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Doctrina bh» [_ Criminalidad organizada y criminalidad econémica (*) (#4) Luigi Foffani 1. Introduccién “Criminalidad organizada” es el nombre, con més carga sugestiva que efectivo significado seméntico!, del nuevo “fantasma” que se cierne sobre Europa a las puertas del siglo xxi?: Hasta qué punto este fantasma se ha “corporeizado” y se ha hecho inquietante en los pafses de ambito eu- ropeo se ha hecho evidente ya al més alto nivel normativo, en los objetivos que los gobiernos eu- ropeos se han fijado en el Tratado a través del cual el concepto de criminalidad or- ganizada ha entrado oficialmente a formar parte del Iéxico normativo de la Union Europea por pri- Profesor de la Universidad de Modena e Reggio Emilia mera vez3. Efectivamente, la atencién que le brin- da este texto no es casual, ya que precisamente es- te conjunto normativo -es decir, el Tratado de la Unién Europea- demuestra que, en el ambito su- pranacional, la atencién institucional sobre el te- ma de la “lucha contra la criminalidad organiza. da" se ha situado precisamente en el contexto de la formacién del mercado tinico europeo y de la adopcién de la moneda tinica: es decir, en los dos acontecimientos que en mayor medida han mat- cado las instituciones de la economia europea de la segunda mitad del siglo xx’ De aqui la eleccién del titulo“criminalidad orga nizada y criminalidad econémica’: un titulo, por (*], Traduccién de Maria José Pifarré de Moner, Universidod Pablo de Olavide, Seville. (**) Texto revisado y completado con notas de una conferencia que tuve lugar en Sevila el 17 de diciembre de 1999 on ol ‘marco de un seminario del «Programa Falcone» de la Unién Europea en m ‘que participaron las Universidades de Catania y S ia de lucha contra la criminalidad organizada en el 1.” Chr.G. Funoacs, Criminalté orgonizzata @ controllo penale, en ind. pen, 1991, p. 5. 2. La célebre metéfora de Marx la retomé el sentido del texto. Jexewnz, Zur Kenstitutionalisierung der nichtorganisierten Kriminalitat durch den Vertrag von Amsterdam, on Goltdammer's Archiv, 1999, p. 307, 3._ El érmino «criminalidad organizada» aparece efectivamente en varios ocasiones en el nuevo titulo VI del Tratado de la U.E. {on porticular, en los arts. 29 y 30, antes K.1 y K.2, apartados 2 b) y c), que afirma el objetivo fundamental de «ofrecer o los civ dadanos un alto grado de sgutidad dentro de un espacio de libertad, seguridad y justcia, mediante la prevencién y lucha con- {ro la delinevencia, organizada 0 no..n.Enla versién alemana del talado, junto al concepio de criminalided ergonizada apore- cf el de ecriminaidad no organizadan (nichlorgonisierte Kriminalta), como si con un tal concepto negativo se pudiera hacer referencia @ una particular realidad eriminolégico y normatva, 4. Véante al respecte, con posterioridad a la aprobacién del Tratado de la U.E,, una signficativa (y a ests alturas ya riquist mma) serie de iniciativas adoptadas en ol morco del titulo VI del Tratodo: fundamental, sobretodo, el Plan de accién para luchor com tra la delinevencio organizada, adoptado por las iniciativas posteriores 0 Consejo el 28 de abril de 1997 (OCE97/C 251/01) y que si cllas, en particular, se deben mencionor las occiones comunes de 5 de diciembre de 1997 de bose a todas 1n* 97/827/1A\ («por la que se establece un mecanismo de evalvacién de la aplicacién y ejecucién a escale nacional de los com promisos internacionales on materia de lucka contra la delinevencia organizadas), de 3 de diciembre de 1998 n°98/699/JAl {«re- lativa al blanqueo de capitales, identificacién, sequimiento, embargo, incavlacién y decomizo de los insrumentos y productos dal delito»), de 21 de diciembre de 1998 n° 98/733/1Al (welatva a la fipificacién penal de la parlcipacién en una organizacién de- lictiva en los Estados miembros de la Unién European) y de 22 de diciembre de 1998 n° 98/742/IAl («sobre la corr sector privados], asi como ~al mas alto nivel politico -las conclusiones del Consejo de Amsterdam de 16 y 17 de junio de 1997, del Consejo de. na del 16 y 17 de octubre de 1998 {concusién 89) y del Consejo de Tampere de 15 y 16 de ocubre de 1999 (con lusiones dela n* 43 a la 58]; para finalizer, hay que sefclar el recionte documento en materia de «prevencién y control dela er srinalidad orgar 2000 (DOCE, 2000/C 124/01) 5. A partir del aio que viene, entre otras cosas, xen las extad mente dentro de la economia da ~ estrategia de la Unién Europea para el inicio del nuevo mil 3», publicado en el DOCEde 3 de mayo del icas europeas, el peso de la economia criminal influiré oficiok legal. En concreto, se computarén dentro del producto interior bruto de los varios paises (.) induso 55 Revista Penal Criminalidad organizada y criminalidad econémica otra parte, que mas que indicar un tema evoc tuna serie de problemas, como ya es habitual cuan- do nos aventuramos a tratar temas de esta natu- raleza, que estan tan de moda cuanto escurridizos son en su contenido concreto. No es casual que los dos conceptos indicados aparezcan a la cabeza de Ia lista de los capitulos més significativos de lo que -con una nada disimulada vena critica- se ha querido bautizar como Derecho penal “moderno” en contraposicién a un ideal (y a veces idealizado) Derecho penal “clasico”. Efectivamente, el titulo elegido se puede enfo- car desde muchos puntos de vista, todos dignos de especial atencién: el del andlisis econémico, el socio-criminol6gico o el jurfdico penal. De en- tre todos ellos, aqui se tratara de llevar a cabo un anilisis estrictamente juridico penal, a pesar de que el tratamiento adecuado del tema reque- rirfa necesariamente un enfoque interdisciplina- rio, con contribuciones de estudios de diversas procedencias?, En cualquier caso, a pesar de es- tar delimitado por esta unilateralidad cientifica, el tema de las relaciones entre la criminalidad organizada y la criminalidad econémica admite diversas claves de lectura: 1) La primera toma como punto de partida la constatacién de una "dsmosis sustancial entre estos dos fenémenos, en el sentido de que la cri- minalidad organizada es por naturaleza “eco- némica” y de que la criminalidad econémica es cada vez més organizada. En la literatura cri- minol6gica de los Estados Unidos, y como refle- jo de ésta, también en la discusién europea (es- pecialmente en los pafses germano parlantes) el concepto de criminalidad organizada viene empleado frecuentemente como sindnimo de “enterprise crime", considerando asi la biisque- da del lucro indebido como caracteristica ese cial de cualquier actividad delictiva organi- zada’, los beneticios prov tes del trfico de estupefacientes y dela prosfituciéns. Dado que en consecuencia ~sobre la base de los co- ecdos eterios de convergencia establecidos en el Tratodo de Macstrcht para la moneda nica un PIB més alto permite a los poftes miembros un deficit més consstente, resulta la paradéjica consecvencia ~con toda seguridad contaria ol espiity del Tro- fado- de que una «sdlida economia criminal, sn la introdk én de adecuados correctivos en la elaboracién de los parémetros, sartabusrico satiafocer el proceso de convergenciay extabfidady (M. Cexrorno, I giro d‘afari delle rganizzezion criminal, en L Viounte (ed), soldi della mafia, Roma-Bar, Loterzo, 1998, p. 8) 8. Chr por todoaW. Hasseuts, Kennzeichen und Krizen des modernen Sirafrechl on Zeitschrift fr Rechtspoiik, 1992, p. 378 {y on porlcelan,p. 382, donde se refiee alos temas “candantes" de la crminalidad organizada y de le criminalidad econémico), ve consfituye un auténtico “mor sto” de apertura del debate sobre la modernizacién del Derecho penal (traducido al coste- fees Boje of thule Rosgosy cris del Derecho Penal moderno, en ADPCP, 1992, p. 235). Enla docrina espatiol, en el mismo sen Yido, ef. findustriales, Modrid, Civitas, 1999. 7. Sobre la necesidad de «una sintesis integrada di varios mod nfomente J-A4. SLVASANCHEZ, Lo expansién del Derecho penal. Aspectos de lo politica criminal en las sociedades por lelos a nivel de investigacién mubidisciplinars, cf. G. RanDaca Lo mafia come ordinamento givridice. Utlita e limit di un paradigma, en Foro it, 1995, V, 28. ‘8. Como ejemplo significativo de una tal clave de lectura se puet inalidad iraer a colacin la definicién “paralegal” de organizada elaborada en 1990 por lor Ministers del Interior y de Justicia de la Repiblica Federal Alemana (citada por Kiet Neain/ Mert Gone, Strafprozeordnung Kommentar, 42" ed., MUnchen, Beck, 1995, p. 1789 s.)y habitvalme ‘atwmida como, punta de referencia tombién por la iteratura criminolégica (cr. recientemente J. Kiva, Organisierte Krimnalitat in Devischlond, Taligheitsgebiete und Einflunahme auf Polik, Wirtschaft und Jusiz, en prensa en V. Mureuo/4. Anwo0/t. Paou feds}, Organise fe Kriminalitit als transnationales Phanomen. Erscheinungsformen, ¥ penal (cfr, por ejemplo, U. Sess, Organisierte Kriminalitet in der Prévention uns Repression in Italien, Deutschland und Spanien) Bundesrepublik Deutschland, on U, Ses (ed), Internationale Lesatilens Kriminaltar, Herausforderungen und Lasungen for ein Evropa offener Grenzen Kole, Heymanns, 1997, p. 43 se 'o] unter Verwendung gewerblicher oder geschdilicher Strukturen inderer zur Einschichterung affontiche Verwaltung, Justiz oder Wirtschaft zusommenwirken» (lo letra cursiva se b) unter Anwendung von Gewalt o ¢) unter Einflunahme auf Politik, M he afadide). Crganisoste Kriminalitat st die von Gewinn- oder Machistreben bestinmte planmdige Bagehung yon Stroffaten, de einzeln oder oreo ere tail von erheblicher Bedeutung sind, wenn mehr als zwei Beteligte auf langere oder unbestimmte Daver orbeits igneter Mitel oder sarscttrlidod qve tele he esignado on el marco de esta definicién al requisito del énimo de lucro en su papel de auténtco “mo tor” de la actividad il ciones criminales, ‘como a su natural tendencia o 1c, a la uiltzacién de estructuras econémicos como modalidad caractrisica de la accién de las reer su influencia sobre las actividades econdmicas (legal: |, de- legal Eitne cho fo frontera entre delincuencia econémica y delincvencia organizada, como i se tratase sélo de dos variantes del ee Tenmene delicive, Andloges consideraciones en la literatura criminolégica espofiola las hace 1, MeDmaARIZA Uno intro” ae rer entadis eriminoldgico del crimen organizodo, en .C. Fsit Owe /E. ANARTE BORRALLO (eds), Delincvencia organizado. As clon pencles, procesoles criminolégicos, Huelva, rrsmsibe sconémica en la elaboracién del concopto de Je cuelle Blanco o dela corporativo y el erimen organizadom 56 Univ. Huelva, 1999, p. 112, que sefala que iminalidad organizada «crearia | uto exclusiva de la di rta confusién conceptual entre el delito Doctrina Sin embargo, esta afirmacién es poco selectiva: no tiene en cuenta que en determinadas realida- des sociales y nacionales existen una serie de es- tucturas organizadas ilfcitas que preexisten a (y prescinden de) la influencia que ejercen sobre las actividades econémicas; por otra parte, parece ig- norar también que la criminalidad econémica con- forma un universo extremadamente vario: abarca desde formas de criminalidad en la empresa (que pueden asumir connotaciones exquisitamente in- dividuales) pasando por las mas complejas formas de criminalidad de empresa (entendiendo por tal Ia insercién de conductas ilicitas en el contexto de una actividad y de una politica de empresa por lo demis licita), hasta el mas grave fenomeno de la empresa ilicita (entendida como empresa hetero- dirigida por una estructura criminal a ella someti- da). 2) Para evitar excesivas generalizaciones parece més titil tomar como punto de partida el concep- to més restringido de criminalidad organizada?, intentando individuar aquellas posibles interfe- rencias de ésta con el mundo de la economia que (potencialmente o de hecho) sean susceptibles de tener relevancia penal. Desde este punto de vista se pueden tratar tres cuestiones (que no se pre- sentan aisladamente, sino que interactian reci- procamente): a) La individuacién de las formas tipicas de criminalidad econémica directamente deri- vadas de la presencia en el mundo econd- mico de un actor social que pueda entrar en la definicién de criminalidad organizada. b) El anilisis los mecanismos juridicos de de- fensa de los mereados econémicos legales frente a las infiltraciones de la criminalidad organizada. ©) La individuacion de las repercusiones que la presencia de la criminalidad organizada provoca en el plano de los comportamientos econémicos de los actores legales, con posi- bles reflejos significativos incluso bajo el punto de vista del Derecho penal. 3) Un tiltimo campo de investigacion que el te- ma propuesto sugiere cultivar tiene en cierto mo- do un sentido inverso al antes considerado, y nace dentro del propio mundo econémico: se trata de verificar si existen, y en ese caso cuales son, las, formas de criminalidad econémica que hoy asu- men las caracteristicas estructurales de verdadera criminalidad organizada. Se trata, en otras pala- bras, de considerar si la economia, ad campo privilegiado de “invasién” o de “expansién” de una criminalidad organizada originada en otros sectores de la actividad humana, no es quizés ella misma una posible “fuente” o “caldo de cultivo” de nuevas y especificas formas de crimi- nalidad organizada (o bien, queriendo utilizar un témino mas sutil, de organizacién empresarial de actividades ilicitas).. 2, Criminalidad organizada y economt: “instrumentalizaci6n” versus “control”. Antes de entrar en el andlisis de las posibles in- terferencias entre criminalidad organizada y acti- vidad econémica es necesario optar por un méto- do concreto de enfoque tedrico de los diversos fenémenos afectados. La clave de lectura que su- gicto seguir para ello se apoya en dos modelos de referencia diversos: el de la “instrumentalizacién’” de la economia y el del “contro!” de la misma por parte de las organizaciones criminales. Dentro del modelo de la instrumentalizacion de la economfa se deberia colocar las distintas for- mas de interferencia e influencia sobre la eco- nomfa que provienen de la persecucién de fines extraiios a la Iégica econémica, y propios, por el contrario, de la organizacién criminal en cuanto tal (fines, por ejemplo, de tipo politico, de finan- ciacién y expansién de las actividades ilegales de la organizacién, de ocultacién de las actividades delictivas, de asegurar la impunidad de las mis- ‘mas, etc.). Al modelo del “control de la economia” respon- den por el contrario, aquellas situaciones en que la criminalidad organizada entra en el sistema econémico comportandose como un auténtico ac- tor econémico impulsado por una racionalidad econémica, Como més adelante se ver4, estos dos modelos conceptuales en ciertas ocasiones se superponen ¥ conviven dentro del mismo tipo penal (abstracto 0 concreto): sin embargo, esto no impide que ideal- mente puedan representar los dos polos dialécti- cos de referencia en la relacién entre las dos enti- dades (delincuencia organizada y economia) que estamos tomando en consideracién. Prescindiendo del modo en que el problema se enfoque, no hay duda que el tema de las relacio- nes entre criminalidad organizada y economia ‘ocupa un lugar central en cualquier anlisis actual de los fendmenos de “macrocriminalidad’. La im: 9. Clr, en este sentido, en particulor, G. FANDACA, Criminalita organizzata, ct, p. 7. 37 Revista Penal Criminalidad organizada y criminalidad econémica portancia del tema viene confirmada de modo sig- nificativo y undnime tanto en aquellos ordena- mientos jurfdicos nacionales que ~como el italia- no- hace ya tiempo que han aprendido a vivir con fenémenos endémicos de criminalidad organiza- da con fuerte raigambre socioambiental!®, como en aquellos otros que -como el espafiol o el aleman- han sido basicamente inmunes a ellos hasta hace poco, o donde al menos tradicional- mente no se ha advertido nunca la difusa e inten- sa alarma social y la atencién meditica que por el contrario han rodeado a organizaciones como la cosa nostra siciliano-estadounidense o la jakutsa Japonesa, Es muy significativo observar, en este sentido, que la penetracién sistemética de una organiza- cién del tipo cosa nostra en el mundo econémico en Italia se considera un “salto de calidad” relati vamente reciente con relacién al tradicional fen6- meno mafioso, cuyas rafces hist6ricas se encuen- tran en la economfa rural precapitalista!!.Sin embargo, en un pais como Alemania, en el que s6- lo recientemente se ha puesto de relieve la exis- tencia de fendmenos criminales de esta naturale za dentro de su territorio nacional! -y donde el propio concepto de “organisierte Kriminalitat” habia sido hasta hace poco extrafio al léxico jur dico y criminolégico ademas de al normativo! es interesante observar como el “descubrimiento” de la criminalidad organizada ha tenido lugar pre- cisamente en el terreno econdmicol4. Es en este terreno, y no en el de la criminalidad violenta o patrimonial de tipo “clasico”, donde en estos iilti- mos afios se ha manifestado por primera vez en Alemania la existencia de auténticas organizacio- nes criminales (aut6ctonas, 0 més frecuentemen- te de importaci6n). Por otro lado, incluso en Italia ~donde la crimi- nalidad organizada mostré hace pocos afios suc: ra més cruda y violentalé se ha podido observar cuan incorrecto es suponer que el instrumento or- dinario a través del que se manifiesta el dominio criminal sea la violencia: «el instrumento prin pal de la mafia y de las demas organizaciones ci 10. Es precisomente on la lengua italiana donde nace la palabro “mafia” que con el tiempo se ha converiido, aunque de mo- do impropio, en el nombre que por antonomasia se da a la criminolidad organizada: una especie de singnimo o de slogia, en el Tenguje corriente, de todo el heterogéneo universo de la criminalidad organizada. Sobre la «polvolencia y equivocidad con cepluel y seméntica de la expresion mafia» - «una polvalencia que [.] viene sefolada muy claramente por fe recvente contra: poticin en ol empleo del término en singular y en plural: la mafiay las mafia; cr. por todos F.C. Pa.Azz0, La mafia hoy: evol» Cién eriminolégiea y legislativa en 3. Ferté Ouvé/E. Anus BoRRALO (eds), Delincuencia organizada, Gt, p. 161; G. FANOACS. Costaxtmo (eds, Lo mafia, le mafie, Milano, Angel, 1994; Paoy Fratelli di matia, Bologna, I! Mulino, 2000. 11. Ch. por todos, al respeco, el ondlisis de P. ARACH, Lo mofia imprendirice. U'etica mafiosa e lo spirito del capitalism, Bo- Jogno, II Mulino, 1983: uno de los primeros que en Italia pone de relieve «el paso de la mafia y de los mafiosos de un papel de m & diaciéna uno de acumulacién de copitals, on el que se puede reconocor precisamente «el elemento de base al que hacer refe Fencia para la comprensién de las diferencios cualtativas enire la mafia tradicional y la mafia de hoy», a través de «el recurso a les categorias de empresay de empresorialidad en su versién schumpeleriana, en alternativa a categorias més es ciolégicas 0 ciminolégicas» (p. 13 12, Cobe seftolar el respecto los datos aportados en los encuentros seminariales ~cuyos trabajos se hallan en prensa en lo ed Aociol luserim de Freiburg Br. (eds. V. MiunEu0/). ARNOL/L. PaDu)- del ya citado (nota 8) “Programa Falcone” («Orgonisierte Ke tminaliat als transnotionales Phanomen, Erscheinungsformen, Prévention und Repression in Italien, Deutschland und Spanien») {que ha reunido, a lo largo de 1999, a la Universidad, la judicatura y el Ayuntamiento de Palermo por un lado, y el Max:Planck- That! for ouslandisches und internofionales Strofrecht de Freiburg. Br, junto a olgunos jueces y Fscales del Baden Wrttemberg, por el otra lado, con la colaboracién de le Universidad Pablo de Olavide de Sevilla 13, A nivel normative la nocién de criminalidad organizada ha sido empleada por primera vez por el legislador a principios de los afios noventa con el Gesetz gegen die organisierte Kriminaliét (OrgXG}: no es casval, por tanto, que a esta ley se deba une de las novedades més importantes de los sllimos ofos en materia de regulacién penal de la economia, con la introduccién del de lito de blanquoo de dinero («Geldwasche», § 261 HB). 14. Es significative, por ejemplo, que la edicign més reciente de una de las més conocidas obras cientficas en materia de crim nalidad econémica se abra precisomente con un capitulo dedicado a la eorganisierte Wirtschaftskriminalitéty:R. MOut8/H.B, Wat. naz/T. lanovsty, Wirlschaftskriminolta, Eine. Darstellung der typischen Erscheinungsformen mit pralfschen Hinweisen zur Bekampfung, 4 ed., Minchen, Beck, 1997, p. 1-17. Sobre el mismo temo, recientemente, fr. C. MUlusk GUGENRERGER/K. BENED (co Wirtschaftstrafrecht, Handbuch des Wirschaftsstraf- und ordnungswidrigkeitenrechts, 3* ed,, Minster, Aschendorff(Kaln, ‘Schmict, 2000, p.138-143, 1 Ete dhime dato explica ~o cuanto menos contbuye a explicar— entre otras cosas, [a antes mencionada confusién 0 3% ién de terminos que fiene lugar en Alemania -tanto en la doctrina penal como en la criminolégica- entre el concepto de izada y el de eriminalided econdmica, Sobre la importancia (y sobre la ploralidad de acopciones} del «concep- riminalidad organizeda> en la iteratura crminolégica clemang; cr. recientemente, A. HARTMANN, Die Matia und ihre Strukturen, in Kriminolistik, 2000, p. 642 38 16 El ono 1992, com se recordaré, fue el afo de los més graves atentados mafiosos, con acciones que twvieron como viet mas, con diferencia de pocos meses, o los fiscales Giovanni Falcone @ Antonio Borsellino, 58 minales no es la violencia, es la corrupeién. (...) La violencia, para las grandes organizaciones ¢ri- minales, ha quedado reducida a una especie de ul- tima ratio, porque sus efectos son visibles desde el exterior, alarma a la opinin publica y obliga a las autoridades pitblicas a reaccionar con dureza. La corrupcién, por el contrario, es por naturaleza propia silenciosa, favorece la mimetizacion, per- mite conseguir el objetivo deseado con menores riesgos y mina las instituciones desde su interior. Para las organizaciones que disponen de una gran cantidad de dinero, la corrupcién es un “coste de produccién” del bien o servicio que posteriormen- te se repercutiré sobre el consumidor final, que serd por ejemplo el téxicodependiente o quien ad- quiere un arma ilegal»!7. Queda por tanto patente que se trata de comportamientos delictivos impul- sados por la racionalidad econémica, que incluso tienden a hacer uso de los mismos instrumentos tépicos de la criminalidad econémica, comenzan- do precisamente por la corrupcién. 3. Criminalidad organizada y andlisis econémico de la criminalidad. A la nueva conciencia adquirida estos dltimos afos sobre la extraordinaria importancia econd- mica de los fenémenos de criminalidad organiza- da-no sélo por parte de la doctrina penal y crim nolégica, sino también, y sobre todo, por parte de Ios organismos piiblicos titulares de la accién pe- nal y de aquellos depositarios de la eleccién tilti- ma ‘de la politica criminal- han contribuido de manera fundamental los datos aportados por llamado “andlisis econémico de la criminalidad’ El anilisis econémico de la actividad delictiva ‘0 de modo mas general, ilegal- que ya habia sido objeto de atencién en el periodo a caballo entre los siglos xvi y xix, adquirié una significativa im- portancia en los afios 60 de nuestro siglo, en los que la literatura sobre el tema ha sido objeto de un nuevo y decisivo impulsot® que comenz6 en los Estados Unidos! y que de modo mas reciente ha aleanzado también Europa2®. A partir de ese mo- mento Ios mecanismos de evolucién de las activi- dades ilegales en la economia desarrollada se han convertido en objeto especifico de investigacién, para la cual «se aplican modelos microeconémi- cos al estudio de los procesos decisionales que subyacen a los comportamientos ilicitos, al andli- sis del mercado del trabajo en la economia ilegal, alla clasificaci6n de los mercados en los que se in: tercambian bienes y servicios ilegales, y por tilti- ‘mo para colocar las acciones criminales de redis- tribucién forzosa en un contexto de deseconomfas externas que impiden el desarrollo de la economia legals?1, Analizando especificamente las razones de fon- do que empujan a la criminalidad organizada a penetrar en la produccién de bienes y servicios le- gales, se ha constatado que estas razones no se re- ducen Gnicamente a la pura y simple exigencia (siempre irrenunciable) de blanquear las ganan- Cias ilfcitas, o sea, de separar estas ganancias ilfci- tas de su origen. Mas alla de todo esto, la tenden- cia de la criminalidad organizada a reinvertir sus ganancias en la economia legal deriva de Ia limi- 17. L, Vioanrs Introduzione. | primi possi della nuova strategia, en. VANE (ed), 1 soldi della matia, ct, p. IX 18. G.M. Rey, Analisi economica ed evidenza empirica dellativita illegal in Hala, en. Zawacta (ed), Mercatilegali e mafie. economia del erimine organizzato, Bologna, ll Mulino, 1993, p. 18. 19. Con el pionero estudio de G.S. Bea, Crime ond Punishment: An Economic Approach, en Journal of Political Economy, 1968, vol. 76. 20. En tlio, en particular, el despertar de la atencién de los economistas en materia de “economia de la ilegaidad” se remonta «© principios de los aftos 90, especialmente a portr de la XXXIl| Renin cientfca anual de la Sociel Italiana degli Economist (Ro- ‘ma, 30.31 de Octubre de 1992), dedicada precisomente ol tema de la economia del crimen (las oportaciones cientficas a este Con- {greto x0 han publicado bajo el fiulo Mercatilegali e mafie. ’economia del rimine orgonizzato, ct. en la nota 15). Véanse tam bién, especialmente, os rabojos de A. Beco¥/G.M. Rey L'economia criminale, Roma-Bar, Laterza, 1994; M.CeNTORRNG, 'economio mafiosa, Messina, Rubbetino, 1986; 0, l'economia “cottiva” nel Mezzogiorna, liguori, 1990; 10, cont della mafia, Messina, Rub- bein, 1988; 10, Economia assisita da mafic, Messina, Rubbetino, 1995; R. Mokseul/M. VaNNan4 Economia della criminalita. De- Tito e castigo come scelta razionale, Torino, UTET, 1999. Desde un punto de visto més estrictamente sociokigico, especiolmente, P. ‘Anucor, La mafia imprenditrice, ct; R. CATANZAKG, II dello come impresa. Storia sociale della mafia, Padove, Lviona, 1988; E. Fat, Limpresa @ portecipazione mafioso. Economia legale ed economia criminale, Bari, Dedalo, 1999; U. SANIINO/G. La Fiuta impresa matiosa. Dal'tlio agli Stati Unit, Milano, Angel, 1990;E.U. SAVONA Un settore frascurato: analisi economica della crt minalita, del dito penale e del sistema di giusizia penole, en N.G. VEICOGNNG. Pocas (eds, Ragioni del dirto e ragioni dell'eco nomia, Milano, Angel, 1990; lp, sistemi di gistizio penole di fronte ol problema della criminalits orgonizzota, en Rass. It. Crim, 1991, 21. GM. Re, Analisi economica, cit, p. 15. Para un intento de esquematizacién de las maitiples y complejas relaciones entre ‘economia legal, economia criminal y «economia legal en manos criminales», cr. ademas A. Bccaw/G.M. Rey, L'economia criming- Te, ct, p. 2829. 59 Revista Penal Griminalidad organizada y tada capacidad de expansién que por su propia naturaleza ofrecen los mercados criminales; en s gundo lugar, la criminalidad organizada, gracias a las modalidades operativas tfpicas de que dispone (desde la violencia hasta la corrupci6n), tiene ma- yor capacidad para entrar en los mercados legales {que la que poseen los sujetos que respetan las re- glas, obteniendo asi el maximo provecho; en ter- cer y tiltimo lugar no debe olvidarse la necesidad “politica” de estas organizaciones ilegales de pro- mover actividades capaces de asegurar trabajo ¥ sustento a la poblacién de las zonas sobre las que ejerce su control territorial”. Con referencia a este tiltimo aspecto, es necesa- rio rechazar la errénea idea -que proviene de una cierta visin mitol6gica de la mafia de que la eco- nomfa criminal aporta puestos de trabajo y bie- nestar que la economfa legal y los poderes piibli- cos no han sido hist6ricamente capaces de lograr en ciertas regiones, como en el clasico caso del Sur italiano: recientes andlisis demuestran lo con- trario, es decir, que la mafia no es un efecto del re- traso econémico que caracteriza estas regiones, sino que es una de las causas que lo provoca, con- tribuyendo de modo especial a que diversos tipos de comportamiento empresarial “desviado” pue- dan arraigar (empresarialidad «destructiva», em- presarialidad «protegida», y empresarialidad «asistida»)23, Esto pone de relieve la peculiar lesi- vidad macroeconémica de la criminalidad organi- zada; lesividad que discurre paralela a su tradicio- nal carga de ofensividad en el terreno de los bienes juridicos vida, patrimonio individual y or- den piblico: una potencialidad destructiva que también desde el punto de vista estrictamente juridico penal- impone una decisiva recalificacion de la naturaleza y dimensi6n de los intereses en juego. «E] volumen de facturacién de la economia criminal -se ha podido observar— altera los meca- nismos macroeconémicos penalizando, no sélo la produccién, sino también el propio déficit de los presupuestos del Estado, la deuda publica y el iminalidad econémica funcionamiento del sistema crediticio»; la presen- cia de la economia ilegal, ademas, «produce tam- bign efectos depresivos sobre la renta (consumo, ahorro € inversiones) y el drenaje de recursos fi nancieros (blanquco de capitales) del contexto lo- cals24, Al analisis econ6mico de la criminalidad le debe mos el desarrollo de las investigaciones sobre el vo- Tumen de facturacién de la economia criminal, que hoy en dia los organismos oficiales supranacionales ya utilizan, aunque siempre teniendo en cuenta su caricter inevitablemente aproximativo. Segiin esti- maciones recientes del Fondo Monetario Interna- cional, los ingresos anuales de las organizaciones criminales, es decir, lo que podriamos lamar en «producto criminal’ bruto», alcanza unos 500.000 millones de délares, lo que equivale al 2% del pro- ducto interior bruto mundial: de esta cantidad, segiin el iltimo informe de la ONU, mas del 80% proviene del tréfico de estupefacientes?5. 4. Criminalidad organizada y criminalidad econémica en la experiencia normativa italiana: a) la regulacién del blanqueo de dinero. Pasando del terreno del andlisis econémico de la criminalidad organizada al de los instrumentos normativos empleados en lucha contra ésta, den- tro del limitado espacio de este trabajo tinicamen- te se intentara trazar un sintético esquema des- criptivo de los que pueden ser considerados los aspectos mas significativos de intersecci6n y/o su- perposicién entre criminalidad organizada y cri- minalidad econémica en la experiencia legislativa histérica italiana, A continuacién se examinan, por tanto, los siguientes puntos: a) Ia regulacién del blanqueo de capitales; ) la normativa sobre la usu c) la regulacién del acceso a los mercados regla- dos; 22. A, Becaa/G.M. Ret, op. cit, p.50. 23. M. CENToRRIND, Econom 0 tanto une consecuancia evanto més ‘economia hacia las manos criminoles» (p. 52 nota 2) 24. M. CxtonEng Il giro daft p.78y 18. ita da mafia, dt, p. 31 s8,,42 y 55 #8: «Del atraso ‘una causa. Efectivament, la criminalidad tiende existe en lo economia legal, en la que ha intreducido una cufia. El resultado es un circulo vicioso qu precita- la economia criminal no seria ‘aumentar Io entidad de la “falla” que smpuja cada vez més o la 25. Se rata de los datos ofrecidos por L. VION, | primi possi cit, p. XIl, en referencia a las siguientes fuentes: IFM -FiscaL AF wees DePainen, Money Laundering ond the International Fiscal System, mayo 1996; UNO - IeenanonA DRUG Conrnont, World Drug Report. 1997, Sobre el volumen de negocio de la criminolidad organizada en Italia y en Europa cfr. ademés los datos apor, tados por S. Tas El 8209/6 .M. Rey, op. ch, p. 21 35 Poraclgunos dotos recientes acerca de la sitvocién espatiol, cf. E. MART FOZUE}/ “men ergonizado en Espaia acumulo un porimonio de cosi 900.000 millones, en el diario Lo Vanguardia del 27 de septiembre de 2000, que hacen referencia @ los esfmociones de los érganos de Seguridad dal Estado espaol que se encuentran ‘on el informe del Ministero del Interior sobre la delincuencia organizada en Expafia durante el afo 1999. 60 Doctrina 4) la proteccién de la libertad de competencia. No se tratard, sin embargo ya que necesitaria una elaboracién auténoma de gran amplitud-, el que probablemente constituye el aspecto mas fun- damental de la estrategia en la lucha contra la cri- minalidad organizada en el terreno econémico: es decir, el problema de los instrumentos juridicos a disposicion de los poderes ptiblicos para “agredir” la riqueza de las organizaciones criminales?* a) Llegados a este punto, es oportuno comenzar con una brevisima exposicién de la normativa re- ferente al fenémeno del blanqueo de capitales, ya que se trata de un fenémeno que -por los motivos ya sefialados en el apartado referente al andlisis econémico~ actiia sin duda como “gozne” prima- rio y fundamental entre la economia criminal y la economfa legal: no es de extrafiar que se trate de uno de los comportamientos delictivos sobre los que se ha concentrado en primer lugar el impulso normativo de las instituciones supranacionales europeas”’, que ha provocado la répida difusién a escala continental de nuevos modelos de trata- miento penal y extrapenal que hasta hace pocos afios eran desconocidos en la mayorfa de nuestros ordenamientos nacionales?8. Si por blanqueo de capitales se entiende, en sen- tido amplio, cualquier actividad (material y/o juri- dica) dirigida a ocultar el origen ilicito de las ga- nancias de actos delictivos en sentido genérico, no cabe duda de que el caso que reviste mayor tras- cendencia desde el punto de vista econémico y cri- minol6gico es el blanqueo “financiero” de capita- les, es decir, el realizado a través de operadores bancarios 0 de otros intermediarios financieros Efectivamente, el blanqueo financiero de capitales «desarrolla una funcién esencial en el crecimiento de todos los demas mercados ilegales, ya que la paracién de los fondos liquidos de su origen i to consiente su reinversion, que de otto modo re- sultaria imposible. El blanueo financiero de capitales desempena ademds un papel multiplica. dor del volumen de la actividad que revierte en su jetos criminales»2, es decir, de la que antes he- mos definido en su conjunto como economia criminal (0 mas genéricamente ilegal). Tal como sugiere el orden propuesto al inicio de este apartado, el blanqueo de capitales debe ser considerado Ia més tfpica y caracterfstica forma de criminalidad econémica derivada de la presen- cia y crecimiento de la criminalidad organizada, Desde el punto de vista de la relacion entre orga. nizacién criminal y economia, se trata de un fend- meno delictivo ambivalente, que puede presentar tanto connotaciones de mera “instrumentaliza- cidn” de la economia (sobre todo cuando se reali- za. a través de intermediarios financieros incons- cientes), como del mucho mas peligroso “control” de la actividad econémica (especialmente cuando da vida a estructuras financieras dominadas por luna organizacién delictiva), En la legislacién italiana, el blanqueo de capita- les%0 como tipo penal auténomo aparecié por pri- 26. Paro poner de relieve la extrema actualidad y centralidad dal tema a nivel europeo basta recordar la antes mencionada ‘Accién comtn 98/699/IA), de 3 de diciembre de 1998, adoplada por el Consejo sobre la base del ortcuo K.3 del Tratado dela Unién Europea, relatva ol blanqueo de capitales, identficacién, sequimianto, embargo, inautacién y decomiso de los istromen, fos y productos del delito. En la docrna italiana més reciente, fr. expacialmente L Foti, Criminals del profito efecriche som, Zionatorie, Confisca e sanzioni pecuniarie nel ditto penale “moderna”, Padova, Cedam, 1997; AM. Maucen Lo sanzione pelt ‘moniole fra garanzie ed effcienza (le “ipotesiporicolei” nella recente legislazione), en Riv. rim. di. pen. econ, 1996, p. 87:10, {Le sanzioni palrimoniali contro la criminalits organizzoto: efcionza e cosituzionalié a confronto, conferencia que tuve luge en ol Seminario de Sevilla de 17/18 de diciembre de 1999, en el marco dal antes mencionado «Programa Falcon 27. Chr. el Convenio del Consejo de Europa de 8 de noviembre de 1990 relatvo al blanqueo y a la incautaciSn de los productos dol delto y lo Direciva 91/308/CEE del Consejo, de 10 de jnio de 1991, relativa a la prevencion del uso del sistema financiero en operaciones de blanqueo de capitales. Ademés, al tema de la lucha contra el blanqueo de dinero viene dedicada una parte em ‘remament signficaiva del Plan de accién pars Iuchar contra la delinevencia organizada de 28 de abril de 1997 (ct nota 4}: en ‘*special, el punto 11 de las Orientaciones politcasy la Recomendacién 26 de la Parte Il (Pan de accion detllode}. Por shimo, en las conclusiones del Consejo europeo de Tampere de 15 y 16 de octubre de 1999 (ct. nota 4], x6 prevé exprescmento una caccion szpaca con a longo de capil, esta gu cl lane de copioles eton ol oro mmo de dain cvencia organizada y debe erradicarse alii donde se produzca» {conclsione 28. Cirn proposto J. Vout, Geldwasche - ein europowait hormoniiefer Stroatbestand, en ZSIW, 109 (1997), p.335 su; W. Bom, Mercado, criminalidad orgonizade y blanqueo de dinero en Alemania, en Rev. Pen, 1998, p. 21s En la dockina ex partola més reciente, J.C. Fetté Ouvt, “Blanqueo” de capitales y criminalidad organizada, en J.C. Fete Ouvt/E. ANAsTE BORALO (eds, Delincvencia organizada, cit, p. 85s 1°79 Dr Mascuseuna ancl sconce Sl crninali, tora dalla roglomentaion « clggiofnanirg, on, Zion L), Mercat illegal e mafe, et, p. 245246, ‘cclaggio del denaro proveniente da reato, Milano, Gift, 1997; 0, Riciclaggio, en Dig. Dis. pen, vol XI, Torino, UTET, 1997, P20S ETA Hascall] Recoggioe ed comeet clinemeccsose mobiliare, Torino, UTET, 2000. A nivel de manvales, v. en Particular, G, Fanoaca/E. Musco, Dirtlo penale, Pore speciale, vol. I, tomo I deliti conto il ptrimonio, 2 ed, Bologna, Zanichali, 6 Revista Penal Criminalidad organizada y criminalidad econémica mera vez hace unos veinte aftos?!, y posterior mente, tras una modificacin en 19902, adquirié su forma actual mediante la ley que aplica el con- venio de Estrasburgo y la directiva europea en es- ta materia33. El nticleo central de la regulaci6n vi- gente se encuentra en el art. 648 bis del CP, que prevé el tipo basico de blanqueo de capitales, al que define como la sustitucién o transferencia de «dinero, bienes u otros iitiles provenientes de un delito no culposom, o la ejecuci6n de «otras opera- ciones de modo tal que se obstaculice la identifi- cacién de su procedencia delictivan. A este amplt- simo supuesto se le ha aftadido la mas especttica incriminacién de empleo de dinero, bienes u otros litiles de proveniencia ilicita «en actividades econdmicas o financieras» (art. 648 ter c.p.). Pres- cindiendo de su inaplicabilidad practica ~debido a su incongruente estructura de tipo subsidiario del delito general de blanqueo- este iiltimo tipo se presenta extremadamente relevante bajo el punto de vista politico-criminal, porque desempefia el papel de indicador de la peculiar peligrosidad que el legislador atribuye al flujo de capitales de ori- gen delictivo en el interior del circuito de la eco- nomfa legal, y especialmente en una de las dreas més sensibles del sistema econémico: la de los mercados financieros. La normativa penal referente al blangueo de ca- pitales no se agota en el Cédigo penal. Siguiendo la ininterrumpida tradicién de la legislacién ita- liana en materia econémica (asf como en muchos otros sectores del Derecho penal més 0 menos “moderno”), se ha optado por la colocacién de la mayor parte de su regulacién en la legislacién es- pecials#, donde la intervencién penal se entrelaza, y es objeto de una integracin més estrecha, con los instrumentos de tutela civil y administrativa. En el mbito de la compleja galaxia normativa re- lativa a la lucha contra la criminalidad organiza. da, en la que ones legislativas se han sucedido a un ritmo elevadisimo en estos tiltimos afios, desde el punto de vista que aqui nos intere ‘a merece poner de relieve la presencia del delito de «transferencia fraudulenta de valores», que pretende anticipar la barrera de punibilidad del fenémeno del blanqueo mediante la incrimina- cién de conductas meramente preparatorias, co- mo la titularidad ficticia de dinero, bienes u otros efectos*, Un conjunto articulado de supuestos de caracter sancionador administrativo y penal -que aqui no pueden ser examinados detalladamente- circunda en Italia la figura de los intermediarios financie- ros, a quienes viene impuesta una serie de ol ciones que consisten basicamente en el deber de informar sobre operaciones sospechosas, de iden- tificar a los clientes y de transmitirle estas infor- maciones a las autoridades de vigilancia’?. Estas son las lineas basicas, en extrema sintesis, de un conjunto normativo del que se desprende una do- ble preocupacién del legislador: la de delegar fun- ciones preventivas de identificaci6n y sefalizacion de posibles operaciones ilfcitas en la categoria de los intermediarios financieros, y la de interponer un deterrente a la posibilidad de que emerjan fi- guras de intermediarios financieros de carécter delictivo’s, 5. b) La usura. Otro capitulo extremamente significativo de la experiencia italiana en materia de lucha contra la criminalidad organizada en el terreno econémico 1996, p. 232 ss; . Sounasa, en C, PeDRAZZ/A. ALESSANOR/L. FOFANY'S. SENNARYG. SAGNOLO, Manuele di dirtto penale dellmpre 30, 2% ed. actualizada,, Bologna, Monduzzi, 2000, p. 702 ss '31. Con el Decreto legge de 21 marzo 1978 n. 59, convalidado por Ley 18 mayo 1978 n. 191 321 Ley do 19 de marzo de 1990 n* 55. 33, Ley de 9 de agosto de 1993 n° 328. 314, Pera un reciente tratomiento profundo de la problemética de la legislacién especial en ttalia, y sobre las condiciones y lime tes de su posible cat “cosivente’ fo comparato, Padova, CEDAM, 2000, p. 4 s. 35, At. 12 quingvies op. 1 del decreto legge de 8 de junio de n° 356 y modiicado posteriormente por la Ley de 8 de agosto de 1994 n° 501 36, 80 trate de un fico caso de “deliteobsticulo” cuya existencia no presupone necesaricmente We, por el contraro, que se pruebe la intencin d ‘ contrabando, o bien de fcittar loco (mvebles o inmuebles)ficticiamente atribuidos; es sui copital condvecign al Codigo penal, dr. M. Down, La riforma dela legislazione pencle complementore: il svo signift a rforma del codize, on M. DON (ed, La riforma della legislazione penale complementore, Studi di iri 1992 n° 306, convalidado por Ley de 7 de agosto de 1992 ‘origen ilcto de los bienes jan de los delits de receptacion o blan- 37, Se trata en concreto de la normativa contenida en ol Decreto leggede 3 de mayo de 1991 n° 143, convalidado por la ley do de jlo de 1991 n* 197 y postriomente modiicodo por la Ley de 6 de febrero de 1996 n° 52 y por elDecreto legislativade 26 de mayo de 1997 n° 153. ‘38. D. MASCANDARO, Analisi economica, ct, p. 264 2 viene representado por la reciente evolucién del fenémeno de la usura y de su regulacién normati- va, Se trata de un ejemplo especialmente rele- vante porque supone un punto de divergencia sin- gular entre las opciones politico criminales respectivamente seguidas por el legislador italia no y el legislador espaol: mientras que con el nuevo Cédigo penal de 1995 el delito de usura ha desaparecido del ordenamiento penal espatiol, en Ttalia la direcci6n que se sigue es completamente la opuesta, y ha comportado una decisiva valori- zacién de la cantidad e intensidad de la interven- cién del Derecho penal en estos supuestos. La raz6n de ser de este cambio normativo hay que buscarla, una vez més, en la toma de concien- cia de la realidad econémica y criminolégica que subyace a las abstractas previsiones legales: hasta hace pocos afios, efectivamente, la usura venia considerada también en Italia como una forma de “paleocriminalidad econémica” més cercana a la imagen del Shylock del Mercader de Venecia s! kkesperiano que a la realidad de la economfa con- tempordnea. En estos tiltimos afios, sin embargo, Ja usura ha asumido connotaciones particular: mente preocupantes -especialmente (pero no s6- Jo) en las regiones del sur de Itali cuencia, tanto del alto precio del dinero y de la dificultad de recurrir a los normales mecanismos de préstamo bancario, como sobre todo a la en- trada en escena de Ja’ «criminalidad organizada, que mediante este comportamiento ilicito ha aprovechado la oportunidad de faciles y fructife- ras reutilizaciones del capital ilicito, que con fre- cuencia son convertibles en la adquisicién de bie- nes de las victimas, dando lugar a enormes fenémenos de blanqueo», Los economistas -especialmente con relacién a las pequefias empresas- también ven como una «prueba afiadida de la evolucién de la relacién ma- fia-mercado, el paso, como actividad econémica principal, de la extorsién a la usura. La extorsion consiste en privar a la empresa de parte de sus re- Cursos titiles, mientras que la usura supone un me- canismo de estrangulacién de la empresa para apoderarse de ella. Si la mafia est4 pasando real- mente de la extorsi6n a la usura quiere decir que estd pasando de utilizar el mercado a apoderarse de él»4. A la luz de este andlisis resulta evidente el paso desde el modelo de instrumentalizacién de la economia al modelo de control de la misma por parte de las organizaciones delictivas, y esto expli- a, no sélo la reconsideracion por parte de la doc- trina penal de la objetividad juridica de la usura (que ha pasado de incluirse entre los delitos contra en el patrimonio personal a ubicarse entre los de- litos contra el orden econémico), sino también (y sobre todo) la atencién que a este fenémeno le ha otorgado el legislador en estos tiltimos afios. EI delito de usura, previsto ya en la formulacién original del Cédigo Rocco de 1930 (art. 644 CP), ha sido profundamente modificado a lo largo de los aftos 90": entre los dos modelos de tipifica- cion que aporta la experiencia del Derecho com- parado ~uno basado en el aprovechamiento de una situacién personal de necesidad (Alemania, Austria y Suiza) y otro basado por el contrario en la predeterminaci6n legal del limite del interés usurario (Francia)- el legislador italiano ha pasa- do del primer criterio ~que se habia revelado ina- decuado a la evolucién emptrico-criminolégica- al segundo, transfiriendo asi el epicentro del in- terés protegido de las exigencias de solidaridad so- cial a las de garantfa de la libertad de iniciativa econémica y del correcto funcionamiento del mercado®, 6. c) La proteccién del acceso a los mercados reglados. La defensa de la economia legal frente a las in- filtraciones de la criminalidad organizada tiene 39. Gr. on especial S. PROSOOGM, Aspetti ¢ prospetive dello disciplina penole dellvsura, en Riv. trim. dlr. pen. econ, 1995, p.591 7A. Mantis Lo nuova legge sul vsura, Torino, UTET, 1997; M. Betoun, Le opzioni penal in temo di usurer dl codice Rocco alla rforma del 1996, en Rit it. dr. proc. pen, 1997, . 774 5; AA.W. Usura olivia creditiziofinanziari, Mian, Giufra, 2000. 40, S. SoMNARA, en C. PEDRAZZVA. Alzssanon/|. FORTANYS, Seunna/G, SeAcNOIO, Manvale, ci, p. 691. 41, M, Cevtonsin Economia assistta, ct, p. 38.39, y para un andl espectico de la “economia de la usura” p. 47-51. 42, Iniciclmente con el Decreto legge de 8 de junio de 1992 n° 306, modifcado por la Ley de 7 de agosto de’ 1992 n° 356; y posteriormente con La lay de 7 de marzo de 1996 n° 108. ee 43, Un preciso “tetigo” que delaia el cambio de identdad criminolégica del delito se puede identifica sin difcultad on la om plia gama de circunstancias ogravantes especiales que prevé (ort. 644 ap. 5° CP it): efectivamente, junto ala hipétess tradicional “AB. Cr. en este sentido S. Semavans, en C. PeDRazry/A. ALEssANORY/L. fae See tae AeA Monocle, Pp. eee i Be eecle Parto speci, ol 12° ed, Bologno, Zoic, 1997, p. 649.650; A. Assen Concorana ilecto AAEM, ne Pon. ol I Trio, UTET, 1988, p. 412 ss; Panonce Comment afer. 8 | 13 settembre 1982, n. 646 (art. 513 bis ep), on Legisl. pen, 1983, p. 278 ss N, Mazzacwvs,Illecita concorrenza e repressione penale: oxserve- zioni @ proposito del delito di cui allt. 513 bis cp, en Pl. Dir, 1983, p. 471 3%. '49. Cir sobre este punto A. Becca/G.M. Rey, L’economia eriminale, ci, p. 3. ‘50. Sobre este pun ra luchar contra la del cuencia orgat 1da cit. nota 4}, especial pportencia de fortlecer la transporencia de la administracion publica y de las empresas y d ae xtremadamente signifcativas las dedaraciones programéticas contenidas en el Plan de accién po. Imente donde manifiesta que «el Consejo Europeo destaca la im I uto de précticas corruptas cores Gale debncvoncie rgonzada> (crcl punto a 13 dels Ornteiones police). Véons, también en ate sentido os 65 Revista Penal Griminalidad organizada y criminalidad econémica la criminalidad organizada en el seno de la eco- nomfa legal; y tendra mayor capacidad de cumplir eficazmente esta funcién en la medida en que seamos capaces de profundizar de la mano de las ciencias econémicas y criminolégicas~ nuestros conocimientos sobre las caracteristicas y efectivas modalidades operativas de la empresa legal en manos criminales. Se sabe todavia menos ~y también en este cam- po sera necesario profundizar el andlisis~ sobre Jos efectos que la presencia de sujetos (tanto alia- dos como competidores) de tipo criminal tiene en la esfera de los comportamientos empresariales de los sujetos econémicos “legales’. Manteniéndo- nos en el terreno hipotético, no es dificil suponer que a la extraordinaria difusion de la corrupcién observada estos tltimos afios en Italia ~auténtico “gozne” patol6gico de la relacin entre economia, politica y administracién publica, que la impetuo- sa epopeya judicial de “Tangentopoli” ha (quiz) mostrado en toda su dramética amplitud, pero con seguridad no ha podido derrotar o extirpar5!— no le haya sido (0 no lo sea atin hoy) en absoluto extrafia la presencia contaminante de la delin- cuencia organizada en el seno de la economia le- gal. En el estudio de las miiltiples posibles relacio- nes entre criminalidad organizada y criminalidad econémica, existe una dltima direccién investiga tiva -a la cual ya se ha hecho mencién en la intro- duccién- que en el limitado Ambito de este traba- jo solo se puede mencionar como tema que necesita de un mayor desarrollo: se trata de inten- tar averiguar hasta qué punto la actividad econé- mica puede ser, no ya sélo terreno de inversién 0 de reproduccién de la criminalidad organizada nacida fuera ¢ independientemente de ésta, sino fuente de produccién de una particular tipologia de criminalidad (0 bien, de modo mas amplio, de conclusiones del Consejo Europeo de Tampere, que subraya la necesidad de «mejorarse la rrancieras y de la propiedad de las sociedades anénimas» (Recomendacién n. 54). En la misma direccién, en Wali fe de la Cémara de 08 Diputados el 23 de octubre de 1996 (Atti par ido en forma monogréfica: CAMERA 06 DEPUTATL COMMTATO DI STUDI SULLA FREVENZONE DELA CORRUDONE, La lotta alla corruzione, RomaBor, Laterzo, 1998, espec. p. 92 38, donde ~a los Fin dd los fendmenos de corrupcién y del peligro de infitraci6n de la criminalidad organizada- se subraya la neces tideraciones contenidas enol informe presentado al pres Tamentar, Xil legislature, Doc. CXI,n. 1, tombién publ fortolezcan los controles intornos de las soiedades anénimas. 'B1. Chr. En tal sent di Mani Pulite, RomaBari, Laterze, 1999, 185 ss. ilizacién (penal o admis fen exp penal (on i dom, 2000, p. 82 5. ¢ 249 35), y -en un plano més ilegalidad penal) organizada. Nos referimos, natu- ralmente, a las varias y numerosas formas de acti vidades penalmente ilicitas realizadas en las em- presas 0 por éstas, ante las que los ordenamientos juridicos modernos tienden siempre con mas fre cuencia a responder con formas de imputacién di- rigidas a las propias empresas (en el ambito de responsabilidad penal, 0 con mas frecuencia -al menos por el momento de sancién administrati- va)S2. El tema de la responsabilidad penal de las personas juridicas y de los problemas de fondo re lacionados con ella (desde los modelos sanciona- dores a los criterios de imputacién) nos llevari evidentemente demasiado lejos y no puede ser afrontado en estas lineas: desde la limitada pers- pectiva de investigacién aqui adoptada, basada en la comparacién entre criminalidad organizada y criminalidad econ6mica, parece importante, so- bre todo, poner de relieve la irrupcién cada vez més significativa -incluso en el ambito normati- vo- de nuevas tipologias de infracciones penales 0 administrativas que se refieren a estructuras orga- nizadas: hechos ilfcitos estructuralmente (y no 56- lo de eventual u ocasionalmente) de empresa, esencialmente basados en abusos de poder econé- mico: en este sentido son paradigmaticos los su- puestos de ilicito (administrativo) nacidos -pri- mero en el dmbito de la normativa europea y mas tarde en el de la nacional53- en materia de regula- cién de la libre competencia (abuso de posicin dominante en el mercado, acuerdos ilegales, pra ticas restrictivas de la competencia), en los que ni siquiera se plantea el problema (ni tendrfa sentido que se plantease) de dirigir la imputacién a perso- nas fisicas individuales en el seno de la empresa colectiva, y a los que parece adaptarse mejor que a ninguna otra figura delictiva vigente la nocién (juridico-criminolégica) de infracci6n organizada de empresa. . de prevencién lad de eque se (0, por ejemplo, D. Daa PORTA/A. VANNUCG, Un paese anormale. Come la classe politica ha perso l'occasione istrtivo-sancionadora) de las empresas, véanse ~a titulo me jl al ordenamiento italano- las propuestas de la comisign Grosso de reforma dir proc. pen, 1999, p. 642 ss, y en CF. Gross0 (od), Per un nuovo codice penole, val. 1, Padova Ce- .

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