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oral social vamaritana | Disco: Pablo Nae Eso St © 2004 Jot gna Cll Sens de Navarete © 2004 he, Eto! y ierbldors SA Imprsores 15 Urbantzactn Prado de spina 28660 Bowel Mose Mati) Pace dio com {500 94-260.16040 Dept egal Me25970-2008 Petiprson MT Colo Deo Eenoaperresmeres| ‘tint A Laura y Alvaro, ‘ya no ta nia. A Tranizu ¢ learo, ‘@ Marina y Mikel, 4 Oier y Crue, Yan todavia nits. ‘A Marciano Vidal, por lo que este ‘escrito le debe INTRODUCCION Hace unos aio, demasiados al observar el paso del tiempo, comencé 1 escribir sobre las cuestiones que aparecen en este libro. La verdad fs que me habia interesado por todas ellas desde los aftos setenta, «cuando conoc! la filosofla soctal del profesor Gregorio Rodriguez de YYurte y cercana ya la efervescencia politica de la transicidn demo- critica espafola, Algunos cursos con el profesor Carlos Abaitua, mas la lectura de los mejores escritos de los profesores Ricardo Alberdi y Rafael Belda, me convencieron de que la moral social cristiana era un mundo apasionante, Lo cierto es que pasaron los afos y yo seguia leyendo y leyendo sobre la materia, mientras eerefa como cura rural en un sti, enton- ‘es, con tiempo para todo, Kampezo. Pero tampoco este era mi ul- timo destino, En Madrid, durante cuatro afos, coincidi con una gente extraordinaria y entre todos ellos, debido a mis inquletudes, el profesor Jullo Lois y los profesores de moral Miguel Rubio y, sobre todo, Marciano Vida, me terminaron de convencer de que mi mundo intelectual se movia entre las teologias poitcas y Ia ética social Este apunte autobiogréfico tiene su importancia porque me per- mite reconocer una deuda con los citados, y con otros que no nom- bro, pero que admiro igualmente, sobre los contenios de este libro. (Quiero decir que estas piginas han ido naciendo en muchas épocas ¥ su paternidad, siempre mia es menos mia cuanto mas antiguo sea 1 pasaje. Al principio, durante aftos, me honraba subirme a la es: palda de un gigante para mirar y ver algo en la distancia. Para mi, ‘ese gigante era y es Marciano Vidal, asi que no vay a ocultar cudnt depende mi trabajo de su admirable Moral de acitudes. Quiero aho- rrarle al lector, de este modo, cualquier equivoco que le pueda hacer pensar: “Esto me suena y no sé de qué” Ya se Io digo yo en las no- 1s y, ahora, en Ia introduecién, También he tenido muy en cuenta & Luis Gonzilez-Carvajal y a mi colega Javier Querejazu ‘A medida que el tiempo ha ido pasando, he trabajado més per- sonalmente los temas, hasta darles a muchos un matiz peculiar y ‘mas auténomo. Me gustaria que el lector pudiese reconocer ese se- Io propio por su cuenta Eltexto que sigue no cs un manual de moral social cristlana, A lo sumo, de la parte de la moral social crstiana que llamamos moral econémica, Esta es la razén de que en la portada aparezca el indica- tivo de volumen I. Desvela mi deseo de que haya un segundo volu- ‘men de mora social cristiana como moral politica. Por tanto, la pre- tensién del libro es mas modesta que la de un manual y, para mi, menos opresiva: recoge los ingredientes que a un hombre o mujer de bien, cristiano por mas sefias, pero no solo, podria permitele en- tender mejor su mundo y responsabilzarse de él. 0, de otro modo, encarar la vida con la dignidad propia de su condicién, la de per- sona en comunidad de vida con todos los cercanos, y con todos los pueblos, y con toda la creacién. Esta asuncién de la realidad como ‘comunidad de vida que nos implica a todos yo Ta entiendo bajo el principio de proporcién en las responsablidades segtin las posibil- dades. En el lenguaje de la teologa cristiana, con una decidida asuncin de la *causa” de los pobres y las vietimas como primacia, inequivoca del evangelio de esi, de su persona y de su vida, “‘por- {que Dios es asi, y porque no podria ser de otro modo sin dejar de ser Dios. Como repetiré muchas veces, una moral samaritana, ete ‘namente crstiana por humana, Soy muy respetuoso, creo y lo deseo, con otras formas de hacer y de vivir la teologia, porque el Espiritu sopla donde y como quiere, y la vida no deja de ser un caleidoscopio de sensibilidades, matices ¥ posibilidades inéditas. Y soy especialmente cuidadoso con Ta di- versidad de funciones y carismas que se desarrollan en la comuni dad cristiana, amén de las sensibilidades particulares de cada pe sona y su peculiar psicologia. Pero la primacta de los pobres y las pobrezas como crterio interpretative de la fe en todas sus funcio- nes, en Ia Iglesia 0 fuera de ella, me parece tan irrenunciable como el aire que respiramos. ¥ en sus significados morale, la compania de la ética como pregunta por la suerte de todos, a partir de la dig- a nidad més vapuleada, me parece una conviccién irrenunciables y comviccién, no solo ni primero, erstiana, por mor de Jsis y su modo de ser Mesias, sino por causa de una realidad con sentido para todos (0,31 admite excepciones y slencios, para nadie Con la mayor sencille posible, toda esta reflexién moral quiere ‘obedecer a la Togca biblica de "qué es de tu hermano?” y “zquién std necesitado de mi y, por tanto, es mi préjimo?” Intenta perseguir festa intulcién hasta el punto de que solo en ella reconoce las posi- bilidades de una vida moral digna de las personas y de sus comuni- dades,y, para los creyentes, solo en ella reconoce la posibilidad de ‘evita Ia ideologia teoldgiea y de vivir con Espiritu. O, de otro modo, ‘que la teologia pensada y vivida,y a pastoral en todas sus acciones, ¥ la espiritualidad misma, se juegan sus posibilidades erstianas en ia experiencia del Dios de Jess como paternidad compasiva y com- prometida con sus hijos e hijas mis débiles y olvidados de nuestra tierra, Su suerte y su desgracia son las nuestrasy las de nuestra vida ‘comunitaria, nuestra caridad, nuestra liturgia y nuestra palabra. Por lo dems, el texto que sigue se acoge al esquema de wna pri- mera parte dedicada al pasado de la moral socal cristiana como se- quimiento de Jesueristo. El pasado como lugar de memoria y apren- flizaje. Solo es la seleccién del hito cristiano por excelencia, JJesuersto, Ahorraré al lector un recorrido por la moral social cris tiana en la historia, La segunda parte se ocupa de probar que 1a moral social cris- tiana tiene una légica muy razonable, No le dedico mucho espacio, para no frustrar los objtivos del libro, pero considero muy impor- {ante hacerse con los argumentos de un razonamiento moral signi- ficativo en teologiay fuera de ella, entre los cristianos y para todos Jos hombres y mujeres de buena voluntad. No ocultaré que hago ‘moral social erstiana con la conviceién de que fe y razén, cuando obedecen a su naturaleza peculiar, siguen un proceso convergente y coherente, sin confusién, pero con mezcla y sin posible separacisn. Con este propésito, nos detendremos primero en Io que titulo "Ele- ‘mentos para componer un modelo citico de moral socal cristiana” ¥, después, “Los conceptos o cateyorias fundamentals de este pen- 9 samiento teol6qico™ Si el lector encuentra rida esta parte, puede dejarla, pero le animo a buscar su presentacién en algtin otro libro, porque el asunto lo merece, Esta en juego nuestra mayoria de edad teologica, ética y civica. Se trata de saber no solo qué, sino emo ppensamos teoldgica y éticamente, La tercera parte recorre la senda de certos procesos econémicos. Se trata de entrever qué cuestiones y que posibles repuestas cabe dara lo que esta en juego cuando decimos que algo es socialmente ‘bueno o malo, o mejor 0 peor que lo otro. Mi experiencia es que la ‘gente desea sentrse mis y mejor acompafada en el dislogo social de la plaza democritia, Pata logralo, atenderemos, de momento, a luna serie de hechos que constituyen la llamada moral econémica, Es una materia que he estudiado desde hace afos y en la que consi- ‘dero que logro unos resultados mas personales, Conocer nuestra, realidad econémica, 1a actual, ¢ introducir cual es la tradicién de ‘riterios cristianos ante Ia economia, y si todavia podemos valorarla, para cambiarla humanamente esto es lo que el lector pod recono- ‘er alli, Deo para mis adelante ~iojalé prontol- Ia redaccién de una ‘moral politica cristiana en la misma clave samaritana. Pensada dese el crstianismo, la veo como mediacién evangelizadora de pri- mera magnitu. ‘Aqui queda esta introduccién y el lector con el libro. Solo se trata de algunas nociones de moral social concreta pensadas con vvocacién samaritana. Me preocupa, a la postre, cémo engarzar, hasta fundis, el samaritanismo cristiano y Ia justicia histérica, Jost Toxacto Cae Shr DE NavaRnErE Vitoria-Gasteiz, abril de 2004 PRIMERA PARTE LA MORAL SOCIAL CRISTIANA TIENE UNA HISTORIA QUE RECORDAR, APRENDER Y CORREGIR LA SAGRADA ESCRITURA, ‘ALMA DE LA TEOLOGIA MORAL SOCIAL [No vamos a descubrir ahora que la Sagrada Eseritura es el alma de toda la reflexin teoldgica. La Constitucién conciliar Dei Verbum enseha que ela teologia se apoya, como su cimiento perdurable, en fa Sagrada Escritura unida a la Tradicin... por eso la Escritura debe serel alma de la teologiae(n. 24) Yen cuanto ala teologia moral, 1 Coneilio expresa su intencién en el conocido voto del Decreto conciliar sobre la Formacisn sacerdotal (Optatam totius, 16), que re- clama lo siguiente: ‘Téngese especial cudado en perfeccionar a teologia moral, cya cexposicin clentfica,nutrida con mayor intensidad dela doc trina de la Sagrada Esritura deberd mostrar las exclencias de Ja vocaciin de los files en Cristo y su obligacién de producir frutos de caridad para la vida del mundo. Atendiendo @ este voto, se nos impone desarrollar el potencial rnormativo que descubrimos en las actirudes privilegiadas por la Sa~ igrada Escritura, tanto en el Antiguo Testamento (Justicia con el hombre como justicia ante Dios y para con Dios, los profetas y los derechos de los pobres, la misericordia y el culto, la idolaria.)' ‘como en el Nuevo Testamento (especialmente las actitudes bisicas de Jesis, el Cristo de Dios). Vamos a fijarnos en esta perspectiva. 1 Ghd: L Sim Profit y isa, nM, Vin 6), Concepts omental eesti Wad Towa, 1992p. 5368 "SEL Re Ann, Rete bea dei fe rte. Madd, PPG, 1097: WA Me, Los rgent dea mond estan. Los es primera ile. Barcelona, Ate 199 Ait Sot Teton de Nev Testament Il Moral. Barcelona, Hers 1975 1 Sciex, Et mena moa de Maeve Testament. Barcona: Heer, 1988; 1. Smo, Ete dl Nuevo Testament. Slimane, Sguee 1987 3 1. Especial atencidn a la eristologia ¥y su significado “moral” y "piblico” La pregunta que intentamos responder es la sigulente: gse puede de- cir que la Escrtura es un tratado de moral? Desde luego, es claro ‘que la Sagrada Escritura -Jesucristo~ no es un tratado sistemstico ni de moral, ni de politica. Sin embargo, la Eseritura ~Jesucrsto- ros ofrece una vision religiosa de Ia existeneia, con indudable pro- _yeccidn ética sobre las personas, la historia y la sociedad, i evita- ‘mos cl uso fundamentalist y selectivo de la Escrtura, esta se nos ddesvelaré como un manantial inagotable de cultura moral (socal. Ahora bien, antes de decir en qué contenidos cristoldgicos es ind evidente este potencial de significados morales en lo social, de- beriamos referienos al porqué. La antropologia y la soteriologia han de ser reflexiones imprescindibles. Por la primera sabemos de la condicién del ser humano como ser histrico y social, como *cons- ciencia encarnada", sin dualismos de ningun genero. Si el Hijo de Dios se ha encamado, si Jess es el Cristo de Dios, su asuncién de ‘nuestra. humanidad ha de ser integra, y su significacion redentora hha de alcanzar, ala vez, a la totalidad del ser humano: espiritual y corporal, individual y socal, personal y estructural, perenne e histé- rico. Y en cuanto a la segunda, la historia de a salvacién, cabe de- cir lo mismo. Dios en Cristo asume la historia entera, desde Ia crea- clén hasta la consumacién, como historia universal de salvacion, “ya si” realmente, aunque “todavia no” en plenitud. La asuncién de Ja historia del mundo en su integridad hace que la salvacién sea ne- » fata tec detcadsima acolo no debe hacer var as pos utd de cos records dea tsa ys nigel de fa andar Intrnscayconsttutva dimension strc de In savanna 3, or tanto Telogla mira soll. AS podramas dso To ignfieados devas de Se tos tagcat por Joma ects oun comprenstn dea vain de Dio 8 “escrito o sot a histra hums fens y costa por Dis = ‘isto come in misma uns stra universal esalvacin; 2) a ces a le ‘Sa como stcramento de vacon ene mundo es empo, anol eo Tegal el home ose pemonal-coaitavament ocak Cm, Les fone “ cesariamente historia, y social y politia, como corresponde a la naturaleza de aquella [Luego el meollo dela argumentacion teoldgica discurr, lo recor~ éaremos por activa y por pasiva, por el reconocimiento de Jesueristo ‘como Seftor de la historia y Cristo de Dios, segin las condiciones ‘de la encarmacién. Cada vez que desarrollemos el itineraro erstold- ico sobre la entraa o intrinseca dimension social de la fe y de la {cologia (moral), recalaremos en la centralidad de este misterio o ley ide la encamacién en la persona de Jesis y en Ia historia entera de Ja salvacidn, En esa légica decimos que la condicién de Jesis como Cristo de Dios hace normativa su persona, su obra y su palabra para Ia erstficacin del cristiano en su entera humanidad, y atadimos aque la historia es salvada en todas las dimensiones 0 planos, sin cexcepeidn Entonces nos preguntamos: 1) Qué impacto concrete provoca la ley de Ia encarnacién cuando reflexionamos en clave de moral social erstiana? Las con tlusiones compartidas en la reflexién cristoldgica al respecto son: 4) Jesis no tiene nl es portador de un mensaje estrictamente po- litico (no es un jurista, ni un ideSlogo social, ni un politico). 'b) Su mensaje religioso, su actividad y’su persona tienen una Incidencia inevitable en "Io social” y, por tanto, significacién poli- tica. La tuvo y ino pudo ser de otro modo! 2) akin qué claves cristoldgicas se muestra ms claramente este significado social? a) La centralidad absoluta det reinado de Dios’, presente ya en. su persona, en su predicacion y en sus obras, y concebido como jus- ticia de Dios o Buena Noticia para los pobres, aquellos para los que Dios nunca habia sido Buena Noticia. EM, Ramo, Lt ert” de a tin ctian. fess de Nazar pant de ‘een de vale: Sal Tee 81998, pp. 49550 Como biliogafia bss sabre el tend eno de Dio y su rela con la ‘moa fas ores de Scnaskenug Sebagey Seeley cadens ata 15 ) La inequivoca preferencia de Jesis por los pobres, pero no porque sean mejores o buenos, sino porque Dios es ast® } Desde la muerte de Jests, comprendida como consecuenca necesaria de su vida. Muere asi porque vive asi, porque su vivir, en ‘un contexto humano de inusticia, es merecedor de muerte, Todo su ‘ministerio pablico esté abocado a una significacién politica clara’. ) Desde e1 misterio pascual de su muerte y resurreccién, La ‘nueva vida es el reconocimiento divino para toda su vida o la pro- testa divina contra sus verdugos: «Dios ha constituide a Jestis como Seftor y Cristo (Heh 2,36). 3) ZQué traduccion moral y social tendri la narracion de la pro- puesta vital de Jesucristo si no es un jurista, sino un profeta, ni proclama una ley, sino la Buena Nueva -evangelio~ de que Dios es misericordia y Padre? La propia de unas actitudes fundamentales en Ta vida del ser humano, Las claves cristoldgicas asi reconocidas ad- 4uleren un tenor mas concreto en las atirudes preferentes de Jest, Jas cuales configurarin el seguimiento moral-social de los cristianos de ayer y de siempre, Por eso me he atrevido a escribir ue en teo- logia moral, atendiendo a la ley dela encarnacién det plan salvifico de Dios en Jesucrist, toda la moral cristiana, pensada y vivida, puede definirse como seguimiento de Jesueristo, en el sentido de tuna llamada a nuestra crstficacidn en sus actitudes mas funda- ‘mentales*. En otras palabras, cabe decir que Jesucrsto es nuestro primer imperativo moral Una hermenéutica eclesal del texto evan- silico, en su origen y en su significado actual, nos proporcionari la pauta que recree la respuesta tradicional en las nuevas condiciones: de la historia, CEL Gozsu-Carv La couse des pobre, cause dea iglesia Santande, Sa eae 1902). Po | Cs Open por lor pobre Madi, EPs 1906 {enue bc, elo y pastoral vane sobre odo asp 267-27 "Ch, Sm Jeu Hbradr Lecture Riots desis, Madr ‘rota, 1931; La een Jeter. Ensayo desde as vtimas. Mad, Hosta 1998 "ct en ee mismo aaj, el gpl rier, moral ria om Seg siento de escrito, Tambien T Mist, Hace an moral ieradora, Mra ene. ‘mental Sontingn de Chile Ed. Pinas - CIDE, "1988, 9p. 130-155 6 Sin duda, los evangelios no se agotan en los trazos mis destac dos por cada cristologia, pero de ellos es posible colegir esas actiu~ des ~disposicion psieoldgica adquirida~ 0 virtudes ~disposicion constante del alma, cardcter, modo de ser, habito del corazén-, cuyo significado es tan decisivo para la moral (social) cristiana narrada en la vida y obra del Sefor. Su objetivo social no seri otro que la construccin de un proyecto que busca ser la expresin de: = um sujeto moral o responsable, el ser humano; = abjerto los dems, a los iguales y diferentes, en fraternidad Iimplicativa 0 solidaria; ~ para construr juntos un mundo de hermanos; = digno de nuesiro Padre comin, 2. La moral social cristiana como seguimiento de Jesucristo Quiero comenzar esta aproximacién a la moral social cristiana con tuna referencia inequivoca a su uiceo mis original: Jess de Nazaret, 1 Cristo de Dios. En correspondencia ala cenralidad de su persona, el Aidlogo moral tiene su mas lograda realizacién en una respuesta tam- bign personal e intransfeible que denominamos seguimiento, Este es ol sentido original de la presente introduccin. 4) Qué es 1a moral cristiana, en su consideracion general? (Cuando nos preguntamos qué es la ética crstiana®, inmediatamente todos recurrimos alos evangelios,narracion de a vida y obra de Je- sucristo, queriendo hallar los rasgos indelebles de esa moral eris- tiana. A su luz, la reflexién de los crstianos comparte de manera ‘muy destacada estas perspectivas: CEM, Vib, moa cristina cm amin de a ie critons. sua Vero Divina 1985, pp. 4-65. Tambien las p 9-29 de Par conoe a eee none. Esta, Vebo Din, 190 ” 1) Es una moral religiosa, entendida como primera mediacién de la fe, La razén es sencilla: KH, Sct, Toop del Nuevo Testaments, I, Mora Burson, Herder, 1975; 9p. 3-5 abaya y panes sti). us Jess de Nore 0: pp. 1565, L formalin que reibeen Jess tauamada “re de of" es de sige posto Todo To quer ques haga sham bres aed vestrx loser to signin ae yo feta; Mt 7.12 Cath En ov dices rigs dela humana rp de res ha four late es sgentstrminos ‘BudmoNo bea dems con lo qu ces qu ure rin (nara. 518 Confconsme: Exit na mais gue debe eit a iy ee 6 to prema No haga los ema Toque no quieres ue fe haan i (Analete1523) "iadusmo: snes nel deer Nong oto lo te ser setehace a Mahdherata 51217) Tote! Resets as pertenencts de a veo como sfaeran as ayes, Ls p= as de ts vcinos como fu ropls pda (ai Shong Kan Ying Pen. Sudtoma Un qu seal prs Io haga a a semen Tam, ato Shaiter ah, slams: ese para os dems lo miso gue dees pare i (Unma 2% ‘moral cristina tiene en Ia caridad su veta mas caracterstca y fun- ‘damental, R. Schnackenburg lo expresa del siguiente modo: a llesiaprimitiva, y con ella Ia crstiandad de todos los siglo, tiene la conviecin profunda de que la gran aportacion de esis cena esfera morl fue la proclamacién del precepto fundamental el amor a Dios y a primo. El amor de Dios ~el fundamento- y amor al préjimo -la ma festacién— cobran una relacién de igualdad e interdependencia (Rom 13,8-10} Las exigencias eligioso-morales del mensaje de Jsis se unit can en el precepto fundamental del amor a Dio y al projimo, sintesisaceptada por ls primitivas comunidades evstanas y de- satrollada por la reflexién teoldgica posterior. * Todavia podemos concretar un poco més. La aportacién pe- culiar de Jess, en orden a la caridad (Me 12,28-34; Mt 22,34-40; Lc 10,25-28), en ef marco del reino de Dios que se espera y apremi puede resumirse en los siguientes términos?”: °C Bt etinonio mort de Nuwo Testament Barons, Herr 1965, p. 72 % CEM. ib, Par canoe en ston, oy. 9 Tambien. Gout ron, Qi poe ct crsiosmo lcs Madd, 18, p. 1, Cas egue ‘ab degra cada esa ern valerava damental ee cao) lacs ra bse encanto din aura pr exons posta ht sees or tor) x enigenla moa cs 2128-1) y ree 0 ‘ied fdamental, org en lS concent toa a ey 22,39: Rom 13,10) "CEM Vi, Cad, et Dinara de ea eligi Estl, Verb Dina ap. 7 Por au gare ot Gn Crt ama qu In msn complied dle thin del mone yu enantiomer» pentane por le time de ‘dad den dimensiones dt mera de Fa Lo repute ot, esis ss noes ena essa pregunta or pine maint Me 1228-38; 22.34 ‘ole tox) cale que poten laa aad one x Har igen ‘ibe en Jess uta poco fuente oralcn pot ndo logue qr eos {anos mbes hat vss al (0; MU 12 Le 6} En consecvensa b ‘Stan in aporacion rst aes el am? Spr ot a bis pros ‘signa evan, CE Qué gor erate le i, © D3 2 = Unidn interna e indisoluble de los dos preceptos: &l amor a Dios y al préjimo constituyen una misma y Unica exigencia: En a sintesis de ambos mandamientos en el mandamiento prin- cipal, que sobresale por encima de los demés mandamients, se halla To especfico de Jess. La conextén que Jess establece en- tae los dos mandamientos. y que aparece en lugares muy dstin- {os,constituye una especie de interpretacion de la ley: Reduecidn prfectamente consent, de toda la ley a este do- ble precepto fundamental, correspondiendo a lo que Dios es y hace (MC 18,34. = Inerpretacién universalist del amor al péjimo, en sentido de sin limite alguno que lo condcione, salvo su necesidad osuft- mento, aunque sea “enemigo", porque Dios es asi (MU 18,34)”. ~ Interpretacian de ese amor como agape ®, es decir, como be- nevolenca, teu y misericordia,conmocién de las entrahas, aque es lo que siente el padre del hijo prigo al vero volver {Le 15,20) y lo que sient el samaritano cuando se detiene a ayudar al heridodesconocido (Le 10,33): {allamata ala dgape esa mejor sintess que poems encontrar de Ja aponacin del estianismo a a eica- Se ha pasado dela preva Jencia de normas, entenddas como mandamientos heterénomos, 2 Ja prevalenia de un dnico principio, el amor, ala ver autinome y teénomo...Quin djra “Dios” y no amar, fllaria en lo esenil. ‘Bi que no ama no conoce a Dios (1 Jn 48} As como fllaria quien reera amar a Dis sin amar al primo (Jn 4,20). (Por tanto) a aportacion ica dl critanismo convocs aun ecumenism huma- risa que desbordaesperanzadamente la misma fonteracrisiana” > Todo puede sec de rapture as omer las de pureza situa porqe a misereosustue sa putea en la eta oral CLR Aas, Ta men compar, Setar, Sl Tere, 1994 pp. 0 CL Gow Casson, Qt apo leistansme ol tie, 0c. 28-1 Aut, de Nazareth: amar que lee ora, Ne SM 388, Ge ine Caan, rp 29,49 7 2 Esta novedad cristiana, de naturaleza genérica, y el cardcter fragmentario de las enseiianzas coneretas de Jesis han levado a entender a éticacristiana como cédigo moral muy concreto, conce- bido como glosa casuistca del Decdlogo (J. Gémez Caffarena}, de- Jjando en segundo plano las enseftanzas especifcas de Jess, siem- ‘pre mis y mas exigentes (J. Gnilka). Es cierto que la cuestin de la relacion de Jestis con la Ley Tord es muy compleja y discutida ®, y que merece un estudio parte, Pero no debemos callar que aquella es una cuestién secun- daria, euya respuesta deriva de esta otra clave. Jesis habla y acta 1 partir dela experiencia de Dios como Padre, desde ahora mismo y ‘en esta histori, no a partir de Ia Ley. Esta queda relativizada en el ‘camino del reino de Dios, porque la salvacién consiste en aceptar ‘ese reino en la persona misma de Jess, mediante la fe y el segul- miento de sus exigenctas radicals, y queda interioizada, porque el sia ela Ley y os profetase (Mt 5,17) nada tiene que ver con la just- cia de los escribas y farseos, 10s “Justs", sino con la justcia que procede de la disposicin interior (Mt 5,11; 23,25). No son las accio- nies “justas" las que hacen bueno al hombre, sino la bondad del co- azn humano, la bondad de su ser mis profundo, de su opctn vi- tal y de sus actitudes, la que se expresa, como en su fruto, en acciones bondadosas 0 justas. Las exigenciasradicales del reino de Dios, por ejemplo el sermén de la montafia”,trascienden las discusiones sobre una u otra inter- CER. Aaa, La mc compartida. Estudos del Nace Testament desde ls lence sce Suan Sl Tero, 194.158 "PCE Mt 57 lanes patlls en sa Lucas R. Age eserbe que es min del mone no tuna ley nueva, ino gue so de ber, moos de compor. {uminto edslesprofeticos qu hay ge tomar con oda sevedad como algo ab istoso para todos lon dcipulos de Jess. Pero ston modeon mo abarean toa a ‘is y exige, por ano, descubr su inakion pofund pra aculizaria en un ‘hin defn veres custo dea vida La orl evngeis no eu cigD Simutable y sve taducconesconcrets exiges ana trea cosunus Ge dscera ‘ment a a urd a ravon hte y el Noraonte del ein de Dios. Peto I mo ‘al dela comunidad estana nope ela moral deur gute. Un valor qu a ‘nivealiable noes un auto valor Hamano, Habra que aceitar en logo 26 pretacin dela ley antigua, no para sustiuirla por un “nueva ley” Sino para desbordarla en misercorda y justila porque Dios esas {166} porque slo importa el reno de Dios y su justi (Mt 6.22, porgue Dios es misericordioso (Mt 5,20), porque quien obra la mise- ricorda, posbilitada por la misericondia de Dios, estéreconociendo 5u tena. En suma, el punto de pana de la moral eristana no es Ja peocupacién de justo por aleanzar su perfeccin, sino la urgen- cia de hacer justiia al que sufre. Quien es mi préjimo? El que tuvo tnisercortia (Le 10.37. 2, La moral cristiana como seguimiento “politico” de Jesucristo cn sus actitudes fundamentales ‘Me gustaria insistir en el panorama que se abre ante os cristianos si concebimos la moral (socal) bajo la clave del seguimiento de Jesu- cristo en sus acttudes fundamentales o moral propta de Ios hijos del reno. Esta reflexién cristoldgica nos permit comprender la in- consistencia de todo discurso cristiano, consciente o inconsciente- mente elaborado, que cree saber de Dios sin saber de Cristo y que cree saber de Cristo sin saber de Jestis™: Intrcaltural yrcinal el caricterhumanizantey Iikerdor dels valores 8 que hace ses en ada moment a Seduecin de Dis y desu rina iglesia toe tna comunldnd de contrast fete al mundo, sino una comunidad que dee ac ar hstteamente la Yocain de tad l sociedad [en de Dion comprmino feos en Via ed, Coneparfuedomenttes de i elie 0c p86 17. CE tambien 6 Lat Ips que fsa queria, ita, DDB, 1386,y Bsr min dela montana, zpore qulen?Bareona, Herder, 1989, Sobre @ ena. St Sine, La guera impose. La. eee eratiana entre la “guerra juste” y la no olenste: Bilbo, DDB, 1981, CE tambien Baw GALAN, icventran- Cn dames se corto Tt 198 Da, seaman ee eo nr hii sane Joma, Herder, 1993. mt + SE Stic, Ls hie at de Dl, Sana, Sigtene, 194 ‘steel amin es wn nhac i on pe tombe a 4) #¥ la Palabra se hizo carner (Jn 1,14) En os itimos as eh elactio mucho sobre a especial de Intca rst, sea par sibrayaraen el to de ls motvaio nes -metaétic ea par defenders seance hat el plano de las normaso contenido morales conreos, Pos mis ale este i logo entre concepciones eolgiss en mora un concepo halo sto un acuerdo cas tal. sla concepeion dela vida moral ‘sino como seguimiento de Jesucisoo ersten Al entrar en amoral or este cain, hemos deal on se- ile, peo rotundamente ue no presentaremos 2 ests como un tnero referent 0 mela Ge, sina que nvamos a pens y pe Samos, en una ariulcin tna. As su actuactn es norma sve pero sabiendo qu Jals cs fj del Padre, presente pore Espintu que vies bers nesta lier ant aa Ie Mes tea sctvdad ante tod éxito reano™ En est send, cada ser personal no et lamado a iquatase 2 el Sehr, Hijo del Pade, sno sent, por au spit, Is facia que me hace confaren cata adversidad, que me sstene fn el aeso y me Impuisa al agradecimieta en el exo. As In Buena Nueva del evangtio es buena noticia sore nustas pros pits vidas, la noticia de un Dios que nos ama y se aeuerda de que Solo desde nuestra experiencia personal de seres agraciados y perdonados podemos accede los cantextos de marginacidn, Se trata de estar avisados.. Ls contextos de marginacion nos le van, por tanto, a un quchacertelégico que no se conforma con tuna Tectura ica de la actuacion de Jess. ino a pronunciat, con temor y temblor, una palabra sobre Dios excluido con los ‘xcluidos, humillados y ofendidos ™ nn Mao, Tidy ina Ds. dc sb Dis Slane Steven, itt Ecomine de fone Sloman: Sia 19 pe ea “Tr Con Sales acer Nais pret eo ue ei este Car tad Sander Tee ee 28 Enel plano de las fundamentaciones, la moral erstana tiene su postuladodnicial en esta conviceiin revelada: el hombre ha stdo Preao por Dios a su imagen y semejanza, y esta llamado a partic pat finalmente, de la propia vida divina. Si atendemos a esa expre- Sidn —ra su imagen y semejanza"-, comprenderemos que realizarse roralmente signficara asemejar mis y mis nuestras vidas, con em- peo y creatividad, a la imagen de nuestro Creador. Nuestro obje- tivo moral es renovemos para «ser perfectos como vuestro Padre ce- Testial es perfecto (Mt 5.48; cf EF 5,1). Pero, Zcémo es ese Dios ereador al que aspiramos asemejamnos? Nuestra primera respuesta puede resultar desalentadora: «A Dios na- die le ha visto jamas» (Jn 1,18) Es verdad que contamos con las vias ‘cosmoldgieas y racionales que nos permiten algun atisbo del Crea~ dor en sus huellas, pero nuestro anhelo de Absoluto queda comple- tamente instisfecho. "Ahora bien, st damos un salto que nos introduce ya en la fe, de- Jando de lado cualquier reflexién sobre las posibilidades de la natu- raleza racional del ser humano para acceder al conocimiento de Dios, los cristianos reconocemos una ayuda inestimable en el cono- cimiento de como es Dios: eY la Palabra se hizo earnes Un 1.14). Para nosotros, el hecho de la encarmacién, ese misterio ereido en la fe, se levanta como un monumento definitivo para la espiritualidad de los cristianos y para su vida moral: eMuéstranos al Padre. Tanto tiempo llevo con vosotros, y atin no me conoces, Felipe? Quien me hha visto a mi, ha visto al Padre. {Como dices ti: Muéstranos al Pa dre2s Un 14,9) Sencillamente, la encarnacién ~fomada en serio- hace de Jesu- cristo mismo el primer imperativo moral del cristianismo. Ahora bien, quede claro que esta afirmacién es el objeto de una apuesta, de lun sta fa promesa confusa que la historia pone ante nosotros. Solo GE A Toms Qua, Reaper lt sec Santander, Sal Tea, 19795 ecuprr Is craton. Por ana relptn umaniadora. Satan, Sal Tee. 1997 ‘Vente mba on tau de Ac mast Teli dle pats wang sao ‘eu gia endamentl, Santander, a ee 199, y Renae de Dis mper "syed lpia sola: sate, Sal Tere 2003. 2» ‘a partir de este si, con anterioridad a toda otra formulacién de las rormas morates, el imperativo primigenio para los ereyentes es la afirmacién cristolgica siguiente: Jess es el Cristo de Dios, y el Cristo de Dios s Jess; el Resucitado es el Crucificado, y el Crucii- cado es el Resueitado. Cada uno de los términos de la afirmactén dota de contenido pe- culiar al conjunto. En Jesis de Nazaret, en su ser personal -actitu- des, obras y palabras-, nos es dado conocer cémo es el Cristo de Dios. En adelante sabemos de Dios y de su voluntad por la encarna- cidn del Hijo en Jess, ltima palabra sobre el ser y querer divi- nos, Este es el sentido en que la exégesis nos dice que en las bie~ nnaventuranzas se nos ensefia, sobre todo, quién es Dios y cémo actia cuando interviene en la historia, frente a toda manipulacién 0 idolatria. A ta vez, por la resurreccién de Jess, constituido en Se- for, conocemos que Jesis era el Cristo de Dios desde el principio. Juan Luts Segundo escribe en este sentido: Dios noes lo que queda en Jess una vez que se resta el hombre y su historia de la canta total de informacion, Es la historia misma de Jesis, su modo concreto de ser hombre, 1o que, ele vvado a a potencia de lo ilimitado, nos indica To que Dios quiso sery de hecho es Aqui precsamente se produce lpineresclniao de af ristians ante mundo ls es confines elses, en tomo a suid uve de ‘sven de Dis en Cast. CE-A Toa Quin, Reena rerun. Mode ‘ett 20 * 11 Seana, a tara pnd y rocuperade de Js de Naar, Sante, Sal eae 1991p. 665. Est autor que probar qu ete fe precsment, le tao ds conser erties de Ets (3) Cledonn es sudo eso ¥ Cacedoni afmaron quel ate concept de vied se conn eh tansme, con ls lementos concrete apr I ia baba dees cos ‘tayo aa isto em a arevo olin para pees conectaent lo Asoo, xe {Dios No es par Cledona fo sence ue et ima plata se pomance 9 fn: Se pe pronunca, e puede rel esas y estan ebsane ene Un Iba toque ss een gu el proceso para pensar lo Absolut shag on op hones istrias qu, de manera cere yea, olan eI stor os ms ‘mor alors que moeran it oplons concede esa 60 20 En las pautas de esta concepcién eristoldgica se nos ilumina la espuesta a una pregunta mil veces presente en el evangelio: “ZCon {que autoridad haces ti esto? Yo obro asi, porque Dios es asi” (ef. Mt 12,1-8; 18,12-14; 21,23-27; Le 15,3-7) A a vez se confirma lo que desde el principio habia sido un rumor: «Ti eres mi Hijo amado, mi prediletos (Le 3,22). ‘La vida moral del cristiano como “seguimiento 0 cristifeacién’ Con tales antecedentes crstologicos es elaro que, para un cristiano, actuar moralmente en la vida cotidiana es erecer en su eristifica- ‘in, en su asimilacion vital a Jesueriso, en el seguimiento de Jestis yy de su estilo de vida, Su persona, sus actitudes, su palabra y su vida Son nuestra primera norma moral. Calaren la identidad ms radical {de csa vida es para nosotros lo definitive ®. uestos a llevar a cabo esta Indagacién, una perspectiva de la {dentidad vital de Jesis se nos impone con suficiente nitidez. Jess “el Cristo vive mareado por la experiencia radical del amor de Dios ya Dios -Abbd: mi Padre-, desvelado como gratuidad, misericordia 'y perdén para los hombres més pequefios y pecadores. Esta con-vi ‘vencia en la identidad divina hace del Padre y de los hermanos mis pequefios l quicio de su existencia personal, porque Dios es asi © Er a firma cnet setigo aie hay rs nts inseparable que del- nen expereince de ks hima con Dis dedicaon i la 6 rin {epi ores pte ue ten eure nl dele oro trades el {onto slaves pn teflon elie Eseras del Vet 73 (993 9p 95. “También RA Et Dias de ss Madi SM, 1905: A, ies Padre, en tert iererons UM, Trot 1960: R Fay sora et Naevo Test Imetn en Meo dicanarto de loge moral. Madr rales, 1992: J.P Tc sin de Den Ditmar de olga fame Mad E El ts 19921 nts Teli del Nac Tester, salaanc, Sue, 181; ‘Eh Dia de sur, Slimane, Sime, 1905 Shilebeecks. Jes, a sons de we vente Modi, Crsuonda, 198; EA. Joon, La erste, (led eovein we acces Jen Satande, Sa Tea, 200, a ‘Su persona y su accién, su vida entera,radicardn en la obediencia- amor sin condiciones al Padre y a su manifestacién més intima, la imisericordia con los mas pequefios y necesitados *. Esta relacién intima con el Padye-Amor y esa donacién total al Padre en los pequetos es el significado que libremente, no sin dolor ‘y dudas, Jess dio a su existencia y la pauta vital que se constituye fen norma suprema pata la existencia eristiana. Una vocacién de asemejarnos al Padre -Dios-Amor- en la solidaridad-caridad con Jos otros ~hermanos- es el principio y fundamento de la moral cris- tfana: 2quién est necesitado de mi, para que yo lo haga mi préjimo, pra que yo me haga su proximo? (ef Le 10,17)*. Junto a esta identidad de “porque Dios ¢s asi", decisiva para Ia ‘determinacién del seguimiento, la otra cara del mismo es definir ‘su meta u horizonte. Este no es otro que la extensién del reinado de Dios. Jesis no se presenta predicandose a s{ mismo, ni siquiera solo a Dios, sino predicando el reino de Dios como Buena Nueva para los pobres (Me 1,15ss; Mt 5,3-12; 11,5; 14,175 Le 418.43; 6,20-26; 7,22) y como la perspectiva mas decisiva en la vida de las personas. El relno de Dios se manifiesta como Buena Nueva de un Dios que aparece como Padre que alivia, por medio de Jesis, el sufri- miento de los excluidos, abriéndoles un futuro en el que la al- tima palabra no la tiene la muerte y el pecado. La manifestacién de la divinidad y la opeién por los pobres no son dos tiempos. distintos, sino uno y el mismo. Dios, el Padre, se revela como parcial 0 asimétrico en su bondad paternal, porque la realidad ddesigual lo exige. No podria ser de otro modo, sin dejar de ser Dios y Padre (A. Torres Queiruga). Los pobres son asi lugar privi- legiado de la conversion al verdadero Dios, porque Jesis pro- ‘tsa relacin vial con Dios Pate ela que cai Ia elas de v0- Tuma yi que conse, nalnent i nica recompensn sr a que hae ‘hombres dla angus po In efi y por prostate Fc 1s Jess de Harare, ep 162 = Recatdese qu le maa veterotestamentariacomienza con mma coi, ‘cuando Dios pregunta a Cala gut eae Berman? 32 I | ' i lama quign es Dios, sobre todo contra sus manipulaciones o la idolatria (Mt 7,21-23) En la parabola del hijo prédigo y en la de los obreros de la tima hora se expresa cémo es Dios. ¥serdn los “hermanos mayores” ¥y los “obreros de la primera hora” quienes no soporten que el her- ano pequeio y el obrero de la iltima hora del dia tengan fiesta y pega La tnica manera de corresponder a este amor misericordioso {yeratuito es el amor, traducido en seguimiento de Jesis (Me 8,355) ‘on Sobring escribe que este amor, por su radicalidad: Fst absolutamente por encima de cualquier ota prescrip, aun religioss,y, por st maotivacin, no se basa ni en un mayor Fgo- rismo de a ley ni en sentido estricto,en una mayer recompens, sino en a experiencia del gracia y del prdén de Dios Fs en ver ad, nuevo mandamiento como lo relnterpreta Juan (in 13.24) ) Tres acttudes destacadas en el marco de esa identidad primigenia de Jesis, el Cristo. En ef horizonte de esa identidad de Jess, gqué actitudes destacan en st estilo de vida mais personal? * Indudablemente, la respuesta conlleva mil posibilidades, pero no seria diffell conseguir algin acuerdo en toro a las siguientes actitudes vitals. “RAs, ein de Dias y compromise. 0.77, E Somes, Jess, ested om iene 29 sa ppl via de aces Dios m0 ee ‘Sit aa observa els, a ora, Ean som metiacions verdad, pro Stig El camino spore y menos ambi para egar a Disc See Sout pb ere qu et mime Diss escnie animate “Gris Canad cpl. No exe, di, una hunni dstact, toda la en sl miso plano. Por cso In misroria de Dios ratutamente Ivan y derrub, ‘mn digs expliadsy deb del per, del secsmoy de onl os 5a. tsekas Renee el Magee de Masta Ck dein de Nazar, ep C. Fast [JJ Tut (es, Conceptos funda ments Septal. 499; desert lberadar. Ltr Nstnce-eolgca A Kaede Narr Madr Trot, 19 Chote lasctn en. Mista, Hole wa mor! Hirader. Moral fndamental osc pp 82-185 2 1) Destaca en Jess una actitud -primer perfil ristoligico-, Fuente de las mas variadas consecuencias pastorales y morales para el crstia~ nismo. En todas sus acciones y palabras, el SeNor adopta una acritud de aceptacin incondicional del ser kumano, por encima de cualquier ‘otra consideracin y deber, real 0 upuesto. Al reconocer esa acttud no ‘queremos hacer de Jess tun ilustrado de nuestra époea o el prototipo ‘del pensarniento antropologico seculrizado, Se rata, simplemente, de percbir la constancia y la profundidad del valor incondicional del ser hhumano frente al sbado, la nacionaidad, el sexo, la edad, la enferme- dad. «¥ dichoso aquel que no se escandalice de mie (Le 7,23) El ser humano de came y hueso, individual e irreemplazable, ese es el projimo, ese es el rostro de Dios para cada uno de los herma- ros (1 Jn 4,20). Porque la cuestion no es indagar una respuesta a la pregunta de quign es mi préjimo -lo hemos dicho varias veces~, sino cul de os tes se hizo préjimo del que cay en manos de los Dandidos. El que tuvo misericordia de él (Le 10,36-37). Fl projimo no es alguien que se pueda definir de antemano en un listado, breve ‘© amplio, pero limitado al fin y al cabo, sino que es fa necesdad en sus condiciones de vida humana, tanto mas si proviene dela injus- ticia ajena, lo que le convierte en sacramento de Dios y reto moral {inexcusable para que yo me haga su préjimo. Es su necesidad la que ‘conmueve mis entrafias y me mueve a misericordia al configurar mi vida y al comprender la realidad. En el caso de Jess, did Jon So- brino, sus entrafias conmovidas son las que configuran todo lo que Les: su saber, u esperar, su actuar, su celebrar. La misericordia| ‘como conmocién ante el sufrimiento ajeno no es lo tnico, pero es ‘en el origen de toda su vida, de su mision y de su destino. J Sono, E principio misc. Bajar de In rua lo puso rif cades Sanne Si Tete 192. pp. 35-8 Sia a msec No hay humana vind No eit da uteri Tn mise pare mova exe nada ns als deca pra latvia ella, Mision, peso pee U {mow eum via Fadametl sete ufieta an, eo vid de cl ‘encom pacar por In dns razdn de qe exist al suimiento jy €00| [a comccin de gue ea renclon ate no der dl Sutin leo, ‘ga sn escaptors pull propo Se 4 Esta centraidad de la persona, conereta e histrica, hay que re~ alzarlaen sus virualidades morales para nuestro tiempo (Mc 2,23-28; 5,1-6; Rom 13,810), Comporta una ruptura incuestionable de toda intransigencia politica, cultural, nacional y religiosa frente al hom bre conereto y libre amor, en su siness como amor a Dios y amor al primo... es- cubre nuevas ideas, nuevos horizontes; hace que se vean cosas ‘que son necesria y que hablan pasado Inadverias a la Ley el ‘mor miea con compasién y entrafas de amor a qulen esti caido fla vera del camino, y no atende a que este sea enemigo *. Supone una ruptura total con las concepeiones morales corpora tivista, instrumentalizadas por los propios grupos religiosos para la supervivencia de sus instituciones historicas. Por el contrario, su aceptacién es la desnude del hombre creyente, cuyo nico tesoro es Dios en su maxima expresin: «0s lo aseguro, cada vez que Io hi- cistels con un hermano mio de esos més humildes, Io hicistis con- igo» (Mt 25.40) ‘La misma revolucion en la conciencta moral de los cristianos pe- netra en consecuencias incalculables para nuestra propia Jerarquia de valores (Mt 5,3-10; Le 6,20-23), para la urgenciay radicalidad de las exigencias del reino (Le 9,57-62), para la naturaleza total de la decision por el tesoro o la perla mas preciosa (Mt 13,44-46) y para Ia ineludible preferencia del Sefor por los pobres (Mt i1,2-6; 25,3188; Le 7,223 14,15-24). Esta revolucién moral fuerza unas consecuencias pastoraes, to- ddavia ocutas, en las presencias pilicas de los cristlanos, sea en su talanteo espiritu, sea en sus formas institucionales®. Un discerni- imiento verdaderamente cristiano sobre su presencia solidaria con et ‘mundo, en seguimiento de Jesucristo, no puede menos que plan tearse en el horizonte dela earidad politica: «Si flto al amor o si 1 Grau, Jess de Nazret 0. 302 © Got Giuan, ka ernglaacgn oo mando acu Presapuesos elses Sodas Pope en as lords Genel de HOAC Jul de 1998 25 4 Ia justcia, me alejo infaliblemente de t, Dios, y mi culto no es mis {que iolatra, Para ereer enti debo creer en el amor y en Ia Justicia, y vale mil veces mds creer en esas cosas que pronunciar tu nombres 2) El segundo perfil cristoloqico 0 acttud fundamental que de- seo destacaren Jesis es su libertad, Jestis, homibe libre fue el atina- disimo titulo de un hermoso trabajo de Ch. Duquoc™. Libertad es la actitud que conforma sus opciones mas radicales, en las palabras y ‘en las acciones (Mc 1,225 210; 3,15; 11,28; In 5,27; 10,18) Libertad ante las instituciones y las convenciones sociales (Me 1,39-45; 2.15217, 313-195 La gran acusacin contra Jess es que reativiaaba las Fronteras ‘tnicas del judaismo y trnsgredia as normas interas de contre fexistente en ef pueblo fnormas de putea, sabre el slbadoy s0- bre el Templo. La radicalidad de Jesis, que se basaba en Ta ex- pericncia del amor de Dios y en laconciencia de la digi u- mana, desenmascaraba el rgorismo de la logea institucional y ‘eos intereses secarios ™, Libertad ante las doctrinas oficiales (Me 1,22; 10,1-12; 12,18 27.35-37) y ante los poderosos (Le 13,22; Mt 21,31-32). Libertad, ante lo mas sagrado, la religién compartida y su ley (Mc 2,27; Jn 4,205). Actitud de libertad personal que alcanza su cexpresign en la victoria sobre el miedo que nos hace retocar las Aecisiones (Me 8,35; Jn 12,24). Ha sido seguramente san Pablo el que mejor ha expresado las ‘consecuencias cristianas de esta actitud cristoldgica. El seguimiento ‘del Sefior es una experiencia de libertad, superadora de la esclavitud de la ley y propia de los hijos de Dios (Gal 5,13). Seguir a Jesucristo Hoe Luna, Pras camings de Dias. Buenos Ales, Cros Loh, 1962p 125 * Ch Dur, Jens, homie re Salamanca Siguene, 1976. CL. tambien G.Co- ‘at, La veda har libres Salamanca, Sigseme 1990 Tolga dea Hea on, Perspect Siueme, Slamancy, 190. Roum, La mesa compari, c+ 177. Sestn batind as te ras del propio gna sen lata, a mss pdt acoge os yognos, 26 cs liberarse de la esclavitud a una ley moral que nos justifca, en el cumplimiento de unos minimos, y que nos proporciona seguridad (Gal 3,10-13) a cambio de una minoria de edad moral, Cuando vi- vos la fe en situaciOn infantil, es obligado decir que la ley siendo nuestra nifiera. Sin embargo, con la Hegada de Cristo, todo hha cambiado sustanclalmente: «Antes de que legara la fe, estaba~ ‘mos encerrados bajo la. vgilancia de la ley.-.de manera que la ley ha sido nuestra niira hasta Cristo... Mas uma vez llegada la fe, ya no estamos bajo la niteras (Gal 3,23-25). En consecuencia, la con- dicion de cristianos adultos se aleanza entre nosotros cuando nos atrevemos a ser libres en Cristo libres de toda esclavitud y miedo, de manera que solo absolutizamos el amor de Dios y a Dias, en ese sacramento vivo € histérico que es el préjimo (Mt 22,34-40; Jn 13,34; Col 3,14; Rom 13,8-10; 1 Cor 13,4-7) La conducta libre del cristiano se orienta en adelante por un amor de Dios que posibilita y que radicaliza la entrega. Movidos por Ja fuerza imterior del mismo Espiritu de Jesueristo, libres de la preo- ccupactén por los minimos legales, nos introducimos en el segul- ‘miento del imperativo del amor, con todas sus expresiones: «..ale- aria, paz, paciencia, afeblidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza» (Gal 5,22), porque sla caridad es paciente, ¢5 servicial, no es envidiosa..» (1 Cor 13,45). Toda la ley queda recogida y cumplida en el mandamiento del amor. La conversién del cristiano a tal primacia opera una meta- 'morfosis interior en su radicalidad y en su sensibilidad para captar la voluntad de Dios, percibirla en los signos de los tiempos, donde la salvacidn sigue operando en fidelidad a Jesucristo, y para derivar en sfrutos de caridad para que el mundo viva» (OT, 16) YY de nuevo quedamos emplazados ante la necesidad del discer- nimiento ético, como carisma central de los cristianos, solos o en ‘Grupo, para que no pueda decirse de nosotros: «Estin faltos de jui- cio porque son nifiose (Heb 5,13) © ns bs ctdns de A. Cosi, Teagadea pris exept y Ensayo dean cola nde 7 3) El tercer perf cristldgico que seleccionamos esti consttuido por la actitud de gratuidad en Jess, vivida como refejo de la gratul- dad que caracteriza toda la accion salvifica del Padre. El amor de Dios ‘que Jess prociame y practicé no es un amor en reciprocidad ~afirma J. Moltmann-, sino un amor que, incondicionalmente, se antcipa, ‘hasta aleanzar su forma mis perfecta en el amor a los enemigos ™ Todo en Jesis es gratuito y, apurando esta ligica, él ofrece la salvacin de Dios, pero nunca la impone, ni reclama el poder para imponerla (Le 4,1-13; 22,25-27; Mt 4,4-11), ni manipula a tos sen- CEM Vin, sAntropologi tog yor eats en Maeva oral fondo ‘metal EU hago toc dea ec, DD, 200,201 46 cristiano en el discurso antropoldgico ¢s que la gracia de “la sal- ‘Yacidn” abre, por “la cncarnacién’, todas las posibilidades al ser hhumano, ahora y, al fin, “all”® Este recurso ala fees por supuesto, legitimo, pero nunca hemos de olvidar que sila fe es un misteio, la moral no lo es. En palabras ide F. Bockle, hay mistrios de la f, pero no puede haber unas nor inas morales misteriosas cuya exigencia objetiva con respeto al ‘brat interhumano no sea positivamente intligible y clara. Esta di- ferencia formal entre proposiciones de fe y proposiciones éticas rnormativas es de capital importancia’. Asi que no cabe despreciar el tena y su planteamiento teérieo. 'Al propio tiempo, nunca debemos olvidar que la fundamenta- cin de un sistema de moral social (Cristiana) tiene una finalidad prictica que nos obliga a acompafiar la pregunta antropolégica Pzquién soy yo2- con la pregunta ética: cdénde estd mi hermano? En la reflexign moral, la pregunta de fondo consiste en saber cémo tengo que tratar a mi préjimo y por qué: y la experiencia radical, con toda certeza, por qué muchos sufren tanto*. Igualmente,reco= rnoceremos la necesidad de traductr histéricamente los principios y, por tanto, que hablamos de la dignidad humana de hombres y mu Jereshistéricos, esto en todos los casos®. La igualdad fundamen~ tal en su signiicacién prixica 0 politica, se sustancia como justicia © CEL Ruz A Put, slestcrso la compres del Hombre Slador det mundo, Historia yaetuailnd de eswre, Salamanca, Seretarado Tenia, "Pac, Moral fndomena, Mads Css, 198, 280 * Nast cpu de seo moras portant so pees dec como puny repos par con eat guy via sean ua omni ‘aes donde se epee a universal once et ea qu nec bua Bat stds ycnds to sels que sens sponiman, in oie que spo- Feed ttt oe contr ean sn, ria ‘se gut comin and gue os gute cap de inert, ambi, tote fens qu o sean ist. Cr Mat. a zon de ones. Ba ona, Antiopo, 991 Hast, at fusion del. Estudio pale, aan. Mee AC ch La inal, wa meta penne Barons, Cine es "7 preferencial hacia los individuos -y sus colectivos- cuya dignidad ‘se encuentre mis desfigurada (pobres, oprimidos, marginados, ex- CE A Piero Loans, La res ls rrone, De lo rcionlied wtf & 1s mconidd rent. Mai, Tn, 191 “CE JOM Masboms, 24 dinde tle reign? Santander, Sal Tere, 1996, rout, 5 social y de los saberes que la conocen y transforman? Buena parte del potencial de un discemimiento ético nos lo jugamos en la cues- tin que se ha llamado “neutralidad del conocimiento social” ". Conocemos “desde” algo y “para” algo, porque conocer es estar in- teresado. Cada uno de nosotros porta un equipaje cultural que le permite aprehender en Ia realidad algunas perspectivas coherentes con su visién global de las cosas. Hacemos interpretaciones que ‘deseamos totales y universales, pero sabemos de sus condiciona- mientos historicos y culturales. Por eso es tan vital definiralgin interés que nos oriente hacia propuestas universalizadoras de la Justicia, En el caso de la ética social, es el ser humano concreto, su hhambre y sed de justicia para todos, hoy y maftana, el que nos im pele a un acercamiento comprometido con la realidad y su mora- Tizacién universal ™. En el horizonte de esa clave hermenéutica, y frente al positi- ‘vismo a ultranza de la cultura ambiental, para hacer posible un pro- ryecto coherente de ética social cristiana convocamos a una propos ‘cién ontoldgica ~comprensidn de la realidad humana, personal y social- y epistemaldgica ~comprensién de su conocimiento-, con las siguientes notas: abjerta~ctrascendencia?- compigja 0 multidi- mensional y la misma y nica. Con estos adjetivos queremos indicar lo que sigue: abierta a la posibilidad de una trascendencia -Dios-; compleja y multidimensio- nal, en el sentido de que ni el hombre, ni la sociedad, ni la cultura, hi la historia, pueden concebirse desde una sola clave de explica- kJ Mamas, Conecimiont ares Madi, Tams, 1962: K. Mor taciogta} stole nivodccion oa soil del conocimiento. Masi, Aguila Tayae Riz oa Pek tel nal ears lec Sa Tera 72 {toed pp 27-09; Cis) apo deaf. A Pa be Ln La rz Jas tts eG Fa, Leconsceion del oni. sofa ca de lt ‘encia Mai, aren 1994 «Chena valores humo, Manes: Slciones de ‘Gnas, Tsoi del pri eongtic, Esa Je ots anda neta, a Tere 1993. ‘G4 Shc Rema, Compsin, poi y memoria sentiment mort x Bax Horibimen: Igri 5 2000, pp. 229-246, 52 cidn de su total identidad; por el contrario, la realidad se nos im- pone como realidad compleja, que aspiramios a conocer integral- mente. Y, ademas, la misma y’ dinica, porque la complejidad acon- tece en na realidad unificada por la peculiar dignidad del ser tnumano, Este no puede ignorar la complejidad de lo rel ni las de cada una de las dimensiones que lo componen, pero su presencia ota de Ia minima unidad a la diversidad de lo real. La considera~ ign interdisciplinar ya entrada transversal por la diversidad de planos de la vida solo puede sostenerse en un paradigma cognitive fue reconozea la diversidad en lo real y en cada uno de nosotros y er fo nuestro, ala vez que su unidad; y, en consecuencia, un para digma que apele a Ia interdiseipliariedad de todos Ios saberes y ala transversalidad especifica de Ia moral, como referencia siempre pre sente, para reconocer Ia huella indeleble de la autonomfa humana y el valor étco de cada empetio social. En este sentido, la pregunta es siempre la misma: Zedmo afecta esta estructura o actuacién a la realizacién de la persona y su sed de justcia para todos, a partir de Jos mas pobres? ¢Cémo afecta a nuestra comunidad de vida con todo lo creado? Concluyendo en forma de tess, endriamos que decir que: = La realidad humana es abierta, compleja y nica, permitiendo diversas racionalidades relativamente auténomas. = Los diversos saberes humanos son caminos de aproximacién a la misma y Gnica realidad humana, desde distints planos de profundidad o diversidad en lo real ~ La racionalidad moral es una de esas lecturas posibles y legi- timas para conocer integralmente la realidad humana, com- plejay nica. Su especificidad es que opera transversalmente, ‘mejor ain, como compat, en todos los momentos y saberes, sin ignorar la diversidad epistémica que los constituye. ~ La lectura integral de lo humano tiene que ser interdisciplinar ¥; en fodo momento, en cuanto a los fines y los medios, al “analisis y las soluciones, confrontada con la transversalidad ‘compaia de la ética, 53 = La intereelacién de disciplinas “eientificas” en el conoci- miento y transformacién de! mundo no puede menos que traer ganancias mutuas en el caso de la ica y las ciencias so- ciales”. 2, El presupuesto antropoldgico: primera mediacin precisa del discernimiento moral en lo social Pero no solo nos interesa si tenemos derecho a hablar moralmente, sino que nos importa sobremanera qué decir con sentido. Por tanto, ‘as mostrar los pasos formales que sustentan nuestro derecho a hablar ‘moralmente en To socal, nos interesaremos ahora por otra condicién 4el habla moral, cual es la moral como contenido o el enguaje moral conereto, y, en primer término, la mediaciin antropoligica de a tic. El discemnimiento moral (cristiano), en “Io social’, es una media~ ‘idn entre la utopia (del evangtelio) y la realidad socio-politica; pero cesta mediacin -ya lo hemos dicho- presupone como primera refe- rencia de la étca, como soporte y horizonte de la misma, una an- ‘ropologia. Se puede decir que la fe, pensada y vivida, tiene su pri- mera conerecién en una antropologia cristina, y su primera mediacidn en una étca pensada y vivida, que la referimos a esa idea de persona hasta hacer de ella Ia guia jrenunciable de todo pro- ryecto de sociedad, en sus fines y medios™. ° Como bln ens proftir Marino Viale de reonocer a atono~ tia ret de sere humane ys leg dea moral ene conacimiento Inga dela ead soll, hy una ganancla mtu e9 ea acon de dips "Tenia As ti gn elma modesty ua opacideiio-wpeams ‘sion mines qu pete Fundamentalism, bsolutisno €ingened wpe. Las ‘Senin mana y socal gana verdaers neta y fucionhumaizaore! fens qu led su tendeni confed fines con medi Se separa, ames indioen a detlogizaconesinacpabes qc favorcen a ani eo Eco "fa neem able dimers formula iid de aca y dea solo quiere signifier Is sroneién dea praxis como momeato Inet probable ‘ets hegemico da refed eon, Pesos em ae emo ven eto. riven det esunsmo ypensamos ca cr como prope ek pectin del lgced moral del etn. Ey Dicho de otro modo, si queremos hablar de proyectos sociales, si {quetemos evaluarlos, estamos hablando de fines, por tanto, de cua- Tes y POF que; y estamos hablando de valores -una antropologia- {que nos orientan y obligan en la seleccién de unos w otros fines, dentro de las posibilidades histdricas y tenicas del momento. 4a) Los perfiles esenciales de una antropologia la luz deta fe 0 *teoligica” CCuéles sean los perfles concretos de una antropologta coherente con la fe, soporte y horizonte de la ética, es una cuestin posterior, pero su necesidad esti fuera de toda duda ella es la primera con- crccidn de la fey el primer horizonte de a ética; todo proyecto étieo se inscribe, conileva y se desarrlla en el horizonte y con la media cidn de una antropotogia, una concepeién global sobre el ser hu- ‘mano en sociedad, que nos permite atisbar, inicialmente, el conte- nido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto. Se tratard, desde luego, de una antropologia critcamente fundada que pode- :mos pensar bajo las referencia de la dignidad y la sociabilidad, con perfles ya conocidos”: el ser humano, dnticamente, es persona; ser “pesonalsns comuniao" oe “persanalismo soca Po su medicines menu ble "Sh G. Mon, la stuns actual de la moral vest segona rect del fona- sen: Reva Catala de Telia XV 1992 pp. 197-192 El aor sie gb eo 'Srenovacin ponaticana de nella oral hy upc en cet) ‘Speriane que va el lenge y aero a ey al fudamento en af ea ‘login Ms eoaccament la ey mora rina Jest 2H problems hoy ‘sen la bisqeda de una fundumetson atopic 9 vin rita del ho ‘reqoeregonds als postin den moral estons ena pls mor oe acre clea de a sujetvida yoheviad ena accion mora sng que no squive ‘os maples prosemas que interop al hrbre ce hoy "CER, Aine Le eid ertina en compromiso soi Mad, Maro, 1967 CE tami ML Vin valor asa el haben en ic el secead tenocdten ao, DDB, 1988, p. 72-98. Pre norton los estan “ha eco ‘an as Riz Pata pregunia pel habe glen sy oes separate de 55 Jinico, insustituible e indisponible; individuo incondicionalmente valioso en siy por si; slempre fin y nunca medio para algo. Es ab- solutamente razonable afirmar que el ser humano se deseubre y rea- liza como persona en Ia alteridad politica: un yo con otros en una ‘comunidad de referencia o pueblo que a todos responsabiliza con todos, en esa comunidad y en la tinea familia humana. La persona, ddecimos en palabras morales, no tiene precio, sino dignidad incon dicional; la dignidad y la sociabilidad constitutivas se explicitan en derechos fundamentals e inalienables, y son fuente del valor abso- Tuto de cada uno y de las obligaciones morales correspondientes. ‘a preguta por ot nde stu hermano? La antoplogi cristo se esume ‘nines de qu no pode haber memoria del bombs ue md ule oat sim, oar hermano hombre rede en Bo Soca ser anclado ens Memo (Graco, gai shacion Sander, al Tee 128, p60) Pores ras aye dc cles pobre y cdo hs paren suncaasu deren prcimar “soy persons, prgue Zs eds como tao Bare xsi ota epoctonecharo desd erona eo sin Pola, oslo ole ene na reperesn mesa cx onen cst 1 nea ola de serpent hombre cso cape den Peni pro ‘Ges bial ape de mao sl ode que inpid ue ss vin aple & ‘Serco ie pcs ‘Sobre la ela cestode os valores yo princi mors abo, ‘fA. nmi cEisten valores morals aslo: esa Ve 171 11994) 35> 25, Ee crt yelp, Md PC 1998. Su fs cena ser skeen “alos suas de Td cob, son as pesonas ue testa eee n> Precio, lis no son retomente vas par iain alas en momo, ‘Dslamente Sus e concen veo Casi dina es fy mans 8 ‘orm olias qu rian sgn pars ads sempre sn excepon agua a Preserve evr aslo de a pesoa Su expen Guy doe ala een. Son moras aolts, “sus de fda crtasanla 9 conic covert ch Princo w prime ase pr oem tins my apes ha “no a tna poi» deber neato alt, pero mane oes hecho Inc alent Eempon aos tenemos en agin ena ago je ‘ioe encmzamient rapt, pena eter Tanto a ano ‘eats Te alone al ioe pole hacer pr tata Cr dst rt ar a tro ign apna ars nes oe {tsen ls derechos fundamentals gu expen ex gag ani: ls prepa rales iersates qe sgn auc tars par resp Pomoc nas conerea de molded Quen determnado Clo mal determine Como Imtios de feldad en ores won vn penamente chest pr apenas le Teaad gue ura Stead concen a eta, noe come mins de sla 56 Con un lenguaje mas actualizado y coloquial se ha dicho lo mismo del siguiente modo: = Un ser personal, constitutivamente convivencial y situado en estructuras que él mismo crea y de las que depende. ~ Un ser personal en el tiempo y en el espacio, un ser historico, ~ Un ser personal en corporalidad sexuada, ~ Un ser personal en interdependencia con su ecosistema. = Un ser personal indigente y abierto ala respuesta religiosa o “parareligiosa” frente a la finitud y el suftimiento. = Un ser personal dotado de entendimiento tedrico-practico -dialéctico- cuya experiencia de la verdad siempre ¢s como verdad histérca, recordada y por hacer. En una u otra descripcién, una antropologia concebida en clave cristina remite su especificidad a una razén teoldgica de fondo. El hombre ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza y esta la~ mado a participar en la propia vida divina. Este perfil especitico de ‘una antropologia cristiana -la gratuldad absoluta de la autodona~ cid de Dios-, com todo, no nos libra de la fundamentacién critica ‘de nuestra propuesta. Por respeto a muestra autonomia moral, a la ‘eles pare totes en nde a els dl len comin. Cu sea te io n= ‘nds ld abetassmo dl clase es problema, Cn oda ino ox {Ws er cuanto ala vali sinolra det psoas feconarcamos qu os proces ‘Mls de sodas modems mp el desaral dea coneenla oral de Intnl en torno' tales y principle con roacin de unread Cela fiom autora, mis else arin pri, A. Con, Die palabras {street Vero Divina 897 pp 327-37. Al esrb: Sin dae eon {gan tend grandes iiacone(-) pr hay uel ecorda’qu el Sn del ‘unde moral rs de i hay ng a pesonaIetermarente also su met “Soran, unaspracon yu tencble pr a clara moral acento ‘ecomo se formes p26) «el momento de Inondconalad, pete pore ‘entlopamotatana vse ere an i dsr Yue aot por ees ‘rpreando que car dota de competencacomunicatva sun se en 5! dio ‘ignoae eteno em cuca en cantar dons ie feta os isis dias (eta vida soca 374 ‘CFE Smtanchs, Cristo» ls eritinas. Gracy ieracin, Mai, Cis ‘dnd, 198, Sabre todo ins enorenad sobre el amb yu sc, pp. 713-726 37 cultura secular y a la sociedad plural de nuestro tlempo, estamos obligados a indagar en la coherencia evangelica y ética de la pro- puesta moral cristiana. De hecho, en Ia actual reflexién teoldgica, la antropologia cristiana no se coneibe necesariamente como peculiar y rival de Jas existentes, sino que mas bien a partir del evangelio afirma que cs posible delinear los perfiles esenciales de una concepeién eris- ‘lana del hombre y, en su traduccién moral, una sintesis norma- tiva original en el sentir de Jests, coherentes ambas con su doble fuente ética y teoldgica. La tarea es apasionante, pero lo que ahora nos importa destacar es que, en todos los supuestos de una antropologia soporte y horizonte de la ética, topamos con pareci- das conclusiones: ~ Que los pefiles antropoligicos tienen su micleo més original cen la condicibn personal del ser humano™. ~ Que las constantes 0 perfiles antropolégicos no equivalen a rnormas precses para nuestro momento cultural = Que necesitamos analizar,dialogar y razonar para concretar la formulacién de las norms éticas compartidas y su aplica- cién cotidiana. ~ Que la racionalidad humana -también la moral- solo se nos da en el tiempo y el espacio, como corresponde a nuestra Il- bertad situada, ~ Que necesitamas de la razén critica para emanciparnos mo- ralmente y de la ertica de la razén” para controlar sus exce- sos formales y cientifistas = Que la moral (social) cristina reconoce Ia extraordinaria den- sidad de algunas cuestiones que el presente cultural le plantea. 2 Age nsotns sth el potema de su lain con as fundamentacones ne ligase ls cond personal el ser amen. EJ Me Masts, Pstmaderiady rites El dea dl agent Santander, Sa eae, 198, Cie postmodern de aan stad CLG. Gra, Teo y els Soi: Paginas 9 (1960 pp. 4-15 weto et Seeones de Tela 39 (1906p. 163-182. 58 ‘Su respuesta afirmativa no es fécil, pero tampoco imposible. Nos reerimos, por ejemplo, asi es posible mantener los valo- res humanistas que subyacen a la antropologia teolégica sin apoyo de esta, o si el reconocimiento de la autonomia de la Gtica no derivard en una privatizacton del cristianismo hasta su irelevancia para la moral piblica = Que es posible distinguir -en palabras de Adela Cortina~ en- tre el ser con dignidad que es la persona; los valores univer- sales 0 derechos inalienables que expresan esa dignidad Ainica; los principios morales universales para el respeto y ppromocién de esos valores; las normas coneretas de morali- dad que un cédigo moral determina como méximos de fell- cidad para la persona; y la legalidad que una sociedad con- ‘reta exige como minimos de Justicia para la reaizacién del bien comin. = Que la moral social erstiana, en cuanto ética cristiana, tiene aque atenerse a la condicién -y no solo dimenst6n- historica y practica de la fe, respetando las exigencias de la “ley de la en- camacién’, determinante en su soteriologia. 1) EI meotlo de esta argumentacion sobre “Io moral” en “lo social” ‘Todo Io que venimos diciendo se resume en las siguientes intencio- nes de fondo: 1) El meollo de nuestra posicion sobre el discernimiento moral reconoce que clencia y téenica tienen su propia racionalidad, pero defiende que no pueden absolutizersee ignorar la racionalidad es- pecifca de las diversas esferas hunmanas. La cultura cientifico-té- nica no es la racionalidad sin mis. La racionalidad, para ser tal, ha de ser racionalidad humana, or tanto, confrontada y vertebrada por una antropologia y una tia, La pregunta ética por los fines y los medios penetra trans- 59 versalmente en todos los Ambitos de la actividad humana e in- quiere sobre "si es el ser humano y su realizacién, a partir de los ‘mds necesitados, la iltima referencia valorativa de todas las elec- clones", Las opciones éticas ~ensefiaba Ricardo Alberdi- son el resultado final del modo en que el ser humano corta el nudo que forman las constataciones de la cienci, las normas de moraldad, las preferen- cias valorativas ante la vida, el bien, la verdad o Ia belleza, y la ponderacién que hace de unas cicunstancias precisas™. 2} La segunda clave de esta argumentacién morales la voluntad cexplicita de que la moral social cristiana se constituya como una ‘moral de la revelacin, es decir, verdaderamente humana y racional, ¥y plenamente crstiana y tei. sto supone que mostremos y aceptemos como cimfento de una ‘eologia moral fundamental vectores como estos: = La condicidn prictica histérica de la fe. ~ La vigencia de la ley de la encarmacién en ta historia de fa sal~ vacin y en todas las formas de revelacién, hasta su plenitud cn Jesucristo. En consecuencia, las afiemaciones teoldgicas, mds an en teologia moral, tienen que mostrar su entrafiahis- térica y su forma desabsolutizada. No inventamos nada; la historicidad de Ta experiencia ética ha sido una maxima bien presente en el pasado de la moral de los crstianos ®, © LR. Also, La Keidd rston ex compromis sell Mad Maeva, 1912, 9.28, “Fes sido que a comunidad crsns, apr del momento en qu la moral de ‘aca ste a praia po oe lar adc ar ese ss lems ‘als, ene qe mar hac Jdasmo ye stocmoo por empl pra as too To eno en elseti ge ests en Nelda au spat Sobre too tengo mapas (Sere (1 Cor.25)~ Se eh que enada de pganos en estan ob {Grkadaceriy cegien la mora oda y pga, y descr la ley moral como Jsiccn al hombre ane Die Pore, A Hoes concane qb, as saves so ‘ay que ceacidae atsralenie,Necstmes ascerilo nuevo par proud fenlo'que sgn vive humansmence CE Las combs dle ie 9k i del com ‘a Mati Samtander Fey Sead ~ Sa Tere, 90 cy = Su plasticidad para mediarse, connaturalmente, en categorias racionales y constituir una reflexién cientificay eriica como verdadera teologia y como saber ético. Y es que, en el fondo, como se ha dicho, una docteina moral solo puede exigir adhesion con argumentos racionales, por- ‘que sila fees un misterio y apela a nuestro sentido de la tras- cendencia 1a moral nolo es y apela a nuestra solcitud de ar- sgumentacion, 3) La tercera clave en nuestro planteamfento subraya que el dis- ‘emimiento ético se sostiene en una relacién de principios morales ‘uya jerarquia queda establecida en tomo a la dignidad fundamen- tal de todos y cada uno de los seres humanos y, especialmente, la dlignidad humana mis amenazada. Bajo el prisma de esta clave discurriré el didlogo social entre propuestas morales diversas nacidas del pluralisma filosdfico y so- cial este didlogo tiene unas condiciones que, inspirandonos en J. B. Merz y R. Mate, tienen el siguiente tenor: ~ Si todo conocimiento {moral es interesado, habra que indagar sihay un interés capaz, potencialmente al menos, de condu- cimos a la verdad y evitar el puro relativismo, La respuesta {que proponemos es la siguiente: hay un interés universal, de hecho o en potencia. Pero, cusl? El interés que se expresa en la “sed y hambre de justiia para todos los vivos” y -segin los creyentes- también para los muertos. ~ Este sera et primer crterio valorativo de la verdad moral. gLo ‘cumple ~nos preguntamos- esa comunicacién entre iguales {que proponen las versiones mas popularizadas de las éticas dialigicas? En ese didlogo democritico, geémo se tendrii en cuenta la palabra de los que padecen situaciones personales y sociales de marginacion? Gra manera compen to raconalkad mo como experiencia de dcr riley act en media de confer de nes eos conferees sa (tna nated dle que amt uo nunca debe daa) aparece Y Sim ron nore aga dpc y in a {odode dscerinient sobre lo costes humo individuals sae, ghee ea ala spurt prt, 6s = Para lograrlo es preciso comprender y resolver los proble~ mas de todos desde un “prejuicio", formal y real, de aten- cién preferencial a os pobres" que, respetando las diferen- clas legitimas en cuanto a la identidad colectiva, permita superar las asimetrias que impiden la vida y la dignidad fundamental de todos. Si al hablar de equidad no se toma fen serio este criterio del pobre y no se respetan aquellas di- ferencias y peculiaridades que no van contra la justicia, se acaba homogeneizando los casos, acartonando fas valora- ciones y, en cuanto a las conclusions, esponsabilizando a todos de todo, sin aclarar eémo participamos de responsa- bilidades desiguales, porque diversas son las posiblidades. El criterio de la proporcién de posibilidades y responsabili- dades es, no lo olvidemos, definitivo. Y si atendemos al ‘modo de realizar el discernimiento, en el horizonte de la in- tencin sobre la vida digna de todos, a partir del mas débil y en comunidad de vida con todo lo ereado, ain identifica- riamos estos vectores procedimentales: Nos esforzamos por ler los derechos concurrentes,ponléndo- nos en el punto de vista de los otras, para hacernos cargo y en- tender sus derechos y revindicacions, silos tuviese, 0 para rechazae Sus excesosy, en todo caso, para comprender sus ra- Y si descendemos por los meandros de la criteriologia pro- cedimental, podrfamos afadie: > el peu consckney cticamente semi ent dscerimienia moa como ju de sei eda mdi ern a princi dl hombre, gad ‘igs radicals la vocal de edad univers, desde pretense ‘maginado” or qut ese pro? 1) Pogue Soariad ee un valor de ode {oral como pede vista ms hota conf eas por mis urna: par ero ‘nis pose hata inpacinibe, en mera deo el 2) Pogo a soi ene signified real que os dca qu “atria deiguaes tos ‘ese 6 += Que no debemos comparar situacfones reales con situacio- nes ideas. + Que debemos limitar el posiblismo moral, probando, en cada caso, que el mal menor consentido lo es por el mayor bien posible. E1 mal menor consentido opera como un bien, y-el bien menor elegido hace las veces de un mal + Queremos razonar las prioridades que tenemos, sin ampa~ ramios en autoridades intocables 0 en prejuicios aprioristi- os. Todo debe ser objeto de presentacién argumentada y ertica, Sabemos que nadie alcanza en el resultado lo que no ha practicado en el procedimiento moral y politico. + Para acercarnos al bien comin persegulmos el acuerdo en ‘unos minimos de justcia, distintos del simple consenso a la baja, antes que imponer una creencia religiosa sobre la vida ‘buena y la felicidad. Obramos en consecuencia con el discernimiento moral rea- lizado, porque defendemos la verdad como empefio moral, historico y practico. += Cuando discernimos en el horizonte peculiar de la moral social cristiana ®, buscamos la cristalizacién del segui- rilento como conversin a Jests ~en su persona, su palabra ¥y su vida-, e] Cristo de Dios; como fidelidad, en libertad, a su caus, la catsa de reino para los pobres; como asuncién, 4e todos los acontecimientos de! mundo en la tinica histo- ria universal de salvaelén, pereibiendo que pueden ser oca- sidn y oportunidad liberadora -kairds-, signos de esa accién salvific, ya s{realizada, aunque todavia no llevada a plenitud ”. Decimas que pueden ser y, en consecuent reconocemos la necesidad de discern y actvar su sacra Rom 12251 Tes 19-21: EF 515-17: Heb 516 » GET Ms, Moral de ecerimint 1 Una consraccn ic del atopie rine orl soil Saigo de Chie Ci, 9681 Gnas Cana, Loss ‘ro de ot nempor 1 Rema de Ds et ete morro, Santa Sa Tere, 1987 6 ~ Para lograrlo es preciso comprender y resolver los proble- mas de todos desde un “prejuicio", formal y real, de aten= cidn preferencial alos pobres?® que, respetando las diferen- ‘igs legitimas en cuanto a la identidad coleetiva, permita superar Ias asimetrias que impiden la vida y la dignidad fundamental de todos. St al hablar de equidad no se toma fen serio este criterio del pobre y no se respetan aquellas di- ferencias y pecullaridades que no van contra la justia, se acaba homogeneizando los casos, acartonando fas valora- ciones y, en cuanto a las conclusiones, esponsabilizando @ todos de todo, sin aclarar cémo participamos de responsa- bilidades desiguales, porque diversas son las posibilidades. El criterio de la proporcién de posibilidades y responsabili- dades es, no lo olvidemos, definitivo. Y si atendemos al ‘modo de realizar el discernimiento, en el horizonte de la in- tencidn sobre la vida digna de todos, a partir del més débil yy en comunidad de vida con todo lo creado, ain identi ramos estos vectores procedimentales Nios esforzamos por ler los derechos concurrentes, poniéndo- nos en el punto de vista de los otros, para hacernos cargo y en- tender sus derechos y reivindicacions, silos tuviesen, © para rechazar sus excesos¥, en todo easo, para comprender sus ra- YY si descendemos por los meandros de la eriteriologia pro- cedimental, podriamos antadir: > lari consent y ctcamenteasumio en dscerimlento moat ‘como co deserve waa media ena sn princi dl home, grad ligula radicals aversion de nerd universal, desde preference ‘naainaa. dor gut exe pro? 1) Pogue sola tee uv de ode {rma como puto de vst mas honesta com lo veal por me ardor, par ero ‘mis pos y hao Impresinibleen asics de eal 2) Pog a sos ad ene un sgn el que no ini que trata gal # desig aan Sesiguaimente™ 66 + Que no debemos comparar situaciones reales con situacio- nes ideales. + Que debemos limitar el posibilismo moral, probando, en cada caso, que el mal menor consentido lo es por el mayor bien posible. El mal menor consentido opera como un bien, ¥¥el bien menor elegido hace las veces de un mal, + Queremos razonar las prioridades que tenemos, sin ampa- ramos en autoridades intocables o en prejuicios apriorsti- 0s. Todo debe ser objeto de presentacién argumentada y critica + Sabemos que nadie alcanza en el resultado lo que no ha practicado en el procedimiento moral y politico. + Para acercarmos al bien comiin persegulmos el acuerdo en unos minimas de justicia, distintos del simple consenso a la baja, antes que imponer una ereencia religiosa sobre la vida buena y la felicidad. + Obramos en consecuencia con el discernimiento moral rea- lizado, porque defendemos la verdad como empetio moral, histrico y practico, + Cuando diseernimos en el horizonte peculiar de la moral social cristiana ®, buscamos la eristalizacién del segui- rmiento como conversién a Jesis ~en su persona, su palabra yy su vida-, el Cristo de Dios; como fidelidad, en libertad, a su causa, la causa del reino para los pobres; como asuncién. de todos los acontecimientos del mundo en la tinica histo- va universal de salvacidn, percibiendo que pueden ser oca~ sion y oportunidad liberadora -kairés-, signos de esa acid salvific, ya st realizada, aunque todavia no Hevada a plenitud ”. Decimos que pueden ser y, en consecuenci reconacemos la necesidad de discemir y activar su sacra- % Wom 122; es 519-21: EF 5,15-17: Heb 514 ° CET Mas, Mea et ernie 1. tna constrain del opin ran oral sca) Santa de Chile Cie 948; Cows Cut La. so de ln tempos, El Ren de Dio ext ere nartor. Stade, Sl Ter, 1387 6 ‘mentalidad salvifia ala luz del modo peculiar en que Jesis «8 Cristo de Dios, porque ahi se nos proporciona la clave sa- cramental del discernimiento moral cristiano, 0 ea, “porque Dios es asi ‘+ Esta manera de comprender Ia racionalidad moral, como ex- periencia de discemimiento y accidn en medio de un conflict de bienes éticos, confiere a la étiea social una doble identidad: a) apa- rece como un horizonte de valores, un “espejo”o paradigma de prin- ipios y criterios desde donde discernir los hechos sociales. b) Apa- rece como un procedimiento 0 método de discernimiento sobre los «costes humanos 0 sociales que operan en cada supuesto practico. En esta bisqueda, la obtencién de un buen fin nunca justifica la elec- cién de medios malos, pero a veces, probado caso por caso, exigié que toleremos algo como mal menor y que a menudo hayamos de soportar lo llamados males 6nticos o premoraes, tratando de paliar 3. Las eategorias morales bisicas 0 la columna vertebral dde una ética social eristiana Sobre la cuestiin de Ios conceptos, Victor Gémez Mier escribe: «Un sistema de categorias es el entramado... de un diseurso filosfico teolégico y, segin la expresién de E. von Hartmann, su envoltura lgica El ijido del discurso se sostiene sobre los nudos de las cate- orlas y sobre los hilos de sus relacionese ". Por su pate, José Ru- bio Carracedo ha afirmado que sno es posible una moralidad autén- tica sin el cumplimiento de este dinico principio poliédrico: la Justicia no es completa sin la solidaridad y la autonomia; I solida- > forge ay males que no dependen des voluntad hua, sin de fit y ‘ontigerca hist: y oes Son tan impress uc slo ay nieemene ‘ibe ars a vata aman * Gr Ma. seodologa de cei yteologn: Morte 181985396, ‘ease a ibaa cape 341 9, oa ridad no es completa sin la justicia y 1a autonomia: y la autonomia foes auténtica sin la justicia-solidaridads®. ‘Asi pues, entendemos por tales categorias morales Disicas esas referencias valorativas que constituyen Ia trama del edificio de la ‘moral socal cristiana en razén de: = su contenido fundante y sintético de los demas valores cris tianos en lo social; = su peso especific en la tradiefén moral de los cristianos; = su rigor conceptual; = su vigor virtualidades practicas. Sila dignidad y la sociabilidad antropologicas se expresan,éti- camente y siempre, como libertad y corresponsabilidad, en nuestro proyecto sistematico de moral socal cristiana las categorias bisicas son la caridad, la justicia politica, es decir, universal e inclusiva, et bien comin y un eriterio, el pobre. Emergen categorias nuevas, la solidaridad y la paz, y cobra ca~ ricter de categoria un tema de moral social concreta, los derechos hhumanos, verdadero lugar de la Justicia en nuestro tiempo. Ellos constituyen el otro nombre de la libertad, metacategoria o condi- cidn de posibilidad de la accion moral, © CE Educa morl,pctmodriadydemarai, Madi Tot, 1996p 135, Ensende por usta cminino mora universities dece bs deco bans ot ‘asa sei tin easy spree: pr suonomi madre ‘tol an en I jrteactn come en apc ca Est ana concep cons ‘hye ne dls esr de. Gasca, casedo eu propucs de undameracon ‘lige de la om desea que @ lage exe nse es de ago moras, aes is elas de og, si as que Seria pele Ao ay alg so reste ‘inspec prs los perso prance guia 5 20 Ser Tomar deca a prin de stent Covad. ea unease» ‘ee mora Boos Aes FC. 1987: od Custos ores Mi Tat, 1996 “fo desullsmon un concpt de libra como cogs moral tsp en ‘ender que spina dic ee armada en eg fudamental de son ‘cua fly ens derechos humanos qu la eapliean enederanos Sn ex ‘Sire qu sien apes tami como concept explo ene as exeoras i sear dela moral sci estan, Ning joni poz om pbs sin speak ‘rad de as eons y elon prbls como no pace haber bead vse ‘tui ec en as oporuniadsde todo spin nesta ponds Co 4) La moral eristiana como moral de ta caridad®* Después de Io que hemos visto en la fundamentacion eristologica de Ja moral social, para todos es claro que la caridad es la referencia valorativa fundamental de la ética cristiana y, por tanto, primera categoria de naturaleza ético-religioa: a) es la virtud -modo de ser~ ¥ actitud ~Aisposicién habitual adquirida~ bisica de la persona, by Es exigencia moral basica de la fe (Mt 21,28-31) y resumen 0 concentrado fundamental porque en ella se unifica toda la ley (te 22,39; Rom 13,10). 1) La aportacion de Jesus. Unidn indisoluble de los dos pre- ceptos del amor a Dios y al préjimo; reduccién de toda Ta ley @ este doble precepto; interpretacién universalista del amor al pré= Jimo: en el sentido de “incondicionalidad” y en el de todo el puc- Do de Israel: primera ruptura de las fronteras étnicas y de pureza ritual 2) Su significado y dimensiones. La earidad consiste en amar al préfimo, alos demas, con un amor que tiene, ala luz del evan- gelio, estas dimensiones irrenunciables: dimensién de profundi- dad (scomo a si mismo»); dimension de densidad y espesor(ecomo yo 0s he amados}; dimension de intensidad (won todas tus fuer- 2zas, con todo tu sere); dimensién de universalidad (ea todos... in- ‘luido el enemigos). ¥ la siguiente orientacin preferencial 0 pat- cialidad positiva: opcién preferencial por el pequeo o débil, por el pobre y el pecador, por el necesitado de “projimidad” ("2A quien he de ‘aprojimarme'?). Es su necesidad la que constituye la projimidad. 3) La caridad en la moral social del presente. La caridad apa- rece y es la categoria moral basica, referencia primordial y sintética para expresar la especificidad de la moral cristiana, La caridad es el “© como fecura complementaria, cf, Cada y cai potcan, en M Vs. Diccionario de eica reali. stl, Verba Divina, 181. pp. 72-78 J 1 Cath ‘Er carter police fis: Reon e245 (2005), pp. 42-483 0 -rostto" de su identidad, porque sintetiza todas las demas perspecti- vs crstanas ante lo social: 4) Integra religidn y mora, superando un moralismo legalista y ‘una religidn desencarada, ') Integra y sintetiza las orientaciones horizontal y vertical de Ja salvacin y dela fe. ‘Ordena y orienta todos los valores morales desde a preocu- pacién por el otto necesitado y débil antes que por la conciencia “Solitaria” o por Ia divinidad abstracta de los deberes religiosos (Me 2,23-3,6; Mt 12,73 Le 10,36. {) Reorienta el ideal ético de la modernidad, la emancipacién personal, através del cauce de la solidaridad con los pobres, para cxigir la emancipacién solidaria o universalidad concreta e inclu~ siva en tres vertientes: la justicia econdmica, para todos y con to- libertad politica, fectiva y corresponsable; la paz, actitud de las personas y estructura de la convivencia. «) Una caridad politicamente mediada: estamos reflexionando cenel ambito de la ética socal eristiana, por tanto hemos de refrir- nos a uns caridad politicamente mediada 0 una hermenéutica poli- tica de la caridad cristiana ®, segiin el paradigma oftecido por las teologits de la praxis, teologia politica y teologia dela liberacién. [Esa impronta politica de la caridad orienta a la moral social cris- tiana, segin M, Vidal, por los siguientes cauces: ~ DesprivatizaciOn de la vida eristiana, de la praxis éti ‘yente y de la teologia moral ~ Superacién de la dicotomia caridad-justicia (Sinodo de 1971; (OA, 23) en la evangelizacién o misidn eclesial, pontendo de relieve la doble condicién, religioa e intrahistrica, de la sal- vacion cristina, “©, Via se fe, como melas osc de a sa un pensonaisno We aera poli A Crna Maat de “pesonaso sla’ Habermas sr= Segue socio ea form de vida qc posta la auovomia ya aloes enn ensoldatd n ~ Percepcién integral de la Justicia, por tanto universal e inclu- siva, atenta a los més necesitados para que las reglas de con~ vivencia, las leyes, protejan de continuo la dignidad efectiva © integral de toda la persona y la igualdad real en las oportuni- dades de todas las personas ~ Fundamentacion teologal del compromiso ético-social, como ‘expresién verdadera de una vida eristiana arraigada en Dios, creadory salvador del mundo en su totalidad. Esta interpretacién politica de la caridad cristina aportaa la teologia moral social dos grandes orientaciones para la accidn: 1) el significado transformador dela caridad frente a la reali- dad socal y sus carencias,a partir de las mas hirientes, para la ‘condicién humana de todos; 2) el significado utdpico dela ca- rida, como apertura a posibilidades de vida inéditas hasta el presente y que, sin embargo, se adivinan posibles en lo rea, teuando se lee desde el compromlso con el ser humano (éica) y-con Dios (teol6gica). Se puede concluir que la earidad cristiana es sacramento de Ta fe, de modo que busca la eficacia historia de la salvacion integral del ser humano (individual e interpersonal, espiri- ‘tual y material, personal y estructural), Ahonda en la,condi- cin politica de sus mediaciones sociales, in renunciar asus opciones preferenciales ni a su identidad religiosa, y pre- serva su primer significado ético como justici. Ella sabe, al Fin y al cabo, que no se puede dar por caridad lo que se debe cn justicia 4 eCuales son las mediaciones étieas de la cariad en to social? Se puede decir que las vitualidades éicas de la cardad en lo social se ‘sustancian a través de estos cauces éticos: 1) la jusicia social, uni- versal e inclusiva: el nombre “eterno” de los derechos humans, his- trios, indivisibles ¢ interdependientes; 2) la solidaridad, el otro Vase mis adelante I tradccin“lia ecasidad aj a eat de“ tiaridad Ck be Sage, De ln xls os derechos humane. La formacin {et pensaments slider, Baron, Ae, 20. n gran deber moral en lo social; 3) el bien comin o el orden soctal que Ta justicia y la solidaridad nos proporcionan; 4) la paz el fruto de la Justicia y ia solidaridad, como “armonta social” que se hace actitud personal y estructura socal ) La justicia: mediacién ética de la caridad (politica) 1) La justicia representa la expresién ética de esa cualidad an- ‘ropologiea determinante que traducimos como “ser tnico con dig- nidad fundamental’ La justia ® aparece como la primera categoria ‘moral de la ética socal laica y la segunda gran categoria moral de ja ética socal crstiana. Sus dinamismos operan en un doble sen- tido: a) es mediacién ética de la caridad, polticamente entendida; b) es mediacién histérica 0 verficacion intramundana de la praxis salvifica de la fe: mientras que la caridad pone de relieve el hori- zonte religioso de la salvacin cristian, la justicia apunta a su ho- Fizonte histdrico, 2) Conocemos ademés la centralidad de esta categoria ética ‘en la reflexién moral, floséfica y teolégica de Occidente. Recor- demos la sintsis teoldgica de santo Tomas (De justia) y recorde= mos la Escuela de Salamanca (De iustitia et iure). ¥ recordemos, hoy, los caminos abiertos en la flosofia moral por los trabajos de J. Rawls 3) Por tanto, la Justicia al servicio de una libertad solidaria es la gran virtud y el gran principio de la vida social. Siguiendo al Jurisconsulto romano Ulpiano, tradicionalmente se ha definido como ‘constantey firme voluntad de dar a cada uno lo suyos, Santo Tomas como lect complements loa et tg 2 “Ras, Tors del jet, Madd, FC, 1979 R GABA, La toi en jst dengue de Rete Un breve maa de flora pale, Bartons Pris, 199, * 7 sf hl yt ohm Me, Vit ie B eseribe que sla justicia es el habito segin el cual uno, con cons- tante y perpetua voluntad, da a cada uno su derecho (De iustiti, © 58a. La definicion de Ulpiano y, 2 su modo, la de santo Tomés de ‘Aquino puede ser objeto de interpretaciones muy conservadoras, porque si se refieren solo a la propiedad sobre las cosas, dejan mu ‘cho que deseat, Significaria la consagracién del derecho positivo como fuente kitima de moralidad social y, al fin y al cabo, la Iden- tificacién entre ética y derecho. Pero también puede significar algo mas ético, Asi, que los seres humanos son considerados seres perso- nales con dignidad incondicional, sujetos que se autodeterminan, dignos, libres e iguales en derechos y deberes. Por tanto, su “dere- cho” y “Io suyo” significarian ahora lo que se le debe a cada uno ‘como sujeto con dignidad incondicional e igual a los otros, ¢ in- ‘luso, cuando las posibilidades son tan desiguales, lo que se le debe ¥y necesita cada uno como persona”, aquello de Io que una persona ‘esta privada o despojada y que le corresponde segiin un orden radi- ‘calmente justo, universal ¢ inclusive. Dado que hoy no concebimos al ser humano sin referirlo a tuna sociedad matriz o “pueblo” y a unas estructuras sociales hiu- tmanizadoras, ambas realidades originan derechos humanos rea- les, los denominados derechos sociales y colectivos de las perso- nnas en cuanto seres constitutivamente sociales y miembros de ‘una comunidad ori 4) Clases de justcia en la moral tradicional. La moral eatolica tradicional, heredera de Aristételes a través de santo Tomas, ha dis- ‘inguido tres clases de Justicia 4) Justicia conmutativa, Es la justcia que regula Tas relaciones ‘entre las personas individuales o entre las entidades privadas, to- rmandolas como partes independientes de una misma sociedad, Esta clase de justcia mira directamente al bien especifico de cada sujeto algunos como MV etenden questa acepstn et propia el cone “oii ” individual. Se sustenta en la dignidad fundamental de cada per- soma y, Por tanto, supone su igualdad radical. De ella se ocupaba uy intensamente Ia teologia moral, tanto bajo el esquema det “séptimo mandamlento” como anteriormente en el modelo moral e's virtudes", Destaca sobremanera la justicia en las relaciones “comerciales- entre personas o entidades privadas, la cual se considera salvada cuando hay equivalencia absoluta de contra~ prestaciones, segtn criterios objetivos. Su mayor carencia ha sido y/¢s la reduccién del extenso contenido de la justia a las rela- ‘clones ~comerciales- entre particulares (o privadas) y a la equl- valencia de contraprestactones. by Justicia disributiva, Se refiere a la Justicia en las relacfones ‘de la sociedad para con sus miembros -relaciones del Estado con los individuos-, en orden a garantizar el reparto equitativo de cargos y ‘de cargas. Ha sido la gran olvidada de 1a moral catélica medieval y modem, que ha operado de hecho al modo de un neoliberalsmo en potencia. Su riesgo es que el Estado se vuelva omnipresente, co pando todos los espacios e ignorando muchas de las iniciativas so clales de los grupos intermedios y de las personas desu sociedad ci vil. Con todo, en las sociedades del individualismo posesivo y solitario hay espacio en el que actuar antes de incurtr en tal exceso, ) Justicia legal 0 general Se refiere ala Justicia en las relacio- res de los ciudadanos con su sociedad, en orden a colaborar pro- porcionalmente al bien comin, segin las posibilidades objetivas de cada uno, El énfasisrecae en Ta defensa del orden social ~bien co- _miin~ mediante el cumplimiento de las eyes (usta). Su riesgo pro viene de la inflacién legistativa que acompafia a la sociedad com= pleja_y desigual de nuestros dias, donde las leyes representan a ‘menudo un pacto social poco o nada justo, y poderosos grupos de presién escapan a sus obligaciones fiscales y legales en orden al bien comin. Com Ia aparicion de la modema enseftanza social de la Iglesia, la moral catdlica ha introducido cl concepto de justicia social, 1% ‘desconocido como tal en ¢] pasado. Menos definida que las ante- riores clases de justicia y reducida por muchos autores a las tres ‘clases tradicionales ~sobre todo a Ia Justicia legal-, veo clara la Justicia social como Justicia referida la ereaciin de unas condi nes personales y estructurales, esplrituales y materiales, el la- ‘mado orden social, que han de faciitar el desarrollo integral de los cludadanos y de sus asociaciones y pueblos, segin posibilidades y necesidades. Su fruto recibe un nombre con tradicién: el bien co- ‘iin, Ella regularia, si la concebimos como forma especifica, 1a Justicia de las diversas instituciones e instancias sociales en las {que se realiza o fracasa la vida digna de los individuos en una so- ciedad conereta y en todas juntas 5) ePuede la justicia seguir siendo la categoria bisica del s tema érico social? Desde luego que puede y debe seguir slendo la ‘categoria mediadora para la conformacién de un sistema de moral social, pero orientada o reinterpretada en estos sentidos, para sal- varla de su formalizacin y juridizacién: a} Como realizacidn histérica del principio de igualdad funda ‘mental de todos los seres humanos, partiendo de la primacia de los pobres y de la proporcidn que este hecho introduce: “Tratar igual a personas y pueblos, en situaciones y con posibilidades desiguales, es ‘ratarlos desigualmente’ b) Como referenteético que cuestiona y precede a los ordena~ mientos juridicos. Asi, “dar a cada uno lo suyo” ~derecho-, como “dara cada uno lo debido, lo necesaio, lo que le corresponde, aquello de lo que es despojado en cuanto persona y pueblo’ ) Como justica radical y debida, “inclusiva y universal”, pen- sada desde el reconocimiento de la desiqualdad estructural de nues- tro mundo y, en consecuencia, como justcia estructural 0 politica CE A Famiotr, Toa mora I, Moret soci, conimlay ptt. Bu os Alcon, 963 pp 6-02 Oren TL enti, Un eistiniomo con memoria soial Madi, Ea. Paulina 1904, pp. 3-40 180-98 16 6) EF significado religioso de la Justicia La justcia, valor hu~ ‘mano y secular, se insert para los éreyentes en un horizonte reli- oso, cobrando nuevos significados como son: 4) La mediacién sacramental de la fe y de Ia caridad halla su cauce en Ia justiciahistéria, con el complemento natural de la so- lidaridad. Se trata de dotar de coherencia a la fe cristiana, cuya estructura sacramental -reino de Dios: reino de paz y de justi- cla~ alcanza realizacién (ya si) en las mediaciones de la Justicta historica (todavia no) La relacin sacramental de la fe co: la jus- ticia pasa por la mediacién de la earidad: fe-caridad-Justicia-so- lidaridad™. 'b) La justicia y la solidaridad, por Ia caridad, cobran un sentido caracteristico y propio. La caridad, virud religiosa y cristiana por cexcelencia, necesita de la justcia y la solidaridad para cumplirse. Pero ella ls anima con su aliento mistic, espritual,religioso y es- catolégico. Por la caridad, 1a compasion que anida en la solidari- dad, y por esta en la justcia, cobra fundamento y horizonte reli ‘gloso: "Porque Dios ¢s asi. La identidad ultima de Dios es la nisericordia, sus entraftas conmovidas por Ia suerte de los mas pe ‘quetios y débile, la compasién radical hasta entregarnos a y darse en su Hijo. La misericordia 0 compasidn es el atributo divino y, por ‘ende, antropolégico mis fundamental y determinante. No ¢s solo ‘un imperative moral, sino el cauce para construir nuestra propia hhumanidad*. ¢) La relacién entre justicia, solidaridad y misericordia cobra significado propio en la fe, porque en el cristianismo la Logica de la equivalencia tiene su contrapunto en la logica de la gratuidad (OA, 23; DM, 3; 4): 1a Logica de la Justicia y la solidaridad se inte ra, por la caridad, en la logica de la misericordia. Por ejemplo, la ft asi mundo (Sinodo de 1971, 90 66-7 EJ Sano EI principio miseiconia Bajo de ras pucbios er ais, Santander Sl Tea 19921. Quetta, Dar tmblen deo mcs” san Sian csstomol Para une anvopiogia de misericar’ Lume 45 (1996 pp. 373" ‘Wo sca nmr en a Fauld de Telogia de Vit, acute e 1906) ” fe introduce a la justicia en el horizonte del perdén, sin susti- tuirla, inspirando su enfoque més humanizador hasta provocar ‘medidas “politicas” y reaccfones privadas que nunca habiamos podido prever. La fe, por la caridad, introduce la justicia y la so- Iidaridad, sin sustturlas, en el magma de la misericordia 0 con- ‘mocién de entrafas, haciéndonos més y mis sensibles a los me- hos favorecidos, hasta sentizlos *rostro de Divs” al interpretar la solidaridad y al actuar desde ellos en la opcién por los pobres, “porque Dios es asi. 6) Solidaridad: una categoria moral emergente La categoria “solidaridad’, entendida como virtud de las personas y como principio ético regulador de Ia vida social, ha cobrado un auge extraordinario en la reflexién politica y moral. Un ejemplo destacado es a atencién que le presta a iltima doctrina social de la Iglesia (DS), definiéndola como ela determinacion firme y perseve- rante de empefarse por el bien comin, es decir, pr el bien de todos ¥y cada uno, para que todos seamos (porque todos somos) verdadera~ ‘mente responsables de todos» (SRS, 38) Esta insistencia de la moral social y politica contemporsnea en la solidaridad nos exige un esfuerzo para “limpiar” los conceptos y ordenarlos en el sistema moral: caridad, misericoria, solidaridad y Justicia son expresiones o categorias que se prestan 2 un uso inds- ‘riminado ¢ impreciso, Para evitarlo podemos establecer las si- ulentes afirmaciones: 1) La solidaridad es un concepto que expresa un deber humano, cl de activar nuestra capacidad de sentir, saber y asumir eficaz~ mente la condicin de los seres humanos como miembros iguales de la gran familia que a todos nos implica, hasta compartir los bienes EJ 1 Causa sa soldi en Ia Doctina Socal es: Lumen 43 (u990, pp reads entre todos. Por causa de esa inica gran familla humana, la solidardad reclama que compartamos, como un deber moral, inte- fa y realmente, los bienes y valores que la humanidad tiene hoy a su disposicin. 2) Lajusticia exige dar a cada uno -persona o colectivo- lo que le comresponde, y también, Io que necesita, por su condicién de per soma con diginidad igual e incondicional ~derechos humanos- y por su condicion de colectivo con identidad diferenciada Por tanto, a solidaridad activa los dinamismos de a comin fa- milia humana para tomar conciencia de que hay un deber de com- partir todos los bienes, materiales y culturaes, y hacerlo a partir de Ta situacin peculiar de cada persona o grupo. La justicia, sin em- bargo, activa los dinamismos de la igual dignidad del ser humano para, mediante el derecho, dara cada individuo -o grupo- lo que le pertenece y necesita, en atencién a su calidad de sujetos con iguales ferechos. Su relacién es la propla de dos conceptos y actividades comple- rmentarios, sin que se puedan equiparar. Hay muchas teorias para cexplicar esto, A nosotros puede servirnos e] hecho de entender la solidaridad como aquel principio moral -virtud moral y principio regulador de Ia vida social- que nos reclama, como personas y como sociedad, caer en la cuenta de nuestra condicién de familia ‘humana, descubrir ahi un deber de hermandad y, tras ponernos en cl lugar de los otros y conmovidos por la situacién de los mis debi les, sentir como propias sus necesidades y activar el deber de com- partirlo todo unos con otros, con dos tareas: a) En la primera fa solidaridad adquiere formas gratuitas que la Justicia no exige. Completéndola, la desbordan, dando o haciendo algo gratuitamente, algo “regalado o donado’. Propiamente, a esto nos referimos al decir que "hemos de ser solidarios", aunque se nos suelen colar otras cosas que, bien pensadas, son debidas en Justicia ya vienen a evitar 1) En la segunda buscamos que Ia Justicia sea mis y més radi- cal, mas y més humanizada, mis y més universal Para logrario, la * Solidaridad desarolla dos acciones. Una, pidiendo que se humanice el eercico igualitario de la justicia, buscando su interpretacibn mas hhumanizada y ereativa, La orra, cuando fala Ia Justicia, pero sin pretender sustituiria y ocular lo injusto, solo entonces ~y se darin muchos casos, por desgracia~ la solidaridad puede y debe activar ‘campafas coneretas de ayuda a las vitimas, acompafiando la pro- puesta con la denuncia 0 protesta piblicas, para no claudicar como yy sabiendo que su propésito es de suplencia y, al fin y al cabo, como mal menor o bien posible, en circunstancias de gran insensibilidad social hacia muchas exigencias que mafana deberi servi la Justicia Estas campatlas pueden ser duraderas, pero nunca definitivas y, menos atin, apolitias 4) El bien comin o la configuracién justa de la realidad social La cuarta gran categoria moral social es el bien comin o bien pro- plo de la comunidad, en cuanto sujeto colectivo al servicio de los individuos y los grupos, o de las personas en cuanto abiertas y par- Uieipes de un proyecto comunitario. El bien comin representa la realizacién de un orden social que conjuga con justo equilibrio his- ‘ric lo debido a esas cualidades antropologicas que lamamos dig- nidad fundamental y sociabilidad intrnsece 1) eBn qué consiste el bien comin? «El bien comin abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los ‘hombres, las familias y las asociaciones pueden lograr con mayor ple- nitud y facilidad su propia perfeciéne (GS, 74)®.sEl bien comin de la sociedad... consist primordialmente en el respeto de los derechos y ddcberes de la persona humana... ¥, por lo, dela proteccidn del dere cho ala libertad religiosae (Concilio Vaticano I, DeclaraciOn DH, 6). © CE ambi lo Xen Acta Apstline Si 35 (1940), p13: 5,26 MM, 0 2) 2Queé es el bien comin? El bien comin es un bien especiico de la colectividad que no se identifica con la mera suma de los bie~ res partculares de los individuos que la forman. No es un bien que pueda existr al margen del bien de los individuos particulares que ‘componen esa colectividad, como el bien de un toda totalitaro, sino {que su realizacién consiste en servirlos y procurar su justa armonia EL bien comin es, la vez, ef bien de ls personas en cuanto indivi- {duos referidos a un proyecto comunitario que les es imprescindible x les pertenece. En suma, es el bien dela comunidad de pertenencia, bien peculiar que se realiza cuando faciitae incluso posibilita con Justo equllbrio el bien de los sujetos particulares, los grupos y los pueblos y, ala poste, de la humanidad entera, Solo se logra si tea- liza con justa armonia esa funcion vicara, equilibrada eintegradora de intereses sociales antagénicos, 3) Condiciones de operatividad histérica. a) Hoy se viene ‘dentifiar el bien comin de la sociedad con el respeto y defensa de Jos derechos humanos de las personas y, cada vez més, también de las minorias y colectives con identidad diferenciada: “los pue~ blos: b) La nueva configuracién del mundo, la “aldea global", hace que el bien comin hoy haya de ser considerado como el bien comin de la comunidad internacional, una interpelacin a la Justicia ante- rior y superior a los bienes particulates de los Estados nacionales y de otros colectivas identitarios con Ia misma tentaclin excluyente: ‘lobalizacién solidaria del bien comin. ¢) La democracia politica plualista,entendida como concrecién del principio de participacién soberana de los ciudadanos en todos los émbitos, ha de considerarse su realizacin politica Imprescindible. ) El bien comin presenta hoy unas caractersticas muy diversas y pendientes de integracién cquilibrada: 1) personalista y comunitario; ) interpersonal y poli- tico; 3) subjetivo y estructural; 4) particular y universal. e) Niel neo libetalismo ni el socialismo colectivista, como sistemas sociales, ni los distintos totalitarismos, como ideologias politica, constituyen hoy un horizonte adecuado en la comprensién del bien comiin, se- ifn la DSI y la teologia moral socal. Todo apunta, para su nueva a solidaridad desarrolla dos acciones. Una, pidiendo que se humanice el eercicto igualitario de la Justicia, buscando su interpretacion mas Jhumanizada y creativa. La otra, cuando falla la justicia, pero sin, pretender sustituiria y ocutar Io injusto, solo entonces ~y se darn ‘muchos casos, por desgracia- la solidaridad puede y debe activar ‘campatias concretas de ayuda a las victimas, acompaftando la pro- puesta con la denuncta o protesta publica, para no claudicar como beneficencia,y sabiendo que su propdsito es de suplencta y, al fin y al cabo, como mal menor o bien posible, en circunstancias de gran insensibilidad social hacia muchas exigencias que mafiana debera servir la Justicia. Estas campafas pueden ser duraderas, pero nunca Aefinitivas y, menos ain, apoliticas. EL bien comin 0 a configuracién justa de la realidad social La cuarta gran categorfa moral sociales el bien comin o bien pro- pio de la comunidad, en cuanto sujeto colectivo al servicio de los Individuos y os grupos, o de las personas en cuanto abiertas y par- ticipes de un proyecto comunitario. El bien comin representa la realizacién de un orden social que conjuga con justo equilibrio his- {rico lo debido a esas cualidades antropoléqicas que llamamos dig nidad fundamental y sociabilidad intrinseca. 1) gn qué consiste el bien comin? «EI bien comin abarca el conjunto de aquellas condiciones de vida social con las cuales los hombres, las familias y ls asociaciones pueden lograr con mayor ple- nitud y failidad su propia perfeccién» (GS, 74)”. «1 bien comin de Ja sociedad. consisteprimordialmente en cl respeto de los derechos y ‘deberes de la persona humana. y, por ello, de la proteccin del dere~ cho a Ta libertad rligiosa»(Coneilio Vaticano I, Declaracién DH, 6) (tata Pi Xen Acta Aponte Ses 35 [90 195 05,26: 8 rsa, #0 2) {Qué es el bien comin? El bien comin es un bien especifico de lacolectividad que no se identifica con la mera suma de los bie~ nes particulares de lo individuos que la forman. No ¢s un bien que pueda existir al margen del bien de los individuos particulares que componen esa colectividad, como el bien de un todo totalitaro, ino aque su reaizacién consiste en servrlos y procurar su justa armonia, EL len comin es, ala vez el bien de las personas en cuanto indivi- «duos referidos a un proyecto comunitario que les es imprescindible yy le pertenece. En sum, es el bien de la comunidad de pertenencta, bien peculiar que se realiza cuando facilita e incluso posibilita con Justo equilibrio el bien de los sujtos particulares, los grupos y les pueblos y, a la poste, de la humanidad entera. Solo se loa si ea liza con justa armonia esa funcién vicara, equilibrada eintegradora de intereses sociales antageénicos. 3) Condiciones de operatividad hist6rica, a) Hoy se viene a identificar el bien comuin de la sociedad con el respeto y defensa de los derechos humanos de las personas y, cada vez mas, también de las minorias y colectivos con identidad diferenctada: “os pue- bos: b) La nueva configuracién del mundo, la “aldca global", hace que el bien comin hoy haya de ser considerado como el bien comin El paradigma de interés propio competitivo,se- nerador espontineo de los mecanismos del mercado, concurre con tuna antropologia cuyo corolario econémico es la realidad presente, centendida como inevitable, si no la mejor posible. La cuestién de ‘cémo atender las necesidades imprescindibles de todos los sereshu- ‘manos ya no existe. Tales, a mi juicio, la carencia antropolégica del pensamiento econémico de Pedro Schwartz, cuando proclama que el sistema de la economia libre se basa en unas minimas normas éticas, segrega~ das histdricamente por la cvilizacién judeo-cristiana y que, dentro del respeto de esas leyes del juego, el capltalismo es moralmente agnéstico. Los individuos ~diré-, mientras no infrinjan las normas {que prohiben la violencia, la coaccién y el engafio, son libres de ordenar su vida moral y social como mejor corresponda a sus creencias y valores. Las autoridades democriticamente constituidas tlenen como principal misién mantener aquel marco legal por la % CEH, Aswan economia y eli, en Fou. Tae, Cones undameriles de eistansme. Ma Tet, 199), pp 88-9595 te Ail So ‘meen, Ensaio sabe economia teologa.Sao Pa, Voz, 1988; Mews. {as armas ean de a muerte Salamanca. Sguee, 1976; ns Mo Sin, Des do rig, Setar, Sl Tee, 1999. fH Kash, sEgeanats, emelnwol, Sadat - Zur anthropologists Graniegung de Winschae: Zech fr Fvanglsche Eek 37 (1985), pp. 188- 204 feedeldo y exacted Proveco pope bien comin y oliardad. Haca ura ‘indamertacin atopic dea conomla:Seetones de Telote 13 1994, pp 207-219, 106 disuasion ¢ incluso por la fuerza, He aqui la pura doctrina det si tema de la libertad natural, segin ensefarian los clisicos y la ex- jencla histica PeePonde vemos la carenciaantropogicay politica de su tsi? 1a catencia politica, en que la violencia, la eoaccién y el engafio no son considerados en su capitalismo como una experiencia actualy ha- bitual para las mayorias, en el Norte yfo en el Su, sino como un hipo- tético exceso que como tal podria darse. La carencia antropoldgica, en ‘qu la libertad natural, condicién primigenia dl ser humano, tendria ‘en esta sada politica liberal su realizacion més lograda y coherente™. 'b) El segundo sentido, como recuento de posibilidades huma~ nas que todavia no son, pero que se adivina que en el futuro, con voluntad politica, pueden llegar a ser, partiendo de algunos progre- sos de la actual civilizacién: derechos humanos, democracia poli- tica, sensibilidad moral, recursos, calidad humana, bienestar so- cial.. Indudablemente, la cara oculta de estos progresos, ¢s deci, su reparto, Sus costes Sociales y ecolégicos, su manipulacion, sus vietimas y su escaso futuro, apenas si dejan espacio para recono- celos como progreso humanizador . Pero entiendo que se adivi- nan en ellos el dato de unas posibilidades humanizadoras inheren- tes a una realidad alternativa que podria llegar a ser con otra voluntad politica en nosotros. _Afirmamos, en un tercer sentido, la utopfa, la necesaria mension ut6pica de la ética en la economia, como muro de conten cin ante la mis antiutépica de las utopias, la ideologia del mer- cado. La ideologia neoliberal reinante contrapone a la crisis y sus secuelas la solucién del “Ibre mercadoo "mas y mas mercado", porque piensa que la intervencién politica es siempre distorsién de > Cate rconcer uma eta mis Bein dl Hirai politico yeconmico ‘em os noes das de Enrique Mens Urea, "CLG. Ars, Trabjar menos par baa oes, 0c: V Rt Lach contra a poten hay Mai HONG 091 Ras, sesogay economia Un dese Certo moti: Noticias bree 118 (1954p. 3238 aba No bay Salle st indo 2 (194) 107 “leyes econémicas” y, a la postre, causa de nuevos males sociales So capa de realismo cientifico ~se ha escrito cuela la utopia més Ideoléica de todas, e1 mercado como solucion de casi todo, adqui- riendo los matices propios de una religidn. Es una antlutopia te6- rica, de signo conservador y sacralizadora del orden existente bajo apatiencia de argumentos seculares”. ) Un prejuicio de fondo en tas divulgaciones de la economia Deciamos que la economia, narrando nuestros desequilibrios basi- ‘os desde la propia economia, ha coincidido en unas tesis mil ve- ces proclamatdas y sustanciadas como “es necesario ¢ inevitable’ No obstante, este hecho deja en Ia penumbra el siguiente supuesto politico y ético: “Salvada sea la continuidad del presente modelo socio-econdmico’, He aqui la ideologia compartida: el sistema so- cio-econémico sencillamente es; esta es la tinica politica econdmica posible en el tnico sistema posible. Los hechos son los hechos, y ‘este sistema es el nico que funciona ®, CEL pr Sms fl mereado, Madi SM, 1994 GL Hmamants ca ose sonic cpa dee ls, cn ta wiv ertnom Xl Congo de elo Mat, Evangel y Libera toot; mn ofan dl metadata saci Cone 290 997: Mo Se, made ign. logo inedpiar entrees y eons se {mplaoy he apse ccs dea terion cate eco Ta ao fo cote thie dela cenoma ees consi ea lola CLASSIS, ‘Eonomi tli cp 50-37 (In biiograal Se proce de te modo con {por de egarmisprfdaentel mol eos posts ecg del {enn capita ys prog tcc to format deans sca Los pans {ues dean ones nisin dl mercado: 2| donation dese jose ‘Sacral natuslanciin debs omportamietos cepts: 4) mutase sv ‘So instants en vires bas; enunca 2 preguntas sobre neces hu. ‘as Victims enchant. Lis, La conom w e oione del Rein de Dios Madr, SM, 1954; Cant Region 9 economia, Madi, SH 198 Agim autor pienso en ani eras Buty eat escbendo que ao de que eateptics ecndmics) representa I ns poible es wa olga propia Jae lige torts cuya ences too in pete, una gaia pa tah ene os troy Tow urn eo, Noes sli no ex cama de 20 ‘eros sa combat de aie 108 Por el momento no tenemos interés directo en la cuestiOn de si hay 0 no una alternativa social a la vist, sino en el hecho de su de- sestimacin total, como afirmacién politica (Choy por hoy, no hay disponible otro sistema econémico"), como afirmacién ética ("hoy ‘por hoy, no hay otro sistema econdmico disponible y mejor) y como afirmacién ontolégica ("no es posible otro sistema socio-econd- rico"). La triple afirmacién se sostiene bajo la apariencia de perma necer siempre en el terreno de Ia economia positiva y de la politica Esta confusion ideoligica acerca de lo que es efectivamente, de lo {que puede o no puede ser y lo que debe ser, arrulna casi todos los Aidlogos en nuestro tema. Para comprender las aflrmaciones morales y su naturaleza, para movernos con puleritud en el juego de utopia y pragmatismo, conviene tener clara una diferencia elemental y cualitativa entre distintas clases de afirmaciones sociales, sin posible equiparacién. ‘Veamos: 1) Afirmaciones metafisicas: este sel ainico sistema posible. Opinién we naturaleza ideoligica 2) Afirmaciones politcas: este es el Unico sistema que, de he- cho, est disponible, Opinidn de naturaleza factica y politica, 3) Afirmaciones éticas: este es el mejor sistema posible. Opinion 4c éica politica. Aplicada esta distincién al encuentro de la politica econdmica com la ética, tenemos lo siguiente: sila politica econdmica es puro pragmatismo, “el arte de lo posible", todo ha quedado dicho; sila politica econémica es el arte de hacer Io imposible para que lo posi- ble sea justo 0, mejor todavia, que To justo y necesario sea posible, nos encontramos con un reto imperioso y practico, La politica y la étiea se encuentran en “Io real", donde hay que tomar en consideracion unos hechos y adoptar unas decsiones: de- cisiones sobre unos medios y decisiones sobre unos objetivos-fines. La moralidad alcanza a ambos niveles de determinacién de lo real. Una moralizacién de los fines econdmico-politics significard esco- 109 iger un sistema socio-econdmico mis justo, més humano para todos, Caben entonces dos pretensiones sobre ese 1) Un sistema social mis justo dentro de To que hay y, por tanto, con fines internos al sistema: a) porque, de hecho, funciona (opi- nln politica); b) porque no se puede superar To que hay, ya que lo ‘ue hay ¢s lo tnico posible (opinion ideological. 2) Un sistema social mis justo superando lo que hay, es deci, con fines que cuestionen el sistema en cuanto tal: a) porque, de hecho, el sistema presenta multiples desequilbrios (opinién poti- tica);b) porque, en principio, es posible superar lo que hay, ya que lo que es, no es necesariamente lo unico posible (opinién ideolé- sca: utépica. ‘A mi juicio, comparadas todas tas dimensiones del problema, esta segunda opcién utépica, en el plano de las ideologias, es mais coherente con el eristianismo: 1) Somos uns religién de la utopia del reinado de Dios, conce- bido como un ya presente en la historia humana, pero todavia no totalmente consumado, a Ia espera de su plenitud en el eén escato- logico. El cristianismo es una religion que prociama la salvacion universal de lo ereado por medio de la encarnacion de Dios en Cristo. Su obra redentora de y en la historia aleanzard realizacion ‘efinitiva al final de los tiempos, pero ela salvacin es el futuro de Ja iberacidn, y Ia liberacin es el presente de la salvaci6n, es la sal- vvacién operando en el yay esperando el todavia no de Ia consuma- cin escatolégicay, Este es nuestro horizonte al intentar una her- :menéutia cristiana de todos os espacios de realizacion del hombre, includ Ia politica. 2) Esta utopia del cistianismo, por su propia naturaleza, nunca debe aparecer bajo formas ideoldgicas ~como la quimera-, sino rea- listas: To que todavia no es, pero puede legar a ser, partiendo de lo JL Rie LA Pu, Cecio ray saeco Satan Sal Tea, 195, no aque es. No es una utopia escapist, sino una utopia sometida ala ley {ela salvacién por la encarnacisn o ley de la sacramentalidad his- térica de la existenciacristiana 3) Esta utopia cristiana no es una solucién téenicaalternativa ni escoge una politica como la propia de los crstianos, ignorando la ‘autonomia peculiar de los saberes sociales y el pluralismo de las op- cones politicas. Cuando opera en este plano de realizacin dela poli- tical nivel de las estrategas paridistas, ni se somete ala manipula- ‘in politica de la fe ni escapa @ un lugar abstracto, como resultado de un dualismo histérico inaceptable. 4) Esta utopia cristana, finalmente, solo se reconoce historica- mente incoada cuando una estrategia politica concreta, la que se, aspira al reconocimiento universal del ser humano como persona digna, incondicionalmente valiosa en si misma, y arriesga su parti- cipacién en un proceso material e histrico de realizacion de esa dignidad para todos, con preferencia por la suerte de los tltimos. Por lo tanto, abundando en el tema de la dimensién soteriologica del cristianismo y en su significado utbpico para Ta politica, com parto la tesis siguiente Parece mds coherente, en principio y desde una visién eristiana centradaen el Reino de Dios... postular la bisqueda y la realza- ‘én de un sistema verdaderamentealtemativo o ceminar hacia tun nuevo paradigia realmente democritico...Aguellos que es ‘én firmemente convencidos de que toda verdaderaalternativa a capitalism hoy tunfante es inviable o imposible, por entender ‘que su logics del benficio maximo es, en cuanto tal, intoeable, Aeberdn,ungidos por su concienciaerstiana, promover ls efor ras capaces de dscplinar desde fuera esa misma logicay evtar {que el sistema politico traslade los costes socials del sistema ‘conmico a lo sectores mas déileso hacia el dterioro de los 1 Li, La canoe lorie dl Rel de Dayo 05106. Btw ysis 190, p16. m En eonsecuencia, partiendo de esta consideracion de la verdadera ‘lopia crstana, frente a la quimera, la primera ideologizacin de la politica es afirmar, so capa de ciencia, qu estamos en el tnico sistema posible, Esa idealogia es crueldad cuando contesta que, sino tenemos soluciones altemativas, mejor eallar, porque de unas difcultadestée- nicas deduce conclusiones ideoldgicas e incluso cosmovisionales. La segunda ideologia, la propuesta agut como ms fel al epirtu del crs- tianismo, no compite técnicamente, sino que denuncia lo que hay, manteniendo con realismo las preguntas éicasaltemativas; por tanto, ‘exigiendo a la politica econémica este minimo moral: hacerlo imposi- ble para que lo posible salve os requsitos de una justcia para todos. Esas preguntas éticas alternativas discurren a través de la per- ccepcion de desequilibrios soto accesbles a la mirada moral desde fos obres: 1) Proceso creciente de concentracién del poder econdmico y politico, dividiendo y explotando a seres humanos, pueblos y gene- raciones humanas, 2) Sectores publicos y organismos internacionales que apenas contribuyen a una distribucién mds equitativa dela renta y del po- der de decision. 3) Dependencia politica, econdmiea y cultural que reproduce y perpeta el sistema con reformas que, segtn la dstinta correlacién de fuerzas, lo apuntalan, 4) Proceso creciente de desigualdad en la distribucién de la ri- (queza y la renta entre seres humanos, clases, pueblos, generaciones. y hemisferios 5} Proceso imparable de degradacion ecol6gica, esquilmando las posibilidades del planeta, con desprecio de la Solidaridad universal en el tiempo y en el espacio de “la comunidad de vida de todo Io creado” *. J. M.Nasao / A. Vet (s} Deserae econdic ydteroe eal. Mai. Argentai Visor, 1098: 1. Tun Acut (i) 10 plas lave sobre. Batzacin stl, Vero Divino, 2009 Lr otra car de a loaliscne Doc ‘mein Soria 125 2000) fe a bbograia en pp 99-95) na La percepcién de estos desequlibrios solo puede obtenerse tras l esfuerzo de haber mantenido el tiempo necesario la dialéctica en- tre la étca y la economia, elemento imprescindible en una epi mologia sania y veraz. Esta es la razon de que algunos economistas, todavia en minoria, puedan compartir el andlisis fundamental de los desajustes propios de nuestra crisis mientras que hacen propuestas paliticas de naturaleza muy distinta, porque su cuadro de referen- clas ieoldgicas y éticas es otro. En el fondo, esta distineién sutil, pero evidente, proporciona las claves para entender posiciones eco- rnémicas tan dspares en el reparto de costes sociales y esfuerzos de ahorro, ¥ en el proyecto global de sociedad al que se aspira como grupo social o escuela de pensamiento. Bajo este prisma me he empefiado en mostrar que las cuestiones politicas y econdmicas, en la perspectiva particular 0 del sistema flobal, no son simplemente tales, sino que aparecen siempre bajo una extraordinaria pluridimensionalidad. En el caso de un sistema social alternativo, este aparece como: 1) Una cuestion téenica, es decir, la carencia tebrica de un pro- yecto global de sociedad que se presente como alternativa al capita- lismo reinante y sea aceptado como tal por muchos (sabcrl. 2Con- sentlmos que se busque esa alternativa e invertimos en ello? ® 2) Una euestion politica (poder. La condicion prictica para un proyecto social alterativo es una sociedad civil que tenga voluntad politica de cambio y que presione para instaurar otra correlacion de Fuerzas sociales en la vida pablica “Cure a, Per qe arepan lo economics? Mari IEPALA, 1990 “© Cb Sw Mr al de copaiomo, Sacto, a es 1997, A Conn fica apicoda y demeeraia vail. Madi, Teens, 1993: bie Suszas Un mueo cil paral guna, Brean estan Jat ‘son, Rees de soldardadtteracona Par drbr el mo Noe Sur Mad, OAC, 1096: bs La eure dela sodaridad on Expos Barcelo, Crtianame | das, 1995; Guan Ron, oldrdo yvolunad. Satan, Sl Tere, 194 (cs excelente biograta ew pp. 267-2001 Zc, Mates soi ler tins de socedad Mad, HORC, 196 13 3} Una cuestion ética (querer, sentinse libremente obligado). La ‘voluntad politica y econdmica de los pueblos, sobre todo de los pueblos mas ricos, y de las clases sociales mis poderosas requiere tun vuelco en los valores éticos que inspiran la presente cultura, en Ja jerarguia de sus preferencias econémicas, en st idea del desarrollo, del bienestar y del progreso, en su equilbrio entre trabajo, tener y ser, Por todos los caminos hallo una conelusién priortaria: solo un \ueleo en los valores puede inspirar formas efectivas de solidaridad donde se vaya asentando otra correlacién de fuerzas sociales y otra Voluntad politica para exigir la busqueda y Ia practica de medidas téenicas alternativas* 4) Una cuestin material (renuncias). Ademds de aquello que se sabe hacer (cuestin teenica) y de aguello que se puede y se quiere hacer (cuestién political, esté aquello que se debe hacer (cuestion tical, Ahora bien, conacimiento técnico, realismo politico y volun- tad ética terminan condicionados por el hecho de que los ciudada- nos aceptemos 0 no renunicias y esfuerzos materiales concretos. Con proporcién, segtin posibilidades, pero sin escapismos y disculpas para nade. 5} Una cuestién pre-érica, No estaremos equivocados si pensa- ‘mos, a la postre, que el fondo mas profundo de la solidaridad poli- tica no obedece a razonamientos abstractos, sino a un cimiento pre-ético (conmoverse). Son las actitudes y motivaciones compasi- vas y misericordiosas las que mueven e inquietan al ser humano para preguntarse por la moralidad de su conocimiento de la real- dad y de los espacios sociales en que vive, por la moraidad de su “Sobre a solar J 1, Ci, a sldrdad e a Ensetanza Social ta less Lumen 2 (1094), p34 Le Sesh salar "Gur de Sarina: Cons XU V6 (1985 pp. 12-194; M Vin, Pre comprede Te sada at ra princi rit ero Disa 196; nt, sre nt 9 sbirn staan en Economia de mercado, re industrial suri sina aan, DDB 1982, pp M2124: 1, Zu, Las muna condones del sada a4 Bilbao, DD, 1996 us libertad “inocente” y de los logros humanizadores de su sociedad, por la moralidad de sus recuerdos historicos y por el espacio de las ‘vietimas en ellos. 4) Sistemas econdmicos y étca crstiana* El andlisis de los sistemas sociales adquiere particular importancia para I valoraciOn ética de todo fendmeno socio-econémico aislado. Sin duda, la realidad queda esquematizada cuando hablamos de “sistema social”, pero este es una ayuda inestimable para percibir la Jgica Interna en la que suceden Tos hechos coneretos. En el seno de un sistema o modelo social aparece el subsistema ‘econ6mico. Entendemos portal el modo en que una sociedad con- creta organiza la actividad econémica, es deci, la produccién y dis- ‘ribucién de los bienes econémicos destinados a la satisfaccién de “7 Hoes oe Pros, Para comprende las estates sce. stella, ‘vo Dina 19911 Va Mra de ettudes I Merl soci. pp. 36 (6 Vogts emp. 172-979¥ x! elegimor ana penpectv piel gue len tas reloncs dace com In economia, en canto encuentro de sabres soles cot esol speci, las cutstons se mulipca por doque: A Douay ce Y eonumla de esr ua pasorimicn et 0. Guba le Cacstones morale Issa, Tot, 1996, pp. 191-221 fimpreonnt inten sobre a oi seat oats ls ctenos ena asignacon de reas, uy stsacon nos ermi= "in dct que una Soledad es “buena: bblogafa en pp. 219-222) A. Gace ac, ‘Ua empresa de gloria hacer mde amen la ono. Raconalded roma} ‘dua Cartas Enel tonya realidad. Crs de mara sei Santander a Te ‘ae 1998 Sobre el tratomieno ela cueston en los manucles de teologia moral. ‘td. usa La moral Sota yl Conti Vaticano I. Vit, Et, 19, 2033 1 Gunoo, trl soet- onde. Madi, BAC, 1996 Puede consliae was {pesca deta cunin em Coa Pa “sha Y Pa Aspe io 9 oie 1 economia, Ma PPC 1998: £ deslo ml yas istucones sone nes Madd, PP. 1995. Tamolen pede Ves ml nents en sApracones para un er slidatia dia econo, en Be y seta Vito Et 985, pp. 135105: 1 on eo en mpos de rss rags o wp: Cros X37 Iasi. ai Re Lita te a Os Gltlencin yr eponabia mora: tudor loss 1301996 pp. 51-54, 15 las necesidades humanas. Concebido como concepto teérco, el mo= delo o subsistema econémico retiene unos elementos que lo confi- jguran (W. Sombart)*: 1) El espiritu 6 motivaciones fundamentales que inspiran la ac- tividad econémica hoy, el neoliberalismo ideoldgico). 2) La forma o instituciones sociales y juridicas que arropan la realizacién de la actividad econdmica (hoy, las eyes que protegen la propiedad privada de los grandes medios de produccién y la apro- piacién det benefci). 3) Los mecanismos o procedimientos téenicos de produccién y distribucin de bienes econémicos (hoy, e libre mercado globalizado, sobre todo en las finanzas, y los precios de los bienes y servicios) Estas distinciones nos exigen indagar en las dstintas posibilida des de la ética social en cada uno de los niveleso planos. A su vee, ¢s fieil adivinar que un modelo econémico constituye un subsi ‘tema peculiar en un sistema social integrado. Su especifica configu- racién supondrd una peculiar ordenacidn de la sociedad y, partcu- larmente, de su vida politica. En conereto, aplicado al capitalismo ccontemporineo, cabe decit: por la mundializacion de los mercados ceconémicos -y la hegemonia militar norteamericana- a la globali- zacién economicista del sistema soctal ‘Atendiendo a nuestra situacién peculiar, la economia social de mercado presenta unos perfles muy concretos y especicos que no ‘abe ignorar. Los tipos jdeales se plasman en la vida de una socie- dad con las peculiaridades mis imprevisibls, hasta el punto de que estas pueden poner en entredicho la base tebrica desde Ia que son analizadas. Teniendo en cuenta esas variables, consideramos evl- ‘dente que las opciones econémicas bsicas aparecen, en la perspec- CEM. Vi, Mora de Acide Moral sca 412-4457 Mats ‘conomia de mercado neroganes sin: Meelin 8 (900, 9p. Prs un inodocn ordenadn yer In moder capital, 1 Me Magen. vd Sse la soledad yf cstona, Mai PPC 1995 116 tiva de los pueblos desarrollados, dentro del modelo econémico ca pitalista 0 “economia de libre mercado globalizado”, Para descri~ birlo, suele atenderse a este doble criterio: forma de propiedad de Jos medios de produccién (apropiacién privada del capital) y plani- ficacion descentraizada -mercado~ de los bienes que hay que pro- dcr y de las necesidades que hay que satisfacer. En que consistird la funcidn dela ética (ristiana) en este marco socio-econdmico capitaista? 1) No en proponer un sistema econdmico altemnativo, sino en desarrollar su funcin critica en Ia sociedad, exigiendo coherencia cientiica y humana al conjunto formado por fines y medios. 2) Discemnir su trsfondo antropoligico, es decir, la concepetén del ser humano que subyace y se fomenta desde dicho sistema socal, 3) Atender al momento hist6rico presente para no repetir tpi 0s morales 0 visiones sociales sin historia. 4) Ejercer las funciones critico-negativa -protesta~ y construc- tivo-positiva -propuesta~ de la étea, buscando los frutos histéricos de largo y corto aleance que nos hayamos propuesto CER, Alsi, La eid rston x compromic sei Mae, Marv, 19a, pp. 3-84 Ea realidad abla con propiedad, hay ua economia stan, tay tha mora econmicscristanasanutsrente areata tas dem tay hres, va rp Pee captains sl en. tay aa eos sca etna one seo den exits scales confeonal © ‘mse teloquecompita ene as lnc scales dec no ay una cect ‘cl cst une sttaizacion cane ate a os paradise ex tedidon,como los que representa oy neler au cos St hay. po ‘cea, una sine original de nee so erisina scala clement ac Hig, dos y telopces, y constyendo un eonuno orginal ene es. cencas sociales y as cas orl gue edge, por ula La alter de sce Ss scl, por ool iad answer de ls eae lo sd Eta uo ‘alld eptemagc. Ea cosecuencn, ms en hemos de hablar do can” ‘ome seen cosmovisons slic sible. n coy hoot dscns Ibexighie ae ls conomia hse autos un conunt “docia oa ¥ pec congrente com ley com acon humana en To socal Su at. os frm, adn ana cons ornbdad, conoid coma elogis oral sail y DSL. 7 5, Presupuestos de una presencia moral conereta en Ia economia La presencia de Ia moral en la racionalidad econémica es tan evi- dente que todo el apartado dedicado al tema solo sirve para resaltar Jo obvio, Por caminos con tintes nitidamente ldgicos 0 por la pre- sién de experiencias humanas sobrecogedoras hemos visto que la pregunta moral por los fines, los medios y sus prioridades se nos. impone. ‘Ahora bien, nuestro objetivo no es solo resaltar Io evidente a los ajos de muchos. Los espacios de libertad en la accién econd- mica reclaman unas elecciones particulares entre las técnicamente posibles. Esas opciones coneretas nos estin induciendo a verificar Ja implicacién de unos crterios de eleceidn que presuponen deter- ‘minados valores, con su correspondiente prelaciin. ¥ esos valores se aticulan en el seno de una cieta concepetén del hombre y de la sociedad. ‘Si antes nos interesaba verficar fa entrada dela ica en la eco- rnomia, en cuanto determinacién de los valores morales implicados ‘en las elecciones econdmicas, ahora queremos resaltar que la ética, teconémica se articula como primera conereciOn politica de una con- cepctén del hombre y de la sociedad, Hablar de proyectos sociales, sea para defenderlos o para critcarlos, es hablar de fines ~jcusles?, por que2- y, en consecuencia, de valores ~ceusles?, zpor qué?- ¥, por tanto, de una antropologia que nos permita orientar o exigir la seleccin de ls fines entre los téenicamente posibles. Una antropo- Togia se constituye asi en primera referencia u horizonte de la ética ‘econéimica como sistema teérico. Esa concepcion de! hombre es la referencia fundamental, el horizonte global en el que se contem- pla una prictica ética de la economia, entendiendo por tal expre- sin Ia realizacién historiea de unos principios y valores defini- ddos por la ética (cristiana). MF, oc. pp- 49-0, 67.CE tambien R. Aan La denied evstina em compromisa sv 0 8 £1 reconocimiento de este paradigma antropoldgico, diverso y discutido, tiene cada dia un eco mas extendido en la doctrina econdmica: «La variedad moral que puede observarse procede, en primer término, de la preferencia en la idea de hombre y de su perfecciéne'*. Cuando se accede a esta reflexién ética desde la fe Cristiana, como es nuestro caso, la estructura interna del problema no varia. El juicio moral cristiano busca mediar entre la utopia cristiana del evangelio y la realidad socio-econémica. Para este servicio moral hallamos nuestra primera mediacién en una con cepcion global del ser humano y de la convivencia en sociedad inspiradas por la fe Considero que no debemos cargar con demasiados contenidos, ‘esa concepelén cristana del ser humano, porque es fic que se nos ‘cele como derivado de la voluntad de Jesucristo lo que es pro- ‘grama o concepeiOn social de mi “grupo” y su peculiar historia. Me ‘conformaria con reclamar unos perfiles entropologicos bien asenta~ ‘dos en la tradicin moral de los eristianos y que el lector ya conace: 1) Dignidad fundamental del ser humano, ser personal con de- rechos y lertades inalienables,sujetotinico, original, irepetible © insustitulble. Persona con dignidad intrinseca y no cosa con precio. 2) Valor incondicional de todo ser humano por si mismo y en todos los casos: “Siempre fin y nunca medi 3) Sociabiidad consttutiva del ser humano, creatura de natura leza interpersonal y social, realizado en comunidad de vida con todo lo creado. 4) Igualdad fundamental de todos los seres humanos, de todas, las razas y de todos los pueblos. Todos diferentes y todos iguales. 5) Exigencia moral de una fraternidad universal, en el tiempo y en el espacio, objtiva en sus realizaciones estructurales y propor- cional a las necesidades ¥ posibilidades de cada persona y pueblo. Vi. aus, La economia ls economists lest presente de acco Papas de Economia Espada 1 (1983), 379-308 his 6) Como creyentes, asumimos estos perfles antropologicos en tuna sintsis renovada y original: Dios nos ha creado a su imagen y semejanza, y nos ha llamado, misteriosa y fnalmente, a participar de su vida divina Esta socorrida sintesis de antropologia cristiana nos impele a verificar mis analiticamente cudles son las referencias y crterios mas relevantes en la construceién de una étiea econdmica de inspi- racidn eristiana, segin el poso dejado en la historia por la teologia ‘moral social, 6, Referencias étieas del cristianismo ante la economia El Muir de escritos y pronunciamientos eristianos en asuntos de in- dole socio-econdmica” puede crear la sensacin de un campo ético disperso y poco riguroso. Pero si nos adentramos en una lectura ppausada y minuciosa de eseritos “doctrinales” -DSI- y de manuales teoldgicos, advertiremos que las preferencias éticas fundamentales ‘se repten con la necesara frecuencia y creciente claridad. Sabemos {que el juicio moral en euestiones sociales, ms ai si se ealiza a la luz de’la fe tiene una gran complejidad, pues obliga a discernir unos problemas cuya resolucién, muchas veces, fuerza a buscar el ‘mayor bien posible en medio de unos dilemas morales angustiosos (P. Wogaman), Sin embargo, a Dios gracias, las referencias fundamentals estin mas claras y gozan de notable acuerdo entre los cristianos, bajo el CF Sota sail 27-4 y Cents nus; 46; 82 85S el tema pode conta Aus, «Un comming de hombres: Morale (138, bp 0-9. Una sun presenta de wu pesamint en 1 CAL, oat A bat ml wal com pan por mbes Lumen 2 (95, p. 15-126 ® Daj de nda una consicracon ms auld par erect, como hace el profesor Marciano Vi, ene fred, catego, paps teins alr CLS. Meso, ca, economia esvluppe nelfnegnamentoepskopale LC ‘ta Cataie 1995, 9p 472-485 taba ue presenta uns snes de 1300 fxs (el entero sabre ta con motive del centenaio de Ia Rerum moar 120 hhaz de signifcados que se derivan de la dignidad fundamental de Ja persona. Veamos, a modo de ejemplo, los lugares éticos mas apreciados por el cristlanismo como horizonte axioldgico de la 1) #El hombre es el autor, el centro el fin de toda la vida eco nomica y socials (GS, 63). Por todos los cauces fluye esta primacta ‘moral para la economia y para la vida social en general. Toda deci- sin ¢ insttucién socio-econémica -dirin los obispos de Estados Unidos en un texto memorable- debera evaluarse por el criteio de ccbmo protege 0 socava la dignidad de la persona. Toda relacién del hombre con las cosas opera ajo la ley de la primacia propia del su- {eto sobre el objeto, del fn sobre los mediosy, en economia, del tra- bajo sobre ef capital (Laborem exercens, 3 y 12) 2) Pero se trata de ahondar en la cualificacién del ser humano del que hablamos . ¥ por ello, una economia al servicio del hom- bre, de todo hombre y de todos los hombres, del ser humano con~ creo de came y de hueso, del hombre comunitario e integral, del ser ‘humano condicionado por unas necesidades y posibilidades pecu- liares y, como vereros, injustamente desiguales (GS, 64). La digni- dad humana solo se protege y eercita en comunidades historicas y, por tanto, como pregunta la DSI, ela vida econémica, Zenriquece @ amenaza nuestra convivencia como comunidad?s (SRS, 323 CA, 52). Esta es la pregunta. ~ Femplosde estas snes en R Aue, Una econo dig del hombre: Mo a2 (1900) pp 08-49: Cat Ay Pract I Open por uta 3a thea. Meal, a alias, 1986, p. 1955; Cae, Tela orate 3 Tega morale erie economies, Asl lta 1986, pp. 170-240, a7. Morale deena cconomic, plies, cmuneaioe: Ai Ctl, 1290, pp. 125280 Mm, rat de cermin Una consreion ee de aay Tier sca, Sate de Che, Ci, 1987: Mi Mor dota Mor so Sl Madi, S198, 30-215 1, Woxaua Los prbieas ecodi Sn ese lo: Cnt 16 (5p. 98358, Comme Ea Fon "CL Wisin »:Dechon mano © derechos dc osprey: Selene Tela 38 (200 p25: 198 ra 3) La primacta del ser humano en la economia se traduce en que cesta tiene su fin primario en la satisfaccién de las necesidades| ‘manas (GS, 69; LE, 14; SRS, 42: CA, 34; 36; 40) Son necesidades de Tas personas y de los grupos humanos coneretos. Son necesidades fnumianas, donde el adjetivo debe precisar al sustantivo en este tiempo y lugar. Ricardo Alberdi hablaba de necesidades humanas urgentes o bisicas” ~comida, vestido, vivienda, medicina, es- cuelan.= y de necesidades humanas “mis importantes’ Todas son hhumanas. Humanizarlas es jerarquizarlas en tomo al hombre inte- gral y concreto, La capacidad de un sistema politico y econdmico para satisfacer ls necesidades basicas de todos ~dir Wogaman- es Con seguridad el criterio elemental para juzgar sobre la aceptabii- ‘dad moral del sistema o politica en cuestion 4) La preferencla por el pobre és, si cabe, mas que un crterio ‘moral lo entendemos como seRa de identidad de la vida de Jest y, por ende, como la referencia hermenutica fundamental de la sinte- sis moral cistiana. En su traduecin prictica consttuye una opcion politica obligatoria al hablar cristianamente de justicia econdmica y ‘de equidad en los costes sociales (SRS, 42; CA, 58). Esta obligada ridad afecta a todos los ciudadanos y a todos los pueblos (SRS, 39). Mi tesis es que le razén humana esté sobrada de motivos para justficar esta primacia moral de los pobres. En cuanto cristia~ ros pensamos asi: Como seguidores de Cristo. estamos Namados @ evalua los mo- dos de vida, las pricticas politiasy las instituciones sociales en términos de st impacto sobre los pobres. Hay que evaluar las de- {ésiones ala luz de To que hacen pa ls pobre, lo que hacen Tos pobres y lo que positon que los pobres hagan para si mis ‘mos El erterio moral fundamental para las dcisionespoltcas€ Insttucones econdmlcas es el siguiente: las mismas deben estar al servicio de todos, y especialmente al servicio de los pobres LP Won 5 p56 > Gans Erato ot Esbos Ouoos i AMER, 0 £5 16 24 Tain pueden vers Tos nn 27, 85:95; 170-215. una obsson moral we 5) El ser humano es ¢1 protayonista de la vida socio-econdmica, ‘de manera que su participacién politica y econémica constituye un ctero objetivo de Ia moralidad de un sistema (MM, 83; PT, 73-74; G5, 68; LE, 15; SRS, 44; CA, 235s) ‘Laentrata moral de este crterio apunta a la valoracién que han ‘de merecernos las estructura sociales, en cuanto posibiltan o impi- ‘en I congdicion libre e igual de las personas y, al fin y al cabo, st ‘igaldad, Se trata de cuestionar esas estructuras y el protagonismo adquirido en ellas por las burocracias y élite del sistema, en cuanto convierten al ser humano en simple instrumento y mercancia, Fs el rechazo moral de una relacién historica donde el capital prima sobre ct trabajo (LE, 12; CA, 36), y donde se instalan unas re- Taciones de poder por las que unos deciden y otros ejecutan sin in- ormacién, donde no hay control de las decisiones y la democracta bila por su ausencia (CA, 33; SRS, 205s). Lz profundidad moral del criterio apela, es cierto, a la obligada subsidiarledad del Estado ante los grupos intermedios, mediante el respeto y fomento de sus iniciativas. A la vez, sabemos que el Es- tado ha de ocuparse dela armonia necesaria entre esas iniclativas y cjercer las acciones que la realizacién del bien comin, en Ta pers- pectiva de los mis pobres,reelama (CA, 48) 6) En los tltimos afos, este grito de la moral a favor de Ia par- tlejpacion del hombre sujeto en el desarrollo de su vida social tiene tuna concrecién més histrica, y quizd modest, en la exigencia mo- ral de oportunidades de trabajo, empleo y ocupaciones socialmente Utes para todos los que las necesita (LE, 2; CA, 31; 43)*, El trabajo, manera de realizarse como persona en sociedad y, Ja par, modo de vida, aparece como una exigencia fundamental, un derecho y un deber para respetar aquelladignidad fundamental del hombre, para moralizar el bien comin de la soctedad, para verficar el primado de este principio de la moral econdmica: originario des- tino universal de todos los bienes creados (CA, 30s}. tema del empleo, cf M. Race, enpleo or wna ermomia oti Bio, Blea 1904 m 17) En nuestros dias recuperamos con insstencia este principio pri- imigenio dela moral econdmica: todos los bienes de la terra han sido ‘reals por Dios con voluntad original de que sirvan para satisfacer las rnecesidades de todos los hombres. La propiedad, en todas sus formas histricas, es un derecho derivado y subordinado a la mejor realizacion de tal fin (GS, 69: 71; PP, 22-23; LE, 14; SRS, 42) Es nherente a ela el hecho de estar supeditada a su intrinseca funcién social, ala satisfac- cin de las necesidades verdaderamente humanasy, en titimo término, al originario destino de los bienes creadosy, como derecho universal y primario, a su uso comin por todos los hombres. Por eso la primera ‘pregunta sobre la propiedad es si permite un acceso suficiente de todos ‘a esa vida més humana, La traduccion derivada para las relaciones cotidianas tiene que ver hoy con dos supuestos de valoracin étce: a) Sia distribucidn de ta propiedad posibilta unas condiciones ‘materiales que salven los minimos de la libertad e igualdad radical ‘entre lo seres humans y los pueblos, en respeto de su dignidad in- Alisponible. ') Silas estructuras econdmicas, el eparto de la riqueza y de la pobreza, posibilitan y fomentan un sentido de hermandad entre los hombres y los pucblos, un sentido de pertenencia a una familia hu ‘mana universal (SRS, 39) Los problemas econdmicos y sus solucio- nies adquieren hoy una dimensién internacional y planetaria (bien comin) De abi que, en Ia actualidad, una pregunta moral inexcu- sable es si algo enriquece o amenaza nuestra convivencia como co- ‘munidad internacional y aun como comunidad de vida con todo lo creado (PP, 87; SRS, 325 39; 43; CA, 35): Distribuirequitativamente ls recursos entre ls personas de un pas, cuando esos recursos se han obtenido gf explote ‘nde otros pases y al desconocimiento de Ia dignidad de sus hombres, se pareceria demasiado al reparto equitativo del botin entre ls miembros de una banda de adrones =. EM, Laas, Et humo, Ensye de wa mora! plantaris Satan, Sl 4 8) Los derechos humanos, cviles, politicos, sociales y econdm «os, constituyen el minimo moral exigible para que exista vida hu ‘mana en comunidad (bien comtin). Su respeto, promocién y protec cin incumbe a todas las instituciones privadas y pablicas,politicas y rellgiosas, porque el desarrollo humano es esencialmente material ¥y moral, estructural y personal (SRS, 25-6). Se debe decir que su defensa y promocidn pertenecen a la misién evangelizadora de la Iglesia (CA, 545s) 9) El respeto a la naturaleza, al ecosistema de la vida, se inte agra en las referencias étcas de la economia como una modalidad del respeto al ser humano en su unicidad, en sus coleetivos iden- tiarios y en su universalidad, en su presente y en las generacio- nes venideras, y en su comunidad de vida con toda la creacin Frente a la productividad y la maxlmizacién del lucro econémico se abre paso la idea de un desarrollo integral, inclusive, planeta- rio, austero y sostenible que nos salve de la voracidad estructural 4eun sistema desarrollista y nos permita sobrevivir como especie humana, en comunidad de vida con toda la creacién (bien co- min) (CA, 371°. 10) La postrera referencia ética para la economia adquiere la cualidad de especificamente teoldgica y fundante. E1 mundo de los bienes econémicos, el mundo en su totalidad, merece una actitud afirmativa del cristiano «porque Dios es su Creador, y ese mundo ‘manifiesta sus planes ®, Dios en Cristo "retoma” Ia entera historia “Aust Ln economia da dl Nombre. ep A, Pacde vee MM, ery Ph sty (ECE AC Lac 1 meni 0X. tome de dnc. LE Wu Tanti pu en Aba onan Le Raa el Ilona a peta dealin. 9 pra Mati Cstanod 1986p 5 Recordemos qa amor formula dl pi ‘io de esponsaida de Hos: bra dl modo uc ls ets de ean ‘Sct compatis cosa perme dena atte vis hua sabes tran prc de msposailind Esa de wna een par accom tecnli, Ma Cacao de Ltrs, 1994 125, del mundo, desde la creacién, y la postula como historia univer. sal de salvacion, En consecuencia, todas las cosas han de ser loradas, primero y principalmente, bajo esa légica de ordenacién al avance o la parilisis del plan de Dios sobre todo lo creado, ta ¥y como se manifiesa en Cristo y su evangelio, tal y como la obra ie redencién asume la entera creaelin para su definitiva salva clon (SRS, 35ss; CA, 55). Una comprension dialdetica de la econo- mia ~dird M. Vidal-, sintesis de las categorias de creacin y re- ddeneidn, dard lugar a planteamientas éticos mas correctos y menos simplificadores® Este podria ser un panorama del entramado de referencias étcas cristianas ante el mundo econdmico,cienciay actividad, autonomia y dependencia. Pero legar a esta sintesis u otra parecida es la mis Facil de las tareas morales. Sin embargo, las consideraciones étieas ‘en economia no se reducen a la aplicacion de unos principios gene- rales a los problemas econdmicos. Las cosas son mis complicadas, Ya lo he advertido y deseo repetiio en descango propio. Al menos requieren el aadido de dos grandes preguntas o campos de investi- ‘gacién, Uno, de fundamentacton, Nort evndcactn de una soci (stan) munca gre go com pario n eeion logis de 1s oases Lace scl cian ore Fone un motcn economico serio, exports eo Pecula eoe Eun Toeconoce como pepe i aero sbtemts atses desde ape pect lor ns A Vallenato de modo ms mai 5s tnt orl qu expecta son motos como tos bos ar cones ‘montene siatcc Se esismo y topic au retain con la vi alos ree {oc logo plrsismo police a solctones ena 9 can en On Tio de neal den del marco deo debe a ser human en 3 ala = Conical de pesos. Cee. Anan, na economia dena del hombre, ¢ 9p 405-419, Lars tj xe prs, insects soe (LE SS CAL Ce tmbln FB ‘nfs namic fl cpt. Maan Ate 085. Rent Un mando remo. Crs de fn de go. Mad, Debate. 57M Vn Mra! de etna I 128 «se modo concreto de organizar la produccin y distribucién de los bienes econémicos, conociendo las raices del poder y de su ejerel= cio, Esta raz nos parece que esti, con sus varlantes propias en cada tuna de las reas econémicas, en la lca implacable de una econo ‘ia productivista ~“cuanto més, mejor" dirigida por minorias pri- ‘ilegiadas, que acaparan el reparto de beneficios y la propia capaci- dad de decision, en cualquiera de los subsistemas sociales de convivencia (econ6mico, politico e ideolbgico)®. Esta es la caracteristica estructural més notable en un modelo social capitalist, llevado a cabo aqui con las notas mas comunes de tun Estado de bienestar en realizaciones muy desiguales y con sin tomas de evolucién generalizada hacia la destegulacin en los dis- tintos mercados de factores, con especial empefio y repercusién en el mercado de trabajo. Si el mercado de libre competencia se propone como instru- ‘mento central en Ia resolucidn de las grandes cuestiones econémi cas, la democracia politica, asentada en las declaraciones de dere chs humanos, es una sefla de identidad formal para los paises de restr drea econémica. La laicidad moral y el pluralismo de cos- rmovisiones son los otros lugares comunes para la percepetén mas sucinta del cuadro formal de ls sociedades europeas capitalistas Esta insistencia en el adjetivo “formal” Ia encuentro pertinente porque, a mi juicio, esa condicion Te consentira dos cosas: 1) La presencia de wn capitalismo econémico que reivindica la ‘méxima Tibertad de mercado alli donde puede haber negocio pri- vado, con descuido fundamental hacia fines, precio ecolégico y, so bre todo, grupos sociales sumergidos y excluidos, pueblos empobre- cidos o simplemente superfluos \ Sebr fondo atopogc del model soc ys stema de produce, ya sexen cunt al neal tetodegeo dl capt, ya sea en cut ln tes propia, cma dapsitn snooping p 207-20. PLAN. Gat Maa, Pobre y xr otal Barna Citas aie, Ise. Steet nresmercana, tS ems An Ta la enamide! depo. Una eonomis doors pore ao 2000, Med, Alaa, 1992 Sobre fl ‘so humano del captain, JS, El fascism gue ene Mai Area 1984 129 2) Una convivencia pacifica de los derechos democriticos con Ia Logica Interna del modelo econdmico, La materializacion objetiva de los derechos proclamados sobre el ser humano y los pueblos -bien comiin- dificilmente podria coneiliarse con nues- tras actuales concepelones sobre la propiedad privada, Ia libre competencia, la organizacién de la empresa, el beneficio privado ry las necesidades humanas, entendido todo ello en el seno de una estructura econdmica capitalista de no ser por su formalizacién extrema, En cuanto a este discernimlento global del modelo social eapi- talista", comparto el juicio politico de aquellos analistas sociales cuya opinidn es que todas las solucfones intentadas hasta el pre- sente para el tratamiento de la crisis econémica de finales del si glo xx, en Ios paises de la OCDE, son soluciones interioes al sis- tema de produccién capitalista, nacidas al abrigo de los intereses econdmicos dominantes en el mismo y pensadas para perpetuar un reparto de bienes y una correlacién de fuerzas andloga a la exis- tente. Comparto el juicio moral de aquellos que no ven en el modelo capitalista una simple cuestin de excesos econdmicos, sino un problema de estructuras, de configuractin objetiva de sus institu- ciones fundamentales -propiedad privada, mercado libre, apropia- cidm del beneficio, ereacién de empresas. al margen de una in- fluyente participacién social que no sea la que opera por Ta via del ‘mercado “libre” y la demanda solvente. Ese descontrol social de los ‘objetivos econémicos y esa solvencta, imprescindible para la consi- deracisn de unas necesidades humanas como necesidades econd- _mieas, perturban decisivamente Ia moralidad de la respuesta capi- talista Si es posible recuperar esas instituciones de una “economia libre" en el seno de una estructura econémica y de un proyecto global de sociedad no capitalista, es una cuestién de respuesta ‘compleja, Este ha sido un propésita claro en la ultima expresién de las enciclcas sociales -Ia Centesimus annus~ y en los encuentros G1 Com ic del apts: Claes de Ras Prt 30 (199), 99.2538. 0 4e estudio sobre ética y economia que la acompanaron ”. Por lo ‘que @ mi respecta, me identifico con estas palabras: La respuesta no puede ser simplista...Parece que el mercado es necesaro en las sciedades complejs... pero todavia no se ha dicho qué papel debe tener en el conjunto de la sociedad. bay igavisimos problemas que no han sido resuelos sino que mis bien han estado causados) por la economia de mereado, Por Io ‘tanto, el problema real es cémo “contextualizar" el mercado de manera qe produzca los buenos efectos que Se espera, sin pro- Aucir las grave dsfunciones que hasta ahora ha provocado. Esta “ontextualizacion” debera produc un sistema econémico,so- al y cultural muy diferente dl actual”, ) Las razones cristianas del rechazo del capitalismo A partir dela antropologia, especificada por la fe erstiana en una sintesis original, también cabe atender al discernimiento moral cris- ‘iano del capitalism, bajo el supuesto del plano de realidad en que se mueve la ética: desvelar procesos objetivos donde la ligica del sistema, en su traduccion “ideolbgica", se manffieste antagonica a «sa idea del ser humano consustancial con la fe. Ricardo Alberdi, abundando en esta comparacién en el plano de contrasteindieado, es decir, las antropologias subyacentes, coneret@ asi su echazo del capitalism: "EM, Vn La ssp “rstanlacn del captain lc al a lle» pare dea ences Census enn: Morte 541992 pp 15-88 “ambi pede vee mi calaboracion Centeinas anus ene pare pest Sscntoma?Satanr Sl Tera, 1992 os solid ems Enea Soci Se igs Lumen 4 (1994) pp. 3-8. rian debt dl Estado de Bienes, Bacelon, Cisse sti, 1992p 26. Tota telco Mad Tous, 2000, Cs me 3s 25 y 50 enccenCtesimas ams fungal a (eD,Senmcan, Mas le captalimo, Santas, Sl Tere, 987. ry

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