Está en la página 1de 2

ANAGRAMA

Siempre quise saber que me decas cuando estas en silencio.


Cuando te parabas en la puerta, y mirabas la calle,
Cuando tus pupilas escapaban a otros continentes,
Cuando eras ms enigma que hombre.

A veces quise ser el humo de tu cigarrillo,


El perfume de tu chaqueta, el nudo de tu corbata,
O alguna otra cosa, profundamente tuya
Que me impregnara de ti, que me hiciera ser de ti.

Quise conocer el misterio de tus labios cerrados,


De tu mundo enjaulado, de tu cuello cubierto.
Quise descifrar tus cartas cuando dejaron de llegar,
Traducir tu voz cuando el telfono par de sonar.

Quise entenderte, para saber porque te amaba.


Quise ser t, mirar con tus ojos, sentir con tu piel
Para entender este amor a la ausencia, a tus recuerdos.
Para enviarle una solicitud al olvido que nunca llegaba.

Quise ser tu fiel fotografa en blanco y negro, para atrapar tu alma,


Desbarrancarme en el abismo de tus dolores, de tus exilios y tus armas,
Aferrarme tus dogmas, intentar parecerme a ti en cada lucha, en cada calma,
Intentar escalar la montaa donde te escondas, preso de tus misterios.
Para morir de fro sabindote mo, sabindote resuelto.

Pero la condicin de tus dedos sobre mi piel, haba sido nica.


No preguntes. No investigues, no traspases umbrales que puedan matarnos.
No intentes descubrir el infierno que se esconde detrs de mi rostro,
No intentes ser parte de este infierno.

Y entonces, aprend a mirarte incompleto pero a amarte entero,


Preguntndome entre otoos y primaveras, Quin eras?
Eras el dirigente extremista o el amante apasionado?
Eras la ausencia flcida o el recuerdo permanente?
Eras la vida o la muerte?
Y al final de tantas preguntas, el todo me lleg como respuesta.

También podría gustarte