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ECONOMIA POLITICA Y¥ CAPITALISMO La ley, econdmica ¢s ana descripeién genemlizada de ja forma en que s¢ desarrollan Jos fonamenas econdmicos én ta realidad. Asi, para el autor de_este libro, ld pretendida identidad de las leyes que rigen las cconomias capitalista y sociilista se apoya en una analogia abstrac- ta que parte del'supuesto de un mundo de laissez fuire donde impora wna certidumbre pertecta —exceperin hecha de algunos desplaza- mientos abjetivoe= y dentro del cual no pueden cjercer influencia aprectable ni lis fricciones ni lat expectativas, En ainibes tipos de coulmmnta se advierte el contraste entre la planificacion culectiva dc la produccidn » la aegulacién de ésta por medio del sistema sto- misticn del mercado, Adensis, ly diferencia fundamental —cn cuany to determina lus telacianes sociales. cntte los hombres:y, por Jo. mis- tio, Jos intareses y los meentives, los conflictos y las-diversas politicas que de cliss-surgen— radia en la diferencia de relaciones de clase. De ahi que ef metodo segdo para weleccionar los temas esté inspi- tado porel entena de que la econamia y las controversias a que cola sujeta tienen signiticaniém como respuestas a problemas de. caracter esencialmente practice, La lucha presente dé ta himanidad conduce al exterminio de Glertos intereses poderows con el fin de haces dlesaparecer el “perver- ie y maligno” siterna que defiende aquellos intereses, Nuestra dpo: eo presencia Ia accin dé lax masad desposeiidas contra las tuerzas atrincheradas del capital mvonopolista, y si la verdad ha de buscarse en la prictica —atirma Dobb—, el economiista no debe petminecer jndiferente ante sémejantes probleimat ni como profesional ni Como. ‘cludadano: ECONOMIA POLITICA Y CAPITALISMO Versa expafiols de Exacoio Manrixex Anas ECONOMIA POLITICA Y CAPITALISMO | aa | D FONDO DE CULTURA ECONOMICA MEXICO — BUENOS AIRES Mis4ds hie wena s 8k PREFACIO Un intento de exploracién por todo el territorio de Ja economia con tun vehicul’ tan frigil como. son ocho breves ensayos, podtia ser rueba suficiente de una dispersion condenada a last idad. i estos ensayos tuvieran pretensién semejante, no habia modo de | eludir ese cargo. Pero aunque su recorrido aparente cs amplio, no aspiran sino a explorar ciettos aspectos de] terreno, ignorando deli- beradamente grandes sectores que muchos considerarian més dignes de estudio, La seleccién de los temas no ha sido, sin embargo, arbi- tara. Se ha inspirado en cl criterio de que la’ Economia Politica y las controversias de que ¢s objeto tienen significado como resptes- tas a ciertos problemas de caricter esencialmente prictico, como, por sjemplo, el de la naturaleza y conducta del sistema econémico que conocemos con el nombte de capitalismo, En la seleceién ha inter- venido también Ia creencia de que esta clase de problemas es fun- damental, tanto para Ja plena comprensin del desarrollo del pensa- ‘miento econdmico como para las relaciones entre ese pensamicnto y. la prictica. En las ltimas fases del desarrollo de una teoria se Yiende, por lo general, a ignorar y olvidar los problemas originales; , ah gue se pera y oretexa su significado enc Lo que da | He umidd «que estos eavyos ayia, y To que epic su gn preocu pacién por la interpretaciOn y la critica, es la creencia de que si se ue a cl peasmiento ceonbmico tenga un significado reali, be set liberado de muchas nociones que hoy dia entorpecen su desarrollo, E] libro, en lo principal, esté necesariamente destinado a los que tienen cierto conocimiento de la literatura y de las diseusiones eto- némicas. Se tuvo mucho cuidado de evitar, al mismo tiempo y hasta donde el tema lo ha permitido, 13s preocupaciones téenicas ‘de los ‘economistas profesionales, para hacer accesible cl estudio a un circulo més amplio que el de aquellos que tienen un vivo sentido de la {intima relacién que existe entre el pensamiento econémico y la pric: i tica del mundo contemporineo y que disponen de poco tiempo para Jo que es meramente oropelesco, sin ser constructivo. Lo que he es- crito aqui puede dar a veces la impresién, no de una idea acabada, sino de un mero pensar en vor alta; téngase presente, sin embargo, ue Ia idea en ningin caso es esporidica, sino que ha ido madurando con los. aos. Durante la presente investigacién he contraido una deuda con Dennis Robertson y con Piero Sraffa, que leyeron algunos de estos emsyosy con W. E. Aeneas, on el profesor Exch Roll y con : H. D. Dickinson, que leyeron todo, 0 f parte, en diversas A 6 la UNS 975 — Bin 2D. FE a } tapas de su desarcll, y euyas edtcas desvanecieron buen Siese : Aatbaven Site ; de puntos confusos que de otra manera habrian aparecido en el texto. cee ee } Clemens Dutt, A.C. D, Waton y George Bamad también me dix Be it a et Sate a as rent zee LS 5 2S Seas : aP a3 Derechos revrvados conforme 2 It ley © 1945, Fondo de Goltors Eeondni PREFACIO josos consejos y gracias a ellos pude cortegir algunos puntos ‘especiales. Pero a ninguno de ellos imputarse, ni los ercores ‘cometidos, ni las opiniones que aqui se expresan. M. HD. ADVERTENCIA A LA SEGUNDA EDICION En Ia edicién revisada introduje algunas alteraciGnes sustanciales a la zunda mitad del capitulo wv, con objeto de desattollar un poco imus algunos aspectos de la teovia marisa dels ers que en ls ‘mera edicién fueron descuidados. Las dltimas doce piginas del a- pitulo vr también fueron objeto de algunas alteraciones, producto de wn pensamiento mis maduro, Enel reo, qunque demasiado cons- ciente de sus erores y deficiencias, me limité a hacer algunos cam- bios de poca importancia. M. H. D. Mao, 1940. . Toda teorfa del valor constituye necesatiamente tuna definicién implicita de I forma general y del catécter del te- reno que se ha decidido llamar “econdmico”. Lo esencial del. pro- bblema ‘econémico, de acuerdo con esta teoria y con kt opinién tradicional, consiste en la lucha del hombre con la naturaleca. para arrancarle el sustento segiin las diferentes formas de produccién a través de las diferentes etapas de la historia. Como lo dijo Petty, cl trabajo es el padre y Ja naturaleza la madre de la riqueza. El con. traste entre la activided humana (dotada de gran significacién como la iniciadora y generadora del cambio y del incremento) y el pro- ceso de la natutzlera es fundamental para esta relacién, Si cuando hhablamos del problema econémico nos referimos no a su catdcter formal, sino a su contenido real, ¢ intentamos sefialar un elemento has diversas formas que ha adoptado Ia lucha econdmica ‘en las diferentes etapas de la historia, es dificil encontrar un principio que no incluya como elemento fundamental esta relacién. siempre ccambiante entre el trabajo y Ia naturaleza, y el contraste fundamental centre estos dos factores. Y si tratamos de dar una expresion cuan- titativa a esta relacion —el dominio de la naturaleza por el hombre— 8 dificil hallar otra nocién simple que no sea el gosto de energies hhumanas (en un determinado estado de la sociedad) como requisito ra producit cierto resultado. Una de las primeras distinciones de la conomfa Politica fue Ta de “riqueza” y “valor”, cuya importancia residia en sefalar que mientras la actividad humana y la naturaleza Producian riqueza, el valor, siendo una relacién social, es atributo [REQUISITOS DE, UNA TEORIA DEE. VALOR 2 e Ia actividad humana y no de la natutaleza, La esencia del valor, ‘en otras palabras, por contraste con la riqueca, s¢ concibi6 como cos- to, en’ tanto que el trabajo, por contraste con a naturalezs, como la esencia del costo. El trabajo concebido objetivamente como’el @ucto de la energia humana, era la medida y Ia esencia de Ja called 0 faciidad de la produce” de que hablaba Ricardo, Este contraste entre trabajo y naturaleza, concebido paralelamente ai con- traste entre valor y riqueza, era, francamente, una nocién primaria, respecto de Is cual la consideraciin de que el hombre es un animal yue emplea herramientss y que construye instrumentos para aumen- GF su poder sobre las forces natanles (Se donde fe deriva ie distineién entre trabajo dedieado a la creacién de_instrumentos. y trabajo dedicado al uso de éstos) era secundaria, Todo esto es de- masiado elemental. Pero al mismo tiempo es suficientemente fun- damental para cualquier concepto de valor que desconozea que estas rnociones simples tienen un aleance muy limitado para sustentar afit- maciones respecto del proceso esencial del mundo real. Por consiguiente, la decisién de si el trabajo es un costo en un sentido nico, es una cuestién practica, no Wogica, Cierto, la actie vidad humana es, por una parte, el trabajo que se’incorpora en las herramientas ¢ instrumentos y, por otra, el trabajo que se destina al uso de estos instrumentos para la produccién directa y ordinaria de rmereancias. Pero si la obtencién de los instramentos y su posterior mantenimicnto y reparacién, representa un costo en este sentido fundamental, no existe un costo comparable en el mero uso (dis- timto de su desgaste) de estos-instrumentos, o en el mero aplaza- miento de su uso en el tiempo. Como el mismo Bahm-Bawerk ha icho (criticando la teorfz-uso del interés), “por la transformacién de la eneigia disponible en traao es como ef hombre puede ‘usar los bienes®; no existe, ningtin otto sentido del “uso” que el de “emplear fuerzas fisieas” 0 energia; y “para cualquier uso de los bie- nes istinto del de los servicios maturales materiales que pueden prestar no hay sitio ni en el mundo de las ideas ligicas ni en el de la realidad” 36_Por comsiguiente, apoyindose en esta simple pero fun- damental caracterizacién de la actividad econdmica, el principio del trabajo no nos proporciona meramente un concepto formal; formula ‘una importante declaracién cualitativa acerca de la naturaleza del roblema econémico (declaracién cualitativa que a menudo se con- funde con una de caricter ético), impartiendo las implicaciones de esta declaracion a sus corolarios. Lo mismo puede decirse, ciertamente, de la teoria basada en la utilidad, aunque el principio cualitativo que formulé era de un orden completamente diverso, ya que se referia no a relaciones de produccién, sino a la relcién’ de las mer- 1514 cota “ilo a canals tanta ome, oer Aigo 9. por conigaiate So te Hono “Gatos ee on, pects ADE ere ee 1 Cip'e ike, FES, TG, iM, p.m 2 REQUISITOS DE UA TEOR{A DEL VALOR canclas con la psicologia de los consumidores. AL expres et valor ‘como una funcién de la utilidad, caracterizaba el equilibrio —al de- fini como quilt de una elise especifica— reacionandol, en ietto modo, con un “maximo” de utilidad (principio que tiene wn significado completamente independiente de todo postulado ético 0 moral). El principio implicito en la teoria del valor-trabajo ¢s el de que los valoces de cambio tienen cierta relaci6n con la produccién ¥ 41 gisto de ensigia humana, procurindonos de ese modo un término qe dio aletin signifiado a ls dstncion entre producto brutoy pro- icto neto, lo mismo que al concepto del excedente. Nos procuraba, también, un criterio para diferenciar una clase de ingresos de otra, De ese modo es posible distinguir, em esos términos, ls relaciones de cambio que representan una’ transferencia de valores equivalentes de aquellas que no tienen ese caricter, como succde, pot ejemplo, en Ia venta de la fuerea de trabajo que supone el cambio de un ingreso por las energias humanas consumidas en Ja produccién, en contraste con Ia venta de los derechos de propiedad sobte el uso de recursos escasos, en Ia que no hay transfecencias de equivalentes, que no constituye un ingreso “necesatio” en el sentido fundamental fen que es necesario un ingreso para Ia subsistencia de los teabajadores © para reintegrar a la miquina wn valor igual al de su desgaste (en un sentido fisico). Y si existe una distincin tan radical como ta, zn0 ¢5 muy importante determinar el comportamiento de los diferentes in- ‘greS0s de las clases sociales y la reaccién de los cambios econémicos sobre ellos? Sin un concepto de valor como éste, la teoria econémica no puede establecer las distinciones fundamentales de esta clase. Con otro principio de valor distinto desapatecen; y, como veremos mis adelante, en la moderna teoria subjetiva del valor, el mismo con- epto del excedente, en contraste con el costo, pierde todo signi. ficado esencial, lo que nos priva de un eriterio para establecer cualquier distincin fundamental entre los ingresos de las clases sociales. Ricardo sélo percibié vagamente los requisites que debe satistacer ‘una teoria del valor. Por lo menos, no hay prucba de que apovara &la en ninguna metodologia desartollada, Pero a pesar de todo es evidente que, en lo esencial, el instinto de su mente, robustamente analitica, era certero, Es indudable, sin embargo, que Marx fue mucho ms sensible al problema metodél6gico que sus contemporsneos todavia més que Ja mayor parte de ‘sus sucesores, Su andlisis de sociedad capitalista arrancaba de una filosofia general de la historia f_Ja-que, puede deci, quedaron combinados el éfaisdesrptivo y chasificatorio de la escuela historia, y el énfasis analitico y cuanti. tative des Economia Politica abstiacta, Mis dstaidamente que en Ricardo, su preocupacin era el curso que seguian las principales fuentes de'ingreso de las clases sociles, que considers como Te clave de “las leyes del movimiento de la Sociedad capitalista” y cuyo andliss se habia propuesto revelar antes que nada. Para este propo. sito consideré que su principio del valor era tan completamente ade. | | | { | REQUISITOS DE UNA THOREA DEL VALOR 2B ‘euado como necesario. Que tanto él, Marx, como Engels, se daban pplena cuenta de las Tiotaciones de bes requistos de ls sbsizac Giones que, usban, lo revelan os siguientes, pajes en Ios gue st teoria comin de las funciones de la abstraccién en el pensamiento y cn la prictica se pone de manifiesto. “. . Pretender formarse una ima- {gen ideal cxacta del sistema del mundo en que vivimos, es una uimera, y lo mismo que Jo es para nosotros lo Seré para los tiempos venideros... Los hombres se ven, pues, colocados ante esta contra- diccién: de una parte, acuciados a investigar el sistema del mundo, apartando todos sus nexos y concatenaciones y, de otto lado, en el trance en que les sitia su propia naturaleza y la naturaleza misma del Sistema de mundo, de no poder resolver janis por completo ese pro: blema... El hecho ¢s que toda imagen conceptual del sistema del mundo es y seguitd siendo siempre objtivamente por impeio de la situacién histotiea, y subjetivamente, por quererlo as la contextura fisia y espiritual de su autor, una imagen limitada.... Las matemiticas ‘puras versan sobre las formas en el espacio y las relaciones cuantitativas ddel mundo exterior, y, por tanto, sobre una materia muy real. El hecho de que esta materia se nos presente bajo una forma sumamente abstracts, 36lo supecticialmente puede hacernos ereer que no tiene su origen en el mundo exterior. Lo que ocurre es que para poder investigar esas formas y relaciones en toda su pureza, ¢s necesario desligatlas completamente de su contenido, dejando éte a un lado ‘como indiferente”.17 En una carta a Conrad Schmidt, discutiendo cexpecificamente la teoria del valor de Mars, Engels eseribia: “La ‘concepcién de una cosa y su realidad corren lado a lado como dos asintotas, aceredndose siempre, pero sin tocarse jamis. Esta diferencia «sl ge impide que el coneepto legu a ser directa ¢ inmediats- ‘mente realidad y que la realidad Negue a ser inmediatamente su pio concepto. Sin embargo... {el concepto) es algo mis que una Ficcién, a menos que quiets usted declar feiones todos Ios resul tados del_pensimiento”.18 Pero no muchos afios después de la publicaci6n de El Capital, apareci6 una teoria del valor rival que habia de conquistar el campo ‘con muy poca resistencia. Era la teoria de la utilidad que parece haber germinado simulténeamente en muchos cerebros, y la cual fue enunciada por Jevons en Inglaterra y por Menger, Wieser y Babm- Bawerk, de In escuela austriaca. La nueva teorla tenia el atractivo de 1a ingeniosidad y de la elegancia, combinadas con el de In novedad (aunque, como ‘muchas ideas, ya se habia vislumbrado). Su deseu- bbrimieato se debid, en parte, al uso de los conceptos ‘del eéleulo diferencial, con su énfasis sobre los incrementos de una cantidad sobre el ritmo de ese incremento. Parece claro que, pot lo menos Bahm-Bawerk, e dio cventa del problema que le teors clita H Exges, AntiDubring, pp. 2628. Trad, epaiol, Ba. Cent, S.A Me arid, 1938. 18 MareEogels Conrespondence, p. 527. 2 REQUISITOS DE UNA TEORIA DEL VALOR ver, Mus y hasta mezquing, para rendir tributo RrMMue Sled per tat’ Gnade. at pealooe san eacinon, indica que su teorla fue construida para dar directamente una Ea ceog hinippgshtteg que Marx haba planteado. Por lo menos, es un hecho muy curioso que dentro de los diez afios que siguieron a la aparicién de) primer volumen de EI Capital, no solo se enunciara independientemente por varios escritores, sino que el nuevo principio encontrara una tan extraordinaria receptividad que sélo muy pocas ideas de novedsd semejante han encontrado. La influenca de Marx sabre I teria econdmica del sigo XIN, aunque s6lo sea pot la oposicién que suscité, parece ser mucho mis profunda de lo que es elegante admit. : La utilidad, como algo individual y subjetivo, era Ia cantidad en ue esta nueva teoria empotraba el valor. Este se expresabs como una fincién, no de is utiidrd considerda como un geet, sno del inctemento de utiidad en e1 margen de consumo. En I relaciin objetiva de costos, que existe detiés de la produccién, se sefiald una relacién subjetiva entre las mercancias y los estados'in- dividusles de conciencia como la constante determinante del sis- tema de ecuaciones. Como lo ha dicho el profesor Pigou, las “cons- tantes econémicas” se conciben como “dependiendo de li conciencia humana”? De este modo, se decfa, se logra un mayor grado de lidad del que era posible para lz Economia Politica clisica, ‘nueva teorla era aplicable independientemente de cualesquiera gee ppadieran ser las combinaciones técnicas de los factores de produccién, sin que, por tanto, se viera restringida por supuestos como el de “la composicin orginica del capital”, Pot esta tazén, era suficien para determinar simultinea y compleiamente tanto la configuraci “macrosedpica” como la “microscdpica” de la sociedad econémica, ‘Muchos se apesurazon a sostener gue puesto que los instintos fan damentales de la conciencia humana seguian slendo los mismos, el rincipio era vélido para cualquier clase de sociedd econémica. Para los economistas académicos Nlegé a ser, como ha dicho Wicksel asi como una revelacién. Pero al mismo tiempo estableefa ‘supuestos limitatives propios de carfcter y significacién muy diferente a Jos del principio clisico. Entre esas limitzciones una se destaca particularmente. Puesto que los estados de conciencia, se decia, sslo Pueden encontrar expresin en términos de valor, usualmente en ‘términos de dinero, tiene que hacerse abstraccién de las diferentes iciones resultantes de Yes ingresos de los diferentes individuos. consumidores tenfan que ser considerados abstrccién hecha de su caricter de productores, y viceversa. E) problema del valor habia gue fatale como si pudiera ser resuelto independientemente de los tos de la distribucién de los ingresos sobre la demanda. De no hhacerlo ast, la curva de la demanda no podia ser considerada solamente algo tas 49 Economics of Welle, p. 9. REQUISITOS DE UNA TEORIA DEL VALOR 5 como una funcién de la utilidad y como independiente del valor de las mercancias y de los agentes de la production, Esto habia de Gonduit mucho esctores a soxtener quel principio slo peda sec integramente aplicable a una sociedad de ingresos iguales, es Gecin, 4 una sociedad en la que no fuera menester explicar el problema de la distribucién, Wieser se vio onillado a definir el “valor natural” como Ja rclicién de cambio que regiria en una sociedad comunista. Es mis, tomando como fundamento un hecho de lh conciencia ine dividual, el prineipio no sdlo separa los atributos de una persona considerada como consumidor de los que tenia como producter ‘receptor de ingresos, sino que hacia abstraccién de todas las influen cias sociales sobre ¢l cardcter del individuo, es decir, de todas las reacciones de Ia sociedad de que forma parte y de las telaciones eco. némicas en que interviene de acuerdo con sus deseos y aversiones, sus placeres y sus esfuerzes. La importancia de esta abstraccién seth estudiada después con mis amplitud; pewo era completamente ine- vitable que los corolarios de semejante principio hablan de tener un sesgo individualista, puesto que los supuestos que le servian de so- porte encerraban una descripcién individualista de la sociedad. hue ‘mana. Que esta descripeién sea o no justifiada, no es una cuestion formal 0 légica, sino una cuestién de hecho. Se ha discutido si la utilidad asf definida puede ser considerada Propiamente como una cantidad, Nosotros mo necesitamos inter. venir en Ia discusién por la escisa importancia que tiene para €l ropésito que nos proponeios. Quizd lo mis acertado sea defini, independientemente de su caricter de hecho mental, en cierta forma ‘que, nos permita atribuirle lo que Kant Tamaba "“magnitud inten- Siva" y concebirl, asf, en términos de “mayor o menor”. Si una vex definida de ese modo nos preguntamas si es algo que existe, tenemos que respondemos que e:0 €5 otra euestion. Por el’ momento, el problema de su existencia como una entidad no debe preocupar. nos. Si existe, s6lo puede tener importancia econdmica cuando se la exprese objetivamente a través de la conducta de un individuo en el mercado, en un acto conereto de compra o venta, La actividad mental inmediata que tiene lugar detris de un acto semejante de compra considera algunas veces como un “deseo” (los. behaviorist, posi Dblemente, la lamarian una reaccién de la conducta) para distinguitla del hecho mas fundamental de la conciencia al’ que se apliea el término satisfaccion o utilidad, En Inglaterra la teoria subjetiva del talor hha descansado por mucho tiempo'en una base tan endeble que Marshall a esconds en una nota al pic de une pégin, Pro el hecho, [Para sorpresa nuestra, ha pasado inadvertido para muchos. Su premise Consist en i identifacon del “deseo” conti “eaten ee 2 Consitere un. atiesto de 0. 2, Review i secs US Oat te hte of me semepondieate a oct ast como un Annstioog, en The Bees ro Se mgeecars evga & W.

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