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[ae le Juida de si mismo, algunas nos euidar de Tos nifos, de ‘de los hombres en general I pescado tan rico. NEMO.- 2 nos calients a todos CAPITULO 5 La Jitosofia sube a Los altares ees a religidncrstana fe algo ast como na etca que se opus a la religidn jin oficial en tos terstorios de Isrel, que entonees forma parte del ‘nmenso Imperio romano. Los jusliostraicionalesespe- ban que cierto dia apareciese entre elios el Mesias, in santo 0 fe Dios de poder extraordinario qu librase aS pu In opresin de ls romanosy les devolviese st bertad yesplendoe. Se trataba de una esperanza en Ia que se mezclaa lo eligoso con 4o politico: como otras de este tipo, no tenia ninguna fecha eoncre- tn de cumpliniento, sino que ef Mesias Hegstiamafiana, 0 pasado ‘mafiana ola maflana despuds de las dems matianas ‘De modo que podemos imaginamos el sobresato de as a= (oridades religiosas judas euando cori el rumor entre la gente de sue el Mesias habla Negado ya, que habia nacido en Belén y era hijo de un earpintero de Nazareth y nada menos que de una virgen (©), que ademas hacfa milagrs, eicétera. Luego la leyenda cuenta {que fue detenido por las autoridades, aeusado ante el gobernador roreano Poncia Piatos y finalmente eeucificads. Como todos los relatos que narran fa vida y muerte de Jesueriso 10s Evangelios. son muchos aflos posteriores a esos acontecimientos, es dificil va- ‘orar su autenticidadhistrica, Pero casi da igual, porque en el te= "eno religioso lo importante no es lo verdadero de ls hechos, sino 59 In capacdad de adhesin fe que suscitan entre quienes deciden por razonesespiritualesereren ells. Pablo de Taso, un judio que adems era cindadano roma- 10, no habia conocido personalmente a Jesucrsto peo se convo en el mejor propagador de la doctrina cristina, aiatiendo de vez en cuando aportaciones de su cosecha. Viajé por diversos pass del Immperio predicando la divinidad de Jesuctsto,y también que ante $4 mijestad todos los hombres eran iguales, foesen reas o pobre, aristécratas 0 plebeyos, de esta o de aquella raza, else, ¥ que era ms importante, en caso de dus, obedecer a Dios-Crsto que al inimfsimo emperador. La mayor audacia de Pablo es que seate- vida difundresas ideas en la mismisima Roms, capital del Imperio ¥'por tanto del mundo. Los romanos eran fundamentalmentepricticos en casi to- «os ls terenes: cuando conquistaban n pas, suponan que habian «onguisiad también a sus doses y solos Hevaban a Roma como el resto dels trofeos obienides. A ellos les daba igual I que ereyese Ia gente con tal de que respotasen las eyes y exivieran dispuese tos a reverencar al emperador como si faese un dias, y un dios «especialmente importante. Incuso tenfan un tempo en Roma, el ante (que significa ‘todos los doses’), en el que guardaban las imgenes de los varopitosdioses del Impetio. Pero os crstanos eran bastante especiales: prdicaban que tos los dems doses eran falos, simples Idolos, y que el empo- adoro era ms que un hombre como fos demas, y enmchas oea- siones nolablemente peor que otros. Sostenian que pronto volver el Mesins, Cristo, y que esta vez su Iegada significaria el fin det mundo conocido, donde mandaban los romanos. Entnces los po-

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