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Bisuo [1578-0236 (2012) XIKEXTRA, 3-12] EL ESTADO DE BIENESTAR FRENTE A LA CRISIS POLITICA, ECONOMICA Y SOCIAL THE WELFARE STATE FACING THE POLITICAL, ECONOMIC AND SOCIAL CRISIS TomAs FeRNANDEZ-GaRCIA Untvensionn Nacionat oF Eoucacion a Distat RESUMEN Después de la experiencia vivida durante estos aos dde democracia, de incorporacién a la Unién Euro- pea e implantacién del modelo de bienestar que ha traido grandes ventajas econdmicas, poltias y so- diales a los ciudadanos espafioles, Espafa, en estos momentos se enfrenta a una nueva recesién econé- mica, donde los defensores del neoliberalismo estén Imponiendo fuertes medidas de recorte social a los ‘gobleros nacionales, dejando al margen det siste- ma productivo a millones de personas que empie- zan a suftir procesos de pobreza y exclusién social Frente a estos grandes problemas es necesario, una vvezmés, como han hecho ls ciudadanos.a largo de Ja historia, defender los valores que son inherentes a la democracia:laigualdad, la equidad y la coope- racionaltrusta de las politicas piblicas para salir de Fa actual situacion, PALABRAS CLAVE Neoliberalismo. Pobreza, Derechos. Servicios Social- es. Trabajo Social. SPAR ABSTRACT Spanish democracy ~ including the incorporation into the EU and the implementation of the welfare state has brought economicsocialand politic great Improvements to Spaniards. Spain is now facing a new global economic recession where advocates of neoliberalism are imposing heavy social cuts to the national governments. This situation leaves aside the production system for millions of people who begin to suffer poverty and social exclusion. With these major problems, Its necessary for citizens to defend democratic values (Le. equality, fairness and. altruistic cooperation). KEYWORDS: Neoliberalism. Poverty. Rights. Social Services. So- dal Work, Recibido: 2011.12.27. Revisado: 2012.01.05. Aceptado: 2012.01.16. Publicado: 2012.02.01. 7 Correspondencia: Tomés Femdndez Garcia. Departamento de Trabajo Social. Universidad Nacional de Educa- ign a Distancia. Facultad de Derecho. Despacho 033. Calle Obispo Trejo, 2. Madrid. 28040. Espafia. Téno: (00-34) 913989223, Fax (00-34) 913989551. E-mall tfemandez@der.uned.es Porrutania Vot. XIl, N° Berea, [3-12] ssw 1578-0236 DOI:10.5218/rers.2012.0001, Tous Fowetnnex Garcia INTRODUCCION En los cerca de 40 afios que llevamos de demo- cracia en Espatia, pocas palabras se han repetido tanto como la palabra cambio, y efectivamente, lo hha hecho de una forma tan répida y tan evidente que es necesario pararnos a reflexionar sobre el alcance de las transformaciones en el conjunto de todas sus estructuras: econémicas, politicas y sociales. Es I6gico pensar que la modernizacién y el cambio social espafiol en cuanto a creacién de su Estado de Bienestar no se ha producido de forma improvisada, sino que es el resultado de un proce- so histérico que podemos acotarlo en un periodo aproximado de treinta y cinco afios, aungue este proceso se haya acelerado a partir de los inicios de los afios ochenta, acercindonos a otros paises de nuestro entorno europeo que ya gozaban de una larga tradicién democritica y con unas esteucturas econémicas, politicasy sociales modernas, y con un Estado de Bienestar que trajo consigo importantes cotas de libertad, de seguridad y de cohesién social por el hecho de considerar a sus ciudadanos sujetos de derechos politices, civles y sociales. En el afio 1949, el socislogo TH. Marshall pro- muncié en Cambridge unas conferencias (en honor de su homénimo el economista Alfred Marshall), en las que trazaba un esquema simplificador pero muy sugerente del proceso histérico de formacién del concepto moderno de ciudadania. La tesis que defendia era que este proceso pasa por tres faseshis- tGricamente contingentes, entre las que no parece exist estrictamente un nexo causal, o porlo menos no se ve una necesidad predeterminada de que se produzcan en este orden: La primera de estas fases corresponderia al siglo XVII, que serfa el momento de la afirmacién de los derechos civiles. La segunda carresponderia al siglo XIX, con la afirmacién de los derechos de partici- pacidn politica, la fase de auge de lo que podsfamos lamar democracia representativa. Y la tercera fase tendrla lugar en el siglo XX, y supondria el reco- nocimiento de derechos sociales de la ciudadania, ‘que pretenderian garantizar minimos de bienestar: de ingresos, educacién, sanidad y otros servicios so- ciales para el conjunto de los ciudadanos. Estos tres elementos, aunque hayan tenida fa- ses histéricas diferenciadas en tiempos y lugares, ‘marcan el concepto de ciudadania que podemos definirlo como el conjunto de hombres y mujeres que viven en un entorno geogréfico conereto, cuyo sistema democritico les reconoce como ciudadanas con derechos y deberes politicos y sociales. Si conjugamos estas tres fases de las que nos hablaba Marhsall, se podria decir que el Estado de Bienestar se define por la existencia de derechos sociales universales, vinculados a la condicién de ciudadanta Los inicias de lo que se conoce como Estado de Bienestas se remontan al aflo 1942 en Reino Unido con el famoso informe que le entrega Lord Beve- ridge al Primer Ministeo inglés Churchill, con el titulo “El pleno empleo en una sociedad libre”. Su objetivo eta crear un sistema de proteccién social Una politica que él mismo la acoté temporalmente porque decfa que los poderes piiblicos venfan que ‘proteger a los ciudadanos desde la cuna hasta la tumba’, una definicién clara y precisa de lo que querla. Hablaba de un sistema de proteccién uni- versal, que legara a todos los Ambitos de la vida El nuevo modelo se desarsollé a partir de un gran acuerdo técito entre las grandes futerzas ceoné- micas y politicas del viejo continente: socialdems- ccratas, democristianos y liberales. Por un lado, fa representacién de los trabajadores acepts el sistema politico y econémico capitalista y, por otto lado, la representacién de los poderes econémicos acepté el desarrollo del Estado del Bienestar bajo la inspira- ci6n tedtica del pensamiento keynesiano. Los socialdemécratas introdujeron el debate de la lucha de clases dentro del sistema politicos los de~ ‘moctistianos vieron la posibilidad de defender sus tesis sociales; y los liberales, aunque cedieron parte de su poder, también intuyeron la posibilidad de se- ‘guir garantizando el libre mercado y el crecimiento econdmico. Los pafses de la Europa democrdtica, que adop- taron el modelo denominado Estado de Bienestat, asumieron rasgos comunes pero no homogéneos, legitimando al Estado para realizar una interven- cin econémica limitada por sus propias Constitu- ciones y garantizar la libertad de mercado por los acuerdos internacionales. Con estas caracterfsticas, Europa daba un salto cualitativo y cuantitativo en su modelo econé- ico y social, donde la participacién en el mercado laboral fue uno de los pilares en el que se asenté la universalizacién del bienestar social en Europa después de la II Guetra Mundial. La seguridad en el empleo y un salario constituyeron la base para mejorar la calidad vida de las familias y la realiza- cin personal de los ciudadanos. La expansin de un comercio reciente y la redistribucién estatal aseguraron el pleno empleo y los crecimientos sa- lariales. “Los ingresos por el trabajo fueron la via dela concepcin de la pobreza como un problema Poxruauia Vou. XII, N® Exra, [3-12] ssw 1578-0236 BL S700 DE BIENESIAR MENTE A LA cn POLE, HCONENIEA¥ <0 coyuntural” (Arriba, 2002). La universalidad de los servicios puiblicos en los 4mbitos educativos, sanita- rios y de pensiones, junto con una legislacién social ‘moderna evitaba que la enfermedad, la incapacidad 6 la vejez llevaran @ los ciudadanos a la pobreza. El concepto de ciudadania ha sido fundamencal dentro del sistema democritico y dentro del mode- lo de bienestar europeo durante estos afios, aunque no han evitado la reproduccién de la desigualdad social, las politicas sociales si que han generado una mayor igualdad entre las clases sociales, ademés, han facilitado la igualdad de oportunidades hacien- do posible que al margen de las diferencias de clase, edad, o género, los ciudadanos tengan los mismos derechos para desarrollar sus eapacidades vitales. LA EROSION. DEL ESTADO DE BIENESTAR Y LA EXCLUSION SOCIAL El modelo funcioné durante 30 afios aproxima- damente mientras existié el pleno empleo, poste- Fiormente la crisis econdmica de los afios setenta y ochenta quebré las expectativas del crecimiento EI desempleo masivo por el declive industrial, la precariedad labora, los ingresos irregulares, més la pobreza tradicional, ya fuera sobrevenida o exénica, inerementaron los procesos de desigualdad, Los miicleos urbanos de las grandes ciudades de- jaron de ser espacios de inclusién, pera convertirse en espacios donde la marginacién se hacia visible en sus calles. Eran unas causas distintas de la pobreza tradicional, pero era la nueva pobreza que emergia ccon fuerza después de afios de crecimiento econé: ico y de la seguridad que suponia para los ciuda- danos europeos el modelo de bienestar. E] Estado de Bienestar, que habla traldo consi- g0 altas cotas de igualdad y solidaridad colectiva, se empez6 a cuestionar en los afios ochenta por las ideas neoliberales que intentaron erosionar el con- ‘senso que habia existido durante afios sobre las po- Iiticas sociales. Una ofensiva que se reforz6 con el discurso conservador del agotamiento del paradig. ma keynesiano en economia, la caida del muro de Berlin, a democratizacién de los paises del centro y el este de Europa y la aceleracién del proceso de glo- balizacién econémica, cuyos referentes ideolégicos y politicos més imporcantes fueron Margaret Tha- ‘cher en Reino Unido y Ronald Reagan en Estados Unidos, posteriormente en el afio 1992 aparecié el libro de Francis Fukuyama, “Elfin dela historia y el Ultimo hombre”, que proponfa como tinica opcién viable al liberalismo democrético frente a la evsis, que deberfa constituirse como un pensamiento tini- Porrutaaia Vou, XIl, N® Exraa, [3-12] ssw 1578-0236 co, donde las ideologias ya no serfan necesarias y tendrfan que ser sustituidas por la economia E] clima que se cre6 de conteneién econémica en aquellos afios, llevé directamente a los circulos empresariales més duros a reclamar con énfasis des- regulaciones laborales para adaprarse a las nuevas, condiciones y evitar el riesgo de cierres de empresas en un marco econdmico cada vez més globalizado, donde los despidos de los trabajadores fueron ma- sivos, con la excusa de salir de crisis. El desempleo se fue incrementando hasta aleanzar magnitudes importantes, produciéndose en aquellos afios un cambio visible en la conceptualizacién de la pobre- a. Un nuevo término monopolizs las discusiones sobre los sectores més desfavorecidos de la sociedad la exclusién social, que superaba el concepto tradi- cional de pobreza, como una realidad estatica, de Ja que hay que ocuparse en un plano meramente benéfico, caritativo o asistencial. La exclusién se entendié como una negacién de derechos sociales y oportunidades fundamensa- les, definiéndose como un proceso de desafiliacién social, econémica y relacional, que se constituye como un problema multidimensional, tanto en sus causas (desempleo, bajas ingresos, enfermedad, ruptura familia.) como en el acceso precario a los derechos que constituyen la ciudadanfa. (Existe dé- ficit de ciudadanfa cuando no se esté en disposicién de ejercer con plenitud todos los derechos). La década de los afios noventa y la actual, han seguido marcadas por la globalizacién econémica y tecnolégica, donde las empresas han sido capaces de implancar una nueva forma de capitalismo earacteri- ada por las actividades econdmicas y comerciales, la flexibilidad en el mercado de trabajo y un mayor po- der de las empresas en relacién con los trabajadores. Los sindicatos también perdieron parte de su capacidad de negociacién con las patronales por la debilidad de sus recursos organizativos y por sus di- ficultades para incorporar a sus filas a nuevos grupos y generaciones de trabajadores. En este contexto, la fuerza de trabajo se fue devaluado y fragmentando entre unos sectores tecnificados y una mano de obra barata que ha llegado a limites de auténtica miseria APUNTES SOBRE LOS PROBLEMAS SOCIA- LES EN ESPANA (1939- 1982) Mientras que en la Europa de la posguerra se afirmaban las instituciones del modelo de bienes- tar, la Espafia de la dictadura, aparte de acabar con los derechos politicos, sindicales y de opinién, fue muy regresiva en materia de derechos sociales, en- “Tows Feansnoez Gascin firentindose desde el final de la guerra civil hasta la Iegada de la democracia a situaciones draméticas de necesidad de amplios sectores de la sociedad. La Administracién pablica con escasas dotacio- nes de proteccién social y una gran debilidad de Jas escructuras del bienestar colectivo, dejé al descu- bierto durante cuarenta afios, a millones de perso- nas que soportaron intolerables grados de desigual- dad social y econdmica y grandes deficiencias en el terreno educativo, cultural y sanitario con escasas infraestructuras. Nuestro pais suftié un &odo masivo entre los afios 1950- 1970, de dos millones de espafioles que tuvieron que emigrar @ otros paises de la Europa Occidental por las condiciones de pobreza en las que estaba histéricamente instalada Espafia, per- diendo una magnifica fuerza de trabajo en cantidad y calidad, que hubiera supuesto un gran beneficio para el pals, ademés del desgarro personal y fami- iar que suponia de dejar atrés el lugar que les vié En los afios setenta, el Impuesto sobre la Renta de las Personas Fisicas rondaba el 12%, y el gasto social piiblico estaba alrededor de un 11%, de los presupuestos Generales de Estado. Entre los afios 1976 y 1982 el crecimiento era tan sdlo del 1,5% en promedio anual. El niimero de desempleados estaba alrededor de un 20%. La inflacidn se situaba en un 18% (nueve puntos por encima de la media de la Comunidad Europea) Existfan unas empresas industriales obsoletas, con tuna gran conflictividad laboral, donde los salarios subjan dos o tres puntos por encima de la inflacién lo que creaba aun més inflacién. La dictadura “dej6 de herencia una econo mia y una sociedad sometidas a grupos de interés econémico y financiero muy reducidos, pero muy poderosos, y un tejido productive débil dominado también por grandes empresas y los bancos, cuya influencia politica conquistada en aquellos aftos hran logrado pervivie précticamente hasta la actuali- dad” (Navarro, Torres y Garzén, 2011). Posteriormente, los primeros gobiernos de la de- mocracia tuvieron que articular las estructuras de bienestar en una coyuntura histérica marcada por las restricciones presupuestarias en el resto de la Eu- ropa Occidental, por las tendencias neoliberales de las politicas econémicas, y con una fuerte presién ideoldgica dentro y fuera de nuestras fronteras. LA CONSTITUCION ESPANOLA Y LA CREA- CION DEL ESTADO DE BIENESTAR Laaprobacién de la Constieucién Espatiola en el afio 1978 supuso una eclosién libertades, desembo- cando en el desarrollo de nuevos derechos sociales y estableciéndose una politica fiscal y una estructura de gasto publico que permitieron el avance de la proteccién social y de los servicios publices basicos que condujeron, én su conjunto, ala creacién de lo que ya se conoce fuera de nuestras fronteras como el modelo de bienestar espafiol, basado en criterios muy parecidos a otros modelos de la Buropa Occi dental Tieinta y tres afios después de aprobar la Cons- titucién Espafiola, se puede decir que Espafia es un pais moderno en sus estructuras politicas, eco- ndmicas y sociales. Se ha incorporado con pleno derecho a la Unién Europea, se ha acabado con una parte importante de la pobreza tradicional que estaba instalada en Espafia desde hacia siglos, se han reducido los déficit sociales, se ha alean- zado un nivel éptimo de formacién y cualifica- cin de las generaciones més jévenes, somos uno de los paises con mayor de esperanza de vida del mundo y todo esto ha sido posible porque se han podido reunir las condiciones que han permiti- do desarrollar unos sistemas de proteccién social universales basado en cuatro pilares fundamen- tales: el sistema publico de salud, el educativo, el de rentas y pensiones y, como cuarto pila los servicios sociales que no ha conseguido su univer- salizacién, siendo hasta el dia de hoy, una de la as- piraciones histoticas de los trabajadores sociales. La contribucién del Trabajo Social al modelo de bienescar y més concretamente a la creacién de los Servicios Sociales en la transicién politica, y poste riormente en la democracia, ha sido decisiva para su configuracién, estando muy vineulada a sus va~ lores y principios: la libertad, la justicia social, o la igualdad. Han sido etapas de especial significacién por la movilizacién y despliegue que la profesién ha desartollado a lo largo de los afios, con un compro ‘iso profesional con las organizaciones sociales de los colectivos que sufifan alggin tipo de diserimina- cin o marginacién social. La Organizacién de Asistentes Sociales (RE- DAAS), promovié durante la transicién politica la claboracién de un proyecto profesional para la po- litica de bienestar que el nuevo Estado Social y de Derecho deberfa implantar, aportando criterios para la construccién del Sistema Puiblico de Servicios Sociales, y proponiendo un modelo municipalista Posruag Vou. XIl, N° Exes, [3-121 is 1578-0236 BL esrao i IEWESTAR FRENTE A LA CR POLICA,EcCHE soca de intervencién profesional a partir de la realidad local. La profesién reclamé insistentemente la “uni- versalidad de los derechos sociales”, “como garantla preventiva frente a la pobreza y la exclusién social, o cual supuso la liquidacién del antiguo régimen de beneficencia puiblica, con el objetivo de offecer cobertura a determinadas necesidades sociales deri- vadas de la convivencia personal y social, que han sido estudiadas por la profesidn valorindose que es- tas necesidades al igual que la salud o la educacién, también deberfan de estar amparadas por la politica de bienestar social y contar con un Sistema Pibli- co de Servicios Sociales especifico, cuyo referente profesional fueran los trabajadores sociales” (De las Heras, 2002) La expansién que han tenido los Servicios So- ciales desde los afios 80, se ha traducido en la cons- truccién y mantenimiento de una red de equipa- ientos sociales de atencidn primatia y de centros especializados que ya forman parte de la geografia cotidiana de los pueblos y ciudades de Espafia Todo un engranaje de normativa juridica, so- ial, y de descentralizacién autonémica y local, que a su vez, ha generado una importante y signi- ficativa creacién de empleo dentro de las ciencias sociales: trabajadores sociales, psicdlogos, socislo- gos, educadores, animadores socioculturales econo- mistas, abogados o personal de servicios, trabajan en procesos de intervencién social. Se calcula que son aproximadamente 70.000 los profesionales que desarrollan su labor en equipos multidisciplinares, ofteciendo cobertura alas necesidades sociales de la ciudadanfa espafola Una afirmacién que queda demostrada con un simple y preocupante dato: sdlo el 159% aproxima damente de la poblacién espafiola solicita actual- mente unos servicios que deberian ser universales segiin los principios que vienen recogidos en todas las Leyes Autondmicas de Servicios Sociales. Postetiormente hay otro punto de inflexién en al sistema de bienestar, que estuvo impulsado por la Universidad de Castilla la Mancha y el Consejo Ge- netal de Trabajadores sociales, que dio lugar a lo que ya se conoce como el Manifesto de Talavera que na- ‘6 en las Jornadas “Derechos Universales: Los Ser- vicios Sociales en el Estado del Bienestar”, en el afio 2003. Asistieron 300 profesionales que debatieron la universalidad de los Servicios Sociales. Al Manifies- to se sumaron 250 organizaciones sociales y més de 50.000 personas. Fue publicado por el diario El Pais dl dia 8 de diciembre del afio 2003, que coincidia estratégicamente con el 25 aniversario de la aproba- cién de la Constitucién Espafola Pontutanin Vou. XII, N® Exra, [3-12] s5w 1578-0236 E! Manifesto tuvo una trascendencia fundamen- tal en la vida politica y social de Espana, porque fue un revulsivo para los partidos politicos, porque, en algunos casos en su totalidad y, en otros, en parte, sus conclusiones fueron recogidas en sus programas clectorales. Todo el proceso sirvié de base para el desarrollo y posterior aprobacién en el Pleno del Congreso de los Diputados el dia 30 de noviem- bre del 2006 la Ley de Promocién de la Autonomia Personal_y Atencién a las Personas en situacién de Dependencia con una financiacién que supondsia 12.638 millones de euros hasta el afio 2015 y un aumento del 1% de gastos sociales del PIB, univer- salizando en parte los servicios sociales. Con la aplicacién de estas grandes politicas pi- blicas, se han conseguido cotas aceptables de bien- estar para una parte importance de los ciudadanos, aunque se debe reconocer que todavia quedaban pendientes bolsas de poblacién que sufrfan proce sos de exclusién social, fruto de la historia, pero también de un nuevo modo de entender las relacio- nes econémicas basadas en las influencias neolibe- rales de los afios ochenta, y en la disminucién de los gastos sociales que se habfan venido produciendo en Europa desde esa época. Enelafio 1996, dedicaba nuestro pais un 24, 6% del PIB a gastos sociales, que dejaban muy lejanos al 11.9% que se dedicaba en el afio 1977. Desde al afio 1998 al afio 2004, los gastos sociales se redujeron tun 4,2 %, llegando al 18,8% del PIB, poniéndonos a la cola de la Europa de los 15 (no ampliada), de- trds de Portugal y Grecia. Desde el afio 2004, hasta el 2007, los gastos sociales se incrementaron en un 2%, dedicando un total del 20, 89, segdin Eurostat (2008), entre otras razones, por el gasto social que supuso la puesta en funcionamiento el primer afio de la Ley de Dependencia, pero todavia esté muy Iejano del promedio de la UE-15 (27,39), En estos momentos, con las medidas de recorte social que se han tomado desde mayo del afio 2010, se puede afirmar que se han vuelto a reducir drésticamente los gastos sociales con relacién al PIB. LA RECESION ECONOMICA Y SOCIAL: JUSTI- FIACIONES DEL NEOLIBERALISMO FRENTE AL ESTADO DE BIENESTAR Después de la experiencia vivida durante estos afos de democracia, de incorporacién a la Unién Europea, de la implantacién del modelo de bien- estar que ha traido grandes ventajas a los ciuda- danos europeos y espaiioles, en estos momentos, Towle Feesinoez Gascis nos enfrentamos a una nueva recesién econémica mundial arrastrada por los Estados Unidos, que es la economia més importante del mundo, que enteé en el afio 2008 en una grave criss crediticia e hipo- tecaria que trajo consigo la bancarrota de diversas entidades financieras relacionadas con el mercado de las hipotecas inmobiliarias, como el Banco de Inversidn Lehman Brothers, encte otras compatilas hipotecarias. En estos afios, segtin confirmaron en el mes de agosto del 2011 los Ministros de Economia y Fi- nanzas de la Unién Europea, los veintsiete paises que la componen, han dedicado 3,8 billones de euros, que supone el 31.4% del Producto Interior Bruto (PIB) europeo, a rescatar bancos y entidades financieras para devolver la estabilidad al conjunto del sistema desde que empe2s la crisis, sin embargo, no ha existido ninguna declaracién por [a cual se sancione o expulse de la profesion a los directives y altos ejecutivos de las entidades que hun necesitado el rescate, es més, en algunos casos, han conseguido situarse como altos cargos en las administraciones piiblicas europeas y nacionales, decidiendo una ver. mis, los designios politicos y econémicos del futuro. No parece l6gico, indican numerosos x- pertos, que quignes han contribuido a generar los problemas gestionen su solucién desde dentro de fas entidades, y lo justo es que fueran inhabilitados para ocupar cargos de responsabilidad en el sistema bancario, ya que se han cometido muchos excesos ‘que han conducido a la actual stuacién. En esta coyuntura econémica y politica, los de- fensores a ultranza del neoliberalismo han responsa- bilizado una vez. mds, al modelo del bienestar de los ‘enormes gastos que suponen las politicas puiblicas, adoptando los distintos gobiernos nacionales medi- das muy duras de recorte social para equilibrar sus déficit, agravando los niveles de pobreza que ame- nazan la cohesién social, porque las medidas que se estén adoptando estén determinadas por objerivos puramente econémicos, intentando ademés como justificacién, que la sociedad acepte en su conjunto tun alzo grado de precatiedad de millones de fami- lias europeas, para encontrar de nuevo el camino del crecimiento. Para conseguir el control social de la crisis, han sido capaces de instalar en la memoria colectiva de los ciudadanos europeos lo que Joaquin Estefa- nnfa denomina en su tiltimo libro la “Economia del miedo”, porque ef miedo es un aliado del poder y un arma de dominacin politica social: El miedo al otro, al que viene a disputar los pocos empleos cexistentes y las beneficios del Estado del bienestar, a la inseguridad econdmica, a una distribucién de la renta y la riqueza cada ver més regresiva, y sobre todo, el miedo a que nuestros representantes, que hemos elegido democréticamente para que nos ayu- den a resolver los problemas piblicos y comunes, sean impotentes en conseguirlo, porque las decisio- nes ya no se toman en los parlamentos nacionales, sino en otros tertitotios alejados que nadie es ca- paz de distinguis, pero que se presupone que tienen que ver con los grandes mercados, y una vez més, como lo intentaron en los anos 80, aprovechando Ia crisis, estin reduciendo los beneficios sociales, los derechos, las conquistas que nos hicieron ser tri- plemente ciudadanos (civiles, politicos y sociales), durante los iltimos tres cuartos de siglo en Europa y desgraciadamente en Espafa solo en los iltimas tucinta afos. La codicia, la obtencién de ganancias répidas y ficiles, la especulaci6n, se han convertido en norma de comportamiento entre las élites cconémicas que estén en plena rebelidn, y la sensacién que se em- ppieza a tener, es que no existe un liderazgo politico fuerte en Europa, sino que esté gobernada por los sefiores de las finanzas, que ya no se conforman con ejetcer como grupo de presién a los gobiernos na- clonales, sino que ahora quieren llevar ellos mismos ltimén de a economia internacional, entiquecién- dose més alld de toda l6gica, e intentando romper el consenso sobre la cohesién social que habia existido durante la expansién del Estado del Bienestar Las secuelas de la crisis econémica se pueden medi viendo el considerable aumento de la pobre- zay la precariedad, donde el empleo se estd descru- yendo masivamente, dejando millones de familias ‘al margen del sistema productivo, y donde el poder adquisitivo de las clases medias que habfan crecido durante las dos tltimas décadas se esté reduciendo drdscicamente, y una parte muy significativa pasar a formar parte en los préximos meses de la exclu- sidn social. Hasta el afio 2008, Espafia tuvo durante 15 afios tun PIB y una tasa de creacién de empleo muy por encima de la media europea, que se tradujo en un desarrollo espectacular, por el ficil acceso al dine- ro a través de préstamos hipotecarios muy baratos y facilitando la extensién de suelo urbanizable sin prdcticamente ningtin tipo de control por los ayun- tamientos, ni por las comunidades auténomas “tras estos datos se escondfa una realidad que desvelaba determinados procesos de riesgo porque se habla truncado la tendencia de reduecién de la casa de pobreza, se habia producido una disminucién de has rentas de trabajo, mientras aumentaba las ren- Posrurann Vou. XII, N® Exrea [3-12] sv 1578-0236 x es1400 De NESTA FRENTE A a CRS POLINA, ECON Y SecA tas de capital, y el gasto social se habia empezado a distanciar de la media europea” (Navarro, Torres y Garz6n, 2011). Actualmente Espafia es uno de los patses més igados por la crisis, ya que soporta la rasa de paro mds alta de toda la Unién Europea, con un 22,81 % (EPA, cuarto trimestre 2011), donde la se- ‘gregacidn de este dato permite hablar no solamente de una crisis econdmica sino social: El 40% son pa- rados de larga duracién y todos los meses decenas de miles de personas dejan de cobrar el seguro de desempleo. El 47% de los menores de 25 afios estén en paro, En 1.500.000 de hogares ningdin miembro trabaja, y 500.000, ya han agotado todos los siste- mas de apoyo y no tienen ningin tipo de ingreso. Segtin el tiltimo informe de Caritas (2010), ha- bfa diez millones de personas en sicuacién de “rela- tiva pobreza” y otros ocho millones en situacién de “exclusi6n”, entre ellos, muchos parados cuya situa- cién de desempleo se ha vuelto erénica. La inmigracién supone otro factor para la expli- cacién del riesgo de pobreza constante (rentas bajas con ptivacién material), que era ya apreciable antes de la crisis, se ha agudizado a partir del afio 2008 debido al mayor aumento del paro en ese segmento de la poblacién y a la menor euantia de las presta- ciones y subsidios por desempleo. EL 67 por ciento de las personas que han acu- dido a organizaciones sociales en busca de apoyo, llegan derivados desde los servicios sociales piblicos ‘que se declaran “desbordados” ¢ incapaces de aten- derlos porque se caracterizan por ayudas “de muy baja intensidad”” Las prestaciones econémicas son “insuficientes” y poco eficaces en las stuaciones de urgencia debido ala falta de agilidad y flexibilidad del sistema. Ade- mis, el concepto de “necesidad bésica” de a Ad- ministracién es muy reducido y con frecuencia, no incluye demandas como alimentacidn, suministros, enseres, vivienda de urgencia, gastos sanitarios, 0 ‘medicamentos. Desde el comienzo de la crisis, se han ejecuta- do mas de 300.000 hipotecas sobre las viviendas, y se prevé que alcance las 520.000 en el afio 2015, segiin la Asociacién de Afectados por Embargos y Subastas (AFES). El procedimiento de desalojo és tn rodillo imparable, donde el banco se adjudica el bien por un valor ridiculo y reclama al denunciado todo el resto de la deuda, més los intereses y costas judiciales. Muchas familias no solo acaban en la ca- Ie, sino condenadas a la exclusién social y expulsa- das para siempre del sistema bancario, puesto que cualquier ingreso o bien futuro seré para el banco. Poxrutaaia Vou. XII, N° Extea, [3-12] ssw 1578-0236 En definitiva, se pueden sacar algunas conclu siones sobre las secuelas que la crisis esta dejando en Espafi: + Un claro empeoramiento de los indieado- res sobre el estado de la distribucién de la ren- «a, en telacién con los objetivos razonables de ‘equidad. * Aunque la criss afectaa todos, la capacidad de defensa y de recuperacién del bienestar es muy diferente segiin el lugar que se ocupe en la distribucién de la renta (los més ricos, son cada vex més ticos, y los pobres son cada vez ids pobres, y sino tienen el apoyo del Estado, dificilmente podrén salir de esté situacién de crisis) * Los trabajadores de origen extranjero se sitdan entre los grupos més afectados como consecuencia del hundimiento de los sectores productivos; también los jévenes nacionales, Jos hogares con varios adultos en paro, los era- bajadores de baja cualificacién o las familias formadas por una mujer desempleada o con empleo precario, y con hijos a su cargo. A pesar de los esfuerzos realizados desde las po- liticas publicas en los dltimos atios, la insuficien- cia de las medidas de proteccién al desempleo, la falta de articulacién de las rentas minimas, la dis- minucién de los presupuestas en Servicios Sociales, la ralentizacién y en muchos casos la paralizacién del desarrollo de Ley de la Dependencia, o los se- rios problemas financieros que tienen las entidades sociales para apoyar 2 los ciudadanos més necesi- tados, més las restricciones financieras de las Ad- ministraciones Paiblicas, en el actual contexto del aumento de la pobreza y la desigualdad, suscitan setios interrogantes sobre el peligro de inestabilidad social en un futuro inmediato, ‘Ahora lo que temen los ciudadanos es que sus hijos vayan a vivir peor que ellos y se interrumpa <1 concepto de progreso que habfa existido en es- tos afios. ¥ estos tiltimos, afectados por altas tasas de paro, precariedad, falta de vivienda para poder conseguir su autonomia, opinan que el sistema esta fallando, que es indiferente e irresponsable, y co- mienzan a movilizarse e indignarse después de una fase de silencio de las vietimas. Towls Fawinosz Gascls EL ESTADO DE BIENESTAR COMO RESPUES- TA ALA CRISIS Frente a estos grandes problemas y conflictos en los que estamos inmersos, es necesario una vex més, como lo han hecho los ciudadanos a largo de Ia historia, defender los valores que son inhe- rentes a la democracia: la solidaridad, la equidad y la cooperacién altruista de las polisicas publicas. Lactisis no puede hacernos retroceder ni un palmo de terreno en las polfticas sociales aunque haya que buscar nuevas formas para su desarrollo, porque no es incompatible salir de la crisis con mantener la igualdad, ls prestaciones sociales y los servicios pi- blicos. La igualdad hace a la sociedad més justa, y la mejor manera de que prospere es no mantenerse en silencio, reivindicas, proponer, y no estar nunca sa- tisfechos con Ia actual situacién econdmica y social, que es lo que han hecho los trabafadores sociales a lo largo de los tltimos cuarenta afios. El reconocimiento de la dignidad de las perso- rnas como ciudadanos de una democracia avanza- da se constituye como un ctiterio de accién, pero también de interpretacién de la realidad. Desde la defensa de la dignidads la vulnerabilidad, la pobreza © la exclusi6n social, se muestran como una igno- minia, que debe ser corregida, como lo han sido a fo largo de Ia historia a través de los derechos esta- blecides, posiciondndose en contra de aquellas co- rrientes ideolégicas que intentaban convertir a las personas en mercanclas para set explotadas 0 em- pobrecidas. Los suefios por configurar una sociedad en la gue sea posible a realizacién personal y el ejercicio de ciudadanfa ha sido posiblea través dela creacién y desarrollo del Estado de Bienestar, destacindose tres caracterfsticas bésicas en las que se ha asentado el model, ya las que no se pude renuncias, si caso, reformar para adaptarla al nuevo contexto social, segiin Fernindez y Lépez (2006): ~ En primer lugar, el efecto positive del mode- lo de bienestar que ha tenido sobre un crecimien- to econdmico sostenido en los paises occidentales apoyado en una teorfa econémica que resaltaba la biisqueda del interés comtin, mediante la expansién de compra de amplias capas de la poblacién, como estrategia politica que permita aumentar el bienes- tar y hacer frente alos desafios de la pobreza y la ex- clusién social. Quizés por eso, a pesar de las criticas al Estado del Bienestar desde la década de los afias 80, ningsin pafs europeo ha renunciado a él como sefia de identidad, pero que alo largo de los afios ha 10 tenido que defenderlo en miltiples ocasiones frente al egofsimo del neoliberalismo. En este sentido, las reformas distributivas y las politicas sociales no solo no frenan el crecimiento econémico, sino que tie- nen un efecto positivo en la evolucién econémica. ~ En segundo lugar, la legitimidad del Etado para intervenir en la regulacién de la sociedad y la economfa: las tensiones dela sociedad industrial, la naturaleza de la economia, los cambios en el fun- cionamiento de la comunidad, los movimientos de- mogrificos y ensiones en la familia, resultaban en la vida diaria unas cargas que las familias solas no podian asumir. “El apoyo del Estado se hizo necesa- para cualquier contingencia negativa que sobre- viniera a las familias si querfan seguir funcionando con eficacia” (Miller, 1987). La funcién crucial que ha jugado el Estado se deriva tanto del modelo eco- némico keynesiano, cuanto de la propia expansién de la democracia como sistema de gobierno, basado en los derechos jurldicos, econémicos y sociales de los ciudadanos. El Estado estd legitimado como principal im- pulsor del crecimiento econémico, mediante la in- tervencién en la economia y la estimulacién de la demanda, ejerciendo también una funcién central como mediador en los conflictos sociales, y como integrador social en la medida en la que fomenta tuna extensién progresiva de los servicios educa- tivos, sanitarios y los sistemas de pensiones a un niimero cada vez mayor de personas. La funcién mediadora y protectora del Estado es una funcién bsica para el buen funcionamiento de la sociedad. Las politicas sociales ejercidas por el Estado juegan un rol estabilizador, preventive y protector, y como institucién bésica integrada en la sociedad, provee tun conjunto de servicios universales y selectivos. ~En tercer lugar, la universalidad de los servicios sociales. Este principio se deriva de la propia nocién de ciudadantfa social. Como ciudadanos, el ejecicio de nuestros derechos demanda una configuracién estructural de nuestras sociedades que permita su disfrute, y que exige asumir la responsabilidad co- lectiva ent la conformacién de la sociedad. La uni versalidad de los servicios requiere la intervencién de las instiuciones puiblicas, inicas capaces por de- finicién de garantizar el acceso universal y sin dis- criminacién, condicién previa para poder partici- paren la comunidad como ciudadanos integrados y activos. En todos los modelos de Estado del Bienes- tar puede observarse como la fntima conexién entre democracia y universalidad de los derechos legitima la funcién de las instituciones piiblicas e impulsa la reclamacién de servicios por parte de colectivos que Porrutanis Vou. XIl, N° Ext, 13-12] 150 1578-0236 Ex esrapo ne Nesta FRENTE A 1 CIS POLINCA, EEONGNUCA ¥ SoC se encuentran exeluidos del sistema de bienesta. Por eso es necesario entre otras medidas, una nueva reforma de las politicas fiscales y de las pres- taciones sociales como el instrumento més directo para aumentar la redistribucién. Las considerables y persistentes pérdidas econdmicas gue sufren los {grupos de bajos ingresos a consecuencia de las re- cesiones ponen de manifiesto la importancia de las transferencias gubernamentales y las politicas bien concebidas de ayuda a los ingresos. El ingreso que perciben los grupos de rentas més altas indica que estas personas tienen ahora una mayor capacidad tributaria. En este contexzo, los gobiernos podrlan reexaminar la funcién redistri- Butiva de los impuestos con fin de garantizar que los grandes capitales satisfagan su parte correspon diente de la carga fiscal Las politicas redistributivas “de la riqueza, el derecho laboral y la negociacién colectiva han sido hasta ahora los cimientos del més prolongado perio- do de prosperided y democracia en Europa, donde se fraguaron unas relaciones de trabajo modernas cidn de los trabajadores a tra- vvés de sus organizaciones en la vida de las empre- sas, por esta razén, el empleo sigue siendo el medio ‘més prometedor para hacer fiente a la desigualdad. EL mayor reto consiste en crear més y mejores em plees, que oftezcan buenas perspectivas profesio- nales y oportunidades reales de superar la pobreza” (Fernandez, Méndez y Sommers, 2011). La legislaci6n hipotecaria también deberfa mo- dificatse para que contemple la regulacidn de la da- cin en pago (entrega de la vivienda para cancelar {a deuda en su totalidad) con cardcter retroactivo y que el Estado gestione los millones de viviendas vactas que existen y las dedique al alquiler social. Hay que seguir manteniendo los grandes servi- cios publicos de proteccidn social y defender una concepcién progresista y justa de los grandes dere- chos de igualdad que configuran el Estado del Bien- estar: educaci6n, sanidad, pensiones, y servicios so- ciales universes. Los trabajadores sociales, ante esté situacién de recesién econdmica que esté dejando al margen del sistema de bienesar a millones de ciudadanes, tiene las més poderosas razones para seguir reclamando como lo ha hecho a lo largo de su historia, una Ley Marco Estatal de Servicios Sociales como garantia de derechos sociales subjetivas que armonice las pres- taciones bésicas del sistema, garantizando la cober- tura de las necesidades sociales, yreclamando que el desarrollo de la Ley de Promocién de la Autonomia Personal_y Atencidn a las Personas en situacién de Postutania Vou. Xil, N° Extra, [3-12] ssw 1578-0236 Dependencia, no se realice en detrimento de los pre- supuestos destinados a Servicios Sociales. CONCLUSIONES Lahistoria siempre ha mostrado que ls personas pueden agilizar los cambios y determinar en qué di- reccién pueden orientarse as grandes y las pequefias tendencias que la mueven, Lo que ocurre, es que los cambios sociales necesitan siempre fuerza social, el empefio politico de la ciudadanta, ideas y voluntad para hacetlos efectivos, pero también un proyecto capaz de generar nuevas ilusiones. En este contexto, los prineipios éticos en los que se asienta el Trabajo Social deben seguir utilizAndose como guia de la accién, porque nos remiten a [a mejora eficiente de los servicios piblicos, a la igualdad radieal entre hombres y mujeres, a la cooperacién altruista, y al ‘mantenimiento del Estado de Bienestar como un sistema desarrollado para hacer posible el acceso a una vida digna. Este quizds sea el proyecto histéri- co, el de una sociedad donde las personas puedan seguir ejerciendo su condicién de ciudadanos en todas las dimensiones de sus vidas, que es donde se inserta el Trabajo Social como disciplina, buscando aumentar la calidad de vida de las familias con el apoyo de las politicas publicas, para seguir haciendo frente a los avatares de las trayectorias personales y colectivas de sus ciclos de vida. BIBLIOGRAFIA Amat, O. (2009). Euforia y pénico. Barcelona: Pro- fic Editorial Arriba, A. (2002). El concepto de exclusién en politi- casocial. Documento de Trabajo 02-01. Madsid: Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (sic. Astatita, R. (2009). Elcapitaliomo roto: Anatomia de a crisis econémica. Madrid: La Linterna Sorda. Brenner, R. (2009). La economia de la turbulencia ‘global. Barcelona: Tasquets. Cassidy, J. (2010). Por qué quiebran los mercados. Barcelona: RBA. De Las Heras, P2002). 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