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Para ejercer una influencia beneficiosa

entre los hijos, es indispensable


participar de sus alegras

El medio para hacer cambiar de


opinin es el afecto, no la ira.

La comunicacin efectiva y afectiva


beneficia de por vida a los nios y a cada
miembro de la familia.

Si la comunicacin entre padres e hijos es


buena, sus relaciones sern buenas
tambin.

El amor es para el nio como el sol para


las flores; no le basta pan: necesita
caricias para ser bueno y ser fuerte.
Los nios empiezan a conformar sus
ideas y opiniones sobre si mismos en
base a la comunicacin que reciben de
sus padres.

El nio no aprende lo que los mayores


dicen, sino de lo que ellos hacen.

Un nio siempre puede ensear tres cosas a


un adulto: a ponerse contento sin motivo, a
estar siempre ocupado con algo y a exigir con
sus fuerzas
queindica
desea.
Latodas
comunicacin
enaquello
la familia
que

existe compaerismo, complicidad, y un


ambiente de unin y afecto en casa.
Una buena familia, comienza con un buen
ejemplo de los padres.

Cuando los nios empiezan a sentir que


sus padres los escuchan y los
comprenden, aumenta su amor propio.

Lo que se les d a los nios, los nios


darn a la sociedad.
Es necesario que los padres aprendan el
arte de la comunicacin, para demostrar
que dicen lo que quieren decir
y escuchen lo que realmente el nio
siente y quiere decir.
El mejor legado de un padre a sus hijos es
un poco de su tiempo cada da.

Los padres deben dar apoyo afectivo


para que sus hijos resuelvan sus
problemas, pero no resolvrselos
siempre.

Vive de tal manera que, cuando tus hijos


piensen en justicia, cario e integridad,
piensen en ti.

No hay amistad ni amor como la de los


padres para los hijos.

Los nios no tienen pasado que les


perturbe ni futuro que les preocupe ellos
solo viven el presente, esa es una de las
valiosas cosas que se olvidan al crecer.

Dale a tu hijo una idea constructiva, y lo


habrs enriquecido para siempre.

Nada hay ms hermoso que un padre


llegue a convertirse en un amigo de sus
hijos, cuando stos llegan a perderle el
temor, pero no el respeto.

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