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JOSEF PIEPER Gag
EL OCIO
Y LA VIDA INTELECTUAL
Séptima edicién
EDICIONES RIALP S.A.
MADRIDCuando el fisico se pregunta: jqué significa ha-
cer fisiea?, gqué es la investigacién fisica?, plan-
tea con ello una cuestion previa; es evidente que,
al preguntar de esa manera y al buscar una res-
puesta, no se hace todavia fislea—no se hace to-
Gavia, 0, también, no se hace ya fisica—. Trata,
sin embargo, plenamente de filosofia y hace filo-
sofia, quien plantea y trata de contestar la pre-
gunta gqué significa fllosofar? No es ésta una
cuestion previa a Ja filosoffa, sino eminentemente
filos6fica; se sittia uno con ella en el centro mis~
+ Las palabras de Santo Tomés de Aquino que figuran al co-
imienzo del capitulo proceden de su Comentario a ts Metasisica
ae Arist6teles (1, 3)
19mo de la fllosofia. Mas precisamente: no puedo
decir nada sobre la esencia de la filosotia y del
filosofar sin afirmar algo sobre la esencia de]
hombre, y con ello designamos ya un territorio
central de le Mlosoffa misma.
A ese territorio, al de la antropologia flosética,
pertenece, pues, nuestra pregunta ese mundo,
El mundo del trabajo es ef mundo del dia de
80
jabor, el mundo de la utilizacién, del servicio a
fines, Gel resultado o producto, del ejercicio de
una funeién; es el mundo de las necesidades y del
rendimiento, el mundo del hambre y de su satis-
faccion. Ei mundo del trabajo esta regido por
esta meta: realizacién de la es una parte esen-
cial del bonum commune, pero este concepto con-
tiene mucho mas. Al bonum commune pertenece,
‘por ejemplo (como dice Santo Tomés)', que
haya hombres entregados a la imitil vida de la
contemplacién; al bonum commune pertenece el
que se haga filosofia, mientras que justamente 20
se puede decir que la contemplacién, la filosofia,
sirva a la Fedén, 69.
21do. Son, como Platén observa expresamente, gen.
te de negocios, hombres de fortuna, que saben
muy bien cémo hay que hacer las cosas y que
sopinan que han de hacer algo» en el mundo. Es.
tos amigos piden, empero, a Apolodoro que les
cuente algo del discurso sobre el amor que se ha.
bla pronunciado en cierto banquete en casa del
Poeta Agaton. Esta claro que estos hombres de
fortuna, dados a los resultados prdcticos, no sen.
Han de ninguna manera la necesidad de ser adoc-
itinados sobre el sentido del mundo y de Ia exis.
tencia, iy menos todavia por Apolodoro! Es tan
Solo el interés por lo picante, por lo gracioso, por
las frases bien dichas, por la elegancia formal de
Ja discusién, 10 que entra aqui en juego, Apolo.
doro, por su parte, no se hace tampoco ilusiones
sobre eventuales —aunque se le tenga por wn insensato_.
¥ entonces relata Apolodoro jjustamente el Sym.
Posium! El Banquete * platonico tiene la forma del
"ET Banquete, pig. 172 y sigs,
92
™
0 Indirecto, del relato, jde lablos de Apo-
Jodocol Me patece que na proaucido demasiado
poco asombro el hecho de que Platén haga oxpre-
ser en palabras sus més profundos pensamientos
a este muchacho exaltado, abandonado a un =
tusiasmo sin critica, a este fanatic estudianti
que es Apolodoro, y ademés ante un auditorio de
gente rica y afortunada en la vida, que ni puede
ni tampoco quiere aceptar estos pensamientos 0,
al menos, tomarlos serlamente en consideracién.
Hay algo sin esperanza en esta situacion, fos
tentacién de desesperacién a la que solo puede
resistir (esta es la opinién de Platén) la biisque-
da juveniimente impertérrita de le sabiduria,
la verdadera en el
sentido de una utilizacion y aplicacién inmedia-
ta; esto es una cosa. Otra es que Ia filosofia no se
deja utilizar, no deja que se disponga de ella
para fines que se encuentren fuera de sf misma;
ella misma es un fin. La filosoffa no es un saber
de funcionarios, sino, como ha dicho John Henry
Newman’, un saber de gentlemen; no un sa-
ber «titils, sino un saber «libres. Esta . ¥ también histori
mente, de hecho, es asi: la il nlc
t : ibertad aci
se pierde precisamente en la medida fae
Plerde el cardeter flosofico de los estudios uni.
* In Met, 1, 9,
94.
yersitarios 0, expresado de otra forma, en la me-
dida en que las aspiraciones totalitarias del mun-
do del trabajo conquistan el ambito de la Uni-
yersidad; ahi yace la ralz metafisica; lo que se
llama, ¢politizacién» es sélo consecuencia y sinto~
ma. Desde luego, hay que observar en este punto
que esto es de forma totalmente precisa el fruto
jjustamente de la filosoffa, de la fllosofia moderna
misma! Sobre lo que tendremos que decir en se-
guida unas palabras.
De momento, digamos todavia algo sobre Ja
alibertad> de la filosofia, a diferencia de las cien-
clas especiales; Hbertad entendida como no dis-
ponibllidad para fines. Libres» en tal sentido
son, como hemos dicho, las clencias especiales
solo en la medida en que son tratadas filoséf-
camente, en la medida en que participan de la
libertad de la filosofia, «EI saber es en el sen-
tido més verdadero Mbre—asi se dice en New-
man+—en cuanto. yen la medida. en_que-es.
saber filoséfico>. Pero, consideradas en si mismas,
son las ciencias especiales por completo y esen-
clatmente «disponibles para finess, son esencal-
mente referibles a cuna utilidad que se aleanza
mediante 1a actividad» (como dice Santo Tomas
de las «artes serviles»).
Hablemos mas concretamente. El gobierno de
un Estado puede muy bien decir: necesitamos
ahora, por ejemplo, para llevar a cabo un plan
M1 Op, eit. en nota 9, pig, 128,
95quinguenal, fisicos que alcancen en este o aquel
campo superioridad sobre el extranjero; o ne.
cesitamos médicos que logren trabajando cienti.
ficamente un remedio mas eficaz contra la gripe,
Se puede hablar y disponer de esa forma, sin que
con ello se obre en contra de Ia esencia de estas
ciencias especiales. Pero «necesitamos ahora fi.
losofos que...», si, gqué?... Pues solo hay una
cosa: «.., que desarrollen la siguiente ideologia,
la fundamenten y la defiendan.> jAsi s6lo puede
hablarse con una simultanea destruccién de la
filosofia! Seria exactamente lo mismo si se di-
jese: , en un sentido
7 pleno sélo podré. m
gee aquel para quien el mundo es eatt
clon, reacion de un Espiritu absoluto. Fs, ts
Pee Telacion con el mundo: muy redise
cuyo suelo es el tinico sobre el
jue
— lo spuramente-tedrieo>, aus es csenclat
losofia. Seria, asi, una atadui
» asi, ra de la in
gote mas profunda y radical la que haria poalbs
{emamente la libertad del flosorar, y, por tan
aa cred mismo! ¥ no habria que extra
"es demasiado de que 1a ru i
cha actitud res mm ution
pecto al mundo, de esa wl
aiedura (en virtud de la cual ef mundo es visto
Some creaclin y no como mera materia prima
amente al mismo paso :
que la deca-
ey del genuino cardcter teorico de la atose.
fay de 5 Noertaa ¥ superioridad sobre la mera
n losoffa, ast como de la fil
losofia
oe oe recto conduce de Francis Ba-
a dicho: «Saber y poder son I
: lo mis-
taal el-sentido-de-todo-saber es dotar ala vida
humana de muevos inventos y recursos") a
escartes (quien en el Discours ha fermulado ya
expresamente de forma polémica que su inten
lén es poner en el lugar de I: a
ia antigua filosoti:
steorica> una filosofia ne Ia
3 «précticas, mediante
a 2idiemos hacernos *) hasta la cono
ida for~
mula de Karl Marx: hasta entonces la filosofia
® Woon Organum, 1,9: 1, 81
% Diseours de ta Méthode, 6.
98
pabia considerado que su tarea era interpretar
el mundo, pero lo importante es modificarlo.
Este es el camino por ef que ha progresado his-
toricamente la autodestruccion de la flosotia,
mediante la destruceién de su caracter teorético,
destruccion que reposa, @ st vez, en que el mun-
do es visto cada vez mas como mera materia pri-
ma para la actuacién humana. Cuando el mundo
no es visto ya como creacién, no puede darse nin-
guna theorla en un sentido pleno. Pero la caida
de la theoria trae consigo co ipso la de la liber-
tad del filosofar y aparece la funcionarizacién, lo
exclusivamente