El ciego
Erase una vez un ciego que se pasaba el dia recostado sobre un muro del parque pidiendo
limosna, Para ello habia escrito en una pizarra: «Por favor. aytidlenme, soy ciego». Un hambre que
comia cada mediodia en un banco cercano decidié acercarse al ciego para echar unas monedas
en su sombrero. Viendo que apenas tenia dinero para pagarse un café con leche, decidié echarle
tuna mano,Con ese fin, cogié la pizarra, le dio la vuelta y escribié un nuevo mensaje en el reverso.
Sin que el invidente se diera cuenta, volvi6 a dejar el letrero en su lugar y se marcho a su trabajo
ara acahar la Jornada.
Cuando pasé de nuevo por delante del ciego, fue una grata sorpresa descubrir el sombrero leno
de monedas y billetes. El buen hombre reconocié sus pasos y le pregunté si habia sido él quien
cogié su pizarra y qué mensaje escribi6. A lo que, el anénimo paseante contesté: «Nada que no
seq tan cierto como lo que ti ya habias escrito». Y, a continuacion. le dio le mano y siguid su
camino. Fi clego nunca lo pudo leer. pero en el cartel ponta: «Hoy es primavera y no puedo verlay,
Como decia Einstein: «Si haces fo que siempre hiciste, obtendrds los mismos resultados». Es ciatto
que. a veces, hay que cambiar de estrategia cuando las cosas no van bien para, a!
nuestra realidad,
mejorarEl caleidoscopio
Erase un hombre que haba quedado ciego en un accidente cuando era joven y, por ese motivo,
tuvo que desarrollar la habilidad de sus manos para poder buscarse algém modo de subsistir. ¥
aunque, con el tiempo, lleg6 a convertirse en uno de los mejores artesanos del lugar, ese oficio
apenas le daba para ir tirando. Por eso. Jamas pudo comprarie a Su hijo juguetes. como hacfan los
demas padres, y el nifo se tenia que entratener con las herramientas de su taller.
Pero el dia que el pequerio cumplié 5 afios, el hombre quiso hacerle un regalo muy especial.
Decidio construirle, con sus propias manos, un pequefio caleidoscopio como el que él mismo
recordaba haber tenido de pequefio. La idea no podria haber sido mas buena, pues jamas habia
visto a su hijo tan emocionado y feliz.
Cuando regresé a clase y ensefié su caleidoscopio, todos los nifios le preguntaron dénde lo habia
comprado. Y él, mas orgulloso que nunca, les dijo: «Me fo ha hecho mi papd». A lo que uno de sus
compafieros respondio: «@Tu papa...? Eso es imposible, es ciego». E| pequefio le sonrig y le hiza
este comentario: «Si. mi padre es ciego, Pero sélo de los ojose. Piénsenlo bien, lo esencial es
invisible a los ojos... pero jamas al corazén.Pescado fresco
Los japaneses son un pueblo que adora comer pescado y cuanto mas fresco mejor, porque son
maestros en los cortes y en la seleccién de las partes ms sabrosas. Pero el agotamiento de las
especies de proximidad oblige a sus flotas pesqueras a faenar en alte mar. E50 aumenté las
capturas pero. debido a las largas travestas que impedian que e! pescado legara en buen estado a
puerto, tuvieron que instalar congeladores en sus bodegas. Sin embargo, a los consumidores no
Jes gustaba el pescado congelado y, como consecuencia, su precio era mucho més barato.
Buscando la soluci6n para aminorar las pérdidas. las compariles empezaron a instalar tanques
para conservar los peces vivos. Pero pronto observaron que, al cabo de unos dias, los ejemplares
capturados dejaban de moverse y esa falta de ejercicio repercutia en la calidad y el sabor de su
catme. 2¥ qué hicieron entonces? inv odujeron un pequefio tiburdn en el tanque el cual, pese a
comerse algin ejemplar, lograba que los demas llegasen en perfecto estado a la subasta, Esto nos
deberia hacer reflexionar sobre la necesidad de mirar las dificultades que encontramos en la vida
como una oportunidad para encontrar nuevos caminos y sacar lo mejor de nosotros.El leén afonico
Erase una vez un jeén que se comportaba de forma muy ciferente al resto de sus cangéneres 4
causa de un defecto que le provocaba afonia. Mientras los otros se pasaban el dia rugiendo y
demostrando a los demas quin era el rey de la selva, él solia pasear por la jungla en silencio y sin
atemorizar a los otros animales, Ese cardcter dulce y bondadoso le hizo ganar muchas amistades.
Un dia que estaba descansando a la Sombra de un drbol se acerc6 a él un viejo jaball, que era el
animal mas pesado del lugar. Aprovechando su afonia, empezo a darle la tabarra con sus
problemas de convivencia can los otros, con sus achaques... Fue en ese momento cuando el le6n,
que habria deseado poder gritar con todas sus fuerzas para sacdrselo de encima, decidié crear
una maquina que reprodujera el rugido de los leones. Pasaron los meses y cuando el jabali volvié
aacorralario con sus monsergas, apretd el botén del aparato y de él salié un espantoso bramido
que aterroriz6 de tal modo a todos tos animales que éstas huyeron. Tan solo se quedé que. al
instante. comprendié que no era necesario levantar la voz para ser respetado, que para ganarse
el afecto y la consideracién de los otros jamas hay que imponer nuestra opinién con violencia.Prejuicios
Hace muchos aftos. cuanco comer un helado era un lujo al alcance de pocos. un nifio de 10 afios,
entré en una elegante heladeria del centro de su ciudad. Cuando llegé la camarera, el pequefio le
pregunté: «Cudnto cuesta un helado de chocolate con almendras?». «Cincuenta céntimos», le
respondié la muchacha. Entonces. el nifio metio la mano en su boisillo y contd todas sus
monedas. Antes de que la camarera se fuese a otra mesa, el muchacho volvié a consultarle: «¥ un
helado normal, gcuénto valdria?».
Mientras le-atendia, habian entrado en el local dos nuevos clientes y la camarera, un poco,
cansada de tanta pregunta, ventild el asunto con brusquedad: «Son 35 céntimos». Tras contar sus
monedas de nuevo, el chaval se decidio: «Bien. Entonces, tréigame un helado solo». La camarera
fue a por él sin perder mas tiempo y se lo sirvi6 dejandole en el plato la cuenta
‘Acabada su consumicién, el nfo fue a la barra, pagé y se marché. V cuando la camarera se
dispuso a limpiar la mesa que habia dejado vacia, qued6 sorprendida: junto al plato, habia 25
céntimos, su propina. Yen ase momento se ato cuenta de lo injusta que habia sido. ya que jamas
debemos prejuzgar a nadie, por insignificante que nos pueda parecer.El muneco de madera
Cada mafiana que pasaba delante del escaparate de la jugueteria, s6lo tenfa ojos para aquel
Mufieco de madera que parecia saludarlo a é'. Era lo que mas deseaba en el mundo. pero era
carisimo. Un dia, el defo de la tienda lo vio, como siempre. con la nariz pegada al cristal y le
Pregunté qué le gustaba tanto. El sintié mucha vergtlenza y salié corriendo. En las siguientes
semanas cambié su itinerario habitual y. cuando volvi6 a pararse ante la jugueteria, el mufieco ya
1no estaba all. Jamas podria tenerlo entre sus manos,
Pasaron los afiosy un dia que, por casualidad, volvié @ pasear por las calles de su barrio, vio a un
nifio que. como él de pequefio, miraba con ilusién un mufieco en el mismo escaparate. Sin
pensarlo dos veces, entré en la tienda y lo compré pero, al salir, el pequefio habia desaparecido.
Una tarde, al llegar a su casa, se encontré con la mirada intenisa de! mufieco y aquello le traslad6
de nuevo a la Infancia. Fue como ver cumplido su mayor deseo. Sin haberse dado cuenta, al
intentar hacer una buena obra comprandole al ninio su juguete preferido. habia acabado
regalandose a si mismo un objeto que representaha el recuerdo mas grato de su intancia Y es
que, siempre que hacemos el bien a los demas nos beneficiamos a nosotros mismos.Dalo todo por quien ames
Hace unos afios, mientras trabajaba en un hospital, conoci un caso que ha permanecido en mi
memoria. Una nifia estaba hospitalizada desde hacia unos meses porque sufria una extrafia
enfermedad La unica oportunidad de recuperar la salud era su hermanito, de 5 afios, quien habia
poido sobrevivir ala misma enfermedad y habia desarrollado anticuerpos. Con una transfusién
entre hermanos. habla muchas probabilidades de salvarla.
81 doctor que llevaba el caso le explicé al nifio lo mejor que supo cual era la situacién: «gEstarfas
dispuesto a darle tu sangre o tu hermanita? Sélo asf logroremos que se cure». Tras dedicar unos
segundos a pensarlo, el pequefio dio un largo suspiro y contest6: «Si, lo vamos a hacer si eso es
necesorio para que mi hermanita siga viva». Mientras realizaban la transfusion, ambos hermanos
‘se miraron a los ojos y el nifio empez6 a sonreir a medida que veia que las mejilas de su
hermanita recuperaban el color. Por el contrario, su cara empalidecié y una légrima cayé por la
Mejia mientras preguntaha al doctor: «;Cudndo empezaré a morirme?». El pobre creia que
tendria que darle toda su sangre y, aun asi, estaba decidido a sacrificar su vida por ella. Y es que la
generosidad no tiene limites cuando amas de verdad.La puerta negra
Elrey era muy temido por sus subditos. por lo cruel que era con sus prisioneros de guerra. Nada
mas capturarlos, los llevaba a una enorme Sala y los colocaba en el centro. Gritandoles con furia,
les decia: ates daré una oportunidad de salvar sus vidas. Miren hacia el lado derecho. Ahi estén mis
soldados, armados con arcos y flechas». ante los rostros horrorizados de fos cautivos, prosegula
«Ahora. dirijan sus miradas a Ia izquierda». Todos obececian y sus miradas topaban con una
enorme puerta negra, rodeada de cadaveres humanos esparcidos por el suelo. «Escojan ustedes.
as flechas 0 la puerta negra», concluia el monarca. Y la mayoria preferia morir atravesados por
flechas. un final rapido y mucho menos cruel.
La guerra termin6 y un dia uno de los soldados del peloton de arqueros estaba haciendo guardia
ante la enorme puerta. Viendo pasar al rey, se atrevié a interrumpirle: «Seftor, disctilpeme, pero,
‘qué es lo que hay detrds de esta puerta negra?».
«Abrela ti mismo y lo verds», l2 respondid. Sin poder controlar el panico, abri6 con cautela el
portén y empez6 a entrar una brillantisima luz y un olor de hierba fresca. La puerta levaba ala
libertad, Simbolo de nuestros miedos e inseguridades, sélo si nos arriesgamos a atravesarla
podremos ser felices,Finca en venta
Después de muchos afios dedicandose a cultivar con esfuerzo sus tierras, Ramon habia decidido
cambiar de vida y el primer paso seria vender su finca al mejor pastor. Como su vecino era un
reconocido poeta y tenia buena relacién con él, se atrevié 2 pedirle un favor: que escribiera en un
‘cartel un anuncio de venta que atrajera a quienes pasaran por alli. El poeta le respondié que seria
un placer ayudarle y redacté el siguiente texto: «Vendo este pedacito de cielo en la tierra. Con mi
esfuerzo, he creado una huerta con todo tipo de verduras que son un regalo para el paladar.
Ademés, podras descansar bajo la sombra acogedora de drboles frutales y relajarte con el arrullo
de un rio que tiene el agua més puray cristalina que jamés conociste».
El poeta marché de viaje varios meses y, al regresar, pas6 por la finca para conocer a los nuevos
Propietarios, pues estaba seguro de que la venta se habia realizado. Pero, para su sorpresa, alli
seguia su vecino, quien le salud6 con estas palabras: «Después de leer el anuncio tan bello que
escribiste, pensé que vivia en el lugar mds maravilloso de la tierra y que aqui me quedariam. Y es
ue no hemos de esperar a que los demés nos digan lo plena que es nuestra vida para empezar a
distrutaria,