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Rosa mexicano: moda y marca Ram6n VALDIOSERA PESE A QUE GRAN PARTE DE LA INDUMENTARIA DE NUESTRO PAIS ha tenido como marca la paleta que va del rosa al buganvilia, fue hasta mediados del siglo xx que se acufié el término “rosa mexicano”, La historia del nombre tuvo como escenario Nueva York yenella estan involucrados personajes como Dolores del Rio y el disefiador Ramén Val- diosera, quien en estas paginas nos da cuenta de tan fascinante aventura, ( ‘uando cmpecé en la moda, en la década de 1940, mi deseo era hablar del buen ‘gusto del mexicano, de los centenarios huipiles de las mujeres de Zinacantin, del poder creativo de la sabiduria antigua, del gran punto de inflexién en el pensamien- {0 del siglo xx que vino del México prehispinico. Me interesaba trascender lo vistal para entender los significados del mundo mesoamericano. Muy pronto me di cuenta ‘que, desde que nace, el habitante de nuestro pais vive, come, se educa y hasta muete en rosa mexicano. Quince sigios antes de Cristo, el hombre mesoamericano ya era testigo de los to- fos fuego de los volcanes en erupcidn y del milagro ardiente del sol al atardecer; de las guacamayas escarlatas de las selvas altas; de los pechos colorados de los quetzales; de |as tonalidades rosiceas de las cacticeas; de la explosién de visos morados en las flores ©, incluso, en el matz, adems del especticulo encarnado de las tierras con éxido de hierro, Mas adclante descubrié la utilidad de tinturas rojizo-cirdenas como la cochini- Ula, elcaracol puirpura, la semilla de achiote o el cinabrio. Ast, desde el principio de su historia, el mexicano ha estado rodeado de una extensa gama de rojos, rosas, puirpurasy violéceos que, durante siglos, han marcado la psique nacional. La vista grabs el abanico del magenta en la mente y ésta, con su filtro emocional, lo trasladé después ala arqui- ‘ectura, al arte popular, alos rtuales, los dulees, los juguetes ya un sinfin de objetos. El indigena ha sido siempre un diseftador innato. Yo lo he notado de un modo especial en los trajes tradicionales, confeccionados con la pauta constante del ojo y del facsia, conalidades inoculadas en cada tecodo de estas ticrras transmitidas de genera- cidn en generacion. Las etnias mexicanas, muy celosas de su vestido, obsetvan la vieja costumbre de utilizar determinadas coloraciones y bordados pata distinguirse del resto, Cuando uno viaja por regiones alejadas del turismo todavia encuentra a una abuela y su nieta ves- ‘das igual, ya que ese traje es simbolo de su grupo familiar, En este sentido, el vestido equivale, para ellos, a un nido envolvente del alma, y sus tonos, formas y adornos cifran significados muy antiguos. isis Un prisma de rojos y rosas Dibujoselizados por en Ia indumentaria indigena Ramin Valdiosera cna Al rastrear la pasién social por la gama que va segunda mit del siglo, del rojo al rosa mexicano pienso en una pri- “Todos dela cole ‘mera explicacién: la temprana presencia de dears - los tonos rojizos, en su mayoria de origen ve = getal, en Ia pintura corporal de los antiguos habitantes de Mesoamérica: el tinte rojo del grano de achiote, el fruto violiceo otc del stbuste epi, el coloate ee cement seria de bjuc, Ios jugos rae a de frutos silvestres, la mezcla encar- areas pene aaa a pees cas cee ene eacitet cce aan ee eee te, dane aie, de ver por meso pal eee “aaa cin day prcoenaeay aecree an sir may simple opis ceteenteae J gis de ior ecs. rime cou ee unos modelos en ela después pase Eis ec ees oe polcomadat que pertensronami Mode la Mada Menican y que conserve en xpea de uneasiness ocala gum ioctl ren hsm gus css del Ala dente ee! uel paras See toy en mis sisi clad Seamer ee ero eee ee eee SRR estrass ae oe etalon eee Dib deun atuendo Aesleacontara band ‘radicional dela danza de Jos mors, de Michoacin, piirpura, como los flamencos, Ias orquideas y diversos frutos. Los actuales estados de Chiapas y Oaxaca son lugares tinicos al respecto. En los Altos de Chiapas, los mayas con- temporineos emplean con gran profusién el ahora llamado rosa mexicano, y aunque a lo largo del tiempo esta moda también ha expe- rimentado una metamorfosis hacia otras var tiantes, el colorido magenta mantiene activo su protagonismo. En Zinacantin, Chiapas, por ejemplo, los novios se casan con un sarape de hilos rojos y blancos que a la vista produce un efecto rosa. También en Oaxaca, las etnias del Istmo, los chontales de Ojitlén 0 los eriquis de la Sierra Alta viven hoy dia inundados en el color magenta. Estos tiltimos, por ejemplo, obtienen un tinte rojo del jugo de las edscaras dde madrofto, que mezclan con agua y eal para volverlo roséceo. Igual de interesante esla técnica, ain vigen- te entre los mixtecas de las cosas de Huatulco, para extracr la tinta de los caracoles purpura sin matatlos, una practica majestuosa que sdlo pervive en este pequefo rineén del mundo y tun poco en Costa Rica Los totonacas y huastecos del Golfo ve- ractuzano han utilizado siempre el color rosa de un modo singular Los toronacas son, a mi jtcio, una de las etnias més elegantes, sibari- tas, refinadas y alegres en el vestir. Enel pasado vivian inmetsos en un paraiso de flores, pijaros xyagua fesca, y supieron llevarel gozo, lcolory cldonairea su vestimenta. Los huicholes de Ja- lisco y Nayarit utilizan de forma muy hermosa rojo amapola el rosa mexicano en sus borda- dos, mientras que las distinguidas mujeres de la zona de San Jerénimo en el Pacifico guerre- tense usaban lujosos pantalones a medio muslo con motivos geométricos en los que predomi- naban los tonos rojizos. Mis ies y venires por México me pusieron ‘en contacto con la plumaria, sin duda una de las artes mis sofisticadas del México antiguo. Por su diseio brill yligerez, ls plumas resul- tan perfectas para tocados, adornos y prendas de vestir. Lis mas grandes se utilizaban para pe- nachos, las medianas servian para el cabello y vestido, mientras que las mintisculas se utii- zaban sobre todo en adornos. En la época pre- hispénica, por ejemplo, fueron habituales en- tre los mixtecas y los zapotecas los labrados y rancher, bordados con plumaria: plumasdecolibri para ciudad de Mexico. ct hilado con aplicaciones de concha, placas de Jade y obsidiana, En la Mixteca de Oaxaca atin mediados del siglo xx subsistian tocados de plumas idénticos a los de sus antiguos reinos, Algunos grupos indigenas han heredado la técnica para hacer penachos ligeros y de fécil acomodo, con estructuras de hasta un metro Danza dl macho, de altura, a base de plumas de vivos colores su- jeras en escobetas de quita y pon. Estas piezas, en las que el rojo y el rosa se repiten con fre- cuencia, constituyen elementos de referencia de la indumentaria de los voladores, que mez cla un atuendo de inspiracién medieval reto- mado por los frailes durante la época virreinal con el motive del ave. En uno de mis viajes, un danzante de la tegién totonaca me conté, cuando le pregunté sobre el origen de este ritual, que un hom- bbre quiso volar para llegar ficilmente al cielo y no regresara la tierra. Para lograt esto subié por un palo 2 un sitio cada vez mds alto; una vez arriba, el dios que los embriagé de aleu- rahizo girary girarla base para ‘que, con una velocidad verti- ginosa, los danzantes volaran hacia el Sol, que los devord. Pero ésta no fue la tinica dan- zaquetuvela fortunademirar: también me topé con Ia danza de los quetzales de Puebla y Veracruz y lag delosparagtierosdeTlaxcala,porcitar sélo unas cuantas entre las muchas cuya indumentaria sorprende por su creatividad y por el uso del rosa buganvilia ea coors La leyenda del mexican pink Viajar, dibujar y ordenar los archivos de mis viajes supuso una tarea ingente que valié la pena. Mi gran reto entonces eta imponer co- sas que, con la discriminacién que en México siempre ha habido, se despreciaban. Fue un proceso apasionante que me hizo tomar con- ciencia del relevante papel jugado por el color ‘magenta en todos los aspectos de la cultura nacional y que desperté en m{ el deseo de hhacerme disefiador de moda: queria exportar al mundo [a riqueza del colorido, los estilos y tejidos mexicanos. Fui afortunado al contar con el recono- cimiento inmediato de la actriz Dolores de! Rio, quien al ver mi primera coleccién, en 1948, me encarg6 varios trajes para ir a Los Angeles. También tuve el apoyo, en su tilti- mo afto de gobierno, del entonces presidente Miguel Alemén, que buscaba promover Mé- xico en el jet set. Sin embargo, no deja de ser interesante analizar el rechazo y la burla que sufti por parte de los modistos destacados entonces, Henri de Chatillon y Armando Val- dés Peza, quienes, enamorado el primero de Francia y el segundo de Grecia, no crefan en ‘una moda mexicana niles interesaban nuestras tradiciones; cometieron la tonterfa de mani- festar en la radio cosas tan absurdas como que la elegancia en México era imposible porque Ia ‘mujer tenia “muchas nalgas”. Aquello me vio- lenté de tal modo que opté por disefiar mi propia linea, sabiendo que los tejidos clisicos como el satén, el mohair o la seda no comps- ginaban con mis ideas. Yo queria utilizar telas de rebozo, de mezclilla, de algodén, de cam- baya, de ixtle; textiles pintados a mano tejidos en telar de cintura, encajes de bolillo; en fin, todos esos materiales populares que habia co- nocido de primera mano a través de mis viajes y cen los que observaba Ia presencia continua de los tonos puirpuras y magentas, igual que en todo tipo de objetos: velas, papalotes, muros y alimentos. Me lancé a la aventuta y, en menos de tres afios, obtuve lo impensable: una clientela feme~ nina destacada con apellidos conocidos, pero ‘en micorazén healimentado siempreun carifio muy cuidado hacia Dolores del Rio, mi mejor ‘promotora en Estados Unidos, quien ala postre me facilits vest a iconos como Rita Hayworth, Pauleste Goddard o Elizabeth Taylor. Dolores del Rio fue mi punto de partida en el extranjero, y nuestro trabajo en complicidad coincidié, en 1949, con el famoso asunto Mexican Pink Yo solia utilizar la expresién “rosa mexi- cano” a modo explicativo, para dar una idea de La enorme influencia que tiene en mi pais este color. No sélo es el mis amado por los mexi ‘canos, sino que era el que estaba presente en Ta mayoria de mis trajes y al que dediqué, bajo el nombre de Buganvilia, mi primera coleccién de moda internacional, presentada en el ho- tel Waldorf Astoria de Nueva York en mayo de ese afio. Aquel desfile fue un gran aconte- cimiento. Durante una rueda de prensa en el hotel, mientras yo reflexionaba sobre el rosa mexicano con los periodistas extranjeros, el traductor mencionaba una y otra vez las pa- labras mexican pink, de tal suerte que al dia si- guiente aparecié un articulo en The New York Times que aseguraba que “nace un nuevo color en la moda cosmopolica:el mexican pink”, As fue como la denominacién “rosa mexicano” tras- as6 fronteras y se hizo conocida en el mundo. Mis adelante la propia Dolores del Rio me dié utilizar justo el nombre de Rosa Mexicano ara nombrar as{ un proyecto de caridad. Hoy es marea registrada y da vida, entre otros nego- ios, a una cadena de restaurantes en Estados Unidos, blogs, varias asociaciones y campa- ‘as publicitarias. Atin evoco con enorme emocién aquella ‘temporada que puso de moda el rosa mexicano en Nueva York: los escaparates de Manhattan s¢ inundaron del color buganwilia, el color de México que lancé al mundo y que Ilevé tam- bién por vez primera a una corbata, gracias tun pedido de Countess Mara, famosa por sus exclusives disetios, hoy objeto de coleccién, En México lo tenemos todo. Los franceses recurren a los egipcios, los griegos alos etruscos, Pero nosotros no necesitamos mirar fuera: tene- mos a los mayas,a los tarascos o el arte popular, que podrian inspirar de manera inagotable la ‘moda nacional ¢ internacional. El potencial artistico mexicano es arrollador, pero durante décadas se educé en que lo nacional eta pésimo frente a lo europeo o estadounidense. El drama del disefto en México es que no sabemos aunar lo téenico con fo artistico, [a parte comercial con nuestra fuerte tradici6n, historia y riqueza suntuaria. La moda mueve vigorosamente la con- iencia, pero también es a personalidad exterior de una época y el espejo de la cultura. En este context, para mi el rosa mexicano representa ‘ms que un color: es un emblema de las raices sentimentales y creativas de nuestra nacién. —_— Ramén VALDIOSERA comenzé su carrera como historierista. Es diseiador de moda, ilustrador, pintor y coleccionista. Vestuarista, entre otras, de las peliculas Tizoey Cuan lloran losvalietes. Fue di- rectorde los diatios de historietas Pepiny Chamaco thio. Funds los museos de la Moda y de la His- torieta c Iustracién Mexicana, temporalmente cerrados. Es autor del libro 3000 aftes de moda mexi- canay de veinte titulos mas, Actualmente pinta doce murales para la Central de Abastos de la ciudad de México, siete para la linea doce del Metro y doce para Fuerza Ciudadana. Insptsdo en el raje dechar,

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