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| DANIBLA OLIVER tel poder clasificador y fltrador juan Pablos, pp. 31-71. na comunidad: museografia con onal de San Miguel Cuevas, O2- lo, México, uaw-i-Departamento “ANEXO EL CARRITO DE MANGOS \entos y violencia en la comuni- Jan Miguel Cuevas", tesis de licen- jo de Antropologia, Universidad jana. Rosario Mata Presenciar un acto comercial del tipo compra-venta de churri- tos de harina es algo muy comtin para cualquiera de nosotros, incluso algo sin importancia, a menos que. Libertarias. formance, Nueva York, FAs Publi- i ies ‘lee te aes Elcarrito de mangos vendia también churritos de harina con wilsa, estaba a no més de cinco metros de la orilla del mar y junto ala reja que sirve de frontera internacional (Tijuana-San Diego). En medio de un frio aire y un cielo nublado, los mangos, ‘\ mi parecer asociados con la ideade una playa calurosamente wopical, se vendian a la par que las frituras baftadas en salsa pi- (277) 278 ROSARIO MATA ante, inditintamente de los dos lados de la frontera, hecho que Tlamé mi atencion. ‘Un hombre joven, desde el otro lado, ya con su bolsa de chu- ttitos, le pidi6 al vendedor “mas ‘chili’ por favor’, estirando el brazo a través de la reja para que le pusieran mas salsa pican- te; el hombre del carrito lo hizo y devolvi6 el producto da igual forma mientras negociaba conmigo el precio de dos mangos, en pesos mexicanos, luego de haber cobrado esos churritos en délares americanos, Este hecho es —tal vez, para quien lo vive cotidianamente— algo intrascendente o “sin chiste", pero para alguien nuevo en cstas latitudes, el simple acto de comprar y vendera través de una Teja deviene en una serie de pensamientos: se llevé a cabo un intercambio comercial, de alimentos, desde un pais a otto, Ine. ‘80 entonces eso es exportacién e importacién, lo que me lleva 4 Pensar en todas las normas de control para hacer este tipo de transacciones que el pais del norte tiene y que ponen trabas a algunos productos, todos los trémites burocraticos que se ten- rian que hacer para que se vendiera un mango con chile desde lun pais hasta otro; todo esto desaparece en la inmediatez de Ia Playa, en la cercania de las personas que por un espacio de 20 ¢m pueden pedir ‘mas ‘chili o cobrar por la comida yendida/ exportada, La frontera, al menos en esa parte, en la esquina del no importa, los productos comerciales pueden circu mente, las conversaciones, los billetes y monedas © americanos, “gringos" diria yo, donde la arena y el sitan indistintamente, la inmediatez fisica permite una. didad transnacional que sobrepasa lo imaginable, Que alguien pida desde el otro lado ‘mas ‘chili” pensar en la carga simbélica que esto conlleva, pedir desde un pais en el que "no se come mucho", pero variante sonora que descubre el habla inglesa tratando da espatiol correctamente, es como sila salsa picante, ¢] tuviera ubicado en *su lugar de origen’, como si, en mento, el chile fuera el ingrediente base que se da al o llevandose consigo la posibilidad de estar en contacto tierra, i [BL CARRITO DE MANGOS z Ponetse a pensar en este tipo de cosas seguramente tie que ver con la novedad de presenciarlas: fue la primera vez q ¢ftuve on playas de Tijuana, un domingo en el que, a pesar¢ f¥0, los nifios se metian a las aguas heladas, pasaban al otro ode laejaen juego.y compraban churritos con chile y mang.

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