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io Pensamiento Transdisciplinar Coleccidén Decisiones normativas en los campos de la ética, el Estado y el dere Reina a Griffin Ernesto Garzon Va’ eee CRU urt Ss Pu CM ete) RUTH ZIMMERLING. Gray, John: «On the Contestability of Social and Political Concepts», en Political Theory, 5, 1977, pp. 333-348. Hagr, H.: The Concept of Law, 2 ed., Clarendon, Oxford, 1994. Hosrtrs, John: An Introduction to Philosophical Analysis, 3 ed., Rout- ledge, Londres, 1990. Hurtey, Susan: Natural Reason. Personality and Polity, Oxtord Univer- sity Press, 1989. Te ef Mul ond Socal Sad 7 1992, pp. 127-138. : «ls There Something Wrong With “Free Action”?», en Journal of Theo: retical Politics, 10:3, 1998, pp. 259-273. ‘Luxes, Steven: Power: A Radical View, 15* reimpresi6n, Macmillan, Hound- mills y Londres, 1991 Macinrvae, Alasdair: «The Essential Contestability of Some Social Con- cepts», en Ethics, 84:1, 1973, pp. 1-9. Miter, David: «Constraints on Freedom, en Ethics, 94:1, octubre 1983, pp. 66-86. _-1 «Reply to Oppenheim, in Ethics, 95:2, enero 1985, pp. 310-314. Norwan, Wayne J.: para asumir tuna actitud aséptica frente a los conflictos. Supone, por el contrario, un activismo en favor de la defensa de la autonomia personal y del proceso de deliberacién democritica.* El papel de los jueces debe ser el de preservar la desconcentracién del poder, indispensable en una democracia liberal, yevitar los desbordes de un poder ejecutivo centralizado en desmedto de los derechos fundamentales. Por esta raz6n, si en la actividad de los jueces se quiere ver al derecho en su fuerza aplicativa, vale decir entonces que es también en ellos donde el estado de derecho adquiere toda su funcién dindmica. RESPONSABILIDAD DE LOS FUNCIONARIOS Y PRINCIPIO DE PUBLICIDAD De acuerdo con Victoria Camps: La responsabilidad tiene que ver con la libertad oautonomta del individuo asi como con su capacided de comprometerse consigo mismo y, sobre todo, con otras hasta el punto de tener que responder de sus acciones. Esa relacién de com- promiso, de expectativas o exigencias hace que la responsa- bilidad sea una actitud esencialmente dialdgica.** Porsu parte, agrega Osvaldo Guariglia, «la responsabilidad, a su vez, implica que rodo agente debe hacerse cargo de las consecuencias de sus actos libremente elegidos y decididos»..” * J, Raz, ob. cits pp. 271-272. ¥ Che R.Veeque, Constacionalidad y procedimieno democrtico» en Theor, 1} Ponta de Hlowtny Lowes Unig Manze, mae 9860 Mt Camps, Virtudes piblicas, Espasa Calpe, Madrid, 1990, p. 66. "0, Gusriglia, «Qué democracia?», en Punto de vista, n° pig eae en Punto de vista, n° 17, abrijunio 1983, 237 RODOLFO VAZQUEZ La autonom(a personal resulta ser una condicién necesaria de la responsabilidad, de la capacidad de comprometerse consigo, mismo y con los demis. La exigencia de responsabilidades supone ‘compromisos claros y fuertes. En este sentido, si aquéllas estan bien definidas, no parece dificil establecer el nexo obligaciones- responsabilidades-compromisos. Los cédigos de ética profesional —del abogado, del contador, del médico— son un buen ejemplo de exigencias y determinacidn de compromisos, aunque resulta més dificil dererminar cudles deben ser las obligaciones si pensa~ ‘mos en un buen politico, en un buen educador o en un intelectual compromerido. No es que no existan obligaciones en estos Glti- mos —y en todo estado de derecho deben positivizarse lo mas claramente posible— pero la variedad con la que se presentan al momento de su realizacién es un poco més difusa. Los principios generales que norman sus conductas deben adecuarse a circuns- tancias fécticas que exigen lo que los antiguos llamaban la virtud de la prudencia, el saber cémo actuar aqui y ahora; el desarrollo de un sano sentido comin que solo puede adquirirse a través de ‘una experiencia mds o menos prolongada. De no existir ésta las obligaciones tienden a debilitarse y, por consiguiente, los com- promisos respectivos, Las obligaciones sustantivas terminan redu- ciéndose a obligaciones formales: el «buen» politico terminara sien- do el que sabe mantener contentos a sus electores 0 el que no cae en corrupciones demasiado evidentes.” La responsabilidad exige, entonces, convicciones firmes y éstas sélo pueden fundamentarse desde posiciones objetivistas. El absolutismo moral y su correlato en posiciones dogmaticas no de- mandan responsabilidad sino sumisién, de la misma manera que el escepticismo sélo puede generar actitudes de franca indiferen- cia. Entre la sumisidn y la indiferencia, actitudes que en sus extre- mos se aproximan, una ética de la responsabilidad exige compro- isos s6lidos fincados en los valores de objetividad y veracidad ‘guiados por principios normativos imparciales y universales. ‘Ahora bien, para acceder a normas morales intersubjetivas validas, es decir, aceptables desde una perspectiva de imparciali- % Che. V. Camps, ob. cit, p. 69, 238 QUE ES EL ESTADO DE DERECHO? da¢, racionalidad y objetividad, se requiere de un procedimiento deliberativo pablico que las garantice. Como afirma Wiggins: «alo que apuntan estos preceptos (imparcialidad, universa- lidad) como aspiracion de una moral dscursiva es nada me- nos que a la objetividad y publicidad que son propiedades de la verdad.* Lo que implica que no es suficiente con Ia objetividad, sino que también se requiere que los hombres de accion —Iegisladores, jue- ces, gobernantes en general— sepan adecuar sus actos a los princi- pios, es decir, que actien con coherencia y que sus acciones sean conocidas por la comunidad. En otros términos, no pueden exis- tir responsabilidad ni compromisos reales si los prineipios norma- tives y las decisiones no terminan siendo pablicas. Violar el prin-

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