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|OTECA ROMANICA HISPANICA DAMASO ALONSO H. ESTUDIOS Y ENSAYOS, 422, (© ROLF EBERENZ, 2000 © EDITORIAL GREDOS, S. A,, Si www.ed Depésito Legal: M. 33720-2000, ISBN 84-249°2268-9 Impreso en Espa SOPRA 29.4 ROLF EBERENZ BL ESPANOL EN EL OTONO DE LA EDAD MEDIA SOBRE EL ARTICULO Y LOS PRONOMBRES GR ri 0S 4414/03 mes ROMANICA mISPANICA 84 Elespaiiol en el otofio de la Edad Media suele poner de relieve el cargo oficial del emisor. En la aaa aan oral de Ia gente comin, nosotros eta ya Ia forma més usual hacia 1430, En cambio, parece que las clases altas mantuvieron nos hasta la mitad del siglo, segiin parecen indicar las cronicas de la época (y este uso se conserva como arcafsmo atin més tarde, en las novelas de = ballerias). En cuanto a vosotros, su generalizacién definitiva en cl tratamiento de confianza se sitia en las primeras décadas del siglo. Ya antes del siglo xv, nos y vos se habfan convertido en pronom- bres del poder, y como tales acabaron por quedar excluidos de sus funciones originarias, En cambio, seguian empleéndose esporidica- ‘mente como plurales con ciertos valores peculiares y en determinados géneros textuales. Iv TRATAMIENTOS PRONOMINALES Y NOMINALES 1, BNTRE LA PRAGMATICA ¥ LA MORFOSINTAXIS 1.1, La interlocucién abarca una serie de fenémenos morfolégi- Cos, pragmaticos y sociolingiifsticos relacionados con la deixis, esto ¢s, con la nominacién explicita de los participantes en la comunica- cién y de su respectiva localizacién en el espacio y el tiempo. En cuanto a los tres dmbitos de la deixis —emisor, receptor y mundo re- ferencial—, es sabido que el espaiiol posee marcas pronominales (os Pronombres personales, demostrativos y posesivos), adverbiales (aqui, ahi, alli; acd, alld) y verbales (la categoria de persona) para nombrar cada uno de ellos. Ahora bien, en algunas de estas clases de morfe- mas se obsetvan alteraciones a lo largo del siglo xv. Asi, el adverbio ahi pasa a expresar precisamente la funcién que le conocemos ac- tualmente, cambio vinculado a la desaparicién del antiguo adverbio pronominal y. En las desinencias verbales surgen problemas respecto ala diferenciacién entre singular y plural en el pretérito, simple (el antiguo plural cantasies se empieza a emplear también en singular) Sin embargo, los cambios mis importantes se dan en los pronombres personales, donde nos y vos son suplantados por nosotros y vosotros como formas del plural debido a que vos se ha generalizado con su 86 Elespafol en el otoito de la Kdad Media Tratamientos pronominales y nominales 87 nueva fincién alocutiva de cortesia, segin se apunté en el capitulo precedente. ‘Como indica este iltimo ejemplo, a las estructuras clementales de la interlocucién se superpone la Hamada detxis social, esto es, la cre- ciente diferenciacién de los elementos referentes al interlocutor segiin la relacién que éste mantiene con cl hablante. El espafiol, como la mayoria de las lenguas occidentales, ha desarrollado mecanismos 1é- xicos y morfosintéeticos para sefialar distintos grados de deferencia hacia el receptor de la comunicacién —ti, vos y muestra merced (us~ ted), con las correspondientes formas verbales— suplanténdolos al grado tinico del tuteo heredado del latin. La difusién de estos nuevos fratamientos repercutié también sobre la configuracién de la defxis general en espafiol: asi, el hecho de que la tercera persona del verbo (Singular y plural) y el posesivo su(s) requeridos por vuestra merced se utilicen constantemente con referencia al receptor conlleva el ries g0 de desequilibrar el sistema de las tres personas. 1.2, Desde hace tiempo, la deixis social constituye uno de los te- mas clisicos de la lingiiistica espafiola. Ello tiene que ver con los propios hechos de la lengua —el voseo del espafiol americano, la historia de la formula vuestra merced y de su sucesor usted, 0 la ex- tensién del tuteo en el espafiol peninsular de nuestros dias—,, pero también con la circunstancia de que el espaiiol ha sido objeto de and- lisis de un trabajo programatico sobre los mecanismos del tratamien- to, The Pronouns of Power and Solidarity, de R. Brown y A. Gilman. El caudal de estudios y el interés por el tema estan lejos de agotarse, puesto que se ha creado ya algin centro de investigacién dedicado exchusivamente a este problema y se han publicado las primeras bi- bliografias e informes sobre el estado de la cuesti6n', " Vid. F, Braun e al. (1986) y la resefia de esta obra por apreciaciones ceriicas de In investigacion sobre los tr Lebsanft (1987; se reiere sobre todo al francés) y R, Watts (1992) Lebsanft (199 nientos dan el mismo Desde la publicacién del trabajo de Brown y Gilman se considera que los procedimientos de la interlocucién suelen reflejar relaciones de poder y solidaridad entre los miembros de una comunidad lin- giiistica. Bn una relacién humana presidida por algtin ¢jercicio de po- der, la persona jerérquicamente inferior se ditige a su interlocutor con usted, mientras que éste puede tutear al primero. Inversamente, en una relacién de solidaridad, en principio ambos dialogantes pueden tratarse ‘reciprocamente de ti 0 de usted. La diferencia fundamental reside, pues, en la simetria o asimetria de los tratamientos, Sin em- bargo, como sefiala J. L. Blas Arroyo (1994), las nociones de poder y de solidaridad resultan a menudo insuficientes para explicar adecua- damente la aplicacién de tal o cual formula interlocutiva, Otro criterio importante parece ser el de la distancia social, En muchas comunida- des lingtiisticas es cortiente que incluso entre amigos y compafieros de trabajo se mantenga el tratamiento de cortesia, pastindose al tuteo s6lo excepcionalmente, El caso contrario se da, por ejemplo, cn el es- pafiol peninsular, donde el paso al tratamiento familiar suele ser rapi- disimo. Del mismo modo, en las relaciones marcadas por algiin tipo de poder —pongamos por caso entre profesor y alumno— predomi- naba antiguamente el tratamiento asimétrico (tuteo del alumno por el profesor, quien recibia de aquél el tratamiento de usted); hoy en dia €s mds comiin la interlocucién siméttica, ya con la forma de cortesia, como ocurre en francés o en alemén, ya con la formula familiar, co- mo en Espaiia, Por supuesto, nuestro corpus no permite trazar un cuadro exhaus- tivo de'los usos interlocutivos en la sociedad castellana del siglo xv. Tanto Ja literatura como la documentacién administrativa contienen ‘materiales abundantes sobre ciertos sectores, los més pudientes, mien- 2 N. Ly (1981: 16) expresa del siguiente modo esta element Personne locutive n’occupe pas u regla social: «Si la rang social supérieur & celui de Mallocutaite, elle 4oit atémuer par des artifices discursifs 1a suprématic (non-sociologique) qui lui co! fre la prise de parole, Blle doit, au sup: primant toute distance, s'ave place qu’il oceupe da 88 El espaiiol en el otofio de la Edad Media tras que las gentes menos privilegiadas estén relativamente mal repre- sentadas. Y, sobre todo, no debe olvidarse que todos estos textos es- critos s6lo ofrecen, en la mejor de las hipétesis, unos reflejos parcia- les de la interaccién verbal. Para obtener un maximo de informacién sobre la comunicacién oral hemos recogido preferentemente muestras de didlogos en estilo directo. En segundo lugar, hemos examiinado to- da clase de cartas, a sabiendas de que muchas de las formulas interlo- cutivas atestiguadas en ellas pertenecian a las convenciones de este género discursivo tan peculiar que es el epistolar. Como otras lenguas romances, el castellano. medieval posee en lo eseneial un jentos: junto al tipo tradicional y mis corriente |Mi cantas| existe desde los primeros documentos una formula de uso restringido y socialmente mareada |vos cantades|, en Ja que la aparente transgresién gramatical del plural aplicado a un solo interlocutor se aprovecha para indiear la superior posicién social de éste en relacién con el hablante*. Tal es, pues, la base comtin de la que parten el castellano y muchas lenguas vecinas. Sin embargo, en Castilla el giro reverencial vos cantades, en principio reservado para unas pocas personas de alto rango, se extendié después a capas so- ciales mas bajas, invadiendo cada vez mas el terreno de fii cantas. Esta trayectoria y su consecuencia més inmediata, la depreciacién de vos, son hitos bien conocidos de la historia del espafiol*, como lo es también el hecho de que en muchas zonas de América este vos des- valorizado y convertido en tratamiento comin suplanté a Ai, Ahora bien, al difuminarse las marcas morfol6gicas de la interlocucién reve- rencial, surgié la necesidad de expresar esta relacién por otros me- dios, Asi se fue gramaticalizando la frase vuestra merced seguida de la tercera persona de singular del verbo, como ya expuso P (1923) en su estudio pionero, 3 Sobre los origenes y la historia de vas aplicado a un solo interlocutor en la Ro ‘mania, vid. Svenmung (1958: 375-86) y Lebsantt (1989), “Vid. Lapesa (1986: 392-93) y Alvar / Potter (1983: 130-33); entre los trabajos 1més extensos sobre la historia do los tratamientos en el espaliol medieval conviene meneionar el de Ly (1981) Tratamientos pronominales y nominales 89 Después de este escueto resumen de las diferentes etapas evoluti- vas, vamos a ver més de cerca el castellano cuatrocentista. Se trata de determinar, primero, hasta qué punto ha progresado a extensién del vos de cortesia y, segundo, si vuestra merced ha entrado ya en la fase de fijacién gramatical. Debido a las limitaciones que impone una do- cumentacién histérica como la que aqui utilizamos, consideramos que para nuestro andlisis son suficientes los criterios siguientes: ~ El rango social de cada participante, La respectiva edad del locutor y el alocutario. La existencia 0 no de un lazo de parentesco entre los interlo- cutores, — El grado de conocimiento y de intimidad en el trato (distancia social). 2. EMPLEO DE TUY Vas POR PERSONAS DEL ESTADO LLANOS 2.1. Bs bien conocida la llamada popularizacién del vos reveren- cial en la Castilla del siglo xv. Sin embargo, no se trata, en realidad, ni de un proceso rapido ni de un fenémeno fécil de atestiguar en sus sucesivas etapas evolutivas. Mas bien se dirfa que la base documen- tal, més copiosa en el Cuatrocientos, hace aparecer de golpe unos 1usos poco conocidos en los siglos anteriores, pero que debian estar ya ampliamente’difundidos. Una buena muestra de la situacién oftece, por ejemplo, El Conde Lucanor, donde «el tratamiento usual entre esposos, amigos, para dirigirse a un desconocido, 0, sencillamente de respeto es la forma vos» (Hoyos 1982: 269), Nuestro examen comenzard por los sectores sociales inferiores a la nobleza, es decir, el conjunto de personas al que més tarde se Ila- 5 En muestro art basado en las actas 90 Elespaiiol en el otofio de la Edad Media Tratamientos pronominales y nominales 91 mari el fercer estado y que en la época que nos ocupa resulta todavia dificil de definir. Como apunta J. Valdeén (1983: 66), «el tercer esta- do lo integraban en realidad grupos sociales muy variados y hetero- géneos: habitantes de las ciudades y del campo, mercaderes y humil- des menestrales, labradores acomodados y campesinos miserables, jornaleros del campo y pastores, etc.». También seria un anacronismo hablar de clase media, concepto de dudoso valor para la Edad Media, Los personajes que aparecen en los documentos y la literatura no son, evidentemente, los més pobres; muchos tienen casa propia y servi- dumbre (0 forman parte de una familia de estas caracteristicas) y se dedican al comercio o a, algiin oficio mecinico de cierta considera- cién, En la Castilla de 1a época, los burgueses enriquecidos ascendian con alguna fucilidad a 1a nobleza, y en las ciudades los intereses co- ‘munes unian estrechamente a caballeros y mercaderes adinerados, Por Jo dems, los textos nos proporcionan datos suficientes para diferen- ciar el grupo que acabamos de definit, del menos favorecido de los ctiados, jornaleros, esclavos, prostitutas, etc. 2.2. Atendiendo, de entrada, a las relaciones entre personas no unidas por lazos de parentesco, constatamos que vos predomina am- pliamente en su trato mutuo, Este pronombre y/o la forma verbal de la 22 persona de plural se emplea, por supuesto, cuando el hablante se dirige a un interlocutor jerérquicamente superior [de criada a ama:] Mayor, mi criada, 1a qual tiene por esposa Juan de Villa Real, cardador, porque vino a mi vna vez e me dixo, que andaua tras ella: {Que diriedes de mia los padres?, muy afincadamente. (1494, IngCReal, 2.30); [de un ama de aves a su sefiora:} dixo: De- xaldo agora eso, sefiora, (1513, InqCReal, 3.422). Los hablantes eligen también vos al dirigirse a un interlocutor desco- nocid € dixo la dicha Matia Alonso: Sefior {De donde venis aca? E respon- dio el judio: Sefiora, vengos a ver. (1484, InqCReal, 1.229). Pero igualmente entre personas de posicién parecida y que se tratan con frecuencia es corriente la formula de cortesia. Asi, vos aparece como forma alocutiva incluso cuando existe una evidente relacién de solidaridad entre los interlocutores, por ejemplo en las conversaciones entre amigos®, aunque también se encuentran muestras del tuteo: [comentario de aventuras amorosas entre amigos:] Ti feziste esto, yo fize esto; tit amas tres, yo amo quatro; tie amas reynas, yo enperado- ras [...] (MzTol, 82); !Yuy, amiga! {Non vedes cémo nos miran de desgayre? {Quieres que les demos una correduira e una Indradura? (id., 170); E no syn razén me enojan algunas personas quando me ruegan y dizen: «Yd a fulanos.qu’os quieren ver e aunque vos no lo oygaes, oyrin ellos a vos (TerC, 41); ya sabeyss que soyss mi amigo e lo faystes syenpre (1511, InqCReal, 3.70). Del mismo modo, vos es el tratamiento mas usual en las relaciones de compadrazgo y comadrazgo: [la raposa al lobo:] «Conpadre, bien sto aqui, que fallo unos pescados muy grandes de comer, e si aqui quijeredes entrar comigo, averedes muy buena parte delos» (LGat, 73); {0 byen sy lo sopiésedes, c6mo es de mala lengua! Ravia, Seftor! jAllé yr, por Di bagada es- tariades, comadre! (MzTol, 169-70); su conpadre el fiscal, que Ie avia dicho: Comadre, dexados de pleyto y de la malaventura; no eu- reys de confesat (1513, InqCReal, 2.584), Otra piedra de toque para apreciar la difusién del tratamiento de cor- tesia en las relaciones sociales son las situaciones en que una persona habla a un animal o a un objeto no animado. Asi, en ef cuento de la mujer brava de El Conde Lucanor, el recién casado trata de Ai al pe- tro y al gato, pero de vos al caballo (Hoyos, 1982: 270-71). Para el si- glo xv tenemos el caso de la mujer que se lamenta de la pérdida de una gallina, en el famoso monélogo del Corbacho, llaméndola de vos: ‘Ay, gallina mia rubya!, y zadénde estades vos agora?» (MzTol, 127). tario entre amigos», co lo llama Castillo Mathieu (1982; 607), 92 El espaitol en el otofio de la Edad Media Tratamientos pronominales y nominales 93 Y Jo mismo oourre con objetos que revisten cierto valor para el sujeto hablante: {un hombre hablando del dinero:] Vos sodes mi speranga, mi gloria © mi rrefuigio ¢ non demando ayuda a otro dios (SzVer, 54); [una mujer hablando de un huevo que se le eché a perder:] jAy, huevo mio de dos yemas, que pata echar vos guardava yo! (MzTol, 124). Mas complejo se presenta el cuadro de la interlocucién de supe- rior a inferior, pues debe diferenciarse entre las relaciones de servi- dumbre o de divergencia notable de edad y las situaciones en que los interlocutores se distinguen por otros tipos de desnivel social. A los ctiados y esclavos se les trata generalmente de iti, sobre todo cuando son jévenes 0, como se decfa en la época, mozos”: ¢ dixo su sefiora deste testigo (2 una criada]: Mari Dias, sube a la camara ¢ aleanga vn ylo de vuas para Catalina de Camora. (1484, IngCReal, 1.390); dezia la dicha muger de Juan de la Sierra a la dicha esclava: Mira sy es puesto el sol, engiende esos candiles. (1511, id., 2.164). Pero también hemos consignado ejemplos de vos cuando la persona subordinada ocupa un puesto de cierta responsabilidad, como puede ser el de ama de Ilave [de sefior a ama de Haves:] ¢ le dixo: Hija, {Que dichos dexistes de mi? ;Dexistes dichos de heregia? E dixo este testigo: Sy dixe, E luego el dicho Pero Franco dixo: ,Que dexistes?» (1513, InqCReal, 3.418). 2.3. Mas llamativa es la penetracién del voseo en cl Ambito de las relaciones de parentesco y de alianza matrimonial. En el capitulo de los lazos de sangre, se comprende facilmente que los padres sean tra- tados de vos por los hijos, ya que el mismo fenémeno se da también en otras lenguas y épocas: 7 Cf. la confiemacién de este hecho para Aragon, en Vila Rubio (1990: 42), {un joven frente a un matrimonio que le hace de padres:} Curad de vos. Dexad a mi; que ya so desmamado (MzTol, 92); ¢ dixo a su ma- dre: ‘Dénde his a tal ora?”, a lo qual respondié: ‘Calla, no digas na- da, que bamos al baiio donde se faze la tibula” (1487, IngSeg, 51). En cambio, los padres tutean a los hijos, como demuestra la tiltima cita, y 1o mismo hacen, por supuesto, los abuelos con los nietos: ¥ este testigo le vié dar el dicho brial [se. a su nieta] e dixo la dicha dofia Cinhé [se. a su nicta): ‘Toma, fj, este brial que me dié mi her- mano Diego Arias’ (1492, Avila; Carrete 1986:120); a sus nietos [...] poniendoles la mano sobre las cavegas, e que traya por la cara avaxo syn los santiguar, disiendoles: Buenaventura ayas. E otras vezes: Dios te vendiga. (1513, InqCReal, 3.361). En cuanto a los hermanos, los documentos de la Inquisicién de Ciu- dad Real oftecen el ejemplo de Alonso y Diego Sanchez, vecinos de la misma ciudad, que se tratan mutuamente de vos: Y el dicho Alonso Sanches pregunto al dicho al dicho Diego Sanches, su hermano ¢ le dixo: Dezid gan os dado publicagion? (1512, Inq- CReal, 3.84); E el dicho Diego Sanches dixo: Lugar teneys de des- deziros micntra estuvierdes en la cargel ¢ salid alla. B si no hos qui- sieren sacar a la avdiengia, quebrad esas puertas. (1513, id., 3.88), La forma de cortesia se emplea también entre primos: y dixo [sc. a un primo): ‘Por este enojo que me abéis fecho yo inbiaré dos 0 tres escuderos el dia de la boda [...]’ (1486, InqSeg, 104); le dixo el dicho Melamed (a su prima]: ‘Pues més, sefiora, que abéis de recibir en quenta una arroba de aceyte que di para Ia lampara de la si- noga por buestro mandado’ (1487, id., 54). Respecto a la interlocucién entre esposos, el Corbacho hace apa- recer una diferenciacién entre los tratamientos que reciben el marido y la mujer. Normalmente, esta iitima es tuteada: «E asentése el mari- do en ef banco delante la cama e dixo: Dame a cenar» (MzTol, 163; 94 Elespaiiol en el otofto de la Edad Media cfr. 149-50, 152, 153, 192), aunque hay también alguna exeepcién: «Pues, jpara el cuerpo de tal yo meresco tan buena o mejor que vas (MzTol, 204). En cambio, el marido suele tener derecho al vos: «¢Qué ponés ay, marido?» (id., 152; eft. 128, 153, 203). No obstante, de un testimonio més tardio, de Ciudad Real, se desprende que tam- bién la esposa recibe el vas: «A lo qual respondio el dicho Diego Sanches de Madrid ¢ dixo: Ay de vos, que a vuestros fijos no les fal- tara Jo que ovieron (sic: = ovieren}» (1513, InqCReal, 3.86). Fl sis- tema de interlocucién usual entre esposos se emplea también entre amantes, como demuestran varios pasajes del Corbacho («Pues, .qué medré, amigo, después que est6 con vos?», MzTol, 131; oft. 149, 192). 2.4. Volviendo a las relaciones sociales en un sentido més amplio, ‘vamos a fijamos en los clérigos y empleados de las colectividades piblicas. Unos y otros son personas de respeto, aunque resulta dificil clasificarlos socialmente, pues pueden pertenecer 0 al estado Ilano 0 a la nobleza. De todos modos, incluso a los de posicién més modesta se les trata siempre de vos": «Vos, clérigo, vades a misa de prima, 0 a maytines, 0 nona», —esto segund qu’el estado de tal onbre— (Mzol, 109); que arrendamos a vos Alfonso Martinez [...] argipreste de Talauera que estades pre- sente, vnas casas que los dichos sefiores defn e cabildo han ¢ tienen en esta dicha gibdad (1450, Toledo; Torr/Riv 1977:25); Sennor cura: Dien creo que se vos acordaré quel anno pasado me quedastes a douet de la renta de Sant Nicolés [...] (h. 1465, Toledo; Ledn 1979: 470). En cuanto a los empleados al servicio del estado, pueden mencionarse los porteros de la Casa Real a los que trata de vos el solicitante de los «Fechos de palacion en el Rimado de Palacio del Canciller Ayala o el siguiente ejemplo de Ciudad Real: * De las frmulas nominales que, dentro del voseo, se aplican a los obispos y ar- Zobispos se hablard en el apartado 5.2. Tratamientos pronominales y nominales 95 [de un albafiil a un escribano] «Seftor Antonio, leedme estos librillos ‘que me he hallado en esta torre, para ver si son judaycos» (1484, Ing- Real, 1,26). 3. Uso DE TUTEO ¥ Vos 3.1. Como es de esperar, en la interlocucién entre nobles el voseo esta omnipresente. El fendmeno ya se atestigua en el Cantar de mio Cid, donde se hablan de vos incluso los miembros de la misma fami- lia, salvo cuando son muy jévenes?, La misma situacién la encontra- ‘mos todavia a finales del siglo xrv y durante todo el xv, en obras na- rrativas como el Rimado de Palacio, E1 Passo Honroso, El Victorial, las crénicas de Juan Il, del Halconero y de don Alvaro de Luna, el Amadis, asi como también en muchas composiciones liticas, espe- ialmente las que se hallan compiladas en el Cancionero de Baena. En ellas, la interlocucién con vos se practica en casi todas las configu- raciones pragmiticas posibles, es decir, entre iguales, de inferior a superior, pero también con personas subordinadas. Sin embargo, ve- Temos més adelante que el tuteo se conserva en ciertos universos lite- ratios especificos. 3.2. Ante el predominio claro de la férmula de cortesia en el trato cotidiano de la nobleza, es preciso preguntarse por los tiltimos re- ductos del tuteo en el mismo contexto. Aunque entre esposos debia de ser cortiente el tratamiento respetuoso con vos, en una carta dirigida a su mujer Juana de Mendoza, Gémez Manrique emplea el tuteo com- binado con el giro fv merced, segin comentaremos mas adelante. Como de costumbre, son principalmente Ias personas de corta edad las que son tratadas de ti. Sirva de botén de muestra un frag- mento de El Victorial en que se relata c6mo Pero Nifio, que a la sazén ° Vid, Menéndez. Pidal (1964: 324); para més informac remitimos a Ly (1981: 143-62) y Pierris (1977: 241). n sobre los siglos xu-xiv 96 El espaol en el otofio de la Edad Media Tratamientos pronominales y nominales 97 tenia diez afios, recibié de su ayo una serie de ensefianzas morales. Aunque a lo largo de estos capitulos el preceptor suele Hamar de vos a su joven disefpulo, intercala de vez. en cuando una frase en la 2.* per- sona de singular: «Fijo muy amado, creed e fened muy firmemente lo que cree e tiene Ja madre santa Yglesia; non sé cosa que vos della arriedre ni bos mueva. [...] Si fe conviniere de pelear por fu solo cuerpo contra qual- ict que dixese la santa feé cathélica no ser ansi, obligado heres a 0; [..-}» (Vict, 66). También Fernando del Pulgar tutea a su hija monja, en una carta inserta en su epistolario", aunque hemos consignado igualmente ca- sos en que los padres vosean a sus hijos! En algunas pocas ocasiones un personaje de elevado rango, sobre todo el rey, llama de ta otro de posicién muy inferior: B dixo estonge el rrey [sc. a un portero]: —«Amigo, dille que entre, ¢ veremos lo que digen. (LGat, 99); Estonges el Condestable mandé Hamar un haraute suyo, ¢ dixole: —/rds a los ynfantes don Enrrique ¢ don Pedro, ¢ dezirles has, que a estos caualleros ¢ a mi es fecho saber [...] (CrLana, 112); fel rey Juan II a Gonzalo Chacén:] —Chacén, ara mientes, di al Maestte, df al Maestre... (id., 368). 3.3. Llegando ya a la ciispide de la pirémide social, deben co- mentarse las f6rmulas alocutorias empleadas en la comunicacién con Jos reyes. Como sefiala Menéndez Pidal (1964: 1.324) a propésito del Cantar de mio Cid, «al rey se le habla de vos». Y este uso se conserva como estructura basica a lo largo de todo el siglo xv, si bien se com- ina o hace alternar cada vez. mas con otras formulas, especialmente con elementos nominales, segiin se referira més adelante: E el portero entro, ¢ dixolo al rrey: —«Sennor, alli esta un ombre que dize que vos sanara de los ojos sy vos quisiéredes que entre delan Letra XXII, PulgL, 92-113. Por ejemplo, el duque de Guiana a su hija, en el capitulo 62 de £1 Victortal, vos». (LGat, 99); Pero allego a él [sc. el solicitante al rey), asi como a morir, / «Sefior, digo, amerced, queredme agora oir: / Yo s6 vuestro vasallo ¢ manddstesme venir / aqui a la vuestra guerra, (agora man- déstesme ir. (LzAyR, ostr.440); E el alcaide rrespondié, ¢ dixo al Rey don Jhoan: —Seitor, gmandades vas to asy? (CrHlale, 44); [de Diego de Valera a Femando IV:] De lo qual, preclarissimo pringipe, podra resultar vos venir en la perfegién del saber a vuestro real offigio con- veniente (ValD, 2); [al rey de Portugal:] E para ésto, muy poderoso sefior, segund en las otras guetras santas, do haueis scido vitorioso, haueis fe } PulgL, 33). 4, CONSERVACION DEL TUTEO EN ALGUNOS UNIVERSOS DISCURSIVOS 4.1. Lo que levamos dicho se refiere al conjunto de testimonios que reflejan con mayor 0 menor fidelidad los usos sociales de la época, tal como se manifestaban en cl discurso oral de cada dia y, parcial. mente, en el escrito. Ahora bien, existe toda una serie de obras litera- rias que mantienen un tuteo sin duda convencional en configuraciones donde, conforme a lo que acabamos de exponer, se esperaria vos. Lo contextos referenciales més propicios a este uso pec cenarios de la Antigtiedad clisica: [Alejandro al rey Poro]: «Sefior, rrucgote que los cavalleros fuertes € nobles que estan cerca de ti vengan e oyan las costunbtes c larguezas de Alexandre» (SzVer, 52); De la tenpranga modestia de Otaviano Agusto [sic] se lee que como cavallero suyo lo Ilamase tirano, él res- pondié con muy mansa voz: «sy Io yo fuese, tii no me lo diriasy (ValD, 17); Segund que dezfa Isdorates a Mucocle: «Rey, pues que en suerte fe cupo cuerpo y dnima immortal, trabaja que la memoria del 4nima dexes perenne» (LucR, 93-94), Todavia Nebrija, firme adversario del voseo, recuerda esta cos- tumbre antigua en apoyo de su doctrina", Sin embargo, fuera de es- Vid. apartado 4.3. oaHoL inttAR M4 98 El espaiiol en el otofio de la Edad Media tos contextos histéricos, el tuteo generalizado y sin distineién de alo- cutatios es propio de cierta literatura ficcional de la época, encontran- dose, por ejemplo, en Siervo libre de amor, Circel de amor y La Ce- lestina. En las tres obras, la eleccién de un sistema de tratamiento carente de la expresién de cortesia y, por tanto, vagamente anacrdn co, permite al autor situar la accién fuera del mundo social en que vi- ven él y sus lectores. A los idealizados escenatios novelescos en que actiian los personajes de Rodriguez del Padrén y de San Pedro co- rresponden, pues, unas marcas morfosintécticas destinadas a negar cualquier relacién con las coordenadas sociales en que se produce la En cuanto a La Celestina, el tuteo sistemitico que practican sus personajes con toda clase de interlocutores® produce una impresién més contradictoria, ya que contrasta con el consabido realismo social y humano de la obra. De hecho, y pese a que en el texto no se menciona ninguna localizacién geografica 0 cronolégica, tanto el comportamiento como el lenguaje de los personajes de Rojas dican que éstos se desenvuelven, sin lugar a dudas, en una ciudad stellana de fines del siglo xv. Pero, al mismo tiempo, la obra guar- da clatos resabios de la comedia humanistica latina, de la que procede entre otros muchos recursos el tratamiento tinico, a pesar de hallarse a veces diferenciado por formulas nominales *. 4.2, Otro redueto histérico del tuteo que no se debe pasar por alto es el del hombre que se dirige a Dios. Son numerosos los testimonios "5 Brn algtin caso, ciertas ediciones han introducido fa 2.* persona de plural, por ejemplo en una réplica de Pérmeno (acto 2.26, p. 61): «jRehinchas [ACD F rehin- chays; JM GHKILN relinchays], don cavallo? {No basta un celoso en casa>> Como sefiala Lebsanft (1989: 289), los humanistas combaten el tratamiento plu- ral de cortesta, aunque no consiguen erradicarlo, No creemos que Rojas evite vos y ‘yuesira merced debido a la ambigiicdad y al caricter excesivamente popular de vos, ‘como piensa Pietris (1977: 24 ferente a la varia- cién estilistica, sogin demuestran muchos de nuestros textos. 8 Vid, apartado 5.2. ‘Tratamientos pronominales y nominales 99 del tratamiento familia tar ejemplos de vos; mientras que nos ha sido imposible encon- E llorando dezia: —«Sennor Dios, amata este fuego. Yo fe prometo que de este trigo por tu amor a llos pobres» (LGat, 141); Dize Sant Gregorio: Seiior, tira de mi la dureza de la ferida Y tira la pesadunbre- del temor; y por la tw gragia pon en mi la su seguridad (L2AyF, 128) iO Sots etouhar © oy deseo I duane de et bo Ca syn lubda puedo dei: «La boz tuya es dulge ¢ la tu cara fermosa.» acta wya es dul Ja tu cara fermos: Mayor vacilacién se constata, en cambio, en los tratamientos que recibe la Virgen, sin duda porque la Madre de Dios’, debido a sus Tepresentaciones iconogréficas y a sus apariciones, puede revestir di- ferentes grados de presencia real. Por ello parece sintomatico que la testigo ocular de las apariciones de Cubas se dirija a la Virgen como a una persona de came y hueso y la ime de vuestra merced: E que la dicha Ynes, que le dijo: Seftora vuestra merced me dijo, que la mano no se me abriria fasta q iri que tomase aqui, por que no fue assi? (ApCubas, 268), ans Muy patecida es la situacién en el Auto de la Pasién de Alonso del Campo, donde es tratada de vas: aque non sabedes vos agora / el mal que vos es venido» (ACampo, 177). 4.3. Hemos visto que en algunos mundos discursivos subsistia el tuteo con interlocutores que, segiin las convenciones sociales de la época, tenfan derecho al vos. Se trata de residuos del sistema de inter- locucién latino que habia conservado su vigencia en ciertas situacio- nes, sea debido a tradiciones orales o escritas, sea porque los huma- nistas propugnaban abjertamente la restauracién del tuteo en todas las evi tambien Weyers (1988: 48), acerca de a Vda de San Ildefonso, de Mat 25) a propésito del Cantar de mi ns ez Pia 096 1328, 100 Elespafiol en el otofio de la Edad Media esferas de la vida social. Esta actitud negativa frente a unos usos de interlocucién ya ampliamente difundidos tenia sin duda una motiva- cién compleja. La distincién entre fi y vos nepresentaba para algunos Jas pompas bizantinas de la sociedad bajomedieval, frente a et se proponian volver a la sencillez de las costumbres romanas. aan in desde el punto de vista cristiano el voseo se habia considerado alguna ver. un rasgo excesivamente mundano, que oscurecia Ia igualdad fin- damental de los hombres *. Y, por fin, los estudiosos de la lengua es- imfan un argumento gramatical, el hecho de que un plural no se po- dia aplicar a una sola persona. Por lo menos dos de estos puntos se encuentran explicitamente evocados en la Gramdtica de Nebrija: i mucho menos [sc. se puede tolerar] lo que esti en el uso: que ha- blando con uno usamos del niimero de muchos, diziendo vos venistes, por dezir ti veniste[...]; cuanto mas, que los que usan de tal astefsmo © cortesfa, no hazen lo que quieren, por que menor cortesia es dar a muchos lo que se haze, que a uno solo, & por esta causa, hablando con Dios, siempre usamos del nimero de uno; & atin veo que en los razonamientos antiguos que se enderegan a Tos reies, nunca esta en uso el ntimero de muchos. I ain mas intolerable vicio seria diziendo: vos sois bueno, por que peca contra tos preceptos naturales de la Gramatica; por que el adjectivo bueno no concuerda con el substanti- ‘vo vos, a lo menos en niimero. I mucho menos tolerable seria si di- xiesses yuestra merced es bueno, por que no concucrdan en género el adjectivo con el substantivo. Pero a la fin, como dize Aristétele avemos de hablar como los mas, & sentir como los menos. (NebrG, 217-18) Los ctiterios que conducen a nuestro autor a condenar el voseo son de orden lingifstico e hist6rieo. Opina que la falta de concordan- cia en el ntimero es inaceptable desde una perspeetiva gramatical”? y recuerda que por este mismo motivo ya la habian combatido los gra- ‘miticos latinos. A continuacién, se refiere a dos hechos que hemos ¥ Vid, Lebsanft (1989: 291-93) 1 La idea vuelve a encontrarse en el Arte kastellana (p. 194) de G. Correas Tratamientos pronominales y nominales 101 comentado mas arriba, a saber, el tuteo que reciben los reyes en los textos antiguos y que se ha aplicado a Dios hasta su época, Por lo demds, sefiala varios problemas de concordancia que se plantean en la morfosintaxis tanto del voseo como del nuevo tratamiento con vues- {ra merced; volveremos sobre estas cuestiones més adelante”. Y, por fin, hace una interesante reflexién sobre el problema de norma y uso: aunque el codificador de la lengua esté en desacuerdo con las pricti- cas de sus contemporineos, al fin y al cabo, debe «hablar como los més», aceptando formas y construcciones ya demasiado generalizadas como para que se puedan extirpar. Que el voseo habia alcanzado ya una amplia difusién social Jo prueba también Ia conocida observacién de Juan de Valdés (p. 92) de que un singular del tipo toma «es para quando hablo con un muy inferior, a quien digo tio», mientras que el plural fomd(d) interviene «quando hablo con un casi igual, a quien digo vos». Evidentemente, este confinamiento del “it a unas parcelas de la interaccién verbal cada vez més reducidas y el empleo predominante de vos implican una amplia nivelacién de los tratamientos, aunque en el sentido inverso del tuteo clasico preconizado por Nebrija, En con- secuencia, el sistema ya no consegufa dar cuenta de las miltiples di- ferencias de posicién que continuaban existiendo en la sociedad del siglo xv. Como es sabido, fueron las formulas nominales, prineipal- mente vuestra merced, las que vinieron a remediar esta deficiencia, De ellas hablaremos en el apartado siguiente; de niomento queremos agregar que dentro del cuadro que venimos esbozando son relativa- mente frecuentes Ia vacilacién y la confusién entre el tuteo y el vo- seo! ¢ dixeronle los ombres del rreyno: —«Galtar, jseades bien venido! Rrogamoste que nos digas que es lo que buscas»™. (LGat, 87); [la ® Vid, apartado 5.3. 2 El fendmeno ya fue ejemplificado por R. Lapesa (1970b: 521), 2 En 402 Elespaiiol en el otoito de la Edad Media ‘Tratamientos pronomindles y nominales 103 ‘mujer al amante:] ;Nunca otto para quien a i parié, amén! gVeés?? bro es serito (ReLena, 117); ditemos Sennor de Vos lo que dize Sant qué esfuergo para amar? ;Roncalde! (MzTol, 198); Encubierto amigo: Bernaldo: quel sabio ¢s una riqueza que nunca mengua ni se pierde vila catta que enbiaste a mi sefior el cardenel, por la cual iniuriais @ (GDale, 402), | mi (PulgL, 85); Fstonges dixo este testigo: ¢Que diablo tienes con ge lla, desildo con verdad, . | ella, por que la quieres mal? Si algo sabes della, Como se puede ver, este vocativo no influye en la persona del verbo, y si non, no le Jeuantes™ falso testimonio. (1484, InqCReal, 1.409); D ry Pp ake ya que le corresponde normalmente el voseo. Siempre dentro de la Sa eee a eer ee ees relacin entre aa desigual estatuto social , Ia persona de eae ee sre ge sada, on baen judo como em (2) (1486, rango més alto suele llamar a su alocutatio amigo: él si, mal pa IngSeg, 36). E el portero eno, e dixolo al trey: —«Sennor, alli esa un ombre que dize que vos sanara de los ojos sy vos quisiéredes que entre delante Ello podria indicar que en muchas situaciones existia una ambigiiedad vos». Bina exon ene: ano dle que ete, vtemos To real, debida previsamente a que el cambio estaba en marcha, haciendo que digen (LGat, 99); «Sefior, le digo yo [seal portero}, «de ver al ! posible el vos en situaciones que tradicionalmente requerian el ti. rey non curo, / mas acojedme ali, si quira en eso escuto |... Diz el Respecto a las formas del plural que pertenecen al tutco y al vo- portcro: «Amigo, non podedes entrar, cael rey mand6 agora a todos seo, existe una estructura jnica, basada en vosotros y las cotrespon- de aqui echar (L2AyR, estr430-31). dientes formas pronominales y verbales, sin distinci6n de los dos tra- : tamientos, fenémeno que hemos comentado en el eapitulo Il. Muchas veces la formula serior se complementa con la denominacién del oficio, profesién o cargo del interlocutor: Sefior Maestresala, estas son las cosas que tenedes de notificar a 5, Los TRATAMIENTOS NOMINALES ‘nuestro sefior el argobispo que Dios mantenga: [...] (VTol, 104 : desto otorgamos dos escripturas en un tenor, Ia una para que vos el SENCIA DE VUESTRA MERCED = P ac ! pte EME dicho sefior Arzobispo levéis al dicho seftor Rey [...] (1458, Toledo; Benito 1961: 230); Sennor cura: bien creo que se vos acordara quel 5.1. En nuestro corpus son sumamente frecuentes las expresiones anno pasado me quedastes a deuer de la renta de Sant Nicolés (h.1465, nominales con funcién vocativa. La que con mayor insistencia apare- Toledo; Leén 1979: 470); Digolo, seftor fisico, porque a vos y a otros ce es sefior (unas 500 ocurrencias)”*, casi siempre como marca de la ot Pome ojos fs coo loar ea tenplanga (PulgL, 6 Ay, cial o de la superioridad jerérquica del interlocutor: sefior cavallero, acorredme! Y no me dexéis assi matar a esta alevosa Ce cane (Amadis, 279); le dixo: Ser alcayde, vos y mi conpadre me teneys [Sucro de Quifiones los jueces y caballeros:] Vosotros, sefiores, Sa (sutnceaasts | abredes podido ver el tenor de la qual ante desto en el pricipio del li- ‘También se precisa a menudo el tipo de parentesco 0 familiaridad que ® Debe leerse mas bien ves sg., ya que el plural suele ser vedes. existe entre los interlocutores: 2 Son también posible na lets Sue, vant ; : eared domtusy serene eps dede I Ang {una joven a su pare, el duque de Guiana] —Seiior padre, noes a+ dad, vid Svennung (1958: 25-32), zn que vos que a mi engendrastes vesedes mis manos (Viet, 179-80); 104 El espaiiol en el otofio de la Edad Media [dofia Isabel de Torres a don Alvaro de Luna nifio:] —Yo entiendo, ‘sefior fijo (que assi le lamaba ella), que el vuestro coragén es en) nado en otra parte (CrLuna, 25); [a un amigo:] Seifor conpadre: ‘yuestta letra rescebi (PulgL, 63); ¥ ella dixo: Ay, sefiora prima, que sy no fuese por mi trabajo [...}, no me podra valer ni tenia para casar mi hija (1494, IngCReal, 2.24). Y,, por fin, no es raro que seffor se combine con el nombre o apellido del alocutario: La doctrina que no os faltando (...], seffor. Luzena, acordastes prose- guir aquel juego (LueR, 94); (Cet Sefiora Celestina, poco as aguija- do! (Cel, 6); ,Que hazeys, seftora, la Ia [sic] de Alonso Aluares? (ASHL, IngCReal, 2.257); ¢ le dixo: Seior Torres, aquellas palabras ‘que 08 dixe, dixeoslas burlando (1511, id., 3.69). 5.2, Pero la cuestién mi mientos nominales es la del valor y alcance de Ja expresi6n vuestra merced, De entrada, conviene precisar que este sintagma es solo uno entre muchos —aungue el mas frecuente—, todos ellos constituidos por un posesivo que establece 1a referencia al interlocutor y un sustantivo absiracto que indica una calidad 0 un titulo de honor que supuestamente adoma a éste*. A diferencia de-los vocativos que aca- amos de comentar, funcionan como verdaderas locuciones nomina- les y desempefian las funciones sinticticas propias del sustantivo (sujeto, complemento, implemento, etc.). Histéricamente, la mayoria de ellas sc aplicaron primero a los reyes, especialmente yuestra alte- za, tratamiento muy frecuente y que no hemos encontrado con otros interlocutores: [Alvaro de Luna al rey Juan Il} ca dirén Jas gentes que por algind grande error 0 deserbigio que yo fize e cometi contra Vuestra Alieza, ime desterrays de vuestra presengia (CrLuna, 361-62); Muy poderoso Rey e sefior: La carta que vuestra Aiteza enbid con don Yfigo de 26 Acerca de las distntas clases de locuciones vid. también las detalladas exposicio- nes de Ly (1981: 67-137), Libano (1991: 115 y ss.) y Salvador Plans (1996: 187-88) Tratamientos pronominales y nominales 105 ae se leyé piblicamente (1464, Toledo; Benito 1961: 232); Su- plicamos a vuestras altezas con humil acatamiento que no den lugar que tal offensa resciba esta tan noble cibdad (OrtC, 475). También son prerrogativa exclusiva de los reyes dos férmulas menos corrientes que las antes mencionadas, a saber, yuestra realeza. [Alvaro de Luna a Juan Il] gquénto mas debe aver fecho en mi, asi la crianga e continua cercania de yuestra realeza, como las grandes mercedes © bienes que vos, seffor [...] acerca de mi avéis fecho? (CrLuna, 60); [Pulgar al rey de Portugal:] Muy poderoso rey e sefio sabido he Ia inclinacién que viesira realeza tiene en acebtar esta enpresa de Castilla PulgL, 33); y muestra majestad: que yo lo serviré a yuestra real i ‘eal majestad segim que han servido aquellos donde yo vengo (RzLena, 89); [2 la reina Isabel:] Muy alta e excelente reina e sefiora: estos caualleros e pueblos desta vuestra cib- dad vienen aqui ante vuestra real magestad {...] (PulgL, 71). Otras expresiones, sobre todo vuestra paternidad y vuestra reveren- cia, estin reservadas para los dignatarios eclesidsticos: [Gomez Manrique a Pero Gonzalez de M idoga, obispo de Calaho- rra:] Por enide, muy reuerendo Sefior, en conclusion suplico a vuestra paternidad que {...] se faga asy como lo yo cuydo (GzMan, 2.11); {Pulgar al prior del Paso:] Reuerendo seftor: si sofiastes que os hauia de escreuir una 0 dos veces ¢ que vuestra reuerencia no me responda_ ‘a ninguna, no creais en suefios (PulgL, 80). Y Hegamos a dos tratamient importantes que se dan tanto al re} x y como a otros altos cargos politicos o eclesidsticos, vuestra seftoria y vestra merced. El primero se encuentra ya en el siglo XIV, y en el castellano cuatrocentista es caracteristico del estilo epistolar {al arzobispo de Toledo:] fallé que vuestra sefforia deue mandar repa- tar las casas, que son muchas ¢ buenas posadas de dentro (VTol, 84); 106 El espaitol en el otofio de la Edad Media {al rey Juan IE] envio a vuesira sefioria a Gongalo Carrillo, que a to- do ello fué presente, por que vuestra merced més por estenso sepa el echo en cémo pas6. (CrHale, 208); Tomé ef Gongalo Chacén a fablar con el Maestre (sc. Alvaro de Luna, ¢ dixole: —Sefior, desque sea~ ‘mos dentro en la cdmara, si el caso lo requiere, zqué es lo que muestra sefiorfa manda que fagamos? (CrLuna, 330); [a Alfonso Carrillo, ar- obispo de Toledo:], que todos vimos ser el primero acto de inobe- diencia clara que, vuestra sefioria, seyendo cabega y guiador, sus na- turales le osaron mostrar (PulgL, 16). También viene del siglo anterior yuestra merced, formula a la que vamos a prestar una atencién particular, ya que se convertiré mas adelante en el tratamiento respetuoso por excelencia de la lengua mo- ema: [al rey:] sennor bien sabe la vuestra merged en commo por parte deste congeio e por sus petegiones han fecho rrelagién a la yuestra merged de los males (1400, Benavente; Valdeén 1975: 384); [al arzobispo de Toledo:] un onbre que indiné al argobispo que Dios aya, que les fizo tomar on renta ol sefiorio que vuesira merged ha en el dicho logar (Vol, 84); [un caballero a una reina:] «Seflora, jo qué fermosa sor- tija tyene yuestra merced [...]! (MzTol, 122); B que la dicha Ynes, que le (se. a la Virgen] dijo: Seffora vuestra merced me dijo, que mano no s ta que tornase aqui, por que no fue as: (ApCubas, 268); [Alonso Pérez a Alvaro de Luna:] ante, sefior, sed cierto de mi, que en quantos criados vuestra merged tiene, ninguno ha servido a vuestra merced como yo (CrLuna, 338); [Gomez Manrique a Rodrigo Pimentel, conde de Benavente:] desta demanda que vuestra merced me haze dos cosas me tenian bien deseuydado: [...] (GzMan, {el colchero don Abraham a Diego ,, contador del rey:] «No cure vuesa. merced de ello, que no es nada», Y el dicho Diego Arias le dixo: «Decidme lo que os dixo» (1490, IngSeg, 98). La expresi6n se presenta en el siglo xv como pieza clave del sistema de tratamientos nominales. Constituye la formula més frecuente y también la que muestra ya una cierta polivalencia respecto a las clases Tratamientos pronominales y nominales 107 y posiciones de los interlocutores a los que se aplica. Aparte de reyes, condestables, condes, arzobispos y fimcionarios que figuran como destinatarios de vuestra merced, en las Apariciones de Cubas la testi go lo emplea para dirigitse a la Virgen”. Este testimonio, como tam- bién los del Corbacho y de la Inquisicién de Segovia, son de un gran valor para apreciar el grado de implantacién de la formula en la co- municacién oral de cada dia. Nos indican que vuestra merced ya se empleaba alguna vez, en la lengua hablada —aunque siempre como variante espordidica del voseo— y no tinicamente en el estilo formu- listico de las cartas y crénicas”*, hecho confirmado también por la forma coloquial del posesivo, vuesa, en la tiltima cita. Merced es, ademés, el tico sustantivo que no se construye slo con el plural del posesivo de la 2.* persona, vuestra, sino también con el singular ‘u®, Es cierto que tu merced, simple variante del tuteo, se documenta s6lo raras veces; pero lo emplean, por ejemplo, Gémez, de Manrique al dirigirse a su esposa Juana de Mendoza y también algu- nos personajes de La Celestina: soplico a tu merced que la (se. la obra] resciba con el amor que se hi- 20 y se'te enbia, y la notifiques a la mencionada ¢ muy magnifica Se- fiora (GzMan, 1.61-62); (Celestina a Melibea:] Nunca fue mi volun- tad enojar a unos por agradar a otros, aunque ayan dicho a tu merced en mi ausencia otra cosa (Cel, 91); [Lucrecia a Melibea:] pues ya no tiene tu merced otro remedio sino morir 0 amar (id., 185); [Calisto‘a Melibea:] No tema tu merced de se descobrir a este cativo de tu gen- tileza (id., 199). apariado 4.2 los trabajos de Vila Rubio (1990: 41-43) y Terrado (1991: 96-98), que se judi nes del siglo xv es fundament cial prevalece vos, mientras que vuestra merced es todav! ® Libano (1991: 116) ha encontrado say, Sobre los (ratamientos do6.L 108 El espaiiol en el otofio de la Edad Media Tratamientos pronominales y nominales 109 Indudablemente, la posicién privilegiada de vuestra merced entre los tratamientos nominales no es ajena a la funcién pragmatica de ciertas formulas que desde los orfgenes de la lengua contenfan este sustant vo y servian al hablante para predisponer favorablemente al alocuta- rio respecto a sus propésitos™, Asi, en el siglo xv sigue siendo co- rriente la expresion de rucgo (sea) (la) vuestra merced. Sennor, Ja yuestra merget que mandeys algar una lancha que esta en cabo de vuestro palagio (L.Gat, 99); digole: «Seftor, querrla / que fiue- se wuestra merced de aver la carga mia». (LzAyR, estr.451); Que ‘vuestra merced sea de los se. los vecinos] remediar con justigia (VTol, 93); y todavia Nebrija comenta a propésito de la frase suplico a wuestra ‘merced que ésta significa «suplico a la misericordia de que acostum- brais usar; por que no es otra cosa merced, sino aquello que los lati- nos Ilaman ‘misericordia’» (NebrG, 193), También se usa vuestra merced cuando se trata de subrayar la posicién superior del alocuta- , lo que le da una libertad completa para realizar 0 no los actos pro- puestos por el hablante: € otrosi comeredes del buey quando fuere la vuestra merget (LGat, para que lo [sc. el libro] vos veades e entendades ¢ tiredes © annadades lo que a la vuestra merged pluguiere (LzAyC, 43). 5.3, jHasta qué punto estn lexicalizadas y gramaticalizadas estas locuciones? {En qué medida son compatibles con el vosco que sigue siendo la formula de interlocucién basica en el plano del tratamiento respetuoso? Para responder a estos interrogantes debe examinarse la complicada combinatoria de los mecanismos pronominales, nomina- Jes y verbales en el discurso ‘Una primera cuestién morfologica que merece un breve examen es la del mimero. En principio, los conceptos abstractos contenidos en nuestras locuciones se aplican tanto a una como a varias personas, si 3 Vid. Menéndez P (1964: 325). necesidad de ponerse el lexema correspondiente en plural. Asi, Gé- ‘mez Manrique emplea el singular al dirigirse a los Reyes Catlicos: E como quiera que segund los virtuosos comiengos que la alteza de vos otres tiene, [...] (GzMan, 2.166); las avenidas delas negociacio- nes en que la alteza yuestra de ini se a querido serur (id., 2.167). En cambio, cuando pocos afios después Alfonso Ortiz escribe su Carta mensajera a los mismos reyes, pone siempre el plural: Mirenlo bien esto wuestras altezas, por que donde salen los justos juy- ios [...] (OrtC, 473). Ello demuestra que a fines del siglo 1a cuestién del mimero distaba de estar resuelta, probablemente porque unos segufan ateniéndose al sig- nificado primitivo de los sustantivos implicados y a su expresién en singular, mientras que otros aceptaban estas locuciones cada vez mas como simples sustitutos de los pronombres alocutorios, En cuanto a la frecuencia de uso de las férmulas nominales, es in- negable su incremento a lo largo del siglo. En las cartas y en las eré- nicas hemos observado que, al dirigirse la palabra al rey 0 a otros per- sonajes de posicidn elevada, se suele evitar la formula escueta vos + 25 persona de plural, sin otro aditamento”!, De hecho, en una gran mayoria de los casos se afiade sea el vocativo sefior, sea una de las locuciones estudiadas o, incluso, ambos tipos combinados: Primeramente senor sepa la vuestra merged que despues quel conde fue sennor desta villa non ovo nin ha justigia (1400, Benavente; Val- de6n 1975: 385); [un caballero a una reina:] «Sefora, jo qué fermosa sortija tyene vuestra merced [..]! (MzTol, 122); E el duque le [sc. al Rey] rrespondié: «Sefior, yo bien savia ésto, pero yo no lo tengo me- rescido a vuestra merged» (CtHale, 39); [al rey:] Seftor, vuestra Alie- ON, Ly (1981: 56) apunta a te propésito: «Cependant —et o'est peut-8re deja 8 un signe de la dévaluation prochaine du pronom—, vas ne devient vraiment res pectueux que s'il est étayé de formules et de titres cérémonieux dor surtout lorsqu’on s'adresse au souver: 110 Elespaiiol en el otofio de la Edad Media za enbié mandar al Mariscal que fuese por su persona con su gente a vos setuir (1464, Toledo; Benito 1966: 233), La tercera observacién tiene que ver con la concordancia del ver- bo: como indican nuestras citas, las locuciones suelen seleccionar las formas verbales que sintécticamente les corresponden, esto es, la 3 persona de singular o plural, Sin embargo, durante buena parte del si glo xv el sistema alocutorio reverencial sigue siendo el voseo, En otras palabras: las formulas nominales aparecen en el discurso como bloques erréticos, conformando a lo sumo una sola cldusula, después de Ja cual se vuelve a la 2.* persona de plural y al pronombre vos. Ello provoca unas constantes rupturas y transiciones entre sccuencias con- cebidas en la 3. persona debido a alguna locucién nominal, y otras que mantienen el voseo de base: que sy bién lo sopiese la vuestra merged el mal que pasa e ha pasado la dicha villa ¢ su tierra con todo esto que dicho vos hemos non lo acabamos (1400, Benavente; Valdeén 1975: 386); Pero, sefiora, quien uno vos prosentase que valiese mas que dies, zyuesira merced amar podria a tal onbre? (MzTol, 122); [Gonzalo Chacén a Alvaro de Lu- na:] E pues vuestra sefioria es mi sefior e mi Maestre, ved, sefior, qué ‘mandéis que faga en razén de los juramentos (CrLuna, 402). Segiin estas citas, 1a pronominalizacién de los giros nominales en la continuacién del discurso resulta particularmente problemética, En la funcién de sujeto, el tinico pronombre que podria suplirlos es *ella, ya que todos se basan en sustantivos femeninos; pero esta forma no se usa nunea en el periodo considerado. También existe la posibilidad d prescindir del pronombre, teniendo en cuenta que, como en el espatiol actual, la 3.* persona queda expresada suficientemente por el verbo; esta opcién se aprovecha efectivamente, y la comentaremos mis ade- lante, Pensamos que las dificultades de pronominalizar vuestra mer- ced, vuestra alteza, etc., en el papel del sujeto favorecieron la repeti- cién (a menudo con variacién sinonimica) de las formulas nominales a lo-largo del texto, acumulacién que es caracteristica de ciertas cartas, Tratamientos pronominales y nominales 11 Respecto a la pronominalizacién de las locuciones en la funcién de complemento directo o indirecto, puede decirse que vos sigue siendo hasta la segunda mitad del siglo la forma mas corriente para hacer las veces de vuestra merced, vuestra alteza, etc., y ello incluso cuando el pronombre sigue de cerca a estas expresiones. Fernando del Pulgar es el tiltimo autor de nuestro corpus que prefiere claramente vos a los pronombres de 1a 3.* persona: E, sofior, vos ved en qualquier manera que a fa yuestra merced vos yo pueda scruir (CrJ, 187); si él fizo algunas cosas contra la vuestra ‘merced, en que vos descruiese, 0 fiziese yerto, yo espero en Dios que 1 se comegira (CrLuna, 56); ¢ si mas testigos quisiere la merged wuestra, remito vos aquel eloguente Vocagio (GzMan, 1.232); Dice wuestra merced que os pesaré si cuando fuéredes en Ia corte se os quitare el pesar [...] (PulgL., 140). Le(s) y la(s), en cambio, se hacen més frecuentes a partir de la mitad del siglo, si bien la cuestién mereceria un anslisis mas detenido de los textos: sabiendo bien vuestra sefloria en quintos © quéin manifiestos peligros, con assaz derramamiento de mi sangre, me he visto ¢ me he puesto por le serbir (CrLuna, 362); Ya sabe Vuestra Alteza como le ove di- cho que le avia de seruir a toda mi posibilidad (id, 418); que todos vimios ser el primero acto de inobediencia clara que, vuestra sefiorla, seyendo cabega y guiador, sus naturales Ze osaron mostrar (PulgL, 16); reputaremos rescebir mucha merced de vuestras altezas tenién- dolas siempre en aquel acatamiento verdadero que a nuestros reyes y sefiores devemos (OrtC, 474), También los posesivos que remiten a nuestras locuciones nominales son todavia en su gran mayorfa vuestro(s), vuestra(s), frente a los cua~ les su(s) aparece s6lo de vez en cuando, al final del periodo: y asy westra Sefioria ‘ra conseguido su fin en aver estas obras (GzMan, 1.11); usando vuestra merced de su oficio © yo del mio (PulgL, 51); asy mismo sabré vuestra altesa cémmo los pannos que 112 Elespaiiol en el otofio de la Edad Media se fasen en estos sus regnos nyngunos dellos tienen ta perf avyan de tener (1495, Huete; Iradiel 1974: 352). nm que De las formas verbales ya se ha dicho que, fuera de la cléusula estricta en que se sitéia una locucién nominal, suelen ser las del voseo. Esta tendencia general también se mantiene hasta los {ltimos dece- nios del siglo xv, pero las formas de la 3.* persona, después de en- contrarse varias veces en la Crénica de don Alvaro de Luna, comien- zan a abundar hacia el final de la centuria; Sefior, bien es que wwestra merged lo faga ast, como lo tiene pen- sado (CrLuna, 397); Pero suplico a yuestra Alteza que lo mire bien todo e me enule luego las probisiones (h. 1464, Toledo; Benito 1961: 233); Suplico a wuestra merced, antes que condene mi falta iuzgue mi voluntad (SPedro, 115); Suplicamos a viestras altezas con hum itamiento que no den lugar que tal offensa resciba esta tan noble cibdad (OntC, 475); suplicamos a v. a. vean nuestros pareceres y de- terminen lo que sea més servigio de Dios y bien y utilidad de sus rey- nos (1495, Burgos; Iradiel 1974; 371), 6, Los TRATAMIENTOS DEL SIGLO XV SON FUNDAMENTALMENTE Dos: 70¥ vos 6.1. Volviendo a la cuestién de si vuestra merced representaba ya una formula gramaticalizada y el niicleo de un tratamiento claramente separado tanto del tuteo como del voseo, hemos Hegado a una conchi- sién negativa. El argumento de més peso es, a nuestro modo de ver, que en ninguna de las muestras de comunicacién examinadas yuestra ‘merced y las correspondientes formas verbales y pronominales llegan a constituir el tinico procedimiento alocutivo, pues en todas coexisten con un voseo casi siempre predominante. Respecto al aleance social de estas expresiones, no debe olvidarse que las personas a las que se dirigen forman todavia un grupo social muy restringido y que con to- das ellas sigue siendo de buen fono el voseo, por lo menos en alter- Tratamientos pronominales y nominales 113 nancia con los tratamiehtos nominales. También es de notar que las principales fuentes que nos atestiguan estos usos son las crdnicas, las cartas y los documentos administrativos, es decir, géneros de un estilo altamente convencional, hecho que puede explicar en parte la abun- dancia de tales férmulas. Lo que si debe destacarse en relacién con westra merced es que aparece ya como tinica expresién que se usa de vez en cuando en situaciones corrientes de la vida diaria. Fuera del contexto estricto de.la interlocucidn, es interesante ver gue las expresiones nominales pueden contener tamibién posesivos de 3* persona —su merced, su seftoria—, remitiendo entonces a otras personas evocadas en el discurso™, Entre la gente del estado Mano parece que se estilaba exclusiva- mente la formula vos. En este sentido, las actas de la Inquisicién de- ben de ser un reflejo fiel de la realidad social, ya que en ellas s6lo re- ciben tratamientos nominales —vuesira sefioria, yuestra merced los clérigos de cierto rango (obispos, inquisidores, etc.) y los emplea- dos de las colectividades publicas, Nuestro andlisis de la pronominalizacién ha demostrado que las nuevas formulas nominales estaban todavia mal integradas en las es- tructuras gramaticales de la lengua, El sistema de tratamientos del si- glo xv y de las primeras décadas del xvi era esencialmente binario, apoyado en fii y en vos. Desde el punto de vista pragmatico, vuestra merced funcionaba como simple extensién del voseo en ciertas situa- ciones espeeificas. En el plano gramatical, la contradiccién entre las ‘marcas formales del voseo (2.* persona) —que, al fin y al cabo, eran composi Villasandino para el Rey nuestro sefior, su merged Ie avia mandado, que non se posiesse en acuerdo del Consejo si gelo daria ‘© non» (BaenaCom, 250). Bn otro texto, os inspectores del arzobispo de Toledo se di- Figen al maestresala de éste, hablando del prelado en 3." persona: «tem que sepa su merged del sefior en cbmo de grand tiempo acd [...] que pact llo con sus ‘ganados a vezindat en toda la tierra de Sant Juan» (VTol, 89). 14 ElLespaiiol en el otofio de la Edad Media las tradicionales de la interlocucién— y las de las expresiones nomi- nales (3.* persona) distaba de estar resuelta. 6.2. En realidad, el conflicto no podia tener otra solucién que la desaparicién de una u otra configuracién o, a lo menos, una sopara- n nitida de sus funciones. Como se sabe, este deslinde se produjo mis tarde, puesto que andando el tiempo vuestra merced hubo de es- tablecerse como tratamiento respetuoso, mientras que vos se desvalo- riz6 hasta el punto de acercarse seménticamente a ti. Sin embargo, este cambio cualitativo no se consumé antes del siglo xvu. Resu- miendo esa trayectoria ulterior del sistema alocutivo —sobre Ia cual existe una extensa bibliografia®—, nos limitamos a sefialar los hitos siguientes: durante buena parte del xvi, el voseo siguié siendo de buen recibo. Los soldados y oficiales que protagonizan el Didlogo de Ja lengua de Valdés se tratan exclusivamente de vos y evitan vuestra merced, Pero en el Lazarillo de Tormes, tt, vos y vuestra merced constituyen ya.un sistema temario de tratamientos bien establecido, ‘enel que viestra merced aparece con una funcién y unos mecanismos gramaticales claramente distintos™. Esta estructura tripartita se con- serva en Io esencial durante todo el siglo’. Por lo que se refiere a la lenta progresién de vuesira merced en detrimento de vos, tenemos el pormenorizado estudio de una serie de textos coloniales realizado por N. del Castillo Mathieu (1982) y un detenido andlisis de A. Salvador ® Vid, Pla Carceles (1923), Keniston (1937: 42-48), Ly (1981) y Salvador Plans (1996; para Tos tatamientos en las obras de Cer Simos a los trabajos de A. Saint Clair Sloan (1922), P,P. Rogers (1924), HI. Phipps Houck (1937) y P. M. en estudios del mismo tipo sobre Calderén (Engelbert 1973) y a 1986). ‘Vid, Weyers (1988: 93-96); off. también Ly (1981: 12) ton (1937: 42-48) y Salvador Plans (1996: 198-202), ‘Tratamientos pronominales y nominales 115 Plans (1996: 192-96) de la preceptiva de las gramaticas contempord- neas. Ambos comentan la depreciacién de vos a partir de 160%, S6lo para esa época y los siglos siguientes es, por Io tanto, exacta la cono- cida observacién de Gonzalo Correas sobre la escasa consideracién del interlocutor que expresaba vos y la ya firme implantacién de vuestra merced™. % Los resultados obtenides por Castillo Mathieu, especialmente acerea del pre- dominio aplastante de vos frente a vuestra merced durante las primeras décadas alo xvt, vienen confirmados, por ejemplo, por las cartas de Diego de Ordaz. (vid. los textos reproducidos por Lope Blanch 1985: 193-228). A la vista de estos datos parece demasiado tajante la afirmacién de Pla Cérecles (1923: 245) de que «ya liaridad o superior categoria social por parte del > He aqui el fragmento en que Cotreas expone cl sistema cuatripartito de su tiem- Po: «se & primero de advertir, que se usan quatro diferenzias de hablar con las perso nas, conforme quatro ealidades dellas, que son wes titulos de sefiores, que con todos se habla, quanto a la grama cos, caval gente de capa negra, ies Io mas despues de sefioria, EI san los maiores con los que. no quire dares merzed ni tals devo Ia xente vulgar i de ade, que no tiene uso de hablar zed. De vos tratamos a los eriados, i se trata a-los muchachos, fante» (Correas, 194), ros, dam:

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