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Trabajo y ciudadania STR Sea re = Fy s s 4 2 Fs = g 3 Ss = = CONCLUSION EL TRABAJO MAS ALLA DEL EMPLEO: LA TRANSFORMACION DEL MODO DE VIDA LABORAL Y LA RECONSTRUCCION DE LA CUESTION SOCIAL -SuperLipersueletezminar sus exposiciones pablicas con tuna iapositiva de Africa en ia que un ledn core 128 una sgacela el leon se pregunca —dice el maga de la Vales ‘gen si pod correr lo suficiente para comer ese ia la cela se pregunta a su ver si correrd To sufciente para la salvar la vida, “lo importante” —saea la conclusin su peeLépet— "es corer cada dia” (Poemarcollage de Jorge Riechmann sobre una not ‘ia aparecida en diaro'E! Pais el dia anves que dejara de ici ROYALS Siu avo ~ «EL peligro se sitéa en el riesgo de pudrimiento de ie ee las condiciones de la democracia, qe s produce spar de ta crud _ MMe Corea | GCirpulurnion den conconsoaray Us aGeete cxeciete de personas seven obligadays ncn une Saloncd eo eve de cultura de lo siggionon Robert Castel, 19950 eric Li = En estos ultimos afios venimos asistiendo al cuestionamiento del Yalor trabajo como ¢je central de las sociedades contemporineas, Sin embargo, este cuestionamiento del trabajo esconde tras de 31 tuna pregunta inmediata: De qué estamos hablando cuando habla: mos de trabajo? Porque, videntomente-] abajo no-er ur Peto tuniversal que signifique lo mismo en cualquier sociedad, en cual- quier tiempo y en cualquier cultura, Elurabajo es una construccién social, esta referido a un contex- to histricoya una cultura: coneeta- a unas oxoersaciay Pes responder la pregunta sob al eabas el que canoe rotianlo —¥, también, cuando hablamos del final del trabajo—, refiriéndo- aa ony tole Ke ; ' B cwdadtono 4 | Scone & Abloe oedky 214 sos aun trabajo histéricamente concreto, al trabajo tal como se cunstrus6 en la época fordistalkevnesiana, despues de la Segunda ‘Gara Mundial, cuando el propio concepro de-cudadania i=) Sin embargo, este modelo de vida laboral caracerizado por la estabilidad y por la normalidad productiva, por la ciudadania sala- fiah asi como por el esfuerzocoletivo ¥ politico dit doy somo ey evident, de manera notable. Tada na see de aon IOs, hoy Fa, como Ta Fs del conan Kevnesianoy hast BT PRR Geel trabajo dl,que hablamos en eston momentos, cl gus wi tos en nuestro eniorno, pasa por un fuerte proceso de fragmen tacidn, de indvidusizacion 5 de desaliacion’o de pédida de sos telerencias y sopores institucional aspects todo ellos qu con figutan tanto al cusstonamiemo de su centraidad aoedl como su devaluacionen cuanto objetivo polio real, sebordinado sem pre al discurso de la compettividad y del mercado. En este sen do, la ciudadania «total» y «social», que surgié en fa reconstruc: sn des Sexual semmisconocmnve rssh idea deTa seguridad en el puesto de trabajo, los derechos de segun- & eercon aie x eromi) a main pale nat nal de la negocia ectiva —flegando incluso a ‘ion: iiarse o- convertse en poltia de Estado y la identidad enc vba scodsdan cds en eos momatio. dada a Saguclo gave — 1. [Trabajo iudadania: la vinelacion Reynesianal Choe La ciudadania, tal como se desarrollé en este periodo histérico, ten- dia a ser considerada un valor de inclusin e integracién social, una forma de construccién juridica y administrativa de la realidad co- ‘munitaria que hacia que las diferencias se volviesen secundarias en Ja creacién de un proyecto comin nacional de soberanta, pero tam bien de bienestar. La ciudadanfa, entonces, se convertia no s6lo en fuente de cédigos de-conv ica cleroxa Te presentacion social paa fijar la identidad de los sujetos, ambien se ampliaba hasta llegar a ser garantia de tieularidades v de derechos ‘econémiicos y sociales por la recepcion de un conjunto estandariza ‘scondmicos y sociales por Ta recepci6n de un conjunto estanc do de bienesy servicios piblicos que normaliraba la ciudadania ional en sus aspectos direcameate materiales’. Laciudadania, por tanto, en esta version de postgverra se plan. teaba, a Ta vez, como remedio contra las desigualdades extremas, propas del miseraTiamo decmmonsmsuy cama liinacon Teh diferencias de clase, de ideologia, 0, eens de creencias religiosas. ‘to quedaban, mi Mucho Teens analadas: pores se Timitabaet po nie Ricional. De esta maneracta sadadania como valor de wes Tidad nacional. y como proceso en el que se reflejaban los indivic cluos de una sociedad, rendias serie de elemento de codificcion ordenada de as diferencias, La ciudadania, por consigulente ens ‘ersin socialdeméerata —o democtata radeal=> ers mezla par tial de clases sociales miacion de diferencias por compensation bina delibertades negaivas postvas dentto de un Eatadornas cional que lgeraba el proceso de conversion formalde safe scp “Tom Tim de adapracn de ls indiiduos sae for ras iostituidas de tentabiidad del sistema eeonomica, ye eho. duction de las formas de poder social— que entraba en un ciclo consensual y conteactual®. La ciudadania social se constr 1. Sobre Is ransfomssin del concern de can, 2 patie a Segue Goer Mandl “fandamenstmenee bea l dena scaly awe ween aney Ma 197s rnc marist n Borers 19921 donde expose caer fndamensioene smbyguoy formal congo is teensy poltiaswelsreas senso se some scar de manera fs isa ecto bt cbxia de fos proemas ely celia, 2. Poerot erat i et ated dcp vedas Las bras prcedmeros dcipinaros much mis dnemiady maps + unneralens Fundados en nstrucones cio, due cada vex apsese menor e face Je cotol humane ths elaine de iad» obtnads or um sguema de actasen per Fool 9 5) Eos ride sc ‘imienid eT conficio J des se ha manteado ncn ono uno To TTS Tain pandas gue pres Tos ones dela orpunacon soo de a0 dal “Sigverds cel peter des earn, endl fon sate ste se dapnen det ‘manera Gut a mirada paronl puede ett presen sre oda Ln paces el proce nd tala ns ep aa 90D ve a re ik ed ‘pia seca en equ asians perianal que negra aus oh go ‘Sea guia ae ae oman de sa mga de 2 eo abcd, cement enel dicho india pine. ¥en ornon cet "Mrs Geeta gurl compete rtentan TOTAL POF Ha, Coa APCS ‘sili pede we cocreta ana acpi sconacuay(Onidemie V2. 1894 poe Saat doe cig Tals somsTTR TS Can cleo — waed Gonlno| Saad Recast | maple | a | 21s bac: bene | ZARB srl Geiatenemn ore tenia —a la vex que reflexivamente construia y ayudaba a man- nod, tener— sobre un relative consensa y sobre una relacion modera x0 damente aconifictiva (0 por lo menos dentro con un conflicto fuer- temente integrado y juridificado) de las tradicionales clases sociales industriales, ya maduras, y de los nuevos grupos socioecondmicos: 4. Enna keynsan sce ye efile pec el gle de © cco s colin ome sgn cles ned see pas plac gece OA iseyeconas ens de byt grin cranny Spades —y pos elcome. tables) medic categoria nbs mes inca fatal cote tcsn tala gently valent prasad ead ee ober boo ips 3 font Searing ene isons por HFN, hemes Gey rehome narra ; | Set suger Cops, -) 217 econdmico ¥ los de identidad laboral clisica. Ademas esta ciudada- nia material generabs efectos que iban mas allé de los valores de in- tegracién social y de legitimaciGn del sistema productivo (y sus electos normalizadores), posibilitaba, también, abrir un amplio campo de actividad econémica, aprovechado, tanto para generar posibilidades de rentabilidad mercantil indirecta, como para am- pliar la ocupacién de los recursos ociosos. La ciudadania en el momento de la culminacién de la reforma social, tomada como mezcla e integracion de clases, hacia, por fan BHO que desipareciese ls-cuestion socal @ fa difeore de ‘Tages, sino_que esta cuestion de clases se articulase dentro de es 15 regulados piblicamente que servian como integrador Tun- damental de la lucha de fos 03 ie, La ciudadanta social no suponia, de esta manera, tanto la supresion de la lucha de cla Corno Gs Totina questa lucha tomabs dento de un modo de epee (acon torditarkeynesano, Los valor nonalvantes de Se oo sty Topraban. asi Vet-aue todas Tas diferencias fuesen vats Tomo elementos secundarios de un problema central el de la fepro- duccién integrada y ordenada del trabajo y, por ello, tanto las sub- culturas del trabajo, como aguellas derivades de la formacion de identidades, no estctamente laborales, eran siempre unifcadas por la gran cucstin de la iudadania laboraly de la wormalizacion publica, capax de seguir extendlendo los derechos socials ¥ las po. Treas de blenestar a suftos no ditectamentelaboraes, pero eons derados potencialmente laborales, 0 relacionados por iferentes vias con el mundo del trabajo, con lo que al ial eea inclu en 4 Pat pacto Keynesian es ae ca haven Hina su iendencia-a fa rormaliz aT Sage imeuracian sual. as in als co-ed de zomo sociedad de ; nuevas clases medias, sociedad de consumo de masas, socieda | taban de sefalar el eardcen contipeto gar stquiean lay soe Yaadores-de la Segunds-Guorms: Mundial Ux comolidacion todos Tos procesos de integracin maxima de la relacién salarial, ‘en los esquemas de reproduccién y consumo mercantil, hacian que tas iftaras Obreas tadcionales ~culeuras de resistencia, ayeda mutua o de solidaridad mecdnica— quedasen practicamente elimi- gattdas o, en gram parte incuidas tanto en los edigos de formacion te. Ora otis Yecarrollo de la solidaridad orgénica, expresados materialmente \ en el Estado del bienestar y politicamente en el corporatismo socie- SAAB tal, como en los c6digos simbolicos de la cultura industrializada de ee, \ 218. La construccién y asentamiento de una sélida ciudadania social coincidia en los paises desarrollados —no por casualidad como es evidente—, con el primer desarrollo de una gultura del ocio y con tun estilo de vids normalizado y codificado por el consumo de m: sas. La limitacin de las diferencias radicales y extremas qu ai “mbito publico trataban de hacesse tanto por parte de los ingresos uel Estado (impuestos de alta progresividad sobre la renta y el pa- trimonio} como por el gasto publico (politcas sociales, sanitarias y educativas compensatorias y parcialmente redistributivas), integra~ ban las reatizaciones del ribia, a su manera, sobre el te= = ao fioro, este modo de cepulasidn, despeganda toda una enorme “yo, red de injraescructuras y equipamis vos que servian de base pata Ta prOucCiOny el consumo privados. i cusad fordita ss asi, ambien mezch de ds i de de blue del rerritorio para acoger un sistem ‘TafistIque ha superado la ednurbaci6n punitiva de la ciudad fabril Uecimondnica y el menesteroso mado de vida de las masas de la Epoca*. De este modo, el universo laboral basado en la cultura del trabajo estable, en la filosofia del pleno empleo y en la centralidad de la relacién salarial se expresaba politicamente en la realizacién de una identidad basica y duradera entre ciudadania nacional y era- bajador normalizado, lo que asentaba al trabajo como centro social y teforzaba los elementos mas progresistas de Ia democracia liberal convirtiéndola, ahora, en democracia social. La reconstrucciGn social de Te Segunda Guerra Mundial, la su- peracién de las clisicas crisis de demanda y Ia situaciin geoestraté- gica mundial —divisién del globo en dos bloques antagénicos— ‘sociadas indisolublemente a la institucionalizacin de un modo de regulacién fordista, habjan transformado, de hecho, et Estado li beral en un Estado social. Estado social donde Ia socialdemocra- tizacién material de los modos de vida cireunscribia también un proyecto de ciudadania en el que los conflictos, derivados del en: frentamiento de los actores sociales, siempre se resolvian acudiendo a politicas de negociacidn colectiva y de redistribucién parcial, con- trolada y, en tiltima instancia, no disruptiva con la propia raciona- lidad del ‘sistema econémico, tal como se habia establecido en sus procesos de regulacién, ‘collars, es la ordenaci 46. Soee a ida fers, su prespacsos oducts tepulconis abe ek lac ys expan posers eee Perl (1995), Sr 19969 Hang 1995, 219 de piblico v de privado, de’prodiccion en industria y de servicios, de_ Soe. ly cou CUTS, ch chest, te. Perolkour au wtgecuccsay cohere, Crisis del trabajo, crisis de la ciudadania En este proceso de unificacién, integracin y articulacién positiva de las diferencias de clase en una ciudadania conjunta nacional ba- sada esencialmente en el pacto keynesiano, los valores legitimado- ‘es; como el bienestar y la seguridad en el modo de vida, ademas de clementos fundamentales de integracién ideoldgica, resultaron ser la salida econémica de Ia crisis mundial de los afios treinta y cua. Tenta, ¥ empujaron a los paises occidentales hacia una senda de cre cimiento sostenido con una cierta redistribucién social y con una evidente limitacin de las diferencias materiales en un proceso de busqueda grupal y corporativa de equilibrios sociales visibles. Sin embargo, esta situacisn ha venido transformandose radicalmente Freel, 20 la tltima década. Asi, en los ultimos aiios, la ciudadania, como tie hisico de arculacion de la vida de lon imdisieoe dee STS, a0 4, nasiones, ha venido deconstruyéndose y franmentindases mucin presupulentos de ipo universal pat ena on sole asad Sygite ~ Claret de doechos alter Be pee ee a ifieto-neoconservador que pretende veicr a color eT ae ome, Te cudadania en sus estri wenidos politicos —centrandose Nexonentdage os gens adgenals de reeenin pala dee nocimiento de libertades~, tendiendo, ah 8 perien 9 fos lo we 2 vetere nos a redimensionalizar y seleccionar, os elementos dee seocta ban cudadaniaa derechos sociales 9a Selardades coleieaes En este sentido el concepro de clodadanta sovtal ea seco de- anicolado y esa destecacion cod Seed ee in Taerea de wabator perdidose-porslis cos eat ‘ersales como las Tormascenraizadas de reproduce dels aero de trabajo —de las clases laborales—, y, asi, el modo de vida labo-| ral fordista (normalizado y normalizante) esta siendo sustituido port tna ult idades supralaborales, semlaborales pseudolal les. Identidades aisladas Stones Jcada_uno de los segmentos de vida labora. lq uclodemic @ duarranc y Foqunta 2, Enesacamon ag es emplos, por aid y buen plo intlesaal, ea gan ‘aotida de eave een qu exresa wu preaspacion ae tro de ot ee, ts ealen de cada. Autre tanner tn eebnts cote Deo! one), Habermas 19971 y Todor (1998) hacen haest Cobos par haces er eben tera deo derechos. que ha apace pn del wempos pono, Conlon ahs cual PH 220 Este hecho encuentra sus bases materiales en dinémicas ya muy conocidas: una fuerte oleada de transformaciones técnicas y tecrologicas lanzada como salida de la crisis de rentabilidad de . los aos seteta; un proceso de sobrecapitalizaién productivale- Cease vado a cabo limirando los procesos de redistribucin social; una relocalizacién de los elementos productivos de las plantas indus 2% SL tides a lo largo de todo el planeta yy a la ver, de flexibilzacion geo be de la propia estructura espacial v organizacional de las empresas, 7 utiizando disposiciones en red © de mixima descentralizaci6n ¥ « puastoseasuo subcontratacion productiva, ete. Ademas, estos procesos de fle- xibilizaci6n tecnoldgica han venido acompaniados, a su ver, de Kexye . procesos de flexibilracion jridica¥ social que, en un pena, Ppudieran parecer como una simple reduccion de los derechos eco. us rnomicos y salariales conseguidos por los grupos laborales mis- f avanzados —lo que supondria una suerte de flexibilidad defensiva~ Cla yes ccuo~ ¥ disilinariaTanzada desde los ciculos empresariales mis con- ge OL” Ie servadores— y que, sin embargo, apuntan a una reconstruceidn oa ‘mas compleja de los modos de regulacidn y de reproduccién social = ARQ, de los estilos de vida laborales.'sto es, una flexibilidad ofensiva, esencial y coral - Este orden reproductivo tiende, cada vez mis, a fragmentarse, individualizarse y autonomizarse, desvinculando derechos politicos de derechos sociales; fundamentando una tendencia de sobre-expo- sicién de los individuos a las dindmicas desocializadoras del mera Ee do*. El trabajo queda, con ello, en una situacién de desorden institu- | coud Uwe Sonal yd desarslacin programada de us modos deexstenca, | “CQ de manera que vivimos una pérdida de ese centro laboral> de las sociedades occidentales. Si el fordismo supuso una desocializacién” quip 2 forzada de los modos de vida comunitarios para resocializar al tra ya bajo en los esquemas normalizados de produccion y consumo en sy masa, el proceso qui estamos viviendo es un paso paradéjico de de- socializacién del trabajo estabilizado y normalizado y la reestracta- racién de éste en modos y estlos de vida yuxtapuestos, casi imper- meabilizados, crecientemente diferenciados —modos de vida que vvan desde un nuevo pauperismo a una nueva opulencia— y enla zados con dinémicas legitimadoras, cada vez mas desligadas de lo estrictamente productivo, y de larelacin salaial, y mucho més eer- 8. Esco gels metfons meteor tean comin apse faci saint dels economia msngatEsNrcOOT eens as etalon Ses sasincnee de teverines os manibea specular fren unten fora dels tepid it pot &inervent de ssa, elon sueren pods, Aats ios moog Ceara re aa cn j 221 canas a los aparatos simbélicos de control socal (estlos de vida, simbolos de status, discursos massmedisticos). En el modo de regulacién postfordista/postmoderno, sucesivos Modo clenventos de desarticulacion de la «nc [= y del con- 2 Os, ‘Sumo homogeneizador de ma mata én de woods de vida, 7 esilos aiculates —consumo personalizado, an pooh sBrcewe pliacion de las gamas, segmentaciin de mercados, consumos distin- eatreatslerss tives y concretos adapados a los nuevos grupos sociales emergen- ‘ tes, ete.— generan Iogicas de actuacién e imaginarios sociales ca vex mas particulares iicos pai 0s grupos sociola- Far de rales; TOgicas de reproduccion y de mantenimienio progresiva ee datowiuced frentadas entre unos segmentos v ottos. Dinsmicas centrifugas de & Vigues © flay denueva hegemonts Weolopca de una case deivads depo Wnaaggraday, Jer de Ta economia financiera de Tos ochenta tienden a romper Ja eae ‘dea de una sociedad con centro —un Centro Taboral establecido <0- —_breunarrelacion laboral estable—, y asi, fendmenos como la perdi- bos da de cohesim sosial_la exclusion, fa individualizacion de Tas tra- enlarger , yectorias laborales y el debilitamiento de la negoctacvow colectiva, Bo aavli-gael—la amplacon Sutin oe aprovechomiento programado Teas Segmentos laborales tis desprotegidos, el acoplamiento de grupos TmICOE igrados en Tos nichos mas penosos y degradados del em ‘peo, ere Unt eeera ue podria abarca varias paginas, y que son Imanifestaciones que nos levan siempee a una misma conclusion: 3 a mulkiplicacion de sujetos frgiles y de franjas débiles en la inst- tucionalizavién social del mercado de trabajo, y la tendencia de éste Tener un comportamiento no tanto integrativo como disipativo y disgregador. La explosién de las identidades laboraes es, pues, un hhecho de indudables consecuencias para la concepcidn misma del _ trabajo como un hecho social ate ee Gaels ‘medida, una fuerte fragmentacidn de los sujetos sociales al rompe se en mil pedazos el universo de representacién en que estaban in: en aR akg wea Fe impareds y wsciskaowe acepedooor anive 0 por pastas de ~ racionalidad toral ha supuesto su desestructuracién como sujeto & colectiva, capaz de offecer una proyecto ideologico alternativo ba-_ a ae mena. generador de solidaridad social’, Fucae Wo epeuigkited 4eQ ter. reo 22: La dimensidn social de todo este proceso ha supuesto, en gran \ I sritos. Fara el movimiento obrero, la instauracisn idealéeica de la rentabilidad financiera como criterio general —gubernamentalmen- conciution De esta manera, como era de prever, los cambios en las pautas de estructuracién de las nuevas clases medias han afectado tamoi “HOS Sesenta y setenta, la pedicles eee de los Samat a LO tos mas actives de lay nucva claves medias se encuentra en elo gen de los llamados nuevos movimientos sociales, sobrepasando en AS C4 5u accién los limites de la politica comercial, mezclando lo piiblico 2 Yio paiado, la cultura a pola, la sociedad y ls vida corr OC diana’; sin embargo, en los afios ochenta, se consuma la desradica- ky Lephow> Tzacion acva de grandes sectors de una clase media que, en sus ©” D2 estratos més bajos, se encuentra cada ver mas segmentada y en. NWLALD, slaustrada, alejandose de lo colectivo y volcandose hacia el consu-, mo privado como forma defensiva del mantenimiento de un status.) \Ralegg S en peligro, por la oleada de reconversiones teenol6gicas y por las en estrategias de desregulacién y privatizaciOn; mientras que en sus ni- 2 beet veles mas altos, esta clase media se encaminé hacia un cultivo obse- rorien sivo del esteticismo ostentoso, de la ambicién, de la ausencia de co compromiso, del individualismo extremo y el consumo, como ex- & presidn sadica de su situacidg de dominacién. toate Si as clases medias fueron capaces de generar bajo el Keynesia-y N+ nismo distibutivo una cultura de compromiso, como discurso det) Erubnison sus propias movilizaciones en favor de sus demandas de consumo piiblico, y de la expresin de su voz, como traduccién de su proceso be WEF de ascerson en ns soiedade osdentales, por el conaro en lose aT J aiios ochenta, estas clases medias, més maduras y coronando su as- censidn, se instalaron en una cudiura de la jutcomo sa- biamente la ha denominado Jonh K Galbraith (1992), simple- mente defensiva y regresiva, eb el €as0 de sis segments medios y medio-bajos, y claramente ofensiva y agresva, en sus mie mds a tos. Asi, la base ideol6gica de los llamados nuevos movirgientos so- ciales se ha ido disolviendo parcialmente, desde su fundargento (jus- to cuando las iniciativas socioculrurales dejaron de planteprse como expresién de grupos civiles extraidos de la clase media que busca- ban, en el Estado del bienestar, un principio universalizadar de dere chos de ciudadania), y se agrupan en torno a incentivos miateriales PF Melurorns = dt Som Sai tt eT ab. Ell, oe eT olin yweoras es rasvs mo tes, ess OH 988), ser (1993, Danton ¥ Kuehler (992), Melct (1994) ¥ Alonso 223 urile aad a eee K Daly akacede Be Nice Wesabe ahh reuennn tenebroso telén de fondo del proceso de reconstruccion de las bases TadeMaR eo sacion de turbulencis iain de te obrera desmiserabilizada, dejando fuera muchos de los Presupues- tos sobre los que se asentaban tanto el pacto keynesiano como el Propio sistema de fabricacién industrial; de esta forma, el modelo “Sidades de servicios, han sido las fi Jaborales mas atacadas y fragmentadas por el proceso di ci _ Teo cap, como logue soeal be a ead : 2 BK oes sunpuTo @, ar tout 2. (Raping ae pao Renee) fap sot, chit casper, ticulares, irrumpen y se hacen presentes en el mundo laboral. El dara cna comings ase Seger a Saas eas dentes que consagran socialmente a un buen niimero de clases pro- mocionales muy individualistas y, a la vez, con que se consolida la forma estable y segura, porque tienden a caer en situaciones de vul- La cristalizacién de un ntimero creciente de separaciones yde 224 eae. concwusion cin fordista/keynesiano de la convergencia funcional de los siste- Seperce— mas industrials. As, la primera tendencia dispregativa a reseiar es aque la que marca la dindmica de desarticulacin y separacién radi- Voy de. cal entze los tenicos v las nuevas Tases de servicio —ascendentes— ©7O™ ¥ Tas clases laborsles industriales tradicionales —en declive—, "eK fensiducy Sada a Tos procesos de fabricacion en masa, Es notorio que en los ais sesenta se defend a idea de que clertos actives des nuevas § LSet clases emergentes del sector servicios o de la planificacion y del di- car sredon, sefio tecnolégico —profesionales, técnicos, gestores— iban a ser los elementos fundamentalesen la reconstruccién de una nueva cultura Jaboral, 0, incluso, de la gestacion de una nueva condicion obrera Sin embargo, en ests iltimos treinta alos lo que hemos vivido es justamente lo contrario, os técnicos, gestores y profesionales —en crecimiento en nimero y en poder simbolico; en fuerza cuantitativa y cualitativa— han generado una cultura separada, tanto de los va lores habitualmente atribuidos a las clases medias —estabilidad, honor estamental, tradicionalismo— como de los valores obreros —, en gran medida, para ser combinadas v utilizadas en trabajos que tien- dden a expresar, en su misma existencia, el modelo de privatizacién del Estado del bienestar universal. Asi, los costes sociales de los modelos actuales de crecimiento econémico, antes de ser pactados ¢ intecnalizados por instituciones prablicas, son asumidos diferencialmente por los distintos grupos sociales, segin sus posibilidades eeonbmicas reales, en formas semi- privadas, 0 directamente privadas, de gestidn del riesgo. Fn estas formas de gestidn que requieren actividades con gran cantidad de tiempo y dedicacién, aunque escaso capital humano, y de las que son muestras de fenémenos tales como los servicios de proximidad, los cuidados contratados para ancianos o invalidos, la asistencia doméstica y, en general, todas las formas de trabajo sumergido en cl sector del pequefio servicio a personas, es donde son perfecta- mente funcionales estos grupos émicos que, en sus estrategias de supervivencia, integran culturas, formas de vida, figuras de econo- mia de subsistencia y concepciones laborales prefordistas, capaces, todas ellas, de adaptarse a los requerimientos de estos puestos de trabajo inseguros, muy exigentes en tiempo, mal pagados y degra- dados para los canones habituales de la cultura occidental Distinguimos, por tanto, una fuerte desintegracién de las for- ‘mas de trabajo asociadas a los modelos fordistas y una nueva situa- cin de fragmentacién y falta de identificacin en los mundos del trabajo. Situacién no estrictamente inédita, pero si tremendamente reforzada y generalizada en los paises occidentales estos ikimos 235 afios, y que se podria definir como un multiculturalismo social que Neva asociado un multiculturalismo laboral y defensivo, ligado a la vulnerabilidad, al riesgo y a la individualizacin de los actuales procesos de trabajo". Multiculturalismo, en suma, que consagra las diferencias, y mantiene —y hasta paraliza—, en el proceso de trahajo, desde las formas de supervivencia locales hasta las situa. ciones de privilegio expreso, sin integrarlas en una relacidn salarial estable, normalizada y generalizada donde los derechos sociales laborales de los trabajadores industriales tradicionales constituian tun nicho de normalizacién y homogeneizacion de la condicisn obrera, hoy en regresidn. Situacion, por tanto, diferente, y en cierto ‘modo nueva, que es la que hace que la ciudadania social —situa- cin de mezcla, legitimacion y de integraciin de diferencias, se disuelva de hecho en una ciudadania «privada», de refuerzo de los derechos estrictamente individuales, de yuxtaposicin de diferen. tein — untocl ot pati 21, Sobre lta del muicuturime, 29 tanto det un peablema do 0 loo ie sin ono bho sail y polio, sense: Tao 1990, aces (1990, Coha Bendis Shae 11995) Wierik (19944 1396) 236 total y su cambio por politicas asisienciales muy facalizadas, liga- de. wwimoby das, casi siempre, a grupos no Taborales 0 sublaborales, ys Por ello, 5. es aoasta— aislables y estigmatizables inmediatamente como grupos «no nor tialese, al considerar la normnafidad una relacion esabley fluids FR). Sohe om enteadguistvo con el mercado Polieas plate de logue gy iriamos denominar los excesivos costes sociales que puede gene- podriamos di Srna ‘ar un modelo pavatitay absolutamente mercantit de gestion social general. Politicas precarias —para un tiempo socialmente a . precario~ cada vez mis desinsttucionallzaas yconfsas, que bus. PO4FE™MDy Can una nueva gobernabilidad en una gestion socal del riesgo ent ae a rls soldandad personal oles rotvos del corazn Ge ow ch dadanos 2, Langs el od obit sn ara leon» Sh 237 En otro aspecto diferente, pero evidentemente relacionado con Gere Pdemon anata que 0 sly Se paduce an devine generco ___ de la politicas sociales, sino que al mismo tiempo se abre una ding SqausFF0 — ica, casi general en toda Europa, segin la cual las polteas souia Ugas~ — [lesolaborales, a la vex que mis esasas, se hacen mis WTTOTSTSy estan Tigra eS adiministratvas par dehajo del Fstado na \ even | Gonaf- ceSiaas “paradbjicar cuanto mayor es Ta globalizacion medistica y econmi~ £3, as Tiende a refugiarse en Tas propias comunidades locales ly de Kac . sondicidn de ciudadania social como un espacio de ressenc Te tninimos, donde se puede entaStarin Posie pact) socal METS, jo —lo pequefo es heros, pars men SUNS we TCI ee FEthalizar costes hacia otros cctitoros Con enoy GApREMT erie fev yan fede tata a plea decals Bniversal y nacional, cuanto que de focalzacion sobre prapos de cissgo —y de mantenimicnro de esos grupos en una steacion de ciertaintegracién social minima y funcional. ax como de terite Fializacidn asociada a la actual competencia entre egiones los efectos frontera derivados, Sones Es sintomitico, en esta linea, que Jos planes postliberales de empleo, y en general las polticas que en ese campo ewamor sai. a “Ser asa so Fen cot ecard en oe, oe oe polar soe eae few : mientalmente individualizador —con tendencia a darle al indiseco “situaciones de informacion personaly de formacion, de meritocsae, “ zacisn particular de cara ala de empleo, etc 0 bien BE Saliunge ' on poltieas de suleion-de tos indviduos prematinales en lot Uigixe imercados_secundarios de trabajo, extabilvando esos maT eo “como un elemento mii 0 Fieios etabTe del modelo de tarructerse \, SiGit Social, Por tanto, estamos asistiendo a una separaciany de her + CHG; entre las politicas laborales y las sociales con el subsiy yuiente Lepenceurs UTR soit ys borates Sobre wes dun made des salarial normalizado y universal 16,y derivaban los derechos ee stn mae ecto QA (alo Ta pusita en prictica dela Mosofa del Workfave por parte del Se «liberalismo social» del que el nuevo laborisiio de Mathony Blair y ioe dea mane ae oro dds ep ce geile Tos que ao ean capac de meals, ane planer su pope ge guedn nsedoes ent defo csiadon csieado como tlds pr una ed de donor a logs del cal Donal 194), Row [19974 No sta or ene nel Si series uendan bc ot izenclim, el niaaamo yi seaeoeeens cobs hor > male snes, vse Tenn Fata 9911 as como eens trea ets fe Petals ott 199) 238 su stercera vias, por ejemplo, sirve de avanzadilla; 0 las nociones de «flexiseguridad» defendidas por el gobierno francés de Lionel Jospin y, en general propiciadas, por las ideas del «nuevo pacto so- tial» difundidas por la Unién Europea, en miltiples foros desde la cumbre de Luxemburgo celebrada a finales del aio noventa y siete, apuintan a una nueva ordenacién de politicas sociales minimas, lo- calizadas y descinadas a grupos marginales, ¥ politicas laborales de corte productivista destinadas a la busqueda individualizada de em- pleo o de nichos, yacimientos o formas autGnomas de empleo La formula del =trabajo para el que puede, seguridad para el que no puede» —defendida por todo el frente postneoliberal que entra a gobernar en Europa a finales de los noventa—, implica la fr losofia del nuevo compromiso para =preparar a los hombres para el cambio tecnolégico, en su nidxima adaptabilidad a las exigencias del mercado de trabajo —ahora la forma eufemistica de moda es hablar de aumentar la «empleabilidad-—: a la vez que las politicas sociales se restringen a la asistencia controlada para las periferias 5o- ciales —eomo si fuera un cinturén de seguridad del sistema cen- tral—, estabilizando en elas al circulo difuso que rodea a la nueva sociedad postindusteial: los sin papeles, los sin sueldo ij, los sin ordenador, fos sin nacionalidad, los sin cualificacin, slos sine, en suma, de todo tipo. Politicas laborales, pues, de corte competitivo personal —destinadas al nicleo interno integrado de la sociedad— ‘que exigen a cambio de una intervencién del sector puiblico social mente «emprendedora>, haciendo que las acciones estatales estén sgobernadas por el pragmatismo, por la rectitud financiera, por el control milimétrico de los menguantes subsidios sociales. por la obligatoriedad para la busqueda de empleo, por Ia incentivacién del autoempleo o cualquier otra forma de «desafiliacién de la re- lacion salarial estable, ete: y politicas sociales de minimos para los iudadanos minimos, aquellos que no pueden gestionar, ni mercan- tilizar individualmente su propia previsidn de riesgos y acuden, de- pendiente y subordinadamente, a un sector puiblico mis asistencial ue redistributivo. \ Las politicas de Ia sobre-exposicién al riesgo de esta sociedad dual integrada rompen conceptos tan evidentes, en otras épocas, como el de normalizacién laboral. Y asi, la sociedad salarial se va sim cen miles de estrategias cada vez. mas fragmentadas per- sonal y particularmente de insercién laboral o de apoyo en la grupa- lidad defensiva, en la comunidad hiscérica o en la condicién étnica, 23. ara cone ene Is pains scale postlersle, at demands de log ‘ine ie never alesmeotor ce pia nwtuconal alata, Neuse: Ee 1997}, Darendrt 1971, Cans (1997) Pau (1998) 239 como formas de supervivencia. De acuerdo con esto, los modelos de intervencidn social despliegan estrategias compensatorias que res. onden no tanto a leyes 0 a los derechos sociales universales como a rotocolos particulares, creados para grupos localizados y marcados de imtegracién social y laboral debil. La asistencializacion de las po- liicas sociales va indisolublemente ligada ya a su focalizacin esto «5, a su «desuniversalizacién»— y también a su gestion cada vex més territoralizada y localizada™. ‘ode esta nueva intervencidn, si se produc: ebe reitendar con su selfo Ta incapacidad de los indiv ddvos que acuden a él en la carrera de la competitividad social. Es el Estado de los que «no pueden ir a lo privado y por tanto van a lo pliblico». Ese estilo de intervencién social para menesterosos, para incompetentes (de los que ya no pueden competin), le da al Estado social vergonzante actual unas caracteristicas muy parecidas, aun. que situadas en otros contexto, de aquella situacién del Estado de Pobres, pietista y sin provecto colectivo. De esta manera, este sector pblico estigmatizador, pasivamente asistencial, seria simplemente un remedio contra las posibles situaciones de desorden social o de conflicto que generasen los marginados y los expulsados del sector ‘mercantil, cada.vez mas numerosos. Coincidiendo esto con el pro- eso paralelo del aumento de la agresividad en la retrica del mee. cado, una retérica que hace del mercado no slo el idilico y confor table mundo de la sociedad de consumo pasada, integtadora y despreocupada, sino el paso necesario, y muchas veces sombrio, para el futuro competitivo de las personas, ya sea en forma de com. pra de educacién, tecnologia, o a través de los medios y méritos pa ra la adapracién individual al mercado de trabajo. Asi, esta asistencializacién se hace complementaria del subem- alco y de Ia vulnerabilidad de amplios grupos laborales, cuya rela «i6n salarial se encuentra cada vez menos socializada , por ello, politicamente mas desarticulada. Los peligros de creacion de una sociedad dual cristalizada y fortificada son evidentes, asi como la tendencia a creat un espacio vergonzante para las politicas sociales, cuya sola existencia supone la estigmatizacién automitica y genera. liaada de los usuarios de estas prestaciones sociales. Por este cami. no, la cultura laboral tipica del fordismo ha ido faccionandose y segmentindose en trayectorias personales y grupales divergentes. es que sera 24. Sobre I sionals, indiualecin, fragmenta slates en funcién de vee pectin des poincas soley de empleo posheynesa, al she so see oe lon iereesy divest process detprimcion en Europa sete Seance Pcl fo, ugeiny Slain 1999) Anny Tome 1998), 240 Asistimos, con esto, no al fin del trabajo —como pretenden algunos de los propagandistasliberales o neoliberales—, sino a la conver- sién de la sociedad salarial en un conjunto de culturas laborales y sublaborales tremendamente inestables, en procesos biogrificos y trayectorias de incrustacién en el mundo del trabajo cada vez mas diferenciales, en situaciones de asalarizacién diversas y en algunos 250s directamente enirentadas, en una contractualizacion cada vez ims desordenada, y, en suma, en la conformacin de un universo turbulent de dennddes abraes fsa, solamente sito eh erifera, por politicas de asistencializacion particular disedadas para evtar los excesivos desencajes socles dl modelo de regula: idn débil que ha implantado el postfordismo financiero, Llama la atencién, por tanto, como el modo de regulacién postfordista, fren- tea la codificacién y convergencia de la socialdemocratizacion for- dista, es, por principio, radicalmente débil y socialmente desorga- nizado; pero, por otra parte, acusadamente eficaz para generar posibilidades de beneficios para los grandes grupos econémicos y financieros internacionales. La justicia social, perseguida como ob- jetivo principal por los Estados nacionales —tipico punto retorico, pero central, en los compromisos de postguerra— ha salido de las formas principales de cegulacion y de las convenciones politics, para ser sélo introducida, en forma parcial, como efecto de las au- torregulaciones mercantiles o de los acoples cibernéticos de los flu- jos combinados de informacion y de gestién econémica; en suma, |a justicia social como limite, 0 como consecuencia cognitiva no buscada, antes que como objetivo de un sistema socieconémico mundializado® Coury a Total 6. Sindicalismo y ciudadania compleja de De esta manera, los procesos de representacin tradicionalmente li- ¢gados al'mundo del trabajo, incluso las acciones colectivas expresi- vas de ese mundo son, cada vez, mas dificiles de encontrat,y, en ese sentido, ¢s moneda de curso comin hablar de crisis del sindicalismo. El sindicalismo que esta en crisis es el que habia experimentado un 25, Sobre cont de ii sl com reid frcedinenl anes gue ome enc taney hadancainen tomato care un pod prt] Sa gr. ‘on eons ete Dupuy (1997 cts ips de con planerentar een stow sion is 90 date ne ns dal ei iFrame wl cona un prin yoo come es comes nega dela cond Por 0 oe €- Deere 1997) ha puso de sani procs e farsa cee musics en Te icon ondanon deo onde comsnc, dace mics de Come. ‘Snes meraocstas, sonar omar deo ong es dua oa. 41 teers Cro- peek crecimiento notable y seguro al amparo de las politicas de demanda keynesianas, de mantenimiento puiblico de la economia y de com- pensaciGn estatal de un amplio volumen de costes sociales del creci- ‘iento econémico. Sindicalismo que coincide justo con los afios de «recimiento sostenido keynesiano, con la consolidacién del fordismo ¥ con la expansin de las clases laborales estables. Ahora bien, este ‘modelo sindical se encuentra lteralmente atrapado en el proceso ac- tual de privatizacién y remercantilizacién social, més o menos mani- fiesto, que en todos los ambitos de nuestra vida cotidiana estamos experimentando. En ese sentido, el proceso de remercantilizacin y de ataque politico al concepto de lo pablico y a la funcionalidad de Ja intervencién estatal para suministra servicios sociales esti gene rando dindmicas fuertemente contradictorias con el propio modelo de accisn sindical, incapaz de resolver las aporias que surgen de no poder actuar con mecanismos fraguados en Ia regulacin keynesia ra en el momento en que la violencia de la moneda se convierte en cl eje central de las demandas que los grupos econémicos ejecen so- bre la propia negociacién colectiva, a todos los niveles. Es casi imposible la concertacién cuando los resultados que se exigen, tanto por los empresarios como por los gobiernos, es la ma xima individualizacién y flexibilizacién de los mercados laborales. La escasa capacidad que tienen las agencias y las normativas labora les para generar decisiones y preceptos juridicos que sean efectiva iments seuidos por la sociedad econdmia, est siendo, a, cadaver, mas clara; de tal manera que en los paises occidentales se estd expe- Fimentando la pevalenia de usos dela fuera de trabajo dines. ‘mente ligados a un realismo y a un pragmatismo economicista des- carnado, por encima de, incluso, las garantias juridicas reconocidas. ‘Lo que parece anunciar tanto la decadencia del derecho de trabajo, en tanto que arma de defensa de sujetos colectivos, como de los acyerdos corporatistas en los que se pactaba sindicalmente minimos sgeneralizados en las condiciones econémicas y legales de empleo de Ia fuerza de trabajo. Todo esto hace que, a pesar de que puedan existir normativas laborales formalmente progresistas, su incumpli- ‘miento sistemético y generalizado haya reproducido de manera, mas o menos invisible as stuacones mis arcaicas de dominacin, ala vez que se hayan aumentado los segmentos y espacios vulnerables y precarizados, impulsando situaciones en nuestro entorno, que supo- nen usos y costumbres neofeudales que refuerzan el estamentalismo, el nomadismo y la dependencia laboral, y apuntan, con ello, hacia una especie de nueva Edad Media en las relaciones de empleo". La 26, Sobel conepuainsin del emeno de fapmenacin socal acu —con ee 242, la negociaci6n del precio de la fuerza de trabajo, o sobre la seguri- r En este sentido, los sindicatos se ven atacados por la falta de co- tenganche forzado de la negociacién de los grupos laborales mas tratan de privatizar todos los modelos de Ce das cuerpos tecnicos y profesionales que tratan de liberarse de la con- tractualizacién colectiva— y, por otra, las Aicalades ue & en muy diferentes, integradas en la localidad, en la supervivencia, en la cient nema, nomaimoenermebiisin eee xaos soe, Eat GENE Sogetnaocan resent poten vene, con cients fon allo Ub Ee ron Sin rope, Dt 19), Fore (996. aoe pesca emacs es ov mon lores dla Oia ternal Teabs ode Geb Sessa ereiSn “7 cs sara des ean de seo. sear meat orice mend, ysapaetemente Ya} HO ae et cifcsam minimeacn yentectormento os maton cose or ue i epoca coletvs, ee OFF 19965 197. 243 dir la modernidad con la centralidad del mundo del trabajo, yen la sonsecucién del pleno empleo como eje central del funcionamiento —social y econdmicamente eficiente— de un capitalismo con dife- rencias estructurales de clases, pero legitimadas y concertadas tales diferencias —coyunturalmente— en la raz6n comin de una ciuda- dania publica. En buena medida, el propio concepto de conciencia de élase, recogido por Ia tradicién sindical en el contexto fordista, se mantenia, de hecho, sobre la idea de un interés comin respalda do estatalmente que se acabaria imponiendo a medio o largo plazo, yen el que las politicas de intervencidn piiblica eran pricticamente ‘un anticipo de la coincidencia irremediable entre Estado, interés ge~ neral y mundo del trabajo. El problema era ya solo avanzar de ma nera evolucionista en esa tendencia, perseverar en una cultura que hacia coincidir la lucha laboral y su fuerza con el interés comin y con el crecimiento de las funciones sociales del Estado. Sin embargo, cuando los mismos Estados han pasado a realizar politicas de remercantilizacién fuerte, cuando la fragmentacion so- «ial dificulta, hasta en la dimensién imaginaria, la idea de homoge neidad y de convergencia de clase, los sindicaros quedan atrapados en la dificultad de generar, para geupos laborales y sociales vada vex mis particulares y heterogéneos, una raz6n laboral universal. Razones técnicas, sociales y politicas hacen, pues, que cada vez se puedan mantener, con menor plausibilidad, la percepcidn de una tendencia natural a la unificacién de las fuerzas del trabajo, y a la constitucién auromética de una ciudadania universal basada en eri terios de maxima unificacién de todas las clases nacionales, en un proyecto comin directamente ligado al Estado del bienestay y a la desradicalizacién del conflicto social. En estos momentos, las logi- cas de permanencia en la condicién laboral son diversas, ¥ esta dis patidad tiende a provocar una fuerte desestructuracion de las iden tidades laborales bisicas y de la capavidad ideoldgica de generar un frente comin objetivamente enraizado en el mundo del trabajo que sea capaz de expresar y de agregar posiciones y demandas comple- jas al maximo, Por ello, existe una necesidad imperiosa de replantear acciones ¥ estrategias comunicativas por parte de los sindicatos, tendiendo puentes de dislogo y de comunicaci6n con grupos y culturas cuya ‘dentidad ni es, ni ha sido, estrictamente derivada de la condicion salarial; didlogo que, en todo momento, deseche la tentacion de la manipular o mediatizar estas culturas de origen. La urgencia radi- <2, por tanto, en generar un nuevo muliculturalismo laboral activo basado, sobre todo, en la construccién de valores que no son, sim- plemente, los derivados de la aceptacién pasiva de la sociedad sala- Fial mercantil —lo que harfa del sindicalismo un simple apéndice 244 racionalizador de las politicas econdmivas del pensamiento tnico—, sino los que surgen del ceeneantamiento y de la repolitizacin co dianas de una sociedad laboral lo suficientemente amplia, solidaria y potente como para generar un nuevo fondo colectivo y participa tivo contra la sobrexposicin al riesgo. La principal linea de avance del sindicalismo actual, por tanto, no esti sélo en la defensa de sus bases consideradas ya Como tea cionales, sino tambien en la de suscitae una nueva cultura de accion colectiva laboral que sea eapaz de articular comunicativamente las diferencias y las riquezas de los grupos que viven «n condiciones se- milaborales, sublaborales e incluso alaborales. En este sentido, el Prerrequisito fundamental es la nevesidad de converger dialégica- mente contra los planteamientos de tipo neoconservador, dentro del respeto de los origenes y culturas diferentes de los grupos moviliza- dos, convergencia que con los nuevos movimientos sociales —porta- dores de valores que muchas veces no han sido tradicionalmente bien asumidos por los movimientos obrefos insttucionalizados— se hace no tanto un problema de voluntad como una necesidad logic al encontrarnos con una dispersion y fragmentacion mas fuerte de las condiciones de vida de los actores sociales en occidemt. El anclaje imaginario en un sindicalismo masculino y fabril es, en estos momentos, un obstaculo para la renovacién de Ia accién sindical, pues es incapaz de gestionar las diferencias, y bloquea las posibilidades de crear una cultura transversal de identidades activas ligadas a un proyecto que, generalmente, estard en la reconstruc cidn del Estado del bienestar, pero un Estado del bienestar mucho més participativo y que sea capaz de asentarse en esferas e institu- ciones cada vez mas internacionales. Es evidente que los procesos de construecién de una ciudadania laboral, ligados a la defensa de beneficios, més 0 menos, corporativos o situacionales de sus grupos salariales mejor defendidos y consolidados localmente, pueden ser un peligro inmediato y, por es0, la nica posibilidad de hacer pervi- vil sindalismo en el sentido de movimiento socal activo, pro, xesista y no excluyence, es ligar la reconstruccién de su identida Al reconocimiento de idenidades globalescon.puesas tambien 30 bre eulturas no convenionales, asta ahora, come ls cures re vindicativas que han generado los parados, las reivindicaciones de visibilidad por grupos étnicos, las lamadas de atencién de una ju: Yentod cads ves mgs astada ode suetosexcuidos de los mors de vida mayoritarios®. En este sentido, la necesidad de una cultura so- 2s,_Loumco mann di dan a rs conn 245 cial global, que provoque un nuevo pacto postkeynesiano para lle- var el Estado del bienestar a bases y a términos cada ver mas globa- hhzados, a la vez que mas plurales, es hoy en dia un elemento mucho mas poderoso de integracién que el seguir defendiendo las situacio- nes salariales tradicionales y nacionales. + Sila ciudadania debe deslgarse sin tardanza del concepto de la nacionalidad formal para poder seguir siendo un concepto progre sista, la condicién laboral debe desligarse de la estrita situacién mercantil para seguir manteniendo su potencial transformador + emancipador. Desde este punto de vista, un nuevo pacto socal y slobal tiene que reconstruirse !lamando a la responsabilidad del trabajo no como un elemento simplemente salarial, sino como un elemento cultural y comunicativo, con objecivos sociales de integra- cin, de bienestar, de satisfaccién de las necesidades y de equilibrio ecoldgico; pedir solo y exclusivamente puestos de trabajo mercanti- les 0 aumentos salariales sin cuestionar el modo de vida mercantil, la fragmentacién social, la exclusidn o las agresiones ecoldgicas, puede que se convierta, muchas veces, en una situacidn en la que es peor el remedio que la enfermedad. Por esta razdn, los procesos, culturales de creacién de un nuevo sindicalismo, no estaran exentos de dificultades, de problemas: pero reconocer esas diferencias, ati cularlas, saberlas gestionar, saber desarticular los procesos de mi- crocorporatismo duro son los elementos que podrfan salvar el mun- do del trabajo de un cierre sobre sus valores mas cconomicistas. Refugiarse en la logica del trabajo reducida al trabajo asalaria- doo la demanda de empleo por el empleo mismo —lo que supone aceprar la providencia mercantil—, asi como en la aceptacidn de tuna légica de la negociacién colectiva cada vez més estructurada sobre sus propios automatismos —a la vez que mas estrecha y aco- iendo a menos poblacién laboral— puede servir de muy poco para componer la construccién de un nuevo sindicalismo hasado en la complejidad de sujetos y actores. Sindicalismo que tendea que mo- vilizarestrategias discursivas y simbélicas cada vez més universales, mas permeables a la consideracién de la existencia de ottos grupos ‘amen atv deve el mundo del wba, ios transforma y complain enue ‘orm posoderny ese anguento se enue en Gams (199), Prost dct ura com ‘iad para ue plinenmence le erie ces dlr cl wabsjo sn ay es lraconet de paradox fas mas conciay as face, om exis ct la consrcrion de tuna nueva acca de lo so convencionalre por Rroudy Mowat (1997) La pride Ae caluier pei oligo de cenrsade cecrada labo e a consruron de las ateranas plies; a pone porto mina sl aka com esac def ‘era importa ens consrcenpoitin deserve come ban pend aera mds 6 ‘menos poston o mds owenostelera ee sino tera rei dela cena com Pleizadhyfagrenada del tray en Ia consi de lo plc sd ahora son slvr ‘Se Acornray Mages (1947) Lalu y out (1987 246 conctus.on sociales y a la colaboracidn con otros movimientos sociales, al fin y al cabo, estrategias que hagan de la reconstruccién del Estado del bienestar en el Ambito internacional un proceso interesante y venta joso para colectivos muy diferentes. El sindicalismo debers, asi, rei- vindicar desde la politica de la sociodiversidad el lugar social y colectivo del trabajo. El trabajo tomado como un proceso de trans- formacién social, colectivamente construido, ala vez que politica- mente determinado —lo que nos aparta de confundir el trabajo con el simple empleo mercantil—, de tal manera que el mundo del tra- bajo sea eapaz. de general un movimiento social activo por medio de una nueva ciudadania global y no s6lo se refugie en estrategias micro de defensa de condiciones salariales aisladas. El pleno em- pleo, actualizado en funcién de los nuevos fenémenos de fragmen- tacién social y dotado de una dimensién cualitativa nueva, sigue siendo un objetivo reivindicable y viable. La utilizacién de fos ele- mentos simbdlicos globales y la reivindicacion de derechos de terce- ra generaci6n: reconocimiento de identidades. alteridad, medioam- bience, insercidn, etc., son, elementos fundamentales para poder reencantar y rearticular el mundo del trabajo en el siglo XX1" Todo lo anterior nos remite al debate sobre el lugar institucio- nal y la funcién social de los sindicatos en el rardocapitalismo de fi nales del siglo XX. A este respecto, se viene asistiendo a continuas acusaciones de interferencia de los sindicatos en la vida politica considerada como oficial» —terreno acotado y autoproclamado para el uso exclusivo de los politicos y de sus partidos—; estas acu- saciones se han venido produciendo desde las esferas gubernamen- tales hasta los circulos politicos y de opinién conservadores mas habitwales, lo que prueba que la figura social del sindicato empieza a ser cuestionada por su escasa funcionalidad y por su peligro per- 29, Como die Franco Femindes Baty 1995: 108-1081 pu ser eget som Lived bilge, a, ees yearly spe gush oil ee on embod Feces de eo gu amamos humid. Et sociodvrsad cna Gea caver de cone ‘ruc dels ngier en on entre lca aguerda3Ta Rigas de a polis del esc de un concepein dea edadariaidndualeeidualsa en una ea de democr {Es poner El maturation plots ele I den general de cisdarn dul Beate ua pepe melita ano mo ev ipicipsimense an oi poles nd ‘no que uno pense 3 ura cura clcira pectic, def 5 pot seme pot fextuldad op el eal de ia Exclus cole reidicn decor cleo epee: eon tm recnocnsets. Ls police malic vee ser entnce acti de sore lap drchon ls format de aur parulars de etree cause leces~ Thrtor, 1996: 4) Da cise acts ene toma dl matcalualo yl pon del eonoesrems tones tron —yarestador aude Tair (1985) y Hoan (195, Sor Soee le poles coftaenss Gl tincsmo Con da ena muas ee e mov micros reindestion, sf cama com un sector soitvo po deta através Sue 11997) Holman 199%), Zor (1996 Richman 1998» Saros Ones 1998 247 manente, potencial 0 real, de desestabilizar los precarios equilibrios de poder que mantienen la gobernabilidad de las sociedades occi dentales. Asi, un tema recurrente, en estos ilkimos tiempos, ha sido la re- lacién de los sindicatos con la politica general y con los intereses slobales de los ciudadanos. En este sentido, la ofensiva antisindical desde el ambito de los circulos mas oficialistas y neoliberales de la politica institucional se declaraba de una manera abierta y contun- dente; Ia linea de argumentacién era bisicamente una: el sindicato se esti convirtiendo, cada vez més, en el instrumento corporativo de una vieja y minoritaria clase obrera que, lejos de faclitar una sa lida racional a la crisis, se empeia en bloquear una propuesta de modernizacin integral y de bienestar social global, realizada me- diante la reconstitucidn de la tasa de ganancia y la inversidn empre. sarial. Ulrimamente, por tanto, el tema del corporatismo se viene utili zando como arma arrojadiza y, en su version mas conservadora, ‘vemos tildar de corporatista a cualquier accion colectiva que se produzca en el seno del sistema social —es0 si, suelen ser las accio nes de los movimientos sindicales, sociales o de afectados, y nunca las de los grupos de presin férrea y seguramente instituidos, pre- sentados, ahora, como benefactores de la patria o generadores de empleo—. Se vuelve a hablar de las ventajas de la libre asignacién de recursos econdmicos y sociales (fuerza de trabajo) por parte del ‘mercado, del ataque a la democracia libre y mayoritaria por parte de grupos u organizaciones que no han pasado por el sufragio uni- versal, y, por este camino, se acaba defendiendo la idea de que la peculiar crisis © postcrsis econdmica y social en la que estamos ins- talados —algunos sectores muy cémodamente, por cierto— viene dada por la ingobernabilidad de un sistema presidido por la sobre- carga de demandas sociales que se plantean al Estado y que anulan tanto el sistema de decisién politica, por la via de los partidos, co- ‘mo el sistema de decisin econémica tradicional por la via del mer- cado. Con todo esto, lo que se pretenderia, a fin y al cabo, es anular al sindicato como sujeto politico de representacién global y como unificacién simbdlica de los intereses del mundo del trabajo, en contraposicién a los del capital, para convertilo en una simple ins. tancia negociadora del conflict, contractualizando monetariamen- te los niveles de utlizacin cuantitativa y cualitativa dela fuerza de trabajo y generando una nueva «cultura sindical» utilizando, fun- damentalmente, su aparato burocrdtico para la provisin de servi- «ios sociales, financieros y de ocio, formacién profesional, interme diacién técnica en la consecucién, formalizacién, y movilidad de 248 concwusion puestos de trabajo, etc; lo que no seria otra cosa que buscar, y ut lizar intensivamente, practicamente s6lo la dimensién més instru- ‘mental o ambivalente del propio fenémeno sindical, su capacidad normalizadora y disciplinaria de las pricticas obreras, eliminando asi el peligro del espontaneismo. cl populismo, el ludismo, los de- S6rdenes o los sabotajes masivos’!, Pero este proceso no hace mais que reflejar un proceso mis pro- fundo que va a marcar las tendencias de evolucién del conflicto la- boral en los proximos aiios: un proceso de amplia diferenciacién y dliversficacién de la estructura de clases en el curso de la salida de la crisis (proceso de segmentacién, parcelacidn, descualificacion y sobrecualificacion, desempleo v empleo negeo 0 precario, ec.) a80- ciada a una fuerte rerciarizaciin del proceso de trabajo , hacen que las viejas identidades y solidaridades homogéneas de clase econo: ‘mica también pasen por momentos de maxima inestabilidad al per der gran parte de sus lineas de cohesién grupal. Ahora bien, este fe- némeno de maxima complejidad de lo social antes que provocar una, tan anunciada como indemostrable, muerte de la clase obrera obliga a replantear los procédimientos. tanto del andlisis tedrico como de la préctica sindical, del conflicto laboral. La gran segmen- tacién y estratificacin de las situaciones laborales provocadas, tan- to tecnolégica como institucionalmente, obligan a olvidar cualquier esencialismo en la determinacidn de los antagonismos sociales, re- conociendo que la clase obrera esté constituida, cada vez mis, por tuna pluralidad de posiciones de sujeto débilmente intezradas, en al- ‘unos casos, y directamente contradictorias, en otros. Con lo que no queda mds remedio que analizar esta pluralidad de posiciones diversas y contradictorias, de manera toral o parcial, abandonando Ja imagen de un agente unificado automaticamente y homogénco tal como se definia la «clase obrera del discurso clisico. Sindicalmente, este tema es obligado para tratarse y ceformular. se, en la que, como ha sefialado constantemente André Gorz (1997), uede ser la.trampa de una légica econdmica de la representacion, or la culls intresescobjetivoss bien representa pueden i ponerse a la logica social de otros colectivos débiles incapaces de hacer valer cualquiera de sus reivindicaciones. Los sindicatos de clase se encuentran claramente en una encrucijada; 0 bien se ciecran 3,_Plameamienos ieretaies sobre problema del anima a eco «én dees mecnismoreetion de ovis el Wend hl a coro ai faltader de enon un equi ene a anne exes yr rene Sd {alse acts al encontraron en enor de ee rapnentacn edataacon Sesh ‘stones nbrales— se ecuetan en GuncerGart 1988» 1989. Thom y Malagh {i991 Bauman (1998, Haroun (1998 yen oe eso compladon por Aout Cony 998) 249 definicivamente en una estrategia estrechamente comporatista que acepte disciplinada y disciplinariamente el papel de contractualiza- dor seguro del precio, la gobernabilidad y las prestaciones del n cleo duro de la fuerza de trabajo, subordinando todos los demas intereses de colectivos excluidos a los de la concertacién principal; © bien, esta subordinacién de intereses, se cambia por la arricula cid de intereses —la construecion politica— de los diferentes co- lectivos subordinados, pasando el sindicato de sustentar una repre- semtatividad y una legitimidad esencialista y estrecha —brazo operativo de una inencontrable

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