fo que Freud dice alli: cuando el analizante depone las representaciones meta conscientes cobran vali- miento las representaciones meta inconscientes referidas al sintoma, pero también: “otra representacién-meta de la que el paciente no tiene sospecha es la de mi persona”, Se trata, entonces, de la transferencia, cuestién que abordaremos més extensamente en un capitulo posterior, pero destacaremos aqui su vinculo con Ja regla fundamental. La asociacién libre. conduce, es motor, de la transferencia. En “Sobre Ja dindmica de la transferencia” (1912) Freud articula magistralmente las nociones de sintoma, asociacién libre, resistencia y transferencia en los siguientes términos: “Si se persigue un complejo patégeno desde su subrogacion en lo cons- ciente [Hamativa como sintoma, o bien totalmente inadvertida] hasta su raiz en lo inconsciente, enseguida se entrard en una regién en donde la resistencia se hace valer con tanta nitidez que la ocurrencia siguiente no puede menos que dar razén de ella y aparecer como un compromiso entre sus requerimientos y los del trabajo de investigacién. En este punto, segiin lo atestigua la experiencia, sobreviene la transferencia. Si algo del material del complejo es apropiado para ser transferido sobre la persona del médico, esta transferencia se produce, da por resultado la ocurrencia inmediata y se anuncia mediante los indicios de una resistencia...""° De este modo, la transferencia al menos en su uso resistencial- brota_del esfuerzo misma que implica el trabajo solicitante de Ja. cura’ que sigue “Jos lineamientos de la regla fundamental. En este sentido, la transferencia no es un fenédmeno espontdneo sino que es una respuesta ala incidencia de! deseo del analista puesto en acto. No hace falta evocar otro fragmento clinico que el situado arriba por nosotros para ilustrar esta imbricacién recfproca entre asociacién libre y transferencia. Al finalizar la sesion en la que Freud lleva al Hombre de lag vatas ¥ decir aquello que escapa a la formulacién en la descripcién del “tormento de las ratas”, el analizante no sélo da wna primera aproxi~ macién a la forma de manifestacién de su sfntoma, si no que también presenta un esbozo del Otro de la transferencia que se establece en el tratamiento: 20. Freud, S. (1912) “Sobre Ja dindmica de la transferencia” en Obras completas, Vol. XII, op. cit., p. 101 34 , LA REGLA FUNDAMENTAL Y EL DECIR ANALIZANTE “\ al final de la segunda sesién se comporté como atolondrado y confun- dido. Me dio repetidas veces el trato de ‘sefior capitan’ ...”2" Por esta via hemos abierto la puerta a los préximos capitulos: trans- ferencia y sintoma, como conceptos fundamentales articulados. No obstante, antes de abocarnos a su estudio, cabe realizar un rodeo que recupere, una vez mas, el acto del analista a través de la interpretacién -intervencidn que es subsidiatia del cumplimiento dela asociacién libre y fundacional del dispositivo analitico-. 21. Freud, S. (1909) A propdsito de un caso de neurosts obsesiva (El hombre de las ratas) en ‘Obras completas, Vol. X, op. cit., p. 135. 35 La interpretacion: “entre” cita y enigma éCual es el lugar de la interpretacién? Comencemos con esta pregunta que titula un célebre capitulo del escrito de Lacan “La direc- cién dela curay los principios de su poder” (1958), ¢Qué sentido darle? En una primera instancia, la inercia del espiritu critico de la obra en cuestion nos lleva a la suposicidén de que se trata de un planteamiento acerca del “lugar” que la interpretacién tenia en la comunidad anali- tica en la época de su publicacién, No es una lectura imposible. No obstante, cabria insistir en la pregunta y explorar otra pendiente posible de la misma, que nos lleva a interrogar acerca del lugar -dénde actiia- la interpretacién en su vertiente clinica, dsobre qué superficie realiza el analista el acto interpretativo? Entonces, para responder a esta pregunta especifica, ‘cabe afitmar que la interpretacién tiene un lugar cuyo soporte es lo que Lacan llama “nuestra doctrina significante”, que subordina al sujeto a la funcién significante -como sujeto del significante- y, por lo tanto, sobornade pot él; es deciy, que es en el territorio fundado por el discurso pronunciado por el analizante -en sus pun os de fractura, tal como Freud nos ensefié areconocer el punto deamcrg @micrgencia de las formaciones del inconsciente-,| 4. Lacan, J. (1958) “La direccién de la cura y los principios de su poder” en Escritos 2, Buenos Aires, Siglo XXI, 2002, p. 574. 37 5 i 4 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Littereau sometido a la regla fundamental, que el analista encuentra la superficie donde se asienta el acto interpretativo. Sélo a partir del despliegue de dicha superficie puede ubicarse el soborno del sujeto por el significante. Este “soborno” fue esclarecido por Lacan en “Posicién del incons- ciente” (1964), al afirmar lo siguiente: “toda vez que el deseo hace su lecho del corte significante en el que se efecttta la metonimia, la diacronia... retorna a la especie de fijeza que Freud discierne en el anhelo inconsciente. Este soborno [...] proyecta la topologta del sujeto en el instante del fantasma [...] lo que cs por no ser otra cosa que el deseo del Otro.”” La interpretacién, entonces, ubica el punto fantasmatico en que el sujeto se encuentra detenido. , Asimismo, de acuerdo con Lacan en “La direccién dela cura...”, podria decirse que la interpretacién es un decir esclarecedor, que su produccién es de algo nuet nuevo, y que a esta novedad s€ Ta cfecttia como una transmu- \ ti ent en el sujeto.? * on estos Zoneates elementos, podemos explicitar una definicién “estricta” de la nocién de interpretacién: “La interpretacion, para descifrar la diacronia de las repeticiones incons- cientes, debe introducir en la sincromia de los significantes que alli se componen algo que bruscamente haga posible su traduccién sprecisa- mente lo que permite la funcién del Otro en la ocultacién del codigo, ya que es a propésito de él como aparece su elemento faltante.”* De este modo, traduccién por introduccién brusca de un elemento faltante, la interpretacién opera en la sincronfa significante para trans- mutar la repeticién diacrénica en la topologia fantasmatica del sujeto. La interpretacién debe producir algo nuevo a partir de alcanzar el goce fantasmatico que captura al sujeto. Dicho de otro modo, la interpre- tacién debe operar en la efectuacién metonimica del deseo (como insa- tisfecho o imposible) en el fantasma. Ahora bien, esta afirmacién nos 2. Lacan, J. (1964) “Posicién del inconsciente” en Escritas 2, op. cit., p. 823. Lacan, J. (1958) “La direccién de la cura y los principios de su poder” en Escritos 2, op. cit., p. 574, Ibid,, p. 573. w * 38 LA INTERPRETACION: “ENTRE” CITA Y ENIGMA conduce al cuestionamiento acerca del modo en que este decir del dispo- sitivo analftico puede lograr efecto semejante. Con el propésito de dar cuenta de este aspecto espectfico de la inter- pretacién, comentaremos un breve recorte de un momento de un trata~ interpret m. En este caso en ‘particular, dicho iievimierito se realiza a través de la apertura hacia el ] equivoco -desde ja determinacién que proponia una interpretacién, edipica; , Saldo de un tratamiento previo- de la Cadena significante. Retomaremos esta consideracién en un apartado posterior, de acuerdo con la concepcidn del sujeto propuesta por Lacan en el seminario 11. No obstante, antes de dar cuenta de esta efectuacién de la interpretacién en un caso clinico, realizaremos un breve rodeo sobre una conocida sentencia lacaniana, referida al seminario 17, donde se sostiene que la interpretacién se encuentra entre Ia cita y el enigma. Esclarecer el sentido de esta afirmacién es de maxima importancia, no sdlo porque permite salvar ciertos extravios habituales en el modo de entenderla, sino porque permite situar lo que llamaremos “dos condi- ciones”’ de la interpretacidn analitica y aproxitiaines, yentonces, al modo en que la interpretacién posibilita la introduccién de la novedad. Asimismo, para concluir, propondremos un apartado dedicado a Ia cuestin de las relaciones entre interpretacién y acting out, dada su impor- tancia para la practica clinica en funcién de una coordenada singular: el tiempo de la interpretacién. Dos condiciones de ja interpretacién En el tramo final de la clase del 17 de diciembre de 1969, en el semi- nario 17, Lacan desarrolla una concepcién singular de la interpretacién, al ubicarla entre ci a. Si destacamos este cardcter de “entre”, es porque consid 08 ¢ lie No se trata de ver en la cita y el enigma dos modos de la interpretacién, sino dos condiciones de la misma. De este modo, para dar cuenta de la estructura de la interpretacién es preciso poder definir, en primer lugar, qué son la cita y el enigma, para que la definicién inicial -de la interpretaci6n- no redunde en una mera dupli- cacién del problema. 39 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau De acuerdo con Colette Soler (1984), la cita podria definirse como un saber patente, que pone en suspenso la relacién entre el decir y lo dicho a través de la enunciacién: “La cita [...] es mas bien un enunciado de saber afirmado, salvo que se refiere el enunciado a un nombre de autor. La cita, al ser referida a un nombre de autor, introduce la dimensién de la enunciacién, una enun- ciacién latente que hay que hacer surgir.”* En sentido estricto, la cita sanciona que algo fue dicho, indicando la posicién y la sujecién de aquel que profirié el enunciado; por lo tanto, la ita devela un mas alla de lo dicho, a través del recurso ala enunciacién, y esto es independiente de la matetialidad del‘ Significante. La cita, desde este punto de vista, es una funcién —que, a su vez, tiene una estructura~ que puede prescindir de las aproximaciones descriptivas que la definan. como un “recorte de los dichos”, “tomar las mismas palabras”, etc. Por ejemplo, podria considerarse como un caso de cita, en el historial del Hombre de las ratas, aqucl momento en que éste ~luego de comunicar que alos doce afios habia pensado en la muerte del padre como un modo de granjearse el carifio de un nifia-, revolviéndose contra la posibilidad de expresar un “deseo” con dicha idea, Freud le objeta: “Si no era un 2” 6 La intervencién de Freud se dirige directa- advertirse cémo la interpretacin es un soporte fundamental del cumpli. miento de la regla fultidaimiental. Dicho de otro modo, la interpretacién es un modo capital para que el analista sostenga el discurso analizante. Lo mismo podria decirse del enigma, aunque en otra direccion. Un enigma no es meramente un acertijo, sino una verdad cuyo | saber, se elidido, Fs el caso, por ejemplo, delénigma dela esfinge a Edipo. Pi mibién de los refranes (tan ttiles, al igual que las canciones, a la hora de intervenir como analistas). (Quién sabe lo que realmente quiere decir que “a caballo re galado no se le miifaii Tos icntes"? Y, sin embargo, 5. Soler, C. (1984) “Sobre la interpretacién” en Acto e interpretacién, Buenos Aires, Manantial, 1984, p. 18, 6. Freud, S. (1909) A propdsito de un caso de neurosis obsesiva (El hombre de las ratas) en Obras completas, Vol. X, Buenos Aires, Amorrortu, 1988, p. 142. . tualmente creemos que son -la cita, una mera } LA INTERPRETACION; “ENTRE" CITA Y ENIGMA la frase no deja de ser efectiva, sumamente verdadera. No por la indica- cion de la enunciacién; dado q que, a diferencia de la cita, el enigma no " tiene una estructura deictica, sino porque indetermina el referente para que sea el hablante quien defina el sentido de ese decir ~nuevamente, puede verse como aqui también la interpretacién es un sostén capital de la asociacién libre-: “El enigma consiste en formular una enunciacién, que no es de nadie, y que no corresponde a ningtin enunciado de saber. En otras palabras, el enigma es verdad sin saber. O, si asf lo prefieren, es la verdad cuyo saber es latente o supuesto. Producir el enunciado queda a a cargo del oyente. 27 i i wi Un ejemplo de intervencién enigmatica, por parte de Freud, en el mismo historial del Hombre de las ratas, puede entreverse a continua- cién de la secuencia anteriormente comentada, cuando aquél, defen- diéndose de la intervencién freudiana, dijera que la revuelta se deberia a “sdlo el contenido de la representacién: que mi padre pueda morir”;? en este punto, la respuesta de Freud no se hace esperar: “Trata a ese texto como a uno de lesa majestad”.’ Con esta especie de refran, Freud daa entender que se castiga lo mismo a aquel que insulte al Emperador que a aquel que diga que castigara a quien insulte al Emperador. Tanto en un caso como en el otro, importa el estatuto de acto del decir en analisis, mas alld de quien lo, diga. En este caso, ‘el efecto es de indeterminacién de la consistencia de la posicién discursiva del Hombre de las ratas, que no. -pod{a, reconocerse come deseante e: en su decir.” De este modo, en sentido estricto, , cabria afirmar que ni Ia cita ni el enigma son modos de la interpretacién (y mucho menos son lo que habi- ticidn de las,palabras del paciente; el enigma, una frasé capéiosa—) ys sino que son condiciones del decir ix ‘tpretativo. "Condiciones necesarias, pero no suficientes. Tenémods la idea de que las interpretaciones mas interesantes son aque- llas que producen este doble, efecto: indican la -enunciacién, ¢ indeter- minan el sentido. En ambos casos el decir éla Yritetpretacion es un acto que sostiene’ cumplimiento de la regla fundamental; En telacién’con 7, Soler, C. (1984) “Sobre la interpretacién” en Acto e interpretacidn, op. cit, p. 18. 8. Freud, S. (1909) A propésito de un caso de neurosis obsesiva (E! hombre de las ratas) en Obras completas, Vol. X, op. ctt., p. 142. 9. Ibid. 41 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxace - Luciano Lartereau el primer aspecto, la interpretacién confronta al paciente con su decir; en el segundo aspecto, la interpretacién concierne al ser hablante con su.acto. Como un ejemplo de una interpretacién que cumple con las dos condiciones no hay mas que pensar en aquel momento, una vez mas, del tratamiento del hombre de las ratas -en que a éste le gustaria preguntar cémo es que la idea de la muerte del padre pudo acudirle intermiten- temente a lo largo de su vida- cuando Freud le responde: “Si alguien ! plantea una pregunta as{, ya tiene aprontada la respuesta. No hay mas :que dejarlo seguir hablando”.”° E ‘aso Juana Juana expresa entre sollozos que ha hecho muchos cambios en su i vida. Tenfa un empleo y lo ha dejado para dedicarse a su vocacién artis- ' tica, pero se encuentra detenida. Su “mseguridad” la lleva a no tomar ! decisiones y actuar en funcidén de lo que quiere. 4 Juana comenta que realizé un tratamiento de una duracion de cuatro afios. En él ha concluido que su madre la protegié demasiado y que nunca Ja estimuld para que emprendiera nada. Ella siempre le presenté el mundo como algo peligroso. Segtin lo que ha trabajado en su trata- miento eso se debe a la historia familiar que la precedid. Antes de que naciera Juana, en esa familia un hermano nacié con una enfermedad hereditaria muy limitante y de mal prondstico. Dicha enfermedad implicé que los padres de Juana estuvieran constantemente al cuidado del nifio, El nifio no podia estar en contacto con el mundo, sin que se pusiera en serio riesgo su vida. Este hermanito fallece tempra- namente y Juana vienc al mundo después. Alentada por su terapeuta ha averiguado todo lo posible en relacién a este hermano: caracteristicas de la enfermedad, tratamiento que recibid, la actividad de sus padres en rela- cién a los cuidados del nifio. Ha llegado inclusive a solicitar la historia clinica de su hermano, la cual guarda en un cajén de su habitacién. * Se concluye en ese tratamiento, entonces, que la proteccién excesiva ( de ld‘ Tnadte tiene como base la experiencia anterior con su hermano. Ella \ ha nacido después que él y, por lo tanto, ha recibido una serie de cuidados 10. Ibid, p. 144. 42 LA INTERPRETACION: “ENTRE” CITA ¥ ENIGMA extremos para que no corriera igual suerte. Explica eso también, segtin Juana, que se sienta por momentos culpable bajo la sentencia: “En lugar de él vivi yo”, “Estoy muy triste y ya no se qué hacer con eso. Me pongo a Horar todo el tiempo”. En ese instante se rasca la cara y dice: “Ves, me Tasco tanto que me lastimo, la enfermedad de mi hermano tenia que ver con la piel, Se le hacfan lastimaduras al minimo contacto”. Juana sostiene que ha finalizado ese tratamiento, entre otras razones, porque estaba cansada, triste y que nada cambiaba. En este punto, el analista le dice que lo que ha concluido es evidentemente fruto de un. trabajo muy intenso con respecto a reconstruir las circunstancias que la precedieron, pero que eso ha quedado de tal manera que pareciera explicar todo lo que le sucede. Como si su historia estuviera escrita en aquella historia clinica que ha guardado. “Me pregunto —dice el analista- si el detenimiento se justifica enteramente por !a historia que me ha relatado”, Unido a esta cuestién pregunta cuanto tiempo después del fallecimiento del hermano nace ella. “Dos afios”, dice Juana. Sorprendido, el analista exclama, para referir su dicho a la enuncidcién: “|éDos afios?!". En Ja siguiente entrevista se presenta con otro semblante y manifiesta que se siente mas aliviada. Pensdé que su detenimiento tiene otras aristas a pensar més alla de su hermano. En cuanto ala prosecucién de sus proyectos piensa que ella da muchas vueltas para actuar y que se le va el tiempo. Le da algo de rebeldfa hacer jas cosas en el tiempo que le exigen los demas, “me da como pereza”. E] analista interviene con una afirmacién que busca un efecto enig- miatico: “Si me permitis, el rascarte se podria pensar bajo una nueva pers- pectiva a la luz de lo que dijiste hoy”. Juana se rie. A partir esta entrevista se comienzan a trazar las coordenadas del dete- nimiento. Es decir, se hace un recorrido por las circunstancias en las que “da vueltas”, “se rasca” antes de salir de su casa. Juana comienza a pensar que lo que le sucede se presenta mas fuerte- mente cuando sabe que en el lugar en el que va a participar “hay mucha gente”. Aparecen, entonces, en ese pttblico figuras criticas, otros que silen- ciosamente dicen, en el terreno de la suposicién, cosas que la degradan. “Las miradas me dan ganas de escaparme. Demasiado control por lo que los demas piensen de mi. Como si me retaran”, Las suposiciones comienzan a poner en causa la detencién. 43 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luctano Lutereau Recuerda el modo en que se desenvolvia en su grupo de amigas durante Ja adolescencia. En él, expresa, se sentia disminuida y “poco lanzada”. Sobre todo cuando salfan y alternaban con muchachos. “Cuando me gustaba un chico me costaba hacérselo notar, daba vueltas, me quedaba en silencio”, En general se lo hacfa notar a sus amigas, cuestién que repetidamente devenia en que una de ellas se quedaba con el chico. La detencién en general se vincula con alguna dolencia fisica; de preferencia gdstrica, que la afsla de sus actividades. A partir de algunas situaciones vivenciadas durante el tratamiento, se construye un patrén para las dolencias. Juana explica que, como compensacién por permanecer en los espa- cios en donde “le agarra cosa”, come “a los atracones”, por lo que tiene que retirarse unos dias hasta que se siente mejor. En una ocasién, tras recibir elogios por su produccién artistica, le pasa “esa cosa” que Ja incémoda, pero no entiende bien qué es. Al salir de la situacién, se indigesta por comer de mas, cuestién que atribuye a esa circunstancia elogiosa, pero vinculada a distintas “causas” que en rigor son rétulos sobre su ser. “Tengo dificultades para aceptar que me vaya bien, Soy obsesiva. Soy culpdégena. Soy histérica...”. El analista sugiere que le faltan pocos diagnésticos para completar las opciones psicopatoldgicas conocidas. Juana se rfe y dice que no sabe cémo Tlamar a lo que le pasa, pero que se! lo quiere quitar de encima. El analista le dice que Hamar lo que Te agarra “la cosa” es bastante mas preciso que nombrarlo con una categoria diagndstica. Ademas, cabria pensar que, por las circunstancias en las que le agarra, “la cosa” sa” pareciera elacio- narse con un momento en donde ella se muestra seductora, El sujeto de la interpretacién A medida que Juana despliega su discurso llama la atencion la consis- tencia de la serie causal que explicaria su padecimiento de acuerdocon lo decantado en el tratamiento anterior. El rol que se le da al lugar determi- nado para la paciente por la historia de esa familia. ¢Es este el objetivo de jun andlisis? Buscamos en Ja historia a un sujeto plenamente determi- “nado por el lugar en que “éste ha sido esperado por el Otro”? éNuestra 44 ‘ LA INTERPRETACION: “ENTRE” CITA ¥ ENIGMA accidn es la de establecer esa constelacién y confirmar su rol patégeno? Nos preguntamos, ¢qué posibilidad existe de que se produzcan diferen- cias.si.el andlisis se.dirige.al reconocimiento de un saber sobre lo que ha determinado-al-sujeto?-Porque a esto se reduciria la interpretacién si se sostiene la direccién de la cura en ese sentido. Se trata de una posible concepcién de la interpretacién, atada a una concepcién de la Otra escena. Otra escena histérica presente en el discurso familiar que determinaria plenamente los destinos del sujeto. Pero, de acuerdo con lo dicho en el primer apartado del este capitulo, no serfa este papel confirmador el que le toca a Ja interpretacién. Esta Dut cién de las relaciones del sujeto con cierta posicién fatitasmatica. La interpretacién —al menos en el comienzo de un trata- ‘miento— apunta menos a ratificar un saber precedente, quea producir la la apertura del inconsciente que tran: mute § el citcuito de > gatisfaccién « €£0- smténica. En caso de Juana, en los ‘parrafos posteriores a las inter- ¥enciones que inauguran el dispositivo y ponen en marcha la asociacién libre, puede notarse cémo va decantando tna posicién histérica frente al deseo, consolidada entre la sustraccién y la seduccién. En el seminario 11 Lacan nos permite encontrar una lave que permi- tirfa abrir un camino para la interpretacién de acuerdo con este modo de conceptualizar el inconsciente como apertura. Se trata de un modo ético de concebir al inconsciente, que se expresa en forma pulsatil, asociado aun estatuto del sujeto desde la indeterminacién: “Si tienen en mientes esta estructura inicial, ello les impedird entregarse a tal o cual aspecto parcial en lo tocante al inconsciente -por ejemplo, que el inconsciente es el sujeto, en tanto alienado en su historia, donde la sincopa del discurso se une con su deseo, Verén que, con mas radica- lidad, hay que situar el inconsciente en la dimensidn de una sincronia-en el plano de un ser en el plane del sujeto de la enunciacién, en la medida en que segtin sus frases, segtin los modas, este se pierde tanto como se vuelve a encontrar y que, en una interjeccién, en un imperativo, en una evocacion y aun en un desfallecimiento, siempre es él quien le afirma a uno su enigma, y quien habla- en suma, en‘el plano donde todo lo que se explaya eri el inconsciente se difunde, tal el micelio, como dice Freud a propésito del suefio, en torno a un punto central. Se trata siempre del sujeto en tanto que indeterminado.”"" 11, Lacan, J. (1964) E] serninario 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psiccandlisis, Buenos Aires, Paidés, 1989, 34. a 45 i INTRODUCCION A LA CLENICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau Retomando los términos utilizados por Lacan en “La direccién de la cura...” pensamos que si bien el analista advierte los significantes que regresan en la demanda (y en la enunciacién) ~aquellos en los cuales el sujeto estd “sobornado”, dado que los ha tomado del campo del Otro- va en direccidn opuesta a avalar el soborno y constituir un saber que coagule la posicién subjetiva. La politica del andlisis, consideramos, justamente pempuja al analista a conducir la interpretacidn en otro sentido. ¢En cual? é Nose trata dela promocién de un sujeto alienado a su historia, determi- fiado ‘plenamente, sino la de un Sujeto indetéfminado v por ende, capaz | de ‘opeién. Lacan lo dice én estos tétminos én él seminario 11 “E] andlisis mo consiste en encontrar, en un caso, el rasgo diferencial de Ja teorfa, y en creer que se puede explicar con ello ‘porque su hija era muda’, pues de lo que se trata es de hacerla hablar, y este efecto procede de un tipo de intervencién que nada tiene que ver con la referencia al rasgo diferencial.”” Por su parte, Colette Soler sostiene que “la interpretacién, en tanto apunta a sostener el proceso del decir, no se satisface con ninguna elabo- tacién de saber. Al contrario, interviene por el equivoco cada vez que se presenta una estasis sobre una significacién de saber”? Se trata justa- mente de un momento en el que, en el encuentro con el analista, el anali- zante trae una significacion que se opone a la aparicién de la novedad. En el caso de Juana puede apreciarse cémo una “ viccil de saber” tiene la articularidad de’ eteralzar eI’ “stifrimiento y no permitir opcién en tanto genera un falso destino. El equivoco implica una respuesta que /suspende la conviccién y hace surgir el enigma. En su puesta en acto el analista no lleva al sujeto a alcanzar el saber, sino que permite que se pueda establecer su falla y la dimensién de separacién que hay entre ’ éste y el sujeto. eo Loves Lowe : | ,, 12, Ibid., p. 19. 13. Soler, C. (1989) “Transferencia e interpretacién en ia neurosis” en Finales de andlisis, Buenos Aires, Manantial, 2004, pp. 70-71. 46 : LA INTERPRETACION: “ENTRE" CITA ¥ ENIGMA Interpretacién y acting out En el marco de “La direccién de la cura...”, luego de la definicién de fa interpretacién, Lacan ubica un tipo privilegiado de la misma sobre el modelo de la rectificacién subjetiva. Dicha rectificacién consistirfa en “Sntroducir al paciente a una primera ubicacién de su posicién en lo real”. En este punto, el caso freudiano retomado en la lectura del escrito es, nuevamente, el del Hombre de las ratas. He aquf la introduccién del entendimiento en la cura: el momento en que Freud Je sugiere al joven delirante su participacidn en el delirio a partir de introducirlo en la preci- pitada sospecha de su saber anticipado sobre la persona que hubiese moti- vado Ja deuda, es decir, la empleada de la estafeta postal. El Hombre de las ratas es un deudor, y su deuda resuena como una deuda de juego (Spielratten), abriendo el retorno de su destino en la via del padre y en la diplopia del obsesivo en la vida amorosa (el conflicto alre- dedor de la eleccién de la amada y el matrimonio —Heirratten-). Dicho de otro modo, esa primera posicién en lo real del paciente consiste en la extraccién de un significante de la cadena (S,) para comandar el decurso de las asociaciones fundando el campo de !a transferencia, El despeje de ese significante privilegiado, significante de Ja transferencia, es la repre- sentacion del sujeto (valga la declinacién: introducir al paciente para que advenga sujeto) en un significante que capitanea el retorno de jos otros significantes (S,) sobre los que luego, sistematicamente, operara la interpretacién. Al cuestionar ese retorno, en las llamadas formaciones del inconsciente, se iria despejando correlativamente el peso en lo real de ese significante primero, para promover su derrocamiento, Curioso proceder el del psicoandlisis: no habria promocién de despeje sin una operacién de despeje inicial, siendo que el cierre del procedimiento coin- cide con su formula primera. Hecha esta recensién inicial, acerca de la puesta en forma de la trans- ferencia en el comienzo de un tratamiento, nos interesa plantear una particular coyuntura que vincula interpretacién y acting out. Para ello, nos detendremos en un caso considerado por Lacan en diversas ocasiones: el Hombre de los sesos frescos. En “La direccién de la cura...” Lacan resume el drama subjetivo en los siguientes términos: 47 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA { Lucas Boxaca - Luciano Lutereau “Se trata de un sujeto inhibido en su vida intelectual y especialmente inepto para llegar a alguna publicacién de sus investigaciones, esto en raz6n de un impulso de plagiar del cual parece no poder ser duefio.”** Entonces, se trata de un universitario, especialmente afecto a los libros, que comienza con Ernst Kris un segundo andlisis, retomando el saldo que el primer intento de Melitta Schmideberg hab{a conseguido: vincular la inhibicidn con el robe de libros y golosinas en la pubertad, EI procedimiento de Kris no apuntar{a, esta vez, a un acceso directo © rapido al Ello por medio de Ja interpretacién ~tal su modificacién técnica-; en todo caso, se tratarfa, luego de una descripcién exploratoria de la superficie psiquica, de clarificar el mecanismo de defensa implicado en la inhibicién de la actividad. “Estoy en peligro de plagiar” es la expresidn que comanda la presenta- cién sintomatica del paciente, Poco importa al analista que éste formule su peligro con un “tono paraddjico de satisfaccién y excitacién”, ya que para Kris se trata de demostrarle que “quiere serlo para impedirse a sf mismo serlo de veras”, es decir, el paciente se escatimarfa al impulso por medio de un inhibicién defensiva. El modelo de la superficie (peligro) y la profundidad (impulso del Ello) se articula en un grafico concéntrico de fuerzas contrarias. Y, sin embargo, Kris no desestimna del todo ese tono paraddjico: “al relatarmelo me Hevé a indagar con todo detalle sobre el texto que temfa plagiar”.t Pero, ¢qué sentido puede tener aqui esta indagacién? No se trata de dilucidar cual fue esa accién que Kris llamé su “amplio escrutinio”, sino de atisbar el estatuto en que Kris formalizé el decir del paciente sobre su plagio. Podria decirse que Kris dispone la oracién a partir de su semantica proposicional, Para Kris se trata de determinar sila proposicién “Existe x, tal que x es P(lagiario)” tiene valor de verdad V of, tal su determinacién semantica y significacién: 14, Lacan, J. (1958) “La diteccién de la cura y los principios de su poder” en Escritos 2, op. cit., p. 579. 15. Kris, E, (1951) “La psicologia del yo y la interpretacién en la terapia psicoanalitica” en Revista de la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados, No. 17, Buenos Aires, 1991, p. 141. 16. Toid., p. 148, 48 , LA INTERPRETACION: “ENTRE” CITA Y ENIGMA “Una vez asegurada esta pista todo el problema del plagio se presentd bajo una nueva luz, Sucedié que el eminente colega habia tomado, en yepe- tidas ocasiones, las ideas del paciente..,”?” Por eso, en funcién de esta consideracién de la “realidad” en juego en el decir del paciente, Lacan concluye que “Kris muy loablemente no se contenta con los decires del paciente”,"* ya que parte del decir para dirigirse a la realidad, es decir, a la significacién. Otra cosa hubiese sido retornar desde el decir hacia el decir mismo. En este tiltimo caso la inter- vencién hubiese apuntado a producir un efecto de sentido (distinto del valor veritativo de la significacién en la realidad) que valiese como ubica- cién del sujeto en lo real, es decir, como rectificacién subjetiva. A partir de los elementos anteriores puede ahora intentarse una lectura del acting out de los sesos frescos. {Cual es el acting out? él a comer sesos frescos después de sesi6n? éDecir que se va comerlos? Si el acting out es una escena mostrativa dirigida al analista, con valor correctivo, en la que el deseo que sostiene al sujeto se muestra’como otra cosa, la respuesta es inequivoca: el acting out esta en la “intuicién repentina” por la que el paciente informa de su conducta: “En este punto de la interpretacién estaba esperando la reaccién del paciente [...] estaba en silencio [...]. Luego, como si informara de una intuicién repentina, dijo: ‘Todos los dias al mediodia, cuando salgo de aqui, [...] me paseo por la calle X [...] y miro los ments detrds de las vidrieras. Es en uno de esos restaurantes donde encuentro de costumbre mi plato favorito: sesos frescos’? Por un lado, podria pensarse que su motivacién no puede ser sino una respuesta a la intervencidén del analista extraviado de su posicién por “porrar el deseo del mapa”. Y seria algo cierto, dado que Kris interpreta edipicamente la inhibicién del paciente ubicando, como factor deter- minante, la identificacién con su padre. Este iiltimo, a diferencia de su abuelo, no habia dejado huella en su campo profesional. Pero no es la 17, Ibid., p. 147. 18, Lacan, J. (1958) “La direccidn de Ia cura y los principios de su poder” en Escritos 2, it., p. 579, E, (1951) “La psicologia del yo y la interpretacién en la terapia psicoanalitica”, op, cit., p. 148, 49 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau interpretacién edipica la que tiene como respuesta el acting out. Luego de esta confrontacion, surge nuevamente el problema del plagio; esta vez en telacién con su colega. En este punto, cabe recordar que alguna vez Lacan dijera que la interpretacién de Kris no puede ser calificada como menos que “justa”.*° Decirle al paciente que “sdlo eran interesantes las ideas de los demas, sdlo las ideas que uno pudiera tomar de los otros”, interpretar su atraccidn por esas ideas, alcanzar al sujeto en su relacién- con el Otro, al saber supuesto al Otro sobre esas atractivas ideas (S,) no es menos que concernirlo en su enunciacién. Una interpretacién justa. Sin embargo, el acierto de esta interpretacién se recorta sobre el malogro del paso precedente que la hubiese habilitado para producir una trans- mutacién del sujeto: previamente Kris habia desalojado la condicién de plagiario como representacién del sujeto (S,). Por lo que la opera- cién sobre el S,, sin el aislamiento ldgicamente anterior del significante fundante de la transferencia no hace mas que reponerlo mostrandose como otra cosa: ir a ver un plato favorito antes de almorzar. La mostra- cién no es de sesos frescos, sino del hambre, de unas ganas anoréxicas de comer. El extravfo de Kris no esta en la interpretacién sino en la aper- tura del campo transferencial. De este modo, el caso de Kris es paradigmatico para esclarecer que si el conjunto de interpretaciones que el analista produce en la cura no esta orientado en la referencia de una rectificacién subjetiva que las incardine, Ja justeza de esas interpretaciones puede ser motivo de acting out. Kris lo demuestra: alli donde alcanza al sujeto... no es sino para desalojarlo, en vez de lograr su transmutacién. El resultado de este apartado, entonces, puede resumirse del modo siguiente: no son las malas interpretaciones las que producen un acting out, sino aquellas fuera de tiempo, es decir, las que no consideran el manejo de la transferencia. A este concepto, entonteces, dedicaremos el prdéximo capf{tulo. 20. Lacan, J. (1953-54) El seminarto 1: Los escritos técnicos de Freud, Buenos Aires, Paidés, 2005, p. 100. 50 Transferencia y restos transferenciales Es un punto cardinal del deseo del analista situar las coordenadas del conflicto que se encuentra en la causa de la neurosis y, a través del analisis de la transferencia, restituir al ser hablante su aptitud para elegir. Podriamos decir, entonces, que el andlisis es una invitacion a elegir, No algo “distinto”, o algo “nuevo” -con la reticencia que produce el ansia contemporanea por la novedad, quiza como una forma de la indiferencia histérica o el aburrimiento obsesivo- sino una invitacién a elegir de otra manera, de un modo que no esté comanidado por la eleccién neurética de no elegir, de sustraerse del conflicto y, por lo tanto, vivirlo sintomd- ticamente. Esta singularidad del deseo del analista era destacada por Freud en sus Conferencias de introduccion al psicoandlisis, cuando afir- maba lo siguiente: “La pieza decisiva del trabajo se ejecuta cuando en la relacién con el médico, en la transferencia, se crean versiones nuevas de aquel viejo conflicto, versiones en las que el enfermo querria comportarse como lo hizo en su tiempo nolentras que uno, reuniendo todas las fuerzas animicas disponibles (del paciente), lo obliga a tomar otra decision, [...] Cuando Ia libido vuelve a ser desasida de ese objeto provisional que es la persona del médico, ya no puede volver atrds a sus objetos primeros, sino que queda a disposicién del yo.”? 1, Freud, S, (1916-17) “28* conferencia: La terapia analitica” en Conferencias de intro- ducctén al psicoandlisis en Obras completas, Vol. XVI, Buenos Aires, Amorrortu, 1989, p. 414, [Cursiva afiadida} 54 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca ~ Luciana Lutereau De este moda, la transferencia es la palestra en que mejor se comprueba que la neurosis se opone al acto; y, por lo tanto, el deseo del analista puede ser el soporte de la invitacién a una forma de sostener el deseo que no e"eri la insatisfaccién constitutiva del fantasma neurdtico. Corns todo deseo, el deseo del analista es deseo de un deseo. Y por eso es a través del ofrecimiento de ocupar un lugar en la forma de desear del neurdtico, que el analista puede tentar otra forma de encarnar el deseo. Aunque también el analista podria ser resistencial -o, mejor dicho, funcional a la neurosis-, por ejemplo, en la medida en que se ‘empefie ‘en verificar su saber doctrinario, y las tendencias y mecanismos que este saber le supone al ser hablante. Lacan se refirié a este particular extravio de la posicion analftica en la clase del 3 de febrero de 1965 del semi- nario 12 al sostener que “Ta neurosis de transferencia es una neurosis del analista”. El propésito principal de este capftulo radica en dar cuenta de este aspecto resistencial, que puede obstaculizar la practica del analisis, en funcidn de una consideracién de aquello que en Andlisis terminable e interminable Freud llamara “restos transferenciales”. A partir de la eluci- dacién de un caso clinico -el Hombre de los sesos frescos- ubicaremos una coyuntura especifica de manifestacién de este avatar clinico: los saldos de saber cristalizados en andlisis anteriores pueden operar como sustento del padecimiento actual del paciente. Estos restos transferenciales son el resultado de la coalescencia que se produce entre Ja resistencia del paciente y la resistencia del analista, lo cual eternizaria 1a neurosis de transferencia impidiendo la posibilidad de ocurrencia de nuevas elecciones por fuera del -mecanismo supuesto por el saber doctrinario del analista. No obstante, antes de ubicar este aspecto espectffico de la clinica de la transferencia, realizaremos un rodeo que permita entrever las notas fundamentales del concepto, su vinculo temprano con la resistencia desde la perspectiva freudiana, y la concep- cién lacaniana de tres operadores clinicos capitales: el sujeto supuesto saber, el algoritmo de la transferencia y el deseo del analista. De este miodo, la elaboracién precedente al andlisis del caso se propone ‘trazar los lineamientos generales sobre la actualizaciédn de un conflicto trans- ferencial y el vinculo entre resistencia y saber. 52 TRANSFERENCIA Y RESTOS TRANSFERENCIALES La concepcién freudiana: transferencia y resistencia La concepcién freudiana de la transferencia puede resumirse en la célebre frase que la considera “ ‘motor y 0 obstaculo” de la cura. Motor, porque no podria haber tratamiento ‘posible ‘dela neurosis si el sintoma ulo, porque Freud advierte que la trans- ferencia se transfor a en un interés para el clinico cuando sirve a los fines de la resistencia. De este modo, los tres grandes trabajos freudianos acerca de la cues- tién (“Sobre la dinamica de la transferencia”, “Recordar, repetir y reela- borax” y “Puntualizacién sobre el amor de transferencia”) tienen como analitico: la interrupcién ‘““Asimismo, cada uno de estos articulos remite a ulti aspécto especffico de la concepcién freudiana de la transferencia. ~En “Sobre la dindmica de la transferencia” (1912), Freud define el “clisé” o “serie psiquica’ en que se incluye al analista? a partir de “una especificidad determinada para el éjercicio dela vida amorosa”,} esto es, como una condicién de arnor —vinculada con la satisfaccién pulsional~ que se repite, de manera regular, en la trayectoria de una vida. Ademas, en este articulo, Freud distingue dos modos de la transferencia: positiva (de sentimientos tiernos) y negativa (de sentimientos hostiles). No obstante, la transferencia positiva también requiere una nueva subdivisién, ya que se descompone en sentimientos amistosos, o tiernos propiamente dichos (pasibles de ser conscientes), y sus raices inconscientes (que se remontana fuentes erdticas), La transferencia como obstaculo designa tanto la trans- ferencia negativa como Ia vertiente erética de la positiva. Respecto de aquelio que se actualiza en la cura, en “Recordar, repetir y reelaborar” (1914), Freud sostiene que se “repite todo cuanto desde Jas fuentes de su reprimido ya ha abierto paso hasta ser manifiesto”,? es decir, inhibiciones, rasgos de cardcter, pero, fundamentalmente, el sintoma. Un ejemplo de enlazamiento del analista con el sintoma puede Insercién que ~como ya destacamos en el primer capftulo- es efecto dela aplicacién de la vegla fundamental del andlisis. 3. Freud, S, (1912) “Sobre la dinamica de la transferencia” en Obras completas, Vol. XI, op. cit., DB, 97. 4, Freud, S. (1914) “Recordar, repetir, reelaborar” en Obras completas, Vol. XII, op. cit., p. 153. 53 INTRODUCCION 4 LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Luterecu 3 considerarse en el caso del Hombre de las ratas, cuando, en ocasién de un suefio, se representa la muerte de la madre del analista; entonces, dispuesto a escribir una tarjeta de condolencia se encuentra con que las letras mudan en una carta de felicitaciones.* De este modo, la estruc- tura en dos tiempos del sintoma obsesivo, el modo particular de revivir el conflicto, se actualiza con el soporte del analista. Asimismo, es notable que en este articulo mencionado Freud consi- dere como via de la repeticidn el retorno de lo reprimido. El suefio del Hombre de las ratas, dada su condicién de formacion del inconsciente, lo demuestra. Pero también es preciso destacar que Freud menciona una via de retorno “mas alla” de la represion: “Aqui sucede, con particular frecuencia, que se ‘recuerde’ algo que nunca pudo ser ‘olvidado’ porque en ningtin tiempo se lo advirtié, nunca fue consciente.”* En consecuencia, también se actualizarian en el tratamiento vivencias que nunca fueron reprimidas, y cuya forma de retorno resiste al signi- ficante. En sentido estricto, es aquf que cabria considerar la puesta en acto que promueve la transferencia -Lacan se referia a esta dimension, en el seminario 11, como una “puesta en acto de la realidad sexual del inconsciente”-.” En el caso del Hombre de fas ratas, esta puesta en acto puede apreciarse en el “doloroso camino de la transferencia”® que final- mente lleva al “convencimiento” de la construccién que Freud realizara de * un desaguisado sexual, a los seis afios, por el cual el nifio habria recibido una reprimenda por parte del padre como perturbador del goce sexual. Por ultimo, “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” (1915) es un texto privilegiado para esclarecer la posicidn del analista frente a la transferencia, y advertir que no es debido a un imperativo.moral que no se condesciende a la satisfaccién amorosa, sino a la ética propia del v Cf. Freud, §. (1909) A propdsito de un caso de neurosis obsesiva (El hombre de las ratas) en Obras completas, Vol. X, op. cit., p. 152. 6. Freud, S. (1914) “Recordar, repetir, reetaborar” en Obras completas, Vol. Xl, op. cit., p, 154, 7. Cf, Lacan, J (1964) El seminario 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoand- lisis, Buenos Aires, Paidés, 1992, pp. 142-167. Freud, S. (1909) A propdsito de un caso de neurosis obsesiva (El hombre de las ratas) en Obras completas, Vol. X, op. cit., p. 164. ge 54 ‘ TRANSFERENCIA Y RESTOS TRANSFERENCIALES anjlisis: si respondiera con la satisfaccidén no podria mas que otorgar un nuevo sustituto a la neurosis; de este modo, la cura se dilapidaria y perderia su orientacién fundamental, el andlisis de 1a transferencia: “La cura tiene que ser realizada en la abstinencia. [...] Lo que yo quiero postular este principio: hay que dejar subsistir en el enfermo necesidad y afioranza como unas fuerzas pulsionantes del trabajo y Ia alteracién, y guardarse de apaciguarlas mediante subrogados.”? Es. interesante notar que Freud sostiene que no se trata de responder con Ia satisfaccién, pero en absoluto dice que se trata de no responder. “Ningtin enfermo lo toleraria” 1° En todo caso, la respuesta del analista tiene otras coordenadas: responder a Ja demanda.con el deseo. Tres consideraciones pueden extraerse de este rodeo por la concep- cién freudiana del concepto de transferencia: por un lado, que la resis- tencia pueda servirse de la transferencia indica la posibilidad de que el analista pueda ocupar en el tratamiento un lugar distinto al de referente ideal o soporte de la palabra; por otro lado, sila intervencién privilegiada del analista cuando se encuentra posicionado como sede de la palabra (a través de las formaciones del inconsciente que propicia la asociacién libre) es la interpretacién, en estos casos, deberia pensarse en otra inter- vencion del analista que ya no seria el desciframiento significante; por ultimo, y como supuesto implicito de las dos observaciones anteriores, en estos casos, el analista no seria convocado como significante, sino como objeto (de odio o de amor). En este punto, y como introduccién a la elaboracién lacaniana de la transferencia, que consideraremos en el préximo apartado, cabe preguntarse si acaso eso que Freud concibiera como resistencia, y obsta- culo, no es el indicador clinico mas significativo del desarrollo de un analisis, Dicho de otro modo, si el verdadero motor del andlisis no radi ‘\ carfa en esta inclusién del analista en la serie psiquica, como objeto) fantasmatico, condicién indispensable para el andlisis de los modos de; satisfaccién en un tratamiento, antes que en el decurso “tierno” de la palabra asociativa; dicho en términos lacanianos, que ampliaremos en. 9, Freud, S. (1915) “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” en Obras completas, Vol. XII, op. cit,, p. 168. 10. Ibid. Lo INTRODUCCIGON A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau el préximo apartado, la suposicién de saber requerirfa del enlace libi- dinal como condicién de posibilidad de la cura, para que un anilisis no sea solo palabras." La elaboracién lacaniana: de la relacién dual a un elemento tercero En “La direccién de la cura y los principios de su poder” (1958), | Lacan emprende una critica tenaz a la concepcién del dispositivo anali- tico entendido como una situacidn en la que se desarrolla una “relacién dual” entre paciente y analista, propugnada por las distintas variantes * del psicoandlisis posfreudiano. La critica no solo recae sobre el posfreu- dismo, sino también sobre sus propias concepciones, en tanto que la nocién de intersubjetividad habia formado parte del ideario de Lacan para conceptualizar el encuentro analitico, éCual es el motivo de tan acérrima critica? En el seminario 8 lo expresa del modo siguiente: “La intersubjetividad, éno es acaso lo mas ajeno al encuentro analitico? }, Con sdlo que asome, la eludimos, seguros de que es preciso evitarla, La experiencia freudiana se paraliza cuando aparece [... Me | lo dice para Seguin Lacan, dicha concepcién representa una desviacién peligrosa del dispositivo fundado por Freud. En “La direccién de la cura...” afirma: % “La situacién asi concebida sirve pata articular (y sin mas artificio que la reeducacién emocional) los principios de una domesticacién del yo llamado débil por parte de un Yo que gustosamente se considera como de fuerza para cumplir ese proyecto, porque es fuerte." 11. Cf. Lacan, J. (1958) “La direccién de la curay los principios de su poder" en Escritos 2, op. cit. p. 566. 12. Lacan, J. (1960-61) El seminario 8: La transferencia, Buenos Aires, Paidés, 2004, p. 20. 13. Lacan, J. (1958) “La direccién de la cura y los principios de su poder” en Escritos 2, op, cit., p. 568, 56 -sugesti TRANSFERENCIA Y RESTOS TRANSFERENCIALES ee Por esta via, el procedimiento del andlisis quedarfa orientado areducir las desviaciones -imputadas a las fantasfas transferenciales del Ppaciente— : por parte de un analista que, sostenido de la autoridad (conferida por la sociedad analitica de la que es miembro a tra través del “ ‘andlisis didactico”), es el representante de la realidad. En otros términos, el psicoanalisis, que nace de Ja renuncia a la hipnosis, deviene un grosero procedimiento sugestivo por el hecho ae T.concebido como,un encuentro ntre “dos sujétos, Lacan, “entonces, denuncia una concepcién que tiene como Efecto el establecimiento de un escenario propicio para que se desarro- den las pasiones del educador que en el mismo acto abandona el discurso analftico, ” Vale enfatizar que, de acuerdo con la concepcién del andlisis como relacion dual, el analista no tiene mas remedio queinyocar desesperada- mente ala“ ‘vealidad” como una .entidad tercera que dirima el resultado ‘dé 12 Contienda. éCual es Ia propuesta lacaniana para salir del impase ? “Ena “Proposicién del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela” Lacan se refiere al primer momento de la experiencia, el punto de empalme que se encuentra al inicio del andlisis. Ubica alli el establecimiento del sujeto supuesto al saber precisado con el algoritmo de la transferencia, es ‘decir, un conjunto finito de p: denados que permite resumir el montaje del so| soporte « transferencia. Allf sostiene, por ejemplo, que “el sujeto supuesto saber es para nosotros el pivote desde donde se articula todo lo que tiene que ver con la transferencia”:5 S-——> § 5 (Syp Syue-S,) Precisemos los elementos que constituyen su estructura: a) S: el signi- ficante de la transferencia -de un sujeto implicado-~; b) Sq: Significante cualquiera, que supone la particularidad que se indica con un nombre propio; c) Debajo de la barra, s: representa al sujeto, reducido al patron de suposicién, significacién que ocupa el lugar del referente aun latente en esa relacin tercera; d) (S,, S,_S,): los significantes en el inconsclente, 14, Lacan, J. “Proposicién del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de Ja escuela” en Otros escritos, Buertos Aires, Paidds, 2012, p. 266. 15, Ibid, 57 INTRODUCCIGN A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau Se trata, entonces, de una reduccién que realiza Lacan para circuns- cribir la ldgica en juego en el establecimiento de la transferencia. éQué es lo que aporta la nocién de sujeto supuesto al saber? ¢Se trata tan sdlo de un proceso estandar que se encuentra en el inicio del andlisis? En todo caso, quisiéramos sostener que lo que tiene la apariencia de ser el esta- blecimiento estandarizado de un andamiaje que da inicio al analisis se nos presenta como la herramienta conceptual que termina de derribar la concepcién intersubjetiva de fa situacién analitica: es "Se ve que si el psicoandlisis consiste en el mantenimiento de una situa- cidén convenida entre dos partenaires que se asufmen en ella como el / psicoanalizante y el psicoanalista, él no puede sino al precio del constitu- yente ternario que es el significante introducido en el discurso que en él se instaura, el que tiene nombre: el sujeto supuesto saber, formacién esta no de artificio sino de vena, como desprendida del psicoanalizante.”* Repasemos, entonces, las coordenadas iniciales de un analisis: el consultante, para quien el sintoma., ha promovido un enigma, se ve movido a dirigir una demanda'a offo. Una demanda ¢ que pudde reducirse a un querer quitarse de encima aquello que ha roto su unidad imagi- naria. El dispositivo anal{tico transforma esa demanda, a través del esta~ blecimiento del sujeto supuesto saber, en una demanda de significacién. Se produce alli una promesa de significacién con respecto al significante del sintoma -desarrollaremos esta cuestién con mayor detalle en el capi- tulo siguiente-. La nocién de sujeto supuesto saber despeja toda posibi- lidad de entender que Ia respuesta que el enfermo espera sea dada por el analista como persona, lo cual reduciria la configuracién de la expe- riencia nuevamente a una situacién entre dos: paciente-analista. Tal como lo expresara Lacan, la situacién que se establece est4 sostenida del sujeto supuesto saber, como un tercer elemento, que viene a mediar en ja pareja analizante-analista. Si seguimos los caminos que delinea el algoritmo de la transferencia, notaremos que la articulacién del significante de la transferencia (de un sujeto) con un. significante cualquiera -esa.particularidad recortada det analista- hace suponer debajo de la barra un saber por advenir, que se ira presentando en la medida en que se produzcan los hallazgos significantes 16. Ibid., p. 267. 58 , TRANSFERENCIA Y RESTOS TRANSFERENCIALES singulares en Ja asociacién; es decir, hallazgos que constituyen un saber (en la férmula, connotado entre paréntesis) que, valga la redundancia, sujeta a un sujeto, lo supone y lo implica como la significacién correspon- diente de la articulacidn de los significantes en el inconsciente -de aquila importancia capital que tiene para el psicoandlisis el saber.textual por sobre el referencial~. Citemos a Lacan para verificar cémo, de este modo, da su ultimo golpe de mandoble a la intersubjetividad y a la lectura apresurada que implicaria stiponer que es del analista de donde provendria el saber: “Lo que nos importa aquf es el psicoanalista, en su relacién con el saber del sujeto supuesto... Esta claro que del saber supuesto él no sabe nada. El Sq de la primera linea no tiene nada que ver con los § en cadena de la segunda y sdlo puede hallarse alli por encuentro.”” En funcién del desarrollo anterior, la introduccién del algoritmo de la transferencia y por ende, del sujeto.supuesto al saber -andamiaje e ‘Ta experiencia analitica~ puede pensarse como un modo en que Lacan inscribe la llave que abre una salida al impase de la concepcidn de la relacién dual. No se trata de.un afan, por otra parte anti- analitico, de protocolizar 0 e andarizar el inicio de la experiencia, sino del modo de i 6 idad q que - impide : que el Diremos, para finalizar este ‘apartado, que esta estructura ternaria es Ja que asimismo permite pensar el fin del andlisis, en el sentido de que la liquidacién de la transferencia implica la caida del sujeto supuesto saber. Dicho de otro modo, no se trataria del cese del encuentro con la persona del analista, sino del desmontaje de la estructura que promueve la espera de una significacién que vendria a manifestar una verdad mas sobre el sfntoma, cuestién que Lacan expresa en los siguientes términos: “La estructura as{ abreviada les permite hacerse una idea de lo que ocurre al termino de la relacién de la transferencia, o sea: cuando por haberse resuelto el deseo que sostuvo en su operacidn el psicoanalizante, este ya no tiene ganas de confirmar su opcién , es decit, el resto que como deter- minante de su divisién, lo hace caer de su fantasma y lo destituye como sujeto.”"* 17, Ibid., p. 267. 18, Ibid., p. 270, 59 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereaut Como veremos en el siguiente apartado, implica esto también que los hallazgos producidos en el andlisis no redunden en la constitucién de un saber coagulado, sobre todo en los casos en donde la necesaria sepa~ racién entre el saber y la doctrina del analista no se leva a cabo. Restos transferenciales En una segunda referencia de “La direccién dela cura...” Lacan afirma que la concepcién que un analista tenga de la transferencia y de la inter- prétacion se vincula directamente con la direcci@n de la cura y con las consecuencias del andlisis. En dicho texto, Lacan ilustra este punto con un caso de Ernst Kris, habitualmente conocido como el “Hombre de los sesos frescos”. En este apartado nos proponemos explicitar la referencia anterior de Lacan, a partir de un andlisis especifico del caso clinico en cuestién, prestando especial atencién a los saldos de saber de un tratamiento ante- rior, El caso del Hombre de los sesos frescos es un caso privilegiado en Ja bibliografia analitica no sdlo porque ejemplifica las coordenadas de ocurrencia de un acting out en la cura como respuesta a una determi- nada intervencién del analista, sino porque testimonia asimismo de un primer anidlisis del paciente. En principio no pondremos aqui el acento en el modo en que Lacan explica la ocurrencia del acting out, en funcidn: de la intervencién de Kris -quien niega que el paciente sea un plagiario (tal como sus tentaciones lo sugerian)-, sino que lo tomaremos desde otro sesgo, esto es, a partir del saber decantado del primer tratamiento del paciente, Apuntaremos a pensar el modo en que los saldos de saber del tratamiento anterior podrian ubicarse como sostén de la inhibicién que el paciente presenta en el momento de inicio del tratamiento con Kris y, quizds también, del posterior acting out. En viltima instancia, este apartado se propone formular una arista especifica del concepto de trans- ferencia en funcién de la pregunta por Ja terminacién dei tratamiento. Dos fuentes permiten obtener datos del primer tratamiento del Hombre de los sesos frescos. Por un lado, un articulo de su primera analista, Melitta Schmideberg, titulado “Inhibicidn intelectual y tras- tornos del apetito”, quien menciona al paciente dentro de una serie de casos que confirman la tesis que el articulo sostiene. Por otro lado, el 60 , TRANSFERENCIA Y RESTOS TRANSFERENCIALES texto mismo de E. Kris. Cabe considerar ambas referencias de modo sepa~ rado, para luego interrogarlas de modo conjunto. M. Schmideberg resume el drama subjetivo del modo siguiente: “Un paciente que en Ja pubertad habfa robado, en ocasiones, principal- mente dulces y libros, mas tarde retuvo determinada inclinacién al plagio. Dado que para él la actividad estaba conectada con robar, el trabajo cien- tifico con el plagio, pudo eludir estos impulsos reprensibles por medio de una amplia inhibicién de sus actividades y esfuerzos intelectuales.”!? La tesis de la autora -cn rigor se trata de una hipotesis que toma de Karl Abraham- podria ser expresada del modo siguiente: “La funcién asimiladora de comer prepara la posterior comprensidn intelectual”. Por otro lado, también se informa de lo siguiente: “Todos los casos de inhi- bicion intelectual que he analizado remitfan a una inhibicién anterior del apetito”.” Por lo tanto, su conclusién es la siguiente: “En general, puede decirse que los factores drales influiran de un modo favorable en el desarrollo intelectual, cuando la avidez oral sublimada en. Ja pulsién de saber sea verdaderamente intensa, pero no si suscita, como consecuencia de su sadismo, angustia o sentimientos de culpa.” Siguiendo esta reconstruccién argumental del articulo de M. Schmi- deberg podria decirse que para un “buen desarrollo intelectual”, la avidez oral, las mociones correspondientes a la etapa oral, deben ser subli- madas, cuestion que no se Ilevaria a cabo si estas “tendencias producen angustia y sentimientos de culpa”. La serie causal queda expresada del siguiente modo: Mociones orales intensas sublimadas~>Pulsién de saber> Buen desarrollo intelectual Mociones orales intensas producen angustia y culpa>inhibicién intelectual, El Hombre de los sesos frescos aparece, entohces, mencionado como un caso que confirma una regla, De este-modo, segtin Schmideberg, 19, Schmideberg, M, (1934) “Inhibicién intelectual y trastornos del apetito” en Textos de Referencia de la Asaciacién de Psicoandlisis Biblioteca Freudiana de Barcelona, 1986, p. 5. 20, Ibid., p. 2. 21, Ibid., p. 5. 61 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau la inhibicién intelectual del paciente queda explicada por ese factor pulsional oral intenso y la culpa que promueve, La inhibicién seria un modo de eludir los impulsos reprensibles. Puede atenderse, en este punto, ala segunda de Jas referencias de este primer andlisis: la reconstruccion hecha por Kris a partir de lo que el paciente dice de su primer tratamiento cuando consulta con un segundo analista. El drama subjetivo, en esta segunda ocasién, es presentado en los siguientes términos: “En el momento de su segundo andlisis, un paciente, un joven cientffico de unos 30 afios, ocupaba exitosamente una respetable posicién acadé- mica, sin poder alcanzar una posicién més clevada debido a su incapa- cidad para publicar alguna de sus prolongadas investigaciones. Esta, su queja principal, es lo que !o lievé a buscar nuevamente andlisis.” En pocas palabras, se trata de una consulta por una inhibicién. Respecto de su primer anilisis, se afirma lo siguiente: “£} tratamiento inicial habia producido considerables mejorias, pero los mismos problemas aparecian bajo una nueva luz [...]. Recordaba con gratitud su analisis previo que habia mejorado su potencia, disminuido sus inhibiciones sociales, y producido un marcado.cambio en su vida.”* Por otro lado, cabe destacar una suerte de efecto, didactico de.ese primer analisis: “En su 1 primer anilisis habia aprendidd:que el miedo y la culpa le impe- “wept dian ser productivo, y de que él ‘siempre quiso apropiarse, robar, talcomo Jo habia hecho en su pubertad’, Estaba bajo Ja presi6n constante de un impulso a usar ideas de los otros -las de un joven colega... ad Resulta interesante el modo en que es enunciado aquello que habria decantado del primer andlisis. En él, el paciente parecfa haber consoli- dado w un saber, “habia aprendido” algo con respecto a una de sus tenden- 22. Kris, E. (1951) “La psicologia del yo y la interpretacién en la terapia psicoanalftica” en Revista de la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados, No. 17, Buenos Aires, 1994, p. 34. 23. Ibid. 24, Ibid. [Cursiva afiadida] 62, ‘ TRANSFERENCIA Y¥ RESTOS TRANSFERENCIALES: ; 4 . clas, habfa aprendido lo que él siempre querfa hacer: robar, apropiarse; etc., y que esto estaba en Ja causa de su inhibicién. Reflejo sorprenden- . temente fic] de lo expresado por Schmideberg en el articulo que mencio- nabamos anteriormente. Deberfa advertirse, a partir de una comparacién de ambos textos, que Ja lectura de Kris resulta estar en absoluta concordancia con,¢l saber doctrina rio. que Schmideberg sostenia. Una codificacién de las tenden- éias, de lo pulsional, que deja al paciente con la conviccién de lo que desea, pero traducido a términos de un cédigo establecido por la doctrina psicoanalitica de la época. La tentacién al plagio serfa la expresién de una tendencia oral intensa yla inhibicién el resultado de un mec: que reacciona a dicha tendencia. “A partir de esta breve descripcién nos interesa proponer dos preguntas. En, primer lygar, ¢c6mo es posible que un paciente llegue.a sostener una lectura sobre su historia que eternice su sufrimiento?; en segundo : | saber GUE SE desprende de.un tratamiento, lejos de produci cacién en la posicidn subjetiva, promueve un nivel mayor de détenimiento y padecer, éa qué debemos atribuir su permanencia y su ‘falta de cuestionamiento por parte del paciente? Otro modo de formular ambas preguntas, teniendo en cuenta el caso en cuestién, podria ser: écual es la raiz que constituye el soporte de un saber que a todas luces se encuentra en el fundamento de la inhibicién en el momento de la segunda demanda de andlisis? Puede considerarse, en este punto, un dato que Kris aporta de los dichos de su paciente en el momento en que demanda el segundo tratamiento: “...le angustiaba que su analista ante- rior se llegara a enterar de que él habfa reanudado su andlisis ya que no que no queria que su no retorno a ella pudiese herirla de alguna manera, pero él estaba convencido de que después de los afios trascurridos ahora debia analizarse con un hombre”, Pero, éde qué se trata esta angustia con respecto a “herir” a Schmi- deberg? ¢En qué lugar se habia preservado la figura de I malista para ese paciente? En la 28" de sus Conferencias de introduccién a psicoandlisis (1916-17), titulada “La terapia analitica”, Freud sintetiza la trayectoria del trata- miento de acuerdo con los preceptos analiticos ~distinguiéndolo d de las terapias basadas en el desting. due. tiene-la figura dei ‘analista 2 63 INTRODUCCION A LA CLINICA PSICOANALITICA | Lucas Boxaca - Luciano Lutereau “En cualquier tratamiento sugestivo, la transferencia es respetada cuida- dosamente: se la deja intacta; en el tratamiento analitico, ella misma es TRANSFERENCIA ¥ RESTOS TRANSEERENCIALES “Ahora es posible comparar los dos tipos de enfoque analftico, En su primer andlisis, la conexién entre la agresividad oral y la inhibicién en su trabajo habia sido reconocida: ‘Dado que para él la actividad estaba conec- tada con el robar, el trabajo cientifico con el plagio, 4l pudo cludir estos impulsos censurables recurriendo a una inhibicién de amplio alcance en su actividad y esfuerzos intelectuales'. El punto clarificado por el segundo analisis concernfa al mecanismo utilizado en la actividad inhibitoria.”* objeto del tratamiento y es descompuesta en cada una de sus formas de mani- festacién, Para la finalizacién de uma cura analitica, la transferencia misma tiene que ser desmontada y si entonces sobreviene o se mantiene el éxito, no se basa en la sugestién sino en la superacién de Jas resisten- cias ejecutada con su ayuda y en la transformacién interior promovida en el enfermo.”?5 Podria agregarse que sin cuestionar el saber cristalizado que el primer ' analisis habia producido en cuanto a las supuestas tendencias inherentes a ese sujeto. No otra cosa es lo que Kris piensa como demostracién de la justeza de su intervencidn -al tener las caracteristicas de un insight: “Todos los mediodias, cuando salgo de aqui [...] camino por la calle xy miro los menttes en las vidrieras. En uno de esos restaurantes habitual- mente encuentro mi plato preferido: sesos frescos”-. Podria pensarse que esta declaracién es, ademas de una rectificacién a Kris, una especie de reafirmacién de lo “aprendido” en el primer andlisis gue sostieng la | neurosis y que podriamos expresar en los términos siguientes: por mis tendencias orales no tengo otra posibilidad que robar o devorar ideas de’ los otros tal como lo expresa el saber de mi analista anterior, que usted }— no termina de cuestionar. Sigo siendo un caso que confirma la doctrina de la cual mi anterior analista es garante. A partir de esta referencia freudiana podria pensarse que, en el caso del Hombre de los sesos frescos, no se habia producido el desasimiento con respecto a da figura del analista; el ontaje de la transferencia que Freud postula como necesario para.el. fin de andlisis, Podrfa propo- verse que Schmideberg habia quedado en un lugar determinado, encar- nando ) determinada, figura que no debia ser-herida, un Otro que -como I 16 expresa “Freud- permanecia como objeto libidinal. Pero, équé conse- cuencias trae apatejadas-! la permaneneia de-este resto-transferencial? En este punto, la cuestién es que, tal como puede inferirse, en el caso del Hombre de los sesos frescos, la permanencia del analista como objeto libidinal trae aparejado la pervivencia de.un saber, del cual el analista es garante que, como explicitamos en el apartado ant r, no debe confun- dirse con et sujeto supuesto., saber,,en tanto que esta nocién apunta a circunscribir una matriz de produccién de,saber y no un saber cristali- zado~. Un saber que continua sosteniendo la inh bicién, en tanto que ‘tiende a hacer consistir la existencia de tendencias y mecanismos supues- tamente inherentes al sujeto. La “herida” de la cual el paciente quiere proteger a Schmideberg no se produciria exclusivamente con respecto ala persona del analista. Podria conjeturarse que se trata de una herida sobre el saber del que es garante, Es una herida que en todo caso tampoco se puede producir sobre el corpus de saber-resto del transito por ese primer andlisis, Este aspecto puede verificarse advirtiendo que Kris, al cuestionar el tratamiento de Schmideberg, critica la relacién a la técnica y no la codificacion que habfa producido en relacin a las supuestas tendencias del paciente. Kris afirma lo siguiente: 26. Kris, E, (1951) “La psicologfa del yo y la interpretacién en la terapia psicoanalitica” | —_—__ i 25. Freud, S. (1916-17) “28* conferencia: La terapia analitica” en Conferencias de intro- | } en Revista de la Escuela Argentina de Psicoterapia para Graduados, No. 17, Buenos Aires, | | duccidn al psicoandlisis en Obras completas, Vol. XVI, Buenos Aires, Amorrortu, 1989, p. 444, [Cursiva afiadida] 1991, p. 34, 64 ’ 65

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