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Domingo.
Hoy, me levant temprano para ir al parque.
Puedo afirmar que a esta hora est casi desierto, lo s porque vivo a media cuadra.
Necesito pensar un poco, despejarme...
Est un poco fresco, todava se siente el olor del csped hmedo, cubierto del roco nocturno. Al
costado de la vereda que trnsito, los lapachos empiezan a mostrar sus flores, claro, ya empez la
temporada ...
Los hay de todos colores, rosas plidos, morados intensos, amarillos y el exclusivo blanco.
En sus ramas puedo ver un par de gorriones aleteando, sus gorjeos destacan en el silencio.
Llevo conmigo el celu, mi ltima esperanza, que hoy me llames.
Mientras camino voy pensndote, como siempre, como cada da desde que te conoc y acept como
amigo...como cada da que esta amistad se transform en amor.
Pens en recordarte un poco menos para as ganarle a la melancola...
Pero en mi alma siguen estos silencios.
Mis pensamientos me dicen que espere un poco ms antes de tomar una decisin, pero ya no puedo.
A esta altura ya no s siquiera si exista o solo fue una creacin de una adolescente crdula y
enamorada.
Sin darme cuenta y sumida en mis pensamientos llegu a la fuente, bueno lleg la hora entonces...
Lleg la hora mi amor de decirte adis.
Lleg la hora de seguir mi camino, aunque te sigo queriendo.
Este amor apasionado y triste sigue dentro de mi alma. Quizs te quise demasiado, no s, no se
tampoco si este amor fue mucho o poco, pero s s con absoluta certeza que ya nunca volver a amar
as.
S que no podr olvidarte y que mi gran sueo est muriendo en esta despedida.
Seguir pensando en vos, seguramente. Pero confi en el tiempo, que dicen es el gran sanador de
todos los males.
Acurrucada en el banco, descubro que las gotas de agua que trae la brisa que pasa por la fuente se
confunden con mis lgrimas.
Fueron demasiadas lgrimas pienso.
Te am en presente y en futuro, y seguir amndote por el resto de mi vida... y mientras esta
avalancha de sentimientos me conmueve sigo mirando el celu...
Y mi celu sigue mudo.
Hora de seguir, ser lo mejor para m me digo en voz baja tratando de convencerme.
Una ltima mirada a mi celu, que sigue mudo...
Un suspiro amplio... y despliego mis alas y vuelo a una nueva vida, porqu al fin y al cabo las elfas
como yo, que viven en el mundo de los sentidos, camufladas en fachadas de adolescentes rebeldes,
tambin deben encontrar su camino.