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Alianza Universidad Textos Rondo Cameron Historia econédmica mundial Desde el paleolitico hasta el presente Versién espatiola de: Mercedes Bengoechea, Consuelo Gallego y Nellie Manso de Zifiiga Revision técnica: Pedro Fraile 2. edici6n Prologo de Gabriel Tortella Alianza Editorial Capitulo 7 EL NACIMIENTO DE LA INDUSTRIA MODERNA Al comienzo det siglo xvi varias regiones de Europa, principalmente de Europa ‘occidental, habfan acumulado ya concentraciones considerables de industria rural, ‘aunque no exclusivamente en la actividad textilf"A principios de nuestros afios se~/ tenta se invents un nuevo término para deseribir él proceso de expansign y ocasional: transformacidn de esas industrias: protoindustrializacién. El término se empleé por” primera vez para referirse a la industria del lino de Flandes, Era una industria rural,” ‘on base en casas de campo y organizada por empresarios en Gante y otras ciudades! de feria, qye exportaba su produccién, el tejido de lino, a mercados lejanos, espe~/ cialmente a los del imperio espaol. Los trabajadores, unidades familiares formad: or marido, mujer e hijos, solian cultivar ademds pequeitas parcelas de terreno,/ aunque también compraban articulos adicionales en los mercados. El término se ha! refinado después y se ha extendido en tiempo y espacio a otras industrias similares. / En algunos casos —por ejemplo, la industria de algodén de Lancashire— se ha visto ‘como el preludio de un sistema fabril totalmente desarrollado. En otros, sin embar- ‘20, como en las industrias del lino irlandesas ¢ incluso flamencas, esta transicién no tuvo lugar. Las caracteristicas esenciales de una cconomfa protoindustrial las constituyen! trabajadores dispersos, generalmente rurales, organizados por empresarios urbanos“ (mercaderes-manufactureros) que les proporcionan las materias primas y venden sw’ produccién en mercados lejanos. Los trabajadores deben comprar, cuando menos una parte de sus medios de subsistencia, El lector avispado observard que esta’ . De hecho, se« critica al término «protoindustralizaciém» que es superfluo. Si hay una diferencia’ significativa, esté en el hincapié en los mercados lejanos; la mayoria de la industriay, ‘a domicilio o doméstica abastecia solamente a los mercados locales. “ La protoindustrializacion y los términos relacionados suelen referirse primordial-/ 196 Hctoria econdmica mundial ‘mente a tas industrias de bienes de consumo, especialmente textiles. No obstante, \nntucho antes del advenimicnto del sistema fabril cn Ia industria del algodén existian ‘ya otras industrias altamente capitalizadas, a gran escala, que producfan bienes de capital o intermedios, y a veces, incluso, bienes de consumo. Se ha hablado ya de las manufactures royales francesas (pag. 182): generalmente se hallaban instaladas en arandes estructuras tipo fabrica donde los artesanos cualificados trabajaban bajo la supervision de un capataz 0 empresario, pero sin maquinas. «Protofébricas» simila- res fueron levantadas por terratenientes-empresarios nobles en el imperio austrfaco (Bohemia y Moravia) y en otros lugares. Los grandes terratenientes asumieron tam- bién el papel de empresarios en Ia industria del carbén, explotando las minas situa- ‘das en sus fincas. El duque de Bridgewater, que posefa una mina en Worsley, contrat6 al ingeniero autodidacta James Brindley para que construyera un canal ‘desde su mina hasta Manchester en 1759-61 [Las fundiciones, generalmente situadas ven dreas rurales cerca de las cuales hubiera madera (para el carbén vegetal) y mi- ‘yneral de hierro, empleaban a veces a cientos, incluso miles de trabajadores. Las, Mabores del plomo, del cobre y del vidrio estaban también ffecuentemente organi- \zadas a gran escala, y lo mismo los astilleros. El arsenal de Venecia, de propiedad estatal, que databa de la Edad Media, fue una de las primeras empresas industriales a gran escala de la historia. La compleja organizacion de los asilleros holandeses ‘se ha deserito ya (pag. 145). El gobierno inglés construyé el arsenal de Woolwich, cerca de Londres, y empresarios privados mantuvieron también instalaciones considera- bles en diversos lugares. \ No obstante, aunque estos logros fueran impresionantes, en el siglo XvilI se | vieron eclipsados por el nacimiento de nuevas formas de empresa industrial. Caracteristicas de la industria moderna © Una de las diferencias més evidentes entre las sociedades preindustrial y moder- Yna es el papel relativo de la agricultura, sumamente disminuido en la ditima. La \eontrapartida de esta disminucién de importancia es, por st parte, el enorme au- \mento de produccién de la agricultura moderna, que le permite alimentar a un gran \mimero de poblacién no agricola. Otra diferencia, relacionada con la anterior, es la \elevada proporcién de mano de obra moderna ocupada en el sector terciario o de ~ servicios (especialmente servicios profesionales, en oposicién a servicios domés cos); actualmente la proporcidn es del 50% o més, frente al 30 6 40 % ocupado en las industrias manufactureres y derivadas. Con todo, es ésta una evolucién rela- \tivamente reciente, particularmente notable en la segunda mitad det siglo xx{ Du- Sante el periodo de industrializacién propiamente dicho, que se extiende nis 0 “menos desde comienzos del siglo Xviti (en Gran Bretafa) hasta la primera mitad \del siglo XX, la principal caraecteristica de Ia transformacion estructural de la econo- ~via fue el nacimiento del sector secundario (mineria, manufacturas y construccién), \ique se puede observar en la proporcién tanto de mano de obra especializada como de produccién, Esta transformaciOn se hizo patente por primera vez en Inglaterra, y Iuego en Escocia, por lo que se ha definido a Gran Bretaiia, y con raz6n, como «da primera xnacimionto de la incustra modems 197 Figuna 7.1. La industria inglsa en 1700. (Compdrese con la Fig. 7.11, pd. 220.) nacién industrial». Un término més amativo, pero menos util —xla revolucién industrials—, se ha aplicado a las dltimas décadas del siglo Xvut y las primeras del siglo XIX; como se ver4, este término es tan inexacto como equivoco, y, lo que es ‘més importante, su utilizacion distrae la atencién de ottos tipos de evolucién con- ‘tempordneos en la Europa continental. Si Gran Bretatia no hubiera existido 0 una ola gigantesca Ia hubiese hundido en el océano, Europa (y América) se habrian industrializado igual, aunque de forma diferente. Sin embargo, este capitulo esté 198 Historia econémica mundial dedicado al inicio del proceso de industrializacién en el siglo xvitt en Gran Bretafia (Fig. 7.1). \_ Enel curso de esta transformaci6n, que se puede designar con més rigor, si bien ‘¢* més prosaicamente, como cl «nacimiento de la industria moderna, fueron surgiendo ‘Y gradualmente algunas caracteristicas que distinguen con claridad la industria «mo- \demna» de la «premodernay. Estas son: 1. el uso extensivo de maquinaria mecénica; 2, Ia introduccién de nuevas fuentes de energia inanimadas, especialmente combus- \tibles f6siles; y 3. el uso generalizado de materias que normalmente no se encuen- ~ tran en la naturaleza. Caracteristica relacionada con ellas es la mayor escala de las, empresas en la mayoria de las industrias. Las mejoras mas significativas en la tecnologia tuvieron que ver con el uso de \maguinaria y energia mecénica para realizar tareas que hasta entonces se habfan “hecho de forma mucho més lenta y laboriosa con energia humana o animal, 0 que \no se habfan realizado en absoluto. Maquinas elementales como la rueda, la polea y la palanca, claro esté, se haben usado desde la Antigiiedad, y durante siglos la hhumanidad habia utilizado también una pequefisima parte de la energfa inanimada de Ja naturaleza para impulsar ios baroos de vela y accionar los molinos de viento y de agua para procesos industriales elementales. Durante ol siglo xvitt tuvo lugar un notable crecimiento en el uso de energia hidréulica en industrias como los molinos de sano, procesos textiles y metalurgia, y en los citimos tiempos hemos sido testigos de la proliferacin de una amplia variedad de fuerzas motrices, desde pequeiios motores ~eléctricos de corriente uso doméstico hasta los enormes reactores nucleares. Pero los vavances més importantes en a aplicacién de energia en los primeros pasos de la vindustrializacién supusieron la sustitucién de la madera y el carbon vegetal por el Yeatbén de piedra como combustible, y Ia introduccién de Ta méquina de vapor en la ~mineria, a manufactura y el transporte. De forma similar, aunque durante siglos se habia transformado los minerales metélicos en metales, el uso de halla y de coque en Vel proceso de fundicién redujo enormemente su coste y multiplicé sus aplicaciones vmientras que la de la ciencia quimica creé una multitud de nuevos materiales \ attificiales» 0 sintéticos, La «revolucién industriaby: término incorrecto Probablemente no exista un término del léxico de la historia econémica que haya gozado de més general aceptacién que el de «revolucién industrial», lo cual no cons- tituye ninguna causa de alegria porque el término en si mismo no tiene categoria cientifica y transmite una impresién sumamente engaiiosa de la naturaleza del cam- bio econémico. No obstante, se ha usado durante mas de un siglo para describir el periodo de la historia briténica que fue testigo de la aplicacién de la maquinaria ‘mecénica en las industrias textiles, de la introduccién de la maquina de vapor de James Watt y del «triunfo» del sistema de produccién fabril. Por analogfa, el término se ha aplicado también al comienzo de la industrializacién en otros paises, aunque sin acuerdo general en las fechas. La expresién révolution industrielle se utiliz6 por primera vez en el decenio de El nacimionto dela industia modema_199 1820, cuando escritores franceses que querfan destacar la importancia de 1a meca- nizacién de la industria del algodén francesa que estaba teniendo lugar en Norman- dia y en el norte, la compararon con la gran revoluci6n politica de 1789. En contra de lo que se suele creer, Kat] Marx no ulilizé el término en su sentido convencional. Este adquirié carta de naturaleza solamente después de la publicacién en 1884 de Lectures on the Industrial Revolution in England (Conferencias sobre la Revolucin Industrial en Inglaterra) de Arnold Toynbee. Sin embargo, Toynbee era un refor- mador social, no un especialista; su principal interés era temediar lo que él crefa que era la degradacién moral de ias clases trabajadoras de Gran Bretatia ?. Invitado a pronunciar unas conferencias en Oxford, las dedicd a las interrelaciones de los, acontecimientos econémicos y la politica econémica, especialmente al surgimiento de la politica del laissez-faire, que él consideraba un desastre para los trabajadores. Toynbee no preparé sus conferencias pensando en publicarlas; més bien fueron elaboradas a partir de apuntes tomados por algunos de sus alumnos, después de su prematura muerte en 1883. No obstante, el libro se vendié con rapidez y la expre- sin. capt6 el favor del pablico inmediatamente. Las primeras descripciones del fenémeno hacian hincapié en los «grandes inven- tos» y a la dramética naturaleza de los cambios. Como afirmaba un libro de texto de 1896, «El cambio (...) fue repentino y violento. Los grandes inventos se crearon cn un espacio de tiempo Telativamente corto. (...) En poco més de veinte afios todos Jos grandes inventos de Watt, Arkwright y Boulton se habfan concluido, el vapor se habia aplicado a los nuevos telares y el sistema fabril moderno habja comenzado», descripcién que A. P. Usher caracteriz6 secamente como contenedora de «todas las formas mas acabadas de inexactitud hist6rica» 2, Las primeras interpretaciones tam- bién recalcaron Io que se_suponfa eran las consecuencias negativas de la nueva modalidad de produccién [Aunque se reconocia el crecimiento de la productividad como resultado del uso de energia mecinica y maquinaria la mayoria de los infor- mes destacaban el uso de mano de obra infantil, la desapaticién de oficios tradicio- nales reemplazados por la maquinaria y las insalubres condiciones de vida de las nuevas ciudades fabriles. Durante la mayor parte de su existencia y para la mayoria de la gente, el término «revolucién industrial» ha tenido una connotacién peyorativa. Lo inadecuado del término fue reconocido por importantes especialistas que ob- jetaron su uso, pero fue en vano, Ya en 1919 Usher profetizé: «El término ha conquistado la imaginaciOn y, a pesar de sus connotaciones equivocas ocuparé sin dduda un lugar en la bibliografia»; y luego afiadié: «pero interpretarlo se hace cada vez més necesario» *. En 1924 George Unwin escribi6: «cuando, al mirar hacia atras, vemos que la revolucién ha continuado durante dos siglos y que se estuvo preparando durante otros dos... Podemos empezar a preguntarnos si el término..., * Nuestro objetivo es.. mejorar la gran masa de Ia poblaciéns; Amold Toynbee, Lectures on the Industrial Revolution in Engiand: Popular addresses, notes and ater frogment (1884; rimpreso en Nueva ‘York, 1965), pig, 150. Toynbee era el io del ligeramente ms conocido Arnold J. Toynbee, autor de A Study of Hisory (10 vols, 193454) wg FUER AD von tthe init Kory of Egon (Baton y Nove Yor, 12), 8; 5 id. 200 _Historia aconémica mundlat aunque bastante stil cuando fue adoptado por primera vez, ha resultado el més adecuado» ¢ Las fechas asumidas en las Conferencias de Toynbee —de 1760 a 1820— estaban determinadas arbitrariamente por el reinado de Jorge IIL, periodo acerca del cual tenfan que versar. Algunos estudiosos, conscientes de que la rapidez del cambio habia sido exagerada en los tratamicntos convencionales, propusieron un periodo és largo para la «revolucién», por ejemplo de 1750 a 1850 (igualmente arbitrario), ‘incluso que no tuviera fecha final. Por otro lado, John U. Nef, que calif la idea de revolucién industrial como «esencialmente falsa», hall6, sin embargo, que una -aceleraci6n sin precedentes del progreso industial comenz6, no en 1750 6 1760, sino en el decenio de 1780» °. Walter W. Rostow asumié el descubrimiento de Nef y le dio un aura de precisién incluso mayor al asignar las fechas de 1783-1802 para ‘el adespegue» de Inglaterra (La palabra «despegue» hacia el crecimiento autosos- tenido, acufiada y popularizada por Rostow, es esencialmente un sustituto pseudo- cientifico de «tevolucién industrial» y es igualmente equivoca.) ‘A pesar de estas tentativas tanto de dilatar como de reducir el lapso ocupado por Ia «revolucién», las fechas convencionales recibieron el «imprimatur» de nada ‘menos que wna autoridad como T. S. Ashton, el més eélebre historiador de Ia eco- noma inglesa del siglo xvut. Esto es doblemente parad6jico, porque, por una part, Ashton, a diferencia de la mayoria de sus predecesores, veia el resultado del periodo como un «logro» més que como una «catdstrofer, y por otra no tenia una predilec- ign especial por el término. (Las fechas y posiblemente también el titulo de este libro, fueron elegidas por el editor, para quien era uno més en una serie cronol6gi- c2.) El mismo Ashton escribi6: 7. Requisites y concomitantes de Ia revolucién industrial \ Como escribié Ashton, los cambios no fueron meramente industriales, sino tam- “bign sociales ¢ intelectuales. De hecho, fueron también comerciales, financieros, \agricolas e incluso politicos. En este «tejido sin costuras» que es el cambio histérico Yes dificil asignar prioridades 0 pesos especificos y mas cuando los métodos y las, unidades de medida no son de fiar 0 no existen, pero existen razones para creer * R. H. Tawney, ed., Studies in economic history: The collected papers of George Unwin (Londtes, 1927), pig. 1. 5 john U. Nef, Western civilization since the Renatsance: Peace, war, industry and the ais, pgs. 76, 1200, Nef propuso por primera vez 1785 como fecha incl en «The Industrial Revolution reconsidered», Journal of Economie History, 3 (mayo de 1943), pigs. 1-3. SW. W. Rostow, The stages of economic growth: A non-communist manifesto (Cambridge, 190), ag, 38 "7 8. Ashton, The Inusrial Revolution, 1760-1830 (Oxford, 1948), pg. 2. Et nacimiento de la industria modera_201 que fueron Jos cambios intelectuales los més fundamentales, en el sentido de que/ permitieron o fomentaron los demés. 4 ‘Ya en la Edad Media algunos individuos habfan empezado a considerat las po- sibilidades précticas del aprovechamiento de las fuerzas de la naturaleza (ver pa. 100). Los logros cientificos posteriores asociados a Copérnico, Galileo, Descartes y New- ton (por mencionar slo unos pocos), reforzaron tales ideas. En Inglaterra, la in- fluencia de Francis Bacon, uno de cuyos aforismos fue «saber es poder», llevé a la fundacién, en 1660, de la Royal Society «para el avance del conocimiento de la naturaleza>. Algunos estudiosos contemplan la aplicacién de la ciencia a la industria como /a caracteristica que distingue a la industria moderna. Pero, a pesar de su atractivo, esta visi6n tiene sus inconvenientes, En el alba de la industria moderna, 8 principios del siglo XVit, el cuerpo del saber cientfico era demasiado pequefio y débil para ser aplicado directamente al proceso industrial, cualesquiera que fuesen Jas intenciones de sus partidarios. De hecho, hasta la segunda mitad del siglo XIX, con el flotecimiento de las ciencias quimica y eléctrica, las leorias cientificas no aportaron los cimientos de los nuevos procesos y las nuevas industrias. Es indiscu- tible, sin embargo, que los métodos de la ciencia —en particular fa observacién y la ‘experimentacién— se estaban aplicando (aunque no siempre con éxito) ya en el siglo XVII con prop6sitos utlitarios. Tampoco estas tentativas se limitaron a hombres de formacién cientifica. De hecho, una de las caracteristicas més destacables del vance técnico en el siglo XViIl y principios del siglo xIx fue la gran proporcin innovaciones importantes hcchas por ingeniosos hojalateros, ¢ ingenieros y mecéi cos autodidactas (la palabra ingeniero adquirié su significado moderno en el glo XVI). En muchos casos el término método experimental puede ser demasi formal y exacto para describir el proceso; prueba y error podria ser més apro Pero la voluntad de experimentar y de innovar penetré en todos los estratos de la sociedad, intluso entre la poblacién agricola, tradicionalmente, la mas conservadora y recelosa de las innovaciones. Al igual que fue la primera nacién en industrializarse a gran escala, Inglaterra / fue también una de las primeras en incrementar su produccién agricola. A finales Y del siglo xvi superaba ya a la mayoria de Europa continental en productividad/ agricola, con solamente tin 60 % de sus trabajadores ocupados bésicamente en la” produccién de alimentos. Aunque el nimero real de trabajadores en la agricultura/ continus creciendo hasta mediados del siglo XIX, su proporcién fue descendiendo de forma constante hasta un 36% a principios del siglo XIX, el 22% a mediados del mismo (cuando la cifra absoluta alcanzaba su méximo) y menos de un 10% a comienzos del siglo Xx. Los medios a través de los cuales Inglaterra increment6 su productividad agricola tienen mucho que agradecer a la experimentacién de prueba y crror con nuevos cultivos y rotaciones de cultivos. El nabo, el trébol y otros cultivos forrajeros fueron introducidos desde tos Paises Bajos en el siglo xvi (ver pag. 141) y se difundieron ampliamente en el XVIl. Probabtemente la innovacién agricola més importante antes de que en el siglo XIX se introdujera la agricultura cientifica fue el desarrollo de la Mamada agricultura convertible, que implica la alternancia de cultivos agricolas y pastos temporales (producto frecuentemente de los nuevos cultivos de forraje), en lugar de tener siempre unos mismos tierra cultivable y pastos. Esto supuso la doble 202 _Histora econémica mundtal ventaja de restaurar la fertilidad del suelo, gracias a las rotaciones mejoradas, que inclufan el cultivo de leguminosas, y de permitir un nimero mayor de ganado que producia asi, al tiempo que mis came, leche y lana, més abono para fertlizar. ‘Muchos terratenientes y agricultores experimentaron también la cria selectiva de ganado. Una condicién importante para las rotaciones mejoradas y Ia erfa sclectiva fue ‘el cercado y la consolidacién de explotaciones dispersas (Fig. 7.2). Con el sistema tradicional de campo abierto resultaba dificil, cuando no imposible, que los nume- 100s participantes legaran a un acuerdo sobre la introduccién de nuevos cultivos © rotaciones, y con el ganado pastando en rebailos comunes era igualmente dif conseguir una raza seleccionada. Sin embargo, el cercado, a pesar de sus fuertes alicientes, tenfa mucha oposicién, sobre todo entre labradores y colonos que no tenfan derecho de propiedades en el campo abierto, sino solamente derechos con- suetudinarios para que uno o dos animales pacieran en el pasto comunal. Los cer- ‘camientos més famosos fueron los llevados a cabo por las actas parlamentarias entre 1760 y el final de las Guerras Napolesnicas, ya que fueron éstos los.que mayor protesta escrita suscitaron (Fig. 7.3). El coreamiento por acuerdo privado, sin em- argo, se habia venido dando casi de forma continuada desde la Edad Media, y fue especialmente activo a finales del siglo xvily las primeras seis décadas del silo XVII. Para entonces la mitad o més de la tierra cultivable de Inglaterra estaba ya cercada, \_ El nuevo paisaje agricola que surgié para reemplazar los pueblos nucleares ro- \deados de sus campos abiertos consistfa en explotaciones apretadas, consolidadas y ~eercadas (con muros, vallas 0 setos), basicamente entre los 100 y 300 acres. Conco- ‘Vmitante con el proceso de cercamiento y mejora tecnolégica, surgié una tendencia Veradual hacia explotaciones mayores. En 1851, aproximadamente un tercio de la superficie cultivada estaba en explotaciones mayores de 300 acres; las explotaciones \vmenores de 100 acres suponian solamente el 22% de la tierra. Aun asi, los ocu- ~pantos de pequefias explotaciones casi doblaban a los otros en mimero [La razén vide esto es que los pequefios agricultores eran ocupantes-propietarios que Taboraban eon la ayuda de mano de obra familiar; los agricultores mayores eran arrendatarios ~capitalistas que arrendaban las tierras por dinero en metilico y contrataban traba- ~vjadores agricolas sin tierra, Solia pensarse que los cercamienios «despoblaronm el ‘veampo, pero de hecho las nuevas técnicas de cultivo asociadas a ellos en realidad vaumentaron la demanda de mano de obra. No fue sino hasta ta segunda mitad det \ siglo XIX, con la introducciOn de maquinaria agricola como trilladoras, cosechadoras vy arados de vapor, que el mimero absoluto de la mano de obra agricola comenzé a \disminuir. \ “Mientras tanto, la creciente productividad de la agricultura inglesa le permitié Valimentar a una poblacién pujante a niveles de nutricién que ascendian de forma Seonstante. De hecho, durante un siglo aproximadamente, desde 1660 hasta 1760, \produjo un excedente para la exportacién antes de que Ia tasa de crecimiento de la poblacién sobrepasara la tasa de aumento de productividad. La relativamente pr6s- pera poblacién rural, més especializada y orientada hacia el comercio que la mayoria, \de los campesinos del continente, proporciond asimismo un mercado dispuesto a acoger bienes manufacturados que iban desde los aperos agricolas hasta productos de consumo tales como ropa, objetos de peltre y porcelana. La comercializacién de Ficuma 72 Cercamientos. Los eampos aberios que rodeaban el pueblo de Imington, en las Midlands inglosas, fueron cereados en 1778. En esa fotografia aérea de los ahoscincwena todavia pueden verse fos s17cas de as egmposabierios medievles. Compéresecon el mapa del pueblo de Shilboute deta flgura 3. {De Medieval Eogland: An Acrial Survey, de M. W. Beresford y J. K.S. St. Joseph. Copyright 1909, Cambridge Univerity Press. Reproduceiin autorizada.) la agricultura reflejaba un proceso general de comercializacién que se daba en toda! la nacién. Ya a finales del siglo XVII el comercio exterior inglés per cépita superaba’ al del resto de las naciones a excepcidn de los Pafses Bajos, y Londres habia desa-! rrollado una organizacién financiera comercial notablemente refinada que empezaba* a rivalizar con Amsterdam. Entre 1688 y 1801, mientras que la participacién de la’ agricultura en la renta nacional baj6 dei 40 al 32,5 % y la de la minerfa, manufac-! turas y construccién se elev6 tan s6lo del 21 al 23,6 %, 1a participacién relativa del‘ comercio y del transporte aument6 del 12 a 17,5 %, un incremento de-casi el 50 %.4 ‘Ya en el siglo XVI Londres habia comenzado a funcionar como un «polo de crecimiento» para la econom{a inglesa. Sus ventajas eran tanto geogréticas como politicas. Los romanos habfan elegido para emplazar la ciudad el punto més bajo del curso del Témesis en el que podia construirse un puente sobre el rio y la red de carreteras que construyeron, centrada en Londres, fue todavia de utilidad para la economia inglesa del siglo XVI y siguientes. Del mismo modo, el «remanso» de Londres era el punto més alto del curso del Témesis accesible para los navios y la ciudad se habia construido en el puerto més importante de Inglaterra ya en la Edad 206 Historia econdmica munctat Porcentje de terra de cutive en campo abierto Porcense de era bala cecada por Acta cercada por Acs Parla, h 1780-1830.” Pafametarin SD-1830" = 59,9 HB is de20 HB 400-199 MM 50-199 10 399 GH 100-149 (HM 290-259 EE 50- 99 109-199 = 00- 49 3 op- 99 Figuea 7.3. Los tikimos cercamientos en Inglaterra, Media. La situacion de la capital de la nacién en Westminster, a poca distancia rio arriba de la Ciudad de Londres, con la que acabarfa fundiéndose, increments tanto la riqueza como ta poblaciGn de la metrépolis. El crecimiento de la poblacién fue cextremadamente répido en los siglos XVI y XVI, y en 1700 Londres habia aleanzado © posiblemente sobrepasado a Parfs, anteriormente la ciudad més grande de Europa ‘Comercializacién y desarrollo de la organizacién financicra de la nacién se in- luyeron entre sf. Los orfgenes del sistema bancario. inglés son oscuros, pero en los aiios que siguieron a la Restauracién de 1660 varios orfebres importantes de Londres empezaron a funcionar como banqueros, Emitfan recibos de depésito que circulaban como billetes de banco, y concedian préstamos a empresarios solventes. La funda- ‘in del Banco de Inglaterra en 1694, con su monopolio legal de banco de capital conjunto, forzé a los bangueros privados @ abandonar sus emisiones de billetes de banco, pero continuaron funcionando como bancos de depésito, aceptando y des- Etnactmiento de la Industria modoma_206 Ficuna 74. Moneda conmemoratva. «John Wilkinson, Fundidors acuné moneda conmemorativa an- 1 para proporcionar una circuacion moncaria local come para anunclarse (y no cabe dude de que también para saisfacr su ego). (Reproducido por corsa de! Ptronaio del British Museum.) contando letras de cambio. Mientras tanto, aunque los «corredores de dinero» (b70- kers), abogados y ricos mayoristas levaban a cabo algunas funciones bancarias ele- ‘mentales, como descontar letras de cambio y remitir fondos a Londres, el resto de las provincias permanecicron sin instalaciones bancarias oficiales. E! Banco de In- glaterra no abri6 sucursales y sus billetes de banco (de gran valor) no circulaban fuera de Londres. Ademés, ia Real Casa de la Moneda era extremadamente inefi- «az; el valor de sus monedas de oro era demasiado grande para scr util al pagar salarios o eqmercializar al por menor, y acuié muy pocas monedas de plata o cobre. Esta ausencia de moneda pequefia movi6 a la empresa privada a llenar este vacio: industriales, mercaderes ¢ incluso taberneros emitieron vales y moncdas que cubrian las necesidades de la circulacin monetaria local (Fig. 7.4). De estos diversos orige- nies surgié la institucin de los sbancos rurales» (es decir, cualquier banco que no ‘stuviera localizado en Londres), cuyo crecimiento fue sumamente répido durante la segunda mitad det siglo Xvi; en 1810 habfa casi ochocientos. La euforia engendrada por Ia Revolucién Gloriosa tuvo como consecuencia la ereacién de varias sociedades anénimas en el decenio de 1690, algunas de ellas, como el Banco de Inglaterra, con estatutos reales y concesién de monopolio. (La ley de aquella época era ambigua en la cuestiGn dé organizacién de los negocios.) ‘Tras el venturoso final de la Guerra de Sucesién espafiola, inunds cl pais una euforia similar que culminé en el alza financiera especulativa conocida como la Burbuja det ‘Mar del Sur. El episodio recibié este nombre de la Compafia del Mar del Sur, a la que en 1711 se concedi6 sobre el papel el monopolio del comercio con el imperio espaiiol, aunque Ia razén verdadera de su creacién fue reunir dinero para que el gobierno pudiera continuar la guerra. (Una locura especulativa similar tuvo lugar fen Francia al mismo tiempo. Llamada la Burbuja del Mississippi, fue inspirada por un aventurero financiero escocés conocido por el nombre inverosimil de John Law, que persuadié al duque de Orleans, regente del rey nifio Luis XV, de que le per- £206 _ Historia econémica mundial mitiera formar un banco, la Banque Royale, as{ como una compafia para explotar las posesiones francesas en Norteamérica, conocida por entonces como Mississippi.) La burbuja estallé en 1720, cuando el Parlamento, a requerimiento de la Compaiia, del Mar del Sur, aprobé el Acta de la Burbuja /Bubble Act]. El acta prohibfa la formacién de sociedades anénimas sin la autorizacién expresa del Parlamento, que se mostré bastante reacio a concederlas. Como resultado, Inglaterra entré en su ‘«revoluci6n industrial» con una barrera legal contra la forma de organizat los nego- ios con capital comin (0 colectivo), condenando a la mayoria de sus iniciativas industriales y de otros tipos a ser asociaciones o simples empresas. La cuestién de si esta restriccin obstaculiz6 la industralizacién inglesa se ha debatido extensamen- te; en cualquier caso, no fue un obstéculo insalvable. El Acta de la Burbuja acabé siendo revocada en 1825, Otra consecuencia importante, ya apuntada (pag. 188), de la Revolucién Gloriosa fue el emplazamiento definitive de las finanzas piblicas del reino en manos del Parlamento, lo que redujo significativamente el coste de la deuda piiblica y, por tanto, liberé capital para la inversién privada. El sistema de impues- tos, si bien sumamente regresivo (es decir, gravaba proporcionalmente més a la poblacién de ingresos bajos que a ls ricos), permits asimismo, precsamente por Vserlo, la acumulacién de capital para invertir.[Si buena parte de esa acumulacién “fue directamente a la industria es algo mas discutible, ya que la mayorfa de las ~vempresas industriales fueron creciendo poco a poco por medio de la reinversién de “beneficios. Indirectamente, sin embargo, por medio de las inversiones en infraes- “tructura, especialmente en transporte, el capital contribuy6 de forma importante al proceso de industrializacion, El movimiento de grandes cantidades de mercancfas voluminosas y de bajo valor, como el dei grano desde el campo hasta los erecientes mercados urbanos, el de la madera para la construccién y el del carbén y los minerales desde las minas hasta las fundiciones, requeria un transporte barato y fiable. Antes de la era del ferro- carril fucron las ratas fluviales las que proporcionaron las arterias de transporte mis econsmicas y eficaces. Gran Bretafia debio gran parte de los comienzos de su pros- peridad y su primacia en fa industria moderna a su condicién de isla, que no sola- mente le concedié una proteccién précticamente gratuita contra los trastornos y la Gestruccién de las guerras continentales, sino que también le proporcioné un trans porte barato. Su vasto litoral, excelentes puertos naturales y la abundancia de co- rrientes navegables eliminaron en gran parte la necesidad del transporte terrestre, que obstaculizaba el crecimiento del comercio y ta industria en el continente. ‘Aun gozando de estas ventajas naturales, la demanda de una mejor infraestruc- tura de transporte aument6 en Gran Bretaiia con rapidez. En los treinta afios com- prendidos entre 1660 y 1689 se aprobaron quince actas privadas del Parlamento para Imejoras en los ios y puertos; de 1690 a 1719, cincuenta y nueve (ineluyendo algunas para la construceidn de carreteras), y de 1720 a 1749, ciento treinta. La década de 1750 fue testigo del advenimiento'de la época de los canales, durante la cual se construyeron vias navegables para conectar rios entre si 0 minas con sus mercados. En ocasiones la construccién de un canal representaba una proeza de ingenio que se servia de acueductos y ttneles subterréneos. En conjunto, entre 1750 y 1820 se afiadieron a las 1.000 existentes 3.000 millas mas de vias navegables, principalmente canales, con un coste de 17 millones de libras esterlinas (Fig. 7.5). Por medio de Elnacimionto 60 ta industia modema_207 Caml anche > Gara enreeho = he naesble A Leake tiveroo! 3 ewe © Bailgenner D Rockdale B Hedderslt F Ave-Caler G Werver H Teese J. Grand Tonk K Loughborough © Contney 1 Saloni Worceserhire 1 Warwist Birmingham P TiessSerer R Oxtond S$. Grand Junction 1 Kener Avon Ficura 75, Navegacién interior. Figuna 7.6. Careteras en 1770. sos canales y rios navegables se conectaron entre s{ y también con todos los puertos principales, iodos los centros importantes de produccién y consumo. Las empresas de canales se organizaron como compaitias privadas lucrativas instituidas por acta parlamentaria (una excepcién importante al objetivo del Acta de la Burbuja), que ‘cobraban peaje a las embarcaciones independientes, a los explotadores de barcazas ¥, a veces, explotaban sus propias flotillas de barcazas alquilindolas. El nacimiento dela Industria modema 209 La red de canales y rfos navegables de Gran Bretafa fue extremadamente eficaz para su época, pero aun asf no satisfizo la demanda de transporte interior. Tradi- Ja méquina de vapor, su ilustre compatriots Adam Smith relataba en Wealth of < © Nations [La riqueza de las naciones] cl gran aumento en la productividad obtenido fen una fébrica de alfileres sencillamente con Ia especializacién y la divisién del trabajo. En algunos aspectos, la fdbrica de alfileres de Smith puede considerarse > como emblema de las diversas industrias dedicadas a In produccién de bienes de * consumo, desde objetos sencillos,.como ollas y eacerolas, hasta los més complejos, como relojes de pulsera y de pared. . ‘Otra industria representativa fue la manufactura de la cerdmica. La introduccion de ta porcelana de China desembocé en que se pusiera de moda entre los ticos para susttuir a la vajilla de oro y plata, ala vez que suministr6 un modelo para objetos mas précticos. Simulténeamente, la creciente popularidad del 16 y del café y el aumento de los ingresos entre las clases medias les llev6 a prefer Ia vajilla de pporcelana hecha cn cl pais a los cuencos y servicios de mesa de madera 0 peltre, Al igual que er. la industria del hierto, el creciente precio del carbn vegetal indujo 2 la industria de In cerdmica a concentrarse on dreas bien provistas de carbon de piedra. Staffordshire se convirtié en el lugar preeminente de esta industria, produ- ndo cientos de pequeiios maestfos alf para el mercado nacional. Aunque algunos de los més progrtists, como Jonah Weidgwood, introdujeron el us0 de macines dde vapor para moler y’mezclar las materias primas, en su mayoria dependian de una divisién general del trabajo para aumentar la productividad. * ‘También Ia industria quimica kxperiments una expansién y diversificacién im- portantes. Algunos de los avances fueron consecuencia del progreso de las ciencias quimicas, especialmente el asociado al quimico francés Antoine Lavoisier (1743-1794) Y sus discipulos, pero surgicron mas de los experiments empiricos de los fabricantes de jabén, papel, vitio, pintuas, fntes y textiles, cuando intentaon hacer frente a la escasez de materias primas. Es mis que probable que en el siglo XVI los quimi- cos aprendieran de las industria que utilizaban productos qumicos, tanto como éstas se beneficiaron de su ciencia, (Lo mismo puede decirse de otras ciencias.) El dcido sulfirico, una de las sustancias quimmicas més versitiles y ampliamente uti das, constituye un buen ejemplo. Aunque ya era conocido por los alquimistas, su produccién era tan cara como peligrosa por sus propiedades corrosivas. En 1746 John Roebuck, industrial que también habia estudiado quimica, ide6 un proceso de produccién econémico utilizando cémaras de plomo; en asociacién con otro indus- trial, Samuel Garbett, inicié la produccién de fcido sulfGrico a escala comercial Entré otros usos inmediatos, su producto se emples como agente decolorante en la industria text en lugar de leche agria, manteca, orina y otras sustancias naturales, El dcido sulfirico fue reemplazado a su vez en Ia década de 1790, cuando firmas «escocesas introdujeron el gas de cloro y sus derivados como agente decolorante, un descubrimiento del quimico francés Claude Berthollet. Para entonces, sin embargo, ya se habfan descubierto muchos otros usos industrials. Otro grupo de productos quimicos ampliamente utilizado en los procesos indus- 218 Historia econémica uncle! triales fue el formado por los élcalis, especialmente la sosa céustica y la potasa. En el siglo xvi éstas se producfan quemando materia vegetal, especialmente varec y barilla, pero como la oferta de estas algas marinas era poco eldstica, se buscaron nuevos métodos de produccién. Fue otro francés, Nicholas Leblanc, quien descubrié en 1791 un proceso para producir dlealisutilizando cloruro de sodio o sal comin. Al igual que la decoloracién base de cloro de Berthollet, el proceso de Leblanc se aplic6 comercialmente por primera vez.en Gran Bretafia. Esta «sosa artificial», como fue llamada, tenia muchos usos industriales en la fabricacién de jabén, vidrio, papel, pintura, cerdmica y otros productos, y producta asimismo otros valiosos productos derivados, como el écido clorhtdrico. La industria del carbén, cuyo crecimiento se habia visto estimulado con la esca- sez de madera para combustible, y que a su vez habia propiciado la invencién de Ja maquina de vapor, continus siendo en su mayor parte una industria basada en el trabajo sumamente intensivo, si bien también requerfa mucho capital. Sus productos derivados también se revelaron tities. El alquitrén de hulla, subproducto del proceso del coque, sustituy6 al alquitrén natural y la brea para los pertrechos navales cuando las Guerras Napole6nicas cortaron el abastecimiento del Baltico, y el gas de hulla ilumind tas calles de Londres ya en 1812. ‘También fueron las minas de carbén las responsables de los primeros ferrocarri- Jes en Gran Bretaiia. Cuando las minas se hicieron més profundas, con largos ti neles subterréncos, mujeres o nilios, a menudo las esposas ¢ hijos de los mineros, Hevaban el carb6n a rastras hasta la galeria principal, para alli subirlo. En el decenio de 1760 se usaron ponies en los subterréneos de algunas minas, y éstos no tardaron cn tirar de carros con ruedas sobre vias de chapa metilica, y por iltimo sobre rafles de hierro fundido o forjado. Ya antes, en el siglo xvi, se habfan usado vias y rafles en la superficie, en la proximidad de las minas, para facilitar el acarreo, siendo caballos los animales de tiro més usuales. En las grandes regiones mineras del estua- rio del rfo Pyne, en las cercantas de Newcastle, y en el sur de Gales, los rafles se ‘extendieron desde las minas hasta los embarcaderos que habia a lo largo del rio 0 ala orilla del mar, hacia los cuales descendian las carretillas lenas de carbén por su propio peso. Estas, una vez vacias, retornaban a las minas tiradas por caballos y, €n los primeros afios del siglo XIX, por medio de méquinas de vapor fijas que tiraban de ellas mediante cables. Cuando se utiliz6 con éxito la primera locomotora ‘en Gran Bretafa, habia ya varios cientos de millas de vias férreas. La locomotora de vapor fue el producto de un complejo proceso de evoluciin ‘con muchos antecedentes. Su antepasado més importante era, claro est, la méquina de vapor mejorada por James Watt, aunque la méquina-de Watt era ain demasiado ‘grande e incmoda y no generaba suficiente energia por unidad de peso como para ser itil a las locomotoras. Por otra parte, el mismo Watt se oponia al desarrollo de Ja locomotora a causa de su peligro potencial y disuadi6 a sus ayudantes de que trabajaran con ella. Mientras estuvo en vigor su patente para el condensador inde- pendiente (hasta 1800), se impidi6 su progreso efectivo. Pero, ademés de la propia maquina de vapor, el disefio y la construccién de las méquinas locomotoras requeria cl desarrollo de méquinas herramientas precisas y potentes. John Wilkinson, cuya méquina taladradora permiti6 a Watt la construccion de la suya de vapor, fue uno de los mismos ingenieros y fabricantes de méquinas que brillaron en esta faceta Ei nacimiento dota indusiia moderna_249 Otro fue John Smeaton (1724-92), fundador de la profesién de ingenieros civil, cuyas, innovaciones Hlevaron la eficacia de las ruedas hidréulicas y las méquinas de vapor atmosférico a su punto méximo, y uno més de esta galerfa, Henry Maudsley (0771-1831), inventé hacia 1797 un toro cortatornillos con corredera de apoyo que hizo posibie la produccién de piezas metélicas exactas. Richard Trevithick (1771-1833), un ingeniero de minas de Comualles, fue el constructor de la primera Jocomotora que funcioné en 1801. Trevithick utiliz6 una méquina de alta presién (a diferencia de Watt) y disei su locomotora para que se ‘moviese por caminos corrientes. Aunque técnicamente funcionaba, esta locomotora no result6 un logro cconémico porque los caminos no podian soportar su peso. En 1804 construy6 otra locomotora, ésta destinada a correr por una corta via férrea de ‘una mina en la cuenca minera del Sur de Gales; una vez més, aunque la locomotora funciond, los ligeros rafles de hierro fundido no pudieron soportar el peso. Tras varios intentos parecidos, Trevithick se dedicé a la construccién de méquinas de bombeo para las minas de Cornualles, campo en el que obtuvo éxitos importantes. ‘Aunque muchos otros ingenieros, como John Blenkinsop, contribuyeron al de- sarrollo de fa locomotora, fue George Stephenson (1781-1848), un autodidacta, el que alcanz6 el éxito mas notable. Empleado como constructor de méquinas en el distrito minero de Newcastle, en 1813 llev6 a cabo una maquina de vapor fija que se servia de cables para hacer regresar las carretillas de carbén vacias hasta la mina desde los muelles de carga. En 1822 convencié a los promotores del proyecto de linea férrea entre Stockton y Darlington, trayecto minero, para que utilizaran trac- ci6n de vapor en lugar de caballos, y en su inauguracién, en 1825, él personalmente condujo una maquina de diseito propio. La linea Liverpool-Manchester, considerada generalmente como la primera linea de ferrocarril de transporte, se inauguré en 1830. Todas sus locomotoras fueron disefiadas y construidas por Stephenson, cuyo «Rocket» (4Cohete») habfa ganado las famosas pruebas de Rainhill el afio anterior. Diversidades regionales En este resumen del nacimiento de la industria moderna los términos Gran Bre- tana € Inglaterra se han venido utilizando mas 0 menos indistintamente, La mayoria de los primeros estudios de Ia llamada revolucién industrial se concentraban sola- mente en Inglaterra. Sin embargo, es importante reconocer las grandes variaciones regionales de la industrializacién dentro de Ia propia Inglaterra, asi como los difc- rentes cursos que siguieron Ios cambios econémicos dentro de las distintas partes, constitutivas del Reino Unido de la Gran Bretafia e Irlanda. Dentro de Inglaterra, el ritmo de cambio diferencial vino claramente marcado desde el principio por la importancia de las cuencas mineras, localizadas principal- mente en el noreste (especialmente en Tyneside) y las Midlands, aunque Lancashire poseyera también importantes yacimientos (véase Fig. 7.11). Lancashire, aunque también tenfa una industria importante de vidrio y productos quimicos, se convirtié précticamente en sinénimo de algodén, ocupando la industria de éste también un lugar importante en las Midlands det este (Derbyshire y Dottinghamshire). La in- dustria del hierro y sus diferentes ramas de producci6n se concentraron en las Mid- arden Ficuna 7.1. La dndustia ingles en 1800 lands del oeste (Birmingham y el «Black Country», Shropshire), el sur de Yorkshire (especialmente Sheffield) y el noreste (especialmente Newcastle, que también era un centro de industria quimica). Las industrias laneras tendieron a concentrarse en el West Riding de Yorkshire (especialmente Bradford y Leeds) a costa de los centros preindustriales de East Anglia y cl West Country, més antiguos. Staffordshire mo- nopoliz6 practicamente la industria de la cerémica y también albergaba importantes fundiciones de hierro. Cornualles continué siendo la fuente mas importante de es- El nacimiento de la industria moderna 224 ——$—— aan en ria cio 22 tafio y cobre, pero tenfa pocas industrias manufactureres. El sur, por su parte, a excepeién de la pujante metr6polis de Londres, con sus diversas industrias de bienes de consumo (especialmente cerveza), sigui6 siendo primordialmente agricola, aun- {que no por ello necesariamente pobre; tenfa el suelo més fértil, la organizaci agraria més avanzada y centros urbanos en crecimiento; la boyante demanda de alimentos aseguraba a los agricultores y terratenientes del sur buenos beneficios para su trabajo y su capital. En cambio, el extremo norte y el noroeste, esencialmente dedicados al pastoreo, se quedaron atrés respecto a otras regiones en ingresos y riqueza. Gales, conquistada por los ingleses en la Edad Media, habia sido tratada siempre més 0 menos como un pariente pobre. En la segunda mitad del siglo XVII las vastas cuencas mineras del sur de Gales sentaron las bases de una gran industria del hierro que para 1800 producfa un cuarto de Ia produccién briténica; con todo, esta indus- tria, al estar orientada al comercio de exportacién, apenas dio pie a industrias de- dicadas a procesos derivados. La isla de Anglesey contenia importantes minas de cobre, pero la mayor parte del mineral se fundia en el sur de Gales, cerca de ‘Swansea. El noroeste del'pats, contiguo a Chesire y Lancashire, pudo aprovechar ligeramente Ia abundancia de sus industtias; sin embargo, Ia mayor parte del intc- rior, montafoso y poco fértil, permanecié pobre y dedicada al pastoreo. Para los ambiciosos galescs el camino hacia la fama y la fortuna pasaba por Inglaterra y Escocia. Uno de los que lo emprendié fue Robert Owen, que se hizo rico con la industria del algodén en Manchester y New Lanark, dedicéndose el resto de su larga vida a causas filantrOpicas y humanitarias. Escocia, a diferencia de Gales, mantuvo su independencia de Inglaterra hasta la lunidn voluntaria de sus parlamentos en 1707. A mediados del siglo XVI, sin em= bargo, Escocia era un pafs pobre y atrasado. La mayorfa de su dispersa poblacién se dedicaba Wodavia a una agricultura casi de subsistencia, y en grandes zonas de las Highlands el sistema tribal de organizacién econémica y social permanecié intacto. Con todo, en menos de un siglo Escocia se puso, junto con Inglaterra, al frente de las naciones industriales del mundo. Con una poblacién siete veces menor que la de ésta, Escocia producia mas de una quinta parte del valor de los tejidos de algodén y més de una cuarta parte del hierro en lingotes. La Carron Company, fundada en 1759, fue la primera industria del hierro integrada a gran escala que utilizé coque en todo el mundo. Muchos de os mas importantes innovadores y empresarios de las industrias quimicas y de maquinaria fueron, asimismo, escoceses. En resumen: la transformacion de Escocia, de ser una economia doméstica atrasada a convertirse en una de las primeras economfas industrales, fue mucho més espectacular que la contempordnea industrializacién de Inglaterra. Las razones de la sobresaliente transformacién de Escocia se han debatido con frecuencia. Su tinico recurso natural de importancia eran sus yacimientos de carbén (cntremezclado con mineral de hierro de «banda negra») en la estrecha franja de las Lowland comprendida entre ios estuarios del Forth y del Clyde, érea que sus- tentaba la mayoria de 1a poblacién urbana de Escocia y casi todas sus industrias ‘modernas. La integracién de Escocia en el imperio briténico en 1707 le dio acceso. en adelante no s6lo a los mercados ingleses, sino también a Jos de las colonias inglesas de Norteamérica y otros lugares, lo cual contribuy6 sin duda a la aceleracién 222 Historia econémica mundial del ritmo de la vida econémica. El sistema educativo det pais, desde sus escucias parroquiales hasta sus cuatro antiguas universidades (comparadas con las s6lo dos de Inglaterra), cre6 una poblacién desacostumbradamente instruida para la época. De forma similar, el precoz sistema bancario de Escocia, completamente distinto del de Inglaterra y précticamente libre de la regulacién del gobierno, permitié a los ‘empresarios escoceses un acceso relativamente facil al crédito y al capital, Para terminar, no deberia perderse de vista el hecho de que Escocia se mantuvo sin una administracién politica propia, dejando aparte los gobiernos locales, desde el Acta de Unién hasta 1885, Aunque aquellos que pensaban que un gobierno especifica- mente escocés podria haber tomado iniciativas més vigorosas y eficaces para pro- mover el crecimiento econémico deploraban esta situacién, es posible que la ausen- cia de un gobierno central en Escocia fuera en el fondo una bendicién, Irlanda, en triste contraste con Escocia, apenas consiguié industrializarse. Los ingleses trataron a Irlanda, casi més que a Gales, como una provincia conquistada. ‘Si fue ésta 0 no la razén principal, 0 incluso determinante, del destino de Irlanda no se discutira aquf. El hecho es que la poblacién irlandesa, como la de Gran Bretaiia, se multiplies por algo mas de dos entre mediados del siglo xvi y 1840, pero sin una urbanizacién o industrializacién apreciable. Cuando la desastrosa ham- ‘bruna de la patata se hizo sentir a mediados de la década de 1840, Irlanda, en menos de una década, perdi un cuarto de su poblacién a causa del hambre y la emigraci6n, Aspectos sociales de tos principios de Ia industrializacién El cuadro 7.1 indica la poblacién aproximada de Gran Bretafia y la de Inglaterra y Gales entre las fechas de 1700 y 1850. Las cifras muestran el répido aumento de la poblacién durante Jas primeras etapas de 1a industrializacién; un andlisis més detallado mostraria que la poblacién comenz6 a crecer en la década de 1740 tras haber permanecido précticamente estancada en la primera mitad del siglo, que la tasa de crecimiento se accler6 en la década de 1780 y que alcanzé su méximo en la ‘década 1811-20, para declinar después ligeramente hacia 1850. Gran Bretaiia parti- cip6 de pleno en la tercera logistica de Europa y posiblemente, la di ‘Que el crecimiento de Ia poblacién no estuvo relacionado sinicamente con el proceso de industrializacién se basa en el hecho de que fue un fenémeno general en Europa, no reducido a Gran Bretafa y otras naciones industralizadas. Por otra parte, serfa incorreeto decir que no hubo relacién; los destinos opuestos de Gran Bretafia ¢ Irlanda en las décadas de mediados del siglo xix sugieren que la indus- trializaci6n fue, cuando menos, un factor que permitis el crecimiento sostenido de Ia poblacion. ‘Los mecanismos de crecimiento que tuvieron lugar en el siglo XvuIt no se cono- cen bien del todo, en gran parte por la carencia de suficiente informacién detallada. Es posible que la tasa de natalidad se elevara de algin modo gracias a a disminucién de Ia tardanza en contraer matrimonio, a medida que el crecimiento de las industria de taller y de fabrica fue permitiendo a las parejas jvenes establecer sus hogares sin tener que esperar a poseer una granja o terminar un aprendizaje. Més probable ‘adn es que la tasa de mortalidad decreciera a causa de varios factores interrelacio- El nactento do la insta modema_223 CuADRO 7.1. Poblaciones de Inglaterra y Gales y Gran Bretaiia, 1700-1850 (en zillones). 17001750 1800 1850 Inglaterray Gales 586292 Gran Brewin = 14 107 06 ‘em RB. Michel yP. Dean, Abst of Bish Historia Si "ie (Cage, 192, nados: la introduccién de la préctica de Ia inoculacién contra la viruela a principios del siglo y la vacunacién desde 1798, los avances en los conocimientos de medicina y el establecimiento de nuevos hospitales y, Io que es més importante, un aumento en el nivel de vida, a Ia vez causa y consecuencia del crecimiento econémico. El progreso en la agricultura trajo consigo mas abundancia y variedad de alimentos, mejorando la nutricién; el aumento de la produccién de carbén hizo mis célidos los hhogares; la produccién del jabén, que se dobls en la segunda mitad de siglo, indies tuna conciencia mayor de la higiene personal y, junto con el enorme aumento de la produccidn de tejido de algodén barato, contribuy6 a niveles més altos de limpieza, La inmigracién y la emigracién también afectaron al total de la poblacién. A lo lo XVIil y principios del XIX las mayores oportunidades coonémicas de Inglaterra y Escocia atrajeron a los hombres y mujeres irlandeses, ya fuera temporal © permanenteiente, incluso antes de la enorme cortiente provocada por la ham- bruna de la patata. También llegaron refugiados politicos y religiosos de Ia Europa continental. Por otra parte, més de un millén de ingleses, escoceses y galeses aban- donaron susthogares con destino a ultramar durante el siglo xvi, principalmente a las colonias briténicas; la mayoria fueron en busca de mejores oportunidades ¢co- ‘némicas, pero otros —deudores encarcelados y otra poblacién penitenciaria— fue- ron deportados a la fuerza a América y, més tarde, a Australia. Haciendo un ba- lance, Gran Bretaria probablemente perdié més de lo que gané con la migracién internacional del siglo XVII ‘Més importante todavia para el proceso de crecimiento econémico fue la migea- ‘ign interna, que alters enormemente la localizacién geogréfica de Ia poblacién. La mayoria de esta migracién se dio en distancias relativamente cortas, desde el campo hasta las dreas industriales en expansi6n pero esto, unido al aumento de las tasas de crecimiento natural, produjo dos cambios notables en la distribucién espacial de la poblacién: primero, un desplazamiento de la densidad, del sureste al noroeste, y segundo, un aumento en la urbanizacién. ‘A principios del siglo xvi el grueso de Ia poblacin de Inglaterra estaba con- centrado al sur del rio Trent, y gran parte de él en unos doce condados en la punta sureste del pais; Gales y Escocia estaban mucho menos densamente pobladas que Inglaterra. Al inicio del siglo x1x el condado més densamente poblado fuera del rea metropolitana de Londres era Lancashire, seguido del West Riding de Yorks- hire y cuatro condados que albergaban las cuencas de carbon de las West Midlands. El cinturdn de las Lowland de Escocia, entre los estuarios del Forth y del Clyde, y 224 Hictoria econémica mundial la cuenca minera de Tyneside también registraron notables aumentos. Esta distri- bucién reflejé Ia importacia del carbén en la economia de industrializacion. En 1700 Londres, con una poblacidn que superaba el medio mill6n de habitantes, era con mucho la ciudad mas grande de Gran Bretafia y, probablemente, de Europa Ninguna otra ciudad briténica superaba los 30.000 habitantes. Para cuando se llev6 a cabo el primer censo, en 1801, Londres tenia més de un millén de habitantes, y Liverpool, Manchester, Birmingham, Glasgow y Edimburgo tenfan cada una més de 70.000 y crecian con rapidez. El censo de 1851 clasifieé oficialmente a més de la mitad de ia poblacién como urbana, y en 1901 Ia proporcién habia crecido a més de tres cuartos. No todo fue positivo en el crecimiento de las ciudades. Albergaban una enorme cantidad de viviendas destartaladas y largas filas de casas miserables en las que se hhacinaban las familias de las clases trabajadoras, con cuatro e incluso cinco personas por habitacién. Las instalaciones sanitarias eran generalmente inexistentes, y se aban a [a calle toda clase de desechos. Las alcantarillas, cuando existian, solian adoptar la forma de zanjas abiertas en medio de las calles, pero lo més frecuente era que Ia lluvia, las aguas residuales y la basura se acumularan en chatcos estan- ceados y pilas putrefactas que lenaban el aire de horribles olores y servian de campo de cultivo para el cdlera y otras enfermedades epidémicas. Las calles eran en su mayoria estrechas, tortuosas, sin luz y sin pavimento. En parte, estas deplorables condiciones fueron consecuencia del extremadamente répido crecimiento, de la insuficiente maquinaria administrativa, de la falta de expe- riencia de las autoridades locales y de Ia consiguiente ausencia de planificacién. Manchester, por ejemplo, pasé de ser un «mero pueblo» a principios del siglo XVIII a ser una ciudad de 25.000 habitantes en 1770 y de més de 300.000 en 1850, pero no obtuvo estatuto pleno de tal hasta 1838. El rapido crecimiento de las ciudades resulta incluso més sorprendente si tenemos en cuenta el hecho de que tan s6lo fue producto de la migracién desde el campo; las espantosas condiciones sanitarias ha- fan que la tasa de mortalidad superara a la de natalidad (la mortalidad infantil era especialmente alta), y la tasa de crecimiento natural era en realidad negativa. Que Ja gente consiguiera vivir en tales condiciones es prucba de las enormes presiones econémicas que les forzaron a trasladarse. Aunque la cantidad de mano de obra agricola crecié hasta aproximadamente 1850, el aumento de la poblacién rural fue mayor de lo que podia absorber la ocupacién rural tradicional, comprendiendo en éta tanto la industria a domicilio como el trabajo puramente agricola. Un libro de texto antiguo afirmaba que los trabajadores eran «atraidos a las {ébricas con el scftuelo de los altos salarios». Tal afirmacién es més reveladora de las suposiciones del autor que de las condiciones econémicas de la época. No cabe duda de que los trabajadores de las fébricas recibian salarios mas altos que los, agricultores 0 que los trabajadores de Ia industria doméstica, y esto no sélo era verdad para la mano de obra adulta masculina, sino también para las mujeres y nifios. Muchos relates de la llamada revolucién industrial en Gran Bretafia hacen hhincapié en el empleo de mujeres y nifios en las fabricas, como si esto fuera una novedad; pero nada est més lejos de la realidad. Hacfa ya mucho tiempo que tanto ‘en la agricultura como en la industria doméstica se empleaba el trabajo de mujeres, niiios; e} sistema fabril no hizo més que adoptarlo, ‘ Etnacimiento de fa ndustia modema_228 Las fébricas se desarrollaron primero en la industria textil y se extendicron len- tamente hacia otras industrias. Las fabricas podian pagar sucldos mis altos porque In productividad del trabajo era mayor como resultado tanto de los avanees tecno- L6gicos como de la provision de més capital por trabajador. De este modo las fabri- cas atrajeron gradualmente a mas mano de obra y la tendencia general de los sala- fue ascendiendo, tendencia que pudo verse interrumpida durante las guerras con Francia, desde 1795 y 1815, cuando las necesidades financieras del gobierno rearon una situacién inflacionaria on la que muchos asalariados perdieron capaci ‘dad adquisitiva. La tendencia ascendente de 10s salarios reales se reanudé a partir de 1812-13 para la mayoria de las categorias de los trabajadores, aunque las depre- siones periédicas de la época Hlevaron la inquietud a los trabajadores a través del desempleo, ‘Durante los tkimos cincuenta alos més 0 menos ha destado pasiones un im- portante debate erudito sobre la cuestién del nivel de vida de los trabajadores bri- tanicos desde mediados del siglo xvitt hasta mediados del xix. (No hay discusién respecto a que hubo una subida del nivel a partir de 1850.) En él no se ha llegado ‘a ningtin consenso, ni es probable que se llegue; los datos disponibles no son conclu- yentes y, lo que cs més importante, es dificil asignar un peso exacio a los cambios Ge los diferentes segmentos de la poblacién. Algunos grupos, como los trabajadores de las fabricas y los artesanos cualificados mejoraron claramente su suerte; otros, ‘como Ios infortunados tejedores de los telares manuales, desaparecieron como re- sultado de la cafda en desuso de su teenologia (aunque, por supuesto, se trasladaron 2 otras ocupaciones). En conjunto, parece probable que hubiera una mejora gradual en el nivel de vida de las clases trabajadoras en el siglo que va desde 1750 hasta 1850, si bien algunos grupos pudieron experimentar un retroceso durante las guerras con Francia, El debate se complica mas con los cambios relativos en la distribucién de los ingresos y la riqueza. La mayoria de los trabajadores, incluyendo a los peor pagados, mejo- Taron su situaci6n ligeramente, pero los ingresos de aquellos que vivian principal- mente de la renta, el interés y ol beneficio se elevaron en proporcién mucho mayor. En otras palabras, In desigualdad en la distribucién de los ingresos y la riqueza, que era ya grande en la economia preindustrial, se hizo incluso mayor en las primeras tapas de la industrializacién. a 8 Il, DESARROLLO ECONOM HCO Bit EL SIGLO XE FACTORES DETER MINANTES BAS Q El siglo xix fue testigo del triunfo definitivo del industrialismo como modo de vida en Europa, especialmente en Europa occidental. Desde sus inicios en Gran Bretafia, la industria moderna se extendi6 a través del Canal de la Mancha y el Mar del Norte a Bélgica, Francia, Alemania y otras naciones de Europa, asi como a través del Atléntico a los Estados Unidos y, mucho después, a otras areas del mundo. Ep el proceso transformaron, enormemente las condiciones de vida y de trabajo en las éreas afectadas, dependiendo de las circunstancias locales y del mo- mento de inicio de la industrializacién. Estas diferencias quedan esbozadas en los, capitulos siguientes. En este capitulo consideramos las grandes tendencias generales en los determinantes basicos —poblacién, recursos, tecnologia ¢ instituciones. La poblacién Tras un préctico estancamiento desde principios o mediados del siglo XVI hasta ‘mediados del siglo xviti fa poblacién europea comenz6 a crecer de nuevo a partir de 1740 aproximadamente (Fig. 8.1). En 1800 se habfa elevado a casi 200 millones, poco més de una quinta parte de la poblacién mundial, estimada en aproximada- mente 900 millones. (Se dan cifras més precisas —no necesariamente més exactas— cen el cuadro 8.1.) En el siglo XIX se aceler6 el crecimiento de la poblacién en Eu- ropa, y en 1900 la cifra superaba los 400 millones, o lo que es 10 mismo, tn cuarto de la poblacién mundial, estimada aproximadamente en 1,600 millones. (Estas cifras no incluyen la poblaci6n de origen europeo en ultramar, sobre todo en los Estados Unidos, los dominios briténicos' Hispanoamérica, lo que habria hecho aumentar la proporcién europea a mas de un 30 % del total mundial.) El crecimiento de la 1228 Historia econémica munchat eee ae aE poblacién continué durante el siglo xx, aunque la tasa de crecimiento en Europa se moder6 ligeramente mientras que la del resto del mundo aumentaba. En 1950 la poblacién de Europa habfa aumentado a mas de 550 millones en un total mundial de casi 2.500 millones. CUADRO 8.1. _Crecimiento de la poblacién (millones) eee See 1800 1850 1900 1950 ee cance Europa 1870 2660 401.0 5590 Reino Unido 16,1 25 418, 306 Gran Bretatat 107 209 SUL Trlanda 52 65 45 Alemania 26 359. S64 eo Francia 23 358 Bo arg Rusia 370 2 101936 105 nd. 166 233 wi 283, 2S 463 23 35 Sd 70. ad 3 67 86 aa. 3a Sa 100 Norteamérica 160 30 10500 Estados Unidos 53 232 760 1817 ‘Sudamériea 90 200 380 10 Asia np mo 9379.0 Arica 90.0 980 00 198.0 Oceania 20 20 60 Bo ‘Total mundi 906 1am eos 2.400 ence {Fess del como: 18D, 1651 y 190 Alemania Octal ime Prone: W. 8. Woytinsky y ES. Woytnshy, World Poplaon and Production: Tends ond Otlok (Nueva York, 1955), pig 38 y 44. Gran Brot © Lands, de B. RL Mithcll y P Deane, Abvos! of Brash Hor ‘Soni (Cade, 1962), page 820 ‘Tales tasas de crecimiento, tanto en Europa como en el resto del mundo en su conjunto, no tenfan precedente. Aparte de las fluctuaciones corto plazo (que en ‘ocasiones pudieron ser fuertes, como durante la Peste Negra), la poblacién mundial se habia doblado aproximadamente cada mil afios desde la invencidn de la agricul tura hasta finales del siglo Xvi. En el siglo XIX la poblacién de Europa se duplicé fen menos de cien aitos, y en el siglo Xx se sobrepasé incluso esa tasa para la po- blacién mundial en su conjunto. Con tas tasas actuales de crecimiento natural la poblacién mundial se doblaré en veinticinco o treinta atts Ei desaroto econdmico en el siglo oe factores determinantes bisicos 229 Thabiantes por kn dsomie see imei 30 ien30 15.0 menos “abies por kn 129 0 mie a 3138 = medi Sars 142 0 mence ) es ee eee rit jo: Densidades de poblacién FlouRa 8.1, Amba: Dewdades de poblacn en Europa hace 1750, Abajo: Der hac igs ay 1136, del Als of Word Populafon, de Colin Me vady ) on Europa hacia 1914 (De las Fer Jo” Commiont © 109R bu Colla Netivede Richard Jones} importantes de Europa tenfan tasas de crecimiento de un 1% anual. (Una tasa constante de un 1.% anual da lugar a la duplicacién de la poblacién en aproxima- damente setenta afios.) En cambio, Rusia, uno de los paises menos industralizados, tenia la tasa de crecimiento més alta de’ todos los paises importantes de Europa —aproximadamente un 2% de media para todo el siglo—. Francia, otro pa dustrial importante, que tenia la mayor poblacién de Europa occidental a principios de siglo, se qued6 bastante atrés respecto a los otros, especialmente en la segunda mitad del siglo; durante el siglo en conjunto su tasa de crecimiento alcanz6 un promedio de s6lo el 0,4 % anual. ‘No hay, por tanto, una correlacién clara entre la industrializaci6n y el crecimien- to de la poblacién. Deben buscarse otros factores causales. Antes de las mejoras én el transporte que hicieron posible Ia importacién de alimentos de ultramar a gran escala en el iltimo cuarto del siglo XIX, los propios recursos agricolas de Europa constituian una restriccién importante para el crecimiento de la poblacién. La pro- duccién agricola aument6 enormemente a lo largo del siglo por dos razones. Prime- ta, la cantidad de tierra cultivada aument6. Esto fue especialmente importante en 1 caso de Rusia, que poseta vastas regiones de terreno inculto, y también en otros lugares del este de Europa y Suecia. Incluso en Europa occidental se obtuvo més tierra disponible con la abolicién del barbecho y el cultivo de terrenos antes margi- rales 0 yermos. Segunda, la productividad agricola (rendimiento por trabajador) aument6 debido a la introduecién de nucvas técnicas més cientificas. El mejor co- nocimiento de la composicién quimica del suelo y un aumento en el uso de fertil- zantes, al principio naturales, Iuego artificiales, aumento el rendimiento en suclos cotrientes ¢ hizo posible el cultivo de terrenos antes yermos. El menor coste del hierro promovis el uso de herramientas y aperos mis modernos y eficaces. La ma- quinaria agricola, como as trilladoras movidas a vapor y las segadoras mecénicas, hizo su aparicién en la segunda mitad del siglo. El transporte barato facilité también la migracién de la poblacién. Al igual que ‘en Gran Bretafia, la migracién era de dos tipos: interna ¢ internacional. En con- junto, entre 1815 y 1914 abandonaron Europa unos 60 millones de personas. De étos, casi 35 millones fueron a los Estados Unidos, y 5 millones mas a Canadé. ‘Unos 12 6 15 millones fueron a Hispanoamérica, principalmente a Argentina y Brasil. Australia, Nueva Zelanda y Sudéfrica acogicron Ia mayoria de los restantes. 1Las islas briténicas (Irlanda incluida) suministraron el mayor ntimero de emigrantes, 18 millones aproximadamente. Muchos también abandonaron Alemania, los paises escandinavos y, a partir de 1890, Italia, Austria-Hungrfa y el imperio ruso (incluida Polonia). Las migraciones dentro de Europa también fueron importantes, aunque en algunos casos resultaron solo temporales. Un gran ndmero de polacos y otros pueblos eslavos y judfos se trasladaron a Alemania, Francia y otros lugares. Fran: atrajo a italianos, espafoles, suizos y belgas; Inglaterra, por su parte, recibi6 grantes de toda Europa. En el este, el zar instal6 aproximadamente un millén y medio de familias de campesinos en Siberia entre 1861 y 1914, ademas de numerosa poblacién penitenciaria y deportados politicos. Exceptuando estas ditimas, la migraciones fueron en su mayoria voluntarias, En algunos casos los emigrantes hufan de la persecucién u opresién politica. pero la i 1 ' 1 desarolo acondmico on ol siglo wx: factores determinantes bésicos 234 mayoria se trasladaron como respuesta a la presiGn econémica en su pais y a las ‘mejores expectativas que ofrecfa la vida en el extranjero. En los ocho aiios que siguieron a la Gran Hambruna de 1845, por ejemplo, més de 1,2 millones de personas abandonaron Irlanda rumbo a los Estados Unidos, y muchos més cruzaron el Mar de Irlanda hacia Gran Bretaiia. Las tierras nuevas y casi vacias de Canadé, Australia y Nueva Zelanda atrajeron un flujo continuo de inmigrantes, la mayoria de ellos de ias Islas Briténicas. Un mimero relativamente alto de italianos y alemanes emigraron a los que més tarde se convertirian en los paises més progresivos econémicamente de Sudamérica La migracién interna, aunque menos pronunciada, fue todavia més importante para el proceso de desarrollo econdmico del siglo XIX. Importantes cambios regio- nales en la concentracién de la poblacién tuvieron lugar en todos los paises, pero el cambio més fundamental fue el erecimiento de la poblacién urbana, tanto en {érminos absolutos como relativos. A. principios del siglo XIX Inglaterra era ya la nacién més urbanizada, con un 30 % aproximadamente de su poblacidn localizada en aglomeraciones de 2.000 habitantes o més. Los Paises Bajos, con una larga tra- . Por ejemplo, desde su punto de vista la innovaci6n de época de la Edad ‘Moderna en la historia europea fue el desarrollo de las técnicas de navegacion y las, con ella relacionadas, que hicieron posible el descubrimiento de América y de las, * Simon Kuznets, Modern Economic Growth: Rate, Structure, and Spread (New Haven, Cot ‘eapftulo 1 1966), 234 historia econémica munctal ratas maritimas a Oriente, logros que Adam Smith calificd en 1776 como «los dos acontecimientos mas grandes ¢ importantes registrados en Ia historia de la humani dad» ?. Segiin Kuznets (y Smith, sin duda, habria estado de acuerdo), gran parte de Ia historia econdmica —e incluso politica, social y cultural— que se desarroll6 entre los afios 1492 y 1776 puede explicarse haciendo referencia al progreso de las exploraciones y los descubrimientos, el comercio maritimo, el crecimiento de las fuerzas navales y fenémenos relacionados con los anteriores, La época econdmiica actual (modema), en palabras de Kuznets, comenz6 en la segunda mitad del siglo xvi, y la innovacién trascendental que la explica es sla apli cacién general de la ciencia a los problemas de la produccién econémica» °. Como se apunté en el capitulo anterior, durante el siglo XVitt, € incluso primera mitad det XIX, el conocimiento cientifico como tal se aplicé slo de forma limitada en los procesos de produccién econémica. Ese periodo de la historia de la tecnologia que se extiende desde principios del siglo Xvitt hasta aproximadamente 1860 6 1870 se considera mas como Ia era del artesano-inventor. A partir de ese momento, no obstante, las teorias cientificas constituyeron cada vez més la base de los procesos de produccién —sobre todo en las nucvas industrias, como la electricidad, la éptica y la quimica orgénica—, pero también influyeron enormemente en las evoluciones técnicas de la metalurgia, la produccién de energia, procedimiento y conservacion de alimentos, y en la agricultura, por menicionar solamente los campos més importan- tes. ‘A la hora de analizar el proceso de cambio tecnoldgico en cualquier perfodo de la historia es importante tener en cuenta las diferencias entre tres términos intima- mente relacionados pero conceptualmente distintos: invento, innovacién y difusién de nueva tecnologia, pero esto resulta especialmente recomendable en a época ‘econémica moderna. Un invento, en términos de tecnologia, se refiere a una nove~ dad patentable de naturaleza mecénica, quimica o eléctrica. En si mismo, el invento no tiene una importancia econdmica particular. Solamente cuando se inserta en un proceso econsmico —es decir, cuando se convierte en una innovacién— cobra im- portancia econdmica. Por ejemplo, el invento de James Watt del condensador in- dependiente para la maquina de vapor de Newcomen, que patenté en 1769, desem- ppeité un papel significativo en Ia economfa hasta que en 1776, en asociacién con Matthew Boulton, empezé a producir y comercializar las méquinas de vapor. La difusiOn se refiere at proceso por el cual se extiende una innovacién dentro de una industria dada, entre las industrias e internacionalmente a través de las fronteras ‘eogréficas. DifusiGn no significa en modo alguno un proceso automatico de copia de la innovacién inicial. Dadas las distintas necesidades sectoriales, las diferentes proporciones de los factores en los distintos contextos ambientes y'Ias diferencias culturales entre las naciones, el proceso de difusién puede enfrentarse a problemas similares a los que supone introducit una innovacién original. La superioridad industrial que Gran Bretafia habfa conseguido en el primer cuar- > Adam Smith, An lagu io the Nar and Coes of te Weath of Maton (Glasgow eR. ‘Campbell y A. S. Skinner, eds. (Oxford, 1976), Il, pig. 626. ena xian, Modem Economie Gronth a9 £1 desaroto econémico en el siglo we factores determinantes bésicos 236 —eeeeeeeEOe to del siglo XIX descansaba en los avances tecnoldgicos de dos industrias importan- tes, Ia industria textil del algodén yy Ia manufactura del hierro, sustentadas por un ‘uso generalizado del carbén de piedra como combustible industrial y por la creciente utilizacién de la méquina de vapor como fuente de energia mecénica. La mecaniza- ci6n del hilado del algodén estaba terminada précticamente en 1820, constituyendo la primera industria fabril moderna, mientras que la del tejido apenas habfa comen- zado. Las otras industrias textiles principales, Ja lana y el fino, también estaban empezando a mecanizarse, aunque éstas, junto con las del tejido del algod6n, avan- zaron mucho en las décadas siguientes. La industria del hierro habia completado ya el paso a la fundicién con coque y el uso del proceso de pudelacién y laminado para refinar el producto del horno alto. El carbén de piedra se utilizaba de forma general; no s6lo como combustible de las méquinas de vapor, los hornos altos y los hornos de pudelacién, sino también en muchas otras industrias, como la manufactura del vidrio, el refinado de la sal, la fabricacién de cerveza y las destilerfas. Las mAquinas de vapor suministraban energia a las fébricas textiles y a las fundiciones de hierro, y hacian funcionar las bombas en las minas de carbén y estafio; también se utilizaba, aunque en menor medida, en los molinos, las fabricas de cerémica y otras industrias. En los cincuenta afios siguientes —es decir, hasta 1870 aproximadamente— los esfuerzos de muchos empresarios industriales continentales, en ocasiones instigados por sus propios gobiernos, se consagraron a adquirir y adaptar los avances tecnol6é- gicos.de la industria briténica. Algunos detalles de estos esfuerzos quedan descritos en los capftulos dedicados a cada pais individual. Mientras tanto, sin embargo, el ritmo del cambio tecnoldgico se aceler6 y se extendi6 a muchas industrias previa- mente no afectadas por la nueva tecnologia cientfica (0 influida por la ciencia). De hecho, algunas industrias que no existian previamente nacieron como resultado de los descubrimientos cientificos. Las industrias textiles, las que més mano de obra empleaban y més importantes en términos de valor de produccién que cualquier otra industria manufacturera en casi todos los paises, se beneficiaron de numerosas mejoras sccundarias al tiempo {que expandian la produccién enormemente. Muchas innovaciones fueron resultado del trabajo de empresarios industriales continentales y americanos, en sus intontos de alcanzar o sobrepasar la eficacia técnica de sus rivales briténicos, Con todo, en conjunto no hubo adelantos técnicos importantes comparables. la notable serie de innovaciones del iltimo tercio del siglo XVill. No obstante, éste no era el caso en ‘otras industrias. Muchos de los avances técnicos més revolucionarios tuvieron lugar mucho después de las fechas convencionales que.se asignan a la revolucién industrial en Gran Bretaiia. Fuerza motriz y produccién de energta Cuando caducé en 1800 la patente bisica de Watt no Hlegaban a 500 las maquinas de vapor en Gran Bretafia, y en el continente solamente habia algunas decenas. Su coniribucién a la evolucién de la tecnologia del vapor fue fundamental, pero las ‘méquinas de Watt tenfan muchas limitaciones como méquinas motrices. En primer 236 _Histera econdimica mundial ——————_—N lugar, su eficacia térmica era baja, gencralmente menos del 5 % (es decir, extraian ‘menos del 5 % del trabajo tesricamente posible de la energfa calorifica consumida). Como promedio, generaban solamente unos 15 caballos de fuerza, poco mds que un molino de viento o de agua medianamente eficiente. Ademas, eran grandes, pesadas Y propensas a tener averfas. Para terminar, funcionaban a una presién relativament baja, s6lo unas pocas libras por encima de la presién atmosférica, 10 que limi taba enormente su eficacia. Varias razones se sumaban para su restringida uti- lidad, entre ellas el imperfecto conocimiento cientifico, la insuficiente resistencia e los metales utilizados para su constructiGn y Ia carencia de herramientas apro- piadas. Los siguientes cincuenta aiios fueron testigos de varios avances importantes en la tecnologia del vapor. A ello contribuyeron varios factores: metales mas resistentes ligetos, herramientas més precisas y un mejor conocimiento cientifico que inclufa ‘mecénica, metalografia, calorimetria y la teoria de los gases, asf como la ciencia embrionaria de la termodindmica. Aunque es probable que los cientficos aprendie~ Fan mds de la méquina de vapor —que culminé con la formulacién de Helmholtz de la primera ley termodinémica en 1847— de lo que contribuyeron a ella, sus aportaciones no fueron despreciables. Los primeros avances, sin embargo, vinieron 4d los mecénicos pricticos y de los ingenieros como Richard ‘Trevithick, de Comua- lles, y el americano Oliver Evans, que construyé y experiment6 con las maquinas de alta presin que Watt consideraba como peligrosas y poco practicas. Estos y otros experimentos llevaron al uso de las méquinas de vapor para propulsar barcos y locomotoras, con profundas consecuencias para la industria del transporte. También nla industria se utiizaron muchas. En 1850 Francia tenia 6.000 maquinas fijas, Bélgica casi 3.000, Alemania unas 2.000 y el imperio austriaco cerca de 1.200. Aun. que no se conocen cifras exactas, es probable que Gran Bretafa tuviera més mé- quinas de vapor que todos los-pafses continentales juntos. En 1838 solamente las industrias textiles (que eran las mayores usuarias) tenfan més de 3.000. En compa racién, los Estados Unidos en 1838 tonfan menos de 2.000 méquinas de vapor fijas fn todas sus industrias. La energia y la eficacia de las méquinas también aumentaron enormemente. Las méquinas que producian 40 6 50 caballos eran ya normales, y algunas producfan mas de 250. La eficacia térmica era tres veces mayor que la de las mejores méquinas de Watt. Se introdujeron maquinas compuestas, de doble y triple accién. En 1860 las grandes méquinas de barco compuestas podian desarrollar mas de 1.000 caballos. El progreso tecnolégico también se dio en el caso de la principal competidora de la méquina de vapor: la turbina. A partir de 1760, y mientras Watt experimen- taba y mejoraba la méquina de vapor, otros ingenieros e inventores dedicaron sus esfuerzos a mejorar la turbina. Introdujeron nuevos disefios mas eficaces y, como resultado de la caida del precio del hierro, las grandes ruedas totalmente metilicas se hicieron de uso comtin, En las primeras décadas de! siglo xix algunas grandes turbinas podian generar més de 250 caballos. Ademaés, en las décadas de 1820 y 1830 los cientificos ¢ ingenieros franceses inventaron y perfeccionaron la turbina hidréulica, un dispositivo altamente eficaz para convertir la fuerza de los saltos de agua en energia itil. Aunque frecuentemente no se reconoce, la energfa hidraulica alcanz6 su punto culminante (aparte de los generadores de electricidad, que vinieron i dosaralo econdmico en ol siglo xx: factores determinantes basices 207 después) en el tercer cuarto det siglo xIx. Solamente a partir de 1850, y, més cla- ramente, de 1870, la energia de vapor se distancié claramente de su rival. ‘A finales del siglo xix ya se habfan alcanzado los limites efectivos de la maquina de vapor de doble accion, con algunas méquinas marinas de triple expansién capaces de generar 5.000 caballos. Pero incluso estas enormes instalaciones eran inadecuadas para el nuevo uso de la energla de vapor: la generacion de electricidad, La razén cra que la velocidad de rotacién méxima del eje cigiefial que podia conseguir una ‘maquina de doble accién era demasiado baja para las velocidades mucho mayores ‘que exigia una dinamo o un generador elécttico. Ademés, las vibraciones de la ‘maquina de doble accién eran perjudiciales para la generacion eficaz de electricidad. La solucién a es0s problemas se encontré con la turbina de vapor, desatrollada en cl decenio de 1880 por el ingenicro briténico Charles A. Parsons y el inventor sueco Gustav de Laval. El progreso con este nuevo aparato fue répido, y para las primeras Esta descripcién idealizada del papel del estado septin los economistas clisicos origing un mito, a saber: el mito del laissez faire. La comprensién popular de ésta era que Jos individuos, especialmente las personas de negocios, deberian liberarse de toda traba gubernamental (excepto las leyes criminals) para conseguir sus pro- pos intereses egoistas. Thomas Carlyle lo satirizé como «anarquia més un policia» EL laissez-faire en la practica, sin embargo, no era en absoluto tan desalmado, tan egofstamente motivado 0 tan inexorable como manifestaban las afirmaciones ‘mAs extremistas. El principal objetivo de los economistas clisicos era desmontar la regulacién del viejo aparato de la economia, que en nombre de los intereses naci nales creaba reductos de privilegios especiales y monopolios, e interferfa en otros sentidos con la libertad individual y la consecucién de riqueza. Al mismo tiempo que el Parlamento desmantelaba el viejo sistema de regulacién y privilegios espe- ciales, ademés, promulg6 una serie de nuevas regulaciones relacionadas eon el bie- nestar general, especialmente de aquellos menos aptos para protegerse a si mismo: Entre estas medidas se contaban las Actas de Fabricas (Factory Acts], nuevas leyes de salud © higiene, y la reforma de los gobiernos locales. Aunque procedentes del capital intelectual de los utilitaristas, estas normas no fueron inspiradas por una sola clase 0 segmento de la poblacién. Los reformadores humanitarios de origen aristo- critico y de clase media unieron sus esfuerzos con los de los Iideres de las clases trabajadoras para promoverlas, y fueron votadas por los whigs y los tories, ademés de los radicates. El liberatismo econémico también tenfa sus partidarios en el continente, pero ‘nunca consiguieron el mismo grado de éxito que sus colegas briténicos. Una razon para ello fue que la tradicién del paternalismo del Estado estaba mucho més pro- fundamente arraigada en el continente que en Gran Bretafia. Otra, que, como Gran Bretaiia era el lider tecnol6gico reconocido, muchos individuos s¢ volvian hacia el Estado para que éste les ayudara a acortar distancias. El libre comercio gan6 algunos adeptos y hubo alguna reduccién de la interferencia del Estado en la economia, pero éste en conjunto desempefié un papel més activo que en Gran Bretafa, . Wealth of Nations (Glasgow ed), 1, 647-88 254 Historia econdmica munchat Alotro lado del océano, los Estados Unidos tenfan una mezela tinica de gobierno y empresa privada. Los economistas clasicos tenian pocos partidarios puristas en los Estados Unidos. Con la variedad que ofrecia Ia politica econdmica real en los nu- ‘merosos Estados nacientes, éstos Ilegaron a un compromiso viable y pragmatico centre las exigencias de la libertad individual y las demandas de la sociedad. A causa de los intereses locales rivales y el triunfo de los demécratas de Jefferson y de Jackson, ef gobierno federal desemperi un papel minimo asignado por la teorta clisica y, hasta la Guerra Civil, generalmente sigui6 una politica comercial liberal 0 de bajos aranceles. El Estado y los gobiernos locales, por otra parte, tomaron parte activa en promover el desarrollo econdmico. El «Sistema americanom, como lo llamé Henry Clay, consideraba el Estado como un organismo para ayudar a los individuos y a la empresa privada para acelerar el desarrollo de los recursos materiales de la nacién. Estructura de clases y lucha de clases Socialmente, el Antiguo Régimen en Europa estaba organizado en tres estamen- tos: la nobleza, el clero y el resto —el pueblo llano o plebeyos— (ver capitulo 3, pag. 74). Un anlisis moderno funcional en términos de clase social revisaria la clasi- ficacién ligeramente. En lo més alto de la pirdmide social habfa una clase dirigente de terratenientes, que inclufa a algunos que no eran nobles, asi como al alto clero y 8 la nobleza propiamente dicha. La base econémica de su poder politico y su ‘status social era la propiedad de la tierra, 1o cual les permitia vivir «noblemente»; sin tener que trabajar, A continuacién en la escala social estaba la clase media alta, © haute bourgeoisie, de grandes mercaderes, altos funcionarios del gobierno, y pro- fesionales, como abogados y notarios; aunque éstos frecuentemente poseian algo de propiedad también, las bases principales de su posiciOn eran su saber y habilidades especiales, sus existencias (para los mercaderes) y sus contactes personales con la aristocracia. Mas abajo en la escala social estaba la clase media baja, 0 petite bour- seoisie, que consistia en artesanos y artifices, pequeftos comerciantes, otras perso- nas dedicadas a los servicios, y pequetios propietarios independientes. El escalin més bajo eran los campesinos, los trabajadores domésticos de las industrias rurales domésticas y los peones agricolas, entre los cuales podian contarse muchos pobres ¢ indigentes. El cambio de la agricultura hacia las nuevas formas de industria y el crecimiento de las ciudades trajo consigo el nacimiento de nuevas clases sociaies. Es evidente ‘que el lugar de un individuo en la jerarquia social depende en parte de cémo se gana la vida, y los individuos de 1a misma ocupacién es probable que compartan valores comunes y que tengan una apariencia comin, diferente y quizés en conflicto con los valores y apariencias de los que se dedican a otras ocupaciones. El siglo XIX vvio en ocasiones amargas luchas entre grupos rivales por el reconocimiento y el dominio social y politico. ‘A ptincipios del citado siglo los campesinos eran claramente el grupo més nu- meroso. A finales atin constitufan una mayoria en Europa en conjunto, pero en las ‘reas més industrializadas su ntimero relativo habia descendido de forma dréstica, £1 desaroto acondico on o siglo x: factores determinantes bdsicos 285 Aislados por las malas comunicaciones y restringidos por una mentalidad tradicio- nalista, su mayor deseo era obtener tierras. Su patticipacién en amplios movimientos sociales era generalmente esporddica y limitada a sus intereses econémicos inmedia- tos. 'A pesar de los efectos de la Revolucién Francesa, en los afios inmediatamente después de Waterloo Ia aristocracia terrateniente continué disfrutando de prestigio social y poder politico. Su posicién de liderazgo se vio seriamente amenazada, sin embargo, por las crecientes clases medias. A mediados de siglo estas diltimas haban logrado ocupar posiciones de poder en la mayor parte de Europa occidental y en las décadas siguientes levaron a cabo profundas incursiones en la posicién privile- ‘giada de la aristocracia en Europa central ‘A principios del siglo x1x los trabajadores urbanos constitufan una pequefta mi- norfa de la poblacién, pero con la propagacién del sistema industrial empezaron a obtener superioridad numérica. Hablar de «la clase trabajadora» es erréneo, porque habla diversos grados y diferencias dentro de la poblacién laboral. Los obreros propiamente dichos, aunque son objeto de la mayor atencién para los historiadores de la industrializacién, eran slo uno de sus elementos, y no el mayor. Ademés, dentro de este elemento se daban actitudes y circunstancias muy diferentes, segtin se tratara, por ejemplo, de trabajadores textiles, del hierro, de la ceraémica u otros. Los sirvientes domésticos, los artesanos y los artfices habfan existido antes del na- cimiento de ta industria moderna. Muchos de los trabajadores cualificados deseen- dieron al estatus de no cualificados cuando las maquinas les sustituyeron en su trabajo. Otros, en cambio, como los carpinteros, albafiles, maquinistas y cajistas, se encontraron con que la demanda para sus servicios aumentaba con el crecimiento de las industrias y las ciudades. Los trabajadores eventuales, como los estibadores y mozos de estacién, constituian otro grupo més importante, asf como los trabaja- ores del ttansporte, Ios oficinistas y otros. La caracteristica comin que nos permite tratarlos como unidad para algunos propésitos (aunque tampoco ésta sea precisa ni universal) ¢s la dependencia de la venta de su trabajo a cambio de un sueldo diario © semanal Karl Marx predijo a mediados del siglo xIx que Ia polarizacién que él creia ‘observar en las entonces avanzadas sociedades industriales continuarfa hasta que, en ltima instancia, quedaran solamente dos clases: la clase dirigente de los capita- listas (que en su opinién absorberfa y sustituiria a la aristocracia) y el proletatiado industrial. Gradualmente, todas las clases intermedias se verian reducidas al prole- tariado hasta que éste dltimo, con su abrumador peso numérico se levantara en revolucién y derribara a la clase diigente capitalsta, Los hechos de la historia han desmentido esta profecfa. Mas que polarizar dos clases mutuamente antagénicas, la propagacién de la industrializacién ha engrosado las clases medias con burécratas, artesanos cualificados y empresarios independientes. Las revoluciones que consiguic- ron triunfar, como la de Ruisa en 1917, fueron obra de pequerias bandas de revo- lucionarios profesionales militantes que se aprovecharon de la debilidad social pro- vocada por la guerra, Las formas més usuales de solidaridad de las clases trabajadoras y de ayuda ‘mutua fueron los sindicatos y, més tarde, en algunos patses, los partidos politicos de clase. Aunque los sindicaios tienen una larga tradicién que se remonta hasta las 256 Historia econdimica munetat aaa asociaciones de vinjantes de la Baja Edad Media, e] movimiento moderno data del nacimiento de ta industria moderna, En la primera mitad del siglo XIX los sindicates generalmente de vida limitada al tiempo que durara {2.oposicién de patronos concretos y legislacién represiva espectica, La mayorta de jas naciones occidentales han pasado al menos por tres fases en su actitue offen! hacia los sindicatos. La primera fase, la de prohibicis {ipificada por la ley Le Chapelier de 1791 en Francia, las Actas de Combingcion £6.2799 1800 en Gran Bretafa,y la legislacién similar de otros paises. En la segunda fase, marcada en Gran Bretafa por la revocaciOn de las Actas de Combinacen cn {22425, los gobiernos concedieron una tolerancia limitada a los sindicatos, permn Kendo su formacién, pero persiguiéndolos con frecuencia por implicarse en acciones piblicas como las huelgas. Una tercera fase, no conseguida hsta el siglo xx eo algunos paises y en absoluto en otros, concedié derechos legales totales a'loe abe, adores para organizarse y tomar parte en actividades colectivas En Gran Bretafia en ia década de 1830 el movimiento sindical eiao,en un movimiento politico més amplio, conocido como eartsmo, cuyo prope. Sito era conseguir el suftagio y otros derechos politicos para las clases desposciioe de derechos basicos. Tras el fracaso del movimiento, la organizacion de sueicatos declind hasta 1851, Entonces se formé la Amalgamated Society of Engineers [Socie. dad Unida de Trabajadores Industriales (maquinistas y mecénicos)], la primera de tos Namados sindicatos de «nuevo modelo». La principal caracteristica del sindieato de «nuevo modelo» era que organizaba solamente a los trabajadores cualificados on una base artesanal; representaba a la «aristocracia» del trabajo. Los trabajado. res no cualificados y obreros de las nuevas fabricas siguicron estando desorganizados hasta casi el final de siglo. Los sindicatos de «nuevo modelo» pretendian solamente mejorar los salaries y las condiciones de trabajo de sus propios miembros, que eran ya los mejor pagados en la industria briténica, por medio de negociaciones pacificas ‘con los patronos y la ayuda mutua. Renunciaron a las actividades politicas y rara- ‘mente recuitieron a la huelga excepto en casos extremos. Como resultado, erecieron en fuerza, pero sus miembros seguian siendo pocos. Los intentos de organizar a las ‘grandes masas de trabajadores semiespecializados y no cualificados desembocaron en Ia huelga de cerrilleras (j6venes trabajadoras de esta industria) de 1888 y In de los estibadores de Londres en 1889. En 1900 los miembros de los sindicatos sobre. Pasaban los 2 millones, y en 1913 habfan alcanzado los 4 millones, 0, lo que es 1o mismo, més de una quinta parte del total de la fuerza de trabajo, En el continente los sindicatos progresaron con més lentitud. Desde el principio {os sindicatos franceses estuvieron estrechamente conectados con el socialismoe ideo. logias politicas similares. Las variadas y antagénicas formas tomadas por el socialis. mo francés dividieron al movimiento, provocando que suu composicién fuera incons, {ante y fluctuante, y haciendo casi imposible el acuerdo en tna accién colectiva de Ambito nacional. En 1895 los sindicatos franceses lograron formar una Confedera. cion General de Trabajo (CGT) nacional y politica, pero ni siquiera ésta logrs incluir a todos los sindicatos activos, y con frecuencia le result6 dificil mandar sobre sus directivos locales. E1 movimiento laboral francés continud estando descentr zado, siendo sumamente individualista y en general ineficaz, EI movimiento laboral alemén databa de la década de’ 1860. Al igual que el ta se vio impli- 1 dasarolo econdmico en el siglo xx factores determinantes bésioos 257 = invari és, estu Jado desde el principio a los partidos y a Ia acc ee ea ce a nea ated ia divisiones principales: el Hirsch-Dur sa a ec ne Se ee a theme i nee Sistine, ‘mas tardios, fundados con la bendicién o a eae ion 2 deodis &e oc lis «ateos». En 1914 el movimiento sindicalis man tenia 3 ao i me ee Er, apn ma i noal 1, predominé Ja influencia francesa en las organizacior ire 3 tnt opinion ptm nm rm siguieron el modelo aleman. Alcanzaron un éxito moderado oa ras jaca nd eficacia como movimientos nacionales. En los paises escandinavos ee iene md alg rece SSE gl oc li tiny an srt a na vom nee 6 a re i de trabajadores masivas en los a te ea ae Ea) er tence ine es eae eee aa cen oe era ty ma te ome”) i soc de sus propios miembros, sostayando embrollos erie y yi secin pole = : sicia, tuvo éxito al lograr muchos de sus objetivos cones a eames rec Ua niin casore See Se in eres en a et ets Sn sane, nga CE I ats eto Educacién y alfabetizacién = : sno gen Ounce te ee indusal y de os ingress, Ke el eecnieno del allbetizaign yl educcin. saree 8:3 y Bt presentan algunos datos aproximados de ciertos pases y 258 Historia econdmica mundi! ee eee aE chas. En todos los casos es précticamente seguro que las is 1800 que en 1830 6 1850. Los cundros mucstran una coreacion aprognied oo precisa) entre niveles y porcentajes de industrializaciOn, por una parte, y esfucrzo y logros educativos por otra. Es significativo que Gran Bretafa (0 ¢1 Reino Unido), ‘a primera nacién industrial, figure arriba en los euadtos, pero no-a la cabeza, En general, son los paises del noroeste de Europa (y los Estados Unidos) los que pre Sentan cifras més postivas, en términos de esfuerzo y de logros, mientras que los dl sur y el este de Buropa (de los que Expai,Iaia y Rusa son representantes) fon menos notables. Esto se corresponde con ls nivle y poreentajes de industir Quizés el aspecto mas sorprendente del cuadro 8.3 sea el pado por Succi tanto en 1850 como en 1900; Succia ext an pas robe a elonns el siglo Xx, pero en la segunda mitad del siglo tenfa una de las tasas de crecimiento mas altas de Europa. Su alto nivel inicial de alfabetizacion es atribuible a factores religiosos, culturales y politicos anteriores al nacimiento de la industrializacin, pero les grandes reservas de capital hu ido lo mantuvieron en un’ bue Togaz una vez au le industalzacon huto comezado, La misma spi gener vale, aungue quizés en un menor grado, para el resto de los nd ners fs Estado Unis, Alemania (Pras) (leno dl Rene Unis) Eacoia le cuantitativos se debe investigar sobre la naturaleza y al. ec ter tats eg iJ docentes pablicas. La gente acomodada empleaba a tutores para sus hijos. Las ins. tituciones religiosas y de caridad, y en algunos casos escuelas privadas. gratuites, proporcionaban Ia educacién elemental a paste de ta poblacidn, principalmente en las ciudades. Nadie soaba con ia alfabetizaion universal; de hecho. gran porte de la opinion inluyente se oponia la allabetizacion de los epobres tabajedoseos, CUADRO 8.3. Alfabetizacién en algunos paises (porcentaje). = eT se om BE.UU. (s6lo blancos) 3 Eseocia Z eo 7 S a Fa ae 8 a of Las cas cate parca extn ca com toda seguridad, sobronatieden ‘Puente: Cielo ¢e Calo M. Cola, Litracy and 3; lt as entre partes on de Mh 1965), pg 8, velopment nthe West (Hermeadswerth 196). Tablas 2,24 y 8, Mulhall, Dictionary of Sass (Loe, 1699, ted £. dosarolo econémico en ol siglo x factores determinantes bésicos 259 EEE como si fuera incompatible con su «lugar» en la vida. La educacién técnica la pro- porcionaba ol sistema de aprendizaje. La educacién secundaria y superior estaba en fu mayor parte reservada a los hijos (sobre todo varones) de las clases privilegiadas, excepto 10s aspirantes a miembros del clero. Con pocas excepciones (como es el ‘caso de Escocia y los Pafses Bajos), las antiguas universidades habfan dejado hacia tiempo de ser los centros de conocimiento avanzado; atascadas en un plan de estu- dios que se centraba en la cultura clésica, educaban a burdcratas para la Iglesia y cl Estado, y daban una imagen de educacién liberal a los hijos de la clases dirigentes, CusDRO 8.4. Matriculaciones en la Escuela Primaria en algunos paises (por cada 10.000 habitantes). oe pee ae eee eae pe 1901880 1900 En Estados Unidos 1500 «100 1.369 ‘ean tym 1600 1.516 no Unido 01.085 Lar Bein me $0 xan Espaaa = a ‘et Kali a “a fen 3 a = 58 (15%) oe Prone Richard A. Eatin, «Why ls the Whole Word Developed», ual of Econo History, (nar, 18). La Revolucién Francesa introdujo cl principio de educacisn libre y pablica, pero en la misma Francia los gobiernos de Ia Restauracién no tuvieron en cuenta ef principio hasta después de 1840. Mientras tanto, algunos estados alemanes, escan- Ginavos y americanos, que ya habfan disfrutado de los beneficios de una tradicién de educaci6n primaria extendida, establecieron sistemas financiados publicamente, ‘aunque no se hicieron obligatorios o generales hasta més avanzado el siglo. En Inglaterra el Acta de Fabricas de 1802 exigta a los propictarios de fabricas textiles proporcionar instruccién clemental para sus aprendices, pero la ley apenas se puso fen prictica; otra ley de 1833 cxigta la instruccién para todos los nifios que trabaja- sen. En 1a primera mitad del siglo muchos artesanos y trabajadores cualificados asistieron a los «institutos de mecénica», escuelas nocturnas financiadas por medio de cuotas o de instituciones de caridad; pero Gran Bretafia se retras6 de forma notable en la provisién de educacién pablica. El sur y este de Europa quedaron todavia mucho mas atrés que Inglaterra. ‘La Revolucién Francesa trajo consigo otras innovaciones cn Ia educacién de particular importancia para la era industrial: las escuclas especializadas de ciencias € ingenieria, de las que la Ecole Polytechnique y la Ecole Normale Supérieure son las més famosas. Dotadas de categoria universitaria, pero fuera del sistema de la universidad (que Napoleén reorganiz6 para formar a profesionales y burécratas), ‘estas instituciones no s6lo proporcionaban una formacién avanzada, sino que tam- bién tenfan en cuenta Ia investigacién, Fueron muy imitadas en toda Europa, ex- 260_Historia econdmica munca ee cepto en Gran Bretafa, y fue precisamente un graduado de la Polytechnique quien ‘organizé fa instruccién en la Academia Militar americana de West Point, la primera escuela de ingenierfa de América La era de reforma postnapolednica en Alemania tuvo como resultado la revi lizacién de sus antiguas universidades y la ereacién de varias nuevas. La formacion cientifica adopt6 muchos elementos del plan de estudios y de los métodos de la Ecole Polytechnique, pero fue accesible para un ndmero mucho mayor de estudian- tes en comparacién con el sistema francés. De este modo, al convertirse Ia ciencia cada vez més en la base de la industria, Alemania pronto aprovech6 la situacion Cuando los educadores americanos en los afios 1870 empezaron a preocuparse por la necesidad de remodelar sus sistema de educacién superior, se volvieron hacta ‘Alemania en lugar de Francia 0 Inglaterra como modelo. Después, las universidades francesas y briténicas, ast como las de otros paises, siguieron también el mismo modelo. Las relaciones internacionales En el Congreso de Viena de 1814-15 los vencedores de Napoléon intentaron restablecer el Antiguo Régimen en 10 politico, social y econémico, pero sus esfuer- 70s fueron en vano. Las fuerzas ideolégicas de democracia y nacionalismo desenca- denadas por Ja Revolucién Francesa, junto con las fuerzas econémicas de la inci. piente industrializacién, hicieron baldios sus esfuerzos. Por otra parte, la divergencia de intereses entre los vencedores, sobre todo entre Gran Bretaiia y los gobernantes restaurados en la Europa continental, precipit6 la descomposicién del antiguo orden restaurado. La decadencia final del Antiguo Régimen, excepto en Rusia y el imperio turco, se hizo evidente en las revoluciones de 1830 y 1848 en el continente. Las revoluciones no fucron manifestaciones predominantemente econdmicas, ppero tuvieron consecuencias importantes en este campo, principaimente como resul. tado de la nueva configuracién de las fuerzas politics. En Francia, por ejemplo, la Fevolucién de 1830 sustituy6 a un gobierno orientado resueltamente hacia el pasado or uno més receptivo a los intereses comerciales e industriales, mientras que en la e 1848 las clases trabajadoras urbanas hicieron una decidida tentativa de hacerse con el poder politico antes de ser aplastadas por las fuerzas represivas. La revolucion de 1830 en los Pafses Bajos del sur dio como resultado Ia creacién de una nueva nacién, Bélgica, que no tardé en mostrarse como una de las més avanzadas econé- micamente del continente. Las revoluciones de 1848 en Europa central ocasionaron finalmente la extincién de los residuos del régimen feudel. En todas estas revoluciones el nacionalismo era una fuerza potente. El naciona- lismo como ideologia no pertenccia a ninguna clase social como tal. Se adherian I principaimente miembros de las clases medias educadas, pero también reflejaba las aspiraciones de los pueblos divididos de Italia y Alemania de tener una nacién unificada, y las aspiraciones de las nacionalidades sometidas en los imperios austria. £0, ruso y turco, asf como los deseos de la parte belga de los Paises Bajos, Noriega € Trlanda, de conseguir la autonomfe y Ia libertad. En Alemania, la unificacion ‘econémica bajo el Zollverein, dominado por Prusia, en la década de 1830 precedié I dosarolo acondmico en el sgl mx factores determinantes bésicos 264 a la consecucién dela wnilicacion politica en 1871, y ayuda sonar Is ases ela potencia fasta alemana, El ftcaso en conseguir una unifcacion evonémica st mir antes del creacin del reino de Tali en 1861 (a psa de un intento en 1848) Obstacle avance del pais hacia una posicién de potenciesonémics. a inde- pendencia de Grecia, Serbia, Rumania y Bulgaria respecto del impero turco, al no i acompatiada de un progreso econGmico importante, hin de esos pases peo blero de ajedrez de la politica de las potencias. © siglo XIX no fue testi de gueras masivasy devastadoras como las Gucras NNapoleénieas que lo iniclaron o fa Primera Gueita Mundial que Jo terminé. Las sueras relativamente breves y Timitadas, que se produjeron tuveron resultados polos importantes con implcacones en la police esonémice, pero no obsarl Zaron seriamente la acumulaion de capital 0 el proceso de cambio tecnologia. Hacia el final del siglo, es cierto, las tensiones politicas, en ocasiones exacerbadas por la rivalidad econémica, se agudizaron y desembocaron en el restablecimiento de imperaismo europeo. Los aspects econdmicos de este imperaismo ser ana lizados en un eaptilo posterior. Por el momento, es sufcente observar que este sestablecimiento del imperialismo agrandé enormemente el sistema de mercado mun- dial, con Europa en su contro. Capitulo 9 MODELOS DE CRECIMIENTO: LOS PRIMERCS PAISES INDUSTRIALIZADOS Desde una cierta perspectiva se puede considerar el proceso de industrializacion del siglo xix como fendmeno europeo. (Esta consideracién no se ve alterada por el hecho de que a finales de siglo los Estados Unidos se hubieran convertido en ta primera nacién industrial, ya que su cultura es bésicamente europea.) Un audaz fistoriador ha calculado incluso el producto «nacional» bruto de Europa en el si alo xix (véase Fig. 9.1). Pese a que tales céleulos son féciles de criticar en detalle por lo deficiente de sus fuentes, las dos caracteristicas principales de In figura 9.1 Son indudablemente correctas en términos generales 1) las numerosas fluctuaciones ‘corto ptazo y 2) el crecimiento sostenido a largo plazo. 8 883888 8 8 8 888ss 8 a a Frouna 9.1. Indice del producto nacional bruzo de Europa (1899-1901 = 100). De Paul Balroch, «Et ‘ope’s Gross National Product: 1800-1973, en Journal of European Economic History, 5 (ota, 1976), 28, 8 284 Historia econémica mundlat eS eee Sin embargo, desde otra perspectiva, la industrializacion fue bésicamente un fendmeno regional, como ya hemos comentado en paginas anteriores (pég. 219). Las regiones en cuestién podian estar situadas dentro de una sola nacién, como fue el ‘caso del sur del condado de Lancaster y sus zonas adyacentes, 0 podian solapar limites nacionales, como Ia cuenca carbonifera de Austrasia, que se extiende desde 1 Canal de fa Mancha en el norte de Francia hasta el rca del Ruhr, a través de Bélgica y el oeste de Alemania. Para muchos historiadores es el andlisis regional el mds satisfactorio a la hora de entender el proceso de industrializacién. Hay ain una tercera perspectiva, la més convencional, desde la cual estudiar el Proceso de industrializacién: considerarlo en términos de economias nacionales. Este método tiene el inconveniente que supone la posibilidad de descuidar las ramifica. ciones internacionales y supranacionales del proceso, ¢ ignorar 0 menospreciar su indmica regional, pero ticne en contrapartida dos poderosas ventajas. La primera es la meramente técnica de que la mayoria de las descripciones cuantitativas de la actividad econémica se recogen y se calculan en términos de economias nacionales. La segunda, y més fundamental, es que el marco institucional de la actividad eco- némica y las distintas pollticas encaminadas a influir en la direcci6n y el cardcter de dicha actividad se sitéan normalmente dentro de fronteras nacionales. Por fortuna, los tres enfoques no se excluyen entre si. En el capitulo anterior acentuamos los aspectos nacionales y supranacionales del proceso de industrializa- ci6n, particularmente Jos relacionados con la poblacién y la tecnologia; en el capi- tulo 11 volverén a destacarse las dimensiones internacionales del comercio y las finanzas. En este capitulo y en el siguiente estudiaremos los distintos modelos de crecimiento nacional, deteniéndonos también en sus manifestaciones regionales cuan- do sean importantes. Gran Bretaiia Empezaremos con Gran Bretaiia, «la primera nacién industrial». Al término de las guerras napoleénicas, Gran Bretafia era claramente el principal pais industrial del mundo, y, segin algunas estimaciones, producfa una cuarta parte de la produc: ign industrial total del mundo’, Ademés, como resultado tanto de su primacia industrial como de su papel como primera potencia naval mundial tras las iltimas ‘guerras, se convirtié también en la primera nacién comercial del mundo, con entre una tercera y una cuarta parte del comercio internacional a su cargo, mas del doble «que sus principales rivales. Durante la mayor parte del siglo xix Gran Bretaiia man- tuvo su dominio como nacién industrial y comercial. Pese a que su poder se redujo algo a mediados de siglo, en 1870 todavia llevaba a cabo Ia cuarta parte del total del comercio internacional, ¢ incluso aument6 su participacién en el total de la roducci6n industrial a més del 30 %. Después de 1870, si bien siguieron aumen- Bs dem pads a nis madres l meen o hy fr de valor ea inden tacicional domestica def Inday Chine ( de cue oe gu), fas ne Se ‘la cual se destinaba al consumo familiar. 7 i“ : es “Modo de crecinionte os primeros paises incustializados 265 tando Ia produccién y el comercio totales (por ejemplo: la produccién total aument6 tun 250 % entre 1870 y 1913), fue perdiendo gradualmente su primacta frente a otras, naciones que iban industrializéndose répidamente. Durante fa década de 1880 Esta- dos Unidos la sobrepasé en produccién industrial total, y Alemania lo hizo en la primera década del siglo xx. En visperas de la Primera Guerra Mundial atin era la primera nacién comercial del mundo, pero para entonces controlaba ya s6lo una sexta parte del comercio total y la seguian muy de cerca Alemania y Estados Unidos. Las bases de la primitiva prosperidad de Gran Bretaiia —Ios tejidos, el carbon, el hierro y Ia técnica— seguian siendo los pilares fundamentales de su economia, En 1880, y pese a lo avanzado del siglo, su produceién de hilos y tejidos de algodon superaba a la del conjunto det resto de Europa; en 1913, si bien es cierto que st posicién relativa habia empeorado producia atin una tercera parte de la produccion total de Europa, cantidad dos veces mayor que Ia de sus competidores mas directos. Del mismo modo, y por lo que se refiere a la metalurgia, Gran Bretafia aleanzé su maximo relativo alrededor de 1870, produciendo més de la mitad del hierro erudo, mundial; sin embargo, en 1890 Estados Unidos logr6 arrebatarle su primacia y Ale- mania a su vez avanz6 enormemente en los primeros afios del siglo Xx. Respecto a la industcia del carbén, en cambio, Gran Bretafia mantuvo su liderazgo en Europa (aunque fue sobrepasada por Estados Unidos a principios del siglo XX) y producia, excedentes para la exportacién. Gran Bretafa tenfa una productién de catbén per cApita dos veces mayor que sus principales rivales europeos, Bélgica y Alemania. (Véase Fig. 9.3 més adelante.) Los yacimientos del nordeste de Inglaterra (Nort humberland y Durham) y sur de Gales exportaba carbén a la Europa continental desde principios de siglo, e incluso antes; en 1870 ese. comercio suponia el 3 % del total de las exportaciones briténicas. La répida industrializaciOn de los paises veci- nos, pobres en carb6n, aumenté considerablemente las exportaciones de éste;.en 1913 tales txportaciones de materia prima representaban mas del 10 % del valor de todas las exportaciones de las naciones més industrializadas del mundo. En cuanto a la industria tecnol6gica, ereacién de la ttima parte del siglo x1x, se pueden buscar sus orfgenes en las tres industrias ya mencionadas. La industria, textil necesitaba alguien que construyese y reparase la maquinaria, la metalurgia producia su propia tecnologia, y la industria del carbén, a su vez, tena necesidad de bombas de extraccién eficaces y transporte barato, lo que dio como resultado el desarrollo del ferrocarril y 1a maquina de vapor. Como ya sugerimos en el capitulo anterior, el ferrocarril fue fa més relevante de las nuevas industrias del siglo XIX. Tavo especial importancia por su eslabonamiento hacia atrés y hacia delante con otras industrias. Por otra parte, debido al papel pionero de Gran Bretaia en cl desarrollo del ferrocarril, la demanda extranjera, tanto de dentro como de fuera de Europa, de expertos, equipos y capital briténicos proporcion6 un fuerte estimulo a toda su economia Supuso también un estimulo potente la evolucién de la industria de construccién naval, que pas6 de la vela al vapor y de emplear madera en la fabricaci6n de barcos ‘utilizar primero hierro y més tarde acero. El tonelaje de construccién de los barcos de vapor no consiguié superar al de la de barcos de vela hasta 1870, pero a partir de entonces predominé ta construccién de los primesos; en 1900 la produccién de barcos de vela nuevos habia disminuido a menos del 5'% del total. En Ia década de 1850-60 el hierro empez6 a sustituir répidamente a la madera en la construcci6n de barcos, tanto de vapor como de vela, y en la década de 1880, el acero al hierro. En los primeros afios del siglo xx ta industria de construecién naval britanica pro. ducfa por término medio més de un millén de toneladas al aito, todos virtualmente barcos de vapor con casco de acero. Esa cifra suponfa mas del 60 % de la construc. ci6n naval mundial. (Durante algunos afios en las dos siltimas décadas del siglo Gran Bretafia produjo més del 80 % del total.) Una parte sustancial de esa produccién, entre una sexta y una tercera parte, era para ta exportacién. : Pese a tan notables logros, el ritmo y el alcance de la industrializacién briténica no deberian exagerarse tanto como Io han sido a menudo. Investigaciones recientes hhan demostrado que la tasa de crecimiento industrial entre 1750-1850 fue con rablemente inferior a lo que suponian anteriores estimaciones, y que, inc e fecha fan avanad como 1870, sproximadament itd del ttl de lot exballos de vapor dea india conesponian ia nds tel, adem, mcewseacds ee nada por motor apenas haba tendo inpato an en mucins nots Eu 1319 seen oo Ia gen majors ele oes tabsaben, no ndsian manasa sah esc, sina como aetanot en taleres pogo La apasonmasve de ees devo 20 tho hasta después de 1870, aumentando de un foal de unos dos millones de eabaoe de vapor en esa fecha a casi 10 millones en 1907 * oor El eenso de 1851 confirma estas generalizaciones. Por ejemplo, la agricultura era ain la actividad que emplesba mayor cantidad de mane de obra lo ipa sendo hasta.1921—, y el servicio doméstico la segunda. La industria textl acogfa a menos del 8 % de la mano de obra total (slo la industria del algodén empleaba a alrededor del 4 %). El nimero de herreros (112.500) sobrepasaba el de obreros de la meta. turgia (79.500), y habia mas zapateros (274,000) que mineros (219.000), Gran Bretafa aleanas la cima de su supremacta industrial frente a otras naciones en las dos décades que van de 1850 a 1870. La tasa de crecimiento de su producto nacional bruto desde 1856 a 1873 —ambos afos cumbre en el ciclo comercial fue de una medida del 2,5 %, la mayor de todo el siglo. Entre 1873 y 1913 disminuys un 1,9 %, menor que la media de todo el siglo anterior y sustancialmente menor que la de Estados Unidos y Alemania durante el mismo periodo. Si la medida es Per eépita, es adn menor que la de Francia, considerada tradicionalmente la reza- fda de las grandes poteneias. ¢Cémo debemos evaluar un resultado tan poco brillan- te En primer lugar, las tasas de crecimiento son hasta cieio punto engaiiosas por que unidades con poca base estan pleden arrojar coo resoltade ales foeas de crecimiento con aumentos may modestos del incremento absoluto. Y, sobre todo, Inglaterra no podia mantener su superioridad indefinidamente al empezar a indus, Uializarse naciones menos desarrolladas pero bien provistas de recursos. [En ese sentido, el ocaso relativo de Gran Bretafia era algo inevitable. Y, teniendo en cuenta los vastos recursos y el répido crecimiento demogrifico de Estados Unidos y Rusia, no resulta sorprendente que acabaran sobrepasando la produccidn total de la pe- 2 A.E, Musion, «Technological Change and Manpower, History, 67 unio, 1982): 240-249 Modelos de crecimiento: los primaros paises industiaizados 287 quefia isla, Més dificil de explicar es la baja tasa de crecimiento de producto per cépita; de 1873 a 1913 Ia tasa de crecimiento de la productividad del factor total (producto por unidad de cada factor de produccién) fue cero. ‘Se han ofrecido diversas explicaciones para explicar estos tristes resultados. Al- ‘gunas de cllas son muy técnicas: tienen en cuenta los precios relativos de materias primas y productos manufacturados, las condiciones comerciales, los poreentajes y modelos de inversiOn, etc. Aun a riesgo de simplificar excesivamente, para nuestros fines podemos ignorarlas. Otras han considerado que el problema estuvo en Ia di- ficultad de acceso a materias primas y recursos naturales, pero éste constituys un problema menor. Por supuesto que la industria del algod6n habia dependido siem- pre del algodén en rama de importacién, pero clo no impidié que Gran Bretatia se Convirtiera en el primer pals productor de articulos de algodén del mundo, y, en cualquier caso, todos los demas productores de articulos de algodéa de Europa fobtenfan su materia prima del exterior, con frecuencia por medio dé Gran Bretaiia. Los minerales no ferrosos —cobre, plomo y estafio— del pafs fueron agoténdose raduaimente o bien no pudieron competir con los precios mas baratos del exterior, pero en la mayorfa de los casos eran compafias briténicas que operaban en el ex- franjero quienes se encargaban de extracr ¢ importar esta produccién més barata. A principios del siglo xx le industria del hierro importaba aproximadamente una tercera parte del mineral, principalmente de Espata, pero ello se debia en gran parte a que la industria no habia adoptado enteramente el proceso Thomas-Gilehrist de fabricacién de acero, que habria permitido la utilizacién de mineral fosf6rico del pais Este diltimo ejemplo indica otra posible causa del relativo ocaso de Gran Breta- fia: el fracaso empresarial, Los historiadores siguen debatiendo acaloradamente la cuestién, sin que se vislumbre una conclusion definitiva. Esta fuera de toda duda que Gran'Bretafa tuvo unos cuantos empresarios dindmicos y agresivos; los nom bres de William Lever (de Lever Brothers, posteriormente Unilevar) y Thomas Lipton (té Lipton), entre otros, estaban en boca de todos. Pero, por otra parte, hay abundantes pruebas de que los empresarios de fines de la época victoriana no ex- hibieron el dinamismo de sus antepasados, al adoptar los hijos y nictos de los fuin- dadores de las empresas familiares un estilo de vida de caballcros acomodados y ‘dejar el funcionamiento diario de sus empresas a administradores asalariados. Sefial dde la apatia empresarial fue Ia introduccién tardia, casi indiferente, de las nuevas industrias de alta tecnologfa (para aquella época), como eran las de quimica orgé- nica, electricidad, éptica y aluminio, pese a que la mayoria de sus inventores fueron briténicos. Todavia més significativo resulta el hecho de que la respuesta a las nucvas tecnologfas dada por los empresarios briténicos de industrias basicas en que eran, 0 habrian sido, lideres mundiales fuese también tardia y parcial. La lenta e incompleta adopcién del proceso Thomas-Gilchrist es un ejemplo que viene al caso, asi como, en la misma industria, la adopci6n relativamente lenta del horno Siemens-Martin. La industria textil se resistié durante mucho tiempo a Ia introduccién de unas mé- ‘quinas para hilar y tejer muy superiores que habfan sido inventadas en la Europa continental y en América, y los fabricantes de sosa Leblanc libraron durante treinta aiios una batalla perdida a la defensiva contra el proceso Solvay de obtencién de sosa, que habia sido introducido desde Bélgica. ‘288 Historia econdmica munca ee eSSSSC“‘“(‘ “Cé El atrasado sistema educativo de Gran Bretafa pudo tener parte de la culpa 4 retraso industrial y de lab defteneias empresarates Gran Brean fuse tino de los grandes paises occidentales en adoptar la escolarizacién elemental obligatoria fundamental en la formacién de una mano de obra cualficada. Las pocas univ dades inglesas importantes prestaban una atencién minima a la ingeniesfa y la ciencia (no asi las universidades escocesas, sin embargo). Aunque se habian recuperado algo del entumecimiento del siglo Xvi, su interés prioritario era todavia educar a los hijos de las clases ociosas en el conocimiento de los clésicos. Formaba parte del ‘modo de perpetuar los valores aristocraticos y su desdén por los logros comerciales ¢ industriales. El contraste con el siglo XVIII es sorprendente ¢ irénico: en general Sp aauala pce se consideraba a a soiedd briiea ms bir y Guida que fa ancien régime de ta Europa continental; un siglo impresi6n, si no la Gel ancien régime do a Earope 1; un siglo después la impresién, si no I Sélo una mencién episédica det contexto internacional ha precedido a 7 pas ena iis lot tanh paso» ete picua omisién a la que intentaremos poner remedio en cicrta manera en el capitu lo TI, pero para que la exposicién pueda situarse en su auténtica perspectiva necesitamos hacer unas cuantas observaciones. De todos los paises de gran extensién, era Gran Bretafia la que mas dependia tanto de las exportaciones como de las importaciones para su bienestar material Por lo tanto, Ia politica comercial, en especial arancelaria, de las otras naciones rrepercutia de forma notable en ella. Mas atin: dependia de la economia internacional en mayor medida que otras naciones de menor tamafo. Posefa, con miucho, la ‘mayor marina mercante y las inversiones en el extranjero de mayor cuantia, ambas importantes fuentes de divisas. Desde principios del siglo XIX, por no decir antes, pese a la importancia de sus industrias exportadoras, Gran Bretafia tenfa una ba” lanza comercial negativa 0 «desfavorable». El défict se cubria (y se superaba) gra- cias a los ingresos de la marina mercante y de las inversiones en el extranjero, Io que permitié a éstas crecer casi-continuamente a lo largo de todo el siglo. Por otra parte, en la segunda mitad del siglo, el papel central de Londres on la banca y seguros internacionales supuso una contribucién ain mayor a estos ingresos invisi- bles. La importancia de estas fuentes internacionales de ingresos se puede juzgar mediante una breve comparaciSn: compardbamos antes la tasa de crecimiento en el producto nacional bruto de 1856 a 1873 con la de 1873 a 1913 (2,5 frente a 1,9). Las cifras para el producto interior bruto (es decir, deduciendo del PNB los ingresos provenienies del extranjero) fueron 2,2, y 1,8 Para concluir esta fugaz exposicién del modeto briténico de industralizacién en el siglo x1x, debemos decir que, a pesar de todas sus vicsitudes, la renta real per cépita de los habitantes de Gran Bretaiia aument6 2,5 veces aproximadamente entre 1850 y 1914, Ia distribucién de la renta se hizo ligeramente més igualitaria, disminuy6 la proporcién de poblacién extremadamente pobre y en 1914 el briténico medio disfrutaba del mayor nivel de vida de Europa. ‘Modelos de crecimiento: los primoras paises industiokzados 260 OE ————— Estados Unidos Estados Unidos fue en el siglo xn% el ejemplo més espectacular de un erecimien- to econémico nacional répido. El primer censo federal de 1790 registr6 menos de 4 jones de habitantes. En 1870, después de haber alcanzado los limites de expan- sion continental, la poblacién habia aumentado a casi 40 millones, més que la de cualquier nacién europea exceptuando a Rusia. En 1915 la poblacién sobrepasaba Jos 100 millones. Aunque Estados Unidos fue el punto de destino de la mayor parte de los emigrantes curopeos, el elemento que mas contribuy6 al crecimiento demo- gréfico fue Ia tasa extremadamente alta de crecimiento natural. El ndmero de ha- bitantes nacidos fuera del pais nunca supuso mas de una sexta parte del total. Sin ‘embargo, Ia politica americana de inmigracién, casi sin restricciones hasta después de la Primera Guerra Mundial, mared definitivamente la vida nacional. América se convertiria en el erisol de razas de Europa. El niimero de inmigrantes anuales aument6 con rapidez, si bien de modo inter- mitente, de menos de 10,000 en 1820-25 a més de un millén en los primeros afios del siglo xx. Hasta la década de 1890, la gran mayoria procedia del noroeste de Europa; pero en 1900 Italia y los paises del este de Europa fueron las naciones de origen de la mayor parte de los nuevos inmigrantes. En 1910, la poblacién nacida fuera de sus fronteras cra de 13.500,000, un 15 % aproximadamente del total. De ellos, un 17 % procedia de Alemania, un 10 % de Ilanda, y casi cl mismo porcen- taje de Italia y'de la Monarqula austro-hingara; un 9 % respectivamente de cada tuna de las dreas siguientes: Gran Bretaita, Escandinavia, Canadé (muchos, de origen briténico) y Rusia; casi un 7 % de los territorios polacos de Rusia, Austria y Ale- mania, y el resto de otros paises La renta y la riqueza crecieron todavia mds répidamente que la poblacién. Desde Ja época coionial, Ta escasez de mano de obra en relacién con la tierra y otros recursos habia supuesto salarios y nivel de vida mas altos que en Europa. Fue ese factor lo que atrajo a los inmigrantes europeos, junto a las oportunidades de éxito individual y las libertades religiosas y politicas de que distrutaban los ciudadanos americanos. Pese a la imperfeccién de las estadisticas, es probable que Ia renta media per eépita cuando menos se doblara entre Ia adopcién de la Constitucién y el estallido de la Guerra Civil. Casi con total seguridad aumenté més del doble entre el final de dicha guerra y el estallido de la Primera Guerra Mundial. ;Cudles fueron las causas de este enorme aumento? La abundancia de tierra y Ia riqueza de recursos naturales ayudan a explicar por qué Ios Estados Unidos tenfan mayor renta per eSpita que Europa, pero no explican por sf solas la mayor tasa de crecimiento. Las razones deben buscarse en las mismas fuerzas que estaban operando en Europa occidental, a saber: el rapido progreso tecnolbgico y Ia creciente especializaciOn regional, si bien en Estados Unidos existfan factores laborales especiales. Por ejemplo, tanto en Ja agricultura como en la indus- tria, Ia escasez continua de mano de obra y su alto coste dotaron de mayor impor- tancia a las maquinas que ahorraban aquélla. Los métodos agricolas europeos, me- jores que los americanos, daban mayor rendimiento por hectarea, pero los granjeros Ge Estados Unidos (incluso antes de fa introduccién det tractor) obtenian muchos 210 Historia ecanémica mundial —_—_—_ee°ASS mejores rendimientos por hombre/empleado, usando maquinaria relativ a: rata (Fig. 9.2). En la industria, la situacion ora parecida, foun Las enormes dimensiones fisicas de Estados Unidos, con variedad de climas y recursos, permiticron un grado de especializacién regional mayor de lo que era posible en cada pais europeo. Aunque en el momento de su independencia, casi cl 90 % de la mano de obra estaba primordialmente ocupada en la agricultura, y ‘mucha de Ia restante en el comercio, la nueva nacién no tard6 en empezar a diver- silicarse. En 1789, el afio en que la Constitucin entré en vigor, Samuel Slater legs desde Inglaterra y al siguiente afo, asociado a comerciantes de Rhode Island, esta- blecié la primera industria fabril de América. Poco después, en 1793, el invento de la desmotadora de algodén de Eli Whitney marc6 el rumbo que tomarfa et sur de los Estados Unidos como principal proveedor de materia prima de la industria ma- nufacturera mayor del mundo (véase capitulo 7, pag. 195) nese, mn al Laos ner oa Un cee rp wn Mar ss be ek Uhm ace oe ene anes ek eae en pee ep nag cy eed Phi go 7a 5 oes es mr af en Esta dicotomfa tlev6 a 1a nueva naciGn a uno de los primeros debates importantes en politica econdmica, Alexander Hamilton, primer Secretario del Tesoro, era par- tidario de fomentar Ia industria con tarifas proteccionistas y otras medidas (vase su Report on Manufactures [Informe sobre las manusfacturas}, 1791). "Thomas Jeffer- son, primer Seeretario de Estado y tercer Presidente, preferta, por su parte, «esti- ‘ular Ia agricultura, y, en segundo plano, como sirviente, el comercio» (de su dis- curso inaugural, en 1801). Los jeffersonianos ganaron la batalla politica, pero los Modelos de crecimiento: los primeros paises industiaizados 274 hamiltonians vieron triunfar, tras su trégica muerte prematura, las ideas de aquel. La industria algodonera de Nueva Inglaterra, después de experimentar notables altibajos antes de 1815, emergié en la década de 1820 como la principal industria de América y una de las mas productivas del mundo, y como tal se mantuvo hasta 1860. A su sombra se desarrollaron otra serie de industrias, especialmente Ia de fabricacién de armas de fuego mediante piezas intercambiables (otra innovacién debida a Eli Whitney), que sentaron las bases de las industries de produccién en serie posteriores. Citra ventaja del gran tamatio de los Estados Unidos era ofrecer un gran mercado doméstico en potencia, virtualmente libre de barreras comerciales artificiales. Para hacer realidad ese potencial se requeria una vasta red de transportes. A principios del siglo x1X, la escasa poblacion estaba diseminada a lo largo de la costa atléntica; Ja comunicacién se levaba a cabo mediante buques costeros complementados con tunos pocos caminos para el correo. Los rfos proporcionaban el \inico acceso al interior, muy limitado, ademés, por répidos y cascadas. Con el fin de remediar estas deficiencias, los estados y municipios, en cooperacién con intereses privados (el ‘gobierno federal apenas intervino), emprendieron un ampli programa de «mejoras jnternas» que pretendia primordialmente la construccién de canales y caminos de peaje. En 1830 se habian construido mas de 11,000 millas de caminos de peaje, especialmente en el sur de Nueva Inglaterra y en los estados de la franja media de la costa atlantica, La construccién de canales empez6 a hacerse realidad a partir de 1815 y aleanz6 su cima en las décadas de 1820 y 1830. En 1844 se habfan construido ‘més de 3.000 millas, y en 1860 més de 4.000. Casi tres cuartas partes del total de los 188 millones de délares invertidos correspondieron a fondos paiblicos. /Algunas de las empresas inversoras alcanzaron un éxito espectacular, sobre todo el canal Erie del Estado de Nueva York, pero esto fue la excepcidn; muchas ni siquiera recupe- raron el dinero invertido. ‘Una razén fundamental para el frustrante resultado econdmico de los canales fue Ja Mlegada de un nuevo competidor: el ferrocarril. La era del ferrocarril empez6 casi simultineamente en Gran Bretafia y Estados Unidos, si bien durante muchos afios <éstos dependieron en gran medida de la teenologia, el equipo y el capital briténico. No obstante, los promotores americanos no tardaron en aprovechar la oportunidad {que este medio de transporte les proporcionaba. En 1840 la longitud de vias termi- nadas excedia no sélo la de Gran Bretafa, sino la de toda Europa, y esa diferencia se mantuvo durante la mayor parte del siglo (véase el cuadro 8:2) ‘AL igual que ocurrié en Gran Bretafia, el ferrocarril en América no fue impor- tante s6lo como productor de servicios de transporte, sino también por sus eslabo- namientos hacia atrds con otras industrias, sobre todo la siderurgia. Pese a haber sido exagerada a veces, no se debe menospreciar su importancia. Es cierto que antes de la Guerra Civil la industria metalérgica estaba muy dispersa, producfa a pequefia escala y dependia de Ia tecnologia del carbén vegetal, y que, ademés, gran parte del material ferroviario se importaba de Gran Bretafa, especialmente las vias. A pesar de esto, en 1860 el hierro ocupaba el cuarto lugar en valor afiadido por in- dustrias después del algod6n, la madera y el calzado. Tras la guerra, con la adopcién generalizada de Ia fundicion de coque, la introduccién de los procedimientos de Bessemer y de homo de solera abierta en Ia fabricacién de acero y la enorme 2212 _ Historia sconémica muna ee expansion de la demanda a causa de los ferrocartiles transcontinentales, no tardé en convertirse en la industria mayor de América en términos de vator afadido ‘A pesar del répido crecimiento de las manufacturas, en el siglo xix Estados Unidos seguia siendo una naci6n eminentemente rural. La poblacion urbana no corrié parejas con I rural hasta después de la Primera Guerra Mundial. Esto se debi6 en parte a que buena parte de la produccién fabrl tenia lugar en éreas que ‘eran esencialmente rurales. Como ya hicimos notar, la industria metalirgica twvo st base en zonas rurales hasta después de la Guerra Civil. Durante més tiempo todavia siguieron siéndolo otras industrias que utiizaban energfa hidréulica, barata y eficar, Aunque las méquinas de vapor fueron ganando terreno gradualmente a la energta hidraulica, la causa del ocaso de las industrias con base rural fue la legada de las centrales gencradoras de energla eléctrica. El movimiento hacia el oeste continud después de la Guerra Civil, alentado por la Ley de asentamiento en las tirras colonizadas (Homestead Act, y la brecha-hacia el oeste de Mississipi abierta por cl ferrocarril. La produccién agricola siguié dominando las exportaciones americanas si bien los trabajadores no agricolas sobrepasaron en mimero a los empleados en la agricultura en la década de 1880, y en esos mismos afios la renta proveniente de la industria empez6 a superar a la de la agricultura. Para 1890 los Estados Unidos se habian convertido ya en la primera nacion industrial del mundo. Belgica ae ht es nos at nant mo ee ut ta avon el opp a a, ba Cant me eB 1 fm 8 ce i Saba ain pe eco de Ml 8 ms are le ‘Su Proximidad a Inglaterra no fue un factor despreciable en su ‘pronta y triunfal imitaci6n de la industrializacién briténica, pero hubo otras razones mas fundamen- al valle de Sambre-Mosa era famoso por sus objetos de metal (véase capitulo 5, Dae. HO, Dry Ambo rons primer Saas teens Se Ja region sufrié la dor icin espaiiola y otros infortunios tras la sublevacién de los holandeses (véas capitulo 5, pag. 123), se recuperd algo bajo la dominacién, mas be- signa, eo austiacos en el XViNl. En Flandes crecié una importante industria yen el valle del Sambre Mosa, aa Modetos de crecimiono: los primeros paises industralzados 278 uier otro pais de la Europa continental. Contaba también con minas de hierro en las cercanias de los depésitos de carbén, asf como plomo y cine. De hecho hubo un cempresario belga, Dominique Mossclman, que desempefié un papel fundamental en la creacién de la industria del cine moderna, y la empresa que cre6, la Societé de ia Vieille Montagne, monopoliz6 précticamente la industria durante muchos ais. En tercer lugar, y debido en parte a su localizacién geogréfica, a sus tradiciones y a sus relaciones politicas, la regin que se convertiria en Bélgica recibié impor- tantes contribuciones de tecnologia, empresariado y capital extranjeros, y distruté de una situaci6n privilegiada en ciertos mercados extranjeros, sobre todo en Francia, El proceso empez6 bajo el Antiguo Régimen y se aceleré durante el perfodo de la dominacién francesa. La familia Biolley, natural de Saboya, se establecié en Ver- viers a principios del siglo Xvi, entrando en la industria de la lana. A finales de siglo sus casas comerciales eran, con diferencia, las més importantes de dicha indus- tria, Los Biolley atrajeron todavia a mas emigrantes, que egaron a Bélgica para trabajar para ellos y acabaron asentdndolos por su cuenta. Entre éstos se contaron William Cockerill, un hébil mécénico de la industria de la lana de Leeds, que lez6 a Verviers desde Suecia y en 1799 establecié un taller para la construcci6n de mi- quinas de hilar, y Louis Ternaux, natural de Sedén, quien huy6 de Francia en 1792, viajé por Gran Bretaiia estudiando los procesos industriales de este pais, regres6 a Francia bajo el Directorio y fund6 varias fabricas de paio de lana allf y en las provincias belges anexionadas. En 1807 habia 1.400 trabajadores empleados en una de sus fébricas cerca de Verviers, cuyas méquinas de hilar accionadas por energia hhidraulica habian sido construidas por Cockerill. En 1720, un irlandés llamado O'Kelly mont6 la primera bomba de vapor del continente én una mina de carbén cerca de Lieja. Diez afios después, un inglés, George Sanders, construy6 otra en una mina de plomo de Vedlrin. Antes de que el Antiguo Régimen llegase a su fin, habfa casi sesenta motores Newcomen funcionan- do en el rea que luego serfa Bélgica, En 1791 los hermanos Périer, de Chaillot, cerca de Paris, instalaron en esa misma area el primer motor tipo Watt; en 1814 habjan construido dieciocho o mas, de un total de veinticuatro de esa clase existentes en el futuro territorio belga. Ademés de en la mineria, se utilizaron en factorias textiles, en la metalurgia y en la fébrica de eaftones de Lieja que dirigian los propios hermanos Périer; mas el pequeiio mimero de ellas es indicativo del rendimiento relativamente pobre de las mismas. Los propietarios de las minas, muy especialmen- te, preferian las antiguas maquinas Newcomen, que siguieron construyéndose hasta la década de 1830. Las minas de carbén fueron las que més utilizaron los motores de vapor —tanto Ja variedad Watt como la Newcomen— y también las que atrajeron el mayor nimero dde empresarios y capital francés. Durante la dominacién francesa se desarroll6 un tréfico de gran importancia entre la industria belga del carbén y la industria francesa en general que sobrevivid a las diversas transformaciones politicas que hubo después dde 1814. En 1788 los Paises Bajos austriacos exportaban a Francia 58,000 toneladas de carbén mientras que Gran Bretafia suministraba 185.000 toneladas; en 1821 el sur de los Paises Bajos export6 252.000 y Gran Bretafa, 27.000; en 1830, mientras ‘que Bélgica envi6 mas de 500.000 toneladas, Gran Bretafia mand6 unas 50.000, Facilité enormemente este trafico la red de canales y otras vias fluviales que unta 274 Historia econéimica mundlat Een SSS ¢l norte de Francia con los yacimientos mineros belgas, a cual habia sido comenzada durante el Antiguo Régimen y fue continuada por los sueesivos regimenes. Los capitalistas franceses descubrieron que el carbén belga era una inversiGn atractiva, Se excavaron nuevas minas en Bélgica con capital francés durante la gran prosperi- ad industrial de los aiios 1830 y 1840, e incluso de la década de 1870, cuando Ia produccién de carbén se aceleré. La industria del algodén creci6 dentro de Ia ciudad de Gzinte y en sus alrededores —de hecho, Gante se convirtis en cl Manchester belga—. Principal mercado para Ja industria rural del lino de Flandes, a partir de la década de 1770 la ciudad con- templ6 la creacién de diversas talleres de estampado en algodén que, sin embargo, no utilizaban energfa mecénica. A principios del siglo xix, un empresario local, Lievin Bauwens, que hasta entonces no habia tenido nada que ver con la industria text, fue a Inglaterra como espfa industrial corriendo un gran riesgo personal, dado que Francia y Gran Bretaia estaban en guerra, logr6 pasar de contrabando unas ‘mules, un motor de vapor ¢ incluso trabajadores cualificados que manejaran las méquinas y construyeran otras copiando el modelo, ¢ instal6 las méquinas en un convento abandonado de Gante en 1801, empezando asf la moderna industria belga del algodén. Bauwens tuvo pronto competencia local y la industria creci6 répida- mente, especialmente con la proteccién del Sistema Continental de Napoleén. En 1810 empleaba 10.000 empleados, nifios y mujeres en su mayoria. Lo caprichoso de Ja guerra y, més adn, de la paz que Ia sigui6 someti6 a la industria a violentas fluctuaciones que arruinaron a muchos empresarios, entre ellos al propio Bauwens, pero la industria en sf sobrevivis y crecié. Los telares mecénicos aparecicron en la década de 1830 y, a finales de la década, la introducci6 en Gante, de las méquinas mecénicas de hilar Tino signitics el final de la industria rural del mismo. Hacfa ya mucho tiempo que en el valle del Sambre-Mosa y en las montafias de las Ardenas, al este, existia una industria metalirgica tradicional que utilizaba como combustible el carbon vegetal. Esta desempeiié un papel importante en el esfuerzo bélico: industrial de las guerras revolucionarias y napole6nicas, pero permaneci6 an- elada a téenicas tradicionales. En 1821 Paul Huart-Chapel introdujo el pudelado y ‘el laminado en sus fundiciones cerca de Charleroi. En 1824 empez6 a construir unos altos homes de coque que entraron en funcionamiento en 1827 y fueron los primeros de la Europa continental rentables comercialmente. A esos hornos pronto siguieron otros, entre ellos en 1829 el de John Cockerill, cuyo socio no fue otro que el go- bierno holandés del rey Guillermo I En 1807 William Cockerill translad6 sus talleres de maquinaria textil de Verviers a Lieja, asocidndose con sus hijos James y John. William se retiré en 1813 y John ‘comprs las acciones de sus hermano en 1822. Mientras, alrededor de 1815, Ia em- Presa empez6 a fabricar motores de vapor ademas de maquinaria textil; con este fin ‘emplearon a muchos trabajadores cualificados procedentes de Gran Bretaiia, algu- nos de los cuales se establecicron por su cuenta inés adelante o entraron a trabajar cen otras empresas belgas. Los Cockerill anunciaron sus planes de construir altos hhornos de coque ya en 1820; para ello, en 1823 John obtuvo un préstamo subven- cionado por el gobierno holandés. También contraté como asesor a David Mushet, tun famoso fundidor escocés. Con todo, la empresa se vio acosada por continuas dificultades tanto téenicas como financieras. En 1825 el gobierno adquirié la mitad Modelos de crecimiont: los prineros polses Industialzados 275. de la empresa por valor de un millén de florines; pero esta inyeccién de fondos gubernamentales no fue suficiente para permitir que lograra su objetivo. Para cuan- do lo hizo, on 1829, el gobierno habia invertido 1.325.000 florines més. En visperas de la Revolucién belga de 1830 (que, irénicamente, desposey6 al gobierno holandés de su inversin), 1a empresa Cockerill era sin ningrin género de Guda la mayor empresa industrial de los Patses Bajos, y probablemente la mayor del continente (Fig. 9.3). Daba trabajo a casi 2.000 obreros y representaba una {nversi6n de capital de mas de tres millones de florines (aproximadamente un millén y medio de délares), una enorme suma para la época. Con sus minas de hierro y Carbon, sus altos hornos, sus refinerfas, sus laminadores y sus talleres de maquinaria, fera también una de las primeras empresas metalirgicas integradas verticalmente. Como tal, sirvi6 de modelo a otras empresas en la incipiente industria La revolucién belga, bastante suave en términos de pérdidas humanas y de pro- piedad, dio lugar sin embargo a una depresién econémica, por la incertidumbre sobre el carfcter y el futuro del nuevo estado. No obstante, esta depresién terminé pronto y los afios centrales de la década fueron testigos de una vigorosa alza indus- trial. Aparte de las condiciones econémicas intemacionales, que también fueron favorables, se dieron dos factores que fueron responsables principales del cardcter y el alcance de! desarrollo cconémico de Bélgica: 1) la decisién gubernamental de construir una red de ferrocarriles @ expensas del Estado (véase capitulo 8, pig. 242), 10 {que result6 una especial bendicion para las industrias del carbén, el hierro y la ingenierfa, y 2) una notable innovacién institucional en el campo de la banca y las finanzas, En 1822 Guillermo I autoriaé la creacién de una sociedad anénima bancaria, con sede en Bruselas, la Societé Générale de Belgique pour favoriser Industrie Natio- nnale des Pays-Bass (que a partir de 1830 se conozerfa como la Societé Générale de Belgique)3 la dots con propiedades estatales por valor de 20 millones de florines invirtié una considerable parte de su fortuna personal en acciones. Pese a poscer facultades muy amplias para una empresa de su'naturaleza, el rendimiento durante la primera década fue, en el mejor de los casos, bastante pobre. Sin embargo, tras la revolucién, con un nuevo gobernador designado por el nuevo gobierno, estimulé tuna repentina alza de la inversiOn, que no tenia precedentes en la Europa continen- tal. Entre 1835 y 1838 cre6 treinta y una nuevas sociétés anonymes con un capital total de més de 100 millones de francos, que comprendian altos hornos y fundi nes, compafias hulleras, las fébricas de maquinaria Phénix en Gante, la empresa de barcos de vapor de Amberes, una fabrica text, refinerias de azticar y fabricas de cristal. En todas esas promociones conté con la cooperacién de James de Rothschild, de Paris, el banquero inversor més influyente de su tiempo, quien facilité el acceso al mercado de capital francés En 1835 unos financieros rivales obtuvieron permiso para la creacién de otra sociedad anénima bancaria, el Banco de Bélgica. Aunque era sustancialmente me- ror, el nuevo banco tom6 como modelo en (o fundamental a la Société Générale y le falté tiempo para imitar a su predecesor en el campo de las inversiones. En menos de cuatro afios fundaron veinticuatro empresas industriales y financieras con un capital total de 54 millones de francos. Entre éstas habia minas de carbén, empresas metaltrgicas, la fébrica de maquinaria St. Léonard de Lieja, fabricas textiles, refi- marche.) mer eutblcimionto indus de ta Europe cont cada de 1830. (De Toute la Belgique,. Monm ing, cerca de Lig, fue. ala, Esta foto es de prinipios de siglo, peo le Ficuna 93, La flbrica Cockerill de Seraing. Junip al ro Mose, en Se Modelos de erecimionto: los primeos paises industiahcados 277 nerfas de anicar y, la més importante, la compaiifa que se convertiria en el mayor productor del mundo de metales no ferrosos, la Société de le Vieille Montagne, que ‘compraron a su fundador, Mosselman. AI igual que la Société Générale, el Banco de Bélgica tenfa relaciones con Francia a través del banco privado parisiense de Hottinguer et Cie. Se decia que nueve décimas partes de su capital eran francesas. En 1840, o quiz4 antes, Bélgica era claramente el pais mas industrializado de la Europa continental, y, en términos de capital, seguia muy de cerca a Gran Bretatia. Pese a que, al igual que ocurriera con otros paises de industrializacién temprana, su tasa de crecimiento industrial acabé por descender ligeramente y ser sobrepasada por la de otros paises de industrializacién posterior, en 1914 segufa siendo el pais ims industrializado de la Europa continental en términos de produccién per cépit s6lo aventajado por Gran Bretafia en toda Europa. A lo largo de todo el siglo las industrias que habian sido la causa del inicio de su crecimiento siguieron siendo la base de su prosperidad: el carbén, el hietto (y el acero), los metales no ferrosos, fa ingenierfa y, en menor grado que en Gran Bretatia, la industria textil. En la industria quimica, la introduceién del proceso Solvay para la obtencién de sosa caistica impuls6 a una industria que hasta aquel momento haba experimentado un crecimiento lento; las industrias de ingenieria belga sobresalieron a la hora de tender lineas de ferrocarriles de via estrecha en el extranjero (ademas de en su propio pals) y, con posterioridad a 1880, en la instalacién de tranvias y trenes eléctricos. También a lo largo de todo el siglo la economia belga dependié en buena medida de la economia internacional; a finales del mismo el 50 % 0 mas de su producto nacional bruto procedia de sus exportaciones, teniendo Francia especial importancia en este aspecto. La verdad es que, si Bélgica hubiera formado parte de Francia durante todo’ el siglo, habriamos «perdido» estadisticas importantes a nivel de economia regional, pero las cifras relacionadas con Francia habrian mostrado un crecimiento total mucho més impresionante. Tal como fueron los hechos, en 1844 Francia im- ports el 30 % de toda la produccién belga de hierro crudo, y el hecho no fue algo ‘excepcional. Tomado el siglo en su conjunto, Francia import6 més del 30 % de su suministro de carbén, proviniendo més de la mitad de este porcentaje de Bélgica, principalmente de las minas de propiedad francesa, Francia De los primeros pafses industrializados, Francia fue ef que tuvo un modelo de crecimiento més anémalo. El hecho dio pie, en el siglo pasado y recientemente, a gran cantidad de bibliografia dedicada a explicar el supuesto «atraso 0 «retraso» de la economia francesa. Estudios empiricos y profundizaciones teéricas atin més, recientes han mostrado, sin embargo, que los debates anteriores se basaban en una premisa falsa. De hecho, aunque el modelo de industrializacion francés se diferen- ciaba del de Gran Bretafia y del de los primeros paises industralizados, el resultado no fue peor y, en términos de bicnestar humano, puede que fuese mejor. Ademés, considerando ios modelos de crecimiento de paises en los que se dio posteriormente tuna industrializacién préspera, parece ser que el modelo francés es mas tipico que, el britanico. \ \ i 278 Historia econémica mundial ——=——S Para busear una solucin a esta paradoja merece Ia pena considerar los determi nants bins del erecmiento econdmin, En el cao Franc, a cratrtn ands sorprendente del siglo x1x fue el bajo indice de crecimie Sections tae ge cee ite ee produeciGn industrial, ete.) se reducen a términos per cdpita, resulta que el resultado francés es realmente bueno. En segundo lugar, esté el tema de los recursos. Las industralzaciones de Gran Bretafi, Estados Unidos y Alemania se basaron en gran ‘medida en recursos carboniferos abundantes. Aunque no puede afirmarse que Fran- cia careciese de carbén, no estaba tan bien provista y, ademés, por el cardcter de sus yacimientos, su explotaciGn era mas costoza. Estos hechos tuvieron importantes implicaciones, que mas tarde examinaremos, en otras industras relacionadas con él carbon, como la siderurgia. En el aspecto tecnol6gico, Francia no estaba rezagada; bien al contrario. Los cientifcos, inventores e innovadores franceses llevaren la batuta en varias indusiias, entre ella las de Ia encrgia hidrdulica (turbinas y elec, trcidad), el cero (el proceso de horno de solera abierta) el aluminio, los automo. vilesy, en cl siglo XX, la aviacin, El factor institucional es mucho més eomple{o y Aiffeit de evaluar; como ya seiialamos en el capitulo 8, los regimenes revoluctonario y napole6nico proporcionaron el contexto institucional bésico a la mayor parte de Ja Europa continental, pero a lo largo del siglo XIX se produjeron cambios impor. {antes cuyo andlisis debemos posponer hasta el préximo capitulo, Actualmente estd demostrado que el crecimiento econémico modemo de Francia cempez6 en el siglo xvi. Considerando el siglo como un todo, las fasas de ereci Iiento tanto del producto total como del producto per cépita fueron aproxima. ddamente iguales alas briténicas,e incluso puede que ligeramente superiores, aunque Francia comenz6 (y termin6) con un producto per capita menor. Pero 1 fines de siglo Gran Bretaia experiment6 una «tevolucin industrials (en el algodén), mien. tras Francia estaba atrapada en medio de un gran terremoto politico; la Revolucion francesa. Agu radica la diferencia que afect6 a los rendimientos relatives de las dos economfas durante gran parte del siglo xtx. Durante un cuarto de silo, desde 1790 hasta 1815, excepto la breve tregua de Amiens (1802-03), Francia se vio envuclta em To que se ha llamado la primera guerra «moderna», que supuso la llamada obli gatoria a filas de gran cantidad de mano de obra. La demanda durante la época de {guerra auments la produccin de la economia, pero esencialmente conforme a pau tas establecidas, con poco progreso tecnoldgico. Se instalaron algunas méquinas de hilar en la industria del algod6n y se levantaron unas pocas mquinas de vapor, pero las importantes indusrias quimicas y del hierro sufrieron un estancamiento tecuolo. ico. También Gran Bretania entré en guerra en 1793, pero su pérdida de mano de obra fue menor por el hecho de que dej6 en manos de sus aliadas europeos la mayor parte de la guerra en tierra (a excepeién de las contiendas en la peninsula ibérica) Las exportaciones de Gran Bretaria, con su control de los mares y con Francia aislada de los mereados de ultramar, experimentaron un aumento espcetacular que contribuy6 a acelerar la modemizacién tecnoldgica de sus principales industris Despues de la fuerte depresién de postguerra que afect6 a toda la Europa ccc dental, ¢ incluso roz6 a Gran Bretafa, In economia francesa reanudé su crecmiento con indiees ain més altos que los de siglo xvi. Durante todo el siglo, el producto nacional brato crecié probablemente a una tasa media de entre 1.5 % 9 20% a “Modelos de crecimiento: fos primeros pases industristizados 279 ——— ———eeEeeeeee aio, si bien estas cifras estan sujetas a cierta incertidumbre, sobre todo las referidas aa primera mitad de siglo. Para el perfodo 1871-1914, para el que contamos con estadisticas mas numerosas y fiables, el producto nacional bruto crecié en Francia ‘una tasa anual media de aproximadamente 1,6 % mientras el de Gran Bretafia 10 hacia aproximadamente a la del 2,1 % y el de Alemania a la del 2,8 9%. Estas ciftas parecian indicar que la economia alemana crecia casi dos veces més répidamente {que la francesa mientras que la briténica lo hacia casi una tercera parte més répi- damente. Pero las cifras son engafiosas como guia para estudiar ¢l rendimiento total de la economfa, porque cuando las tasas de crecimiento se reducen a cifras per pita, ls indices pasan a un 1,4 % en Francia frente a un 1,7 % en Alemania y a s6lo un 1,2 % en el Reino Unido. En otras palabras, el lento crecimiento demogré- fico de Francia explica en gran medida el crecimiento aparentemente lento de la economia en su conjunto. Mas atin, los indices de crecimiento per cépita pueden ser también cngafiosos debido a que, al tener Alemania en el siglo XIX una economia relativamente atrasada, empezé con rentas per cépita mucho més bajas y, por lo tanto, menor base estadistica. Ademés, en 1871, como resultado de la guerra fran- co-prusiana, dos de las provincias francesas con una economia mas dindmica, Alsacia y Lorena, pasaron a formar parte del nuevo imperio alemén. ‘La produccién industrial, la vanguardia det moderno crecimiento econémico de Francia, como de la mayorfa de las naciones en vias de industrializacién, creci6 atin nds rapidamente que el producto total: varia entre cl 2,0 y e1 2,8 %. Las variaciones surgen no s6lo de los distintos métodos de eéiculo y de los autores del mismo, sino también del niimero de industrias incluidas en los calculos. A lo largo de la primera mitad del siglo —incluso hasta en el Segundo Imperio—, los artistas, artesanos y la industria doméstiea representaban tres cuartas partes 0 mis de la produccién «in- dustrial» total. El producto de estas actividades crecfa mds lentamente que el de las fabricas yf otras industrias nuevas, y, en algin caso, disminufa; de ahi que, al ex- luirlos de los indices de crecimiento, éstos parezcan mayores. Pero su importancia rno debe subestimarse porque, en gran medida, imprimicron a la industria francesa sus caracteristicas distintivas. bien el rendimiento total de la economfa fue bastante respetable, su tasa de crecimiento experiment6 variaciones (aparte de las fluctuaciones a corto plazo a las Que estaban sujetas las economias en vias de industralizacién). Entre 1820 y 1848 Ta economia crecié a una tasa moderada o incluso répida, interrumpida por fluctua- jones ocasionales de orden menor. La produccién de carbén, que de 1816 a 1820 fue, por término medio, de un millén de toneladas, sobrepas6 los cinco millones de toncladas en 1847, y su consumo aument6 todavia més rdpidamente. La industria del hierro adopt6 ef proceso de pudelado y empez6 la transicién a la fundicion de ‘coque. A mediados de siglo, mas de cien hornos de coque produetan més hierro terudo que 350 hornos de carbon vegetal. Se pusieton fos cimicntos de una impor- tante industria de maquinaria e ingenierfa; a mitad de siglo el valor de las exporta- ciones de maquinaria superaba el de las importaciones en més de 3.a 1. Muchas de las nuevas maquinas fueron a Ia industria textil doméstica, sbbre todo de lana y algod6n, que era la que contaba con mayor néimero de usuarios de méquinas de vapor y de otros equipos mecénicos, ademés de ser la industria més importante en ‘términos de empleo y valor afiadido. El consumo de algodén en rama se multiplicé 280 Historia econémica mundial —_—_—_————~X~—"_, _i— por cineo de 1815 a 1865 y la domé de remolacha crecié de una en 1812 a més de cien en 1827. Las industrias de cristal, porcelana, qu‘mica y papel, que crecicron también répidamente, eran insuperables ‘en cuanto a la variedad y calidad de sus productos. Por esta época se crearon en Francia, 0 bien se adoptaron con rapidez, una serie de industrias que incluian el alumbrado por gas, las cerillas, 1a fotografia, la galvanoplastia, la galvanizacin y la fabricacin de caucho vuleanizado. El crecimiento del comercio con cl extranjero interior se vio facilitado por las mejoras en los transportes y las comunicaciones, como la construccién generalizada de canales, Ja introduccién de Ia navegacién a vapor, los primeros ferrocarriles y el telégrafo eléctrico, El comercio con el exterior, medido a precios corrientes, aument6 a un 4,5 % anual desde 1815 hasta 1847 y, ‘dado que los precios descendicron duramte ese periodo, el valor real fue atin mayor. Ademas, en todo el periodo las exportaciones de bienes superaron en mucho a las importaciones, con Jo que en la balanza comercial de Francia hubo un enorme superdvit, por medio del cual obtuvo importantes recursos para sus inversiones de capital en el extranjero, Las crisis politcas y econémicas de 1848-51 marcaron una pausa en el ritmo del desarrollo econémico. Las crisis de las finanzas pablicas y privadas paraliz6 ta cons- truccién de ferrocarriles y otras obras piblicas. La produecién de carbén sufrié una brusca caida del 20 %; la de hierro fue més lenta, pero en 1850 era de menos del 70 % de Ia produccién de 1847. La cifra de bienes de importacién disminuyé en un 50 % en 1848 y no se recuperé totalmente hasta 1851; las exportaciones se hundie- ron ligeramente en 1848, pero se rehicieron en un aio, Con el golpe de Estado de 1851. y Ia proclamacién del Segundo Imperio al si- guiente afio, el crecimiento econémico de Francia reanud6 su curso a un ritmo acelerado, Su tasa de crecimiento amainé algo tras la suave recesin de 1857, pero recibié un vigoroso estimulo a través de las teformas econémicas de Ta década de 1860, muy especialmente los tratados de libre comercio (véase el capitulo 11) y las leyes de liberalizacién de la asociacin de 1863 y 1867. La guerra de 1870-71 fue un desastre econémico y militar, pero Francia se récobré econdmicamente de tun modo que dejé al mundo asombrado. Sufrié la depresién de 1873 en menor grado que ‘cualquier otra nacién en vias de industrializaci6n y se recuperé con mayor rapidez. Hubo un nuevo crecimiento répido que continué hasta finales de 1881. En ese perfodo la red ferroviaria crecié de unos 3.000 kilémetros a més de 27.000 y la telegrafica de 2,000 a 88.000. La construccién de ferrocarriles proporcioné un po- deroso estfmuto al resto de Ia economia, tanto directa como indirectamente, La metalurgia complet6 la transicién a la fundicion de coque en la década de 1850, y cen las de 1860 y 1870 adopts los procesos de Bessemer y Martin para la producci6n de acero barato. Las producciones de hierro y de carbén se multiplicaron por cuatro durante e508 aos, alcanzando 20 millones de toneladas Ia produccién de carbén y 2 millones la de hierro, El comercio extranjero, beneficiindose de las continuas ‘mejoras on las comunicaciones y los transportes, aument6 en més de un 5 % anual, y Francia, que era ain la segunda nacién del mundo en cuanto a volumen de co- ‘mercio, aument6 ligeramente su participacién en el comercio mundial, pasando de tun 10 a.un 11 %. Tomando el periodo de 1851 a 1881 en su conjunto, la renta y la Modelos de crecimiento: ls primeros palvesindustiaizados 281 siqueza de Francia erecieron a més velocidad que en todo cl siglo, con un promedio de un 2.a un 4% anual, La depresin que empez6 en 1882 duré més tiempo y probablemente cost6 a Francia més que cualquier otra del siglo xtx. En sus comienzos parecfa igual que otras recesiones de menor importancia que empezaban con pénico financiero, pero surgieron una serie de factores que la complicaron y prolongaron: plagas que afec- taron seriamente a las industria del vino y la seda durante casi dos décadas, grandes pérdidas en inversiones en el extranjero por incumplimientos de parte de gobiernos y quiebras de ferrocarriles, Ia vuelta general al proteécionismo en el mundo y, con- cretamente, las nuevas tarifas arancelarias francesas y una fuerte guerra comercial con Italia entre 1887 y 1898. El comercio exterior perdié fuerza y permanccid vir- tualmente estancado durante més de quince afos y, con la pérdida de los mercados extranjeros, la industria interior también se estanc6. La acumulacién de capital eayé al punto més bajo de la segunda mitad del siglo. Pero justo antes de que el siglo terminara volvis ta prosperidad con la ampliacién de las minas de Lorena y el advenimiento de nuevas industrias, como la electricidad, el aluminio, el niquel y los automéviles. Francia disfrut6 una vez més de una tasa de crecimiento comparable a la de 1815-48, cuando no a la de 1851-81. La belle Epoque, como Haman tos franceses & los afios inmediatamente anteriores a la P mera Guerra Mundial, fue por tanto un perfodo de prosperidad material y de flo- recimiento cultural. Aunque la precisi6n en estas comparaciones no es posible, pro- bablemente en 1913 el francés medio disfrut6 de un nivel de vida tan alto o més que cualquier otro ciudadano de la Europa continental. ‘Quedan por analizar ciertas caracteristicas claves del modelo de crecimiento fran- cés: el bajo indiee de urbanizacién, Ia escala y la estructura de sus empresas y sus fuentes de energia industrial. Todos ellos estén interrelacionados ¢ intimamente tunidos a fas otras dos caracteristicas que ya hemos acentuado: el bajo indice de ‘erecimiento demogratico y la relativa escasez de carb6n, De entre todas las grandes naciones industriales, Francia fue la que cont6 con {indices de urbanizacién més bajos. La causa principal fue el lento crecimiento de st poblacién total, pero también tuvieron que ver con ello la proporcién de mano de obra ocupada en la agricultura y la estructura y emplazamiento de In empresa industrial. De todas las grandes naciones industriales fue también Francia Ia que onté con mayor proporcién de mano de obra en la agricultura: un 40 % apro: madamente en 1913. Con frecuencia se ha tomado este hecho como prueba funda- imental def «retraso» de la economia francesa, pero la interpretacién correcta no es tan simple. Se ha invocado toda una serie de factores para explicar la proporcion relativamente alta de poblacién en la agricultura —jincluso los bajos indices de crecimiento demografico y urbanizacién!—, pero a menudo ni siquiera se ha legado a reparar en que a principios de siglo Francia era la tnica de las naciones industriales de Europa que era autosuficiente en cuanto a alimentos y que ademés producia excedentes para la exportacién. Con respecto a la estructura y 1a escala de Ia empresa, Francia era famosa (0 tristemente famosa) por la pequefia escala de sus firmas. Segin el censo de 1906, 17 % de sus empresas industriales carecia de asalariados; sus trabajadores —pro- pietarios y miembros de su familia— constituian el 27 % de la mano de obra indus- 282 Historia acondémica mundial trial, En el otro extremo, 574 empresas empleaban a més de 500 obreros cada una; sus trabajadores suponian el 10 % de la mano de obra industrial, o el 18,5 % de Jos asalariados industriales. Resulta significativo que estas empresas se concentraran cen Ia mineria, la metalurgia y la industria textil, las mismas industrias en que em- resas a gran escala con concentracién de capital prevalecian en el resto de los grandes paises industriales, s6lo que en éstos habia mas. Entre ambos extremos se hallaba un gran niimero de empresas de tamaiio pequefio y medio que daban trabajo a la mayorfa de asalariados. En el extremo mas bajo de este scgmento, las que empleaban a menos de diez trabajadores eran las industrias de tradicién artesana, como la alimentaria, la de la madera y la de ropa, mientras que las de més de cien empleados eran principalmente empresas de industrias més modernas: quimica, cris- tal, papel y caucho, ademés de tejidos, minerfa y metalurgia. No deberian pasar inadvertidas otras dos caracteristicas de la escala relativamente pequefia de las em- presas francesas: el alto valor afiadido (articulos de tujo) y la dispersién geogrética. En lugar de tener s6lo unas pocas zonas urbanas densamente pobladas y altamente industrializadas, como el caso de Gran Bretaha y Alemania, Francia poseia indus- trias muy dispersas y diversas emplazadas en pequefas ciudades, pueblos, 0 incluso en el campo. En parte, su dispersion venia determinada por la naturaleza de las fuentes de energia disponibles. Prodvccion per cipita de Belgica Producein per eipita de Franc 7] —— Prodcién per efpta de Alemania Aa Produccién per citadel Reino Unido hy 20 1800 184018501860 18701880 18901900 19101920 Froura 9.4. Produccion per cfpita de carbon de pledra, 1820-1913. (Belgica: L'Annusie Statistique de 4a Belgique, ediciones de 1871 y 1914; Francia: Annusive Statistique de la France, edicén de'1963; Alemania: Walter G. Hoffmann, Das Wachstum der Deutschen Wirtschaft set der mite des 19 Jahan. Serts, Nucra York, 1965; Reino Unido: B. R. Michell y Phyllis Deane, Abstract of Betish Historical ‘Statistics, Cambridge, 1952.) ‘Modelos de creciniente: los prineros palses industializados 288 Como ya sefialamos y hemos representado en la figura 9.4, Francia era la menos dotada de las primeras naciones industrializadas en lo que se refiere a carbén. A principios del siglo Xx, la produceién per cépita de carbén en Francia era un tercio de la de Bélgica y Alemania y un séptimo de la de Gran Bretafia, pese a que Francia estaba explotando sus reservas conocidas a mayor velocidad que los otros pafses, En las primeras décadas del siglo XIX, las minas mas importantes, a excepcién de una de ellas, estaban localizadas en las zonas montafiosas del sur y el centro del pais, lejos de los mercados, y eran de dificil acceso, sobre todo antes del adveni- miento del ferrocarril. Sin embargo, Francia estableci6 su primitiva industria meta- lirgica de coque baséndose en estos recursos. En la década de 1840, entraron en funcionamiento los grandes yacimientos del norte, continuacién de los belgas y ale- anes, que sirvieron para aprovisionar de combustible el crecimiento de la moderna industria del acero. Pero, tomado el siglo en su conjunto, un tercio del consumo del ‘earbon de Francia dependi6 de las importaciones, e incluso con ello, el consumo per cépita representaba s6lo una fraccién de Ia de sus vecinos (Fig. 9.5). Para compensar la escasez y alto coste del carbén, Francia descansé mucho més ‘que aquéllos en la energia hidrdulica, Ya hemos sefialado que, gracias en parte a Jas mejoras tecnol6gicas, incluida la introduccién de la turbina hidrdulica, esta clase de energla compitié con el vapor hasta casi la mitad del siglo, incluso en Gran Bretaiia, En Ia Europa continental, especialmente en Francia y en otros paises po- bres en carb6n, conservé su importancia durante mucho més tiempo. A. principios de Ia década de 1860, las cascadas y saltos de agua proporcionaban a Francia casi el doble de la potencia de las méquinas de vapor y, en términos de caballos totales, ésta siguié aumentando hasta la década de 1930 (aparte de su utilizacién para ge nerar energia eléctrica, que desde 1890 fue cada vez més importante). Pero las propias caracterfsticas del agua como fuente de energfa imponfan restricciones a su. utilizaciény Los mejores emplazamientos normalmente quedaban lejos de los centros, de poblacién; el niimero de usuarios en un sitio dado estaba limitado a uno o a unos pocos, y era asimismo limitado el tamatio de las instalaciones. Por tanto, pese a la importancia de Ia energfa hidréulica en la industrializacién francesa, contribuy6 a que se impusiera un modelo caracterizado por la empresa de pequeiio tamaiio, 1a dispersién geografica y bajos indices de urbanizacién. Como luego veremos, otros, paises pobres en carbén compartieron estas caracteristicas. Alemania Alemania fue el ditimo de tos primeros paises industrializados. En realidad se puede plantear que fue casi un rezagado, Pobre y atrasada en la primera mitad del siglo XIX, esa naci6n dividida politicamente era, sobre todo, rural y agraria. Existfan ‘Pequefias concentraciones industriales en la zona del Rin, Sajonia, Silesia y la ciudad de Berlin, pero se trataba en su mayor parte de variedades artesanales 0 protoin- ustriales. La escasez de transportes y de vias de comunicaci6n fren6 el desarrollo econémico, y las numerosas divisiones politicas, con técticas comerciales y sistemas monetarios separados, as{ como otros obstéculos al intercambio comercial, todavia més el progreso. Consumo per efpia en Bélgca ~~" Consurno per efpita en Francia — Consumo per espits en Alemani ‘Consumo per pita en el Reino Unido “Toncladas per efpita 18201890 16 1850 1860 18701899 1990 1900 19101920 Fioura 9.5. Consumo per cdpte de cabin de pledra, 180.1013, (Bélgica: L’Annuaire Statistique de 4 Belgique, ediciones de 1871 y 1914; Francia! Anna Statistique de ia France, ediian de’ 1965, Alemania: Waker G. Hoffmann, Das Wachstum der Deutschen Wirtechaft seit der mite dey 19 Jahran. Aerts, Nueva York, 1965; Reino Unido: B. R, Mitchell y Phyllis Deane, Abstract of Britsh Historical Statisties, Cambridge, 1962.) En visperas de la Primera Guerra Mundial, en cambio, el imperio unificado ale- ‘min era la nacién més poderosa de Europa. Poseia las industrias quimica, siderd- gica, de energia cléctrica y de maquinaria més modernas y mayores del continente En produccién de carbén de piedra sélo era superada por Gran Bretafa y cra un importante fabricante de cristal, instrumentos dpticos, metales no ferr0s0s, tejidos Y otros bienes manufacturados. Posefa una de las redes de ferrocarrl més densas y un alto grado de urbanizacién. ¢C6mo se dio una transformacién tan extraordinaria? Esquemfticamento, pero tampoco demasiado, Ia historia econdmica de Alemania se puede dividir con bastante claridad en tres periods casi simétricos. El primero, desde principios de siglo hasta la formacién del Zollverein (Unién Aduanera Ale. ‘mana) en 1833, fue testigo de una gradual toma de conciencia de los cambios eco- nnémicos que tenfan lugar en Gran Bretafia, Francia y Bélgica, y de la creacion de las condiciones juridicas ¢ intelectuales que eran esenciales para la transicién al orden industrial moderno. En el segundo de ellos, un periodo de imitacién cons- iente que duré aproximadamente hasta 1870, se pusieron los auténticos cimientos de la industria, las finanzas y los transportes modernos. Y en el iltimo, Alemania aecedié a Ia posicién de supremacia industrial en la Europa occidental que. atin cupa. La influencia extranjera desempeié un importante papel durante cada uno de los tres periodos. Ai principio, tal influencia, como los propios cambios, fue principalmente de orden juridico ¢ intelectual y emanaba de la Revoluci6n Francesa “Modelos de crecimiento: los pimoros palses incustrialzados 285 y de la reorganizaci6n europea de Napoléon. El segundo periodo estuvo marcado Ia afluencia de capital, tecnologia y empresas extranjeros, y aleanz6 sw punto maximo en la década de 1850. En el périodo final, lo que domin6 el panorama fue. la expansion de la industria alemana en los mercados extranjeros. La orilla izquierda del Rin, unida politica y econémicamente 2 Francia durante la Revolucién, adopt6 el sistema legal y las instituciones econémicas francesas, la mayorfa de las cuales se conservaron después de 1815. Con Napoléon, la influencia, francesa fue bastante fuerte en la Confederacién del Rin (casi todo el centro de Alemania). Incluso Prusia adopt6, modificadas, muchas insttuciones juridicas y eco- némicas de Francia. Un edicto de 1807 abolia la servidumbre, permitfa a la nobleza «dedicarse a ocupaciones burguesas [comercio e industria] sin que ello lleve apare- jada la derogacién de su estatus» y abolia la distincién entre propiedad noble y no noble, ereando de ese modo un auténtico «libre comercio» de la tierra. Edictos posteriores abolieron los gremios y levantaron otras restrcciones que pesaban sobre actividades comerciales ¢ industriales, mejoraron la situacién legal de los judios, reformaron el sistema fiscal e hicieron més eficaz Ia administracién central. Otras reformas dotaron a Alemania del primer sistema educative moderno (véase capitu- 10 8, pag. 259). ‘Una de las reformas econdmicas més importantes instigada por los funcionarios prusianos condujo a la formacién del Zollverein (literalmente, uni6n arancelaria 0 aduanera). En 1818 se sentaron las bases de tal unin al decretar una tarifa aran- celaria comin para toda Prusia, principalmente por el deseo de aumentar la eficacia de la administracién y el rendimiento de los impuestos. Varios estados pequerios, completamente rodeados por territorio prusiano, se unieron también a este sistema y en 1833, como resultado de un tratado con los estados mas grandes del sur de ‘Alemania, se ere6 el propio Zollverein. Este logré dos cosas: aboli6 todas las fron- teras y tarifas aduaneras internas, ereando un «mercado comiin» alemén, y, en se- ‘gundo lugar, creé un arancel exterior comiin fijado por Prusia. En general, el Zoll- verein siguid una politica comercial «liberal» (es decir, de tarifas arancelarias bajas), ‘ncipios econémicos, sino por el deseo de los funcionarios prusia- ipacién de Austria, que mantenfa una politica proteccionista. Si el Zollverein hizo posible una economia alemana unificada, el ferrocarrl la convirtié en realidad. La rivalidad entre los distintos estados alemanes, que contri- bbuy6 a la abundancia y calidad de sus universidades, aceleré también la construccién del ferrocarril. Como resultado, la red alemana de’ferrocarriles se expandi6 més répidamente que la de Francia, por ejemplo, que tenia un gobierno unificado, pero ividido sobre la cuestién de empresa publica frente a empresa privada. La cons- ‘truccién de ferrocarriles consiguié que los gobiernos se pusieran de acuerdo en ‘cuanto a rutas, contribucién y otras materias téenicas, lo que trajo como consecuen- cia una mayor cooperacién interestatal. Por muy importante que fuera el papel de los ferrocarriles en la unificacién del pais y en el crecimiento del comercio interior y exterior, no lo fue menos en el ‘crecimiento de la industria, mediante sus eslabonamicntos hacia adelante y hacia atrés. Hasta la década de 1840, Alemania producia menos carbén que Francia 0 que ‘a diminuta Bélgica. Y hasta la década de 1860 también producia menos hierro que Francia, Pero a partir de esos momentos el progreso en ambas industrias fue extre- 286 Historia econdmica mundial madamente répido, progreso que debié mucho (aunque no todo) al aumento de la red de ferrocarriles, tanto por la demanda directa de sus productos por parte de étos, como por el bajo coste de transporte que proporcionaba a sus usuaries. La clave de la répida industrializacién de Alemania fue el répido crecimiento de la industria del carbén, y la clave del répido crecimiento de la industria del carbon fueron los yacimientos del Ruhr. (Los yacimientos y la zona industrial del Ruhr, la mayor del mundo, estén limitados al sur por el valle y el ro del mismo nombre, pero de hecho la mayor parte de la regién que recibe este nombre esté situada al norte del valle.) Justo antes dc la Primera Guerra Mundial, aproximadamente dos, tercias del carbén de picdra alemén se producfan en el Ruhr. Sin embargo, antes de 1850, Ia rogién era mucho menos importante que Silesia, el Sarre, Sajonia o incluso que ta regién de Aquisgrin. La produccién comercial propiamente dicha comenz6 en la década de 1780, bajo la direccién de la administracién prusiana Fig. 9.6). Las minas eran poco profundas, las técnicas simples y la produccién insignficante. A final de la década de 1830 se descubrieron los filones «escondidos» (profundos) al norte del valle del Ruhr. Su explotaci6n, si bien extremadamente rentable, requeria més capital, técnicas més sofisticadas (como bombas de va- por, etc.) y mayor libertad de empresa. Al final, y no sin grandes retrasos burocré- ticas, fueron principalmente compatitas extranjeras (francesas, belgas y briténicas) las que los proporcionaron. A partir de 1850 la produccién de carb6n aumento rapidamente, y, con ella, la de las industrias sidertrgica, quimica y otras basadas en el carbén (Fig. 9.7). En 1840 la industria dol hierro alemana presentaba atin un aspecto primitivo. El primer horno de pudelado entré en funcionamiento en 1824, pero estaba financiado por capital extranjero. En la década de 1840 se utilizaban todavia forjas medievales. La fundicién con coque comenzé en Silesia, pero hablar del desarrollo del oeste de Alemania es précticamente decir desarrollo en la cuenca del Ruhr, y éste no lleg6 hasta la década de 1850. En 1855 habia unos veinticinco hornos de coque en el Rub, Y un niimero similar en Silesia; estos y otros pocos dispersos producian casi el 50 % de la produccién alemana de hierro crudo, aunque su proporcién con los hornos de carbén vegetal era atin de 1 a 5. La produccién de acero con cl sistema Bessemer empez6 en 1863 y poco después se adoptaba el proceso Siemens-Martin. Pero no fue hasta la introduccién del pro- eso Gilchrist-Thomas, en 1881, que permitia el uso de mineral de hierro con com- ponentes fosféricos procedente de Lorena, que la produccién alemana de acero experimenté una aceleracién impresionante. Tomando el periodo 1870-1913 en su conjunto, la produccién de acero aument6 en una proporcién media anual de més del 6%, pero el crecimiento mas répido se dio a partir de 1880. La produccién alemana de acero superé la Gran Gretafia en 1885, y en 1914 ya era més del doble que la de este pais. La industria alemana era grande no s6lo en su produccién total, sino también en sus unidades individuales de produccién. En los primeros afios del siglo XX, la produccion media por empresa era casi el doble que la de la equivalente briténica. Las empresas alemanas adoptaron con rapidez la estrategia de integracién vertical, adquiriendo sus propias minas de carbén y mineral, plantas de coque, altos hornos, fundiciones, laminadores, talleres de maquinaria, etcétera. “Modelos de crecimiento: los primoros paises industalizados 287 eed Pen eae nouna 6, Cuenca de Ru; El grabado repent el alle det Rar principio dello cmd, Einar predominanemene ual. (Rpaee, tera ona cede tna de ei, cals ‘sweeper ous deen yal ro ue apards pre cargo mace) mil pad x one Zona taba soda lyr cononradon de lucia psd del mand. (De Siete der Bergtcenchalt an er Rak 19, hinder de Klas Tend Copyright 1 by Ver ewe Cecio Gm, Ronn, Aten) snes e100 ‘ce 1900 1927 Se Fiouna 9.7. Bl rea indusial det Ruby. (Reproduccién autorizada basada en material publicodo en The “Times Alas of World History (1978, 1988)

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