me diste , amada , una flor, y de entonces su perfume embriaga mi corazn. Era un jazmn blanco y puro ms no tanto como t ; emblema de mis ensueos smbolos de tu vida. Yo lo conservo en mi pecho y en el siempre vivir; lo han marchitado mis besos y lo he regado al llorar. Pero conserva el aroma de tu aliento virginal de tus lgrimas la huella,