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Capitulo 5 LOS PRIMEROS IMPERIOS DE DOMINACION: LA DIALECTICA DE LA COOPERACION OBLIGATORIA El capitulo anterior contenia temas ya conocidos, algunos extra- dos del evolucionismo local, otros de la sociologia comparads. La civilizacién, la estratificacién social y los Estados se originaron en las circunstancias locales de seis sociedades parecidas a rasgos gene- rales y esparcidas por todo el mundo, La agricultura aluvial y de regadio situada en medio de redes regionales superpuestas de inter- aceién social intensificé una jaula social de dos niveles. Ello, a sv vvez, Ilevé a un crecimiento exponencial del poder colectivo humano. ‘Algunos de esos temas generales continian en este capitulo, que describe otra fase de la historia inicial de la civilizacién. La jaula social se hizo entonces mis pronunciada, mas singular y mucho mis extensiva como resultado de otro proceso de interaccién regional. Esta vez, ef estimulo inicial procedi6 menos de la organizaci6n.eco~ ridmica que de la militar. Y también cambié la pauta geopolitia cOnsiguiente Las Zonas que habfansido hasta emonces-semiperi ricas se convirtieron, en cierto sentido, en el nuevo nicleo de a ivilizacién, Los «sedores de las marcas» fueron los pioneros dd imperio hegeménico. = ‘Como en casi todos los casos cabe apréciar la aparicién de pauka genéral] parecida, eso sugiere una vez més una tendencia +. Durante unos setecientos afios, la forma dominante de la ci tl primer simperio» exten EE <& Akkad. Después, el imperio siguié siendo una de las formas so- Los primero imperios de dominacibn 195 neral del desarrollo. Pero ahora existen diferencias atin més obvias centre ellos, Mi respuesta consiste en ajustarse todavia mis el desarro- lo de la civilizacion del Cercano Oriente, que es el caso mis docu- mentado y el mas importante lhist6rieamente, Como ya nos encon- tramos decididamente en el terreno de la historia, la documentaci6n va mejorando y podré contemplar de forma mis sistemética Ia in- fraestructura del poder y sus cuatro medios distintos de or cién (como se prometié en el capitulo 1). “Tras comentar el desarrollo de los primeros imperios mesopoté- micos, también me ocuparé de las teorias elaboradas por los espe- alist de la sociologia comparada para explicar esos imperios. Ve- remos que, si bien esas teorias logran sefalar determinadas caracte- risticas generales de la dominacién imperial, tienen un enfoque es- thtico 0 ciclico, Pierden de vista la dialéctica de la leza, que combinaba la jefatura de la guerra con la direccién de la economia, podfa seguir incrementando el excedente, asi como los les de poblacién o los de vida. Pero cuanto mis éxito tuviera, : mayores serian sus consecuencias para las redes de poder de la re- = gidn més extensa, 4 Asi, no hemos de contemplar sélo el equilibrio del poder dentro de Sumeria, sino entre Sumeria y el exterior. Ese equilibrio implica ba consideraciones econémicas y militares entrelazadas, naturalmen- te, tal como ha seguido ocurriendo hasta la época actual. : Como ya se sefialé en el capitulo anterior, Sumeria estaba espe- cializada econémicamente. Aunque favorablemente situada para ge- nérar un excedente agricola y, en consecuencia, para desarrollar una ~ divisién del trabajo y productos manufacturados, tenia una escasez relativa de materias primas, especialmente minerales, piedras precio- sas y madera y dependia del comercio exterior. Ahora bien, inicial- mente, ese comercio precedié al Estado, como de hecho habia veni do ocurriendo al final de la prehistoria en general. Pero cuanto més se desarrollaba, mas dependia del Estado, A medida que aumentaban las capacidades de organizacién de todas las agrupacioi ionales, incluso las relativamente atrasadas iban adquiriendo la capacidad para : : ‘organizar incursiones y extraer tributo de los apa ob Der. _ |... historia registrada Jos ejércitos han estado, integrados por eee mercio nécesitaba proteccién contra al pllaje en ruta, Pero incluso) mentos: infanterfa, caballeris (comprendidos los carros) y arilleris el intercambio pacifico convenido entre los territorios controlados (cayos elementos principles han sido el arco la fecha). Cads uno por el Estado exigla una cierta regulacién diplomética, dada la in- de esos elementos tiene muchas variances y 2 menudo han spsrido existencia de una «divisa» internacional que denotara el_valor de —..... fuerzas. mixtas, asi.como.tipos.mixtos (como los oan part intercambio de un producto (véase Oppenheim, 1970). El incremen- dos). Cada uno de ellos tiende a aparecer en socie ee con a to del comercio aumenté la vulnerabilidad de Sumeria en dos senti- mias y Estados diferentes, cada uno tiene sus puntos fuertes y 198 Uns historia del poder has 1760 d.c. biles en los distintos tipos de guerra y cada uno tiene sus efectos sobre la economia y el Estado. La ventaja histérica no correspondié siempre a una forma de guerra, aunque a menudo se dice que la caballeria si dispuso de esa ventaja general en el mundo antiguo. De hecho, el poder fue cambiando segin el tipo de guerra y la evolucién de las formas militares, politicas y econémicas ' Las primeras armas fueron evolucionando a partir de aperos de labranza y artilugios de caza. Ulteriormente, hacia el 3000 a.C. los pueblos ésteparios domesticaron los caballos y poco después se uti- lizaron en Sumeria équidos (quizé onagros e hibridos de asnos) para tirar de carretas y de carros de combate. Los ejércitos de Sumeria estaban formados por carros de combate bastante poco manejables y falanges de infanteria movilizadas tras escudos largos. No dispo- nian de muchos arcos. Esos ejércitos de infanteria eran adecuados para unas campaiias Jentas y met6dicas, mediante las cuales se po- dian conquistar y defender pequefas zonas densamente pobladzs. Surgieron debido a la necesidad de defender a las ciudades-Estado iniciales y, quiz4, de conquistar 2 sus vecinos inmediatos. Que se- pamos, dejaron en paz al hinterland. Su antitesis ulterior fue el né- mada estepario a caballo, armado con lanza y arco, aunque todavia sin armadura, armas pesadas, silla ni espuelas, Les hubiera resultado dificil mantener un ataque frontal contra los agricultores y no po- dian asediar a sus enemigos, pero las incursiones rapidas y por sor- Presa podian convertirlos en algo mas que un mero contratiempo. Pero en el tercer milenio, el tipo dominante de guerra no se hacia entre esas dos antitesis. Recuérdese que el caballo no se utilizé con eficacia en Ja guerra de caballerfa hasta después del 1500 2.C. (con carros de combate més méviles). Hasta entonces estamos comparan- do la supuesta resistencia y movilidad de los pastores para ir al combate; la capacidad de los cazadores para lanzar proyectiles y para practicar la violencia, y los mayores efectivos, la solidez y la moral predominantemente defensiva de los agricultores. Ninguno de es0s grupos gozaba de una ventaja general. Cada uno de ‘cllostendria superioridad segiin las circunstancias ticticas y geograficas y lo ideal <= comprendia tierras agricolas de secano y pastos de tierras altas, ademas de la agricultura de regadio. Es probable que.su poblacién. fuera semita El idioma acadio era diferente del sumerio. Las tierras de Akkad limitaban con los Estados septentrionales sumerios y estaban inflvi- das por ellos. La leyenda de Sargén habla de sus origenes bastardos (es el primer relato del «recién nacido hallado-entre los-juncos»-del Oriente Medio). El principio de su trayectoria se ajusta 2 esa leyen- da: servicio como guerrero profesional en el séquito (como «cope- Una historia del poder hasta 1760 dc. Los pimerosimperios de dominaign 2 5 i cor * .) del rey de Kish, Estado sumerio septentrional. Esa zona esta . ee ©) las presiones cruzadae econdmicas y miltares 3a ipo Fe itiya he descrito, Sarg6n logré ls hegemonia (sospechamos) me- Seer combinacién de las teenies miliaes de Is pscores con 2° ys de los agricultores, Se hizo famoso por la celeri jaz na Ques, Es probable que él o su sucesor utilizaran un arco ora oe ate la mezcla de madera con eee (véase sini 1963). Pero. inci jguié siendo la infanteria pesada.. magne ame sis edo In Po due de conquistadores anteriores, generalmente con nombres semitas, que fueron sobresaliendo cada vez més en las ciudades sumerias presi: ties tardias: por ejemplo, Lugalannemundu, conquistador efime fo que utilizé lugartenientes con nombres aparentemente semitas Y us eejereié su reinado sobre todo el mundor, segiin nuestra fuente Krs 5 351). 2 ay Fee ee Oc en una mara contlidade,Sargin wasz6 en todas las direcciones, conquistando en treinta y cuatro campaaes todos los Estados sumerios, llegando por el sudeste hasta el Golfo Pérsico, por el este quizd hasta la costa de Levante, y por el nore hasta Sina septentrional y Anatolia, El y sus sucesores decfan haber esruido el reino rival de Ebla. Casi codas sus actividades registrar tds se realizaron en Sumeria y en el noroeste, aunque ahi sus cam pafas fueron diferentes. En Sumeria, su violencia fue selectiva y fsuvo Timitada por la tradieién; se descruyeron muralas, pero 19 de cudades, y el rey sumerio anterior fue transportado encade al templo de Enlil, en Nippur, tras lo cual él mismo se hizo rey. ---~Algunos gobernantes sumerios se mancuvieron en. su luger, sUd¥r los acadios sustiruyeron a mas de lo que se consideraba tradicions (Torque él pretendia era wtilizar el der de Sumerial En el ace tn Siria, su comportamniiento fue mis implacable y llegé a jactars cuanto habia destruido. Por extrafio que parezca a los lectores mo- dernos, estos registros combinan la destruccién con la persecucién de fines comerciales, como las expediciones para liberar las «Mon ~ has de Plata» yet «Bosque de Cedrose, ¢ incluso-para proves: 2 los comerciantes acadios contra el hosigamiento en la Anavolia ce tal Sin embargo, el emparejamiento desruccién-comercialismo Ve ne gentido: el objetivo era destruir el poder de los Estados y 2 “og pueblos que se injerfan'en las rues comerciales: 7 Si sumamos esas dos z0nas, obtenemos un imperio dM tensién enorme conforme a criterios anteriores. Quizd debieramos 202 ‘Uns historia dl poder hasts 1760..¢, excluir como dudosas las conquistas registradas de Anatolia y costa del Levante. Incluso entonces, la anchura del imperio en di- recccién noroeste-sudeste, por los valles del Tigris y del Eufrates, hubiera sido muy superior a 1.000 kilémetros, y su longitud de unos, 400 kil6metros, Pero aunque los registros son muy jactanciosos, ca- recen de precisién, Se nos dice que Akkad se extendia en un espacio de trescientas sesenta horas de marcha, casi 2.000 kilémetros por carretera, pero no estamos seguros de cémo interpretar las palabras sen el espacio». Ademés, se hace hincapié en la dominacién ejercida sobre paises y pueblos de dimensiones no determinadas. El lenguaje de la dominacién es enfético: a los pueblos, las ciudades y los ejér- citos se los «aplasta», se los «derriba»; Sargén los shace pedazos». El término acadio de «rey» también empez6 a estar dotado de con- notaciones divinas. Mas tarde se concedié a Naram-Sin, el nieto de Sarg6n, la condicion divina, asi como el titulo de «el Poderoso, rey de las Cuatro Zonas». Todo ello puede parecer una forma territorial e imperial, general y extensiva, de dominacién. Esa era Ja impresion que se trataba de dar a los contemporineos. Pero el imperio de Sargén no fue terri torial en cuanto a extensin, sino en cuanto a intencion. Para de- mostrar eso hari falta un examen detallads de Ia infraestructura lo- gistica y de la difusi6n universal del poder. Yo evalio las posibili dades practicas de ejercicio del poder de‘una forma razonablemente sistematica y té ‘No es facil, pues los registros escasean y los estudiosos han evitado las cuestiones logisticas (como ha confesado | Adams, 1979: 397). Es necesario especular y proceder a una recons- truccién hiporética. Como algunos de los problemas infraestructu- rales fundamentales fueron casi invariables a lo largo del perfodo civilizado antiguo, complementaré los datos limitados de Ja propia Epoca de Sargon con datos procedentes de otros tiempos y lugares. infraestructura fundamental necesaria jercicie-de las ntes de poder tanto organizado como difuso es la de hs joned) Si no existe una transmisién efectiva de mensajes personal y recursos, no puede haber poder. Es poco lo que sabemos ducir gue los problemas fundamentales con los que éste se enfren~ taba eran parecidos a los de todos los reyes de la antigiiedad. Una vez desarrolladas tres tecnologiss: la carreta-a-traccién-animal AL ¢amino paviment arco de vela, las limitaciones globales de ado y el las comunicaciones fueron muy parecidas a Jo largo de varias mile acerca de las comunicaciones de Sargén. Sin embargo, podemos de- 5 Los primeros imperios de dominacién 203 nios. Fundamentalmente, el transporte por agua era més préctico qué eh transporte por tierra. Dos milenios y medio después, el Edi “fo de Precios Maximos del emperador romano Diocleciano estable- i cifras monetarias a sus costes relativos. Si los costes por mar eran de 10, Ja relacién del transporte por rio era de cinco y la de trans- porte en carretera por tierra era de 28 0 de 56%. Es decir, el trans- porte por tierra era 28 6 56 veces mis caro que el transporte por mar y cinco o més de 11 veces ms caro que el transporte fluvial. Esas cifras indican unos érdenes de magnitud generales y no unas tancia, el terreno, las condiciones de los rios 0 los mares, el peso de las mercaderias, los animales concretos que se utilizaban y las tecnologia’. En esta disparidad intervienen dos factores principales: la velo- cidad y.Ja reposicién de la energia de los porteadores. La velocidad era mayor en el transporte aguas abajo y maritimo y podia ser ma- yor en algunas condiciones fluviales aguas arriba. Pero el principal factor era el problema en tierra de alimentar a los animales de tiro, con el ciial ho sé tropezaba en el transporte por agua. Eso no'sélo elevaba los costes: establecia unos limites finitos. Los animales como Jos bueyes, las mulas, los caballos y los burros que transportaban ‘unas cartas méximas de forraje tienen que consumirlo en una dis- tancia de unos 150 kilémetros para seguir vivos. Toda distancia ma- yor por tierra es imposible si no se cuenta con suministros a lo largo de la ruta. Eso seria posible, pero no resultaria rentable. El tinico | | | | que tendria sentido econiémico en el mundo antiguo era el de._mer- caderias como una alta rélacién valor-peso en:comparacién_con. la rentabilidad mayor y podia cubrir largas distancias sin necesidad de mis suministros de alimentos. La principal limitacién a su autono- mia maritima era la necesidad de agua potable, que ocupaba una © | proporcién bastante grande de la capacidad de carga de un barco. ce,Por eso, los barcos. eficientes eran grandes, Jo cual hacia sentir los {costes de capital de su construccién. Habia aspectos estacionales que © afectaban a ambas formas de transporte, pues el tiempo y las crecidas ° Por Geigratis, ese edicio contiene una ambigvedad, cuyos deulles se pueden E reduce el caste en un 20 por 100. transporte por tierra a distancia superiores 2 los 80-150 kil6metros | ‘prciar en el eapitulo 9. Sien el transporte por tierra se utilizan exmellos, el edicto / relaciones precisas, Los costes relarivos exactos varian segan la dis- ° \ae4 ga relacién del forraje para las bestias. El transporte por agua tenia una * 208 Una historia del poder hasea 1760 4.c. constituian grandes limitaciones en srandes limitaci el transporte sechas y I dsponibildad de excedentes alimentarios tenant rae to todavfa mayor en tierra ee ag Sabemes algo acerca dela ecoloya de Mesopotamia, podem adverts Ie imporancia. de las comunicaciones en el dessrrello de as ciudades-Estado estaban junto a rios nave de ellos, Esaban ceca ls vat de nous > paleo gens de abastecimienco part vais mis argos. As lor burvos y bs areas de bueyespodian hacer na aporucion eer i uni » ciudades. La nave i6n ri cr if: Ls noma habia er wliza ipeadey balan pea tne Boras meraderis agus abso, despots dexmonalty viliser all madera. Los Gnicos obstiulos importantes ean el ako cose ra Ss ia de y las crecidas estacionales que detenian toda la navega- Sin embargo, en cuanto Sargé e BO, argén fuera mis alld de la vil ropezata con enormesdiclades infmemructrles Eas felades fueron més 2 menses Jas mismas para todos los imperios ivos ulteriores. Como él fue, ante todo ae ; ‘ ia ontei coli alee oe te La logistica del poder militar Sargén se jact6 en dos ocasiones de : i que su éxito - pence en parte loi 0. En-una tablilla de-un ieaelade ae leemos gut cada deta «5.400 leesesd sam ae [ats ee cio. ¥ en la eréicsprotodngnica lems que stud a sus fun Glonarios dela core a intervals de die horas de marcha y gobemé gon unas las ibus del pale (as blll se ees ere a i, ie a }) y Grayson, 1975: ). Esa at revel unt preseupcin orf necaks tc onatinaciu, i oot silenberuperior 3 nde sis predecesore. El ndmero “de soldados, al echo de que sstviranalimentdos permanentemente por una Dewey apelin as va pate oa naa lon ; pacal,indican é punto era algo nuev un’gran ejército una administraciOn profesionales, Ee posible gue” & nostro mero de 5400 hombres no esr pire by ple pero entonces se pretendia impresionar con él Probablemence, Is ® Los primeros imperios de dominacién 205 sridad nuclear de sus conquistas y su reinado fuera exe mimero de Soldados con sus proveedores. {Qué capacidad tenia una unidad asi? Podia defender 2 su jefe y als‘corte de éste contra la traiciGn por sorpress. Pero quizd no fuera «is ccrance grande para una gran batlla contra una ciudad-Estado, to Bice que en su batalla contra las fuerzas combinadas de Ur y de Tgash, Sargon maté 2 8.040 hombres y tomé prsioneros + 5-469. Sates escépticos ante las afirmaciones de ese tipo. Como méximo, arts ciudades podian haber puesco en el campo de batalla 2 unos {0.000 hombres en edad militar. Me resulta dificil ereer que se Pu diera equipar, movilizar y desplazar a un espacio limitado « mas de ser ccjo de esos campesinos ¥ artesanos para combatir con un mi, were disciplina. Es posible que esos 13.500 hombres fueran el wit del cjrcico enemigos en todo caso, ex probable que los ejrcitos roe rovieran unos efectivos de ess magnitud. O sea, que la unidad clear de Sargon (que en esa batalla relativamente temprana o0 podia haber sido superior a 5.000 hombres) necestaria el spoye de pois Meclutadas, como siempre {ue la prictica ulterior, a costa de los gobernantes que eran sus clientes y aliados. Imaginemos, und fuerea total de 10.000 hombres: 20.000 en las grandes ‘campaiias y trerri5000 con fines generales. ¢Qué Jogistica.tenia su vsiizasiOn? seekqui paso aun brillante estudio sobre la logistca de dos mie ios después: el anilisis que hace Donald W. Engel (1978) de Fis -Tampalas de Alejandro Magno. Si me adelanto tanto en el wempo purge no existe ningin estudio comparable de todo el perfodo denen pertinencis para todo el periodo antiguo dadas las simailicudes, Je eeenologia de las comunicaciones a lo largo de todo el period . seca som aplicables 2 Akkad, pues ésa fue la region que cruzé el propio Alejandro. - _ npecemos por la hipétess més negativa, la de que no hay sy mminiseos, agua ni foraje para los caballos a lo largo de la ruta de mucha del eqéreito, o sea, dicho en otros términos, que Ia terra es caasl'9 que ao & tpoed de-eosechas'y ue le poblaci6n local he huido y se ha llevado sus provisiones. Engel calcula que, en erin parte independientemente de los efectivos de un ejérito, Jos solda- aoe y sus sequidores podian transportar provsiones para dos dias y medio. A fin de comer durante cuatro dias, nécesitafian uns gran sretdad de animales de carga. Pero no tendrian para comer durante Sinco dias, independientemente del ntimero de animales de carga qu (ition Mb 9f0/0 MEO whee Bre 1 Li Bordo, Algunas de las conclusiones més destacadas de Engel's//:, | i | } 208 ‘Uns historia del poder har 1760 dc llevaran. Los animales y los soldados consumirian todas las provi- siones adicionales, incluso aunque estuvieran a media racién. El pe. riodo de supervivencia de un ejército completamente autoabastecido seria de tres dias, conclusién que cuenta con el apoyo de los sistemas de racionamiento utilizados en los ejércitos griegos y romanos, Tres dias es el limite, tanto si lz municién de boca se lleva en forma de cereales como en forma de alimentos secos. jEsto nos hace reflexio- nar mucho cuando contemplamos unos imperios territoriales lanzs- dos a la conquista del mundo! 2Qué distancia podian recorrer en un periodo tan breve? Eso depende del tamaio del ejército: cuanto mayor sea el ejército, mis Jentamente avanza. Engel calculé que el promedio de avance de Ale- jandro era de unos 24 kilémecros al dia (con un dia de descanso de cada siete, Jo cual no tiene importancia para los periodos breves 2 los que nos estamos refiriendo), para un ejército integrado en total, incluidos los seguidores, por unas 65.000 personas, pero calcula que ‘un contingente pequefio podria hacer el doble de esa distancia. Claro que el ejército macedénico fue el mas répido de su era. En este caso, podemos afadir unas estimaciones anteriores. Crown (1974: 265) cita los siguientes ritmos de algunos ejercicios antiguos: el ejército egipcio de Tutmosis Ill (siglo XV a.C.), 24 ki- Iometros al dia; el de Ramsés II (siglo XU), 21 kilémetros; un ejér- ito babilénico del 597 2.C., 29 kilémetros; ejércitos romanos uhe- riores, de 23 a 32 kilémetros. Todavia antes, y més cerca de Sargén, Crown (1974) calcula Ja marcha de un grupo mas reducido de sol- dados y funcionarios del siglo XVII] a.C. en Mesoporamia en 24-30 kilémetros (cf. Hallo, 1964). El tinico calcul mayor es el de Saggs (1963) respecto de la infanteria asiria de los siglos vit a vil aC, de 48 kilémetros al dia, aunque en el capitulo 7 yo sugiero que ¢ tun tanto crédulo en Jo que respecta al eército asirio, La norma, antes de Alejandro, es inferior a los 30 kil6me:ros. No hay ningin motivo para creer que Sargon pudiera superar esa norma, No habia renunciado a las grandes carrétas sumerias Y s6lo disponia de équidos, que no eran mulas ni Caballés.’Sus'anima~ Jes de carga serian mis lentos y el utiizarlos no le brindaba ninguna ventaja en cuanto a movilidad. Seamos generosos y concedémosle 30 -.kilometros al dia. A lo largo de tres dias, eso da un émbito maximo de 90 kilémetros, pero la accién ha de ser répida y Hevar a la capeir de suministros. Ningin jefe competente arriesgaria a sus tropas mis alla de la mitad de ese ambito. El llevar mas suministros por tierra Los primerosimperios de dominacién 207 alo largo de la ruta de marcha del ejército no es una soluciéa, pues i: intendencia consumiria esos suministros antes de que llegaran al ército. : ie Eso representa una base frigil para la conguista y la dominacién den imperio, pero se trata del peor de los casos posible. A lo largo de los valles que formaban las columnas vertebrales de sus conquis- tas y de su imperio, Sargén encontrarfa agua, lo cual aliviaria el peso que transportan. Engel calcula que, si no se leva agua, se puede triplicar el Ambito; es posible arreglirselas durante nueve dias y au- mentar el mbito méximo a 300 kilémetros. Un jefe militar arries- furl una marcha maxima de un tercio de esto si tuviera que com- batir en su punto de destino. sah . ‘Las cargas: también ineluyen el equipo militar, lo cual es mas complicado. Engel calcula que la carga maxima viable para un sol- dado en marcha es de unos 30 kilos, aunque la mayor parte de los manuales militares que hoy suponen unos 30 kilos, y yo por mi pare he concluido que no puedo transportar la carga superior @ ringuna distancia, Landels (1980) sugiere que los porteadores roma- nos podfan arreglirselas con unos 25 kilos en distancias mas largas. El soldado macedénico de infanteria transportaba unos 22 kilos de ‘equipo, bisicamente cascos y armadura (la armadura es mis facil de transportar que una carga del mismo peso, al estar mejor distribuida por todo el cuerpo). El equipo acadio seria més ligero, pero dudo de que eso importara, pues eran pocos los soldados anteriores a los macedonios que transportaban 22 kilos. Filipo, el padre de Alejan- dro, habja reducido el numero de vivanderos y de carretas y asig- nado la carga a sus soldados, con objeto de aumentar la movilidad de éstos, En fechas ulteriores de la Repiblica Romana, el general Mario hizo lo mismo, por lo que sus tropas recibieron el apodo de «los mulos de Marios. En su momento, se consideré que ambas cosas constitufan innovaciones notables del nivel de coaccién ruti- aria aplicada a las tropas y eran indicios de unas sociedades muy militarizadas, En el Cercano Oriente, es dudoso que se pudiera car- g2r-asi alos soldados.-Mientras que el ejércitg de Alejandro sostenia aproximadamente un seguidor por cada tres combatientes, su ené= migo persa tenia uno por cada uno (0 eso dicen nuestras fuentes Griegas). Ademés, en muchas representaciones de soldados sumerios, ‘tcadios:y-asirios; easi-nunca-los vemos transportar nada més que su ‘equipo. En esas representaciones la carga la transportan las carretas, os esclavos y los seguidores. Parece probable que los soldados de 208 Sargén no transportaran précticamente suministros ni forraje para. los animales y dependieran de un ndmero por lo menos igual al suyo. - de seguidores serviles 0 esclavos. Su capacidad general de desplaza- miento no podia ser superior a mis primeros célculos y es posible que su ritmo diario de marcha fuera inferior. Ni el agua en ruta ni {a aligeracién del equipo podian aumentar materialmente la cifra glo- bal de un desplazamiento factible maximo de 90 kilémetros para una avance sin apoyo. Es posible que las primeras monarquias del Cer- ceano Oriente escuvieran limicadas a menos que eso, quiz a 80 ki- Iémetros. Supongamos finalmente una capacidad de 80 a 90 kiléme- tros. Sobre esa base no es posible logisticamente ninguna conquista en gran escala. EI transporte fluvial podia mejorar considerablemente la situa- cién en el caso de Sargén (en sus campaiias, el mar nunca ocupa un lugar destacado). En contra de Sumeria, avanz6 aguas abajo, de modo que los problemas de peso podian desaparecer si habia una planifi- caci6n cuidadosa. En Ja lanura aluvial, densamente poblada, los ha- bicantes, atrapados territorial y socjalmente, no podian hacer mis que huir con sus cosechas a la ciudad fortificada. Cada ciudad estaba al alcance de la siguiente. Sargén podia elevar un terraplén hasta el nivel de las murallas, recibir suministeos por rio, atacar la ciudad, saquear el excedente y abastecer para la marcha siguiente De hecho, las ciudades-Estado tropezarian con problemas logis- ticos mayores para montar operaciones combinadas contra él. Tene- mos un registro de nada menos que treinta y cuatro campaias vie- toriosas de Sargén contra las ciudades. Podian irlas tomando de una en una. La.conquista en el sur estaba a disposiciéa del hombre del norte, En el norte, las dificultades eran mayores, Las ciudades estaban aguas arriba o al otro lado de las llanuras y montafias. Hasta ahora, hemos supuesto que a lo largo de la ruta de marcha no habia sumi- nistros en tierra. En tal caso, Ja conquista habria sido pricticamente imposible. Esa hipétesis ha de ser flexible. El terreno con el que se -enfrentaba-Sargén estaba habitado, en general, por agricultores se- dentarios con pastos adicionales, lo cual planteaba la posibilidad de «vivir sobre el terreno». Ello entraiaba unas campaias estacionales, de un maximo de un mes, cuando la cosecha estaba lista para el saqueo y wa periodo més prolongado de seis meses como maximo cuando la poblacién tuviera excedentes almacenados suficientes para alimentar a un pequefio ejército, En este caso, el tamafio del ejército Una historia del poder hasca 1760 dc.” os primers imperios de dominacién 29 scante: cuanto mayor fuera, peor seria la situacién en cuanto e meyetros. Las posibilidades estacionales para capturar animales jorenesy encontrar buen pasto para los rebafos y las manadas cap- rados, pastoreados por los seguidores, son parecidas. Si Sargon pedis lanzarse sobre el asrio de Byron ecomo el lobo sobre el r= Tis, podia vivir sobre el terreno a corto plazo. Pero la mayor parte Gal excedente durante Ia mayor parte del tiempo se hallaria en al- . Como sefala Crown (1974), la parte mis desarrollada de las comunicaciones an- tiguas era la red de correos-espias-diplomaticos. El correo gozaba de gran consideracién, adoptaba muchas iniciativas y era objeto de re- compensas 0 castigos impresionantes. Era un elemento critico de la dominaci6n imperial. ‘A los defensores no se les brindaban muchas opciones. Si resis- tian, se los podia matar o esclavizar; si se rendian, se podia saquear todo su excedente visible y derribarles sus murallas. Pero a un primo ‘0.2 un hijo menor descontentos y a sus facciones se les podia pro- meter més para que entregaran la ciudad. Esa faccién se agregaria al ejército 0 quedaria encargada de la ciudad. Su presencia resultaba politicamente ttil, aunque no hiciera una contribucién militar con- siderable, pues servia de ejemplo para los siguientes provincianos con los que s¢ tropezara. De ahi, y esto también sorprende 2 los Jectores modernos, que en la guerra antigua tengamos constantes noticias de enemigos derrotados que se convierten instanténeamente en mesnadas aliadas. Los atacantes tenfan un incentivo para negociar répidamente, con objeto de que el ejército pudiera avanzar hasta su nueva fuente de aprovisionamiento. Se trata de un proceso mucho mis diplomatico de lo que les agradaba reconocer 2 conquistadores imperiales gloriosos como Sargén. Pero eneaja en lo que sabemos tanto del principio como del final de las dinastfas inspiradas por los acadios: tanto el nimero como la rapidez de las campafas de Sargés. -asi-como-Jos-datos.de los. gobernadores provinciales al final de cy III Dinastfa de Ur cuando renegaban de sus lealtades y se pasaban a los amorreos. sea que Sumeria estaba madura para la conquista, pero otros erritorios planteaban enormes problemas logisticos. Es probable q¥* Sargén los superase por poseer dos especialidades. En primer lugar el niicleo de su ejército era profesional, estaba adaptado a una rutina; 2 iseciedades extensivas. Lot primeros impeiios de dominacién m prolongada de acopio de informacién y de coordinacién de los su- ministros, tenia capacidad de cohesi6n tanto como una sola unidad para las grandes batallas como en destacamentos de aprovisionamien- to y asedio. En segundo lugsr, la astucia diplomatica de Sargén, 0 ala de sus principales lugartenientes, debe de haber sido considera- ble. Su posicién como sefiores de las marcas probablemente les per- mitia percibir las opciones logistico-diplomaticas disponibles en una diversidad de terrenos y ante una diversidad de defensores. Esas dos expecialidades, sumadas, constituian un artificio militar suficiente ‘como para aportar vinculos de organizacién entre valles fértles, ara- cables, defendibles, controlables y llanuras agricolas. Curiosamente, las restricciones en los suministros militares no limitaban la conquista.~Sargén y sus:sucesores estaban limitados @ una superficie de unos 500,000 kilémetros cuadrados, pero las res- triceiones se referian mas al control politico que a la conquista. Una vez traspasadas las fronteras naturales, el poderio militar no tenia un lugar obvio donde detenerse. Dada una organizacién idénea, un ni eo militar de 5.400 hombres, mas las levas federales, podia seguir | marchando, siempre que pudiese obtener suministros cada 50 6 100 Kilémetros. Las lineas de comunicacién s6lo importaban en los rios. las rutas terrestres no aportaban suministros. Las fortalezas no te-| nian que «neutralizarse». A veces, un ejército antiguo, no hacia mis | que seguir su marcha. Algunas de las campahas de Alejandro en Asia siguieron ese modelo, al igual que (forzosamente) las de los 10.000 tmercenarios griegos de Jenofonte, cuya misién acabé inesperadamen- tea 1,500 kilémetros de sus casas. Pero, en general, los ejércitos marchaban para institucionalizar la conquista, es decir, para domi- nar, y las opciones politicas eran limitadas. : La infraestiuctura del poder politico La capacidad de Sargén para gobernar era menos extensiva que apacidad para conquistar. Vuelvo alos circulos concéntricos del Poder extensivo descritos por Lattimore en el capitulo 1. A partir {de ahora podemos advertir las diferentes capacidades de las organi- Zaciones econémicas, ideolégicas, politicas y militares para integrar EI radio politico de dominacién practicable por un Estado. era Pequetio que el radio de una conquista militar. Un ejército lo- ph 212 graba el triunfo al concentrar sus fuerzas. Avanzaba por un terreng hho pacificado, sin proteger constantemente mas que sus flancos retaguardia y mantenia sus lineas de comunicaciones abiertas dele: mma intermitente. Quienes no podian escaparse, se sometian formal. mente, Si el radio de la conquista era tan grande, se debia tinica- ul ienes se habian so- aa ventaja militar, Ningén conquistador podis climinar ¢sa contra- diccién. Un imperio no se puede gobernar desde Ja grupa de un caballo, como se dice que comenté Ghenghis Khan. > Existian cuatro estrategias principales para afrontar este proble- ma y para crear una dominacién imperial auténtica. Las dos prime- ras: la dominacién por intermedio de clientes y el gobierno militar directo, eran las més fécilmente aplicables, pero las menos eficaces, De ellas trataré brevemente dentro de un momento. Las otras dos —la «cooperacién obligatoria» y el desarrollo de una cultura comin de Ta clase gobernante— acabaron por ofrecer recursos mucho ma- yores a los gobernantes imperiales, pero exigian infraestructuras mis | complejas, que la historia de la evolucién del poder no facili sino | gradualmence. Ya me ocuparé de ellas con mas deralle. En este pe- rfodo sélo veremos que prosperan las primeras, Cuando leguemos a Roma, en el capitulo 9, veremos que ambas contribuyeron pode- rosamente a un imperio de quinientos afios. Empecemtios, pues, con las estrategias mas primitivas de dominacién. La primera de las cuatro estrategias consistia en gobernar por intermedi de clientes, de élites- autdctonas conquistadas. Los: pi eros impérios lo intentaron con vecinos pobres y menos organi- zados, dé los cuales acepraron una sumisién oficial y quiz4 pequefios riburos y a cuyos gobernantes permitieron que continuaran en sus puestos. En caso de mal comportamiento, lanzaban incursiones pu- nitivas, sustitufan al gobernante, a veces por su primo, y elevaban lt cuantia de los tributos. Esta conquista propiamente dicha no se po- ~ dia imponer sino de forma irregular'e infrecuente.~En todo caso, como ya hemos visto, las dificultades logisticas significaban que i cluso xo comporaba una negociacién politica con las élites disi- =, dentes locales. Sin_embargo, era posible adquirir mis poder si s€ < aftadia Poder’ difusol a = fcony ‘autoritarios. Eso Sane en, tomar como rehenes a los hijos de la élite autéccona y «educarlosy, y euizd también-a-sus_padres, en. la cultura de los conquistadores. mente a que no podian escapar, atrapados por un milenio de agri-” os primeros imperios de domi a3 sécnicas para ello eran todavia limitadas. Pero si los autéctonos gqaban atrasados en relacién con los conquistadores, la civilizacién ia seducirlos para separarlos de su propio pueblo. Los conquis- Pejores los ayudaban a mantener el control local con tropas cuys principal funcidn en una rebeliGn propiamente dicha consisia a Pryranse a una ciudadela hasta que llegaran refuerzos. De hecho, fasta mucho después, los presuntos «imperios teritoriales> no te- + Wan por lo general unas fronteras claras y.habitualmente las zonas | Tiqternass de las marcas se gobernaban de este modo indirecto. De ‘Hila représentaci6n visual de la dominacién como humillacién per- onal de los rebeldes y la postracién ritual de los gobernantes clien- tes ante sus sefiores. Se gobernaba por intermedio de otros reyes, + fehores, gobernadores, Eso aportaba una seguridad barata, pero de- jiba en presencia a una élite local aurénoms, capsz de movilizar feckifsos en una revuelta o al servicio de un rival mds atractivo, interno 0 externo. Por eso vemos a Sargén colocar acadios junto a los reyes locales y designar a su hija suma sacerdotisa del dios luna en la Ur conquistada. [La segunda estrategia consistfa en gobernar directamente por con-_ duétodel éjército: basar el Estado en el militarismo. Con ello, se diapersaba a lugartenientes y a tropas por fortalezas y ciudades es- teatggicas, Presuponfa una matanza inicial mayor de la éice einemigs fue la primera estrategia. Tambien exigta excedentes mayores de lor dericultores conquistados para reforzar a los soldados profesionales dispersos en pequedas unidades y edificar o mantener Ia infraestruc~ tura militar/gubernamental de fortalezas, vias de comunicacién y su- tninistros, Era una estrategia dominance en los tersitorios nucleares conquistados y en Jas zonas clave desde el punto de vista de la gropolitica. Parece que fue la estrategia del propio Sarg6n en jas “Zonas gobernadas por acadios y apoyadas en mano de obra forzadas igual que utilizé la primera estrategia en otras zonas. Pero esa es- trategia tropezaba con dos problemas: ge6mo mantener la lealtad y la unidad del gobiemo militar? y gcémo aumentar la extracci6n de ‘exzedentes de los conquistados? La autoridad del jefe militar cencral era relativamente fécil de manvener en una guerra de conquista: era dtil para la supervivencia y para la victoria, Los frutos de la conquista también realzaban su autoridad, pues podia distribuir el botin. Eso s6lo se podfa mantener durante la pacificacién y la institucionalizacién si se hacia que las recompensas de los administradores y de las tropas dependieran de a4 ‘Una historia del poder hast 1760 4.¢, Ja autoridad central. En una economfa no monetaria (2 lo cual vol- veremos en un momento), la recompensa significabs tierras y los beneficios del eargo por conducto del cual fluian el tributo y log impuestos (en especie y en trabajo). El gobierno militar concedia tierras a las tropas, y tierras, junto con sus campesinos, y cargos del Estado a los lugartenientes. Por desgracia, esos actos descentraliza- ban el poder, incrustaban a los soldados en la «sociedad civil» y les daban recursos materiales cuyo disfrute ya no dependia del ejército ni del Estado, La concesi6n de tierras podia depender condicional- mente del servicio militar y podia no ser transferible a los herederos, pero en la prictica es0s sistemas creaban una aristocracis indepen- diente, hereditaria y terrateniente, asi como un campesinado en los» erritorios conquistados. Esos fueron los origenes del feudalismio mi- litar, de la «satrapian, de muchos sefiorios de las marcas y de otras estructuras sociales que efectivamente descentralizaron el poder des- pués de la conquista. Con-el tiempo, los regimenes imperiales se vieron consolidados por la aparicién de una cultura universal de clase alta, como veremos en los casos de Persia v de Roma. Pero esa evolucién vino después. Dadas unas infraestructuras limitadas, los regimenes de este periodo utilizaban recursos mucho mas primitivos, como el temor permanente de que la poblacién conquistada volviera a levantarse. De ahi la paradoja de que cuanto mas segura era la pacificacién, cuanto mis eficaz era el grado de regulacién descentra- lizada, menos centralizaci6n podia derivarse de los militares. La pax = cificacién descentraliz6 a los militares, Esos argumentos se pueden hallar en las obras de Weber; pero los eruditos que han estudiado esos primeros imperios todavia no han aparecfllo sus consecuencias. Pues el modelo «territorial» de imperio interviene dos veces, la primera por conducto de la metéfora de los territorios de «nticleo y periferia». Se dice que las zonas de niicleo estaban gobernadas de forma directa y militarista; las zonas periféricas estaban gobernadas indirectamente por intermedio de clientes, Pero la logistice no tiene por resultado un niicleo esuable y una periferia estable (0 inestable), sino unas-pavtas:de- dominaci6a, que cambian con el tiempo y con el espacio. Las élites gobernantes del «niicleo» se hacen aut6nomas con el tiempo. Yoffee lo advieré en el Estado paleobabilénico de Hammurabi y sus descendientes. L8) {que s€ inici6 como un control militar directo" del méicleo babilénicd se desintegré cuando los funcionarios obtuvieron derechos heredi tarios a sus cargos, celebraron matrimonios mixtos con las élite + Los primeros imperios de dominacién 25 | © |pcales y arrendaron los impuestos del Estado. Concluye diciendo: Los sistemas politicos y econémicos con una burocracia muy cen- $ falizada... son unas fuerzas militares y econémicas eficientisimas, 2 vero raras veces pueden institucionalizarse y legitimarse» (1977: 148) ® $51 todo era politicamente inestable y no s6lo una «periferian fron- $eriza, La fuerza se aplicaba regularmente desde el «centro» a todas bs pares. fs Ee Pero, gdénde estaba el centro? Por segunda vez interviene el J eoncepto de territorios y macleos fijos. Porque el centro era el ejér~ 2 to, los 5.400 hombres de Sargon, y éste era mévil. Lo tinico que Gencralizaba el poder militar era la campafa.en curso. Cuanto més desiguales eran la pacificacién y las amenazas generales, menos se ‘Fparecia el imperio a un ejército lanzado a una Gnica campafia bajo 2 5a jefe central. A Jas amenazas de las provincias se reaccionaba mo- 4 wiizando ejércitos provinciales, que dejaban el poder en manos de “Jos comandantes locales y no del Estado central. A fin de contra-“ ‘Urresar la fragmentacién, los mayores conquistadores en circunstan- = Gas de comunicaciones preindustriales s¢ hallaban en un movimiento «Gi Continuo de campaia. Su presencia fisica en el cartel general / del ejército centralizaba su poder. En cuanto ellos, 0 sus sucesores, wolvian a asentarse en una corte, en una capital, empezaban a aparecer {bis grietas. De hecho, entonces era cuando se derrumbaban muchos Fimperios conquistados. Todavia no hemos visto nada que pudiera / ‘Eimantener unidas esas creaciones artificiales, salvo el temor variable! Sy la energia del gobernant = Uno de los motivos de inestabilidad era que no se habian hecho iprandes adelantos en la logistica hacia la consolidaci6n politica de los jimperios. El aparato del Estado, en la medida en‘que existia, depen dia de las cualidades y las relaciones personales del gobernante. El | / entesco era Ja fuente mds importante de autoridad permanente./ © cuanto mayor era el Ambito de la conquista, més tenso y fic~ Yicio se hacia el vinculo de parentesco entre las élites gobernantes. En este periodo, los lugartenientes se casaban con mujeres locales Apars-obtener seguridad, pera ello debilitaba los vinculos entre los nquistadores. En este periodo las técnicas de alfabetizacién s¢ li- itaron en principio a tablillas pesadas y a escrituras complicadas. 'Sa ‘empleo tradicional consistia en concentrar las relaciones en el ghugar central-de-la ciudad. No se podian adaptar. facilmente a la jén mas extensiva de transmitir mensajes y controles a lo largo e"grandes distancias. Se hicieron algunos adelantos en Ja promul- a y oe 216 gacin de las leyes. El «Cédigo» de Hammurabi, tan espléndidamen: te conservado, indica una mayor ambicién de la formulacion exten. siva de leyes, pero probablemente.no un imperio realmente gober- iadoiporsen lefe z / Hasta entonces,-pues, la logi ar y politica no era muy favorable a los «imperios territoriales». El término de imperios de dominacién constituirfa una mejor descripcién de las federaciones inestables de gobernantes postrados a los pies de Sargén y de‘éus aitecesores, cuyo Estado estaba constituido por los 5.400. Sin embargo, cuando pasamos a lo que era presuntamente el ra- dio logistico mas limitado, el econdmico, vemos que el gobernante disponfa de una tercera estrategia. En este caso, me aparto del mo- delo de Lattimore, que mantiene claramente separados los tres radios logisticos, probablemente legado del enfoque sociolégico del «factor auténomos, que ya critiqué en el capitulo 1. Las economiss de los. imperios tempranos no estaban separadas: estaban impregnadas de estructuras militaristas y estatales. Los vinculos de la cooperacién obligatoria aportaban unas posibilidades logisticas mucho mayores a un gobernante imperial, que —junto con Ja cuarta estrategia de una cultura comin de la clase gobernante— se convirtieron en el prin- cipal recurso de poder de los imperios. a La logistica de una economia militarizada: la estrategia de la cooperacién obligatoria El radio més interno del modelo de Lattimore era el poder eco- némico. Segiin él, en los imperios antiguos haba muchas péquefias «economias» de tipo celular. De hecho, esas células son visibles en el interior del imperio conquistado por Sargén y abarcan cada una de las economias regionales recién ensambladas. Las mas avanzadas eran las de los valles regados y las Manuras aluviales, parcialmente organizadas:por los puntos centrales de redistribucién (antes ciuda- des-Estado). Pero entre cada una de ellas y entre ellas y las tierras, altas, habia intercambios comerciales. Estos también estaban parcial- mente organizados por las antiguas autoridades politicas: en los va-. Iles, el punto central de redistribucién; en las colinas, los sefores descentralizados. El conquistador aspirarfa a intensificar las relacio- nes de produccién y de intercambio en todos sus dominios. De ‘Una historia del poder hasta 1760, ace 4 ie One Pa {bo primeros imperios de dominacién echo, hasta cierto punto, asf ocurritia espontineamente al it exter -Wiéndose la pacificacin, El Estado también espiraria apoderarse de a rrrento del excedente que fuera apareciendo. clay conquisudares se Tallon impulsados hacia un coajunto decerinade de ielaciones econdmicas poseriores a le congtist erates podemos utilizar el término aplicado.por Herbert pie er de cooperaiGn obligatria (véase su concepto de lo que man; were unida a una «sociedad militante» en sere He) es veel i dia atumentar el excedente extraido. te scree dowar al imperio de una unided econémica un meal y a1 Estado podia extraer su parte del excedents y man~ uate fa unidad, Pero exos beneficios sé legnban como resultado fees mayor coercion en la economia en general. La pevularidad ie ido ello consite en la insepaabilidad de la represin y Ia sistaae desearadas respecto de un beaefcio més © menes comin. ue modelo, que se amplird en breve, se desvia de las te reccgies que destzean s6l0 uno de sus aspecos: el de explotacin y ‘Sere, Siguen la visign liberal del Endo vigente en nuestra pro vr Gpoc, Seguin e52 vision, el dinamismo social fundamental, com ve nfido el crecimiento econémico, procede de una organizacin seeneraizada y competiva del mercado. Los Estados ocupan a primer plano, extablecen las infraestrucruas bisica, pero nada mis. Begin le fSemala de Adam Smith: «Si bay paz, unos impusstos mo; deeados y una adminisracign tolerable dela justca el resto vendsd dio por “la causa natural dels cosas", como cits con aprobace tn tgnco reciente del dinamismo econémico (Jones, 1981: 235) Es it imisma opinin que comparten muchos de los ausores que s© Oct pan del desarrollo social eomparado, Los Estados, especialmente ls Prados imperial, coacionan y expropian basta tal punto de que erattadites no llevan sus mercaderias 2 los mereados, limitan sus se aerece aresoran y, por lo general, participan en el estancamien Ts amen at pn en Nn i cg le Lan ie Ee ee on a eae re eee encom re fice prod aa Fling fone cle 2 me Ra ea iwi eet eA sy mgm Ce de ens core 6 2s {Uns historia del poder hasta 1760 Ac. to econémico y social (por ejemplo, Wesson, 1967: 206 a 276, Kautsky, 1982). Esta visién negativa del imperio ha penetrado entre los estudio. sos especializados en el Cercano Oriente antiguo, que a menudo han adoptado el idioma del «nécleo» y Ja «periferian. Aducen que un tipo de imperio, centrado en su niicleo avanzado, urbano, manufac- turero y regado, explots a la periferia mas atrasada, rural, pastor de secano, en forma de impuestos y tributos. Sin embargo, la perie feria podfa contraatacar a su propio imperio en forma de la conquis- ta por sefiores de las marcas, y asi explotar y saquear al pueblo y las riquezas del nécleo. Ambos tipos de imperio eran par Esta concepcién subyace en las controversias de los especi como, por ejemplo, entre dos de los estudiosos de Mesopotamia mis distinguidos de los ultimos ais, el soviético Diakonoff y el esta- dounidense Oppenheim. Diakonoff adopta una visién extrema del parasitismo estatal, aduciendo que todo el dinamismo importante de Ia zona se originé en las relaciones de propiedad privada y en las clases descentralizadas (1969: 13 a 32). Oppenheim, con raz6n, lo ‘critica por hacer caso omiso de la organizacién por el Estado de una gran parte del dinamismo econdmico. Pero cree, a su vez, que los Estados importantes son las ciudades-Estado y sus redes comerci les. Los Estados imperiales de mas extensi6n se elevaron y cayeron como «superestructuras» erigidas sobre esas bases econémicas, Cuan- do cayeron, la ciudad-Estado volvié a aparecer més 0 menos sin modificar (1969: 33 a 40). Ambos puntos de vista son incorrectos, como veremos dentro de un momento. Quienes més rigurosamente han expuesto la visi6n negativa del imperio han sido Ekholm y Friedman. Merece la pena citarlos exten~ samente: 1. Los imperios que se desarrollan en sistemas c/p (centro/periferia) de produccién y acumulacién de riqueza. Cuando no establecen im- puestos excesivos y cuando mantienen simultineamente redes de co" municacién; tienden-a-aurentar las-posibilidades de produccién-¥ de comercio en el sistema, esto ¢s, las posibilidades de todas las formas existentes de acumulacién de riqueza 2. Los imperios mantienen y refuerzan politicamente las relaciones UP mediante la extraccién de tributo-de las zonas y las periferis con ‘quistadas. Pero en la medida en que los imperios no sustivuyen # otros mecanismes econémicos de produccién y circulacién, sino ae 10s que se nutren de formas ya establecdas { | Los primeros imperios de dominacién 29 se limitan a explotarlos, pueden crear las condiciones para su propia desaparicién. 3. Esto ocurre cuando los ingresos absorbidos de los ciclos existentes de acumulacién aumentan con més lentirad que la acursulacién total ‘en si. En tal caso, se establece una descentrelizacién econdmica, lo cual produce un debilitamiento general del centro en relacién con ‘otras zonas... [siguen los ejemplos de Roma —descentralizacién r- pida— y de Mesopotamia —descentralizacién mis gradual—}. 4. En términos generales, el balance del imperio se determina por: bo- tin + tributo (impuesto) + ingresos de exportacién (coste del impe- rio + coste de las importaciones) (donde exportaciones ¢ importa- 1s son, respectivamente, del y al centro) [1979: 52 y 53]. Esta es una exposicién ejemplar del equilibrio de las fuerzas cen- trlizadoras y descentralizadoras. En el caso de Mesopotamia se pro- dujo un cambio neto del equilibrio lenta pero reiteradamente y en dl caso de Roma se produjo mas de una vez (pero cada vez de forma repentina). Sin embargo, en términos més generales, esos autores sittan el dinamismo «original» de toda Ja economia en las formas libres y descentralizadas «ya establecidas» de acumulaci6n, el motor del desarrollo social. Lo tnico que afiade el Estado son Jas redes de comunicaciones que fomentan las importaciones y las exportacio- nei, Aparte de eso, su «control» estratégico sobre la acumulacién desvia parasitariamente los excedentes, pero no los crea. Larsen (1979) y Adams (1979), los criticos de Ekholm y Friedman, también com- paren el concepto del «centro parasitarion. Yo deseo formular dos argumentos contrarios: 1) El Estado im- Perial ayudé a crear procesos de acumulacién de.cinco formas espe- ificas. 2) La descentralizacién fue resultado del ulterior desarrollo de esos procesos auxiliados por el Estado y no de la reafirmacion de un poder descentralizado «originals; el Estado se fragments y zs el desarrollo de un poder de propiedad privada y descentra~ da. {Cinco aspectos de la cooperacién obligatoria| Cinco procesos econémicos fueron al mismo tiempo funcionales “Bar el desarrollo del poder colectivo y, sin embargo, también estu- i : 120 ‘Una historia del poder hasta 1760 dich vieron impuestos por la represin. Fueron la pacificacién mili \ multiplicador militar, la imposicién asec ae bienes econémicos, Ia intensificacién de la fuerza de trabajo medi \tela coercién y la difusign y el intercambio de técnicas mediante ky conquista. Aunque el militarismo'de los Estados imperiales tuy. desde luego, su aspecto negativo, cuando se impuso eficaz y ena blemente por conducto de esos cinco procesos, podia llevar « wn desarrollo econémi i cat rr -onémico general. Examinemos ida uno de esos pro: La pacificacién militar El comercio, comprendido el comercio a gran distancia, precedi aifaagicilbn do koe Brosdan galsce ras ore oe eisiees y Ekholm, 1978). Pero cada vez necesitaba més proteccién, por dos motivos: A medida gue aumentaba el excedinte era cads tex mis tenitador y estaba més centrado para el saqueo o la desviacién, y 4 medida que aumentaba la especiaizacin, las poblaciones bale hacian menos auténomas y dependian més del comercio. Sargén fue hhacia el norte para proteger las rutas comerciales. A lo largo de la _historia registrada hasta el siglo xx d.C. veremos muchas actuacio- [nes del mismo tipo. Durante la mayor parte de la historia, el desa- rrollo del comercio tiene muy poco de sespontineow. Es posible que los seres humanos tengan el impulso original de «trocar y cambiar, conforme a la famosa frase de Adam Smith. Los acontecimientos de | la prehistoria parecerfan apoyarlo. Pero mis alld de un cierto um- | bral, los intercambios generan mis intercambios, y asi estimulan la | produccién, si se pueden establecer autoritariamente la «propiedad» y el «valors. Es posible establecerlos dolorosa, laboriosa y difuse- mente mediante un gran aimero de contratos independientes que incorporan supuestos normativos entre los propios interlocutores comerciales, Pero en muchas circunstancias, esto ha parecido despil- facrar mas recursos sociales que un segundo método: las normas monopolistas que confieren la propiedad y rigen el intercambio, es- tablecey mantene ineramente un Exado atorcrio y externa- nente la diplomacia entre varios Estados de . La proceccign / sé establece mediante la coercion. Los datos sega se denne sobre los imperios vari en el sentido de que, por lo general, el comercio ha prosperado en tiempos de estabilidad imperial y decaido cuando 3, as | | peimeros imperios de dominacién nm os imperios se tambalean. Eso es lo que sucedid en la época de Kkkad y reiteradamente después. Es cierto que de vez en cuando Memos otros métodos de regulacién comercial —de manera mis Worable en las épocas de la supremacta maritima fenicia y griega y neiia Europa medieval cristiana—, pero aunque esos métodos ofre- fan unas formas de proteccién descentralizadas y a veces més difu- ‘as, no eran resultado de un comercio «espontaneo», Ineernacionalmente hacia falta una diplomacia, regulada por la « fueraa. Hacia falta una pacificacién en la periferia contra los foras- teros 7 contra los pueblos de las marcas. Hacfa falta en todas les uae comerciales y hacia falta en el nicleo. Incluso cerca de la ca- pital y del ejézcito, la pacficacién en las civilizaciones histéricas Frauié siendo precaria. Ello se debi6 en parte a que factores naturales y desgualmence distribuidos, como las malas cosechas, a erosion 0 I salinizacién de los suelos, 0 el crecimiento demogrifico, podian socavar la economia y producir en una regiGn unas masas desespe- fadas y hambrientas que podian atacar a las masas de otra, A esto te podia hacer frente mediante una mezela de simple represion y de ampliacién del regadio protegido a lo largo de todo el ndcleo, asi como de los almacenes de redistribucién en todo el imperio. En las fases imperiales se ampliaba el riego y, con él, la poblacién sobre tuna pauta dendritica (como un érbol), para Jo cual no_bastaba con cl antiguo sistema de proteccién de las murallas.de la ciudad. En todas las zonas hacia falta el ejército para que patrullase y reprimiera. La maquinaria militar de Sargén era la adecuada para esta fun- cién protectors. Consistia en un minimo de fortalezas, reforzadas por el ejército de maniobra profesional, cuya existencia dependia del Exito de su funcién protectora, Sus suministros dependian del man- | tenimiento de vinculos entree el nécleo de la llanura luvial, los pastos de las tierras altas y los bosques y las minas de las montafias. En, este sentido, los 5.400 y sus sucesores en los imperios de Ur, Babi- lonia, Asiria e incluso Estados ulteriores, constituian el nGcleo de’ consumo de la economia. Se protegfan a si mismos, asi como a los productores-y-los comerciantes en general. EL multipliador militar ‘También pueden interpretarse las necesidades de consumo del éjército como un impulso de la demanda y, en consecuencia, de la mm Una historia del poder hasta 1760 dC. produccién, Recuérdese que esas necesidades se referian a productos Bisicos, no a lujos exéticos: cereales, verdura y frutas; animales, vestuario, metales, piedra y madera. Naturalmente, si ello no com- portaba una mejora de los métodos de produccién, distribucién o Intercambio, seria sencillamente parasitario.;Absorberia recursos vi- tales de'los productores agricolas y extractives, con lo cual amena- zatia a la viabilidad misma de la produccién, Un perfeccionamiemto posible, reconocido por Friedman y Ekholm, era el de las comuni- Eaciones. Los imperios construian carreteras —en este periodo con mano de obra forzada supervisada por personal militar— y mejora- ban el transporte fluvial y maritimo. En este aspecto no podemos distinguir entre los elementos econémico y militar. Los puntos de aprovisionamiento, donde los viajeros y los comerciantes podian re- ponerse y reabastecerse, también eran mercados pars el intercambio de mercancias, peajes donde se les podia cobrar una comisién, pe- {quetias guarniciones para pacificar el comercio y la zona y puntos de partida para las comunicaciones militares. Es imposible separar ‘otivos «econémicose de los militares, porque las necesidedes ‘fjezei@n eran iguales a las de abastecimiento. Los beneficios econémicos derivados para la mayor parte de la sociedad eran con- siderables, Naturalmente, hemos de ponderarlos conforme al coste fective de construir y mantener Ia infraestructura econémica. En estos primeros tiempos, no podemos calcular con exactitud la rels- ‘Gn coste/beneficio de esas técnicas. Sin embargo, mas adelante, en el caso del Imperio Romano, cuando empezé a ser abundante la informacién, creo que empez6 a funcionar un «keynesianismo mi \ tar» cabal. El consumo de las legiones produjo considerables efectos mulkiplicadores. Amtoridad y valor econémico ‘A medida que se desarrollaba el intercambio, también Jo hacia as medidas técnicas de valor econémico: cunto «valia» ¢l produc: to Ay cuinto el producto B. Cuando ambos «valores» pueden me dirse frente a un tercer evalors, se convierten en mercaderias. Desde Ja época de los primeros sellos cilindricos, era evidente que el Esud0 redistributive podia a menudo, quizé incluso habitualmente, asignas. tun valor de cambio con mis rapidez, eficiencia y aparencemene justicia que un proceso basado en Ia reciprocidad, es decir, un ‘Lot primeros imperios de dominaciéa 23 eado. i 0. Los objetos intercambiables —por lo general no perecederos, ales y los datiles— recibian una especie de fas ‘alidad y su cantidad conforme 2 un control oficial eee ts re hecho esto, se podia presara interés, Eee pee delecres alee (o, R54 Lat tarifas que encontramos + prir babilénico de Hammurabi) pueden haber sido tmiximos permisibles. Pero qui minos quizé, como aduce Heichelh : 100 oe an tipos oficiales de cambio, aunque no se abn es ‘anos imponia su aplicacién. Es probable que las primeas ane gilades que pudieron conferic valor Tueran jefturas Fedietlbucig fone vimos en el capitulo 2. En lalanura aluval de Meropotani, fi seectieron pequeias ciudsdes-Estado, como vimos en Jee! Patape, th SU me exe un sue lovable ene apse brilitarist caciOn de valor. Ese ajuste no se pri is Beptavists ampli ol intercambio rutinario pars eae Fert mis varia 3 a distancias mis lags Esa cuss cubation fecibié un nuevo impulso de los gobernantes militares, aa sie fppove un ceno valor abicario en sonst enensny dita hn Leese rine lg mds que la vacufaciéne: pesos y ade ; os, el registro de contratos por el apa = ado, la observancia de los contratos y - demon de ernie or conducto de un derech fe sonducto de 10 impuesto. En todos los respectos el : ondémico, listas de los precios ipliado podia imponer el valor ec intensificacién de la fuerza de trabajo g F En una economia simple, no monetaria, e.P55 Scononia simple, no Ja extracci6n de un nivel por encima de todo, extraer mis tiempo. Sus problemas logisti stico abundantes suministros, eeercion Y temporal. Las técnicas militares ra de la ingenieria ci parecidos a los de-un-ejército: paiva concentracion espacial f Sargén se uriizaron en la esfe nm Una historia del poder hasta 1760 d, coercién se podia utilizar en la produccién agricola, la minera y la‘ artesanal, en a esclavitud y en otras condiciones no libres. rs: ‘Como ya vimos en el capitulo 3, la subordinaci6n de Ia fuerza de trabajo y su separacién total de los medios de produccisn solia implicar en un principio una mano de obra dependiente no libre. La * conquista militar en gran escala extendié la dependencia y la esela-. vitud Ulteriormente, la esclavitud se podia extender a miembros del mismo pueblo mediante la servidumbre por deudas o mediante k. venta por el jefe de su propia mano de obra excedente a una sociedad mis civilizada, pero el modelo de ambos casos era la esclavitud por conquista. Huelga decir que habitualmente quienes devengaban las ltilidades de ese sistema no eran los propios esclavos. En ocasiones, el sistema también podia socavar Ia economfa de los campesinos libres que competian con él (como ocurrié mucho después en la Reptblica Romana). Pero el aumento de la produccién podia bene- ficiar a la poblacién como un todo, no sélo a los propietarios de siervos 0 de esclavos. Laesclavitud no siempre fue dominance. A medida que el sistema obligatorio se fue institucionalizando, necesitaba menos de la escla- vitud. Pasaron a predominar grupos no libres, serviles, pero.no.es- rr elavizados. En los imperios acadio y de la III Dinastia de Ur, se | enumera una cuadrilla de trabajo de 21.799 personas bajo Ja autori- dad del Estado, agrupadas en contingentes, cada uno de ellos con un ¢apitin, procedentes de un gran ntimero de pueblos y ciudades, cuyos gobemadores provinciales también se nombraban. Parece una organizacién de trabajo forzoso, que migraba en torno a los campos cultivados y. reparaba diques y malecones, ,reclutada desproporcio- nadamente en las zonas periféricas del norte, pero sin esclavos (Goet ze, 1963; Adams, 1981: 144 a 147). En cambio, la fuerza de trabajo de 9.000 personas de la oficina real de la lana se basaba en la escla- vvitud, en parte centralizada y en parte dispersa por grandes zonss de pastoreo (Jacobsen, 1970). Cuando un régimen era poderoso y ~estable, su capacidad para aumentar la productividad de la mano d€ cobra probablemente abarcaba tanto 2 los esclavos como 2 los libres: Por ejemplo, cuando los macedonios conquistaron el Cercano Orien te, la servidumbe heredada de regimenes anteriores estaba muy 8% neralizada, ¢ incluso quizd fuera la norma (Ste. Croix, 1981: 150 2157). ~ Quiz hubiera otro tipo de trabajo obligatorio institucionalizado, aunque el sugeritlo va en contra de la sensibilidad moderna. Es lo Los primeros imperios de dominacién, 2s aue llamamos mano de obra «libre>, aunque més apropiado seria eer «mano de obra contratada>. Cuando la estratificacién y la pro- > Fiedad privada son més seguras y cuando algin grupo «posee> de = aco los medios de produccién y otros han de trabajar para ese ‘ipo 2 fin de subsistir, los trabajadores se dirgirén evoluntariamen- ey a los propietarios y trabajardn para ellos. La mano de obra con- =. yatada no predominaba en él mundo antiguo. En una economia agraria resulta dificil excluir totalmente al campesino del acceso di- veto al medio de produccién: Ia tierra. Una vez en posesion, se le oercionaba directamente mediante la esclavitud 0 la servidumbre. En Mesopotamia, la mano de obra contratada no aparece en los registros (aunque probablemente existid) hasta la IIT Dinastia de Ur (Gelb, 1967). La mano de obra contratada permitia a los terratenien- tes un acceso mas flexible a la fuerza de trabajo, aunque todavia no ‘Gente € intensivo de la mano de obra pas6 en muchas ocasiones,) / quizd normalmente, por a via de la obligatoriedad: de la esclavitud ala servidumbre a la mano de obra «libre» Los cuatro apectos de la cooperacién obligatoria comentados has- ta ahora de han referido al poder autoritario, una base logistica muy ofginizada que tendia un puente entre los particularismos locales. Pero gran parte de esa organizacién seria innecesaria si pudieran idifartitve@ Tormas parecidas de,vida y de cultura por toda una, po- blacién, destruyendo los particularismos locales y forzando a las identidades locales a convertirse en una sola y més grande, La cul- ‘wri Sumeria inicial, comentada en el capitulo 3, se difundi6 por, toda Is zona aluvial y su periferia inmediata y produjo un poder colectivo mas extensivo que el de la ciudad-Estado autoritaria. Aun: que le conquista acadia perrurbé todo esto, presentaba oportunida; des para nuievos tipos de difusién del poder... La conquista provoca la mezcla y el reajuste més repentinos, | peneteanies y forzados de estilos de vida y de practicas. Cuando el proceso no es unidireccional, se producen una difusién y una inno-' vain considerables, La mezcla entre Akkad y Sumeria, entre Gre- cia y Persia, entre Roma y Grecia, entre Alemania y Roma, fue impresionantemente innovadora en sus consecuencias para la civili- era més que un fenémeno minoritario. Yo sugiero que el uso efi-\ 2% {Uns histors del poder hasta 1760 4.¢ \ zacién. Cada una de esas mezclas se consolidé por la conquista del | segundo de esos Estados por el primero, pero la innovacién no fue resultado meramente de la recepci6n pasiva por el conquistado de las pricticas sociales del conquistador. El ejemplo mas destacado de Ia fusién acadia-sumeria que cono- ccemos fue el de sus consecuencias para le escritura, El acadio era un idioma de inflexién, parte de cuyos significados se comunicaba por el tono y la modulacién. Los acadios conquistaron a un pueblo al- fabetizado cuyos pictogramas generalmente representaban objetos fi- sicos y no sonidos. Pero a ellos Jes interesaba més el desarrollar escritura fonética. La fusi6n de la lengua acadia con la alfabetizac sumeria produjo una escritura simplificada que ayudé a transformar Jos pictogramas en una escritura silébica. La existencia de menos caracteres fue muy beneficiosa para la difusién de la alfabetizacién Ta ventja del sana sobre otros idiomas del Oriente Meio era tan tgande que a medias dsl agondo mileni, inchs después de que el papiro empezara a sustituir a Ja tablilla de arcilla, se convirtis en el principal idioma internacional de la diplomacia y del comercio Ancluso os egipcios lo utilizaban en su politica exterior. La alfabe- tizacién acadia no sélo reforz6 la burocracia del imperio de Sargén, sino que también ayudé a estabilizar el comercio internacional, la diplomacia y los conocimientos sociales en general. Aungue la fu- sién fue beneficiosa, al principio fue impuesta, pues sabemos que los escribas sumerios se resistieron a ella. Asi, la conquista acadia pudo evar a una ampliacién de la cultura, de un podério ideolégico capaz de aportar més apoyos de poder difuso al imperio. De ello trataré cen la siguiente seccién, Modificaré mi actual insistencia en la domi- nacién del poder militar y en la cooperacién obligatoria. El aspecto mas llamativo de estos cinco elementos es que el de- sarrollo econémico y la represién podian ir de la mano. Los bene eran abstractos; no dependian de Ia interdependencia directa ni de Jos intercambios de la masa de los productores ni de los in- termediarios, sino del suministro de determinados servicios unifor- s_y_represivos por un Estado militar. En consecuencia, la repre- sin era necesaria para su mantenimiento. La produccién material de las principales clases no «representabas, por asi decirlo, la economia general sin Is intervencién de una élite militarista que aporase b integracién_de la economia como. un.todo. Los eireuitos de praxis (por utilizar la metéfora del capitulo 1) de las masas no eran en mismos los que «tendian las vias» (por utilizar mi revisién de la | | Loe primeros imperios de daminscién 227 metifora de Max Weber comentada en el capitulo 1) de la economia. De hecho, la «accién de clase» probablemente tenderia a desintegrar el imperio y a amenazar su nivel de desarrollo con la vuelta a a democracia primitiva de épocas anteriores. Debido a la falta de datos relativos a las vidas de las masas, esas afirmaciones se quedan de momento en conjeturas. Habia perfodos de turbulencia social, en los cuales quiz4 interviniera un conflicto de clases, pues los gobernantes decian arbitrar en esos conflictos y pro- mover la reforma de los sistemas de la deuda y de Ja tenencia de tierras, que guardan relacién con las clases. Pero no hay pruebas de que la lucha de clases desempefara un papel en el desarrollo com- parable al que encontraremos en el capitulo 7, y es improbable que Jo hiciera.. En Ja. Grecia clésica, unas redes de, poder diferentes. hi- cieron que la lucha de clases tuviera un papel importante. En el capitulo 9 vemos, gracias a los datos de Roma, que la Jucha de clases heredada de Grecia disminuyé ante las agrupaciones horizontales de poder caracteristicas del imperio de dominacién en que se estaba convirtiendo Roma. Quizé en el antiguo Cercano Oriente se pro- dujera el mismo declive de la lucha de clases, 2 medida que las nociones iniciales de ciudadania daban paso a la dependencia clien- telista respecto de las élites gobernantes y el Estado imperial. El afirmar que las sociedades que conquistaban por Ja violencia por la violencia va en contra de las bipétesis dominantes de nuestra propia época. Las teorias sociales modernas son profunda~ mente antimilitaristas, lo cual es comprensible, dadas las cosas que han ocurrido en el siglo XX. Pero el militarismo, incluso en tiempos modernos, ha logrado muchas veces desarrollar poderes colectivos, {como veremos en el volumen II). No ha sido sélo parasitario, sino también productive. Ahora bien, no estoy diciendo que todos los imperios militaristas fueran productivos, ni que todo militarismo sea puramente productive. Casi todos los militarismos en todos los pe- riodos han sido meramente destructivos: han destruido vidas, recur- sos materiales y culturas y no han conducido al desarrollo social. ‘Mi argumento es mis especifie ja un vir sal_entre_al- ‘gunos aspectos"de utr determinado tipo de imperio-military el-de~ ‘sarrollo econémico y ‘ El desarrollo posterior de esta economia de cooperacién obliga~ toria fue complejo. Junto a un alto consumo de la élite, ¢ histérica~ - 2: mente inseparable de él, probablemente sé produjo un auirento tan- = de la seguridad econémica como de la densidad demogrifica de 28 ‘Una historia del poder hasta 1760 d.c. las masas. Pero cada na de esas tendencias tendia a anular a la otra, hecho que Malthus observé con grandes consecuencias. Los impe- rios Ievaron a un aumento de la seguridad de la existencia de las masas por encima de la subsistencia y a una extensién de los sistemas de divisién del trabajo y de las comunicaciones, de forma que los articulos necesarios no volurninosos que exigian una produccién in- tensiva (como la sal, el metal, las herramientas, la cerdmica, los vex- tiles) podian transportarse a lo largo de distancias considerables. Pero es0 también socavé las mejoras, al generar un crecimiento demogri- fico. Unos niveles de vida més altos significaban una fecundided mayor y el crecimiento demografico ejercia presién sobre los recur- sos de alimentos. En algunas circunstancias, esa presiOn podia esti- ‘mular un mayor avance tecnol6gico en la oferta alimentaria; por lo general, llevaba al control de la poblacién mediante el aborto y el infanticidio, La alternativa consistia en las matanzas irregulares de adultos debidas a enfermedades, guerras civiles y guerras externas, lo cual era peor. También en este caso el orden represivo resultaba muy ceil El desarrollo econémico también intensificé la agudeza de la es- uratificacién social, debido a una elevacién de los niveles de vida de la lite, relativamente pequefia, conquistadora y gobernante. Aunque Ios beneficios se difundieron mucho entre quienes dependian direc- tamente de ella —siervos, esclavos domésticos, artesanos concentra dos, administradores y soldados—, éstos sélo representaban entre el 5 y el 10 por 100 de la poblacién, y generalmente se hallaban en ciudades, fortalezas, fincas y complejos sefioriales. Los modernos consideramos que las dietas més ricas, las llamativas exhibiciones y Jos monuinentos duraderos de esta élite son signos de parasitismo, porque la mayor parte de la poblacién no compartia sus frutos sino marginalmente. Esa élite consumia una parte abrumadora de los bie- nes objeto de comercio 2 gran distancia. Las civilizaciones imperiales estaban més estratificadas que sus predecesoras primitivas o de ciu- dades-Estado, lo mismo en cuanto a la distribucién de Ja riqueza ‘que.a-la libertad y Ja igualdad personales y juridicas. Sin embargo, constituyeron un avance del poder colectivo. La élite también dependia del Estado. No era independiente de la infraestrucrura estatal en un sentido econémico técnico. Los me- dios de intercambio se hallaban en gran-parte bajo:el control estatal. Los negocios internacionales de los comerciantes y los artesanos, los precios y (en menor medida) la remuneracidn, estaban regulados por Los primeros imperios de dominacién ns dl Estado. Dicho en otros términos, la élite gobernante, creada por ls organization militar, pero cuya tendencia, politica era a convertirse en terratenientes descentralizados fragmentados, dependia de un Es- fado central por conducto de la economia. De hecho, como veremos nds adelante en este capitulo, la relacién se fue haciendo mis com- Jeja y matizada con el tiempo. Myr ado ello hacia que se apreciara mucho el orden centraizado, como sabian los miembros alfabetizados de los imperios. Todos los rejes mesopotimicos siguientes a Sargén, a los que se alaba en los registros conservados —fueran de la Sumeria tardia, acadios, babi- Jénicos 0 asirios—, son elogiados por el orden que establecieron (por ejemplo, véase el anilisis de la ideologfa asia por Liverani, 1979). Un manual agricola sumerio tardio destaca Ia necesidad de disciplinar a los trabajadores: «Se hace especial hincapié en los léti- 05, los pinchos y otros instrumentos disciplinarios para mantener fanto a los jornaleros como a los animales trabajando intensa y cons~ tantemente», describe Kramer, quien hace comentarios parecidos so- bre la disciplina en las escuelas de la Sumeria tardia (1963: 105 a 109, 236). El tratado de agricultura se parece a este respecto a los de otra sociedad imperial: la de las postrimerias'de la Roma republicans. En los imperios, la represi6n como benevolencia parece haber sido algo mis que mera ideologia y haber empapado las pricticas sociales efec~ tivas. Los datos més extensos acerca de la importancia ideologica de la cooperacién obligatoria se hallan en la religion mesopotémica. \La difusion de las redes ideolégicas de poder: | {La religion mesopotdmica Me baso inicialmente en el Tour dé force de Jocobsen (1976). Este va algo por delante de mi narrativa, Jacobsen establece asi la evolucién de cuatro grandes metiforas religiosas en la religi6n mesopotémica: 1) ~Elan-vital, un espiritw inherente en-los-fenémenos naturales que son de importancia econdmica. Es tipico el dios mori- undo que representa los problemas de fertilidad. 2) Gobernantes: En-lil «seior-viento», el primero de los dioses persoralizados sumerios. Brn = 3) Padres: Dios personalizado con una relacién directa con la persona 20 ‘Uns historia del poder hasea 1760 d.c 4) Nacional: Se identifica al dios con aspiraciones politicas li- mitadas y con el temor 2 los brujos y los diablos de fuera, Cada uno corresponde ordenada y aproximadamente 2 un mil nio, desde el cuarto hasta el primero a.C. Jacobsen cree que cada ‘uno refleja la evolucién del equilibrio del poder econémico, politico y militar. La situacién en e] cuarto milenio se basa fundamentalmen- te en especulaciones. Pero a principios del tercero, como ya vimos, aparecieron la realeza y el palacio, que poco a poco empezaron a erigirse por encima del templo redistributivo. El arte cambia: las representaciones de la guerra y de la victoria sustituyen a los moti- vos rituales, se aiiade la epopeya al miro y el hombre como gober- nante es el héroe, incluso hasta el punto de desafiar a los dioses (como ocurre en le epopeya de Gilgamesh). Los dioses pasaron a ser activos y a estar organizados politicamente, con una divisién mundana del trabajo entre ellos. Al dios Enbibulu se le designa di- vino «inspector de canaless; a Uru, el dios de la justicia, se le en- _ comiendan las disputas fronterizas. ‘Veamos una muestra de Ja poesia religiosa de Sumeria del perio- do de los «gobernantes» del tercer milenio. Los dioses supremos An y Enlil han designado a Enki, el dios de la astucia, como tna especie de jefe de administracién. Enki dice Mi padre, el rey del cielo y de la tierra, me hizo aparecer en el mundo, mi hermano mayor, rey de todas las tierras, reunié y reunié cargos, los puso en mi mano. yo soy el gran dios administrador del pais, yo soy el funcionario de riegos de todas las tarimas del trono, yo soy el padre de todas las tierras, yo soy el hermano mayor de los dioses, ‘yo hago perfecta la abundancia. [Citado en Jacobsen, 1976: 110 a 116.] ‘Sin embargo, Enki so"te éalia siempre cor la-suyz-El-tios Ne muta empezé como el dios de las tormentas y las crecidas de p' mavera y, en conseciiencia, del arado. Pero en el tercer milenio p2s6 a ser el dios de la guerra, en cuy2s funciones se fiisionaron Ia guerra y.el regadio, a veces con exclusion de Enki, Estos cambios —observa Jacobsen— reflejan el desarrollo del Los primeros imperios de dominacién BI poder politico y militar y lo afrontan, intelectualmente, no como una burda legitimacién politica, sino como un auténtico esfuerzo intelectual por comprender la naturaleza de la vida. El orden mun-! | dial (no conocian ningtin otro mundo) exigia determinados talentos; observaban los sacerdotes: la negociacién de Jas fronteras entre las ciudades, la ordenacién de los riegos y, sobre todo, los dos papeles de muiidor politico y sefior de la guerra (que hemos visto combi- nados en un conquistador como Sargén). El tono es confiado, mun- dano, seguro. Indica una decadencia del papel transcendente de la ideologia en la Mesopotamia inicial, comentado en el capitulo 3: la religidn queda més confinada dentro del Estado. ‘Continuaron los enfrentamientos militares. Los sucesores de Sar- g6n se vieron desplazados por otro pueblo de las marcas, los griteos. Su dominacién fue relativamente efimera y después nos enteramos de triunfos sumerios sobre pueblos semitas. La estructura politica, imitando a Sarg6n, avanz6 hacia un Estado imperial més centraliza- do en la III Dinastia de Ur, bajo la cual prosperaron la legislacion, Jos registros, la poblacién y la productividad. Después el Estado se derrumbé. Una de sus partes se convirtié en Babilonia y bajo la familia de Hammurabi restablecié un solo Estado sobre la regién. La religién babil6nica reinterpret la historia anterior en su mito de la creacién, E] mundo empez6 como un caos de aguas y los dioses aparecieron comio isdo, Gradualmente adoptaron una forma casi hu- mana y se lanzaron a un largo combate. Primero triunfé el dios Ea, pero después se vio amenazado por dioses deménicos y monstruas. Su hijo Marduk se ofrecié como campedn de las dioses, pero sdlo si se le confer‘a la autoridad suprema. El lema de su lanza era «se- guridad y obediencia». Logré la victoria y Te dio a la tierra su forma actual a partir del cadaver de su divino enemigo. Entonces cambié considerablemente su Jema: Cuando le dieron a Marduk la reslera Te pronunciaron la f6rraula de «Beneficios y Obedienciae: observada mas tarde entre §. la deidad y los adoradores en el Antiguo Testamento, en las cos- |” cumbres griegas e hititas y en las religiones universales. La deidad mesopotamica se mantenia distante. El individuo mesopotamico, dice Oppenheim, «vivia en un clima religioso muy tibio, en un marco de coordenadas socioeconémicas mas bien que de culto». Oppenheim incluso cuestiona la posibilidad de escribir la historia de la religion mesopotdmica: no habia ninguna religion de la civilizaci6n como un todo. Aduce que los registros existentes son mucho mis particilaris- is de lo que nos dice un relato como ¢l de Jacobsen. Pero siempre aque se interprere el relato de Jacobsen como la visi6n que tenia el Estado de si mismo, esa objeci6n queda rebatida. Podemos suponer cual era la indole de las religiones populares or sugerencias que figuran en los registros. Oppenheim aduce que | Podemos advert inditios por todo el antigué Cereano Oriente de tina corriente subterrénea que contradice la insistencia oficial en el orden divino y que incorpora conceptos seculares predeistas y de- terministas de la vida en los cuales imperan la suerte, los demonios y los muertos (1977: 171 2 227, especialmente 176, 191 y 200 a 206). A Io largo de todo el periodo arcaico sobreviven dioses domésticos ydealdea, practices nuigices y ritos de fecundidad mas particularistas. 1, Bostamt, es probable que cadsimpero no possyera una cos mogonia unificada ni una sola red de poder ideolégico, Nuestra ~~") | ignorancia de la religién popular —al comtrario, por ejemplo, de lo \ que ocurre con Egipto— parece indicar que al Estado no le intere- 4 saba Ja religién.del pueblo, La religién no era una fuente importance || de su poder sobre el pueblo. Los gobernantes dependian mis de la | ‘cooperacién obligatoria, que integra técnicas econémicas y militares i | de gobierno. Todavia no se trataba de ideologias que pudieran inte- -~--grarse-espacial -y-jerérquicamente-a lo largo de esas distancias, 12 comunidad étnica» de la Mesopotamia inicial, d tulo 3, debe de haberse debilitado, y su homogencidad debe de hi | et cebslol de reerg pe eles we, A ctype oiler a ae scrita en.el cap <2 i { Lot primeros impetios de dominacin ber quedado destruida por Ja creciente estratificaci6n interna, De ahora en adelante, y hasta los griegos, aduciré que las «comunidades Ginicas» (con la excepcién de Egipto) eran pequeiias y de carécter tribual y quiz4 estuvieran tipificadas por el tinico pueblo respecto del cual tenemos buena informaciéni, el judfo. Las unidades sociales mayores, fueran imperiales 0 confederaciones tribuales, estaban de- masiado estratificadas para que la comunidad cruzara las barreras de clase. Veremos que Ja inventiva ideolégica abordaba ahora el pro- blema més restringido de la comunidad de la «clase gobernante>. La falta de penetracién ritual reflejaba una mayor estratificacién. Habia una interaccién relativamente «débil» entre los niveles jerar- quicos. Cuando era prictico coordinar intensivamente los riesgos, es de suponer que eso llevaba 2 unas relaciones densas ¢ intensas entre los participantes, aunque no advertimos ejemplos de que ello impli cara a los niveles més altos del poder. Cuando el servicio militar estaba basado en un ejército de infanteria relativamente igualitario, esto tendrfa consecuencias parecidas para la «intensidad» social. Pero no era ésa la norma militar. Ademés, la division compleja del trabajo era casi totalmente urbana. La interaccién entre los gobernantes y - Jas masas se veia debilitada por la escasa integracién entre Ja ciudad | yl campo. En resumen, se trataba fundamentalmente de sociedades | bastante poco intensivas que apenas exigian integracién_normativa fuera del propio grupo gobernante. Bastaba con la fuerza para ex- traer lo poco que se necesitaba de las masas. —zErs, entonées, én segundo lugar, una religién «aristocrética», | 4que utilizaba la cuarta y iltima estrategia de gobierno imperial para | fusionar a los gobernantes én una clase de gobernantes coherente? | Resulta bastante mis dificil responder a esta pregunta. Como ya se! ha sefialado, Ia religién contenia elementos «privados» que podian limitarla al propio Estado, como cosa distinta de la «aristocracian. Pero es dudoso que podamos hacer una distincién tan tajante. En ha préxima secci6n, que trata de Ja dindmica del imperio, veremos que «Estado» y «sociedad civil», «monarquias y «aristocracia» se penetraban, mutuamente. El rey dependia de las principales familias de las ciudades y de los hinterlands rurales por igual. Formaban parte de su casa 0 constituian una réplica de esa casa 2 nivel pro- Yincial. Alli participarian en la religién, La mayor parte de los estu- iosos cree que las epopeyas celigiosas.se-representaban, de forma ante parecida a los misterios medievales europeos, aunque en la ‘corte y no, como en Europa, en calles e iglesias a las que tenia acceso 236 Una historia del poder hasta 1760 &.C, el pablico. La religion oficial también existia en la penumbra de otras pricticas religiosas y culturales. muy difundidas entre los gru- pos dominantes. La adivinacién era especialmente frecuente. Por ejemplo, era normal que un adivino acompafiara al ejército y muchas veces el mismo adivino era un general. También vemos textos de Bea. Pero habia una tendencia al desarrollo a largo plazo, perceptible’, + en Ia hitoria antigua hasta la caida de Roma, casi tres mil afios | dexpués de la mueree de Sargon. No sélo seré tema del presente’ Capitulo, sino también de los cuatro siguientes. Incluso la deserip- } ign de sus primeras fases me sacari de la secuencia cronolégica esiricta de Jos capitulos para presentar innovaciones histéricas im- | portantes, como la difusin de las herramientasy las armas de hierro | Fis expansién de la moneda o de Ja alfaberizacién. Pero esos cam- | Bios-masivos fueron parte de una dialéctica que afect6 a los princi- | pales logros de la cooperacién obligatoria. Empezaré con la técnica Filitar dado que ahi empez6 Sargon— y después me ocuparé bre- vemente de otras fuentes de poder. Sarg6n habia creado una organizaci6n capaz de derrotar a sus enemigos en una zona de varios cientos de kilémetros de largo y de ancho. Ahora, mientras una region pudiera producir el excedente necesario para apoyar a esa organizaci6n, era una posibilidad militar permanente. Esa posibilidad estaba a disposicion de una potencia originaria de las marcas o de la zona regada del niicleo. En los dos nilenios siguientes se produjeron ubicuos combates militares entre fos dos tipos de zona. Sargén se vio inmediatamente enfrentado con un dilema. Por una parce, su fuerza militar caracteristica procedia de Jas marcas y no queria que éstas originasen ningiin otro poder. Por hh otra, ahora dependia del nicleo regado para obtener suministros, Tenia que apoyarse en los dos, intentar una mayor integracién entre tllos. Pero las marcas son inacabables: el éxito imperial-crea otras marcas y atrae a su esfera de influencia a pueblos hasta entonces > marginales, pero todavia indémitos. “scp En Jas historias universales se suele destacar el poder de los pue- “g blos de las marcas. McNeill (1963) y Collins (1977) consideran que |i conquista por Jos sefiores de las marcas es ¢l tipo més frecuente de conquista en todo el mundo antiguo. Si nos adelantamos un poco {gen la cronologia vemos que este imperu se reafirma periédicamente. Poco después del 2000 a.C. se produjeron innovaciones en el diseFio Ede los carros de combate que aumentaron su flexibilidad y su velo- FY dad, asi como en Ja arqueria. Quienes ahora tenfan ventaja eran Jos combatientes que. blandian Ianza y_arco, desde los carros.. Por Fe toda Eurasia y durante algin tiempo los pueblos montados en carros Homo los micénicos, Jos arios de la India, los hiesos y los casitas, 240 Una historia del poder hasta 1760 4.Ci Los primeros imperios de dor a a todos ellos aparentemente originarios de zonas de marcas situadas, en tierras altas, aplastaron a la infanteria de las ciudades-Estado ages colas. Sin embargo, estas iiltimas podian reagruparse gracias al de- sarrollo de las fortificaciones, las armadas y la adopci6n de los carros, de combate. ae La superioridad del carro de combate terminé debido a una re-) /olucién metaltirgica que ocurrié hacia el 1200-1000 a.C. y llevé al desarrollo de herramientas, armas y-armaduras baratas de hierro, Asi, las. masas de infanteria reclutadas entre los campesinos, que araban tierras de secano con aperos de hierro, pudieron mantenerse firmes frente a las flechas y las cargas. Las tribus de las marcas fueron las primeras en explotar esas técnicas. Esas dos técnicas mi- © litares, la de los carros méviles y las armas y las armaduras de hierro, las elaboraron pastores de las tierras altas y campesinos hasta enton- ces marginales, lo cual les permitié conquistar las llanuiras’aluviales y los valles, unirlos con sus propias tierras y asi crear Estados terri- toriales mas grandes que los exiscentes hasta entonces, . in embargo, el proceso no fue unidireccional. A lo largo del periodo también fue en aumento la capacidad de respuesta de los agricultores civilizados. Disponian de la ventaja de un excedente ma- yor, de mas organizacién metédica, de mayor disciplina, asi como. de Is imposibilidad de huir. El tipo de guerra mas adecuado para su forma de vida era la infanteria. Una ver desarrolladas las armaduras, sus medios de defensa aumentaron, al igual que su capacidad para ampliar metédicamence el territorio. La diferenciacién de las formas de la guerra también iba en su beneficio, siempre que pudieran apren= der répidamente. Reaccionaron a las nuevas amenazas mediante la diversifieaéién, que aumenta la complejidad-deta-organizacién;-la disciplina y la tactica. Cuando a eso se afade la tendenci i armas y las atmaduras a desarrollarse tecnol6gicamente y. en ¢ a costes, a la larga la que tenfa la ventaja era la sociedad con una { 7 ; 2 eliminar la distincién geografica entre las dos. La contradiccién esencial se hallaba entre el desarrollo de ejércitos mas complejos, coordinados centraliente, y las condiciones que permitieron en pri- mer lugar que las civilizaciones resistieran a stis enemigos. Las de- fensas de infanteria habian presupuesto inicialmente una base social cohesiva, aportada en Sumeria por Ia similitud de experiencia y la pertenencia a la comunidad. Las ciudades-Estado habia sido demo- . cracias u oligarquias relativamente benignas, lo cual se revelaba en su téctica militar. Para la infanteria era esencial la cohesion y la moral, la fe en el hombre de al lado. Pero el aumento de los costes, de la profesionalidad y de la diversidad de las fuerzas debilité la contribucidn de los miembros corrientes de la comunidad. O b al Estado recurria a mercenarios 0 2 auxiliares extranjeros o bien recurria a los ricos, que podian aportar soldados con armaduras pe- sadas. Eso debilitaba la cohesién social. El Estado pasé a quedar menos incrustado en las vidas militar y econémica de las masas, mis diferenciado como centro autoritario y mas relacionado con una agu- da estratificacin social entre las clases. El Estado era més vulnerable ira. Una campafia rapida para capturar la capital y matar al“ gobernante, pero perdonar la vida a parte de sus auxiliares, y que- daba realizada la conquista. No era necesario pacificar a las masas,"" Porque no intervenian en este giro de los acontecimientos, El Estado“ dependia mas de soldados profesionales, tanto de las guardias pre- torianas centrales como de los sefores provinciales y era més vul- nerablé a sus ambiciones y, en consecuencia, a las guerras civiles eadémicas. - i “Esto se vio reforzado por la contradiccién perifétical Ciianto mis” éxito tuvieran los imperios en el desarrollo de los recursos ec micos en sus nacleos, mas prosperidad llevaban a sus periferias. Los perios antiguos de esta era (es decir, antes de Roma y de la di- nastia Han de China y con la excepeién de Egipto) no tenian fron- teras claramente delimitadas. Sus actividades y su hegemonta se di- fundian, a veces de forma disgregada, a veces 2 lo largo de lineas ‘vontroladas de pénetracién, en la region circundante, La hegemonia comercial penetraba a grandes distancias por los pasillos; la hege- monia sobre el ganado era difusa, Los rebaiios de la oficina real de lanas, mencionada anteriormente, difundian. la dominacién_impe- fial, pero también aumentaban el poder de las élites locales, algunas de cellas clientes y otras hostiles, pero la mayor parte fluctuantes Segiin lo que les ofrecieran unos u otros. La ideologfa mesoporimica coordinacién més centralizada y territorial 0, dicho en otros térmi nos, el Estado ms fuerte. Si afadimos la guerra naval, la de fort figaciones y la de asedio, la tendencia se hace més marcada;- pues para todo ello hacia falta la construccién a largo plazo de medios para hacer la guerra y un sistema de intendencia mis avanzado que © las tres armas consideradas hasta ahora. » j-- Pero las-ventajas de la civilizacién traen sus propias contradic: [ciones, una de las cuales comienza en un «niicleo» vagamente defi- \nido'y la otra en la «periferia». Esas contradicciones tendian después a ‘Uns historia dl poder basta 1760 d.c no excluia a esas élites de la civilizacién. De hecho, Jas alentaba a emular #1 élite imperial, a alfabetizarse, a considerarse poseedoras de cultura, sabiduria y moral. Después ya no eran «barbara, sino rivales por el poder, a menudo en Ja corte y la capital, ademas de en las marcas. Sus pretensiones no amenazaban forzosamente a la Gvilizacion: De hecho, era tan probable que la reforzaran con su vigor como que lz destruyeran con sv salvajismo, La presencia militar de la realeza no podia ser rutinaria, Cuanto mis aumentaban las actividades reales, més invitaban a las incursio- nes y a la conguista por sus vecinos. Después de Sargon no se podia ignorar a las marcas, porque unas marcas independientes significaben ypeligro. Pero la logistica del control era intimidadora. Algunos im- iperios ulkeriores incorporaron las zonas de las marcas. Pero una vez iniciado el proceso de incorporacién de fronteras, casi no tenia ites, pues las marcas no terminaban ms que cuando se llegaba al auténtico desierto. Y alli acechaban peligros diferentes: los pastores némadas, en muchos casos con caballos resistentes especialmente idéneos para las incursiones. Raras veces se mantuvieron mucho tiem- po como némadas puros. Los contsctos comerciales aumentaban su Fiqueza y su nivel de civilizaci ‘Nuestros datos més significativos proceden de un caso diferente, Ja frontera de China] Las invasiones realizadas con éxito por grupos sbarbaros», como los tba, Tos sha-to, los mongoles y los manchies, estuvieron precedidas, por a emigracién de asesores chinos a sus cortes y la adopcién por esos grupos de formas administrativas y militares chinas. Su superioridad militar consistia en desarrollar las ticticas chinas para explotar Ja capacidad de su caballeria, concentrar sus fuerzas con rapidez, eludir 2 enormes ejércitos de infanteria y atacar los cuarteles generales chinos. El grupo mis pequefio cono- ido es el de los sha-to, que no tenia mis que 10.000 soldados con tuna poblacién de 100,000 personas, y conquisté y goberné el norte de China en el siglo x d.C. (Eberhard, 1965, 1977). En el capitulo 9 nos centraremos en los «birbaros», cvya condici6n fue mejorada por el Imperio Romano, y que acabaron por destruirlo. i ‘Una amenaza asi no se podia eliminar. Una sociedad agraria ci: vilizada que utilice ejércitos de infanteria/caballeria pesada no puede autoabastecerse ni hallar a su enemigo en desiertos o estepas muy poco pobladas. Todos los imperios antiguos euroasiiticos ulteriores entraron en contacto con regiones de némadas; todos ellos eran 39 sigual de vulnerables (salvo quizd los antiguos egipcios, cuyas froti. sais Los primeros imperias de dominacién 203 teras eran un auténtico desierto despoblado), La defensa constituia sina auténtica Sangria de recursos: fortificaciones y tropas fronteri- ; Sobornios 4 los jefezuelos barbaros, la creacién de fuerzas mé- viles. Estas dltimas tendian a conferir poder y autonomia a los se- fnores de las marcas, Jo cual hacia que la contradiccién también fuera interna Me he adelantado en el tiempo a fin de mostrar el ritmo. de las redes de poder militar. La conquista y Ja cooperacién obligatoria no sélo generaron un desarrollo econémico y social, sino también una plétora de amenazas desde las marcas. La organizacién para derro- tarlas debilité Ja base social a la que obedecia el éxito inicial y en potencia levé a un exceso de la coercion sobre la cooperacion. Ya he destacado el cardcter indirecto del gobierno en esos primeros imperios, las provincias se gobernaban por condeto del poder de los lugartenientes y los provincianos. No era fécil coaccionar a éstos Cabe hallar contradicciones paralelas en todas las esferas de las actividades del Estado militarista. Imaginese una provincia modera- damente préspera de un imperio. Escd siuada en el camino de las rutas de comunicaciones y comerciales de la capital a la periferia; su ciudad principal tiene una guarnicién de 200 soldados profesionales reforzados por las levas locales y su comandante est encargado de aportar los impuestos o los tributos al centro, abastecer a sus propias tropas y mantener abiertas las vias de comunicacién con la ayuda de esclavos o de siervos y de una mano de obra forzosa. Si logra man- tener el orden y una afluencia regular de impuestos o tributos, el gobernante lo deja en paz, se satisface con gobernar indirectamente y no puede hacer nada més salvo con una demostracién enorme € innecesaria de fuerza. A su vez, el comandante gobierna localmente ‘on la ayuda de sus propios lugartenientes y las élites locales. $i recibe regularmente sus suministros, esta minimamente satisfecho; si recibe més, estd més que satisfecho con gobernar también él indi- Fectamente y apropiarse él mismo del excedente. Cuanto més prés- Pero sea el Estado, més difunde esos astratos intermedios de poder POF la provincia, i De manera que no eeite contradiccién entre eel Estados y la “propiedad privaday, ni entre la «élite del Estado» y la «clase do- ‘minantee. Son aspectos del mismo proceso de desarrollo. Una tra- dicién mas antigua de los estudios sobre Mesopotamia buscaba fases de adominancia estatal» y de «riqueza privada» y «actividad comer- "Gil privada». A medida que se van acumulando los datos, resulta ua Una historia del poder hasta 1760 dc, posible mantener esas distinciones. En todos los perfodos prolon- gados conocidos, el nivel de la riqueza estatal y la privada ¥el grado, del interés estatal por el comercio, sea del Estado 0 privado, parecen positivamente correlacionados (véanse, por ejemplo, los diversos en- sayos de Hawkins, 1977). La actitud de clase de la élite politica/go- bernante parece pragmitica y, en consecuencia, dependiente de nor- mas consensuales mis amplias. El que un Estado utilice su propia organizacin comercial o la de un mercader, o el que un funcionario estatal comercie como agente del Estado © por su propia cuenta, parece haber sido en gran medida cuestién de qué medios de orgs nizacién y logisticos habia disponibles. No parece que en esas op- ciones intervinieran grandes conflictos. La infraestructura del poder, su organizacién y su logistica, pa- recent Ser inherentemente de dos filos. Asi cabe decir de prictica- mente todas las contribuciones estatales a la logistica del poder. Si elabora una cuasi acuiacién —lingotes sellados de plata, hierro 0 cobre—, confiere una riqueza garantizada, un «capital» a sus pro- veedores, ademés de incrementar sus propios poderes econdmicos. En la ciudad de provincia, los proveedores de la guarnicién van adquiriendo lentamente ese capital, al igual que los terratenientes locales cuyos campos producen los suministros. Si el Estado intenta ‘btener un control més regular mediante el empleo de funcionarios letrados, la alfaberizacién de éstos resulta dil a los comerciantes y los sefores de provincias. Por ejemplo, en el periodo casita, las es- cuelas cayeron bajo el dominio aristocrético. El problema del Estado €s que ninguna de sus técnicas puede limitarse a su propio organis- Inv, politica:_se difunden por Ja sociedad. Incluso su propio orga- rnismo tiene una tendencia a dividirse en diversos érganos provincia~ les. Si las técnicas de cooperacién obligatoria se imponen con éxito, interesa a todos formar parte de un dominio imperial-més amplio. Pero la cuestin de a quién pertenece ese dominio es menos impor- ante, porque todos los conquistadores deben gobernar de la misma forma indirecta. Si un grupo de las marcas primero amenaza, des- pués-se infiltra-y parece brindar una proteccién mayor a largo plazo; los célculos locales empiezan a cambiar. Si la sucesiGn dindstica esti en disputa, se pondera la lealtad respecto a la importancia de estar del lado de los ganadores, Si el gobernante actual reacciona contra esas amenazas con la bisqueda de mayores exacciones figeales y militares, los provincianos siguen ponderando las cosas y volviendo a calcular las posibilidades de cada bando, Porque disponen de re- annem Lex primeros imperios de dominacién 245 1os privados auténomos, generados en parte por los éxitos ante- Gies del Estado, y necesitan protegerlos y cepitalizarlos mediante fr oferta al bando triunfador. Es posible que siga un periodo de Srarquia y devastacién mientras las facciones rivales se enfrentan. Pero lo que interesa 2 casi todos los grupos ¢s pasar de ésa 2 una nueva fase de consolidacién imperial: asf es como se generan nuevos sur50s privados. a “= El proceso sugiere tres desviaciones respecto de Jas teorias tradi~ cionales. En primer lugan, es posible que la idea misma de «pueblos» claramente separados sea producto de ideologias dinisticas, no de realidades sociales. Los xacadios» y los «sumerios», los «amorreos» ¥ los «sumerios» ulteriores, los «casitas» y los «babilonios» estaban Tray mezclados mucho antes de que una dinastia de cada uno de Jos primeros presuntamente conquistara a los segundos. Quiza empeza~ fan como grupos del nicleo y de la periferia, pero después se mez claron. gPodemos ir mis alli? ¢Eran esas etiquetas meras reivindi- taciones de legitimidad basadas en principios de sucesién geneal6gi- «ay de usurpacién, que no podemos sino imaginar? Todos aspraban + heredar el manto genes de Sumeria; los sucesores en general aspiraban al de Sargon y nadie reivindicaba el de los “ue los casitas quiz’ tuvieran menos legitimi sus logros. No sabemos por qué. Ea much: o oot mado la laguna con ideas decimonénicas de la etnicidad. En el si- lo XX, esas ideas se han convertido en modelos complejos de «nii- leo» y «periferian, con concepciones explicitas de territorialidad € ideas implicitas de etnicidad. Pero esas concepciones son demasiado as'y estiticas para las.condiciones sociales de las sociedades, anci- todo esto es especulacién. Sin embargo, la segunda desvia~ a esta mejor documentada. Repite un argumento de capi- tulos anteriores: los incrementos de los recursos de propiedad pri- vada son en gran medida resultado. de-la fragmentacion.de la orga- nizacién social colectiva. La dialéctica entre ambas cosas no se pro- duce entre dos esferas sociales auténomas, la-«sociedad civil» y «el Estado». Se produce entre la necesidad de una organizacién cada vez mis colectiva de determinados recursos de poder y Ia imposibilidad logistica de mantener el control colectivo sobre esos rete st va alla tercera desviacin que es la r- eee Soe una dialéctica global del desarrollo en foperacién obligatoria, que se deriva menos de su orden que de mI \) 246 Uns historia del poder hasta 1760 d.c sus contradicciones. El éxito mismo de la cooperacién obligatoria Ilevora su derrumbamiento y después, en muchos casos, a su recons- cin a un nivel mas elevado de desarrollo social. La cooperacién obligatoria incrementé simulténeamente el poder del Estado milita- . || rista (tesis) y de Jas élites descentralizadas que entonces podian de- || trocar el Estado (antitesis). Pero las élites seguian necesitando un |l orden impuesto. Este por lo general reconstituia un Estado, ahora con mayores capacidades de poder (sintesis) y la dialéctica volvia a empezar. Ese mecanismo fue desarrollando una tendencia secular hacia formas colectivamente més poderosas de organizacién social, la mayor parte de las cuales adopté una forma imperial. El imperio de Ur reconsticuyé el imperio de Akkad en cuanto 2 dimensiones, pero incrementé su densidad demografica, su administracién econé- mica, sus ambiciones arquitecténicas, sus cédigos juridicos y, pro- bablemente, su prosperidad; aunque Babilonia no era més extensa, en algunos sentidos tenia un poder més intensivos es posible que la dinastia casita introdujese nuevos niveles de prosperidad en la regién (véase un buen relato general de todas esas fases de la historia po: litica de Mesopotamia en Oates, 19795 respecto de la sltima fase, véase Brinkman, 1968; véase un anilisis mas econémico en Adams, 1981: 130 a 154). Como veremos en el capitulo 6, Asiria fue mayor y mis poderosa, tanto intensiva como extensivamente, que sus pre- decesores. Después, Persia y Roma fueron todavia mayores (como revelan Jos capitulos 8 y 9). Las fases anteriores de esta dialéctica se pueden representar en forma de diagrama como en la figura 5.1. Naturalmente, un aumento «unidimensional» del poder colectivo fen general sélo se puede describir en un sentido muy amplio. A lo argo de.un periodo de tiempo tan largo, los imperios modificaron considerablemente el cardcter de sus organizaciones y sus técnicas de poder. En los siguientes capitulos seguiré describiendo la evolu- cidn de las dos principales estrategias de poder imperial, la coopera cién obligatoria y la cultura cohesiva de la clase gobernante. La in- fraestructura de la primera se desarroll6 antes que la de la segunda ~y por-eso he hecho hincapié en-su- papel en estos primeros imperios de dominacién. Pero los imperios ulteriores tendrin mezclas mis variables de ambas cosas: Roma desarrollé ambas hasta un punto sit precedentes. Persia recurrié més a la cohesién cultural de sus gober- “nantes, {En qué momento’ se inicié la variabilidad? En esta esfere quizd empezara con los casitas, acerca de los cuales Ios estudiosos estan en desacuerdo. Si su dominacién prosperd, fue mas flexible, r PGi Ae Los primeros imperit de dominacin a7 mis feudal, menos dependiente de la obligatoriedad imperial que de a cohesién de su aristocracia, tolerante de la diversidad: un imperio alestilo persa? En caso afirmativo, la dialéctica aqui descrita ya con- ‘ste menos en un mero crescendo de fuerza y rigidez imperiales que fn una incerrelacidn de regimenes . No discuto el argumento esencial de Kautsky. Este tipo de so- _.Gologia comparada ha establecido puntos de similitud entre regime-_ ‘ass tan variados como los que é1 menciona. Expongo tres de ellos “Tantes de pasar a los principales defectos del modelo: un olvido de 28 DIAGRAMA Derombaminto ierrgne ‘noso> FeBOF po #001700 160041500" 1400 —~1300~—=1200.~—«1100 g g Clove Poder del Estago ceniral i Disléctica de los imperios mesopotioican | Ficuna 5.1, * econdmic« Los primeros imperios de dominaciéa 49 th bistoria, una incapacidad paca producir una teoria del desarrollo social un no reconocimiento de los procesos dialécticos. El primer punto de similitud entre esos regimenes es que, tal © como Tos ealifica Kautsky, se trataba de «imperios aristocrdticos». ~ Fstaban dominados por una clase gobernante que monopolizaba la posesién de tierras (a veees en el sentido de una posesién efectiva, nds bien que propiedad legal), y con ello controlaba los recursos , militares y politicos del poder que aportaba la tierra, E ideologicamente, su dominacién se expresaba a través de preten- siones genealégicas de superioridad moral y factual: un aristécrata era superior porque, por su nacimiento él (o ella) estaba relacionado con un grupo endégeno de parentesco y que procedia de un grupo ical de antepasados que habia fundado la sociedad, descendia de héroes 0 dioses, o realizaba otras hazafias nobles. Con las manos firmemente asidas a las cuatro fuentes del poder social, la clase es- taba tan atrincherada que ningtin gobernante podia renunciar a su apoyo. Merece la pena decirlo sencilla y tajantemente, porque mi chos de es0s.regimenes formulaban una pretensién ideoldgica opues- 1a, esto es, que todo el poder procedia de ellos y de ellos exclusi- vamente, ¥ también porque algunos autores han crefdo esa preten- sign. Naram-Sin, el nieto de Sargon, reivindicaba el cardcter divino. Sus aristécratas acadios © sumerios sélo afirmaban tener relaciones geneal6gicas con la divinidad. Esto se convirtié en una pauta nor- malizada para los imperios més pretenciosos de la historia hasta el periodo moderno. Justificaba el despotismo personal del gobernante, que en teoria no se éjercla"menos sobre los aristécratas que sobre cualquier otra persona. Algunos de los autores mas crédulos han creido que esto podia llevar a una monarquia efectivamente «abso- lutan. Entre ellos ha figurado Wictfogel, cuyas teorias ya rechacé en dl capitulo 3, asi como unos cuantos sociélogos comparados (por ejemplo, Wesson, 1967: especialmente 139 a 202). En la practica, sin embargo, esos regiments eran débiles. “Al llegar aqui, resulta Geil distinguir entre dos tipos de poder estatal. Establezco esa distincién mis detalladamente en Mann (1984). El poder despéitico se refiere a la gama de medidas que el gobernante y su personal estén facultados para tratar de aplicar sin ninguna ‘égociacién rutinaria institucionalizada con los grupos de la socie- did civil. Un déspota supremo, como por ejemplo un monarca cuya reivindicacién de la divinidad es generalmente aceptada (como ocu- rrié en Egipto 0 en China a lo largo de gran parte de sus historias 250 Uns historia del poder hasta 1760 d.C, imperiales) puede intentar, asi, pricticamente cualquier medida sin tuna oposicién «de principio». El poder infraestructural'se refiere 3 la capacidad para penetrar efectivamente en la sociedad y aplicar logisticamente decisiones politicas. Lo que debe ser obvio de inme- diato acerca de los déspotas de los imperios histéricos es la debilidad de sus poderes infraestructurales y su dependencia respecto de la clase de aristocratas para disponer de la infraestructura que efecti- vamente posefan, A muchos efectos y especialmente en las provin- clas, su infraestructura era la aristocracia. De forma que, en la pric- tice, los imperios eran «territorialmente federales» como he dicho: \ mis flexibles, més descentralizados, con mas tendencia a la fisién, \de lo que solia afirmar la ideologia del propio Estado. De tados estos aspectos derivados de la primera similitud de los regimenes ya se ha tratado con bastante frecuencia, con una termi nologia algo diferente, en la sociologia comparada reciente (por ejem- plo, Bendix, 1978; Kautsky, 1982). La segunda similicud de los regimenes lleva, sin embargo, a des- tacar algo bastante diferente. Al hacer hincapié en el poder de la clase aristécrata, no debemos perder de vista el hecho de que un Estado existe, de todos modos, con recursos de poder propios, Los Estados existen porque son funcionales para lz vida social mas alli de win nivel rélativamente sencillo. Para la cuestién de la que estamos tratando es més pertinente el hecho de que aportan algo que es itil para la clase aristocritica. Nos referimos a la centralizacin terrio- rial. Habia una serie de actividades, como la formulacién y la eje- cucién de los fallos de los tribunales, la organizacién militar y la redistribucién econémica, que a ese nivel de la evolucién histérica se solian realizar con mis eficiencia si estaban centralizadas. Ese lugar central es el Estado. Asi, todo poder auténomo que pueda “% adquirir el Estado se deriva de su capacidad para explotar su centro" lidad. tiva de Weber, ha adu versalismo, y que esa hecho. Un Estado no puede ser meramente aristocritico. Las antitesis de la centralizacin y del Estado. Las sociedades que creando Estados permanentes ya han.avanzado més allé del partic larismo. Han racionalizado la esfera simbéliea y empezado a ceptualizar el cosmos como algo sometido a fuerzas generales Los primerosimperios de dominscién 21 repercusiones universales. El Estado, y no la aristocracia, expresa esa Gifallad vacional, Materiahnente, sigoe aduciendo Eireanade, fos intereses del Estado se hallan en fomentar los «recursos flotantes», recursos auténomos respecto de cualquier actor de poder particula- rista. Eisenstadt da ejemplos de muchos de esos recursos y yo vol- veré reiteradamente a ellos en el transcurso de mi narracién hist6ri- a. El més lamativo (jespecialmente para la persona afectada!) es el empleo de eunucos por el Estado. Como ya he destacado, cualquiera de los agentes del Estado puede «desaparecer» en la sociedad civil y cscapar al control del gobernante. Una de las formas de impedir que un agente desaparezca en la aristocracia es impedir mediante la cas- tracidn que tenga descendencia genealdgica ._» Permitaseme escoger tres.entre las técnicas de universalizacién de os Estados iniciales vislumbradas en este capitulo y en el anterior. En primer lugar, en la esfera de la ideologia, figura la tentativa por Jos conquistadores acadios de racionalizar y sistematizar el pantedn yy los mitos de la creacin de las ciudades sumerias. Bajo el imperio “acadio una «religién» se escribe, se verifica y recibe jerarquia y cen- unlidad. En segundo lugar, en la esfera de la infraestructura material, figura la tentativa (0 por lo menos Ja afirmacién) de Sargén y sus _svcesores imperiales de haber mejorado y coordinado como un todo ; “k estructura de comunicaciones del imperio. No se trata sélo de medidas de aumento del poder: con ellas se trata de universalizar el “poder y, conscientemente 0 no, su fuerza consiste en reducir el po- Ader de las élites locales y particularistas. En tercer lugar, y quiza sea id mejor ejemplo, porque combina la ideologia con Ia infraestructu- 4 figura Ia estructura administrativa «decimal» impuesta a los pu “bios andinos por los conquistadores incas (mencionada en el ca flo 4). En la préctica, naturalmente, los ineas s6lo podian gobernar Provincias conquistadas por conducto de las élites aut6ctonas les. Podfan imponer paralelamente un gobernador inca, importar 'Paaos cuantos colonos-soldados leales y construir carreteras, lmace- ‘aes y postas: de hecho, jamés hubo conquistadores més ingeniosos {sn esos respectos. Pero no podian superar los problemas logisticos nales de gobietno que-he-esbozado- en este capitulo. De abt Ii “pportncia de Ja racionalizacién decimal. Su funcién ideolégica y {iduiz’, hasta cierto punto, su efecto real (aunque los conquistadores ysfevelaron sus debilidades), consistia en decir a las élites locales: «Si, és seguir gobernando a vuestro pueblo, Peto recordad que vues- Elo gobierno es parte de un cosmos més amplio que subordina los 282 ‘Una historia del poder hasta 1760 d.c, particularismos tribuales y regionales a un orden racional inca, cen- trado en el Inca.» Refleja un gran mérito de Eisenstadt el decir que si el Inca, o Sargén, 0 el emperador de China o el de Roma resuci- taran y leyeran su libro, reconocerian su caracterizacién de sus po- Iiticas y sabrian lo que significan los términos de universalismo, re- cursos flotantes, la racionalizacién de la esfera simbélica y otros elementos de la jerga de Eisenstadt. Hay dos percepciones que debo a la sociologfa comparada: por una parte, la de un Estado socialmente itil, despético y universal; por la otra, la de una aristocracia descentralizada y particularista en posesién efectiva de gran parte de la infraestructura del poder de la sociedad. El contraste entre ambas cosas significa que la sociologia comparada también ha aportado una tercera percepcién, una expo- sicién clara de las contradicciones y a veces una parte de la dinémia, de esos regimenes. Porque existia un combate constante entre las dos, mitigando nicamente (pero de forma muy considerable) por su interdependencia mutua a fin de conservar su explotacin de la masa de la poblacién. El comentario mis famoso de ese combate fue el que hizo Weber en su anilisis del patrimonialismo en Economia 1 sociedad (1968: III, 1006 a 1069). ‘Weber destacé el patrimonialismo y el feudalismo como los tipos predominantes de régimen politico en las sociedades civilizadas prein- dustriales. El patrimonialismo adapta una forma anterior y mas sen- cilla de autoridad patriarcal en el hogar a las condiciones de imperios mis externa. Bajo él, los cargos fundamentales se originan en la casa del propio gobernante. Esta sigue constituyendo el modelo, incluso cuando la funcién oficial tiene poca relacién con la casa. Por ejem- plo, el jefe de la eaballeria se le suele dar un titulo, como el de «mariscal», que inicialmente denotaba la supervisién de los establos del gobernante. Anilogamente, el gobernante patrimonial revela una preferencia por designar a miembros de su propia casa, parientes 0 dependientes, como funcionarios del gobierno. El gobierno consi- guiente es autocratico: las Srdenes autoritarias del gobernante asig- nan derechos. y deberes a otras personas y. casas. A veces, el gober- nante asigna a asociaciones de personas y de casas la responsabilidad colectiva por los derechos y los deberes. En cambio, el feudalismo expresa un contrato entre cuasi iguales. Unos guerreros aristocrati- cos independientes-convienen libremente en intercambiar derechos y deberes. El contrato esigna a una de las partes el gobierno politico general, pero esa parte se ve limitada por las condiciones del con- pos primeros imperios de dominacién 23 ato y no es autacritica. Weber destaca esas dos formas de gobierno - Tomo tipos ideales y después pasa, como es caracteristico en él, 2 saurar en las consecuencias y las subdivisiones légicas de cada una. pero también sefiala que en la realidad los tipos ideales se difuminan ye transforman el tino en el otro. En particular, reconoce Ia im- ‘oibilidad logistica en crcunstancias preindustriales de un patrimo- Pokismo «puro». La extension del gobierno patrimonial lo descen- waliea forzosamente y pone en marcha un combate permanente en- tre el gobernante y sus agentes, que ahora se han convertide en otables locales con una base auténoma de poder. Es exactamente tl tipo de enfrentamienco que he descrito en Mesopotamia. Weber detalla ejemplos del Egipto antiguo y de Roma; de la China antigua moderna y de la Europa medieval, el Islam y el Japén, Su andlisis fa influido tanto en la comprensién de la historia que penetra muy fondo en los estudios modernos sobre todos esos casos y més. {Las aproximaciones a los regimenes de tipo ideal, més los cas0-) mixtos, han dominado gran parte del mundo. La lucha entre impe- | thos centralizados, patrimoniales y les monarquias aristocriticas des- Centralizadas, flexiblemente feudales, constituye gran parte de 1a his- toria registrada por los contempordneos. Pero si ésta fuera toda nues~ tra Fistoria, incluso toda nuestra historia de la clase alta, seria esen- cialmente ciclica y careceria de un desarrollo social a largo plazo. Erpeste capitulo se ha tratado de afiadir algo més: una vision de como una lucha de ese tipo revoluciona constantemente los medios del poder, de forma que constisuye una dialéctica de desarrollo. | — Es posible que el acusar Max Weber de carecer de interés por dl desarrollo histérico sea algo que se presta a una mala interpreta~ ion, pues él se ocupé de esto més que ningin otr6 de los ¥eiSlogos importantes del siglo XX. Pero su empleo de esos tipos ideales era estatico a veces. Contrastaba ¢l Oriente con el Occidente y aducia aque el desarrollo social masivo se produjo en Europa y no en el Griente, porque Europa estuvo dominadz por un feudalismo des- centralizado contractual que (al contrario que el patrimonialismo oriental) foment6.un.espiritu relativamente racional_ de adquisicion yuna orientacin activa la conquista de la naturaleza. A su enten- der, antes de que pueda aparecer el dinamismo tiene que haber una See eres esiatvanente feudal o por lo menos descentralizada, Esto ts incorrecto, Como veremos en reiteradas.ocasiones es la dialéctica entre la centralizacién y la descentralizacién la que contribuye con- Siderablemente del desarrollo social, lo cual ha sido especialmente 24 Uns hisoria dl poder bass 1760 4c, pronunciado en la historia del mundo Cercano Oriente/Mediterri. neo/Occidente, La evoluci6n ulterior de la sociologia comparada neoweberiana se ha ido haciendo mis estitica. Cualesquiera que sean las percepciones gue aportan Bendix, Eisenstadt, Kautsky y otros, pasan por alto cl desarrollo. El concentrarse, como hace Kautsky, en las similirudes entre regimenes como el Imperio Inca y el Reino de Espaiia (ambos simperios aristocréticos») es olvidar lo que ocurrié cuando 180 es- paioles posefan recursos de poder que el Inca no habia ni sofiado. Esos recursos: armaduras, caballos, pélvora, la disciplina, la téctica y la cohesin militares para utilizar esas armas; una religion salva. cionista y escrita; un monarca y una iglesia que podian dar érdenes a mas de 6,000 kilémetros de distancia; una solidaridad religiosa/na- ional que podia superar diferencias de clase y de linaje; incluso sus enfermedades y sus inmunidades personales, eran producto de varios milenios de desarrollo hist6rico mundial negado al continente ame ricano. En los seis préximos capitulos veremos cémo los recursos surgen de forma gradual, irregular pero innegable y acumulativa- mente. La sociologia comparada debe verse moderada por una apre- ciacién del tiempo histérico mundial ‘Asi, cuando los andlisis neoweberianos pasan a explicar el desa- rrollo social, se salen de su modelo teérico, Kautsky considera que 1a

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