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(1891-1943) sobre Ia idea de la Historia, en el que tantos y tan altos afanes puso, 5 el resultado del trabajo péstumo de compilacién y seleccién de sus pa} les, salvados asi por el profesor T. M. Knox. Se divide en dos gran- des secciones. La primera, que comprende la Introduccién y las par- tes 1a IV, es un estudio sobremanera sugestivo de la historiografia, desde Herddoto y Tucidides hasta nuestros dias. La segunda, o sea la Parte V, estd compuesta de siete ensayos sobre problemas filo- séficos relatives a la tarea del historiador. De esta suerte, la parte histérica viene a ser como ef apoyo documental, bien documen- tado, de las conclusiones personales del autor. Collingwood fue a la vez, tanto profesionalmente como por excepcional vocacién, histo- riador y fildsofo. Su experiencia en ambos campos del pensamiento le capacité para tratar los temas historiograficos, de central tancia entre las preacupaciones del pensamiento moderno. FONDO DE CULTURA ECONOMICA Ea R. G. COLLINGWOOD ‘Traduccié Epatunvo O'Gorman y Jouce HERNANDEZ CasPos. _ IDEA DE LA HISTORIA © | Gg \ Se FONDO DE CULTURA ECONOMICA a ‘aco 1946 Primera edicién en espafiol, 1952 i ‘Segunda edici6n 1965 ; Primera reimpresién, 1968 NOTA DE LA PRESENTE EDICION* Segunda reimpresién, 1970 : fercera reimpresién, 1972 Durante los seis primeros meses de 1936 escribié Collingwood 3 Cuarta reimpresién, 1972 treinta y dos Tsckooe ‘sobre The Philosophy of History. El ma. Quinta reimpresién, 1974 nuscrita se divide en dos partes, cada una de las cuales tenia ta Sexta reimpresion, 1977 intencién de convertir en libro. La primera es un resumen his- Séptima reimpresion, 1979 i térico de cémo se ha desarrollado la moderna idea de ta historia Octava reimpresién, 1980 | desde Herddoto hasta el siglo xx; la segunda consiste en “epile- Novena reimpresién, 1981_ | gémenos metafisicos” 0 meditaciones filosdficas sobre la natu- Décima reimpresién, 1982 raleza, materia y método de la historia . De los dos bros proyectados, ef segundo empe2d a tomar forma en la primavera de 1939 cuando, durante una corta estar cia en Java, empezd Collingwood a escribir The Principles of History. En esta obra se proponia estudiar “las principales carac- teristicas de ta historia en cuanto ciencia especial” y considera, luego, sus relaciones con otras ciencias, particularmente con las | Cienclas naturales con a fitwofi, ast como sus conesiones con ta vida préctica En 1940 revisé parte det manuscrito redactado en 1936, es- pecialmente la seceién dedicada a Grecia y Roma, y lo rebatits con et titulo de The Idea of History. Pero aunque tuvo ta ine 1 tencidn de presentarlo como compaiiero de su otro libro The Idea | of Nature por desgracia ya no pudo trabajar mas en él. { Era deseo de Collingwood que sus escritos pdstumos fuesen juzgados conforme a las mds altas normas de criterio antes de | darios a ta publicacién, y por eso la decision de sacar en limpio un libro @ base de esos manuscritos sobre la historia no se ha tomado sin algiin temor. Sin embargo, se pensé que contenian materiales que podrian ser de utilidad a los historiadores, asi como a los filésofos, y que eran demasiado buenos para. no publicartos. Como la mayor parte de tos materiales disponibles eran poco mds que un primer esboz0, el editor ha tenido necesidad de in- tervenir mds en ld preparacién de este libro que en The Idea of Nature. Pero creo de justicia decir que aunque la disposicion del libro y algo de su forma se deben al editor, el contenido es en todas sus partes de Collingwood. La estructura del libro hace casi inevitables algunas repeticiones ( particularmente en los ensa- yos independientes que he elegido y agrapado para formar la D.R. © 1952, FONDO DE CULTURA ECONOMICA ‘Quinta Parte y que parecis mejor publicarlos casi tal como fueron ‘Av. de la Universidad, 975; 03100 México, D.F. escritos); y las distintas fechas en que se compusieron diferentes partes, asi como et desarrolio del pensamiento del autor aun du- ISBN 968-16-0196-3 Impreso en México Titulo original: The idea of history © 1946 Oxford University Press, Londres * Del prefacio a Ia edicién original inglesa de 1946. 1 8 NOTA A LA PRESENTE EDICION rante la redaccién det manuscrito de‘ 1936, pueden explicar tas contradicciones ocasionales que todavia quedan. ‘Con las excepciones que mencionaré mds adelante, Ia base del libro son las lecciones de 1936 y yo he mantenido et plan origi- nal de esas lecciones, reduciéndolas a un solo libro en vez de dos. Mi razén para ello es que, aunque disponemios de suficiente nimero de manuscritos inéditos y de ensayos publicados como para formar yn libro aparte sobre la naturaleza de la historia, nO considero que la calidad de todo lo inédito sea to suficientemente alta como para aconsejar su publicacién. El manuscrito de The Principles of History es un fragmento que solamente contiene una tercera parte de to proyectado; pero Collingwood dejé en él una nota autorizando su publicacién con un prefacio “donde se explique que se trata de un fragmento de o que yo, cuando menos durante veinticirco aftos, me propuse escribir como mi obra principal”. A pesar de esta autorizacién, no me he sentido justificado para imprimir mds que tres extrac. tos gue aparecen mds adelante como Tercera Parte, $8, y Quinta Parte, §§3 y 6. Y aun éstos los he incluido con ciertas reservas. Estdn escritos segtin la manera tiltima de Collingwood, y en oca- siones el estilo y el temple desentonan algo con ef resto det libro. Pero su inelusion sirve para redondear sus opiniones sobre la historia y para exponer con mayor detalle algunos puntos que en otras partes sélo se indican brevemente, En la Quinta Parte, §§ 1 y 2, he incluido dos ensayos sobre la his- toria que ya fueron publicados : ta leccidn inaugural que pronuncis Collingwood como Profesor de ta cdtedra Waynflete de Filosofia Metafisica, él 28 de octubre de 1935 (publicada como folleto por la Clarendon Press) y la conferencia que pronuncié en la British Academy el 20 de mayo de 1936 (publicada en los Proceedings de la misma, vol. xii, 9 aqui reimpresa con el consentimiento de la Academia). No hia parecida conveniente reimprimir otras ensayos sobre la historia que publicé de tiempo en tiempo, ya Porque representan posiciones que abandows mds tarde, ya por- que en lo sustancial han quedado absorbidos en el contenido del presente volumen. Noticias sobre estos erisayos pueden en- contrarse en la lista de sus escritos filoséficos que se publicd como apéndice a una nota necrolégica de los Proceedings of the British Academy, vol. xxix, A esta lista es preciso afiidir los si- gulentes titulos: 1925 “Economics as a Philosophical Science” (Int. Journal of Ethics, vol. xxv): 1926 “Religion, Science and Philosophy” (Truth and Free- dom, wol. 1, 227). 1928 Traduccién’ del articulo de Croce “Estética”, en la En- ciclopedia Briténica, 14 ed. NOTA A LA PRESENTE EDICION 9 1929 “A Philosophy of Progress” (The Realist, n? 1). 1940 “Fascism and Nazism” (Philosophy, vol. xv). Agradecemos a los editores, y a los seftores Longmans, Green, Co, los impresores de ia English Historical Review, ef permiso para utilizar, en este libro, en ta Cuarta Parte, § I (iv), una resefia ‘com Ia que Collingwood colabord en esa revista. T.M. Knox St. Andrews, 30 de diciembre de 1945 i [ \ | INTRODUGCION § 1. La Fiosorfa De La HISTORIA Este libro es un ensayo sobre Ia filosofia de la historia. La de- signacién “filosofia de la historia” fue acufiada en el siglo xvur por Voltaire, quien sélo quiso significar con ella la historia cré- tica o cientifica, un tipo de pensar histdrico en que el historiador decidia por su cuenta en lugar de repetir Jos relatos que encon- traba en los libros viejos. Hegel y otros escritores de las postri- merias del siglo xvmt emplearon esa misma designacién ; pero le dieron un sentido diferente us4ndola para referirse’ pura y simplemente a la historia universel o mundial. Un tercer sen- tido de la designacién se encuentra en varios positivistas del siglo xmx para quienes la filosoffa de la historia consistia en el des- cubrimiento de Jas leyes generales que gobicrnan el curso de aquelios acontecimientos cuyo relato corresponde a Ja histo1 ‘La tarea postulada por la “filosofia” de la historia, segin Ix entendian Voltaire y Hegel, solamente podfa cumplirse por Ja historia misma, mientras que para los positivistas se trataba del intento de convertir la historia, no en una filosofia, sino én una ciencia empirica, como la metcorologia. Em cada uno de estos casos, un concepto distinto de filosofia era to que deter- minaba la manera de conceptuar la filosofia de la historia, Ea efecto, para Voltaire, filosotia significaba pensar con indepen- dencia y criticamente; para Hegel, significaba pensar acerea del mundo como totalidad; para el positivista del «1x, significaba el descubrimiento de leyes uniformes. El empleo que yo le doy al término “filosofia de la historia” difiere de los anteriores, y para explicar qué cosa entiendo con SL diré primero algo avetca de ast wodo de conecbir la filorofia. La filosofia es reflexiva. La mente filosofante nunca piensa simplemente acerca de un objeto, sino que, mientras piensa acer- ca de. cualquier objeto, ‘siempre piensa también acerca de su propio pensar en torno a ese objeto. De esta suerte, a la filosofia puede Mamérsele pensamiento en segundo grado, pensamiento acerca del pensamiento. Por ejemplo, descubrir cul sea la dis- tancia entre la Tierra y el Sol es una tarea para el pensamiento en primer grado; en el caso, tarea para la ciencia astronémica; mas por otra parte, descubrir qué cosa es precisamente Io que hace- mos cuando déscubrimos la distancia que separa a la Tierra del Sol es una tarea para el pensamiento en segundo grado, en este ‘caso, tarea para la Idgica o para Ja teoria de la ciencia. Cuanto hemos dicho, sin embargo, no quiere decir que Ia filosofia sea la ciencia de la mente, es decir, la psicologia, La psi tt 2 INTRODUCCION cologia es pensamiento en primer grado: trata de la mente del mismo modo que 1a biologfa trata de Ja vida. No se ocupa de Ii relacidn entre el pensamiento y su objeto; se ocupa directa- mente del pensamiento como algo netamente separado de su ‘objeto, como algo que simple y sencillamente acontece en el mundo, como un fenémeno de tipo especial que puede exami- narse por si solo. Pero la filosofia jamas se ocupa del pefisamien- to por sf solo; siempre se ocupa de su relacién con su objeto, y por lo tanto se ocupa del objeto en la misma medida en que se ‘ocupa del pensamiento. Esta distincién entre la filosofia y la psicologia puede ilus trarse con Ja diferencia de actitudes que adoptan estas dos disci- ciplinas respecto al pensar histdrico, que es un tipo especial de pensamiento que se ocupa de un tipo especial de objeto, al cual, provisionalmente, definimos como el pasado. Muy bien puede el psicdlogo interesarse en el pensar histérico; bien puede, en efecto, analizar los tipos peculiares del acontecer mental que se da en el historiador; puede, por ejemplo, concluir que los historia- dores son gente que construyen un mundo de ilusién, como hacen Tos artistas, dado que son demasiado neuréticos para, poder vivir adecuadamente en el mundo de la realidad; pero que, a dife- rencia de los artistas, proyectan ese su mundo de ilusién hacia el pasado, porque relacionan el origen de su neurosis con acon- tecimientos pasados de Ia nifiez y una y otra vez se lanzan hacia el pasado en el vano empefio de desembarazarse de la neurosis, ¥ aun podria levarse semejante anilisis a mayor detalle, mos- trando que el interés del historiador en un importante personaje ‘al como Julio César no es sino Ja expresion de su actitud infantil respecto a su padre, y as{ en todo lo demds. Ahora’ bien, no quiero sugerir que semejantes analisis sean pura pérdida de tiem- oj solamente deseo describir un ejemplo tipico a fin de seal ue en esos casos le atencidn se concentra exclusivamente en e {do subjetivo de Ia relacion primaria sujetoobjeto. Se aende al pensar del historiador, pero no al objeto de ese pensar, es decir, el pasado. Todo anilisis psicolégico del pensamiento ‘his- t6rico serfa enteramente igual en el supuesto de que no hubiese en absoluto tal cosa como el pasado; de que Julio César fuese un ‘personaje imaginario, y de que Ia historia no significara conoci- miento sino pura fantasia. Para el fildsofo, el hecho que reclama su atencién no es el pasado por sf solo, como acontece para el. historiador, ni tam- poco ¢s el pensar del historlador acerca del pasado por si solo, como acontece para el psicélogo. Para el filésofo el hecho es ambas cosas en su mutua relacidn. El pensamiento en su relacién con su objeto no es puramente pensamienio sino que cs conock miento. De esta suerte, Io que para Ja psicologia es la teoria del ‘puro pensar, es decir, de los acontecimientos mentales abstraidos TA FILOSOFIA DE LA HISTORIA B de todo objeto, para la filosofia es 1a teoria del conocimiento. Alli donde el psieélogo se pregunta cémo piensan los historia. dores, el filésofo se pregunta cémo conocen los historiadores, cémo Hegan a aprehender el pasado. Pero a la inversa, es al historiador, no al fildsofo, a quien compete la aprehensién del pasado como una cosa por st; le compete, por ejemplo, afirmar gue hace tantos o cuantos afios, tales y cuales sucesos verdadera- mente acontecieron. Fl filésofo se interesa por tales sucesos, pero no en cuanto cosas por si, sino como cosas conocidas por el historiador. Le compete, pues, preguntar, no qué clase de sucesos fueron y cufindo y dénde acontecieron, sino. cual es su condicién que hace posible que el historiador pueda conocerlos. En consecuencia, el fildsofo debe penser acerca de la mente el historiador, pero al hacerlo no duplica la labor del psicolozo, puesto que para él el pensamiento del historiador no es un com. plejo de fenémenos mentales, sino un sistema del conocimiento. ‘También debe el fil6sofo pensar acerca del pasado, pero no de modo que duplique la tarea del historiador, porque, para ¢l, el pasado no es una serie de succsos, sino un sistema de cosas cono- cidas. Podria decirse lo mismo afirmando que en cuanto el fil6- sofo piensa acerca del lado subjetivo de Ia historia es un episte- radlogo y que en cuanto piensa acerca del lado objetivo es un metafisico; pero semejante manera de decir seria peligrosa por- que sugiere que los aspectos epistemoldgico y metafisico de su tarea pueden tratarse por separado, Jo que seria un error. La filosoffa no puede divorciar él estudio del conocer del estudio de lo que se conoce, imposibilidad que se desprende directa mente de la nocién acerca de la filosofia como un penser en segundo grado. Pero si tal es el carfeter general del pensar filosdfico, zqué quiero decir cuando califico él término “flosofia” con las pale lc la historia”? clin qué sentido hay una especial fi'osofia de Ja historia, diferente de Is filosofia en general y de la filo- sofia de cualquiera otra cosa? Es habitual admitir, si bien un tanto indefinidamente, que el cuerpo de Ja filosofia permite distinciones. Casi todo ef mundo distingue Ja légica o Ia teoria del conocimiento de Ia ética o la teorfa de la accién, aunque la mayoria de quienes aceptan seme. Jante distincién estarian también de acuerdo en que conocer es ‘en cierto sentido accion, y que la accién, como la estudia la stica, es (0 por lo menos implica) cierto modo de conocer. El pensa. miento que estudia el ldgico es un pensamiento que se propone descubrir Ia verdad y 8, por lo tanto, un ejemplo de actividad encaminada hacia un fin, y esto ya es una concepcién ética, La accién que estudia el fildsofo moral es una accién fandada en el conocimiento o en la creencia acerca de lo que es bien y mal, ¥ conocer 0 creer ya son conceptas epistemoldgicos. Resulta, 4 INTRODUCCION pues, que la logica y la ética estén en relacién estrecha y en verdad son inseparables, si bien no se confunden. Si, por lo tanto, hay una filosofia de Ja historia, hemos de pensar que estaré en no menos estrecha relacién con las demés ciencias filosdficas especiales que la relacién en que estan entre sf aquellas dos disciplinas, Mas entonces es preciso preguntar por qué Ia filosofia de la historia ha de constituir un estudio especial, en lugar de encon- trarse subsumida en una teorfa general del conocimiento. A lo largo del curso de la civilizacién europea la gente ha pensado historicamente, hasta cierto grado; pero no ha sido habitual r- flexionar acerca de las actividades que se ejecutan con relativa inconciencia. Solamente el encuentro de dificultades nos obliga {4 cobrar conciencia del esfuerzo que nos cuesta superarlas. De [esta manera, pues, la tematica de Ia filosoffa, en cuanto que ésta (la filosofia) es el desarrollo organizado y cientifico de una auto-conciencia, depende periédicamente de la problemtica par ticular que, en ‘un momento dado, presenta dificultades especia- Jes. El inventario de los temas mas destacados por Ja filosofia de una nacién en cualquier periodo do su historia revela cudles fueron Ios problemas especiales que en esos momientes se sintie- yon como retos a la totalidad de las encrgias mentales. Los temas de periferia o subsidiarios revelan, en cambio, las cuestiones que no offecieron demasiada dificultad. Ahora bien, nuestra tradicién filoséfica se remonta sin inte- mupcién hasta la Grecia del siglo vi, y en aquella época el pro- Dlema intelectual principal consistfa en la tarea de fundamentar Jas mateméticas. La filosofia griega, por lo tanto, situaba las ma- tematicas en el centro de sus preocupaciones, y el estudio de Ja teoria del coaocimiento se entendfa ante todo’y sobre todo como estudio de teoria del conocimiento matemético. Desde entonces, hasta hace un siglo, ha habido dos grandes épocas constructivas de la historia europea. En la Edad Media los problemas centrales del pensamiento se xeferian a la teolo- gia Y, por consiguiente, los problemas filos6ficos.surgieron. de Ia reflexién sobre la teologia y se ocupaban de las relaciones entre {Dios y el hombre. A partir del sigio xvt, hasta el siglo sax inclu: ive, el esfuerzo principal del pensamiento tuvo por meta la |fundamentacién de las ciencias naturales, de donde resulté que |Ja filosoffa erigié en tema capital el eshidio de la relacién en- tre la mente humana, en cuanto sujeto, y el mundo natural de jlas cosas situadas espacialmente en torno a ella, en cuanto objeto, Durante todo este tiempo también se meditaba, claro esta, sobre Ja historia, pero el pensar histérico siempre era de un tipo com- parativamente elemental y aun rudimentario: no suscitaba pro- blemas de dificil solucion y por eso no se vio precisado a re- flexionar sobre si mismo. En el siglo xvt1r, sin embargo, la gente I i | | i | i | LA FILOSOFIA DE LA HISTORIA 5 ‘empez6 a pensar criticamente acerca de la historia, de Ia misma manera que ya habia aprendido a pensar criticamente acerca del mundo exterior, porque fue entonces cuando la historia co. menz6 a perfilarse como una forma particular del pensamiento, gue no se parecia ni a las mateméticas, ni a la teologia, nia la clencia, Esta reflexién sirvié para mostrar que la teorfa del conoci- miento fundada en la nocién de que las matematicas, la teologia ¢ a ciencia, o las tres unidas, bastaban para agotar los pro- blemas del conocimiento en general'ya no era satistactoria’ El Pensamiento histrico postulé un objeto dotado de peculiarida- des propias. El pasado, en efecto, constitwido por acontecimientos Particulares situados en el tiempo y en el espacio, pero que ya io acaecen, no puede aprehenderse por el pensamiento matene tico, porque este tipo de pensamiento aprehende objetos que no enen situacién especial en el espacio y en el tiempo, y sucede fue precisamente por esa falta de situacién espacic- temporal es or Jo que son cognoscibles. Tampoco puede aprehenderse el paz sado por via del pensamiento teoldgico, porque el objeto peculiar de ese tipo de pensamiento es un objeto singular e infinite, en tanto que los sucesos histéricos son finitos y plurales. Lo mismo debe decirse del pensamiento cientifico, porque las verdades que descubre la ciencia se conocen como verdad al ser encontradas por via de Ia observacién y del experimento ejemplificado en aquello que en realidad percibimos; pero en el caso de la his- toria el pasado ha desaparecido y las ideas que nos formamos acerca de él no pueden ser verificadas de la manera que verifica. Mos nuestras hipstesis cientificas. Las teorias del conociiniento, ues, Ihechas para dar raza del conocimiento matemitico, to” J6gico y cientifico no inclufan los problemas especiales del conocimiento historico, y si se postulaban como teorlas capaces de dar razén de todo conocimiento era porque en realidad im Plicaban la imposibilidad de todo conocimiento histérico. Scmejante consecuencia no tuvo importancia mientras el co nocithiento histérico no se impuso a Ia conciencia de los fildsofog al mostrar dificultades de tipo especial y al claborar una tée peculiar para resolverlas. Pero cuando eso aconteci6, como en efecto acontecié, hablando aproximadamente, durante el siglo ak, entonces Ia situaci6n fue que las teorias vigentes del conocimien, to se dirigian hacia los problemas especiales de la ciencia, y eran hherederas de una tradicién fundada en el estudio de las mate, maticas y de la teologia, en tanto que aquella nueva técnica histérica, surgiendo por todos lados, quedaba sin explicacién, Se° sintié, pues, la necesidad de abrir una inquisicién especial cuyo’ Propésito fuese el estudio de semejante problema o grupo de pro. blemas, a saber: los problemas filosdficos creados por la existen. cia de ‘la actividad de la investigacién histérica organizada y: 16 INTRODUCCION sistemética. Tal inguisicién puede con justicia reclamar el titulo de filosofia de la historia, y a semejante inquisicién aspira a con tribuir este libro. Dos etapas se presentarin a medida que progrese el estudio. Primero se tendré que claborar la filosofia de la historia, no, ciertamente, en compartimiento cerrado, porque en filosotia no los, hay, pero si en condiciones de relativo aislamiento, en cuanto se la considere como un estudio especial de un problema espe- ial. EI problema, en efecto, pide tratamiento especial, justo porque las filosofias tradicionales no se ocupan dc él, y requiere Gierto aislamiento, porque es regla general que aquello no afir- mado por una filosofia es lo que niega, de tal suerte que las filosofias tradicionales evan consigo la implicacién de ser im- posible el conocimiento histérico. La filosofia de la historia ten- r4, por lo tanto, que dejarlas a un lado hasta que logre formular una demostracién independiente acerca de cémo la historia sf es posible. La segunda etapa consistira en establecer las relaciones entre esta nueva rama de Ia filosofia y las viejas doctrinas tradiciona- les, Toda adicién al cuerpo de las ideas filosoficas acarrea en cierto grado una alteracién a todo cuanto ya estaba, y la cons- fituefén de una nueva cfencia filoséfica acarrea la revisién de las antiguas. Por ejemplo la constitucién de la ciencia natural moderna y de Ja teorfa filosdfica surgida de la reflexiéa sobre ella, tuvo una reaccin sobre la légica establecida al producir tun general descontento respecto”a Ia I6gica silogistica que trajo su sustitucién por las nuevas metodologias de Descartes y de Bacon, La misma causa obré sobre la metafisica teoldgica que habia heredado de la Edad Media el siglo xvi y produjo las nuevas concepciones de Dios que encontramos, por ejemplo, en Descartes y en Spinoza. F1 Dios de Spinoza es el Dios de la teo- Jogia medieval sein resulté después de revisado a la luz de Ia ciencia del siglo xvrr. De esta suerte, en tiempos de Spinoza, ja filosofia de la ciencia ya no era una rama particular de la i vestigacién filosofica separada de las otras: habia permeado a todas las demas y habia producido una filosofia completa con- cebida toda ella con un espiritu cientifico. En el caso que nos ‘ocupa, estas consideraciones nos ponen en aviso de la necesidad de intentar una revisién completa de todas las cuestiones filoséfi- cas a Ia luz de los resultados alcanzados por la filosofia de la his- toria en sentido estricto, y esto produciré una nueva filosofia que serd una filosoffa de la historia en sentido lato, es decir, una filo- sofia completa concebida desde el punto de vista histérico. Es preciso conformarnos si, de las dos etapas, el presente es- tudio sélo representa a la primera. Lo que agui intento, en efecto, es una investigacién filosdfica acerca de la naturaleza de ila historia considerada como un tipo o forma especial del cono- NATURALEZA, OBJETO, METODO ¥ VALOR a simicnto que tiene un tipo especial de objeto, dejando a un lado Por ef momento, la cuestién siguiente, o sea, cémo tal investiga} cion afectard otras partes del estudio filosdfico. | §2. LA NATURALEZA, HI, OBJETO, FL MEETODO Y BL VALOR DE LA HISTORIA Lo que la historia sea, de qué trata, cémo procede y para qué sitve, son cucstiones que hasta cierto punto serfan contestadas de diferente manera por diferentes personas. Sin embargo, pese ‘esas diferencias, hay en buena medida acuerdo entre las contes- taciones. Tal acuerdo, por otra parte, se hace més estrecho si se examinan las contestaciones con vista a desechar aquellas que proceden de testimonios tachables. La historia, como la teolo- gia o las cicncias naturales, es una forma especial de pensamiento, Si eso es asf, las cuestiones acerca de la naturaleza, el objeto, el método y el valor de esa forma de pensamiento tienen que ser contestadas por personas que reiinan dos condiciones. La primera condicién es que tengan experiencia de esa forma! de pensamiento, Tienen que ser historiadores. Ahora bien, hoy dia todos somos historiadores en cierto sentido, puesto que’ toda persona educada ha recibido una ensefianza que incluye ier ta proporcién del pensar histérico. Pero eso no basta para con- siderar que esas personas estén calificadas para poder opinar acerca de la naturaleza, del objeto, del método y del valor del pensamiento histérico. La razon es, primero, qué la experiencia del perisar histérico que ast obtienen es, con toda probabilidad, muy superficial, de tal suerte que las opiniones fundadas en di- cha experiencia tendrian parecido valor al que puedan tener las opiniones acerca del pueblo francés de alguien que sdlo las fun- dara en una visita de fin de semana a Paris. Pero, segundo, 1a experiencia obtenida en cualquier terreno a través de las vias educativas comunes y corrientes tiene que estar invariablemente atrasada, En efecto, la experiencia del pensar historico adquirida por esas vies sc modela sobre lo que dicen los libros de texto, y estos libros siempre se atienen, no a lo que se est’ pensando por los auténticos historiadores al aia, sino por lo que pensaron los auténticos historiadores de algdn momento en el pasado cuando se estaba creando el material en bruto del cual se compagind el libro de texto. Y no son tan s6lo los resultados del pensamiento hhistérico lo que esté atrasado para la fecha en que quedan in- corporados al libro de texto, sino también los principios que rigen el pensamiento histérico, es decir, las ideas acerca de Iz naturaleza, 1 objeto, et método y el valor-de ese tipo de pen- samiento, En tercer lugar y en conexién con lo que acaba de decitse, todo conocimiento adquirido por via de educacién trae 8 INTRODUCCION aparejada una ilusién peculiar, la ilusién de lo definitivo. Cuando un estudiante esta in statu pupillart respecto a cualquier materia, tiene que creer que las cosas estén bien establecidas, puesto que su libro de texto y sus maestros asi las consideran. Cuando por fin sale de ese estado y prosigue el estudio por su cuenta, ‘ad- Vierte que nada esta finalmente establecido, y el dogmatisino, que siempre es sefial de inmadurez, fo abandona. Considera, en. tonces, a los Hamados hechos bajo una nueva luz y se pregunta si aquello que su Jibro de texto y su maestro le ensefiaron como sierto, realmente Jo es. {Qué razones tuvieron para creer que ea Ja verdad? Pero ademas ¢eran, acaso, adecuadas tales razo- nes? Por otra parte, si el estudiante sale del estado pupilar y 20 rosigue sus estudios, jamas logra desechar Ia actitud dogmética, circunstancia que, precisamente, lo convierte en una persona especialmente inadecuada para contestar las preguntas gue arr ba se han planteado. No hay nadie, por ejemplo, que con toda probabilidad conteste peor esas preguntas que un filésofo de Oxford que, por haber leido en su juventud a Greats, fue un es. tudiante de historia y cree que esta juvenil experiencia del pen. sar histérico lo califica para decir lo que la historia es, de qué trata, como procede y para qué sirve. La ‘segunda condicién que debe reunir una persona para con- testar esas preguntas consiste en que no sdlo tenga experiencia del pensar histérico, sino que también haya reflexionado sobre tal experiencia, Tiene que ser no slo un historiador, sino un fil. sofo, y en particular que su preocupacidn filosdfica haya con Cedido especial atencién a los problemas del pensar hist6rico. Ahora bien, es posibie ser un buen historiador (aunque no un historiador del mas alto rango) sin que concurra esa reflexién acerca de la propia actividad de historiador. Es atin mas plaw sible ser un buen profesor de historia (aunque no la mejor clase {de profesor) sin tal reflexién, Sin embargo, es importante reco- | nocer al mismo tiempo que la experiencia es previa a la reflexion sobre esa experiencia. Aun ei historiador menos reflexivo rene la primera condicién: posee la experiencia sobre la cual ha de reflexionarse, y cuando se le incita a reflexionar sobre ella, es casi seguro que sus reflexiones sean pertinentes. Un historiador que hhaya trabajado poco en filosofia probablemente contestaré nues- tras cuatro cuestiones de un modo més inteligente y positivo que un filésofo que haya trabajado poco en historia, Atentas estas consideraciones, voy a contestar a mis cuatro Preguntas: pero de tal modo que, segtin creo, las respuestas serin aceptadas por cualquier historiador de nuestros dias. Se trata de contestaciones crudas e inmediatas; pero servirén de acotacién provisional de nuestro asunto y, ademas, seran defendidas y cla- boradas a medida que avance nuestra meditaciGn, a) La definicién de la historia. Me parece que todo historia ‘NATURALEZA, OBJETO, MATODO Y VALOR rt dor estard de acuerdo en que Ia historia es un tipo de investiga. cion 0 inquisicién. Por ahora no preguato qué clase de inves. tigacin sea. Lo esencial es que genéricamente pertenece a 10 que lamamos las ciencias, es decir, a la forma del pensamien- to que consiste en plantear preguntas que intentamos contestar, Es necesario tener presente que la ciencia en general no consists} en coleccionar lo que ya sabemos para arregiario dentro de tal o| cual esquema. Consiste en fijarnos en algo que no sabemos pare! tratar de-descubrirlo, Jugar a rompecaberas con cosas que ya co nocemos puede ser un medio util para alcanzar aquel fin; pero no es el fin en si, En el mejor caso es sdlo el medio. Tiene valor cientifico en la medida en que el nuevo arreglo nos ofrece Ja contestacién a una pregunta que ya hemos pensado plantear. Esa es Ja razin de que toda la ciencia empieza con ef conocimiento de nuestra propia igaorancia; no de muestra ignorancia acerca de todo, sino acerca de alguna cosa precisa. De, por ejemplo, el origen del parlamento, la causa del cAncer, la’ composicién qui- mica del sol, la manera de hacer funcionar una bomba sin es. fuerso muscular por parte de un hombre, de un caballo 0 de ‘otro animal décil. La ciencia averigua cosas, y en este sentido Ja historia es una ciencia, b) El objeto de la historia. Una ciencia difiere de otra en que averigua cosas de diferente clase. ;Qué clase de cosas ave- rigua Ja historia? Respondo que averigua res gestae, es deci actos de seres humanos que han sido realizados en el pasatlo, Aunque es cierto que esta respuesta da lugar a cuestiones, muchas de ellas polémicas, asi y todo, y cualquiera que sea el modo en que.se resuelvan esas cuestiones, es un hecho que queda en pie Ja proposicién de que Ja historia es la ciencia de res gestae, o sea el intento de contestar cuestiones acerca de las acciones hu- manas realizadas en el pasado, ©) eComo procede ta historia? La historia procede interpre.) tando testimonios. Entiéndase por testimonio la manera de desig} nar colectivamente aquellas cosas que singularmente se aman| documentos, en cuanto un documento es algo que existe ahora ¥ aqui, y de tal indole que, al pensar el historiador acerca de él. pueda obtener respuestas a las cuestiones que pregunta acerca del Jos sucesos pasados, Aqui también surgen muchas cuestiones dift. ciles tocantes a cudles sean las caracteristicas de los testimonios y_ como interpretarios. No hay por ahora, sin embargo, nece-)!-° sidad de suscitarlas, porque lo decisivo es que cualquiera quo sea la manera en que se contesten, los historiadores concederan, que el proceder en historia, o sea su método, consiste esencial- mente en la interpretacién ‘de testimonic 4) Por witimo, ¢para qué sirve la historia? Quiz esta pregunta sea més dificil que las anteriores: quien intente contestarla tendré, en efecto, que considerar un campo D INTRODUCCION més amplio que el propio de las otras tres interrogaciones que ya contestamos. Tendr que reflexionar, no.tan s6lo sobre el pen- sar hist6rico, sino sobre otras cosas también, porque decir que algo es “para” algo implica una distincién entre A y B, donde A sea bueno para algo y B sea aquello para quien algo es bueno. De todos modos sugeriré una contestacién, pensando que no ‘habra historiador que la rechace, si bien los problemas que im- plica son numerosos ¥ arduos. Mi contgstacidn es que la historia es “para” el auto-conoci- miento humano. Generalmente se considera importante que el hombre se conozca a si mismo, entendiendo por ése conocerse ‘a sf mismo, no puramente conocimiento de las peculiaridades personales, es decir, de aquello que lo diferencia de otros hom- bres, sino’ conocimiento de su naturaleza en cuanto hombre. Condcerse a si mismo significa conocer, primero, qué es scr hombre; segundo,’qué es ser el tipo de hombre que se es, y ter- cero, qué es ser el hombre que uno es y no otro. Conocerse a si mismo significa conocer lo que se puede hacer, y puesto que nadie sabe lo que puede hacer hasta que Io intenta, la tnica pista para saber lo que puede hacer el hombre es averiguar 10 que ha hecho. El valor de la historia, por consiguiente, consiste ‘en que nos ensefia lo que el hombre ha hecho y en ese sentido lo que es el hombre. § 3, LOS PROSLEMAS DE LAS PARTES FIV La idea de Ia historia que acabo de resumir brevemente es una dea moderna, y antes de proceder, en la quinta parte de este libro, a exponeria y desarroliarla en més detalle, me propongo aciaratla con una investigacién acerca de su historia. Los historia- dores de nuestros dias piensan que la historia debe ser: a) una ciencia, 0 sea un contestar cuestiones; &) pero una ciencia que se ocupe de las acciones de los hombres en el pasado, ¢) investi- gadas por medio de la interpretacion de los testimonios, y d) cuyo fin es el autoconocintiento humano. Mas no es ésta ia manera ‘en que siempre ha sido entendida Ia historia. Citemos, por ejem- plo, lo que al respecto nos dice un autor reciente? hablando de Jos sumerios del tercer milenio antes de Cristo: La historiografia esti representada por las inscripciones oficiales ‘que conmemoran Ta eificacion de los Palacios y de los, templos. El estilo teocrdtico de les eseribas lo attibuye todo a la accion de Ta divi- hidad, segtin puede advertirse por el siguiente pasaje, uno de muchos ‘ejemplos que podrian aducirse: A Monsieur Charies F. Jean, en Edward Eyre, European Civitization (Loa dees, 1935), vol 1, D. 23. FROBLEMATICA, 2 ‘Una dispuia surge entre los reyes de Lagash y de Umma acerca de los limites de sus respectivos territorios. La disputa se somete al arbi traje de Mesilim, rey de Kish, y se soiuciona por los dioses, de quienes os reyes de Kish, de Lagash y de Umma no son sino agentes o mi nistros. I dios Ningirsu y el dios Shara deliberaron sobre el informe ve- rridico del dios Enlil, rey de los, territorios. Mesilim, rey de Kish, en acatamiento al mandato de su dios GuSilim,... erigié en Leste] lugar uaa estela. Ush, isag de Umma, obro de acuerdo con sus designios armbiciosos. Ouité la estela de Mesilim y vino a la Hanura de Lagash. Alla justa palabra del dios Ningirsu, guerrero del dios Enlil, se libré ‘un combate con Umma. A la palabra del dios Enlil, la gran red divina derribé a los enemigos, y en lugar de ellos se colocaron ea Ta Hanura ‘unos fells funerarios.” Ahora bien, nétese que Monsicur Jean no dice que la histo- riografia de los sumerios era ese tipo de cosas, sino que dentro de la literatura de ese pueblo Ia historiografia estd representada por ese tipo de cosas. Entiendo que quiere decir que semejante, tipo de expresia no es verdaderamente historia, sino algo que en cierto sentido se le asemeja, Mi comentario acerca de esto seria el siguiente. Una inscripeién como la que hemos citado expresa una manera de pensar que ningin historiador moder- no calificaria de historia, porque, en primer lugar, carece de la naturaleza de lo cientifico: no es, ea efecto, un intento de res- ponder a una cuestién cuya respuesta el escritor comience por ignorar; simplemente se trata del relato de algo que el escritor conoce como un hecho. Pero en segundo lugar, el hecho rela- tado no es de actos humanos, sino de actos divinos. Claro esta que tales actos divinos se resuelven en actos humanos, pero se les concibe ante todo, no como acciones del hombre, sino como acciones de los dioses, y en cuanto eso es asf, Ia idea expresada no ¢s histirica respecto a sit objeto, de donde resulta que, tam- poco es histrica respecto a su método, ya que no hay inter- pretacién alguna de testimonios, ni, por otra parte, es histérica respecto a su valor, puesto gue no Se advierte que su meta con- sista en alcanzar un auto-conocimiento humano. El conocimien- to alcanzado en‘un relato de esa indole no es, por lo menos no oes primariamente, un conocer humano acerea del hombre, sino un conocer humano acerca de los dioses. Desde el punto de vista del autor, pues, Ia inscripciéa trans- ctita no es lo que nosotros lamamos un texto histérico. El escri- tor no escribia historia, escribfa religién. Sin embargo, desde nuestro punto de vista esa misma inscripcién puede utilizarse como un testimonio histérico, puesto que un historiador mo- derno, atento a las res gestae humanes, puede interpretarla como testimonio de las acciones Hevadlas a cabo por Mesilim y Ush y por sus stibditos. Pero es que, por asi decirlo, slo adquiere pés- 2 INTRODUCCION tumamente su carécter de testimonio histérico, en virtud de uestra actitud historica respecto a ella, a la manera en que los pedernales prehistéricos o la cerémica romana adquieren el carc- ter péstumo de testimonios histéricos, no porque quienes fabrica- ron esos pedernales y cerdmica pensaron que eran testimonios histéricos, sino porque nosotros los tomamos como tales. Los antiguos sumerios no dejaron tras de ellos nada que pods- mos calificar de historia. Si por acaso tuvieron. algo asf como tuna conciencia histérica, no dejaron de ella constancia algu- na. Podremos que necesariamente la tuvieron, porque, Para nosotros, la conciencia histérica es un rasgo tan verdadero, ¥ tan general de la vida que no comprendemos cémo puede fal- tarle a nadie; pero la verdad de semejante afirmacién es muy dudosa. Si nos atenemos a los hechos, tal como se revelan docu mentalmente, me parece que debemos pensar que la conciencia historica de los antiguos sumerios es Io que llaman los cientificos una entidad oculta, algo que Ias reglas del método cientifico nos impide considerar en atencién al principio de la Navaja de Oc- cam, a saber: que entia non sunt multiplicanda practer neces. sitatem. Hace cuatro mil afios, pues, nuestros precursores en Ia civili zacion no poseian lo que nosotros llamamos la idea de la historia. Esto, hasta donde nos es dado verio, no era porque tuviesen la cosaen si y no hubiesen reflexionado sobre ella. Era porque no tenfan la cosa en si. La historia no existia. Existia, en su lugar, algo que en cierta manera se asemejaba a Io que nosotros llama~ mos historia, pero diferia de lo que lamamos historia en las cuatro caracteristicas que hemos identificado en la historia tal ‘como existe hoy dia. La historia tal como existe hoy dia, pues, ha surgido en los iiltimos cuatro mil afios en las regiones del Asia occidental y en Europa. ¢Cémo acontecié esto? ¢Cudles son las etapas que ha re- corrido esa cosa llamada historia para llegar a existir? Tal es la cuestion cuya respuesta, un tanto escueta y sumaria, se ofrece en las partes 1 a 1V de este libro, Primera Parte LA HISTORIOGRAFIA GRECO-ROMANA §1. Historra reocedrica ¥ Metro {Cvdtes fueron los pasos y las etapas que, para llegar a existir, ha recorrido la moderna idea europea de la historia? Puesto que a mi parecer ninguna de esas etapas ocurrieron fuera de Ia re. gién del Mediterraneo, es decir, fuera de Europa, del Cercano Oriente desde el Mediterraneo hasta Mesopotamia, y de las cos. tas septentrionales del Africa, nada debo decir acerca del pen samiento histérico en China ni en otra parte alguna del mundo, salvo de Ja regién que he mencionado. ‘He citado un ejemplo de historia antigua de Mesopotamia, em- pleando un documento de cerca de 2500 afios a. c. Dije historia, mas debi decir mejor cuasi-historia, porque, segiin ya indiqué. ef pensamiento contenido en ese documento se asemeja a lo que Mamamos historia en cuanto contiene afirmaciones sobre el pasa- do; pero se diferencia de ello, primero, en cuanto esas afirma. sions no son respuestas a unas preguntas, no son Ios frutos de una investigacién, sino meras afirmaciones de lo que ya sabe el esctitor; y segundo, en cuanto los actos registrados 10 som hu- manos, sino que son, en primera instancia por lo menos, actos divinos. A los dioses se les concibe en analogia con los soberanos humanos, como dirigiendo los actos, de los reyes y jefes, segiin éstos dirigen los actos de sus subordinados humanos. E} sistema Jerirquico de gobierno se contintia hacia arriba por una especie de Inunsposiciéa. En vez de la serie: stibdito, funcionario me nor, alto funcionario y rey, tenemos la serie: stibdito, funcionario menor, alto funcionario, rey y dios. Y la cuestion de saber si el rey y el dios se distinguen con nitidez, de tal manera que el dios, ‘sea concebido como Ja cabeza verdadera de la comunidad y el Tey como su criado, o bien si el rey y el dios quedan més o menos identificados, concibiéndose al rey como una encarnacin del dios o en todo caso de algtin modo divino y no puramente hu- mano, es una cuestién que podemos dejar de lado, porque cual quiera que sea la respuesta, el resultado sera que el gobierno quc- da concebido teocraticamente. ‘Ala historia de este tipo propony en cuya designacién Ia palabra” piamente dicho, a saber: historia cientifica, sino que significa el relato de hechos conocidos para la informacién de: personas que Jos desconocen, pero que, en cuanto creyentes en el dios 2 2 JNFLUENCIA DEL CRISTIANISMO linico tipo de pensamiento que podia conformarse con semejante reduccion. Con todo y todo, lo cierto es que Hume no advirtio plenamente el alcance de su’ Filosofia respecto a la historia; y en cuanto historiador, al igual que los otros de la Ilustracion, no lle- 6 a concebir cientificamente Ia historia, por impedimento de una visi6n sustancialista de la naturaleza humana que, en realidad, estaba en contradicciéa con sus principios filosdficos. §9. La Inusreact6x Hume, por su obra como historiador, y su contemporineo un Poco mayor, Voltaire, encabczan una’ escucla nueva de pensa- miento histdrico. La obra de estos dos escritores, junto con la de sus seguidores, puede designarse como Ja historiografia de Ja Tlustraci6n. Por Tustracion, Aufkldrung, quiere significarse ese empefio, tan caracterfstico de los principios del siglo xvi, de secularizar todos los aspectos de la vida y del pensamiento hu. mano. Se trata do una revolucién, no sdlo contra ef poder de la eligién constituida, sino contra ia religién en cuanto tal. Vol- taire se consideraba el jefe de una cruzada contra el Cristianismo, que combatfa bajo la divisa Herasez T'inféme, significando por Tinjéme a Ja supersticién, o sea a la religién considerada como una funcién de cuanto era atrasado y barbaro en la vida humana. La teoria Filoséfica en que se sustentaba ese movimiento consis- tia en pensar que ciertas formas de la actividad mental eran formas primitivas condenadas a la ruina al llegar la mente a su madurez. Vico pensaba que la poesia es la manera natural que tiene para expresarse Ja mente salvaje o infantil; la poesia més sublime, cree Vico, es la poesia de las edades barbaras o heroi- cas, la poesia de Homero o de Dante; pero a medida que el hiom- bre se desarrolla, la razén prevalecesobre la imaginacisn y 1o pasional, y la poesia queda desplazada por la prosa. Como etapa intermedia enire la manera poética o puramente imaginativa que la experiencia tiene de presentarse a s{ misma, y Ia manera pro- saica o puramente racional, Vico situé una tercera manera, 0 sea la mitica o semiimaginativa. Esta etapa intermedia del desarrollo historico se caracteriza porque interpreta fa totalidad de la expe. Fiencia desde el punto de vista religioso. De esta suerte, Vico piensa que el arte, la religién y Ia filosofia son tres modes dis. intos que tiene Ja mente humana para expresar o formular ante si misma la totalidad de su experiencia. Estos tres modos no Pueden convivir en paz, el uno junto ai otro; estan ea una rela. cién de sucesion dialéctica en un orden definido, de donde se sigue que Ja actitud religiosa ante la vida esté condenada a ser superada por una actitud racional o filoséfica. Ni Voltaire, ni Hume Megaron a formular conscientemente LA ILUSTRACION a tuna teorfa semejante a la gue acabamos de enunciar. Parece pro- bable que si hubieran tenido noticia de ella la habrian adoptado, identificdndose a si mismos y a sus colegas con el agente que ya estaba en vias de poner fin a la era religiosa de la historia para inaugurar la era no-religiosa o racional. De hecho, sin embargo, Ja actitud potémica que adoptaron respecto a la religion era de. masiado violenta y unilateral para que una tal teoria viniera en su ayuda, puesto que concedia a la religin un lugar en la historia, Para ellos Ia religién era algo carente de todo valor positivo; era un puro error debido a Ja hipocresia interesada y sin eseripulos de un tipo de hombres Mamados sacerdotes, quienes, asi parece gue pensaban, la inventaron como instrumento para dominar a las mayorias. Para Hume, Voltaire y sus amigos, ias palabras reli 8i6a, sacerdote, Edad Media, barbarie y otras por el estilo, no eran designaciones con un sentido histérico, filosdfico 9 sociolo. gico, como para Vico; eran simplemente palabras de injuria que tenian ua sentido emocional, mas no un sentido conceptual. 1 Pronto como un término como el de “religion” 0 el de “barbari adquiere un sentido conceptual, la cosa mentada por él tiene que ser considerada como algo que desempefia una fancion positiva @n Ja historia y, por lo tanto, no se trata de un puro error o mal, sino de una cosa dotada de valor propio dentro de su propio lugar. Una perspectiva verdaderamente histérica consiste en ver gue todo en Ia historia tiene su propia razén de ser y que todo existe en beneficio de los hombres cuyas mentes han creado o- munitariamente esa historia. Pensar que una etapa dada de la historia es completamente irracional, equivale a considerar la his. toria, no como historiador, sino como un panfletista, o sea, un eseritor polémico de ocasién. De tal suerte, la perspectiva histé Hica de la Hustracién no era auténticamente historica; en sus Propésitos capitales era polémica y antihistorica. Tal es la razon que explica por qué escritores como Voltaire y como Hume contribuyeron tan escasamente en la tarea de Perfeccionar los métodos de la investigacién histérica. Simple. mente adoptaron los métodos de la ‘generacion anterior, elabo- rados por gente como Mabillon, Tillemont y los bolandistas, ¥ aun ea el empleo de esos métodos no se cifieron a un espirit verdaderamente cientifico. Su interés en la historia por Ia his toria misma no era bastante para hacerlos perseverar en la tarea de reconstruir los sucesos de las edades antiguas. Voltaire de- claré abiertamente que no cra posible alcanzar un conocimienta historico seguro respecto a los acontecimientos anteriores al final del siglo xv, y la Historia de Inglaterra de Hume es una obra muy superficial, hasta que Uega a esa misma época, la época de os Tudor. La verdadera causa de la limitacién de sus intereses a la época moderna consiste en que, dada su estrecha concep- cién de Jo racional, no podian sentir simpatia (por lo tanto a INFLUENCIA DEL CRISTIANISMO garecian de penetracién) hacia lo que para ellos eran periodos irracionales de la historia, Su interés s6lo comenzaba a despertar cuando la historia comenzaba a ser la historia de un espiriva ino. demo semejante al suyo, es decir, un espiritu cientifico, Eo términos econémicos ese espiritu se traduce en espititu de in. dustria y comercio modernos, y en términes politicos, en espititu de despotismo ilustrado. Carecian de toda idea de’ Jas institu. Clones como creacién del espirita de un pucblo a lo largo de sui desarrollo histérico; las concebfan, en ‘cambio, como inven ciones, es dedir, como ardides de unos hombres ingeniosos, im. uestos por ellos sobre las masas. Su idea de que la religion era un artificio del gremio sacerdotal no era sino Ia aplicacién de ese principio general, el unico que aceptaban, a un caso parti cular histérico en que tal aplicacién no podia hacerse. La Hustracién en su sentido mas estrecho, es decir, como un movimiento esenciaimente polémico y negativo, una crusade contra la religion, jamés pudo elevarse mas allé de su origem Voltaire fue siempre su mejor y mas caracteristico vocero. Pero pudo desarrollarse en varias direcciones sin perder su cardcter original. Furidada como estaba la Tustracidn en la idea ‘de que la Vida humana es y ha sido siempre, en lo general, un menester ciego ¢ itracional, Si bien capaz de convertirse en algo racional, contenia en si el germen de dos desarrollos inmediates, a saber, uno de mirada hacia atrés 0 més estrictamente histérico, que mostraria al pasado histérico como el resultado del juego de fuer. zas irracionales; el otro de mirada hacia adelante o mas esricia. mente prictico 0 politico, que predecia ¢ intentaba realizar una edad de oro donde se estableceria el reino de la razon. 2) Como ejemplos de la primera tendencia podemos citar a ‘Montesquieu y a Gibbon. Montesquieu tuvo el merit de hacer tema de las diferencias entre las distintas naciones y culturas; ero no comprendis et rasgo esencial de tales diferencias. En Ite gar de explicar su historia.con referencia a la razén humana, quiso explicarla como debida a diferencias del clima y de la geografia, En otras palabras, al hombre se le considera como parte de la naturaleza, y la explicacién de los acontecimientos historicos se busea en el orden de los hechos naturales. Esta manera de com cebir Ia historia la convierte en una especie de historia naturel del hombre, en una antropologia, donde las instituciones ya no aparecen como creaciones libres de Ia razin humana realvadas a lo largo de su desarrollo, sino como efectos obligados de cau sas naturales. ¥ de hecho Montésquieu concibié la vida humana como un reflejo de las condiciones de clima y geografia, no dis. tinta a la vida vegetal, lo cual implica que las mudanzas histéricas Ro son sino los modos en que una cosa unica ¢ inmutable, la na turaleza del hombre, reacciona ante diversos estimulos. Semejan te modo de mal entender la naturaleza humana y el obrar humano LA ILUSTRACION & es la falla de cualquier teorfa que, como la de Montesquieu, in- tente explicar los rasgos de una civilizaeién por medio de hechos ‘geogrificos. Sin duda existe una relacién entraiable entre una cultura y su ambiente natural; pero lo que determina su indole no son ios hechos de ese ambiente, sino lo que el hombre logra sacar de ellos, y esto depende del tipo de hombre que sea. Como historiador, Montesquieu carecia de sentido critica; pero su im. sistencia en las relaciones que hay entre el hombre y su ambiente (aunque entendié mal dichas relaciones) y en los factores econd- micos, que a su parecer estin por debajo de las instituciones polé ticas, fue algo, no sélo importante en si, sino importante para el desarrollo futuro del pensamiento histérico. Gibbon, un historiador tipico de la Tustracién, estaba de acuerdo con esa manera de pensar hasta el grado de que, pera 41, la historia podia ser todo menos una prucba de la tabiduria humana. Pero en lugar de encontrar su principio positive en las eyes de Ja naturaleza que, por decirlo asi, sustituyen en la doc. trina de Montesquieu a la sabiduria del hombre y crean para él las organizaciones sociales que no podria crear por cuenta pro- pia, Gibbon localiza la energia motivadora de la historia en la irracionalidad misma del hombre, de tal suerte que su relato his t6rico exhibe lo que él tlama el’triunfo de la barbaric y de la religién. Pero es claro que para que pueda haber tal triunfo es preciso que previamente exista algo sobre lo cual triunfa esa irracionalidad, y por eso Gibbon inicia su relato en una edad de oro en que Ja razén presidia sobre un mundo dichoso, 1a @dad del periodo antonino. Semejante concepcién de una edad de oro en el pasado le concede a Gibbon un lugar peculiar entre los historiadores de la Mustracién, y lo asimila, por una Parte, con sus predecesores, los humanistas del Renacimiento Y, POF otra, con sus sucesores, Jos romdnticos de finales del si. glo xv. 5) En su aspecto futurista; que postulaba una edad de oro que pronto habria de: instaurarse, la Tustracidn encuentra un, Zepresentante en Condorcet, cuyo Esquisse d'un tableau des pro: “eres de Uesprit humain, escrito durante la Revolucion Francesa mientras estaba en.prisién esperando la ejecucién de la pena ca. pital, promete un futuro utdpico, donde ya no habra tiranos y esclavos, ni sacerdotes y engafiados, y donde la gente se com. portard de un modo racional en el gozo de la vida y de la liber. tad, y en la busca de la dicha. De los ejemplos que hemos dado, resultaré claro que la histo riografia de la Iustracién es apocaliptica en grado extremo, como, en efecto, Io indica Ja palabra misma de “ilustracién”. Para estos escritores la cuestién central de la historia es el despertar del es- piritu cientifico moderno. Antes, todo era supersticién y_tinic- blas, error e impostura, y de esto no puede haber historia, no % INFLUENCIA DEL CRISTIANISMO solamente porque es asunto que no merece estudiarse, sino por- que no hay en ello un desarrollo racional o necesario: su historia no es sino el relato debido a algdn idiota, eno de ruido y de furor, pero que nada significa. De'esta suerte, estos escritores de Ia Tlustracién carecian de todo concepto acorca de los origenes o de los procesos histéricos que les explicara el que para ellos era el hecho fundamental de Ja historia, a saber, la génesis del espiritu cientifico moderno. La razén pura no puede brotar de la pura irracionalidad, no puede haber un desarrollo que vincule la una a la otra. Para la Tlus- tracion, pues, el amanecer del espfritu cientifico era un puro milagro, un acontecimiento que ni habia sido preparado en el curso anterior de Jos sticesos, ni habia sido motivado por una cau- sa que fuese suficiente para esos efectos. Claro esti que seme- Jante incapacidad para explicar o explicitar histéricamente lo que aparecta como el acontecimiento capital de Ia historia es sinto- mitica: significa, en términos generales, que esos escritores no tenfan a su disposicién ninguna teoria satisfactoria de causacién historica, y que no podian creer en serio en el origen y génesis - de nada. En consecuencia, en sus obras historicas las causas in- vocadas son superficiales’ en grado de absurdas. Fueron estos historiadores de la Tustracién quienes, por ejemplo, inventaron a grotesca idea de que el Renacimiento en Europa se debié a la caida de Constantinopla y a la expulsién subsecuente de los doc- tos, que emigraron en busca de nuevo hogar. Tipica de esta actitud es, también, aquella observacién de Pascal de que si la nariz de Cleopatra hubiere sido mas larga Ia historia del mundo habria sido distinta; observacién tipica, ciertamente, pero tipica de Ja bancarrota de la uctululugia listériva, yue, desesperaie zada de encontrar explicaciones auténticas, admite las eausas més tmiviales-para explicar los més importantes hechos. Semejante in- ‘capacidad para descubrir las causas genuinamente historicas esté en relacién, sin duda, con la teorfa de la causacién de Hume, segin la cual nunca podemos advertir la conexién que liga a cualesquiera dos sucesos dados. ‘Quiz4 la mejor manera de sintetizar lo que es la historiografia de la Hustracién serfa decir que hizo suya la concepcién de la investigacién histérica claborada por los historiadores eclesidsti- cos de finales del siglo xvmr, para emplearla en contra de ellos, manejéndola con un espirit: deliberadamente anticlerical en lu: gar de un espititu deliberadamente clerical. No se hizo esfuerzo alguno por elevar la historia a un nivel superior al de Ia propa- ganda; por lo contrario, fue ése el aspecto en que se hizo hin- capié, puesto que la cruzada en pro de la razén todavia era’una guerra santa. Y Montesquieu dio en el clavo cuando dijo* que, * "Vottaire. + est comme les moines, qui-nécrivent pas pour te sujet TA CIENCIA DE LA NATURALEZA HUMANA a en espiritu, Voltaire era un historiador monéstico que escribfa para monjes. Es cierto, sin embargo, que los escritores de esta €poca lograron algunas conquistas. A’ pesar de su intolerancia ¥ de su sinrazén, lucharon por Ja tolerancia; incapaces como fue- ron de apreciar el poder creador del espiritu popular, escribieron desde el punto de vista del siibdito y no del gobiemo, con lo que pusicron en relieve por primera vez la historia de las artes y de las ciencias, de la industria, el comercio y de la cultura en ge- neral. Superticiales como futeron en la busca de las causas, por Jo menos las buscaron, y de esa suerte concibieron implicitamente a la Bistoria (a pesar de Hume) como un proceso en que un suceso conduce necesariamente a otro. De esta suerte habia en su. Pensamiento un fermento que tendia a desacreditar sus propios dogmas y a superar sus limitaciones. En lo profundo, debajo de Ja superficie de su obra, habia una concepcida del proceso his- térico como un proceso que se desarrollaba, no por la voluntad de déspotas ilustrados, ni por los planes rigidos de tm Dios tras- cendente, sino por una necesidad propia, una necesidad inma- nente en la que la sinrazén misma no es sino una forma disfra- ada de la raz6n. $10. La cmmvcia DE LA NATURALEZA HUMANA, En el parrafo primero de esta Parte adverti que el ataque de Hume contra la nocién de una sustancia espiritual fue ef pre- cursor filoséfico de Ja historia cientifica, porque acabé con’ Ios itimos vestigios del sustancialismo del pensamiento sreco-ro- mano. kn el §8 mostré de qué modo John Locke y sus se- guidores reorientaron la filosofia en direccién de la historia, aunque no tuvieron plena conciencia de ello. Lo que impidié que la historiografia del sigio xvtt se convirtiera en cientifica al cosechar los frutos de la revolucién filosofica fue una inadver- fida reliquia de sustancialismo implicita en la pesquisa de la Hustracion por establecer una ciencia de la naturaleza humana. Del mismo modo en que, por ejemplo, los antiguos historiadores Tomanos concibieron que el caricter de una persona no era algo que hubiese venido a existir, sino algo que siempre habia existido ¥ que siempre habia sido io mismo, asi, también, los histori Gores del siglo xvi, que reconocieron que toda historia verdadera ¢s la historia de la humanidad, supusieron que la naturaleza bu. mana habia existide desde la ‘creacién del mundo exactamente como existia entre ellos. A la naturaleza humana se la concebia. sustancialmente como algo estitico y permanente, un sustrato inalterable del curso de las mudanzas historicas y de todas las quits tritent, mais pour ta gigire de leur ordre. Voltaire écrit pour sor Gouvent” (Pensées diverses ea Cres, Paste, 16, Ole 8 INFLUENCTA DEL CRISTIANISMO actividades del hombre. La historia nunca se repetia, pero la na- turaleza humana permanecia eternamente inmutable. Semejante supuesto aparece, sein vimos, en Montesquieu, pero también se encuentra en el fondo de todo el pensamiento filos6fico del siglo xvuz, para no mencionar épocas anteriores. Las ideas innatas del cartesianismo constituyen el modo de pensar que Je es natural a la mente humana en cuanto tal, en todas par tes y siempre. La comprensién humana segtin la entiende Locke es algo que se supone idéntico en todas partes, si bien imper- fectamente desarrollado en los nifios, los idiotas y Ios salvajes. La mente que, para Kant, es en cuanto intuitiva el origen del espacio y del tiempo, en cuanto entendimiento el origen de las categorias, y en cuanto razén el origen de las ideas de Dios, de Ia libertad y'de la inmortalidad, resulta ser una inteligencia pura: mente humana; pero Kant supone, sin lugar a duda, que es la linica clase de inteligencia humana que existe 0 que ha existido. Hasta un pensador tan escéptico como Hume acepta tal suposi- cin, segin ya indiqué. En la Introduccion al Trasado sobre la naturaleza humana, David Hume explica los propésitos de si trabajo diciendo que “todas las clencias estén en relacién, en ma- yor o menor grado, con la naturaleza humana, y por mas que algunas parezcan apartarse de ella, no dejan siempre de regresar Por una u otra via", Hasta las matemdticas, ta filosofia natural y la religion na- tural (es decir, las tres ciencias cartesianas, matematicas, fisica y metafisica) “dependen en cierto grado de la ciencia del HON BRE, puesto que caen dentro del conocimiento de los hombres, y se las juzga por las potencias y facultades de éste.” Por lo tanto, Ja iéncia del hombre”, es decir, Ia ciencia que investiga 1 “principios y las operaciones de nuestra facultad de razonar”, “nuestros gustos y sentimientos” y ‘‘a los hombres en cuanto re uunidos en sociedad”, es “la tinica base solida de todas las demas ciencias” En todo esto, Hume no sospecha en absoluto que ta natura. Jeza humana que analiza cn su obra filoséfica es la naturaleza de un europeo occidental de principios del siglo xviit, y que el mis- ‘mo intento emprendido en una época o en un lugar enormemente diferentes podria arrojar un resultado no menos diferente. Siem- Pre supone que nuestra facultad: de razonar, nuestros gustos y sentimientos, y asi sucesivamente, son algo perfectamente unifor- me ¢ invariable que sustenta y condiciona todos los cambios his- toricos. Ya indiqué que su ataque a la idea de una sustancia espiritual, de haber sido efectivo, hubiera acarreado la ruina de esa manera de concebir Ia naturaleza humana como algo sélido, Permanente y uniforme; pero no acontecié eso, porque Hume sustituyé la idea de una sustancia espiritual con Ia idea de ten- dencias constantes de asociar ideas en modos particulares, y tales LA CIENCIA DE LA NATURALEZA HUMANA, 9 tyes de stociacions ern tin uniforms inatembles cualquier Sustancia. o abolicién de la sustancia espiritual proy sul epetal paeeest tit sp ete a ct Sa SE Popes ror Hane cri us roan pen aan, Se es iSite, a nares Seon gn te ce ae po Pins fb in Si gt EUS 206 Sos md FRESE tain cael encore di sista a fo requeria en s{ una concepcién histérica de la mente, porque mente es histGrico cuando erea sus propies eyes, yd i propi »¥ de acuerdo Gon la teoria de Hume acerca de la mente, las ieyes de los proce. S08 mentales estin ya hechas y son inalterables desde su prim ‘sugirié como posible), sino porque se mejoraria inucsten sone Sugiris como posible), Porque se mejoraria nuestra com. Hablando filosoficamente, esa concepcién es en si contradic. {oria. Si aquello que Megamos a comprender mejor es algo din tinto a nosotros, por ejemplo, las propiedades. quimicas’ de ig fuateria, nuestra mejor comprensién no mejora en modo algune Ja cosa misma. Si, por otra parte, aquello que comprendencs valeea humana misma, Sto se les oculté a los filésofos del siglo xvn, porque funda. [on su programa de una ciengia de la mente en’ Ia analogia do das ciencias naturales estabiecidas, sin advertir que el paraleio on tre ambos casos no es perfecto. Algunos pensadores como Bacon Gonocer Ja formula quimica de la brea de huilla, por ejemplo, tos quimicos no altera en modo alguno la naturaleza de la bres de hulla y sus derivados. La naturaleza permancce fija, y es la mis, ma Ja entendamos 0 no. Pata decirlo en términos de Berkeley, es el pensamiento de Dios, no el nuestro, el que hace que ie * INFLUENCIA DEL CRISTIANISMO naturaleza sea Jo que es; llegando a conocer la naturaleza no crea- mos nada, tan sélo repensamos por nuestra cuenta los pensa- mientos de Dios. Los fildsofos del siglo xvrrt supusieron que esos principios se aplicaban exactamente al conocimicnto de nuestra propia mente, a la cual Hamaron naturaleza humana a fin de expresar su concepcién de su semejanza con la naturaleza propia: mente dicha, Pensaron que la naturaleza humana permanece fija, con total independencia de lo poco o mucho que se sepa acerca de ella, exactamente del mismo modo que la natursleza perma- nece fija. Supusieroa como indubitable un principio falaz que puede-enunciarse en la forma de una regla de tres: conocimiento de la naturaleza: naturaleza: conocimiento de la mente: mente, y semejante suposicién deformé fatalmente de dos modos su mané- ra de concebir la historia. 1) Suponiendo que Ia naturaleza humana es una constante, se imposibilitaron para concebir una historia de la naturaleza huma- na misma, porque semejante concepciéa implica que la naturaleza humana no es una constante, sino unz variable. El siglo xvii quiso una historia universal, una historia del hombre; pero una auténtica historia del hombre tendria que ser una historia de cémo el hombre ha Ilegado a ser lo que es, y esto implicaba pen- sar que la naturaleza humana, la naturaleza humana que de hecho existia on el siglo xvmm europeo, era el producto de un proceso histérico, en. tanto que se I consideraba como el presupuesto inalterable de un tal proceso. 2) El mismo error los condujo a una visién falsa, no sélo det pasado, sino del futuro, porque los obligé a creer en el adveni- miento de una utopia en la cual se habrian resuelto todos los problemas de la vida humana. Porque si la naturaleza humana misma no sufre cambio cuando la comprendemos mejor, todo nuevo descubrimicato que hagamos acerca de ella sera una. so- lucion a los problemas que nos preocupan por nuestra ignorancia, y no creara ningtin nuevo problema. Por eso, nuestro progresivo conocimiento de la naturaleza humana ira descargindonos gra- dualmente de las dificultades que de momento nos abruman y, por consecuencia, la vida humana se iré haciendo mejor y me- jor, y mas y mas dichosa. Y si los adelantos de la ciencia de Ja naturaleza humana Hegaran a descubrir las leyes fundamentales que presiden sus manifestaciones, cosa que los peasadores de esa época creian posible por analogia con la manera en que los sa- bios del siglo xviit habian descubierto las leyes fundamentales de la fisica, entonces se habria realizado el milenio. De esta suer- te Ia concepcién dieciochesca del progreso se fundaba sobre la misma falsa analogia entre el conocimiento de Ja naturaleza y el conocimiento de Ja mente. Pero la verdad es que si la mente humana logra conocerse mejor, por eso mismo opera de modos distintos y nuevos. Una raza de hombres que Megara a alcanzar 1A CIENCIA DE LA NATURALEZA HUMANA el tipo de auto-conocimiento i fete fate es Sans ome mea es pen Suns me yen ee Be ors ds orl ccs llc, pole ne enna 1 Tercera Parte EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA a § 1. RomanricrsMo ae a ester eee de que fuera posible ningun progreso terior a tome rs et 2? er, ae erence of Hoe ce ements cope commen seays age Nha ana me Veni Feats ae ute Fue Hoe 0 oe eee iro gue end # cao anes para gan obra reinterpretaciéa de los principios de, ésta se convirtig en ©) Pee Gre del movimiento roméntico, Cayé en la cuenta, de que los gobernantes no darian a su pueblo nada que el puet lo. _ mea sobeonae no dri 9p no Sigal déspota ilustrado que ee air ‘cra ae Ia idee ae. Sg atta po sue fo oe Shri aye eee roves, Rass le as ited areca et 7 I Sea ny ty spn ong IE a tere de a li tes ne naar oye eon acon ma ee jlustrados, lag. roménticos basabafl los suyes en Ia esperanz® de Husa, tg Fons baa ee oa poplar ferret oe akd dratoy a decir ver revolucionarios. La yoluntad general, mean ade rnd rome, 2 eS Sra ao ee bbls esto er ae ao ab rein de i asa ca eo 2 on pee de acuerdo con el cual explicaba Rousseau Ja historia, oa a cipio que podia aplicarse no Papas Sa tes se eal ae eS One a re soar, Ges fe atarann 9 ane = ‘ebseon al aie Pas, ee one Ia Hse : ROMANTICISM i ria de la raz6n humana, al menos como la historia de Ja voluntad humana, Mids atin, Ja idea dé la educacién en Rotisseau depende de la doctrina de que el nifio, por muy poco desarroliado que esté, tiene una vida propia, con sus propios ideales y conceptos, y que el maestro debe comprender y simpatizar con esta vida, trax tarla con respeto y cooperar a su desarrollo de un modo que sea apropiado y natural a s{ misma. Esta concepcién, aplicada a la historia, significa que el historiador no debe hacer nunca Io que Jos historiadores de Ia Tlustraciéa hacfan constantemente, a saber, considerar con desprecio y disgusto las edades pasadas, sino que hay que considerarlas con simpatia y encontrar en ellas la expresién de logros humanos genuinos y valiosos. Rousseau se apasioné tanto con esta idea que llegé @ afirmar (en su Dis- curso sobre las artes y las ciencias) que et salvajismo primitivo es superior a la vida civilizada; aunque posteriormente se desdijo de esta exageracién,! y la tinica parte que de ella sobrevivié como Posesi6n permanente de fa escuela romantica fue el habito de volver la mirada a épocas primitivas como representantes de una forma de sociedad que tenia un valor propio, valor que el des- arrollo de Ja civilizacién ba perdido. Cuando se compara, por ejemplo, la completa ausencia de simpatia hacia la Edad Media de que hace gala Hume con la intensa simpatia por la inisma que hallamos en Sir Walter Scott, se puede advertir cémo esta tendencia habfa enriquecido la perspectiva histérica del xe manticismo. En esta faceta de su pensamiento, el Romanticismo representa luna nueva tendencia a encontrar valores ¢ intereses positivos en civitizaciones muy diferentes de la propia. Esto, en si mismo, podia resultar en una fiitil nostalgia del pasado, en un anhelo, por ejemplo, de resucitar 1a Edad Media; pero de hecho esa tenden- cia no se desarroll6 a causa de otra idea del Romanticismo, a sa- ber, la concepcién de la historia como progreso, como desarrollo de Ja razén humana o de la educacién de Ia humanidad. De acuerdo con esta idea, las etapas pasadas de la historia condycen necesariamente al presente; una forma dada de civilizacién 3610 puede existir cuando le ha llegado la hora, y tiene su valor jus- tamente porque ésas son las condiciones de su existir; por tan- to, si pudiéramos resucitar la Edad Media no hariamos otra cosa que retroceder a una etapa en el proceso que nos ha condu- cido al presente, y el proceso continuaria como antes. Asi, los Toménticos concebian el valor de una etapa pasada de la historia, como la Edad Media, de doble manera: en parte como algo de valor permanente en si mismo, como logro unico del espiritu hhumano, y en parte como tomando su lugar en un curso de des- arrollo que conduce hacia cosas avin mas valiosas. 4 Por ejemplo, por implicacién en el Contrato Social T, vii. o* EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA De esta manera, los roménticos tendian a considerar el pasado en cuanto tal, con admiracién y simpatia semejantes a las que sentian Ios humanistas por la antigtiedad greco-romana; pero con todo y la semejanza, la diferencia era muy grande? La diferencia era, en principio, que los humanistas despreciaban el pasado en cuanto tal, pero consideraban ciertos hechos pasados como des- articulados, por asi decirlo, del proceso temporal a causa de st propia excelencia intrinseca, convirtiéndose asi en clasicos o mo- delos permanentes 2 imitar; mientras que, por su parte, los ro- minticos admiraban 0 simpatizaban con estos o aquellos logros porque reconoci¢ en ellos el espiritu de su propio pasado, va- Tioso para ellos porque era suyo. : Esta simpatia roméntica por el pasado, ejemplificada en el obispo Percy con su colecciéa de baladas medievales inglesas, no disimulaba el abismo que lo separaba del presente sino que en realidad presuponia ese abismo, insistiendo conscientemente en Ia vasta disimilitud entre la vida'de nuestros dias y Ia del pasado. De esta manera se contrarresté la tendencia de ia Tlustracion de reocuparse tan sélo del presente y del pasado mis reciente, y Ja gente se incliné a pensar en el pasado como todo él digno de estudio y como integrando una totalidad. El radio de accion del pensamiento histérico se ensanché enormemente, y los historia dores comenzaron a pensar en toda la historia del hombre como ‘en un proceso tnico de desarrollo desde su principio en el sak ‘vajismo hasta su final en una sociedad perfectamente racional y civilizada. §2, Herve La primera y en algunos aspectos Ia més importante expre- sion de esta mucin astitud ante el pasado fue la Gora de Herder Ideen zur Philosophie der Menschengeschichte, excsila en CuntTO voltimencs publicados entre 1784 y 1791. Herder ve la vida hu. mana como estrechamente relacionada con su escenario en el mundo natural. El carécter general de este mundo, tal como 41 lo coneibi6, era el de un organismo dispuesto de tal modo que pudiera desarrollar dentro de s{ organismos superiores. El unk 2 Por cata razén Waller Pater comet6 un error al ncinir un eapialo sobre Wincketrana en su obra ohne enaCimonty Bl eo de Wipes ‘aia sobre el arte grego no se parce ea nada a los realzados por os et dios del Renaciieto, 2) coucibi te idea profundamene ori, iy idea eae hay ima historia del site, que no debe coufundie Gon lat bogeat fine de les artistas: una historia dal arte anstno, que se desarrlla a tenes or Ge arch sucess i clr avian cic tal role. Para esa concept el asta ex merarsonte el yehious inary Siento de itt Caps arta ea‘ asurio el ee Ted taht Gatton despues Hegel y otros a ia historia de i poles, i loot otras Giscilnay det esc Rumano HERDER 95 verso fisico es una especie de matriz dentro de la cual, en una region especialmente favorecida, que desde este punto de vista puede considerarse como su centro, se cristaliza una estructi Ta peculiar: el sistema solar. Bste, a su vez, es una matriz den. tro de la cual sus condiciones especiales dan origen a la Tierra que, hasta donde nos es dado saberlo, es algo peculiar entre los Planetas por ser un teatro adecuado a la vida y en tal sentido, en cuanto asiento de la etapa siguiente en la evolucién, es el centro del sistema solar. Dentro de la estructura material’ de la Tierra se originan formaciones minerales especiales, organismos gcogra ficos especiales (los continentes), ete. La vide, em su forma pri mitiva como vida vegetal, es una elaboracién ulterior o cristal. zacidn de una especie altamente compleja. La vida animal es una especializacion ulterior de ta vida vegetal, siendo 1a vida humana tuna especializacién ulterior de la animal. En cada caso Ja nueva especializacién existe en un medio ambiente que consiste en la mae trig no-especializada de la cual ha surgido, y no es en si mis. ma mas que un punto focal en el que se realiza completamente a naturaleza intima de esa matriz. De esta manera el hombre gs el animal perfecto o tipico; los animales son las plantas per fectas, y asi sucesivamente, ¥ del mismo modo, a dos escalones de distancia, la naturaleza humana es la perfeccién de la tate raleza de las plantas: de esta suerte, explica Herder, el amor sexual en el hombre es realmente lo mismo gue el florecer y fructificar de las plantas, Llevado a una potencia superior, La posicién general de Herder ante la naturaleza es franca: mente teleologica, Piensa en cada etapa de la evolucién como si ja naturaleza la hubiese concebido a manera de preparacion Para la siguiente. Ninguna de ellas es un fin en si thisma. Pero con et hombre el proceso Mega a una culminacién, porque el hombre es un fin en si mismo: porque el hombre, ea su vida racional y suoral, justifica su propia existencia. Puesto que el Propésito de la naturaleza al crear al hombre es crear un ser Ta- sional, la naturaleza humana se desarrolla a si misma como un istema de potencias espirituales cuyo pleno desarrollo esta toda~ wia.en él futuro. Asi, pues, el hombre es un eslabon entre dos mundos, el mundo natural del cual ha crecido y el mundo espi- niual que, a decir verdad, no cobra existencia a través de él, Puesto que existe eternamente en forma de leyes espirituales, pero que se realiza en la tierra. En cuanto ser natural, ef hombre se divide en las diversas yazas de la humanidad, cada una de ellas estrechamente relacio. nada con su medio ambiente geografico y cada una con caracte. Tisticas fisicas y mentales moldeadas por ese ambiente; pero cada raza, una vez formada, es un tipo especifico de humanidad que tiene caracteristicas permanentes, propias, que no dependen ‘de su relaciéa inmediata con su ambiente sino con sus propias pe- cy EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA culiaridades congénitas (de la misma manera como una planta formada en un medio ambiente sigue siendo la misma cuando la trasplantan a otro). Las facultades sensoriales e imaginativas de las diferentes razas estén, por lo mismo, genuinamente diferen- ciadas; cada raza tiene su propia concepcion de la felicidad y su propio ideal de vida. Pero esta humanidad racialmente diferen- Giada es, a su vez, una matriz de la que emerge un tipo mas ele- vado de organismo humano, a saber, el organismo histérico, 0 sea, una raza cuya vida en vez de permanecer estética se desarro- la con el tiempo én formas cada vez mds altas, El centro privi- Iegiado en que surge esta vida histérica es Europa, debido a sus peculiaridades geograficas y climdticas; de manera que sélo en Europa la vida humana es genuinamente histérica, mientras que en China o la India o entre los nativos de América no hay ver- dadero progreso histérico, sino una civilizacién estatica inmutable fo. una serie de cambios én que viejas formas de vida son rem- plazadas por nuevas formas sin ese desarrollo ininterrumpido y acumulativo que es la peculiaridad del progreso histérico. Euro- pa es, por tanto, una region privilegiada de la vida humana, de la misma manera como el hombre es privilegiado entre los anima- Jes, los animales entre los organismos vivientes y los organismos enire los existentes terrenales. El libro de Herder contiene una asombrosa cantidad de pen- samientos fértiles y valiosos. Es uno de los libros més ricos sugerentes de cuanios existen sobre esos temas. Pero el desarrollo del pensamicr o es en él, con frecuencia, impreciso y precipitado. Herder no era un pensador cauto; saltaba a las conclusiones por métodos analégicos sin poneslos a prucba, y no era erftico de ‘sus propias ideas. Por ejemplo, no es realmente cierto que Eu- ropa sea el nico pats con historia, aunque sin, duda era ol dnico sol ‘europeos, en Ia época de Herder, tenfan mu sre oa ls curopeny, ox Ie Sinead Horde, nie vst Taras, paso fundamental de toda su tesis, no debe accptarse sin escrutinio. ‘Herder, hasta donde yo sé, fue el primer pensador que re- conocié, de manera sistemética, que hay diferencias entre dife- rentes clases de hombres, y que la naturaleza humana no es uni- forme sino diversificada. Por ejemplo, é sefial6 que Io que hace que la civilizacién china sea lo que es no puede ser la gcografia ni el clima de China, sino solo la peculiar naturaleza de los chi- nos. Si se colocan en el mismo ambiente diferentes clases de hombres explotarin los recursos de ese ambiente de distinta ma- nera y crearén asi distintas clases de civilizacién. En consecuen- cia, el factor determinante en la historia son las peculiaridades especiales no del hombre en general sino de esta o aquella clase de hombre. Estas peculiaridades especiales las consideraba Herder como peculiaridades raciales: es decir, las caracteristicas psico- 7 HERDER a logicas hereditarias de las variedades de la especie humana. Her- der es, por tanto, el padre de la antropologia, queriendo decir con eso la ciencia que: a) distingue varias tipos Lisicos de seres hhumanos, ¥ b) estudia las maneras y costumbres de estos varios ipos como expresiones de peculiaridades psicol6; e con las isis. Pee ie Este fue un importante y nuevo paso en Ia concepcién de la naturaleza humana, porque reconocia que la naturaleza humana no era un dato sino un problema: no era algo uniforme en todas partes, sino algo variable, cuyas caracteristicas especiales exigian investigacin aparte en casos especiales. Pero aun asi, la concep- cién no era genuinamente histérica. Se consideraban las carac- teristicas psicoldgicas de cada raza’ como fijas y uniformes, de manera que, en lugar de la idea de Ja Tlustracién de una sola na- turaleza humana fija, tenemos ahora la idea de varias naturalezas ‘humangs fijas. Cada'una de éstas se considera ‘no como un pro- ducto histérico, sino como un supuesto previo de la historia. Todavia no hay idea de que el cardcter de un pueblo es lo que es Por la experiencia histbrica de ese mismo pueblo; por cl contra Tio, se considera su experiencia histérica como mero de su cardcter fj. feet nuestros tiempos hemos visto sobradamente las perversa: consecuencias de esta teoria como para estar en guard contra ella. La teoria racial de la civilizacién ha dejado de ser cieatifica mente respetable. Hoy dfa s6lo la conocemos como excusa so. fistica para la soberbia y el odio nacionales. La idea de que hay luna raza europea cuyas virtudes peculiares ia facultan a domi nar el resto del mundo, 9 de una raza inglesa cuyas cualidades innatas la hacen tomar el imperialismo como deber, 0 de una raza nGrdica cuyo predominio en Norteamérica es la condicion nece- saria de la grandeza norteamericana, y cuya pureza en Alemania ¢s indispeusable a la pureza de la cultura germana, es cientifica- mente carente de base y politicamente desastrosa. Sabemos que Ja antropologia fisica y la antropologia cultural son estudios di. ferentes y encontramos dificil concebir cémo pudo haberlos con- fundido nadie. En consecuencia, no nos inclinamos a agradecer a Herder que haya echado a andar tan perniciosa doctrina, Seria posible defenderlo diciendo que su teoria de la diferen- ia racial no proporciona en si misma base para creer ea Ja superioridad de ninguna raza sobre otra. Podria argilirse que s6lo implica que cada tipo de hombre tiene su propia forma de vida, su propio concepto de Ia felicidad y su propio ritmo de desarroilo histérico. Desde este punto de vista, Ias instituciones sociales y las formas politicas de diferentes pueblos pueden dife- rir sin ser intrinsecamente mejores o peores unas que otras, 7 Ja bondad de cierta forma politica nunca es una bondad absoluta sino una bondad relativa al pueblo‘que la ha creado. 8 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA Pero ésta no serfa una interpretacién legitima del pensamiento de Herder. Desde su punto de vista es esencial que las diferencias entre las instituciones sociales y politicas de diferentes razas se deriven no de la experiencia historica de cada raza, sino de sus peculiaridades psicoldgicas innatas, y esto es fatal para una au- iGntica comprensién de la historia. Las diferencias entre culturas diferentes que pueden explicarse segin estos lineamicntos no son diferencias histéricas, como las que hay, digamos, entre la cultura medieval y la renacentista, sino diferencias no-histéricas como las que hay entre una comunidad de abejas y una comu- nidad de hormigas. La natureleza humana ha sido dividida, pero todavia es la naturaleza humana, todavia naturaleza_y no espi- ritu; y en términos de politica ‘prictica esto significa que. se asimila la tarea de crear 0 mejorar una cultura a la de crear 0 mejorar una raza de animales domésticos. Una vez aceptada la teoria racial de Herder, no hay manera de escapar a las leyes matrimoniales de los nazis. Por tanto, el problema que Herder trasmitié a sus sucesores, fue el problema de pensar claramente la distincién entre natura: leza y hombre: ia nataraleza como un proceso o suma de pro- esos gobernades por leyes ciegamente obedecidas, el hombre come un proceso o suma de procesos gobernados (como Kant habria de decirlo) no por ley sino por conciencia de ley. Faltaba demostrar que la historia es un proceso de este segundo tipo: 3 decir, que la vida del hombre es una vida histérica porque es una vida ‘mental o espiritual §3. Kant El primer volumen de Herder se publicé en la primavera de 176), cuando el Bldcofo tenia euarcata aos. Kant, de quicn ber bia sido discipulo, evidentemente leyé el libro tam pronto como aparecid, y aunque disentia de él cn muchas de sus doctrinas, como habria de revelario su algo acre resefia de un afio mAs tarde, Jo estimulé a pensar por si mismo en los problemas que susci- taba y a escribir un ensayo por su cuenta que constituye su obra principal en filosoffa de la historia. Influido por su disci pulo, Kant ya tenfa sesenta afios cuando leyé la primera parte de las Iden, y su espiritu se habia formado en Ia Mustracién se- ‘gin arraigé ‘en Alemania bajo Ia égida de Federico el Grande y de Veltaire, a quien Federico habia traido a la corte prusiana. En consecuencia, Kant representa, comparado con Herder, cierta tendencia astringente hacia el anti-romanticismo. En el verda- deto estilo de la Tustracién, considera Ia historia pasada como un especticulo de irracionalidad humana y anticipa una Utopfa de vida racional. Lo que es realmente notable en él es la manera KANT » ¢émo combina el punto de vista de la ustracién con el romén- tico, de manera muy semejante a como combina en su teorfa del conocimiento, racionalismo y empirismo. El ensayo @ que me he referido se publics en noviembre de 1784, y se titula Idea para una historia universal desde el punto de vista cosmopolita (Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbitrgerlicher Absicht). El estudio de la historia no era uno de los intereses principales de Kant; pero su excepcional capa. cidad para recoger los hilos de una discusién filoséfica aun cuan- do fucra sobre un tema del cual sabia relativamente poco, lo capacité para desarrollar sugestiones que habia encontrado en es- critores como Voltaire, Rousseau y Herder y producir algo nue- vo y valioso, de la misma manera como su estudio sobre Baum- garten To capacité para escribir una obra de suma importancia sobre la estética, atunque su cultura artistiea era de las més sw perficiales. Kant empieza su ensayo diciendo que aunque como noimenos © cosas en sf, los actos humanos se determinan por leyes morales, sin embargo, como fendmenos, desde el punto de vista de un espectador, se determinan de acuerdo con leyes naturales como efectos de‘ciertas causas. La historia, al narrar ef curso de las acciones humanas, las trata como fendmenos y por lo mismo Jos ve como sujetos a leyes naturales. Descubrir estas leyes ¢s cicrtamente dificil, si no imposible; pero de cualquier manera vale la pena considerar si el curso de la historia puede 0 no mos- trar un desarrollo en la humanidad semejante al que la biografia revela en_un solo individuo. Aqui Kant esta utilizando la idea roméntica de Ia edueacién de la humanidad no como un dogma © principio aceptado, sino como lo que él llama Idea en su pro- pio lenguaje técnico, es decir, como un principio guiador de la interpretacién a cuya luz consideramos Ios hechos para ver si mejora nuestra comprensién de ellos. Como ejemplo de Io que quiere decir, sefiala que cada matrimonio es en si mismo, tal como sucede en la realidad, un acto moral perfectamente libre de parte de ciertas personas; 'pero las estadisticas muestran en realidad una sorprendente uniformidad y, por tanto, desde el punto de vis- ta del historiador, las estadisticas pueden considerarse como act sando la existencia de alguna causa que determinara, de acuerdo gon una ley de-la naturaleza, cuiintos matrimonios han de cele brarse cada aio. De la misma'manera como el estadigrafo maneja ‘estos actos libres como si estuvieran determinados en esa forma, asi el historiador puede considerar la historia humana como si fuera un proceso determinado de Ia misma manera de acuerdo con una ley. Si asi es, gqué clase de ley seria ésta? Ciertamente no se deberia a la sabiduria humana, porque si pasamos revista a la historia encontramos que en conjunto no es un registro de Ia humana sabiduria sino mas bien un registro de la humana locura, 100 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTEFICA vanidad y maldad. Aun los filésofos, observa Kant, aunque se les tiene por sabios, no Io son lo suficiente para planear sus pro- Pias vidas y vivir de acuerdo con las reglas que han hecho para s{ mismos. En consecuencia, si hay um progreso general en Ia vida de la humanidad, ese progreso no se debe, ciertamente, a un plan trazado por el hombre para su propia guia. Pero no por eso dejaria de existir un plan, es decir, un plan de la naturalera que cl hombre cumple sin caer en Ja cuenta de ella, Descubrir ese plan en la historia humana seria una tarea apropiada para un nue- vo Kepler, y explicar su necesidad requeriria otro Newton. Kant no explica lo que quiere decir por plan de la naturaleza. A fin de interpretar la frase tenemos que acudir a la segunda mitad de la Critica del juicio, donde se expone Ja concepcién de teologia en la naturaleza, Aqu{ encontramos que, segin Kant, la idea de que la naturaleza tiene propésitos es una idea que no podemos en verdad probar ni rechazar mediante la int vestigacién cientifica; pero cs una idea sin la cual no podemos entender Ja naturaleza de ninguna manera, No la creemos real mente del mismo modo como creemos una ley cientifica, pero Ia adoptamos como un punto de vista, abiertamente subjetivo, desde el cual no sélo es posible sino provechoso, y no sélo pro. yechoso sino necesario, considerar Ios hechos de la naturaleza, Una especie de plantas o animales se nos presenta como si ht biese sido ingeniosamente dispuesta de manera de mantenerse individualmente por medio de la nutricién y la auto-defensa y colectivamente por medio de la reproduccién. Por ejemplo, ve- Mos que un puerco espin cuando esti asustado, se enrolla hasta convertirse en una bola espinosa. No pensamos que se deba a Ia Histeza individual de este puerco espin en particular; todos los Puerco espines fo hacen, y lo hacen por naturaleza; es como si la naturaleza hubiese dotado al puerco espin de ese mecanismo defensivo particular para protegerlo contra cnemigos carnivores, Al lamario mecanismo defensivo utilizamos el lenguaje de 1a metéfora; porque un mecanismo supone una invencién y una invencién implica un inventor; pero el punto de vista de Kant es que si no empleamos metéforas de este tipo no podemos abso- lutamente hablar o pensar de la naturaleza. De parecida manera, sostiene él, no podemos pensar en le historia sin emplear meté foras similarmente teleolégicas. Empleamos frases como la con. quista del mundo mediterréneo por Roma; pero en realidad lo que queremos decir por Roma es solamente este o aquel romano individual, y lo que queremos decir por conquista del mundo mediterrdnco no es més que la suma de esta o aquella guerra © administracién que Hevaron a cabo estos hombres. Ninguno de ellos dijo en realidad “estoy desempefiando mi papel en un gran iento, Ia conquista del mundo mediterréneo por Roma Pero actuaban como si lo dijeran y nosotros, al mirar la historia KANT 01 de sus acciones, encontramos que s6lo pueden considerarse estas acciones como si estuviesen gobernadas por el propésito de lograr esa conquista, 1a cual, como en verdad no fue el propésito de este 0 aquel ‘romano individual, describimos metaféricamente como propésito de la naturaleza. Podria observarse también que desde el punto de vista de Kant, era tan legitimo hablar de un plan de la naturaleza reve- lado ‘en Jos fenémenos estudiados por el historiador, como ha- blar de leyes de la naturaleza reveladas en los estudios por el hombre de ciencia. Lo que las leyes de la naturaleza son para el hombre de ciencia, son los planes de la naturaleza para el his- toriador. Cuando el hombre de ciencia se describe a s{ mismo como descubriendo leyes de ia naturaleza, no quiere decir que haya un legislador Wamado naturaleza; lo que quiere decir es que los fenémenos muestran una regularidad y un orden que 10 s6lo puede sino que debe ser descrito mediante alguna metéfora de ese tipo. De manera semejante, cuando el historiador habla de un plan de la naturaleza que se desarrolla en Ia historia, no quie- re decir que exista una mente real Hamada naturaleza que elabore conscientemente un plan que ha de cumplirse en la historia, quie- re decir que la historia procede como si existiera tal mente. Con todo, este paralelismo entre plan de la naturaleza y ley de la na- turaleza contiene implicaciones que traicionan una seria debilidad en la filosofia de la historia de Kant. Hemos visto que los fildsofos del siglo xvi, en general, pre- sentan la mente equivocadamente al asimilaria a la naturaleza. En particular, hablaban de la naturalera humana como si fuera simplemente una clase especial de naturaleza, cuando de lo que hablaban en realidad era de la mente, o algo radicalmente distinto| de la naturaleza. Kant trat6 de evitar este error con su distincién, basada en Leibniz, entre fendmenos y cosas en sf, Pensaba que Jo que hace naturaieza a la naturaleza, lo que le da las peculiarida- des gracias a las cuales la reconocemos como naturaleza, es el he- cho de ser un fenémeno, es decir, cl hecho de que se la mira desde afuera, desde el punto de vista de un espectador. Si pudiéramos penetrar en los fenémenos y revivir en nuestras mentes su vida interior, entonces, pensaba Kant, desaparecerian sus caracteristi- cas naturales: los aprehenderiamos como cosas en si, y al ha cerlo descubrirfamos que su realidad intima es mente. Todo es en realidad y en s{ mismo mente; fenoménicamente, o desde el punto de vista del espectador, todo es naturaleza. De esta suerte, Ja accién humana, tal como la experimentamos en nuestra propia vida interior, es mente, es decir, actividad moral libre y aulo- determinante; pero la accién humana vista desde fuera, como la. ve el historiador, es tan naturaleza como cualquier otra cosa, y por la misma razén, 0 see, porque se la mira, se la convierte, de esa manera, en fenémeno. 102 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTEFICA Concedido este principio, Kant esta clertamente justificado en lamar al plan de la historia plan de la naturalecs, porque et paralelismo entre leyes de a naturaleza en-la ciencia y planes de [a naturaleza en la historia es completo. Pero el principio mismo esté abierto a graves dudas porque distorsiona tanto Ia ciencia como la historia. a) Distorsiona Ia ciencia porque implica que detras de los fenémenos de Ja naturaleza, tal como Tos estudia el hombre de ciencia, hay una realidad, la naturaleza tal como es en si misma, que noes nada mas que mente; y éste es el funda- mento de ese punto de vista-mistico sobre la naturaleza, tan_ prevalente a fines del siglo xvi y principios del xx, que en ver de tratar los fendmenos naturales como cosas dignas de estudio por mor de ellos mismos, los trataba como una especie de velo Que ocultaba una realidad espiritual en cierta manera afin a nos- otros mismos. b) Distorsiona Ta historia porque implica que el historiador es un mero espectador de los sucesos que describe, Esta implicaciéa la manifiesta Hume explicitamente en su ensayo The Study of History: “Ver toda la raza humana, desde el prin- io de los tiempos, ‘pasar, por asi decirlo, en revista ante nos- Otros... qué especticulo puede imaginarse tan magnifico, tan variado, fan interesante?"* Esta actitud ante la historia la daba ‘Kant por supuesia, y para él s6lo podia tener un significado. Si Ia historia es un espectaculo, es un fenémeno; si-es un fenémeno, es naturaleza, porque la naturaleza, para Kant, es un término epis- temolégico y significa cosas vistas como espectaculo, Sin duda, Kant no hacia mas que aceptar un lugar comin de su época; con todo, estaba equivocado porque la historia no es un espectdculo. Los Sucesos de la historia no “pasan en revista” ante el historia- dor. Han acabado de suceder antes de que él empiece a pensar en ellos. Tiene que recrearlos dentro de su propia mente, reac- ‘tualizando por si mismo aquella porcién de ta experiencia de los hombres que tomaron parte en ellos que a él le interese compren- der. A la ignorancia de esto se debe que el siglo xvrmr, al conside- rar falsamente la historia como espectaculo, redujera la historia a la nattraleza, subordinando los procesos hist6ricos a leyes de geografia y climatologia, como en Montesquieu, 0 a leyes de bio- Jogi humana, como en Herder. ‘As{ pues, el paralelo de Kant entre las leyes de la naturaleza y el plan de Ja naturaleza arraiga en la errénea actitud ante la ‘historia, caracteristica de su época. Y, sin embargo, mediante su especial concepcién de lo que era el plan de la naturaleza, dio ‘un importante paso hacia la disolucién del error. Su propia obra ética cra manifiestamente “metafisica” (en el sentido que él con- ‘cedia a la palabra), es decir, era el intento de discutir la mente, no fen su aspecto fenoménico como una especie de la naturaleza, 4 Philosophical Works (Bidimburgo, 1826), 1, 531. KANT ans sino como cosa en si; y aqui identificaba Ia esencia de la mente como libertad, es decir, en su propio sentido de la palabra “liber. tad”, no como mera libertad de eleccién sino como autonomia, 0 sea la capacidad de hacer leyes para uno mismo. Esto le perm: adelantar una nueva interpretacion de la idea de la historia como la educacién de la raza humana. Para él, significaba cl desarrollo de Ja humanidad hasta Iegar al estado de plenitud mental, es decir, de plenitud de libertad. En consecuencia, Kant comprendia el plan de la naturaleza en la historia como un plan del desarrollo de Ia libertad humana. En la primera seccion de sus Principios fundamentales de la metafisica y la moral, pregunta: Cul es el Propésito de Ja naturaleza al dotar al hombre de razén? Y res- onde: No puede ser hacer feliz al hombre, no puede ser mas que darle la capacidad de convertirse en agente moral. El propé- sito de la naturaleza al crear al hombre es, por tanto, el des. arrollo de la libertad moral; y el curso de la historia ‘humana puede coneebirse, en consecuencia, como la consumacién de este desarrollo. De esta manera, el andlisis que hace Kant de la naturaleza humana como naturaleza esencialmente moral o liber- tad es Jo que le proporciona la clave decisiva para su. concepto de Ja historia. ‘Ahora podemos volver al resumen del razonamiento de Kant. El propésito de Ia naturaleza al crear cualquiera de sus creaturas es, por supuesto, la existencia de esa creatura, la realizacion de su esencia, La teologia de la naturaleza es una teologia interna, no extema: 1a naturaleza no hace Ja hierba para alimentar a lay vyacas, ni a las vacas para alimentar a los hombres; hace la hierba para que haya hierba y as{ sucesivamente, La esencia del hom- bre es su raz6n; por tanto, hace a los hombres para que sean racionales. Ahora bien, es peculiaridad de la razén que no pueda ser completamente desarrollada en el lapso de la vida de un solo hombre. Nadie, por ejemplo, puede inventar todas las matemé. ticas por su cuenta, Quien se dedique a las matemiticas tiene que aprovechar la obra ya hecha por otros. El hombre es un animal con la peculiar facultad de aprovechar la experiencia de otros; y tiene esta facultad porque él es racional, porque la re z6n es ‘una especie de experiencia en que esto es posible. Si lo que uno quiere es comida, el hecho de que otra vaca haya comi- do determinada hoja de hierba sélo Ie impide a uno comer esa hoja; pero si lo que uno busea es conocimiento, el hecho de que Pitdgoras haya descubierto el teorema sobre ei cuadrado de la hipotenusa Ie entrega a uno esa parcela de conocimiento con mayor facilidad de como uno lo hubiera obtenido por sf mismo. En consecuencia, el propésito de Ia naturaleza para el desarrollo de Ia razén humana es un propésito que s6lo puede realizarse lenamente en la historia de la raza humana y no cn una vida ie vidual. 108 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA do aqui la notable hazafia de demostrar por qué dcberts haber tl cosa como la histora; Ia hay, nos demuestra, pe el hombre es a set racional,y el desarrollo cabal de sas otencialidades requiere, tanto, un proces us mel an Pek ul a Pca ale tén, en el segundo libro de La repiblica, por qué debe haber una toe, or Sad hel domo ante 10s sofisias, que sosteoian que el Es: fado es artificial, demostraba Platén que era natural, porque se basaba en el hecho de que el hombre individual no ‘es auto-de- pendiente, sino que necesita los servicios econémicos de otros a fin de satisfacer sus propios deseos, o sea, que como un ser econé- mico tiene que tener un Estado donde vivir; de manera semejante demuestra Kant que, como ser racional, el hombre debe tener un proceso historico donde vivir. See eaeaae La historia es, pues, um progreso hacia Ia racion: e es al mismo tiempo unm avance en la ee Cas e era, en Ia época de Kant, un lugar comin tanto de la Weide tomo det ponsnatentel Pouatelse: Debaree cata nos de no confundirio con ta identificacidn, aparentemente simi lar pero, en realidad, muy diferente de la historia con el progreso tan en boga a fines del siglo x1x. La metafisica evolutiva de fines del siglo x1x sostenia que todos los procesos temporales eran, en cuanto tales, de caracter progresivo, y que !a historia es un pro- greso simplemente porque es una secuencia de sucssos en el tempo: asi, pues, la progresividad de la historia era para estos pensadores simplemente un caso de la evolucion o progresividad de la naturaleza. Pero el siglo xvi consideraba la naturaleza como no progresiva, y pensaba la progresividad de la histo ma come algo que diferenciaba la historia de la naturaleza. Se pensaba'que podian existir incluso sociedades humanas sin pro- greso en la racionalidad, las cuales serian sociedades sin historia, como las sociedades no histéricas 0 meramente naturales de las abejas o las hormigas. Sin embargo, Kant pensaba que fuera del estado de la naturaleza habia progreso y, por tanto, pregunta: Por qué la sociedad humana progresa en vex de estancarse, y Como se produce este progreso? La pregunta es urgente porque él piensa que una sociedad no histérica o estancada seria la més feliz; seria una sociedad en que Ja gente viviria apaciblemente en un estilo amistoso y_ sencillo, como en el estado de la naturaieza pintado por Locke, donde los hombres podrian “ordenar sus acciones, y disponer de sus ‘perso- nas y bienes como lo tuvieran a bien, dentro de los limites de la Jey natural”, un “estado también de igualdad, en que todo poder y jurisdiccién es reciproco, sin que al. uno competa mas que al otro”, porque cada hombre tiene igual derecho a castigar trans- gresiones de ia ley natural, “preservar al inocente y frenar a los. KANT 105 transgresores"* Como admite libremente Locke, hay inconve- nientes en un estado de la naturaleza que se origina del hecho de gue, en él, cada hombre es juez en su propia causa; o, como lo dice Kant,* tal estado, en el que todos los hombres dejan enmohecer sus facultades sin utilizarlas, no puede considerarse como moral mente deseable, aunque es posible y en muchos respectos atracth vo. A decir verdad, ni Locke, ni Kant, ni ninguno otro de eu €poca, creo yo, consideraba el estado de naturaleza solo como una posibilidad abstracta, mucho menos como una pura fieciéa, Hob. bes, al suscitarse este punto, replicé* primero, que “los pueblos salvajes en varias comarcas de América, si se exceptiia el regimen de pequefias familias. cuya concordia depende de la concupiscen- cia natural, carecen de gobierno en absoluto”, y, en segundo lugar, que “en todas as épocas, los reyes y personas Tevestidas ‘com autoridad soberana” estan en un estado de naturaleza el uno res. pecto al otro. Locke® replica, de parecida manera, que todos los gstados scberanos estén mutuamente en un estado de naturalecs, ¥ un ejemplo perfecto del estado de naturaleza, tal como lo ex. tendian estos filésofos, nos o da la vida de los primeros colonos noruegos de Islandia, tal como la describen las sagas, Por tanto, la preguata de Kant es ésta: si es posible tal estado de naturaleza, y es, en general, un estado feliz, aunque inferior desde el punto de ‘ carse en el dificil viaje del progreso? Ante esta preguaia habia habido hasta este momento dos respuesias a elegir. De acuerdo con el punto de vista grecoromano, revisado por el Renacimiento: y Teafirmado por la Llustracidn, la fuerza que movia el progreco en la historia humana era la sabiduria humana, la virtud humana, el mérito humano en general. De acuerdo con el punto de vista cristiano, que prevalecié desde fines del Imperio Romano hasta los ditimos tiempos de la Edad Media, era la providencial sabi. duria y el cuidado de Dios, que obraban a pesar de la necedad y Ja maldad humanas. Kant ha dejado tan atras estos dos puntos de vista que ni siquiera menciona a ninguno de los dos, Su propia respuesta es ia siguiente: esta fuerza es, ni mas ni menos, la maldad de la naturaleza humana; los elementos irracio- nales e inmorales de soberbia, ambicién y codicia. Estos malos elementos de la naturaleza humana hacen imposible Ja continux cién de una sociedad estancada y pacifica. Suscitan el antago- nismo entre hombre y hombre, y un conflicto entre los dos on Emeane sobre el gobiemo civil, cap. 2, México, Fondo de Cultura Boo: nomica, ID4t. 8 Kant’s Theory of Ethics, trad. T. K, Abbott (Londres, 1923), pp. 4041. * Eagiiatén, Primera Parte, cap. 13, México, Fondo de Culrura’ Reooomi: '8 Loe. cit. 105 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA motivos que impulsan la conducta de todo hombre: el uno es {in motivo social, el deseo de una vida practica y cordial, el otro es un motivo antisocial, el deseo de dominar y explotar a los ve- ‘Ginos, El descontento resultante con su propia posicién en la vida, cualquiera que pueda ser esa posicion, es el resorte que jmpulsa al hombre a derrocar el sistema social en que vive, y testa inquictud es el medio de que se vale Ia naturaleza para pro- @ucir el mejoramiento de la vida humana. Este descontento no fes-un descontento divino que se niega a conformarse con el es- tado de cosas existente, porque no pueda satisfacer las demandas gnorales de una buena voluntad; no es el descontento del filén- tropo 0 del reformador de la sociedad; es un descontento pura- inente egoista que, en vista de la felicidad de una vida estancada, ni siguiera obedece a una manera inteligente de ver la ventaja personal del individuo, Para citer a Kant;® “El hombre desea la Poncordia; pero la naturaleza sabe mejor lo que es bueno para fa especie” (obsérvese que no es para el hombre como individuo; ni siquiera para el hombre corporalmente como sociedad o tota: fidad histérica, sino para el hombre corporalmente como especie © abstraccin biologica); “ella desea la discordia. El hombre Quiere vivir a sus anchas y contento; pero la naturaleza lo com- Bele a dejar atris el contento facil ¢ inactivo, y a entregarse a Trabejos y empresas a fin de que éstos lo impulsen a emplear su Ingenio en el descubrimiento de medios para superarlos”. Es de- ‘dr, que a la naturaleza no le importa la felicidad humana; ha Smplantado en el hombre propensiones a sactificar Ja felicidad propia y destruir la de otros, al seguir ciegamente estas propen- Bones se have el instrumento de la naturaleza en el plan que ella tiene, que ciertamente no es el del hombre, para el adelanto mo- ral e intelectual de Ia especie humana, ‘Kant adopta aqui, completamente Ja posicién (pesimista, si asi os parece bien llamarla), de que el especticulo de fa historia humana es sobre todo un espectaculo de Jocura, ambicién, codt cia y perversidad, y que cualquiera que acuda a eila en busca de ejemplos de sabiduria y virtud sufrir4 una desilusion. Este es el punto de vista del Céndido de Voltaire, contrapuesto a la com Fanza leibniziana de que todo es para bien en el mejor de los mundos posibles, Pero él ha elevado este punto de vista al nivel Ye doctxina floséfica arguyendo que si la historia es el proceso en que el hombre se vuelve racional, no puede ser racional en su principio; por tanto, la fuerza que sirve de resorte al proceso no Puede ser la raz6n husnana, sino que debe ser Io opuesto de Ia ra: Ron, es decir, la pasiOn: ignorancia intelectual y bajeza moral. Jaw, de nuevo, la teoria kantiana de Is historia ¢s una aplicacion Aas ética Kantiana, de acuerdo con la cual Ja inilinacién, el de- 9, Idee zt einer a. Gesch, pirrafo cuarto. KANT 07 oa la buena voluntad c erza contra la cual tien que ‘sco, la pasién, es Io opueste SR ons pate ae a ‘buena voluntad, " sta doctrina no es indi yeaa sips dow gran autor, Es inspiradora ‘embargo, no esta bien fun é Herder, y mucho mejor pensada. os = igSonoce algo, ha habido ocasiones en que los homb Teale gus ientemente sabios como para peasar bien Te gue Sh pear cS Pee hen aA ae coo para encontrar cae g ae 3,f0 suficientemente felices pear scones, gue id Soha Sugy guys: “oceans pel ga ona a gt Coe oe Sees eet ! sad se sce al San Serna manag ate el om ‘ = i lo es tolerable sino atrac. f, {Pero cusn pocas!”, la tana «bro do ie Gens Buju Mn rele of potion de Boo planes Seg a tro 2 a neice hen a SE eet sn ano! ono coue Sse Sn ne ey corgi re Ses rar esa Se 1) Seas facies ons coe zie le Caray St a ys arn i 4 racién. Un conocimiento mas arate de Ra hen, ot caine dad. sno nae ‘pura ignorancia o I: sa i actualidad concreta del esfuerzo humano misino, con in ede ry moo m,n anf DESS™ de sus exageraciones, Kant ha hecho un peer oat te ee tete dele GVBany Pate ioe mest Meee Hees ae ime See pate ntti an ins bape ne estan universal que muestre cémo ieee humana mAs y mas racional, y, por tanto, mas y mas 108 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA libre: una historia del autodesarrollo del espiritu del hombre. Tal empresa, dice, necesitaré dos requisitos: conocimiento his- térieo y cabéza filoséfica. La simple erudicién no serviria, como tampoco la mera filosofia: las dos han de combinarse en una nueva forma de pensamiento que deba algo a las dos. De pareci- da manera, Vico, a principios del siglo, pedia lo que describia ‘como una unién de la filologia y la filosoffa, una atencién eru- dita al detalle y una atencién filoséfica a los principios. Creo que podemos decir que en los cien afios siguientes se hicieron una Serie de intentos serios y sostenidos, aunque ciertamente no siempre afortunados, por cumplir el programa de Kant y por considerar la historia como el proceso mediante el cual el espi- ritu del hombre ha Ilegado al desarrollo cada vez més pleno de ‘sus potencialidades originales. La “idea” de Kant, tal como él la Hama, puede resumirse en cuatro puntos: 1) La historia universal es un ideal factible, pero exige la unin del pensamiento histérico con el filoséfico: los hechos deben comprenderse ademas de narrarse, hay que ver Jos desde adentro y no s6lo desde afuera. 1) Presupone un plan, es decir, exhibe un progreso, 0 muestra algo como que viene progresivamente a ser. 111) Lo que asi viene a Ia existericia es la racionatidad humana, es decir, inteligencia, ibertad moral. wv) El medio por el cual viene a Ia existencia es la irracionalidad huma- na, es decir, pasion, ignorancia, egofsmo. ‘Resumiré mi critica a Kant en unos cuantos breves comenta- rios en torno a estos puntos. La esencia de estos comentarios es que, como en otras partes de su obra filoséfica, ha trazado su antitesis con demasiada rigidez. 1 (a) Historia universal e historia particular. La antitesis es demasiado rigida. Si historia universal significa una historia de todo lo que ba ocurrido, ¢s imposible. Si historia particular sig- niifica un estudio particilar que no supone una concepcién defi- nida de la naturaleza y significacién de la historia en conjunto, eso también es imposible, Historia particular es sélo un nombre para Ja historia misma en sus detalles; historia universal es s6lo-un nombre para la concepcién que tiene el historiador de la historia ‘en cuanto tal. X (b) Pensamiento histérico y. pensamiento filoséfico. De nue vo la antitesis es demasiado rigida. La unién de los dos, deseada por Kant, es justamente el pensamiento histérico mismo, que ve os sucesos que describe no como simples fenémenos observa- dos, sino desde adentro. 1 (a) Toda la historia muestra ciertamente progreso, es de- cir, es el desarrollo de algo; pero llamar a este progreso plan de Ja naturaleza, como lo hace Kant, es emplear lenguaje mitoldgico. ur (&) La meta de este progreso no esté, como pensaba Kant, en el futuro, La historia no termina en el futuro sino en el pre~ SCHILLER 100 sente. La tarea del historiador es mostrar cémo exis tencia el presente; no puede mostrar como el fares meek cobrado existencia, porque no sabe cual seré ese futuro, amr. Lo que viene a la existencia es ciertamente la racionalidad humana, pero esto no significa la. desaparicién de la irracionalt dad humana. Una vez mds Ia antitesis es demasiado rigida, rv. La pasién y 1a ignorancia han hecho ciertamente su obra, Yuna obra importante, en la historia pasada; pero nunca han Sip. mera pasiéa y mera ignorancia; mas bien han sido una ciega 3 desatinads vou jo hacia lo bueno y una vaga y em 84. Scrmer El continuador més directo de Kant, tanto Historia como en Ta teorfa del arte fee! poets Seufion re uk pensador penetrante y bien dotado, en filosofia mAs bien un bri- ante amateur que un trabajador erseverante como Kant; pero tuvo sobre Kant la ventaja de ser un Poeta distinguido y por al- giin tiempo, cuando ocupé Ia cétedra de historia en Jena, on historiador profesional. En consecuencia, de Ia misma manera como se interpreta la filosofia del arte de Kant trayéndola a la fipetiencia de un poeta activo, asf reinterpreta la filosofia de historia de Kant trayéndola a Ia experiencia de un historiados sctivo. Es interesante ver, en su leccién inaugural dictada en 1789, cémo esta experionci i _ : C4 ° wea emer ncia le permite superar ciertos leccién se titula La naturaleza y ef valor de la historia tn. vera Woe hat nd Shane fo aly de a Nr fesgitctte? Schiller sigue a Kant al abogar pur el estudio de toria universal y al reconocer que requiere una mente filo. sofica asf como erudicién histérica. Pinta un animado cuadro del contraste entre el Brotgelehrte 0 erudito rutinario (el investiga dor profesional con su‘actitud reseca como el polvo hacia fos hechos escuetos que son los huesos descarnados de a histone ombre cuya ambicién es volverse en especialista tan estrecho como lo sea posible y seguir sabiendo mas ‘y mas sobre cada vez menos) y el historiador filésofo que toma la historia como provi. 22 ¥ Se ocupa con ver Ias conexiones entre los hechos y pereibit tes grandes ritmos del proceso histérico. El historiador filosdfico gra estos resultados entrando simpaticamente ex las acciones que describe; a diferencia del hombre de ciencia que estudia la naturaleza, no se enfrenta al uraleza los hechos como meros objetos de co- 110 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA cesidad ct suerdo con Kant en cuanto a ta necesidad ag ceo ig Seger ne cee Elm Sd Res Sn es cua sl ef'sino la actitud roméntica, para la cual la simpatia se convlerts jemento integral del conocimiento histérico, el Capatita al histonador para adeatrarse todavia mas en los he- ROS NSkorta universal ast concelida, os la historia del progreso desde Somienmos aalvajes hasta ta civizacion ‘moderna, Hasta i, Schiller es con Kant, pero con dos diferen- ea mportantee 1) Micnteas qua Kant calosa la meta del pro- goes has amimao, sleet cise ot Spsee"y afirma gue el propésito iltimo de la historia universal es moe {rar cémo el presente; con tales cosas como el Tenyuaje moderno, Ta ley moderna, las instituciones sociales modernas, el ves moderno, etc, etc., vino a ser lo que es. Aqui Schiller supera decididamente a Kant, debido, indudablemente, a su experiencia personal en el trabajo historico que le ensefié que la historia no arroja luz alguna sobre el futuro y que la serie histérica no puc- de proyectarse més ald del presente, rt) Mientras Kant restringe fa tarea de la historia al estudio de la evolucion politica, Schiller incluye en ella Ja historia del arte, de la religién, de la economfa, etcétera, y en esto vuelve a superar a su predecesor. §5. Ficuta i sus ideas tro discipulo de Kant que desarrollé fértilmente cas Sieg cng gee yrs lin sobre Las earacteristicas de ta época actual (Grondeiige des gegenwiirtigen Zeitaliers) en 1806. Fichte concuerda con Schiller ¥ se aparia ‘de ‘Kant en concebir al presente como el punto focal donde convergen las lineas del desarrollo histérico: Secuencia, para é) Ia tarea fundamental de! histriador es com: prender el period de la historia en que vive, Cada petiodo de la historia tiene un cardcter peculiar, que penetra en cada detalle de su vida; y la tarea que Fichte se impone en estas lecciones es ‘nalizar el cardcter peculiar de su propia época, y mostrar cules son sus rasgos centrales y cémo los secundarios se derivan aquellos, Plantea Ja cuestion diciendo que toda época es Ja encar nacion concreta de una sola idea 0 concepto; y aceptando como lo hace Ja, doctrina kantiana de que ia historia como un es el despliegue de un plan, el desarrollo de algo afin al argu ‘mento de'un drama, sostiene que las ideas o conceptos fundamen- tales de varias edades sucesivas forman una secuencia que; pot ser una secuencia de conceptos, es una secuencia logica donde un concepto conduce necesariamente al siguiente. De este modo la FICHTE, an teorla de Fichte sobre Ia estructura Idgica del concepto Ie sirve como pista para la periodizacién de Ja historia, odo concepto, pietisa él, tiene una estructura légica que comprende tres.fases: tesis, antitesis, sintesis. El conoepto ext primeramente, contenido en una forma pura o abstracta; INego genera su propio contrario y se realiza como una antitesis entee 5{ mismo y sui contrario; luego se supera la antitesis por la nega idm del contrario. Ahora bien, ei concepto fundamental de la historia (y aqui Fichte vucive a seguir a Kant) es la libertad racional, y Ia libertad, como cualquier concepto, debe desarro- llarse a través de estas etupas necesarias. De ahi se desprende que el principio de Ia historia es una época en que la libertad raciohal esta ejemplificada en una forma simple o inmediata sin ninguna Qposicién: aqui existe la libertad como un instinto eiego, libertad de hacer lo que a uno Je venga en gana, y la sociedad que ox Tresponde como encarnacién concreta de este concepto' es el do de naturaleza, sociedad primitiva en la que no hay go- biemo, ni autoridad, sino s6lo gente que hace, hasta donde lo per miten las condiciones, lo que les parece bueno. Sin embargo de acuerdo con los principios generales de la filosofia de Fichte, tuna libertad de esta especie primitiva o inmediata solo puede Convertirse en una libertad més genuiaa generando su contrario: asi, por necesidad logica, surge una segunda etapa en que la libertad det individuo se funita libremente a o{ misna methenls Ja ereacién de una autoridad contrapuesta a ella, Ja autoridad de un gobernante que le impone leyes que no ha hecho. Este es el periodo dei gobierno autoritario, donde la libertad misma parece haber desaparecido, pero no ha desaparecido en realidad, ha lle. gado a una nueva eiapa en la que ha creado su propio contrario (el gobernante, como demostraba Hobbes, es creado libremente Por Ja accién conjunta del pueblo que asf, voluntariamente, se fransforma.cn stuito) a fin de convertirge en libertad de’ un tipo nuevo y mejor, es decir, convertirse ea Io que Rousseau lla. maba liberiad civil ‘para distinguiria de la libertad natural. Pero Hobbes se equivocaba al pensar que el proceso de crecimiento. de la libertad acaba aqui. La oposicién ba de cancelarse por medio de una tervera etapa, una etapa revolucionaria en que la autoridad es rechazada y destruida, no porque sea una autoridad abusiva sino simplemente porque es autoridad; ef siibdito ha le- gado a sentir que puede prescindir de la autoridad y tomar el gobierno en sus propias manos, de modo de ser stibdito y sobe- Fano a la vex. Por tanto, no es la autoridad lo que se destruye; 1o gue se.destruye es la-relacién meramente externa entre la’auto. Fidad y aquél sobre quien la autoridad se ejercita. La revolucion Ro es anarquia, es el apoderamiento del gobierno por los sub- ditos. En lo sucesivo la distincién entre gobernar y ser gobernado 12 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA existe todavia como distincién rea}, pero es una distincién sin diferencia: las mismas personas gobiernan y son gobernadas. Pero Fichte no se detiene ahf, No identifica su propia época con la época de la revolucién, Piensa que sus contemporaneos la han superado. La idea del individuo como poseyendo dentro de s{ una autoridad sobre si mismo es, en su forma primera y mis tosca, la idea revolucionaria. Pero también este concepto debe generar su propio contrario, a saber, la idea de una rex idad objetiva, de un cuerpo de verdades de suyo existente que sea el criterio de pensamiento y Ia guia de la conducta. Esta etapa del desarrollo es la ciencia, donde la verdad objetiva es aquello que se impone al pensamiento y donde actuar bien sig- nifica actuar de conformidad con el conocimiento cientifico. La estructura de la mente cientifica es, por asi decirlo, contra-revo- Jucionaria: podemos destrufr los tiranos humanos, pero no pode- mos destruir los hechos; las cosas son lo que son y sus conse- cuencias serdn las que serdn, y si escarnevemos Tas leyes del hombre no podemos escarnecer las leyes de la naturaleza. Pero, una vez mis, el antagonismo entre mente y naturaleza puede y debe superarse, y su superacién es el surgimiento de una nueva ‘especie de libertad racional, la libertad del arte, donde se redinen mente y naturaleza, Ia mente reconociendo en la naturaleza su contraparte y relacionéndose con ella no por via de obediencia sino por via de simpatia y amor. El agente se identifica con aquello por mor de lo cual acttia, y asi alcanza el més alto grado de liberiad. Esto es lo que Fichte considera como rasgo carac- teristico de su propia época: Ia libre devocién del individuo ha- cia un fin que, aunque objetivo, lo considera como su propio fi ‘La principal dificultad con’ que tropieza el lector al enfren- tarse con la posicién de Fichte ante la historia, es la dificultad de tolerar Io que parece tan simple. En particular, parece que dos son los errores especialmente flagrantes que operun en su pensamiento: 1) la idea de que el estado actual del mundo es per~ ecto, que es un logro completo y final de todo aquello que la historia ha estado Inborando por producir, y 2) la idea de que a sucesién histérica de las épocas puede determinarse a priori por referencia a consideraciones Iégicas abstractas. Me parece que pucde demostrarse que, a pesar de su aparente simplismo, hay algo de verdad en estas ideas. 7) El historiador (y para el caso, el filésofo) no es Dios, para contemplar cl mundo desde Io alto y fuera de él. Es un hombre, y un hombre de su propio tiempo y lugar. Mira al pasado desde el punto de vista del presente: mira a otros paises y civil zaciones desde el punto de vista de los propios. Este punto de vista sélo es valido para él y para la gente situada como él; ahora bien, para él es valido. Tiene que mantenerse firme en él porque es el tinico accesible para él, y a menos que tenga un punto de. FICHTE nt vista no podr4 ver absolutamente nada. Por ejemplo, ici prontnciado sobre la Edad Media sera necesanamente diltias si el historiador es un hombre de los siglos xvIU, XIX 0 xX. Nos- otros, en el siglo xx, sabemos cémo consideraban estas cosas los siglos xvm y 10x, y sabemos que sus posiciones son posiciones ue no podémos compartir, Las calificamos de exrores historicos ¥ podemos exhibir razones para rechazarlas. Podemos concebir. féciimente que el trabajo de la historia medieval se hace mejor de To. que se hacfa en el sigho evar; pero uo podemos concen que se haga mejor de lo que se hace en nuestra propia época, Porque si tuvidramos una idea clara de eémo podria hacerse me” jor estarfamos en posicién de hacerlo mejor, y esta mejor mancra de hacerlo serfa un hecho consumado. El presente es nuestras pro- pias actividades; Hevamos a cabo estas actividades de la mejor Inanera que sabemos} y, en consecuencia, desde el punto de vista del presente, tiene que haber siempre una coincidencia entre lo que es y lo que debe ser, lo real y lo ideal. Los griegos trataban de ser griegos; la Edad Media trateba de ser medieval; la meta de cada época es ser ella misma; y asf el presente es siempre perfec: to en el sentido de que siempre logra ser lo que trata de ser. Esto -no implica que el proceso histérico no tenga mas que hacer: impli- ‘ca solamente que, hasta entonces, slo ha hecho lo que se propo. nia, ¥ que no podemos decir qué es lo que va a hacer despuce 2) La idea de construir la historia a priori parece muy torpe; pero en esto Fichte segufa el descubrimiento d= Kant de que en {odo conocimiento, de cualquier especie, hay elementos a priori. in todo campo de conocimiento hay ciertos conceptos & cate. gorfas fundamentales, a los que corresponden ciertos prineipios © axiomas fundamentales, que pertenccen a la forma o estruc- tura de ese tipo de conocimiento y se derivan (de acuerdo con la Filosofia kantiana) no del asunto objetivo, sino del punto de ista del quo conoce. Ahoxa bieu, en Ia historia las condiciones generales de conocimiento se derivan del principio fundamental de que el conocedor se halla colocado en el presente, y sélo Gesde-el-punto de vista del presente mire al pone ef ee axioma de la intuicién para la historia (para adoptar la termino- logia de Kant) es que todo suceso histérico esta situado en aly na parte del pasado. Bsta no es una generalizacién descubierta ‘empfricamente por el historiador en el eurso de sus pesquisas, co una condicién @ priori del conocimiento histérico. Pero, “de acuerdo con la doctrina kantiana del esquematiste Ge la oieg vias, las relaciones temporales son esquemas 0 representaciones ticas de relaciones conceptuales: asi, la relacién temporal de amtes y después es un esquema de la relacién conceptual de am feoedente logico y eet J6gico. EJ universo entero de los sucesos jempo es, de esta suerte, una represt ‘matizada del mundo de las relaciones’logicas 0 conceptuales: ET aa p ' 18 FL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA intento de Fichte por descubrir un esquema conceptual por de- bajo de la sucesién temporal de los petiodos hist6ricos es, por tanto, una aplicacién a la historia perfectamente legitima de la doctrina kantiana del esquematismo de las categorias. ‘Sin duda esta defensa de Fichte es algo débil. Se reduce a decir que si cometis un tonto error a propésito de la historia no hacia mas que seguir un tonto error, de una especie mis yene- ral, cometido por Kant. Pero cualquiera que califigue estas nocio- nes de erzores tontos es que pretende comprender mejor que Kant y Fichte la relacién entre las secuencias légica y temporal. Desde que Platén dijo en el Timeo que el tiempo es la imagen movil de le etemnidad, los fildsofos se han puesto de acuerdo, en su mayor parte, en que habia alguna relacién entre estas dos cosas y que la Secuencia necesaria mediante la cual un suceso conduce a otro en el tiempo era, de alguna manera, idéntica en cardcter a ia secuencia necesaria por la cual una cosa conduce f otra en una serie légica no temporal. Si se niega esto, si se sostiene que la secuencia temporal y la implicacién Igica no tie- nen nada que ver una con otra, el conocimiento histérico se hace imposible, porque se sigue de‘ahi que nunca podemos decir de un suceso “esto debe haber sucedido”; el pasado nunca podrd aparecer como la conclusion de una inferencia légica. Si la serie temporal es un mero afiadido de sucesos desconectados, no po- dremos jams abrirnos paso con razonamientos del presente al pasado. Pero el pensamiento histérico consiste precisamente en Fetroceder razonando de esta manera; y, por tanto, se basa en Ia suposicién (0, como hubieran dicho ‘Kant y Fichte, en el prin Gipio a priori) de que hay una conexién interna o necesaria en- tre los sucesos de una serie temporal de tal manera que un suceso conduce necesariamente hasta otro y podemos razonar de vuclia del segundo al primero. De acuerdo con este principio sélo hay una manera eémo pudo haber venido a la existencia el estado actual de cosas, y la historia es el andlisis del presente con el fin de ver qué debe haber sido este proceso. No estoy defendiendo la manera particular en que Fichte reconstruy6 la historia pasada de su propia época; la encueiitro muy defectuosa, y sus fallas (en tanto fallas de principio) se deben a que sigue a Kant en la separacién demasiado neta entre los elementos a priori del cono- cimiento y los empiricos. Esto le hizo pensar que la historia pue- de reconstruirse sobre una base puramente a priori sin confiarse a la evidencia empirica de los documentos; pero, hasta el punto en que insistia en que todo el conocimiento histérico contiene conceptos y principios a priori, estaba en lo justo, y comprendié Ja nafuraleza de la historia mejor que aquellos que lo ridiculizan Porque consideran que la historia es puramente empirica. En un respecto Ja filosofia de la historia de Fichte logra un adelanto importante sobre la de Kant. En Kant hay dos concep- SCHELLING i ciones presupuestas por la historia misma: la turaleza,concebido Como algo que se fond param a, su propia ejecucién; 2) naturaleza humana, con sus pasiones ¢oncebida como la materia sobre la que se ‘ha de realizar est. forma. La historia misma es el resultado de imponer esta forma preexistente sobre esta materia preexistente. Asi, el proceso istorico no se concibe como realmente creador: es simplemente un juntar dos abstracciones, y no hay intento para demostrat Por qué habfan de juntarse, o'siquiera de por qué cualquiera de ells, para no decir las dos, habria de existir. La teoria de Kant Se apoya; de hecho, en una serie de suposiciones desconectadas ninguna de las cuales intenta justificar. La teoria de Fichte es logicamente mucho més simple y esté mucho menos expuesta al cargo de multiplicar entidades innecesariamente. La unica cosa GUE presupoue como requerida antes del comienzo de la historia, -pto mismo, con su propia estru ica, y Ia re- lacién dindmica entre los elementos de esa estructors La frees impulsora de Ja historia es justamente este movimiento dinamnico Gel concepto, de manera que en lugar de dos cosas, un plan y una fuerza impulsora, en Fichte s6lo hay una, siendo el plan ux am dinamico (la esfructuga Tigica del concépto) que se sume a su propia fuerza motiva: ii itn Steer hm eH 86. ScHELLING Schelling era més joven que Hegel, y bien puede ser de dispuitas st las doctrinas que Hegel compas ton Seheling Jas alcanz6 pensando independientenente o bajo la influencia de Schelling. Pero como Schelling publica un sistema de Ticcotts (quizis mas de uno) donde inclula sus meditacioues sobre la his totia mucho antes de que Hegel escribiera el primer boceto de fu filosofia, de la historia en la Enciclopedia de Heidelberg, Seri gonweniente decir antes algo acerea de los puntos de iste Schelling dio un desarrollo mas sistemético a las saps, demise 9 ses, Primero, la idea de que todo Io que existe es cognoscible, ex de- una encarmacion Weta tactondidad Och a OS na manifesacion de’ lo Absola scene ee eae, elacién entre dos términos que, aunque contrarios, son ambos de esta manera, encarnacién de lo Absoluto: siendo 10 Abso- Jutouna identidad en Ia cual desaparecen las diferencias de los dos. Esta estructura de dos términos reaparece a través de toda 116 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA fn Schelling ® hay dos grandes reinos de lo cognoscibl sa Segen gebeing ay, des andes ese oe ac ‘bie, es una manifestacion de lo Absoluto, pero lo encarnan de maneras opuestas. La naturaleza consiste en cosas distribuidas en el espacio, cuya inteligibitidad consiste meramente en la manera como estén distribuidas, o en Jas relaciones regulares y determi- nadas entre ellas, La historia consiste en los pensamientos y ac- ciones de mentes, que no solamente son inteligibles sino inteli- gentes, inteligibles para ellas mismas, no simplemente para algo diferente a ellas: por tanto, son una encarnacin més adecuada de Jo Absoluto porque contienen en si mismmas ambas partes de la relacién de conocimiento, son sujeto al mismo tiempo que ob- jeto. En cuanto objetivamente inteligible, la actividad de la mente en la historia es necesaria: en cuanto subjetivamente inte- ligente, es libre. El curso del desarrollo histérico es asi la génesis, completa de la conciencia de s{ de la mente como al mismo tiem- po libre y sujeta a la ley, es decir, moral y politicamente auté- noma (aqui Schelling sigue a Kant). Las etapas por las cuales pasa este desarrollo estén determinadas por la estructura légica del concepto mismo (aquf sigue a Fichte): por tanto, en sus mas amplios rasgos puede dividirsele en dos: primero una fase donde el hombre concibe lo absoluto como naturaleza, donde Ja realidad se concibe como rota y dispersa en realidades sepa radas (politefsmo), y donde las formas politicas vienen a Ia exis- tencia y perecen como organismos naturales sin dejar nada tras si; y segundo, una fase donde lo absoluto se concibe como his- toria, o sea, como un desarrollo continuo donde el hombre ejecu- ta los propésitos de Jo Absoluto, cooperando con la providencia en el plan que ésta tiene para el desarrollo de la racionalidad hu- mana, Esta es la época moderna, en que !a vida humana esta gobernada por el pensamiento cientifico, histérico ¥ filoséfico. ‘La mds importante de las concepciones que Schelling trata de redondear aqui es la de que, en Ia historia, ef mismo Absoluto alcanza una existencia plena y cabal. Incluso Fichte pensaba que la estructura ldgica del concepto estaba completa antes del co- mienzo de la historia y servia como presuposicién del proceso; en Schelling la estructura dindmica de! Absoluto no es la base del elemento dindmico en la historia, sino que es ese elemento mismo. El universo material siempre ha sido inteligible en tanto que ha ‘sido siempre una manifestacién del Absoluto; pero el Absoluto no puede ser idéntico con lo apenas inteligible; porque la mera inteligibilidad es una mera potencialidad, que debe actualizarse volvigndose realmente comprendida. La naturaleza qua inteligi- ble exige un conocedor que la comprenda, y s6lo exhibe su plena esencia cuandp hay una mente que la ‘conoce. Entonces, por 30 Sistema de ideatismo trascendental, 180. Werke (Stuttgart y Augs- ‘burg, 1858), parte 1, vol. in, pp. 587-604. ‘HEGEL an primera vez se da un verdadero conocedor y un verdadero cono- sido, y Ia racionalidad, que es el Absoluto, ha avanzado a una mas alta y completa manifestacién de st misma. Pero aqu{ surge ahora una nueva especie de inteligibilidad: la mente misma no S6lo es un conocedor sino un cognoscible, y, en consecuencia, Jo Absoluto no puede estar satisfecho con una situacién en que Ia mente conoce la naturaleza, tiene que haber una etapa ulterior en que la mente se conoce a si misma. A medida que avanza el Proceso de autoconccimiento, nuevas etapas de auto-conoci- miento enriquecen la mente que conoce y crean asi para ella muevas cosas para que las conozca, La historia es un proceso temporal en que tanto el conocimiento como Io cognoscible vie- nen progresivamente a la existencia, y esto se expresa denominan- do a la historia auto-realizacién dei Absoluto, donde el Absoluto significa, por igual, la razin como lo cognoscible, y Ia razén como el’ cognoscents. §7. HeceL, La culminacién del movimiento histérico que empez con Her- der en 1784, vino con Hegel, cuyas lecciones sobre filosofia de Ja historia se prontnciaron por primera vez en 1822-1823. Cualquiera que lea su Filosofia de ta historia, sin hacer caso de mas, no podré menos de considerarla una obra profundamente original y revolucionaria, donde la historia aparece por primera ‘vez, plenamente desarrollada, en el escenario del pensamiento filosofico. Pero cuando se considera el trabajo de sus predeceso- es, su libro se vuelve menos sorprendente y menos original. Propone una nueva especie de historia que ha de lamarse filosofia de la historia (el propdsito y la terminologia databan de los tiempos de Voltaire); pero la filosufia de la historia no es para él una reflexién filos6fica sobre la historia, sino Ia historia misma elevada a una potencia superior y vuelta filoséfica en cuanto distinta de la meramente empirica, es decir, historia no sim- plemente comprobada comé hechos sino comprendida por apre- hensién de Jas razones por las cuales acontecieron los hechos como acontecieron. Esta historia filosdfica seria una historia uni versal de la humanidad (aqui Hegel sigue a Herder) y mostraria tun progreso desde los tiempos primitivos hasta la civilizacién de nuestros dias. EI asunto de esta historia es el desarrollo de la libertad, que es idéntica a Ia razén moral del hombre tal como se muestra en un sistema externo de relaciones sociales, de'ma- nera que la pregunta a la que tiene que responder Ia historia filoséfica es In pregunta de cémo cobré existencia el Estado (todo esto tomado de Kant). Pero el historiador nada sabe del futuro; Ja historia no culmina en una Utopia futura sino en el presente ue EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA actual (esto es Schiller), La Whertad del hombre es 10 mismo que su conciencia de su libertad, de tal modo que el desarrollo de la libertad es un desarrollo de la conciencia, un proceso de pensamiento o desarrollo Iégico, en el cual se alcanzan sucesiva- mente las diversas fases 0 momentos necesarios del concepto (esto es Fichte), Finalmente, la historia filoséfica muestra no simple- mente un proceso humano sino un proceso césmico, ui proceso cen el cual ef mundo Iega a realizarse en auto-conciencia como espirita (esto es Schelling), De esa manera, cada uno de los Tas- 0s caracteristicos de la filosofia de la historia on Hegel est Sacado de sus predecesores, pero é1 ha combinado sus puntos de vista con extraordinaria habilidad en una teorfa tan coherente y unificada que merece consideracién aparte como conjunto, ¥, Por tanto, me propongo Hamar la atencién sobre algunos de su¢ rasgos sobresalientes, Primero, Hegel se niega a abordar la historia por via de la naturaleza, Insiste en que la historia y la naturaleza son distintas, Cada una de ellas es un proceso o ctimulo de procesos: pero los Procesos de Ja naturaleza no son histéricos: la naturaleza no tie. ne historia. Los procesos de In naturaleza son ciclicos; la nat. Taleza gira interminablemente y nada se construye o se erige con Ja repeticion de.tales revoluciones. Cada amanecer, cada prima vera, cada marea es como la auterior; Ia Jey que gobierna el ciclo ho cambia a medida que el ciclo se repite. La naturaleza es un sistema de organismos superiores e inferiores, dependiendo los superiores'de los inferiores; Iégicamente, los organismos superio- es son posteriores a los inferiores, pero no temporalmente; Hegel niega rotundamente la teoria evolutiva que hace a los superiores desarrollarse con el tiempo a partir de los inferiores, afirmando que quienes lo creen asi confunden una sucesién Igica con una temporal. Por el contrario, la historia nunca se tepite; su tovi- miento n0 viaja en circulos sino en espirales, y las repeticiones aparentes siempre se diferencian por haber adquirido algo nuevo. As{ Tas guerras reaparecen de tiempo en. tiempo en la historia, ero cada nueva guerra es en algunos respectos una nyeva especie de guerra, debido a las lecciones aprendidas por los humanos en Ja anterior. Hay que conceder a Hegel el mérito de haber sefialado una importante distinci6n; pero la sefialé equivocadamente. Tiene ra. z6n al distinguir los ‘procesos no-histéricos de la naturaleza y los procesos histéricos de la vida humana; pero se equivoca al reforzar esta distincién negando la doctrina de la evolucion. Desde Darwin nos hemos visto obligados a aceptar esa doctrina Y a concebir el proceso de 1a naturaleza como asemejéndose al Proceso de la historia en una manera que Hegel pensaba que no se asemejaba, a saber, produciendo incrementos de sf mismo a medida que avanza. Pero sigue siendo cierto que el proceso de HEGEL 19 Ja naturaleza es diferente al i ii al proceso de la historia jue, por slemplr ance sani ese Nistor aoe, por historiador recree en su Propia mente los pensamientos Y moti- Fe 2eto8 cuyOs motivos, al menos en principio, puedan recrearse ds esta suerte, La geologia nos presenta wma serie de ceone tna 2Ou; Pero la historia no es historia a menos que nos presente afiraenis de actos. Ast pues, la conclusién de Hegel es juste al la vida de seres pensantes, Fn segundo lugar, y derivando inmediatamente de esto, toda In Bistoria es Ja histona del pensamiento, En tanto que eae nes humanas son meros sucesos, el historiador no! patie ets, proTperlos; estrictamente hablando, no puede ni siquiera ascyornt 2 fara spropiada det hstorad Fn tercer lugar, la fuerza due es el resorte principal del proceso historico (para usar la expresién de Kant) es la razon Rete se na docitina muy importante y ificie to que tena stdees decir'con esto es que todo lo que sucede on I hive Sere Por la voluntad del hombre, porguc el oso Piensa y actiia tan racionalmente como esa persona en esa sifan Glen Puede pensar y actuar, y nadie puede hacer mis, Este co Im Biincipio muy fértil y valioso, que Hegel fragué con ianpon {antes consecuencias. Sostenfa que el hombre abstractamente sa, glonal concebido por la Hustracién no es nada real; la realidad co siempre un hombre que es al mismo tiempo racional y apasio. 120 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA fo ae m jente Jo uno o lo otro, siendo sus pasiones las ee aa un tS demas, sin pasién no hay razén ni accién, Por tanto, probar Yue alguien actud de cicria manera por pasién —por ejemplo, i iba acs St aE so See wean ates Wan ope anv ae oe a ii re Sie bo aan UMS ea a gan ics mobos 9 ee ea ao aot ae one TESS ec ple ob pe ‘ba que no esté controlada por Ia a Hegel pienss em pester wo ae ge ht na Be ee ee i i una exhibicién de razén, porque pepe tne Sey ee ceceendo rae eee i aca de eri Ia He do ran a cengaa a las pasiones para utilizaras como sus agentes, es una spies ae ae teal el i enor ficar la razén en algo dela vida humana, }o cual, 8 coe Herta MAC Seg aa’ eae mone see eran ery webs & nes Gag ets caiga ‘en una posicién como la teolégica Sati panel eb cen Er son npn Dios y de ningtin modo los planes del hombre; o (si 5 Pes ee ay aE lla ro eAage s eu yf Se) at Soa abt pms he Ce ete part leas oo os naturaleza. Sin embargo, en general est4 claro que lo que legel queria hacer era apartarse de esta posicidn, La razén cuyos pls seers et Diy same ay Spas ga ca nan aaa a ne aoe dal see Maae tn de prs os Dis 92 i ce at al pont ‘aa at dey al Man io Jo que debe recordarse cuando se dice que la I te, Hoge ante Ja historia es racionalista; su racionalismo es especie muy spe ha st ne co ce as conte el <2 ieee at Epa’ y on gee a See ae ame Te Neat iL Sure St Pagte g Regl aha ee tarse de la teoria abstracta y estética de la naturaleza humana qu ae ee od a storia cs a historia dl HEGEL, i pensamiento y muestra el auto-desarrollo de la razén, el. pro- ceso historico es, en el fondo, un proceso légico. Las transite nes histéricas son, por asi decitlo, transiciones logicas pucstas a una escala temporal. La historia no es sino una especie de lo gica, donde la relacién de prioridad y posteridad Tglca no oe tanto remplazada como enriquecita o consolidada al convertiree en una relacién de prioridad y posteridad temporal. De ahi so desprende que los désarrolios que tienen lugar en la historia nus. ca son accidentales, son necesarios; y nuestro conocimiente de lua proceso histérico no es simplemente empitico, es @ prior, podemos ver su necesidad. Nada en Ia filosofia de Hegel ha suscitado més protestas y hostilidad que su idea de la historia como un proceso logico dee, arrollado en el tiempo y de nuestro conocimiento de él como 4 priori; pero ya he alégado, en conexién con Fichte, que esta idea no es tan absurda como pareceria a primera vista; y ea verdad la mayor parte de las objeciones a ella son simplemente malos entendidos. El error de Fichte, como sefialé en et §5, fue pensar que la historia podia reconstruirse sobre una base pure, mente @ priori sin recurrir a la prueba empirica, Por otra parte, los criticos de Hegel han cafdo cominmente en el error contrary de creer que el conocimiento histérico es puramente empirico, y ese es un error que también discuti en el §5. Hegel evith ambos errores. A semejanza de Kant, Hegel distingufa entre el puro conocimiento a priori y el conocimiento que contiene elementos 4 priori, y consideraba Ia historia como un ejemplo no del pri mero mas del segundo. La historia, segi su punto de vista, consistia en acontecimientos empiricos que eran la expresion exterior del pensamiento, y los pensamientos detras de los acon tecimientos —no los acontecimientos mismos— formaban una gadena de conceptos légicamente‘conectarins. Cuando se presta atenci6n solamente a los acontecimientos y no a los pensamicntos que hay detrés de ellos no se advierte ninguna conexion necess. Hia, y los que echan en cara a Hegel que piense que hay conexio. hhes necesarias en Ja historia ven la historia empisicamente, como metos hechos externos, y nos aseguran con julsticia que cuando la ven de esa manera no advierten conexiones légicas. Con jus. ticla, bubiera respondido Hegel; entre los meros acontecimieistos Ro hay ninguna. Pero la historia consiste en acciones, y las os clones tienen un dentro y un fuera; por fuera son merbs acon fecimientos, relacionados en el espacio y el tiempo, pero uo de otra manera; por dentro son pensamientos, ligados mmutuamente por conexiones légicas. Lo que Hegel hace es insistir en que ol historiador debe trabajar primero empiricamente estudiando los documentos y otras prucbas histéricas; sélo de esta manera pic. de establecer lo que son los hechos. Pero luego debe considerar los hechos desde adentro y decimnos cémo se ven desde ese pun. wm EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA to de vista. Y para él no es réplica decirle que se ven diferentes desde afuera. Esta contestacién me parece que se aplica incluso al més serio y sistematico de los criticos de Hegel, es decir, Croce. Croce Zostiene que toda la filosofia de fa historia de Hegel es-un colosal desatino, producido por la confusién de dos cosas bien diferen- tes, a saber: oposicign y distincién. Los conceptos, dice Croce, se relacionan por oposicién: bueno y malo, verdadero y falso, liber- tad y necesidad, etc. etc.; ¥ la teoria de su relacién, admite él hha sido bien expuesta por Hegel en la teorfa de Ia dialéctica, que describe Ia manera como queda un concepto en una relacién necesaria con su propio contrario, generandolo primero para ne garlo después, asi que Ia manera como vive ef concepto es creando ¥ superando oposiciones. Pero las cosas individuales que son ins- Yancias de los conceptos nunca se relacionan entre si por medio de oposiciones, sélo por medio de distinciones; en consecuencia, Jas relaciones entre ellas munca son dialécticas, y en la historia, que es la historia de acciones individuales y de personas y civil gaciones, no hay, en consecuencia, dialéctica, en tanto que la Blosofia’ de ta historia de Hegel gira entera sobre el principio de que cada proceso histérico es un proceso dialéctico en el que una forma de vida, por ejemplo, Grecia, genera su. propio con- trario, en este caso Roma, y de esta tesis y antilesis brota una sintesis, en este caso el mundo cristiano. ‘Con ser tan plausible la posicidn de Croce, no Wega realmen- te al corazén del problema. Supone que al hablar de Ja historia no deberiamos emplear palabras como oposicién o antagonismo, y sintesis o reconciliacién: por ejemplo, no deberiamos decir Que despotismo y liberalismo son doctrinas politicas opuestas, s6lo deberiamos decir que son diferentes; no deberiamos hablar de oposicién, sino silo de diferencia cnire whigs y tories, o catdlt- cos y protestantes. Ahora bien, es verdad que no necesitamos emplear términos como oposicién (permitidme Lamarlos térmi- nos diatécticos) al hablar solamente de los acontecimientos ex ternos de la historia; pero cuando bablamos de los pensamien- fos internos que sustentan estos acontecimientos, me parece que no podemos evitarlos. Por ejemplo, podemos describir los meros sucesos externos de la colonizacién de Nueva Inglaterra sin em- plear el lenguaje dialéctico; pero cuando tratamos de ver estos Acontecimientos como un intento deliberado de parte de los Pa- Gres Peregrinos para realizar en términos de préctica una idea protestante de la vida, bablamos de pensamientos y tenemos que Gescribirlos en términos dialécticos; tenemos que hablar, por ejemplo, de la oposicién entre la idea congregacional de las ins- fituciones religiosas y la idea episcopal, y admitir que la relacin entre la idea de un sacerdocio basado en la sucesién apostdlica ¥ la idea de uno no basado en eso es una relacién dialéctica. Des- HEGEL ps ees punto de vista la civilizacién griega es Ja realizacién de Jn Hea eee deta vido, es deci, le concepcion griega del hom. : iin romana es Ta realizacion. de la cone romana del hombre; y entre estas dos concepciones ta relacom, segiin demuestra el mismo Croce, es una relacién dialéctica. Pero esio es todo To que Hegel Jamas octave In quinto punto, por el cual Hegel ha sido act iz into put ‘Hegel ha sido acremente cao, _ dotrion de aus Ta historia no termina en et futuro ee . Por ejemplo, el muy capar y_ comprens escritor suizo Eduard Fueier dice que tna fllosofia de la hie toria que traza el curso de la vida humana desde sus comienzos ” hasta el fim del mundo y el juicio # h det mundo y el juicio final, como lo hacia _ Sadores modievales, es cosa tespetable y dignay pero ln Mlosotia de Ia historia de Hegel, que hace terminar la historia no en a juicio final sino en ef dia de hoy, sélo acaba por porificare eas Haar el presente, negando que sea posible ningun progieso site or Proveyendo una justficacion ‘seudorosotcn para polite‘ rgido 9 abtnse conserraduimo, mae ‘ero tambien aqui esté Hegel, como Fichte, eguri dad, en lo justo. La flosofia de la historia es, de acucréo con ee idea de ella, la historia misma filosoficamente considerate, te de, Gi, vista desde adentro, Pero el historiador no tiene coaceiment ei futuro; caué documentos, que prucbas dene para afitmar hschos que ¢odavia no oeurmen?'Y mientras més flbecficaments considers Ia historia, mds elaramentereconoce que el fto es y ser siempre un libro cerrado pare dl. La historia tee que ferminar on el presente porsue no ha suceiido nade mae: Povo esto no significa glorificar el presente ni pensar que es impose un progreso fut, Slo signtica reconoter el presente coin t cho y caer en la cuenta de que no sabemor qué fatiee pen greso habri. Como lo decia Hegel, ol futuro es un objeto ne de Gonocimiento sino’ de experanras ¥ temores;'y experaias y {e. mores no sou historia, St Hegel, en la politica practic, al nal de su vids, fue un conservador obtuso, da fue It culpa de Hegel cuanto’ bombre; no hay razén para considerarls come o Fexto desu filostia de Ta hisona eee ro, atingue en estos, puntos i ruz6 ro, auingue en estos puntos, Hegel parece tene contra sus crticos, es imposible leer su Ptsofa deta hivorie sin sentir que, con ser la obra magnifica que es, Gene grandes defectos, No me refiero simplemente a la igiorincs oe Tews de los muchos huechos historicos que se ban desoublerto desceenn pecas me refiero a alo ms profundo en el metodo yestctara Ge ss ra, Essorprendents,y iuchos iectores To a sus lecciones sobre la historia de la Blosotin gue 200 eee Geschichte der neuren Historiographie (Munich y Berlin, 1911), p. 433. aggre cry EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA tico triunfo del método hist6rico y han sido el modelo de todas fico WMorlas subsecuentes del pensamiento, Esto significa, aye aes eirole, basado como estaba en el principio de que toda} Fa ee'la historia del pensamicnto, no slo era legitimo sino pistomtemente eficaz cuando el asunto de que trata era ol pen: Peano on su mayor pureza, es decir, el pensamiento filos6fico; pero no es éste el tema de su Filosofia de ta iistoria. ro no Seo Hegel sostenia que habia muchas clases de pensa- micnto, 7 que difieren en grado como tipos més o menos Perfecto miento,¥ digad. Al fondo viene Io que él llama mente subje- oe rc entecic de pensamiento que es materia de la, psicologia, Hoaae el pensamiento apenas es mas que Ia conciencia del ort donde et Fonte de sus propias sensaciones. Luego, en el siguiente iemto mse alto de la escala, viene Jo que él Tama la mente Ovi Puntcjonde se expresa el pensamiento creando manifestaciones tive. (aces de sf mismo en sistemas politicos y sociales. Luego, ¢n corer viene la mente absoluta, en sus tres formas de arte, reli Sige’ losofia, Estas trascienden la esfera de ta vida social ¥ Bernice y superan la oposiciOn entre sujeto y objeto, &} Pease ao eta insuitueion o ley que encuentra en ia existencia ¥ ae oor Pucne que obedecer? ha obra de arte, una ereencia religio” cart tierSidiema filosofico es una expresion perfectamente Tibre Fal mismo tiempo, perfectamente objetiva de Ia mente que Ja concibe. FonciPe an, en la Filosofia de 1a historia, Hegel restringe ol canto de sa estudio a la historia politica. Aqui sigue a Kft; Sore’ Kant tenia tna buena razén para hacerlo y Hegel no, APS Pirdoce en esta distincion entre fendmenos y cosas en. si, Kapts sand remos visto, consideraba como fendmenos los acontecimien- come UGnicos, como aconiecimientos en una serie temporal de 1s te eh historiador es tn espectador. Las acciones humanas, Come ee aessy gon a sus ojos acciones morales; y pensaba que las cose oo etiones que, como cosas en. si, eran acciones morales, Than como fenomenos, acciones politica. De ahi que la histone Sra oo pueda ser la historia de ia politica. Cuando Hegel $Spaals la cistincton kamtiana entre fenémenos y cosas en sf 7 Pudio por implicacién las doctrinas Kkantianas de que toda, te Pete pes historia politica y de que Ja historia es un espectdculo, De Shi que la posicidn central del Estado en su Filosofia de ta Pistoria tea un anacronismo, y para ser coherente consigo mismo Goble haber sostenido que la tarea del historiador es estudiar no fanto el proceso de la mente objetiva como la historia de la mer Tapsoluta, es decir, el arte, la religion y la filosotia. ¥ de hecho Sain mitad de las obras de Hezel est dedicada al estudio de cask Mee cosas. La Filosofia de la historia es una excrecencia fldsea en el cuerpo de las obras de Hegel. El fruto legitimo de aoe yolucién en el método histérico, hasta donde puede hallarse HEGEL Y MARX _ se frto en sus propios esritos, x fat on sus propos eseitos, son los oso vohimenss SG US MLE ears eae ene oe a a critica corriente de Hegel se equivoca. Emt Feemociendo que su filosofia de la historia es un tanto i satis fac lo eal ros even que adm aegas "soa ges esulta de trutar Ja historia como racional. La moraleja es que la Pion no es petomiestoNumne quo ae desenvcl Sob sds Hechos bruios” a erica jst opeara “Est ceo que resulta Ge is Inher politen pore sla combs ee oa ova, La moraleja es que los desarroos politicos deb 4 eebinos el historador como Sntegrados con desarrolos ecansmi- Gos, arsticos, religcoos 9 filosoticos, y que el historiador no debra contentarse con ia que to aces hivtora al hore ain flat conta A del wera, un vt ssa ey. eae pareceria haber influido consciente 0 inconsci Sobre ciertos historiadores del siglo xxx. SELLE $8. HEceL ¥ Manx abt es siglo xix la : no abandond ta creenct Sere oo enn oon rat istoria misma— si . So ends STs mie Bese eae Se de tot engenders x ios iatos, Baur se especializé on la histori Scots Sheen i gamete mana Sie Siena ase ne a etiaoe mente, ut comoepto ia los movimientos 0 periodos hhistoricos acim et ecm Gee be ALS hms i i oe Sata ia aeae cae rere mest sonmecin di da et nombre anid poe eee pom ped nathons ence ent Sete oe Ge acuerdo con la cual organiza su vida entera, sélo para i Site anise eee wigs Seo cue Basal ferente y con que la manera de vida elecpre mht ina at poten dis soe masa se atone en eiuais an souatian Goterge Syma um send le ae opis wan ree es em ene ne we Fo face ecg a tae ba pc pp D Keen wo dtl i cep un aco ew ea Bo et 126 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTSFICA aspecto por si solo fuese plenamente racional. Mars, come He ape ersigua en que la historia humana no es wun conjunto As Wis, Bel ins aeentes y paralelss, econémica, politica, artistica, religioy forias defo una vola historia, Pero tamign como Hegel, concede sa, etc. ne yo como una unidad orgénica en la que cada hile Sei jrocaso de desarrollo conservaba su propia continuldad asi Jet reese oncxiones intimas con los otros, sine como, una unt como si cor selo habla un bilo continuo (en Hegel el hilo de % $34 Sia palitica, en Marx el de la historia economica), sin, ue pistotros Factores tuvieran continuidad propia, sino que eran, Pore ee orth cada punto de su desarrollo, meros reflejos, del heshe Mia oe eo, Esto comprometié 2 Marx con la paradoja Seore ai elgin pueblo tiene por ejemplo ciertos puntos de vist At Gificos no los tiene por razones filoséficas, sino tan sélo por filos6ficos, Mesmicas, Las estudios hhistoricos de la politica, ol carers religion, la filosofia, construidos sobre este principio, 29 areca toner verdadero valor histérico; son meros ejercicios, de Peeeice donde, por ejemplo el real ¢ importante problema de es, ingenio dovgnezion entre el cuaquerismo y la banca s¢ elimina: Tok que, en efecto, el cuaquerismo es solamente Ja manera 2 eerie banqueros piensan de la banca. Sin embargo, la pare, Sohn marxista solo es sintomatica de un naturalismo antihisser*o eG? Iifecta mucko del pensamicnto de Marx y que, pued® us que infejor por referencia a su actitud ante la dialéctica de Hegel. {jamds habia qe, “beupado efectivamente, Hegel habia exigico oi historia sido ocupadeSfige hecho munca la habja Togrado, Habla vst gutegricamente, por asi decizlo, que 1a bistoria Geb liberarse en Proncipio de la tatela de Ia ciencia natural; Pero £9 St propio pen rinciPie jhstorico no habia alcanzado la plenitud de go ‘Hbera- Sane tno a habla alcanzayto com respecto 10, de de cion. Es Aigmaba historia, a saber, lx historia econémice ¥ pole ordinario Varn el gue Hegel no ere mpacctro y en eh que cae? So pre se conteataba con métodos de ijerasyengrado”. Sin embar- BEC St gu historia de la flosotia y s6lo en ella O80 efectivamente 80, en mpo bistorico, y es aqui donde debe haberse convencido, unl campo Blsmneide a mias de un lector, que su exigencia de 20° cone a cay el pensamiento bistérico estaba, et, PNG io, justi- omnia Pea eg una de las razones que explicaa Por Wy al facade alismo dialéctico siempre ha.alcanzado sus mayors ‘éxitos materialise gconomica y 1a politica, ¥ sus mayores Fracasoe fn la historia de la filosofia. Ja stone ba por, Marx de Ta diaigctica hegelians. 0 paco atric, fue también el preliminar, de up evant ‘Se basaba pace ovealidades de la situacién que Hegel lest os discipulos, or ae particular, produjo un gram avance en © manejo de aque- ie particular especie de historia, la historia ‘econémica, en qUe Hegel era.ebil y Marx excepoionalmente Fuets, ‘Si todo el ta Hlogel era Metjerto Ge Ia historia filoséfiea se deriva de “Hegel EE POSITIVISMO ~ como el gran maestro modemno del tema, todo maestro moder , todo el tratami ss Lee ae ene os ar. , si la practica de la investigacién no puc- Ee tne hoy ia natin dio gel para Shistona de la fa, 0 donde la dejé Marx para la historia de la pt sl lS en er ae et gear CS ag hae con si, “materalsmo dalético”. Bstos fueron expedientes, me: fant Jo cues un tio, de historia gue np Dela pasado de le erapa de "ijerasyengrudo” intents disimular les deleeos ihe fenton aes etapa com in adopein de metodos no Bist ios, Fo tenecen a embiloea del peasant bite, as condi- : in, y-que ciertamente Jos clones aie Js Jet yoque ci te Jos necesitaban, §9. EL posrrmvisao No fue mucha la influencia inmediata fluencia que el materialis Macey fae clos jercg ox a prtica hire, pay ta, en el sig xr, Tegé a sospechar cada vez més de todas las filosotias de Ia historia como expecslaiones sn bass. Esta actitud estaba onectada con una tendencin general, en el mismo silo hace a Posiivismo, El postvismo, puede definirse como, 1a fBilosotia cuando al sry ‘iencia natural, asf como en |: Ere dat cue cantik Gog tags sistas tenian su propia nocca,(nocia mis superficial) defo que era la ciencia natural, Penvaban, que consistia on dos cosas: primers, comprobar hechos: segunda, fijar lose. Lee he- ghos Tos descubria Inmediatameate a, peroepion sensorial. Las leyes se establocin generlizindo por induccion apart de estos ogra ae puede lamarse Teteogade posttveta, Arroja mn entusiasmo en la primera parte del program: pal actin tans Sar lt Bechos que pudieron, El resultado fue ua enorme aumento de jocimic ricos detallados, basados hasta un precedente en el gran exaco etic de Is rucbas ist Has, sta fu In Spoca que enriquecié Ta historia con Ia recopl masas de materiales cuidadosamente tamiza- ina nan ety feat ST sete de tocen tos otdencs yl aparato cos, y fuente: los érdenes y el aparato Gea inesigacin raul EN mejor Hstorador, como Mommsen o Maitland, se convrtié en el mas grande maestro del getale; La conciencia histérica se identficd con ura esrupt dad infinita a propésito de cualquiera y de cada cosa cou 80 EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTSFICA ‘ereta aislada. Se hizo a un lado la idea de la historia universal SEens Suefio vano, y ef ideal de la literatura historica fue la mo- nografia. ‘Bret a través de todo este periodo, no dejé de. sentirse cierta inquietad respecto del propésito iltimo de toda esta investiga: mGu detallada, Se habla emprendido de acuerdo con el espirita Gar positivismo, segtim el cual la comprobacién de hechos era SSamente la primera etapa de un proceso cuya segunda etapa eeeel descabrimiento de leyes. En cuanto a los historiadores, si- Guieron en su mayor parte alegremente dedicados a. comprobar’ Besos hechos; el campo por descubrir era inagotable y no pedian Jada mejor que explorarlo. Pero los fildsofos que comprendian Ei programa positivista miraban con reservas este entusiasmo Sckindo, se preguntaban, van a embarcarse los historiadores em fg'segunda ciapa? Y al mismo tiempo, la gente comtin y co” triente, que no era especialista en historia, se aburria; no vets Ja importancia de que se descubriera o no este o aquel hecho: y gadualmente se abrié un abismo entre el historiador y el hom: Bie inteligente no especialista, Los filésofos positivistas se que- jaban de que micatras se apegara a los meros hechos la historia serera cientifica; los hombres comunes y corrientes se quejaban Ae Ja falta de interés de los hechos que traja la luz. Estas dos Guejas coincidian bastante. Cada una de ellas implicaba que la Gmnble comprobacion de hechos, por los hechos mismos, era in- sinvfactoria, y que su justificacién estaba més alla de si misma Setiigo ultecior que podia o debia hacerse con los hechos ast comprobados. Fuc en esta situacién cuando Augusto Comte exigis que se utilizaran los hechos histricos como materia prima de algo més Importante y mas genuinamente interesante que ellos mismos- Tela ciencia natural, decfan los positivistas, empezaba, por com Drobar hechos y luego procedia a descubrir cus conexioness cat Piles; al aceptar esta afirmacién, Comte proponia que hubiera Sha mueva ciencia denominada sociologia, que empezaria por Yescubrir los hechos de la vida humana (Jo cual seria la tarea de {oe historiadores) y Tuego procederia a descubrir las contxiones ksales entte tales hechos. De esta suerte, el socidlogo serfa una i jue elevaria’a la historia al rango de ciencia, al pen fcamente en torno a los mismos he- Sor sobre los cuales el historiador sélo pensaba empiricamente. ‘Este programa cra muy semejante al programa kantiano y postkantiano de reinterpretar masas de hechos en wna grandiose Piocofia de la historia. La unica diferencia estaba en que para los idealistas este proyecto de superhistoria habria de basarse tn una coneepeion de Ia mente como algo peculiar y distinto Geta naturaleza, mientras que para los positivistas se basaba en Ta ‘en modo alguno distinta, en EL POSITIVISMO a lo fundamental, de la naturaleza. Para los positivistas, el proceso meres Smee a rea a métodos de la cienci ran. aplicables i taétodos de ta ciencia natural eran aplicabes ala iaterpretacion ‘A primera vista, parece como si este proj barrier, in solo ademdn displicente, todos los gebati seenerimccaton habia conquistado tan laboriosamente en la comprensién de Ia his- toria. Pero no era asi el caso. La nueva negacién positivista de una distincién fundamental entre naturaleza ¢ historia, no im plicaba en realidad un rechazo de la concepcién de la historia del sialo xv, tanto como una critica de la Concepcion dieciochesca lela naturaleza. Sefial de esto es que el pensamiento del siglo xox fen general, aunque hostil a mucho de la filosofia hegeliana de la historia, eta mucho més fundamentalmente hostil a su filosofia ge Ja pataralera, Hegel, como bros visto, considrabs as jerencias entre organismos superiores ¢ inferiores como légi terocts entre onpoleysperore © ifeo cong Mg evolucién. Pero en la generacién posterior a su muerte, se co- menz6 a pensar en Ia vida de Ia naturaleza como en una vida progresiva, y, hasta ese punto, como una vida semejante a la de la historia. En 1859, aiio en que Darwin publicé El origen de las ‘especies, esta concepcién no era nueva. En los circulos cient ficos, la concepcién de la naturaleza como un sistema estatico donde todas las especies eran (segiin la antigua frase) creaciones especiales, habia sido superada desde mucho tiempo antes por la concepcién de las especies como viniendo a la existencia en un proceso temporal. La novedad de la idea de Darwin no era que ereyese en la evoluciéa, sino que sostuviese que se producia por Jo que lamaba seleccién natural, proceso semejante a la selec- cién artificial por la cual el hombre mejora las razas de animales domésticos. Pero la mentalidad popular no lo reconoci6 clara mente, y Darwin se convirtié en el campesin y, a decir verdad, en el inventor de la idea misma de evolucién. De esta suerte, en cuanto al efecto general sobre la cultura, 1 origen de las espe- ‘es figura como el primer libro que informé a todo el mundo que se habfa abandonado Ia vieja i uo ce habia aba la vieja idea de Ja naturaleza como un El efecto de este descubrimiento fue aumentar enormemente prestigo del peasemento fostoneo, Hasta exe momontoy ia 1 cidn entre el pensamiento histérico y el cientifico, es decir, el pensamiento acerca de la historia y el pensamiento acerca de 1a naturaleza, habia sido antagénica. La historia exigia para s{ una materia esencialmente progresiva; Ia ciencia una esencialmente estética. Con Darwin, el punto de vista cientifico capitulaba ante el hist6rico, y ambos estaban ahora de acuerdo en concebir su materia como progresiva. Ahora se podria utilizar la evolucién como término genérico que abarcarfa por igual el progreso bis- m EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA terico y el natural. La victoria de Ia evolucién significaba, en Tos circulos cientificos, que la reduccién positivista de ta historia Wie naturaleza, estaba cualificada por una reduccién parcial de Ta naturaleza a la historia. i Este rapprochement tenia sus peligros. Tendia a dafiar. la ciencia natural por conducir a la suposicién de que la evolucién fatural era automaticamente progresiva, creadora, por su propia ley, de formas de vida cada vez mejores; y podia haber dafiado fla historia a través de la suposicién de que el progreso histé- ico dependia de la misma Hamada ley de la naturaleza y de que Jos inétodos de ia ciencia natural, en su nueva forma evoluti- va, eran adecuados para el estudio de los procesos histéricos. Lo que evits este datio a Ia historia, fue el hecho de que para en: tonues el metodo historico se habia encontrado a s{ mismo, y s¢ habia vuelto ms definido, sistematico y consciente de sf de lo ie fuera medio siglo antes. : ES htoriadores de principios y mediados del siglo xtx ba bian trabajado un nuevo método de manejar las fuentes: el mé- todo de la critica filologica. Consistia éste esencialmente en dos operaciones: primera, el andlisis de las fuentes (que todavia sig- pificaban fuentes literarias 0 narrativas) en sus partes comporien- tes, distinguiendo en ellas elementos primarios y posteriores, y capacitando de esta suerte al historiador para que discriminara ‘entre las porciones mds dignas y menos dignas de confianza; se- gunda, la critica interna de las partes mas dignas de confianza, Mrostrando cémo el punto de vista del autor alectaba su expost- ion de los hechos, y capacitando asi al historiador para hacerse cargo de las distorsiones de tal modo producidas. El ejemplo clasico de este método es el tratamiento de Tito Livio por Nic~ bubr, donde alega que una gran parte de lo que solia tomarse como historia romana primiiva es una ficcién patidtica de un odo muy posterior; y que aun el estraiv unis primitive no es Duro hecho iistorico sino algo ‘anslogo a la literatura de bala- das, una épica nacional (como él la llama) del. antiguo pueblo romano. Detrés de esa épica, Niebuhr percibia Ja realidad histérica de Ia primera Roma como una sociedad de campesinos gran- eros. No es necesario que haga la historia de este método pa- sando por Herder hasta Vico; fo que importa destacar es que hacia mediados del siglo 20x ya se habla convertido en posesién segura de todos los historadores competentes, al menos en jemania, ‘Ahora bien, el resultado de poseer este método fue que los \ historiadores sabfan cémo hacer su propio trabajo a su manera, y ya no corrfa mucho riesgo de que los extraviara la intentada asimilacién del método histérico al cientifico. A partir de Ale- mania el nuevo migtodo se difundié gradualmente por Francia e EL POSITIVISMO is Inglaterra, y donde quiera que hizo acto de presencia ensefi ih de eS tee es ct ‘mente especial, una tarea sobre la cual el positivismo no tenia nada Util que ensefiarles. Veian que su trabajo consistia en com probar hechos mediante el empleo de este método critico, y Techazar la invitacién que les hacian los positivistas para apresti- rarse a alcanzar una supuesta segunda etapa, ol descubrimiento de leyes generales. En consecuencia, los historiadores més capaces ¥ competentes hicieron de lado, tranquilamente, las pretensiones de la sociologia comtiana, y legaron a considerar que les bas. taba con descubrir y exponer los hechos mismos: en las famosas palabras de Ranke, wie es eigentlich gewesen.* La historia, como Gl conocimiento de echos individuales, se separaba gradualunen en cuanto estudio auténomo, cia, O climiento de leyes generates, eee ee _ Pero aunque esta creciente autonomia del pensamiento histé vier Sma, eee sonoma del pesnmieato hss mas del espiritu positivista, de todas maneras se vio profum damente influido por ese espfritu. Como ya he explicado, la historiografia del siglo xrx acept6 la primera parte del programa positivista, Ia recopilaciéa de hechos, si bien declind la segunda, el descubrimiento de leyes. Pero todavia consideraba sus, he. chos de manera positivista, es decir, como separados 0 atémicos. Esto condujo a los historiadores a adoptar dos reglas de método ‘en su tratamiento de los hechos: 1) Cada hecho habria de consi. derarse como una cosa capaz de Ser comprobada mediante un acto cognoscitive o proceso de investigacién separado, y de esta suerte el campo total de lo historicamente cognoscible, fue cor tado en una infinidad de hechos mindsculos cada uno de los cuales habria de considerarse por separado. 11) Cada hoch habria dg manna pegs como iadbpendiente de todo a weato ing ie cente, de manera . ag See lori A cep de mers see be ‘minaban) del punto de vista del historiador. El historiador no gebia pronunclar jucios sobre los hechos: sélo tenia que decir Estas dos reglas de método tenfan cierto valor: la aadiestraba a fos historiadores para atender con precisidn a los detalles, 1a segunda Ios adiestraba para evitar que coloreasen su materia con sus propias reacclones emocionales. Pero ambas eran viciosas en principio. La’ primera desembocaba en el corolario de que nada era problema legitimo para la historia a menos que fuese un problema microscépico, 0 que fuese capaz de ser tra. tado como un grupo de problemas microscépicos, Asi fue como Mommsen, con mucho el mds grande historiador de la era po- 3 Geschichte der romanischen und germanischen. Va a primera eticion (Werke Lele 7 vols exmnene, pw) * Bt EL UMBRAL DE LA HISTORIA CIENTIFICA EL POSITIVISMO Bs 4 sitivista, pudo recopilar un. corpus de inscripeiones, 0, manual de Todas esta: ‘i EP sitvista, pudo Tec gonstitucional con exactitud casi inctetble, ¥ en RRS estas Consecuencias se desprendicron de un cierto erro Sot daotia fistorica, El concepto de la historia como ocupane I Geko mostrar como hacer uso del corpus tratando, Pt ejemplo, pudo istios militares estadisticamente para averiguar Cc o:3 2° los epifnde se reclutaban las legiones en épocas diferentes, Per ners dere Sor escribir una historia romana se quebr? Sore. su intento Penio en que sus propias contribuciones 2 la Rises’ mente en él Pavan a ser importantes. Dedicé su vida al estudio aan cP Romano y su Historia de Roma termina ex it ‘bata: del Tmperio Rommanto, el legado del positivismo a la hisvoric: frafia moderna, de este lado de su obra, es we ‘combinacién de gratia mogerorecedentes en problemas a pequeria eseala coe. aebi- Tees Tin pravedentes en el manejo de problemas ©. <0 ‘escala, ‘La segunda regla, contra el pronunciamient od eines Taki stectos no menos paralizadores. No sélo, fn Wale a log historiadores que discutieran de mane™ apropiada ¥ Pid oe aestbones como: ¢Fue prudente esta © aqttelia politica? Mfue solide este o aquel sistema econémico? ¢Fue ot adelanto Puc sede movimiento: en la ciencia o en el arte 0 et la rely eromy sasi fue, por qué?; también les impidio compart © cre gion ys) Sri cioe promunciados por gente del pasado. acerea ce ticar os Jstiruciones contemporaneos a ella; por eiempo, Po. sacesos © insti torios Ios hechos a propésite del culto 2. fos Cmperadores en el mundo romano, pero Co) i emperadeicios sobre su valor y significacién como fuer relic giosa y espiritual, no pu wios? Y coiea de clo el pueblo que lo practicaba. Que Poets - sentia acetea oe Je Ia esclavitud’? ,Cudl era la actitud del puchio aa es a evonte de 1a Edad Media hacia la Teles y. 84 Sere SO Ore 2? Fn un movimiento como el surgimiento, det de credo or reudnto se debia a Ja emocién popular, Hint pacionalisme,

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