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me Antes de empezar El autor tiene la intencién-deneeagedar a nadie; asi que desde el primer momento pretende explicar que la mnemo- tecnia sirve para Tecordar-con- firmezay seguridad, pero no sin esfuerza, El trabajo es como consustancial a todo el obrar humano, y por lo mismo, el esfuerzo por afianzar el recuerdo no es cuestién exenta de labor. Tampoco piense el lector que en este libro encontra- ré compendiado el arte de pensar. Aprender a pensar es —me parece— el arte mas dificil, junto con aprender a amar. Sélo una pequefia parte de aquello en que pensar consiste se halla aqui, y es la que corresponde al recuerdo. Todo lo demas, el que esté interesado en hallarlo, habra de buscar en otro sitio; sélo se aprende a pensar abservando cémo se produ- ce el raciocinio de los maestros: Aristételes, Platén, Tomas de Aquino, Agustin de Hipona, Leibniz, y tantos otros, Aqui s6- lo hay un estudio de lo que es necesario para utilizar la memoria con soltura. Arte éste que no esta exento de enten- dimiento practico, pero que tiene como unico fin recordar, no pensar. Me gustaria mucho insistir en una cosa: nadie adquirira una supermemoria sdlo por leer lo que se dice en este libro. Para ello es necesario practicar lo que se dice, yendo poco a poco. 13 No pretende este libro mas que esto: ensefiarle cual es el camino, cudles son las técnicas del arte de la memoria. Pero sin prdctica habitual, diaria, constante, no hay nada que hacer. Es algo asi como si una persona quisiera adquirir destreza en el «judo», sin acudir al gimnasio, y sélo leyendo un libro. Es imposible. Para ser un buen judoka hay que practicar, y avan- gar poco a poco, Y fallar mucho, y darse muchos golpes (al principio y al final: todo «judeka» sabe que lo primordial es saber equivocarse, saber caer). Y sdlo asi se va mejorando. Aunque aqui la cosa es un poco distinta, porque el gimna- sio es su mente; y el maestro sera el libro. Si lee y practica jo que Jee, progresara. Si no, es mejor que ya desde ahora cam- bie este libro por una buena novela. 14 Un poco de historia y algunos ejemplos Serfa ingenuo pensar que la mnemotecnia es cosa que ha nacido en nuestros dias, Por el contrario, para ser exactos, habria que decir que ha sido alvidada en nuestros dias, y que lo que se necesita es reencontrarla. Para cualquier persona no versada en la antigiedad clasica, 0 gue desconozca los escritos de los antiguos griegos y ro- manos —en cuya concepcién de la existencia se basa nuestra civilizacién entera—, podria parecer que la mnemotecnia es un arte nuevo. Es muy facil afirmar que lo que no existe en nuestros dias, o no es generalizadamente conocido, es porque nunca sé ha sabido. Esta idea parte de la concepcién de que lo mas moderno es siempre también lo mas completo y perfecto, y de que todo progreso supone en todo caso el mantenimiento de lo anterior. ? Mas esto es falso, La humanidad ha hecho notabillsimos progresos en algunos campos, pero ha sufrido regresiones en otros. Y una manifestacién muy clara de esto es precisa- mente el arte de la memoria. Desde que nuestra civilizacién ha sido inundada por can- tidades ingentes de papel, y desde que cualquier persona puede tener a su disposicién una pluma, la memoria se ha hecho algo cada vez mas innecesario, Cualquiera puede ano- 15 tar, en su libreta, en una hoja cualquiera, en un libro, o en cualquier otro lugar al caso, cualesquiera conceptos o cues- tiones que haya de recordar a mas o menos corto plazo. Por otra parte, y a mayor escala, la ciencia es muy facil que pueda ser vertida en paginas més o menos extensas de cualquier libro. Todas las obras de los mds importantes inte- lectuales se encuentran hoy ampliamente difundidas, dadas las facilidades existentes para poder imprimir los textos ne- cesarics para su uso escolar o académico, Pero esto no siempre ha sido asi. En otros tiempos, no muy remotos, las posibilidades técnicas existentes para re- producir textos eran muy limitadas. Cuando queria hacerse la reproduccién de un libro, y hasta Gutenberg, era necesario copiarlo integramente a mano. Este trabajo es enorme, tedioso, y muy dificil de evar a cabo con perfeccién, dado el elevado numero de posibles errores, Por ello, la antigiiedad clasica conocié como sustitutivo del papel simplemente la cabeza. Como todo, esto presenta algunas ventajas, y también al- gunos inconvenientes El principal inconveniente es la falta de fiabilidad de aque- llo que se recuerda, en cuanto que lo que se da a la memoria en modo alguno puede tener la misma precisién que lo que queda escnito. Sin embargo, esto mismo tiene la ventaja de que cualquier persona educada segiin un régimen de elevada memorizacién puede tener simulténeamente mds conceptos y/o datos en la cabeza. Sea como fuere, el hecho es que el arte de la memoria surge en la civilizacién, por lo que nos resulta conocido, de la mano de la oratoria. Son los oradores clasicos los que, por primera vez, desarrollan un arte de memorizar. Lo que pretendian no era otra cosa que la elegancia en sus discursos. Un discurso lefdo es mucho menos lucido, e impresiona menos, que cualesquiera cosas dichas con la na- turalidad de quien habla. 167 re Teniendo en cuenta que para los griegos y romanos una faceta fundamental de la educacién fue en todo momento el arte de la retérica, era necesario para ellos desarrollar un arte paralelo y subordinado a éste que permitiese recordar los discursos sin dificultad. Y es asi como nace la mnemotecnia. Suele atribuirse a Siménides de Ceos el] haber introducido la mnemotecnia en la-cukura-cccidental tal y como nos relata Marco Fabio Quintiliano: Durante algun afio del siglo v antes de Jesucristo, Scopas, un atleta griego, obtuvo un laurel en los juegos olimpicos. Para celebrar el acontecimiento, dio un banquete. ¥ para su propia alabanza, en lugar de pagar a un periodista, como se hubiera hecho en nuestros dias, encargé a Siménides de Ceos, un importante orador de aquella época, que pronunciara un discurso en su honor. Siménides, para embellecer su composicién, hizo una de las digresiones que muy frecuentemente sue- len hacer los poetas y oradores, y alabé también a Castor y Pélux, dos importantes figuras de la mitologia griega, sin alabar unicamente a Scopas. Este, ofendido por no haber sido el tinico objeto de mérito en tal discurso, no quiso pagar por les ver- sos sino la mitad del precio que habia convenido el entregar a Siménides, diciéndole a éste que pidiese la otra mitad del dinero a Castor y Pélux, cuyos hechos también habia celebrado. Mientras wanscurria el banquete, y ya pasado el discurso, Siménides fue llamado con insistencia por dos mensajeros, quienes desde fuera le reclamaban con urgencia para que saliera a visitarles. En el momento exacio en el que éste se encontraba fuera para atender a las personas que le reclamaban, 17 eee es el edificio se desplomé sobre los concurrentes al ban- quete, pereciendo todos. Desde entonces se entendié, y asi lo interpretaba el propio Siménides, que quienes habian reclamado su presencia —los cuales ¢] de nada conocla— eran precisamente Castor y Pélux, que de esta peculiar Manera pagaban el favor de su alabanza. El suceso hizo célebre a Siménides, no por su dis- curso, sino‘por su memoria: De tal manera fue violenta la caida del edificio que todos los concurrentes al banquete quediaron apla- nades. Y cuando sus parientes fueron a recoger los cuerpos de los muertos para darles sepultura, no pu- dieron conocer sus caras por ninguna sefial. Fue entences cuando Siménides, haciendo gala de una fenomenal memoria, cerré sus ojos, e hizo presente dénde estaba colocado cada uno de los invitados, por haberles puesto previamente en relacién con el sitio que ocupaban en la mesa. De este modo, estruendoso a la par que fantastico, aparece Por primera vez en el mundo el] arte de la memoria Sea o no veridica esta historia, y sea verdad o no si se escribié por Glauco Calixtio, por Reécrates, por Agatarco, o aun por el propio Scopas buscando su gloria; 0 si la casa del convite estuvo en Farsalo (tal y como escribieron Apolodoro, Eratéstenes, Euforién o Euripio de Lalisa), lo cierto es que. desde la civilizacién griega, son conocidas para la humanidad las reglas primeras del arte mnemotécnico, basadas todas ellas en el fomento de la imaginacién. Estas reglas, en nuestra civilizacién, y en nuestros dias, no han de considerarse perdidas, en cuanto que ciertamente las conservamos, pues quedan con nosotros también algu- nos de los libros de los cldsicos, No obstante, si es cierto que las reglas cldsicas de la memorizacién han sido muy olvida- das por los modermnos pedagogos, y apenas se conocen ni 18 TS por los nifios en edad escolar, ni por los universitarios ya cul- tivadas. Las reglas griegas de la memorizacién, que es el funda- mento teérico y practico en el cual se basa este tratado, fueron recogidas y desarrolladas por Cicer6én para fomentar la capacidad de la memoria, también en relacién con el arte de la oratona Es célebre Cicerén, sobre todo, por sus discurses. Y es precisamente en sus dicursos, en los que nunca hizo uso del papel, en los que en mayor grado puede apreciarse el arte de la mnemotecnia. Segtin cuenta Frances A. Yates, incluso antes de Cicerén, alrededor de los afios 86 a 82 a. de C., un desconocide maestro romano de retérica compilé un texto, dedicado a sus alummes, con el titulo de Rhetorica ad Herennium. En opinién de Yates, este libro fue bien conecide y muy utilizado hasta la Edad Media. Basaba este autor la memoria artificial, y asi lo hicieron también todos los posteriores, en lugares e imAgenes, defini- cién fundamental que se ha de repetir siempre en las dife- rentes @pocas posteriores. Un «lugar» es algun sitio fisico que esta también en la imaginacién, y que puede traerse a la mente con facilidad, como una casa, un espacio rodeado de columnas, un rincén, un arco, un gran edificio, un puente, o algun otro lugar ana- lage. Las imagenes son formas, marcas 0 similes de lo que de- seamos recordar. Si, por ejemplo, queremos recordar un ca- ballo, un leén o un Aguila, hemos de poner sus imagenes en esos lugares previamente definidas en nuestra imaginacién, Para los antiguos griegos —y asi lo recoge también Cice- rén—, el entendimiento es como una tablilla de cera en la cual todavia no se ha grabado nada. La cera, en este caso, seria comparable a los lugares de la imaginacién, y las ima- genes serian como la tinta que sirve para escribir encima de esta cera. 19 Asi, componiendo lugares en la imaginacién, podemos | poner sobre ellos im4genes que realmente no existen, pero _ que nos sirven para recordar la idea que queremos traer a la | memoria. Puesto que la mnemotecnia estaba pensada para la oratona, — y para la retérica, resulta que no se busca obtener una me- | morizacién palabra por palabra, o linea por linea, de lo que se quiere decir. Basta con recordar Ja idea. Y para recordar la idea, segin los antiguos griegos y ro- manos, nada mas eficaz que, simplemente, poner en la imagi- nacién algo que nos recuerde esta idea, aunque la relacién con lo que pretendemeos recordar sea absurda: Generando este habito mental de proceder a imaginar cosas en lugares (las cuales a su vez nos recuerden, tan ordenadamente como lo estén los lugares, aquello que pre- tendemos decir en un discurso), va fomentandose en nosotros una suerte de gimnasia mental que facilita extremadamente e] uso de ja memoria. En este libro vamos a servimos de las técnicas clasicas més antiguas para el uso de la memoria de las mismas técni- cas que recomendaban Cicerén y los demés oradores, para aprender, de un modo més evolucionado, cémo se ha de proceder para recordar nimeros, discursos, temas, y cuales- quiera otras cosas que queramos memorizar: nuestra agenda diaria, nuestras citas, las cartas de Ja baraja, u otras cosas. No espere el lector automaticas maravillas. Desde el primer momento hemos sido francos manifestando que nada'se con- sigue sin esfuerzo, y por tanto tampoco la capacidad para tmemorizar. No obstante, quede claro que ésta es una actividad intelectual, no meramente una actividad para juego, ni tampoco una actividad de indole sélo circense, Se han servido de ella importantisimos autores a lo largo de toda la historia de la ciencia, e incluso algunos de ellos han escrito tratados sobre esta misma materia. Puede citarse a Giulio Camillo (&/ teatro de la memoria), a Raimundo Lulio, autor de un métedo mne- motécnico muy original y propio; a Giordano Bruno; a Pedro Ramus; a Francis Bacon; a René Descartes, a Leibniz (quien en su Nova metodus discendae docendaeque jurisprudentia incluye largas y completas discusiones acerca del arte de la memoria); y a muchos otros que tuvieron que dar a su cabeza el alimento que necesitaba para pensar, prescindiendo de los libros. Del hecho de que el arte de la memoria sea en gran me- dida algo perdido en nuestros dias, no puede deducirse que no sea util En primer lugar, como dice el refran, «el saber no ocu- pa lugar». Todo lo mas, el saber ocupa tiempo. Pero no ocupa lugar. Un segundo argumento en favor de la memoria es la faci- lidad que esta ciencia otorga para pensar. Todo el mundo convendra conmigo en que €s mejor tener los datos en la cabeza que simplemente tenerlos escritos en el papel. Finalmente, es un hecho cierto que las pruebas académicas —los examenes— se fundamentan, guste o no guste, en el previo conccimiento, sin libros, de la materia que se ha de exponer, Y por estas razones, para el éxito académico, en la medida en que se traia precisamente de un éxito intelectual, la memoria es algo estrictamente indispensable. En este libro lo que se propone es un acercamiento a la antigiiedad clasica; no sd6lo por lo que supone de volver a la mnemotecnia de siempre, sino por lo que supone también de volver a las valoraciones de antafio. Para avalar lo antedicho, quisiera poner algunos ejemplos reales. Ignoro si me va a creer o no, También ignoro si lo que voy a decir es la mds exacta y precisa verdad. Pero hay uria cosa en la que usted y yo estamos totalmente de acuerdo: hay personas que tienen una memoria excepcional. Estas personas dotadas de una memoria excepcional, nor- malmente lo que tienen es mas bien una memomia cultivada. Son muy pocas las personas, que, como don Marcelino Me- néndez Pelayo, gozan de dotes naturales tan exageradas que les permitan memorizar a voluntad cualquier texto que sea 21 de su agrado. Sélo muy pocos, sin hacer uso del ingenio, son capaces de memorizar desconociendo las reglas de que va- mos a hablar en este libro. Me crea o no, ha habido gente con una memoria sencilla- mente casi milagrosa Gentes que incluso en algtin caso, como Fernando de Cérdova, han llegado a estar cercanos a la ho- guera por haber estimado sus contemporaneos que su mente era cosa de brujeria. Y no es cosa de brujerfa es cosa de cultivar la memoria. Y para cultivar la memoria hay que saber cémo cultivarla. Nadie planta melocotones, ni tabaco, ni manzanas, ni guisantes, sin saber cémo tiene que hacerlo. Igual sucede cuando lo que hay que cultivar es la memoria. Realmente, cultivar es cosa muy sencilla, pero hay que aprender a hacerlo. Y después, ademas, hay que cuidar la planta recién nacida, y hay que poner cuidado en que no se tuerza: hay que conocer las técnicas del cultivo: Por muy elementales que sean, son ley de vida. Por eso, vamos a ver algunos ejemplos de algunos «cultivadores» excepcionales. De entre los modernos, quiza los mnemotecnistas mas cé- lebres son —creo yo—, por razén de oficio, les circenses Jacobo Inaudi y Harry Lorrayne. Jacobo Inaudi nacié en Ho- norato (Piamonte, Italia) el 15 de marzo de 1864. Fallecié en Chantilly (Francia) el 25 de noviembre de 1950. Es el ejemplo mas notable de persona dotada de una excepcional memoria para el circo. Desde muy joven habia memorizado tablas de ndameros que le permitian dar la impresi6n de que multiplicaba auna enorme velocidad, cuando !o tinico que hacia era repetir estas mismas tablas de memoria Extraia raices cuadradas, raices cibicas, y respondia a preguntas de sabios matematicos, dando acertadamente el resultado, sin realmente realizar las operaciones correspondientes. Ya las tenia hechas en la me- moria. Su truco mds célebre era la adivinacién del dia.de la semana correspondiente a cualquier dia del siglo x, truco del que daremos cumplida noticia en este libro. 22 En ei espectaculo mnemotécnico brilla también con luz propia Harry Lorrayne. Tratase de un mnemotecnista norte- americano, autor del libro The Memory Book. que se ha vendi- do en los Estados Unidos de costa a costa, y que atin hoy es un clasico de la mnemotecnia. Su autor es sencillamente ex- traordinario en cuanto a sus ejecuciones (performances). Lo- rayne nunca tuvo la oportunidad de recibir una educacién académica esmerada. Segin é] mismo manifiesta, ni siquiera lieg6 a terminar su primer afio de «High Schools. No obstante, durante aquel breve perlodo escolar sus notas fueron las mejores de su clase. ¥ ello no por tener una especial inteli- gencia natural, sino por hacer uso de trucos mnemotécnicos muy elementales. Consciente de su condicién de mnemotecnista excepcio- nal, hizo coleccién de la més importante bibliografia sobre esta materia, la aprendidé, y tomé los espectéculos mnemo- técnicos por profesién. Empezé desarrollando su habilidad ante grupos y reuniones, cada vez mds numerosos. Y después, por la televisién. Sus espectdculos fueron enormes y varia- dos: aprenderse de memoria e] orden con el que apare- cen las cartas de la baraja; repetir el nombre de una audiencia de incluso hasta 300 personas, después de haber oldo el nombre de cada persona solamente una vez; repetir cuales- quiera palabras por orden, después de haberlas ofdo sdlo una vez, y otras muchas atracciones que eran muy bien pa- gadas en televisién, y que hicieron de esta profesién su modo de vida. Pero no sdélo hay ejemplos modernos. La mnemotecnia, tal como ha quedado expuesto, es un arte muy antiguo. De Mitridates se dice que hablaba 22 idiomas, y sabia de memoria e] nombre de todos los soldados de su ejército. De Séneca se dice que retenia en la memoria mil palabras incongruentes que le dictaren de cualquier discurso, recitan- dolas al punto segun su orden légico. De Philema se dice que repetia un discurso después de haberlo oido tan sdélo una vez. 23 Julio Scaligero aprendié de memoria la Ifada y la Odisea en 3 semanas, y los restantes poetas griegos en 3 meses. El Cardenal Mezzofanti hablaba 48 lenguas diferentes y algunos dialectos mas. La sabiduria de Fernando de Cérdova se miré como pro- digio en la Universidad de Paris, hasta el punto de haberse reunido en concilidbulo los doctores de la Universidad para decidir si aquel hombre, que se sabia de memoria la Biblia y tedos los escritos de Alberto Magno, Santo Tomas, Alejandro de Hales, Scoto y San Buenaventura, y el cuerpo del Derecho Civil y el cuerpo del Derecho Canénico, y los textos de me- dicina de Avicena, Galeno e Hipécrates, y hablaba con singular facilidad el hebreo, e¢| arabe, el caldeo, el griego y el latin, y en las dispulas piblicas convencia a todos y nadie le con- vencia a él, no podia menos de ser el Anticristo o uno de sus secuaces.. Magliavecchi, un gran biblidfilo florentino, tenia una espe- cial memoria para los libros. Se dice de €] que, una vez que habfa visto un libro, conocla de memoria la situacién: el estante y el ndmero de cada libro dentro de su gran biblioteca, y aun en otras bibliotecas del mundo. Cuando el duque de Toscana le pregunté dénde podria encontrar un ejemplar de cierta obra rara, le contesté que sélo habia un ejemplar de ese libro, y que se encontraba en la biblioteca del Sultan de Constantinopla, sobre la séptima tabla, en la tercera casilla, segun se entra, a la derecha. Del Papa Clemente VI se dice que tenia una memoria tan maravillosa que todo lo que vefa lo retenia sin poderlo ol- vidar. De! italiano Juan Pico de la Mirandola se dice que sabia 22 idiomas ya a los 18 afios, siendo capaz de repetir paginas enteras con sdlo leerias, tanto en el orden natural como desde la dltima palabra hasta la primera. Del beato Juan de Avila se dice que sabia de memoria integra la Biblia, es decir, capitulo por capitulo y versiculo por versiculo. 24 Abder Rahan £1 Diabati, miembro del Divan Egipcio, desde la edad de los once afios conocia de memoria el Coran, siendo capaz de recitarlo de cabo a rabo. Hipias, el sofista, fue e] primero en perfeccionar el sistema de Siménides, hasta que Metrodoro de Asia dio forma meté- dica al procedimiento, empleando, en lugar de imagenes de lugares (edificios y aposentos segiin el sistema de Siménides), 360 lugares hallados en los 12 signos del Zodiaco, en los cuales localiz6 a su vez determinadas ideas con nombres que quisiera recordar. Rogelio Bacon y Raimundo Lulio escribieron sendos artes mnemotécnicos para uso de sus contempordneos. Pedro de Ravena sufrié suerte andloga a la de Fernando de Cérdova, pues su capacidad para memorizar desperté tal entusiasmo que muchos le creyeron un nigromante. Su obra, el Phoenix Artis Memoriae (Venecia, 1491), fue editada varias veces en muy poco tiempo, Erigén (Erigonius) fue el primero en hacer uso del cédigo de palabras, después de haber leido la obra de Velézquez de Acevedo (Ei Fenix de Minerva o arte de la memoria), inser- tando en su libro Cursus mathematici (Paris, 1634) un capitulo dedicado a los cdlculos mentales, en el que tiene una gran importancia la mnemotecnia, denominando a este capitulo aritmetica memorialis. De entre las personas que en nuestra sociedad llevan fama de sabios, y que realmente lo son, muchas de ellas conocen los usos mnemotécnicos, aunque no lo digan. No sélo de un modo espontaneo, sino también mediante el cultivo y el co- nocimiento de las técnicas. Han Ilegado a adquirir en sus conocimientos una importante cantidad de datos, precisamente porque conocen los usos mnemotécnicos. No obstante, tienden a ocultar este hecho para que quienes les conocen no piensen que su capacidad intelectual es afectada, poco profunda o banal. Y en ello llevan algo de razén, pues el aprendizaje meramente mnemotécnico es absurdo. Propiamente, ni siquie- fa es aprendizaje, por cuanto tiene un elevado componente 25 pe de animalidad. Pero, cuando de las técnicas mneménicas hace uso un hombre, no solamente no se animaliza, sinc que se dignifica también como persona. El uso de la mnemctecnia es muy util y muy necesario también para pensar. Si bien es verdad que éste no es un libro para aprender a pensar, si es verdad que en él se inclu- yen técnicas que ayudaraén mucho a los lectores para mejorar su raciocinio. Para aprender a pensar, asi como para dominar la légica, se ha de coger un libro que se ocupe de estas ma- terias. Hay muchos y muy buenos libros, y aun si no quie- re coger un libro de légica, puede simplemente el lector acercarse a los razonamientos de los antiguos maestros y ver cémo las mentes mas potentes y desarrolladas de nuestra civilizacién, o de cualquier otra, han ejecutado sus raciocinios. Se aprende mucho admirando cémo les otras han obrado interiormente a la hora de pensar Se aprende mucho fijandose en los ragzonamientos ajenos. Mas no es éste un libro que pretenda mejorar e] arte de razonar. En este libro pretendemos mejorar tan sélo el arte de memorizar. Si Dios ha dotado a la naturaleza hurnana de la capacidad de imaginar; y, més aun, si ha establecido la inexorable ley de que el hombre, para pensar, necesite de un correlato imagina- tive (ya sea una imagen o una palabra, o cualquier otra cosa), es indtil sustraerse a esta ley. Al contrario: es conveniente me- jorar esta facultad. Por eso, todo aquello que perfeccione el modo de obrar de lo que de la Alto hemos recibido, no sdlo no humilla ni animaliza al hombre (no sélo no «le hace mas tonto»), sino que le perfecciona a Ja hora de hacer uso de sus cualida- des, y le mejora como persona. Entienda que es muy benefi- cioso para la condicién humana el conocer el arte de la mne- motecnia. Y ello porque la mnemotecnia se fundamenta en el correcto uso de la imaginacién («visualizaciény), de tal modo que quien la usa adquiere una destreza especial, que antes no tenia, para traer imagenes e ideas a colacion. Es lo gue esperamos demostrar en los capitulos que siguen. 26 Lo basico Hay personas que dicen tener mala memoria. © que son incapaces de recordar algo. No: lo que hay son muchas per- sonas que no €s que no puedan recordar, sino que no saben grabar, A muchos lo que les falta para tener una buena memoria no es la facultad de récordar algo, sino mas bien Ja capaciaad de colocario en la cabeza bien grabado. En este libro lo que pretendemos es precisammente mejorar los mecanismos de grabacién Por eso, es importante conocer qué hay que hacer para recerdar bien. Desde este momento entramos en la légica de la mnemo- tecnia. Como se ver4, la mnemotecnia tiene una légica en la medida en que es un arte instrumental que pretende servirse de la imaginacién para afianzar el recuerdo. Por eso, recorda- ran sin duda mejor los que de modo mas perfecto sepan servirse de su entendimiento para controlar su imaginacién. Y, para ello, lo primero que se ha de saber es qué herra- mienta hay que utilizar para afianzar la memoria. Aunque parezca trivial, lo mds importante que se ha de decir es que cualquier recuerdo se basa en un acto de aso- clacién mental. La «ememoria natural» no es sino creacién in- consciente de sistemas no cultivados de asociacién mental. — = al En este libro, lo que vamos a mejorar es el ejercicio de estas formas de asociacién mental, de un modo racional estudiado, para que el lector pueda potenciar su memoria. Desde luego, no todo es tan simple come hacer una asociacién mental, pero esto es lo primero que se ha de afirmar, y no puede prescindirse de ello Para hacer eslas asociaciones mentales, a veces los siste- mas son demasiado simples, y por eso o no funcienan o son pésimos. Hay quien compone palabritas. Por ejemplo, para apren- derse una lista de cosas (digamos: pomelo, manzana, limén, pera, sandia, granada, naranja, melén), puede componerse una pelabra larga y absurda, sin significado alguno, que sin em- bargo tenga las iniciales de cada una de las anteriores frutas (po-man-lim-per-san-gran-nar-mel). Asi, al repetir la «palabra» pomanlimpersangrannarmel, re- sulta que sabemos cémo empieza cada una de las frutas, y encontramos mayor facilidad para repetir la lista de las esco- gidas. Esa no es la mnemotecnia que quiero ensefiarle. Ni sicuiera se le parece. Otros, simplemente repiten y repiten, hasta que aprenden algo como un loro: su memoria funciona sélo a base de mucho repetir. Esta técnica se basa en la idea de Pavlov, seqiin el cual a un estimulo debe seguir una reacci6n. Y si se educa cual ha de ser la reaccién adecuada, se puede obtener un resultado educativo, Tampoco ésta es la mnemotecnia de que yo hablo. Ciertamente, para aprender algo hay que repetir, porque no conozco muchos habitos que puedan conseguirse de un solo acto, de la misma manera que no se aprende a jugar al tenis en una sola sesién Pero la mera repetici6n es un método demasiado animal: apenas se sirve de la inteligencia, y por tanto repugna a todo ser razonable. En mi opinién, confundir la mnemotecnia con 28 esta practica de repetir por repetir es la causa principal del descrédito de la buena memoria como algo que pueda culti- varse. Otros simplemente confian en su memoria «natural». Esto no es malo; es precisamente lo que ahora pretende- mos; mejorar lo que tenemos ya por naturaleza. Pero ocurre que es tanto como no decir nada, porque este bro esta escrito para los que no tenemos mucha memoria «naturals, y lo que queremos es desarrollarla. Lo que aqui se busca es el arte de la mnemotecnia pura, esto es, la que se basa en la imaginacién. Y¥ aqui es donde empieza nuestra explicacién propiamente dicha. El arte de la mnemotecnia consiste en algo muy simple, es lo siguiente: convertir cualquier asociacién mental en una asociacién visual. Todo el mundo tiene la experiencia de que se pueden recordar todas y cada una de las sensaciones que se han percibido, recibidas por cualquiera de los sentidos. Por ejem- plo, recordamos una musica que hemos escuchado, una quapa chavala que se nos cruzé por la calle, el sitio donde esta situado cierto cine, cémo huele un huevo podrido, o a qué sabe el azticar. Pero, de entre las sensaciones, unas se recuerdan con mas intensidad que otras. No sélo en funcién de la persona que siente, sino en funcidn de la sensacién percibida, la cual puede haber sido mds o menos intensa, o recibida a través de uno u otro sentido. A su vez, de entre todos los sentides, el que da lugar a una capacidad de reproduccién mas intensa de lo percibido es la vista. Convendré conmigo cualquier lector en que se recuerda mucho mejor lo que se ha visto que lo que se ha ofdo, olido, o gustado. Todos tenemos la experiencia de que es mas facil traer a la imaginacién una buena escena de una pelicula que recordar 7 a ~ 29. a qué saben los puerros. También, cualquier persona que ha visto una pelicula recuerda con mucha mas facilidad las es- cenas mas imaginativas. Cuando alguien ha recorrido los lu- gares turisticos de una nacién o de una ciudad, recuerda los lugares mas distinguidos que ha visto. Tode el mundo tiene una imagen precisa y exacta de cémo es su casa, su barrio o jas zonas que suele frecuentar. Y todos vemos que aqueilas cosas que conecemos mejor coinciden con aquellas que po- demos «visualizars. La raz6n de todo esto es que la imaginacién resulta parti- cularmente fuerte en cuanto a lo visto. La vista es el sentido que produce un «surco» mas importante en nuestra mente, ¥ consiguientemente también resulta el sentido més indicado para ser instrument. alizado a la hora de conseguir una mejor memoria. Pero es que ademas, el olfato, el tacto y el gusto —aun siendo sentidos necesarios, vitales— son demasiado burdos para que sus actos sean convertidos, por analogia, en ideas. Porque la vista, de entre todos los sentidos, es el que mas se asemeja al entendimiento, Es el sentido mas espiritual, pues no necesiia inmediacién respecto de su objeto: se ve de lejes, y sin necesidad de tocar. De la misma manera, la inteli- gencia en cierto modo «ve» los conceptos, sin necesidad de tocar las cosas a que los conceptos hacen referencia. Por eso, se dice que la vista y la inteligencia son andlogos en cuanto a su forma de actuar. El ofde ocupa un lugar especial, no tanto porque se recuerden los sonidos cuanto porque mediante él escuchamos las palabras, que son como los signos del entendimiento, y que posibilitan la inteligencia. Los sonidos, considerades sélo come sonidos, son poco litiles para recordar. Las palabras, en cambio, son ne- cesarias para pensar. Sirviéndonos de este clato, podemos constatar como hecho que la imaginacién funciona basdndose principalmente en lo 30 a que se ha visto, Y por eso, hemos de instrumentalizar esta facultad natural en nuestro propio beneficio. Nuestro esfuerzo constante ha de ser imaginar: ver con los ojos de la mente, que son Ja herrarmienta de trabajo del mne- motecnista. En la mnemotecnia es ley la imaginacién: lo que ha de buscarse es que cualquier asociacién mental que ha- gamos se corcrete en alguna visualizacién que nos permiia delemninar, por medio de una imagen, aquella cosa o idea que preiendemos recordar. Si, en cambio, quisiéramos servimos, para recordar, del oido, la tarea resultaria mucho mas dificil Todo el mundo ha procurado alguna vez, por ejemplo, recordar una frase. Para ello, el impulso espontdneo es repetirla muchas veces, ya que la repeticién de actos genera un habito, y la memoria no es otra cosa que el hdbito de recordar. Esto, desde luego, al cabo de muchas repeticiones, funciona. Pero funciona muy mal. Y funciona mal porque el ofde interviene muy poco en la memoria sensible. La musicalidad quimicamente pura (no una cancién, en la que hay una letrilla) es muy dificil de asociar a palabras. Tanto es asi que, incluso para recordar una melodia, e3 mas facil recordarla si uno trae a la propia consideracién el baile o el soniquete que genera tal melodia. Porque hasta para recordar la musica, la visuali- zacién del instrumento que la produce mejora el recuerdo. De lo que se trata es de que, como dice la frase popular, «as cosas entren por los ojos», porque lo que entra por los ojos dificilmente se olvida, Y no se olvida porque lo que «entra por los ojos» produce un efecto en la imaginacién de tal intensidad que graba facil- mente los perfiles del recuerdo, Resulta muy sencillo «ver con los ojos cerradoss. Esta claro que, propiamente hablando, con los ojos cerraclos no se ve nada Con los ojos cerrados no entra la luz, y por tanto tampoco se puede ver nada. No obstante, el modo colo- quial de hablar nos pone cerca de la verdad, an cuanto que muestra que el sentido que mas fuertemente estimula la ima- 7 81 ginacién, y con ella el recuerdo, es la vista. Las impresiones visuales son las mds profundas de entre todas las impresio- nes mentales. Por tanto, la facultad mental que hemos de potenciar para mejorar la capacidad de recuerdo es la que denominamos visualizacion. La visualizaci6n, tal y como aqui se entiende, no consiste sino en «ver con Jos ojos de ja mente». Consiste en traer a la imaginacién objetos, cosas, lugares, o cualesquiera perfiles, aunque sean muy esquematicos, que puedan mejorar el re- cuerdo, tanto de los conceptos como de las cosas. Se trata de llegar a dominar de tal modo nuestra capacidad de visualizar lo que estamos pensando, o que estamos leyendo, que seamos capaces en todo momento, y con gran rapidez, de poner en nuestra imaginacién una imagen, algo «vistos, que facilite el recuerdo y mejore la concentracién. Esta habilidad para visualizar no se adquiere en un dia solamente. Requiere tiempo, y requiere esfuerzo. Pero vale la pena. Es algo asi como aprender a andar, 9 como aprender a prac- ticar algin deporte. Al principio, el nifio, no sédlo porque no tiene fuerzas, sino porque no tiene el habito de andar, apenas avanza: cae al suelo por menos de nada, y necesita de los brazos de su madre para que le sujeten. Pero, con el tiempo, adquiere el hdbito de poner por si mismo los pies en el suelo, y andar le resulta extraordinariamente natural. Esto mismo es lo que pretendemos hacer con la visualiza- cién. Hay que convertir en un habito la capacidad de traer imagenes a la cabeza de modo ordenado e intenso, de tal manera que se haga vida de nuestra vida el arte de recordar. La visualizacién puede hacerla cada uno como quiera. Ca- da uno tiene su propia imaginacién. Cada uno tiene sus pro- pios recuerdos, sus propias vivencias: los lugares donde ha estacio pero los demas no; las personas que quiere, y que los demas ni siquiera conocen. Cada uno tiene su casa, que @3 distinta de la de los demas. Cada uno tiene, en suma, su 32 propia cabeza, y su propia libertad, que le Ilevaran a hacer visualizaciones de un modo estrictamente personal, no trans- ferible a los demas. En todos los capitulos que siguen procuraremos levar de la mano al lector, mostrandole cémo puede realizar sus vi- sualizaciones, sin perjuicio de que adopte las imagenes que le resulten personalmente més convenientes. O sea, vamos a explicar Ja técnica de la visualizacién, pero no pretendemos en modo alguno forzar al lector a seguir precisamente las mismas imagenes que nosotros vamos a describir, porque puede haber otras que le resulten mas intensas, y por tanto que le ayuden a recordar mejor. Ciertamente, esta visualizaci6n —ya lo hemos dicho— no prescinde de la aseciacién mental, sino que se inserta en ella. Ahora bien, para obtener una visualizacién adecuada en cada caso es estrictamente necesario saber c6mo hay que actuar para hacer una visualizacién «que resulte», que vaya bien para la memoria. Y para esto hay que tener en cuenta las siguientes reglas, que son tres pequefias reglas accesorias, muy utiles para el recuerdo: la Jey de Ja exageracidn, la ley de! movimiento, y la ley del absurdo. A) la ley de la exageracién Creo que todo el mundo coincide en que, de entre las €osas que se han visto, se han apreciado mejor las cosas que son grandes que las cosas pequefias. En consecuencia, y por lo mismo, también se recuerda mejor lo grande que lo pequefio, porque la sensacién que ha dejado en el sentido es mas perfecta. Ha de tenerse en cuenta como principio que las imagenes grandes se recuerdan mejor que las imagenes pequefias, y que por tanto resulta necesario propugnar el principio de la exageracién. - = 33 En el arte de la mnemotecnia, todo lo que pase por la ima- ginacién ha de representarse muy grande. Este as parte del camine que lleva a recordar bien. Lo que se imagina pequefio no sirve. Cuando realice sus visualizaciones, es muy importante que la imagen que ponga en su cerebro sea una imagen de enor- me tamafio Cuando intenta recordar, por ejemplo, un «alfilers, puede obrar interiormente de dos maneras: visualizando el alfiler a su tamafio normal (bastante escaso), 9 imaginando un alfiler de proporciones desaforadas. Si el alfiler se imagina, por ejemplo, del tamafio de un puente, o del tamafio de un rascacielos, evidentemente sera mas dificil olvidarlo En cambio, si el alfiler se imagina pequefiito, microscdpico, exiguo, pronto clvidaremos que aquello en lo que estabamos pensando era un alfiler, porque casi no se «ves. No quiere esto decir que ne puedan recordarse cosas pe- quefias, sino que para recordar menudencias es conveniente imaginarlas de tamafio grande, como quien imaginara un pa- ramecio del tarnafio de un elefante, o un botén tan grande como una ballena. Asi se recuerda mejor que «en pequefion. Por eso, si queremos recordar la idea de «pulga», o la imaginamos enorme, de tamafio buey, o no la recordaremos nunca, Espoentaneamente nos damos cuenta de que esto es asi cuando tratamos de imaginar el concepto «elefante». Eviden- temente, un elefante es de por si algo grande. Y por tanto, el concepto «elefantes, sin necesidad de mayores esfuerzos, se visualiga mucho mejer que el concepto shormigas. Ahora bien, si la hormiga la imaginamos del tamafio del elefante, resulta que e] efecto es exactamente al revés: se recuerda mejor la hormiga que el elefante. Esta es lo que queremos decir. Por tanto, ha de quedar bien claro que el primer principio para visualizar bien es el principio de la exageracion. 34— B) La ley del movimiento La segunda ley en el use de la imaginacién ¢s la Jey del] movimiento, También es clare, porque es experiencia comtin, que lo que se ha imaginado quieto, parado, es mas dificil de recordar, Fn cambio, lo que se ha visto en movimiento viene ala cabeza mas facilmente, porque la imagen es mds evidente, mas nitida: porque se ha imaginado mejor. Y es que cuando una cosa se mueve, produce en la imaginaci6n un efecto muy superior a aque] que produce cuando esta quieta. Por ejemplo, si imaginamos un coche de férmula 1, resulta que obtenemos una impresién mucho més fuerte en nuestra imaginacién —y por tanto realizamos una visualizacién mucho mas perfecta— cuando lo imaginamos en carrera (aunque apenas se vea en ese momento, como si fuera una «foto mo- vidas), que cuando |o imaginamas quieto. Y ello es porque todo lo que se mueve produce un efecto mas intenso en nuestra imaginaci6n. Poniendo ciro ejemplo, resulta que un leén produce una mejor visualizacién cuando lo imaginamos corriende o sal- lande que cuando lo imaginamos quieto, o presente en una fotografia. Y ello se debe a que cuando imaginamos la accién propia de un animal (en el caso de un leén, por ejemplo, devorar), y lo ponemos en movimiento, obtenemos una impresidn mayor. Se memoriza mejor un caballo corriendo que simplemente la idea de «caballon, en cuanto que se «ve» mejor (con los ojos de la mente, o sea, con la imaginacién) al ebrioso corcel» que al «penco estaticos. Cuando se trate de recordar la idea de «caballo» (0 cual- quier otra idea), ademas de imaginarlo grande, hay que ima- ginarlo en movimiento. Per consiguiente, deducimos que el segundo principio estrictamente necesario para que pedamos recordar bien es el principio del movimiento. 35 C) La ley del absurdo Un tercer principio, no tan esencial, pero también util para recordar, es que la visualizaciém que realicemos tenga cierto toque humoristico o chistoso, porque lo inusual se recuerda mejor: la Jey del absurdo. Silo que pretendemos recordar es alguna cosa simple 0 trivial, nos encontraremos con que lo habitual, lo que se ve todos los dias, se recuerda mucho peor que lo que es raro. Por eso, si uno quiere recordar la voz «watusia, resulta mucho mas divertido, al mismo tiempo que produce una mejor visualizacién, el imaginar al watusi comiéndose al hombre blanco; o imaginarlo en cualquier otra circunstancia «humo- risticay, De este modo, no sélo mejora nuestro caracter, sino que ademas mejora también nuestra memoria. Gabe también hablar del absurdo en la memoria. En si, memorizar es una actividad inteligente: se pretende un fin prdctico, y se consigue. Pero es que lo més inteligente para recordar es servirse de la imaginacién. Y a la hora de servirse de la imaginacion, lo mas inteligente es componer una imagen absurda, porque esto es lo que se recuerda mejor. El sentido del humor es parte de la inteligencia. Los ani- males no se rfen. Por algo sera, Todos tenemos la experiencia de que las tonterlas se recuerdan con facilidad. No quiere ello decir que lo légico se recuerde mal, pero si que lo que es légico se recuerda con la inteligencia como habito, y no con la imaginacién sensible. Por eso, a la hora de poner en uso la imaginacién, es conveniente que en la fotografia o pelicula mental que haga- mos (en la «visualizacién») haya un componente de absurdo, o clerto elemento de jocosidad, que haga més firme el re- cuerdo, D) Sin limites Un Ultimo aspecto que se ha de poner de relieve es que ho existe ningun limite para la exageracién, para el movimiento 0 para la rareza. Cualquier cosa, por extraordinaria que sea, incluso si pa- rece ridicula, puede y debe meterse en la visualizacién, si resulta Util para recordar. No ponga limite ninguno a la exageracién. Tampoco lo ponga a la rareza, y menos al movimiento. Si usted, por ejemplo, tiene que imaginar los conceptos agasolinay y «cerillay, no dude en imaginar un enorme bidén de gasolina y una enorme cerilla que producen un gran fuego. Esto, desde luego, no seria nada deseable en la realidad Pero lo que usted quiere es recordar, no producir un incendio, Y para recordar bien, ponga en su imaginacién un gran in- eendio. Por lo demas, podra haber observado el lector que en cierto sentido esto es lo que sucede en los efecios especiales de las peliculas, en los anuncios publicitarios, o en cualesquiera tras formas habituales de llamar la atencién del puiblico. Los anuncios, las peliculas, exageran hasta lo casi increible “quello que se quiere poner de relieve. No dudan en acercar 4 nuestra vista, siempre que sea posible, los productos que quieren vender, o aquello que quieren manifestar, en un rapido movimiento, Y si ademas la escena resulta rara, mejor que mejor Lo mismo pasa con la mnemotecnia. Se trata de visualizar bien lo que se quiere meter en la cabeza; de ponerlo en un movimiento vertiginoso, y a ser posible, de crear, con la ima- ginacién, algtin desastre, algo inusual, o poner un toque hu- moristico: cualquier cosa que ayude a recerdar mejor. Estas tres reglas no son absolutamente esenciales, pero afian- gan mucho la memoria. Se puede recordar algo simplemente imaginandolo, aunque no sea en movimiento o en grands: basta con usar la imagi- - 37 nacién. Pero es muy util acostumbrarse a sequir las reglas, porque afianzan el recuerdo. Pueden afiadirse otras reglas, pero menes generales que 4stas. Iran saliendo a lo largo de este libro, mds adelante, en su lugar propio. Porque reglas para recordar mediante la imaginacién hay cientos, ya que cualquier imagen puede ex- trapolarse. Por ejemplo, para recordar ntimeros se emplean técnicas un tanto diferentes que para recordar listas de cosas, o nom- bres propios Aqui hemos recogido sdlo las que mas ayudan al mero hecho mental de la imaginacidn: las reglas mds generales, en cuanto que son aplicables a todas las aplicaciones mnema- técnicas, sin perjuicio de que haya personas que puedan conocer 0 crear otras, quiza para ellos mas eficaces. Por ejemplo, Tomas de Aquino da las siguientes pautas para recordar bien (en Summa Theologica, II-Il, a. 48, a. 1, utrum memoria sit pars prudentiae): poner amor y esfuerzo en lo que se quiere recordar: poner lo que se recuerda en lugares prefijados; poner ejemplos adecuados a las cosas que se han de recordar, y repasar frecuentemente. (Como se puede apreciar, aqui sdlo es mnemotecnia propiamente el tercer punto, porque lo que la imaginacién hace no es otra cosa que concretar la idea en una imagen. No obstante, las demas reglas, que forman mas bien parte del arte de pensar que del de memorizar, no dejan de ser validas.) Por tltimo, quisiera desengafiar al lector que piense que empleando, cualquiera que sea, el método de la mnemotecnia conseguird un recuerdo imperecedero o imborrable. Nada de eso, Puesto que la imaginacién encuentra su soporte material en la cabeza (an la «quimica neuroldgica»), y este soporte es fisico, dado que nada material es eterno, el recuerdo tampoco le sera. Nada hay material que subsista eternamente en la misma forma, sin descomponerse; por tanto, el recuerdo, que nosotros 38 procuramos «matenalizars con un acto de la imaginacién, aun- que dure mucho, ne por ello es para siempre, ni siquiera para loda la vida. En consecuencia, es claro que la repeticidn es como con- justancial a la memoria. Ninglin habito hay que se consiga sin trabajo, sin repeticién de actos. No por conocer el arte de la memoria se elimina el trabajo de repetir. Pero habré que repetir mucho menos, y eso es de lo que se trata. Ciertamente, la repeticién no es propiamente mnemotecnia, pero es como consustancial a la actividad humana. Y puesto que memorizar es un acto humano, también para memorizar hay que repetir. 39 Un poco de practica Para empezar de una vez con la practica concreta de la mnemetecnia, vamos a ejercitamnos por vez primera. Ya hemos dicho que memorizar es primeramente un habito, algo as{ como aprender a andar, a jugar al tenis, a esquiar, oa montar en moto. Todo el mundo es capaz de hacerlo, pero se ha de tener en cuenta que para ello hay que practicar. Si no hay practica, y sino se ejercita esta potencia, o no se aprende realmente, 0 se olvida con facilidad. Ademéas, la facultad de memorizar (de imaginar, o visuali- zar) se atrofia sino se usa, como cualquier otra. Una vez que, en los capitulos antericres, hemos visto los principics mds esenciales y basicos de la mnemotecnia, co- Tresponde ahora comenzar a aplicarlos de un modo sistema- tico, que permita ordenar los recuerdos conforme a las exi- gencias de nuestra voluntad. El primer mecanismo, que es extraordinariamente sencillo, y al mismo tiempo indispensable para poder servirse de la visualizaci6n de un modo racional, es el que podriamos de- nominar de encadenamilento menial, El encadenamiento mental es algo espontaneo, que surge inmediatamente en la cabeza, a partir de lo que hemes estu- diado en el capftulo anterior. 40 a - Consiste en lo siguiente: Supengamos que queremos recordar la siguiente lista de palabras: 1. caballo 5. caiman 9 gasolina 2. rosa 6. zapata 10, querubin 3. almacén 7. boda 4. teléfono 8 carpa Segtin las técnicas que antes hemos aprendido, queda claro que es absolutamente esencial formar una buena visua- lizacién de las cosas que queremos recordar. Queda claro fambién que es estrictamente necesario que estos objetos sean de un tamafio extraordinariamente grande, y siempre deben estar en movimiento. Si ademas la visualizacién que realicemos es suficientemente jocosa, o extrafia, por supuesto que mejor que mejor. Empecemos pues con nuestra tarea. La primera palabra ee cabalio-Es muy facil imaginar un caballo. Todo el mundo ha visto un caballo alguna vez. Le que es importante es que ahora imaginemos un corcel enorme, precioso. Ha de tener el eolor que mas llame la atencién para que conservemos la imagen de caballo en la cabeza. Para imaginar bien el caballo debemos imaginarlo co- triendo; por ejemplo, corriendo en cfirculo, dando vueltas al- rededor de un picadero. Y asi tenemos ya la primera visualizacidn, la visualizacién de caballo. Ahora, hemos de conectar la idea de caballo con la idea —de roca. Es extracrdinariamente facil. Imaginemos que nuestro caballo esta dando vueltas por el picadero, y de repente se fija en una rosa que existe cerca de aquel lugar donde esta cabalgando. Y se fija en ella de tal Manera que —pongamos por caso— cae al suelo, La rosa, naturalmente, no es una rosa cualquiera; es una fosa enorme, preciosa, muy olorosa; tiene un color intenso, y 41 s@ mueve agitada por el viento. El caballo, atraido por ella) empieza a comérsela. Ahora hemos de olvidar la idea de caballo, y empezar fijames en la idea de almacén, puesto que es la siguienti Palabra con la que debemos hacer una visualizacién. Una posibilidad seria, por ejemplo, que la rosa deja de sel una, y pasan a ser muchas; una ingente cantidad de rosas que llenan el almacén, En este punto. la visualizacién puede no ser muy fuerte; pero es suficientemente clara como para recordar el siguientt tema almacén. El cuarto objeto que hemos de visualizar es teléfono. bien, hemos de visualizar la idea de teléfono en relacién con Ja anterior, ealmacén». Y para ello debemos ponerlos en rela cién visual Podemos imaginar que el almacén que estaba lleno de rosas tiene un enorme teléfono. Pero este teléfono, para re cordario bien, debe ser un teléfono especial, que tenga alga peculiar. Por ejemplo, puede ser un teléfono de oro. O teléfono enorme de marfil o de varios colores. Asi, imaginan un teléfono estrafalario, lo imaginaremos mejor. ¥ lo recorda remos mucho mejor todavia si en la visualizaci6n ponemos! un elemento actistico, como puede ser el hecho de que, des= pués de haber pasado por el almacén lleno de rosas, suene el teléfono, y al sonar vibra. La siguiente palabra que hemos de recordar es la voz caiman Es muy facil poner en relacién a un caiman con téiéiono. No porque los caimanes llamen por teléfono, sini porque, como son bichos irracionales y altamente voraces nuestro precioso teléfono, que era de oro, se pierde en la) barriga del caiman: imaginaremos, por supuesto, que e] caiman se come al teléfono. Puesto que nuestro teléfono era enorme, resultara entonces que el caiman debe tener una boca de gigantescas propor- Giones. Lo cual nos viene muy bien, porque asi nuestro teléfono desaparece con mayor facilidad. ) La siguiente palabra que hemos de recordar es la voz za- fo. Supongo que no habra visto el lector un caimén con patos. Pero en este caso, para mejorar la visualizacién de ello que queremos recordar, es estrictamente necesario se imagine que nuestro caiman tiene zapatos. Y ademas cualesquiera zapatos, porque eso, aunque de por si ya es Db, no es suficientemente raro. Hace falta que sean unos: patos de payaso, de payaso de circo o de algo asi Por isa del calzado, el caiman apenas puede moverse, y nos- ros podemos recordar la voz «zapatop. Poner en relacién la voz «zapatos con la siguiente palabra, N este caso boda, todo ello partiendo del caiman, resulta nbién bastante facil Siempre hay alguna visualizacién para da caso concreto. _ Podemos imaginar que el zapato es robado por alguien e, vestido de novio, lo necesita para su propia boda. Asi, el jovio mata al caiman, le manga e] zapato, y se lo lleva para boda, porque no tiene ningdn otro. Comprendo que esto es absurdo, que no tiene légica y que no lleva a ninguna parte. Pero hay un sitio al que si se llega mediante esta visualizacién: a recordar que, después de lapatos, hemos de traer a la memoria la voz abodas, que es ecisamente lo que queriamos. Despues de boda hemos de recordar carta Nada més facil. Imaginemos que a la salida de la ceremonia, novio, que ya habla robado los zapatos al caiman, ahora nirega una carta a la novia Por ejemplo, una carta de amor, 9 que resultaria muy propio. Ahora bien, si la carta que ima- amos es una carta pequefia. o un sobre normal, seré dificil @ después recordemos que a la voz «boda» sigue la voz ‘acartay. _ Par ello, es necesario que el sobre que contenga una carta de amor sea tan grande como el novio, o que haya que traer Ja carta en un camién. Al fin y al cabo, se espera esto del @norme amor del novic. Exagerando el tamafio de la carta, recordaremos la palabra carta. 43 La carta hemos de ponerla en relacién con la gasolina. Para ello, pedemos imaginar que la carta provoca un inmenso incendio, por cuanto ha side embadurnada de gasolina. Ciertamente, la gasolina sola no arde. Se requiere que haya algo que la incendie. Pero enseguida viene a la imaqi- nacién —y con ella a la visualizacién— la idea de que la gasolina sirve como un energético que se basa en el fuego. Por eso, aunque lo que queremos recordar no es dlaman, ni «fuego», para traer a la cabeza la idea de «gasolinay es mejor imaginar la gasolina ardiendo. ¥ asi llegamos al tiltimo punto de nuestra visualizacién de diez palabras, que es la palabra querubin. Puesto que nuestra carta estaba ardiendo, podemos ima- ginar que un querubin apaga el fuego. Quienes normalmente apagan los fuegos son los bomberos, no los querubines. Pero esto es lo extraordinario de la historia: un angel baja del cielo, y apaga el sobre que estaba ardiendo por causa de la gasolina, sirviéndose de alguna manguera celeste o algo asf. Eso, puesto en la visualizacién, ayuda a recordar cual es la Ultima palabra del encadenamiento que hemos querido realizar: querubin. Como se habra podido wer, para recordar estas diez pala- bras hemos empleado una técnica bien sencilla, y que deriva directamente de lo que aprendimos en el capitulo anterior. En el fondo, la mnemotecnia no es mds que esto. Tado lo que hemos de aprender en este libro de aqui en adelante deriva de Ja sencilla técnica de la visualizacién, si bien que complicandola cada vez segiin cual sea el sentido que que- ramos dar a cada cosa que queremos recordar. La visualiza- cién se emplea de una u otra forma en funcién de qué sea exactamente lo que queremos recordar: una lista de palabras, la guia telefénica, el «Espasa», una asignatura, un conjunto de datos, nuestra agenda del dia, o cualquier otra cosa. Para comprobar la eficacia del método, y siempre que usted haya realizado adecuadamente las visualizaciones, cierre ahora el libro, y péngase de nuevo cerca del famoso caballo 44 = que daba vueltas al picadero. Y desde el caballo hasta el querubin, repita la historia que haya formado en su propia cabeza. De este modo podra comprobar cémo, aunque el método sea en sf estrafalario, grotesco, resulta util —racional— servirse de Ja imaginacién para recordar. Lo que antes hubiera inten- tado memorizar simplemente repitiendo y repitiendo y repi- tiendo una serie de palabras, ahora, en cambio, de una sola vez, y mediante una visualizacién adecuada, no sdélo ha con- seguido repetirlo, sino que ademas lo conoce por su orden. El proceso que nosotros hemos limitado para los efectos practices de la ensefianza a sdélo diez palabras, puede seguir hasta llegar a convertirse en una cadena interminable. Usted mismo puede hacer la prueba con cualesquiera otras palabras o conceptos que quiera recordar segiin un sistema ordenado., En todo caso, es muy importante que siga practicanda, Que se ejercite. Para ello, intente memorizar, por los medios antes expuestos, la siguiente lista de palabras: tea hielo pie heno ajo taza humo oca aro huevo No siga adelante hasta saber estas palabras de memoria y por su orden. Por ejemplo, puede haberse seguido estos caminos: — Imagine una gran tea. Enorme. De proporciones des- comunales. Increfblemente calurosa. Gotea aceite, y quema. _ — Ahora muévala un poco con la imaginacién. Es facil con la imaginacién puede uno mover cualquier rasca- cielos. 45 En segundo lugar, meta la tea en el heno. Pero no en cualquier heno. En un trozo enorme de heno. Muy grande. Naturalmente, el heno empezardé a arder. Esto producira humo (en su imaginaci6n, claro), Huélalo: se puede. El humo que usted imagina necesariamente debe ser un humo negro y espeso, pues asi lo imaginara mejor, Siga las reglas de la correcta imaginacién: exagerar, y mover lo imaginado. El humo negro por si solo formara grandes aros (de hume) en el cielo. Aros que se mueven mucho. Estos aros rodean a una inmensa barra de hielo. O mejor todavia: se convierten ellos mismos en gélido hielo. Un hielo muy dure, y que pesa demasiado para ser movido con la imaginacidn. Encima de ese hielo, que usted «ve con los ojos de la mentea, hay un enorme ajo. Un ajo a la vez pestilente y grandisimo. Y por eso mismo, mas pestilente. Un ajo que hace llorar. El ajo es comido por una oca, La oca es un animal que anda mal, asi que imaginela moviéndose: andando o comiends destartaladamente. La oca pone un huevo. Pero, para recordar mejor el «huevo», vamos a imaginar que el huevo puesto por la oca es de color naranja. Desde luego, ningu- na oca pone huevos grandes como naranjas, ni de co- lores, pero da igual; lo que queremos es recordar «hue- vo». Y para eso sf son utiles los enormes huevos de colores. El huevo es pisado por un pie. El pie, al pisar, arma un cisco tremendo, porque es muy grande, y salta toda la yema del huevo. Finalmente, para limpiarse, el pie hay que meterlo en la taza. Una taza de tamafic pie, o mas grande atin, que no tiene forma ordinaria: tiene ferma de pie. Si ha sequido bien todos estos pasos con la imaginacién (los ojos de la mente), ahora se encuentra en condiciones de recordar perfectamente, Haga la prueba: repita una por una todas las cosas que ha aprendido, y no siga adelante hasta haberlo hecho. 4Lo ve? No era tan dificil. Todo era saber cémo hacerlo. Ahora pruebe usted solo con los siguientes grupos de pa- labras, No continte Ja lectura hasta haber recordado todas ellas, en cada grupo de ejercicios: dedo tuna dama toro nata enano anima noria moto mono momia moro rata rana remo horario tela toga dique tv anillo honge nicky novia miel mago hamaca mafia rulo reja arca rifa tapa nicho napla mesa mapa rosa arpa lazo 4T Come habra pedido comprobar, aunque superar esta prue- ba le ha supuesto un trabajillo, no era tan dificil. [Ha podido! Y antes, probablemente ni siquiera cuando sofiaba, pensaba que seria capaz. Aisladamente considerado, este ejercicio es una tonteria: vale para poco mas que para impresionar a los amigos, o como ejercicio mental. Pero veremos que, en conexién con otras ideas ttiles, puede dar buen resultado para cosas que si tienen sentido. Puede decirse que toda la mnemetecnia se apoya en el perfeccionamiento progresivo de la habilidad que con este ejercicio acabamos de poner en practica. En el arte de me- morizar, casi todo es desarrollo de esta simpleza, Lo que ocurre es que, complicando las cosas, esta técnica bdsica puede ampliarse enormemente, y ofrece, combinada con otras habi- lidades, una gran versatilidad para recordar. Es muy importante que de este ejercicio mental lleque a hacerse casi un habito, un estilo de pensar. Para eso, no hay mas camino que ejercitarse, durante todo el dfa, y en este momento un poco mas. Aprenda también la lista siguiente, y no pase al siguiente capitulo hasta que esté completado su aprendizaje con fluidez: lata gorro coco Jana gallo calé lima jugo copa loro Jaca vaso lila gata foto lago gubia vino laca casa vim llave cote vara lupa cuna vela gasa cama faja gato carro. vaca iguana cola fofa gema caja faba 48 peso perro pavo pato pelo pipe pina paje tesis puma pico Una vez hecho el esfuerzo de aprender las mencionadas palabras, le revelaré, si es que no lo ha deducido ya, que entre las imagenes anteriores hay mds relaciones que las puramente casuales que usted haya podido figurar. Son un cédigo de palabras extremadamente titil para apren- der mimeros. Pronto se lo ensefiaré a usar. De momento, un poco de paciencia: lo importante es ir practicando poco a poco. Si de verdad domina ya la anterior lista de cien pala- bras, podemos decir que se ha ganado su «cinturén amarillo» en el arte de memorizar. & 2 Practica 4.1 Memoricense, utilizando la técnica antes ensefiada, las si- guientes palabras: capén caja percherén rosario carpeta tractor fdolo: cTuz camino Rey Mago escopeta automévil estampa cama bicicleta archivo bastén jamén. libro orinal Practica 4.2 Memoricense también las siguientes palabras: papel asiento ttinel boina ave banderilla bueanero romano fisica misal teléfono colegio demonio cédigo fundacién cristal rotulador diccionario disco casete Practica 4.3 Memoricense también las siguientes palabras: mesita cerradura pueblo introduccién escaparate periddico papelera banquero televisién manguera pino merienda interruptor avidn rey empedrado caiman médico cielo bebé 52 La técnica de los lugares Como se habré podide observar en el capitulo relativo a Ja historia de la mnemotecnia, la técnica mas antigua empleada para memorizar es la de los lugares: servirse de lugares pre- ‘iamente conocidos para recordar otros temas menos cono- cidos. Es la técnica mas antigua que se conoce de visualizacion ordenada. Este sistema mnemotécnico se remonta, por lo menos, a quinientos afios antes de Jesucristo. Fue el sisterna mas popu- lar de memorizacién hasta que, mucho mas tarde, en el si- glo xvi, aparecieron otros mecanismos de memorizacién or- denada de los que hablaremos mas adelante. Practicamente puede decirse que la historia de la mnemotecnia, que nace junto con la oratoria y como una parte de ella, esté unida también a la técnica de los lugares. La historia que ya hemos comentado de Siménides de Ceos es un ejemplo perfecto de lo que ahora queremos decir. Es bastante razonable: si, como hemos dicho, la parte mas importante de la mnemotecnia es aquella que tiende a servirse de «los ojos de la menten (esto es, de la imaginacién en cuanto que es capaz de visualizar), cuando buscamos el modo de realizar una memonzacién ordenada, nada mas légico que colocar los diversos recuerdos en funcién de lugares que previamente ya conocemos. 83 YY es que una de las cosas mas faciles de recordar mediante la vista es un lugar. Todo lugar esta determinado por coorde- nadas espacio-temporales muy especificas, y normalmente muy conocidas por aquel que hace uso de su imaginacién. Todo el mundo recuerda con gran facilidad su casa, la casa de sus padres, la casa de sus abuelos, o la vivienda de un amigo. Mucho major todavia, recuerda los lugares turisticas que ha visitado, o las calles de su propia ciudad. Por ego, no es extrafio que, a la hora de ordenar una visualizacién concreta y determinada, se busque conformarla con arreglo a la dis- posici6n ya existente de otras visualizaciones que existen realmente en el espacio, Y, por tanto, sirviéndose de lugares (que ya existen, no sélo en la imaginacién, sino también en la realidad) Personalmente, creo que esta técnica es muy util, No hay por qué pensar que los antiguos —o, por mejor decir, los clasicos—, que son los padres de nuestra civilizacién, han cometido errores de bulto. No es asi. Sus técnicas eran alta- mente eficaces, y funcionan todavia hoy a la perfeccidn, Lo que ocurre es que, andando el tiempo, también el arte de la memoria se ha ido puliendo, mejorando; y ello aunque haya sido cultivado sélo por minorfas. Por eso, en la actualidad, sabre todo por la aplicacién del cédigo de numeros (el cual, como veremos en otro capfiulo, resulta muy util para todo lo que sea memorizar con orden), puede decirse que hay menos personas que utilizan la técnica de los lugares (la idépica). Aunque hoy dfa puede considerarse que no es la técnica mas evolucionada, entiendo que es obligatorio exponerla. Pri- mero, porque es la mas antigua. Sequndo, porque es la mds simple, y por tanto la que resulta mas natural. En tercer lugar, porque da éptimos resultados, como ha quedado dicho. Y en fin, porque habré personas que prefieran ésta y no otras téc- nicas mds rebuscadas, Ademas, puede complicarse también ella misma cuanto se quiera, y es —me parece— la visualizacién mas indicada 54 a para los que quieran memorizar discursos. Para la oratoria no hay nada mejor. Mediante esta técnica, lo que se pretende es ya no sdlo recordar una cosa, sino algo mas evolucionado: recordar una serie de cosas con arden. Osea, ya no se busca sélo visualizar una cadena de cosas, sino que se trata de proceder a repetir una lista de cosas 0 argumentos seglin un orden, una estructura, previamente es- tudiada y conocida, para que salgan de la cabeza precisa- mente en el momento en que se quiere echar mano de ellas. Antes hemos visto cémo se puede formar una cadena mental de imdgenes que, empalmando una con otra, dan lugar a la visualizacion completa de una serie Pero este modo cencadenado» de proceder, aunque sea el basico, no es el mejor. Sobre todo, porque no es seguro. Ha de tenerse en cuenta gue, incluso contande con una excelente memoria, y aun siendo también verdad que la ca- dena mental es la técnica bésica ¢ insustituible —y por donde hay que empezar—, también es cierto que en cualquier mo- mento algin elemento de la cadena puede olvidarse. Y con 4], todes los que vienen deiras. Por ello, cuando en la cadena mental algun elemento falla, falla también con él todo lo que resta. Siguiendo el ejemplo de las palabras que hemos puesto en el capitulo anterior, si usted se olvida de «aca», resultara que no sélo se olvida también de «gafa» (a siguiente palabra), sino ademas de la enorme cantidad de palabras que viene detras. El sistema inventado por los antiguos para subsanar este error, y de paso para adémas mejorar el recuerdo, es lo que llamo técnica de los lugares. Basicamente, la técnica es asi: Imaginemos que estamos en Madrid. (Si el lector no conoce Madrid, no importa. Lo que importa es que vaya recorriendo lugares que le resulten sobradamente conocidos, y que pueda recordar sin dificuliad. Por ejemplo, las calles de su ad —_ _ 5B natal, o de su vecindario. O cualquier otro sitio, con tal de que sea bien conocido. Aqui se emplea Madrid como podria em- plearse otro lugar. No obstante, fijese el lector en la filosofia de esta técnica. Verd que es muy sencillo.) Imaginemos también que tenemos, por nuestro oficio, que vender un automdévil. Se trata de un vendedor de coches, que quiere vender su producto con eficacia. Podria tratarse de vender cualquier otra cosa: una moto, una lavadora, o un eepillo de dientes. O podria ser cualquier otro oficio. Lo im- portante ahora es captar lo que aqui se quiere decir acerca de la técnica. Pues bien, nuestro vendedor tiene particular interés en no olvidar ningin argumento de los que le pueden servir para incrementar su productividad. Porque asi ganard mas dinero; porque quiere trabajar bien, hacer bien su oficio; o por cual- quier otra raz6n. Ademéas, le resulta muy importante desarrollar los argu- mentos en orden, pues es importante decir primero lo que mas suele impresionar a los compradores. Para conseguirlo, imaginemos que los diez argumentos que se quieren decir, porque son los que sirven para vender mas, son: 1. Nuestra marca tiene el precio mas barato del mer- cado. Le damos 150000 pesetas por su coche viejo, esté como esté. Nuestras condiciones de financiacién son éptimas; es- tan por debajo de los precios de la banca. El acabado de nuestros vehiculos no tiene igual Le regalamos el radiocasete, y se lo instalamos. La garantia del vehiculo es de un afio para la mecdni- ca, y seis para la chapa. Le servimos el vehiculo a medida el color que quiera, Jos asientos que mas le gusten, etc. Los modelos de la competencia son demasiado caros. o o 4 oe 9. Este modelo es e] mejor de la gama. Lo que le han dicho los concesionarios de otras marcas no es del todo cierto. 10. En dos dias le tenemos el coche en la puerta, Estos son los argumentos que se quieren desarrollar. Y precisamente por este orden. Para ello, procedamos asi, como haciendo un recorrido mental por la Castellana. Imaginemos la plaza de Neptuno. Alli esta precisamente.. Neptuno. Es un lugar dificil de olvidar. Y en tal lugar ponemos, encima de su tridente, una peseta. O alguna otra cosa de poco dinero, de escaso valor. Esto nos recordaraé que nuestra marca tiene el precio mds barato del mercado, Pero paravello, es importante que la aso- ciacién mental la hagamos poniendo —como siempre— una peseta bien grande; y a ser posible, que Neptuno se la coma, o la eche a la fuente, o se la tire a un coche, o cualquier cosa que se mueva, y nos recuerde que nuestro coche, el que queremos vender, es muy barato. En segundo lugar, hemos de recordar que Je damas !50.000 peselas por su coche viejo, esié como esté. Para ello, imaginemos precisamente un coche destartalado, auténtica chatarra. Mejor: no uno, sino cientos. Cientos, y muy grandes, Y pongamos estos coches en Cibeles. Como se vera, hos uemos movido desde Nepiuno a Cibeles, lo que tiene un orden légico, que es seguir la Castellana (en este caso el Paseo de! Prado, pero es lo mismo) hacia arriba. Y al llegar a Cibeles, y ver los coches viejcs, como si la Plaza de Cibeles fuera un cementerio de coches, hemos recordado que Je da- mos 150,000 pesetas por su coche viejo, esté como esté. El tercer argumento es nuestras condiciones de financia- cién son 6ptimas, estén por debajo de Jos precios de la banca. Seguimos el mismo procedimiento: de Cibeles nos vamos a Colén, un poco mas arriba. En Colén, que es una plaza muy grande, hay sitio para 57 meter muchas cosas. Pero, de momento, vamos a meter sdlo un argumento. Con el tiempo, podra el lector facilmente meter cientos de cosas, con tal de que conozca bien la plaza El argqumento que tenemos que introducir es: nuestras con- diciones de financiacién son éptimas, estan por debajo de los precios de ja banca. En realidad, son dos argumentos en uno, como se habra deducide ya. Pero estén tan conectados que puede hastar con una sola imagen. Imaginemos, por ejemplo (usted puede introducir la imagen que quiera, no necesariamente la que yo le propongo), que de la fuente de Colén, en vez de agua, salen billetes. Un mont6on de billetes, a gran velocidad Esto nos recordard las condiciones de financiacién. Pero si ademas queremos hacer ver que estamos por debajo de los precios de la banca, nada més facil que, encima de la fuente, imaginar un banco. Ya estamos por debajo de los precios de Ja banca. El cuarto arqumento es el acabado de nuestros vehicules no tiene igual. Para recordar ordenadamente este argumento, nos vamos un poco més hacia arriba por la Castellana, llegando hasta el Puente que cruza desde la calle Serrano hasta la glorieta de Rubén Dario. Es un lugar muy sefialado. Pues bien, imaginemos que debajo del puente se ha insta- lado una industria de tapiceria de coches. Hay muchos traba- jadores tapizando y enmoquetando los vehiculos. En si, esto es algo completamente imposible, porque se trata de una via ptiblica, de mucho tréfico, que no puede obstruirse, y sobre la cual no ha lugar a que se instalen in- dustrias. Pero da iqual. Con la imaginacién vale todo. Imagi- nemos la industria de tapiceria, porque al fin y al cabo lo que queremos es recordar, y para eso nos basta. El quinto argumento es le regalamos e! radiocasete, y se Jo instalamos. Y para recordarlo, buscamos un nuevo lugar. El mas légico, segun el sistema que nos hemos trazado, sera la plaza de Emilio Castelar. Era Castelar hombre de facunda oratoria, y de bigotes tan notorios como su palabra. Asi que sirvamonos de la posibilidad de colgar de sus prominentes mostachos el argumento que queremos recordar: la radio. Imaginemos que una gran radia cuelga de los pelos de don Emilio. Una radio extratble, cuya asa esta atada a su bigote. Ademas, como no sélo le regalamas la radio, sino que se Ja instalarnos, podemos imaginar que el propio don Emilio, con toda su pompa, baja de su gloria para instalarla. Y asi sequiros adelante. Pasemos al sexto argumento. Se trata de afirmar que Ja garantfa de! vehfculo es de un afio para la mecdnica, y sels para ja chapa. El lugar mds légico para meter este argumento es, en este caso, y siguiendo hacia arriba por la Castellana, la plaza del Marqués del Duero (Martinez Campos), De nuevo, no es muy dificil. Por ejemplo, podemos imaginar un coche que choca contra la estatua ecuestre del general. Y el coche no tiene garantia, En cambio, otro coche pierde una rueda, y choca también Este ultimo si tiene qarantia, porque la averfa, en principio, fué mecanica: un defecto de fabricacién, Y, finalmente, un ter- cer coche esta aparcado, con las luces encendidas. Y lleva un mimero aseis» en el techo. Este, con la lluvia tan intensa que eslé cayendo, queda dafiado en su chapa, la cual se oxida. Y también tiene garantfa, precisamente durante seis afios, el plazo marcado en el techo. Todavia quedan cuatro argumentos por desarrollar: le ser- vimos el vehiculo a medida: el color que quiera, los asientos que le gusten, etc; los medelos de la competencia son dema- siado caros; este modelo es el mejor de la gama: lo que le han dicho los concesionarios de otras marcas no es del tado cierto. Y «le tenemos el coche preparaco en dos dias». Como para este momento ya sabr4 cémo ha de desenvol- verse, ahora le toca pensar al lector. Hdgalo por sf mismo. Caloque estos cuatro argumentos que faltan en los lugares adecuados, con Ja imaginacién, ~ 59 Mi consejo, si sigue por la Castellana —puede no hacerlo—, es que coloque los argumentos, par ajamplo —y por este orden—, en los Nuevos Ministerios, El Corte Inglés {o paso elevado de Joaquin Costa-Raimundo Femdéndez Villaverde), plaza de Lima, y plaza de Cuzco. Todavia le queda la plaza de Castilla, si quiere meter alguna cosa mds, y aun puede seguir hasta Burgos, pueblo a pueblo, curva a curva, o mataa mata, sequin come conozca el camino. Ast funciona la técnica de los lugares. En cada sitio cono- cido se coloca una imagen. Y de este modo, recorriendo los lugares uno por uno, con la imaginacién, se avanza hasta llegar a recordarlo tedo por orden. No obstante, de nada sirve que usted conozea la téenica sino la ejercita. Por ello, le animo a que en el futuro acuda a todos sus discursos sin papel, Servirse del papel para hablar no es elegante en un orador. Lo desaconsejan todos los clésicos, y todos los grandes hombres. Y puesto que, como he dicho, esta técnica es particularmente util para los discursos, en el futuro siempre que tenga que hacer una exposicién oral pre- parela segin la técnica de los lugares. Al principio, da un poco de miedo presentarse sin papel Bueno, pues tenga un guién en el bolsillo, si le da seguridad. Pero no lo use, Vera como, a la cuarla o quinta vez, sale con toda naturalidad. Cuanto més importante sea lo que tenga que exponer en la reunién en la que le corresponda hablar, use menos el papel. Impresionaré mas, y ademas su discurso sera mucho mas fluide y convincente. Es cierto que la cosa requiere un poco de ejercicio. Por esq, antes de pasar al siguiente capitulo, debe hacer la practica correspondiente a éste, hasta que la domine a la perfeccién 60 Practica 5.1 Imagine que trata de convencer a un amigo de que su profesi6n —médico— es la mas importante del mundo. Me- morice los argumentos con arreglo a la técnica descrita. Use cualesquiera lugares que tenga por convenlentes. Lo impor- tante es que sean conocidos para usted. Una vez memorizados, repitalos, hasta que la cosa salga con total fuidez. Los diez argumentos que hay que desarrollar son los si- guientes: 1 2 Sin la medicina, todes estarfamos muertos. El hombre necesita del médico desde el momento mismo de su nacimiento, El médico es el hombre que mas ejercita la piedad de cuantos existen en la sociedad, porque su trabajo es sdélo para los demas. La medicina no séle ayuda a vivir, sino que ayuda a soportar el dolor. No sdlo el cuerpo necesita de la medicina, sino tam- bién la mente. La medicina es socialmente educativa, porque ayuda a cultivar las virtudes fundamentales. sere —,] 10. La humanidad debe mds a Fleming que a Napoledén. Porque el primero ha salvado muchas vidas, mientras que el segundo ha llevado a muchos a la muerte. La medicina no es un arte cualquiera. Requiere una educaci6én esmerada —6 afios—, especializacién, y formacién continua. Histéricamente, sélo han sido grandes los pueblos que han contado con grandes médicos, y grandes ingenieros. El médico y el sacerdote ayudan a bien morir. ¥ ello es grande, porque la buena muerte es lo que da sen- tido a la vida. 62 Practica 5.2 Haga ahora una nueva prueba con estos otros argumentos retéricos: Intente convencer a alguien de que el dinero no es lo mas importante que hay en el mundo. Memorice los argumentos, y otra vez lo mismo. Es importante que domine progresiva- mente este arte. Los siguientes diez argumentos son los que hay que de- sarrollar, I. Hay muchos tontos que tienen dinero. Ello quiere decir que no se requieren especiales cualidades para ser rico. 2. La riqueza ha ahogado a muchos en el vicio. 3. El hombre nace para dar gloria a Dios. Por tanto, pues- to que Dios tiene todo el dinero del mundo, no es necesario ser rico. 4. La pobreza ha sido alabada por Jesucristo. No asf la riqueza, la cual mas bien ha sido denostada por El 5. Ser rico no es tener muchas posesiones, sino estar atado a las cosas. Por eso, la riqueza no es mala en st, sino en cuanto que ata a las cosas. a - 63 64 10 Para vivir dignamente en sociedad, basta con lo ne- cesario. Asi pues, no es necesario ser rico. Incluso desde el punto de vista de la vanagloria, hay cosas mas interesantes que el dinero: honra, poder... #1 lujo ha perdido y derrumbado a las més importantes civilizaciones. Es el inicio del fin Los hombres ricos tienen muchas cosas de que pre- ocuparse. En cambio, los pobres viven tranquilos, aun- que no tengan. Es cierto que la pobreza ha generado muchos resen- tides, pero eso es por la injusta desigualdad, no por la pobreza en si. Practica 5.3 Por fin, como tercer ejercicio, ordene mnemotécnicamente los siguientes diez argumentos que se han de utilizar para convencer a un amigo de que deje de furnar, No importa si fuma usted mismo. Lo que importa es dominar la técnica de memorizar argumentos con total fluidez. Ast ha de seguir adelante, siempre que procure memorizar un discurso. Volveremos sobre este asunto, desde otro punto de vista, en el siguiente capitulo. Pero de momento, con esto basta. Bienvenido, querido amigo, al club de la oratoria clasica. Los argumentos son los siguientes: 1. El fumador es, en e] fondo, un suicida. Fumar es morir lentamente 2. El fumador molesta a los demas, que no quieren oler su tabaco, El fumador apesta a tabaco todo el dia Fumar es caro: es tirar el dinero, ademas de la salud. El fumador es gorrén. Siempre anda pidiendo tabaco. Hay oscuros intereses econdémicos detras del tabaco, Fumar es sucio: obliga a limpiar las calles y las casas. I Chm Go = - “65 66 8 El fumador lo pasa mal: cuando no lleva tabaco encima, astd ansioso por conseguir un pitillo. 9. Al final de la vida, tendrés que dejar de fumar, por razones de salud. 10. El fumador da mal ejemplo a los nifios. Cémo preparar y aprender un discurso En el capitulo anterior hemos visto el mecanismo de que se sirve la memoria para recordar ordenadamente, tomando como punte de referencia lugares previamente concebidos. Ahora vamos a tratar de aplicar esa lécnica al mode como ha de aprenderse un discursa, siguiends los pasos antiquos, pero no por ello menos seguros, de Cicerén. Este no es un libro de oratoria, ni de retérica, por lo que no nos detendremos en estes asuntos més de lo necesario. Sélo haremos una exposicién mas exhaustiva cuando llegue- mos a la necesidad de la memorizacién del discurso, como mas propia de un libro como éste. No obstante, la retérica es como un arte anejo ala mnemotecnia, y no puede faltar por lo menos una breve referencia a este tema, Todo el mundo en alguna ocasién ha tenids necesidad de preparar un discurso. Unos, para pasar un examen. Otros, por- que tienen por profesién la venta y necesitan contar con argumentos dispuestos ordenadamente, que les sirvan para convencer al posible comprador de las razones que son mas justas para comprar el producto que ofrecen. Y, en fin, cual- quier persona que haya tenido que enfrentarse a la necesidad de hablar sin papel ha sentido de mado claro y vehemente la exigencia de contar con una buena memoria Hoy, dada Ja escasa calidad de la mayoria de los modemos 67 oradores, no es causa de desdoro para el discurso e] servirse del papel Muchas veces, en la televisién. y en los demas medios de comunicacién, es frecuente ver cémo los lideres politicos, los abogados, y muchas otras personas que tienen per profesién el] hablar en publico, simplemente leen lo que tienen que decir y basta, Hasta tal punto es frecuente esta situacién que, cuando una persona pronuncia un discurso sin servirse para nada del papel, resulta impresionante. No obstante, y con mucha raz6n, leer o siquiera servirse de] papel no siempre ha sido considerado como una forma valida de presentarse diqnamente ante un auditorio. Entre los oradores clasicos —y en este apartado hay que inciuir a todos los grandes de la oratoria—, servirse de notas para pronunciar un discurso era considerado motivo suficiente para descalificar automaticamente al orador. Parte esencial de la formaci6n de cualquier conferenciante siempre ha sido, segtin los caénones clasicos, el ser capaz de hablar sin leer. No tengo ninguna duda acerca de que si los maestros de oratoria que la historia ha producido se acercaran a nuestra &poca para valorar cémo son los oradores que nos circundan, censurarian nuestros dias como propios de paletos. Dejando aparte estas consideraciones, resulta que hay mu- chas personas que tienen que hablar en piblico en alguna ocasién, y que, aunque no son politicos, también necesi- tan impresionar. La polftica es actividad propia de muy po- cas personas. En cambio, la necesidad de hablar en ptiblico, o de aprender un discurso, puede surgir por causas muy diversas. Puede tratarse de la intervencién en un Consejo de Admi- nistraci6én de cualquier empresa; de una intervencién en la televisién; de algunas palabras por la radio; de la necesidad de vender un coche: o de cualquier otra razén. No hay por qué esperar a las ocasiones grandes para Mmemorizar un discurso. Més atin: memorizar lo que se ha de decir debe ser como un habito para todo aquel que tenga que hablar ante cualquier auditorio, aunque sea reducido, 68 Parece dificil, y en cambio resulta que es muy facil, y se consigue un efecto retérico muy favorable sobre el auditorio. Si aprenderse un discurso fuera algo especialmente dificil, o det todo complicado, no formaria parte de lo que se ha de aprender en este libro. Por eso, en este capitulo, aprovechando lo que hemos aprendido en el anterior acerca de cémo hilvanar argqumentos Ordenadamente sirviéndonos de lugares, vamos a estudiar eémo hay que hacer para preparar un discurso que resulte eonvincente (siempre sin papel). Las variables retéricas Con un discurso lo nico que se pretende es convencer. La retérica (0 arte de convencer) da lugar a la oratoria, que ®s aquella parte de la retérica que se ocupa de cémo con- vencer a otras personas mediante un discurso. Hay otras formas de convencer (otras formas de retérica), disiintas del discurso, de las cuales la mas sefialada y moderna es la que llamamos «publicidad». Como cuando sufrimos el bombardeo de compre xxx, que lava mds blanco: lo que pretende el publicitario es convencernos de que debemos comprar. Pedemes llamar «variables retéricas» al conjunto de las diversas circunstancias retéricas que pueden darse en la pro- nunciacién de un mismo discurso. Todos tenemos la experiencia de que un mismo discurso resulta muy distinto en funcién no sélo del tema de que se trate, sino ademas en funcién de quién escucha, y de quién pronuncia e] discurso. Est4 claro que no es lo mismo hablar de el Principio de Arquimedes que de cémo atar moscas por el rabo. Es decir; el tema determina el tono, el contenido, la seriedad del asunto, etcétera. As{ pues, una primera variable es ésta: el tema que se ha de tratar. ] 69 Una segunda variable es quién pronuncia e! discurso, quién habla. Esté claro que no es lo mismo que un discurso pronuncie un parlamentario que lo pronuncie un locutor de televisién. Los mecanismos que han de utilizarse para com vencer son muy diferentes. Cada uno debe adaplarse a la propia circunstancia. Y en fin, la tercera variante es cudl as el atiditorio: quid, componen Ja audiencia. También esta muy claro que no lo mismo dirigirse a nifios de doce afios que a viejos de no venta. Las cosas habré que plantearlas de manera muy d rente. Estas tres variables se presentan siempre, y son como las coordenadas que determinan en qué términos ha de plan= tearse el discurso, Siempre hay un factor de indeterminacién en estas coor- denadas, que no se resuelve hasta el momento en que ya s¢ esta hablando. Aunque uno haya preparado mucho un dis curso, © una intervencién en publico, luego, cuando llega eff Momento de pronunciario, resulta que hay circunstancias qu uno no habia previsto. Sencillamente, porque es imposib! preverlo todo. Por eso, es doblemente bueno no llevar discurso escrito: porque quien lo lleva escrito esta atado a lo que ya preparé, y por tanto no puede adaptarse a las cir. cunstancias. Pero quien memorizé las ideas que se han de desarrollar en e! discurso, puede cambiarlas en cualquier! momento. De entre las tres variables retéricas, la mas importante es: sin duda esta ltima quién escucha. Para convencer, lo primero que se ha de tener en cuenta es a quién se ha de convence: No es lo mismo convencer al jefe de que somos su mejor: empleado que a nuestra novia de que es la mas hermosa d las mujeres. No se habla igual a un militar que a un médi No se habla igual a una mujer que a un hombre. No se habla; igual a un amigo que a un desconocido. Por eso, a la hora de preparar el discurso, es determinante quién esté llamado a escucharle. 70 La segunda variable retérica en importancia es quién habia. Y la prueba es ésta: si Julio Iglesias va a un estadio de fatbal a hablar de «la técnica del mus», el estadio se Nena Si en cambio va un técnico en mus, pero a quien no conoce ni su padre, el estadic queda vacfo: tendraé que preparar su rollito para disertar en alguna pefia, y aun asi habra que ver si acude alguien. Por otro lado, un técnico no habla igual que un pollti- co. Del técnico se espera un discurso lleno de ciencia; del politico, leno de palabras, y vacio de conceptos. Asf es la vida; en funcién de quién habla se determina en gran medida qué va a decir. La tercera y menos importante de las variables (lo que no quiere decir que no importe nada) es el tema: aquello de lo que se va a hablar. En la preparacién del discurso, sin embargo, es esta varia- ble la que se lleva mas tiempo. Porque ni sé puede cambiar la audiencia, ni puede uno convertirse en una estrella de la hoche a la mafiana. Preparar un discurso es, sobre todo, pre- parar el tema. Siempre, al preparar cémo se ha de tratar el tema, la pers- pectiva de todo han de ser las anteriores variables: quién escucha y quién habla. las cinco fases de la preparacién del discurso La preparacion de cualquier discurso puede decirse que tiene cinco fases; la recopilaciédn de los argumentos que han de hacerse valer (invencidn): la puesta en orden de estos ar- gumentos segun el sistema que resulte mds convincente en funcién del auditorio, del conferenciante y del tema (disposi- cién); la practica de lo que se ha de decir antes de pronunciar el] discurso mismo, para ver cémo resulta (elocucidn); la me- morizacién del discurso, para que no haya necesidad de papel _ TL y sf haya fluidez en lo que se diga (memorizacién), y finale mente el discurso en s{ misrno considerado (pronunciacidn), La invencién Lo primero que se requiere para que un discurso resulte convincente ¢s preparar el conjunto de las cosas que se van a decir. Esto es lo que llamamos invencidn, a partir del latin invenire, esto es, «encontrars: encontrar cuales son los datos y argumentos que son necesarios para un buen discurso, un buen tema, un buen examen, o un buen ejercicio. Pongamos un ejemplo, que en si mismo no es gran cosa, pero puede servir como ilustracién para las necesidades pro- pias del lector, quien evidentemente tendra que adaptar la cuestion a las propias necesidades. Ticio quiere pasar un examen como vendedor de lavado- tas. Ha entrado en la empresa Monopoly, 5. A, y quiere que- darse en ella como personal fijo a comisién, Tiene estricta necesidad de pasar el examen, porque est4 en el paro y de algo hay que comer. En Monopoly 8. A. hay un Manuai del buen vendedor de Javadoras, Ademdas, Ticio ha seguido un cursillo de la propia empresa, donde tode lo que en el manual se dice ha quedado muy matizado. Se trata, ahora, de convencer a un hipotético cliente. Un tio muy dificil, tanto por su mal caracter como porque él mismo ha vendido ya muchas lavadoras: don Ma- léfico Expésito, jefe de Personal de Monopoly, S. A. Esto eg todo. Si al jefe le gusta, Ticio pasa el examen y se queda. Si no, a la calle, Para eso, lo primero necesario es escoger los mejores argumentos. Son los que han salide ya en el Manual, y otros de la propia cosecha de Ticio, En esto consiste la invencidn Por tanto, sera algo asi como: Ja competencia es fatal: noso- frogs lavamos mas blanco; nosotros lavamos mds rdpido; no- sotros lavamos mds cantidad en menos tempo; fabricamos 72 : - lavadoras de muchas colores; nuestras javadoras apenas hacen ruido; Ja financiacién es muy buena, y es lo de menos. Esto es la invencién. La disposicién Una vez hecha la invencién, u obtenida directamente a partir de un tema o de un libro donde resulta adecuada la cantidad y calidad de las ideas que hay que desarrollar, hay que ponerlas en orden. Esto es lo que se llama disposicién, 0 sea, la colocaci6én adecuada de cada cosa en su sitio, se- gin él fin retérice que se pretenda conseguir con el discurso (o sea, segun a quién haya que convencer). La disposicién adecuada de los argumentos propiamente lodavia no es mnemotecnia, pero tampoco puede separarse mucho de ello. Siguiendo el ejemplo de Ticio, vendedor de lavadoras, la disposicién consistiria en determinar en qué orden va a hacer valer sus argumentos; cuando va a decir que lava mas blanco; cudndo que lava mas répido; luego que lava mds cantidad en menos tiempo; y por fin que la competencia es mucho peor, etcétera. En el orden de la exposicién va mucho del éxito de la venta. Asi se obtendra un discurso convincente, que lograraé vender lavadoras. Y aqui entra la mnemotecnia. Pero, como se ve, no lejos de la ldgica, sino al servicio de ella. Para convencer al jefe de Personal, don Maléfico Expésito, un buen orden seria éste: 1. La competencia es fatal, 2. No- sotros lavamos mas blanco. 3. Nosotros lavamos mas rapido. 4. Nosotros lavamos mas cantidad en menos tiempo. 8. Fabri- camos lavadoras de muchos colores. 6. Nuestras lavadoras apenas hacen ruido. 7. La financiacién es lo de menos. En cambio, para convencer a un verdadero cliente: si es una mujer hay que empezar asf: 1. Fabricamos lavadoras de muchos colores. 2. Nosotros lavamos mds cantidad en menos tiempo. 3. Nosotros lavamos més blanco, etc, 7 13 Y si eg un padre de familia, normalmente apretado por | gastos, habré que empezar. 1. La financiacién es muy buena: Como se ve, habra que aplicar un orden u otro para com vencer mejor. La mnemotecnia no determina cual es el orde! adecnado, pero lo conserva en la memoria, como inmediata mente se vera. La elocucién Para que el diseurso salga bien, es estrictamente indis- pensable haberlo probado antes. Viene a ser algo asi coma un ingeniero, que inventa una méquina, y dice que «luncionas: Mas, por mucho que haya disefiado los planos, y afirme que funciona, no esté probado realmente que la maquina vaya bien hasta que se haya comprobado en la practica que trabaja adecuadamente. Todo lo demas son camelos, teorlas. Igual pasa con el discurso. Antes de tomarse el trabajo de memorizarlo, hay que comprobar que la cosa resulta Es necesario «probar» la calidad de los argumentos que vamos a decir. Es necesario asegurarse de que las cosas, ya en la realidad, estan bien puestas en orden. Hay que hacer, en fin, todas las practicas que sean necesarias para que el resultado de la invencién, adaptada mediante la disposicién, sea realmente fructifero. Y para esc no hay mds remedio que hacer «elocucioness de prueba La mederna tecnologia ayuda mucho a conocer los propios defectos oratories, y a valorar cOmo hemos preparado real- mente el discurso si, ademas de pronunciar el discurso, nos grabamos la propia voz. Es una experiencia comin de todos los hombres que, cuam- do escuchan su voz en una grabadora, piensan que «es una voz muy rara», como si no fuera la propia voz. Y lo es, Ello se debe a que no nos conocemos, aunque nos veamos muchas veces en el espejo. Todos pensamos que somos me~ jores de lo que somos. Y no es asi. Suele decirse, y con 14 | verdad, que el mejor negocio del mundo seria comprar a los hombres por lo que valen, y venderlos por lo que creen que valen- Esto mismo es aplicable a la oratoria. Cuando esté prepa- fando su discurso, grabe sus précticas. Verd cudntas sorpresas se lleva, y cudntas cosas tendré que corregir. Y una vez que esté convencido de que lo que va a decir afunciona» por lo menos un poquito (no sea perfeccionista: alo mejor es enemigo de lo buenos), entonces si pase a la Siguiente fase. La memorizacion La cuarta fase es aquella en la que interviene la memoria para aprender el discurso. Y para ello, como mds conocida de momento, vamos a servirnos preferentemente de la técni- ca de los lugares. El procedimiento es muy simple: se trata de convertir los argumentos en figuras, en imagenes de nuestra fantasla, de tal modo que, a partir de la imagen, sepamos sacar en todo momento las ideas que queremos desarrollar. La mejor manera de aprender lo que queremos decir es Servirnmos de un ejemplo. Imaginemos un lider politico que quiere desarrollar en el Parlamento su programa gubernamental. Para ello, tiene que escoger determinados temas que pretende tratar, asi como determinados temas que deliberadamente pretende omitir. Para este caso, podemos imaginar que los temas que quie- ren tratarse son los siguientes: Jas relaciones internacionales con el mundo arabe; la elevada cuantia de los impuestos; la situacién actual de los ejércitos en cuanto al material que tienen; el problema del terrorismo, las futuras eyes en relacién con el abaratamiento del arrendamiento de pisos; la mejora agraria; las inversiones extranjeras en materia de industria; el abaraiamienio de] transporte; el aumento de las pensiones 7 78 para jubilados y otros pensionistas: la mejora de la educacioi Para los nifios; la actual situacidn del trdiico y de las carreteras y Ja seguridad de los consumidores en la adquisicioén dé productos sanitarios. Si partimos de la base de que el orden en que se han de tratar los asuntos es precisamenie el mismo antes indicado los métodos posibles para memorizar un discurso que quiera tratar estos temas son muy variados. La mayorfa de ellos ya han quedado explicados; pod hacerse una cadena mental en la que se imaginara cada uno de los temas en funcién de alguna de sus caracteristicas ima: ginables; o podria sequirse —como mds adelante explicare mos— el cédigo de nimeros. Pero el sistema que yo recomiendo para estos casos es el antes denominado «técnica de los lugares». Este sistema tien la ventaja de que, ademas de proceder ordenadamente de modo espontaneo, permite que se pueda cambiar el orden del discurso en funcién de los acontecimientos que hayan surgido en el debate. También se facilita el que, si por casua- lidad —Dios no lo quiera— se olvida el orador de alguno de los temas que se han de tratar, no se rompe la cadena, qu dando olvidado tedo el resto del discurso. Aplicando lo que en su momento quedé dicho acerca de la técnica de los lugares, lo primero es determinar de q lugares nos vamos a servir como base de datos. Tomando otra vez como lugar para recordar el paseo de la Castellana, y reiterando ahora también que no es esencial de qué lugar se sirva uno para ordenar los argumentos, sino sélo conocer muy bien aquel lugar de que nos vamos a servir, intentaremos reflejar cémo podria establecerse un sistema mnemotécnico para recordar los anteriores temas, tomando como base de datos el paseo de la Castellana. Para recordar, como primer tema, ja importancia de las relaciones intemacionales con el mundo drabe, una buena imagen seria, por ejemplo, la cabeza de un moro con chilaba, 9 también la chilaba misma. 76 Si partimos de la plaza de Castilla, podremos poner una inmensa chilaba, 0 un gran moro, en medio de las Torres dea Kio. Esta asociacién mental resulta muy factible, por ser Kio una empresa de capital 4rabe (kuwaitt). Si en conexién con el problema de las relaciones con el mundo 4rabe queremos hablar no sélo del tema en general, sino ademas de algo en concreto (como las relaciones finan- cleras actualmente existentes con esos paises, o la venta de armas), habria que afiadir alguna imagen que, situada también en la plaza de Castilla, recuerde en particular estas cuestiones. Por ejemplo, para recordar que hemos de hablar de Ja venta de armas, podemos imaginar (siempre en la plaza de Castilla) debajo de la chilaba, 0 de la cabeza de moro que hayamos pueste en nuestra imagen, una ametralladora, un gran cafién, o un submarino (debemos imaginar el cafidn, ola ametralladora, en pleno funcionamiento, lo que resulta mucho mas facil de recordar). El segundo tema es Ja necesaria baja de los impuestos en el futuro. Podemos imaginar un inmenso impreso de autoliquidacién de! impuesto sobre la renta, colocado en la plaza de Cuzco de tal modo que cruza la Castellana de lado a lado. De esta manera, recordaremos con facilidad, siguiendo el curso de la Castellana hacia abajo, que hemos de hablar de la cuestién tributaria. El siguiente punto de referencia en estos lugares de Madrid que hemos venido seleccionando ¢s el estadio Bernabeu Y puesto que el tercer tema que deseamos tratar es Ja opera- tividad de nuestros ejércitos, podemos imaginar un gran tan- que, con la bandera espafiola, situade dentro del mismo esta- dio Bemabeu Y un modo de que el recuerdo sea infalible es imaginar que el tanque, desde dentro del estadio, dispara varias veces, destruyendo el estadio, y dejandolo hecho afiicos. Resulta clara la gran operatividad que nuestros ejércitos tienen, puesto que no ha quedado nada del estadio. — IT Siguiendo Castellana abajo, enseguida encontramos el paso elevado de Raimundo Fernandez Villaverde y El Corte Inglés. Puesto que el cuarto tema que queremos tratar es el ferrors- mo, una buena visualizacién para recordar este aspecto podria ser que El Corte Inglés vuela por los aires. O que se quema; 0 cualquier otra cosa que nos recuerde el modo de actuar y el lamentable fruto de los terroristas. Para recordar la quinta cuestién, la necesidad de abaratar los arrendamientos de pisos, podemos tomar como punto de referencia las casas que existen en el tramo que va desde El Corte Inglés hasta el siguiente punto de referencia, que es la plaza de San Juan de la Cruz. Para no olvidar este tema, pode- mos imaginar que pasa una manifestacién violenta desde Rai- mundo Fernandez Villaverde hasta la plaza de San Juan de la Cruz, destroz4ndolo todo. La causa de la imaginaria manifes- tacién es la necesidad de abaratar el importe de los arrenda- mientos de los pisos; y por eso resultara dificil olvidar que los destrozos han sido causados por estas protestas. Al llegar (con la imaginacién) a la plaza de San Juan de Ja Cruz, sera facil recordar Ja mejora agraria si visualizamos que en esta plaza, justo en el medio, existe otra manifestacién, pero ahora de agricultores. Podemos imaginar —no es del todo infrecuente— que los tractores obstaculizan completamente la circulacién, o que hay camiones-cisterna de leche que la vierten sobre el propio asfalto. Imaginar cosas como ésta no es imposible, puesto que muchas veces se han visto en la televisién. Se trata sdlo de hacerlas ahora mas grandes, mds dindmicas, y mas utiles para nuestro propdsito. Si continuamos avanzando por la Castellana, antes de llegar a la plaza del Marqués del Duero, se ofrecen a nuestra vista muchos imponentes edificios que sen propiedad de la Banca extranjera, o de industrias no espafiolas. Utilizar estos edificios puede ser titil para recordar el sép- timo tema: Jas inversiones extranjeras en la industria es- pafiola. Podemos poner en nuestra visualizacién cualquier 78 recurso: un enorme gigante americano, tocado de un sombre- ro de copa, al modo del «tio Sama, que entrega ddlares a los espafioles. O, si es que usted ha visto la pelicula, «Mister Marshalls, que derrama délares sobre el suelo o sobre el asfalto. Una vez que llegamos a la plaza del Marqués del Duero, donde esté la esltatua ecuestre del General Martinez Campos, resultara facil imaginar el octavo tema (la necesidad de dis- minuir los precios del transporte) si imaginamos un avién que aterriza en esa misma plaza, y choca contra la estatua del Marqués. La cuestién es bastante absurda, pero eso precisa- mente es lo que se pretende. Para recordar Ja conveniencia de aumentar las pensiones para jubilados y otros pensionistas, y una vez que hemos llegado a la plaza de Emilio Castelar, podriamos servimos de una tercera manifestacién, ahora de jubilados y pensionistas. Pero, puesto que serian demasiadas manifestaciones dentro de un mismo discurso, sera mejor buscar otra imagen. Por ello, entiendo que es mejor que la actitud de don Emilio Castelar en la estatua fuera, mucho més que la de echar un discurso, la de quejarse por el escaso o lamentable importe de su pensién. O sea la estatua se mueve, De este modo, imaginando que don Emilio se dirige al Ministro de Trabajo o Seguridad Social, increpandole por lo escasisimo de la pensién que cobra al mes, a pesar de haber gastado toda una vida de trabajo al servicio de Espafia, po- demos recordar con facilidad que hay que subir las pen- siones. Para traer a la memoria el problema de Ja educacién de los nifios, y si sequimos avanzando por el paseo de la Caste- lana, inmediatamente nos encontraremos con el puente que cruza éste entre la plaza de Rubén Dario y la calle Juan Bravo. Debajo de éste o encima del mismo —como cada uno prefie- ra— podemos imaginar una clase de nifios de escasa edad que tiene lugar al aire libre. Con esta imagen serd facil recor- dar que el problema que hay que tratar es la educacién de 79 los nifies; y, en su caso, precisamente la insuficiencia de aulas, o algun otro punte que queramos tratar, para lo cual habraé de ponerse alguna imagen especifica en nuestra pelicula mental. Ya casi hemos terminado. Para acordarnos del problema dei tréfico. y de las carreteras, nada mejor que un atasco. Y pocos lugares tan ideales para un atasco come la plaza de Colén, que podemos imaginar lena de coches, y completa- mente embotellada. Pero esto no es bastante: resulta muy conveniente imaginar los coches apilados, unos encima de otros, en completo des: barajuste, todos haciendo sonar su bocina, Como si de un cementerio de coches se tratara, la plaza de Colén se ha convertido en un estruendo, derivado de un atasco, Asi, nos sera muy facil recordar que el undécimo tema que habiamos de tratar era, precisamente, el trdfico y las carreteras. Y, en fin, para recordar la Ultima cuestién que ha de ser desarrollada, podemos seguir hasta la plaza de Cibeles e imaginar que la famosa diosa Cibeles tiene en su mano una inmensa lata de sardinas. Mejor todavia si las sardinas estén vivas, y coletean a pesar de llevar ya mucho tiempo en el aceite. O si estén podridas, De este modo, resulta muy facil recordar que el tema que se ha de desarrollar es Ja cuestidn de consumidores y usuarios. Como se habra podido ver, el método sequido es absolu- tamente trivial. Lo unico que se pretende es, como quedé explicado en el capitule anterior, seguir ordenadamente una visualizacién, arrastréndola por algiin lugar conocido, para ir poniendo sobre tal lugar las imagenes que nos recuerdan los temas que hay que tratar La pronunciacién Puesto que éste es un libro de mnemotecnia, y no de oratorla, s6lo daremos unos breves consejillos acerca de la pronunciacién. 80 - ” De nada sirve que uno prepare un discurso con esmero, si luego no se le entiende. O sea, a la hora de pronunciar un discurso, lo primero y mds elemental es que se entienda lo que se esta diciendo: abrir bien la boquita y hablar alto y firme. Para ello, han de evitarse todos los defectos de diccién. Hay que evitar toda pronunciacién de palabras que, por cual- quier causa, impida que nos entiendan. (Por ejemplo, hay personas que tienen la manfa de hablar con la boca muy cerrada. O con un volumen de voz muy bajo. © que tienen «renillo».) Hay que evitar ir demasiado deprisa, porque, aunque uno sea muy listo, los demas necesitan tiempo para digerir lo que les vamos diciendo. Si echamos setecientas ideas por segundo, 0 queremos decir demasiadas cosas en poco tiempo, el efecto es exactamente el contrario del que buscamos: no sdlo no convencemos, sino que la gente «apaga el receptor». Otro defecto bastante habitual es ir demasidado despacio, La vida actual es dindmica. La radio y la televisién nos han cambiado la vida, y obligan a ser concisos. No exactamente a hablar deprisa, sino mas bien a no emplear demasiadas pala- bras. Quizé en el siglo «1x, o hace cincuenta afios, cuando no habfa radio ni TV, ni la gente estaba acostumbrada a ir deprisa por la vida (los yuppies son cosa nueva, aunque no lo sean las horas extraordinarias), podia uno darse el lujo de enrollar a un auditorio sin piedad. Pero ahora la gente tiene cinco canales y mando a distancia, Como no digas con pocas pala- bras lo que quieres decir, te borran de la pantalla, y en paz, Por tanto, hay que evitar también todo lo que sea «enrollarses. Y, en fin, hay que cuidar el «tono», Hay muchas formas de decir «te quiero», La madre no lo dice igual que la novia. Aprenda las infinitas formas que hay para decir «te quiero, y habraé conseguide dominar como nadie las formas de la oratoria. La visualizacién de conceptos abstractos | Como habra pedido ver, todas las cosas que hasta ahora hemos memorizado han sido objetos fisicamente tangibles| La visualizacién resulta muy sencilla cuando hay que aplicarla a conceptos que pueden tocarse, que se ven, y que habitual- mente tode el mundo conoce. Se trata de «cosas», de chismes que facilmente vienen a la imaginacién. Los objetos, mejor o peor, cuando uno domina las técnicas de la visualizacién son facilmente memorizables. En cambio, se presenta un problema muy agudo cuando lo que se trala de recordar no son entes fisicos. sino conceptog abstractos. Se trata de aquellos conceptos que representan lo que usualmente llamamos «ideas», Las ideas son mucho mas dificiles de recordar, por cuanto son mucho mds dificiles de visualizar. Nos referimos a palabras como «blancuras, «dulzuraa, asensatezy, «belleza», centes, enaturalezay, caspectos, «solidari- dads, u otras andlogas a éstas. Sin embargo, no por ello es imposible una visualizacién, y con ella la memorizacién. Lo primero que se ha de decir es que las palabras conte- nidas en todas y cada una de las listas que antes de este capitulo usted ha memorizado eran ya conceptos abstractos, aunque el lecior no lo haya percibido. Lo que ocurre es que, mediante la visualizacién, han quedado concretadas. 82 Veamos cémo hemos hecho: cuando hemos imaginado el concepto de «corbata», en realidad nos estabames refiriendo 4 cualquier corbata,no a una corbata especifica. La que pasa es que, para una mejor visualizacién, hemos llevado a la ima- ginacién una corbata en concrete (pues no existen corbatas en abstracto). Una corbata muy llarnativa; probablemente al- guna suya propia, o de su marido. Por eso, aun cuando nos hemos dedicado a memorizar y visualizar objetos concretes, no por ello hemos dejado de emplear la misma técnica que vamos a seguir ahora y es la de, en vez de imaginar la corbata come concepto, imaginar la corbata poniendo en la visualizacién una corbata concreta. Imaginemos, por ejemplo, que queremos recordar el con- cepto de idea. En principio, nada mas abstracto que la idea misma. Una idea, de por si es algo intangible, algo que no se puede tocar, Es algo general, algo que no hace referencia ni siquiera a ninguna idea concreta. Sin embargo, es posible memorizar esta voz, s;Cémo? El mecanismo, de nuevo, es extremadamente sencillo. Con- siste en convertir en tangible lo que en si es intangible. Para la voz idea, lo mejor sera imaginar una bombilla. Sf, una bom- billa. Usted, y cualquier persona, ha visto cémo los dibujantes de tebeos, cuando quieren referirse a una «idea» por medio de una imagen, pintan una bombilla sobre la cabeza de al- guien. Lo mismo hemos de hacer para recordar la voz idea mediante una técnica de visualizacién. No se trata de encontrar un mecanismo estrictamente ra- clonal. Una bombilla no es una idea. Y una idea no es una bombilla. Pero lo que queremos es encontrar una imagen visual suficientemente luminosa, que nos permita recordar la voz idea cuando queramos traer esta palabra a nuestra cabeza, Y por eso, para recordar la idea de «idea», lo mejor es traer a colaci6On.. una bombilla Por supuesto, si el lector encuentra una imagen mejor para reflejar visualmente la palabra «ideas, puede servirse de rn) ella. Lo importante no es hacer lo mismo que dice el libro, sino encontrar una imagen clara y especifica que permita recordar el concepto de idea cuando se necesita. ¥ eso puede hacerse con una bombilla o con cualquier otra cosa, No obstante, y para esta palabra («idea»), yo le proponga que la imagine como una bombilla de alta intensidad, que se enciende y se apaga sucesivamente. De este modo, la visua- lizacién es suficientemente buena, y nos recuerda que lo que queremes traer a nuestra cabeza es la «idea», La misma técnica se emplea para recordar la voz «natura- leza», La palabra naturaleza, aplicada en lenguaje filosdfico, tiene un sentide metafisico, que no hace referencia a nada visualizable, La naturaleza, como tal, no se ve, porque subyace a cada una de las cosas. No obstante, la «naturaleza» es algo de lo que también — se habla frecuenternente, usando la palabra en otro senti- do: normalmente, se hace referencia a un bosque, a un prado, — oa alguna forma bucélica de vida. Por eso, para recordar el concepte de naturaleza, resulta interesante imaginar algun lugar verde y acogedor, que nos recuerde que la palabra que queremos recordar es la voz «naturalezay. Con eso. lo unico que hemos conseguide —y es lo que buscabamos— es hacer tangible un concepto que de por si es intangible y abstracto. Como siempre, puede el lector servirse de cualquier vi- sualizacién que sea de su gusto, o que le funcione mejor. Por ejemplo, en vez de imaginar un prado, puede, si quiere, ima- ginar un pez muerto o algin cuadro que recuerde bien, de ésos que suelen titularse camo de «naturaleza muerta», o cual- quier otra cosa. De lo tinico que se trata es de traer a la imaginacién algo abstracto medianie una imagen concreta que haga recordar tanto el concepto como la palabra que queremos recordar. Un paso mas: para encadenar conceptos abstractos uno de- tras de otro, resulta estrictamente indispensable Gominar antes la técnica que lleva a visualizar cosas perfectamente tangibles 84 ee de un modo casi espontaneo. En otras palabras, no se puede dominar la técnica de la visualizacién de ideas si antes no se domina bien la técnica de la visualizacién de cosas. Por eso, es estrictamente necesario que sélo pase a realizar los ejercicios que ahora siguen, y los que inmediatamente se proponen, cuando domine con total precisidén, o por lo menos con una facilidad suficientemente aceptable, la visualizacién de palabras concretas que se proponen en el capitulo an- terior. Pasamos ahora a ofrecer alguna serie de palabras abstrac- tas que puedan ser visualizadas mediante la aplicacién de técnicas personales ejecutadas por el lector para recordarlas en serie tal y como se hizo en e] capftulo“anterior. memoria capitalidad dorado vacio polftica especifico blancura medievo irrisorio mudez altura y ahora otra serie de diez palabras gordura idiocia carnivoro risuefio medicina caudal feliz arte sistema filosofia Si ha realizado los ejercicios adecuadamente, habra podido comprobar cémo la mejor manera de realizarlos es poner un ejemplo de aquello que se quiere recordar, pero que es abs- tracto. Un ejemplo —suele decirse— vale mas que cien pala- bras. Y en este caso, un ejemplo vale mas que repetir cien veces la palabra, para después, a pesar de haberla repetido lantas veces, no recordarla. En cambio, poniendo un «ejemplo visuals, facilmente viene a la cabeza aquel concepto, quiz muy abstracto, pero siempre muy concretable, que se queria recordar Practica 7.1 Memorice los siguientes conceptos abstractos, ponien- do las visualizaciones que considere en cada caso mds ade- cuadas: epicureismo solidaridad visionario blancura politica Testitucién sofrologia altura antonomasia repeticién Practica 7.2 Memorice los siguientes conceptos abstractos, ponien- do las visualizaciones que considere en cada caso mas ade- cuadas cambio régimen asombre sordera historia transparencia regeneracién histrionismo gracia repesca Practica 7.3 Memorice los siguientes conceptos abstractos, ponien- do las visualizaciones que considere en cada caso mas ade- cuadas: pureza simpleza categoria ordenacién correspondencia intelectualidad facilidad anonimato indoctrinacién espiritu Cémo aprender poesia Todos hemos estado particularmente impresionados alguna vez por la belleza incomparable de algtin verso, y hemos dejado nacer en lo mas intimo el deseo, casi irrefrenable, de llevarle siempre con nosotros, de tenerlo siempre a disposicién para recordarlo: de saberlo de memoria. Sin embargo, nos hemos encontrado con la dificultad —ha- bitual, aparentemente insalvable, desmoralizante— de que re- sulta extremadamente dificil (por lo menos en apariencia, y antes de conocer estas técnicas) el poder recordarlo sin hacer un improbo esfuerzo; y todo para que luego, quizd después de mucho tiempo de repetir el verso, a pesar de todo lo ol- videmos rapidamente. Todos también, quiza en alguna ocasi6n —de por st la- mentable—, hemos tenido la experiencia de que algiin maestro nos ha exigido la tediosa tarea de memorizar algiin ripio sin interés con forma de poesia. Movido de la mejor voluntad, quizé ese maestro arrancé de nosotros el guste por lo bello, sdlo por convertir aquel trabajo en algo obligatorio y pesado, en lugar de un placentero menester. Sea por lo que fuere, mas de una vez, por propia voluntad Oo por voluntad ajena, hemos tenido el deseo de recordar una poesia Llegados a este punto del libro, tenemos la esperanza de 89 que el lector, familiarizado ya con las técnicas de visualizacién, no lo considere como algo imposible. Al contrario, que lo entienda como algo factible y quiza incluso facil. Actividad no sin esfuerzo, no exenta de trabajo, que no esta al margen del tesén; pero que es posible. Y en cuanto que posible, algo que, ante una maravilla estética, vale la pena. Para demostrarle al lector que es posible, y que 41 mismo. ya es diestro en este arte, vamos a traer a colacién dos ejem- plos: una poesia de Gongora (De Ja Armada que fue a Ingia- terra), y otra, muy conocida, de Espronceda (Cancién del Fi- rata}. La primera poesia que ponemes como ejemplo es parti- cularmente hermosa, y muy apta para nuestro propdésito; me- jorar la visualizacién, al tiempo que mostramos cémo han de emplearse estas técnicas para recordar poesia. Como queda dicho, no se trata de ninguna técnica espe- cialmente diferente de lo que ya hemos explicado para otros casos. Ni lo es ahora, ni puede decirse que vaya a serlo después para cualquier otro propdésito de la memoria. En si, los mecanismos son siempre los mismos. Variara quiza el empleo mds o menos intense de uno u otro ingenio, pero no cabe duda de que el arte de visnalizar (la mnemotecnia) es el mismo en todos los casos La poesia es la siguiente: Levanta, Espafia, tu famosa diestra desde el francés Pirenne al moro Atlante, y al ronco son de trompas belicosas haz, envuelta en durisimo diamante de tus valientes hijos feroz muestra debajo de tus sefias victorlosas; fal, que las flacamente paderosas. fieras naciones contra tu fe armadas, al claro resplandor de tus espadas y ala de tus arneses fiera lumbre, con mortal pesadumbre, ojos y espaldas vuelvan, 900 y como al Sol las nieblas, se resuelvan; o cual la blanda cera desatados a los dorados luminosos fuegos de los yelmos grabados, queden, como de Ie, de vista ciegos. La poesia sigue, hasta completar un total de 91 versos. Nosotros, por el momento, sdlo hemos recogido diecisiete. ¥ pronto el lector comprobar4, si su deseo es memorizarla entera, que ne es dificil. Empefiémonos pues con el primer verso, Resulta evidente que la frase Jevanta, Espafia, tu famosa diestra, es muy facil de visualizar. Puede imaginarse, por ejemplo, que sale un brazo derecho del mapa de Espafia. Ese brazo sale de Madinid, ode Toledo, de donde se quiera. Y se mueve. Ahora bien, el segunde verso, cuando dice desde el francés Pirenne al moro Atlante, determina cémo ha de moverse la mano derecha que ha salido de Espafia. Concretamente —per- que lo exige el verso— ha de visualizarse que la diestra de Espafia se mueve desde los Pirineos (el francés Pirenne), hasta donde se supone que estaba la ciudad de Atlantis (y por tanto, cerca de Cadiz). Con ello, facilmente recordamos los dos primeros versos. Para recordar el] tercero (y al ronco son de trompas beli- cosas) podemos imaginar que, una vez que la diestra llega a tocar Atlante (Cadiz), suena una voz ronca de cualquier per- sona, y al mismo tiempo suena también la trompa para llamar a la guerra, con lo que, mediante estas dos visualizaciones, se recuerda el tercer verso. Para recordar el cuarto (envuelta en durisimo diamante), puede imaginarse que la trompa que acaba de sonar esté envuelta de diamantes. En principio el diamante no envuelve nada. Se trata de una piedra que mas que envolver es en- vuelta. Pero, para la visualizacién, que se realiza con la imagi- nacién y no con otra cosa, no hay ningun inconveniente en que lo que se recuerde sea precisamente un diamante plano, = 91 que envuelve a una trompa. Para la imaginacién nada es dificil Para recordar el quinto verso (de tus valientes hijos feroz muestra), podemos imaginar que el diamante, una vez que ha envuelto la trompa, se convierte en un nifio (el hijo), que, como si se tratara de un perro de caza, «hace muestra», preci- samente debajo de una bandera. Porque el siguiente verso nos obliga a recordar que todo ello tiene lugar debajo de tus seflas victoriosas, por lo cual las sefias (esto es, las banderas 0 ensefias) son las que deter- minan el lugar en el cual ha de imaginarse la muestra que produce el hijo que, formado de diamante, antes habia en- vuelto la trompa De esta misma manera ha de procederse a recordar tam- bién el resto del verso: Cuando dice tal que las facamente poderosas, podemos imaginar que, junto a las banderas, hay una reina (imagen de «poderosa) que es muy flaca Junto a esta flaca reina, se encuentran fieras naciones con- tra tu fe armadas, para lo cual podemos imaginar facilmen- te a una fiera (por ejemplo, un leén) que toma entre sus ga- vas una espada, imagen todo ello precisamente de la fie- ra nacién adversa (Inglaterra, en tal momento) armada contra la fe. Pero este verso, para recordarse {ntegramente, puesto que tiene en si mismo diversas imagenes, requiere un elemento mas en la visualizacién, que represente la fe. Como imagen de la fe (concepto prototipo de algo emi- nentemente abstracte), podemos imaginar Ja cruz, en cuanto que la cruz es el simbolo principal de nuestra fe, pues en ella murié nuestro Sefior Jesucristo. Y de este modo podemos imaginar, para recordar el verso, que el leén esta armado de una espada contra la cruz. La imagen, come tal, no determina las palabras, pero facili- ta el recordar que se trata de fieras naciones contra tu fe ar- madas. Los dos siguientes versos son también muy sencillos de recordar: al claro resplandor de tus espadas puede facilmente asimilarse a las otras espadas que surgen detrds de la cruz; pero que ademas, en particular, son espadas brillantes. Porque hemos de recordar no propiamente las espadas, sino su claro resplandor. Igual sucede con el siguiente verso, cuando dice ya Ja da tus ameses fiera lumbre, porque podemos imaginar un fuego (una lumbre) que hace arder a un arnés. Si por lo que sea no se conoce con precisi6n qué es un amés, habra que acudir, tal y como vimos en otro momento, 0 al diccionario o al sistema de las palabras semejantes Habrd que buscar una palabra conocida por nosotres que resulte semejante a «arnés», y que nos traiga a la memoria esta palabra, aunque no sepamos qué es un arnés (todo ello siempre que el lector, si efectivamente no sabe qué es un amés, venza su pereza y acuda, como es mas ldgico, al dic- cionario. De este modo pronto sabra lo que es un arnés, y memorizara mejor). Como palabra semejante a carneses» podemos imacinar saragoneses». Ciertamente, «arneses» nada tiene que ver con saragoneses», excepto que suena parecido. Y eso es lo que nosotros buscamos: una imagen de algo conecido que suene parecido, y por ello bueno sera recordar este verso imagi- nando a los aragoneses ardiendo. La imagen de los aragoneses que arden detrds de las espadas brillantes que hay delante de la cruz que antes vimes nos traerd a colacién el verso y a la de tus ameses fiera Jumbre. Tode lo que resta de los versos que queremos memorizar sigue la misma técnica: con mortal pesadumbre ojos y espai- das vuelvan puede recordarse imaginando que los aragoneses, una vez quemados, caen pesadamente sobre el suelo muertos, Y por eso, «con mortal pesadumbres, Y una vez en e] suelo, aunque muertos, vuelven sus ojos y sus espaldas hacia otro lugar y por eso «ojos y espadas vuel- 93 vans. Ciertamente, ningiin muerto se mueve después de fallecido. Pero con la imaginacién, podemos cvers que cadaéveres se mueven y que sus ojos y sus espaldas tor hacia otro lugar. Y as{ ha de procederse con los demas versos de es cancién de Géngora, tarea que dejamos para el lector, de modo que la realice segin las visualizaciones que é] qui formar en su mente, de acuerdo con las técnicas amteriorment mencionadas. En segundo lugar, como otro ejemplo del modo en que hi de procederse para recordar poesias, vamos a memorizar Cancidn de! Piraia. Con diez cafiones por banda, viento en popa, a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantin El primer verso es con diez cafiones por banda,.. Pa recordar este verso con las técnicas que antes hemos men- cionado, le resultaré muy facil imaginar, en un barco muy grande, diez cafiones. Pero claro, diez cafiones por banda Para ello, resultaraé mejor visualizar el barco desde arriba (no olvide que su ima- ginacién puede moverse con mucha agilidad), y por tanto imaginar la planta de un barco que tiene diez cafiones a babor y otros diez cafiones a estribor, esto es diez en cada banda. Y con ello ya tenemos hecha la primera visualizacién. Bi segundo verso dice viento en popa, a toda vela. Para la segunda visualizacién, que necesariamente ha de depender de la primera, una vez que enfocamos la planta del barco, nos hemos de esforzar en ponerle un mastil a este barco. Por tanto, podriamos proceder del siguiente modo: una vez que estamos contemplando la planta del barco, imagina- mos que, como si fuera una antena telesc6pica, surge del 94 barco un palo, se Ilena la vela de viento, y ya tenemos el segundo verso: viento en popa, a toda vela, Para imaginar el tercer verso, una vez que tenemos el mastil y la vela, imaginamos répidamente la proa: una proa lan aguda y cortante como un cuchillo. Como si fuera una cuchilla de afeitar enorme que cruza el mar. Ademés, no sélo cruza el mar, sino que se ondula, y des- pega. Y asf, con esta imagen tan estipida, recordamos con facilidad el tercer verso: no corta el mar, sino vuela. Finalmente, para recordar el iltimo verso, podemos ima- ginar que el capitan del barco es el sefior «Bergamin». Seguro gue usted conoce algiin sefior que lleva este nombre, ¥ si no, busque alguna persona 0 alguna cosa que rime con bergantin. De este modo, se recuerda con gran facilidad un velero ber- gantin. Con fundamento en las anteriores técnicas, y habiendo visto cémo funciona mas o menos la cosa (no olvide que ésta es sélo su primera visualizacién), intente ahora recordar por sf solo los demas versos, que son los siguientes: La luna en el mar riela, en la lona gime el viento, y alza en blando movimiento olas de plata y azul ¥ ve el capitan pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y alla a su frente Estambul. Es muy importante que se esfuerce en hacer esta visuali- zacién antes de pasar al siguiente capitulo. Nunca insistiremos bastante en el hecho de que para adentrarse en el arte de la memorizacion, y por ende de Ja visualizacién, resulta estricta- mente necesaria la prdctica. Sin practica, no se puede avanzar, aunque se lea el libro entero. Ya lo hemos dicho: es algo asi como andar; a andar sélo se aprende andando, por mucho 98 que aprenda en un «Manual cémo se da un paso detras otros, 0 por mucho que se lo vea hacer a otros perso nunca dard un paso adelante si no es por si mismo. Esperamos también que al intentar su visualizacién no esfuerce en ver las palabras, ni tampoco se fije en cé estan escritas. Lo importante es formar en la mente aquellat visualizaciones que sugieran, aplicando los sistemas que ¥j hemos explicado, imagenes precisas que permitan la historia de que el poema trata. Si las visualizaciones est bien hechas, las palabras vendrén solas a la cabeza. Y ven: mucho mas solas por el mero hecho de que riman. Podraé quiza parecer, si se tiene en cuenta la enorme can: tidad de papel y tinta que hemos dedicado al sistema qui hemos seguido para memorizar una poesia, que el asunto extraordinariamente complicado. Nada més lejos de la realidad. En primer lugar, lo que nog! ha llevado mucho tiempo y espacio describir, cuando la mente lo hace por sf sola resulta muy sencillo y muy rapido. En segundo lugar, cuando las imaginaciones las pone uno mismo, y no ha de esforzarse por seguir las de los demas (en este caso, por seguir las del libro), se producen de modo Mucho mas espontaneo. Y en tercer lugar, sobre todo, se ha de tener en cuenta’ que ésta es una de Jas primeras visualizaciones que el lector eslé haciendo. En consecuencia, todavia no tiene arraigado en si mismo el habito de visualizar. Sdlo cuando, después de algan tiempo, y sin que se le haya ahorrade demasiado es- fuerzo, haya adquirido el habito de traer imagenes a colacién al misme tiempo que lee o piensa, podrd realizar visualizacio- nes y memorizaciones rapidas, y al mismo tiempo eficaces, que le permitan recordar con gran firmeza pero con poco esfuerzo, Sucede asi con cualquier habito, ya sea del cuerpo © del entendimiento, y no podria ser de otra manera con la memorizacién. Por ello, animamos al lector para que mejore tanto su pro- pio espiritu como su cultura, al mismo iempo que su mnemo- 96 teenia, y se esfuerce en realizar la visualizacién de todas las poesfas que se contienen en la siguiente practica. Al esforzarse en memorizarlas, el lector no sclamente me- jorard su memoria, sino ademas, probablemente, dara también dulce alimento a su buen gusto y su cultura, y podrd impre- sionar, al menos de cuando en cuando, a sus amigos por conocer al dedillo, sin necesidad de papel ¥ sirviéndose sélo de su capacidad mental, algunas de las expresiones mas bellas que existen en verso castellano, Practica 8.1 Memorice la siguiente poesia: De la Armada que fue a Inglaterra Levanta Espafia, tu famosa diestra desde el francés Pirenne al moro Atlante, y al ronco son de trompas belicosas haz, envuelta en durisimc diamante, de tus valientes hijos feroz muestra debajo de tus sefias victoriosas; tal. que las flacamente poderosas fieras naciones contra su fe armadas, al claro resplandor de tus espadas y a la de tus arneses fiera lumbre, con mortal pesadumbre ojos y espadas vuelvan, y como al Sol las nieblas, se resuelvan, © cual la blanda cera desatados alos dorados luminosos fuegos de los yelmos grabados, queden, como de fe, de vista ciegas. Tu, que con celo plo y noble safia el seno undoso al himide Neptuno de selvas inquietas has poblado, y cuantos en tus reinos uno a uno empufian lanza contra la Bretafia, sin perdonar al tiempo, has enviado en numero de todo tan sobrado, que a tanto lefio el himido elemento y a tanta vela es poco todo el viento, fla que en sangre del inglés pirata tefiira la escarlata su color verde y cano el rico de ruinas Oceano; y aunque de lejos con rigor traidas, ilustraré tus playas y tus puertos de banderas rompidas, de naves destrozadas, de hombres muertos Oh ya isla catdlica, y potente templo de fe, ya temple de herejia, campo de Marte, escuela de Minerva digna de que las sienes que algtin dia omé6 corona real de cro luciente cifia quirnalda vil de estéril hierba, madre dichosa y obediente sierva de Arturos, de Eduardes y de Enricos, ricos de fortaleza, y de fe ricos; ahora condenada a infamia eterna por la que te gobierna con la mano ocupada del huso en vez de sceptro y de la espada: mujer de muchos, y de muchos nuera, joh reina torpe, reina no, mas loba libidinosa y fiera, flamma dal ciel su le tue trezze piova! 100 Ta, en tanto, mira all4 los otomanos, las Jonias aguas que el Sicano bebe, sembrar de armados Arboles y entenas, y con tirano orgullo en tiempo breve domando cuellos y ligando manos, y sus remos hiriendo las arenas, despoblar islas y poblar cadenas. Mas cuando su arrogancia y nuestro ultraje no encienda en li un catélico coraje, mira (si con la vista tanto vuelas), entre hinchadas velas el soberbio estandarte que a los cristianos ojos (no sin arte), como en desprecio de la Cruz sagrada mas desenvuelve, mientras més tremola, entre lunas bordada del caballo feroz la crespa cola. Fija los ojos en las blancas lunas, y advierte bien, en tanto que ti esperas gloria naval de las britanas lides, no se calen rayendo tus riberas, ¥ pierden el respeto a las colunas llaves tuyas y término de Alcides: mas si con la importancia el tiempo mides, enarbola, oh gran madre, tus banderas, arma tus hijos, vara tus galeras, y sobre los castillos y leones que ilustran tus pendones, levanta aquel leén fiero del tribu de Juda, que honré el madero; que él hard que tus brazos esforzados llenen el mar de barbaros nadantes, que entregquen anegados al fondo el cuerpo, al agua los turbantes, Cancién, pues que ya aspira a trompa militar mi tosca lira, después me oirdn (si Febo no me engafia) e] carro helado y la abrasada zona cantar de nuestra Espafia las armas, los triunfos, la corona. {Luis de Géngora) 101 Practica 8.2 Memerice la siguiente poesia: 102 Cancién del Pirata Con diez cafiones por banda, viento en popa, a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantin Bajel pirata que laman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confin. La luna en el mar riela, en la lona gime el viento, y alza en blando movimiento olas de plata y azul. Y ve el capitan pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otre Europa y allé a su frente Estambul. «Navega, velero mio sin temor, que ni enemigo navio, ni tormenta, ni bonanza tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor. Veinte presas hemos hecho a despecho del inglés, y han rendido sus pendones cien naciones amis pies.» Que es mi barco mi tesaro, que es mi Dios la libertad, imi Jey Ja fuerza del viento, ini tinica patra, la mar. «Alla muevan feroz guerra clegos reyes por un palmo mas de tierra: Que yo tengo aqui por mio cuanto abarca el mar bravio, a quien nadie impuso leyes. Y no hay playa, sea cualquiera, ni bandera de esplendor, que no sienta mi derecho, y dé pecho ami valor.» Que es mi barca mi tesoro.. «A la voz de “jbarco viene!" es de ver eémo vira y se previene — —103 104 a todo trapo escapar, que yo soy el rey del mar. y mi furia es de temer. En las presas yo divide Jo cogido por igual: Sédlo quiero por riqueza la belleza sin Tival» Que es mi barce mi tesoro.. «/Sentenciado estoy a muerte! yo me rio: No me abandonde la suerte y al mismo que me condena, colgaré de alguna antena, quiza en su propio navio, Y si caigo, équé es la vida? por perdida ya la di, cuando el yugo del esclavo, como un bravo, sacudi» Que es mi barco mi tesoro_ «Son mi misica mejor aquilones: El estrépitoe y temblor de los cables sacudidos, del negro mar los bramidos y el rugir de mis cafiones. Y del tmeno al son viclento y del viento al rebramar, yo me duermo sosegado, arrullado por el mar.» Que es mi barco mi tesoro, que es mi Dios Ia libertad, mi ley la fuerza del viento, mi unica patria, la mar. Qosé de Espronceda) 105 Practica 8.3 Memorice la siguiente poesia: 106 Romance de Abendmar —jAbendmar, Abenamar, moro de la morerfa, el dia que tt naciste grandes sefiales habia! Estaba la mar en calma, Ja luna estaba crecida: moro que en tal signo nace no debe decir mentira—. Allf respondiera el mero, bien oiréis lo que decfa —Yo te lo diré, sefior, aunque me Cueste la vida; porque soy hijo de un mero y¥ una cristiana cautiva, siendo yo nifia y muchacho, mi madre me lo decia: que mentira no dijese, que era grande villania: por tanto, pregunta, rey, que la verdad te diria. —Yo te agradezco, Abendmar, aquesa tu cortesia. iQué castillos son aquéllos? jAltos son y relucian! —E] Alhambra era, sefior, y la otra la Mezquita: los otros los Alixares, labrados a maravilla. El more que los labraba cien doblas ganaba al dia, y el dia que no los labra, otras tantas se perdia. El otra es Generalife, huerta que par no tenta; el otro Torres Bermejas, castillo de gran valia—. Allf hablé el rey don Juan, bien oiréis lo que decia: —8&i th quisieras, Granada, contigo me casaria; daréte en arras y dote a Cérdoba y a Sevilla. —Casada soy, rey don Juan, casada soy, que no viuda; el moro que a mi me tiene muy grande bien me queria. (Anénimo) ~ 107 Practica 8.4 Memorice la siguiente poesia: 108 Un soneto me manda hacer Violante: En mi vida me he visto en tal aprieto; catorce versos dicen que es soneto; burla burlando van los tres delante. ‘Yo pensé que no hallara consonante, y estoy a la mitad de otro cuarteto; como me vea en el primer terceto, no hay cosa en los cuartetos que me espante. Per el primer terceto voy entrando, y parece que entré con pie derecho, pues fin con este verso le voy dando. Ya estoy en el segundo. Es mds, sospecha que voy los trece versos acabando Contad si son catorce, y esta hecho. (Lope de Vega) Practica 8.5 Memorice la siguiente poesia: Ande yo caliente. Ande yo caliente y nase la gente. Traten otros del gobierno del mundo y sus monarquias, mientras gobiernan mis dias Mmantequillas y pan tierno, y las mafianas de invierno naranjada y aguardiente, y nase la gente. Coma en dorada vajilla principe con mil cuidados como pildoras dorados: que yo en mi pobre mesilla quiero mas una morcilla que en el asador reviente, y rlase la genie. Cuando cubra las montafias de blanca nieve el enero, Log tenga yo lleno el brasero de bellotas y castafias, y quien las dulces patrafias del rey que rabid me cuente, y rase la gente. Busque muy enhorabuena el mercader nuevos soles; yo, conchas y caracoles entre la menuda arena, escuchando a Filomena sobre el chopo de la fuente, y nase la gente Pase a medianoche el mar y arda en amorosa llama Leandro por ver su dama; que yo mas quiero pasar del golfo de mi lagar la blanca o roja corriente, y nase la genie. Pues Amor es tan cruel que de Piramo y su amada hace tdélamo una espada, do se junten ella y él, sea mi Tisbe un pastel, y la espada sea mi diente, y Mase la gente. (Luis de Géngora) 110 E] sistema de las palabras semejantes Una vez visto en los capitulos anteriores cual es el régimen general que debe seguirse para recordar adecuadamente, vamos ahora a introduciros en diversas técnicas un poco mas especificas, que suponen el dominio de las anteriores. La primera de las que vamos a ver es la técnica de las palabras semejantes. Muchas veces, a la hora de realizar una visualizacién que sea efectiva, nos encontramos con el problema de que resulta dificil dar con una imagen suficientemente clara y precisa de aquello que queremos recordar. Tanto es as{ que a veces resulta incluso mas dificil recordar conceptos concretos que conceptos abstractos, porque de los conceptos abstractos siempre podemos encontrar algun ejemplo, o algo que nos resulte suficientemente revelador con respecto a la idea que queremos recordar. Pero para recordar cosas concretas a veces no existe nada que pueda imaginarse si no es precisamente la cosa misma, y puede ser que ésta no la conozcamos. Por ejemplo: .qué es un zaragleyes? O, .qué es un ma- chero? :Qué un seboro? ¢Qué una dionea? La solucién, en este caso, nunca es rendirse, Sobre todo porque se presenta frecuentemente. El problema es mas agudo cuando se trata de estudiar y Ill aprender idiomas extranjeros, y por eso gran parte de los perfiles de la técnica de las palabras semejantes la reserva- remos para el momento en el que tratemos del estudio del vocabulario extranjero. No obstante, precede dar aqui alguna idea que permita ya encontrar visualizaciones para aquellos casos en los cuales no conecemos la cosa que queremos recordar. Por ejemplo, imaginemos que queremos recordar el con- junto de los jugadores que componen la alineacién de un equipo de filbol extranjero. Supongamos que los nombres de estes sefiores son los siguientes: l. Meyer 5. Jensen 9. Svensson 2. Schumacher 6. Kaiser 10. Franzelin 3, Reinhard 7. Lieberman ll. Hammarskhédl 4. Horroby 8 Luthpaul En principio, la lista anterior podria ser la relacidén de cual- quier equipo de futbol que juegue la Copa de Europa. Para cualquiera, tanto si es por aficién como si es por profesién, podria resultar interesante aprender esta lista. Supongamos entonces que es su intencién recordarla, y que no tiene ni idea de lo que significan esos apellidos No queda mas remedio que acudir a alguna técnica que evoque otras cosas previamente ya conocidas. Y es para eso que se usa el sistema de las palabras semejantes Se trata de enconirar alguna palabra conocida que, aunque Ja relacién que se ponga sea absurda, evoque fonéticamenia del modo mds perfecto posible la palabra extranjera que se quiere recordar. Con esta evocacién fonética se hace la correspondiente asociacién visual La palabra conocida puede ser castellana o no; lo que _importa es que sea previamente conocida, y que «suenes lo mas parecido posible. 12 Por ejemplo, para recordar la palabra Meyer, puede recordarse mayor, Para recordar Schumacher, puede recordarse chumacera Y asi con todas las dems segitin la siguiente relacién: Meyer Mayor Schumacher Chumacera Reinhard Rewiir Horreby Horrible Jensen Yo-no-sé Kaiser Casero Lieberman Libre-mama Luthpaul De-luto-Paul Svensson Sanson Franzelin Francisquin Hammarskhédl Jamas come Como queda claro, ninguna de las anteriores palabras tiene asociacién ldgica con el nombre al que quiere hacer referen- cla. Sélo hay una asociacién meramente fonética o de puro sonido, Una persona de habla castellana facilmente identificaria el sonido castellano con el sonido extranjero anterior. Desde luego, la técnica no es perfecta, pero es la que mas facilita la memoria para poder recordar todos y cada uno de los ante- ricres nombres. Por tanto, en estos casos, la visualizaci6n requiere un es- fuerzo mayor, por cuanto no se trata solo de un esfuerzo de la imaginacién, sino ademés también, en cierto sentido, de un esfuerzo del oido. Es claro que Ja imagen debe construirse en funcién de otra palabra que permita o facilite una imagen que haga rela- cién al modo como Ja palabra suena, y no espectificamente a Jo que significa. Desde luego, si se tiene conocimiento de lo que el apellido extranjero quiere decir, o —mas alin— si se domina el idioma = 113 extranjero, o si por cualquier casualidad se tiene un amigo que usa ese mismo apellido, es mejor poner otro lipo de imagen, porque ello da mayor firmeza a la memoria. Por ejem- plo, «Schumacher» significa, en aleman, «zapatero», Y «Kaisera, en el mismo idioma, significa «emperador. Por ello, seria mu- cho més facil imaginar directamente al zapatero, o a un empe- rador, que la «chumacera» © el «casero», Pero para esto hay que saber aleman, lo que no se supone de todo el mundo. Evidentemente, para recordar las palabras castellanas que sustituyen a las palabras antes recogidas en relacién con los apellidos del equipo de futbol, no hay que abandonar Jas técnicas que hemos mencionado en los capitulos anteriores para la visualizacién, Una cosa es que la palabra que sustituye al apellido extranjero sea una palabra o expresidn castellana, y olfa es que, para recordar esta palabra castellana, pueda prescindirse de la visualizacién. Como hemos dicho reiteradas veces, lo que mayor firmeza da al recuerdo es la visualiza- cién. Y por eso, en cada caso habrA que buscar la visualizacién mas perfecta para recordar con precisién el concepta ex- tranjero, mediante la palabra semejante. Pero esta asociacidn mental habrd que visualizaria. Por ejemplo, y empezando por el final, debemos visualizar el concepto de Sansén, para llegar a la idea de Svensson. También, para imaginar la idea de libre-mama, puede hacerse alguna visualizacién sencilla, como por ejemplo una madre que deja a sus hijos en casa de su suegra. Esto deja libre ala mama y nos recordard la idea de «Liebermans. Es muy facil también visualizar el concepto de casero, si @s gue usted tiene alguno. Y si no, no resulta muy dificil tampoco imaginar a cualquier persona de tal condicidn. Y asf ha de procederse sucesivamente con todas las demas palabras, para poder imaginar con precisién, visualizandcla, la expresién castellana que queremos recordar. Sélo después, una vez conocida la palabra castellana, vendra a la mente la expresiOn semejante, que en un idioma extranjero constituye el apellido que en este caso pretendemos recordar. 114 Quiz4 haya pensado el lector que éste es un problema exclusive del aprendizaje de palabras extranjeras, del estudio de idiomas. Nada de eso. Hay cientos de palabras castelanas que no conoce, y con las que antes o después se encontrara Y entonces, ,cémo hacer para recordar el significado de la nueva palabra? No hay mas remedio que utilizar el sistema de las palabras semejantes Y¥ para demostrarlo, aqui va la siguiente practica: a 118 Practica 9.1 Memorice el lector las siguientes palabras. Todas ellas estan recogidas del Diccionario de la Real Academia de la Lengua Espafiola: espiritrompa secatura aciano decolacién pepidn cacodilo maesa galega zuavo regomeyo ditero céccido tutti confugio guban barrachel gesneridceo yero caracul limeta letuario chilindrina picotera momérdiga eidetismo rija reseda feble visura secoya ‘qaelonio xerolftalmia 116 ~ Cémo aprender nimeros (I) Es cierto que exisien gentes que tienen una especial faci- lidad para aprender numeros. Como siempre, en esto como en todo, hay personas que son excelentes sin proponérselo. Sin embargo, la mayoria de los mortales estamos conde- nados a aprender los niimeros mediante algiin mecanismo que nos penmita visualizar algo tan abstracto como la can- tidad. El método que pasamos a exponer es antiguo como la escritura, y anciano como los griegos Sélo que este método se ha olvidado, por culpa sobre todo de los niimeros ard- bigos. Es sabido que Fibonacci (Leonardo Pisano), cuya infancia transcurrié —a pesar de su nombre— en lo que hoy es Argelia intredujo la notacién decimal indo-araébiga en la cultura euro- pea. Desde entonces, contamos entre nosotros con una re- presentacién grdfica de los nimeros, diferente de la usada hasta entonces, que atribufa una sigla propia para cada canti- dad entera, y a la que hoy ya todos estamos acosturnbrados (son los nimeros 1, 2, 3., aunque faltaba el «0»; pero eso es otra historia). Pero, hasta ese momento, la cultura sélo conocia las formas menos evolucionadas de asignar a cada letra del alfabeto 117

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