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© Editorial Lesada, S.A. Moreno 3362 Buenos Aes 1 edi: oct “Topas Frsbsin lia Reno y Rei Giovani ISBN; 950-03-8739-7 Queda hecho el depésito au rea yeaactristiasgrafcas rpistndas ex a dela Naciba entesy Ms Oficina Tnaprevo en Argentina Printed Argentina Esto que pretende ser un libro, lectos, ¢s en realidad el resultado de seis conferencias dictadss, por invitaci¢a de [a licenciada Margarita Baz, en la Universidad Aut6no- ‘ma Metropolitana, Unidad Nochimilco (Departamento de Educacién y Comunicacién). Reelaboredas luego ~tarea obligada ante el espejo implacable que de nuestra palabra offece Ia grabadora se-ven aumentadas con tes ensayas que sobre el misma tema, pero ya dedicados a situaciones mas precisa, se afaden a final Sélo queda agrad a Alfonso Manrique por ta dificil tarea cle transcripcién de las conferencias, que tan LR México, septiembre de 1981 Freud: [a interiorizacién del poder del sujeto en Ja formaci¢ El tema que vamos a desarrallay Freud y el proble ma del poder, requiete distintos accesos al anlisis de la realidad social. Pastimos de Freud, y cabe entonces te tar de jurtificar par qué este comienzo en dl, Pienso qu cl problema que se plantea es el siguiente: por una par tenemos el desarrollo del poder estaal desde la revo acién francesa hasta ahora ~sea capitalista o socialista— yl mismo tiempo, a emergencia de una fuerza de ma ne que ha comenzado a reelamar de manera mis vehe mente y més activa su participacin en él. Este acceso, cl de quienes estin alejados del poder al misma tiempo que son su fundamento, nos plantea una necesidad liga daa la bisqueda dela eficacis posible, tanto como la ex plicacidn del facaso en el que culminaron muchas ten- tativas por aleanzar el éxito: Ia I de volver a hs fuentes subjetivas de ese poder objetivo formado, aun fen su magnitud colect iividuos. Tratar de | ‘omprender ex es el I cze poder colectiva sigue de algiin mado generindose y al mismo tiempo -lo vemos- inhibiéndose en su deso- rollo, Para decislo con pocas palabras: Zqué signif u tes coins amas “bj nl dsr condone acon ue een 9 wa vaso te Seca sol ka conacon dea cena dex precsaente Pore ae ie erepreson en a sabia bs tae ae “ober in lara lt condo rade a manne ov inet i780 and dela toma del pode” eh St nguyen puesto ene Sie aan en trot, éo snc i een retome el coe lo soa idl dec, cao aoe epee See omic, lo compel Cando Se cela falta con quel pode 8 eo inland Isao Se do conv apa de domincin “ten ore pig, fo nok th OS a oe en i dl problems de ta el per ave neces = oe foi decom ol gr donde ees ae ‘mica we deta? wi eames fancies planted ce come ble etn lan ene 1 i ie co, per a mao tiempo nas Sd lets Noe ta eau at Ie a de de done ese pcb, en ec como fmad por nt econ on fn de a soe Peto sy hanna de 18 de oe ejemplo, cuando de n 4 individuo es el ser socal’, 0 cuando Freud sentencia aque ‘la psicologia individual es al mist. tiempo, y des Jeu principio, psicologia social’ y aquellos que encom tramos en una tltiplicidad de abordajes dela descrip cin de los procesas sociales, donde de hecho esa euacin tienda ser absorbida exclusivamente por uno de los dos extremos, donde predomina exclusivamente tuna objetividad sin subjetividad, o una subjeividad en la tual Io externo esti reducido y circunscrto s6lo ala pa fabra “realidad” 0 "mundo exterior’. Pero este mundo ex- ctor permanece como indice de uns existencia sefalada, saludada casi, pero no incluida en tanto determinante de Tos fendmenos subjtivas que se tata de comprender y caplicar Falta en ellos una teorfa de la subjetvidad qu: ontenga en sus presupuestos mismos la densidad hist Fiea del mundo que la organiza como tal, no.como algo ileatorio 0 agregedo, sino, donde esté implicada en su ‘misma trama y estructura, determinando también Ta tra ina menuda del individvo, Creemos que Freud es quien abre cl camino o intenta, tal vez,de manera precariape- to alunismo tiempo precisa, dar cuenta de esta deterai- talon histrica en Ja subetvided. Es €l quien va ata tar de mostrar de qué manera la’ historia esté presente atticulando y organizando ese “aparato psiquico”, donde ia sociedad sesha interiorizado hasta tal punto en el sue to'que éste aparecca congruentemente integrado dentro dela reproduccién del sistema que lo produjo. Que fun- clone para él y de acuerdo con él ‘Nuestzo objetivo consiste en mostrar Smo ‘taparato psiquico".no es sino el timo extremo de lx ‘cidn e interiorizacion de la estructura social en fo 2 stubjetivo, Hay que mostrar al mismo tiempo la limita cién de exta organizacién social en la subjetividad:c mo el poder despotico se interiorizé alli donde aparen- temente somos el resultado inmediato y espontineo de ‘un mero trinsito contiauo a la realidad. Debemos mos ttar eto ese poder se implauité en esta subjetividad pa ra convertienos en individuos adecuados a las formas dotninantes, regionales'o ce El pensamiento que trata de abr caminos en la re laciGn entre lo subjetivo y lo obj tes histoticos que iban sefialando e] lugar de esta com preasiéa necesatia, El primero al cual vamos a acudit es ‘Marx. Tataremos de mostrar que, desde la concepeién misma del concepto de riqueza, fa critica de la econo ria politica apuntaba a la produlecin de hombres a tre vvés dela produccién de las coses, y que allf también se plantea el problema de Ia subjetividad y la logica que va generando el desarrollo histérico, légica adecuada para ‘cult la presencia de Jo colectivo en lo individual, y para alejar al sujeto del producto de su propia actividad, lo de capital en el cual st desarolla el problema de la cooperacién: Cooperacién. ‘que, desde a actividad primera de los hombres en el co- imienzo de Ia historia, se prolonga en la manufactura hasta aleanzar la gran industria, predmbulo de ta formi- able explosign tecnolégicaa la que estamos asistiendo. Hay que seftalar que Marx trata de comprender cémo se dinuelve el poder de la cooperacién al mismo tiempo que se expropian sus frutos, lo cual imptica simulténca- rrente la produceién de hombres, en sus cabezas y en. sus cuerpos, como adecuados a esa expropiacion “4 Nox refesigs también «I gies que Marx mses tra en el aptly sobre Ia meteanea, que culina en a forma dinero, ye eek que all tabi eth presen una lgieshitriea que ocuta gp el campo de To ei versal individual yl subjetiva, dl ea in embargo rests El sentido de ete plantes aparecey en lap Gina de "El earctes fecha de la mercanea ye secre pueientedeato dl mbit del produccion capitaista damente deiesnina la estuctyn de los indvidaos ie itegaa exe sistema, afin de que pueda fcionaeade- ent. No queremos decir quel sistema tenga a Imagini resulta el complemento dels tlaciones de en los sujtos. De manera que este imaginaio comple- mentaio que el sistema sunita y produce ext eferido th Marx aramente ala organization piguiea dels ss jets que forman pare de ero # vance mis srs ai, tataremos de com prende exe mismo problema tal emo, creemos, eos Iuestia de manera cjemplar en un tebrico de a gue Ctausewita. Agu, segin nesta interpretcin, se ev tncton con la subjtvidad. Bn aque, enfentaniento a mere entre pndescolectives,parecela que lap tonaldal del hombre aparece dvueltay necerariamten- za y poder de restenci. Sin embatgo, en exe proceso toca productor de un nuevo campo donde la rcions 15 lidad y el poder de distintos sistemas culminan en wna verificacién que lleva através de las batalla, al aniqui lamiento y a la muerte, vamos a mostrar que all tam= bign, en’ la concepcién’ militar, esti presente lo que Freud ponia de relieve en tanto mattiz despética de la subjetividad: el problema del Edipo, Veremos que en el caso de Clausewitz, general del ejécito de Federico II, hay un-tranito teérica que lo lleva desde una concep: cidn individualista de la guerra hasta otra concepcién, llamada “exteatia trinidad”, donde reconoce el poder c lectivo-y la preeminencia de la politica. La primera, di- reinos si no exageramos demasiado, parte del Edipo; en la segunda el reencuentro con las fuerzas colectivas lo Heva a critica, hasta cierto punto, esa subjetividad sin 1 otros, dela que patié su primera teorfa de la guerra. Es- ta ampliacién que realiza Clausewitz, general intelec- tual, implica una extica de la subjetvidad desptica pre- sente como modelo en el militar, esa que Freud analizé bajo la forma del Edipo, La relacion entre Freud y Claw sewitz nos va a servir para verificar al segundo desde el primero, puesto que es obvio que la teoria del Eaipo aparece muchos afios mis tarde: s6lo descubre vetros- peetivamente estructuras que tenian, necesariamente, vi gencia desde mucho antes de que se las comprendiera Comenzaremos por Freud. La primera pregunta aque aparece al leelo es: éa qué campo acude Freud pa~ 2 montar teéricamente esa méquina, ese aparito.que él Tlama “psiquico”? {De dénde extrae la materiaj el cont nido para pensarlo? {Qué es lo que le permite hacer un planteo que resulte radicalmente diferente respecto de tras concepciones anteriores a la suya? Entre otras co 16 «2s lo primero que se podria mostrar, sigaiendo el anil sis que nos da Foucaul en ns Hisoria dele loca en la doce elisca, e5 que la descripci6n teria de la organiza- ‘in subjetivaeesulta de una comprensi6n previa de la frganigaién cacelaray sls en las cuales estaban en- cetrados tanto los locos como los delincuentesy los po- bes. La experiencia de Freud resultaria incomprensible sino se putes de relieve sobre el fondo del enciero de Tos locos y el intento de liberaros que se produce en Bu ropa en la epoca de Ia revolucion frances. Liberalos queria decir concretamente desatalos de las cadena, 50 ‘dos como estaban a un eniel enciero. Esto abre aparentemente tn aspect humanitario del hombre del siplo wv que va zeconociendo el sentido dela focura y Jn azén de la enfermedad. Sin embargo, se tata de una fiberscidn aparente del enfermo que estaba encadenado yrsometido, Esa tentativa, que hace desapareer con Di- helen Brancia las eadenas que contenian alos loeos,es fh realidad ‘a subitvidad del poder exterior regule alenlermo, redoblando su efca- a, pero esta ver desde dentro. En realidad, esta “libe falizacin” se inscribe en el descubsimiento de una ‘ics mis importance, efectva y sutil que las cadenas, téonica que va a carsctrizar, por otra paste, ol desarro lle de'todas nucstas instituciones, y que ester lgada on el descubrimiento dela subjetividad como lugar de imnplantacin de la dominaeion exterior. El intento de dominar al enfermo, aparentemente yecgnocido en su humanidad, consstcé en tatar de e | constituir muevemente, hora dew del internamiento, ” 1 formas de dominio paternales y sligiogas que exis- tian fiera del interaaimiento, en fa tama cotidiana de la vida social normal, Se trataba de redobla Ja dominacién en el interior de aquel que, lozo, no podts guiarse y so- meters a la racionaljdad del sistema, intensificando es- ta dominacién para interirizarla mis profundamente fy en Ia subjetividad de cada enfermo. Foucault nos ‘uiesta brillantemente cémo, por ejemplo, en el caso de Pinel el problema es el mismo. Mientras otros ac dian a la interiorizacion més rigida y bral de las cate goriasreligioeas, Pinel recurre a otva formula: corer la Imaginacién “loca” del enfermo, lo imaginario que que braba la racionalidad y el orden real de sistema socal, para que esta imaginacién se mantuviera en los limites precisos y no desbordara lo autorizado y lo aceptable, para que se verificara en tanto verdaders o falsa dentro de los limites del hoxpicio,en la realidad de los hombres {que dominaban y dir hospicio mismo. De manera tal que al enfermo se lo curaba” tratando de restringir ese Ambito desbordante de lo imaginario para que voiviera a encontrar sus imi- tes adectados en el eforzamiento de las estructuras de dominacién paternalistes, despétice, las cuales volvian a desatrollase e incluitse, como modelos sociales, den- ‘10 de los limites del intermamiento. ta experiencia previa de dominaciéa, donde la teoria no aparece todavia formulando las condiciones de la estructura subjetiva adecuada a esa prictica, y donde por primera vez el médico aparece al servicio del sistema determinando las modalidades del internamiento y la adecuacién a la normalidad, seré retomada de manera aiea'por Freud. No es que enfiente explicitamente es {elptoblema en los tézminos en que veniamos describieh dojo. Freud, comprendiendo esta dominacién externa, mostrari que dentro del campo llamado “subjetivo" penisten, como cateyorias descriptivas de su compren- | fin y fincionamiento, ls categoria presentes en el or den represivo social. No es extzaio entonces que la con- Giencia, fundamento del racionalismo y con formaba sistema, se vea relegada y aparezca solamente ‘como una “cualidad del cuerpo”. No es tampoco extra- | 49 qe lo inconsciente teprimido aparezca ligado al “campo pulsional i Fréad ge tatara de explicar Ia estmctisa subj © tive como una orgahtizaci6n recional del cuerpb pulsio: hal por imperio de fa forma Sota. Sicad uno de noso- 15 ha sido contituide por l sistema de produccién ‘lstérico, es evidente que el aparsto psiquico no have si sho reproducir y arganizar ese Ambito individual, la pro= pls corporeidad, como adecuado al sistema para poder ‘vir ser dentro de él. Muchas de las explicaciones que detarfolla Freud se batan en modelos de las institucio- _ es fepresivas sociales interiorizadas: [2 polela, los mil- {GF a eligib, la economia, la Fala, Todo lo que ve snot en accin afuera aparece y permite la construcciéa " feética de una orgenizacién subjetiva adentro, que | fesmina nuestro modo de ser como réplica de [a orgeni- icion social 1Nos interesa mosttar que lo subjetivo es absolu- " finenteincomprensible sino se prolonga hasta aleanzar campo colectivo de las determinaciones histérias. Bs extrafio g mnalistas de derecha y detractores de iz- » quierda coincidan en ocultar este problema que esti presente en Freud, Poecen gustar 0 no su inclusibn, a catencia de radicalided en algunos de sus planteos, el caltamiento 0 desconocimiento en otros, sus preju- clos liberals, pero no se puede negar que es la suya una Psicologia que no sélo incluye al hombre dentro de la complejidad del mundo actual, sino que recurte necese riamente a la historia de su advenimiento para dar cuen- tade la conducta individual, Feud abre las posibilidades de pensar la conducta del hombre en el campo de ma yor densidad signicativa dentro de Ia cual encuentre su sentido. Y nos muestra a la psicologfa incluyéndols co mo dna bitrica, es decit, constituyendo al individuo como el lugar donde se verfica y se debate al sentido de Ta historia, sin lo cual [a conducta se convierte en insig- nificante, No queremes decie que Freud lo haya alcanza- do cabalmente: decimos s6lo que, a patir de él el it srogante qze toma al hombre como su objeto encontrar desde all las lineas de sentida para su comprension y posterior desarrollo, Pienso en sus obras llamadas “soci les: El maestar en la cut, Preoogia de las masas y and lsisdelyo, Moises el monotetomo, Elporvenir dea iain, por ejemplo, donde el problema de lo colectivo y lo his- tbrico es explicito. Fero no sélo en elas, sino en aque los trabajos en los que el suilandlisis de la organizacién psiquica, llamada "profunds”, 2 también como fundamento esta determinacién social en su proceso de formacion. Mas no.sélo fo,"social” como marca, como imposici6n, sino como resultado de,un debate, de un, conflicto donde la forma de lo social triunfe ~y no siem- pre~ sélo bajo el modo de una teansacci6n. Transaccién: 20 claboracién objetivo‘subjetiva de de nna lucha previa, de un combate donde el que va a 4 eto, ex decir yo, no es ef dulce ser angelial llama onifio, tal como el adulto lo piensa, que va siendo im- punemente moldeada. por el sistema sin ‘hay ansaccién, sel yo es su lug lucha en el o= ‘enide la individualidad: hubo vencedores y vencidos, y | Iiformacién del sujeto es fs descripciOn de ese proceso. © i plcologia tradicional edie a conducts Ge robe ‘encido, reducido a mecanismo, adaptado ya: el con uctismo es ef ejemplo. Y cuando no estd vencido, est- Gia el modo de modificar el mecanismo para reducir su resistencia: redoblar el determinism, reforzasio, y vol- ver « derrotalo, es decir, vencerlo nuevamente. Habria _ gue pensar este acceso del niio 2 la vida como la pesca on linea: el sistema trata de sacar su presa, pero munca [o Jogra sin lucha ni debate hasta el agotamiento de sus Facrzas, sobre el fonda de la amenaza de muerte. Asi con tl nigo, tal como lo describe Freud. Creo que esto cons- fituye fo fundamental de su aporte, aquel que permite penser alsujeto como una fuerza de resistencia pro ‘ucpr,inagotable ¢ insublimable, y sin la cual fodo pro Gio historico de transformacin careceria de fundamen 40,Desde agui es posible leer entonces su Prizolagia de las ‘tasasyandiss del yo como el lugar donde el poder ind “vidual se debate en [a apertura hacia el poder colectivo. [Adernés, siguiendo al tlkimo Freud, podslamos mostrar {que ao hay cura para el hombre ~digo cur individual 1 ésta, que busca su resolucién més alld de la adapta- ‘én, no se prolonga hasta abarcar el campo histérico “como lugar de fa sin-azén, a Bl psicoandliss suele quedar detenido, en tanto te- rapia,er lo meramente individual, y sa teosla proporcio= na sélo una comprensi6n limitada a lo individual sin plantéarse, en ocasin de ell, el sentido de la razin y el ‘orden que organiza todo nisetro sistema histrico de vi dd, Bse psicoandlisis forma sistema con la permanencia del sistema productor de enfermedad, y en funcién de sus objetives propios:ta salvacin indi ddual dentro de [a perdicin colectiva. Analisis éste que se restringe ~y restringe al mismo Freud~ a no poder desa- snollary permaitir la aparicién del lugar personal donde se cngendra y se desartolla el poder de resistencia indivi= dual contr cl sistema, y su posible parttipacién en la re- sistencia y transformacién colectiva, Mala cura podra ser tentonces aquella donde el individuo queda, solitato, so ado a la impotencia de su propi poder abrirse al cuerpo comin pulsional d colectivo, ese que esti pregente tanto en Freud cotio rx. Disimetis fundamental frente al poder, que subsiste como marco de toda defeccién: écémo enfien- tarcon nuestro mero cuerpo individual la materilidad de Ia fuerza del sistema que nos domina? cionalidad surge y se prolonga desde la sensibilidad de tuna corporeidad que, sienda material es el lugar mismo donde se verifica esta materalidad como historia? dL universalidad que el pensar plantea puede imbricarse en la materalded comporal de los hombres como pare que la contradiccién vivida sea resuclta en la material: dad mismna? Lo universal es materalizable? Es deci: dla contradiccién presente puede ser resuelta como acerda) cn Ia materialidad misma de los hombres que los haga, aparecer como no contradictorios, en su corporeidad misma, entre sf? ZEl deseo es necesariamente individual © puede reencontrar el de los otros sin contradiccién? El hombre, para Mars, seria aquella porciéa de may terialidad surgida desde la naturaleza, pero en la cul se verifiea su transformacién como materialidad historic, cultural, consciente, y especto de Ia cual toda materi; idad histérica exterior, transformada por el trabajo, ad quiere y revela su sentido. Por lo tanto, es el propio cuerpo personal el lugar donde ef debate histética plans tea su contradiccién, que ser4 por lo tanto contradic: cién vivida, contradiecién histrica subjetivizada, con; ida en destino petsonal. Lo cual no quiere deci, como veremos, que lo exterior ycoleetivo se le opongs, sino por el capiratio, que esta subjetividad debe recuper rar Ia materalidad del campo histérico, las otvos hom bres y su actividad coleetiva, como tinico despliegue cfectivo de la propia. Por lo tanto: prolongat su euerpa en el cuerpo comiin de los dems hombre. @Y cémo aparece Freud aqui? Queremos mostrar due el planteo de su “aparato psiquico” es, viniendo des- 30 wente con el plantco dela iloso- Dios ostesis«subjciiedlistca deca fn cl logar donde ee debate constuye el far. Bes de lo mis invial- La picoloia dj Bstesital io aividal de lo caectivo, oe BE sri burnans” enue, parser una pol Tost, plcoloia poli , en tino de Bescon, une paclefatrscendentl Stamens, putento de pines Sp ots pulguco” elcome est desl Bbitilo vit de'su Jnterpretacién de los swertos. No se tra- rpc tole des Brique Seuvola en un coepo biclogco, Bae aqui esa biologia sirve de lugar material donde finds n guts pigin, eect Petals lg spon a paca fp renivas culo conor ev us gar donde Bo des sz mundo dos hor fess pense partendo de un inl Optic: mi I eadey uma ay dena ce dtomaso te sign que la aunque éta, como veremos, puede fodlifcacla, Este aparato tiene un extremo sensible, Eepfusl, y un extremo consciente que culmina en la Huldad motiz. Se trata de un aparato destinado a pro ‘cpacidad de actuar adecuadamente en el mun- a individuo se encuentra. El extremo sensible es el lugar donde se producen las percepciones Aebidas alos estimulos que lo excitan. Pero este primer sistema sensible y perceptual debe, al mismo tempo aque recbe los estimulos, quedar libre para otros nuevos. _g) Detrds de este primer sistema debe exist por lo tanto lotro, que “transforma la mornentnea excitacin del pri- Son las “buellas maémicas parecen instancias © siste do dentro del cual ‘mero en huellas dusedera lugar de Ia memoria. Aqui mas que reproducen y conservan ol orden en el cual esas pervepciones se diez: asocacon por smultaeidad, por analogia, etcétera, Esto, conservado en la memoria el aparato, es inconsciente en sf, aun cuando podrd prolongarse hasta el otro extremo del aparato, la con Ciencia, Pero entre estos contenidos y su prolongacién Freud introduce una "instancia critica” que separa tajan- temente a estos primeros fendmenos inconscientes en su prolongscién hasta los otros, conscientes: “una de las cuales [instancias, la ritca] somete a una crtica ala ac tividad de la ote’, Esta instancia critica seenewentra en clextremo motor défaparato. Yasl vemos aparecer un sierra timado te, que se prolonga desde Tos sistemas mneménicos,situados antes de otro, llama do preconsciente, que es a su vez anterior titimo, la conciencia, en la eval culmina la actividad mottiz. Lo inconsciente no s© comunica con la conciencia sino a través del sistema preconsciente. La censura-de la resis- tencia es la que inhibe, en el estado de vigil, el tr to delo inconsciente ala conciencia, en la cual culmina este apatato destinado a facilitar una accion adecuada a Ta realidad por medio de la acci6n motriz. Ast este apa 2 rato comienza en us ext no sensibley culmina en otro Boquema 12 Seve entonces que este aparato que Freud esté cons trayendo corresponde a wa forma mediadora entre sue: (oy la extractura del sistema bistrico-socil, ue no aparece todavia con su nombre, salvo cuando aparecen la censu> ray el lenguaje. Pero este aparato es también un apace to dualista, por lo menos, que correspond a la forma de la subjetividad:contradictoria, mixta, descrita anterior mente. Y eso porque lo sensible, lo que proviene de las pulsiones del cuerpo, todo lo que aparece impresionsin- dome en su determinacién. exterior y produciendo al mismo tiempo significaciones sentidas (si asf Fuere, eb 3 smo podsnn aocase en mi memos) lo que me es se dink pecepeon inmediata del mundo exterior, aero peed ser inteeadoa mi conduct aciond, soe ade paar ami concen, y tampoco pods cl mringsuano us eonducta mt qu lon Tn aetgn determined To ques pote insebirse uefa ST polongacton det aparito, que ene a Is ie y sn conlencia que de alia resi, como 58 forma culate a cues ene que desebirel apart pase co deteaeta a siia yl bia sobre el fondo de aqie $y Fiovlla vs de clabors,prolongando let rae A enconesy ontraciecones, peo presento- Baal ceo como enger donde és sin so stan Eat e Toque le proporcions es eet orlatancendental al obra de Freud, seta yo mencionad. Freud encuentra qe= tne st reset em scr del apart ps er eve mpar; que nosotros, en nus ind See ed hemos ado onganizads como el lugar donde Cee een ral peer exterior, cuya forma extrema de pusante que nos cere desde adeno Seer eprime musta propio poder, el del ‘cuerpo, que slo Gap eases ‘siguiendo las Fa represign, la censaa y [a instacia critica Heater como tinice postblidad de ser de see ae mage Freud descbe es quello que la enfer serail los proesoerroluctnaros cole ran esi romper Es in emergenci, mas ai de Bee a repreion, de sgfeaconss, vten 1 tora eoton pensamients,elcones, impulsos, u etedtera, presentes en nuestra subjetividad, muchas ve ces sin que ha rn siquiera aleanzado la conciencia, pe to actualizados en relaciones objetivas, que rompan con esta oposicidn tajante que ol sistema oxganiz6 en n0s0- {tos mismos come si fers yy de alguna manera lo es— ‘en iiltima instancia, es el desborde y fa rupturt de este aparato de contenci6n que nosotros mis ‘mos somos. Freud descubre que el repzesor no esta slo fuera del apsrato psiquico, en el aparato de estado, 0 Ja economia, o del ecto, o en el aparato de la rligin. Nos dice que si hay represién también hay que buscarla alli donde se forma sistema con ella: en la forma como esti organizada nuestra propia subjetividad. Que yo mismo, que el sujeto mismo en tanto yo, es el lugar de la reptesion: que yo soy, para ini mismo, el represor. Lo Gial no quiere decir que no esté afuera, so algo mas simple: que para poder discriminar su existencia, nues- ido con él, para pov muetura coherente con la suya Cuando Freud deseribe el aparato psiquico lo hece tn forma dualite. Pero cuando trata de elaborat su teo- 1a de la cura, Formulando un marco tebrico adecuado para la comprensién de estos conflictos, ese que no est texpresado cabalmente, hace aparecer una teoria moms rata de comprender y habiltar ala subjetividad desde Ja corpore! i pulsiones, donde étas deberian arise paso hacia el mando exterior rompiendo estes l- mites para emprender una conducta que nos lleva mis alld de la racionalidad y el orden oficial. Lo cual no _ quiere decir que no haya acuerdo con los otros como x verlo, es preciso deshacer |" meta posible, y que toda irrupeién sea simplem fmergencia de [a nateraleza animal on su brotalidad tgoistae individual, tl como el pensamiento dvalista la concibe. Es necesatio entonces tener presente que cuando reud describe la estructura del aparato psiquico como resultsdo social, no es lo que él piensa que se podia a ‘canzar histricamente. La distancia entre la desexipcion. real y 1a modificaciéa posible ¢s la distancia entre una {cor no totalmente explicitads que le sive de fund mento, y la descripeién de lo realaLo que él describe Rzomo buen cientieo~ es la estractura que correspon ea la conformacién historica de la subjetividad, epre~ sién mediante, Pero cuando curso expone su teora, en ‘Mes alld del principio del placer, en Elyo_y alll, en Moisés jelmonoteimo,0-en Pscolgta de las masasy andlisisdelyo, todos los temas que va desarrollando all apuntan a una raclonalidad diferente de a represiva. ¥ es acudiendo a fa nueva forma de pensar la solucién de Jas contradic: ‘Gone, apartirde una adecuada y precisa descripeion de fo zeal actual, como nos deja entrever otro modo, otro orden, otra zn: otve forma de ser hombres, ‘Veamos ese problema en In concepcién del Edipo. or qué es tan importante? éPor qué vamos = tratar de fcentuar su importancia y presentarlo como Ia primera forma” subjetiva, el corazén artificial de ese aparato? Porque es el primer montaje congraente con la domina- ‘Gdn oficial, acentuado por el sistema, por los psicoana Fists y a veces ~es el reproche de Deleuze y Guattari~ mnigmo Freud, acusado de “edipizar” a sus enfer~ por el % En Freud el problema del Edipo es bastante com plicado, y casi podriamos decir que cada intexpretacién aque se haga de él, la comprensin “Justa” y *verdade- ra que se proponge, ser una definicin de las distintas vertientes que el psicoanilizi feudiano produjo. Si bien parece planteado por Freud a nivel individual, seiala que el Edipo individual es incomprensible sino se lo en tiende sobre el fondo del Edipo colectivo ¢ histético co cl cual se inica I historia de los hombres. Pero aun asi Gependerd de cémo se entienda ese comienzo, o c6mo se comprenda el sentido metodoldgico de ese comienzo. El drama inicial nuesto, el de todo'hombre que entra” en a cultura, no coincide con la imagen hipécri- ta que nos presenta la psicologia tradicional: el nifo in- ddefenso y sometido que se profonga sin més dentro del imbito de la represin, recibe cl sello del sistema, sus va- Totes y normas, y donde por Io tanto et nifo aparece co- ‘mo un parvulo rendido, inocente y amoroso, al poder. Para Freud las corat son bastante diferentes; el drama del enfrentamiento del nifo con las normas aparece ba jo la forma de un duelo, es decir de un enfrentamiento por dominar la voluntad del adversario, y porto tanto de una lucha a muerte. Vamos a ver que esta lucha 2 muerte que esté presente en el nicleo de la subjetividad de cada uno de nosotros ~y de la que no tenemos me moria~ determinari nuestea inclusion dentro de a socie~ dad y hs relaciones humanas. Pongo el énfasis, como fo hace el mismo Freud, en el duelo edipico, porque es el {que nos va a mostrar el lugar psiquico desde el cual th cotsolidaciSn de la escisign entre espisitu y cuerpo {queda tajantemente establecida. {Qué ha pasado en el caso del nifio alrededor de Jos tes aios? Sucede que habitualmente se produce uo enfrentamiento crucial donde se dau cita, como valores ten debate, las dos leyes bisicas de toda forma cultual Ia prohibicién del incesto y del pasticidio.

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